Comentario de Josué 13:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Siendo Josué ya viejo y de edad avanzada, le dijo Jehovah: “Tú eres ya viejo y de edad avanzada, y queda todavía muchísima tierra por conquistar.
Año 1444 a.C.
Josué ya viejo. Jos 14:10; Jos 23:1, Jos 23:2; Jos 24:29; Gén 18:11; 1Re 1:1; Luc 1:7.
mucha tierra por poseer. Deu 31:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Los límites de la tierra todavía no conquistada, Jos 13:1-7.
La herencia de las dos tribus y media, Jos 13:8-13.
El Señor y sus sacrificios son la herencia de Leví, Jos 13:14.
Los límites de la herencia de Rubén, Jos 13:15-21.
Muerte de Balaam, Jos 13:22-23.
Los límites de la herencia de Gad, Jos 13:24-28;
y de la mitad de la tribu de Manasés, Jos 13:29-33.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jos 14:1-15; Jos 15:1-63; Jos 16:1-10; Jos 17:1-18; Jos 18:1-28; Jos 19:1-51; Jos 20:1-9; Jos 21:1-45
La segunda mitad del libro de Josué tiene que ver con la distribución de la tierra. Se nota un marcado contraste entre la primera parte llena de acción y la segunda con un ritmo sedentario y de relativa poca actividad. El énfasis principal está en Jehová, el Dios de Israel, como el dueño de la tierra y el dador de ella.
EN FOCO
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«Herencia»
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(Heb. nachalah) (Jos 13:7; Deu 4:20; Sal 16:5; Sal 94:14) # en Strong H5159: La palabra herencia significa «posesión» o «propiedad» y se relaciona con las promesas de Dios, particularmente aquellas relativas a la Tierra Prometida (Gén 13:14-17). Cuando esta palabra se usa para Tierra Prometida, no sólo se refiere a lo que una persona lega a sus hijos. Dios, el Dueño de toda la Tierra, concedió a su pueblo un terreno específico, fijó sus límites y prometió entregársela. Sin embargo, el concepto de la herencia de Israel trasciende a una simple asociación con la tierra. David y Jeremías afirmaron que Dios mismo es la herencia real de su pueblo (Sal 16:5; Jer 10:16). El pueblo de Dios puede encontrar gozo y satisfacción en su relación con él. Nada en este mundo puede ofrecer una herencia como Dios mismo (1Pe 1:4).
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
A pesar de la descripción de victoria total en los capítulos Jos 10:1-43; Jos 11:1-23, Dios dijo a Josué: queda aún mucha tierra por poseer. Esto incluía los territorios de los filisteos y sus vecinos al sur, las costas fenicias al norte y los territorios montañosos del norte del Líbano. Se nombran las cinco ciudades famosas de los filisteos (Gaza, Asdod, Asquelón, Gat y Ecrón). Una indicación de que este territorio faltó por tomar aparece ya en el Jos 11:22 refiriéndose a Gaza, Gat y Asdod. Pero Josué estaba muy viejo para dirigir la lucha que quedaba por la tierra. Dios mismo expulsaría a esos habitantes; Josué solamente tenía que entregar la tierra a las nueve tribus y la otra media tribu al oeste del Jordán.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
SIENDO JOSUÉ YA VIEJO. Este capítulo comienza la segunda parte del libro de Josué. Ahora se había tomado la tierra hasta el punto de que se anuló la resistencia organizada. La tierra «descansó de la guerra» (Jos 11:23), aunque todavía quedaban territorios por conquistar (vv. Jos 13:2-6).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
2. Distribución de la Tierra de Canaán (c.13-22).
Advertencia de Dios a Josué (13:1-6).
