Comentario de Números 12:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado, porque él había tomado por mujer a una cusita.
María y Aarón. Mat 10:36; Mat 12:48; Jua 7:5; Jua 15:20; Gál 4:16.
mujer cusita. Éxo 2:16, Éxo 2:21.
que había tomado. Gén 24:3, Gén 24:37; Gén 26:34, Gén 26:35; Gén 27:46; Gén 28:6-9; Gén 34:14, Gén 34:15; Gén 41:45; Éxo 34:16; Lev 21:14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Dios reprende la sedición de María y Aarón, Núm 12:1-10.
María, Núm 12:11-13.
Dios manda que sea echada fuera del campamento, Núm 12:14-15.
El pueblo acampa en el desierto de Parán, Núm 12:16.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El orden de los nombres María y Aarón indica que ella instigó el ataque contra Moisés. Note también que el peor castigo cayó sobre María (v. Núm 11:10). Señalar a la mujer cusita que Moisés tomó por esposa parece ser sólo un pretexto para atacarlo. Puede ser que María y Aarón tuvieran un desacuerdo con Séfora, la esposa de Moisés (Éxo 2:21), o que se refirieran a una segunda esposa que Moisés tomó sin su aprobación. En cualquier caso, el verdadero asunto que separaba a María y Aarón de su hermano Moisés era la relación especial que él tenía con Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
MUJER CUSITA. El matrimonio de Moisés con una mujer cusita no era malo moral ni legalmente. La queja de María y Aarón era un pretexto para ocultar su envidia de la autoridad de Moisés (v. Núm 12:2).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
12. Castigo de María, Hermana de Moisés.
1María y Aarón murmuraban de Moisés por la mujer cusita que éste había tomado, pues había tomado Moisés por mujer a una cusita. 2Decían: “¿Acaso sólo con Moisés habla Yahvé? ¿No nos ha hablado también a nosotros?” Oyó esto Yahvé. 3Moisés era hombre mansísimo, más que cuantos hubiese sobre la haz de la tierra. 4Y dijo luego a Moisés, a Aarón y a María: “Id los tres al tabernáculo de la reunión.” 5Una vez allí, descendió Yahvé en la columna de nube y, poniéndose a la entrada del tabernáculo, llamó a Aarón y a María. Salieron ambos, 6y él les dijo: “Oíd mis palabras: Si uno de vosotros profetizara, yo me revelaría a él en visión y le hablaría en sueños. 7No así a mi siervo Moisés, que es en toda mi casa el hombre de confianza. 8Cara a cara hablo con él, y a las claras, no por figuras; y él contempla el semblante de Yahvé. ¿Cómo, pues, os habéis atrevido a difamar a mi siervo Moisés?” 9Y, encendido en furor contra ellos, fuese Yahvé. 10Apenas se había retirado del tabernáculo la nube, apareció María cubierta de lepra, como la nieve; y miró Aarón a María, y la vio cubierta de lepra. 11Dijo entonces Aarón a Moisés: “¡Oh mi señor, no eches sobre nosotros el peso de nuestro pecado ! Neciamente hemos obrado, hemos pecado. 12Que no quede como el abortivo, que sale del vientre de su madre ya medio consumido.” 13Clamó entonces Moisés a Yahvé, diciendo: “Ruégote, ¡oh Dios!, que la sanes.” 14Respondió Yahvé: “Si su padre la hubiera escupido en el rostro, ¿no quedaría por siete días llena de vergüenza? Que sea echada fuera del campamento por siete días, y después volverá.” 15Fue, pues, María echada fuera del campamento, y el pueblo no se movió hasta que hubiera tornado.
