Comentario de 1 Corintios 7:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

El esposo cumpla con su esposa el deber conyugal; asimismo la esposa con su esposo.

7:3 — El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido — Bien dice la Ver. ECU., ”El marido pague el débito a la mujer, y lo mismo la mujer al marido”. La Ver. P.B. dice, “A la mujer el marido retribuya lo que debe, asimismo también la mujer al marido”. La palabra “conyugal” no aparece en el texto griego; en algunas versiones se suple, dado el punto del contexto.

El texto griego dice “hombre” y “mujer”, y el contexto determina si se ha de entender la idea de marido y esposa.

El verbo “cumpla” (pagar, retribuir) se emplea en el texto griego en Rom 13:7 (pagad).

No hay diferencia entre los dos casos de débito, o deuda (conyugal). Los dos, tanto la mujer como el hombre, tienen necesidad de satisfacción sexual; sus obligaciones, pues, son mutuas. El acto sexual no debe considerarse como un acto de concupiscencia egoísta, sino de caridad entre esposos, cada uno pensando en las necesidades del otro. Feliz es la pareja que guarda presente este mandamiento que aleja todo egoísmo en el asunto. Considérese Flp 2:3.

El mandamiento de este versículo desmiente la doctrina gnóstica del ascetismo. ¡La sexualidad no es cosa sucia! Es parte de la creación del Dios sabio (Gén 1:27-28). Dios por medio del apóstol Pablo establece la necesidad del matrimonio y manda que los esposos no se separen ni se nieguen el uno al otro. Pero la filosofía falsa de los hombres ha exaltado al celibato sobre el matrimonio y ha originado el monasterio.

Este versículo hace bien claro que los propósitos del matrimonio no se limitan a la procreación.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Éxo 21:10; 1Pe 3:7.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

juntaros en uno: Los maridos y las esposas tienen ambos el deber de mantener las relaciones sexuales para no ser tentados por Satanás a tener sexo fuera del matrimonio.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

EL MARIDO CUMPLA. El compromiso del matrimonio requiere que cada cónyuge renuncie al derecho exclusivo de su propio cuerpo y le dé al otro derecho sobre él. Es decir, que ninguno de los dos cónyuges debe dejar de someterse a los deseos sexuales normales del otro. Tales deseos dentro del matrimonio son naturales y dados por Dios, y negarse a cumplir la responsabilidad de satisfacer las necesidades del otro es exponer el matrimonio a la tentación satánica de adulterio (v. 1Co 7:5).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

cumpla … el deber conyugal. Los creyentes casados no deben privar de satisfacción sexual a sus cónyuges. Mientras que el celibato es correcto para los solteros, es erróneo para los casados. La práctica de la abstención pudo haber sido más común entre creyentes con un cónyuge no salvo (sobre los cónyuges no salvos, vea las notas sobre los vv.1Co 7:10-17).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

7:3 — El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido – Bien dice la Ver. ECU., ”El marido pague el débito a la mujer, y lo mismo la mujer al marido”. La Ver. P.B. dice, “A la mujer el marido retribuya lo que debe, asimismo también la mujer al marido”. La palabra “conyugal” no aparece en el texto griego; en algunas versiones se suple, dado el punto del contexto.
El texto griego dice “hombre” y “mujer”, y el contexto determina si se ha de entender la idea de marido y esposa.
El verbo “cumpla” (pagar, retribuir) se emplea en el texto griego en Rom 13:7 (pagad).
No hay diferencia entre los dos casos de débito, o deuda (conyugal). Los dos, tanto la mujer como el hombre, tienen necesidad de satisfacción sexual; sus obligaciones, pues, son mutuas. El acto sexual no debe considerarse como un acto de concupiscencia egoísta, sino de caridad entre esposos, cada uno pensando en las necesidades del otro. Feliz es la pareja que guarda presente este mandamiento que aleja todo egoísmo en el asunto. Considérese Flp 2:3.
El mandamiento de este versículo desmiente la doctrina gnóstica del ascetismo. ¡La sexualidad no es cosa sucia! Es parte de la creación del Dios sabio (Gén 1:27-28). Dios por medio del apóstol Pablo establece la necesidad del matrimonio y manda que los esposos no se separen ni se nieguen el uno al otro. Pero la filosofía falsa de los hombres ha exaltado al celibato sobre el matrimonio y ha originado el monasterio.
Este versículo hace bien claro que los propósitos del matrimonio no se limitan a la procreación.