1Josué era ya viejo, entrado en años, y Yahvé le dijo: “Eres ya viejo, de edad avanzada, y queda todavía mucha tierra por conquistar. 2 Mira lo que queda: todos los distritos de los filisteos y todo el territorio de Gesur; 3 desde el Sijor, que corre al oriente de Egipto, hasta la frontera de Acarón, hacia el norte, que se reputa como de los cananeos; los cinco príncipes de los filisteos: el de Gaza, el de Azoto, el de Ascalón, el de Gat y el de Acarón; los jeveos al mediodía; 4toda la tierra de los cananeos, y Ara, que es de los sidonios, hasta Afee, hasta la frontera de los amorreos; 5 la tierra de los gueblitas y todo el Líbano a oriente, desde Baal Gad, al pie del monte Hermón, hasta la entrada de Hamat; 6 todos los habitantes de la montaña, desde el Líbano hasta las aguas de Misrefot; todos los sidonios. Yo los arrojaré de delante de los hijos de Israel. Pero distribuye por suertes esta tierra en heredad a los hijos de Israel, como yo lo he mandado.
La conquista de muchos lugares estratégicos de Palestina había requerido el espacio de muchos años; “quedaba todavía mucha tierra por conquistar,” pero Josué era ya de edad avanzada. En la imposibilidad de apoderarse de toda la tierra prometida antes de su muerte, le manda Dios que la distribuya por suertes, aun aquella que ocupaba el enemigo, a los hijos de Israel. Josué puede reunirse tranquilo con sus padres, confiado en la promesa de que Dios arrojará de sus territorios a los pueblos enemigos para entregárselos a su pueblo escogido. Las campañas de Josué habían abierto las puertas de Palestina a los israelitas. Quedaban por conquistar los distritos de los filisteos, la Fenicia, el Líbano. Los gesuritas habitaban al sur de Palestina, cabe a los filisteos (1Sa 27:8). El Sijor es uno. de los canales de la frontera de Egipto. Se mencionan los cinco príncipes (seranim) de la pentarquía filistea Que 3:3; 16:5; 1Sa 5:6). Los gueblitas son los habitantes de Gebal, la antigua Byblos, al norte de Beirut. En Jue 3:1-6 se da la razón de por qué Dios no entregó estos pueblos en manos de los israelitas, que fue para que las generaciones futuras se acostumbraran a la guerra y apreciaran el esfuerzo llevado a cabo por sus antepasados. Otra razón apuntada en Jue 3:4 es de que “estos pueblos habían de servir para por ellos probar a Israel y saber si obedecería a los mandatos que Yahvé había dado a sus padres por medio de Moisés.” La mejor prueba, en efecto, de su fidelidad a la alianza era la de mantenerse fiel a Dios en medio de un mundo idólatra 1.
Repartición de las tierras de Trans Jordania (Jue 13:7-14)
7Ahora, pues, distribuye esta tierra entre las nueve tribus y la media de Manases. 8Con la otra mitad, los rubenitas y gaditas recibieron ya su heredad, que les dio Moisés al otro lado del Jordán, a oriente, como se la distribuyó Moisés, siervo de Yahvé: 9desde Aroer, a orillas del torrante del Arnón, y desde la ciudad que está en medio del valle, toda la llanura de Madaba hasta Dibón; 10todas las ciudades de Seón, rey de los amorreos” que reinaba en Hesebón, hasta la frontera de los hijos de Am-món; n Galaad, el territorio de Gesur y de Macat, toda la montaña de Hermón y todo el Basan, hasta Saleca; 12todo el reino de Og, en Basan, que remaba en Astarot, y en Edraí, y eran los últimos restos de los refaím. Moisés batió a estos reyes y los desposeyó; 13pero los hijos de Israel no desposeyeron a los guesuritas y a los macatitas, y Gesur y Macat habitan en medio de ellos hasta hoy. 14La tribu de Levi fue la sola a que Moisés no dio heredad, porque las combustiones de Yahvé, Dios de Israel, son su heredad, como él se lo dijo.
