Comentario de 1 Reyes 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Cuando el rey David era anciano, de edad avanzada, lo cubrían con ropas, pero no se calentaba.
David era viejo. 2Sa 5:4; 1Cr 23:1; 1Cr 29:27, 1Cr 29:28; Sal 90:10.
y entrado en días. Gén 18:11; Gén 24:1; Jos 23:1, Jos 23:2; Luc 1:7.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Abisag abrigaba a David en su avanzada edad, 1Re 1:1-4.
Adonías, el preferido de David usurpa el trono, 1Re 1:5-10.
Por el concejo de Natán, 1Re 1:11-14,
Betsabé habla al rey David, 1Re 1:15-21.
y Natán confirma lo que dice, 1Re 1:22-27.
David renueva su juramento a Betsabé, 1Re 1:28-31.
David ordena que Salomón establecido como rey por Sadoc y Natán, y el pueblo triunfa, 1Re 1:32-40.
Jonatán trae la noticia a Adonías, 1Re 1:41-49.
Adonías, huye a los cuernos del altar, y debido a su buen comportamiento, es librado por Salomón, 1Re 1:50-53.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
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EL PRIMER LIBRO DE LOS REYES NOS HABLA SOBRE LA VIDA DE PERSONAS famosas, tanto por sus bondades como por sus maldades. El rey David, el rey Salomón y la reina de Saba son ejemplos conocidos de personas justas que iban en busca de la sabiduría de Dios. En el otro extremo, Acab y a Jezabel son dos grandes ejemplos de gente perversa que renegaban de las leyes de Dios y que se rebelaron en contra de Él. Para enfrentar a alguien tan malvado como Acab, Dios envió al hombre apropiado, el profeta Elías, quien se considera a menudo el profeta más enérgico y grandioso de toda Israel. En el monte Carmelo, Elías mostró de manera inolvidable, el poder de Dios al dejar en ridículo al falso dios Baal y a sus cuatrocientos profetas.
A manera de resumen, el primer libro de los Reyes nos narra la historia de un pueblo guiado por dos caminos diferentes. Es la historia de reyes buenos y malos, de profetas verdaderos y falsos y de lealtad y desobediencia a Dios. Más importante, es la historia de la odisea espiritual de Israel y de la fidelidad de Dios a su pueblo.
El autor del primer y segundo libro de los Reyes heredaría una larga historia de relaciones entre Dios y su pueblo. En los dos libros, el narrador presenta una selección de acontecimientos que parten desde la muerte del rey David a principios del siglo diez a.C. hasta la caída de Jerusalén alrededor del año 586 a.C. época en la cual, el autor pone más atención a los éxitos y fracasos espirituales de la historia de Israel.
El primer libro de los Reyes comienza su narrativa con un relato detallado de la gran era salomónica (971-930 a.C. caps. 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43). La narración hace hincapié en la sabiduría piadosa de Salomón (1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34), sus proyectos de construcción, el Templo y el palacio (1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66), y finalmente, la decadencia de la espiritualidad de Salomón hacia fines de su reinado. Después del fallecimiento de Salomón, el libro se centra en la ruptura de la nación entre el reino del norte (Israel), formado por las diez tribus encabezados por Jeroboam y el reino del sur, con su centro en Judá y que tenía al hijo de Salomón, Roboam, como rey (1Re 12:1-24). De allí en adelante, la fortuna de los dos reinos se escribe según las bendiciones y los castigos que vienen como resultado de la obediencia y la desobediencia a las leyes de Dios. La lamentable imagen de la creciente apostasía de Israel se ve incrementada por el ascenso de Ocozías al trono en el reino del norte (853-852 a.C. y el reinado de Josafat en el sur (872-847). Durante este período, los dos reinados tuvieron que enfrentar el creciente imperialismo de Asiria, en especial, por los reinados de los reyes asirios, Assurnasirpal II (883-859 a.C. y Salmanasar III (859-824 a.C.
De este modo, el relato del primer libro de los Reyes abarca desde la alta prosperidad de la era salomónica en el siglo diez a.C. hasta la inseguridad de a mediados del siglo nueve a.C. Durante este período, comenzaba a tomar forma la debilidad interna del espíritu de los dos reinos, que algún día auguró sus derrotas. Este libro comprende una era en la que se produce un cambio radical.
El propósito principal del autor de los dos libros de los Reyes no era el otorgar información histórica. Más que eso, quería evaluar la odisea espiritual de Israel, la que provocó el escarmiento de Dios (2Re 17:7-23; 2Re 24:18-20). Por lo mismo, dedicó bastante atención en ponderar la responsabilidad de los reyes según lo establecido en los pactos de David y Moisés. El autor repara específicamente en aquellos que manejaron de manera correcta tales responsabilidades, como Ezequías y Josías. Además hace hincapié en el ministerio de los profetas como mensajeros con autoridad de Dios. Se les da especial énfasis a los ministerios de Elías (1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 21:1-29; 2Re 2:1-11) y Eliseo (2Re 2:12—.2Re 15:1-38).
En toda la obra, se recalca la necesidad de un camino genuino y piadoso: La obediencia a las leyes de Dios. Particularmente, en la historia sobre Elías, la verdadera adoración al Dios vivo contrasta con la falsa religión de los cananeos (1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46). La principal diferencia entre el Dios verdadero y los dioses falsos radica en que el Dios vivo cumple fielmente sus promesas (1Re 8:20, 1Re 8:23-26). De ahí que se le dé atención especial a las promesas de Dios con el pacto de David. En este pacto, Dios promete bendecir a Israel (1Re 2:4, 1Re 2:5, 1Re 2:45; 1Re 3:6, 1Re 3:14; 1Re 6:12, 1Re 6:13; 2Re 8:19). Sin embargo, esta bendición estaba ligada a la obediencia: la única esperanza de Israel de obtener la bendición de Dios y el verdadero éxito, consiste en acatar la Palabra de Dios (1Re 2:2-4). El fracaso de Israel de ir por los caminos del Señor y sus consecuentes escarmientos también pueden servir de advertencia para nosotros. Durante la misma época, los profetas, quienes sostenían la verdad de Dios en un período de decadencia, nos pueden motivar para defender la verdad y la rectitud en esta época.
Originalmente, el primer y segundo libro de los Reyes era un sólo libro en el canon hebreo, al igual que los libros de Samuel. Los traductores de la Septuaginta (la traducción griega del AT. que data del año 150 a.C. juntaron los libros de Samuel y de Reyes y luego dividieron ese libro en cuatro partes. Esta división posteriormente, llevó al primer y segundo libro de Samuel y primer y segundo libro de los Reyes.
Según la tradición, Jeremías fue el autor de los dos libros de los Reyes. Sin embargo, estudiosos de la actualidad sugieren que estos libros fueron el resultado de un proceso de recopilación que comenzó a fines del siglo siete a.C. y terminó a mediado del siglo seis a.C. Los que proponen esta teoría, señalan a la escuela deuteronómica de escritores, como la fuente de los libros, debido al énfasis que dan los libros a la ortodoxia religiosa (La Ley y el Templo), al ministerio de los profetas y al lugar central de la dinastía de David.
No obstante, eruditos evangélicos de la Biblia rechazan esta idea de la escuela deuteronómica de escritores. Muchos aún sostienen la teoría tradicional que apunta a Jeremías como el autor de los libros de los Reyes. Como prueba de ellos, señalan su origen sacerdotal, su actividad profética, su acceso a las autoridades máximas de gobierno y el gran interés en los acontecimientos religiosos, políticos y sociales que ocurrieron durante el colapso y la caída de Judá a principios del siglo sexto a.C. Ciertamente, ninguna otra persona estuvo en mejor posición para conocer la situación espiritual de la época y acceder a los registros estatales, a información histórica y con ello tener material suficiente para escribir los libros de los Reyes.
Sin embargo, la diferencia de estilos entre el libro de Jeremías y los de los Reyes, así como las discrepancias en el uso de los nombres de los reyes de Judá provoca algo de incertidumbre a la hora de determinar quién es el autor de los libros de los Reyes. Si se considera la gran sección que concierne a Judá, (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Re 21:1-26; 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-37; 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-26), se puede decir con razón que ambos libros de los Reyes, a excepción del apéndice con la nota histórica (2Re 25:27-30), son el trabajo de un autor que vivió en los últimos días de Judá y de la caída de Jerusalén en el año 586 a.C. Tal vez, la reforma espiritual que siguió a la recuperación del libro de la Ley (hacia el año 622 a.C. durante el reinado de Josías, proporcionó el ímpetu necesario para que el autor recopilara material y escribiera sobre la fidelidad de Israel al pacto desde los días de David hasta su propio tiempo.
Para componer una obra que abarque casi cuatrocientos años, el autor de los libros de los Reyes tuvo que apoyarse en material de excelente calidad; por lo que se mencionan tres fuentes en especial:
(1) El libro de los hechos de Salomón (1Re 11:41), el cual relataba los acontecimientos de la era salomónica;
(2) el libro de las crónicas de los reyes de Israel (citado en veintisiete oportunidades en 1Re 14:19-31; 1Re 15:1-31), el cual era un registro de la corte del reino del norte; y
(3) el libro de las crónicas de los reyes de Judá (citado en quince oportunidades en 1Re 14:29 – 2Re 24:5), que eran registros de la corte del reino del sur. Además, el autor pudo utilizar registros biográficos de David (1Re 1:1-53; 1Re 2:1-11), Elías y Eliseo (1Re 16:29 – 2Re 9:37) y tener acceso al libro de Isaías (cf. Isa 36:1-22; Isa 37:1-38; Isa 38:1-22; Isa 39:1-8 con 1Re 18:13-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-19). Tales materiales se mantenían en centros sacerdotales y proféticos tanto en el reino del norte como en el sur.
Bosquejo
I. El reino unido 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43
A. La decadencia de David y la exaltación de Salomón 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-12
B. El establecimiento del reinado de Salomón 1Re 2:13-46
C. La sabiduría de Salomón 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34
D. El programa de construcción del reino de Salomón 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66
E. Los acontecimientos del reinado de Salomón 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43
II. El reino dividido 1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 1Re 15:1-34; 1Re 16:1-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-53
A. La ascensión de Roboam y la división del reino 1Re 12:1-24
B. Los primeros reyes y las dos naciones 1Re 12:25-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 1Re 15:1-34; 1Re 16:1-14
1. El reinado de Jeroboam en el reino del norte 1Re 12:25-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-20
2. El reinado de Roboam, Abías y Asa en el reino del sur 1Re 14:21-31; 1Re 15:1-24
3. El fin de la primera dinastía en el reino del norte: Nadab 1Re 15:25-32
4. La segunda dinastía en el reino del norte: Baasa 1Re 15:33-34; 1Re 16:1-14
C. La tercera dinastía en el reino del norte: Omri 1Re 16:15-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-53
1. El reinado de Omri en el reino del norte 1Re 16:15-28
2. El reinado de Acab en el reino del norte 1Re 16:29-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-40
a. Elías y la sequía 1Re 17:1-24
b. Elías en el Monte Carmelo 1Re 18:1-46
c. El viaje de Elías a Horeb 1Re 19:1-21
d. La condena del profeta a Acab 1Re 20:1-43
e. La condena de Elías a Acab 1Re 21:1-28
f. La profecía de Micaías sobre la muerte de Acab 1Re 22:1-40
3. El reinado de Josafat en el reino del sur y el ascenso de Ocozías en el reino del norte 1Re 22:14-53
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
1Re 2:1-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43
El primer libro de los reyes se divide en dos grandes secciones. La primera se concentra en el reinado de Salomón, después de la muerte del rey David, donde el reino aparece unido. (La segunda comienza en el capítulo 1Re 12:1-33 y nos muestra la ruptura de la nación de Israel en el reino del norte y del sur luego de la muerte de Salomón).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
1Re 2:1-11
Esta sección coloca al reinado de Salomón en el contexto del cumplimiento del pacto de David (2Sa 7:1-29). El narrador destaca que la ascensión de Salomón al trono se debe exclusivamente a la voluntad soberana de Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
David, ya viejo, tenía aproximadamente setenta años al momento de su muerte (2Sa 5:4; 1Cr 29:26-28). Los largos años de guerra habían deteriorado indudablemente su salud.
calentar: El usar el calor humano de una persona saludable para cuidar de un enfermo, era un procedimiento curativo muy destacado por el médico griego del siglo dos, Galeno, y por el historiador judío Josefo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Introducción a 1 Reyes
Bosquejo
I. El reinado de Salomón (1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43)
A. Salomón sucede a David como rey (1Re 1:1-53; 1Re 2:1-11)
B. Salomón solidifica su posición como rey (1Re 2:12-46)
C. La sabiduría y administración de Salomón (1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34)
D. Éxito y fama de Salomón (1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29)
1. Los preparativos para el templo (1Re 5:1-18)
2. Construcción del templo (1Re 6:1-38)
3. Construcción del palacio de Salomón (1Re 7:1-12)
4. Mobiliario del templo (1Re 7:13-51)
5. Dedicación del templo (1Re 8:1-66)
6. Ratificación del pacto davídico (1Re 9:1-9)
7. Actividades y fama de Salomón (1Re 9:10-28; 1Re 10:1-29)
E. Decadencia moral y muerte de Salomón (1Re 11:1-43)
1. Poligamia e idolatría descaradas de Salomón (1Re 11:1-8)
2. El juicio de la división predicho por Dios (1Re 11:9-13)
3. Dios levanta adversarios contra Salomón (1Re 11:14-28)
4. La profecía de Ahías (1Re 11:29-40)
5. Muerte de Salomón (1Re 11:41-43)
II. División del reino: Israel y Judá (1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 1Re 15:1-34; 1Re 16:1-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-53)
A. El juicio de división ocurre (1Re 12:1-24)
B. Reinado de Jeroboam (Israel) (1Re 12:25-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-20)
C. Reinado de Roboam (Judá) (1Re 14:21-31)
D. Reinado de Abiam (Judá) (1Re 15:1-8)
E. Reinado de Asa (Judá) (1Re 15:9-24)
F. Reinado de Nadab (Israel) (1Re 15:25-31)
G. Reinado de Baasa (Israel) (1Re 15:32-34; 1Re 16:1-7)
H. Reinado de Ela (Israel) (1Re 16:8-14)
I. Reinado de Zimri (Israel) (1Re 16:15-20)
J. Reinado de Omri (Israel) (1Re 16:21-28)
K. Reinado de Acab (Israel) (1Re 16:29-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-40)
1. El comienzo del reinado de Acab (1Re 16:29-34)
2. Acab y el profeta Elias (1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21)
3. Batallas de Acab con Siria (1Re 20:1-43)
4. Acab y la viña de Nabot (1Re 21:1-29)
5. Batalla fatal de Acab con Siria (1Re 22:1-40)
L. Reinado de Josafat (Judá) (1Re 22:41-50)
M. Reinado de Ocozías (Israel) (1Re 22:51-53)
Autor : Anónimo
Tema : Reyes de Israel y Judá
Fecha : ca. 560-550 a.C,
Trasfondo
1 y 2 Reyes siguen inmediatamente a la historia registrada en 1 y 2 Samuel. Juntos estos cuatro libros cubren en forma selectiva toda la historia de los reyes de Israel y Judá (ca. 1050-586 a.C.). 1 y 2 Reyes abarcan cronológicamente cuatro siglos de esa historia, desde el tiempo del rey Salomón (970 a.C.) hasta el del exilio babilónico (586 a.C.). 1 Reyes sólo cubre cerca de 120 años, el reino de Salomón de cuarenta años (970-930 a.C.) y aproximadamente los primeros ochenta años después de que el reino fue dividido (ca. 930-852 a.C.).
