Comentario de Deuteronomio 7:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Cuando Jehovah tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual entrarás para tomarla en posesión, y haya expulsado de delante de ti a muchas naciones (heteos, gergeseos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos: siete naciones mayores y más fuertes que tú),
Jehová. Deu 4:38; Deu 6:1, Deu 6:10, Deu 6:19, Deu 6:23; Deu 9:1, Deu 9:4; Deu 11:29; Deu 31:3, Deu 31:20; Éxo 6:8; Éxo 15:7; Núm 14:31; Sal 44:2, Sal 44:3; Sal 78:55.
al heteo. Gén 15:18-21; Éxo 23:28; Éxo 33:2.
siete naciones mayores. Deu 4:38; Deu 4:1-3; Deu 20:1.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Toda comunión con las naciones es prohibida, Deu 7:1-4;
por temor a la idolatría, Deu 7:5;
por la santidad del pueblo, Deu 7:6-8;
por la naturaleza de Dios en su misericordia y justicia, Deu 7:9-16;
por la certeza de la victoria que Dios les dará sobre ellas, Deu 7:17-26.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La conquista de la tierra. Moisés desafía al pueblo a que sean agentes responsables en el juicio de Dios a las siete naciones de Canaán. Israel no tiene mérito intrínseco por el cual ser bendecido, en tanto que la gente de Canaán es maldecida. Cualquier cosa que Israel recibió y recibirá es a causa del amor y gracia de Dios. Dios estará presente con Israel en la conquista. Él espera que ellos actúen responsablemente al erradicar todo rasgo de religión pagana, sin adoptar la cultura pagana y esperando pacientemente que Él les dé la tierra poco a poco.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Los hititas vinieron originalmente de Asia Menor (Gén 23:10). Los gergeseos eran un pueblo desconocido que se menciona también en (Gén 10:16 y 1Cr 1:14). Los amorreos eran el pueblo nativo de Canaán y se establecieron en las montañas. Los cananeos eran el pueblo nativo que se estableció en la costa. Los ferezeos eran el pueblo nativo que se estableció en el país montañoso. Los heveos eran el pueblo nativo establecido al sur de las montañas del Líbano. Los jebuseos (tal vez una rama de los hititas) eran el pueblo nativo que se estableció cerca de lo que más tarde llegó a ser Jerusalén.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
7. Exhortaciones Religiosas.
Prohibición de Contaminarse con los Cananeos (1-5).
1“Cuando Yahvé, tu Dios, te introduzca en la tierra que vas a poseer y arroje delante de ti a muchos pueblos, a jéteos, guergueseos, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebu-seos, siete naciones más numerosas y poderosas que tú, 2y Yahvé, tu Dios, te las entregue y tú las derrotes, las darás al anatema, no harás pactos con ellas ni les harás gracia. 3No contraigas matrimonios con ellas, no des tus hijas a sus hijos ni tomes sus hijas para tus hijos, 4porque ellas desviarían a tus hijos de en pos de mí y los arrastrarían a servir a otros dioses, y la ira de Yahvé se encendería contra vosotros y os destruiría prontamente. 5Así, por el contrario, habrás de hacer con ellos: derribaréis sus altares, romperéis sus cipos, abatiréis sus “aseras” y daréis al fuego sus imágenes talladas, 6porque eres un pueblo santo para Yahvé, tu Dios.”
El legislador está preocupado con la posible absorción de Israel por los cananeos, de cultura superior, y por eso prohíbe reiteradamente tener relaciones con todos los pueblos que habitan en Canaán. Los profetas predican constantemente a sus compatriotas, previniéndoles contra los peligros de los cultos cananeos. El pueblo israelita, acostumbrado y cansado de las exigencias adustas del Dios del Sinaí, se fue tras de los cultos orgiásticos y condescendientes de los cananeos. Por eso ahora el legislador quiere que se destruyan todos los lugares de culto de Canaán: sus altares, cipos o estelas (masebot) y aseras o bosques sagrados1.
