Comentario de 1 Corintios 9:24 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero sólo uno lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.

9:24 — ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? — En los próximos versículos se emplean referencias a la vida deportiva, a los juegos olímpicos de los griegos de aquel tiempo. (Tal vez la referencia es en particular a los juegos Ístmicos celebrados cada dos años cerca de Corinto, y no a los olímpicos de cada cuatro años al poniente de Corinto). El punto de énfasis que Pablo presenta aquí es que el alcanzar la vida eterna requiere mucho esfuerzo, vigor y empeño. Dado que solamente uno de los varios corredores se va a llevar el premio (Flp 3:14), corre con extrema energía. Para ganar el premio no basta solamente estar en la carrera; hay que llegar primero al fin de ella.

(Ahora, en la carrera cristiana más de uno puede alcanzar la meta final, que es la vida eterna).

— Corred de tal manera que lo obtengáis — Para obtener la vida eterna los cristianos tienen que correr todos de la misma manera en que corre el que solo gana el premio en las carreras deportivas; a saber, correr con todo empeño y energía. El sencillo hecho de que la persona ha sido bautizada y que asiste a unos pocos servicios de la iglesia local no basta para alcanzar el premio. La indiferencia no tiene promesa de nada (Apo 3:15-16). Compárense Heb 12:1, como también Luc 13:24; Hch 20:24; 1Co 15:32; Gál 5:7; Efe 6:12; Flp 4:1; 1Ts 2:19; 2Ti 2:5; Stg 1:12; 1Pe 5:4; Jud 1:3; Apo 2:10; Apo 3:11, todos estos textos que sugieren la idea de lucha, competición, agonía y corona.

Tampoco todo “corredor cristiano” ganará el premio (ver. 27; 10:1-5). Entre otros requisitos, está la perseverancia (Mat 10:22; Luc 21:19).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

los que corren en. Sal 19:5; Ecl 9:11; Jer 12:5.

Corred de tal manera. 1Co 9:26; Gál 2:2; Gál 5:7; Flp 2:16; Flp 3:14; 2Ti 4:7, 2Ti 4:8; Heb 12:1; Stg 1:12; Apo 3:11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Pablo tenía pasión por cumplir su ministerio a toda costa. Esto era similar al tipo de obligación que se requiere de un atleta en preparación para una competencia atlética.

yo de esta manera corro, no como a la ventura: Pablo tenía una meta clara y definida y sabía que la perseverancia era necesaria para alcanzarla. En preparación para la carrera o la lucha, sabía que tenía que mantener la práctica constante necesaria para el éxito.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

EL PREMIO. «El premio», una corona «incorruptible» (v. 1Co 9:25), se refiere a la victoria de la salvación eterna, la valiosa meta de la vida cristiana (cf. 1Co 1:8; 1Co 4:5; 1Co 6:2; 1Co 6:9-10; 1Co 15:12-19). Puede lograrse esa meta sólo mediante la renuncia a algunos derechos propios por el bien de los demás (1Co 8:7-13) y el sacrificio de las cosas que podrían eliminar totalmente al creyente de la carrera (1Co 10:5-22).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

CORRED DE TAL MANERA QUE LO OBTENGÁIS. Pablo ilustra el principio de que Dios rechazará al que deje de ejercer dominio propio, negarse a sí mismo y demostrar amor en las relaciones con los demás (véase la nota que sigue).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

corren. Los griegos disfrutaban dos eventos deportivos de grandes proporciones: los juegos olímpicos y los juegos ístmicos, y como estos últimos se llevaban a cabo en Corinto, los creyentes estaban muy familiarizados con esta analogía de correr para ganar.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La libertad no puede ser limitada sin dominio propio porque la carne se resiste a límites sobre su libertad. Aquí Pablo habla del dominio propio en su vida personal.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