1 y 2 Reyes fueron al principio un solo tomo en el AT hebreo. Por eso, el asunto de la paternidad literaria los afecta como un libro. El último suceso registrado (2Re 25:27) es la liberación del rey Joaquín de la prisión en Babilonia (ca. 560 a.C.). Por lo tanto, 1 y 2 Reyes en su forma completa probablemente datan desde la década 560-550 a.C. Aunque el autor no se nombra, es claro que fue un inspirado historiador profetico que interpretaba el reinado de todos los reyes de Israel y Judá a la luz del pacto de Dios con el pueblo hebreo. También está claro que usó varias fuentes escritas llamadas por su nombre:
(1) «El libro de los hechos de Salomón» (1Re 11:41),
(2) «el libro de las historias de los reyes de Israel» (e.g., 1Re 14:19), y
(3) «las crónicas de los reyes de Judá» (e.g., 1Re 14:29). Estas fuentes eran probablemente crónicas escritas mantenidas por los profetas y no los anales oficiales de la corte. Es también probable que el autor consultara otras fuentes proféticas tales como las mencionadas en 1Cr 29:29. Para una visión panorámica de los reyes de Israel y Judá, véase el diagrama sobre LOS REYES DE ISRAEL Y JUDÁ, p. 518.
Propósito
1 y 2 Reyes fueron escritos para darle al pueblo hebreo en el exilio babilónico una interpretación profética de su historia de modo que entendieran por qué la nación se había dividido en 930 a.C., el reino del norte de Israel había caído en 722 a.C., y el reino davidico y Jerusalén habían caído en 586 a.C. El autor pone énfasis en que la división y colapso de Israel y Judá habían sido la consecuencia directa e inevitable de la idolatría e injusticia de parte de los reyes y de la nación en su totalidad. En vista de este hecho, el autor evalúa el éxito o fracaso de cada rey según su fidelidad o infidelidad a Dios y al pacto. Sin tener en cuenta el éxito que un rey tuviera en la política o la economía, se le consideraba un fracasado si no defendía el pacto. Este entendimiento profético se presentaba para que los cautivos pudieran apartarse para siempre de la idolatría, volverse a Dios, y seguir sus mandamientos en las generaciones futuras.
Visión panorámica
1 Reyes se divide en dos partes principales:
(1) La primera parte describe el reinado del rey Salomón (caps. 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43). Los primeros capítulos describen las circunstancias en las cuales llegó a ser rey (caps. 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46) y su pedido de sabiduría para gobernar la nación (cap. 1Re 3:1-28). Los siete capítulos siguientes describen el surgimiento de Salomón a la prominencia mundial y el apogeo de Israel en prosperidad, paz, poder y gloria, todo durante los primeros veinte años del reinado de Salomón. Durante este tiempo Salomón construyó y dedicó el templo en Jerusalén (caps. 1Re 6:1-38 y 1Re 8:1-66). El cap. 1Re 11:1-43 describe los segundos veinte años de Salomón que fueron de complacencia, poligamia descarada, idolatría y erosión de los fundamentos de la nación. A la muerte de Salomón, ya se había sembrado la semilla para la división y decadencia del reino.
(2) La segunda parte describe la división del reino bajo Roboam, hijo de Salomón, y los siguientes ochenta años de la decadencia política y espiritual de ambos reinos bajo su sucesión respectiva de reyes (caps. 1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 1Re 15:1-34; 1Re 16:1-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-53). Las personalidades principales de esta mitad del libro son los reyes Roboam del reino del sur y Jeroboam del reino del norte, el rey Acab y su malvada esposa Jezabel (norte), y el profeta Elias (norte).
Características especiales
Cuatro aspectos o énfasis principales caracterizan 1 Reyes:
(1) Presenta a los profetas como representantes de Dios y portavoces ante los reyes de Israel y Judá, e.g., Ahías (1Re 11:29-40; 1Re 14:5-18), Semaías (1Re 12:22-24), Micaías (1Re 22:8-28) y especialmente Elias (caps. 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21).
(2) Pone énfasis en la profecía y su cumplimiento en la historia de los reyes. Numerosas veces se declara que una profecía registrada se ha cumplido (e.g., 2Sa 7:13 y 1Re 8:20; 1Re 11:29-39 y 1Re 12:15; cap. 1Re 13:1-34 y 2Re 23:16-18).
(3) Contiene muchas historias bíblicas bien conocidas, e.g., la sabiduría de Salomón (caps. 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34), la dedicación del templo (cap. 1Re 8:1-66), la visita de la reina de Sabá a Jerusalén (cap. 1Re 10:1-29), y el ministerio de Elias, especialmente su confrontación decisiva con el culto de Baal sobre el monte Carmelo (cap. 1Re 18:1-46).
(4) Incluye vastas cantidades de datos cronológicos acerca de los reyes de Israel y Judá que son a veces difíciles de sincronizar. Sin embargo, la mayoría de los problemas se resuelven a satisfacción al reconocer la probabilidad de los reinados superpuestos, las corregencias de hijos con su padre, y las maneras diferentes de calcular el comienzo del reinado de cierto rey.
Cumplimiento en el Nuevo Testamento
El NT registra que Jesús declaró a su generación que la significación de su vida y reino sobrepasaba a la sabiduría, autoridad, gloria y esplendor de Salomón y su reinado: «He aquí más que Salomón en este lugar» (Mat 12:42). Además, la gloria de Dios que llenó el templo de Salomón en su dedicación vino a habitar entre la raza humana en Jesús, el Hijo unigénito del Padre (Jua 1:14).
Diagramas
EL TEMPLO DE SALOMON
El templo de Salomón se parecía conceptualmente al tabernáculo.
El Lugar Santo y el Lugar Santísimo formaban sus secciones principales y los muebles principales eran los mismos.
Lo que más sobresalía de esta estructura era la decoración que la llevó a ser considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo. En la entrada al pórtico había dos columnas llamadas Jaquín y Booz. Delante de ellas se encontraba una enorme fuente que contenía cuarenta mil litros de agua. Esta fuente estaba apoyada sobre doce toros de bronce. El altar, a unos metros más adelante, medía cinco metros de altura (aproximadamente tres pisos), y se usaba como una especie de incinerador para los sacrificios.
Es importante recordar que el templo de Salomón, dedicado en el año 1004 a.C., fue el primero de tres (2Sa 7:13; 1Re 5:5; 1Re 6:1; 1Re 8:13; 2Re 12:5; 2Re 22:5; 2Re 24:13; 2Cr 36:19).
El segundo fue construido bajo el liderazgo de Zorobabel cuando los judíos regresaron a su tierra, y dedicado en el año 516 a.C., luego de haber estado en cautiverio en Babilonia (Esd 2:68; Esd 4:1; Esd 6:8; Esd 6:14; Esd 7:16; Hag 1:2). El tercer templo fue construido por Herodes, principalmente para ganarse la aprobación del pueblo. El templo de Herodes fue más grande y más lujoso que los anteriores (Mat 24:1; Mar 11:15; Luc 2:27; Jua 2:20). Para otra perspectiva del templo de Salomón, véase el mapa en colores No. 8.
OFICIALES RELIGIOSOS DEL TEMPLO
El sumo sacerdote era el más alto dignatario religioso entre los judíos. Su función más importante era hacer expiación una vez al año por los pecados del pueblo. Tenía a su cargo la supervisión general del santuario y todas las actividades sacerdotales. Ofrecía sacrificios los días de reposo y presidía el sanedrín cuando se debatían cuestiones religiosas.
Los escribas eran en un principio escribientes cuya función principal era copiar las Escrituras. Con el transcurso del tiempo llegaron a conocerlas a tal grado que las interpretaban, especialmente las que constituían la ley de Moisés. Por eso las versiones más recientes de la Biblia los han denominado maestros de la ley, ya que vinieron a ser el equivalente de eruditos bíblicos.
Los levitas eran descendientes de Leví, hijo de Jacob. En Núm 3:6-10 se establecen dos clases de levitas: (1) Aarón y sus descendientes, a quienes Dios seleccionó para el sacerdocio de Israel, y (2) los que servían de ayudantes de los sacerdotes y desempeñaban diversos oficios menores del santuario.
Los sacerdotes eran los encargados del culto que se le rendía a Dios. Actuaban como mediadores entre Dios y el pueblo. Después que se construyó el templo de Jerusalén, se especializaron sus funciones, la principal de las cuales era el ofrecimiento de los sacrificios.
MILAGROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
| MILAGRO | PROPÓSITO U OCASIÓN | LUGAR | REFERENCIAS |
| La diversificación de idiomas | Frustrar una ambición impía | Babel | Gén 11:7-9 |
| Sodomitas heridos de ceguera | Castigarlos por intenciones perversas | Sodoma | Gén 19:11 |
| Destrucción de Sodoma y Gomorra | Castigarlas por su gran perversidad | Sodoma y Gomorra | Gén 19:24-25 |
| La esposa de Lot convertida en estatua de sal | Castigarla por su desobediencia al mirar atrás | Camino fuera de Sodoma | Gén 19:26 |
| La zarza ardiente que no se consumía | El llamamiento de Moisés | Horeb | Éxo 3:2 |
| La vara de Moisés transformada en serpiente | Confirmar su fe | Horeb | Éxo 4:2-5 |
| La mano de Moisés se vuelve leprosa y es sanada | Confirmar su fe | Horeb | Éxo 4:6-7 |
| La vara de Aarón transformada en serpiente | Convencer a Faraón de que era divina su misión y la de Moisés | Egipto | Éxo 7:10-12 |
| Las diez plagas | Obligar a Faraón a dejar, salir a los israelitas | Egipto | Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-51 |
| La columna de nube por el día y de fuego por la noche | Burlar a los egipcios y guiar a los israelitas | Cerca de Egipto | Éxo 13:20-21 |
| División del Mar Rojo y retorno a su cauce normal | Abrir paso a los israelitas y detener a los egipcios | Cerca de Egipto | Éxo 14:2 |
| Las aguas de Mara endulzadas | Suplir agua potable a los israelitas | Mara | Éxo 15:24-25 |
| Envío de codornices y maná | Suplir alimento a los israelitas | El desierto | Éxo 16:13-35 |
| Agua proveniente de la roca | Suplir agua a los israelitas | Horeb y Meriba | Éxo 17:5-7 Núm 20:8-12 |
| Victoria sobre los amalecitas | Refidim | Éxo 17:8-16 | |
| Sacrificios consumidos por fuego | Confirmar autoridad divina | Varios lugares | Lev 9:24; Jue 6:21; Jue 13:19-20; 1Re 18:38; 2Cr 7:1 |
| Los hijos de Aarón consumidos por fuego del cielo | Castigarlos por ofrecer fuego extraño | Sinai | Lev 10:1-2 |
| La lepra de Miriam es curada | Respuesta a la oración de Moisés | Hazerot | Núm 12:10-15 |
| Coré y sus partidarios son destruidos | Castigarlos por su rebeldía | Núm 16:31-35 | |
| Plaga enviada y detenida | Censurar sus murmuraciones | Núm 16:41-50 | |
| La vara de Aarón reverdece, echa renuevos y produce almendras | Convencer a los israelitas de su autoridad | Cades | Núm 17:1-8 |
| Envío de serpientes ardientes y curación de algunos que fueron mordidos | Censurar sus murmuraciones | Desierto de Zin | Núm 21:7-9 |
| Habla el asna de Balaam | Amonestarlo por visitar a Balac | Petor | Núm 22:28-31 |
| División del Jordán | Abrir paso a los israelitas, a Elias y a Elíseo | Río Jordán | Jos 3:14-17; 2Re 2:8; 2Re 2:14 |
| La caída de los muros de Jericó | Ayudar a los israelitas a conquistarla | Jericó | Jos 6:6-21 |
| Se detienen el sol y la luna | Alargar el día para favorecer a los israelitas | Gabaón | Jos 10:12-13 |
| Sansón recibe agua de Enhacore | Apagar su sed | Lehi | Jue 15:19 |
| Caen Dagón y muchos filisteos delante del arca | Obligar a los filisteos a devolverla a sus legítimos guardianes | Asdod | 1Sa 5:1-12 |
| Habitantes de Bet-semes heridos | Castigar la irreverencia | Bet-semes | 1Sa 6:19 |
| Truenos y lluvia en tiempo de cosecha en respuesta a la oración de Samuel | Inspirar reverencia | Gilgal | 1Sa 12:18 |
| MILAGRO | PROPÓSITO U OCASIÓN | LUGAR | REFERENCIAS |
| Uza herido de muerte | Castigar la presunción | Pérez-uza | 2Sa 6:7 |
| Se seca la mano de Jeroboam | Castigar su oposición al mensajero de Dios | Bet-el | 1Re 13:4; 1Re 13:6 |
| Se multiplican la harina y el aceite de la viuda | Suplir alimento para ella, su hijo y el profeta | Sarepta | 1Re 17:10-16 |
| Los capitanes de Ocozías con sus soldados son consumidos | Censurar la oposición de Ocozías al profeta de Dios | Cerca de Samaría | 2Re 1:9-12 |
| El carro de fuego se lleva a Elias al cielo | Mostrar la recompensa especial de Dios para él | Cerca del Jordán | 2Re 2:11 |
| Las aguas de Jericó son curadas | Respuesta a la petición del pueblo | Jericó | 2Re 2:19-22 |
| Provisión de agua para un gran ejército | Moab | 2Re 3:16-20 | |
| El aceite de la viuda multiplicado | Suplirle los medios para que pagara sus deudas | 2Re 4:1-7 | |
| Resurrección del hijo de la sunamita | Recompensa por cuidar del profeta | Sunem | 2Re 4:32-36 |
| Purificación del guisado envenenado | Suplir alimento para los hijos de los profetas | Gilgal | 2Re 4:40-41 |
| Alimentación de cien hombres con veinte panes | Suplir alimento para los hijos de los profetas | Gilgal | 2Re 4:42-44 |
| La lepra de Naamán curada | Debido a su fe | Río Jordán | 2Re 5:10-14 |
| Giezi se vuelve leproso | Castigarlo por su engaño | Samaría | 2Re 5:24-27 |
| Un hacha flota | Jordán | 2Re 6:6 | |
| Herida de ceguera una banda de sirios | Rescatar al profeta | Dotán | 2Re 6:19 |
| Puesto en fuga el ejército sirio | Librar a Samaría del sitio | Samaría | 2Re 7:6-7 |
| El muerto que resucitó al tocar los restos de Elíseo | 2Re 13:20-21 | ||
| El ejército de Senaquerib destruido | Librar a Jerusalén como pidió Ezequías | Jerusalén | 2Re 19:35 |
| El sol retrocede | Probar lo dicho por el profeta | Jerusalén | 2Re 20:9-11 |
| Uzías se vuelve leproso | Castigarlo por usurpar las funciones del sacerdocio | Jerusalén | 2Cr 26:19-21 |
| Tres jóvenes hebreos librados del horno de fuego ardiendo | Confirmar el poder y la providencia de Dios | Babilonia | Dan 3:19-27 |
| Daniel librado de los leones | Confirmar el poder y la providencia de Dios | Babilonia | Dan 6:16-23 |
| Jonás en el vientre del gran pez | Castigar su desobediencia | Mediterráneo | Jon 1:17 |
| Liberación de Jonás | Respuesta a su arrepentimiento | Mediterráneo | Jon 2:1-10 |
ORACIONES CONTESTADAS EN LA BIBLIA
| SOLICITANTE | PETICIÓN | REFERENCIA |
| Abram | Un heredero porque no tiene hijo | Gén 15:1-6 |
| Lot | Permiso para escapar a Zoar | Gén 19:18-22 |
| Eliezer | Éxito de su misión | Gén 24:12-14 |
| Isaac | Hijos | Gén 25:21; Gén 25:24-26 |
| Jacob | Ser librado de su hermano | Gén 32:9; Gén 33:4 |
| Israel | La bendición de Dios, por la cual lucha con él toda la noche | Gén 32:24-30 |
| Los israelitas | Libertad de la esclavitud | Éxo 2:23-25 |
| Moisés | Ver la Tierra Prometida | Deu 3:25; Deu 34:1-4 |
| Los israelitas | Poder para vencer al rey de Canaán | Jue 4:3-23 |
| Gedeón | Señales de que tendrá éxito | Jue 6:36-40 |
| Sansón | Agua para apagar su sed | Jue 15:18-19 |
| Sansón | Fuerza para vengarse de los filisteos | Jue 16:28-30 |
| Ana | Un hijo | 1Sa 1:10-28 |
| David | La bendición de Dios sobre su casa para siempre | 2Sa 7:1-29 |
| Salomón | Un corazón entendido (sabiduría) | 1Re 3:6-14 |
| Elias | Triunfo de Dios sobre Baal | 1Re 18:36-38 |
| Elíseo | Que quede ciego un ejército sirio | 2Re 6:17-23 |
| Joacaz | Ser librado de los sirios | 2Re 13:4-5 |
| Ezequías | Protección contra Senaquerib | 2Re 19:15 |
| Ezequías | Recuperación de una grave enfermedad | 2Re 20:1-21 |
| Jabes | La bendición divina | 1Cr 4:10 |
| Los rubenitas | Victoria en una batalla próxima | 1Cr 5:18-22 |
| El ejército de Abías | Victoria sobre Jeroboam | 2Cr 13:14-18 |
| Asa | Ayuda contra los etíopes | 2Cr 14:11-15 |
| Josafat | Victoria sobre los sirios | 2Cr 18:31 |
| Josafat | Protección contra sus enemigos | 2Cr 20:6-27 |
| Manasés | Ser librado de los asirios | 2Cr 33:12-13 |
| Nehemías | Ser defendido de Sanbalat y Tobías | Neh 4:1-23 |
| Agur | Moderación en sus deseos | Pro 30:1-33 |
| Jonás | Ser librado del gran pez | Jon 2:1-10 |
| Zacarías | Un hijo | Lev 1:13 |
ORACIONES CONTESTADAS EN LA BIBLIA
| SOLICITANTE | PETICIÓN | REFERENCIA |
| El ladrón crucificado | Ser recordado por Jesús | Luc 23:42-43 |
| Los apóstoles | Indicación del escogido de Dios | Hch 1:15-26 |
| La iglesia | Protección contra persecución | Hch 4:23-31 |
| Cornelio | Favor e iluminación divinos | Hch 10:1-4 |
|
ORACIONES DE INTERCESIÓN |
|
INTERCESOR |
BENEFICIARIO |
REFERENCIA |
| Abraham | Ismael | Gén 17:18-20 |
| Abraham | Sodoma y Gomorra | Gén 18:20-32 |
| Abraham | Abimelec y su familia | Gén 20:17 |
| Moisés | Faraón (cuatro veces) | Éxo 8:12-13; Éxo 8:30-31; Éxo 9:33; Éxo 10:18-19 |
| Moisés | Los israelitas (cinco veces) | Éxo 32:11-14; Éxo 32:31-34; Éxo 33:15-17; Núm 11:2; Núm 14:13-20; Núm 21:7-8 (véase Sal 106:23) |
| Moisés | María (Miriam) | Núm 12:11-14 |
| Samuel | Los israelitas | 1Sa 7:5-12 |
| Salomón | El templo y el pueblo: que Dios los favorezca | 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-3 |
| Un profeta | El rey: que sea sanada su mano | 1Re 13:6 |
| Elias | El hijo de la viuda: que resucite | 1Re 17:20-23 |
| Elíseo | El hijo de la sunamita: que resucite | 2Re 4:33-35 |
| Ezequías | Los que habían comido la pascua sin santificarse | 2Cr 30:18-20 |
| Los levitas | El pueblo | 2Cr 30:27 |
| Esdras | El pueblo | Esd 9:1-15 |
| Nehemías | El remanente en cautividad | Neh 1:1-11 |
| Jeremías | El pueblo: que se alivie la gran hambre que padece (respuesta negativa) | Jer 14:1-22 |
| Jeremías | El remanente de Judá | Jer 42:1-22 |
| Daniel | Jerusalén: que sea restaurada | Dan 9:20-23 |
| Habacuc | La obra de Dios: que sea avivada | Hab 3:1-19 |
| Pedro | Dorcas: que resucite | Hch 9:40 |
| La iglesia | Pedro: que sea librado de la cárcel | Hch 12:5-12 |
| Pablo | El padre de Publio | Hch 28:8 |
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Historia del Reinado de Salomón (c.1-11).