Israel, para preservarse de las influencias de los pueblos de Canaán, debe exterminarlos, condenándolos al anatema (v.2)2. En esto el legislador hebreo es tributario de las costumbres rudas e inhumanas de la época. Ante las exigencias religiosas, no dudaba en extirpar a las poblaciones vencidas.
Israel, Pueblo Privilegiado y a Sanio” (6-15).
6“Porque eres un pueblo santo para Yahvé, tu Dios. Yahvé, tu Dios, te ha elegido para ser él pueblo de su porción entre todos los pueblos que hay sobre la haz de la tierra. 7Si Yahvé se ha ligado con vosotros y os ha elegido, no es por ser vosotros los más en número entre todos los pueblos, pues sois el más pequeño de todos los pueblos. 8Porque Yahvé os amó y porque ha querido cumplir el juramento que hizo a vuestros padres, os ha sacado de Egipto Yahvé con mano poderosa, redimiéndoos de la casa de la servidumbre, de la mano del faraón, rey de Egipto. 9Has de saber, pues, que Yahvé, tu Dios, es Dios fiel, que guarda la alianza y la misericordia hasta mil generaciones a los que le aman y guardan sus mandamientos; 10pero retribuye en cara al que le aborrece, destruyéndole; no tarda en darle en cara su merecido. 11Guarda, pues, tú sus mandamientos, las leyes y estatutos que te prescribe hoy, poniéndolos por obra. 12Si escucháis sus mandatos, y los guardáis, y los ponéis por obra, en retorno, Yahvé, tu Dios, te guardará su alianza y la misericordia que a tus padres juró. 13Te amará, te bendecirá y te multiplicará; bendecirá el fruto de tus entrañas y el fruto de tu suelo: tu trigo, tu mosto, tu aceite, las crías de tus vacas y las crías de tus ovejas, en la tierra que a tus padres juró darte. 14Serás bendito sobre todos los pueblos, no habrá estériles en ti ni en tus ganados. 15Yahvé alejará de ti las enfermedades, no mandará sobre ti ninguna de las plagas malignas de Egipto que tú conoces y afligirá con ellas a los que te odian.”
Israel, en razón de su elección excepcional, es un pueblo santo, destinado a vivir en relaciones íntimas con Yahvé, el Santo por excelencia. Sus mandatos santifican a Israel, y, por tanto, no debe contaminarse con prácticas idolátricas e inmorales de otros pueblos.
La santidad implica, ante todo, un elemento negativo, la separación de todo lo profano, que aquí son los pueblos de Canaán, y un elemento positivo, el acercamiento a Dios cumpliendo sus mandamientos. En la heredad de Yahvé, escogida entre las naciones como porción selecta, Yahvé le ha elegido a pesar de ser el pueblo mas pequeño del universo (v.8); por tanto, sin méritos intrínsecos por su parte. Yahvé tenía empeñado un juramento hecho a los antepasados de Israel, y ha querido cumplir su alianza liberándolo de la servidumbre egipcia y organizándolo como pueblo sacerdotal y nación santa3. Como tal tiene que responder a una misión histórica excepcional, conforme a los designios divinos. Esto exige de parte de Israel una entrega sin reservas al cumplimiento de los mandatos divinos, ya que, si Yahvé es misericordioso por mil generaciones, es también justo y castiga implacablemente al que le aborrece, destruyéndole (v.10). Por su parte, Yahvé corresponderá bendiciendo y concederá la prosperidad y felicidad al que sea fiel a sus preceptos (v. 12-14)4
Exterminio de los Cananeos (16-26).
