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Comentario de 1 Samuel 3:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Samuel 3:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

El joven Samuel servía a Jehovah delante de Elí. La palabra de Jehovah escaseaba en aquellos días, y no había visiones con frecuencia.

el joven Samuel. 1Sa 3:15; 1Sa 2:11, 1Sa 2:18.

la palabra de Jehová. 1Sa 3:21; Sal 74:9; Isa 13:12; Amó 8:11, Amó 8:12.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Cómo fue primero revelada la palabra del Señor a Samuel, 1Sa 3:1-10.

Dios predice a Samuel la destrucción de Elí, 1Sa 3:11-14.

Samuel, a pesar de resistirse, le cuenta a Elí la visión, 1Sa 3:15-18.

Samuel gana reconocimiento, 1Sa 3:19-21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Después del tiempo de Moisés, el más grande de los profetas de Jehová (Núm 12:1-16), hubo numerosos profetas verdaderos del Dios vivo (uno se menciona en la frase «Un hombre de Dios», en 1Sa 2:27). Pero Samuel fue el primero de una serie de nombrados y celebrados profetas formalmente designados por Dios para hablar su Palabra al pueblo de Israel. La primera parte del capítulo 1Sa 3:1-21 registra su llamado para el ministerio profético.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

La palabra traducida niño significa «juventud». Esta fue usada para David cuando enfrentó a Goliat (1Sa 17:33).

raro en esos días: Samuel fue llamado en un tiempo de actividad profética extremadamente limitada, probablemente porque habían tan pocos Israelitas fieles que escucharan (Jue 21:25).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Samuel oye la voz de Dios (3:1-10).
1 El joven Samuel ministraba a Yahvé en presencia de Helí. Era por entonces rara la palabra de Yahvé y no era frecuente la visión. 2 Un día, estando acostado en su lugar Helí, cuyos ojos se habían oscurecido y no podían ver, cuando todavía no se había apagado la lámpara de Dios en el santuario, 3 Samuel, que dormía en el santuario de Yahvé, donde estaba el arca de Dios, 4 oyó la voz de Yahvé, que le llamaba: “¡Samuel!”; él contestó: “Heme aquí”; 5 y corrió a Helí y le dijo: “Aquí estoy; me has llamado.” Helí contestó: “No te he llamado, vuelve a acostarte.” Y fue a acostarse. 6 Yahvé llamó otra vez a Samuel; y éste se levantó, y, yendo adonde estaba Helí, le dijo: “Heme aquí, pues me has llamado.” Helí repuso: “No te he llamado, hijo mío; vuélvete y acuéstate.” 7 Samuel no conocía todavía a Yahvé, pues todavía no se le había revelado la palabra de Yahvé. 8 Yahvé volvió a llamar a Samuel por tercera vez, y éste se levantó y fue a Helí y le dijo: “Heme aquí, pues que me has llamado.” 9 Comprendió entonces Helí que era Yahvé quien llamaba al joven, y le dijo: “Anda, acuéstate, y si vuelven a llamarte, di: Habla, Yahvé, que tu siervo escucha.” Samuel se fue y se acostó en su lugar. 10Vino Yahvé, se paró y llamó como las otras veces: “¡Samuel, Samuel!” Samuel contestó: “Habla, que tu siervo escucha.”

Helí dormía en su lugar (meqomo), dentro o en una dependencia muy cercana al lugar sagrado; Samuel estaba en el hekal, en el recinto sagrado, en los alrededores del arca, no lejos del sumo sacerdote. Era bien entrada la noche, pero la lámpara o candelabro que ardía ante el tabernáculo no estaba apagada todavía (Exo 27:20; Lev 24:3). Tres veces habló la voz misteriosa, pero no sospechó Samuel que fuera Dios el que le llamaba, porque todavía no se le había revelado la palabra de Yahvé (v.7).
En un principio tampoco Helí barruntó que aquella voz podía ser de Dios. Dios se revela e imparte sus órdenes junto al arca de la alianza (Exo 25:22; Is c.6). El autor sagrado presenta a Yahvé morando en el santuario (Exo 25:8; Lev 26:12; 1Re 6:17), trasladándose del lugar donde habitaba a la dependencia de Samuel. La última vez Yahvé fue adonde se encontraba Samuel, paróse en su camino y, como otras veces, llamó, sin manifestarse. Por respeto no pronuncia Samuel el nombre de Yahvé.

