Si alguien habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguien presta servicio, sirva conforme al poder que Dios le da, para que en todas las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
4:11 — «Si alguno… Dios da». Continuando el mismo pensamiento comenzado en el ver. 7, ahora dice Pedro que en palabra o en hecho (hablar, ministrar), que la persona ejercite su don de tal manera que Dios sea quien reciba la gloria. «las palabras». logion, dice el griego. Esta palabra aparece en Hch 7:38; Rom 3:2; Heb 5:12. No es preferible la versión que diga «oráculos» (palabra que tiene la connotación común de una respuesta de un dios después de haber recibido una pregunta); mejor, «palabras de Dios», o sea, revelaciones de Dios. Así se emplea la palabra griega en el Nuevo Testamento. Al hablar de las cosas de Dios a otros, buenos dispensadores de los dones de Dios, para glorificar a Dios en su enseñanza, van a limitarse a lo que Dios ha dicho; van a gobernarse por ello. Aun los hombres inspirados acudían a lo escrito inspiradamente (Rom 4:3). En varias ocasiones preguntó Cristo, «¿No habéis leído lo que os fue dicho por Dios?», Mat 22:31.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
hable conforme a. Isa 8:20; Jer 23:22; Efe 4:29; Col 4:6; Stg 1:19, Stg 1:26; Stg 3:1-6.
las palabras de Dios. Hch 7:38; Rom 3:2; Heb 5:12.
si alguno ministra. 1Pe 4:10.
conforme al poder que Dios da. 1Cr 29:11-16; Rom 12:6-8; 1Co 3:10; 1Co 12:4.
sea Dios glorificado. 1Pe 2:5; 1Co 6:20; 1Co 10:31; 2Co 9:13; Efe 3:20, Efe 3:21; Efe 5:20.
por Jesucristo. 1Pe 2:5; Flp 1:11; Flp 2:11.
al cual sea la gloria. 1Pe 5:11; Rom 16:27; Efe 3:21; 1Ti 1:17; 1Ti 6:16; Jud 1:25; Apo 1:5, Apo 1:6.
y el imperio. Sal 145:13; Dan 4:3, Dan 4:34; Dan 7:14; Mat 6:13; Apo 5:12-14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Si alguno habla: Aquellos que enseñan la verdad de Dios a otros deben enseñarla de manera reverente, a fin de que su auditorio respete la Palabra de Dios.
conforme al poder que Dios da: No confiando en sus propias fuerzas, los cristianos deben hacer uso del poder que Dios les da para hacer su voluntad en la tierra.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
habla … ministra. Pedro implica que existen dos categorías de dones: los de habla y los de servicio. Tal distinción también es clara en las listas de Rom 12:1-21 y 1Co 12:1-31. Para una discusión detallada de los dones, vea las notas sobre 1Co 12:1-31; 1Co 13:1-13; 1Co 14:1-40. las palabras de Dios. Así se describen en las Escrituras todas las palabras que proceden de la boca de Dios mismo (cp. Rom 3:2; Hch 7:38). que en todo sea Dios glorificado. Esa es la meta de todas las cosas. Cp. Rom 11:33-36; Efe 3:21; 2Ti 4:18; 2Pe 3:18; Apo 1:6.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:11 — «Si alguno… Dios da». Continuando el mismo pensamiento comenzado en el ver. 7, ahora dice Pedro que en palabra o en hecho (hablar, ministrar), que la persona ejercite su don de tal manera que Dios sea quien reciba la gloria.
«las palabras». logion, dice el griego. Esta palabra aparece en Hch 7:38; Rom 3:2; Heb 5:12. No es preferible la versión que diga «oráculos» (palabra que tiene la connotación común de una respuesta de un dios después de haber recibido una pregunta); mejor, «palabras de Dios», o sea, revelaciones de Dios. Así se emplea la palabra griega en el Nuevo Testamento. Al hablar de las cosas de Dios a otros, buenos dispensadores de los dones de Dios, para glorificar a Dios en su enseñanza, van a limitarse a lo que Dios ha dicho; van a gobernarse por ello. Aun los hombres inspirados acudían a lo escrito inspiradamente (Rom 4:3). En varias ocasiones preguntó Cristo, «¿No habéis leído lo que os fue dicho por Dios?», Mat 22:31.
«ministra». Como en palabra, ahora dice Pedro que también en hecho el dispensador fiel de Dios va a servir, limitado solamente por el poder que Dios le ha dado. ¡Nunca va a hacer menos! Su don representa algo del poder de Dios que se le ha dado, y él no va a contentarse con menos que esa medida de poder.
Dios da («suministra», Ver. Mod.; «proporciona», Ver. JTD.) este poder. La palabra griega para este verbo se encuentra solamente aquí y en 2Co 9:10. En 2Pe 1:5 aparece una palabra similar, y se traduce «añadir». Lo que Dios da tiene que ser usado; ¡por eso fue dado! Considérese Rom 12:11.
–«para que en… Amén». Pedro aquí enfatiza el propósito de hacer lo que acaba de mandar: es para que sea glorificado nuestro Dios, el origen de todos nuestros dones. Compárense Mat 5:16; 1Co 10:31. El que no usa su don conforme al poder que Dios dio, no glorifica a Dios.
Jesucristo es el medio por quien Dios es glorificado. Somos de Cristo, cristianos. El nos redimió con su sangre. Nos encontramos en él; somos su cuerpo. En vista de tales verdades, al usar nuestros dones bien, glorificamos a Dios por Jesucristo. (Seguramente no está diciendo Pedro que andemos todo el día repitiendo la frase, «en el nombre de Jesucristo» hacemos así y así).
