Comentario de Deuteronomio 5:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Moisés llamó a todo Israel y les dijo: “Escucha, Israel, las leyes y decretos que proclamo hoy a vuestros oídos. Aprendedlos y tened cuidado de ponerlos por obra.
a todo Israel. Deu 1:1; Deu 29:2, Deu 29:10.
Oye, Israel. Deu 4:1.
y guardadlos, para ponerlos por obra. Mat 23:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El pacto en Horeb, Deu 5:1-5.
Los diez mandamientos, Deu 5:6-22.
Con el pueblo, Deu 5:23-33.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
el pacto del Señor: La buena nueva es que Dios era fiel al pacto, y que la generación actual, a quien se dirigía Moisés, era heredera del pacto. El hecho de que Dios habla a su pueblo es una señal de su gracia. La estipulación de la Torá es una de las grandes demostraciones de su misericordia. Es un error de interpretación de la Torá mirarla como una manifestación de la ira de Dios. Hubo una época en que algunos maestros de las Escrituras representaban la entrega de la Ley como un castigo de Dios porque su pueblo había rechazado su gracia. La Ley de Dios es una manifestación de su gracia en este período de la historia hebrea.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
5. Recapitulación de la Ley.
El Decálogo (1-22).
1“Oye, Israel, las leyes y los mandamientos que hoy voy a hacer resonar en tus oídos; apréndetelos y pon mucho cuidado en guardarlos. 2Yahvé, nuestro Dios, hizo con vosotros una alianza en Horeb. 3No hizo Yahvé esta alianza con nuestros padres; la hizo con nosotros, que hoy vivimos todavía todos. 4Yahvé nos habló cara a cara sobre la montaña en medio del fuego. 5Yo estaba entonces entre Yahvé y vosotros para traeros sus palabras, pues vosotros teníais miedo del fuego, y no subisteis a la cumbre de la montaña. El dijo: 6“Yo soy Yahvé, tu Dios, que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. 7No tendrás mas Dios que a mí. 8No te harás imagen esculpida de cuanto hay arriba en los cielos, ni abajo sobre la tierra, ni de cuanto hay en las aguas, más abajo de la tierra. 9No las adorarás ni las darás culto, porque yo, Yahvé, tu Dios, soy tu Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen 10 y hago misericordia por mil (generaciones) a los que me aman y guardan mis mandamientos, 11No tomarás el nombre de Yahvé, tu Dios, en falso, porque Yahvé no dejará impune al que tome en falso su nombre. 12 Guarda el sábado para santificarlo, como te lo ha mandado Yahvé, tu Dios. 13Seis días trabajarás y harás tus obras, 14 pero el séptimo es sábado de Yahvé, tu Dios. No harás en él trabajo alguno ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna de tus bestias, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que tu siervo y tu sierva descansen como descansas tú. 15 Acuérdate de que siervo fuiste en la tierra de Egipto, y de que Yahvé, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y brazo tendido; y por eso, Yahvé, tu Dios, te manda guardar el sábado. 16Honra a tu padre y a tu madre, como Yahvé, tu Dios, te lo ha mandado, para que vivas largos años y seas feliz en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará.17No matarás.18No adulterarás.19No robarás. 20No dirás falso testimonio contra tu prójimo. 21No desearás a la mujer de tu prójimo, ni desearás su casa, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de cuanto a tu prójimo pertenece.” 22 Estas son las palabras que Yahvé dirigió a toda vuestra comunidad desde la montaña, en medio de fuego, de nube y de tinieblas, con fuerte voz, y no añadió más. Las escribió sobre dos tablas ¿le piedra que él me dio.”
En estilo enfático de predicador, el profeta exhorta a Israel a ser fiel a los compromisos del Sinaí-Horeb. Es un pueblo privilegiado, ya que esta alianza es superior a la de sus antepasados los patriarcas1. Moisés supone que subsisten algunos que han sido testigos de las grandiosas escenas de la promulgación de la Ley (v.3). Aunque la mayor parte habían perecido, sin embargo quedaban muchos de la tribu de Leví, y otros que, por haber alcanzado los veinte años de edad cuando se hizo el censo, quedaban libres del decreto de muerte en el desierto. Moisés les recuerda que Yahvé les habló cara a cara en su teofanía majestuosa en medio del fuego (v.4). Y como intermediario estaba Moisés, que explicaba las leyes de Yahvé (v.5) por estar más cerca de El en la montaña sagrada. El hagiógrafo quiere, por un lado, destacar el hecho de que Yahvé es un Dios excepcional, que ha tenido comunicaciones con Israel, su pueblo, pero al mismo tiempo quiere salvar la trascendencia divina y el papel preponderante de Moisés en la promulgación del Decálogo, que es la “carta magna” de la organización teocrática del pueblo hebreo.
