Comentario de 2 Samuel 21:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Aconteció en los días de David que hubo hambre durante tres años consecutivos. David buscó el rostro de Jehovah, y Jehovah le dijo: —Es por causa de Saúl y su casa sanguinaria, porque él dio muerte a los gabaonitas.
Año 1018 a.C.
Hubo hambre. Gén 12:10; Gén 26:1; Gén 41:57; Gén 42:1; Gén 43:1; Lev 26:19, Lev 26:20, Lev 26:26; 1Re 17:1; 1Re 18:2; 2Re 6:25; 2Re 8:1; Jer 14:1-18.
y David consultó a Jehová. 2Sa 5:19, 2Sa 5:23; Núm 27:21; 1Sa 23:2, 1Sa 23:4, 1Sa 23:11; Job 5:8-10; Job 10:2; Sal 50:15; Sal 91:15.
Es por Saúl. Jos 7:1, Jos 7:11, Jos 7:12; 1Sa 22:17-19.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Los tres años de hambre, 2Sa 21:1-9.
Rizpa, 2Sa 21:10-11.
David sepulta los huesos de Saúl y de Jonatán en el sepulcro de su padre, 2Sa 21:12-14.
Cuatro batallas contra los filisteos, donde cuatro valientes de David matan a cuatro gigantes, 2Sa 21:15-22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-39; 2Sa 24:1-25
Esta sección forma un apéndice que registra varios incidentes que ocurrieron anteriormente en la vida de David. Se presentan para mostrar otros problemas que David enfrentó como el hambre (caps. 2Sa 21:1-22; 2Sa 24:1-25), hazañas militares (caps. 2Sa 21:1-22; 2Sa 23:1-39) y cómo aprendió a alabar a Jehová en medio de sus adversidades (cap. 2Sa 22:1-51).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
El hambre era un medio divino aleccionador con el propósito de hacer que el pueblo de Dios se arrepintiera (Deu 28:47, Deu 28:48).
mató a los gabaonitas: Unos cuatrocientos años antes, habían engañado a Josué y a los israelitas para hacer un tratado que garantizara su protección y seguridad (Jos 9:3-27). Saúl quebrantó ese acuerdo cuando mató a los gabaonitas (v. 2Sa 21:9). Este incidente no se registra en ninguna otra parte.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
HUBO HAMBRE. Los caps. 2Sa 21:1-22; 2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-39; 2Sa 24:1-25 contienen narraciones suplementarias de acontecimientos relacionados con el reinado de David. No se presentan en orden cronológico; más bien, comprenden un apéndice de 1 y 2 Samuel. Varios de los acontecimientos ocurrieron en los primeros años del reinado de David.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
POR CUANTO MATÓ A LOS GABAONITAS. Josué e Israel habían hecho una alianza con los gabaonitas prometiéndoles que no se les mataría junto con los demás cananeos (Jos 9:15-21). Es evidente que Saúl había quebrantado ese juramento (v. 2Sa 21:2). Quebrantar un juramento era una grave transgresión contra la ley de Dios (Núm 30:1-2). La frase «[su] casa de sangre» indica que los hijos de Saúl habían participado en la matanza de los gabaonitas (v. 2Sa 21:8; véase la nota siguiente).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Apéndices (c.21-24).
Como conclusion del libro, el autor, o un redactor posterior inspirado, reunió en los cuatro capítulos últimos seis fragmentos, de los cuales dos tienen aspecto de relato (21:1-14; 24:1-7); otros dos se han conservado en forma poética (22:1-51; 23:1-7), y, finalmente, dos en estilo anecdótico (21:15-22; 23:9-39). Estos fragmentos interrumpen el hilo de la historia del capítulo anterior con el primero del libro de los Reyes. La estructura de estos apéndices es artificial, Al c.21, sobre el sacrificio de Gabaón, corresponde el 24, que habla del sacrificio en la era de Orna. Ambos son de inspiración deuteronómica 1. Se desconoce la razón por la cual han sido agrupados al final del libro. Arrancados de su marco histórico, no es fácil determinar a qué época de la vida de David corresponden. Aunque no sean obra del mismo autor del libro y tengan el carácter de “suplemento,” tienen, sin embargo, a Dios por autor.
