Comentario de 1 Juan 2:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
El que dice que está en la luz y odia a su hermano, está en tinieblas todavía.
2:9 — La inconsecuencia entre la profesión y los hechos del caso. Otras inconsecuencias de éstas se encuentran en 1:6,8,10; 2:4; 4:20. Tal vez se hace referencia, cuando menos en parte, a la actitud de exclusión de parte de los gnósticos que menospreciaban a los hermanos que no tenían la “luz” o “conocimiento” que ellos profesaban tener. — “El que dice que está en luz,” Véase 1:6,7.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
el que dice. 1Jn 2:4.
que está en luz. 1Jn 1:6; Jua 9:41; Rom 2:18-21.
y aborrece a su hermano. 1Jn 3:13-17.
aun está en tinieblas. 1Jn 2:11; Sal 82:5; 1Co 13:1-3; 2Pe 1:9.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
hermano se refiere aquí a un amigo creyente. ¿Puede una persona creer en Cristo y al mismo tiempo aborrecer a su prójimo? Aparentemente sí, porque Juan ve a sus lectores como cristianos. Además, no hay posibilidad de que los no creyentes no aborrezcan a sus hermanos espirituales. Desgraciadamente esto no sólo es posible, sino que se hace con frecuencia. La historia bíblica entrega ejemplos de creyentes en el Dios verdadero que fueron como los no creyentes en sus actitudes y acciones. Por ejemplo, el rey David fue culpable de asesinato, que es la expresión máxima del odio (Mat 5:21, Mat 5:22). Pero no podemos continuar albergando el odio y decir que andamos con Dios. Si el cristiano tiene una relación apropiada con el Cristo de amor, amará a su hermano.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
aborrece. El lenguaje original transmite la idea de alguien que aborrece como algo habitual o se caracteriza por un estilo de vida lleno de odio. todavía en tinieblas. Los que profesan ser cristianos pero se caracterizan por el odio, demuestran con esa acción que nunca han nacido de nuevo. Los falsos maestros afirmaban poseer iluminación espiritual y un conocimiento trascendente de Dios además de la salvación, pero sus acciones y en especial la falta de amor, demostraban que tales aserciones eran falsas (vea también el v. 1Jn 2:11).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
2:9 — La inconsecuencia entre la profesión y los hechos del caso. Otras inconsecuencias de éstas se encuentran en 1:6,8,10; 2:4; 4:20. Tal vez se hace referencia, cuando menos en parte, a la actitud de exclusión de parte de los gnósticos que menospreciaban a los hermanos que no tenían la “luz” o “conocimiento” que ellos profesaban tener.
— “El que dice que está en luz,” Véase 1:6,7.
— “y aborrece” Cristo mandó a sus discípulos amar (Jua 13:34-35; Jua 15:17). Compárese 1Ts 4:9.
— “a su hermano,” (en Cristo). Compárense 3:13-17; 5:1; Jua 15:12; 1Pe 1:22; 2Pe 1:7.
— “está todavía en tinieblas.” = en pecado, en ignorancia, porque Dios es luz (1:5) y la verdad del evangelio alumbra (2:8), pero éste no anda en amor según le enseña la verdad del evangelio. No anda como Cristo anduvo, guiado por el principio de amor. Por lo tanto éste no tiene comunión con Dios.
Fuente: Notas Reeves-Partain
AMOR Y ODIO, LUZ Y OSCURIDAD
1 Juan 2:9-11
El que diga que está en la luz, y al mismo tiempo aborrezca a su hermano, está todavía en las tinieblas. El que ame a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en él que le haga vacilar. El que aborrezca a su hermano está en las tinieblas y anda en las tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.
Lo primero que nos impacta en este pasaje es que Juan ve las relaciones personales en blanco y negro. En relación con nuestro hermano hombre no hay más que amor u odio; según lo ve Juan, no hay tal cosa como neutralidad en las relaciones personales. Según lo expresa Westcott: «La indiferencia es imposible; no hay crepúsculos en el mundo espiritual.»
Hay que notar además que de lo que está hablando Juan es de la actitud de un hombre hacia su hermano; es decir, el vecino de al lado, el que vive y trabaja con él, con el que está en contacto todos los días. Hay una supuesta actitud cristiana que predica con entusiasmo el amor a las gentes de otras tierras, pero que nunca busca ninguna clase de relación con el vecino de al lado, ni tan siquiera vivir en paz con el propio círculo familiar. Juan insiste en el amor hacia la persona con la que estamos diariamente en contacto. Como decía A. E. Brooke, esto no es «una filosofía insípida, ni un pretendido cosmopolitismo;» es algo inmediato y práctico.
Juan tiene toda la razón del mundo cuando traza una aguda distinción entre la luz y la oscuridad, el amor y el odio, sin matices intermedios. No podemos pasar por alto a nuestro hermano; es parte de nuestra circunstancia. La cuestión es, ¿cómo le consideramos?