Un nuevo episodio que podemos decir familiar, pues acaece entre los tres hermanos, hijos de Amram y Yoquebed. Pero en él se recalca el ascendiente especialísimo que Moisés tiene ante Dios, y por eso el autor sagrado lo recoge para escarmiento de todos, ya que Yahvé no permite que se ponga en duda la dignidad de profeta del amigo íntimo suyo. Los motivos de la murmuración de María y Aarón son dos: que tenía por mujer a una cusita o etíope1 y que Moisés era venerado como profeta por el pueblo, como si ellos no tuvieran también sus relaciones íntimas con Dios. Podemos suponer razonablemente que el primer motivo era el objeto de las murmuraciones de María, y el segundo de Aarón, que, después de haber sido elevado a la dignidad del sumo sacerdocio, no veía con buenos ojos el honor que el pueblo rendía a su hermano como principal confidente de Dios. La esposa cusita probablemente es Séfora, madianita2, pues los madianitas y cusitas o etíopes aparecen mencionados juntos en la tabla etnográfica3. Por otra parte, en ningún otro lugar se alude a un nuevo matrimonio de Moisés4. Aarón se considera también portavoz de los oráculos divinos (v.2), y, por consiguiente, no acepta de buen grado el monopolio de los mismos que el pueblo le atribuye. María era también una profetisa que, tocando el tambor, dirigía el canto de las mujeres y enardecía a las tribus de Israel5. Además, Aarón era el que consultaba a Yahvé por el urim y el tummim6. Todo esto daba pie para sus reclamaciones como dirigente del pueblo en paridad con Moisés. Este, por su parte, era “hombre mansísimo…” (v.5), y recibió esta protesta sin reaccionar violentamente, haciendo valer sus privilegios7. Sin embargo, es Dios el que va a reivindicar sus derechos excepcionales, haciendo un castigo ejemplar. Y primeramente proclama a la entrada del tabernáculo que con Moisés se comunica de un modo especial, cara a cara (v.8), como un “amigo a otro amigo,”8 y no en sueños o visiones (v.6), como suele hacerlo con los profetas9. Moisés es el confidente excepcional de Yahvé (v.7). Y, por tanto, ¿cómo se atreven a difamarle (v.8b) a él, “que contempla el semblante de Yahvé,” es decir, su manifestación gloriosa, sensible? El autor del Eclesiástico hace el elogio de Moisés, diciendo: “Amado de Dios y de los hombres, cuya memoria vive en bendición, le hizo en la gloria semejante a los santos (ángeles) y le engrandeció haciéndole espanto de los enemigos… Cara a cara le dio sus preceptos, la ley de vida y de sabiduría, para enseñar a Jacob su alianza, y sus juicios a Israel.”10 Y el autor de la Epístola a los Hebreos pondera la gloria de Moisés para exaltar la de Jesucristo, que está por encima de aquél11, ya que “concentra en sus manos todo el conjunto de la economía de salvación, de la que es el jefe, puesto que es apóstol, sumo sacerdote y, como Moisés, fiel a Dios, que le ha hecho apóstol y mediador.”12 En todo caso, Moisés es el mayor de los profetas del Antiguo Testamento, ya que Dios no le habló en enigmas o figuras, sino α Zas claras13. Y Yahvé castigó a María con la lepra por sus murmuraciones (v.10), pero no a Aarón. ¿Por qué? La lepra se compaginaba mal con la santidad sacerdotal, y por eso Dios no quiere presentar al sumo sacerdote como leproso y objeto de desprecio del pueblo. Aarón intercede ante Moisés para curar a su hermana, y Dios, recordando una antigua y conocida costumbre, según la cual el padre escupía al hijo que le hubiera ofendido, y, como consecuencia, el hijo quedaba recluido, “lleno de vergüenza” durante siete días (v.14a), exige que María, herida por Dios con la lepra, sea separada de la comunidad durante siete días (v.14b)14. María fue admitida sin que se hicieran los ritos de la purificación del leproso15. En todo este capítulo se quiere enaltecer la situación privilegiada de Moisés frente a Aarón y los demás futuros profetas. Sin embargo, ya se deja entender que la ponderación de las comunicaciones divinas con Moisés (“cara a cara”) es antro-pomórfica e hiperbólica, que no anula el dicho del evangelista: “A Dios nadie le vio; pero el Unigénito del Padre, que mora en el seno del Padre, ése nos lo dio a conocer.”16
1 Los dos términos pueden designar a gentes de raza no israelita, que radicaban en la península sinaítica. En Hab 3:7 se mencionan juntos Madián y Cusan como moradores de Arabia. – 2 Ex 2:1ss. – 3 Gen 10:7. Véase Abel, Géographie de la Palesline I 287. – 4 El matrimonio con una madianita estaba permitido por la Ley, supuestas ciertas relaciones de Israel con ese pueblo (Gen 25:2; Exo 34:16). – 5 Exo 15:20. – 6 Exo 28:30. – 7 Algunos autores traducen el heb. ‘anaw por “abatido,” en vez de “mansísimo,” teniendo en cuenta que el temperamento de Moisés no era precisamente manso (cf. Exo 32:10 : Núm 16). – 8 Cf. Exo 33:11; Deu 34:10. – 9 El TM de v.6a es oscuro. Lit.: “si Yahvé es vuestro profeta.” Los LXX: “si hubiera profeta vuestro para el Señor.” – 10 Eco 46:1-6. – 11 Heb 3:2s. – 12 A. Clamer, o.c., p.313. – 13 Véase Tomás de Aquino, 2-2 q.174 a.4. – 14 Cf. Lev 13:5; Lev 14:8. – 15 Cf. Lev 14:1-32. – 16 Jua 1:18.