Un pecado de Saúl, causa del hambre (21:1-14).
1 Hubo en tiempo de David un hambre que duró tres años continuos; y David consultó a Yahvé, que le respondió: “Es por la casa de Saúl y por la sangre que hay sobre ella, por haber hecho perecer a los gabaonitas.” 2 El rey llamó a los gabaonitas y les dijo: “Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel; eran un resto de los amorreos, con el cual estaban los hijos de Israel ligados con juramento; y, sin embargo, Saúl había procurado extinguirlos, por celo de los hijos de Israel y de Judá.” 3Dijo, pues, David a los gabaonitas: “¿Qué queréis que os haga para expiaros y que bendigáis a la heredad de Yahvé?” Los gabaonitas le dijeron: “Nuestra querella con Saúl y su casa no es cuestión de plata y oro, ni pretendemos que muera nadie en Israel” “Y él preguntó: “Decid, pues, lo que queréis, para que yo lo haga.” 4 Ellos respondieron al rey: “Aquel hombre nos destruyó y quería exterminarnos, haciéndonos desaparecer de toda la tierra de Israel; 5que se nos entreguen siete de sus hijos para que nosotros los colguemos ante Yahvé en Gabaón, en el monte ante Yahvé.” El dijo: “Os los entregaré.” 6 No entregó el rey a Mefibaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Yahvé que habían hecho entre sí David y Jonatán, hijo de Saúl. 8Y tomó el rey a los dos hijos que Risfa, hija de Aya, había dado a Saúl, Armoni y Mefibaal, y a los cinco hijos que Merab, hija de Saúl, había dado a Adriel, hijo de Barzilai, de Abel Me-jola, 9 y se los entregó a los gabaonitas, que los colgaron en el monte ante Yahvé. Todos siete murieron juntos en los primeros días de la cosecha, al comienzo de la siega de las cebadas. 10 Risfa, hija de Aya, tomando un saco, se lo tendió sobre la tierra, y estuvo desde el comienzo de la cosecha de las cebadas hasta que sobre ellos cayeron del cielo las aguas de la lluvia, espantando durante el día a las aves del cielo y durante la noche a las bestias del campo. 11Dieron noticia a David de lo que había hecho Risfa, hija de Aya, concubina de Saúl; 12y fue David a recoger los huesos de Saúl y los de Jonatán, su hijo, a la ciudad de Jabes, en Galaad, cuyos habitantes los habían tomado de los muros de Betsán, donde los habían colgado los filisteos después de derrotar a Saúl en Gelboé. 13 Llevó de allí los huesos de Saúl y los de Jonatán, su hijo, y tomo también los de los que habían sido colgados; 14 y fueron enterrados los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán y los de los que habían sido colgados, en tierra de Benjamín, en Sela, en el sepulcro de Quis, padre de Saúl, cumpliéndose las órdenes del rey. Después de esto se apiadó Yahvé de la tierra.
El autor coloca este episodio en un tiempo indeterminado de la historia de David. Por las palabras Deu 9:1 cabe suponer que aconteció antes de lo dicho en el c.9. A consecuencia de una sequía pertinaz produjese un hambre de tres años (1 Re I7:1ss), que el pueblo atribuyó a un castigo de Dios. Este presentimiento confirmó la una respuesta de Yahvé. La respuesta de Yahvé, dice Rehm, no es propiamente una revelación sobrenatural. Ya el reconocimiento de la culpa puede interpretarse en el modo de hablar del libro como una respuesta de Yahvé (1Sa 24:5-11; 2Sa 16:10; 2Sa 17:14)· El oráculo sanciona el derecho semítico según el cual el derramamiento de sangre que no se expiaba manchaba el suelo de la heredad de Yahvé, provocando su cólera contra todo el pueblo (Num 35:33-34; Deu 21:7-9). El crimen lo había cometido Saúl, no se sabe cuándo, al matar a los gabaonitas, oponiéndose con ello al juramento de Josué (Jos 9:355), que, sorprendido por una artimaña que le prepararon, les perdonó la vida, pero obligándolos a trabajar al servicio de Israel. Cree Calmet que el texto se refiere a la matanza de sacerdotes de Nob (1Sa 22:18-19). David quiere reparar la falta cometida, y les sugiere qué quieren que haga por ellos. Responden que no les interesa el oro ni plata ni quieren que haya gran matanza en Israel. Lo que ellos exigen es el cumplimiento de la ley de sangre, derramándose la del culpable, o, en su defecto, la de sus hijos y parientes. Los gabaonitas se dan por satisfechos con la muerte de siete (Gen 4:15) de los hijos de Saúl, que sacrificarán, en concepto de venganza de sangre, en un lugar público, a la faz de Yahvé, es decir, a la luz del sol (Num 25:4), sobre el monte conocido hoy con el nombre de Neby Semuil, a unos dos kilómetros al sur de Gabaón. Había allí un santuario de Yahvé muy célebre en tiempos de Salomón (1Re 3:455).