9:24 — ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? — En los próximos versículos se emplean referencias a la vida deportiva, a los juegos olímpicos de los griegos de aquel tiempo. (Tal vez la referencia es en particular a los juegos Ístmicos celebrados cada dos años cerca de Corinto, y no a los olímpicos de cada cuatro años al poniente de Corinto). El punto de énfasis que Pablo presenta aquí es que el alcanzar la vida eterna requiere mucho esfuerzo, vigor y empeño. Dado que solamente uno de los varios corredores se va a llevar el premio (Flp 3:14), corre con extrema energía. Para ganar el premio no basta solamente estar en la carrera; hay que llegar primero al fin de ella.
(Ahora, en la carrera cristiana más de uno puede alcanzar la meta final, que es la vida eterna).
— Corred de tal manera que lo obtengáis – Para obtener la vida eterna los cristianos tienen que correr todos de la misma manera en que corre el que solo gana el premio en las carreras deportivas; a saber, correr con todo empeño y energía. El sencillo hecho de que la persona ha sido bautizada y que asiste a unos pocos servicios de la iglesia local no basta para alcanzar el premio. La indiferencia no tiene promesa de nada (Apo 3:15-16). Compárense Heb 12:1, como también Luc 13:24; Hch 20:24; 1Co 15:32; Gál 5:7; Efe 6:12; Flp 4:1; 1Ts 2:19; 2Ti 2:5; Stg 1:12; 1Pe 5:4; Jud 1:3; Apo 2:10; Apo 3:11, todos estos textos que sugieren la idea de lucha, competición, agonía y corona.
Tampoco todo “corredor cristiano” ganará el premio (ver. 27; 10:1-5). Entre otros requisitos, está la perseverancia (Mat 10:22; Luc 21:19).

Fuente: Notas Reeves-Partain

UNA VERDADERA CONTIENDA

1 Corintios 9:24-27

¿No os habéis fijado en que los que corren en el estadio, todos corren, pero no recibe el premio más que uno? ¡Pues vosotros, corred de tal manera que lo obtengáis!
Ahora bien: todos los atletas olímpicos practican la autodisciplina; y lo hacen para obtener una corona que se deshace rápidamente, mientras que nosotros tratamos de obtener una corona que es para siempre.
Yo corro como el que sabe cuál es su meta; peleo, no dando golpes de ciego, sino disciplinando mi cuerpo hasta tenerlo totalmente bajo mi dominio; no sea que, después de predicar a otros, yo no supere la prueba.

Pablo sigue ahora otra analogía. Les insiste a los cristianos corintios que querían tomárselo con calma en que nadie llega nunca a nada sin una seria autodisciplina. A Pablo le fascinaba siempre la figura de los atletas. Un atleta tiene que entrenarse intensamente si quiere ganar una competición; y los corintios sabían de esas cosas, porque los famosos juegos ístmicos que sólo eran menos importantes que los olímpicos sé celebraban en Corinto. Además, el atleta se somete a la autodisciplina y al entrenamiento para ganar una corona de laurel que quedara reducida a polvo en breve tiempo; ¡cuánto más debería disciplinarse un cristiano para ganar la corona de la vida eterna!
En este pasaje, Pablo expone brevemente una especie de filosofía de la vida.
(i) La vida es una contienda. Como decía William James: «Si esta vida no fuera una auténtica pelea en la que se gana algo eterno para el universo cuando se tiene éxito, no es más importante que un simulacro del que uno se puede retirar cuando quiera. Pero parece una pelea -como si hubiera algo realmente salvaje en el universo que nosotros, con todos nuestros idealismos y lealtades, pudiéramos contribuir a remediar.» O como decía Coleridge: «Lejos de ser el mundo una diosa en enaguas, más parece un diablo con coraza.» Un soldado de pega no gana batallas; un entrenador tolerante no gana campeonatos. Tenemos que vernos como guerreros siempre en campaña, como atletas que se lanzan hacia la meta.

(ii) Ganar una batalla o salir vencedor en una competición requieren disciplina. Tenemos que someter a disciplina nuestros cuerpos para tenerlos en forma; esta es una de las áreas más abandonadas en la vida espiritual, de la que muchas veces surgen las depresiones. Si hemos de hacer algo lo mejor posible tendremos que dedicarle un cuerpo tan capaz como pueda llegar a ser. Hemos de someter a disciplina nuestras mentes; una de las tragedias de la vida es que la gente se niega a pensar hasta llegar a una condición en que ya le resulta imposible. No podemos resolver los problemas escondiéndonos o huyendo de ellos. Tenemos que someter a disciplina nuestra alma; podemos hacerlo enfrentándonos con los dolores de la vida con serena entereza; con sus tentaciones, con la fuerza que Dios da; con sus desilusiones, con valor.
(iii) Tenemos que conocer nuestra meta. Es descorazonador ver el obvio despiste de las vidas de tantas personas; van a la deriva en vez de dirigirse a algún sitio. Maarten Maartens tiene una parábola: » Había una vez un hombre, un satírico. En el curso natural de las cosas sus amigos le asesinaron, y murió. Y la gente vino, y se colocó alrededor de su cuerpo. » Trataba a todo el redondo mundo como si fuera un balón de fútbol -decían indignados-, y le pegaba patadas.» El muerto abrió un ojo, y dijo: «¡Sí, pero siempre a gol!» Alguien pintó una vez un chiste de dos marcianos que estaban mirando a la gente de la Tierra, siempre corriendo de acá para allá; y uno le dijo al otro: «¿Qué están haciendo?» El otro contestó: «Van.» «¿Adónde?» «¡Ah!, no van a ninguna parte; simplemente van.» Esa es la manera de no llegar a nada.

