A los ancianos entre vosotros les exhorto, yo anciano también con ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y también participante de la gloria que ha de ser revelada:
5:1 — «Por tanto» (Ver. B.A.). Dada la persecución contra la iglesia, Pedro es guiado por el Espíritu Santo a exhortar a los ancianos de las diferentes iglesias locales acerca de su cuidado de ellas. — «Ruego a los ancianos». En lugar de «ruego», la palabra común en las diferentes versiones es «exhorto». Pedro no les mandó; les exhortó. Compárese Flm 1:8-9. Pablo exhortó a los ancianos de Efeso (Hch 20:17-38).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
ruego a los ancianos. Hch 11:30; Hch 14:23; Hch 15:4, Hch 15:6, Hch 15:22, Hch 15:23; Hch 20:17, Hch 20:28; Hch 21:18; 1Ti 5:1, 1Ti 5:19; Tit 1:5.
yo anciano. Συμπρεσβυτερος [G4850], un compañero-anciano, uno en un nivel con ustedes mismos. Flm 1:9; 2Jn 1:1; 3Jn 1:1.
y testigo de los padecimientos. 1Pe 1:12; Luc 24:48; Jua 15:26, Jua 15:27; Hch 1:8, Hch 1:22; Hch 2:32; Hch 3:15; Hch 5:30-32; Hch 10:39-41.
que soy también participante de la gloria. 1Pe 5:4; 1Pe 1:3-5; Sal 73:24, Sal 73:25; Rom 8:17, Rom 8:18; 2Co 5:1, 2Co 5:8; Flp 1:19, Flp 1:21-23; Col 3:3, Col 3:4; 2Ti 4:8; 1Jn 3:2; Apo 1:9.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Exhorta a los ancianos a apacentar a su grey, 1Pe 5:1-4;
y a todos a ser sobrios, velar y estar firmes en la fe, 1Pe 5:8;
y a resistir al adversario el diablo, 1Pe 5:9-14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Los líderes cristianos han de servir a Dios fielmente, recordando que el divino conjunto de compensaciones de Dios es incomparable. Cristo le aclaró esto a Pedro en Mat 19:27-29.
EN COMPARACIÓN
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Líderes eclesiásticos
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Pedro concluye su primera carta con una exhortación a los ancianos a que «apacienten la grey de Dios» (1Pe 5:2). A continuación encontrará un resumen de las responsabilidades y calificaciones de los ancianos y de los diáconos, que son los otros oficiales de la iglesia que se mencionan en el NT.
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Guardianes/Obispos/Ancianos
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Diáconos
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Significado
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La palabra griega presbuteros literalmente significa «anciano», por lo que comúnmente se traduce de esa manera.
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La palabra griega diakónos literalmente significa «siervo».
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Responsabilidades
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• Pastorear o «apacentar» la Iglesia de Dios; alimentar, liderar, guiar y nutrir (Hch 20:28; 1Pe 5:2).
• Administrar o gobernar la Iglesia de Dios (1Ti 5:17; Tit 1:5).
• Enseñar y predicar (Efe 4:12, Efe 4:13; 1Ti 3:2; 1Ti 5:17).
• Representar a la iglesia (Hch 20:17).
• Orar por los enfermos (Stg 5:14).
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• Encargarse de las necesidades físicas que se presenten entre los creyentes (Hch 6:1-6).
• Liberar a los ancianos de ciertos trabajos para que se dediquen de lleno a su ministerio, a predicar y a orar (Hch 6:1-6).
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Calificaciones según 1Ti 3:1-16
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• Irreprensible (v. 1Ti 3:2; Tit 1:6).
• Marido de una sola mujer (v. 1Ti 3:2; Tit 1:6).
• Decoroso (v. 1Ti 3:2).
• Sobrio (v. 1Ti 3:2; Tit 1:8).
• Prudente (v. 1Ti 3:2).
• Hospedador (v. 1Ti 3:2; Tit 1:8).
• Apto para enseñar (v. 1Ti 3:2; Tit 1:9).
• No dado al vino (v. 1Ti 3:3; Tit 1:7).
• No pendenciero, sino amable (v. 1Ti 3:3; Tit 1:7).
• No codicioso de ganancias deshonestas (v. 1Ti 3:3; Tit 1:7).
• Apacible (v. 1Ti 3:3).
• No avaro (v. 1Ti 3:3).
• Que gobierne bien su casa (v. 1Ti 3:4).
• Que tenga hijos que se le sujeten (v. 1Ti 3:4; Tit 1:6).
• Que no sea un neófito (v. 1Ti 3:6).
• Que tenga buen testimonio (v. 1Ti 3:7).
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• Irreprensible (v. 1Ti 3:10).
• Maridos de una sola mujer (v. 1Ti 3:12).
• No dado al vino (v. 1Ti 3:8).
• No codiciosos de ganancias deshonestas (v. 1Ti 3:8).
• Que gobiernen bien su casa (v. 1Ti 3:12).
• Honestos, reverentes (v. 1Ti 3:8).
• Sin doblez, sin falsedad (v. 1Ti 3:8).
• Que tengan una conciencia pura (v. 1Ti 3:9).
• Que sean probados primero (v. 1Ti 3:10)
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Calificaciones según Tit 1:1-16
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• No soberbio (v. Tit 1:7).
• No iracundo (v. Tit 1:7).
• Amante de lo bueno (v. Tit 1:8).
• Justo (v. Tit 1:8).
• Santo (v. Tit 1:8).
• Dueño de sí mismo (v. Tit 1:8).
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Pedro se ve a sí mismo al mismo nivel que el resto de los ancianos.
participante es un término clave en el libro de Hebreos (Heb 3:1, Heb 3:14). Habla de compartir el reinado de Cristo en el Reino venidero (Rom 8:17; Apo 2:26-28; Apo 5:9, Apo 5:10). Pedro considera que él ya está participando parcialmente en la gloria que un día experimentará en forma completa.
PARA VIVIRLO
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La tarea de la iglesia
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Hay muchas razones por las que la gente busca tener posiciones de autoridad en una iglesia. Algunos lo hacen porque tienen autoridad en su trabajo normal y por lo tanto sienten que también en la iglesia ellos deberían tener autoridad. Algunos lo hacen justamente por la razón opuesta: No tienen la posibilidad de tener autoridad en el trabajo, entonces la buscan en la iglesia.
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Pedro le recuerda a los ancianos (1Pe 5:2-4) que la presencia o la ausencia de autoridad o de éxito en el trabajo es más o menos irrelevante para las posiciones de autoridad en la iglesia. Esto puede escandalizar a los miembros y líderes de iglesias que incondicionalmente adoptan modelos para la administración de la iglesia del mundo de los negocios. Eso no quiere decir que la iglesia no puede beneficiarse de muchas de las prácticas típicas del mundo de los negocios. Ciertamente, en administración y finanzas, las iglesias tienen mucho que aprender de las efectivas y eficientes políticas del mercado. Pero la iglesia no es un negocio, y las filosofías y las prácticas provenientes de esa esfera deben evaluarse cuidadosamente y examinarse a la luz de las Escrituras antes de ponerlas en práctica en una iglesia.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Capitulo 5.
Advertencias a los Diversos Miembros de la Comunidad, 5:1-11.
San Pedro, después de haber exhortado a todos los fieles que sufren por el hecho de ser cristianos, se dirige especialmente a los pastores de la comunidad cristiana. Inculca a los pastores el deber de apacentar el rebaño con celo y buen ejemplo (v.1-4), y a continuación habla de los deberes comunes a los jóvenes y a todos los cristianos, recomendando la humildad, la sobriedad, la vigilancia y la confianza en Dios (v.5-11).
Advertencias dirigidas a los presbíteros, 5:1-4.
1 A los presbíteros que hay entre vosotros los exhorto yo, copresbítero, testigo de los sufrimientos de Cristo y participante de la gloria que ha de revelarse: 2 Apacentad el rebaño de Dios que os ha sido confiado, no por fuerza, sino con blandura, según Dios; ni por sórdido lucro, sino con prontitud de ánimo; 3 no como dominadores sobre la heredad, sino sirviendo de ejemplo al rebaño. 4 Así, al aparecer el Pastor soberano, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.
El apóstol, tomando pie de lo que acaba de enseñar en la sección anterior 1, recuerda a los presbíteros cómo el pensamiento del juicio ha de incitarlos a cumplir con la mayor exactitud sus deberes pastorales. En cuanto al término πρεσβύτεροι podemos observar que no designa la edad en oposición a los jóvenes, sino el oficio. Aquí, además, parece tener el mismo sentido que επίσκοποι. Ambos términos pueden considerarse en muchos lugares del Nuevo Testamento como sinónimos. La razón de esto debe de ser que ambos términos están tomados en el sentido etimológico de inspectores, vigilantes, y no según el significado jerárquico de obispos. La terminología de la jerarquía eclesiástica es todavía imprecisa. Pero la organización eclesiástica que presupone aquí San Pedro es semejante a la de los Hechos de los Apóstoles 2 y de las epístolas pastorales 3. En estas epístolas los presbíteros son identificados con los obispos 4. Por los Hechos de los Apóstoles sabemos que San Pablo y San Bernabé habían constituido en las Iglesias del Asia Menor jefes jerárquicos llamados πρεσβύτεροι 5. Durante el tercer viaje apostólico de San Pablo, éste reunió en Mileto a los presbíteros de Efeso, y en su exhortación les decía: “Mirad por vosotros y por todo el rebaño, sobre el cual el Espíritu Santo os ha constituido obispos (επίσκοπους), para apacentar la Iglesia de Dios.”6 Tanto en este discurso de San Pablo como en nuestra epístola, los presbíteros y obispos son identificados. En los tiempos apostólicos parece que todavía no existía distinción entre obispo y presbítero, aunque había jerarcas de orden superior, que correspondían a nuestros obispos – como Tito, Timoteo -, y jerarcas de orden inferior, que debían de asemejarse a nuestros simples sacerdotes7.
San Pedro quiere exhortar a esos presbíteros, y con afectuosa delicadeza les recuerda los títulos que le dan derecho a intervenir para amonestarles (v.1). En primer lugar, les dice con gran humildad que es su copresbítero; es decir, su compañero y hermano en el sacerdocio. En segundo lugar, que ha sido testigo de los sufrimientos de Cristo desde Getsemaní hasta que murió en la cruz. Y, finalmente, que ha sido llamado a participar de la gloria de Jesucristo, que se manifestará en el día de la parusía; pero que ya se refleja, desde este mundo, sobre los que sufren por el nombre de Cristo. Tal vez San Pedro aluda al hecho de haber participado como testigo en la transfiguración de Jesucristo en el Tabor 8.
Pedro recuerda a los presbíteros que su misión es, ante todo, pastoral y está ordenada al bien del rebaño que les ha sido confiado (v.2). La imagen de pastor es aplicada frecuentemente a Yahvé en el Antiguo Testamento: Yahvé va delante del rebaño 9, lo conduce a los buenos pastos 10, lo defiende con el cayado 11, reúne a las ovejas extraviadas 12 y lleva en su seno a las débiles 13. También es aplicada dicha imagen a los jefes del pueblo israelita, y especialmente al Mesías 14. En el Evangelio es el mismo Cristo el que se da a sí mismo el título de Buen Pastor 15. Y San Pedro les exhorta a ser buenos pastores y no mercenarios. Han de apacentar el rebaño de Dios que les ha sido confiado, vigilándolo 17 no por fuerza, como mercenarios que esperan recibir un salario, sino de buen grado por amor de Dios. Ni tampoco con fines lucrativos, sino con amorosa abnegación y con intención sobrenatural. No con el fin de ejercer dominio sobre los demás, sino para darles ejemplo de caridad y abnegación (v.3). Por eso, Jesús enseñó a sus discípulos a no imitar a los príncipes de la tierra que tiranizan a los subditos 18. La exhortación que hace San Pedro a no tiranizar parece suponer que los presbíteros ejercían autoridad sobre la comunidad y que podían abusar de ella.
San Pablo también recomienda con frecuencia el buen ejemplo 19 como el mejor medio de exhortar a los fieles a la virtud y al bien. El término κλήρος – “heredad” (Vulgata: “dominantes in cleris”) no designa al clero propiamente dicho, como afirman algunos autores antiguos, sino que significa suerte, porción que le cae en suerte a uno, heredad. En nuestro texto designa la porción de fieles que había sido confiada al cuidado de cada pastor, es decir, lo equivalente hoy a parroquias.
El premio que aguarda a los pastores fieles en el día de la parusía, cuando aparezca el Pastor soberano para juzgar a los vivos y a los muertos, será la corona inmarcesible de la gloria (v.4), es decir, la vida eterna en la gloria del cielo 20. La corona simboliza aquí el premio eterno por los méritos adquiridos en este mundo. Como el griego lleva el artículo, indica que la promesa de una tal corona era conocida de los destinatarios de la epístola 21. El título de Pastor soberano tal vez haya sido sugerido por Jua 10:14 22.