* Nehv Str. 352-353 * Los designados para ser muertos fueron los dos hijos de Risfa (1Re 3:7), concubina de Saúl y amante de Abner, Armoni y Mefibaal.
Mi escudo, el cuerno de mi salvación, mi inaccesible asilo, mi salvador de la violencia. 4 Yo invoqué, alabándole, a Yahvé y quedé a salvo de mis enemigos. 5 Ya me rodeaban con estrépito las olas de la muerte, ya me aterrorizaban los torrentes del averno, 6 ya me aprisionaban las ataduras del sepulcro, ya me habían cogido los lazos de la muerte, 7 y en mi angustia invocaba a Yahvé, imploraba el auxilio de mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, mi clamor llegó a sus oídos. 8 Conmovióse y tembló la tierra, vacilaron los fundamentos de los montes y se estremecieron, porque se airó contra ellos. 9 Subía de sus narices el humo de su ira, y de su boca fuego abrasador, carbones encendidos por él. 10 Y abajó los cielos y descendió, negra obscuridad tenía bajo sus pies.11 Subió sobre los querubines y voló, voló sobre las alas de los vientos.12 Puso en derredor suyo tinieblas por velo. Se cubrió con calígine acuosa y densas nubes.13 Ante su resplandor se deshicieron sus nubes. En granizo y centellas de fuego. 14 Tronó Yahvé desde los cielos, el Altísimo hizo resonar su voz, 15 lanzó sus saetas y los desbarató, fulminó sus muchos rayos y los consternó. 16 Y aparecieron arroyos de aguas, y quedaron al descubierto los fundamentos del orbe ante la increpadora ira de Yahvé, al resoplido del huracán de su furor. 17 Extendió su mano desde lo alto y me tomo, me sacó de la muchedumbre de las aguas, 18 me arrancó de mi feroz enemigo, de los que me aborrecían y eran más fuertes que yo. 19 Querían asaltarme en día fatal para mí. Pero fue Yahvé mi fortaleza, 20 y me puso en seguro,salvándome, porque se agradó de mí. 21 Remunerábame Yahvé conforme a mi justicia, según la pureza de mis manos me pagaba, 22 pues yo había seguido los caminos de Yahvé y no me había impíamente apartado de mi Dios. 23 Tenía ante mis ojos todos sus mandatos y no rehuía sus leyes, 24 sino que fui íntegro con él y me guardé de la iniquidad. 25 Y me retribuyó Yahvé conforme a mi justicia y según la limpieza de mis manos ante sus ojos. 26 Con el piadoso muéstrase piadoso, íntegro con el íntegro; 26 muéstrase limpio con el limpio y sagaz con el astuto. 28Tú salvas al humilde, pero humillas al soberbio. 29Tú haces lucir mi lámpara, ¡oh Yahvé!; mi Dios, ilumina mis tinieblas. 30Ciertamente, fiado en ti, soy capaz de romper ejércitos; fiado en mi Dios asalto murallas. 31Es perfecto el camino de Dios, la palabra de Yahvé es acrisolada. Es el escudo de cuantos a él se acogen.