16“Devorarás a todos los pueblos que Yahvé, tu Dios, va a entregarte; tus ojos no los perdonarán, y no servirás a sus dioses, porque eso sería para ti la ruina. 17Y si se te ocurriere decir: “¿Cómo voy a poder expulsar a esas naciones, que son más numerosas que yo?” 18No las temas. Acuérdate de lo que Yahvé, tu Dios, hizo con el faraón y con todo Egipto, 19las grandes pruebas que vieron tus ojos, los portentos y prodigios, la mano fuerte y el brazo tendido con que Yahvé, tu Dios, te sacó; así hará también Yahvé, tu Dios, con todos los pueblos que tú temes. 20Aun tábanos mandará Yahvé, tu Dios, contra ellos hasta hacer perecer a los supervivientes o a los que se escondiesen. 21No los temas, porque en medio de ti está Yahvé, tu Dios; el Dios grande y terrible. 22Yahvé, tu Dios, expulsará a esas naciones poco a poco; no podrás exterminarlas en un día, no sea que las fieras salvajes se multipliquen contra ti. 23Yahvé, tu Dios, te los entregará y los conturbará con gran conturbación hasta que desaparezcan; 24entregará en tus manos sus reyes y harás desaparecer sus nombres de debajo de los cielos; nadie podrá resistirle hasta que los hayas destruido. 25Consumirás por el fuego las imágenes esculpidas de sus dioses; no codicies la plata ni el oro que haya sobre ellas, apropiándotelo, y cayendo en una trampa, porque es abominable a Yahvé, tu Dios, 26y no has de introducir en tu casa abominación para no hacerte como ello es, anatema. Detéstalo y abomínalo como abominación por ser cosa dada al anatema.”
Nueva promesa de auxilio contra los cananeos cuando llegue el momento de invadir su tierra. Por muy poderosos que sean, no lo serán más que los ejércitos del faraón, vencidos por el poder del brazo tendido de Yahvé (v.18). Yahvé renovará, si es preciso, los antiguos portentos, enviando plagas de tábanos5 contra los cananeos. Sin embargo, la conquista de Canaán no será rápida, ni convendrá exterminar a los cananeos en masa, pues entonces, al quedar deshabitado el país, lasaras salvajes se apoderarían de sus campos (v.22)6. En 9:3 se habla de una conquista rápida, debida a la intervención milagrosa de Dios. Por ello algunos autores sugieren que el v.22 es glosa, para hacer ver a los lectores que las dificultades en la ocupación de Canaán estaban previstas. Los reyes serán vencidos y exterminados7. Sobre todo, lo que se recomienda es acabar con toda clase de imágenes de ídolos, prohibiendo aprovecharse de los metales preciosos de que están revestidas (v.26).
1 Cf. M. J. Lagrange, études sur les religions sémitiques 203-204. – 2 Sobre la identificación de cada uno de los siete pueblos mencionados véase comentí a Gen 10:16; Núm 13:30. Véase Abel, Géog. I 320-321. – 3 Exo 19:6. – 4 Toda esta doctrina deuteronómica sobre las relaciones amorosas de Yahvé para con su pueblo encuentra su eco fiel en la predicación profética del siglo VIII antes de Cristo, época en que probablemente recibió su última redacción este libro. Cf. Os 2.15; Exo 9:10; Exo 11:1; Exo 12:10; Exo 13:14. – 5 Exo 8:10s. – 6 Cf. Exo 29:30. – 7 Jos 10:22-27; Jos 11:12; Jos 12:7-24.