Abisag, sunamíta (1:1-4).
1 Era ya viejo el rey David, entrado en años, y, por más que le cubrían con ropas, no podía entrar en calor. 2 Dijéronle entonces sus servidores: “Que busquen para mi señor el rey una joven virgen que le cuide y le sirva; durmiendo en su seno, el rey mi señor entrará en calor.” 3 Buscaron por toda la tierra de Israel una joven hermosa, y hallaron a Abisag, sunamita, y la trajeron al rey. 4 Era esta joven muy hermosa y cuidaba al rey y le servía, pero el rey no la conoció.
A partir del incesto de Amnón (2 Sal 13:1ss) los síntomas del cansancio y de la vejez se manifiestan cada vez más sobre David. Entra en el libro 2 de Samuel con una energía y vitalidad extraordinarias, y sale con el ánimo amargado, triste, encanecido. Cuando el autor del libro de los Reyes recoge el hilo de la historia de David, contaba éste cerca de setenta años (2:11; 2Sa 5:4). La mala circulación de la sangre restaba vida y calor a su organismo desgastado. Conforme a una creencia y a una práctica antiguas l, sus servidores, o sus médicos, según Flavio Josefo 2, le aconsejaron la compañía de una muchacha virgen (betulah) que le cuidara y sirviera. La elección recayó sobre una muchacha de Sunam, hoy Sulam, perteneciente a la tribu de Isacar (Jos 19:18; 1Sa 28:4; Can 7:1)·
Anota el texto que David no la conoció, eufemismo para significar e no tuvo con ella relaciones sexuales (Gen 4:1; Gen 17:25; 1Sa 1:19), o que, en cierta medida, desvirtúa el alcance de las pretensiones fe Adónías sobre ella (1Sa 2:17).
Pretensiones de Adónías al trono (1Sa 1:5-14).
5 Adónías, hijo de Jaguit, había levantado sus pensamientos, y decía: “Yo reinaré.” Se había hecho con carros y caballos y cincuenta hombres que corrieran delante de él; 6 y su padre nunca se lo había reprochado, diciéndole: “¿Por qué haces eso?” Era, además, Adónías de hermosa presencia y había nacido después de Absalón. 7 Se entendía con Joab, hijo de Sarvia, y con Abiatar, sacerdote, que se hicieron partidarios suyos; 8 pero el sacerdote Sadoc, Banayas, hijo de Joyada; Natán, profeta; Semeí, amigo de David; Reí y los valientes de David no le seguían. 9 Inmoló Adónías ovejas, bueyes y becerros cebados junto a la piedra de Zojelet, que está al lado de En-Roguel, e invitó a todos sus hermanos y a todos los hombres de Judá que estaban al servicio del rey; 10pero no invitó a Natán, profeta; ni a Banayas, ni a los valientes, ni a Salomón, su hermano. 11 Entonces dijo Natán a Betsabé, madre de Salomón: “¿No sabes que Adónías, hijo de Jaguit, pretende reinar sin que nuestro señor David lo sepa? 12 Ven, pues, y sigue ahora mi consejo, para que salves tu vida y la de tu hijo Salomón. 13 Ve y entra al rey David y dile: ¡Oh rey, mi señor! ¿No has jurado tú a tu sierva, diciendo: Salomón, tu hijo, reinará después de mí, él se sentará sobre mi trono? ¿Cómo, pues, reina Adónías? 14 Y mientras tú hablas con el rey, entraré yo detrás y confirmaré tus palabras.”
La vida de David se apagaba por momentos y no había señalado todavía al heredero. Para Saúl y David fue la unción real privilegio personal, pero con David la monarquía se había estabilizado. El sucesor, según la promesa divina (2Sa 7:12-16; 2Sa 16:1-2), sería de ascendencia davídica. ¿A cuál de sus hijos legaría David el reino? Amnón, el primogénito, murió asesinado por Absalón (2Sa 13:28-29); a Absalón le atravesó Joab con una lanza (2Sa 18:14); de Kileab se conserva tan sólo el nombre, creyéndose que murió joven (2Sa 3:3; 1Cr 3:1); el hijo mayor que le quedaba era Adónías.
Viendo éste que su padre no se pronunciaba explícitamente, amparándose en la presunción de que debía su ceder le el hijo mayor (1Sa 20:31), invocó públicamente, ignorándolo su padre, los derechos que tenía al trono. Este incidente puso al descubierto las intrigas que existían en palacio. Dos bandos habíanse constituido sobre la sucesión de David; unos, acaudillados por Joab, Abiatar y los príncipes de Judá, defendían la causa de Adónías. Representaban ellos la tradición de Hebrón, según la cual tocaba al hijo rnayor suceder al padre en el trono. El partido contrario, con Banayas, jefe de la guardia real; Sadoc, sacerdote de Gabaón, y el profeta Natán, defendían la causa de Salomón. En el fondo de estas disensiones, aparte de los intereses creados y de las ambiciones personales, este segundo partido buscaba la manera de separar la monarquía de la excesiva influencia ejercida por las grandes familias de Judá. La cuestión que no resolvió el rey, ni los dos partidos mencionados atreviéronse a plantear públicamente, la decidió una imprudencia de Adonías, hijo de Jaguit (2Sa 3:4).
Hacía días que Adonías abrigaba en su corazón el convencimiento de que el trono era para él. Como hijo de un rey oriental y al estilo de las cortes paganas, Adonías se había hecho con caballos (2Sa 8:4; 2Sa 10:18), carros y cincuenta jóvenes que corrían delante de él a manera de vistosa escolta (1Sa 8:11; 2Sa 15:1). Esta vida fastuosa no era del agrado de todos; el autor sagrado recrimina de ella al padre, que, débil para con sus hijos (2Sa 18:5; 2Sa 19:1), no les reprendió a tiempo (1Sa 2:29). La buena estampa (2Sa 14:25) de Adonías contribuyó a granjearle amigos de su causa; seguía a Absalón en edad, pero era hijo de distinta madre (2Sa 3:3-4)·
Adonías reunióse con sus partidarios más influyentes en En Roguel (Jos 15:7; Jos 18:16; 2Sa 17:17), fuente conocida hoy día con el nombre de Bir Ayub, al sudeste de Jerusalén. Junto a la fuente había una grande piedra llamada haz zoheleth, de la rampa. Sobre la misma inmoló Adonías gran cantidad de ovejas, bueyes y becerros, que comieron todos los invitados a la fiesta (2Sa 15:12). El lugar y la ocasión eran propicios para adelantar el nombramiento de rey o de sucesor de su padre en el trono. En-Roguel estaba muy cerca de Jerusalén y, al mismo tiempo, era lugar apartado, tranquilo y fuera del alcance de los espías que el partido contrario podía mandar. En el banquete tomaron parte todos los prohombres de Judá. En el curso del mismo, por efecto del vino y por el entusiasmo que el joven príncipe despertaba entre los comensales, oyéronse gritos de “¡Viva el rey!” adelantándose al veredicto definitivo de David.
Enteráronse del banquete y de sus incidencias los del partido contrario, que decidieron obrar inmediatamente con el fin de atajar en sus comienzos el movimiento subversivo de Adonías. Natán fue el encargado de pasar al contraataque, valiéndose de Betsabé como de intermediaria. Le hace saber que el triunfo de Adonías ponía en peligro su vida y la de su hijo Salomón. Del juramento que, según el texto, hizo David a Betsabé en favor de su hijo no tenemos noticia alguna en otros textos, de lo que no se sigue que no lo hiciera.
Natán cree que Betsabé era la persona más indicada para notificar al rey – que acaso guardaba cama habitualmente (v.1) la rebelión de Adonías. Una vez hubiera ella expuesto al rey la situación,, entraría Natán para completar la obra. El partido contrario había mandado espías al banquete de En-Roguel, como lo demuestra el hecho de que manifiesta conocer Natán detalles, que el texto no mencionó al dar cuenta del mismo.
Betsabé y Natán ante David (2Sa 1:15-37).
15 Betsabé fue a la cámara del rey. Estaba ya muy viejo y le servía Abisag, la sunamita. 16 Inclinóse y prosternóse ante el rey, que le preguntó: “¿Qué quieres?” 17 Ella le respondió: “¡Oh señor! Tú has jurado a tu sierva por Yahvé, diciendo: “Salomón, tu hijo, reinará después de mí; él se sentará sobre mi trono; 18 y he aquí que Adonías se ha hecho rey sin que tú, mi señor, el rey, sepas nada. 19 Ha inmolado bueyes, becerros cebados y ovejas en gran número, y ha invitado a todos los hijos del rey, a Abiatar, sacerdote; a Joab, jefe del ejército; pero no ha invitado a Salomón, tu siervo. 20 En tanto, los ojos de todo Israel están puestos en ti, ¡oh rey! mi señor, esperando que tú declares quién es el que se ha de sentar sobre el trono del rey mi señor después de él; 21 pues de lo contrario, cuando el rey mi señor se duerma con sus padres, mi hijo Salomón y yo seremos detenidos por culpables.” 22 Mientras todavía esta ba ella hablando con el rey, llegó Natán, profeta. 23 Se lo anunciaron a David, diciendo: “Natán, profeta, está ahí.” Entró a la presencia del rey y se prosternó ante él, rostro a tierra, 24 y dijo: “Oh rey mi señor! ¿Has dicho tú: Adonías reinará después de mí y se sentará sobre mi trono ? 25 Porque hoy ha bajado y ha inmolado bueyes, becerros cebados y ovejas en gran número, y ha invitado a todos los hijos del rey, y a Joab, general del ejército, y al sacerdote Abiatar, que están comiendo y bebiendo con él y han dicho: ¡Viva Adonías rey! 26 Pero ni me ha invitado a mí, tu siervo; ni al sacerdote Sadoc, ni a Banayas, hijo de Joyada; ni a Salomón, tu siervo. 27 ¿Se ha hecho esto por voluntad del rey mi señor, sin dar a saber a tus siervos quién es el que se ha de sentar en el trono del rey mi señor después de él?” 28El rey David respondió: “Que venga Betsabé.” Entró ella y se puso ante el rey, 29 y el rey hizo este juramento: “Vive Yahvé, que libró mi alma de toda angustia, 30 que así como he jurado por Yahvé, Dios de Israel, diciendo: Salomón, tu hijo, reinará después de mí y se sentará en mi trono en lugar mío, ahora mismo lo haré.” 31Betsabé se inclinó rostro a tierra, prosternándose ante el rey, y dijo: “Viva por siempre mi señor el rey David.” 32Luego dijo el rey: “Que vengan Sadoc, sacerdote; Natán, profeta, y Banayas, hijo de Joyada.” Cuando estuvieron éstos en presencia del rey, 33El rey les dijo: “Tomad con vosotros a los servidores de vuestro señor, montad a mi hijo Salomón sobre mi mula y bajadle a Guijón. 34 Allí el sacerdote Sadoc y Natán, profeta, le ungirán rey de Israel, y tocaréis las trompetas, gritando: ¡Viva el rey Salomón! 35 Después volveréis a subir tras él y se sentará en mi trono para que reine en mi lugar, pues a él le instituyo jefe de Israel y de Judá.” 36 Banayas, hijo de Joyada, respondió al rey: “Amén. Hágalo así Yahvé, el Dios de mi señor el rey, 37 y como estuvo Yahvé con el rey mi señor, esté igualmente con Salomón y alce su trono sobre el trono de mi señor el rey David.”