Dios liberó al salmista de todos los males; es Dios su roca (1 Sam 2; 1 Deu 32:4; Sal 31:4, etc.), el cuerno de su salvación (1Sa 2:1). Estaba en trance de perecer, envuelto en el oleaje de la muerte (Sal 116:3; Jon 2:4-6), aprisionado en los torrentes de Belial (1Sa 2:12; 1Sa 10:27), que simbolizan la muerte y el sheol. Más tarde Belial pasó a significar el príncipe de los demonios (1Co 6:15). En esta situación llamó al Señor, que le escuchó desde el interior de su templo. Supone el autor la existencia del templo de Jerusalén. Describe a continuación, mediante una grandiosa teofanía, la intervención de Dios. La conmoción del universo presagiaba el desplazamiento de Dios al mundo. Las nubes eran el humo de la ira que despedían sus narices; de su boca salían los relámpagos como fuego abrasador. Llegó a la altura donde estaba el salmista y descendió hacia él. Negra oscuridad bajo sus pies; al lomo de un querubín cabalgó y voló. Los querubines son el pedestal de Dios en el arca de la alianza (1Sa 4:3-4); tiran de la carroza de Dios (Eze 1:1ss). Dios planea sobre las alas del viento (Sal 104:3; Ose 4:19). Entre tanto, arrecia la tempestad. Los truenos, que son la voz de Dios (1Sa 7:10; Job 37:2-5; Sal 28:1ss), retumban en el firmamento; lanza El los relámpagos, considerados como sus saetas (Hab 3:2; Sal 144:6), que desbaratan a los enemigos. Una lluvia torrencial se levantó de los mares, dejó al descubierto los fundamentos del orbe y cayó en forma diluvial sobre la tierra, acompañada del huracán, el resoplido del furor divino. Para que no fuera envuelto en la furiosa tempestad, Dios, desde lo alto, extendió su mano y agarró al justo, salvándole de los peligros (Isa 24:18). Reconoce el salmista que su salvación se debe a una gracia especialísima de Dios.
Acción de gracias por las victorias alcanzadas (Isa 22:32-51).
32 ¿Qué Dios hay fuera de Yahvé? ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios? 33 El Dios fuerte que me ciñó de fortaleza y prosperó mis caminos, 34 que me dio pies como de ciervo y me puso sobre las alturas, 35 que adiestró mis manos para la lucha y mis brazos para tender el arco. 36 Me entregaste tu escudo salvador, tu diestra me fortalecía 37 me hacías correr a largos pasos, sin que se cansaran mis pies. 38 Perseguía a mis enemigos y los alcanzaba, y no me volvía sin haberlos desbaratado. 39 Los machacaba, sin que pudieran levantarse; caían bajo mis pies. 40 Me ceñiste de fortaleza para la guerra, sometiste a los que se alzaban contra mí, 41 obligaste a mis enemigos a darme las espaldas y reducías al silencio a los que me odiaban. 42 Vociferaban, pero no había quien los socorriese; a Yahvé, pero El no los oía.43 Y los dispersaba como el polvo lo dispersa el viento, y como al lodo de las plazas los pulverizaba. 44 Me libraste de las sediciones del pueblo, me pusiste por cabeza de gentes. Pueblos que no conocía me servían.45 Los extraños me halagaban, obedécenme con diligente oído; 46 los extraños desfallecieron y salen temblando de sus refugios. 47 Viva Yahvé y bendito sea su nombre! Ensalzado sea el Dios, mi salvador. 48 El es el Dios que me otorga la venganza, el que me somete los pueblos, 49 el que me libra de mis enemigos, el que me hace superar a los que se alzan contra mí, el que me libra del hombre violento; 50por eso le daré gracias, ¡oh Yahvé! ante las gentes y cantaré yo salmos en tu honor. 51 El que da grandes victorias a su rey, el que hace misericordia a su ungido, David, y a su descendencia por la eternidad.”
Con la ayuda eficaz de Yahvé, Dios único, la Roca por excelencia (Deu 32:4), que le ciñó de fuerza (Sal 18:33), tuvo el salmista en el camino expedito para vencer. Veloz para acudir al combate, diestro en el manejo de las armas, en el lanzamiento de las flechas. En todo momento fue Yahvé su escudo protector, el que le fortalecía, sin vacilar jamás. Fue al combate, de donde volvió siempre victorioso; los enemigos, o bien caían bajo sus pies o volvían las espaldas, huyendo. Gritaban, vociferaban, pero no llegaba al cielo su voz. Victorioso el salmista, extiende su dominio sobre propios y extraños (v.44-46). Los que antes le odiaban buscan ahora su amistad. El v.51 tiene carácter mesiánico; pudo añadirse al texto en tiempos más recientes.
