Biblia

Comentario de 1 Juan 4:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Juan 4:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

4:7 — “Amados, amémonos unos a otros;” Véanse 2:7-11; 3:11,12,23, comentarios; 4:20, 21. El texto griego dice literalmente, “estemos amándonos unos a otros (habitualmente)”, o “vamos adelante en el amarnos unos a otros.” Esta es la tercera parte de la epístola que trata del amor. In 2:7-11, el amor caracteriza al que anda en la luz. En 3:10-18, el amor gobierna su conducta. En esta parte (los versículos 7-21) se presenta el amor como atributo esencial de Dios y que se manifiesta en los que son del él. Por contraste vemos que el egoísmo y el aborrecimiento caracterizaban al gnóstico.

— “porque el amor es de Dios.” Dios es la fuente y el origen del amor (del que debe caracterizar a los cristianos). Procede de él y se manifiesta en los que son de él.

— “Todo aquel que ama, es nacido de Dios,” Literalmente, “todo aquel qué habitualmente está amando.” El amor es una prueba del que ha nacido de Dios. Los falsos reclamaban ser nacidos de Dios, pero su falta de amor era evidencia de lo falso de su reclamación.

En este pasaje Juan no habla de los requisitos de ser nacido de Dios. ¡No está diciendo que para ser nacido de Dios uno necesita solamente amar! Está hablando de la prueba de los que reclaman ser nacidos de Dios. El contexto trata de hermanos fieles y de falsos. Los dos grupos reclamaban ser nacidos de Dios, pero lo eran solamente los que amaban unos a otros, y éstos’ eran los fieles.

Véase la misma expresión (nacido de Dios, o de él) en 2:29 y 3:9.

— “y conoce a Dios.” Amar a los hermanos es una prueba de que conoce a Dios el que hace la reclamación. Los gnósticos lo reclamaban, pero con su falta de amor a los demás hermanos, se probaban falsos. Compárese 2:3,4.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

amémonos unos a otros. 1Jn 4:20, 1Jn 4:21; 1Jn 2:10; 1Jn 3:10-23; 1Jn 5:1.

el amor es de Dios. Deu 30:6; Gál 5:22; 1Ts 4:9, 1Ts 4:10; 2Ti 1:7; 1Pe 1:22.

todo aquel que ama. 1Jn 4:12; 1Jn 2:29; 1Jn 3:14; 1Jn 5:1.

y conoce a Dios. Jua 17:3; 2Co 4:6; Gál 4:9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El amor de unos a otros, que aquí quiere decir hermanos cristianos, prueba nuestro nacimiento espiritual y nuestra relación con Dios. Nacido de Dios recuerda la conversación de Jesús con Nicodemo en (Jua 3:3-6).

conoce a Dios recuerda las palabras de Jesús en (Jua 14:7).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

AMÉMONOS UNOS A OTROS. Aunque el amor es un aspecto del fruto del Espíritu (Gál 5:22-23) y evidencia del nuevo nacimiento (1Jn 2:29; 1Jn 3:9-10; 1Jn 5:1), también es algo que los creyentes tienen la responsabilidad de desarrollar. Por eso Juan les exhorta a amar a los hermanos, a interesarse en ellos y a procurar su bienestar. No se refiere al sentimiento de buena voluntad, sino a la decisión y la buena disposición a ayudar a las personas en sus necesidades (1Jn 3:16; 1Jn 3:18; cf. Luc 6:31).

Juan exhorta a los creyentes a que muestren amor por tres razones:

(1) El amor es la naturaleza misma de Dios (vv. 1Jn 4:7-9), lo cual demostró al dar a su propio Hijo por ellos (vv. 1Jn 4:9-10), los cuales participan de su naturaleza porque han nacido de El (v. 1Jn 4:7).

(2) Como Dios los amo, por haber conocido su amor, perdón y ayuda, ellos están obligados a ayudar a los demás, aun con riesgo de su propia vida.