Advertencias dirigidas a los fieles,Jua 5:5-11.
5 Igualmente vosotros, los jóvenes, vivid sumisos a los presbíteros, y todos ceñidos de humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, y a los humildes da su gracia. 6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que a su tiempo os ensalce. 7 Echad sobre El todos vuestros cuidados, puesto que tiene providencia de vosotros. 8 Estad alerta y velad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quién devorar, 9 al cual resistiréis firmes en la fe, considerando que los mismos padecimientos soportan vuestros hermanos dispersos por el mundo. 10 Y el Dios de toda gracia que os llamó en Cristo a su gloria eterna, después de un breve padecer, os perfeccionará y afirmará, os fortalecerá y consolidará. 11 A El la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
La perspectiva del juicio divino motiva (ομοίως = “igualmente”) las advertencias que siguen. Los jóvenes, a los que el apóstol recomienda estar sometidos a los presbíteros, serían, según varios autores (De Ambroggi, Felten, etc.), los ministros de grado inferior en la jerarquía de la Iglesia. Sin embargo, a nuestro parecer, indicarían más bien los simples oficios, por oposición a los pastores, llamados ancianos (presbíteros) 23; o también la gente joven, por oposición a los cristianos adultos. Sabido es que los jóvenes siempre han sido más inclinados a la independencia, y por eso necesitan que se les exhorte a la sumisión. Sin embargo, es preciso reconocer que aquí no se trata de adolescentes contrapuestos a adultos, como en Tit 2:6.
Todos los cristianos, tanto los pastores como el rebaño, han de practicar la humildad en el ejercicio de la mutua caridad, porque, como dice el libro de los Proverbios, “Dios resiste a los soberbios, y a los humildes da su gracia” 24. Este texto es citado también por Santiago25 en un contexto que tiene interesantes paralelos con el nuestro. La idea de la exaltación del humilde y de la humillación del soberbio es muy frecuente en el Antiguo y en el Nuevo Testamento 26. Han de revestirse, de ceñirse con la humildad. El verbo έγκομβοΰσ3οα significa “envolverse” en el έγκόμβωμα, que era un vestido corto propio de los esclavos, el cual se ceñía a los costados mediante un nudo (κόμβος). Es posible que San Pedro aluda aquí al gesto de Jesús en la última cena, que, ciñéndose una toalla, se puso a lavar los pies de los discípulos 27.
El apóstol, apoyándose en el texto citado de los Proverbios, concluye de esta manera: Humillaos bajo la poderosa mano de Dios, aceptando con resignación y paciencia las tribulaciones que os quiera mandar, para que a su tiempo os ensalce (v.6). Humillarse, en nuestro texto, es aceptar humildemente los padecimientos inmerecidos, viendo en ellos la voluntad de Dios que así lo dispone. Todo está controlado por la poderosa mano de Dios, el cual hará cesar a su tiempo los sufrimientos que afligen a los cristianos. La verdadera exaltación de los humildes tendrá lugar en el día del juicio final, cuando el Señor dará a cada uno según los méritos adquiridos. Mientras tanto, San Pedro recomienda a los fieles que pongan toda su esperanza en Dios, abandonándose en sus manos (v.7). Este versículo está formado por una cita tomada del Sal 55:23, el cual dice: “Echa sobre Yahvé el cuidado de ti,” porque El se preocupa de los hombres 28. Los salmos invitan con frecuencia a confiar en Dios en medio de las tribulaciones. La doctrina del abandono en la Providencia divina es inculcada con fuerza por Jesús en el sermón de la Montaña 29.
Pero esta confianza constituiría una falsa seguridad si el cristiano no se mantiene vigilante. La vida austera y sobria 30 contribuirá a que el fiel no pierda el control sobre sí mismo. Para el cristiano no hay un solo momento que no sea de peligro, pues el adversario no duerme. Y si el centinela no está alerta, podrá ser sorprendido fácilmente por el enemigo, que se lanzará sobre él como león rugiente. También Jesucristo recomienda con insistencia la vigilancia 31, y otro tanto hace San Pablo 32. El enemigo del cristiano es el diablo 33, que, como león, anda rondando, buscando a quién devorar (v.8) 34. En el Apocalipsis, el demonio es presentado como “el grande dragón, la antigua serpiente, llamada diablo y Satanás, que extravía a toda la redondez de la tierra., el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios de día y de noche.” 35 En la parábola de la cizaña 36, el demonio se identifica con el enemigo, que de noche siembra la mala hierba entre el trigo bueno 37. Ante estos peligros, el cristiano ha de resistir al demonio armado con la fortaleza de la fe, que, como escudo invencible, le defenderá contra los más violentos asaltos 38. La virtud de la fe activada por la caridad 39, o sea la plena adhesión a Cristo por la fe viva, echará por tierra todos los planes del demonio.
La comparación del enemigo con un león es una imagen que ya se encuentra en el Antiguo Testamento40.
La mejor defensa contra este león rugiente, o diablo, es el resistirle permaneciendo firmes en la fe (v.9). San Pedro sabía por propia experiencia la debilidad del hombre ante los asaltos del enemigo. Por eso, recordando la exhortación que Cristo le dirigió de confirmar en la fe a sus hermanos41, y, al mismo tiempo, para infundir ánimo y confortar a los cristianos, les recuerda que los mismos padecimientos que ellos soportan los tienen que soportar sus hermanos (lit.: su fraternidad = la Iglesia) esparcidos por el mundo. El saber que todos los miembros de la Iglesia deben sufrir, lejos de ser un motivo de desaliento, constituía un motivo más para afianzarse en la fe 42. Las tribulaciones constituyen la suerte inseparable y común de todos los cristianos. Así lo han enseñado Jesús y los apóstoles en diversas ocasiones 43.
San Pedro añade todavía un motivo más para confortar a los fieles que sufren: Dios, que los llamó en Cristo a la gloria eterna, después de un breve padecer, los perfeccionara y afirmará, los fortalecerá y consolidará (v.10)44. Aunque en esta vida tengamos que sufrir siempre algo, hemos de tener confianza en que la fuerza de la gracia suplirá nuestra debilidad. Y a través de los breves padecimientos de la vida presente, llegaremos a la vida eterna 45. Además, los padecimientos de este mundo, por graves y prolongados que sean, serán bien poca cosa ante la gloria que nos espera.
El apóstol termina la epístola con una breve doxología (v.11), como en el capítulo 4:11, de entonación litúrgica, colocada antes de los saludos finales. Esta doxología va dirigida a Dios Padre, al cual pertenece la gloria y el imperio por los siglos 46.
últimos avisos y saludos, 5:12-14.
12 Por Silvano, a quien tengo por hermano fiel para con vosotros, os escribo brevemente, amonestándoos y testificándoos ser la verdadera gracia de Dios esa en que vosotros os mantenéis firmes. 13 Os saluda la Iglesia de Babilonia, partícipe de vuestra elección, y Marcos, mi hijo. 14 Saludaos mutuamente en el ósculo de la caridad. La paz a todos vosotros los que estáis en Cristo.
Terminada la carta, San Pedro dirige los saludos finales a sus lectores, deseándoles la paz en la caridad. Silvano 47, probablemente, es el mismo que Silas, compañero de San Pablo en su segundo viaje apostólico, cuando fueron fundadas varias Iglesias del Asia Menor 48. Colaboró de una manera especial con San Pablo en la evangelización de Corinto 49. Es recordado también en las epístolas a los Tesalonicenses 50, escritas desde Corinto en el segundo viaje misionero. Después ya no vuelve a ser mencionado en la historia de San Pablo. Pudo entonces unirse a San Pedro. Probablemente Silvano no sólo fue el portador de la epístola, sino el amanuense de ella. Así lo han entendido los mejores comentaristas.
Silvano es presentado como el hermano fiel, al cual conocen perfectamente los lectores. Es el hermano de confianza, por ser bien conocido y estimado en las comunidades cristianas del Asia Menor, a cuya fundación había contribuido. El autor sagrado afirma que su carta es breve. Y lo es, en efecto, si se considera la importancia de los temas tratados. Sin embargo, esta frase tal vez sea pura fórmula, sin referencia alguna a la extensión verdadera de la carta 51.
Les ha escrito para exhortarlos y recordarles la gracia de Dios, es decir, la fe cristiana, que nos obtendrá la gloria del cielo y la esperanza, que ya nos da en este mundo un gozo anticipado del cielo por medio de la fe. El contenido de la epístola de San Pedro se puede resumir en dos ideas: exhortación a permanecer en la fe y consolación en medio de las tribulaciones de la vida presente.
La misión principal del apóstol es la de ser testigo de Jesucristo 52. Y aquí San Pedro les asegura y garantiza que la fe cristiana, en la cual permanecen firmes y que han recibido en el bautismo, es la que les asegurará el cielo.
El saludo final es dado en nombre de la Iglesia de Babilonia 53, elegida con vosotros (v.13). La elegida es la Iglesia particular desde la cual escribe Pedro, y que, según la costumbre, saluda a las otras Iglesias 54. Algunos autores, sobre todo protestantes, ven en esta elegida a la mujer de San Pedro. Si bien San Pedro estaba casado 55, no es probable que aquí aluda a su esposa. La verdadera interpretación de la epístola se opone a este modo de ver. Al comienzo de la epístola, San Pedro llamaba a los cristianos elegidos. Aquí, siguiendo la misma idea, llama elegida a la “fraternidad,” es decir, al conjunto de los cristianos, a la Iglesia. San Juan también llama elegida a la Iglesia a la cual se dirige 56. Además, casi todos los autores antiguos y la mayor parte de los modernos ven designada en esta expresión a la Iglesia de Roma, elegida como las Iglesias de los destinatarios. El nombre de Babilonia era de uso corriente entre los judíos cristianos para designar la Roma pagana. Así es llamada en el Apocalipsis 57, en los libros apócrifos 58 y en la literatura rabínica 59. La Babilonia del Eufrates, que en tiempo de San Pedro era un montón de ruinas. La Babilonia de Egipto es otra posibilidad.
También San Pedro envía los saludos a su hijo Marcos. Nadie hoy sostiene que se trate de un hijo físico de San Pedro, sino de un hijo espiritual62, por haber sido regenerado por el apóstol a la vida sobrenatural mediante el bautismo. Parece que se trata de Marcos el evangelista. La casa de su madre en Jerusalén fue donde se refugió San Pedro al ser liberado por un ángel de la cárcel63.
Acompañó a San Pablo y a San Bernabé, del cual era primo64; pero los abandonó pronto 65. Alrededor del año 6o se encontraba en Roma con San Pablo66. Papías nos dice que acompañó a San Pedro y que fue su intérprete 67.
El beso de caridad (v.14) era el símbolo del amor sobrenatural que debía unir a los cristianos. Es mencionado por San Pablo en cuatro de sus epístolas 68. Este beso de caridad es puesto en conexión con las oraciones de la liturgia cristiana por los autores antiguos 69. Por eso, este final de las epístolas de San Pablo y de San Pedro insinúa que las cartas de los apóstoles eran leídas durante una función litúrgica70.
Y, finalmente, el apóstol les desea la paz, siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de Cristo71. La paz que desea San Pedro es el complejo de todos los bienes mesiánicos. Los judíos también solían saludar deseando la paz = salom.
