Comentario de 1 Samuel 9:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Había un hombre de Benjamín que se llamaba Quis hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afíaj, hijo de un hombre de Benjamín, un guerrero valiente.
se llamaba Cis. 1Sa 14:51; 1Cr 8:30-33; 1Cr 9:36-39; Hch 13:21.
hijo de un benjamita. 1Sa 25:2; 2Sa 19:32; Job 1:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Saúl se esfuerza en encontrar las asnas de su padre, 1Sa 9:1-5.
Por consejo de su siervo, 1Sa 9:6-10,
y por las indicaciones de unas doncellas, 1Sa 9:11-14,
de acuerdo con Dios, 1Sa 9:15-17.
viene a Samuel, 1Sa 9:18.
Samuel recibe a Saúl en la fiesta, 1Sa 9:19-24.
Samuel, después de un mensaje secreto, encamina a Saúl, 1Sa 9:25-27.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
1Sa 10:1-27
Esta sección registra los comienzos de la monarquía y como Saúl fue ungido privadamente por Samuel y luego se presentó públicamente ante el pueblo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
El padre de Saúl, Cis, era de la tribu de Benjamín. El término vigoroso hombre de poder sugiere que él era algo así como un señor feudal, un rico dueño de tierras y un líder en tiempo de guerra. El mismo término es usado para Booz (Rut 2:1).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Saúl en busca de las asnas (9:1-5).
1Había en Benjamín un hombre llamado Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afia, de Gueba de Benjamín. Era hombre valiente, 2 y tenía un hijo de nombre Saúl, todo un buen mozo. No había hijo de Israel más alto que él, y a todos les sacaba la cabeza. 3 Extraviáronse las asnas de Quis, padre de Saúl; y dijo Quis a Saúl, su hijo: “Lleva contigo un mozo y vete en busca de las asnas.” 4 Recorrió los montes de Efraím y atravesó la tierra de Salisa, sin hallarlas. Recorrieron también la región de Salim, y tampoco estaban allí; volvieron a tierra de Benjamín, y tampoco las hallaron. 5 Cuando llegaron a la región de Suf, dijo Saúl al mozo que le acompañaba: “Vamos a volvernos, no sea que mi padre, más que por las asnas, esté ya intranquilo por nosotros.”
En esta sección aparece una nueva faceta de Samuel: en vez de juez, es vidente, un profeta famoso, desconocido de Saúl. Una circunstancia fortuita le puso en contacto con él. Parece que Samuel no andaba muy solícito en buscar un rey entre los hijos de Israel; es Yahvé quien le indica el que ha sido elegido. Saúl fue a por las asnas y se encontró con el reino. Su padre, de nombre Quis, poseía una gran fortuna (Rut 2:1). Pero, sobre todo, tenía un hijo, de nombre Saúl (shaul = pedido), que era todo un buen mozo, cualidad que entre los orientales es muy estimada para ocupar puestos de responsabilidad. Llamaba la atención por su talla, pues “a todos les sacaba la cabeza.”
Un episodio baladi le valió la corona. A su padre se le extraviaron unas asnas y encargó a su hijo fuera en su busca. Salió Saúl de Gueba de Benjamín, ciudad que coincide con la actual Tell el-Ful, a seis kilómetros al norte de Jerusalén. Recorrió la región de la montaña de Efraím situada entre Siquem y Betel, pasó a la tierra de Salisa, donde se encontraba el pueblo de Baal Salisa (2Re 4:42), en el actual Kfr Tild, a veintiséis kilómetros al norte de Lidda y veintidós al sudoeste de Siquem; pero todo en vano. Continuó en su búsqueda hacia Salim, acaso Selebim Que 1:35), o en los alrededores de Faratón, a unos diez kilómetros al sudoeste de Siquem. Volvió a la tierra de Benjamín sin encontrarlas. Hallándose en el país de Suf, donde vivió Samuel (1:1) y en cuya región estaba Rama, determinó volver a casa. Todos los autores convienen en señalar las anomalías de este largo y complicado recorrido de Saúl y del criado que le acompañaba, en el que emplearon tres días. Pero es posible que, en líneas generales, indique el autor sagrado los principales puntos por donde vagaron Saúl y su criado, sin querer señalar un itinerario concreto 1. Puede también ser que el autor sagrado pretenda pasear a Saúl por varias regiones de Israel a fin de que sus habitantes fijen su atención en el tipo físico extraordinario del joven que dentro de poco será su rey.