Fuente: Notas Reeves-Partain

SOCIOS EN EL MATRIMONIO

1 Corintios 7:3-7

Que el marido le dé a la mujer todo lo que le es debido, y viceversa. La mujer no puede disponer de su cuerpo a su capricho, porque se debe al marido; e igualmente el marido se debe a la mujer. No os neguéis mutuamente vuestros legítimos derechos, a menos que sea de común acuerdo y por un tiempo limitado. Eso lo podéis hacer para tener tiempo para la oración, y después volver a la relación normal; debéis mantener la relación normal para no dar a Satanás oportunidad de tentaros porque os resulte imposible controlaros. Pero os doy este consejo más como concesión que como norma. Quisiera que todos fuerais como yo; pero cada uno tiene un don específico de Dios, unos uno y otros otro.

Este pasaje surge de la sugerencia de los cristianos corintios de que los esposos cristianos, a fuer de cristianos, tienen que abstenerse de la relación matrimonial en absoluto. Esta es otra manifestación de la línea de pensamiento que considera el cuerpo y sus instintos como esencialmente malos. Pablo expone un principio supremamente grande. El matrimonio es una asociación. El marido no puede actuar con total independencia de la mujer, ni la mujer del marido. Deben actuar siempre de acuerdo. Ninguno debe considerar al otro simplemente como un instrumento para su propia gratificación. La relación matrimonial en su totalidad, tanto en lo físico como en lo espiritual, es algo en lo que ambos deben encontrar su gratificación y plena satisfacción de todos sus deseos. Por un tiempo especial de disciplina, para dedicarse más consagradamente a la oración, puede que sea conveniente apartarse de todo lo corporal; pero debe ser de común acuerdo y sólo durante cierto tiempo, porque si no genera situaciones en las que se da ocasión a la tentación.
De nuevo parece que Pablo minimiza el matrimonio. Su consejo, dice, no propone la situación ideal, sino hace una concesión a la debilidad humana. Preferiría que todos hicieran lo que él. ¿Qué hacía él? Lo podemos deducir.
Podemos estar bastante seguros de que Pablo, en un tiempo, estuvo casado.
(i) Por razones generales. Era rabino, y aseguraba no haber fallado en el cumplimiento de ninguno de los deberes que imponía la ley judía tradicional, uno de los cuales era el matrimonio. El que no se casara y tuviera hijos se decía que «había matado su posteridad» y «reducido la imagen de Dios en el mundo.» Siete se decía que estaban excomulgados del Cielo, y el primero de la lista era «Un judío que no tenga mujer; o que, aunque la tenga, no tenga hijos.» Dios había dicho: «Llevad fruto y multiplicaos;» y, por tanto, no estar casado ni tener hijos era ser culpable de haber faltado a un mandamiento positivo de Dios. La edad normal de casarse era los dieciocho años, por todo lo cual es sumamente improbable el que un judío tan devoto y ortodoxo como era Saulo no estuviera casado.
(ii) Más particularmente hay evidencia de que estaba casado. Debe de haber sido miembro del sanedrín, porque dice haber dado su voto contra los cristianos (Hch 26:10 ); y no podría haberlo sido sin estar casado, porque se suponía que los casados eran más piadosos.

Puede que la mujer de Pablo hubiera muerto; pero es más probable que le abandonara y se deshiciera su hogar cuando se hizo cristiano. De todas maneras renunció a ese derecho entre tantos otros y no se casó otra vez. No habría podido llevar aquella clase de vida viajera y arriesgada si hubiera estado casado. Su deseo de que otros fueran como él surgía exclusivamente del hecho de que él esperaba la Segunda Venida en seguida; había tan poco tiempo que no se debía dejar interferir a los lazos terrenales y las cuestiones físicas. No es que Pablo menospreciara el matrimonio, sino que insistía en que había que estar dispuesto para la venida de Cristo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

REFERENCIAS CRUZADAS

d 303 Éxo 21:10; 1Co 7:5

e 304 Ose 3:3; 1Pe 3:7

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

lo debido… Esto es, el débito conyugal.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Esto es, el débito conyugal.

Fuente: La Biblia Textual III Edición