Pone de relieve el texto sagrado el estado de postración en que se encontraba el rey, condición esta muy apta para dejarse influenciar por el último que le hablara. Betsabé quería que el rey hiciera público el juramento que en otra ocasión le hizo en privado, recordándole que, de no renovarlo pronto, Salomón perdería el trono y la vida. Adonías ha levantado la bandera de la rebelión ayudado por los más influyentes de su partido; al excluir a los contrarios del banquete, ha demostrado que piensa reinar a pesar de éstos y en contra de los mismos. Con ello rompe Adonías la unidad del reino, que David ha defendido y conservado con tanto tesón. En estos momentos, añade Betsabé, todo Israel está pendiente de una palabra del rey que determine de manera clara la persona de su sucesor.
El profeta Natán (2Sa 12:1ss) se presentó al palacio y, obtenido el permiso para entrar a su presencia, abordaba al monarca con un razonamiento habilidísimo. Adonías ha organizado un banquete, al que ha convidado a los de su partido, excluyendo a otras personalidades relevantes del reino. ¿Es que el rey, sigue argumentando Natán, ha autorizado el banquete y los gritos de “¡Viva el rey!” ocultando a sus siervos su voluntad acerca del que debía sucederle a su muerte? Además, contando Natán con el juramento hecho por David de entregar a su muerte el trono a Salomón, le hace ver que, al autorizar la proclamación de Adonías por rey de Judá y de Israel, era un perjuro, y que obraba por sí y ante sí, sin consultar la voluntad divina, que en otras ocasiones se manifestó por mediación suya (2Sa 12:1ss). Reaccionando David ante las noticias alarmantes que le habían comunicado, repite y confirma públicamente el juramento hecho antes en privado en favor de Salomón.
Como despertando de un letargo, David dio orden de que se acercaran Sadoc, Natán y Banayas, a los que impartió la orden de que montaran a Salomón sobre la muía real (2Sa 13:29; 2Sa 18:9), le llevaran a Guijón y le ungieran allí Sadoc y Natán, proclamándolo rey al son de las trompetas. En la antigüedad era el asno el animal preferido para los viajes Que 10:4; 12:14); tenía el rey a su disposición una mula blanca (2Sa 13:29). El Guijón es la fuente llamada hoy día Ain-sitti-Mariam, al pie de la colina del Ofel, junto al torrente Cedrón y al este de Jerusalén. Adonías había escogido una fuente más alejada de la ciudad; David quiere que el representante del sacerdocio, Sadoc, y Natán, profeta, unjan a Salomón en una más próxima y concurridísima. Ordenó David asimismo que, una vez ungido rey Salomón, con la misma solemnidad y escoltado por su guardia personal regresara a Jerusalén y entrara en palacio a fin de entronizarlo en el trono regio: “Pues a él, dijo David, le instituyo jefe (naguid, 1Sa 13:14; 1Sa 25:30; 2Sa 6:21) de Israel y de Judá” (v.35) 3.
Unción de Salomón (2Sa 1:38-40).
38 Bajó el sacerdote Sadoc con Natán, profeta; Banayas, hijo de Joyada; los cereteos y los feleteos, y, montando a Salomón sobre la mula de David, le llevaron a Guijón; 39 y tomando Sadoc, sacerdote, el cuerno de óleo del tabernáculo, ungió a Salomón al son de las trompetas, y gritó todo el pueblo: “¡Viva Salomón rey!” 40 Después subió con él todo el pueblo, tocando las flautas y haciendo gran fiesta, y parecía retemblar la tierra con sus aclamaciones.
Cumpliéronse las órdenes de David. Sadoc, en calidad de sumo sacerdote, consagró al nuevo rey, con la asistencia de Natán y de los soldados de la guardia real (2Sa 8:18; 2Sa 15:18; 2Sa 20:7), que, a partir de este momento, se convierte en guardia de Salomón. Desde ahora el hijo de Betsabé es un mesias, un ungido del Señor (2Sa 1:14-16; 2Sa 19:22; 2Sa 23:1; 2Cr 6:4). El aceite para las unciones reales conservábase en un cuerno (1 Sam 16:1-.13); el que utilizó Sadoc procedía del tabernáculo donde David había colocado provisionalmente el arca de la alianza (2Sa 6:17). Durante la ceremonia tocóse el sofar, trompeta de cuerno de borrego o de buey debidamente trabajado, que se empleaba para convocar al pueblo a las ceremonias sagradas y para una movilización general (Lev 23:24). Un entusiasmo grande reinó entre el público asistente al acto, que contagió a los de la ciudad. La cosa no era para menos, ya que se había asegurado la descendencia davídica en el trono, salvándose al mismo tiempo la unidad nacional. David podía morir tranquilamente, porque Israel tenía ya un joven rey.
Huida de los conjurados (Lev 1:41-53).
41 Oyólo Adonías, así como sus invitados, cuando terminaba su banquete; y Joab, al oír el sonido de las trompetas, dijo: “¿Por qué con tanto estrépito se alborota la ciudad?” 42 Todavía estaba él hablando, cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. Díjole Adonías: “Acércate, que tú eres un valiente, y de seguro traerás buenas nuevas.” 43 Respondió Jonatán a Adonías: 44 “De cierto que nuestro señor el rey David ha hecho rey a Salomón. Ha enviado con él a Sadoc, sacerdote; Natán, profeta; Banayas, hijo de Joyada; los cereteos y feleteos; y le han hecho montar sobre la muía del rey; 45 y Sadoc, sacerdote, y Natán, profeta, le han ungido rey en Guijón, y de allí han subido con grandes muestras de júbilo, y toda la ciudad está en conmoción; ése es el alboroto que habéis oído. 4ó Además, Salomón se ha sentado en el trono real, 47 y los servidores del rey han ido a felicitar al rey David, diciendo: “Que haga tu Dios el nombre de Salomón más grande que el tuyo y eleve su trono sobre tu trono.” 48 El rey mismo se prosternó en su lecho y habló así: “Bendito Yahvé, Dios de Israel, que ha hecho sentarse hoy sobre mi trono un sucesor de mi descendencia, viéndolo mis ojos.” 49 Todos los convidados de Adonías se llenaron de miedo y, levantándose, fuéronse cada uno por su lado. 50Adonías, temiendo de Salomón, se levantó y fue al tabernáculo de Yahvé a tomarse de los cuernos del altar. 51Vinieron a decir a Salomón: “Adonías tiene miedo del rey Salomón y ha ido a tomarse de los cuernos del altar, diciendo: “Que el rey Salomón me jure hoy que no hará morir por la espada a su siervo.” 52 Salomón respondió: “Si él se porta lealmente, ni uno de sus cabellos caerá a tierra; pero si algo malo trama, morirá.” 53 Mandó, pues, Salomón gentes que le hicieron bajar del altar, y Adonías vino a postrarse ante el rey Salomón, que le dijo: “Vete a tu casa.”
Los acontecimientos se precipitaron. Todavía estaban banqueteando los conjurados, cuando Salomón regresaba a la ciudad ceñida la cabeza con la doble corona de Judá y de Israel, empezando a reinar desde aquel momento (Lev 16:11; 2Re 13:13). De la fuente de Guijón a la de En-Roguel hay una distancia de 760 metros, pero la configuración del terreno no permitía que de una se divisara la otra. Adonías oyó el griterío, pero no vio el acto que se desarrollaba a unos centenares de metros más al norte. Jonatán, hijo del sumo sacerdote, partidario de Adonías, contó lo que ocurría, añadiendo que la corte había reconocido ya al nuevo monarca y que David, postrado en su lecho, como otro Jacob moribundo (Gen 47:31), lo había confirmado como sucesor suyo, congratulándose de haberlo podido ver con sus propios ojos.
Nada había ocultado Jonatán de cuanto había sucedido; sus palabras, tajantes y certeras, destrozaron las esperanzas de Adonías y sembraron el pánico entre los comensales, ya que, conforme a las costumbres antiguas orientales, la amenaza de muerte colgaba sobre la cabeza de los del partido derrotado (v.21). Esto temía Adonías, que para salvar su vida marchó al tabernáculo de Yahvé, acogiéndose al derecho de asilo (Exo 21:14). En otros pueblos antiguos, fenicios, griegos y romanos, tenía también el altar cuatro cuernos (Exo 27:2), que simbolizaban la fuerza de Dios. También fuera de Israel existían ciudades sagradas a las que podían refugiarse los perseguidos por la justicia. En Israel, además del altar existían las ciudades de refugio (Exo 21:14; Num 35:9-15; Jos 20:1ss). A este mismo derecho se acogerá más tarde Joab. Mandó Salomón que Adonías marchara a su casa, significándole que le separaba de palacio y que perdía su favor. No era prudente que Salomón iniciara su reinado con la muerte de los jefes de la oposición, imitando en esto la política de su padre David.
Fuente: Biblia Comentada
El primer y segundo libros de los Reyes
TítuloPrimero y Segundo Reyes eran originalmente un libro llamado en el texto hebreo: «Reyes», de la primera palabra en el 1Re 1:1. La traducción griega del AT, la Septuaginta (LXX), dividió el libro en dos, y esto fue seguido por la versión de la Vulgata latina (Vg.) y las traducciones en castellano. La división fue por la conveniencia de copiar este libro extenso en pergaminos y códices y no se basó en características de contenido. Las Biblias hebreas modernas titulan los libros «Reyes A» y «Reyes B». La LXX y la Vg. relacionaron a Reyes con los libros de Samuel, y por esto los títulos en la LXX son «El tercer y cuarto libro de Reinos» y en la Vg. «Tercero y cuarto Reyes». Los libros de 1 y 2 Samuel y 1 y 2 Reyes combinados son una crónica de la historia entera del reinado de Judá e Israel desde Saúl hasta Sedequías. Primero y Segundo Crónicas proveen únicamente la historia de la monarquía de Judá.
Autor y fecha
La tradición judía propuso que Jeremías escribió Reyes, aunque esto es poco probable debido a que el acontecimiento final registrado en el libro (vea 2Re 25:27-30) ocurrió en Babilonia en el 561 a.C. Jeremías nunca fue a Babilonia, sino a Egipto (Jer 43:1-7), y habría tenido por lo menos ochenta y seis años de edad por el 561 a.C. De hecho, la identidad del autor no nombrado permanece desconocida. Debido a que el ministerio de los profetas es enfatizado en Reyes, parece que el autor con mucha probabilidad era un profeta no mencionado quien vivió en el exilio con Israel en Babilonia.
Reyes fue escrito entre el 561 538 a.C. Debido a que el último acontecimiento narrado en el libro (2Re 25:27-30) establece la fecha más temprana posible de término y debido a que no hay registro del fin de la cautividad babilónica en Reyes, la liberación del exilio (538 a.C.) identifica la fecha de escritura más tardía posible. Esta fecha es algunas veces retada a la luz de las afirmaciones «hasta hoy» en 1Re 8:8; 1Re 9:13; 1Re 9:20-21; 1Re 10:12; 1Re 12:19; 2Re 2:22; 2Re 8:22; 2Re 10:27; 2Re 14:7; 2Re 16:6; 2Re 17:23; 2Re 17:34; 2Re 17:41; 2Re 21:15. No obstante, es mejor entender estas afirmaciones como aquellas de las fuentes usadas por el autor, en lugar de afirmaciones del autor mismo.
Es claro que el autor usó una variedad de fuentes al recolectar la información de este libro, incluso «el libro de los hechos de Salomón» (1Re 11:41), «las historias de los reyes de Israel» (1Re 14:19; 1Re 15:31; 1Re 16:5; 1Re 16:14; 1Re 16:20; 1Re 16:27; 1Re 22:39; 2Re 1:18; 2Re 10:34; 2Re 13:8; 2Re 13:12; 2Re 14:15; 2Re 14:28; 2Re 15:11; 2Re 15:15; 2Re 15:21; 2Re 15:26; 2Re 15:31), y «las crónicas de los reyes de Judá» (1Re 14:29; 1Re 15:7; 1Re 15:23; 1Re 22:45; 2Re 8:23; 2Re 12:19; 2Re 14:18; 2Re 15:6; 2Re 15:38; 2Re 16:19; 2Re 20:20; 2Re 21:17; 2Re 21:25; 2Re 23:28; 2Re 24:5). Además, Isa 36:1-22; Isa 37:1-38; Isa 38:1-22; Isa 39:1-8 proveyó información usada en 2Re 18:9-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-19, y Jer 52:31-34 parece ser la fuente para 2Re 25:27-29. Esta explicación presenta un solo autor inspirado, viviendo en Babilonia durante el exilio, usando estos materiales como fuentes preexílicas que estaban a su disposición.
Contexto histórico
Una distinción debe ser hecha entre el contexto de las fuentes de los libros y el del autor de los libros. El material de las fuentes fue escrito por participantes y testigos oculares de los acontecimientos. Fue una información relevante, la cual era históricamente precisa con respecto a los hijos de Israel, desde la muerte de David y la subida al trono de Salomón (971 a.C.) a la destrucción del templo y Jerusalén por los babilonios (586 a.C.). De esta manera, Reyes rastrea las historias de dos conjuntos de reyes y dos naciones de personas desobedientes, Israel y Judá, y ambas estaban volviéndose más y más indiferentes a la ley de Dios y sus profetas e iban camino a la cautividad.
El libro de Reyes no solo es historia precisa, sino historia interpretada. El autor, un exiliado en Babilonia, deseaba comunicar las lecciones de la historia de Israel a los exiliados. Específicamente, él le enseñó a la comunidad en el exilio la razón por la que el juicio del Señor había venido. El escritor estableció al principio de su narración que el Señor requería obediencia por parte de los reyes a la ley mosaica, si su reino iba a recibir su bendición; la desobediencia traería exilio (1Re 9:3-9). La triste realidad que la historia reveló fue que todos los reyes de Israel y la mayoría de los reyes de Judá hicieron «lo malo ante los ojos de Jehová». Estos reyes malos eran apóstatas, que guiaron a su pueblo al pecado al no confrontar la idolatría, sino al apoyarla. Debido al fracaso de los reyes, el Señor envió a sus profetas para confrontar tanto a los monarcas como al pueblo con su pecado y su necesidad de regresar a Él. Debido a que el mensaje de los profetas fue rechazado, los profetas predijeron que la(s) nación(es) serían llevadas al exilio (2Re 17:13-23; 2Re 21:10-15). Al igual que toda profecía pronunciada por los profetas en Reyes, esta palabra del Señor se cumplió (2Re 17:5-6; 2Re 25:1-11). Por lo tanto, Reyes interpretó la experiencia de exilio del pueblo y les ayudó a reconocer por qué habían sufrido el castigo de Dios por la idolatría. También explicó que así como Dios había mostrado misericordia a Acab (1Re 22:27-29) y a Joaquín (2Re 25:27-30), así también estaba dispuesto a mostrarles misericordia.