(i) Podemos considerar a nuestro hermano hombre como prescindible. Podemos hacer todos nuestros planes sin incluirle de ninguna manera en nuestros cálculos. Podemos vivir con la suposición de que su necesidad y su dolor y su bienestar y su salvación no tienen nada que ver con nosotros. Una persona puede ser tan egocéntrica -a menudo inconscientementeque lo único que le importa en el mundo es ella misma.
(ii) Podemos mirar a nuestro hermano hombre con desprecio. Le podemos tratar como un necio en comparación con nuestros logros intelectuales, y como alguien de cuya opinión podemos prescindir totalmente. Puede que le consideremos, como los griegos a los esclavos, una casta inferior aunque necesaria, bastante útil para las tareas vulgares de la vida, pero que no se puede comparar con nosotros.
(iii) Podemos considerar a nuestro hermano hombre como un fastidio. Puede que reconozcamos que la ley y los convencionalismos le han dado un cierto derecho sobre nosotros, pero que no es nada más que una desgraciada imposición. Así es que uno puede considerar como lamentable cualquier contribución que tenga que hacer a la caridad, y cualquier impuesto que tenga que pagar para el bienestar social. Algunos consideran en lo más íntimo de su corazón que los que se encuentran en una condición de pobreza o de necesidad, lo mismo que todos los demás marginados, no son más que un fastidio.
(iv) Puede que consideremos a nuestro hermano hombre un enemigo. Si consideramos que la competencia es el principio fundamental de la vida, tendrá que ser así. Cualquier otra persona de la misma profesión o negocio es un competidor en potencia, y por tanto un enemigo en potencia.
(v) Puede que consideremos a nuestro hermano hombre un hermano; sus necesidades, como si fueran nuestras; sus intereses, como si fueran nuestros, y el estar en la debida relación con él como el verdadero gozo de la vida.
EL EFECTO DEL AMOR Y DEL ODIO
1 Juan 2:9-11 (conclusión)
Juan tiene algo más que decir. Tal como él lo ve, nuestra actitud hacia nuestro hermano hombre tiene un efecto, no sólo en él, sino también en nosotros.
(i) Si amamos a nuestro hermano, estamos caminando en la luz y no hay nada en nosotros que nos haga tropezar. El original griego podría querer decir que, si amamos a nuestro hermano, no habrá nada en nosotros que le haga tropezar; y, por supuesto, eso sería perfectamente cierto. Pero es mucho más probable que lo que Juan quiere decir sea que, si amamos a nuestro hermano, no hay nada en nosotros que nos haga, a nosotros, tropezar. Es decir, que el amor nos permite hacer un progreso en la vida espiritual, y el odio lo hace imposible. Cuando pensamos en ello, eso es perfectamente obvio. Si Dios es amor, y si el mandamiento nuevo de Cristo es el amor, entonces el amor nos acerca a las personas y a Dios, y el odio nos separa de las personas y de Dios. Deberíamos recordar siempre que el que tiene odio o resentimiento en su corazón no puede nunca crecer en la vida espiritual.
(ii) Juan pasa a decir que el que odia a su hermano camina en tinieblas y no sabe adónde va porque las tinieblas le ciegan. Es decir, que el odio vuelve a las personas ciegas; y esto también es perfectamente obvio. Cuando uno tiene odio en el corazón, se le oscurece la capacidad de juicio; no puede ver claramente una situación. No es nada raro ver a una persona oponerse a un buen proyecto simplemente porque no le cae bien la persona que lo presenta. Una y otra vez el progreso en algún esquema de iglesia o de cualquier otra sociedad se interrumpe por animosidades personales. Nadie puede dar un veredicto sobre nada si tiene odio en su corazón, ni tampoco dirigir su propia vida como debe cuando le domina el odio.
El amor le permite a uno andar en la luz; el odio le deja a uno en la oscuridad -aunque no se dé cuenta.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
1Jn 3:10; 1Jn 3:15; 1Jn 4:20; Jua 12:35.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
u 50 Efe 4:31; Col 3:8; Tit 3:3; 1Jn 3:15
v 51 Isa 59:9; 1Co 13:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
9 super (1) La luz es la expresión de la esencia de Dios y la fuente de la verdad (véase la nota 5 super (3) del cap.1). El amor divino está relacionado con la luz divina; está en contraste con el odio satánico, relacionado con las tinieblas satánicas. Aborrecer aun hermano en el Señor es señal de estar en tinieblas (v.11). Del mismo modo, amar a un hermano es señal de permanecer en la luz (v.10). El amor nos hace permanecer en la luz, y ésta nos hace amar a los hermanos.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
R879 El verbo en presente ἐστίν se refiere a una acción pasada que todavía está en progreso (se diferencia del perfecto en que la acción todavía está en progreso -T62).
R1182 Καί lleva la idea de y aún.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., hasta ahora
Fuente: La Biblia de las Américas
* Literalmente, “hermano”.