Comentario de 1 Juan 1:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
1:7 — Este versículo es la antítesis del versículo 6. La comunión con Dios depende de andar en la luz. En esta manera tenemos continuamente la purificación de nuestros pecados por la muerte de Cristo y no tenemos miedo de castigo por ellos. Libertados de tal castigo nos preparamos para la comunión con Dios por toda la eternidad. — “Pero si andamos” (subjuntivo presente, indicando acción continua; es decir, andar habitualmente en la luz, indicando qué clase de carácter tenemos). Se hace referencia a una vida de santidad. Compárese 2:6. Véanse 1Pe 1:14-16; 2Pe 1:4.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
si andamos en luz. 1Jn 2:9, 1Jn 2:10; Sal 56:13; Sal 89:15; Sal 97:11; Isa 2:5; Jua 12:35; Rom 13:12; Efe 5:8; 2Jn 1:4; 3Jn 1:4.
como él esta en la luz. 1Jn 1:5; Sal 104:2; 1Ti 6:16; Stg 1:17.
tenemos comunión. 1Jn 1:3; Amó 3:3.
y la sangre. 1Jn 2:1, 1Jn 2:2; 1Jn 5:6, 1Jn 5:8; Zac 13:1; Jua 1:29; 1Co 6:11; Efe 1:7; Heb 9:14; 1Pe 1:19; Apo 1:5; Apo 7:14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
andamos en luz: Esto significa vivir de forma tal que uno esté iluminado por la verdad de quién es Dios. Juan no dijo «según» la luz, lo que requeriría una perfección inmaculada.
unos con otros: Cuando la conducta de un cristiano refleja el carácter moral de Dios, es posible que se dé una real comunión con otros cristianos. Pero unos con otros se puede referir más bien a la comunión con Dios que a la comunión con otros creyentes. Nuestra comunión con Dios depende de que caminemos en la luz de Dios, donde se revela el pecado. Tal revelación nos permite estar limpios ante Él. Sólo la sangre de Jesucristo nos puede limpiar de todo pecado, permitiendo que creyentes imperfectos tengan comunión con un Dios santo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
ANDAMOS EN LUZ. Esto significa creer la verdad de Dios como se revela en su Palabra y hacer un esfuerzo sincero y sostenido mediante su gracia para seguirla de palabra y obra. «La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado» se refiere a la obra actual de santificación dentro del creyente y a la continua limpieza mediante la sangre de Cristo de los pecados involuntarios. Es probable que Juan no piense aquí en el pecado deliberado contra Dios, puesto que habla de caminar en la luz. Esa purificación continua les permite a los creyentes la comunión íntima con Dios (véase el ARTÍCULO LA SANTIFICACION, P. 1810. [1Pe 1:2]).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Un cristiano genuino tiene por hábito andar en la luz (verdad y santidad) no en tinieblas (falsedad y pecado). Vea la nota sobre 1Jn 3:9. Su manera de andar también resulta en una limpieza continua del pecado a medida que el Señor perdona a los suyos. Puesto que quienes andan en la luz participan del carácter de Dios, ellos llegan a caracterizarse por su santidad (3Jn 1:11) y esto indica que su comunión con Él es verdadera (Stg 1:27). Un cristiano auténtico no anda en tinieblas, sino solo en la luz (2Co 6:14; Efe 5:8; Col 1:12-13) y su limpieza de todo pecado es continua (cp. el v. 1Jn 1:9).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:7 – Este versículo es la antítesis del versículo 6. La comunión con Dios depende de andar en la luz. En esta manera tenemos continuamente la purificación de nuestros pecados por la muerte de Cristo y no tenemos miedo de castigo por ellos. Libertados de tal castigo nos preparamos para la comunión con Dios por toda la eternidad.
— “Pero si andamos” (subjuntivo presente, indicando acción continua; es decir, andar habitualmente en la luz, indicando qué clase de carácter tenemos). Se hace referencia a una vida de santidad. Compárese 2:6. Véanse 1Pe 1:14-16; 2Pe 1:4.
— “en luz,” Véase Efe 5:8; Efe 5:11-14. Porque anda el cristiano en luz, pudo decir Jesús lo de Mat 5:14.
— “como él está en luz,” Véase el versículo 5.