(3) Si se aman unos a otros, Dios sigue viviendo en ellos y su amor se perfecciona en ellos (v. 1Jn 4:12).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

amémonos unos a otros. Esta frase en el v. 1Jn 4:7 es la clave para entender toda la sección (vea el v. 1Jn 4:21). El texto original transmite la idea de asegurarse de que el amor sea una práctica habitual. El apóstol ya ha escrito que quienes en verdad han nacido de nuevo exhiben a diario el hábito característico del amor (cp. 1Jn 2:10-11; 1Jn 3:14). Todo aquel que ama, es nacido de Dios. Aquellos que son nacidos de nuevo reciben la naturaleza de Dios (cp. 2Pe 1:4). Puesto que la naturaleza de Dios se caracteriza en esencia por el amor (vea también el v. 1Jn 4:8) los hijos de Dios también reflejan ese amor.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

el amor es de Dios … Dios es amor. Juan introduce el lector a la primera de cinco razones por las que los cristianos aman, y consiste en que Dios es la esencia misma del amor. Los gnósticos creían que Dios era espíritu y luz inmateriales, pero nunca definieron la fuente del amor ni la identificaron con lo más íntimo de la deidad. Así como Él es espíritu (Jua 4:24), luz (1Jn 1:5) y un fuego consumidor (Heb 12:29), también es amor. El amor es inherente a todo lo que Él es y hace. Aun su juicio y su ira están en armonía perfecta con su amor.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Fiel a su metodología de desarrollar a profundidad los mismos temas y ampliar su alcance e importancia, Juan vuelve a tratar la prueba moral del amor. Estos versículos constituyen una unidad larga en la que se describe qué es el amor perfecto y cómo se ha hecho disponible a los hombres. En la tercera y última discusión de Juan sobre el amor en esta carta (vea también 1Jn 2:7-11; 1Jn 3:10-14) el apóstol presenta cinco razones por las que los cristianos aman.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:7 — “Amados, amémonos unos a otros;” Véanse 2:7-11; 3:11,12,23, comentarios; 4:20, 21. El texto griego dice literalmente, “estemos amándonos unos a otros (habitualmente)”, o “vamos adelante en el amarnos unos a otros.” Esta es la tercera parte de la epístola que trata del amor. In 2:7-11, el amor caracteriza al que anda en la luz. En 3:10-18, el amor gobierna su conducta. En esta parte (los versículos 7-21) se presenta el amor como atributo esencial de Dios y que se manifiesta en los que son del él. Por contraste vemos que el egoísmo y el aborrecimiento caracterizaban al gnóstico.
— “porque el amor es de Dios.” Dios es la fuente y el origen del amor (del que debe caracterizar a los cristianos). Procede de él y se manifiesta en los que son de él.
— “Todo aquel que ama, es nacido de Dios,” Literalmente, “todo aquel qué habitualmente está amando.” El amor es una prueba del que ha nacido de Dios. Los falsos reclamaban ser nacidos de Dios, pero su falta de amor era evidencia de lo falso de su reclamación.
En este pasaje Juan no habla de los requisitos de ser nacido de Dios. ¡No está diciendo que para ser nacido de Dios uno necesita solamente amar! Está hablando de la prueba de los que reclaman ser nacidos de Dios. El contexto trata de hermanos fieles y de falsos. Los dos grupos reclamaban ser nacidos de Dios, pero lo eran solamente los que amaban unos a otros, y éstos’ eran los fieles.
Véase la misma expresión (nacido de Dios, o de él) en 2:29 y 3:9.
— “y conoce a Dios.” Amar a los hermanos es una prueba de que conoce a Dios el que hace la reclamación. Los gnósticos lo reclamaban, pero con su falta de amor a los demás hermanos, se probaban falsos. Compárese 2:3,4.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL AMOR HUMANO Y EL DIVINO

1 Juan 4:7-21

Amados, amémonos unos a otros, porque el amor tiene su fuente en Dios; y todo el que ama tiene a Dios como la fuente de su nacimiento y conoce a Dios. El que no ama, no ha empezado a conocer a Dios.

En esto se despliega el amor de Dios dentro de nosotros: en que Dios envió a Su único Hijo al mundo para que por medio de Él pudiéramos vivir. En esto consiste el amor: no en qué nosotros amemos a Dios, sino en que Él nos amó y envió a Su Hijo para que fuera el sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Hermanos, si Dios nos amó así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. Nadie ha visto nunca a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios mora en nosotros, y Su amor llega a su plenitud en nosotros. Es por,esto por lo que sabemos que moramos en Él y Él en nosotros: porque Él nos ha dado una porción de Su Espíritu.

Nosotros hemos visto y testificamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo. El que reconoce abiertamente que Jesús es el Hijo de Dios, Dios mora en él y él en Dios. Nosotros hemos llegado a conocer y a poner nuestra confianza en el amor que Dios tiene en nuestro interior. Dios es amor, y el que mora en amor mora en Dios, y Dios mora en él.

En nosotros el amor llega a su culminación en esto: en que tengamos confianza sobre el Día del Juicio; porque, como Él es, así somos nosotros también en este mundo. No hay temor en el amor, sino que el perfecto amor descarta el temor, porque el temor está relacionado con el castigo, y el que teme no ha llegado al perfecto estado del amor. Nosotros amamos porque Él nos amó primero. Si alguien dice: «Yo amo a Dios,» pero aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios, a Quien no ha visto. Es este mandamiento el que tenemos de Él: que el que .ame a Dios, ame también a su hermano.

Este pasaje está tan íntimamente entrelazado que será mejor que lo leamos en su conjunto y luego saquemos poco a poco sus enseñanzas. En primer lugar veamos su enseñanza sobre el amor.

(i) El amor tiene su origen en Dios (versículo 7). Es desde el Dios Que es amor desde donde fluye todo amor. Como dice A. E. Brooke: «El amor humano es un reflejo de algo que hay en la naturaleza divina misma.» Cuando más cerca estamos de Dios es cuando amamos. Clemente de Alejandría dijo con una frase sorprendente que el verdadero cristiano «practica el ser Dios.» El que mora en amor mora en Dios (versículo 16). El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios (Ge 1:26 ). Dios es amor; y, por tanto, para ser semejante a Dios y ser lo que debe ser, el hombre también debe aMarcos

(ii) El amor tiene una doble relación con Dios. Es sólo conociendo a Dios como aprendemos a amar; y es sólo amando como aprendemos a conocer a Dios (versículos 7 y 8). El amor procede de Dios, y conduce a Dios.

(iü) Es por el amor como se conoce a Dios (versículo 12). No podemos ver a Dios, porque Dios es Espíritu; lo que sí podemos ver es Su efecto. No podemos ver el viento, pero podemos ver lo que hace. No podemos ver la electricidad, pero podemos ver los efectos que produce. El efecto de Dios es el amor. Es cuando Dios entra en una persona cuando la persona está revestida con el amor de Dios y el amor del hombre. Dios Se conoce por Su efecto en esa persona. Se ha dicho: «Un santo es una persona en quien Cristo vive otra vez.» Y la mejor demostración de Dios no viene de la discusión, sino de una vida de amor.

(iv) El amor de Dios se demuestra en Jesucristo (versículo 9). Cuando miramos a Jesús vemos dos cosas acerca del amor de Dios. (a) Es un amor que no se reserva nada. Dios estuvo dispuesto en Su amor por los hombres a dar a Su Hijo único y a hacer un sacrificio que es absolutamente imposible superar. (b) Es un amor totalmente inmerecido. No sería tan extraordinario si nosotros Le amáramos a Él por todas las cosas que Él nos ha dado, hasta aparte de Jesucristo; lo maravilloso es que Él ame a criaturas desagradecidas y desobedientes como nosotros.

(v) El amor humano es la respuesta al amor divino. Nosotros amamos porque Dios nos amó. Es la visión de Su amor lo que despierta en nosotros el deseo de amarle como Él nos amó a nosotros antes, y de amar a nuestros semejantes como Él los ama.

(vi) Cuando llega el amor, el temor se tiene que marchar (versículos 17 y 18). El temor es la emoción característica de alguien que espera que le castiguen. Mientras veamos a Dios como el Juez, el Rey, el Legislador, no puede haber en nuestro corazón nada más que temor, porque ante un Dios así no podemos esperar nada más que el castigo. Pero una vez que conocemos la verdadera naturaleza de Dios, el amor absorbe el temor. El único temor que permanece es el temor de ofender Su amor por nosotros.

(vii) El amor de Dios y el amor del hombre están indisolublemente vinculados (versículos 7, 11, 20s). Como dice hermosamente C. H. Dodd: » La energía del amor se descarga por líneas que forman un triángulo cuyos vértices son ,Dios, el yo y el prójimo.» Si Dios nos ama, estamos obligados a amarnos unos a otros; porque nuestro destino es reproducir la vida de Dios en la humanidad, y la vida de la eternidad en el tiempo. Juan dice, con una claridad casi cruda, que el que pretenda amar a Dios y aborrezca a su hermano, no es nada más que un mentiroso. La única manera de probar que amamos a Dios es amando a los hombres, a los que Dios ama. La única manera de probar que Dios está en nuestros corazones es mostrar constantemente el amor a los hombres en nuestras vidas.

DIOS ES AMOR

1 Juan 4:7-21 (continuación)

En este pasaje encontramos lo que es probablemente la más grande afirmación acerca de Dios en toda la Biblia: que Dios es amor. Es maravilloso descubrir la cantidad de puertas que abre esa sencilla afirmación, y la cantidad de preguntas que contesta.

(i) Es la explicación de la Creación. Algunas veces no podemos evitar preguntarnos por qué creó Dios este mundo. La desobediencia, la falta de respuesta de los hombres, son un constante dolor para Él. ¿Por qué había Dios de crear un mundo que no Le habría de reportar nada más que problemas? La respuesta es que la Creación era esencial a Su misma naturaleza. Si Dios es amor, no puede existir en una soledad aislada. El amor necesita tener a alguien que amar, y a alguien que le ame.

(ii) Es la explicación del libre albedrío. A menos que el amor sea una respuesta libre, no es amor. Si Dios no hubiera sido nada más que Ley, podría haber creado un mundo en el que las personas se movieran como autómatas, sin más libertad que la de las máquinas. Pero, si Dios hubiera hecho así a los hombres, no habría habido ninguna posibilidad de una relación personal entre Él y ellos. El amor es por necesidad la libre respuesta del corazón; y, por tanto, Dios, mediante un acto deliberado de autolimitación, tenía que dotar a los hombres de libre albedrío.

(iii) Es la explicación de la Providencia. Si Dios no hubiera sido más que mente y orden y ley, habría, por así decirlo, creado el universo, le habría dado cuerda, lo habría puesto en marcha, y lo habría dejado. Hay artículos y máquinas que se nos invita a comprar simplemente porque podemos ponerlas en funcionamiento y olvidarlas. Su cualidad más atractiva es que funcionan automáticamente. Pero, porque Dios es amor, a Su acto creador siguió Su cuidado constante.

(iv) Es la explicación de la Redención. Si Dios no hubiera sido más qué Ley y Justicia, habría dejado a los hombres a las consecuencias de su pecado. La ley moral operaría: el alma que pecare, moriría; y la justicia eterna distribuiría los castigos inexorablemente. Pero el mismo hecho de que Dios es amor quiere decir que tenía que buscar y salvar lo que se había perdido. Tenía que encontrarle un remedio al pecado.

(v) Es la explicación de la otra vida. Si Dios fuera simplemente Creador, los seres humanos viviríamos nuestro breve espacio, y moriríamos para siempre. La vida que acababa en la Tierra sería solamente otra florecilla más que la escarcha de la muerte helaría bien pronto. Pero el hecho de que Dios es amor hace cierto que los azares y avatares de la vida no tienen la última palabra, y que Su amor ajustará de nuevo los desequilibrios de esta vida.

HIJO DE DIOS

Y SALVADOR DEL MUNDO

1 Juan 4:7-21 (conclusión)

Antes de dejar este pasaje debemos notar que tiene también grandes cosas que decir acerca de Jesucristo.

