Comentario de 1 Corintios 11:23 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Porque yo recibí del Señor la enseñanza que también os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan;
11:23 — Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado — Esa comida común de los corintios pervertía la Cena del Señor. No tenía autorización alguna, ni aun estando libre de abusos. Después de condenar aquello, ahora Pablo pasa a recordarles de cómo debe ser celebrada la Cena del Señor. Así se ve claramente el contraste entre lo carnal de la comida de los corintios y lo espiritual de la Cena del Señor. No les dice nada nuevo, sino resume la institución de la Cena. Les recuerda que lo que les había entregado (véase ver. 2, comentarios, sobre paradosis y paradidomi) cuando estaba con ellos en el principio es exactamente lo mismo que él había recibido del Señor directamente por inspiración. Es cierto que no estuvo presente en la institución de la Cena, pero su información acerca de ella la recibió de parte de Cristo mismo.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
os he enseñado. 1Co 15:3; Deu 4:5; Mat 28:20; Gál 1:1, Gál 1:11, Gál 1:12; 1Ts 4:2.
la noche. Mat 26:2, Mat 26:17, Mat 26:34.
tomó pan. Mat 26:26-28; Mar 14:22-24; Luc 22:19, Luc 22:20; Hch 20:7.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Aunque no era información nueva para los corintios porque Pablo ya la había enseñado, es un recordatorio importante. Esta descripción de la cena final de Cristo con sus discípulos es una de las más bellas en todas las Escrituras, a pesar de haber sido presentada en medio de reprensiones fuertes contra el egoísmo carnal. Si esta carta fue escrita antes que cualquiera de los Evangelios (vea Mat 26:26-30; Mar 14:22-26; Luc 22:17-20; Jua 13:2), como lo creen casi todos los eruditos más conservadores, la instrucción de Pablo fue el primer registro bíblico de la institución de la Cena del Señor, y una revelación directa del Señor que no leyó en los escritos de alguno de los otros apóstoles (cp. Gál 1:10-12).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
11:23 — Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado – Esa comida común de los corintios pervertía la Cena del Señor. No tenía autorización alguna, ni aun estando libre de abusos. Después de condenar aquello, ahora Pablo pasa a recordarles de cómo debe ser celebrada la Cena del Señor. Así se ve claramente el contraste entre lo carnal de la comida de los corintios y lo espiritual de la Cena del Señor.
No les dice nada nuevo, sino resume la institución de la Cena. Les recuerda que lo que les había entregado (véase ver. 2, comentarios, sobre paradosis y paradidomi) cuando estaba con ellos en el principio es exactamente lo mismo que él había recibido del Señor directamente por inspiración. Es cierto que no estuvo presente en la institución de la Cena, pero su información acerca de ella la recibió de parte de Cristo mismo.
Compárense esta sección con Mat 26:17-29; Mar 14:12-25; Luc 22:17-20.
— Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado (paradiomi), tomó pan – El Señor mismo es quien instituyó la Cena, y lo hizo la noche que fue entregado (Mat 26:14-56). Esta verdad subraya la asociación de la Cena del Señor con la muerte de él.
El pan que tomó fue el pan de la Pascua que estaba delante de él en la mesa, que era pan sin levadura (Mat 26:17; Éxo 12:15). Sabemos lo que Dios quiere por lo que ha hecho. Jesús usó aquel pan, y no cualquier pan. No hay autorización bíblica alguna para el uso de pan con levadura en la Cena del Señor.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA SANTA CENA
1 Corintios 11:23-34
Porque yo he recibido del Señor lo que ya os he transmitido: Que el Señor Jesús, la noche que fue traicionado, tomó pan y, después de dar gracias a Dios, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo para vosotros; haced esto para tenerme presente.» De la misma forma, después de la comida, tomó la copa y dijo: «Esta copa es el Nuevo Pacto que ha costado Mi sangre. Haced esto para tenerme presente cada vez que la bebáis.»
Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, proclamáis la muerte del Señor hasta que venga. Por tanto, quienquiera que tome este pan y beba esta copa del Señor sin estar en condiciones es culpable de pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor.
Por eso, que cada uno se examine a sí mismo antes de tomar este pan y beber esta copa; porque el que come y bebe como algunos de vosotros, no come y bebe más que su propia sentencia, porque no se da cuenta de lo que quiere decir el Cuerpo. Por esto es por lo que muchos de vosotros estáis enfermos y débiles, y algunos han muerto. Porque, si de veras fuéramos conscientes de cómo somos, no estaríamos sujetos a juicio; pero en este mismo juicio del Señor somos disciplinados para no ser definitivamente condenados con el mundo.
Así que, hermanos, cuando os reunís, esperaros unos a otros. El que tenga hambre, que coma en casa; para que no os reunáis en tales condiciones que os pongáis en peligro de que se os someta a juicio.
En cuanto a los otros asuntos, ya los pondré en orden cuando vaya por allí.
No hay ningún otro pasaje en todo el Nuevo Testamento
que tenga tanto interés como este. Entre otras cosas, es la base
para el acto de culto más sagrado de la Iglesia Cristiana, la Santa Cena; y también, como esta carta es anterior a los primeros evangelios, este es de hecho el primer reportaje que tenemos, no sólo de la institución de la Santa Cena, sino de ninguna palabra del Señor Jesús.
La Santa Cena no querrá decir nunca lo mismo para dos personas diferentes; pero no tenemos que entenderla totalmente para recibir bendición. Como ha dicho alguien, » no tenemos que entender la composición química del pan para digerirlo y asimilarlo y alimentarnos de él.» Pero, a pesar de eso, haremos bien en intentar entender por lo menos algo de lo que quería decir Jesús cuando habló así del pan y del vino.