Fuente: Biblia Comentada
hambre. Cuando Israel hubo experimentado tres años de hambre, David reconoció que se trataba de una disciplina de parte de Dios (cp. Deu 28:47-48) y preguntó a Dios cuál era la causa.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
-2 Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre. Por revelación divina, David supo que el hambre era resultado de un pecado cometido por Saúl; es decir, que había hecho una matanza de gabaonitas. No hay ninguna otra referencia a este acontecimiento. Saúl probablemente intentó hacer como Dios había mandado, y quiso eliminar a los paganos de la tierra a fin de que Israel prosperara (v. 2Sa 21:2). Pero en su celo cometió un grave pecado; quebrantó el pacto que se había concertado hacía cuatrocientos años entre Josué y los gabaonitas, que estaban en la tierra cuando Israel tomó posesión de la misma. Ellos habían engañado a Josué para hacerle concertar un pacto con ellos, pero era, sin embargo, un pacto (vea Jos 9:3-27). La observancia de un pacto no era cosa menor para Dios (vea Jos 9:20).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta es la última división del segundo libro de Samuel. Lo mismo que en el caso del libro de los Jueces (Jue 17:1-13; Jue 18:1-31; Jue 19:1-30; Jue 20:1-48; Jue 21:1-25), concluye con este epílogo que contiene material no necesariamente dispuesto de forma cronológica, que da una descripción adicional del reinado de David. Hay una notable disposición literaria de las secciones en esta división del libro. La primera sección y la última (2Sa 21:1-14; 2Sa 24:1-25) son narraciones que describen dos ocasiones de la ira del Señor contra Israel. La segunda sección y la quinta (2Sa 21:15-22; 2Sa 23:8-39) son registros acerca de los guerreros de David. Las secciones tercera y cuarta (2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-7) registran dos de los cánticos de David.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
2Sa 21:1-22; 2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-39; 2Sa 24:1-25 : Los capítulos 2Sa 21:1-22; 2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-39; 2Sa 24:1-25 interrumpen la Historia de la Sucesión, que continuará y concluirá en 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46. Los materiales aquí reunidos aparecen cronológicamente fuera de contexto dentro de la historia de David y han sido agrupados en paralelo quiástico según criterios de afinidad literaria: en los extremos, dos relatos de expiación de castigos divinos y dos listas contiguas con anecdotarios heroicos (2Sa 21:1-22; 2Sa 23:8-39; 2Sa 24:1-25), y en el centro dos poemas (2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-7).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
2Sa 2:1+.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— en tiempos de David: Esta indicación cronológica no precisa en qué momento de la vida de David, pero por referencias indirectas, habría que situar el episodio antes de la historia de la sucesión al trono (ver 2Sa 9:1; 2Sa 9:3).
— mató a los gabaonitas: No hay ninguna referencia anterior explícita a esta supuesta matanza de Saúl.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Ajusticiamiento de la familia de Saúl. La mayoría de los problemas del reinado de David se debieron a la guerra, pero la tierra de Israel ocasionalmente sufría también por las sequías y hambrunas, y este capítulo cuenta una hambruna particularmente grave, quizá más hacia el principio del reinado de David. El oráculo de Dios, cuando fue consultado (1), se refirió a un episodio que no se menciona en otra parte, un ataque de Saúl sobre la población de la ciudad de Gabaón. El antecedente es que al defender a Israel, Saúl había atacado no sólo a los filisteos sino a cualquier pueblo no israelita que representaba una amenaza. Pero éste no era el caso de los gabaonitas, y quebrantar un antiguo acuerdo con ellos (ver Jos. 9) era un crimen grave. El mal no se había solucionado. Según las leyes modernas castigar a la familia de Saúl por los pecados de Saúl sería igual de malo, pero en la antigüedad se mantenía firmemente el principio de la responsabilidad de toda la familia. Aun así, podemos todavía opinar que los gabaonitas fueron vengativos.