Tenemos que saber lo que vale nuestra meta. El gran atractivo de Jesús es que se basaba raras veces en castigos y en consecuencias terribles. Se basaba en la declaración: «Considera lo que te pierdes si no sigues Mi camino.» La meta es la vida, y no cabe duda de que vale la pena alcanzarla.

(v) No podemos salvar a otros si no somos los dueños de nosotros mismos. Decía Freud: «El psicoanálisis se aprende en primer lugar en uno mismo, mediante el estudio de la propia personalidad.» Los griegos enseñaban que la primera regla de la vida es: «¡Conócete a ti mismo!» Está claro que no podemos hacer nada por otros hasta que nos hemos hecho con nosotros mismos; no podemos enseñar lo que no sabemos; no podemos llevar a otros a Cristo hasta haberle encontrado nosotros.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— competición atlética: Esta imagen deportiva está muy en su punto escribiendo a los corintios, ya que cada dos primaveras se celebraban cerca de Corinto los juegos ístmicos, casi tan célebres como los que cada cuatro años se celebraban en Olimpia.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Flp 2:16; Flp 3:14; 2Ti 2:4-5; 2Ti 4:7-8; Heb 12:1; Stg 1:12; 1Pe 5:4; Apo 10:10.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

:13 Correr y no caer

Pablo comienza ahora a tratar el tema de los peligros de las malas conductas sexuales que eran tan características de estas fiestas en el templo. Lo hace primero citando el ejemplo de su propia autodisciplina, y luego contrastándola con lo que sucede al pueblo de Dios cuando se dedica a las cosas malas. Su intención es evitar que los corintios hagan lo mismo (10:6). 24 Pablo toma imágenes de los acontecimientos atléticos de los famosos juegos ístmicos que se realizaban cerca de Corinto. Los alienta a ser corredores que se afanen por llegar a la línea final. 25 Les recuerda la disciplina estricta que los atletas deben seguir en su dieta y en sus ejercicios para ganar una corona que en esa época estaba hecha de laurel. Por el contrario, la carrera cristiana tiene como premio una recompensa imperecedera. 26 Compara su propio ministerio con el de un corredor que sabe hacia dónde está corriendo. También es como un boxeador, no alguien que golpea el aire (los oradores que demostraban su pericia oratoria ante las multitudes, pero no en debates reales, eran considerados con desdén como boxeadores que golpeaban el aire). 27 El contrincante era su propio cuerpo y sus apetitos. Esto es lo que Pablo somete, no como los oradores que se jactaban de que sus ingresos les permitían halagar a sus sentidos con vidas desordenadas en fiestas, y que eran criticados por enseñar la virtud pero vivir exactamente lo contrario. Pablo es muy consciente de la necesidad de someter sus apetitos, no sea que, habiendo cumplido su ministerio de predicación, ceda a las tentaciones sexuales. Estas tentaciones eran un problema constante entonces, y son un peligro para los evangelistas y líderes cristianos de la iglesia de nuestros días. Pablo ha estado señalando aquí el peligro de tropezar por no dejar a un lado las conductas pecaminosas (cf. Heb. 12:1).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

u 454 Gál 5:7

v 455 Flp 3:14; Col 2:18

w 456 Gál 2:2; Flp 2:16

x 457 Mat 10:22; Mat 24:13; 2Ti 4:8

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

24 super (1) Esto revela que la vida cristiana es una carrera que debemos correr con éxito.

24 super (2) Es decir, una recompensa como incentivo. Véase la nota 17 super (1).

24 super (3) Es decir, obtener.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

corren. Pablo deduce una ilustración de los juegos atléticos, bien conocidos de sus lectores, que eran celebrados cada dos años cerca de Corinto.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie