Comentario de 1 Reyes 19:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Acab informó a Jezabel de todo lo que Elías había hecho y de cómo había matado a espada a todos los profetas.

Acab. 1Re 16:31; 1Re 21:5-7, 1Re 21:25.

como había muerto. 1Re 18:40.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Elías, amenazado por Jezabel, huye a Beer-seba, 1Re 19:1-3.

En el desierto, estando cansado de su vida, es confortado por un ángel, 1Re 19:4-8.

En Horeb, Dios se le aparece, enviándole a ungir a Hazael, Jehú, y Eliseo, 1Re 19:9-18.

Eliseo, despidiéndose de sus amigos, sigue a Elías, 1Re 19:19-21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los resultados de una gran victoria pueden llegar a ser una nueva época para la derrota. Esto fue lo que ocurrió con Elías, después de pensar que era su mejor momento. Con la clara vindicación de Jehová, el Dios vivo, en el monte Carmelo y la lamentable derrota y ejecución de los profetas de Baal, seguramente se imaginó que vendría un renacimiento nacional (vea la plegaria de 1Re 18:37). Pero se dio cuenta de que nada cambió.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

La noticia que Acab le dio a Jezabel no provocó en ella el arrepentimiento, ni ganas de volverse a Dios. Acab meramente le dijo que los hechos le habían hecho pasar una vergüenza. La reacción fue pedir la orden de aprehensión y muerte para Elías.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Camino de Horeb (19:1-7).
1 Ajab hizo saber a Jezabel lo que había hecho Elías y cómo había pasado a cuchillo a los profetas, 2 y Jezabel mandó a Elías un mensajero para decirle: “Así me hagan los dioses y así me añadan si mañana a estas horas no estás tú como uno de ellos.” 3 Temió, pues, Elías y se levantó y huyó para salvar su vida, y llegó a Berseba, que está en Judá; y dejando allí a su siervo, 4 siguió él por el desierto un día de camino y sentóse bajo una mata de retama; deseó morirse, y dijo: “¡Basta, Yahvé! Lleva ya mi alma, que no soy mejor que mis padres.” 5 Y, echándose allí, se quedó dormido. Y he aquí que un ángel le tocó, diciéndole: “Levántate y come.” 6 Miró él y vio a su cabecera una torta cocida y una vasija de agua. Comió y bebió y luego volvió a acostarse; 7 pero el ángel de Yahvé vino por segunda vez y le tocó, diciendo: “Levántate y come, porque te queda todavía mucho camino.”

Quiso vénganse Jezabel de Elías por haber hecho matar a todos los profetas que alimentaba la reina. Con un juramento hecho en nombre de sus dioses decide Jezabel desquitarse (20:10). Elías huyó a Horeb, nombre del monte Sinaí en los relatos elohistas del Pentateuco. Teniendo como misión establecer la doctrina de la alianza en toda su pureza, marcha al lugar donde Dios e Israel sellaron el pacto de la alianza y en donde Yahvé tiene preferentemente su asiento (Jue 5:2-4). Del Carmelo se dirige hacia el sur, andando de noche y durmiendo de día en alguna caverna que encontraba al paso o recostado al pie de un árbol. Las mismas precauciones tuvo que tomar en el reino de Judá por reinar allí Josafat, emparentado con el rey de Israel. Finalmente, llegó al viejo santuario de Bersabé, en el límite meridional de Palestina (Gen 21:31; Gen 26:23; Gen 41:1-4; 2Sa 17:11). Allí dejó en libertad a su siervo para adentrarse solo en las inmensidades del tórrido desierto, teniendo como meta el Sinaí. Detrás de sí deja al pueblo infiel, “que claudica de un lado y de otro” (2Sa 18:21), para refugiarse en el santuario de Yahvé. Todo el día caminó bajo el implacable sol del desierto, llegando al anochecer a un sitio donde se erguía una retama (hebreo: rothem; árabe: retem), arbusto característico del Negueb, lo suficientemente desarrollado para dar cobijo a Elías. En aquellos momentos de cansancio, perseguido por los de su pueblo, devorado por el hambre y la sed, deseóse la muerte (Jon 4:8; Job 31:30). Mejores que él eran sus padres, y, sin embargo, murieron; ¿por qué Yahvé alarga su vida? Más que el reposo de una noche en la soledad acogedora del desierto, anhela la muerte: “Lleva ya mi alma”; en el sheol piensa encontrar la paz y el reposo que los hombres le niegan. Servido antes por los cuervos (Job 17:4-5), manda ahora Yahvé a su ángel para que lo conforte (2Re 1:2). Repuesto del cansancio, el mismo ángel le invitó a que comiera de nuevo, cobrando fuerzas para el gran viaje que le esperaba. Recuperado con aquel alimento, emprendió el camino hacia el monte Horeb, andando cuarenta días y cuarenta noches; caminaba de noche y descansaba durante el día, con etapas cortas, a fin de prepararse, como Moisés (Exo 24:12-18; Deu 9:9-11), con cuarenta días de penitencia, ayuno y oración (,Mat 4:2; Luc 4:2). Es el número cuarenta uno de los que, según San Agustín, no deben tomarse a la letra. Elías se acercaba por etapas “a la montaña de Dios” (Exo 3:1; Exo 4:27; Exo 18:5), Horeb-Sinaí.