El Decálogo2 es substancialmente igual al relatado en Ex 20, salvo el precepto de la observancia del sábado y la prohibición de los malos deseos. Así, además de las razones de tipo religioso para observar el descanso sabático, se da una de tipo humanitario: dar descanso a los siervos (v.14). También se da más realce a la prohibición de los malos deseos hacia la mujer del prójimo, frente a la redacción de Exo 20:17, en que la mujer aparece entre las cosas del prójimo y citada después de su casa. Esta versión del Decálogo según el deuteronomista representa un progreso de puntualización moral sobre la radacción de Ex 20. Con todo, ambos textos parecen depender de un texto primitivo más conciso que el actual, en el que se exponían los preceptos sin explicaciones de los mismos. El hallazgo del papiro Nash confirma esta suposición3. El contenido del Decálogo representa ya un sentido moral de la vida muy elevado, y la mayor parte de los preceptos (excepto la observancia del sábado y la prohibición de imágenes representativas de la divinidad) son comunes a otros códigos morales de la antigüedad4.
Moisés, Intermediario entre Yahvé y el Pueblo (23-33).
23“Cuando oísteis su voz de en medio de las tinieblas estando la montaña toda en fuego, os acercasteis luego a mí todos los jefes de las tribus y todos los ancianos 24y me dijisteis: “Yahvé, nuestro Dios, nos ha hecho ver su gloria y su grandeza, y oír su voz en medio del fuego; hoy hemos visto a Dios hablar al hombre y quedar éste con vida. 25¿Por qué, pues, morir devorados por ese gran fuego si seguimos oyendo la voz de Yahvé, nuestro Dios? 26Porque de toda carne, ¿quién como nosotros ha oído la voz del Dios vivo hablando de en medio del fuego y ha quedado con vida? 27Acércate tú y oye lo que te diga Yahvé, nuestro Dios, y transmítenos a nosotros cuanto Yahvé, nuestro Dios, te diga, y nosotros le escucharemos y lo haremos.” 28Yahvé escuchó vuestras palabras cuando me hablabais y me dijo: “He oído las palabras que el pueblo te ha dirigido; está bien lo que dicen. 29¡Oh si tuvieran siempre ese mismo corazón y siempre me temieran y guardaran mis mandamientos para ser por siempre felices, ellos y sus hijos! 30Ve y diles: Volveos a vuestras tiendas. 31Pero tú quédate aquí conmigo, y yo te diré todas las leyes, mandamientos y preceptos que tú les has de enseñar para que los pongan por obra en la tierra que yo les voy a dar en posesión. 32Poned, pues, mucho cuidado en hacer cuanto Yahvé, vuestro Dios, os manda; 33seguid en todo los caminos que Yahvé, vuestro Dios, os prescribe, para que viváis y seáis dichosos y duréis largos años en la tierra que vais a poseer.”
El pueblo, sobrecogido por la teofanía majestuosa de Yahvé, acompañada de truenos y relámpagos, se maravilla de haber salido con vida de aquel espectáculo, pero no quiere que se repita el hecho, y ruega a Moisés que se comunique directamente con Yahvé en lugar de ellos, trayendo luego sus disposiciones5. A Dios le agrada este temor reverencial hacia lo divino, y accede a comunicar sus leyes al profeta.
1 Gen 15:18. – 2 Véase comentario a Exo 20:1; Exo 34:28. – 3 Cf. RB (1904) 242-250. – 4 Sobre el sentido e interpretación de los distintos preceptos del Decálogo y sus paralelos paganos véase comentario a Ex 20. – 5 Exo 20:18s.
