Comentario de 1 Juan 3:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él también es puro.
3:3 — “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él,” La esperanza aquí referida es la de ser semejante a Cristo en su segunda venida (versículo 2). Esta esperanza nos conduce a vivir sobria, justa y piadosamente (Tit 2:12). ¡La salvación es condicional! No hay como una gran meta para ayudarle al hombre a resistir la tentación. “En él,” o sobre él, dice literalmente la frase griega. Se refiere a Cristo, a la esperanza que uno tiene puesta en él, o sobre (epi) él. Compárese Rom 15:12; 1 Timothy, 4:10, donde aparece la misma frase preposicional. Es la esperanza basada en lo que ha hecho Cristo, y que hará, por nosotros.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
cualquiera que tiene. Rom 5:4, Rom 5:5; Col 1:5; 2Ts 2:16; Tit 3:7; Heb 6:18.
se purifica a si mismo. Hch 15:9; 2Co 7:1; Heb 12:14; 2Pe 1:4; 2Pe 3:14.
como él es puro. 1Jn 2:6; 1Jn 4:17; Mat 5:48; Luc 6:36; Heb 7:26.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
todo aquél que tiene la esperanza de ver a Cristo y ser como Él (v. 1Jn 3:2) se da cuenta de que Cristo es moralmente puro. Esta comprobación ayuda a que la persona busque aún más la pureza.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
se purifica a sí mismo, así como él es puro. Este es el versículo clave en todo el pasaje de 1Jn 2:28-29; 1Jn 3:1-3 e introduce la quinta característica de la esperanza del creyente. Vivir en la realidad del regreso de Cristo hace la diferencia en la conducta diaria de un cristiano. En vista de que los creyentes serán un día semejantes a Él, en ellos debe crecer cada vez más el deseo de ser semejantes a Él en el presente. Esa fue la pasión de Pablo, como quedó expresada en Flp 3:12-14 (vea las notas correspondientes). Esto demanda la purificación constante del pecado que en gran parte es nuestra responsabilidad personal (vea las notas sobre 2Co 7:1; 1Ti 5:22; 1Pe 1:22).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
3:3 — “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él,” La esperanza aquí referida es la de ser semejante a Cristo en su segunda venida (versículo 2). Esta esperanza nos conduce a vivir sobria, justa y piadosamente (Tit 2:12). ¡La salvación es condicional! No hay como una gran meta para ayudarle al hombre a resistir la tentación.
“En él,” o sobre él, dice literalmente la frase griega. Se refiere a Cristo, a la esperanza que uno tiene puesta en él, o sobre (epi) él. Compárese Rom 15:12; 1 Timothy, 4:10, donde aparece la misma frase preposicional. Es la esperanza basada en lo que ha hecho Cristo, y que hará, por nosotros.
— “se purifica a sí mismo,” El tiempo presente aquí indica acción continua. Es esencial la pureza para alcanzar lo que se espera. Véanse Heb 12:14; 2Co 7:1; Efe 4:24; 2Pe 3:13-14. Los gnósticos enseñaban que el pecado no contaminaba al que era de su “conocimiento.” ¡Juan refuta aquí tal idea!
— “así como él es puro.” Véanse los versículos 5 y 7 (no hay pecado en él; es justo). Cristo es el modelo o ejemplo de la pureza que tiene que caracterizar al que espera ser hecho semejante a Cristo en el día final.
Este versículo no enseña el “perfeccionismo” (que algunos viven más arriba del pecado en perfección absoluta como Cristo es perfecto). Juan refuta tal idea en 1:7-9; 2:1. No dice el texto que el que tiene esta esperanza “se purificó a sí mismo”, cosa que diría si enseñara el perfeccionismo. Dice, “se va purificando” (de día en día). Si este versículo enseña que algunos llegan al mismo grado de pureza que Cristo, entonces enseña que todo cristiano lo alcanza (no que puede alcanzarlo, sino que lo hace), porque dice el texto que el que tiene esta esperanza se purifica. ¡Ni los “perfeccionistas” admiten tanto! Pero lo que no se atribuye a todos, no puede ser atribuido a unos cuantos, porque dice Juan, “todo aquel….”