(i) Nos dice que Jesús es el Que trae la vida. Dios Le envió para que pudiéramos tener la vida por medio de Él (versículo 9). Hay una diferencia abismal entre la existencia y la vida. Todas las criaturas tienen existencia, pero no todas tienen vida. Y lo mismo se puede decir de las personas. La misma ansiedad con que los hombres buscan el placer prueba que hay algo que falta en sus vidas. Un famoso doctor dijo una vez que la humanidad llegaría a encontrar la cura del cáncer más rápidamente que la cura del aburrimiento. Jesús le da a la persona una razón para vivir; le da fuerza para vivir, y le da paz para vivir. Vivir con Cristo convierte la mera existencia en plenitud de vida.

(ii) Nos dice que Jesús es el Restaurador de la relación perdida con Dios. Dios Le envió para que fuera el sacrificio expiatorio por el pecado (versículo 10). No nos movemos en un mundo de pensamiento en el que los sacrificios animales sean una realidad; pero podemos comprender plenamente lo que el sacrificio quería decir. Cuando una persona peca, su relación con Dios se interrumpe; y el sacrificio era la expresión del arrepentimiento, diseñado para restaurar la relación perdida. Jesús, por Su vida y muerte, hizo posible que el hombre entrara en una nueva relación de paz y de amistad con Dios. Hizo un puente a través de la terrible sima que había abierto el pecado entre Dios y el hombre.

(iii) Nos dice que Jesús es el Salvador del mundo (versículo 14). Cuando Él vino al mundo, la humanidad no era consciente de nada tanto como de su propia debilidad e indefensión. Los hombres, decía Séneca, estaban buscando ad salutem, salvación. Eran desesperadamente conscientes de » su debilidad en las cosas necesarias.» Necesitaban «una mano que se les tendiera para levantarlos.» Sería totalmente inadecuado pensar en la salvación como una mera liberación del castigo del infierno. Los hombres necesitaban ser salvos de sí mismos; necesitaban ser salvos de los hábitos que habían llegado a ser sus cadenas; necesitaban ser salvos de sus tentaciones; necesitaban ser salvos de sus temores y ansiedades; necesitaban ser salvos de sus locuras y errores. En cada caso Jesús ofrece salvación a los hombres; Él aporta lo que les permite enfrentarse con el tiempo y encarar la eternidad.

(iv) Nos dice que Jesús es el Hijo de Dios (versículo 15). Tómese como se tome, esto quiere decir fuera de toda duda que Jesucristo está en una relación con Dios que no ha tenido nunca ni tendrá jamás ninguna otra persona. Él es el único que puede mostrarle a la humanidad cómo es Dios; Él es el único que puede traer a la humanidad la gracia, el amor, el perdón y la fuerza de Dios.

Hay otra cosa que surge en este pasaje. Nos ha enseñado acerca de Dios y acerca de Jesús; y nos enseña también acerca del Espíritu. En el versículo 13, Juan dice que sabemos que moramos en Dios porque tenemos una participación del Espíritu. Es la obra del Espíritu lo que nos hace buscar a Dios en un principio; es la obra del Espíritu lo que nos hace conscientes de la presencia de Dios; es la obra del Espíritu lo que nos da la certeza de que estamos de veras en paz con Dios. Es el Espíritu en nuestros corazones el Que nos hace atrevernos a dirigirnos a Dios como Padre (Rm 8:15 s). El Espíritu es el testigo interior que, como dice C. H. Dodd, nos da » la consciencia inmediata, espontánea, inanalizable, de una presencia divina en nuestras vidas.»

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

1Jn 3:11; 1Jn 3:23; Jua 13:34.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Amémonos unos a otros. 7 La exhortación de amémonos unos a otros se ve reforzada por la afirmación de que el amor es de Dios. El amor del cual escribe Juan no es un logro humano; es de origen divino. Si alguien ama en este sentido, demuestra que es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 La expresión negativa subraya este punto: El que no ama no ha conocido a Dios. La razón por la cual ocurre esto constituye una de las grandes afirmaciones de la Biblia: Dios es amor. Esto tiene una significación más profunda que el decir que “Dios es amante” o que Dios a veces ama. Dios ama, por decirlo así, no porque encuentra objetos merecedores de su amor, sino porque el amar es su naturaleza. Su amor por nosotros no depende de lo que somos sino de lo que es él. Nos ama porque es esa clase de Dios, porque él es amor.9 La clase de amor del cual escribe Juan no existe en todos lados ni como un logro humano. Sabemos de su existencia porque se mostró en la ocasión en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo. Su propósito al enviar a su Hijo fue para darnos vida. La vida, en toda la extensión de la palabra, viene por él solamente.