Como se ha hablado ya otras veces (Jue 1:12-15; Jue 12:1-6), las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manases habían recibido su heredad en Transjordania. Moisés se la había dado; a Josué quedaba la tarea de hacer la distribución de las tierras de Cisjordania entre las nueve restantes y la media de Manases. Pero así como las tribus del lado de acá del Jordán debían convivir con los naturales del país, del mismo modo “los hijos de Israel no desposeyeron a los guesuritas y a los macatitas” (Jue 12:5; Deu 3:14), que convivían con los tribus transjordánicas aun en los días en que se escribía este elato. A los hijos de Leví no se les concedió heredad entre el puebporque las combustiones por el fuego eran su heredad (Num 18:2oss; Deu 10:8-9; Deu 18:2).
Herencia de Rubén (Deu 13:15-23).
15Moisés había dado a los hijos de la tribu de Rubén una parte según las familias. 16Tuvieron por territorio, a partir de Aroer, a orillas del torrente del Arnón y de la ciudad situada en medio del valle, toda la llanura hasta Madaba; 17Hesebón y todas las ciudades del llano, Dibón, Bamot Baal, Bet Baal, Maón, 18Jahsa, Quedamot, Mefat, 19Quiryataím Sabama, Sa-rat Asar, en el monte del valle; 20Bet Fogor, las pendientes del Pasga, Bet Jesimot, 21todas las ciudades del llano y todo el reino de Seón, rey de los amorreos, que remaba en Hesebón; Moisés le derrotó a él y a los príncipes de Madián, Eví, Requem, Sur, Jur y Rebe, tributarios de Seón, que habitaban la tierra. 22El adivino Balaam, hijo de Beor, fue también del número de los que los hijos de Israel pasaron a filo de espada. 23Así el territorio de los hijos de Rubén llegaba hasta el Jordán y sus riberas. Esta fue la heredad, las ciudades y sus pueblos, de los hijos de Rubén y sus familias.
Aunque Rubén se hubiera establecido antes en el territorio por condescendencia de Moisés (Num 32:153), el hagiógrafo menciona de nuevo los límites de su territorio con las principales ciudades. Como hemos dicho, poseían los rubenitas numerosos rebaños, entregándose a la vida del pastoreo. Débora criticará más adelante su conducta porque su afición desmesurada por la vida beduína le retraía de la obligación de luchar juntamente con las otras tribus de Israel (Jue 5:15-16). En tiempos del rey David no figura Rubén como población sedentaria, terminando por fundirse con los gaditas (1Sa 13:7; 2Sa 24:5). En la Estela de Mesa solamente se hace mención de Gad como tribu israelítica al norte del torrente Arnón (2Sa 12:2; Num 21:13; Deu 2:24; Num 23:24; Deu 2:36). Pereció Balaam en la guerra contra los madianitas (Num 31:8).
Territorio de Gad (Num 13:24-28).
24Moisés dio a la tribu de Gad una parte según sus familias. 25 Su territorio comprendía: Jaser, todas las ciudades de Galaad, la mitad de la tierra de los hijos de Ammón hasta Aroer, que está enfrente de Raba, 26 desde Hesebón hasta Ramat, Masfe y Betonim, y desde Majanaím hasta la frontera de Debir; 27y en el valle de Bet Aram, Bet Nimra, Sucot y Safón, parte del reino de Seón, rey de Hesebón, el Jordán y sus riberas, hasta el cabo del mar de Queneret, del otro lado del Jordán, a oriente. 28Esta fue la heredad, ciudades con sus pueblos, de los hijos de Gad según sus familias.
Gad se instaló en Transjordania, al norte del territorio de Rubén. A diferencia de sus hermanos del sur, los gaditas eran guerreros (Deu 33:20; 1Cr 21:8s.). A Gad había dicho Jacob: “Gad: salteadores le asaltan, y él les pisa los talones” (Gen 49:19). De hecho, cuando los nómadas le asaltan, sabe defenderse. Y no solamente se defendía, sino que, de tendencia absorbente, acabó con anexionarse la tribu de Rubén, indolente para la guerra. Se recuerda a Gad en la Estela de Mesa, en donde se dice que habitaba en Atarot. Edificó esta tribu ciudades en Galaad (Num 32:34).
