Comentario de 1 Pedro 1:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

A él le amáis, sin haberle visto. En él creéis; y aunque no lo veáis ahora, creyendo en él os alegráis con gozo inefable y glorioso,

1:8 — «a quien amáis… y glorioso». Los recipientes originales de esta epístola, como nosotros hoy en día, no vivieron en el tiempo ni en el lugar preciso para haber visto a Cristo en la carne. Pero no es necesario conocerle en la carne (2Co 5:16-17; Jua 20:29; Rom 8:24-25; compárese 1Jn 4:20). La fe nos permite ver lo invisible (Heb 11:13; Heb 11:27). La fe en el testimonio innegable, de testigos oculares competentes, basta para que el cristiano se regocije con un gozo indecible y colmado de gloria. Este gozo, tan desconocido por el mundano, es incapaz de descripción adecuada; sobrepasa a cualquier otro.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

sin haberle visto. Jua 20:29; 2Co 4:18; 2Co 5:7; Heb 11:1, Heb 11:27; 1Jn 4:20.

le amáis. 1Pe 2:7; Cnt 1:7; Cnt 5:9, Cnt 5:16; Mat 10:37; Mat 25:35-40; Jua 8:42; Jua 14:15, Jua 14:21, Jua 14:24; Jua 21:15-17; 1Co 16:22; 2Co 5:14, 2Co 5:15; Gál 5:6; Efe 6:24; 1Jn 4:19.

en quien creyendo. 1Pe 1:6; Hab 3:17, Hab 3:18; Hch 16:34; Rom 14:17; Rom 15:13; Flp 1:25; Flp 3:3; Flp 4:4.

gozo inefable. Jua 16:22; 2Co 9:15; 2Co 12:4.

y glorioso. 1Pe 5:4; 2Co 1:22; Gál 5:22; Efe 1:13, Efe 1:14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

sin haberle visto: Sólo algunos creyentes tuvieron el privilegio de caminar y conversar con Jesús cuando estuvo en la tierra (Jua 20:29). La mayoría de nosotros ha compartido la experiencia de aquellos a quienes Pablo se dirigía, los cuales nunca se relacionaron con Jesús en persona pero de todas maneras creían y amaban a Cristo.

gozo inefable: Esta combinación de palabras se usa sólo en esta parte del NT. Representa una alegría que lo consume todo y que nos sobrepasa, de manera que somos incapaces de expresar nuestros sentimientos de gratitud a nuestro glorioso Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

A QUIEN AMÁIS SIN HABERLE VISTO. Dios considera la fe de los creyentes hoy más grande que la de los que vieron y oyeron a Jesús, aun después de su resurrección. En la actualidad los creyentes, aunque nunca han visto al Señor, lo aman y creen en Él. Según el Señor Jesucristo, hay una bendición especial para «los que no vieron, y creyeron» (Jua 20:29). Cuando se vive por fe se recibe la alegría como un regalo de Dios (Sal 16:11; Jua 16:24; Rom 15:13; Gál 5:22).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

sin haberle visto. En el sentido de su presencia física (v. 1Pe 1:7). Cp. 2Co 5:7. En el tiempo de su aparición, todas las pruebas difíciles que los creyentes han soportado beneficiarán a Dios porque le traerán «alabanza, gloria y honra» por la eternidad.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:8 — «a quien amáis… y glorioso». Los recipientes originales de esta epístola, como nosotros hoy en día, no vivieron en el tiempo ni en el lugar preciso para haber visto a Cristo en la carne. Pero no es necesario conocerle en la carne (2Co 5:16-17; Jua 20:29; Rom 8:24-25; compárese 1Jn 4:20). La fe nos permite ver lo invisible (Heb 11:13; Heb 11:27). La fe en el testimonio innegable, de testigos oculares competentes, basta para que el cristiano se regocije con un gozo indecible y colmado de gloria. Este gozo, tan desconocido por el mundano, es incapaz de descripción adecuada; sobrepasa a cualquier otro.