Fuente: Biblia Comentada
cusita. Etiopía, al sur de Egipto, estaba ocupada por los descendientes de Cus, primogénito de Cam (Gén 10:6-7). Aunque este término «cusita» pudiera haberse usado tocante a Séfora, la primera esposa de Moisés, parece más probable que Moisés volviera a casarse después de la muerte de Séfora. Su boda con la mujer etíope había tenido lugar recientemente, y dio pretexto para el ataque de parte de María y Aarón. Por cuanto María aparece mencionada en primer lugar, ella debió ser la instigadora del ataque contra Moisés.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
En contraste con Núm 1:1-54; Núm 2:1-34; Núm 3:1-51; Núm 4:1-49; Núm 5:1-31; Núm 6:1-27; Núm 7:1-89; Núm 8:1-26; Núm 9:1-23; Núm 10:1-36, en Núm 11:1 tiene lugar un cambio principal. El obediente Israel se transformó en el Israel quejumbroso (Núm 11:1; Núm 14:2; Núm 14:27; Núm 14:29; Núm 14:36; Núm 16:1-3; Núm 16:41; Núm 17:5) y rebelde (Núm 14:9; Núm 17:10). Finalmente, Moisés y Aarón se rebelaron también contra el Señor (Núm 20:10; Núm 20:24). Como respuesta a la desobediencia a Israel se encendió la ira del Señor (Núm 11:1; Núm 11:10; Núm 11:33; Núm 12:9; Núm 14:18; Núm 25:3-4), que lanzó plagas sobre su pueblo (Núm 14:37; Núm 16:46-50; Núm 25:8-9; Núm 25:18), como había hecho con Faraón y los egipcios (Éxo 9:14; Éxo 12:13; Éxo 30:12). Sin embargo, aunque Dios juzgó a aquella generación de Israel, seguirá cumpliendo sus promesas a Abraham en el futuro (Núm 23:5 –Núm 24:24).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Las quejas del pueblo y de los príncipes comenzaron en el viaje de Sinaí a Cades.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— criticaron: El verbo hebreo está en tercera persona del femenino singular, indicando que María fue la principal instigadora.
— cusita: No consta cuál es el origen concreto de la mujer de Moisés. Cus se suele identificar con Etiopía. Pero según Hab 3:7, Cusán podría hacer referencia a Madián, lo cual permitiría armonizar este dato de Nm con la tradición de Éxo 2:15-22.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Núm 26:39.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
María y Aarón se oponen a Moisés. Una tercera rebelión se llevó a cabo en Hazerot, el siguiente campamento. Moisés se había casado con una mujer cusita, probablemente etíope (en Gén. 10:6 Cus significa Etiopía), y ésta probablemente era su segunda esposa (su primera esposa era Séfora, una madianita; Exo. 2:16-21). Tomando esto como excusa, María y Aarón hablaron en contra de él. Deseaban igualdad con él como líderes de Israel. María parece haber sido la principal culpable y llevó el castigo. Pudiera parecer extraño que ella, siendo una mujer, hubiera desafiado la autoridad de su hermano. Sin embargo, era una profetiza y líder de las mujeres israelitas (Exo. 15:20, 21).
De nuevo leemos que el Señor escuchó sus palabras hostiles. Su respuesta fue confirmar su elección de Moisés (vv. 6-8) y después juzgó a María y a Aarón (vv. 9, 10). Hay varios paralelos entre la rebelión de María y la gula de Israel por carne (11:4-35). En ambas ocasiones la provisión de Dios (el maná; el liderazgo de Moisés) fue rechazada, y en respuesta el Señor confirmó la posición de Moisés (por darle ancianos y por medio de su palabra) y envió juicio (la plaga; la lepra de María). El autor comenta acerca de la mansedumbre de Moisés (v. 3). La verdadera humildad consiste en comprometerse a obedecer la voluntad de Dios hasta el punto de negarse a uno mismo. Dicho autosacrificio puede dejar a un hombre vulnerable y ser forzado a descansar en Dios para que él lo proteja y sustente. Además, mientras se esfuerza por servir a Dios, descubre sus propias debilidades y fracasos, y de esta manera logra obtener una perspectiva apropiada de sí mismo. La humildad no es una cualidad negativa (una desvalorización de sí mismo), sino un compromiso positivo a servir, de lo cual Cristo es el ejemplo supremo (Fil. 2:3-8). Moisés mostró humildad al continuar guiando a Israel a través del desierto por 40 años, aunque fuera una carga. El no se defendió sino que se volvió a Dios, quien defiende y ayuda al humilde (Sal. 147:6; 149:4; Mat. 5:5; 1 Ped. 5:6). En esta ocasión, el Señor no dejó ninguna duda en María o en Aarón al defender a su siervo Moisés. Así, Núm. registra tres “quejas” antes de que Israel estuviera a medio camino en su viaje a Canaán.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
