“‘Cuando seguéis la mies de vuestra tierra, no segarás hasta el último rincón de tu campo, ni recogerás las espigas en tu campo segado.
Cuando siegues la mies. ¿En cuál código de leyes humanas, se encuentra un requerimiento tan contrario al egoísmo, tan motivador a la generosidad, y tan generosamente considerado de los pobres y los necesitados? La dispensación mosaica, como la cristiana, fluye con el amor a Dios, y la benevolencia hacia el hombre. Lev 23:29; Deu 24:19-21; Rut 2:2, Rut 2:15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Aquí aparece la ley acerca de espigar (cp. Lev 23:22; Deu 24:19-22), una práctica que aparece en Rut 2:8-23.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Deu 24:19-21.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
m 828 Éxo 23:11; Lev 23:22; Deu 24:19
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
La preocupación de Israel por los pobres se menciona a menudo en el A.T. Viene del concepto del pueblo como una familia y la esperanza de que dicha familia ayudará a los miembros que no tengan recursos propios (o sea, el pobre y el forastero). Así los rincones de los campos no se segaban y se dejaba para que los pobres lo recogieran.
Fuente: La Biblia de las Américas
Cp. también Deu 24:19-22 y Rut 2:2 (donde Rut se benefició con esta provisión).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
pobre y para el extranjero… → Lev 23:22; Deu 24:19-22.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., seguéis
Lit., vuestra
Fuente: La Biblia de las Américas
g Lev 23:22; Deu 24:19-22.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[=] *Dt 24:19 *Rut 2:15
[.] Dentro de tantas leyes que manifiestan el nivel todavía primitivo del pueblo de Dios, uno se maravilla cuando descubre prescripciones enseñando actitudes de humanidad que a nosotros muchas veces nos faltan. Estas prescripciones, que se dirigen a un pueblo de pequeños agricultores, hace falta interpretarlas para adaptarlas a las circunstancias de nuestra vida actual. Ellas nos enseñan que el no es absoluto y que de ninguna manera justifica la opresión de los pobres ni dispensa de ayudarlos. Se ordena la atención a nuestros hermanos, asegurándoles a cualquiera de ellos lo que el hombre necesita para vivir. No te vengarás…, sino que más bien amarás a tu prójimo como a ti mismo. Aquí el prójimo designa al hermano de la misma raza. Hay que amarlo y ser solidario con él, porque Dios abarca en el mismo amor a todos los miembros de su pueblo. Tal solidaridad con los de su pueblo existe en todas las religiones, pero tiene siempre como contrapartida la agresividad u hostilidad con el extranjero. Cuando Jesús nos hable de un amor que traspasa las fronteras de un pueblo (Lc 10,25; Mt 5,43), eso no será una simple ampliación del término sino que será el descubrimiento de otra relación, más allá de la solidaridad practicada naturalmente por hombres e incluso por algunos animales.