Media tribu de Manases (Num 13:29-33).
29Moisés dio a la media tribu de Manases una parte, según sus familias. 30 Tuvieron por territorio, a partir de Majanaím, todo Basan, todo el reino de Og, rey de Basan, y todos los burgos de Jair en Basan, sesenta ciudades; 31la mitad de Galaad, Astarot y Edraí, ciudades del reino de Og en Basan, fueron dadas a Maquir, hijo de Manases, a la mitad de los hijos de Maquir, según sus familias. 32Estas son las partes que distribuyó Moisés, cuando estaba en los llanos de Moab, del otro lado del Jordán, frente a Jericó, a oriente. 33Pero Moisés no dio parte a la tribu de Leví; Yahvé, Dios de Israel, es su parte, como él se lo ha dicho.
A la media tribu de Manases (Deu 3:13-15; Num 32:41) se le dio el territorio al norte del río Yaboc, que comprendía todo Basan, el reino de Og y los burgos de Jair. Al norte de su heredad residían los macatitas y los guesuritas, que, según 13:13, resistieron a los israelitas. A Maquir (17:1-6), primogénito de Manases y padre de Galaad, se le asignó la región septentrional del Yaboc y Basan. De nuevo repite el autor sagrado el estribillo de que esta distribución de la región transjordánica fue ratificada solemnemente por Moisés en los llanos de Moab, frente a Jericó 2.
Fuente: Biblia Comentada
Siendo Josué ya viejo. Para este entonces él se estaba acercando a los cien años, en comparación a los ochenta y cinco años de Caleb (Jos 14:10). En el Jos 23:1, él tenía ciento diez años y estaba cerca de la muerte (Jos 24:29).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
mucha tierra. Cierta porción de tierra aún no había sido ocupada por los israelitas a través de las victorias generales previas. Pequeños grupos o áreas en el Jos 13:2-6 aún permanecían sin ser tocados por invasión específica y ocupación (vea el Jos 11:23 y la nota). Cuando Josué designó áreas a individuos y tribus, llevaban la meta de expulsar a los grupos de resistencia que permanecieran; si no desobedecían el mandato de Dios de estar determinados a conquistar (Deu 11:22-23). El hecho de no hacer esto a profundidad es un tema triste en Jue 1:1-36.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Tierra todavía por conquistar
El libro de Jos. presenta dos perspectivas de la naturaleza y alcance de la ocupación de Canaán por Israel: Batallas relámpago y espectacularmente exitosas en la conquista de toda la tierra (11:16-23; 21:43-45; cf. Exo. 23:23), y una serie de muchas batallas durante un tiempo largo (11:18) con grandes áreas de territorio del que poco a poco tendrían que tomar posesión luego de la conquista (13:1-7; 18:3; cf. Exo. 23:27-30; Jue. 1). La tensión se puede disipar haciendo ver dos factores:
Primero, los historiadores bíblicos presentan su material de acuerdo con esquemas teológicos. A veces, como en el caso de los libros de Rey. y Crón. y de los Evangelios del NT, los diferentes autores presentan la misma historia desde ángulos diferentes. Para enfatizar sus puntos, seleccionan material con cuidado, organizándolo por temas y no necesariamente en orden cronológico, y editándolo como sea necesario. Escriben una historia para provocar la memoria e inspirar la visión, no solamente como crónica de eventos. Nuestro narrador celebra que, cuando terminan las asombrosas campañas de Josué, se acaba la resistencia cananea. Por la “tierra”, él implica tanto el territorio como sus habitantes. Ahora que los pueblos de la tierra han sido vencidos, puede decirse que toda la tierra -en su sentido geográfico- ha sido tomada. Esa memoria ayudó a Israel para darle fuerza y establecerse en la tierra que faltaba.