La fama del vidente (9:6-14).
6 El mozo le dijo: “Mira, en esta ciudad hay un hombre de Dios muy famoso. Cuanto él dice, seguramente sucede. Vamos, pues, allá, que quizá él nos diga el camino que hemos de seguir.” 7 Saúl dijo al mozo: “Vamos allá; pero ¿qué vamos a llevarle a ese hombre de Dios? Ya no hay provisiones en las alforjas, y nosotros no tenemos nada que podamos ofrecerle como presente.” 8 El mozo le dijo: “Mira, he encontrado un cuarto de siclo de plata; se lo daré al hombre de Dios y él nos indicará nuestro camino.” 9 En otro tiempo, en Israel, los que iban a consultar a Dios se decían unos a otros: “Venid, vamos a consultar al vidente; pues al que llaman hoy profeta le llamaban antes vidente.” 10 Saúl dijo al mozo: “Has tenido buena idea, vamos”; y se dirigieron a la ciudad, donde estaba el hombre de Dios. n Cuando subían el repecho que conduce a la ciudad, encontraron a unas jóvenes que habían salido a coger agua, y les preguntaron: “¿Está aquí el vidente?” 12 Ellas les respondieron, diciendo: “Sí, aquí está; mirad, allí delante; pero id pronto, porque ha venido hoy a la ciudad por tener el pueblo un sacrificio en la altura. 13 En cuanto entréis en la ciudad, id a verle, antes que suba a la altura para la comida, pues el pueblo no comerá antes que llegue él, que es quien ha de bendecir el sacrificio, y después comerán los invitados. Subid, pues, ahora mismo y le hallaréis.” 14 Ellos subieron a la ciudad. Cuando entraban en ella, encontraron a Samuel, que salía para subir a la altura.
La Providencia les llevó al lugar donde habitaba Samuel, que, como hemos indicado (1:1; 7:17), se llamaba Rama. Al mozo ocurrió se le confiar al vidente el asunto de las asnas. Samuel es llamado ish Elohim, varón de Dios (2:7), nombre que se da a los profetas. Al entrar los jóvenes en la ciudad, preguntaron por el vidente (roeh). El v.g es considerado como una glosa redaccional hecha en tiempos en que los profetas se llamaban nabi. No es éste el lugar apropiado para la exposición detenida de ambos conceptos. Profeta, nabi, es, propiamente, el que anuncia un mensaje que se le ha confiado. Aarón es profeta (nabi) porque retransmite al faraón de Egipto lo que le anuncia Moisés (Exo 7:1); el nabi es la boca de Dios (Jer 15:19), porque anuncia su palabra (Jer 18:18; Ose 6:5; Amo 3:8). Con el tiempo, la noción de nabi sufrió algunos cambios. Es llamado roeh, vidente, el que ve lo que está oculto a otros (Isa 30:10). Samuel es llamado nabi (Isa 3:20) y roeh (Isa 9:1-10), según que el texto sea más o menos antiguo.
Los dos jóvenes dirigiéronse a la ciudad. Estaba ésta edificada en un alto; fuera de la misma, sobre una colina, existía un bamah, lugar alto (Isa 10:13), con el altar que construyó Samuel en otro tiempo (Isa 7:17) en sustitución de un antiguo altar cananeo. En la cima de los montes adoraban los cananeos a sus falsos dioses. Al apoderarse los hebreos del territorio, destruyeron parte de estos bamoth, consagrando otros a Yahvé (1Re 3:4; 1Re 18:30). Por los excesos cometidos, estos lugares de culto fueron combatidos por los profetas y destruidos por Josías (2Re 23:8).
Al pie del altozano, una balsa recogía el agua de las lluvias de invierno, de la que jóvenes de Rama, mañana y tarde, surtían a la ciudad. Las jóvenes aguadoras indicaron a Saúl y al criado que debían acelerar el paso, caso de que quisieran entrevistarse con Samuel antes de que el profeta se marchara a “la altura” para la comida. Las jóvenes estaban bien enteradas del programa de Samuel y responden a mucho más de lo que Saúl y su criado les habían preguntado.
Entrevista de Saúl can el vidente (2Re 9:15-21).