» Esto es Mi cuerpo» -dijo del pan. Un hecho muy sencillo nos impide tomar estas palabras literalmente. Cuando Jesús estaba hablando, estaba todavía en Su cuerpo humano; y nada estaba más claro que el que Su cuerpo y el pan eran dos cosas bien diferentes y aparte. Pero tampoco dijo simplemente: » Esto representa Mi cuerpo.» En un sentido, eso es cierto: el pan que troceamos en el sacramento representa el cuerpo de Cristo; pero hace más que representar. Para la persona que lo toma en su mano y se lo lleva a la boca con fe y amor, es un medio no sólo de recuerdo sino de contacto vital con Jesucristo. Para uno que no fuera creyente no sería nada más que pan; para el que ama a Cristo es una manera de entrar en comunión con ÉL
» Esta copa -dijo Jesús, según las traducciones corrientes- es el Nuevo Pacto en Mi sangre.» Lo hemos traducido un poco diferente: «Esta copa es el Nuevo Pacto que ha costado Mi sangre.» La preposición griega en suele querer decir en en español; pero también quiere decir frecuentemente al precio de, por, refiriéndose a lo que se paga por algo, sobre todo cuando se usa para traducir la preposición hebrea be. Ahora bien: un pacto es una relación en la que entran dos personas. Había un Antiguo Pacto entre Dios y el pueblo de Israel que estaba basado en la Ley. En él Dios había elegido y se había acercado al pueblo de Israel, llegando a ser de una manera especial su Dios; pero había una condición: si esa relación había de durar, tenían que cumplir la Ley (cp. Ex 24:1-8 ). Con Jesús se ofrece a la humanidad una nueva relación que depende, no de la ley, sino del amor; no de la fidelidad con que el hombre cumpla la ley -porque no puede-, sino de la buena voluntad gratuita y generosa de Dios que nos la ofrece.
Bajo el Antiguo Pacto uno no podía hacer más que temer a Dios, porque estaba siempre en deuda con Él ya que no podía nunca cumplir perfectamente la ley; bajo el Nuevo Pacto uno acude a Dios como un hijo a su padre. Mírese como se mire, Le costó la vida a Jesús hacer posible esta nueva relación con Dios. «La sangre es la vida,» decía la ley Dt 12:23 ); costó la vida de Jesús, Su sangre, como diría un judío. Así que el vino rojo de la Comunión representa la sangre vital de Cristo, sin la cual el Nuevo Pacto, la nueva relación con Dios, no habría sido posible.
Este pasaje continúa hablando de comer y beber el pan y el vino indignamente; y esa indignidad consiste en «no discernir el Cuerpo del Señor.» Esta frase puede querer decir una de dos cosas; y cada una de ellas es tan importante que es muy probable que estén implicadas las dos.
(i) Puede que quiera decir que la persona que come y bebe indignamente no se da cuenta de ló que quieren decir esos símbolos sagrados. Puede que quiera decir que come y bebe irreverentemente y sin sentir el amor que estos signos representan, o la obligación que adquiere.
(ii) Puede que también quiera decir esto: la frase el Cuerpo de Cristo indica una y otra vez a la Iglesia, como veremos en el capítulo 12. Pablo acaba de reprender a los que, con sus partidismos y diferencias de clases dividen la Iglesia; así es que esto puede querer decir que el que come y bebe indignamente es el que no se ha dado cuenta de que toda la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, y no está en armonía con su hermano. Toda persona en cuyo corazón hay odio, amargura, desprecio contra otro, al acercarse a la Mesa del Señor come y bebe indignamente. Así que comer y beber indignamente es no tener el
sentimiento de la grandeza de lo que se está haciendo, y hacerlo cuando no se está en armonía con el hermano por quien Cristo murió.
Pablo pasa a decir que las desgracias que han sobrevenido a la iglesia de Corinto puede que sean debidas al hecho de que se acercan a la Mesa del Señor cuando hay divisiones entre ellos; pero esas desgracias no son para destruirlos, sino para disciplinarlos y hacerlos volver al camino de Dios.
Debemos tener clara una cosa. La frase que prohíbe el que una persona coma y beba indignamente no excluye al que es pecador y lo sabe. Un antiguo pastor de las Highlands de Escocia, viendo que una anciana dudaba ante la copa de la comunión, se la acercó diciendo: «¡Tómala, mujer! ¡Es para los pecadores! ¡Es para ti!» Si la Mesa del Señor fuera sólo para los perfectos, ninguno podríamos acercarnos. El acceso no está nunca cerrado para el pecador arrepentido. Para el que ama a Dios y a sus semejantes, el camino está siempre abierto; y sus pecados, aunque sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— que yo recibí del Señor: No es necesario entenderlo en el sentido de que Pablo haya recibido directamente del Señor dicha tradición; el sentido es, sin duda, el de una tradición que se remonta al Señor.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Mat 26:26-28 y par.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) “El Señor”, אAB; J13,14: “Jehová”.
REFERENCIAS CRUZADAS
g 562 Mat 26:20; Luc 22:14
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
yo recibí del Señor. Pablo recibió la autoridad del Señor por revelación directa (Hch 9:1– 9; 26:16– 18; cp. Gá 1:11, 12).
Fuente: La Biblia de las Américas
23 super (1) Lit., entregado.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
era entregado… Gr. paredídeto. Hápax. La traducción fue entregado es incorrecta. ¡Cuán incorrecta! → §256.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R579 Parece que no hay ninguna distinción radical entre ἀπὸ τοῦ κυρίου y ἀπὸ τοῦ πατρός (que aparece en Jua 10:18; ἀπό tiene el sentido de παρά cuando aparece con el genitivo después del verbo παραλαμβάνω -T259): del Señor.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., entregué