El pasaje habla de la meta o propósito de cada cristiano. Su esperanza de ser semejante a Cristo le ayuda a combatir el pecado (Heb 12:14) y vivir la vida de pureza según el ejemplo de Cristo.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA OBLIGACIÓN DE LA PUREZA
1 Juan 3:3-8
Cualquiera que tenia esta esperanza en Él se va purificando así como El es puro. Todo el que comete pecado quebranta la Ley, porque el pecado es transgresión de la Ley; y sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados, y que no hay pecado en Él. Todo el que mora en Él no peca. El que peca, no Le ha visto ni Le conoce. Hijitos, que nadie os engañe: El que obra con integridad es íntegro, lo mismo que Él es íntegro. El que peca habitualmente es del Diablo, porque el Diablo es pecador desde el principio. Para lo que apareció el Hijo de Dios fue para destruir las obras del Diablo.
Juan acaba de decir que el cristiano está de camino hacia ver a Cristo y ser como El. No hay nada que ayude tanto a una persona a resistir la tentación como un gran objetivo. Cierto novelista traza el retrato de un joven que siempre se negaba a tomar parte en los placeres más bajos a los que sus camaradas le invitaban a menudo y hasta le desafiaban. Su explicación era que algún día algo maravilloso iba a entrar en su vida, y que debía mantenerse preparado para ello. El que sabe que Dios está esperándole al final del camino hará que toda su vida sea una preparación para ese encuentro.
Este pasaje se dirige contra los falsos maestros gnósticos. Como ya hemos visto, presentaban más de una razón para justificar el pecado. Decían que el cuerpo era malo de todas maneras, y que por tanto no había ningún peligro en satisfacer sus deseos, porque lo que sucediera con el cuerpo no tenía importancia. Decían que el hombre realmente espiritual estaba tan pertrechado por el Espíritu que podía pecar todo lo que le diera la gana sin sufrir ningún daño. Hasta decían que los verdaderos gnósticos tenían la obligación, tanto de escalar las alturas como de sondear las simas, para así poder decir que conocía todas las cosas. Por detrás de la respuesta de Juan hay una especie de análisis del pecado.
Empieza por insistir en que no hay nadie que esté por encima de la ley moral. Nadie puede decir que no corre riesgos al permitirse ciertas cosas, aunque sean peligrosas para otros. Como lo expresa A. E. Brooke: » La prueba del progreso está en la obediencia.» El progreso no nos confiere el privilegio de pecar; cuanto más avanzado esté un hombre, tanto más disci- plinado será su carácter. Juan pasa a deducir ciertas verdades básicas acerca del pecado.
(i) Nos dice lo que es el pecado. Es quebrantar conscientemente una ley que se conoce. El pecado es obedecerse a uno mismo en lugar de obedecer a Dios.
(ii) Nos dice lo que hace el pecado. Deshace la obra de Cristo. Cristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1:29 ). El pecado vuelve a traer lo que Él vino al mundo a abolir.
(iii) Nos dice el porqué del pecado. Viene de no conseguir permanecer en Cristo. No tenemos por qué pensar que esta es una verdad solamente para los místicos avanzados. Quiere decir sencillamente esto: siempre que recordemos la presencia continua de Jesús con nosotros, no pecaremos; es cuando olvidamos esa presencia cuando pecamos.
(iv) Nos dice de dónde procede el pecado. Procede del Diablo, y el Diablo es el que peca, como si dijéramos, por principio. Es probable que sea ese el sentido de la frase desde el principio (versículo 8). Nosotros pecamos por el placer que suponemos que nos producirá; el Diablo peca por cuestión de principio. El Nuevo Testamento no trata de explicar el origen y la naturaleza del Diablo; pero está completamente convencido -yes un hecho de la experiencia universal- de que hay en el mundo un poder hostil a Dios; y pecar es obedecer a ese poder en lugar de a Dios.
(v) Nos dice cómo se conquista el pecado. Se conquista porque Jesucristo, ha destruido las obras del Diablo. El Nuevo Testamento presenta a menudo al Cristo que se enfrentó con los poderes del mal y los conquistó (Mt 12:25-29 ; Lc 10:18 ; Col 2:15 ; 1Pe 3:22 ; Jn 12:32 ). Él ha quebrantado el poder del Diablo, y con Su ayuda esa misma victoria puede ser nuestra.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
REFERENCIAS CRUZADAS
j 120 2Co 7:1
k 121 1Pe 1:16
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
3 super (1) La esperanza de ser como el Señor, de tener la semejanza del Dios Triuno.
3 super (2) Según el contexto de esta sección, 2:28—3:24, purificarse significa practicar la justicia (v.7; 2:29), vivir una vida justa que exprese al Dios justo (1:9), el Justo (2:1). Esto significa ser puro, sin mancha alguna de injusticia, así como El es perfectamente puro. Esto también describe la vida que permanece en el Señor.
3 super (3) Lit., Aquel; se refiere a Jesucristo. Así también en los vs.5 (la primera vez) y 7.