Biblia

Comentario de Levítico 15:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Levítico 15:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Jehovah habló a Moisés y a Aarón diciendo:

Aarón. Lev 11:1; Lev 13:1; Sal 25:14; Amó 3:7; Heb 1:1.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La inmundicia de los hombres en sus asuntos, Lev 15:1-12.

La purificación de ellos, Lev 15:13-18.

La inmundicia de las mujeres en sus asuntos, Lev 15:19-27.

Su purificación, Lev 15:28-33.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Cualquier varón: en el v. Lev 15:19 se inician las regulaciones sobre los flujos femeninos.

flujo: se refiere a todo flujo anormal.

cuerpo, literalmente «carne», se usa aquí como eufemismo para el órgano sexual.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

15. Impureza del Hombre y de la Mujer.
1Yahvé hablo a Moisés y a Aarón, diciendo: 2“Hablad a los hijos de Israel y decidles: Cualquier hombre que padezca flujo seminal en su carne será inmundo. 3Esta es la ley de su inmundicia en el flujo, ya sea por destilar su carne el flujo, ya sea por retenerlo, es inmundo. 4El lecho en que se acueste, el asiento en que se siente, será inmundo. 5 Quien tocare su lecho lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 6Quien se sentare sobre un objeto sobre el que se sentó el que padece el flujo, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 7Quien tocare la carne del enfermo, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 8Si el enfermo escupe sobre un hombre puro, éste lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 9El carro en que viaje el enfermo será inmundo. 10Quien tocare algo que haya estado debajo del enfermo, será impuro hasta la tarde, y quien le transporte lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 11Todo aquel a quien el enfermo tocare sin haberse antes lavado las manos en agua, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 12Toda vasija de barro que tocare se romperá; la de madera se lavará en agua. 13Cuando esté curado de su flujo, contará siete días para su purificación, lavará sus vestidos, bañará su cuerpo en agua viva y será puro. 14Al octavo día, tomando dos tórtolas o dos pichones, se presentará a Yahvé, a la entrada del tabernáculo de la reunión, y se los dará al sacerdote, 15que los ofrecerá, uno en sacrificio expiatorio, el otro en holocausto, y hará por él la expiación ante Yahvé por su flujo. 16El hombre que efundiere su semen, lavará con agua todo su cuerpo, 17y toda ropa o piel en que se efunda será lavada con agua, y será inmunda hasta la tarde. 18La mujer con quien se acostare con emisión del semen, se lavará como él, y, como él, será inmunda hasta la tarde. 19La mujer que tiene su flujo, flujo de sangre en su carne, estará siete días en su impureza. Quien la tocare será impuro hasta la tarde. 20Aquello sobre que durmiere o se sentare durante su impureza, será impuro, 21y quien tocare su lecho lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 22Si alguno tocare un mueble sobre el que ella se sentó, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 23Lo que hubiere sobre su lecho o sobre su asiento, quien lo tocare será impuro hasta la tarde. 24Pero, si uno se acostare con ella, será sobre él su impureza, será impuro por siete días, y el lecho en que durmiere está inmundo. 25La mujer que tuviere flujo de sangre por más tiempo del acostumbrado, prolongándose éste más allá de los días de su impureza, será impura todo el tiempo que dure el flujo, como en el tiempo del menstruo, 26El lecho en el cual duerma y todo objeto sobre el que se siente, será impuro como en el tiempo del menstruo; 27y quien los tocare será impuro, y lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 28Cuando curare de su flujo, contará siete días, después de los cuales será pura. 29Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones y los llevará al sacerdote a la entrada del tabernáculo de la reunión. 30El sacerdote los ofrecerá, uno en sacrificio expiatorio y el otro en holocausto, y hará por ella la expiación ante Yahvé de la inmundicia de su flujo. 31Enseñad a los hijos de Israel a purificarse de sus inmundicias, no sea que por ellas mueran, por manchar el tabernáculo que está en medio de ellos. 32Esta es la ley del que padece flujo y efunde el semen, haciéndose inmundo, 33y de la mujer en su flujo menstrual; de cuantos padecen flujo, hombres o mujeres, y del hombre que se acuesta con una mujer impura.”

Otra de las fuentes de impureza es todo lo que toca a la vida sexual. No era esto sólo entre los hebreos; también entre los gentiles ocurría algo semejante. La epigrafía árabe nos suministra una prueba. Por algo los vocablos de pureza e impureza se aplican especialmente a lo sexual. El legislador trata en este capítulo de la efusión del semen, sea normal o proveniente de una enfermedad. En ambos casos constituye una impureza, que se comunica a todo cuanto toca el paciente. Pero, en el primer caso, la impureza es permanente, mientras dure la enfermedad, y luego de curada se impone una purificación mediante sacrificios (v.18). Esta impureza legal hacía al guerrero inepto para el combate1; la razón de ello es que las guerras de Yahvé eran santas, y, por tanto, el guerrero debía estar en estado de pureza legal. Como hemos indicado antes, para dar razón de considerar impuro al hombre y a la mujer que padecen flujo seminal o de sangre hay que acudir a creencias ancestrales de los hebreos, que primitivamente pudieron tener origen supersticioso, y que consideran todo lo relacionado con el sexo como algo desordenado. El mismo flujo seminal parece un desorden orgánico inmundo para el que no considera sus causas fisiológicas científicamente. En las legislaciones egipcias, babilónicas y árabes se supone-que las relaciones sexuales incluyen cierta impureza ritual.
La mujer, a consecuencia de su flujo menstrual, también se vuelve inmunda; pero, si este accidente se volviera morboso, la impureza duraría durante el desarreglo orgánico. En ambos casos, la mujer comunica su impureza a lo que toca, sea persona o cosa. Después de haber pasado la enfermedad, debe purificarse mediante sacrificios expiatorios (v. 19-33). Fuera de estos casos, la impureza, así del hombre como la de la mujer, sea original o contraída por el contacto, se quita con el lavado de los vestidos y el baño del cuerpo.