1 La partícula griega ούν == “por lo tanto,” une la advertencia que sigue con lo que precede. – 2 Hec 14:23; Hec 20:17. – 3 Tit 1:5. – 4 1Ti 3:1-7; 1Ti 3:5J7-19; Tit 1:5-7. – 5 Hec 14:22-23. – 6 Hec 20:28. – 7 De Ambroggi, o.c. p.149s; L. Marchal, Evéques: DBS 2:1297-1333; E. Ruffini, La gerarchia della Chiesa negli Atti degli Apostoli e nelle lettere di S. Paolo (Roma 1921). – 8 Mat 17:1-9; 2Pe 1:16ss. – 9 Sal 68:8. – 10 Sal 23:15. – 11 Sal 23:4. – 12 Is 56:8; Zac 10:8. – 13 Isa 40:11. – 14 Eze 34:12-31. – 15 Jua 10:155. – 16 Jua 21:1555; Mat 16:16ss. – 17 Έτπσκοττοϋντες, que falta en los códices BS, 33, 323; pero se lee en los demás. Generalmente es considerado por los críticos como una adición posterior. Sin embargo, Beare y otros la consideran como auténtica. – 18 Me 10:42-45; Mat 20:25; Lev 22:25. – 19 1Co 4:16; Flp 3:17; 1Ti 4:12; Tit 2:7. – 20 Cf. 1Co 9:25; 2Ti 4:8; Stg 1:12. – 21 Stg 1:12; 2Ti 4:8. – 22 Gf. 1Pe 2:25; Heb 13:20. – 23 Cf. 1Jn 2:12-14. – 24 Pro 3:34 según los LXX, cambiando “Señor” por “Dios,” como en Stg 4:6. – 25 Stg 4:6-7. – 26 2Sa 22:28; Job 5:11; Eco 10:17; Luc 1:51s; 1Co 3:19. – 27 Jua 13:43. – 28 Cf. Sab 12:13; Mat 6:32. 29 Mat 6:25-34; cf. Flp 4:6. – 30 Nácar-Colunga, en lugar de sed sobrios, traduce: estad alerta. Las versiones siríacas y latinas, con algunos Mss griegos, añaden ότι = “quia,” después de γρηγορήσατε. – 31 Mat 24:42; 25:13- – 32 1Te 5:6; 1Co 16:13; 2Ti 4:5. – 33 Adversario (αντίδικος) ο diablo, en hebreo Satán, que primeramente significó “acusador” en un juicio (Job 1:6; Sal 109:6; Zac 3,is), pero que después pasó a designar al “acusador” por excelencia, al diablo (1Cr 21:1). Cf. R. scharf, Die Gestalt des Satán im AT (Zü-nch 1948). – 34 San Cipriano (De zelo et livore 2: PL 4:639b) dice: “Circuit ille nos singulos et tam-iam hostis clausos obsidens muros explorat et tentat, an sit pars aliqua membrorum (mu- – rorum) minus stabilis., cuius aditu ad interiora penetratur.” – 35 Rev 12:9-10; cf. Job 1:7; Job 2:2. – 36 Mat 13:24-30. – 37 Cf. Mat 13:1-9.13-23. – 38 Cf. Efe 6:16; 2Co 1:24. – 39 Gal 5:6. – 40 Sal 22:14; Sal 17:12; Job 10:16. – 41 Lc22 : 31ss . – 42Jn 1:16 :33; Flp 1:295; 2Ti 3:12. – 43 Mt 10:22; Jua 15:19; Hec 14:22; 2Ti 3:12. – 44 Estos cuatro verbos implican la idea de solidez contra los peligros de todas clases. El último θεμελιώσει = consolidará, falta en los cód. Βα ψ, en algunos minúsculos, en algunos Mss de la Vetus latina, en la Vulgata y en la versión etiópica. – 45 Cf. 1Pe 1:6s; 1Pe 4:13; 1Pe 5:1-4. – 46 La Vulgata, con varios códices griegos SL, 33, añade: «gloria et» ante «imperium». Sin embargo, falta en los códices BA, 2298, y es omitido por Nestle ν otros críticos. – 47 Silvanas es la forma latinizada de la helenística Silas, que correspondería al hebreo Sa’uí ν al arampo Se’iía. – 48 Hec 15:22.32.40. – 49 Hec 18:5; 2Co 1:18. – 50 1Te 1:1; 2Te 1:1. – 51 Gf. San Ignacio Mártir, Ad Polyc. 7:3; San Epifanio, Haer. 33:7.10 – 52 Hec 1:8. – 53 La Vulgata añade ecclesia, lo mismo que algunos códices antiguos, como S, y las versiones Vetus latina, Pesitta y Armena. Sin embargo, parece ser una glosa que interpreta rectamente y precisa más el sentido. – 54 Gf. 2Jn 1:1.13; 1Co 16:19. Cf. San Ignacio Mártir, Ad Magn. 15; Ad Trall. 13:1; AdPhil. ii,2. – 55 Mat 8:14. – 56 2Jn 1:1 :13. – 57 Rev 14:8; Rev 16:19; Rev 17:5; Rev 18:2.10. – 58 Oráculos sibilinos 5:143.159-160; 4 Esd 3:1; Ap. de Baruc (siríaco) n,i. – 59 Cf. Strack-Billerbeck, o.c. 3 p.516. – 60 Isa 47:1.5.8; Jer 51:13; cf. Rev 17:1.15.18. – 61 Jer 50:29. – 62 Cf. Hec 12:12. – 63 Hec 12:12-13. – 64 Hec 13:5; Gol 4:10. – 65 Hec 13:13. – 66 Gol 4:10; Flm 1:24; cf. 2Ti 4:11. – 67 En Eusebio, Hist. Eccl 3:39:15. – 68 Rom, 1 Cor, 2 Cor, 1 Tes. – 69 Cf. San Justino, Apol. I 65:2. Lo asocia con la liturgia eucarística. Cf. J. A. Jungmann, El sacrificio de la misa (BAC, Madrid 1959) 101955. – 70 A. Charue, o.c. p.474. – 71 Mt 5:9; Luc 10:5; Luc 24:36; Jua 20:19-21.
Fuente: Biblia Comentada
Ruego a los ancianos. Los tiempos de sufrimiento y persecución en la iglesia requieren del liderazgo más noble. Aquí «ancianos» corresponden también a pastores o «apacentadores» (v. 1Pe 5:2), y a obispos o «supervisores» (v. 1Pe 5:2; vea la nota sobre Hch 20:28). La palabra «anciano» recalca su madurez espiritual. Como en casi todos los demás usos de la palabra (a excepción de la referencia de Pedro a sí mismo y la de Juan en 2Jn 1:1 y 3Jn 1:1), Pedro escribió en plural para indicar que lo acostumbrado era tener una pluralidad de líderes piadosos que supervisaban y alimentaban al rebaño. yo anciano también con ellos, y testigo … participante de la gloria. Pedro enriqueció esta exhortación a los ancianos con una motivación gloriosa. En primer lugar los motivó a identificarse con él mismo, a quien identifica como hermano y colega en el ministerio. Como tal, podía exhortar con relevancia a los líderes espirituales. En segundo lugar, había motivación por la autoridad apostólica. Al mencionar que había sido testigo ocular del sufrimiento de Cristo, Pedro afirmó su apostolado (cp. Luc 24:45; Hch 1:21-22). En tercer lugar, la motivación de la anticipación. El hecho de que los líderes cristianos recibirán un día de la mano de Cristo un galardón por su servicio fiel debería ser motivo suficiente para cumplir el deber con excelencia. La base de esta anticipación era la experiencia personal de Pedro al contemplar la transfiguración de Cristo (cp. Mat 17:1-8; 2Pe 1:16). En aquella ocasión gloriosa, él participó de alguna manera en la gloria del Señor.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
5:1 — «Por tanto» (Ver. B.A.). Dada la persecución contra la iglesia, Pedro es guiado por el Espíritu Santo a exhortar a los ancianos de las diferentes iglesias locales acerca de su cuidado de ellas.
–«Ruego a los ancianos». En lugar de «ruego», la palabra común en las diferentes versiones es «exhorto». Pedro no les mandó; les exhortó. Compárese Flm 1:8-9. Pablo exhortó a los ancianos de Efeso (Hch 20:17-38).
Los dirigentes de la iglesia local son los ancianos. El vocablo griego para decir «anciano» es presbuteros, y enfatiza la idea de edad y experiencia. Aparece en los pasajes siguientes: Hch 11:30; Hch 14:23; Hch 15:2; Hch 16:4; Hch 20:17; 1Ti 5:17; Tit 1:5; Stg 5:14; etcétera.
Ellos presiden la congregación (1Ts 5:12), velan por ella (Heb 13:17), y son responsables de instruirla (Efe 4:11 — la frase «pastores y maestros» se refiere a las mismas personas, y éstas son los ancianos).
Los requisitos de anciano se encuentran en 1Ti 3:1-7 y Tit 1:5-9. Los tres términos, anciano/obispo/pastor, se refieren a la misma persona. En Hch 20:17 se emplea el término «ancianos»; en el ver. 28 éstos son llamados «obispos» que «apacientan» (pastorean). En Tit 1:5 los que son llamados «ancianos» en el ver. 7 son llamados «obispos». Aquí en 1Pe 5:1 los que son llamados «ancianos» en el ver. 2 «apacientan» (pastorean) y «cuidan de» la congregación (griego, supervisan; es decir, son obispos).
–«que están entre vosotros». Pedro escribió a hermanos residentes en distintas provincias, o países (1:1). Había un número de iglesias en esas partes, y en ellas había ancianos.
–«yo anciano también con ellos». Las palabras «anciano también con ellos» es una sola en el griego, sumpresbuteros. sum significa «con», «co», y presbuteros “anciano.” Pedro también era anciano en alguna iglesia local, probablemente en Babilonia, de donde escribió esta carta (ver. 13). Esta declaración sencilla de Pedro quita por completo la reclamación jactanciosa de la Iglesia Católica Romana de que Pedro era el primer Papa de Roma. Poco después de escribir esta carta, escribió la segunda, y en ella (1:14) dice que se aproximaba su muerte. Sin embargo, no menciona para nada ningún «papado» que el dirigiera. Esta declaración de Pedro también expone la vanidad de rangos de clero que las iglesias humanas perpetúan.
–«y testigo de los padecimientos de Cristo». El ser también anciano, y el haber visto personalmente los sufrimientos de Cristo, daba más peso a la exhortación de Pedro a esos ancianos en el tiempo de la persecución.
«Testigo» en griego es martus. Significa testigo ocular (Luc 24:48; Hch 10:39). Considérese 1Jn 1:1-3. También se emplea para el que ha visto y que ahora declara lo que vio (Hch 1:8; Hch 5:32; Hch 10:39-42). El hecho de que algunos murieron por su testimonio (Hch 22:20; Heb 11:37 con 12:1; Apo 2:13; Apo 17:6) ha dado creación a la palabra «mártir», por medio de la transliteración del vocablo griego, martus, para aplicársela a ellos.
–«que soy también participante». Véase 2Pe 1:4. Pedro habla de la realización presente de algo que todavía no había alcanzado. Tal persona estaba en posición para exhortar a otros en asuntos espirituales.
–«de la gloria que será revelada». Esta gloria es igual que la salvación de 1:5. Esta gloria será revelada para quienes venzan (Apo 7:13-14). La gloria sigue al sufrimiento (1:11; 4:13; Rom 8:18; 2Co 4:1; 2Co 4:7; 2Co 4:18).
Fuente: Notas Reeves-Partain
LOS ANCIANOS DE LA IGLESIA
1 Pedro 5:1-4
Así que, como un anciano más entre vosotros y testigo de los sufrimientos de Cristo y copartícipe de la
.
gloria que se va a revelar, exhorto a los ancianos que hay entre vosotros: Apacentad el rebaño de Dios que está a vuestro cargo, no porque os sentís obligados a hacerlo, sino por vuestra libre elección, que es como Dios quiere que lo hagáis; no por lo que podáis sacar de ello, sino con entusiasmo; no portándoos como tiranuelos de los que han sido asignados a vuestro cuidado, sino cumpliendo con vuestro deber como ejemplos del rebaño. Y cuando aparezca el Mayoral, recibiréis la inmarcesible corona de la gloria.
Pocos pasajes muestran tan claramente como éste la importancia de los ancianos en la Iglesia Primitiva. La palabra griega que los. designa es presbyteros; que ha dado la palabra presbítero y sus derivados, que en la Iglesia Católica Romana y-en general en las episcopales es lo mismo que sacerdote, pero que en el Nuevo Testamento se suele traducir por anciano: Es a ellos a los que Pedro dirige especialmente su carta; y él, que era el principal de los apóstoles,-no duda en llamarse compañero de ministerio de los ancianos. Valdrá la pena ver algo del trasfondo,e historia de los ancianos, el ministerio más antiguo e importante de la- Iglesia.
(i) Tiene untrasfondo judío. Los judíos trazaban el principio de los ancianos desde los días en que los israelitas viajaban por el desierto hacia la Tierra Prometida. Llegó. un momento en que la carga del liderato era demasiado pesada para que Moisés la llevara solo; y, para ayudarle, se separaron setenta ancianos a los que se concedió una participación del espíritu de Dios (Nm 11:16-30 ). Desde entonces los ancianos llegaron a ser una característica permanente de la vida judía. Los encontramos como los amigos de los profetas (2R 6:32 ); como los consejeros de los reyes (1R 20:8 ; 1R 21:11 ); como los colaboradores de los príncipes en la administración de los asuntos de la nación (Esd 10:8 ). Todos los pueblos y ciudades tenían sus ancianos; se reunían a la puerta, y dispensaban justicia al pueblo (Dt 25:7 ). Los ancianos eran los administradores de la sinagoga; no predicaban, pero eran responsables del buen gobierno y orden de la sinagoga, y ejercían la disciplina sobre sus miembros. Los ancianos formaban una gran sección del sanedrín, el tribunal supremo de los judíos, y se los menciona regularmente con los sumos sacerdotes y los gobernadores y los escribas y los fariseos (Mt 16:21 ; Mt 21:23 ; Mt 26:3; Mt 26:57 ; Mt 27:1; Mt 27:3 ; Lc 7:3 ; Hch 4:5 ; Hch 6:12 ; Hch 24:1 ). En la visión de los lugares celestiales en Apocalipsis hay veinticuatro ancianos alrededor del trono. Los ancianos estaban entretejidos en la misma estructura del judaísmo, tanto en los asuntos civiles como en los religiosos.