Segundo, la posesión de la tierra por parte de Israel y el resto que sucedió, son temas ampliados, porque la tierra fue tomada “poco a poco” (Exo. 23:30) pero nunca totalmente (Heb. 4:1-14). Las generaciones futuras debían desempeñar su parte (Jue. 3:1-4). El autor de Crón. usó Jue. 3:1-4 para presentar a David como mayor que Josué porque reinó desde “el río Sijor en Egipto hasta Lebo (la entrada a) Hamat”, usando vocabulario único de es tos dos textos. Isaías vio el cumplimiento de estas fronteras nacionales ideales en la era mesiánica (Isa. 11:12-16). En cualquier punto dado durante el proceso de posesión de la tierra, puede decirse que Dios cumplió su promesa. Además, cada cumplimiento individual fue parte del cumplimiento último y podía reconocerse como tal. El NT presenta la misma tensión en relación con el reino de Dios: Ya está aquí pero en su más amplio sentido “todavía no”.
Las tierras que quedaban, eran:
2, 3 El territorio que se convirtió en Filistea, desde Sijor (“río de Horus”, el Nilo) hasta Gesur. Aunque más tarde gobernada por los filisteos (cf. 11:22; Gén. 10:14), esta tierra era parte del territorio cananeo prometido a Israel. Los aveos vivieron en las cercanías de Gaza.
4 El territorio de los cananeos desde Ara (sitio desconocido) de los sidonios hasta Afec, al sudeste de Biblos, y los amorreos, probablemente el reino de Amurru en la región del Líbano.
5 El territorio de los gebalitas, es decir, el área de Biblos y todo el Líbano al oriente de Baal-gad al pie del monte Hermón a la entrada de Hamat.
Otras áreas todavía quedaban por ser tomadas: Ciudades estratégicas en el valle de Jezreel-Meguido, Taanac, Ibleam, Endor y Bet-seán (17:11, 12; cf. Jue. 1:27).
La llanura costera, Afec, Gezer y Dor (13:4; 16:10; 17:11; cf. Jue. 1:27, 29).
La ciudad de Jerusalén (15:63; cf. Jue. 1:21) y los territorios de Gesur y Maaca (13:13).
Estos comentarios muestran que Israel cinceló su territorio en las montañas de Palestina, mientras las poblaciones nativas permanecieron en las llanuras porque intimidaron a Israel con sus carros de hierro (17:16; Jue. 1:19).
Dar por sorteo en el v. 6 significa “hacer caer” (es decir, la porción gobernada por Dios; cf. Núm. 33:54; Isa. 34:17; Miq. 2:4-5).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
13-19 Los siguientes capítulos describen la manera en que se repartió la tierra prometida entre las doce tribus. Primero, la tribu de Leví no debía recibir ninguna tierra porque debían dedicar todas sus energías a servir a la gente, no a sus propios intereses (13.14; 21). Segundo, las tribus de Rubén y Gad y la media tribu de Manasés ya habían recibido tierras al este del Jordán, que Moisés les había dado (Números 32). Tercero, las tribus de Judá y José (Efraín y la otra media tribu de Manasés) recibieron tierras que su ancestro Jacob les había prometido cuatrocientos cincuenta años antes (Gen 48:22; Josué 15-17). Las demás tribus se repartieron las tierras restantes echando suertes (capítulo 18).Por medio de la bendición original de Jacob a sus hijos (Génesis 49) y las bendiciones de Moisés a las doce tribus (Deuteronomio 33) ya se conocía la clase de territorio que cada tribu recibiría. Las dos bendiciones fueron proféticas porque, aunque Josué echó suertes para determinar las tierras que recibirían las tribus restantes, todo salió como Jacob y Moisés lo habían profetizado.13.1 Josué estaba envejeciendo. Tenía entre ochenta y cinco y cien años de edad en ese momento. Pero Dios, todavía tenía trabajo para él. Nuestra cultura muchas veces glorifica a los jóvenes y fuertes, y deja de lado a los ancianos. Sin embargo, la gente mayor está llena de la sabiduría que