12.1 Moisés no tenía esposa judía porque vivió con los egipcios durante los primeros cuarenta años de su vida, y estuvo en el desierto durante los cuarenta años siguientes. La mujer probablemente no sea Séfora, su primera esposa, que era madianita (véase Exo 2:21). Una cusita era una etíope. No se da explicación de por qué María objetaba a esta mujer.12.1 Las personas a menudo discuten sobre diferencias menores, dejando sin tocar el verdadero asunto en cuestión. Esto mismo sucedió cuando María y Aarón se acercaron a Moisés para presentar una queja. Ellos representaban a los sacerdotes y a los profetas, los dos grupos más poderosos después de Moisés. El verdadero asunto en cuestión eran sus crecientes celos de la posición e influencia de Moisés. Al no poder encontrar falta en la manera que Moisés conducía al pueblo, decidieron criticar a su esposa. En lugar de encarar el problema de frente tratando directamente con su envidia y su orgullo, escogieron crear una situación que les distrajese del verdadero asunto en cuestión. Cuando está en desacuerdo, haga un alto y pregúntese si lo que motiva su discusión es el verdadero asunto o si ha introducido una cortina de humo atacando el carácter de alguna persona. Si usted recibe una crítica injusta, recuerde que es posible que los que lo critican teman enfrentarse al verdadero problema. No se tome a pecho este tipo de crítica. Pida a Dios que lo ayude a identificar cuál sea el verdadero problema y a tratar con él.12.11 Aarón pidió que su pecado y el de María no fueran tomados en cuenta. Es muy fácil mirar atrás hacia nuestros errores y reconocer nuestra necedad, pero es mucho más difícil reconocer nuestros planes necios antes de involucrarnos demasiado, porque mientras los estamos llevando a cabo de alguna manera nos parecen adecuados. Para poder deshacernos de ideas necias antes de que se conviertan en tontas acciones necesitamos despojarnos de pensamientos y motivos equivocados. El no poder hacer esto fue lo que les causó gran dolor a María y a Aarón.12.14 Escupir en el rostro de alguien era considerado como el máximo insulto y un símbolo de vergüenza sobre los malhechores. Los líderes religiosos escupieron en la cara de Jesús para insultarlo (Mat 26:67). Dios castigó a María por su actitud de presunción no sólo ante la autoridad de Moisés, sino ante la de Dios. El la castigó con lepra, después ordenó que saliera del campamento por una semana. Este castigo realmente fue muy misericordioso. Una semana era el tiempo en que ella hubiera sido excluida si su padre le hubiera escupido en el rostro. ¡Cuánto más se hubiera merecido por obrar mal con Dios! Una vez más, Dios mezcló la misericordia con la disciplina eficaz.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) “Etíope”, LXXVg.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 656 Éxo 2:16; Éxo 2:21
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
hablaron. Mejor, habló. El verbo es femenino singular indicando que María comenzó la crítica. El pretexto usado contra Moisés fue su matrimonio con una mujer extranjera (esto podría referirse a Séfora, Éxo 2:21, aunque probablemente se refiere a un segundo matrimonio después de la muerte de Séfora); sin embargo, la causa real era los celos (v. Núm 12:2).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
murmuró… Lit. habló. El verbo hebreo está en femenino, lo que señala a Miriam como instigadora: Ella habló; cusita… Heb. cushit, del país de Cush = Etiopía. LXX: etíope cara tostada. Mujer de raza negra.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit. habló. El verbo hebreo está en femenino singular, lo que señala a Miriam como instigadora: Ella habló.
12.1 Heb. cushit, del país de Cush = Etiopía. La LXX traduce etíope cara tostada. Se trata de una mujer de raza negra.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[=] *Num 20:1 *Ex 15:20
[.] En el Evangelio, Jesús asegura que ningún profeta es reconocido por su propia familia (ver Mc 6,4). Miriam y Aarón, de Moisés, critican su actuación, y posiblemente ellos tienen la razón. Pero es para ellos una manera de igualarse a Moisés, y Dios interviene para defender a su profeta. La respuesta de Dios da a entender dos cosas: Moisés ocupa un lugar especial en la revelación él ha puesto las bases de la fe en Dios Liberador, Justo, Santo y Misericordioso, que ningún profeta en adelante podrá cambiar. Más aún, los profetas deberán ser reconocidos por las autoridades del pueblo de Dios, que son los sucesores de Moisés. Y le hablo cara a cara (8). Ver el comentario de Ex 33,18. Moisés era un hombre muy humilde signo distintivo del que ha encontrado a Dios.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[7] La voz hebrea puede significar también mayordomo, procurador y encargado. Hebr 3, 2.[8] Ex 33, 11.[10] Deut 24, 9.