(ii) El cargo de anciano tenía un trasfondo griego. Especialmente en las comunidades egipcias encontramos que los ancianos eran los líderes de la comunidad y los responsables de la conducta en asuntos públicos, como los concejales hoy en día. Encontramos a una mujer que había sufrido un asalto apelando a los ancianos por justicia. Cuando se recogían los cereales como tributo por la visita de un gobernador, encontramos que «los ancianos de los agricultores» eran los oficiales responsables. Los encontramos en relación con la promulgación de edictos públicos, del alquiler de tierras para pastos, de la recogida de impuestos. En Asia Menor, también,’ los miembros `de los consejos se llamaban ancianos. Aun en las comunidades religiosas del mundo pagano encontramos «= cianos sacqrdotes». que eran responsables de 1a disciplina. En cierto templo encontramos a los ancianos -sacerdotes resolviendo el caso de un- sacerdote al que se acusaba de dejarse el pelo demasiado largo y de usar, ropa de lana -un lujo afeminado del que un sacerdote no debiera haber sido culpable.
Podemos ver que mucho antes que el Cristianismo adoptara el, cargo de anciano ya- era un título de honor, tanto en el judaísmo como en el mundo grecorromano.
LOS ANCIANOS DE LA IGLESIA
1 Pedro 5:1-4 (continuación)
Cuando volvemos a la Iglesia Cristiana encontramos que el cargo de anciano era su ministerio básico.
Pablo tenía la norma de ordenar ancianos en todas las comunidades en las que predicaba y en todas las iglesias que fundaba. En su primer viaje misionero, ordenó ancianos en todas las iglesias (Hch 14:14-23 ). Dejó a Tito en Creta para ordenar ancianos en todas la ciudades (Tiro 1:5). Los ancianos estaban a cargo de la administración económica de la iglesia; es a ellos a quienes Pablo y Bernabé entregaron el dinero que se mandaba para aliviar a los pobres de Jerusalén en el tiempo del hambre (Hch 11:30 ). Los ancianos eran los consejeros y administradores de la iglesia. Los encontramos asumiendo el papel de líderes en el Concilio de Jerusalén, en el que se decidió abrir de par en par las puestas de la Iglesia a los creyentes gentiles. En ese Concilio se mencionan juntos los ancianos y los apóstoles como las principales autoridades de la Iglesia (Hch 15:2 ; Hch 16:4 ). Cuando llegó Pablo a Jerusalén en su última visita, fue a los ancianos a los que informó, y ellos los que sugirieron el curso de acción a seguir (Hch 21:18-25 ). Uno de los pasajes más conmovedores del Nuevo Testamento es el de la despedida de Pablo a los ancianos de Éfeso. Allí encontramos que los ancianos, como él los consideraba, eran los supervisores -episkopoi- del rebaño de Dios y los defensores de la fe (Hch 20:28 s). Aprendemos de Santiago que los ancianos tenían una función sanadora en la iglesia mediante las oraciones y la unción con aceite (Stg 5:14 ). En las Epístolas Pastorales aprendemos que eran gobernantes y maestros, y para entonces ya eran ministros pagados(] Timoteo 5:17; la frase doble honor se traduciría mejor por doble sueldo).
Cuando un hombre era elegido anciano no se le confería un honor pequeño, porque entraba en el ministerio religioso más antiguo del mundo, cuya historia se puede trazar. por toda la del Cristianismo y judaísmo durante cuatro mil años; y asumía una responsabilidad nada pequeña, porque se le ordenaba pastor del rebaño de Dios y defensor de la fe.
EL RECUERDO DE JESÚS
1 Pedro 5: 1-4 (conclusión)
Una de las cosas encantadoras de esta pasaje es la actitud de Pedro en todo él. Empieza, como si dijéramos, colocándose en el mismo nivel de sus lectores. » Vuestro compañero en el ministerio de anciano» se llama a sí mismo. No se coloca por encima de ellos, sino comparte la experiencia y los problemas cristianos con ellos. Pero en una cosa es diferente: Pedro tiene recuerdos de Jesús que son lo que colorea todo este pasaje. Hasta cuando está hablando, se le vienen a la mente y se la llenan.
(i) Se describe a sí mismo como testigo de los sufrimientos de Cristo. A primera vista podríamos sentirnos inclinados a cuestionar esa afirmación, porque se nos dice que, después del arresto en el huerto, «todos los discípulos Le abandonaron y huyeron» (Mt 26:56 ). Pero si lo pensamos un poco mejor nos damos cuenta que a Pedro se le concedió ver el sufrimiento de Jesús de una manera todavía más entrañable que a ninguna otra persona. Él siguió a Jesús hasta el patio de la casa del sumo sacerdote donde por debilidad negó tres veces a su Maestro. El juicio llegó a su fin y se llevaron a Jesús; y allí encontramos lo que puede muy bien ser la frase más dramática del Nuevo Testamento: «Y el. Señor se volvió y miró a Pedro… y Pedro salió y lloró amargamente» (Lc 22:61 s). En aquella mirada vio Pedro el sufrimiento del corazón de un. Líder al Que había fallado Su seguidor en la hora de Su más amarga necesidad. Pedro fue el testigo del sufrimiento que tiene Cristo cuando Le negamos; y por eso tenía tanto interés en que su pueblo fuera inconmovible en su lealtad y fiel en su servicio.
(ii) Se describe a sí mismo como participante en la gloria que se va a revelar. Esa afirmación contiene una mirada atrás y adelante. Pedro había tenido ya un atisbo de esa gloria en el monte de la trasfiguración. Allí los tres durmientes habían despertado y, como dice Lucas «Se quedaron despiertos y vieron Su gloria» (Lc 9:32 ). Pedro había visto la gloria. Pero también sabía que había una gloria por venir, porque Jesús les había prometido a Sus discípulos una participación en la gloria cuando el Hijo del Hombre viniera a sentarse en Su glorioso trono (Mt 19:28 ). Pedro recordaba la experiencia y la promesa de gloria.
(iii) No cabe la menor duda que, cuando Pedro habla de pastorear el rebaño de Dios, está recordando la tarea que Jesús le dio cuando le encargó apacentar Sus ovejas (Jn 21:15-17 ). El nombramiento de pastor fue una recompensa de amor; y Pedro lo recordaba así.
(iv) Cuando Pedro- habla de Jesús como el Mayoral o Pastor Principal debe de haber tenido muchos recuerdos en la mente. Jesús Se había comparado a Sí mismo con el pastor que busca la oveja perdida a riesgo de su vida (Mateo 1.8:12-14; Lc 15:4-7 ). Había enviado a Sus discípulos a allegar las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt 10:6 ). Jesús se había conmovido misericordiosamente al contemplar las multitudes como ovejas sin pastor (Mt 9:36 ; Mr 6:24 ). Sobre todo, Jesús Se había comparado al Buen Pastor Que estaba dispuesto a dar Su vida por las ovejas (Jn 10:1-18 ). La imagen de Jesús como el Pastor era especialmente preciosa, y el privilegio de ser pastor del rebaño de Cristo era para Pedro el más grande privilegio que podría disfrutar un siervo de Cristo.
EL IDEAL DE LOS ANCIANOS
1 Pedro 5:1-4 (continuación)
Hay una cosa en este pasaje que desafía la traducción y sin embargo es una de las cosas más preciosas y significativas en él, que es lo que hemos traducido por » tiranuelos sobre los que han confiado a vuestro cuidado.» En la frase que hemos traducido por que os han confiado es curiosa en griego; es tón klérón, el genitivo plural de tón kléros, una palabra extraordinariamente interesante.
(i) Empieza por . significar un dado o una suerte. De este modo se usa en Mt 27:35 , que nos dice que los soldados al pie de la Cruz se jugaron a los dados (kléroi) la túnica inconsutil de Jesús.
(ii) En segundo lugar quiere decir un puesto que se obtiene o asigna por suerte. Es la palabra que se usa en Hch 1:26 , que nos dice que los discípulos echaron a suertes quién había de heredar el puesto de Judas el traidor.
(iii) Luego pasa a significar una heredad que se lega, como en Col 1:12 para la heredad de los santos.
(iv) En griego clásico quiere decir a menudo una asignación pública o parcela de tiarra. Estas asignaciones las distribuían las autoridades civiles entre los ciudadanos; y a menudo la distribución se hacía echando a suertes los varios terrenos disponibles para distribución.
Si no hubiéramos de pasar de aquí, esto querría decir que el cargo de anciano y, de hecho, cualquier forma de servicio que se nos ofrece, no se gana nunca por méritos propios, sino nos es asignada por Dios. No es nunca nada que hayamos merecido sino siempre algo que nos asigna Dios por gracia.
Pero podemos ir más lejos con esto. Kléros quiere decir algo que se le asigna a una persona. En Dt 9:29 leemos que Israel es la heredad (kléros) de Dios. Es decir, que Israel es el pueblo que Se ha asignado Dios por propia elección. Israel es el kléros de Dios; la congregación es el kléros del anciano. Como Israel Le está asignado a Dios así le son asignados al anciano sus deberes en la congregación. Esto debe querer decir que la actitud global del anciano hacia su pueblo debe ser la misma que la de Dios hacia el Suyo.
Aquí tenemos otra gran idea. En el versículo 2 hay una frase en los mejores manuscritos griegos que no está en la versión Reina-Valera. La hemos traducido: » pastores del rebaño de Dios, que está a cargo de vosotros, no porque se os obligó a ello, sino por vuestra propia libre voluntad como Dios quería que hicierais.» Como Dios quería que hicierais es en griego kata Theon, lo que podría querer decir simplemente como Dios. Pedro les dice a los ancianos: » Pastoread. a vuestro pueblo como Dios.» De la misma manera que Israel es la asignación especial de Dios, las personas que tenemos que servir en la Iglesia o donde sea so¡,,, nuestra asignación especial; y nuestra actitud hacia ellas debe ser la actitud de Dios.
¡Qué gran ideal! ¡Y que responsabilidad! Nuestro cometido es mostrarle a la gente la paciencia, el perdón, el amor buscador, el servicio ilimitado de Dios. Dios nos ha asignado una tarea y nosotros debemos cumplirla como Él lo haría. Ese es el supremo ideal de servicio en la Iglesia Cristiana.
LOS PELIGROS Y PRIVILEGIOS
DE LOS ANCIANOS
1 Pedro 5:1-4 (continuación)
Pedro expone en una serie de contrastes los peligros y los privilegios que conllevaba el cargo de anciano; y todo lo que dice es aplicable, no sólo a la ancianidad, sino también a todos los servicios cristianos dentro y fuera de la iglesia.
El anciano ha de aceptar su cargo, no por obligación, sino voluntariamente. Esto no quiere decir que uno tenga que echar mano del cargo o entrar en él sin autoexamen. Cualquier cristiano tendrá un cierto reparo en aceptar un alto cargo, porque conoce demasiado bien su indignidad e incapacidad. En cierto sentido será por obligación por lo que uno acepte un cargo y entre en el servicio cristiano. » Me es impuesta necesidad –dice Pablo=; y ¡hay de mí si no anunciara el Evangelio! (1Co 9:16 ). » El amor de Cristo nos constriñe» -decía (2Co 5:14 ). Pero, por otra parte, se puede aceptar un cargo y cumplir un servicio como si fuera un deber sombrío X desagradable. Puede que uno se someta al cargo de una manera tan desangelada que se estropea toda la acción. Pedro no dice que se debe estar ansioso de cargos orgullosa o irresponsablemente; sino que todo cristiano debe estar dispuesto a prestar el servicio que pueda, aunque plenamente consciente de lo indigno que es para hacerlo.
El anciano ha de aceptar el cargo, no para sacar un provecho vergonzoso, sino con entusiasmo. La palabra para sacar un provecho vergonzoso es el adverbio aisjrokerdés. El nombre correspondiente es aisjrokerdeía, que era una cualidad que a los griegos les repelía. Teofrasto, el gran delineador griego del carácter, hace una caricatura de la aisjrokerdeía. La mezquindad -como podríamos traducirlo- es el deseo de ganancia inmoral. El mezquino es el que nunca sirve suficiente comida a sus invitados y que se sirve a sí mismo una ración doble cuando está trinchando la pechuGálatas Agua el vino; va al teatro sólo cuando le invitan. Nunca tiene bastante dinero para pagar el billete y tiene que pedírselo prestado a los compañeros de viaje. Cuando vende grano usa una medida con el culo hundido hacia arriba, y aun entonces mantiene cuidadosamente el nivel por arriba. Cuenta los medios rábanos que quedan después de la comida no sea que los siervos se coman alguno. Antes que hacer un regalo, no irá a una boda.