10 El verdadero significado del amor y la verdadera fuente de la vida se descubren únicamente en la cruz. No es que nosotros hayamos amado a Dios. Nunca lo hallaremos si comenzamos por el lado humano (nosotros es enfático; no que nosotros hayamos amado). Lo encontramos cuando comprendemos que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados. Para entender realmente el significado del amor debemos vernos a nosotros mismos como pecadores, objetos de la ira de Dios, sin embargo como aquellos por quienes murió Cristo. “Lejos de encontrar alguna forma de contraste entre amor y pro piciación, el Apóstol no puede transmitir la idea de amor a nadie, excepto señalando a la propiciación” (James Denney, The Death of Christ , 1951, p. 152). Una de las más resonantes paradojas del NT la constituye el hecho de ser el amor de Dios el que aparta de nosotros la ira de Dios, y es precisamente en el apartar de esa ira que vemos lo que realmente es el amor. 11 Esto trae sus consecuencias. Cuando vemos que Dios ama de esa manera, también no sotros (enfático) debemos amarnos unos a otros. El móvil o principal razón de ser de nuestro amor hacia nuestros semejantes es el amor divino que Cristo demostró en su obra propiciatoria. Los cristianos deben amar, no porque aquellos a quienes encuentran sean personas atractivas, sino debido a que el amor de Dios los ha transformado y les ha convertido en gente amante. Ellos deben amar no porque lo atractivo de otras personas los impulse a amar, sino porque, como cristianos, su naturaleza es amor. 12 La importancia del amor de los unos para con los otros surge del hecho de que Juan señala ese amor, y no el amor hacia Dios, para demostrar que Dios permanece en nosotros. Cuando nos dice que nadie ha visto a Dios jamás (cf. Juan 1:18) no niega las visiones relatadas en el AT (p. ej., Exo. 24:11). Pero tales visiones fueron parciales e incompletas. Es en Cristo que vemos a Dios. Y cuando amamos, Dios mora en nosotros. En realidad, su amor se ha perfeccionado, es decir, alcanza su clímax en nosotros: ¡asombrosa afirmación!

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

r 191 1Pe 1:22

s 192 1Co 13:13

t 193 1Jn 3:6; 1Jn 3:9; 1Jn 4:16

u 194 Jua 17:3

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

7 (1) Los vs. 7-21 forman una extensión de la sección 2:28 3:24 y recalcan aún más el amor fraternal, del cual ya se habló en 3:10-24, como una condición más elevada de la vida que permanece en el Señor.

7 (2) Véase la nota 5 (2) del cap.2.

7 (3) Los creyentes, quienes han nacido de Dios y conocen a Dios, se aman unos a otros habitualmente con el amor que procede de Dios y que es la expresión de Dios.

7 (4) Aquí el énfasis del apóstol sigue siendo el nacimiento divino por medio del cual la vida divina ha sido impartida en los creyentes, la vida que les da la capacidad de conocer a Dios. Este nacimiento divino es el factor básico del amor fraternal, el cual es una condición más elevada de la vida que permanece en el Señor. Véase la nota 29 (7) del cap.2.

7 (5) Un conocimiento adquirido mediante la vida divina ( Jua_17:3) recibida por el nacimiento divino.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Esta es una de las grandes porciones de Juan.

Dios es amor. El amor es Su cualidad suprema. Dios sólo puede ser conocido de veras por los que viven en amor. Con todo, no podríamos saber cómo amarle, ni ser capaces de amarle, si Él no nos hubiese amado primero.

Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado [i.e., ha madurado] en nosotros (v. 1Jn 4:12).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

O, procede

O, engendrado

Fuente: La Biblia de las Américas