Fuente: Biblia Comentada
siete naciones. Estos siete grupos controlaban áreas de la tierra normalmente centradas alrededor de una o más ciudades fortificadas. Juntas tenían una población mayor y fortaleza militar que Israel. Seis de estas siete son mencionadas en otros lugares (vea Éxo 3:8). La nación única aquí son los gergeseos, a quienes se hace referencia en Gén 10:16; Jos 3:10; Jos 24:11; 1Cr 1:14, y en textos ugaríticos. Pudieron haber sido pueblos tribales viviendo al N de Palestina.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El corazón de Deuteronomio se encuentra en este largo segundo discurso de Moisés. «Esta, pues, es la ley» (Deu 4:44) la cual Moisés le explicó a Israel (cp. Deu 1:5). Después de una breve introducción (Deu 4:44-49), Moisés le dio al pueblo un entendimiento claro de lo que la ley dirigía con respecto a su relación con el Señor en el tierra (Deu 5:1 – Deu 26:19), después concluía al relatar las bendiciones o las maldiciones que vendrían sobre la nación como una consecuencia de su respuesta a las estipulaciones de esta ley (Deu 27:1 – Deu 28:68).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Conforme Moisés comenzó su segundo discurso al pueblo de Israel, él les recordó de los acontecimientos y mandatos básicos de Dios que eran fundamentales para el pacto sinaítico (Deu 5:1-33; vea Éxo 19:1-25; Éxo 20:1-21). Después, en el Deu 6:1 – Deu 11:32, Moisés explicó y aplicó los primeros tres de los Diez Mandamientos a la experiencia presente del pueblo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta sección discute como los israelitas deben relacionarse con los habitantes de Canaán incluyendo su destrucción, la prohibición de matrimonios mezclados, y la eliminación de todos los altares e ídolos. Era el tiempo de Dios para el juicio sobre esa tierra.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Después de exponer los puntos más importantes de la ley — el Decálogo (Deu 5:6-21) y el mandamiento principal (Deu 6:4-5)— se explica ahora cuál debe ser la conducta del pueblo de Dios en la tierra prometida.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— siete pueblos: Esta lista estereotipada de los siete pueblos preisraelitas de Palestina aparece con algunas variantes en Deu 20:7 y en Gén 15:20; ver también Éxo 3:8; Éxo 3:17; Éxo 13:5; Éxo 23:23; Éxo 33:2; Éxo 34:11; Jos 3:10; Jos 9:1; Jos 11:3; Jos 12:8; Jos 24:11; Stg 3:5; 1Re 9:20; Esd 9:1; Neh 9:8; 2Cr 8:7.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Un pueblo santo. El discurso de Moisés enfoca ahora la necesidad de que Israel tome la tierra de quienes actualmente la habitan. Al escoger a Israel y darles la tierra de Canaán, Dios también rechazaba a sus actuales habitantes, y ponía fin a su derecho de vivir allí. Esto siempre había estado implícito en la promesa (Exo. 3:17; 23:23).
La lista de las naciones muestra que los ocupantes de la tierra no eran una sola raza, sino distintos grupos que habitaban en distintas partes del territorio, y probablemente tenían un buen número de ciudades fortificadas. Poco se conoce de los ferezeos, heveos o gergeseos (pero véase Jos. 11:3; Jue. 3:3 para alguna ubicación). Los términos amorreos y cananeos pueden tener significados más amplios o limitados, refiriéndose por un lado a los pueblos de Canaán en general (como en Gén. 15:16) o, por otro lado, en referencia a grupos particulares (ver Jos. 5:1; 11:3). Los heteos, que controlaban un imperio en Anatolia y Siria en los si glos XV y XIV a. de J.C., aparentemente eran pueblos migratorios (ver Gén. 23). Los jebuseos controlaban Jerusalén (ver Jos. 15:63).
Una de las razones del porqué se ordenó destruir a los cananeos fue porque estaban bajo el juicio de Dios a causa de sus pecados. En la Biblia, el comienzo de su historia se traza hasta su antepasado Cam, el hijo de Noé (Gén. 10:6, 15-18). Canaán, el hijo de Cam, estaba bajo maldición debido a la falta de respeto filial que Cam había demostrado para con su padre (Gén. 9:20-25). Cuando la tierra de Canaán les fue prometida a los descendientes de Abraham, no les fue entregada inmediatamente porque “hasta ahora no ha llegado al colmo la maldad de los amorreos” (Gén. 15:16). Según Deut., la impiedad de esta gente era extremada y evidentemente grande; por lo tanto, era tiempo para el juicio (9:5).