El mensaje (1Re 3:11-18).
11 Y dijo Yahvé a Samuel: “Voy a hacer en Israel una cosa que a cuantos la oigan les retiñirán ambos oídos. 12 Entonces cumpliré cuanto a Helí le he dicho, todo lo que de su casa le he dicho; comenzaré y acabaré. 13 Yo le he dicho que iba a castigar a su casa para siempre por el crimen que él sabía que sus hijos maldecían a Dios, y él no los corrigió. 14 Por eso he jurado a la casa de Helí que su crimen no será expiado ni con sacrificios ni con oblaciones.” 15 Samuel siguió acostado hasta la mañana, y después abrió las puertas de la casa de Yahvé. No se atrevía a contar a Helí su visión; 16 pero éste llamó a Samuel, diciendo: “Samuel, hijo mío”; y éste contestó: “Heme aquí.” 17 Helí le preguntó: “¿Qué es lo que te ha dicho Yahvé? Te ruego que no me ocultes nada. Que Yahvé te castigue si me ocultas algo de cuanto te ha dicho.” 18 Samuel se lo contó todo, sin ocultarle nada; y Helí dijo: “El es Yahvé; haga lo que parezca bien a sus ojos.”

No se equivocó Helí al sospechar que Dios se manifestaba a Samuel. La voz de Yahvé confirma los castigos contra la casa de Helí, que anunció antes otro profeta (2:27-36). El pecado cometido no será expiado ni con sacrificios ni con oblaciones. En aquello mismo que han delinquido encontrarán su castigo, ya que, habiendo abusado de los sacrificios, no encontrarán en éstos el perdón de su pecado (Num 15:30-31). Hemos dado la traducción del v.13 según el texto antiguo, que los escribas cambiaron para no escribir la idea de una maldición contra Dios.
Duro era el mensaje. Samuel no fue en busca de Helí, como las otras veces, para comunicárselo. Se acostó de nuevo, y a la hora de costumbre abrió las puertas del santuario, comportándose como si nada hubiera ocurrido. Pero su misma conducta delataba que algo muy importante había sucedido. Helí le manda con juramento a que diga toda la verdad (Num 14:24; Num 20:13; Num 25:22; Rut 1:17). Helí recibe el anuncio con cierta indiferencia, como si fuera una imposición del destino.

Samuel, profeta (Rut 3:19-21).
19 Samuel llegó a ser grande, y Yahvé estaba con él y no dejó que cayera por tierra nada de cuanto él decía. 20 Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, reconoció que era Samuel un verdadero profeta de Yahvé. 21 Yahvé siguió apareciéndosele en Silo. Helí estaba ya muy viejo, y los hijos de éste seguían por el mismo camino, pésimo ante Yahvé.

Mientras la estrella de Helí lanzaba sus últimos destellos, surgía refulgente la del nuevo juez de Israel. La noticia de La manifestación de Dios a Samuel se propaló de un extremo a otro de Palestina (Jue 20:1), deduciendo todos que Samuel estaba acreditado corno profeta de Yahvé. Tres son los rasgos principales que ponen de relieve su misión profética: frecuentes comunicaciones con Dios, pruebas evidentes de su origen divino y notoriedad universal. Hasta el presente, Dios se manifestaba raramente; con Samuel las comunicaciones divinas se hacen más frecuentes.

Fuente: Biblia Comentada

El joven Samuel. Samuel ya no era un niño (1Sa 2:21; 1Sa 2:26). En tanto que el historiador judío Josefo sugiere que tenía doce años, era probablemente un adolescente para este tiempo. El mismo término heb. que se traduce «joven» aquí se emplea de David cuando dio muerte a Goliat (1Sa 17:33). la palabra de Jehová escaseaba. La época de los jueces fue un período de actividad profética sumamente limitada. Las pocas visiones que Dios dio no fueron ampliamente conocidas. visión. Revelación divina mediada por un encuentro auditivo o visual.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

El llamado de Samuel. El lector cuidadoso de 2:27-35 puede haberse sentido desconcertado por el hecho de que esta profecía sobre el sacerdocio nada decía del futuro de Samuel. La predicción de un “sacerdote fiel” en 2:35 no se cumplió en Samuel, y sus descendientes no fueron “firmemente establecidos” en el sacerdocio. El cap. 3 da la respuesta: El papel futuro de Samuel no sería co mo cabeza de una familia sacerdotal. En cambio, sería el gran profeta de su generación. Los sacerdotes no necesitaban un llamado divino para su oficio, porque nacían dentro de familias sacerdotales. Pero los profetas, en cambio, recibían un llamado individual, una experiencia directa con Dios; y el cap. 3 registra el llamado profético de Samuel.