15 Un día antes de la llegada de Saúl había advertido Yahvé a Samuel, diciéndole: 16 “Mañana, a esta hora, yo te mandaré a un hombre de Benjamín, y tú le ungirás por jefe de mi pueblo, de Israel, y él librará a mi pueblo de la mano de los filisteos, pues he visto la humillación de mi pueblo y han llegado ante mí sus clamores.” 17 Luego que Samuel vio a Saúl, le dijo Yahvé: “Este es el hombre de quien te hablé ayer. Este reinará sobre mi pueblo.” 18 Saúl se acercó a Samuel dentro de la puerta y le dijo: “¿Harías el favor de indicarme dónde está la casa del vidente?” 19 Samuel le contestó: “Soy yo el vidente; sube delante de mí a la altura y comeréis hoy conmigo. Mañana te despediré y te diré cuanto tienes en tu corazón. 20 Por las asnas que hace tres días perdiste, no te inquietes; han sido halladas. ¿De quién va a ser cuanto de precioso hay en Israel? ¿No va a ser tuyo y de toda la casa de tu padre?” 21 Saúl respondió: “¿Pues no soy yo benjaminita? ¿No soy yo de la mínima tribu de Israel, de Benjamín, y no es mi familia la menor de las familias de Benjamín? ¿Por qué me dices esto?”
El encuentro tuvo lugar en la misma puerta o en la plazuela adjunta2. Ambos no se conocían, pero “Yahvé había abierto el oído” (galah eth ozen) de Samuel, es decir, le había revelado ( 2Re 20:2; 2Re 20:12-13; Rut 4:4; 1Cr 12:25) Que había elegido a aquel joven para futuro rey de Israel. El texto llama a Saúl naguid, jefe, eminente (del verbo nagad), recibiendo más tarde el título de rey3. Yahvé declara a Samuel que unja a Saúl por jefe de su pueblo, del cual ha escuchado sus clamores, para que le “salve de la mano de los filisteos.” La unción era necesaria a sacerdotes, profetas y reyes. Desde el principio de la monarquía se unge al rey (1Cr 10:1; 2Sa 2:4; 2Sa 5:3). A Saúl le unge un profeta, lo mismo que a David; a Salomón y a Joás (1Re 1:39; 2Re 11:12) les unge un sacerdote. Con gran estupor de Saúl, le invita Samuel al banquete que debe celebrarse en la altura. De las asnas, le dice, no pases cuidado, porque han sido halladas. Además, ¿por qué tanta preocupación por unos animales, cuando, dentro de poco, se te entregará toda la casa de tu padre? Por la tensión popular existente en torno a la realeza comprende Saúl el contenido de las palabras de Samuel. Aquél parece considerarse indigno, alegando que pertenece a la tribu de Benjamín, la más pequeña de Israel tanto en población como extensión Que 20:46-67), y a una familia oscura. Parecidas palabras pronunciaron en análogas circunstancias Gedeón (Jue 6:15) y David (2Sa 7:18).
Saúl en la sala del banquete (2Sa 9:22-27).
22 Samuel, tomando a Saúl y a su mozo, les introdujo en el comedor y les dio el primer lugar, a la cabeza de los invitados, que eran unos treinta hombres. 23 Samuel dijo al cocinero: “Dame la porción que te mandé pusieras aparte.” 24 El cocinero tomo un pernil y lo puso delante de Saúl. “Es la porción que se te reservaba – dijo a éste Samuel. Ponió delante de ti y come, pues la hice guardar cuando convoqué al pueblo, para el momento oportuno.” Comió Saúl con Samuel aquel día. 25 Bajaron de la altura a la ciudad, prepararon el lecho a Saúl en la terraza y luego se acostó. 26 Al día siguiente, a la aurora, llamó Samuel a Saúl, que estaba sobre la terraza, y le dijo: “Levántate y te despediré.” Levantóse Saúl y salieron ambos juntos. 27 Cuando hubieron bajado al extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: “Dile al mozo que pase delante de nosotros.” Tomó el mozo la delantera, y dijo Samuel: “Detente ahora, que te dé a conocer lo que dice Yahvé.”