La orden de destruir estos pueblos era absoluta. Ya se ha notado que estaba basada sobre la idea de Dios como señor y juez en la vida de Israel y de todo el mundo (ver 2:34, y las notas ahí). Los versículos bajo consideración (1-6) explican un poco más la orden. Israel, el pueblo de Dios, debía librarse de la maldad y corrupción de la religión y vida de esa nación. La visión de Dios es que haya un pueblo que le conozca y se convierta en un tipo de sociedad especial a causa de ese conocimiento. El hecho de que Israel tuviera que vivir junto a estos pueblos y permanecer fiel al pacto era considerado como algo difícil y hasta imposible. Inevitablemente (en parte a través de matrimonios mixtos, v. 3), el pueblo del pacto cesaría de ser distinto; la adoración al Señor sería opacada por la de Baal (v. 4). Si esto llegaba a suceder, todo el propósito del rescate de Israel de Egipto para que fuera un pueblo diferente se echaría a perder. La eliminación de los cananeos tenía como meta, sobre todas las cosas, desarraigar la falsa religión que practicaban (v. 5).
La destrucción de los cananeos, por lo tanto, es parte de la guerra entre la verdadera y falsa religión (ver también Ef. 6:12). Al igual que el juicio sobre el mundo con el diluvio, este tipo de destrucción sólo estaba diseñada para que sucediera una sola vez (Gén. 9:15b), y mostrar, en la vida de Israel, que Dios se opone totalmente a la adoración de otros dioses, lo cual trae consigo toda clase de males.
Al expresar el porqué Dios rechazó a los cananeos sobresale la razón para su elección de Israel. Los vv. 6-11 explican un poco más esta elección. Primero, decir que Israel fue escogido es como decir que era santo (v. 6). Ambas ideas significan la separación de este pueblo para que perteneciera especialmente a Dios (como un “pueblo especial”, como el tesoro personal de un rey; ver Exo. 19:5).
Segundo, no tiene nada que ver con el poder de Israel (v. 7); el pueblo de Dios no debe sentirse capaz de gloriarse en eso (ver 8:17). Ellos no han hecho nada para merecer el amor que ha llevado a Dios a rescatarlos de Egipto (v. 8).
Tercero, la elección de Israel conlleva obligaciones. Dios había hecho un pacto a causa de su amor y el mostraría su fidelidad para con el mismo, pero a cambio él esperaba un amor que estuviera dispuesto a ser obediente (v. 9). Al señalar el empeño de Dios por expulsar a los cananeos, también se advierte seriamente a Israel para que no tome livianamente su relación con él. La señal de que esa relación era verdadera no sería por el nombre de “Is rael”, ni por ninguna otra marca externa, sino únicamente la disposición de cumplir los mandamientos de Dios (vv. 10, 11). Este es el otro lado de la “santidad”. La misma advertencia aun encuentra eco en el NT (p. ej. Rom. 9:30-32), y actualmente se aplica no sólo a los judíos sino también a los cristianos.
Cuarto, la elección de Israel, y el rechazo de los cananeos, no era sólo para beneficio de Israel. Aunque no es muy evidente en Deut., no debe olvidarse cuál era el propósito a largo alcance para la elección de Israel; es decir, bendecir a todos los pueblos de la tierra (Gén. 12:3). Cuando Dios trajo a Israel a su tierra estaba dando un paso más en esta dirección. Israel en su pacto con Dios podía mostrar al mundo cómo es Dios; si eran fieles.
Los siguientes versículos (12-15) permiten dar un vistazo a un pueblo obediente y bendecido por Dios. La bendición pertenece firmemente a “esta vida”, de acuerdo con la visión de Deut. De esta manera Dios afirma que el mundo que ha hecho es bueno (ver Gén. 1), y que es posible para la gente gozarse en él. Sin embargo, las bendiciones a las cuales se hace referencia aquí también pueden verse como señales de las buenas intenciones de Dios para su pueblo en la vida venidera, tanto como en la era presente.