La razón principal para contar este relato es mostrar que David no fue responsable de la muerte de los siete hombres ahora ajusticiados. Sin duda habría algunos israelitas como Simei (16:5-8) que acusaban a David de odiar a la familia de Saúl. Este pasaje, por lo tanto, recuerda al lector cómo David trató a Mefiboset, y muestra el cuidado escrupuloso de los restos de Saúl y sus descendientes.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
21.1 Los agricultores dependían totalmente de la primavera y de las lluvias para sus cosechas. Si las lluvias se detenían o llegaban en mal momento, o si las plantas se infectaban de insectos, podía ser drástica la escasez de alimentos en el año siguiente. La agricultura de esa época dependía completamente de las condiciones naturales. No había métodos de irrigación, ni fertilizantes, ni pesticidas. Incluso variaciones moderadas en la lluvia o en la actividad de los insectos podían destruir un cultivo entero.21.1ss Los siguientes cuatro capítulos son un apéndice del libro. Los sucesos descritos no están en orden cronológico. Hablan de las proezas de David en diversos momentos de su reinado.21.1-14 Aunque la Biblia no registra el acto de venganza de Saúl contra los gabaonitas, fue aparentemente un crimen grave que lo hizo culpable de su sangre. Aun así, ¿por qué fueron asesinados los hijos de Saúl por los asesinatos que cometió su padre? En muchas culturas del Cercano Este, incluyendo la de Israel, una familia completa era declarada culpable por el crimen del padre ya que se consideraba que la familia es una unidad indisoluble. Saúl quebrantó el voto que los israelitas hicieron con los gabaonitas (Jos 9:16-20). Esta fue una ofensa grave contra la ley de Dios (Num 30:1-2). O David seguía la costumbre de tratar la familia como una unidad, o los hijos de Saúl serían culpables de ayudar a su padre a matar a los gabaonitas.21.9, 10 La cosecha de cebada era a fines de abril y principios de mayo. La cebada era similar al trigo pero menos apropiada para hacer el pan. Rizpa custodió los cuerpos de los hombres durante toda la estación de cosecha que duró desde abril hasta octubre.21.16-18 Para mayor información acerca de Goliat y los gigantes, véase 1Sa 17:4-7 y la nota a Gen 6:4.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Lit.: “las sangres”. Heb.: had·da·mím.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1097 Lev 26:20; Deu 11:17
b 1098 Gén 9:6; Éxo 20:13; Éxo 21:23; Núm 35:30; Núm 35:33
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
buscó la presencia del S eñor . Es decir, subió al arca e inquirió al S eñor .
Saúl…dio muerte a los gabaonitas. Gabaón era una ciudad en el territorio de Benjamín. Los gabaonitas habían engañado a los israelitas a que hicieran un pacto de paz con ellos (v. Jos 9:3– 15). La matanza que Saúl hizo de los gabaonitas fue una violación de ese pacto, por lo que Dios castigó por medio del hambre.
Fuente: La Biblia de las Américas
Esta sección es un apéndice no cronológico al libro y registra muchos sucesos ocurridos durante la primera parte del reinado de David.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
David reconoció que esta hambre era un castigo divino (cp. Deu 28:47-48) y preguntó a Dios el porqué. El pecado era que Saúl, celoso por exterminar a los paganos de Israel, había exterminado a algunos gabaonitas con los que Israel había hecho un tratado (cp. Jos 9:3-27).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
[.] Este episodio nos descubre lo más inhumano de los prejuicios religiosos existentes en ese tiempo. David hizo la consulta a Yavé, y la respuesta fue… Ya encontramos esta costumbre de preguntarle a Dios por medio del Urim y del Tummin, es decir, por las suertes. Posiblemente Dios aceptó en varias oportunidades guiar por este medio a los que lo creían acreditado por Dios. Aquí comprobamos que los procedimientos mágicos usados para buscar una respuesta de Dios pueden llevar a los peores desvíos . Quizá el mismo David comparte el prejuicio común solamente que usa su autoridad para salvar al hijo de su amigo Jonatán. No se puede decir que esta mentalidad haya desaparecido. Si algo anda mal en la sociedad o en una institución, muchos buscan a quién sacrificar antes de ver si tienen ellos mismos una parte de la culpa.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[1] Los capítulos del 21 al 24 se consideran apéndices al libro.[5] Ejecución de los descendientes de Saúl, en circunstancias estremecedoras y violentas.[15] Luchas de David contra los filisteos y contra los gigantes.