— “tenemos comunión unos con otros,” es decir, Dios con nosotros, y nosotros con él. Esto es la consecuencia de andar nosotros en lo que es Dios. La comunión demanda intervención de parte de los dos partidos. La comunión no puede ser de un solo partido. No es un mero sentimiento o reclamación. Es la consecuencia natural de andar en lo mismo.
Es cierto que los cristianos tienen comunión entre sí, pero parece que el tema tratado en esta sección es el de nuestra comunión con Dios por medio de la santidad de vida en Cristo Jesús.
— “ y la sangre de Jesucristo su hijo nos limpia de todo pecado.” Véanse 2:2; 3:5; 4:9; 5:6; Heb 9:14.
El verbo “limpia” es del tiempo presente, que indica acción continua. Es un proceso continuo, bajo la condición de andar el cristiano en la luz. Véase el versículo 9.
Murió Jesucristo en la cruz en realidad. No fue una mera apariencia. Tuvo un cuerpo que derramó sangre. Esa muerte es satisfactoria para perdonarnos los pecados. Este versículo contradice a los gnósticos que negaban la humanidad de Cristo, la realidad de su muerte, y el perdón absoluto de pecados por su sangre. Ellos convertían en libertinaje la gracia de nuestro Dios (Jud 1:4), pero el cristiano no puede dejar que el pecado reine en él (Rom 6:12). Ellos reclamaban tener comunión con Dios aparte de la sangre derramada por Jesús. ¡Por eso mentían! La comunión con Dios, quien es luz, depende del perdón que la sangre de Jesucristo nos trajo.
Compárense Apo 1:5; Efe 5:26; Tit 2:14.
Fuente: Notas Reeves-Partain
Efe 5:8; Heb 9:14; Apo 1:5; Apo 7:14.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— muerte: Lit. sangre.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
s 19 Jua 1:9
t 20 2Co 8:4
u 21 Rom 3:25; Efe 1:7; Heb 9:14
v 22 Heb 10:22
w 23 Lev 16:30; Rev 1:5
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
7 (1) Nosotros andamos en la luz, pero Dios está en la luz, porque El es luz. «La luz es el elemento en el cual Dios mora: compárese 1Ti_6:16… Andar en la luz, como El está en la luz, no significa simplemente imitar a Dios, sino que se trata de una identificación en el elemento esencial de nuestro andar diario con el elemento esencial del ser eterno de Dios; no una imitación, sino una correspondencia e identificación de la atmósfera misma de la vida» (Alford).
7 (2) Cuando andamos y vivimos en la luz de Dios, disfrutamos juntos al Dios Triuno y juntos tenemos parte en Su propósito divino. La comunión de la vida divina nos trae la luz divina, y la luz divina nos guarda en la comunión, es decir, en el disfrute conjunto de Dios y la participación corporativa de Su propósito.
7 (3) Cuando vivimos en la luz divina, estamos bajo su iluminación, y ésta, conforme a la naturaleza divina de Dios y por medio de Su naturaleza en nosotros, expone todos nuestros pecados, transgresiones, fracasos y defectos, los cuales contradicen Su luz pura, Su amor perfecto, Su santidad absoluta y Su justicia excelente. Es entonces cuando en nuestra conciencia iluminada sentimos la necesidad de ser lavados por la sangre redentora del Señor Jesús, la cual limpia nuestra conciencia de todos los pecados, a fin de que nuestra comunión con Dios y unos con otros pueda mantenerse. Aunque nuestra relación con Dios es inquebrantable, nuestra comunión con El puede ser interrumpida. La primera pertenece a la vida, mientras que la segunda depende de nuestra conducta, aunque también pertenece a la vida. Una es incondicional, y la otra no. Nuestra comunión, la cual es condicional, necesita ser mantenida por el lavamiento constante de la sangre del Señor.
En este pasaje de la Palabra se encuentra el ciclo de nuestra vida espiritual, el cual consta de cuatro asuntos cruciales: la vida eterna, la comunión de la vida eterna, la luz divina y la sangre de Jesús el Hijo de Dios. La vida eterna produce su comunión, y ésta trae la luz divina, y la luz divina, a su vez, aumenta la necesidad de la sangre de Jesús el Hijo de Dios para que tengamos más vida eterna. Cuanto más vida eterna tenemos, más comunión recibimos de ella. Cuanto más disfrutamos la comunión de la vida eterna, más luz divina recibimos. Cuanto más luz divina recibimos, más nos limpia la sangre de Jesús. Tal ciclo nos hace avanzar en el crecimiento de la vida divina hasta que lleguemos a la madurez de vida.