La palabra de Jehovah y las visiones (1) eran dos tipos de dones divinos dados a los profetas. Por dos razones se nos dice que ambos escaseaban (lit. “precioso”) en aquel tiempo. Primera, la afirmación enfoca la atención en la seria necesidad de Israel de contar con dirección profética. Segunda, explica de antemano por qué el hecho de que Jehovah llamara en voz alta a Samuel (4) los tomó de sorpresa tanto a Samuel como a Elí.

El v. 3 menciona dos características del templo: la lámpara de Dios y el arca del pacto. Ambos eran símbolos de la presencia de Dios. Lev. 24:1-4 da instrucciones cuidadosas a los sacerdotes para que mantengan las lámparas encendidas en el santuario todas las noches. Cuando Samuel oyó la voz de Dios la lámpara todavía estaba encendida, por lo tanto, no había amanecido. Si Dios hablara sería en el santuario donde su voz esperaba oírse; por eso Samuel estaba acostado cerca del arca. El llamado se repitió tres veces, confimándoles tanto a Samuel como a Elí que era realmente un mensaje de Dios.

En los vv. 11-14 el mensaje de Dios a Samuel confirmaba la profecía de 2:27-36. No se vuelven a repetir todos los detalles de lo que había de suceder, pero el sentido de culpa de Elí mismo recibe un nuevo énfasis. Elí no había sido un sacerdote malo ni había blasfemado como sus hijos, pero, al fin y al cabo, él estaba a cargo del santuario y no les había reprochado. Samuel al principio naturalmente vaciló en decirle a Elí lo que había escuchado. (La palabra visión sencillamente se refiere a toda esta experiencia profética.) Al escuchar las palabras severas del Señor, Elí no se quejó. Su reacción demuestra su resignada aceptación del juicio de Dios, demostrando claramente que el cambio en el liderazgo sacerdotal era aceptado por Elí. (En exactamente la misma forma, el rey Saúl más adelante reconoció que Dios estaba transfiriendo el liderazgo real de él a David; ver 24:20.)

Los vv. 19-21 dan un breve resumen de los años siguientes, durante los cuales Samuel crecía. Por el momento, Elí seguía como sacerdote en Silo, al igual que sus malvados hijos; pero era Samuel quien captaba la atención popular. El santuario mismo pasó a ser de menos importancia que el hombre de Dios, ya que la presencia de Dios estaba indudablemente con él. Todo lo que Samuel predecía se cumplía (19). La palabra o visión profética dejó de ser una rareza, y todo Israel llegó a entender esto. Dan era la ciudad más importante en el norte de Israel, y Beerseba quedaba al extremo sur del país; por lo tanto, la fama de Samuel se extendió por toda la nación. Dios daba su palabra regularmente a Samuel, y de Samuel pasaba a los ciudadanos de Israel (4:1).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