El contexto geográfico predominante de Reyes es la tierra entera de Israel desde Dan hasta Beerseba (1Re 4:25), incluso el Transjordán. Cuatro naciones invasoras jugaron un papel dominante en la vida de Israel y Judá desde el 971 al 561 a.C. En el décimo siglo a.C., Egipto impactó la historia de Israel durante los reinados de Salomón y Roboam (1Re 3:1; 1Re 1:14-22; 1Re 1:40; 1Re 12:2; 1Re 14:25-27). Siria (Aram) presentó una gran amenaza para la seguridad de Israel durante el siglo noveno a.C., ca. 890 800 a.C. (1Re 15:9-22; 1Re 20:1-34; 1Re 22:1-4; 1Re 22:29-40; 2Re 6:8-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:7-15; 2Re 10:32-33; 2Re 12:17-18; 2Re 13:22-25). Los años ca. desde 800 750 a.C. fueron medio siglo de paz y prosperidad para Israel y Judá, porque Asiria neutralizó a Siria y no amenazó al sur. Esto cambió durante el reinado de Tiglat-pileser III (2Re 15:19-20; 2Re 15:29). Desde la mitad del siglo octavo hasta la última parte del siglo séptimo a.C., Asiria aterró a Palestina, conquistando finalmente y destruyendo a Israel (el reino del norte) en el 722 a.C. (2Re 17:4-6) y sitió a Jerusalén en el 701 a.C. (2Re 18:17-37; 2Re 19:1-37). Desde el 612 hasta el 539 a.C., Babilonia fue la potencia dominante en el mundo antiguo. Babilonia invadió a Judá (el reino del sur) tres veces, con la destrucción de Jerusalén y del templo ocurriendo en el 586 a.C. durante ese tercer ataque (2Re 24:1-20; 2Re 25:1-21).
Temas históricos y teológicos
Reyes se concentra, entonces, en la historia de los hijos de Israel desde el 971 a.C. hasta el 561 a.C. 1Re 1:1 1Re 11:43 se enfoca en la accesión y reinado de Salomón (971 931 a.C.). Los dos reinos divididos de Israel y Judá (931 722 a.C.) son considerados en 1Re 12:1; 2Re 17:41. El autor ordenó el material de una manera distintiva al hacer que la narración siga a los reyes tanto en el norte como en el sur. Para cada rey descrito, está el siguiente marco literario. Todo rey es presentado con: 1) su nombre y relación a su predecesor; 2) su fecha de accesión en relación al año del gobernante contemporáneo en el otro reino; 3) su edad al llegar al trono (únicamente para los reyes de Judá); 4) la duración de su reinado; 5) su lugar de reinado; 6) el nombre de su madre (únicamente para Judá); y 7) evaluación espiritual de su reinado. Esta introducción es seguida de una narración de los acontecimientos que ocurrieron durante el reinado de cada rey. Los detalles de su narración varían mucho. Cada reinado concluye con: 1) una cita de fuentes; 2) notas históricas adicionales; 3) noticia de muerte; 4) noticia de sepultura; 5) el nombre del sucesor; y 6) en unas pocas instancias, una posdata añadida (p. ej., 1Re 15:32; 2Re 10:36). 2Re 18:1 2Re 25:21 se enfoca en el tiempo en el que Judá sobrevivió por sí sola (722 586 a.C.). Dos párrafos de conclusión hablan de acontecimientos después del exilio babilónico (2Re 25:22-30).
Tres temas teológicos son enfatizados en Reyes. En primer lugar, el Señor juzgó a Israel y a Judá debido a su desobediencia a su ley (2Re 17:7-23). Esta infidelidad por parte del pueblo fue incrementada por la apostasía de los reyes malos que los guiaron a la idolatría (2Re 17:21-22; 2Re 21:11), y entonces el Señor ejerció su ira justa en contra de su pueblo rebelde. En segundo lugar, la palabra de los verdaderos profetas se cumplió (1Re 13:2-3; 1Re 22:15-28; 2Re 23:16; 2Re 24:2). Esto confirmó que el Señor guardaba su Palabra, aún sus advertencias de juicio. En tercer lugar, el Señor recordó su promesa para con David (1Re 11:12-13; 1Re 11:34-36; 1Re 15:4; 2Re 8:19). Aunque los reyes de la línea davídica probaron ser desobedientes al Señor, Él no llevó a la familia de David a un fin como lo hizo con las familias de Jeroboam I, Omri y Jehú en Israel. Aún cuando el libro cierra, la línea de David aún existe (2Re 25:27-30), entonces hay esperanza para la «simiente» venidera de David (vea 2Sa 7:12-16). El Señor es entonces visto como alguien fiel, y su Palabra es digna de confianza.
Retos de interpretación
El principal reto de interpretación en Reyes tiene que ver con la cronología de los reyes de Israel y Judá. Aunque se presenta información cronológica abundante en el libro de Reyes, esta información es difícil de interpretar por dos razones. En primer lugar, parece haber inconsistencia interna en la información dada. Por ejemplo, 1Re 16:23 afirma que Omri, rey de Israel, comenzó a reinar en el año 31 de Asa, rey de Judá, y que él reinó doce años. Pero de acuerdo a 1Re 16:29, Omri fue seguido por su hijo Acab en el año 38 de Asa, dándole a Omri un reinado de solo siete años, no doce (para ver la resolución, vea la nota sobre 1Re 16:23). En segundo lugar, a partir de fuentes extrabíblicas (griegas, asirias y babilónicas), correlacionadas con información astronómica, una serie confiable de fechas puede ser calculada desde el 892 hasta el 566 a.C. Debido a que se cree que Acab y Jehú, reyes de Israel, son mencionados en registros Asirios, 853 a.C. puede ser fijado como el año de la muerte de Acab y 841 a.C. como el año en el que Jehú comenzó a reinar. Con estas fechas fijadas, es posible ir hacia atrás y hacia adelante para determinar que la fecha de la división de Israel de Judá fue ca. 931 a.C., la caída de Samaria 722 a.C., y la caída de Jerusalén 586 a.C. Pero cuando los años totales de reinados reales en Reyes son sumados, el número para Israel es doscientos cuarenta y un años (no los doscientos diez años del 931 al 722 a.C.) y Judá trescientos noventa y tres (no los trescientos cuarenta y seis años del 931 al 586 a.C.). Es reconocido que en ambos reinos hubieron algunos coreinados, esto es, un período de gobierno durante el cual dos reyes, normalmente padre e hijo, gobernaron al mismo tiempo, y así los años que empalmaron fueron contados dos veces en el total para ambos reyes. Además, diferentes métodos para contar los años del gobierno de un rey y aún diferentes calendarios fueron usados en diferentes ocasiones en los dos reinos, resultando en las aparentes inconsistencias internas. La precisión general de la cronología en Reyes puede ser demostrada y confirmada.
Un segundo importante reto de interpretación tiene que ver con la relación de Salomón con los pactos abrahámico y davídico. 1Re 4:20-21 ha sido interpretado por algunos como el cumplimiento de las promesas dadas a Abraham (cp. Gén 15:18-21; Gén 22:17). No obstante, de acuerdo a Núm 34:6, la frontera occidental de la Tierra Prometida a Abraham era el Mar Mediterráneo. En 1Re 5:1 ss, Hiram es visto como el rey independiente de Tiro (a lo largo del Mediterráneo), tratando con Salomón como un semejante. El imperio de Salomón no fue el cumplimiento de la promesa de la tierra dada a Abraham por parte del Señor, aunque una gran porción de esa tierra estuvo bajo el control de Salomón. Además, las afirmaciones de Salomón en 1Re 5:5 y 1Re 8:20 son sus declaraciones de ser la simiente prometida del pacto davídico (cp. 2Sa 7:12-16). El autor de Reyes sostiene la posibilidad de que el templo de Salomón fue el cumplimiento de la promesa del Señor hecha a David. No obstante, mientras que las condiciones para el cumplimiento de la promesa hecha a David son reiteradas a Salomón (1Re 6:12), es claro que Salomón no cumplió con estas condiciones (1Re 11:9-13). De hecho, ninguno de los reyes históricos en la casa de David cumplió con la condición de obediencia completa que tenía que ser la señal del Prometido. De acuerdo a Reyes, el cumplimiento de los pactos abrahámico y davídico no se llevó a cabo en el pasado de Israel, y así establece el fundamento para los profetas que vendrían más tarde (Isaías, Jeremías, Ezequiel, y los doce) que apuntarían a Israel a una esperanza futura bajo el Mesías cuando los pactos fueran cumplidos (vea Isa 9:6-7).
Bosquejo
Debido a que la división de 1 y 2 Reyes se lleva a cabo arbitrariamente a la mitad de la narración que tiene que ver con el rey Ocozías en Israel, el siguiente bosquejo es tanto para 1 como 2 Reyes.
I) El reino unido: El reinado de Salomón (1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43)
A) El ascenso de Salomón (1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46)
B) El inicio de la sabiduría y riqueza de Salomón (1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34)
C) Las preparaciones para la construcción del templo (1Re 5:1-18)
D) La construcción del templo y la casa de Salomón (1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-9)
E) Más proyectos de construcción de Salomón (1Re 9:10-28)
F) La culminación de la sabiduría y riqueza de Salomón (1Re 10:1-29)
G) El declive de Salomón (1Re 11:1-43)
II) El reino dividido: Los reyes de Israel y Judá (1Re 12:1 – 2Re 17:41)
A) El levantamiento de la idolatría: Jeroboam de Israel / Roboam de Judá (1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31)
B) Reyes de Judá e Israel (1Re 15:1-34; 1Re 16:1-22)
C) La dinastía de Omri y su influencia: El levantamiento y la caída de la adoración de Baal en Israel y Judá (1Re 16:23 2Re 13:25)
1. La introducción de la adoración de Baal (1Re 16:23-34)
2. La oposición de Elías a la adoración de Baal (1Re 17:1-2 Apo 1:18)
3. La influencia de Eliseo con respecto al verdadero Dios (2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-13)
4. El derrocamiento de la adoración de Baal en Israel (2Re 9:14-37; 2Re 10:1-36)
5. El derrocamiento de la adoración de Baal en Judá (2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21)
6. La muerte de Eliseo (2Re 13:1-25)
D) Reyes de Judá e Israel (2Re 14:1-29; 2Re 15:1-38)
E) La derrota y exilio de Israel por parte de Asiria (2Re 16:1-20; 2Re 17:1-41)
III) El reino sobreviviente: Los reyes de Judá (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Re 21:1-26; 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-37; 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-21)
A) El reinado justo de Ezequías (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21)
B) Los reinados impíos de Manasés y Amón (2Re 21:1-26)
C) El reinado justo de Josías (2Re 22:1-20; 2Re 23:1-30)
D) La derrota y exilio de Judá por parte de Babilonia (2Re 23:31-37; 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-21)
IV) Epílogo: La rebelión continua del pueblo y la misericordia continua del Señor (2Re 25:22-30)
Bosquejo
Los reyes de Israel y Judá
| REY | REFERENCIA BÍBLICA |
| Saúl | 1Sa 9:1-27; 1Sa 10:1-27; 1Sa 11:1-15; 1Sa 12:1-25; 1Sa 13:1-23; 1Sa 14:1-52; 1Sa 15:1-35; 1Sa 16:1-23; 1Sa 17:1-58; 1Sa 18:1-30; 1Sa 19:1-24; 1Sa 20:1-42; 1Sa 21:1-15; 1Sa 22:1-23; 1Sa 23:1-29; 1Sa 24:1-22; 1Sa 25:1-44; 1Sa 26:1-25; 1Sa 27:1-12; 1Sa 28:1-25; 1Sa 29:1-11; 1Sa 30:1-31; 1Sa 31:1-13; 1Cr 10:1-14 |
| David | 2 Sa.; 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-9; 1Cr 11:1-47; 1Cr 12:1-40; 1Cr 13:1-14; 1Cr 14:1-17; 1Cr 15:1-29; 1Cr 16:1-43; 1Cr 17:1-27; 1Cr 18:1-17; 1Cr 19:1-19; 1Cr 20:1-8; 1Cr 21:1-30; 1Cr 22:1-19; 1Cr 23:1-32; 1Cr 24:1-31; 1Cr 25:1-31; 1Cr 26:1-32; 1Cr 27:1-34; 1Cr 28:1-21; 1Cr 29:1-30 |
| Salomón | 1Re 2:10-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43; 2Cr 1:1-17; 2Cr 2:1-18; 2Cr 3:1-17; 2Cr 4:1-22; 2Cr 5:1-14; 2Cr 6:1-42; 2Cr 7:1-22; 2Cr 8:1-18; 2Cr 9:1-31 |
| Jeroboam I | 1Re 12:25-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-20 |
| Nadab | 1Re 15:25-31 |
| Baasa | 1Re 15:32-34; 1Re 16:1-7 |
| Ela | 1Re 16:8-14 |
| Zimri | 1Re 16:15-20 |
| Tibni | 1Re 16:21-22 |
| Omri | 1Re 16:21-28 |
| Acab | 1Re 16:29-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-40 |
| Ocozías | 1Re 22:51-53; 2Re 1:1-18 |
| Joram | 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-15 |
| Jehú | 2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36 |
| Joacaz | 2Re 13:1-9 |
| Joás | 2Re 13:10-25 |
| Jeroboam II | 2Re 14:23-29 |
| Zacarías | 2Re 15:8-12 |
| Salum | 2Re 15:13-15 |
| Manahem | 2Re 15:16-22 |
| Pekaía | 2Re 15:23-26 |
| Peka | 2Re 15:27-31 |
| Oseas | 2Re 17:1-41 |
| Roboam | 1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 2Cr 10:1-19; 2Cr 11:1-23; 2Cr 12:1-16 |
| Abiam (Joram) | 1Re 15:1-8; 2Cr 13:1-22 |
| Asa | 1Re 15:9-24; 2Cr 14:1-15; 2Cr 15:1-19; 2Cr 16:1-14 |
| Josafat | 1Re 22:41-50; 2Cr 17:1-19; 2Cr 18:1-34; 2Cr 19:1-11; 2Cr 20:1-37 |
| Joram | 2Re 8:16-24; 2Cr 21:1-20 |
| Ocozías | 2Re 8:25-29; 2Cr 22:1-9 |
| Atalía (reina) | 2Re 11:1-16; 2Cr 22:1-12; 2Cr 23:1-21 |
| Joás | 2Re 11:17-21; 2Re 12:1-21; 2Cr 23:16-21; 2Cr 24:1-27 |
| Amasías | 2Re 14:1-22; 2Cr 25:1-28 |
| Uzías (Azarías) | 2Re 15:1-7; 2Cr 26:1-23 |
| Jotam | 2Re 15:32-38; 2Cr 27:1-9 |
| Acaz | 2Re 16:1-20; 2Cr 28:1-27 |
| Ezequías | 2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Cr 29:1-36; 2Cr 30:1-27; 2Cr 31:1-21; 2Cr 32:1-33 |
| Manasés | 2Re 21:1-18; 2Cr 33:1-20 |
| Amón | 2Re 21:19-26; 2Cr 33:21-25 |
| Josías | 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-30; 2Cr 34:1-33; 2Cr 35:1-27 |
| Joacaz | 2Re 23:31-33; 2Cr 36:1-4 |
| Joacim | 2Re 23:34-37; 2Re 24:1-7; 2Cr 36:5-8 |
| Joaquín | 2Re 24:8-16; 2Cr 36:9-10 |
| Sedequías | 2Re 24:18-20; 2Re 25:1-21; 2Cr 36:11-21 |
ANEXOS
Los reyes del reino dividido
| Judá | Fecha | Israel | Fecha |
| Roboam | 931 913 | Jeroboam I | 931 910 |
| Abiam (Joram) | 913 911 | Nadab | 910 909 |
| Asa | 911 870 | Baasa | 909 886 |
| – | – | Ela | 886 885 |
| – | – | Zimri | 885 |
| – | – | Tibni | 885 880 |
| Josafat | 873 848 | Omri | 885 874 |
| – | – | Acab | 874 853 |
| – | – | Ocozías | 853 852 |
| Joram | 853 841 | Joram | 852 841 |
| Ocozías | 841 | Jehú | 841 814 |
| Atalía (reina) | 841 835 | – | – |
| Joás | 835 796 | – | – |
| – | – | Joacaz | 814 798 |
| Amasías | 796 767 | Joás | 798 782 |
| Uzías (Azarías) | 790 739 | Jeroboam II | 793 753 |
| Jotam | 750 731 | Zacarías | 753 |
| – | – | Salum | 752 |
| Acaz | 735 715 | Manahem | 752 742 |
| – | – | Pekaía | 742 740 |
| Ezequías | 715 686 | Peka | 752 732 |
| – | – | Oseas | 732 722 |
| Manasés | 695 642 | – | – |
| Amón | 642 640 | – | – |
| Josías | 640 609 | – | – |
| Joacaz | 609 | – | – |
| Joacim | 609 597 | – | – |
| Joaquín | 597 | – | – |
| Sedequías | 597 586 | – | – |
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| Resucitados de los muertos | Referencia |
| 1. Hijo de la viuda de Sarepta, resucitado por Elías | 1Re 17:22 |
| 2. Hijo de la mujer sunamita, resucitado por Eliseo | 2Re 4:34-35 |
| 3. Hombre resucitado cuando tocó los huesos de Eliseo | 2Re 13:20-21 |
| 4. Hijo de la viuda de Naín, resucitado por Jesús | Luc 7:14-15 |
| 5. Hija de Jairo, resucitada por Jesús | Luc 8:52-56 |
| 6. Lázaro de Betania, hermano de María y Marta, resucitado por Jesús | Jua 11:1-57 |
| 7. Dorcas, resucitada por Pedro | Hch 9:40 |
| 8. Eutico, resucitado por Pablo | Hch 20:9-12 |
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
– 1Re 11:43 La primera división de Reyes narra el reinado de Salomón. La estructura literaria se centra alrededor de las actividades constructoras de Salomón (1Re 6:1-1 Apo 9:9), y culmina con el fracaso de Salomón en seguir al Señor con todo su corazón (1Re 11:1-43).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
avanzado en días. David tenía setenta años (cp. 2Sa 5:4-5).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
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Las Porciones de 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43.