Ser el invitado de Samuel era considerado por el público corno un gran honor. Los comensales sentáronse en el patio abierto donde se celebraba el banquete. A Saúl y a su criado se les señaló el primer puesto, a la cabeza de los invitados, que no salían de su asombro ante la presencia de aquellos dos jóvenes forasteros a quienes Samuel rodeaba de atenciones. Su extrañeza se acrecentó en el momento en que Samuel mandó al cocinero colocase ante Saúl “el muslo y la cola.” El texto del v.24 presenta algunas dificultades. Tanto el texto hebraico como los LXX están acordes en el uso de la palabra que significa muslo, anca o pemil; pero a la misma sigue en el texto masorético el vocablo wehealeyah, que se traduce, o por levantó) o y lo que va con ello. Otros sustituyen la palabra por otra que significa ríñones; algunos autores la suprimen (Dhorme, Ubach), por considerarla como glosa. Muchos, actualmente, siguen a Houbigant, que leía wehaalyah, y h cola, que en los banquetes que se celebran hoy en Palestina es muy apreciada. “Cauda quae pars erat femori próxima et óptima; luculentum, ut initiati norunt, edulium” (Hum-Melauer). La corrección del texto masorético se introdujo para armonizar el texto con la prescripción según la cual la cola debía “quemarse sobre el altar” (Lev 3:9). La última parte del versículo es todavía más incierta desde el punto de vista textual. De Vaux la omite; Houbigant traslada la frase al final del v.23, leyendo: “affer carnem, quam iussi tibí, ut apud te reponeres, cum dixi tibí me homines invitasse.” Otras soluciones en Fernández, l.c., 58-60.
Fuente: Biblia Comentada
hombre valeroso. Es decir, «un hombre rico», lo que queda confirmado por la referencia a asnos y a siervos en el v. 1Sa 9:3 (cp. Booz en Rut 2:1).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta sección del libro se centra en la interacción entre Israel, Samuel y Saúl. Estos capítulos comienzan con la llegada de los ancianos de Israel a Ramá para visitar a Samuel (1Sa 8:4) y concluyen con la marcha de Samuel dejando a Saúl y volviendo a Ramá (1Sa 15:34). Los capítulos 1Sa 8:1 –1Sa 12:25 describen el establecimiento de la monarquía sobre la nación de Israel y la accesión de Saúl como primer rey. Estos capítulos quedan vinculados por la referencia al envejecimiento de Samuel (1Sa 8:1; 1Sa 12:2) y a «oír la voz» del pueblo (1Sa 8:7; 1Sa 8:9; 1Sa 8:19; 1Sa 8:22; 1Sa 12:1; 1Sa 12:14-15). Los caps. 1Sa 13:1 –1Sa 15:35 narran los fracasos de Saúl como rey sobre Israel. Los acontecimientos de estos capítulos presentan intercalaciones de las dos interacciones entre Saúl y Samuel que tuvieron lugar, ambas, en Gilgal (1Sa 13:4; 1Sa 13:7-8; 1Sa 13:12; 1Sa 13:15; 1Sa 15:12; 1Sa 15:21; 1Sa 15:33).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1Sa 9:1-27; 1Sa 10:1-16 : Un primitivo relato popular, lleno de colorido y sabor arcaico, sobre una anécdota de la vida rural (la búsqueda de unas asnas extraviadas), sirve para enmarcar el objetivo prioritario de la sección: la presentación del joven Saúl, su encuentro con Samuel y su elección y unción como primer rey de Israel.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
1Sa 10:23; 1Cr 8:33.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Saúl acude a Ramá. Es muy probable que a estas alturas el autor bíblico haya usado un documento diferente para informarse, pero en cualquier caso, no hay duda de su habilidad literaria y dramáticos efectos. Abruptamente, la escena pasa de Samuel a Saúl, mencionado aquí por primera vez. Al lector se lo mantiene en suspenso, pensando en cómo Samuel se abocaría a la tarea de encontrar y establecer un rey; pero naturalmente todos los lectores han de haber sabido que Saúl había sido el primer rey de Israel, así que la introducción de su nombre no los toma desprevenidos. El relato sigue con una explicación de las circunstancias bajo las cuales se conocieron Samuel y Saúl. Nótese con cuánta habilidad el narrador disimula el hecho de que Ramá era la ciudad y Samuel el profeta. (Ramá era la ciudad de los antepasados de Samuel, pero apenas había regresado a ella después de su circuito judicial, ver 7:16, 17.) La única indicación es la mención de la tierra de Zuf (5), donde estaba localizada Ramá (ver 1:1).
