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Comentario de Josué 14:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Josué 14:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Esto es lo que los hijos de Israel tomaron como heredad en la tierra de Canaán, lo que les repartieron el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun y los jefes de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel.

el sacerdote Eleazar. Núm 34:17-29.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Las nueve tribus y media reciben su herencia por suerte, Jos 14:1-5.

Caleb obtiene Hebrón por privilegio, Jos 14:6-15.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La introducción a la distribución de la tierra resalta a los levitas, quienes ya se habían mencionado (Jos 13:33). También destaca a Dios como quien da la tierra a Israel y lo hace al aludir al mandato de Dios a Moisés y al mencionar a Eleazar, el servidor del sacerdote en la distribución de la tierra. Esto muestra que la posesión de la tierra era un asunto religioso y no sólo una transacción de bienes raíces.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Primera Distribución en Gálgala (14-17).
Hasta el presente hemos visto a Josué obrar individualmente, pero a partir del v.1 del 0.14 le asisten Eleazar (Exo 6:23; Num 20:22-29), sacerdote, y los jefes de familia de las tribus de Israel (Exo 6:25; Num 32:28; Num 36:1). Ya en el libro de los Num 34:16-29 se prevé la repartición del territorio bajo la dirección de dos jefes, uno de la casta sacerdotal y otro laico. En realidad, no eran los hombres ni la suerte ciega los que señalaban a cada tribu su heredad (Num 26:55; Num 33:54; Num 34:13; Num 36:12), sino el oráculo divino, al que se consultaba por medio de los urim y tummim, de que hemos hablado. Anota el texto que la tribu de Jose formaban dos tribus distintas y repite que no se asignó territorio alguno a la de Leví. La distribución anterior entre las tribus de Rubén y de Gad y media de la de Manases fue determinada por Moisés; a Josué competía la distribución de la heredad entre las otras tribus. Parte de esta tarea la llevó a cabo Josué en Caígala.

Favor otorgado a Caleb (Num 14:1-15).
lHe aquí lo que los hijos de Israel recibieron en heredad en la tierra de Canaán; lo que les distribuyeron Eleazar, sacerdote; Josué, hijo de Nun, y los jefes de familia de las tribus de los hijos de Israel. 2Fue la suerte la que asignó su heredad, corno Yahvé se lo había mandado a Moisés, a las nueve tribus y a la media tribu de Manases. 3Pues Moisés había ya dado su heredad a dos tribus y a media de la de Manases, al otro lado del Jordán. No dio nada de la herencia a los levitas en medio de ellos. 4Los hijos de José formaban dos tribus, Manases y Efraím, y no se dio a los levitas parte en el territorio, fuera de las ciudades de su habitación y los campos de pastos para sus ganados y rebaños. 5Los hijos de Israel cumplieron lo que Yahvé había mandado a Moisés, y distribuyeron la tierra. 6Algunos de los hijos de Judá se acercaron a Josué, en Gálgala, y Caleb, hijo de Jefoné, el quineceo, le dijo: “Ya sabes lo que a Moisés, siervo de Dios, dijo Yahvé respecto de mí y de ti en Cadesbarne. 7Cuarenta años tenía yo cuando Moisés, siervo de Yahvé, me mandó de Cadesbarne para explorar la tierra, y yo le hice relación según la sinceridad de mi corazón. 8Mientras que mis hermanos, los que conmigo habían subido, descorazonaron al pueblo, yo seguí enteramente a Yahvé, mi Dios. 9Aquel día hizo Moisés este juramento: La tierra que pisaren tus pies será tu herencia y la de tus hijos perpetuamente, porque tú has seguido enteramente a Yahvé. 10Ahora, pues, Yahvé me ha conservado la vida, como lo prometió durante los cuarenta y cinco años transcurridos desde que Yahvé dirigió a Moisés esta palabra, mientras caminaba Israel por el desierto, y tengo ahora ochenta y cinco años; 11 pero ya ves que estoy fisicamente bien hoy, como lo estaba al tiempo en que Moisés me mandó; mi fuerza es ahora la misma de entonces para luchar, para salir y para entrar. 12Dame, pues, este monte, de que habló Yahvé aquel día, pues allí están los enaquim, y tienen ciudades grandes y fuertes; quizá quiera Yahvé estar conmigo y logre arrojarlos, según la palabra de Yahvé.” 13Josué bendijo a Caleb, hijo de Jefoné, y le dio Hebrón en heredad. 14Por eso Hebrón pertenece en heredad a Caleb, hijo de Jefoné, el quineceo, hasta el día de hoy, porque siguió enteramente a Yahvé, Dios de Israel. 15 Hebrón se llamó antes Quiriat-Arbé.
Arbé fue el hombre más grande de los enaquim. La tierra descansó de la guerra.

Antes de efectuarse la repartición, Caleb (Num 13:6-30; Num 14:6-24; Num 26:65, etc.), de origen edomita, acompañado por algunos hombres de la tribu de Judá, se presentó a Josué y le recordó el juramento que le hizo Moisés de entregarle en herencia perpetua la anota el texto que las tribus de José formaban dos tribus distintas, y repite tierra que pisaron sus pies durante la famosa exploración de la tierra de Canaán (Num 13:22-24; Deu 1:20-40). Josué, al dar su bendición a Galeb, accedió a su petición, entregándole la región montañosa en la cual está enclavada la ciudad de Hebrón. Habitaban aquella región los enaquim (Deu 11:21), hombres fisicamente bien, con ciudades grandes y fuertes, que el clan calebita arrojará de las mismas con el auxilio de Dios. Según el cómputo de Caleb, la conquista de Palestina se efectuó en unos cinco años. Cuando Moisés le mandó desde Cadesbarne (Deu 2:14; Deu 9:23; Num 13:22-24) a explorar la tierra, contaba cuarenta años de edad; durante otros cuarenta peregrinó por el desierto. Aunque de edad avanzada, estaba robusto y fuerte tanto para luchar como para los trabajos cotidianos, cuya idea el autor sagrado expresa con la locución semítica de “entrar y salir” (Deu 28:6). El poderío de Hebrón había sido quebrantado por Josué durante la campaña del mediodía de Palestina (Deu 10:36-37), pero quedaban todavía enemigos en el territorio. Caleb era de familia edomita, agregada a la tribu de Judá (Num 13:6). Arbé, que se lee en el v. 15, fue interpretada por la tradición judía como nombre de varón (ha hadam ha hadol), convirtiéndolo en el más famoso de los enaquim, de donde la traducción de la Vulgata: “Adam, el más grande de los hombres, se encuentra allí entre los enaquim.” San Jerónimo se hace eco de una tradición rabínica según la cual Adán fue originario de Hebrón (Epist. Paulae: PL 22:886). La última frase del mismo verso: “la tierra descansó de la guerra,” denota o que se trata de una glosa posterior o que este capítulo seguía inmediatamente a la conquista del mediodía de Palestina (10:25).

Fuente: Biblia Comentada

la tierra de Canaán. El nombre de la tierra al O del Jordán.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— Eleazar: Hijo de Aarón, le sucedió como sumo sacerdote (ver Núm 20:25-28).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Introducción. La introducción a la distribución del territorio al occidente del Jordán, menciona por nombre la tierra, los administradores, el método, las tribus y la garantía legal. Los egipcios se referían a esta tierra como “Canaán”, el término administrativo usado aquí para el territorio en vista (ver 21:2; 22:9).

El Señor dirigió la distribución por medio de sorteo (ver 13:6) mientras que Eleazar el sacerdote, Josué y los jefes de las casas paternas de las tribus intervenían en la decisión y la administraban. A Eleazar se le menciona primero porque Josué se puso frente a él a la entrada del tabernáculo de reunión y le pidió que consultara el Urim y el Tumim, instrumentos que daban respuestas de “sí” o “no” a preguntas específicas (18:1-10; cf. Núm. 27:21).

Aquí están en mira las nueve tribus y media del occidente, no las dos tribus y media del oriente (cf. 13:8-13). En Israel, los primogénitos recibían una doble bendición (Deut. 21:15-17). Sin embargo, Ja cob, el padre de todas las tribus, hizo una excepción. Pasó sobre Rubén, su primogénito de Lea, la esposa que no amaba (Gén. 29:31, 32) y en su lugar dio la doble porción a José, el primogénito de su amada Raquel. Lo hizo elevando a los dos hijos de José, Manasés y Efraín, a la posición de tribus completas junto con sus propios hijos Rubén y Simeón (Gén. 48:1-9). Más adelante la ley mosaica rechazó esta práctica. Se volvió a excluir a los levitas. En 13:14 se enfatiza su herencia espiritual; aquí se satisfacen sus necesidades prácticas (cf. Núm. 18:21-32). Nada menos que Moisés, a quien se llama “el siervo de Jehovah” (13:8; 14:7) y “hom bre de Dios” (14:6), aprobó este procedimiento. Se repite el punto varias veces (2, 3, 5). Como las tribus siguieron a perfección la legislación de Moisés, sus reclamos fueron válidos.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

14.5 La tierra se repartió exactamente como Dios le había mandado a Moisés años atrás. Josué no cambió ni una palabra. Siguió las indicaciones de Dios al pie de la letra. Muchas veces creemos que basta con casi obedecer, y eso puede tener consecuencias en nuestra vida espiritual. Por ejemplo, es posible obedecer la Palabra de Dios en lo que estamos de acuerdo, pero no hacerle caso cuando las demandas parecen demasiado duras. Pero Dios está buscando líderes que sigan sus instrucciones al pie de la letra.14.6-12 Caleb fue fiel desde un principio. Como miembro del grupo de espías que primero inspeccionó la tierra prometida (Num 13:30-33), vio grandes ciudades y gigantes, pero sabía que Dios ayudaría al pueblo a conquistar la tierra. A causa de su fe, Dios le prometió una tierra para él personalmente (Num 14:24; Deu 1:34-36). Cuarenta y cinco años más tarde la recibió. Su fe seguía firme. Aunque todavía había gigantes en la tierra, sabía que el Señor le ayudaría a conquistarlos. Como Caleb, debemos ser fieles a Dios, no sólo al principio de nuestro camino con El, sino también a lo largo de nuestra vida. Nunca debemos dormirnos sobre nuestros laureles o aciertos del pasado.14.15 Los anaceos fueron una raza de gigantes que habitaron la tierra antes de que Josué la conquistara.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 651 Núm 34:2

b 652 Núm 34:17; Jos 19:51

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Estos capítulos detallan la distribución de la tierra a las tribus que se establecieron al oeste del río Jordán. Varios factores son mencionados: 1) Eleazar, Josué y un representante de cada tribu supervisarían la distribución (vers. 1; cp. Nm 34:16– 29); 2) la distribución sería determinada por suerte (vers. 2); 3) se daría más consideración a las tribus grandes (cp. Nm 26:54).

Fuente: La Biblia de las Américas

Véase nota en Núm 34:16-29.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Lit., de los padres

Fuente: La Biblia de las Américas

[2] Dios quiso que la distribución de la tierra de promisión se hiciera por suerte, para evitar quejas y resentimientos. Jos 13; 24.[6] Num 14, 24; Deut 1, 36.[11] Eclo 46, 11.[13] Sus tierras y posesiones.

Fuente: Notas Torres Amat