Moisés finalmente regresa al tema inicial del capítulo: La necesidad de permanecer intocable ante las malvadas prácticas de Canaán (vv. 16-20). Al mismo tiempo insta otra vez al pueblo para que no teman al enemigo haciéndoles recordar sus fracasos en el pasado (1:26-28), como también el poder de Dios para derrotar a los cananeos de la misma manera que había derrotado a los egipcios (ver 1:29). Moisés hace hincapié en el hecho de que Dios es el que verdaderamente saldrá victorioso. (La palabra traducida avispa en el v. 20 es oscura [bien puede ser una imagen de pánico y confusión; cf. Exo. 23:28; Jos. 24:12], pero la enseñanza es clara: el Señor tiene sus propios medios para llevar a ca bo sus planes.) El v. 22 sugiere una clave en cuanto a que la conquista no será nada fácil ni mucho menos rápida, como el pueblo descubriría más tarde (Jos. 13:1). Sin embargo, si eran fieles ésta sería inevitable; y debía completarse. Inclusive los nombres de los pueblos antiguos (representados por sus reyes) deberían ser “borrados” (v. 24).
Los mandamientos finales (vv. 25, 26) requerían la destrucción de todos los objetos que eran parte de la religión falsa, y asumir el odio especial que Deut. proyecta contra las imágenes. El pueblo no debe ser tentado por los ídolos a causa del valor de los materiales con que están hechos (v. 25). Inclusive el manosear estas cosas es jugar con fuego. Por lo mismo, caen bajo la misma maldición en que están los que hacen uso de ellos (2:34; 7:2).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
7.2 Dios mandó a los israelitas a destruir totalmente a sus enemigos. ¿Cómo puede un Dios de amor y misericordia aniquilar a todo un pueblo, incluso a los niños? Si bien Dios es amor y misericordia, también es justo. Esas naciones enemigas eran, como Israel, parte de la creación de Dios, pero Dios no permite que la maldad continúe sin control. El castigo de Dios a Israel fue negarle la entrada a la tierra prometida a todos los que le desobedecieron. La destrucción de esas naciones era un castigo y una medida de seguridad (9.4-6). Por un lado, la gente que vivía en la tierra estaba siendo castigada por su pecado e Israel era el instrumento del juicio de Dios, así como un día Dios usaría a otras naciones para juzgar a Israel por sus pecados (2Ch 36:17; Isa 10:12). Por otro lado, el mandato de Dios tenía el propósito de proteger a Israel de la ruina que le causaría la idolatría y la inmoralidad de sus enemigos. Sería subestimar a Dios si pensáramos que El es demasiado «bueno» para juzgar el pecado.7.5 Asera era una diosa madre cananea del mar asociada con Baal.7.6 ¿Cómo fue que Israel mereció ser escogida por sobre todas las naciones de aquella época? No fue por mérito de Israel, sino por la fidelidad de Dios a su promesa a los antepasados de Israel. De la misma manera que Dios escogió a Israel, hoy en día ha escogido a todos los creyentes para ser parte de su preciada posesión. De manera similar, no es por mérito propio que hemos llegado a la fe en Cristo. Más bien Dios nos escogió por su bondad y su gracia.7.21-24 Moisés dijo a los israelitas que Dios destruiría a sus enemigos, pero no a todos a la vez. Dios tenía poder para destruir instantáneamente a esas naciones, pero prefirió hacerlo por etapas. De la misma manera y con el mismo poder, Dios puede cambiar milagrosa e instantáneamente su vida. Sin embargo, por lo general, prefiere ayudarlo gradualmente, enseñándole una lección a la vez. En lugar de esperar una madurez espiritual instantánea y las soluciones de todos sus problemas, aminore el ritmo y vaya paso a paso, confiando en que Dios lo lleve de donde está a donde debiera estar. Pronto mirará hacia atrás y verá que ha ocurrido una transformación milagrosa.7.25, 26 Moisés advirtió a Israel que no debía dejarse atrapar por los ídolos de las naciones conquistadas al codiciar la plata o el oro que había en ellos. Es posible que pensemos que podemos estar cerca del pecado siempre que no participemos.»¡No voy a hacer nada malo!» Pero el estar cerca es peligroso porque un día podemos ceder. La única manera segura de mantenernos alejados del pecado es ¡mantenernos alejados!
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 418 Deu 31:3; Sal 44:2
b 419 Éxo 33:2; Jos 3:10
c 420 Gén 10:15
d 421 Gén 10:16
e 422 Gén 15:16
f 423 Gén 10:19
g 424 Jos 11:3
h 425 Gén 10:17
i 426 1Cr 1:14
j 427 Deu 20:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
hititas…jebuseos. Estas siete naciones pequeñas o pueblos controlarían la región alrededor de una o de dos ciudades fortificadas(cp. Gn 15:19– 22; Ex 34:11; Nm 13:28, 29; Jue 3:5).
más grandes y más poderosas que tú. El conjunto de las poblaciones y las fuerzas militares de estas siete naciones fue mayor que las de Israel.
Fuente: La Biblia de las Américas
Cuando Israel entre en Canaán, debe condenar a muerte a todos los habitantes para prevenir que participe en sus prácticas religiosas paganas. En vers. 1– 6 hay prohibiciones contra alianzas y matrimonio con los pueblos conquistados y también el uso de sus santuarios y su sistema religioso pagano.
Fuente: La Biblia de las Américas
naciones… → Hch 13:19.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
g Hch 13:19.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[o] Los capítulos 7 y 8 pondrán de relieve la identidad de Israel frente a las naciones que lo rodean. En el versículo 1 traducimos por pueblos la palabra «goyim» que se la encontrará a lo largo de toda la Biblia y que designa casi siempre a los pueblos o naciones extranjeras. Otra palabra hebrea que tiene un sentido muy próximo designa habitualmente a Israel: se la traduce comúnmente por «el pueblo». Cuando la Biblia dice «el pueblo» sin más, se trata de Israel. Hallaremos pues, muy a menudo, la oposición entre el puebloDeuteronomio y las naciones. El Deuteronomio afirma la identidad de Israel oponiéndolo a los otros elementos que pueblan la tierra de Palestina. Se sabe que aún después de la conquista de Josué, y durante todo el tiempo de los Reyes, esa población cananea no israelita, privada entonces del poder, se mantuvo muy numerosa. La historia bíblica la ignora habitualmente salvo cuando se trata de ponerse en guardia contra costumbres y prácticas religiosas enraizadas desde hacía muchos siglos y que muchos israelitas adoptaban sin escrúpulos. Es por eso que el Deuteronomio pone en boca de Moisés la orden de «condenar al anatema», es decir, de exterminar a todos los que ocupaban el país antes de ellos: es una manera de decir que todo habría sido más sencillo para Israel si los ocupantes del territorio hubieran desaparecido para que Israel no tuviera constantemente ante sus ojos esos malos ejemplos. Esos malos ejemplos serán tanto la libertad sexual como el culto a los ídolos: la identidad del pueblo de Dios implicará el rechazo tanto de una como del otro. El capítulo 8 denunciará el error y el pecado que son la base de todos los demás: es la suficiencia del hombre que cree que sólo debe a sí mismo el nivel de vida que ha sabido alcanzar: se ha dicho algo sobre eso a propósito de 4,9.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[1] Ex 23, 23; 33, 2.[3] Porque Yo soy el que castiga su impiedad, valiéndome de vosotros. Por la maldad de estas naciones, Dios quiso destruirlas por entero en castigo de sus pecados y para evitar que los hebreos imitaran sus vicios y supersticiones.[5] Ex 23, 24; Deut 12, 3; 16, 21.[6] Deut 14, 2; 26, 18.[10] Dios lo había hecho antes con su pueblo. Aunque el Señor tiene mucha paciencia y parece que tarda en castigar a los impíos, como la vida del hombre es un momento comparada con la eternidad, se puede decir que da luego el pago. Ex 32; Num 11; 16.[14] Ex 23, 26.[20] Moscardones, avispones y otros insectos semejantes, como sucedió en Egipto. El Señor se ha servido de ellos después para abatir el orgullo de los ejércitos enemigos.[20] Ex 33, 28; Jos 24, 12.[25] 2 Mac 12, 40.[26] Jos 7, 1; 2 Mac 12, 40.