En cierta forma, ésta es una típica historia de “triunfar de la nada”. La familia de Saúl no era pobre y él mismo era físicamente apuesto (2); pero la familia no era aristócrata, y su tribu, la de Benjamín, era pequeña y relativamente insignificante en Israel (ver el v. 21), eclipsada por Efraín hacia el norte y Judá hacia el sur. Es imposible que Saúl haya tenido la ambición o esperanza de ser rey. El punto principal de este pasaje bien puede ser la inocencia y falta de ambición de Saúl. Su propósito no era ganar fama o poder, sino sencillamente encontrar una propiedad de su padre que se había perdido. No estaba buscando ser rey; pero Dios, digamos, lo encontró y procedió a hacerlo rey. Saúl ni sabía quién era Samuel, ni lo reconoció cuando se encontraron. Podemos imaginarnos que después de los acontecimientos del cap. 8, algunos jóvenes ambiciosos habrían tratado de acercarse a Samuel para impresionarle con su habilidad o para ganarse su simpatía. No así Saúl.
Nota. 12 Los altares, como el que Samuel había construido en Ramá (7:17) con frecuencia estaban en las colinas (o en montículos artificiales), y dichos “lugares altos” servían de santuarios al aire libre. Resulta evidente, al leer este pasaje, que Samuel no era meramente profeta y juez, sino que seguía cumpliendo también algunas funciones sacerdotales.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
9.3 Saúl fue enviado por su padre en una misión importante: encontrar sus asnas extraviadas. En los tiempos bíblicos, las asnas eran animales multiusos; eran los «camiones de carga». Usadas como transporte, arrastre y para tareas agrícolas, eran consideradas como de primera necesidad. Incluso la familia más pobre poseía una asna. Ser dueño de varias era señal de riqueza y perderlas era un desastre. El padre de Saúl era rico (9.1). Sus numerosas asnas eran evidencia de esa riqueza.9.3ss Por lo general, pensamos que las cosas nos suceden a nosotros, pero como aprendemos de la historia de Saúl, Dios a menudo utiliza los sucesos comunes para guiarnos a donde El quiere. Es muy importante que evaluemos todas las situaciones como potenciales «encuentros divinos» diseñados para forjar nuestras vidas. Piense en todas las circunstancias buenas y malas que lo han afectado en los últimos días. ¿Puede ver en ellas el propósito de Dios? Quizá está construyendo una cierta cualidad en su vida o guiándolo para que lo sirva en una nueva área.9.6 La ciudad donde dijo el sirviente que vivía el profeta era probablemente Ramá, porque Samuel se trasladó hacia allá después de la batalla de los filisteos cerca de Silo (7.17). La falta de conocimiento de Saúl acerca de Samuel mostraba su ignorancia sobre los asuntos espirituales. Saúl y Samuel incluso vivían en el mismo territorio, Benjamín.9.21 «¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?» El arrebato de Saúl revela un problema al cual se enfrentaría en repetidas oportunidades: su complejo de inferioridad. Como una hoja sacudida por el viento, Saúl vacilaba entre sus sentimientos y sus convicciones. Todo lo que decía y hacía era por motivos egoístas, porque vivía para sí mismo. Por ejemplo, dijo que su familia era la menos importante de la tribu «más pequeña» en Israel, pero en 9.1 dijo exactamente lo opuesto. No quería enfrentarse a la responsabilidad a la que Dios lo llamaba. Más tarde, conservó algunas cosas del botín de guerra que no debía y luego trató de culpar a sus soldados (15.21) mientras afirmaba que realmente lo había tomado para sacrificarlo a Dios (15.15).A pesar de que fue llamado por Dios y que tenía una misión en la vida, Saúl luchó constantemente con la envidia, la inseguridad, la arrogancia, la impulsividad y la traición. Debido a que no podía permitir que el amor de Dios le diera descanso a su corazón, nunca llegó a ser el hombre de Dios.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Lit.: “un hijo de un hombre un jaminita”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 350 1Sa 14:51; 1Cr 8:33; 1Cr 9:39; Hch 13:21
b 351 Jue 21:17
c 352 1Sa 25:2; 2Sa 19:32; Job 1:3
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Cis… Proveniente (prob.) de la raíz qosh que significa tender lazo o trampa.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
O, valiente
Fuente: La Biblia de las Américas
Prob. este nombre proviene de la raíz qosh que significa tender lazo o trampa.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[.] La continuación del capítulo 8 está en 10,17. Saúl salió a buscar las burras de su padre, y encontró en el camino algo que no esperaba.