Fuente: Biblia Comentada
Oye, Israel. El verbo «oye» llevaba el sentido de «obedece». Un oír que lleva a la obediencia era demandada del pueblo entero (cp. Deu 6:4; Deu 9:1; Deu 20:3; Deu 27:9).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El corazón de Deuteronomio se encuentra en este largo segundo discurso de Moisés. «Esta, pues, es la ley» (Deu 4:44) la cual Moisés le explicó a Israel (cp. Deu 1:5). Después de una breve introducción (Deu 4:44-49), Moisés le dio al pueblo un entendimiento claro de lo que la ley dirigía con respecto a su relación con el Señor en el tierra (Deu 5:1 – Deu 26:19), después concluía al relatar las bendiciones o las maldiciones que vendrían sobre la nación como una consecuencia de su respuesta a las estipulaciones de esta ley (Deu 27:1 – Deu 28:68).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Conforme Moisés comenzó su segundo discurso al pueblo de Israel, él les recordó de los acontecimientos y mandatos básicos de Dios que eran fundamentales para el pacto sinaítico (Deu 5:1-33; vea Éxo 19:1-25; Éxo 20:1-21). Después, en el Deu 6:1 – Deu 11:32, Moisés explicó y aplicó los primeros tres de los Diez Mandamientos a la experiencia presente del pueblo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— y les dijo: Aquí comienza propiamente el segundo discurso de Moisés que, interrumpido por la amplia inserción del Código Deuteronómico, concluye con la sección Deu 26:16-19; Deu 27:1-26; Deu 28:1-68.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Los Diez Mandamientos
De manera apropiada, el segundo discurso de Moisés se inicia con un llamado básico a prestar atención a la ley (v. 1). El subraya la necesidad de que el pacto sea algo real en el aquí y ahora. Lo hace de manera exagerada para aclarar el punto (vv. 2, 3). El pacto, por supuesto, había sido hecho con la generación previa, la misma que fue condenada a vagar por el desierto y a no ver la tierra prometida (1:35). Sin embargo, era de vital importancia que se tratara como un asunto nuevo con cada generación. La palabra hoy (v. 1) resume la necesidad de este nuevo compromiso. Es como si esta nueva generación hubiera estado en Horeb (v. 4).
Las palabras cara a cara parecieran un tanto extrañas después de lo expresado en 4:12, 15. Pero no contradicen estos otros versículos sino que apuntan a la manera directa en que Dios se comunicó con ellos. Aun así, Moisés estuvo entre Dios y el pueblo como un tipo de mediador, a causa del temor de ellos (v. 5), y debido a su relación especial con Dios (ver Exo. 33:11).
Los Diez Mandamientos, o Decálogo, se encuentran por primera vez en Exo. 20:2-17. (Para una completa exposición de ellos véase el comentario en su lugar correspondiente.) Ahora aparecen nuevamente en esta posición prominente en Deut., porque son, ni más ni menos, la base de la relación de pacto. También están a la cabeza de todos los mandamientos en Deut. debido a que son la fuente de los otros. Todo lo demás surge de ellos.
Aquí se observan dos pequeñas diferencias en relación con la forma que tiene el Decálogo en Exo., lo cual permite comprender el interés especial de Deut. En el cuarto mandamiento se subraya el hecho de que el descanso del sábado era para el beneficio de los siervos en una familia, tanto como de los amos (v. 14; cf. Exo. 20:10). Esto simplemente subraya la importancia del mandamiento, y está de acuerdo con la insistencia que hace Deut. sobre la igualdad de derechos de todos en Israel, a fin de gozar las bendiciones del pacto. Además, el día de reposo se basaba en la liberación de Egipto y no en la creación, otra vez haciendo hincapié sobre la relación especial de Dios con su pueblo (v. 15; cf. Exo. 20:11).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
5.1 El pueblo había entrado en un pacto con Dios y Moisés le ordenó que escuchara, aprendiera y obedeciera sus estatutos. Los cristianos también han entrado en un pacto con Dios (a través de Jesucristo) y deben ser sensibles a lo que Dios espera de ellos. La triple orden que Moisés dio a los israelitas es un consejo excelente para todos los seguidores de Dios. Oír es absorber y aceptar información acerca de Dios. Aprender es comprender su significado e implicaciones. Guardar es llevar a la práctica todo lo que hemos aprendido y comprendido. Las tres partes son esenciales para una creciente relación con Dios.5.7 Un dios es cualquier cosa que la gente pone en primer lugar en su vida. Algunas personas literalmente adoran otros dioses al unirse a cultos o religiones extrañas. De una manera más sutil, muchos de nosotros adoramos a otros dioses al construir nuestras vidas alrededor de cualquier otra cosa que no sea el único Dios verdadero. Si su deseo más grande es ser popular, tener poder o dinero, se está dedicando a algo que no es Dios. Para poner a Dios en primer