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO UNIDO (1Sa 8:1-22 al 1Sa 31:1-13; y 2 de Samuel; 1Re 1:1-53 al 1Re 11:1-43; y 1 Crónicas; 2Cr 1:1-17 al 2Cr 9:1-31; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares) podes consultar en 2 de Samuel.
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Las Porciones de 1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 1Re 15:1-34; 1Re 16:1-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-53.
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO (1 de Reyes 12—22; 2 de Reyes 1—17; 2 de Reyes 18—25; 2 de Crónicas 10—36; Abdías; Joel; Jonás; Amos; Oseas; Miqueas; Isaías; Nahum; Sofonías; Habacuc; Jeremías; Lamentaciones) podes consultar en 2 de Reyes.
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Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
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Las Porciones de 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43.
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO UNIDO (1Sa 8:1-22 al 1Sa 31:1-13; y 2 de Samuel; 1Re 1:1-53 al 1Re 11:1-43; y 1 Crónicas; 2Cr 1:1-17 al 2Cr 9:1-31; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares) podes consultar en 2 de Samuel.
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Las Porciones de 1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 1Re 15:1-34; 1Re 16:1-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-53.
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO (1 de Reyes 12—22; 2 de Reyes 1—17; 2 de Reyes 18—25; 2 de Crónicas 10—36; Abdías; Joel; Jonás; Amos; Oseas; Miqueas; Isaías; Nahum; Sofonías; Habacuc; Jeremías; Lamentaciones) podes consultar en 2 de Reyes.
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Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. Nombre, contenido y división
Los que hoy llamamos libros primero y segundo de los Reyes constituían en la Biblia Hebrea un único libro, integrado en la colección de los llamados Profetas Anteriores, tras Josué, Jueces y Samuel; tradicionalmente era atribuido al profeta Jeremías. La división en dos libros, como en el caso de Samuel, es artificial y tardía. Se remonta a la versión griega de los LXX, que reagrupó Samuel y Reyes en cuatro volúmenes titulados los Libros de los Reinos, de forma que 1-2 Re serían los libros 3º y 4º. La versión latina de la Vulgata respetó esta división con el título de Libro de los Reyes, mientras que las versiones modernas vuelven a la denominación original de Samuel y Reyes, aunque todavía mantienen las subdivisiones griega y latina, con lo que tenemos 1-2 Sm y 1-2 Re.
El contenido global de 1-2 Re abarca la historia de los reyes de Israel y de Judá desde la muerte de David (1Re 1:1-53 — 1Re 2:1-46) hasta el exilio de Babilonia (2Re 25:1-30); refiere, en concreto, los más importantes acontecimientos sucedidos en estos largos cuatrocientos años que van desde el 970 a. C. (aproximadamente) hasta el 561 a. C. Todo este amplísimo contenido se divide en tres partes claramente delimitadas:
I. — REINADO DE SALOMÓN (1Re 1:1-53 — 1Re 11:1-43)
– Salomón, sucesor de David (1Re 1:1-53 — 1Re 2:1-46)
– La sabiduría de Salomón (1Re 3:1 — 1Re 4:34)
– Las construcciones de Salomón (1Re 5:1 — 1Re 9:28)
– Fama y riqueza de Salomón (1Re 10:1-29)
– Ocaso y fin del reinado de Salomón (1Re 11:1-43)
II. — HISTORIA DE ISRAEL Y DE JUDÁ (1Re 12:1-33 — 2Re 17:1-41)
– División política y religiosa (1Re 12:1-33 — 1Re 13:1-34)
– Los dos reinos hasta Elías (1Re 14:1-31 — 1Re 16:1-34)
– Historia de Elías (1Re 17:1-24 — 2Re 1:1-18)
– Historia de Eliseo (2Re 2:1-25 — 2Re 8:1-29)
– Historia de Jehú (2Re 9:1-37 — 2Re 10:1-36)
– Historia de Joás (2Re 11:1-21 — 2Re 11:21-20)
– Los dos reinos hasta el fin de Israel (2Re 13:1-25 — 2Re 17:1-41)
III. — ÚLTIMOS REYES DE JUDÁ (2Re 18:1-37 — 2Re 25:1-30)
– Reinado de Ezequías (2Re 18:1-37 — 2Re 20:1-21)
– Reinados de Manasés y Amón (2Re 21:1-26)
– La reforma de Josías (2Re 22:1 — 2Re 23:30)
– Últimos reyes de Judá (2Re 23:31 — 2Re 25:30)
2. Características literarias
a) 1-2 Reyes y la Historia Deuteronomista
Conforme nos adentramos en la lectura de Reyes llaman nuestra atención una serie de rasgos peculiares, tanto en el aspecto literario (repetición constante de un esquema fijo en la presentación de los distintos reyes, fraseología muy similar a la del libro de Deuteronomio en determinados discursos y reflexiones, etc.), como en el ámbito teológico (afinidad con las ideas fundamentales del Dt, importancia del Templo como único santuario legítimo y descalificación sistemática de otros lugares de culto, papel relevante del Libro de la Ley, etc.). Todos estos datos (y otros no menos significativos) han llevado a formular la hipótesis de que 1-2 Re formaría también parte de la gran obra histórico-teológica que ha recibido el nombre de Historia Deuteronomista. (Ver Introducción a Jos, Jue y 1-2 Sm).
b) Las fuentes de los libros de los Reyes
La aportación deuteronomista a esta obra histórica es más redaccional que creativa. Pues, aunque los redactores deuteronomistas incorporaron materiales de cosecha propia, creados a propósito, es mucho mayor la cantidad de material que recogieron, seleccionaron e incluso transformaron a partir de otras fuentes y obras previamente existentes. El conjunto de todos los materiales y fuentes que conforman los libros de los Reyes puede catalogarse, a grandes rasgos, en los cuatro grupos siguientes:
1. Material redaccional deuteronomista. Generalmente es el más reciente y, por tanto, el más fácilmente identificable. Incluye todo lo que es creación y aportación propia de los redactores deuteronomistas, y generalmente se concreta en tres tipos de textos: los sumarios redaccionales, los discursos o reflexiones y las glosas o retoques deuteronomistas.
a) Los sumarios redaccionales enmarcan los informes de cada uno de los reyes de Israel y de Judá y están compuestos por datos de archivo y clichés deuteronomistas. Se diversifican en tres modelos y constan de los siguientes elementos (ver 1Re 14:21; 1Re 14:29-31; 1Re 15:1; 1Re 8:9-11; 1Re 8:23-24):
— Sumario introductorio: que incluye el nombre del rey y el de su padre; el inicio del reinado, sincronizado con el año del reinado del rey vecino; la edad del rey al inicio del reinado (sólo en Judá) y duración del mismo; y el nombre de la madre (sólo en Judá).
— Juicio religioso deuteronomista: absolutamente negativo para los reyes de Israel (con acusada gravedad en Jeroboán I y Ajab) y más variado para los reyes de Judá (absolutamente positivo para Ezequías y Josías; positivo con reparos para otros seis reyes, y negativo para el resto).
— Sumario conclusivo que incluye: la mención de algún hecho relevante del reinado en cuestión; la cita de las fuentes para ampliación de datos; muerte y lugar de la sepultura; el nombre del sucesor.
b) Los discursos o reflexiones deuteronomistas están puestos en boca de algún protagonista o expresados impersonalmente por el redactor anónimo. Suelen aparecer en momentos culminantes de la historia (1Re 8:1-66; 2Re 17:7-23) y generalmente incluyen valoraciones generales y visiones de conjunto de esta historia, formulados a la luz de los principios básicos del Deuteronomio.
c) Las glosas y retoques deuteronomistas constituyen generalmente breves incisos donde los redactores introducen sus comentarios retrospectivos a acontecimientos que más tarde tendrán un significado determinante para los destinos de Israel y de Judá (1Re 13:2; 2Re 13:3-5; 2Re 14:6). Entre estas glosas destacan las llamadas fórmulas de cumplimiento, muy abundantes en los libros de los Reyes.
2. Fuentes históricas oficiales. Entre el material previo a la redacción deuteronomista, destacan tres fuentes históricas citadas explícitamente en los libros de los Reyes: el libro de la Historia de Salomón (1Re 11:41), el libro de los Anales de los reyes de Israel (1Re 14:19) y el libro de los Anales de los reyes de Judá (1Re 14:29). De ellas extrajeron los datos concretos relativos al reinado de cada uno de los reyes y algunos de los episodios más significativos para su propósito. Los eventuales lectores podrán completar su información sobre cada rey en las citadas fuentes.
3. Otras fuentes históricas. No todo el material previo que utilizaron los redactores procedía de fuentes oficiales. Determinados rasgos de composición, estilo y vocabulario permiten identificar otros conjuntos literarios independientes, entre los que cabe destacar:
— La Historia de la Sucesión: 1Re 1:1-53 — 1Re 2:1-46 constituye el desenlace final de la llamada historia de la sucesión al trono de David, actualmente repartida entre 2Sa 9:1-13 — 2Sa 20:1-26 y 1Re 1:1-53 — 1Re 2:1-46.
— Historia de Salomón: Además de los anales oficiales citados en 1Re 11:41, es posible identificar en la historia de este rey (1Re 3:1-28 — 1Re 11:1-43) una serie de relatos que magnifican su sabiduría, sus riquezas y su fama, y que hacen suponer la existencia de una obra (independiente de los anales y de origen sapiencial) escrita poco después de la muerte de Salomón.
— Crónica del Templo, de origen sacerdotal, identificable especialmente en la sección dedicada a la construcción del Templo (1Re 4:21-4 — 1Re 7:1-51) y en otras unidades que hablan de reformas y obras de restauración (2Re 11:21-20; 2Re 16:1-20; 2Re 22:1-20 — 2Re 23:1-37).
— Algunos relatos menores que, como las historias de Jehú (2Re 9:1-37 — 2Re 10:1-36) y de Joás (2Re 11:1-21), la historia de la división (1Re 12:1-33 — 1Re 14:1-31), o las guerras arameas de Ajab (1Re 20:1-43; 1Re 22:1-53), ofrecen características únicas y notablemente distintas del contexto general en que están insertas, lo que hace pensar en unidades previas independientes.
4. Fuentes proféticas. Una de las características más singulares de 1-2 Re es la existencia de amplias secciones literarias protagonizadas por distintos profetas. Además de los dos grandes ciclos de Elías (1Re 17:1-24 — 2Re 1:1-18) y Eliseo (2Re 2:1-25 — 2Re 8:1-29), encontramos otras secciones menores dedicadas a Ajías de Siló (1Re 11:1-43 y 1Re 14:1-31), a dos profetas anónimos de Judá y Betel (1Re 13:1-34), a Miqueas, hijo de Jimlá (1Re 22:1-53) e incluso a Isaías (2Re 18:1-37 — 2Re 20:1-21). Esta abundante presencia de material profético, unida a la profusa utilización de las fórmulas de cumplimiento, da a los libros de los Reyes y a toda la Historia Deuteronomista un marcado acento profético.
3. Los libros de los Reyes y la historia
Aunque la finalidad de los libros de los Reyes (como la de toda la Historia Deuteronomista, de la que forman parte) sea eminentemente teológica, la obra se presenta en principio como historia. No en vano los libros de los Reyes son el más importante documento bíblico para la reconstrucción histórica del período que va desde el reinado de Salomón hasta la destrucción de Jerusalén en el año 587 a. C.
a) Israel en el horizonte histórico internacional
Con los libros de los Reyes se produce un hecho nuevo: si en Josué, Jueces y 1-2 Sm sólo interesaba la historia particular de Israel, a partir de ahora la historia de los pueblos vecinos y de los grandes imperios entra a formar parte de la historia de Israel y, a la inversa, Israel es claramente citado en la historia de otros pueblos.
— Los grandes pueblos del Oriente Medio en los libros de los Reyes. Los libros de los Reyes son testigos de las campañas militares de los faraones Sisac (1Re 14:25-26), Tirhacá (2Re 19:9) y Necó II (2Re 23:29; 2Re 23:33-34); de las maniobras intrigantes egipcias contra los pujantes imperios asirio (2Re 17:4) y babilónico (2Re 23:34; 2Re 24:20); y del sometimiento final de Egipto a este último imperio (2Re 24:7). Son también testigos de la importancia del reino arameo de Damasco, que se convierte, bajo Benadad II y Jazael, en el principal enemigo de Israel y Judá, para derivar más tarde en aliado ocasional ante la amenaza del imperio asirio. Finalmente, son testigos directos y excepcionales de los avatares históricos protagonizados por los dos grandes imperios de la época: el imperio asirio y el babilónico con sus decisivas intervenciones en la historia de Israel.
— Israel y Judá en la Historia Universal. Israel y Judá a su vez, hacen acto de presencia en los anales, documentos y monumentos conmemorativos de los pueblos de la época. Así, la estela de Mesá, rey de Moab, alude al sometimiento de este pequeño reino vecino a Israel y a su posterior independencia. Los documentos egipcios confirman las expediciones de Sisac, Tirhacá y Necó. Los documentos asirios reseñan el prestigio de la casa de Omrí y la participación de Ajab de Israel en la batalla de Qarqar; los tributos de Jehú, Joás y Menajén (los dos primeros no constan en Reyes); la sustitución de Pecaj por Oseas en Israel, la destrucción de Samaría, la invasión de Senaquerib y los tributos que Asaradón y Asurbanipal impusieron a Manasés. Finalmente, los documentos babilónicos mencionan el primer ataque de Nabucodonosor a Jerusalén y la prisión de Jeconías en el palacio real de Babilonia.
b) La cronología de Reyes
Tres son los tipos de datos cronológicos que se manejan en los libros de los Reyes: cronología absoluta que computa la duración total de cada reinado; cronología relativa, que relaciona el año de entronización de cada rey con el año del reinado del rey vecino (1Re 15:1-2) y alusión a determinados acontecimientos de la historia universal bien fechados en otros anales (1Re 14:25; 2Re 15:19 ss; 2Re 16:5 ss; 2Re 17:6; 2Re 18:9 ss; 2Re 23:29 ss). También contamos con datos procedentes de la cronología extrabíblica (especialmente la asirio-babilónica) que nos permiten fijar una serie de fechas contrastadas como la batalla de Qarqar (835 a. C.) los tributos de Jehú a Salmanasar III (841 a. C.) y de Menajén a Teglatfalasar III (738 a. C.), la caída de Samaría (722 a. C.), la invasión de Senaquerib (701 a. C.), la batalla de Carquemis (605 a. C.) o la primera conquista de Jerusalén por parte del ejército babilónico (597 a. C.). Por lo demás, deben tenerse en cuenta ciertas peculiaridades de la cronología israelita, como la diferencia entre los sistemas de antedatación (contar el año de entronización de un rey como el primero de su reinado) y postdatación (contar ese primer año a partir del año nuevo siguiente), con la posibilidad de que en Israel y Judá no se haya seguido idéntico sistema; o el distinto comienzo del año, en primavera (calendario babilónico, usado también en Israel) u otoño (calendario usado en Judá hasta Josías); y la posibilidad de distintas corregencias (2Re 15:5 nos habla de una, pero debieron darse más casos). Pero más allá de todos estos datos, el problema cronológico de 1-2 Reyes sigue siendo complejo y de muy difícil solución. De hecho, aún no se ha llegado a adoptar con la suficiente unanimidad una cronología plenamente satisfactoria.
4. Perspectivas teológicas de los libros de los Reyes
Puesto que los libros de los Reyes forman parte de una obra más amplia — la llamada Historia Deuteronomista — , forzosamente han de compartir las perspectivas teológicas generales de dicha obra. Aquí nos ceñiremos una vez más a resaltar los rasgos más concretos y diferenciados que en el aspecto teológico aportan los libros de los Reyes. En virtud de la variedad de fuentes que convergen en Reyes, más que de una teología hay que hablar de varias teologías, todas ellas formuladas desde el preciso ángulo de enfoque de la Historia Deuteronomista y unidas por la finalidad y la orientación última que los redactores deuteronomistas dieron a su obra.
a) El exilio, referencia permanente de 1-2 Reyes
Si el exilio babilónico, con sus circunstancias desencadenantes, constituye el auténtico ángulo de enfoque de toda la Historia Deuteronomista, esta perspectiva se agudiza de manera especial en Reyes, hasta el punto de convertir el exilio en una de sus referencias más constantes, junto con la división de los Reinos. Es más, podría decirse que división y exilio son los dos polos de tensión en que se resuelve toda la obra. En cada una de las tres grandes partes de Reyes encontramos referencias al exilio en momentos decisivos. La plegaria de Salomón sobre el Templo alude a la remota posibilidad de exilio (1Re 8:46-51). La segunda parte concluye con la caída de Samaría y un primer exilio de los israelitas a Asiria (1Re 17:1-24). La tercera parte comienza con la invasión de Senaquerib (2Re 18:1-37 — 2Re 19:1-37) y la velada amenaza de repetir la suerte de los hermanos del Norte. Aunque Jerusalén se salvará milagrosamente, Ezequías habrá de escuchar el anuncio profético de la deportación babilónica (2Re 20:17-18), anuncio que se concretará en el reinado de Manasés (2Re 21:12-14) y que se cumplirá inexorablemente al final del libro (2Re 25:1-30).
b) Teología deuteronomista
Los criterios o principios teológicos a partir de los cuales los redactores revisan y juzgan la historia son los aportados por el Libro de la Ley (el núcleo de nuestro actual Deuteronomio) que en la reforma de Josías (2Re 22:1-20 — 2Re 23:1-37) adquiere un valor determinante. Los principios teológicos deuteronomistas más influyentes en los libros de los Reyes son:
— La centralidad de la alianza. Aunque también adquiere especial relevancia la alianza davídica o promesa dinástica (formulada en 2Sa 7:1-29), es la alianza sinaítica o mosaica la que ofrece el marco principal de las relaciones entre el Señor y el pueblo. Esta alianza aparece mencionada o aludida en momentos importantes de la obra (1Re 8:1-66; 2Re 11:17-18; 2Re 23:1-3) y es bilateral, por lo que al tiempo que garantiza promesas y bendiciones, exige como contrapartida unas obligaciones expresadas globalmente en forma de fidelidad y obediencia a los mandamientos y prescripciones, tanto para el pueblo como para sus reyes.
— Monoteísmo. La unicidad exclusiva de Dios se convierte en el primer y principal mandamiento deuteronómico (ver Deu 5:6-7), que excluye radicalmente cualquier tipo de culto o reconocimiento de otras divinidades. En virtud de esta profesión de monoteísmo, cualquier conato de idolatría será severamente condenado y pesará gravemente en el juicio deuteronomista sobre los reyes de Israel y de Judá.
— El Templo y la centralización del culto. Otro de los grandes ejes temáticos de 1-2 Re es la tensión entre el Templo de Jerusalén y los demás templos o santuarios, tanto yavistas como paganos. En el trasfondo de todo se adivina la ley del único santuario, que sólo entraría en vigor tras la reforma de Josías. A pesar del evidente anacronismo, los autores deuteronomistas aportan, con la aplicación de esta ley, un criterio sólido y objetivo en sus juicios religiosos sobre los reyes de Israel y de Judá.
— La respuesta del pueblo. Puesto que la alianza es bilateral, el pueblo debe ser absolutamente fiel a su único Dios y cumplir las exigencias del Libro de la Ley (Dt). Este principio convierte al pueblo en responsable último de su destino. Sin embargo, en 1-2 Re se observa un notable cambio de perspectiva respecto al resto de la Historia Deuteronomista. En los libros anteriores (especialmente en Jueces), la responsabilidad del castigo y la necesidad de la conversión incumbía a todo el pueblo; en 1-2 Re el mayor peso de la responsabilidad recae en los reyes, que son los que con sus actitudes y decisiones salvan o hacer pecar al pueblo.
c) Teología de la monarquía
Es bien sabido que en el conjunto de la obra deuteronomística parecen coexistir dos concepciones de la monarquía. Este hecho queda también patente en los libros de los Reyes, donde encontramos dos tratamientos bien diferentes de los reyes del Norte y del Sur. Mientras que el modelo de referencia de los reyes de Judá es siempre David, los reyes del Norte han de cargar con el pecado de Jeroboán, definido en términos casi exclusivamente religiosos. Finalmente, la suerte de ambos modelos es también diferente. Mientras que la monarquía del Reino del Norte desaparece definitivamente con su último rey, Oseas (2Re 17:1-6; 2Re 17:20-23), la dinastía davídica deja la puerta entreabierta al futuro con el indulto concedido a Jeconías (2Re 25:27-30).
d) Teología profética
La Historia Deuteronomista se suele definir como historia profética, en virtud del peso y la importancia que en ella tienen los profetas y por la utilización frecuente de las fórmulas de cumplimiento. Los libros de los Reyes corroboran tal afirmación, ya que incorporan mayor número de textos proféticos que el resto de la obra. Sólo aquí podemos encontrar amplios ciclos proféticos, como los de Elías (1Re 17:1-24 — 2Re 1:1-18) y Eliseo (2Re 1:1-18 — 2Re 8:1-29), y capítulos enteros o secciones parciales dedicados a frecuentes intervenciones proféticas. A través de sus anuncios, amenazantes muchas veces pero también de salvación, los profetas ejercen una acción bienhechora tanto entre el pueblo llano como entre los reyes e incluso en relación con los pueblos extranjeros, como muestran sobradamente los ciclos de Elías y Eliseo.
e) Teología de la historia
Los rasgos hasta ahora reseñados permiten a los autores deuteronomistas desarrollar una verdadera teología de la historia, original y armoniosa, que en los libros de los Reyes acentúa particularmente algunos elementos concretos:
– Dios impulsa, guía y conduce la historia, según su voluntad salvífica, de modo que ningún acontecimiento positivo o negativo escapa a su control o es debido a otras fuerzas ajenas. Y ejerce este control a través de su palabra, que anuncia y explica los acontecimientos, o a través de sus intervenciones, generalmente indirectas.
– La mediación fundamental de la intervención de Dios es la palabra divina, expresada en la ley de Moisés o formulada por los profetas. Pero hay también otros no menos importantes, como son el mismo pueblo de Israel, con sus dirigentes a la cabeza, y los demás pueblos que, cuando entran en escena, lo hacen impulsados por la voluntad de Dios o, al menos, con su consentimiento. En cualquier caso, los protagonistas humanos son siempre responsables de su historia, tanto en el caso de sanciones y castigos, como en las opciones y decisiones que desencadenan los acontecimientos.
– Finalmente, en los libros de los Reyes se pueden encontrar algunos elementos para elaborar una teología de la relación entre el Dios de Israel y los restantes pueblos. Puesto que Israel o Judá no viven su historia al margen de los tipos de relaciones, tampoco la historia y destino de estos escapan al control y guía divinos. Y, si bien la mayoría de las veces los pueblos son meros instrumentos de la intervención punitiva o salvífica de Dios para con su pueblo, también pueden llegar a ser destinatarios directos de las acciones divinas, como en el caso de la curación del sirio Naamán (2Re 5:1-27) y de las bendiciones concedidas a Tiro, Egipto o Asiria, convirtiéndose en testigos explícitos de su poder universal (ver 1Re 5:7; 1Re 10:9; 2Re 5:17).
f) Conclusión: entre la decepción y la esperanza
En los libros de los Reyes late la misma tensión que se aprecia en el conjunto de la obra deuteronomista entre castigo y conversión, o dicho en otros términos, entre decepción y esperanza.
Por un lado, el hecho mismo del exilio es la constatación de un fracaso, que exige un esfuerzo de reflexión: es preciso tomar conciencia de que la actual pérdida de la tierra y de los demás bienes concedidos por Dios en la historia es responsabilidad exclusiva del pueblo y de sus dirigentes que han desobedecido a su Dios e incumplido la alianza; el castigo era, por tanto, algo inevitable. Pero, a pesar de este clima palpable de fracaso y decepción, late también en los libros de los Reyes un mensaje positivo, que permite afrontar el incierto futuro con un mínimo de ilusión y esperanza. En primer lugar, porque toda la historia anterior no ha sido totalmente negativa, ya que ha conocido también grandes reinados, tiempos felices, momentos culminantes y cambios radicales. Además, no todo se ha perdido: aunque dividido entre la patria desolada y la diáspora, el pueblo sigue existiendo, siguen vigentes algunas promesas, Dios sigue hablando a través de sus profetas. En segundo lugar, tanto el indulto concedido a Jeconías, al final de la obra (2Re 25:27-30), como la posibilidad de la conversión desde el exilio, anunciada en la plegaria de Salomón (1Re 8:46-51), sustentan explícitamente una esperanza más que fundada: si el pueblo se vuelve (es decir, se convierte) a su Dios, Dios se volverá (es decir, perdonará) hacia su pueblo y hará que regrese a su tierra.
David y Adonías. Aquí se encuentra a David muy débil debido a su avanzada edad, incapaz de deshacerse del frío constante o de tener relaciones sexuales (1-4). Esperando con anticipación encontramos a Adonías, el cuarto hijo de los seis que David tuvo con seis esposas diferentes mientras era rey en Hebrón (2 Sam. 3:2-5). El primer hijo de David, Amnón, fue asesinado por el tercero, Absalón, quién también murió mientras encabezaba una rebelión en contra de David (2 Sam. 13:23-29; 18:9-15). Ya que no se menciona al segundo hijo de David, Quileab, se supone que había muerto también, de manera que Adonías quedó como el hijo mayor sobreviviente y heredero natural del trono de David. El autor tiene toda la intención de recordarnos estas circunstancias cuando menciona que Adonías había nacido después de Absalón (6). La descripción de Adonías, de muy buena presencia, trae a la memoria cuán bien parecido era David de joven (1 Sam. 16:12) y, lo que es más, sugiere que aquí está el sucesor natural de David.
Adonías no solo le había echado el ojo al trono sino que había enlistado el apoyo de algunos de los miembros más notables de la corte de David (7, 9). La nota de que consiguió un carro … jinetes y cincuenta hombres que corriesen delante de él (5) recuerda las preparaciones que Absalón hizo antes de su intento de alcanzar el trono (2 Sam. 15:1), igual que el no hacerle frente a Adonías (6) recuerda que David también falló al no cortar de raíz la rebelión de Absalón. La culpa por la debilidad de David en esta escena no la tiene sólo la edad avanzada, ya que parece consecuente con el hecho que nunca obró con firmeza en asuntos que tenían que ver con sus hijos (2 Sam. 13-15).
Sin que David lo supiera, Adonías preparó un banquete con holocaustos e hizo que se le proclamara a él rey en En-rogel, un manantial al sur de Jerusalén (9; ver 13, 18, 25). Esto no quiere decir que David dejó inmediatamente de ser rey, sino que de aquí en adelante Adonías reinaría como corregente. Sin embargo, dada la avanzada edad de David, no hay duda de que en efecto Adonías hubiera sido el monarca efectivo.