3.1-5 Aunque Dios había hablado directa y audiblemente con Moisés y Josué, era rara la vez que lo hizo durante los tres siglos gobernados por los jueces. En los tiempos de Elí, no hubo profetas que dieran a Israel mensajes de parte de Dios. ¿Por qué? Observe la actitud de los hijos de Elí. O se negaban a escuchar a Dios o permitían que la ambición se interpusiera entre ellos y cualquier comunicación con El.Escuchar y responder es vital en una relación con Dios. Aunque Dios no siempre usa el sonido de una voz humana, nos habla con igual claridad por medio de su Palabra. Para recibir sus mensajes, debemos estar listos a escuchar y a actuar sobre lo que nos diga. Como Samuel, esté listo para decir «Heme aquí» cuando Dios lo llame para actuar.3.2, 3 El arca de Dios estaba guardada en el Lugar Santísimo, la parte más íntima del tabernáculo, adonde sólo el sumo sacerdote podía entrar una vez al año. Frente al Lugar Santísimo estaba el Lugar Santo, un pequeño cuarto donde se guardaba el otro mobiliario sagrado del tabernáculo (el altar de incienso, la mesa del pan de la proposición, el candelabro). Exactamente afuera del Lugar Santo había un patio con cuartos pequeños donde debían permanecer los sacerdotes. Probablemente Samuel dormía ahí con los otros sacerdotes, sólo a unos cuantos metros de distancia del arca.3.8, 9 Uno esperaría como algo natural que Dios hubiera dado un mensaje audible al sacerdote Elí y no al niño Samuel. Elí era mayor y más experimentado, y ocupaba la posición adecuada. Pero la cadena de mando de Dios se basa en la fe, no en la edad o en la posición. Para encontrar seguidores fieles, Dios puede utilizar canales inesperados. Prepárese para trabajar para el Señor en cualquier lugar, en cualquier momento y a través de cualquiera persona que El escoja.3.13 Elí había pasado su vida entera al servicio de Dios. Su responsabilidad era supervisar toda la adoración en Israel. Pero al dedicarse a esta gran misión descuidó las responsabilidades de su propia casa. No permita que su deseo de llevar a cabo la obra de Dios lo haga descuidar su familia. Si lo hace, su misión puede degenerar en una búsqueda de importancia personal y su familia sufrirá las consecuencias de su descuido.3.14 Expiada significa «perdonada». Dios estaba diciendo que el pecado de los hijos de Elí no podía ser cubierto por sacrificio y que serían castigados.3.20 La frase «desde Dan hasta Beerseba» era usada con frecuencia para describir los límites de la tierra prometida. Dan era una de las ciudades que quedaba más al norte del país y Beerseba una de las ciudades más al sur. En este contexto, era una forma de enfatizar que todos en Israel sabían que Samuel había sido llamado para ser profeta.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 153 1Sa 2:11; 1Sa 2:18

b 154 2Sa 7:4

c 155 Sal 74:9

d 156 Núm 12:6; 1Cr 17:15

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

La palabra del S eñor…las visiones. Este vers. presenta las visiones como un medio usado por Dios para comunicar su palabra a los profetas. No había revelación de Dios por medio de un profeta (hablada o escrita) desde los días de Gedeón (cp. Jue 6:8– 10). Una palabra del S eñor era a menudo una palabra de juicio inminente por la transgresión de su ley.

Fuente: La Biblia de las Américas

La apostasía y la inactividad profética caracterizaron los días de Eli.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

escasa… Lit. cara, rara. Se refiere a un bien preciado; visión… Heb. jazón. Esto es, percibir con visión interior. La profecía está relacionada con la visión.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O, ministraba

Lit., no se extendía visión

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. cara, rara. Se refiere a un bien muy preciado.

3.1 Heb. jazón. Esto es, percibir con visión interior.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[.] Dios llama a Samuel en forma personal. La respuesta de Samuel, todavía niño, lo prepara para la misión profética que se le encargará. Esta es una de las páginas graciosas de la Biblia y que hoy todavía sigue conmoviéndonos. Dios tiene muchos recursos para llamarnos, más o menos abiertamente, con mayor o menor profundidad. Lo que graba en la mente es más seguro que las palabras que sólo al oído le llegan. La Carta a los Hebreos (12,18), nos recordará que no hay iniciación cristiana sin una experiencia de Dios. Llamada de Dios a la que siguió una respuesta de allí procede la alegría de la Anunciación. Al que no haya recibido una misión, tarde o temprano se le presentará la duda ¿para que sirvo yo? Samuel, pues, la palabra de Dios; este don le permitirá intervenir eficazmente en la vida de su pueblo. Aquí la Biblia denuncia la falta de aquellos que no quieren reprender a sus hijos y corregirlos cuando cabe hacerlo. La futura libertad del adolescente y del adulto se prepara con la disciplina de una que pone en su lugar a los caprichos y los instintos (ver Sir 30 y Gal 4).

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] En aquella época eran raros los profetas. Jue 4; 6.[3] Al amanecer se apagaban las lámparas del candelabro de oro. De esto se infiere que Dios hizo sentir su voz a Samuel en la noche. Ex 27, 21.[7] Las señales o el modo con que el Señor hablaba a los profetas.[14] La palabra iniquidad o pecado, en este y otros pasajes, se toma por el castigo o pena del pecador. Quiere decir que la familia de Helí no podrá evitar los castigos decretados por Dios.[18] Respuesta digna de un sacerdote penitente, humillado y compungido de sus faltas.[20] Samuel va afirmándose como hombre de Dios y su condición de profeta es aceptada desde Dan hasta Bersabee, es decir, desde el norte hasta el sur del país.

Fuente: Notas Torres Amat