lugar debe: (1) reconocer qué es lo que está tomando en su vida el lugar que le corresponde a El; (2) renunciar a ese dios sustituto inmerecedor de su devoción; (3) pedir a Dios que lo perdone; (4) reestructurar sus prioridades para que el amor por Dios sea la motivación en cualquier cosa que haga; y (5) examinarse diariamente para asegurarse que le está dando el primer lugar a Dios.5.8, 9 ¿Cómo se sentiría si alguien tomara una fotografía suya, la pusiera en un marco, la mirara con frecuencia y la mostrara a otros, pero tratara con total indiferencia al ser real que es? Dios no quiere que lo traten de esta manera. Quiere una relación genuina con nosotros, no un mero ritual. Desea que lo conozcamos. Dios sabe que si colocamos cualquier otra cosa en el centro de nuestra vida, no alcanzaremos nuestro potencial ni llegaremos a ser todo lo que El quiere que seamos.5.11 Sabemos bien en qué consiste este pecado que según este mandamiento debemos evitar. Tomar el nombre de Dios en vano es mencionarlo a la ligera sin pensar en su santa importancia. Pero también se ordena una buena obra: usar el nombre de Dios para alabarle y darle gloria. Esto es lo opuesto de tomar su nombre en vano. A pesar de que es posible que se controle y no diga maldiciones, ¿cómo le ha ido en lo que respecta a hacerse tiempo suficiente para alabar a Dios y honrar su nombre?5.16 Obedecer a nuestros padres es nuestro deber principal cuando somos jóvenes, pero el respeto a ellos debe continuar aún después de muertos. Una manera de honrar a nuestros padres es ayudarlos en momentos de necesidad económica o cuando estén enfermos y no puedan hacerse cargo de sí mismos. Quizás la mejor manera de honrarlos es transmitir sus valores espirituales a nuestros hijos. Honrar implica todo lo que un hijo haga con su vida: la forma en que trabajan y hablan, los valores que sustentan y la moral que practican. ¿Qué está haciendo para mostrar respeto hacia sus padres? ¿Está viviendo en una manera que los honre?5.17 «Pero yo no he matado», puede decir. ¡Bien! Esto cumple la letra de la ley. Pero Jesús explicó que enojarse hasta la ira quebranta este mandamiento (Mat 5:21-22). ¿Ha estado alguna vez tan enojado porque alguien lo ha maltratado que en algún momento deseó que esa persona estuviera muerta? ¿Ha experimentado alguna vez la fantasía de «eliminar» a alguien? La enseñanza de Jesús respecto a esta ley demuestra que somos capaces de matar en nuestros corazones. Aún cuando seamos legalmente inocentes, somos moralmente culpables de asesinato y necesitamos pedir a Dios perdón. Necesitamos comprometernos a todo lo opuesto al odio y la ira: al amor y a la reconciliación.5.21 Codiciar es desear la prosperidad de otra persona. No podemos poner nuestros deseos sobre algo que pertenece a otro. Tales deseos no solo pueden hacernos desdichados, sino que pueden llevarnos a pecados como el adulterio y el robo. Envidiar a otros es un ejercicio inútil porque Dios puede darnos cualquier cosa que necesitemos, aunque no siempre nos dé todo lo que queramos. Para detener la codicia, debemos aprender a conformarnos con lo que tenemos. En Phi 4:11, el apóstol Pablo recalca la importancia del contentamiento. Es una cuestión de perspectiva. En lugar de pensar en lo que no tenemos, debemos agradecer a Dios lo que nos ha dado y esforzarnos por estar contentos. Después de todo, nuestra posesión más importante es gratis y se encuentra al alcance de todos: la vida eterna por medio de Cristo.5.29 Dios dijo a Moisés que quería que el pueblo inclinara sus corazones a temerle, que desearan respetarlo y obedecerlo. Existe una diferencia entre hacer algo porque se nos exige, y hacer algo porque queremos hacerlo. Dios no está interesado en las prácticas ni en las observancias religiosas forzadas. El quiere nuestro corazón y nuestra vida completamente dedicados a El. Si lo amamos, la obediencia vendrá sola.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 318 Deu 1:1; Deu 29:10
b 319 Deu 4:5
c 320 Deu 4:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
En estos siete capítulos Dios presenta las demandas a su pueblo en forma de principios fundamentales o mandamientos.
Fuente: La Biblia de las Américas
En esta sección se repiten los diez mandamientos. Estos versículos son muy importantes porque presentan las estipulaciones básicas del pacto.
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit., y observéis para hacerlos
Fuente: La Biblia de las Américas
[=] *Ex 20:2
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[6] Ex 20, 2; Lev 26, 1; Sal 81 (80), 11.[7] Ex 20, 3; Sal 81 (80), 10.[8] Ex 20, 4; Lev 26, 1; Sal 97 (96), 7.[9] Ex 34, 7-14.[9] Ex 34, 14.[11] Ex 20, 7; Lev 19, 12; Mat 5, 33.[14] Gen 2, 2; Ex 20, 10; Hebr 4, 4.[16] Ex 20, 12. Eclo 3, 9; Mat 15, 4; Mar 7, 10; Ef 6, 2.[21] Mat 5, 28; Rom 7, 7.