Fuente: Notas Reeves-Partain

NO LE HEMOS VISTO,

PERO LE CONOCEMOS

1 Pedro 1:8-9

Aunque nunca Le habéis visto, Le amáis; aunque ahora tampoco Le veis, creéis en Él. Y os regocijáis con un gozo indecible y glorioso porque estáis recibiendo lo que es el objetivo de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.

Pedro está trazando un contraste implícito entre él mismo y sus lectores. Él había tenido el privilegio inapreciable de conocer a Jesús en Su vida en la Tierra. Sus lectores no habían tenido ese gozo; pero, a pesar de eso, Le amaban; y aunque no Le veían con los ojos de la cara, creían en Él. Y esa fe les producía un gozo que trascendía la expresión y que estaba revestido de gloria, porque aun aquí y ahora les aseguraba el bienestar definitivo de sus almas.

E. G. Selwyn distingue en su comentario cuatro etapas en la aprehensión de Cristo por nosotros.

(i) La primera es una etapa de esperanza y anhelo, la etapa de los que soñaron con la venida del Rey en todas las edades. Como Jesús mismos les dijo a Sus discípulos: «Muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros estáis viendo, pero no lo vieron» (Lc 10:23 s). Hubo días de un anhelo y una expectación que no se habían realizado.

(ii) La segunda etapa fue la de aquellos que conocieron a Jesús en Su vida terrenal. Eso es lo que tiene en mente Pedro aquí. Eso era lo que estaba pensando cuando le dijo a Comelio: «Nosotros somos testigos de todo lo que Él hizo, tanto en el país de los judíos como en Jerusalén» (Hch 10:39 ). Hubo algunos que convivieron con Jesús, y de cuyo testimonio dependemos para saber cómo era y qué hizo.

(iii) Hay personas en todas las naciones y en todos los tiempos que ven a Jesús con los ojos de la fe. Jesús le dijo a Tomás: «¿Has creído porque Me has visto? ¡Benditos los que no han visto, y sin embargo creen!» (Jn 20:29 ). Esta manera de ver a Jesús es posible solamente porque Él no es simplemente alguien que vivió y murió y ahora no es más que el protagonista de un libro; sino que es Alguien que vivió y murió y resucitó y vive para siempre. Se ha dicho que «ninguno de los apóstoles se acordaba nunca de Cristo.» Es decir: Jesús no es sólo un recuerdo; es una Persona Que conocemos.

(iv) Está la visión beatífica. Pedro estaba seguro de que Le vería como Él es (1Jn 3:2 ). «Ahora dice Pablo- vemos borrosamente como en un espejo; pero entonces, cara a cara» (1Co 13:12 ). Si la mirada de fe permanece, día llegará en que Le veamos cara a cara, y Le conozcamos como Él nos conoce.

No ya con ojos de la fe, sin velo allí contemplaré el rostro del Dios mío; del alto Rey la majestad, la gloria de Su santidad, de cerca ver confío.

Tanto – cuanto


fue escondido – al sentido,

bella, pura,


celestial, alta hermosura.

(Philip Nicolai – Tr. Federico Fliedner).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Jua 20:29; 2Co 5:7.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— sin haberlo visto: Según variante avalada por bastantes mss., habría que traducir: a quien aman sin conocerlo y en quien confían sin haberlo visto.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

x 24 Jua 20:29

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

8 (1) Es una maravilla y un misterio que los creyentes amen a alguien a quien no han visto.

8 (2) Nosotros amamos a quien no hemos visto ya que la fe misma nos fue infundida por oír la palabra viva ( Gál_3:2). Por eso, esta fe está bajo la prueba mencionada en el v.7.

8 (3) El gozo colmado de gloria es un gozo lleno del Señor expresado.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Lit., glorioso

Fuente: La Biblia de las Américas