La mezquindad es un defecto feo. Está tan claro como el agua que había personas en la iglesia original que acusaban a los predicadores y a los misioneros de mantenerse en el puesto por lo que pudieran sacarle. Pablo declara repetidas veces que no ha codiciado la riqueza de nadie y que ha trabajado con sus manos para subvenir a sus propias necesidades para no serle carga a nadie (Hch 20:33 ; 1Ts 2:9 ; 1Co 9:12 ; 2Co 12:14 ). Es seguro que el sueldo que cualquier obrero recibía entonces era lastimosamente pequeño, y las repetidas advertencias acerca de que los obreros no deben ser codiciosos de torpes ganancias descubre que había algunos que querían más (1 Timoteo 3:3; 1 Timoteo 3:8 ; Tit 1:7; Tit 1:11 ). Lo que Pedro está tratando de decir -y es siempre válido- es que nadie debe atreverse a aceptar un cargo o prestar un servicio por lo que pueda sacar. Su deseo debe ser siempre dar en vez de recibir.
El anciano ha de aceptar el cargo, no para ser un tiranuelo, sino para ser el pastor y el ejemplo del rebaño. La naturaleza humana es tal que para muchas personas el prestigio y el poder son aún más atractivos que el dinero. Hay algunos a los que les encanta ejercer autoridad, aunque sea en una .esfera limitada. El Satanás de Milton prefería reinar en el infierno a servir en el Cielo. Shakespeare hablaba del hombre orgulloso, revestido de una mezquina y breve autoridad, recurriendo a trucos tan fantásticos ante el Cielo que harían llorar a los mismos ángeles. La gran característica del pastor es su cuidado desinteresado y amor sacrificial hacia las oveSantiago El que acepta un cargo por deseo de preeminencia no se ha enterado de la misa la media. Jesús les dijo a sus discípulos: » Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos, porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por todos» (Mr 10:42-45 ).
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 5
2. EXHORTACIÓN A LOS PASTORES DE LA GREY DE DlOS (5,1-5)
a) Exhortaciones a los ancianos (5/01-04).
1 Así pues, a los ancianos que están entre vosotros, exhorto yo, anciano como ellos, con ellos testigo de los padecimientos de Cristo y con ellos participante de la gloria que se ha de revelar:…
La carta va dirigida a las comunidades en cuanto tales, a todos sus miembros. Esto se muestra aquí por el hecho de que con el aditamento «entre vosotros» se destaca la categoría de los dirigentes. Pedro se dirige a los ancianos y él mismo se designa, en unión fraternal, como uno de los ancianos, como ellos. «Anciano» es un cargo y designa un sacerdocio especial distinto del sacerdocio común, del «sacerdocio santo» (2,5), que forman todos los cristianos.
La exhortación a los ancianos se introduce con las palabras así pues. Hemos acabado de oír hablar del cumplimiento del deber en la vida cotidiana -pese a los sufrimientos-, y antes se habló todavía de la conexión entre sufrimiento y gloria (4,13). Empalmando con ello dice el apóstol: También los ancianos -y ellos muy especialmente- tendrán necesidad de practicar el bien en el cumplimiento diario del deber, y con la esperanza en la gloria eterna deberán asociar la convicción de la necesidad de la cruz.
2a Apacentad el rebaño de Dios que está entre vosotros…
La primera palabra es significativa tocante al espíritu de esta sección: Apacentad. Pedro mismo recibió del Señor este encargo: «Apacienta mis ovejas» (Jua 21:16). En el Antiguo Testamento se hallan ideas semejantes: «Apacentar» implica soberanía de rey y guía comprensiva 63. El que apaciente tiene que cuidarse del pasto y del agua. Proporcionará a su rebaño alimento espiritual, como Jesús, que se compadecía de las multitudes y las instruía, pues se hallaban «como ovejas sin pastor» (Mar 6:34). Pero con especial solicitud se cuidará de los pequeños y de los débiles y buscará a los extraviados. Más aún, a ejemplo de Cristo ha de estar dispuesto a dar su vida por sus ovejas. El pastor es el jefe del rebaño, del que depende su prosperidad. Un pastor sin rebaño se pierde. Por ello es tanto más significativo el requerimiento de «apacentar» que se hace a los ancianos. Pedro parece ser consciente de su posición privilegiada. ¿En este «apacentad» no se encierra ya algo de la futura estructura jerárquica de la Iglesia?
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63. Cf. Isa 44:28; Zac 11:4-7; Ez 3-Zac 4:13; Jua 10:4.
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2b …vigilando, no obligados por la fuerza, sino de buen grado, según Dios;…
El encargo general de apacentar el rebaño de Dios se desarrolla en tres exhortaciones particulares. Cada vez se contrapone la imagen del buen pastor a la del malo. La primera instrucción presupone la institución oficial de los ancianos. Con toda seguridad no se les impuso su cargo a la fuerza. Pero a lo largo de los años de servicio se daba la posibilidad de sentir este cargo como una carga. Con las palabras de buen grado se indica un cumplimiento gozoso del deber, su desempeño voluntario y espontáneo. Tal opción voluntaria es «según Dios», conforme a Dios, cuando hay sumisión a su voluntad, aceptación de su voluntad, unión con ella. El Hijo de Dios dio voluntariamente «su vida por las ovejas» (Jua 10:11).
2c ,..y no por sórdida ganancia, sino con generosidad;…
«No por sórdida ganancia» podría quizá expresarse mejor, aunque menos literalmente, por «no para aprovecharse». Ya en aquel tiempo parece haber sido un abuso del clero el sacar provecho a costa de la comunidad. La exhortación presupone que los ancianos -a los que quizá pudiéramos compararlos con nuestros párrocos- recibían un sueldo o donaciones voluntarias de los fieles, conforme a la norma del Señor: «El obrero merece su sustento» (Mat 10:10). Pedro no rechaza la remuneración de los ancianos por la comunidad. Lo que reprueba es la avidez de lucro, la codicia de las clérigos. Cuando los miembros de la comunidad solicitan servicios de anuncio de la palabra o administración de sacramentos, deben prestarse con generosidad, sin dejar de oír ni una palabra de compensación o de honorarios.
3 …no como poseedores de un lote, sino siendo modelos para el rebaño.
Pedro presenta aquí un tercer aspecto de la misión del pastor: «Apacentad». Los ancianos no deben dominar como dictadores sobre su lote. Esta palabra designa en el Antiguo Testamento la parcela de tierra, la propiedad que tocó en suerte como patrimonio a las tribus de Israel. Pero también Israel se entendía como «el pueblo y la heredad» de Dios. Así el apóstol pone en guardia a los ancianos contra el dominio despótico sobre las comunidades, ya que éstas no son patrimonio de los ancianos, sino propiedad y heredad de Dios.
Un segundo significado se percibe todavía en esta palabra, a saber, el de «grado jerárquico». Se quiere dar a entender el puesto en la jerarquía de la comunidad, clérigos y laicos, que a cada uno se confirió real o sólo figurativamente mediante la asignación de un puesto. En este sentido, se trata de una advertencia contra la modificación o colación arbitraria de los cargos en las comunidades. Al rebaño de Dios no se le debe inquietar sin necesidad.
Los ancianos deben dar a la comunidad ejemplo de fiel cumplimiento del deber. Deben, ir por delante como Cristo (Mat 2:21) y dejar al rebaño su ejemplo, sus «huellas» (Mat 2:21) como la mejor exhortación. Para guiar a los súbditos con el ejemplo se requiere el cumplimiento de los deberes cotidianos con toda humildad y teniendo ante los ojos la admonición de Jesús: «El que quiera ser entre vosotros primero, sea esclavo de todos» (Mar 10:44).
4a y cuando se manifieste el mayoral de los pastores…
El título de mayoral designa una profesión. El mayoral recibe sus encargos de un señor rico que posee grandes rebaños. En el ejercicio de su función le ayudan otros pastores que están bajo su vigilancia. Cuando Pedro designa a Cristo como mayoral o pastor supremo, esto quiere decir que Cristo es pastor juntamente con los ancianos, pero como su cabeza. A ellos, que son sus pastores auxiliares o sus lugartenientes, les dará encargos y les otorgará su recompensa conforme a su solicitud por el rebaño.
Tienen que apacentar el rebaño de Dios, que es a su vez el rebaño de Cristo 64. A su retorno examinará Cristo si ha crecido su rebaño, qué rendimiento ha dado, cuántas reses se han perdido. En la imagen del pastor supremo, al que el Padre dio las ovejas (Jua 10:29), pero que dio a otros el encargo de apacentarlas con él y como sus representantes (Jua 21:16), asoma el misterio de la sucesión apostólica. Lo que a nosotros más nos asombra en el orden salvífico de Dios no parece ser siquiera el hecho de que el oficio pastoral pasara de los apóstoles a las manos de otros, sino el que el Padre confiara a Cristo el cuidado del rebaño de Dios y el que Cristo lo confiara a hombres débiles.
4b …conseguiréis la gloriosa corona de amaranto.
El apóstol no se detiene en la imagen escueta de un mayoral que paga el sueldo a sus pastores auxiliares, sino que pasa a la imagen regia de la coronación. Aquí confluyen todas las representaciones de alegría, de triunfo y de realeza. Pedro propone a los pastores que se hayan hallado fieles una corona de inmarcesible amaranto 65. Esta corona de flores de un rojo oscuro es símbolo de la gloria imperecedera de Dios, de la que ellos mismos serán partícipes. Gloria eterna será su recompensa y el premio de su victoria. Así, la exhortación a los pastores y ancianos termina en esta carta pastoral con una mirada dirigida al triunfo eterno. Todos los defectos del clero de que se hablaba en 5,2s. parecen olvidados, e irrumpe la elevación de ánimo, fundada en el poder de la redención de Cristo.
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64. Cf. Jua 10:27-30; 7Mat 25:31-46; Hab 13:20
65. El amaranto es una conocida planta de jardín: una mata baja, con flores oscuras, que cuelgan muy largo. En España es conocida la variedad llamada «moco de pavo».
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b) Exhortación a los jóvenes (5/05).
5a Igualmente vosotros, jóvenes, someteos a los ancianos.
Como en el caso de los ancianos, tampoco en el de los jóvenes se trata en primer lugar de edad, sino de categoría en el orden eclesial, de un título. Estos jóvenes deben seguramente entenderse como auxiliares y cooperadores de los prepósitos de las comunidades y pueden considerarse como un grado preparatorio de los clérigos inferiores. En los Hechos de los apóstoles aparece por primera vez tal servicio auxiliar en la administración de las comunidades, desempeñado por jóvenes: «jóvenes» son los que llevan a enterrar a Ananías (Hec 5:6).
La subordinación de los jóvenes a los ancianos, tan difícil en todos los tiempos, la ve Pedro con los ojos de la fe. Así no es una humillación, sino una posibilidad de poner en práctica el primer y supremo mandato, el del amor de Dios.
c) Exhortación a todos.
5b Revestíos todos de humildad en servicio mutuo, porque «Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes».
La última razón por la cual san Pedro exhorta tan a menudo y con tanto empeño a la sumisión, no es para que la vida de la comunidad se deslice sin fricciones. Es decisiva la idea de que el humilde es agradable a Dios y semejante a Cristo. Está en gracia con Dios. En servicios mutuos y también precisamente en trabajos humillantes avanza el discípulo en la imitación de Cristo, que vino a dar satisfacción por la soberbia del hombre mediante un servicio de obediencia. Todos, clérigos y laicos, deben ceñirse la humildad como un cinturón.
Pedro pensaba quizás en la última noche de Jesús en el cenáculo: «…se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en el lebrillo y se pone a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido» (Jua 13:4s). Tal es el ejemplo que hay que imitar, tales son las «huellas» (Jua 2:21) que han de seguir todos los cristianos.
3. EXHORTACIÓN A PERSEVERAR (5/06-11).
a) Exhortación a la confianza en Dios (Jua 5:6-7).
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que os exalte a su tiempo.
El apóstol piensa en otra manera de humillación. ésta recibe su nota especial de la imagen de la poderosa mano de Dios. Ya ha habido persecuciones y otras están inminentes. Pedro aconseja: Dejaos humillar y doblegar por hombres que no son sino instrumentos de Dios, pues así entráis en la esfera de dominio de Dios. La omnipotencia de Dios que juzga, pero que también cuida del hombre en su «poderosa mano». La mano que es activa y eficiente es símbolo del eficaz despliegue de poder por Dios. En el Antiguo Testamento, sobre todo en relación con el éxodo de Egipto, se habla constantemente de la «mano del Señor», que es más fuerte que la «mano de los egipcios». «Aquel día libró Yahveh a Israel de las manos de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las playas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Yahveh para con Egipto, y el pueblo temió a Yahveh» (Exo 14:30s). Bajo esta mano poderosa deben dejarse humillar los cristianos por los golpes de la fortuna. Esta mano de Dios tendrá poder para levantarlos de nuevo.
En el espíritu y con palabras de nuestra carta informa el año 177 la comunidad de Lyón a las de Frigia sobre el triunfo de los mártires, que algunos de entre ellos habían reportado con la poderosa asistencia de Dios: «Tales aflicciones hubieron de soportar las Iglesias cristianas bajo el mencionado emperador… Se habían humillado bajo la poderosa mano de Dios, por la que ahora han sido tan exaltados» 66
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66. Transmitido por EUSEBIO, Hist. Eccl. v, 2.
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7 «Echad sobre él» todas «vuestras preocupaciones», porque él cuida de vosotros.
Como quien pone un peso sobre una bestia de carga deben los cristianos descargar en el Padre celestial sus preocupaciones. El Salmista, puesto en aprieto por sus enemigos, cobró ánimos con estas palabras: «Echa sobre Yahveh tu cuidado, porque él te sostendrá» (Sal 55 [54], 23) 67. En medio de todos los sufrimientos de las persecuciones no olvidará Dios a sus comunidades. Más aún, nadie se cuidará de ellas tanto como él. Cierto que no se le pueden dar prescripciones sobre cómo lo ha de hacer. Animados por la fe debemos confiarnos a Dios.
Anteriormente se ha dicho que debemos perseverar en la práctica del bien y dejar a Dios el cuidado de nuestro yo (4,19). Descargar nuestras propias preocupaciones en Dios no excluye que nosotros nos preocupemos por otras personas, ya que tratamos de hacerles bien. Así entendieron las primeras comunidades las nada fáciles palabras del Señor: «No os afanéis… Buscad primero el reino y su justicia» (cf. Mat 6:25-34). Debemos ser para con el Padre celestial como un niño pequeño, que, despreocupado del propio futuro, sólo piensa en cómo podrá dar gusto a su padre obedeciéndole (cf. 1,14).
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67. La liturgia utiliza acertadamente este texto como gradual el tercer domingo después de pascua. La epístola está tomada de nuestro texto 1Pe 5:6-11, el evangelio, de Luc 15:1-10 : el buen pastor busca la oveja perdida y la vuelve al redil sobre los hombros.
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b) Exhortación a la vigilancia (5/08-09).
8 Sed sobrios, velad. Vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar.
El versículo comienza con un doble y abrupto grito de alarma, lanzado en un apuro extremo. Los fundamentos de la fe se hallan en peligro… ¿Se hacen todos bien cargo de la situación?
Tratemos de representarnos el cuadro. Una vez que el rebaño ha sido recogido en el redil para pasar la noche, poco pueden de suyo con él las bestias feroces. El redil está protegido con un cerco de piedras y con un seto formado por una maraña de espinas. Sin embargo, en medio de la noche parece de repente retumbar la tierra: A muy poca distancia ruge un león. Un terror pánico invade a todo el rebaño. «Las ovejas corren como locas hacia el seto de espinas, las cabras gritan con fuerza, bueyes, vacas y terneros se apiñan en montones confusos lanzando fuertes mugidos de miedo, el camello trata de romper todas las cadenas para poder escapar, y los perros animosos, que no temen luchar con leopardos y hienas, dan fuertes ladridos lastimeros y corren desesperados a refugiarse cerca de su amo». El león ruge en presencia de un cercado de ganado «con la intención de hacer que el ganado allí encerrrado se escape movido ciegamente por el miedo».
En un cuadro semejante ve san Pedro los acontecimientos que se aproximan en Asia Menor. Los enemigos de la Iglesia de Cristo, tras los cuales se oculta el poder del demonio, intentarán intimidar con amenazas a los creyentes. El apóstol les grita y les conjura: ¡Sed sobrios! ¡Daos bien cuenta de la situación! El león ruge para infundiros un temor pernicioso. Sólo quiere atemorizaros, para que confusos y desconcertados abandonéis el rebaño y el redil, único que puede ofreceros protección, y huyáis. Entonces, cuando hayáis abandonado a Cristo, a su pastor y a su rebaño, seréis presa de la muerte.
9a Resistidle firmes en la fe.
Las ovejas de Cristo, en vista del león rugiente, deben mantenerse firmes sin vacilar. Mediante su fe deben participar de la firmeza de Dios. Su unión con Dios les dará fuerza para mantenerse con calma en su puesto incluso cuando parezcan desencadenarse los poderes del infierno, cuando los enemigos traten de hacerlas vacilar con amenazas y tormentos.
Sólo puede haber verdadera firmeza allí donde subsiste algo invariable e inamovible. Esto no sucede en las cosas de la tierra. La verdad, la belleza, la justicia y el amor de Dios, en cambio, no cambiarán nunca, permanecerán eternamente los mismos: para Dios, lo bueno permanecerá eternamente bueno, y lo malo será eternamente malo. A esta tranquilidad de la eternidad, a la eternidad de Dios miran los «forasteros y peregrinos» (Luc 2:11) ya desde ahora. Con valiente esperanza han echado allí su ancla espiritualmente, mientras la tempestad sigue enfurecida y amenaza con desbaratar su nave. Su fe les da fuerza para perseverar y mantenerse firmes aunque caiga sobre ellos una noche oscura y no se descubra ya la menor luz terrena que les sirva de punto de mira 69.
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69. Cf. también sobre tal constancia Luc 21:17-19; Stg 4:7.
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9b y sabed que a la comunidad de hermanos vuestros dispersa por el mundo perfeccionan estos mismos padecimientos.
A la exhortación sigue todavía este breve aditamento. En primer lugar ha de estimular consolando: No estáis solos, a las otras comunidades del mundo entero les sucede lo mismo. También en ellas se comienza ya por los años 63/64 a amenazar con tormentos y muerte si alguien se mantiene firme en su adhesión al cristianismo. Aparte este pensamiento consolador se deja oir, como en voz baja, que también los remitentes de esta carta en Roma, en esta «Babilonia» (Stg 5:13), tienen por lo menos tanta razón como ellos para desanimarse. Los cristianos no deben tomar demasiado en serio sus propias preocupaciones, sino verlas en el gran marco de la Iglesia universal. La mirada se extiende de las comunidades particulares a la entera Iglesia de Cristo.
Aquí no es la Iglesia el «rebaño de Dios», como tampoco la «casa de Dios» ni el «cuerpo de Cristo», sino la comunidad de hermanos. Desde un principio habían adoptado la usanza veterotestamentaria de llamarse unos a otros «hermanos» y «hermanas» 70. Se consideraba como un rasgo esencial de la Iglesia el hecho de constituir una comunidad de hermanos, que podían llamar «Padre» al mismo Señor (Stg 1:17); porque por su palabra viva se ha comunicado a todos ellos una vida nueva (Stg 1:3.23). Pero como Dios ama a sus hijos, precisamente por ello hace que sean educados, corregidos y purificados en común. Este proceso doloroso tiene que consumarse ahora en ellos: la vida cristiana se desarrolla en el tiempo final. Ya ha llegado el momento en que el juicio ha de comenzar por la casa de Dios (Stg 4:17). Los hermanos, separados en el espacio, pero unidos en espíritu, sufren en común como «sacerdocio regio».
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70. Cf. por ejemplo, Hec 2:29; Hec 3:17.22, 1Co 9:5. Notemos, en cambio que Cristo habla de sus «hermanos» y «hermanas» refiriéndose a los que le siguen (por ejemplo, Mar 3:33-35), pero nunca interpela a nadie como «hermano».
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c) Mirada final a la eterna gloria (5/10-11).
10 El Dios de toda gracia, el que os llamó a su eterna gloria en Cristo, después que hayáis padecido un poco, os restablecerá, confirmará, robustecerá y hará inconmovibles. 11 A él el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Una vez más se vuelve al gran asunto de la constancia y el buen ánimo. La meta es la «eterna gloria», en la que irrevocablemente, triunfalmente volverán a ponerse en pie los resucitados. Siguen cuatro verbos que pintan esta maravillosa obra corpórea y espiritual de Dios, la resurrección de la carne. Se habla de una cuádruple acción que Dios mismo -esto se subraya expresamente- emprenderá con los creyentes. Se dice en primer lugar que Dios Padre restablecerá a sus hijos. La misma palabra griega se usa para hablar de la reparación de las redes estropeadas (Mat 4:21). Con los cuerpos destrozados por las fieras en la arena del circo emprenderá Dios una labor no menos dificultosa. Reunirá los huesos, análogamente a lo que vio Ezequiel en su visión del gran campo de esqueletos 71. Además, los confirmará de modo que no puedan ya vacilar y flaquear. Lo que ahora es todavía el quehacer de Pedro, a saber, el de «confirmar» a los hermanos en la fe (Luc 22:32), lo asumirá entonces el Padre: en lugar de la fe les otorgará la visión. También los robustecerá. Les conferirá fuerza y vigor juvenil, como a luchadores fatigados y sedientos los refrigerará en las «fuentes de aguas de vida» (Rev 7:17; Rev 21:1). Y finalmente «hará inconmovible» esta «casa espiritual» formada de «piedras vivas» (Rev 2:5), esta «nueva Jerusalén» (Rev 21:2.10), fundamentándola en su amor divino. Entonces se podrá decir en verdad de estos «forasteros y peregrinos»: «Arraigados y cimentados en el amor, seáis capaces de captar, con todo el pueblo, cuál es la anchura y largura, la altura y profundidad» de Dios (Efe 3:17s).
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71. Cf. Eze 37:1-10.
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CONCLUSIÓN (5/12-14)
1. RECAPITULACIÓN DE LA CARTA (Eze 5:12).
12a Por Silvano, vuestro hermano fiel según creo, os escribo brevemente…
De esta observación final no se desprende claramente qué clase de intervención tuvo Silvano en esta carta. Se le podría designar como colaborador en la redacción de la carta o también como portador de la misma. Seguramente sería ambas cosas. Silvano no sólo es recomendado a las comunidades como hermano fiel, que como tal hará llegar fielmente la carta a su destino. También se proyecta luz sobre su carácter y además deben saber los hermanos en Asia Menor que pueden fiarse de las explicaciones orales que añada Silvano a este breve escrito73.
Sorprende el inciso según creo. Este aditamento sólo tiene sentido, caso que pueda aprovechar al portador. Sin embargo, esta observación sólo adquiere tal valor para un hombre como Silvano si los destinatarios saben quién se oculta tras esta opinión privada: una personalidad, que no obstante su modestia como de miembro que forma parte de un colegio (5,1), es consciente de su posición dirigente, y que sabe además que una opinión formulada por él, aunque sólo sea de paso, tiene su peso en las comunidades. Todo esto se supone si pensamos en Pedro «apóstol de Jesucristo» (1,1).
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73. Cf. sobre tal comentario oral Hec 15:27 : el calificativo de «fiel» se da en Efe 6:21 al portador Tíquico, en 1Co 4:17, a Timoteo.
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12b …para animaros y para testificar que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la que os mantenéis firmes.
Con pocas palabras da Pedro una idea del contenido de toda la carta. Había escrito para «animar» y para «testificar». En primer lugar se menciona el término animar, palabra que en el texto griego original significa propiamente «llamar a voces». Pedro quería decir a las comunidades que tuviesen ánimos, quería dirigirles palabras de consuelo. Cada línea de la carta está animada por el deseo de infundir ánimos a los fieles, como un buen pastor grita a las ovejas, las atrae, les dirige buenas palabras y anima a las que fatigadas quieren quedarse atrás, recordándoles la meta que todavía deben alcanzar aquel mismo día. La segunda palabra, testificar, tiene propiamente el significado de completar un testimonio. Pedro apoya con su autoridad la predicación de los heraldos de la fe, de quienes se había hablado en 1,12: «los que os evangelizan». Confirma su ortodoxia y la rectitud de su enseñanza, en la que ocupaban un puesto central las palabras sobre la cruz y la esperanza de la resurrección. Parece que ya entonces se daba importancia a la confirmación de una doctrina por aquel apóstol que residía en Roma y al que el Señor había confiado la dirección suprema.
Finalmente, se habla por última vez de la verdadera gracia. Todo lo que a lo largo de la carta se ha dicho sobre la gracia se trae ahora a la memoria de los lectores. Sobre todo hay que pensar en aquellos pasajes en los que se habló del sufrimiento como de una gracia, es decir, una muestra de favor por parte de Dios, y a la vez de un estado (estar en gracia con Dios) 74. En esta gracia deben mantenerse los cristianos, deben tener el valor de penetrar en esta benevolencia de Dios, con frecuencia tan dolorosa en los principios, mantenerse firmemente en ella y perseverar constantes en la misma en medio de cualesquiera golpes de la fortuna. Para el tiempo incierto de la persecución envía el apóstol sus palabras normativas: Precisamente en el sufrimiento habéis de ser verdaderos «cristianos» (4,16), agradables a Dios. Sedlo, pues, con alegría (4,13).
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742Re 2:19s; cf. 3,14-16.
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2. SALUDOS (5,13-14a).
13 Os saluda la Iglesia que está en Babilonia, elegida como vosotros, y mi hijo, Marcos. 14a Saludaos unos a otros con ósculo de amor.
La palabra «Babilonia» 75 nos hace volver con el pensamiento al saludo introductorio (1,1). Destinatarios y remitentes viven todavía igualmente en el exilio, es decir, en un país muy lejano y desterrados de la patria. La comunidad de Roma, exactamente como comunidad, como unidad espiritual y sobrenatural, envía saludos a las comunidades del Asia Menor. San Pedro añade a esto todavía una última recomendación que brota de un corazón lleno de amorosa solicitud: Las comunidades deben permanecer también unidas entre sí con verdadero amor. En muchos pasajes del Nuevo Testamento se habla del «ósculo santo», con el que deben saludarse mutuamente los cristianos 76. Sin embargo, sólo Pedro habla del ósculo de amor. Para él se trata de algo más que del ósculo de paz en la celebración de la liturgia. Estas palabras dejan percibir su solicitud pastoral y la responsabilidad que siente por la concordia y por la unidad de toda la grey, que se ha de lograr no sólo por su dirección, sino también gracias al amor mutuo. La grey está ya extendida «por todo» (kath’holon) el mundo conocido. En verdad ha venido a ser ya «católica». Sin embargo, no será suficiente que los cristianos en particular, en los más diferentes lugares, perseveren hasta la muerte en la verdadera doctrina. Lo que ha de hacer que resplandezca el verdadero ser de la Iglesia es la unidad de las comunidades y de los grupos de comunidades entre sí, atestiguada en el amor mutuo. Porque, en efecto, ha de ser una, «para que el mundo crea» (cf. Jua 17:21) que esta comunidad no es obra humana, sino un trasunto, aunque débil, del amor entre las personas divinas.
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75. El nombre simbólico de Babilonia procede del Antiguo Testamento. Babilonia en el Eufrates era enemigo hereditario de Israel y se consideraba entre los judíos como arquetipo de impiedad y corrupción pagana. Entre los judíos y cristianos de los tiempos de san Pedro se ha convertido, ya mucho después de su destrucción, en encarnación del poder político que domina el mundo, y así se aplicó este nombre a Roma, que era entonces la metrópoli de la potencia mundial pagana.
76. Cf. Rom 16:16; 1Co 16:20; 2Co 13:12; 1Te 5:26. El ósculo era en la antigüedad la forma normal del saludo; cf. Luc 7:45.
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3. DESPEDIDA (Luc 5:14b).
14b Paz a todos vosotros los que estáis en Cristo.
En este saludo final leemos la más bella calificación de la Iglesia. Es la comunidad de los hombres que están en Cristo, la comunidad de todos los que sufren y triunfan en unión con Cristo. En estas palabras finales de saludo (escritas seguramente como firma por la mano del apóstol) se piensa en dos grupos de destinatarios; la mirada se dilata mientras todavía está escribiendo Pedro. Quiere desear la paz a un círculo más extenso que las comunidades a que se había dirigido hasta ahora. No dice solamente: Paz a todos vosotros en Cristo, sino: a todos vosotros los que estáis en Cristo. Con un corazón abierto de par en par abraza también a las otras muchas comunidades de las que no tiene noticias concretas, pero que sabe que tienen que sostener la misma lucha, puesto que siguen a Cristo. ¿Es que presiente que su carta no tardará en extenderse en copias por todo el imperio romano?
Después de que en la parte final, desde 4,12, se había vuelto a recordar un tema tras otro, después de que la palabra «paz» ha evocado de nuevo la introducción (1,2), escribe Pedro como última palabra dejada expresamente para el fin, y que domina la carta entera: Cristo. El deseo de serle semejante, la mirada a su modelo, a sus huellas, el pensamiento de sus sufrimientos terrenos y de su muerte, de su victoria sobre los poderes, de su resurrección y de su estar sentado a la derecha del Padre, son las fuerzas que en esta carta, versículo tras versículo, habían inducido a un desarrollo más amplio, que le habían dado su plenitud de vida, su vigor entusiástico y ese tono que con frecuencia afectaba personalmente a los lectores. Esta palabra, escrita aquí por una mano torpe de pescador, es quizá la más bella expresión de esa misteriosa unidad de amor que existe entre Cristo, su vicario y la grey, desde que un día, en la ribera oriental del lago fueron cambiadas aquellas palabras: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»-«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» «Apacienta mis ovejas» (Jua 21:16).
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
Hch 11:30; Hch 14:23; Hch 15:2; Hch 4:6; Hch 16:4; Hch 20:17; 1Ti 5:17; Tit 1:5-9.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— los dirigen: El texto griego utiliza el vocablo presbítero, que originalmente significaba anciano, persona de edad avanzada; persona, por tanto, que se supone ha alcanzado una madurez, una experiencia y unos conocimientos especiales. Dentro de la Iglesia cristiana no tardó en considerarse y utilizarse como término técnico para designar un grado de orden ministerial, a saber, el ministro colaborador e inmediatamente inferior al obispo en la jerarquía eclesiástica. No se descarta que en este pasaje de la primera carta de Pedro tenga ya dicho significado; pero no es seguro y por eso se ha preferido adoptar una traducción más en línea con el significado original del vocablo. Ver nota a 1Ti 3:1-2. Por otra parte, el término presbítero debió ser utilizado con una cierta amplitud: a veces se refiere a personas de edad realmente avanzada, por ejemplo en 1Pe 5:5 dentro de este mismo pasaje; pero otras veces se refiere a personas de probada sensatez y madurez de juicio, aunque no tengan muchos años.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Ejercer el liderazgo
Los que pasan por esas experiencias y se enfrentan con los desafíos del cap. 4 necesitarán ser pastoreados de manera sabia y habilidosa. La mayoría de las traducciones omiten un enérgico “por lo tanto” (BA, “por tanto”; Besson, “pues”) que vincula estos versículos con los anteriores. Con su posición y experiencia únicas, Pedro urge a los líderes de las iglesias locales a ejercer sus deberes de una mane ra pronta, entusiasta y ejemplar. Deben recordar a quien están sometidos como pastores y la recompensa que él ha prometido por un servicio fiel.
Se presentan aquí tres formas contrastantes de plantear la tarea del pastor. Primera, no como una carga, sino de buena voluntad como una libre elección; segunda, no con ambición, pensando en la recompensa, sino con corazón dispuesto ante el Señor y aquellos a quienes sirven; y, tercera, no haciendo alarde de su posición sino como ejemplo para el rebaño.
Notas. 1 Los ancianos (gr. presbyteros) eran designados desde los primeros tiempos para el cuidado espiritual de las iglesias nacientes que surgían por la expansión del evangelio (Hech. 14:23; 20:17). Hech. 15:2 muestra que la iglesia de Jerusalén tenía ancianos desde una fecha antigua. Ese papel probablemente se derivó del precedente judío (Núm. 11:16-25). Su función era primordial mente pastoral. En los tiempos primitivos de la iglesia eran llamados “ancianos”, lo que indicaba su posición, y también episkopoi (“obispos, sobreveedores”) para describir su función. Esta descripción se emplea en el v. 2, y Hech. 20:28 usa en forma intercambiada ambas palabras. Anciano también con ellos [palabra compuesta en gr.] no se encuentra en otra parte del NT, pero no es una palabra extraña al contexto, donde Pedro tiene interés en enfatizar su unidad con aquellos a quienes está alentando. El autor declara haber sido testigo de los sufrimientos de Cristo. El hecho de que las listas de aquellos que estaban presentes en la crucifixión (Mat. 27:55, 56; Mar. 15:40, 41; Luc. 29:49; Juan 19:25) mencionen sólo a las seguidoras femeninas podría sugerir que Pedro no estaba presente. Juan tampoco se menciona, pero sabemos que estaba allí (Juan 19:26, 27). Pedro también pudo haber estado sin que se hiciera una mención específica de él. En cualquier caso, ya había visto mucho de los sufrimientos de Jesús (Luc. 22:28, 54-62; Juan 18:15-27). Sobre gloria ver en 4:13.
2 Apacentad usa la misma palabra que Jesús usó cuando habló con Pedro después de la resurrección (Juan 21:16). También es el encargo de Pablo a los ancianos en Efeso (Hech. 20:28; cf. Sal. 78:70-72). Que está a vuestro cargo también podría significar “de la mejor manera posible”. Ambas cosas se relacionan con el contexto. Cuidándolo incluye la misma raíz que obispo en 2:25. No por la fuerza (DHH, “no por obligación”) sugiere un falso sentido de dignidad, una resistencia a la responsabilidad o un deseo de no hacer más de lo absolutamente necesario. Cualquiera de estas actitudes puede llevar a la falta de voluntad de asumir la tarea o de cumplirla adecuadamente. Según Dios (DHH, “como Dios quiere”) es una posible traducción. El gr. también puede significar “como Dios lo haría”, recordando la actitud del Pastor de las almas en 2:25; Sal. 23 y Juan 10:11. No por ganancias deshonestas no implica que los ancianos estaban recibiendo una retribución monetaria, sino que había muchas oportunidades para que los inescrupulosos hicieran ga nancias personales por medio del ministerio. Este espíritu también puede aplicarse al amor a la fama o la posición.
3 Teniendo señorío es con frecuencia la actitud de un superior mundano (la misma palabra se usa en Mar. 10:42). Los líderes cristianos, más bien que dominar y manipular a otros para sus propios fi nes, deben ser un ejemplo, dando lo que puedan contribuir para ellos en forma de consejo y edificación. Los que están en vuestro cargo (gr. kleroi significa “porción designada”); kleros, de donde pro viene nuestra palabra “clero”, era originalmente un trozo de tierra asignado; luego se refirió a una función asignada por suerte y aquí se refiere al rebaño asignado a un pastor en particular. Ejemplos es la palabra typoi, que indica un modelo o patrón que debe ser copiado (ver 3:21, sobre la palabra derivada antitypon). 4 Pedro había descripto previamente la segunda venida en términos de un correr del velo o una revelación de Jesucristo. Al aparecer (gr. phaneroo) presenta la consecuencia de esa revelación, o sea que Jesús será visible en su gloria a todos (ver Apoc. 1:7). De gloria se refiere a la porción en gloria que se dará al que lleva la corona, p. ej. la “corona de la vida” en Stg. 1:12 y Apoc. 2:10 habla de la vida eterna de que disfruta el que la lleva. Inmarchitable es el gr. amarantinon que proviene de amaranto, una flor que tomó su nombre de la palabra amaranton (usada en 1:4) porque se pensaba que nunca se marchitaba. Esto contrasta con las coronas marchitables de laurel que se daban a los vencedores de los juegos a que se alude aquí (cf. 1 Cor. 9:25; 2 Tim. 4:8; Apoc. 3:11; 4:4).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
5.1 Los ancianos eran oficiales de la iglesia que proporcionaban supervisión, protección, disciplina, instrucción y dirección a otros creyentes. Anciano significa simplemente «más viejo». Tanto griegos como judíos daban gran honor a los ancianos sabios, y la iglesia cristiana continuó ese modelo de liderazgo. Los ancianos asumían gran responsabilidad y se esperaba que vivieran vidas ejemplares.5.1, 2 Pedro, uno de los doce discípulos, fue uno de los tres que vio la gloria de Cristo en la transfiguración (Mar 9:1-13; 2Pe 1:16-18). Con frecuencia el portavoz de los apóstoles testificó de la muerte y resurrección de Jesucristo, predicó en Pentecostés y llegó a ser una columna de la iglesia en Jerusalén. Pero al escribir a los ancianos se identifica como anciano, no como superior. Les pide «apacentad la grey de Dios», exactamente lo que Jesús le había dicho a él (Joh 21:15-17). Pedro seguía el mismo consejo que había recibido cuando trabajaba a la par de los otros ancianos, cuidando al pueblo fiel de Dios. Su identificación con los ancianos es un ejemplo poderoso del liderazgo cristiano, en el que la autoridad se basa en el servicio, no en el poder (Mar 10:42-45).5.2-5 Pedro describe varias características de los buenos líderes de la iglesia: (1) tienen bien claro que están cuidando el rebaño de Dios, no el de ellos; (2) dirigen con el deseo sincero de servir, no por obligación; (3) están preocupados por lo que pueden dar, no por lo que puedan conseguir; (4) guían mediante el ejemplo, no por la fuerza. Todos guiamos a otros de algún modo. Cualquiera que sea su función, su liderazgo debe manifestar esas características.5.4 El Príncipe de los pastores es Jesucristo. Este versículo se refiere a su Segunda Venida, cuando juzgará a todos.5.5 Tanto los jóvenes como los adultos pueden beneficiarse con las instrucciones de Pedro. A menudo el orgullo impide que los adultos comprendan a los jóvenes, y a los jóvenes les impide escuchar a sus mayores. Pedro les dijo a los jóvenes y a los adultos que debían ser humildes y servirse los unos a los otros. Los jóvenes debían seguir el ejemplo de los hombres de edad, quienes los guiarían con su ejemplo. Respete a sus mayores, escuche a los que son más jóvenes que usted, y sea lo bastante humilde como para admitir que puede aprender de los demás.5.6 A menudo nos preocupamos por nuestro nivel social, en espera de recibir el reconocimiento apropiado por lo que hacemos. Pero Pedro nos recuerda que el reconocimiento de Dios es más valioso que la alabanza humana. Dios quiere bendecirnos a su debido tiempo. Obedezca a Dios humildemente a pesar de las circunstancias presentes, y El lo exaltará en esta vida o en el cielo.5.7 Al hacerse cargo de sus temores, presiones y problemas diarios, usted muestra que no confía totalmente en Dios. Requiere humildad, sin embargo, reconocer el cuidado de Dios, admitir su necesidad y permitir que otros en su familia le brinden ayuda. Algunas veces pensamos que los problemas por nuestro propio pecado y necedad no le interesan a Dios. Cuando nos volvemos a El, arrepentidos, El llevará incluso el peso de dichos problemas. El dejar que Dios se haga cargo de nuestras preocupaciones nos llama a la acción, no a la pasividad. No se someta a las circunstancias, sino al Señor, quien controla las circunstancias.5.8, 9 Los leones atacan al animal enfermo, joven y solitario; escogen a los animales que están solos o desprevenidos. Pedro nos advierte que Satanás puede atarearnos cuando enfrentamos sufrimiento o persecución. Sintiéndonos solos, débiles, abandonados y alejados de otros creyentes, preocupados en nuestros problemas hasta el punto de que olvidemos estar atentos al peligro, es cuando especialmente somos vulnerables a los ataques de Satanás. En el tiempo de sufrimiento, busque el apoyo de los creyentes. Mantenga los ojos en Cristo, y resista al diablo. Luego, dice Santiago, «huirá de vosotros» (Jam 4:7).5.10 Cuando sufrimos, sentimos a veces como que el dolor nunca terminará. Pedro les muestra a esos cristianos fieles la perspectiva más amplia. En comparación con la eternidad, su sufrimiento durará solo «un poco de tiempo». Algunos de los lectores de Pedro serían establecidos y fortalecidos en el transcurso de su vida. Otros serían librados de su sufrimiento mediante la muerte. Todos los seguidores fieles de Dios, sin embargo, tienen asegurada una vida eterna con Cristo donde no habrá sufrimiento (Rev 21:4).5.12 Silvano, también llamado Silas, era uno de los hombres escogidos para entregar la carta desde el concilio en Jerusalén hasta la iglesia en Antioquía (Act 15:22). El acompañó a Pablo en su segundo viaje misionero (Hechos 15.40-18.11), y Pablo lo menciona en los saludos de las cartas a los Tesalonicenses (1Th 1:1; 2Th 1:1). También ministró con Timoteo en Corinto (2Co 1:19)5.13 En general, los creyentes han interpretado Babilonia como una referencia a Roma. Así como la nación de Israel había estado bajo el cautiverio babilónico, los cristianos al ser la nueva Israel eran cautivos en una tierra extraña.5.14 Pedro escribió esta carta poco antes de que el emperador Nerón iniciara la persecución de los cristianos en Roma y a través del imperio. Temiendo por su vida, Pedro negó tres veces conocer a Jesús (Joh 18:15-27); ahora, habiendo aprendido a permanecer firme en un mundo malvado, anima a otros que enfrentan persecución por su fe. Pedro mismo vivió de acuerdo con las palabras que escribió, ya que fue martirizado por su fe. Los que se mantienen firmes por Cristo serán perseguidos, porque el mundo es gobernado por el mayor enemigo de Cristo. Pero así como el pequeño grupo de creyentes de la Iglesia primitiva se mantuvo firme frente a la persecución, de igual modo debemos estar dispuestos a defender nuestra fe con la paciencia, la fortaleza y el valor que mostró Pedro.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) O léase: “hombres mayores”. Gr.: pre·sby·té·rous.
(2) “Anciano con [ellos].” Lit.: “compañero anciano”. Gr.: syn·pre·sbý·te·ros.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 241 2Jn 1:1
b 242 Luc 22:28; Hch 1:22
c 243 Rom 8:18
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
ancianos. Es decir, los líderes de la iglesia.
Fuente: La Biblia de las Américas
1 (1) Esto indica que los vs.1-11 representan una conclusión a la sección precedente (4:12-19) tocante a sufrir por Cristo al hacer el bien con nobleza. La exhortación se extiende a los ancianos de la iglesia en los vs.1-4, a los miembros jóvenes en el v.5, y a todos en general en los vs.6-11.
1 (2) Los ancianos son los que tienen la función de vigilar en la iglesia (véase la nota 2 (1) de 1 Ti 3), los que toman la iniciativa entre los creyentes en los asuntos espirituales ( Heb_13:17). El apóstol los exhorta a ellos primero, esperando que tomen la iniciativa en sufrir noblemente por Cristo.
1 (3) Pedro era el primero entre los primeros doce apóstoles ( Mat_10:1-4 ; Hch_1:13) y al mismo tiempo era uno de los ancianos de la iglesia en Jerusalén, como también lo era el apóstol Juan ( 2Jn_1:1 ; 3Jn_1:1 ; Hch_15:6 ; 21:17-18). Pedro, al exhortar aquí a los ancianos de las otras iglesias, no se dirige a ellos como apóstol sino como anciano, a fin de poder hablar con ellos a su nivel, con intimidad.
1 (4) Pedro y los primeros apóstoles fueron testigos de Cristo ( Hch_1:8) , no solamente como testigos oculares que dan testimonio de lo que vieron en cuanto al sufrimiento de Cristo ( Hch_5:32 ; 10:39), sino también como mártires que vindican su testimonio al sufrir el martirio por El ( Hch_22:20 ; 2Co_1:8-9 ; 4:10-11; 11:23; 1Co_15:31). Esto significa participar de los padecimientos de Cristo (4:13), tener parte en la comunión de Sus padecimientos ( Flp_3:10).
1 (5) Pedro fue primero un testigo, un mártir, un participante de los sufrimientos de Cristo, luego fue un participante de Su gloria ( Rom_8:17). Cristo mismo había recorrido ese camino (1:11; Luc_24:26).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
ancianos. Véase nota en 1Ti 3:1. Los ancianos tienen que alimentar, guiar (pero no señorearse) y ser un ejemplo para las ovejas a su cargo.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
26 (b) Exhortación a los ancianos y los fieles (5,1-5). Esta adición al código de 2,13-3,7 (cf. 1 Tim 3,13; 5,4-19) pone de manifiesto una estructura eclesial relativamente poco desarrollada. ancianos: Este cargo de jefatura pastoral fue tomado del judaismo contemporáneo. co-anciano: Término acuñado por el autor para indicar la solidaridad entre el apóstol (véase 1,1) y ancianos semejantes a los «colaboradores» de Pablo (Rom 16,3.9.21; Flp 2,25; 4,3; Flm 24; Col 4,11; 2 Cor 8,23). testigo: Quien da testimonio, no necesariamente «testigo ocular» (cf. Lc 24,48; Hch 1,8; 22,15.20; Ap 2,13; 17,6). 2. apacentad la grey de Dios: En 5,2-3 encontramos la descripción de un pastor ideal (cf. Jn 21,15-17; Hch 20,28; Ef 4,11). Los dirigentes eclesiales recibían una paga (cf. Hch 20,33-34; 1 Cor 9,7-14; 2 Cor 12,13-18; 1 Tim 5,17-18; Mt 10,10); de ahí la advertencia contra la codicia (cf. Tit 1,7; 1 Tim 3,8). Algunos mss. añaden episkopountes, «supervisando» (cf. 2,25). 4. mayoral: cf. 2,25. Cristo llama a otros pastores a compartir su ministerio y su gloria. 5. jóvenes: «Anciano» denota a la vez edad y cargo. «Jóvenes», en este caso en contraste con «ancianos», hace referencia a la edad, y no a un ministerio subordinado, revestios: La imagen subyacente a enkombósasthe, vb. gr. poco común, es la del esclavo que se pone un mandil para realizar trabajos de ínfima categoría. La cita está tomada de Prov 3,34 LXX; cf. Sant 4,6-10.
27 (c) Exhortación final: confiad en Dios, que a través del sufrimiento os lleva a la gloria (5,6-11). 6. humillaos: Palabra gancho conectada con el «humildes» de 5,5. la poderosa mano de Dios: Imagen que recuerda las grandes liberaciones divinas (véanse Ex 3,19;6,1; Dt 9,26), pero en este caso más aún la disciplina que Dios impone a su pueblo (véanse Job 30,21; Sal 32,4; Ez 20,34-35). 7. Cita de Sal 55,23 LXX con un eco de Sab 12,13 (cf. Mt 6,25-34). 8. velad: cf. 1,13; 1 Tes 5,6; Mt 24,42; Lc 21,34-36; Rom 13,11-12. vuestro adversario: El gr. antidikos significa «oponente» en un pleito. el diablo: En los LXX, el término gr. diabolos, «diablo», traduce el hebr. satán, «acusador» (Job 1-2), y se aplicó más tarde al cabecilla de los ángeles caídos, león rugiente: Véase Sal 22,14; como tal, el diablo instiga a los paganos en su persecución de los cristianos. 9. vuestros hermanos que están en el mundo: Los cristianos afrontaban en todas partes el mismo problema de marginación y acoso. 10. el Dios de toda gracia: Este versículo compendia algunos de los principales elementos de la carta: «gracia», «ha llamado», «gloria», «sufrimientos».
28 (V) Conclusión: ésta es la verdadera gracia de Dios: perseverad en ella; despedida (5,12-14). Estos versículos bien podrían haber sido de puño y letra de Pedro (cf. 1 Cor16,14; Gál 6,11; Col 4,18; 2 Tes 3,17). 12. Silvano: El compañero de Pablo (cf. 1 Tes 1,1; 2 Tes 1,1; 2 Cor 1,19; llamado «Silas» en Hch 15,22.27.32.40; 16,19.25.29; 17,4.10.14.15;18,5) . os he escrito: En griego, «escribir por medio de alguien» puede significar «enviar una carta utilizando a alguien como correo», brevemente: Esto se refiere a la composición de la carta, la verdadera gracia: La persecución es un don de Dios (cf. 2,19). perseverad en ella: Éste es el único texto de las cartas del NT donde el gr. eis significa «en», posible signo del imperfecto griego de Pedro (cf. ZBG § 99-111). 13. la que está en Babilonia: La Iglesia de Roma (cf. 2 Jn 13). «Babilonia» era un criptograma de «Roma» (cf. Ap 14,8; 2ApBar 11,1-2; 67,7; 2 Esd 3,12.28; OrSib 5,143.159). mi hijo Marcos: Juan Marcos, originario de Jerusalén (Hch 12,12-17), relacionado más tarde con Pedro en la redacción del evangelio de Marcos (véase Eusebio, HE 3.39.15) , por lo demás conocido en el NT como colaborador de Pablo (Hch 12,25; 2 Tim 4,11). 14. beso: Véase el comentario a Rom 16,16.
[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
[6] El Israel disperso y sus exiliados están siendo probados en todo el mundo.
[1] El emisario Judío en una congregación entre los Judíos dispersos en Babilonia (muchos dejados desde el exilio de 580 AC decidiendo no retornar) está terminando su carta a los exiliados de Israel-Efrayím, también elegidos. Vemos una casa selecta, como vemos en el estilo alegórico en la Segunda de Juan.
[2] En ese tiempo, la población más grande de Judíos fuera de Israel era en Babilonia. Estos Judíos se quedaron atras y no retornaron con Esdras y Nehemias y tradujeron la Torah del Hebreo al Lenguaje Arameo. Hoy tenemos esta porción en el Peshitta Tanaj. Son estos Judíos los que Pedro fue a ver, y se encontró con ellos en sinagogas y cobertizos. Estos versículos no tienen nada que ver con Roma. Segunda Pedro
[1] En la segunda venida gloriosa de Jesucristo.[3] El pueblo de Israel se llamaba clero, es decir, herencia, suerte o patrimonio de Dios.[13] La antigüedad ha entendido en este verso por Babilonia la ciudad de Roma.
Biblia Peshitta 2006 Notas:
[3] 5.1 O, anciano.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat
Fuente: Peshitta en Español