Estudio Bíblico de 1 Reyes 4:1-28 | Comentario Ilustrado de la Biblia

1Re 4,1-28

Así que el rey Salomón era rey sobre todo Israel.

Un reino unificado

Carlos Alberto, se nos dice, fue a ayudar a los milaneses. Los austriacos, que lo superaban ampliamente en número, lo hicieron retroceder hacia Turín, lo derrotaron en Novara y balancearon un cetro renovado sobre las provincias sublevadas. El rey abdicó en favor de su hijo, Victor Emanuel. Cuando el joven rey aceptó la corona, apuntó su espada hacia el campamento austriaco y dijo: “Por la gracia de Dios, habrá una Italia unida”. Entonces parecía un alarde vacío. Sin embargo, su profecía se convirtió en realidad. El mariscal Radetjsky le propuso la abolición de la carta constitucional otorgada al pueblo por su padre y le aconsejó que siguiera la política austriaca de opresión desenfrenada. Pero el joven rey declaró que, antes que suscribir tales condiciones, estaba dispuesto a renunciar, no a una corona, sino a mil. “La casa de Saboya”, dijo, “conoce el camino del exilio, pero no el camino del deshonor”. ¡Correcta noble respuesta! Mejor cualquier cosa que la deslealtad a una alta estirpe, que la falsedad a las leyes del reino del que había sido hecho caudillo.

La Iglesia triunfante

Haz que estas palabras tengan su más alto significado, y comenzamos a acercarnos a un verdadero concepto de la posición de Jesucristo mientras se sienta entronizado sobre las riquezas del universo, gobernando una creación obediente, recibiendo las aclamaciones de las naciones que ha redimido. Incluso esto está profetizado. Los profetas eran hombres audaces. Siguieron su lógica hasta sus conclusiones; sí, incluso hasta que se convirtió en poesía, y se sorprendieron con música inesperada. No debemos considerar que la gloria milenaria y la música milenaria representan solo imaginación, fantasía, una facultad de soñar vívida o sobreexcitada; todo lo que es más brillante, más dulce, más melodioso, expresa una solidez subyacente de hecho, historia, realidad. Los profetas dijeron: La justicia reinará; debe llegar el día en que los hombres verán que el bien es mejor que el mal, la justicia mejor que la injusticia, y la paz debe preferirse a la batalla; y todo esto se llevará a cabo en conexión con el nombre de Emanuel, Dios con nosotros, cuyo nombre es el Príncipe de Paz. (J. Parker, DD)