Biblia

Comentario de 1 Reyes 17:17 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Reyes 17:17 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Aconteció después de estas cosas que cayó enfermo el hijo de la mujer, la dueña de casa, y su enfermedad fue tan grave que no quedó en él aliento.

el hijo del ama de la casa. Gén 22:1, Gén 22:2; 2Re 4:18-20; Zac 12:10; Jua 11:3, Jua 11:4, Jua 11:14; Stg 1:2-4, Stg 1:12; 1Pe 1:7; 1Pe 4:12.

que no quedó. Job 12:10; Job 34:14; Sal 104:29; Dan 5:23; Stg 2:26.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

EL HIJO… NO QUEDÓ EN ÉL ALIENTO. Aquí se confronta uno de los intrincados enigmas de la vida. En el mismísimo momento en que Dios estaba proveyendo milagrosamente harina y aceite, hubo aflicción y tristeza. A veces la enfermedad o incluso una tragedia mayor pudiera ocurrirles a los que están haciendo la voluntad de Dios y que están participando activamente en la obra de su reino.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

2Re 4:18-37; Luc 7:11-17; (ver Hch 20:9-12).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

b 1356 Gén 2:7; 2Re 4:20; Job 34:14; Ecl 9:11

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

no quedó en él aliento. Estaba realmente muerto (vv. 1Re 17:18; 1Re 17:20).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

[=] *2Re 4:32 *Lc 8:55

[.] Esta es la primera resurrección que encontramos en la Biblia. Habitualmente, Dios dirige el mundo mediante el proceso natural de las cosas, por el efecto de las leyes de la naturaleza que él mismo estableció. Pero también se reserva pasar a veces por encima de estas leyes el agua se transforma en vino, el pan se multiplica. Pues la Creación es, en el sentido más fuerte, una palabra de Dios, y Dios no lo ha dicho todo con las leyes de la naturaleza. ¡Qué mal me quieres, hombre de Dios! La muerte del hijo único despierta en la pobre mujer los complejos de culpabilidad Dios está espiando a los hombres. Ella cree que la presencia del profeta ha atraído sobre su casa la mirada de Yavé, que quiso castigarla con esta desgracia. Se tendió tres veces sobre el niño. Este gesto nos recuerda al de Yavé insuflando en las narices del hombre un aliento de vida (Gén 2,7), pero nos invita mucho más a reconocer en él a Cristo que viene a unirse íntimamente a la humanidad para darle la fuerza de su resurrección.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana