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Comentario de Josué 7:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Josué 7:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Pero los hijos de Israel transgredieron con respecto al anatema. Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehovah se encendió contra los hijos de Israel.

cometieron una prevaricación, o fueron infieles. Jos 7:20, Jos 7:21; Jos 22:16; 2Cr 24:18; Esd 9:6; Dan 9:7.

porque Acán. Jos 22:20; 1Cr 2:6, 1Cr 2:7.

tomó del anatema. Jos 6:17, Jos 6:18.

y la ira de Jehová. Jos 22:18; 2Sa 24:1; 1Cr 21:7; Ecl 9:18; Jon 1:7; 1Co 5:1-6; Heb 12:15, Heb 12:16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los israelitas son derrotados en Hai, Jos 7:1-5.

Josué, Jos 7:6-9.

Dios le indica qué hacer, Jos 7:10-15.

La suerte le toca a Acán, Jos 7:16-18.

Acán confiesa su pecado, Jos 7:19-23.

Él, los suyos y todo lo que tenían son destruidos en el valle de Acor, Jos 7:24-26.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Este versículo es una transición entre la historia de la conquista de Jericó y la derrota de Hai. Los vv. Jos 7:20Jos 7:21 dan paso al siguiente capítulo. La frase cometieron una prevaricación significa «cometieron una violación traicionera». En 1Cr 2:61Cr 2:7 encontramos por segunda vez los nombres de Acán y sus antepasados. Por lo general, cada vez que la ira de Jehová ardía contra Israel, levantaba un adversario contra la nación que la amenazaba y la subyugaba. Ahora Dios usó al pequeño ejército de Hai. La ira de Dios no disminuyó hasta que Acán y su familia fueran castigados (Jos 7:26).

 EN FOCO

«Trompeta»

(Heb. shophar) (Jos 6:4, Jos 6:5, Jos 6:20; Éxo 19:16; Lev 25:9) # en Strong H7782: El shophar es el cuerno de un animal (generalmente de un carnero o una cabra) usado como trompeta (Jos 6:6; Jue 7:8). La palabra también puede referirse a una trompeta de metal (Núm 10:2-10; 1Cr 15:28; 2Cr 15:14). Este instrumento se usaba como señal de guerra (Jue 3:27) y también para reunir al pueblo en fiestas religiosas como el Día de Expiación (Lev 25:9; 2Sa 6:5; Joe 2:1). Un toque de trompeta anunció que Dios había bajado al monte Sinaí para revelar sus leyes (Éxo 19:20). Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamentos mencionan una trompeta que anuncia el día del juicio del Señor (Sof 1:16; Mat 24:31).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ACÁN… LA IRA DE JEHOVÁ. El pecado de Acán, su consecuencia dentro de Israel y el severo castigo sobre Acán y su familia revelan varios principios de juicio cuando el pueblo de Dios peca de manera flagrante.

(1) Cuando hay grave pecado o hay tolerancia de grave pecado entre el pueblo de Dios, se disminuye, se impide o se pierde por completo la bendición de Dios. Él no bendecirá a un pueblo que se niegue a quitar el pecado de en medio de ellos (vv. Jos 7:1; Jos 7:11-13; Jos 7:20-21; Jos 7:25; cf. 1Co 5:1-13).

(2) El pecado manifiesto dentro de la congregación del pueblo de Dios pone a sus miembros en peligro de la influencia destructiva del enemigo de afuera (e.g., Satanás y el mundo; vv. Jos 7:4-13).

(3) Si se tolera tal pecado y no se corrige, dará por resultado un juicio final (v. Jos 7:13). Sin embargo, si se pone al descubierto, se confiesa y se quita el pecado, entonces vuelven la bendición, la presencia y la gracia de Dios (vv. Jos 7:22-26; Jos 8:1; Jos 8:18-19; cf. Hch 4:31-37; Hch 5:1-11).

(4) Por lo tanto, debe considerarse con la mayor seriedad el pecado entre el pueblo de Dios. Debe protegerse la pureza y exigirse la obediencia. De lo contrario, se atrofiará o cesará por completo el crecimiento espiritual de una congregación (cf. Apo 3:1-3; Apo 3:14-18).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Prevaricación de Acón (7:1).
1Los hijos de Israel cometieron una prevaricación en lo del anatema. Acán, hijo de Jarmi, hijo de Zabdi, hijo de Zare, de la tribu de Judá, se apropió objetos de los dados al anatema, y la cólera de Yahvé se encendió contra los hijos de Israel.

En virtud de la ley de la solidaridad, el pecado de Acán recae sobre todo el pueblo. A este episodio y a sus consecuencias aludía implícitamente el texto en 6:18-19. El autor sagrado, en una breve introducción, hace referencia al precepto divino sobre el herem y anticipa la razón del desastre de Hai. Josué había conminado al pueblo a no tomar nada de lo que debía ser consagrado al exterminio ni de lo que debía reservarse para el tesoro de Yahvé. El pueblo obedeció a su palabra, pero la codicia cegó a Acán. Era Acán hijo de Judá por Zarac (Gen 38:30; Gen 46:12).

Desastre en Hai (Gen 7:2-5).
2Josué mandó desde Jericó hombres hacia Hai, que está al oriente de Betel, y les dijo: “Id a explorar la tierra.” Llegaron y reconocieron Hai. 3De vuelta a Josué, le dijeron: “No se necesita que el pueblo todo se ponga en marcha contra la ciudad. Dos o tres mil hombres que suban bastarían para tomar Hai, pues sus habitantes son pocos en número; no es preciso que todo el pueblo se fatigue.” 4Pusiéronse, pues, en marcha unos tres mil hombres, que emprendieron la fuga ante los hombres de Hai. 5Las gentes de Hai les mataron unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde la puerta hasta Sebarim, batiéndolos en la bajada. El corazón del pueblo desmayó y perdió todo valor.

Yahvé es un Dios celoso que castiga las infidelidades de su pueblo. Como represalia por el pecado de Acán le abandona a sus propias fuerzas en el ataque a Hai y es derrotado, a pesar del exiguo número de sus defensores. El autor sagrado conoce la ciudad y sus alrededores, pero usa de la aproximación al señalar el número de guerreros que atacaron la ciudad y las bajas que tuvieron. El número de atacantes parece excesivo en relación con las pérdidas sufridas. Hai, que significa la Ruina, se identifica con el actual et-Tell, a tres kilómetros al sudeste de Betel (Gen 12:8; Gen 13:3). Estaba edificada sobre uno de los promontorios que se adelantan hacia la depresión jordánica, con una posición excepcional desde el punto de vista estratégico. Hai era la llave para penetrar en el macizo central de Palestina.

Consternación de Josué (Gen 7:6-15).
6Josué rasgó sus vestiduras, y se postró rostro en tierra ante el arca de Yahvé, hasta por la tarde, él y los ancianos de Israel, y echaron polvo sobre sus cabezas. 7Josué dijo: “¡Oh Señor, Yahvé! ¿por qué has hecho pasar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en manos de los amorreos, que nos destruyan? ¿Por qué no hemos sabido quedarnos al otro lado del Jordán? 8 Por favor, Yahvé, ¿qué voy a poder decir yo después de haber vuelto Israel las espaldas ante los enemigos? 9Lo sabrán los cananeos y todos los habitantes de la tierra, y nos envolverán y harán desaparecer de la tierra nuestro nombre. Y ¿qué harás tú por la gloria de tu nombre?” 10Yahvé dijo a Josué: “Levántate; ¿por qué te echas sobre tu rostro? 11Israel ha pecado y ha llegado a traspasar mi alianza, la que yo le he mandado guardar, hasta tomar cosas de las dadas al anatema, robarlas, mentir y guardarlas entre sus enseres. 12Por eso los hijos de Israel no han podido resistir ante sus enemigos y les dieron las espaldas, porque han venido a ser anatema. Ya no estaré yo en adelante en medio de ellos, si no quitáis de en medio de vosotros el anatema. 13Levántate, santifica al pueblo, y diles: “Santifícaos para mañana, porque así dice Yahvé, Dios de Israel: Hay en medio de ti, ¡oh Israel! un anatema, y no podrás resistir ante el enemigo mientras no hayas quitado el anatema de en medio de vosotros. 14Os acercaréis mañana por tribus; y la tribu que Yahvé señale, se acercará por familias; y la familia que señale Yahvé, se acercará por casas; y la casa señalada por Yahvé, se acercará por cabezas. 15El que fuere cogido en el anatema, será consumido por el fuego, por haber traspasado la alianza de Yahvé y haber cometido en Israel una maldad.”

El revés sufrido en Hai desconcierta a Josué y a sus íntimos colaboradores por lo que significaba y por las repercusiones que la derrota tendría en el futuro. Yahvé en esta ocasión no había combatido al lado de su pueblo, lo que debía interpretarse como señal de que estaba resentido por alguna infidelidad cometida contra El. Como muestras externas de dolor, rasga Josué sus vestiduras (Gen 37:29; Gen 44:13; Num 14:6), echa polvo sobre su cabeza (Job 2:12; Lam 2:10, etc.), y, postrado en tierra, se queja a Yahvé, casi reprochándole su conducta (Jer 1:6; Jer 4:10; Jer 14:13)” haciéndole ver el porvenir de su pueblo y el menoscabo de su gloria ante los otros pueblos de Palestina. La conducta de Yahvé en momentos tan críticos es desconcertante. ¿No cobrarán ánimo los pueblos de toda Palestina al enterarse de que un puñado de hombres de Hai ha infligido una gran derrota a los israelitas, considerados por algunos como invencibles?
Dios señala a Josué la causa del revés sufrido en Hai (v. 10-12); en 13-15 se señalan los procedimientos para aplacar su ira. Como sujeto de este pecado, seis veces se dice que es una colectividad; una vez el pecador es Israel (hata Yisrael, Israel pecó); cinco veces se dice que ellos, es decir, los israelitas, han pecado. De todo el contexto aparece que el pecador es Acán, quien con su pecado trajo la confusión sobre el campamento de Israel (Jer 6:18). Para que entre Dios y el pueblo se reanuden las relaciones de amistad, es preciso que desaparezca la infamia de en medio del pueblo (Gen 34:14; Deu 22:21) y de que sea quemado (Gen 38:24; Lev 21:9) el que faltó a la alianza. Dios mismo sugiere a Josué el método que debe seguirse para individualizar al culpable (1Sa 14:40-42; 1Sa 10:19-21).

Señalamiento del culpable (1Sa 7:16-26).
16Al día siguiente de mañana, Josué hizo que se acercara Israel por tribus, y fue señalada la tribu de Judá. 17Hizo acercarse a las familias de Judá, y fue señalada la familia de Zare. Hizo acercarse a la familia de Zare, por casas, y fue señalada la casa de Zabdi. 18 Hizo acercarse a la casa de Zabdi, por cabezas, y fue señalado Acán, hijo de Jazmi, hijo de Labdi, hijo de Zare, de la tribu de Judá. 19Josué dijo a Acán: “Hijo mío, anda, da gloria a Yahvé, Dios de Israel, y ríndele honor. Confiésame lo que has hecho, no me lo ocultes.” 20Acán respondió a Josué, diciendo: “Es cierto, soy yo el que ha pecado contra Yahvé, Dios de Israel. He aquí lo que he hecho: 21Vi entre los despojos un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso, y, codicioso, los tome, y los enterré en medio de mi tienda, poniendo debajo el dinero.” 22Josué mandó entonces comisionados, que fueron corriendo a la tienda y vieron los objetos enterrados en la tienda de Acán, y debajo el dinero. 23Tomáronlo de en medio de la tienda y se lo llevaron a Josué y a los hijos de Israel, y lo depositaron ante Yahvé. 24Josué tomo a Acán, hijo de Zare, y le condujeron al valle de Acor. 25Josué dijo: “¿Por qué nos has puesto en perturbación? Pertúrbete a ti hoy Yahvé.” Y todo Israel le lapidó. Después de lapidado, fue quemado en el fuego, 26y echaron sobre Acán un gran montón de piedras, que todavía hoy subsiste. Yahvé aplacó el ardor de su cólera. Por eso se llamó a aquel lugar valle de Acor, hasta el día de hoy.

Según lo que había mandado Dios, echáronse suertes para descubrir al culpable empleando el sistema de eliminación, empezando por las tribus y terminando por los individuos. Con el efod en la mano, un sacerdote interpretaba las respuestas dadas por las dos suertes sagradas, el urim y el tummim, dos piedras preciosas que, convencionalmente, significaban sí o no. Acán resultó ser el culpable. Reconoció su falta y confesó haber sustraído un hermoso manto de Senaar, es decir, de Babilonia (Gen 10:10; Gen 11:2; Gen 14:1-9), y una cantidad de plata y oro en lingotes, cuya estimación en medidas actuales era de tres kilos y 800 gramos respectivamente. El texto masorético actual extiende el castigo a los familiares y a la hacienda del sacrílego, pero el texto griego reduce la lapidación al culpable, lo que está conforme con Deu 24:16. Como en otras partes del libro de Josué, se ha amplificado el texto primitivo de este pasaje con glosas redaccionales con el fin de acentuar las penas en que incurren los transgresores de la alianza. Como glosa debe también considerarse la noticia de que Acán fuera quemado en el fuego 21.

Fuente: Biblia Comentada

La derrota de Israel aquí es similar a una derrota que ocurrió en el pasado en contra de los amalecitas (Núm 14:39-45).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— cometieron un gran delito: El delito lo comete un solo individuo -Acán- que, contraviniendo las instrucciones de Josué (Jos 6:18), se queda con parte de lo “consagrado” al Señor (ver segunda nota a Jos 2:10). Pero en virtud de la doctrina de la responsabilidad colectiva, todo el pueblo padece las consecuencias de su delito.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La ruina. En forma directa, el narrador implica a todos los israelitas (6:18) en el pecado de Acán. El concepto de solidaridad nacional, la noción de que los actos de un individuo afectan a todo el grupo, arroja luz sobre otros pasajes (2 Sam. 21:1-9; Hech. 9:4; Col. 1:24) y es la base para la doctrina del pecado original de la humanidad en Adán, y para la justificación de los santos a través de Jesucristo (Rom. 5:12-19).

2-5 Hai significa ominosamente “la ruina”. Es incierta su identidad moderna porque el sitio tradicional, et Tell, está desocupado en la actualidad. El desatino y la derrota de Israel deben verse a la luz de la ira de Dios (1). Una cosa fue enviar espías que reconocieran Jericó (2:1), pero fue una clara violación a la guerra santa y a las instrucciones de Dios a Josué al nombrarlo (Núm. 27:21), iniciar batalla sin consultar al Señor. Irónicamente, Josué tuvo que echar suerte después de la derrota (14). Los espías violaron las normas de la guerra santa con tando con “miles” (mejor, “contingentes”; ver comentario de 4:13), no con el Señor. Si los contingentes eran de 15 hombres cada uno, entonces 36 hombres constituían una pérdida de un 80%. Al explicar esta derrota, uno no debe culpar solamente a estas violaciones de la guerra santa, la causa última de la derrota, o solamente el error táctico de Josué al intentar un ataque de frente la causa inme diata: fueron ambas.

6-9 En gran desaliento, Josué y los ancianos rasgaron sus vestiduras (cf. Gén. 37:29, 34; Jue. 11:35) y se postraron delante del arca, el lugar sagrado de consulta (cf. Jue. 20:18, 23, 26-27). Se que jaron lastimosamente y consultaron osada y francamente de Dios la razón de su derrota (cf. Isa. 6:11). Josué estuvo a punto de culpar a Dios como Israel lo había hecho (cf. Exo. 14:21; 16:2-8). Desde la perspectiva ignorante de Josué, la ruina parecía tontería. Si los cananeos hubieran reconquistado su confianza y desde sus fortificaciones en las montañas hubieran descendido sobre los israelitas, atrapados por el crecido Jordán, la situación hubiera sido realmente desesperada.

10-15 El Señor respondió bruscamente, levántate y subrayó la culpabilidad de la nación: Israel ha pecado. Defraudando al santo Dios -poniendo sus gustos y valorando que sus juicios son me jores que la palabra de Dios-, los israelitas habían difamado su glorioso nombre. Dios protegió su honor convirtiéndolos en herem.

16-23 Para proveer un camino de salvación nacional, Dios ordenó al campamento profanado reconsagrarse (ver 3:5) y deshacerse del herem (13). Dios aisló a los culpables mediante respuestas de “sí” y “no” de la suerte sagrada (cf. 14:2; 18:6; Exo. 28:30), señalando a Acán mediante un proceso de eliminación (14, 17). Los culpables entonces confesaron el mal que habían hecho. Todas las cosas quedan desnudas delante de Dios (Heb. 4:13). El pecado quedaría cubierto quemando todo lo que pertenecía a Acán como el nuevo herem glorificador de Dios. Quizá la propiedad hurtada de Jericó hubiera infligido a Israel un contagio físico y por eso debía ser sometido al fuego purificador (ver 6:17, 24). En tiempos bíblicos, las familias actuaban más como una unidad bajo la dirección del pa dre, que en las culturas occidentales. Las familias entraban en pacto con Dios como un grupo (ver sobre 2:8-14, 18) y quebrantaban el pacto colectivamente, como en este caso. Acán probablemente escondió el botín en la tienda familiar, con el conocimiento pleno de toda su familia (cf. Hech. 5:1, 2).

Confesando su pecado, Acán dio gloria a Dios (19), porque ello entrañaba reconocimiento de la omnisciencia, soberanía, verdad, celo y santidad de Dios. De manera significativa, el incrédulo Acán equivocó el nombre del herem llamándolo botín. Su punto de vista de la guerra santa era equivocado. Para él, Jericó era un trofeo que había conquistado, no algo que el Rey divino había ganado. De igual manera los materialistas consideran los re cursos de la tierra como suyos, no del Señor.

24-26 Todo Israel debía participar en la lapidación expiatoria (cf. v. 1). El montón de piedras en Acor (que significa “desastre”) conmemora el trágico sacrilegio de Acán (cf. 4:5-7).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

7.1 «El anatema» se refiere a todas las vestiduras, ganado y otro botín que Dios dijo a Israel que debiera destruir cuando conquistara Jericó (véase 6.16-19). El problema no era que ellos hubieran encontrado un buen uso para algo que de todos modos sería desechado. Se trataba de una seria ofensa dado que habían desafiado una orden explícita del Señor (véase Deu 20:16-18).7.1ss Note los resultados del pecado de Acán: (1) muchos hombres murieron (7.5). (2) El ejército de Israel se paralizó de temor (7.5). (3) Josué cuestionó a Dios (7.7-9). (4) Dios amenazó con retirar su presencia del pueblo (7.12). (5) Acán y su familia tenían que ser destruidos (7.24-26).Cuando Israel eliminó el pecado de su comunidad, estos fueron los resultados: (1) palabras alentadoras de Dios (8.1). (2) La presencia de Dios en la batalla (8.1). (3) La dirección y promesa de victoria por parte de Dios (8.2). (4) El permiso de Dios para guardar el botín y el ganado de la batalla para ellos mismos (8.2). A través de la historia de Israel, hubo bendiciones cuando el pueblo eliminó el pecado. Uno experimenta victoria cuando elimina el pecado de su vida y sigue, de todo corazón, el plan de Dios.7.6 Josué y los ancianos rompieron sus vestidos y echaron polvo sobre sus cabezas como señales de un luto profundo delante de Dios. Estaban confundidos por la derrota en la pequeña ciudad de Hai después de la victoria espectacular de Jericó. Por lo tanto se presentaron delante de Dios en gran humildad y tristeza para recibir sus instrucciones. Cuando nuestras vidas se desmoronan, nosotros también debemos volvernos a Dios en busca de ayuda y dirección. Como Josué y los ancianos, debemos humillarnos delante de Dios para que podamos oír su Palabra.7.7 Cuando Josué primero salió contra Hai (7.3), no consultó a Dios sino que dependió de la fuerza de su ejército para derrotar la pequeña ciudad. Sólo después de la derrota de Israel decidió buscar a Dios y preguntarle qué había pasado.Muchas veces dependemos de nuestras propias habilidades y fuerza, sobre todo cuando la tarea que tenemos parece fácil. Buscamos a Dios sólo cuando los obstáculos parecen demasiado grandes. Sin embargo, sólo Dios sabe lo que tenemos por delante. Una consulta con El, aun cuando todo nos vaya bien, puede salvarnos de graves errores o malas decisiones. Puede que Dios quiera que aprendamos ciertas lecciones, nos despojemos de cierto orgullo o consultemos a otros antes de trabajar a través nuestro.7.7-9 Imagínese orar a Dios de esta manera. Esta no es una oración formal de iglesia. Es la oración de un hombre que tiene miedo y está confundido por lo que está sucediendo a su alrededor. Josué le expresó sus verdaderos sentimientos a Dios. Si esconde sus necesidades de Dios, está ignorando al único que realmente le puede ayudar. Dios recibe sus oraciones sinceras y desea que le exprese sus verdaderos sentimientos. Cualquier creyente puede volverse más sincero en la oración al recordar que tenemos un Dios que es omnisciente (todo lo sabe) y omnipotente (todo lo puede) y que su amor dura para siempre.7.10-12 ¿Por qué trajo castigo sobre toda la nación el pecado de Acán? Aunque fue la falla de un hombre, Dios lo vio como una desobediencia nacional a una ley nacional. Dios exigía que toda la nación se comprometiera a la tarea que había prometido cumplir: conquistar la tierra. Por eso, cuando una persona falló, todos fallaron. Si el pecado de Acán no hubiera sido castigado, se habría desatado un saqueo ilimitado. La nación como entidad colectiva tenía que prevenir esa desobediencia.El pecado de Acán no fue el simple acto de guardar algo del botín (que Dios permitía en algunos casos), sino la desobediencia al mandato explícito de Dios de destruir todo lo relacionado con Jericó. Su pecado fue la indiferencia a la maldad e idolatría de la ciudad, no simplemente el deseo de tener más dinero. Dios no volvería a proteger al ejército de Israel hasta que se eliminara el pecado y este volviera a obedecerle sin reservas.Dios no se conforma con que hagamos lo bueno algunas veces. El desea que todos nosotros hagamos lo bueno siempre. Estamos bajo sus órdenes para eliminar todo pensamiento, práctica o posesión que entorpezca nuestra devoción a Dios.7.13 «Santificaos» significaba que los israelitas tenían que realizar los ritos de purificación que se mencionan en 3.5, cuando se preparaban para cruzar el Jordán. Tales ritos preparaban al pueblo para acercarse a Dios y les hacían recordar constantemente el pecado de ellos y la santidad de El.7.24, 25 Acán subestimó a Dios y no tomó sus mandatos en serio (6.18). Puede haberle parecido insignificante a Acán, pero los efectos de su pecado fueron sentidos por toda la nación, sobre todo su familia. Como Acán, nuestras acciones afectan a más personas, además de nosotros mismos. Cuidado con la tentación de racionalizar sus pecados, con decir que son demasiado pequeños o demasiado personales para afectar a alguien más que a usted.7.24-26 ¿Por qué pagó toda la familia de Acán por su pecado? La narración bíblica no nos dice si fueron cómplices en el delito. Pero en la antigüedad, se trataba a la familia como una unidad. Acán, como cabeza de la familia, era como un jefe tribal. Si prosperaba, la familia prosperaba con él. Si sufría, ellos también. Muchos israelitas ya habían muerto en la batalla como resultado del pecado de Acán. Este tenía que ser totalmente eliminado del pueblo de Israel.Toda su familia tenía que ser apedreada junto con él, para que no quedara ninguna huella del pecado en Israel. En nuestra cultura individualista, nos cuesta trabajo entender tal decreto, pero en las culturas antiguas era un castigo usual. El castigo encajaba con el delito: Acán desobedeció el mandato de Dios de destruirlo todo en Jericó, por lo tanto todo lo que le pertenecía a Acán sería destruido. El pecado tiene consecuencias drásticas, así que debemos tomar medidas drásticas para evitarlo.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) “Acán.” Heb.: ‛A·kján; en 1Cr 2:7: “Acar”, y ambos significan: “Acarreador de Extrañamiento; Causador de Dificultad”. Véanse 1Cr 2:7, nn.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 189 Jos 22:20; 1Cr 2:7

b 190 Deu 7:26; Jos 6:17

c 191 Jos 6:18

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

los hijos de Israel. Aunque sólo uno había pecado, su pecado se atribuyó a toda la nación (cp. Ro 5:12). Por tanto, la ira del S eñor se encendió contra toda la nación. Este versículo prepara el escenario para la próxima derrota y su causa.

Fuente: La Biblia de las Américas

Estos capítulos forman una unidad: el cap. 7, detalla la derrota de Israel en Hai y su causa, y el cap. 8 describe la victoria en Hai después de que Israel puso remedio al pecado.

Fuente: La Biblia de las Américas

cometieron una prevaricación. Lit., quebrantaron la fe. La acción de Acán fue una violación de la ley del pacto (v. Jos 7:11).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

transgresión… Se sigue LXX; anatema… Esto es, lo que Dios había destinado al exterminio; Acán… Heb. ajar = turbaciónGén 34:30; se apropió secretamente… Sólo en voz media (LXX) significa particularmente sustraer en secretoHch 5:2. Se sigue LXX.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Fuente: La Biblia de las Américas

Heb. vaimalu – maal = fueron infieles (con) infidelidad. El juego de palabras enfatizala acción.

7.1 Esto es, de lo que había sido consagrado al exterminio.

7.1 Heb. ajar = turbación g Gén_34:30.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[=] *Jos 6:18

[.] Todo el botín fue hecho anatema, es decir, consagrado a Dios. Que sea quemado o bien depositado en el tesoro del Santuario, es ofrecido a Yavé. Acán ha robado a Dios y según la manera de expresarse de ese tiempo, lo robado se vuelve maldición que se pega a él y a su familia. Tal vez este hecho debe hacernos reflexionar sobre lo serios que son nuestros compromisos cuando decidimos consagrar a Dios nuestro tiempo o nuestra persona.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] Dios muchas veces castiga a un pueblo por el pecado de uno de sus individuos, para infundir en ellos horror al pecado y temor a la justicia divina. 1 Re 16, 34.[13] Lev 20, 7; Num 11, 18; Jos 3, 5; 1 Sam 16, 5.[14] Con ese escrutinio, es infalible el resultado.[26] 2 Sam 18, 17.

Fuente: Notas Torres Amat