resulta de la experiencia. Son muy capaces de servir si se les da la oportunidad y se les debe animar a hacerlo. No se les permite a los creyentes jubilarse del servicio de Dios. Y los que han pasado la edad de jubilación no deben suponer que el simple hecho de ser mayores los descalifica o excusa de servir en la obra de Dios.13.7 Gran parte de la tierra quedó sin conquistar en ese momento, pero el plan de Dios fue seguir adelante e incluir esa tierra en la distribución entre las tribus. El deseo de Dios era que con el tiempo los israelitas la conquistaran. Dios conoce el futuro y, al mismo tiempo que nos va guiando, ya sabe de las victorias que nos esperan en el futuro. Pero así como los israelitas aún les quedaban batallas por pelear, nosotros debemos enfrentar los problemas y librar las batallas de nuestra tierra no conquistada. ¿Cuáles son nuestras tierras no conquistadas hoy? Pueden ser territorios misioneros en el extranjero, la traducción de la Biblia en nuevos idiomas, nuevas regiones misioneras a nuestro propio alrededor, grupos de interés o instituciones que necesitan una obra redentora, problemas sociales o éticos que hay que enfrentar, pecados no confesados, o talentos y recursos no desarrollados. ¿Cuál es el territorio que Dios le ha dado para conquistar? Ese territorio es nuestra «tierra prometida». Nuestra herencia será un nuevo cielo y una nueva tierra (Rev 21:1), si nosotros, como Israel, cumplimos la misión que Dios nos ha encomendado.13.13 Los israelitas se encontraron con tantos problemas porque no cumplieron de manera completa el mandato de conquistar la tierra y echar fuera todos sus habitantes. La presencia cancerosa de los pueblos restantes de Canaán causaron un sinfín de dificultades a los israelitas, según narra el libro de Jueces. Así como ellos no eliminaron totalmente el pecado de en medio de la tierra, los creyentes muchas veces no acaban de eliminar el pecado de sus vidas, con resultados igualmente desastrosos. A modo de prueba para usted mismo, reléase los Diez Mandamientos de Exo 20:1-17 y pregúntese: ¿Soy tolerante con prácticas o pensamientos pecaminosos? ¿He aceptado la mitad de la medida como suficiente? ¿Condeno la falta de los demás, pero condono las mías?13.15-23 Muchas veces hay una relación interesante entre la tierra que recibe una tribu y el carácter del fundador de la tribu. Por ejemplo, a causa del carácter piadoso de José (Gen 49:22-26), las tribus que fueron descendientes de él, Efraín y Manasés, recibieron las tierras más ricas y fértiles de toda Canaán. Judá, que se ofreció a sí mismo a cambio de la seguridad de la vida de su hermano Benjamín (Gen 44:18-34), recibió la porción más grande, la cual con el tiempo se convirtió en el reino del sur y la sede de la dinastía del rey David. Rubén, que tuvo relaciones con una de las esposas de su padre (Gen 49:4), recibió una tierra desértica, la región que se describe aquí.13.29 La tribu de Manasés se dividió en dos medias tribus. Esto ocurrió cuando muchas personas de la tribu desearon establecerse al este del Jordán, en una región que convenía de manera especial a su ganado (Num 32:33). El resto de la tribu prefirió quedarse al oeste del Jordán, en la tierra de Canaán.13.33 Los levitas se dedicaban a servir a Dios. Necesitaban más tiempo y movilidad de lo que podía disponer un propietario de tierras. Haberles dado tierras hubiera significado cargarles de responsabilidades y lealtades que hubieran impedido su servicio a Dios. En vez de eso, Dios arregló las cosas para que las demás tribus suplieran las necesidades de los levitas por medio de donaciones. (Véase Num 35:2-4 para saber cómo los levitas debían recibir ciudades dentro del territorio de todas las tribus.) LA TIERRA QUE AUN QUEDABA POR CONQUISTAR : Canaán ahora estaba controlada por los israelitas, aunque mucha tierra y varias ciudades aún quedaban por conquistar. Josué le dijo al ueblo que incluyeran tanto las tierras conquistadas como las no conquistadas en las heredades (Num 13:7). Estaba seguro que la gente terminaría la conquista como Dios lo había mandado.