1 Cf. 1Sa 21:5-7.

Fuente: Biblia Comentada

En esta sección se cubren los preceptos acerca de la impureza. Dios empleó las circunstancias tangibles de la vida que designó como limpias e inmundas para inculcar insistentemente en Israel la diferencia entre lo que era santo y lo que era profano. «Limpio» significa aceptable para Dios; «inmundo» significa inaceptable para Dios. Lev 11:1-47; Lev 12:1-8; Lev 13:1-59; Lev 14:1-57; Lev 15:1-33 detalla el código de pureza; Lev 16:1-34 se retrotrae a los sacrificios del día de Expiación.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Esta sección trata de la purificación respecto a flujos corporales. Se identifican diversas clases de flujos en los hombres (vv. Lev 15:1-18) y las mujeres (vv. Lev 15:19-30) y se prescriben las actuaciones respecto a las mismas.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Los flujos sexuales de carácter individual suponían en la mentalidad semita una merma de vitalidad; son considerados causa de impureza ritual y en caso de que desaparezcan, llevan aparejado un proceso de purificación.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Emisiones en el hombre. La palabra cuerpo significa literalmente “de la carne”, un término que en algunos contextos puede aludir a los órganos genitales. En este capítulo, dado que en todos los otros casos involucra los órganos sexuales, es muy posible que se refiera al pene y no a ninguna emisión o flujo anal, como hemorroides.

Los vv. 2-15 tratan con emisiones o flujos crónicos. La condición descrita probablemente sea de gonorrea, que provoca secreciones infectivas y puede durar varios meses. La impureza no sólo afecta al paciente sino también a cualquier cosa que pudiera entrar en contacto con su órgano infectado. Las precauciones higiénicas en contra de infecciones secundarias son notables, particularmente en relación con infecciones por flujo seminal y esputo (v. 8), pero de nuevo, la preocupación principal era religiosa, ya que las reglas eran similares a las que se aplicaban al contacto con flujo de menstruación, donde no había peligro de contraer alguna enfermedad infecciosa. Después de que dichos flujos se habían parado, los ritos de purificación eran comparativamente simples y baratos en comparación con aquellos de las enfermedades serias de la piel (vv. 13-15).

Los vv. 16-18 tratan con las emisiones intermitentes. La eyaculación normal de semen, ya fuera en relaciones sexuales (v. 18) o como una emisión nocturna espontánea (cf. Deut. 23:10), también causaba que un hombre fuera impuro por un día. El simple acto de lavarse con agua era suficiente para la purificación.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

15.18 Este versículo no implica que el sexo sea sucio o repugnante. Dios creó el sexo, tanto para el placer de las parejas casadas, como para la continuación de la raza y del pacto. Todo debe verse y hacerse con los ojos puestos en el amor y control de Dios. El sexo no está separado de la espiritualidad ni del cuidado de Dios. Dios está interesado en nuestros hábitos sexuales. Tendemos a separar nuestras vidas físicas y espirituales, pero existe un entrelazamiento inseparable. Dios debe ser el Señor de todo nuestro ser, incluyendo nuestras vidas privadas.15.32, 33 Dios está preocupado por la salud, la dignidad de la persona, la dignidad del cuerpo y la dignidad de la experiencia sexual. Sus mandamientos hacen un llamado a la gente para que evite las prácticas insanas y fomente las sanas. El baño era la respuesta física de salud; ser purificado o limpiado era la respuesta espiritual de dignidad. Esto muestra el gran interés de Dios en el sexo y en la sexualidad. En nuestros días, el sexo ha sido degradado por la publicidad; se ha convertido en algo de dominio público, no en una celebración privada. Se nos pide que tengamos el sexo en alta estima, tanto para la buena salud como para la pureza.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

[.] En los pueblos primitivos se reconoce un carácter sagrado a todo lo que se relaciona con el sexo y el nacimiento. De ahí proceden, de alguna manera, estas prescripciones sobre pureza e impureza sexuales. Sería un error entenderlas como si las relaciones sexuales fueran de por sí impuras una tal condenación nunca existió en Israel. Pero sí deben respetarse las exigencias del amor auténtico y de nuestra propia dignidad como pueblo, o como personas consagradas a Dios Santo. Los cananeos, entre los que se instalaron los israelitas, se sometían a las fuerzas de la naturaleza por considerarlas divinas, y las orgías sexuales acompañaban todas sus fiestas religiosas. Para los israelitas, en cambio, las numerosas purificaciones referentes a la vida sexual recordaban que el sexo es parte de una naturaleza creada por Dios y que sus impulsos deben someterse a la ley de Dios. El bautizado tendrá una visión renovada de la sexualidad a partir de su consagración e integración a Cristo 1 Co 6 y 7.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[2] Esta ley prueba que Dios quiere la pureza interior y exterior del hombre.[16] En los versos 18 y 24 se habla del matrimonio. Estas purificaciones servían para refrenar la incontinencia, aun entre las personas casadas.[24] Este delito, si llegaba al conocimiento de los jueces, tenía pena de muerte. Lev 20, 18.

Fuente: Notas Torres Amat