La gloria y el imperio pertenecen (dice el texto griego, «es») a Dios el Padre. No obstante, no sería interpretación incorrecta aplicar esta verdad a Jesucristo, anteriormente mencionado por Pedro, porque Apo 1:6 la aplica a Cristo.
La palabra griega amen significa certeza. Se usaba con propósito, al expresar esa idea. Por ejemplo, dijo Cristo, «de cierto (amen), de cierto (amen), os digo» (Jua 3:3; Jua 3:5). En Apo 3:14, Cristo es llamado el amen (el que es solamente verdad, nada más). Hoy en día muchos emplean mal esta palabra, «Amén», que por transliteración ha llegado a otras lenguas. Andar todo el día, diciendo en cada tercera palabra, «Amén» (o, «gloria a Dios», o «en el nombre de Jesucristo», o «aleluya», etc.) es emocionalismo, y un abuso de este término bíblico. Para mucha gente estas frases han venido a ser meros refranes religiosos. Evitemos tal uso no bíblico de ellas, y digamos «Amén» en tales casos como aquéllos cuando Cristo y los inspirados lo decían.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA FUENTE Y EL OBJETIVO
DE TODO ESFUERZO CRISTIANO
1 Pedro 4:11
El que tiene el ministerio de la Palabra, que hable comunicando dichos enviados de Dios. El que presta un servicio cualquiera, que lo realice como el que lo ha recibido de la fuerza que Dios suple, de manera que Dios reciba la gloria en todas las cosas que se hacen mediante Jesucristo, a Quien pertenecen la gloria y el poder por siempre jamás. Amén.
Pedro está pensando en las dos grandes actividades de la iglesia cristiana: la predicación y el servicio cristiano. La palabra que usa para dichos es loguía. Esta es una palabra con un trasfondo divino. Los paganos la usaban para los oráculos que les venían de sus dioses; los cristianos la usaban para las palabras de la Escritura y de Cristo. Pedro está diciendo: «Si uno tiene el ministerio de la predicación, que no lo ejerza ofreciendo sus opiniones particulares o propagando sus propios prejuicios, sino como el que transmite un mensaje de Dios.» Se dijo de un gran predicador: «Primero escuchaba a Dios, y entonces hablaba a la gente.» Se decía de otro que, de cuando en cuando se paraba, «como para escuchar una voz.» Aquí está el secreto del poder de la predicación.
Pedro sigue diciendo que si un cristiano se ocupa del servicio práctico debe cumplirlo con la fuerza que Dios suple. Es como si dijera: «Cuando te has comprometido a realizar un servicio cristiano, no debes hacerlo como si estuvieras prestando un favor personal o distribuyendo bienes de tu propio almacén, sino siendo consciente de que lo que das lo has recibido tú antes de Dios.» Tal actitud protege al que da, del orgullo, y al que recibe, de la humillación.
La finalidad de todo es que Dios sea glorificado. La predicación no se hace para que el predicador despliegue sus cualidades sino para poner a la gente cara a cara con Dios. El servicio no se otorga para conferir prestigio al dador sino para volver los pensamientos de las personas a Dios. E. G. Selwyn nos recuerda que el lema de la gran orden benedictina son cuatro letras: IOGD, (ut) in omnibus glorificetur Deus (para que en todas las cosas Dios sea glorificado). Una nueva gracia y gloria entrarían en la iglesia si todos los miembros dejaran de hacer las cosas por sí mismos y las hicieran para Dios.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— presta un servicio: De acuerdo con el sentido específico que el vocablo griego diakoneo fue adquiriendo en la primitiva Iglesia, podría también traducirse: el que desempeña un ministerio, hágalo sabiendo que es Dios quien le da el poder. En cualquier caso, téngase siempre presente que los términos griegos diákonos, diakonía, diakoneo, tienen en su origen un sentido más amplio que el reflejado actualmente en el servicio eclesiástico de diácono. Por otra parte, es constante en todo el NT la ecuación ministerio-servicio. Ver notas a Flp 1:1 y 1Ti 3:1-2; 1Ti 3:8.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
x 219 Hch 7:38; Rom 3:2
y 220 Rom 12:7
z 221 Isa 12:2; Efe 3:20
a 222 1Co 10:31
b 223 Rom 16:27
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
11 (1) El hablar divino o las elocuciones divinas expresadas en revelaciones. En el ministerio de la gracia, como lo menciona el v.10, nuestro hablar debe ser el hablar de Dios, la elocución de Dios, lo cual comunica una revelación divina.
11 (2) Por medio del Espíritu de Cristo, Dios nos suministra la fuerza para servir, la cual se encuentra en la vida de resurrección de Cristo ( Flp_1:19 4:13).
11 (3) Esto indica que todo nuestro ministerio de gracia, ya sea al hablar o al servir, debe estar lleno de Cristo para que en todo Dios sea glorificado por medio de Cristo.
11 (4) La gloria es externa y el poder es interno. El poder suministra la fuerza en nuestro interior; la gloria consiste en que Dios sea glorificado sobre nosotros. Por tanto, gloria corresponde a glorificado y poder a fuerza.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
hable conforme a las palabras de Dios. I.e., el que predica, debe hablar las palabras de Dios.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Se inserta hágalo para suplir elipsis del original; sirve… Gr. diakonéo → §314; se inserta sirva para suplir elipsis del original.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
O, como si fueran
O, ministra
Lit., de