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Lit.: “días”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 561 Jos 23:1; Jos 24:29
b 562 Jos 12:7
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Después de conquistar la tierra, Israel se preparó para dividirla entre sus 12 tribus. Estos capítulos detallan el territorio y las fronteras geográficas del territorio distribuido a cada tribu. Aunque los israelitas habían conquistado la tierra, y el territorio era su heredad, cada tribu tenía la responsabilidad de expulsar a los habitantes que aún quedaban. En la distribución del territorio estaban incluidas las ciudades de refugio (cap. 20) y las ciudades de los levitas (cap. 21).
Fuente: La Biblia de las Américas
Josué tenía 90 ó 100 años de edad en ese tiempo (cp. Jos 23:1; Jos 24:29).
por poseer. El área aún no conquistada por las tribus es descrita en los vv. Jos 13:2-6, de S a N.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
[=] *Gen 49:1 *Dt 33:1
[.] Josué reparte entre las doce tribus la tierra prometida. Entre los nómadas, los hombres de cada tribu pretendían ser todos la descendencia del fundador de la tribu, un hombre prestigioso del pasado, cuyo nombre llevaban. Ya que los israelitas se daban por descendientes de Jacob-Israel, cada una de las doce tribus se consideraba como la descendencia de uno de los hijos de su antepasado Jacob, del que había recibido su nombre. En realidad las doce eran trece. Basta con comparar la lista de los hijos de Jacob, (Gén 35,23), y la de las doce tribus en el presente libro. La nómina concuerda en Rubén, Simeón, Judá, Isacar, Zabulón, Dan, Neftalí, Gad, Aser y Benjamín. En cambio, los forman dos tribus, Efraím y Manasés (Jos 16,4), que, añadidas a la de Leví, dan la cifra de trece. Pero esta última estaba formada por familias tradicionalmente dedicadas al culto. No tenían territorio propio (Jos 21,10), de manera que para la repartición se restablecerá la cifra de doce tribus. La repartición se hace echando suertes así se enseña que la Tierra Prometida es un don de Dios (el Sal 16 usa la misma imagen). Cada uno recibió una parte que no escogió y que ahora debe conquistar para hacerla suya. Esto tiene valor de ejemplo cada cual ha recibido de Dios su parte en la vida. Debe aceptar lo que es, y a la vez conquistar su destino. En toda la Biblia será importante la noción de herencia. El hombre aislado no existe, sino que tiene antepasados y es solidario de una tribu. Más aún, la existencia del individuo, como la de su pueblo, es asegurada por la herencia inalienable que ha recibido de sus padres. Son nociones esenciales que han sido violadas por los imperialismos contemporáneos. ¡Cuántos pueblos ya no son dueños de su tierra, de sus minerales, de los bosques y de las cosechas de su tierra!
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[3] El Nilo. Los hebreos tuvieron por poco tiempo el dominio de este país, habiendo faltado a las promesas hechas al Señor; los filisteos, pueblo industrioso, se convirtieron en su azote.[8] Num 32, 33.[14] Num 18, 20.[21] Num 31, 3.[25] Después de la derrota de Sehón, rey de los amorreos, los israelitas se lo apropiaron de lo que le había quitado a los amonitas. Deut 2, 37; Jue 11, 13.[33] Num 18, 20.