7 (4) El nombre Jesús denota la humanidad del Señor, sin la cual la sangre redentora no podría ser derramada, y el título Su Hijo denota la divinidad del Señor, la cual hace que la sangre redentora tenga una eficacia eterna. Así que, la sangre de Jesús Su Hijo indica que esta sangre es la sangre adecuada de un hombre genuino, derramada para redimir la creación caída con la seguridad divina como su eficacia eterna, una eficacia que prevalece sobre todo y en todo lugar, y que es perpetua en cuanto al tiempo.
Juan también usa el título Jesús Su Hijo como inoculación contra las herejías acerca de la persona del Señor. Una de las herejías afirmaba la divinidad del Señor y a la vez negaba Su humanidad. El título Jesús, por ser el nombre de un hombre, sirve como inoculación contra esta herejía. Otra herejía afirmaba la humanidad del Señor y a la vez negaba Su divinidad. El título Su Hijo, por ser un nombre de la Deidad, es un antídoto contra esta herejía.
7 (5) El tiempo de este verbo griego es presente y denota una acción continua, lo cual indica que la sangre de Jesús el Hijo de Dios nos lava todo el tiempo, continua y constantemente. Este lavamiento se refiere al lavamiento instantáneo que la sangre del Señor efectúa en nuestra conciencia. Delante de Dios la sangre redentora del Señor nos limpió una vez y eternamente ( Heb_9:12 , Heb_9:14), y la eficacia de ese lavamiento perdura para siempre delante de Dios, de tal modo que no es necesario repetirla. Sin embargo, en nuestra conciencia necesitamos la aplicación instantánea del lavamiento constante de la sangre del Señor una y otra vez cuando nuestra conciencia sea iluminada por la luz divina en nuestra comunión con Dios. El lavamiento instantáneo es tipificado por la purificación efectuada con el agua de la impureza mezclada con las cenizas de la vaca ( Núm_19:2-10).
7 (6) El Nuevo Testamento trata el problema del pecado usando tanto la palabra pecado (singular) como la palabra pecados (plural). Pecado se refiere al pecado que mora en nosotros, el cual provino de Satanás y entró en la humanidad por medio de Adán ( Rom_5:12). Se habla de este tipo de pecado en la segunda sección de Romanos, 5:12-8:13 (con la excepción de 7:5, donde se menciona la palabra pecados). Pecados se refiere a los hechos pecaminosos, a los frutos del pecado que mora en nosotros, los cuales son expuestos en la primera sección de Romanos, 1:18-5:11. Sin embargo, en este versículo la palabra pecado, en singular, acompañada del adjetivo todo, no se refiere al pecado que mora en nosotros, sino a cada uno de los pecados que cometemos (v.10) después de ser regenerados; cada uno de estos pecados contamina nuestra conciencia ya purificada y debe ser quitado por medio de la sangre del Señor en nuestra comunión con Dios.
Nuestro pecado, el pecado que mora en nuestra naturaleza ( Rom_7:17), ha sido juzgado por Cristo, nuestra ofrenda por el pecado (Lv 4; Isa_53:10 ; Rom_8:3 ; 2Co_5:21 Heb_9:26). El problema de nuestros pecados, nuestras transgresiones, ha sido resuelto por Cristo, nuestra ofrenda por la transgresión (Lv 5; Isa_53:11 1Co_15:3 1Pe_2:24 Heb_9:28). Sin embargo, después de ser regenerados todavía necesitamos tomar a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado para aplicarlo al pecado que mora en nuestra naturaleza, tal como lo indica el v.8, y como nuestra ofrenda por la transgresión para aplicarlo a los pecados que cometemos, como lo indica el v.9.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
pero si andamos en luz. Andar en luz es vivir en obediencia a los mandamientos de Dios. El contraste entre la luz y las tinieblas caracteriza a la sección 1Jn 1:5 – 1Jn 2:17.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
JESÚS… M↓ añaden Cristo.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
M i añaden Cristo.