1.1 Israel estaba al final de los años dorados del reinado de David. El primer libro de Reyes comienza con un reino unido, glorioso y centrado en Dios. Termina con un reino dividido, degradado e idólatra. La razón de la caída de Israel nos parece simple: no obedecieron a Dios. Pero nosotros también somos vulnerables a las mismas fuerzas que llevaron a Israel a la decadencia: ambición, celos, hambre de poder, poco respeto de los votos matrimoniales y superficialidad en nuestra devoción a Dios. Cuando leemos acerca de estos trágicos sucesos en la historia de Israel, debemos vernos en el espejo de sus experiencias.1.4 David tenía unos setenta años de edad. Su salud se había deteriorado por los años de dificultades. Abisag sirvió como su enfermera y para mantenerlo abrigado. En tiempos en que la poligamia era aceptada y los reyes tenían harenes, esta acción no fue considerada ofensiva.1.5 Adonías fue el cuarto hijo de David y era la elección lógica para sucederlo como rey. El primer hijo de David, Amnón, había sido asesinado por Absalón por haber violado a su hermana (2Sa 13:20-33). Su segundo hijo, Daniel, sólo se menciona en la genealogía de 1Ch 3:1 y probablemente haya muerto en ese tiempo. El tercer hijo de David, Absalón, murió en una rebelión anterior (2Sa 18:1-18). A pesar de que mucha gente esperaba que Adonías fuera el siguiente rey (2Sa 2:13-25), David (y Dios) tenían otros planes (2Sa 1:29-30).1.5 Adonías decidió apoderarse del trono sin el conocimiento de David. El sabía que Salomón, y no él, era la elección primera de David para ser próximo rey (1.17). Esta es la razón por la cual no invitó a Salomón ni a los consejeros reales de David cuando se proclamó rey (1.9, 10). Pero sus planes fraudulentos para ganar el trono no tuvieron éxito. El soberbio Adonías se exaltó a sí mismo y con esto logró su propia derrota. BETSABEBetsabé fue el vínculo menos esperado entre los dos reyes más famosos de Israel: David y Salomón. Fue amante y esposa de uno y madre del otro. Su adulterio con David casi terminó con la familia por medio de la cual Dios planeó entrar físicamente al mundo. A partir de las cenizas de ese pecado, sin embargo, Dios trajo bien. A la larga Jesucristo, la salvación de la humanidad, nació de un descendiente de David y Betsabé.La historia de David y Betsabé ilustra que pequeñas decisiones erróneas a menudo llevan a errores más grandes. Es probable que ninguno de ellos dos estuviera donde debía estar. Betsabé pudo haber sido imprudente al bañarse donde la pudieran ver; David debía haber estado en la guerra con su ejército. Cada una de estas decisiones contribuyó al comienzo de una serie de sucesos muy tristes.Betsabé debió haberse sentido devastada por la cadena de hechos: infidelidad hacia su esposo, descubrimiento de su embarazo, la muerte de su esposo, la muerte de su hijo. Se nos dice que David la consoló (2Sa 12:24), y vivió para ver a otro de sus hijos, Salomón, sentado en el trono.Desprendemos de su vida que las pequeñas decisiones diarias que tomamos son muy importantes. Nos preparan para tomar las decisiones correctas cuando llega el momento de las grandes decisiones. La sabiduría de tomar las decisiones correctas en asuntos pequeños y grandes es un don de Dios. El entender esto nos hará más conscientes de las decisiones que tomamos y más dispuestos a incluir a Dios en nuestra toma de decisiones. ¿Ha pedido la ayuda de Dios en las decisiones de hoy?Puntos fuertes y logros :– Llegó a influir en el palacio a favor de su hijo, el rey Salomón– Fue la madre del rey más sabio de Israel y el antepasado de JesucristoDebilidades y errores :– Cometió adulterioLecciones de su vida :– A pesar de que podemos vernos atrapados en una cadena de acontecimientos, seguimos siendo responsables por la forma en la que participamos en ellos– Un pecado puede parecerse a una pequeña semilla, pero la cosecha de consecuencias no se puede medir– En las peores situaciones posibles, Dios sigue siendo capaz de sacar el bien cuando la gente se vuelve a El de corazón– Aun cuando debemos vivir con las consecuencias naturales de nuestros pecados, el perdón del pecado proveniente de Dios es completoDatos generales :– Dónde: Jerusalén– Ocupaciones: Reina y reina madre– Familiares: Padre: Elim. Esposos: Urías y David. Hijo: Salomón– Contemporáneos: Natán, Joab, AdoníasVersículos clave :»Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido. Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová» (2Sa 11:26-27).Su historia se relata en 2 Samuel 11, 12 y 1 Reyes 1, 2. Un pasaje relacionado es Salmo 51. 1.6 Personas temerosas de Dios, como David y Samuel, fueron usadas por El para guiar a las naciones, pero sin embargo tuvieron problemas en sus relaciones familiares. Los líderes temerosos de Dios no pueden dar por hecho el bienestar espiritual de sus hijos. Están acostumbrados a que otros sigan sus órdenes, pero no pueden esperar que sus hijos fabriquen su fe a petición. El carácter moral y espiritual lleva años para formarse, y requiere también de una atención continua y una disciplina paciente.David sirvió bien a Dios como rey, pero como padre a menudo le falló tanto a Dios como a sus hijos. No permita que ni siquiera su servicio a Dios en los puestos de liderazgo le quiten tanto de su tiempo y energía que lo hagan descuidar las otras responsabilidades que Dios le dio.1.6 Debido a que David nunca había intervenido oponiéndose o cuestionando a su hijo, Adonías no sabía cómo desenvolverse dentro de los límites. El resultado fue que siempre quiso hacerlo todo a su modo, sin importarle cómo afectaría a los demás. Adonías hizo lo que quiso y no respetó los deseos de Dios. Un niño indisciplinado puede verse lindo para sus padres, pero un adulto indisciplinado se destruye a sí mismo y a los demás. Cuando establezca límites para sus hijos, deje la posibilidad de que puedan desarrollar el dominio propio que necesitarán para poder controlarse más tarde. Discipline a sus hijos con cuidado mientras son jóvenes, para que lleguen a ser adultos autodisciplinados.1.7 Véase el perfil de Joab en 2 Samuel 19 para un cuadro más completo de su vida. Para más información acerca de Abiatar, véase la nota a 1Sa 22:20.1.9 Cuando Saúl fue ungido rey, se sacrificaron ofrendas de comunión como recordatorio del pacto de la nación con Dios que había sido dado en el monte Sinaí. Adonías quiso que se ofrecieran sacrificios, quizás con la esperanza de legitimizar su toma del poder. Pero Adonías no era la elección de Dios para suceder a David. Sellar una acción con una ceremonia religiosa no la convierte en la voluntad de Dios.1.11 Para más información acerca de Betsabé, esposa de David, léase 2 Samuel 11, 12. Como madre del rey, Betsabé tuvo mucha influencia en su palacio real.1.11-14 Cuando Natán supo de la conspiración de Adonías, rápidamente trató de detenerla. Era un hombre de fe y acción. Sabía que Salomón debía ser rey, y se movió con rapidez cuando vio a alguien tratando de usurparle el trono. A menudo sabemos lo que es correcto pero no actuamos así. Quizá no queremos vernos involucrados, o quizá somos flojos. No trate de detener las cosas solamente con oración, buenas intenciones o sentimientos de ira. Actúe como se requiera para corregir la situación.1.13 La Biblia no registra la promesa de David de que Salomón sería el siguiente rey de Israel, pero está claro que Salomón era la elección tanto de David (1.17, 30) como de Dios (1Ch 22:9-10).1.39 El aceite sagrado era usado para ungir a los reyes y sumos sacerdotes, así como también para dedicar ciertos objetos a Dios. El tabernáculo donde se guardaba el aceite era probablemente la tienda que David estableció para guardar el arca del pacto (2Sa 6:17). No era el tabernáculo que llevaba Moisés en el desierto, ese tabernáculo todavía estaba en Gabaón (véase la nota a 1 Samuel 7.1 para más detalles). La receta y los usos del aceite sagrado se encuentran en Exo 30:22-33. Para más información sobre la unción, véanse las notas de 1Sa 10:1 y 16.13.1.49, 50 Algunas veces necesita verse atrapado para estar dispuesto a rendirse. Cuando Adonías supo que sus planes habían sido descubiertos, huyó lleno de pánico hacia el altar sagrado, el símbolo más alto de la misericordia y del perdón de Dios. Sin embargo, fue allí después que se descubrieron sus planes. Si Adonías hubiera considerado primero lo que Dios quería, podía haberse evitado los problemas. No espere hasta que ya haya hecho un desastre para correr a Dios, es mucho mejor buscar la guía de Dios antes de actuar.1.49-51 Tanto Adonías como su general, Joab, pensaron que estarían a salvo al asirse de los cuernos (o postes de esquina) del altar del holocausto del tabernáculo. Esperaban ponerse bajo la protección de Dios. Salomón garantizó a Adonías una tregua, pero más tarde lo mandó ejecutar en el mismo altar (2.28-34). Este castigo fue justo y apropiado para un asesino a sangre fría como Joab (Exo 21:14).1.52, 53 Cuando Adonías temió por su vida y esperaba el peor castigo, Salomón simplemente hizo que se retirara su hermano y lo mandó a su casa. Como nuevo rey, Salomón tenía el poder de matar a sus rivales, algo que Adonías habría hecho si su conspiración hubiera triunfado. Pero Salomón actuó como si no tuviera nada que probar, así demostró su autoridad y poder. En algunas ocasiones se muestra más fortaleza al perdonar al que atacó nuestra persona que al reprenderlo a latigazos por mera venganza. El tratar de probar nuestro poder y autoridad a menudo demuestra sólo nuestro miedo y duda. Sólo después de que Adonías hizo otro intento para asegurar el poder real fue cuando Salomón se vio forzado a ejecutarlo (2.13-25).
NOTAS
(1) Título “El Primero de los Reyes.” Heb.: Mela·kjím I, pl.; gr.: Ba·si·léi·on III; Vgc(lat.): Lí·ber Ré·gum Tér·ti·us.
(2) Lit.: “Ahora bien, el rey”. Heb.: weham·mé·lekj, sing.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 0 2Sa 5:4; 1Re 2:11; 1Cr 23:1; 1Cr 29:27; Sal 90:10
David era ya viejo. Con este dato se prepara al lector para la elección de Salomón como rey.
INTRODUCCIÓN AL PRIMER LIBRO DE REYES
Fecha: ca. 550 a.C.
Título Originalmente 1 y 2 Reyes formaban un sólo libro con el título propio de su contenido que traza la historia de los reyes de Israel y Judá desde Salomón hasta el cautiverio babilonio. Primero de Reyes concluye abruptamente con el comienzo de reinado Ocozías en el año 853.
Autor La tradición judía atribuye el libro al profeta Jeremías. Evidentemente el autor usó fuentes históricas en la composición de su libro (1Re 11:41; 1Re 14:19; 1Re 14:29) y el último capítulo de 2 Reyes tuvo que haber sido escrito por alguien que vivía en Babilonia en lugar de Egipto, donde murió Jeremías.
Propósito El propósito de este libro no era sólo registrar la historia de aquellos reyes, sino demostrar que el éxito de cualquier rey (y de la nación como un todo) dependía del grado de su alianza con la ley de Dios. El fracaso resultó en decadencia y cautiverio.
Contenido Entre los pasajes sobresalientes de 1 Reyes está la descripción de la gran sabiduría de Salomón (caps. 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34), la dedicación del Templo (cap. 1Re 8:1-66), la visita de la reina de Sabá (cap. 1Re 10:1-29) y el ministerio de Elías (particularmente su polémica con los sacerdotes de Baal en el monte Carmelo, cap. 1Re 18:1-46).
BOSQUEJO DE 1 REYES
I) El reino unido, 1Re 1:1 – 1Re 11:43
A) El acceso al trono de Salomón (2Cr 1:1-17), 1Re 1:1 – 1Re 3:1
1. La lucha por la sucesión, 1Re 1:1-53
2. La exhortación final de David a Salomón, 1Re 2:1-12
3. La depuración iniciada por Salomón, 1Re 2:13-46
4. El matrimonio de Salomón, 1Re 3:1
B) La sabiduría de Salomón, 1Re 3:2 – 1Re 4:34
1. Salomón pide sabiduría, 1Re 3:2-15
2. Salomón demuestra sabiduría, 1Re 3:16-28
3. La administración de Salomón, 1Re 4:1-28
4. La fama de Salomón, 1Re 4:29-34
C) El Templo de Salomón (2Cr 2:1-18; 2Cr 3:1-17; 2Cr 4:1-22; 2Cr 5:1-14; 2Cr 6:1-42; 2Cr 7:1-22), 1Re 5:1 – 1Re 8:66
1. Los preparativos para el Templo, 1Re 5:1-18
2. Descripción y construcción del Templo, 1Re 6:1-38
3. La construcción de otros edificios, 1Re 7:1-12
4. El mobiliario del Templo, 1Re 7:13-51
5. La dedicación del Templo, 1Re 8:1-66
D) La fama de Salomón (2Cr 8:1-18; 2Cr 9:1-28), 1Re 9:1 – 1Re 10:29
1. El pacto de Dios con Salomón, 1Re 9:1-9
2. El regalo de Salomón a Hiram, 1Re 9:10-14
3. Los súbditos de Salomón, 1Re 9:15-25
4. La marina de Salomón, 1Re 9:26-28
5. La reina de Sabá visita a Salomón, 1Re 10:1-13
6. La riqueza de Salomón, 1Re 11:1-43
E) La caída de Salomón, 1Re 11:1-43
1. Las razones, 1Re 11:1-8
2. La advertencia, 1Re 11:9-13
3. Los adversarios, 1Re 11:14-28
4. La profecía de Ahías, 1Re 11:29-40
5. La muerte de Salomón, 1Re 11:41-43
II) El reino dividido, 1Re 12:1 – 1Re 22:53
A) El cisma en el reino, 1Re 12:1-24
1. La petición de las tribus del norte, 1Re 12:1-4
2. La respuesta de Roboam, 1Re 12:5-15
3. La rebelión de las tribus del norte, 1Re 12:16-24
B) El reinado de Jeroboam en Israel (931-910), 1Re 12:25 – 1Re 14:20
1. El establecimiento de centros religiosos y de adoración, 1Re 12:25-33
2. El encuentro con el hombre de Dios, 1Re 13:1-32
3. La designación de sacerdotes no levitas, 1Re 13:33-34
4. La experiencia de la enfermedad de su hijo y la profecía de Ahías, 1Re 14:1-18
5. La muerte de Jeroboam, 1Re 14:19-20
C) El reinado de Roboam en Judá (931-913; 2Cr 10:1-19; 2Cr 11:1-23; 2Cr 12:1-16), 1Re 14:12-31
1. La apostasía en Judá, 1Re 14:21-24
2. La invasión por Sisac de Egipto, 1Re 14:25-28
3. La muerte de Roboam, 1Re 14:29-31
D) El reinado de Abiam en Judá (913-911; 2Cr 13:1-22), 1Re 15:1-8
E) El reinado de Asa en Judá (911-870; 2Cr 14:1-15; 2Cr 15:1-19; 2Cr 16:1-14), 1Re 15:9-24
1. Las reformas de Asa, 1Re 15:9-15
2. La guerra contra Baasa, 1Re 15:16-24
F) El reinado de Nadab en Israel (910-909), 1Re 15:25-31
G) El reinado de Baasa en Israel (909 -886), 1Re 15:32 – 1Re 16:7
H) El reinado de Ela en Israel (886-885), 1Re 16:8-14
I) El reinado de Zimri en Israel (885), 1Re 16:15-20
J) El reinado de Omri en Israel (885-874), 1Re 16:21-28
K) El reinado de Acab en Israel (874-853), 1Re 16:29 – 1Re 22:40
1. El comienzo del reinado de Acab, 1Re 16:29-34
2. Elías predice la sequía, 1Re 17:1
3. La provisión de Dios para Elías, 1Re 17:2-24
4. Elías reta a los profetas de Baal, 1Re 18:1-46
5. Elías huye a Horeb, 1Re 19:1-18
6. Elías escoge a Eliseo, 1Re 19:19-21
7. Las victorias de Acab sobre Siria, 1Re 20:1-43
8. Acab codicia la viña de Nabot, 1Re 21:1-29
9. La última batalla de Acab, 1Re 22:1-40
L) El reinado de Josafat en Judá (873-848; 2Cr 17:1-19; 2Cr 18:1-34; 2Cr 19:1-11; 2Cr 20:1-37), 1Re 22:41-50
M) El reinado de Ocozías en Israel (841), 1Re 22:51-53
David era viejo. Cerca de 70 años (2Sa 5:4).
ropas. Mejor, ropas de cama.
[.] Esta apertura del libro de los Reyes nos presenta de una vez a las tres instituciones que van a dar forma a la nación los reyes, los profetas y los sacerdotes. Los sacerdotes, en la persona de Sadoc, quien suplantará a Abiatar descendiente de Helí (1 Sam 3,32-35). Los sacerdotes serán el más firme apoyo que tendrán los descendientes de David (2 Re 11). Los profetas, representados aquí por Natán, desarrollarán el sentido de las promesas de Dios a David (2 Sam 7,12), las que sin duda al comienzo se reducían a bien poca cosa. Con el tiempo se descubrirá hasta dónde va la fidelidad de Dios. Al fin de su vida, David, que había ya perdido a dos de sus hijos por la carrera al trono (véase 2 Sam 3,2), eligió usando de su autoridad real a una de sus mujeres cuyo hijo sería el heredero al trono; de este modo fue designada Betsabé (1 Re 1,17) como reina madre, y su hijo Salomón sería quien reinaría en lugar de su padre David. A contar de ese día, conscientes de la importancia de la dinastía davídica en la historia de la salvación, los libros de los Reyes mencionarán para cada reinado a la mujer que hubiere sido designada como reina madre y cuyo hijo habría de subir al trono de Jerusalén. La ausencia de cualquier mención de esta especie con respecto al reino de Israel muestra a las claras las intenciones del autor. Y cuando llegue Jesús, el verdadero descendiente de David, el Evangelio nos dirá cuál es la mujer elegida entre todas, a la que Dios, con su soberana autoridad, ha designado para que dé a luz al Hijo y al Heredero (Lc 1,31; 1,42; Heb 1,2).
[3] Ciudad de la tribu de Isacar.[5] Se puede traducir Yo soy el que he de reinar.[9] Para obsequiar a los de su partido.[33] Fuente o sitio muy concurrido.[44] Como sucesor en el trono.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Fuente: La Biblia de las Américas
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
Fuente: Notas Torres Amat