Encuentro con Dios en Horeb (Exo 19:8-18).
8 Levantóse, pues; comió y bebió, y anduvo con la fuerza de aquella comida cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, Horeb. 9 Allí metióse en una cueva, donde pasó la noche, y le dirigió Yahvé su palabra, diciendo: “¿Qué haces aquí, Elías?” 10 El respondió: “He sentido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los que sólo he quedado yo, y me están buscando para quitarme la vida.” 11 Díjole Yahvé: “Sal afuera y ponte en el monte ante Yahvé. Y he aquí que va a pasar Yahvé.” Y delante de él pasó un viento fuerte y poderoso que rompía los montes y quebraba las peñas, pero no estaba Yahvé en el viento. Y vino tras el viento un terremoto, pero no estaba Yahvé en el terremoto. 12 Vino tras el terremoto un fuego, pero no estaba Yahvé en el fuego Tras el fuego vino un Iigero y blando susurro. lí Cuando lo oyó Elías, cubrióse el rostro con su manto, y, saliendo, se puso de piec a la entrada de la caverna y oyó una voz que le dirigía estas palabras: “¿Qué haces aquí, Elías?” 14 Y él respondió: “He sentido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los que sólo quedo yo, y me buscan para quitarme la vida.” 15 Díjole entonces Yahvé: “Vete; vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco, y, cuando llegues, unge a Jazael por rey de Siria, 16 y a Jehú, hijo de Nimsi, le unges por rey de Israel. A Elíseo, hijo de Safat, de Abel Mejola, le ungirás para que sea profeta en lugar tuyo. 17 Al que escapare de la espada de Jazael le matará Jehú, y al que escapare de la espada de Jehú le matará Elíseo. 18 Voy a dejar con vida en Israel a siete mil cuyas rodillas no se han doblado ante Baal y cuyos labios no le han besado.”

En una cueva muy conocida (Exo 33:21) busca refugio Elías para descansar y resguardarse después del largo viaje por el desierto. Dios le sacó de la misma revelándosele, como hizo cinco siglos antes con Moisés (Exo 19:16-21; Exo 33:2135). Por orden de Yahvé sale fuera de la caverna; Dios se le manifiesta, no en el viento fuerte y poderoso ni en el terremoto, sino “en el ligero y blando susurro.” Cuando creyó Elías que Yahvé estaba presente, por respeto (Exo 3:6) o por creer que nadie puede sobrevivir después de ver a Dios Que 6:22-23), cubrióse su rostro con el manto. ¿Cuál es el significado de esta visión? Según algunos, quiso Dios condenar el celo excesivo desplegado por el profeta al exterminar a los videntes de Baal, dándole a entender la conveniencia de emplear métodos más humanos y mitigados. Otros creen que la manera suave y misteriosa con que se hace sentir la presencia de Yahvé representa la espiritualidad de Dios. Los más potentes elementos materiales: vientos, relámpagos, terremotos, anuncian la visita, pero no constituyen la misma. La presencia divina es algo imperceptible (Vac-Cari).
Tres son los mensajes que el profeta recibe de Dios: unción de Jazael por rey de Siria, de Jehú por rey de Israel y de Elíseo para que sea profeta en su lugar. Estos tres personajes serán los que vengarán el honor de Dios y del profeta. Como deja entrever el texto, se encuentra Elías al fin de su carrera mortal; empezó él la campaña contra la idolatría; otros que él ha preparado para el combate conseguirán la victoria. En contra de lo dicho en v. 15-16, nada se dice en los textos que siguen del cumplimiento de esta triple misión por parte de Elías. Jazael ocupó el trono de Siria aupado por Elíseo (2Re 8:7). Jehú es ungido por un discípulo de Elíseo (2Re 9:1). En lo que se refiere a Elíseo, Elías le llama a su servicio (v. 19-21), entregándole más tarde como herencia su espíritu (2Re 2:9). Estas anomalías del texto se explican por la composíción literaria de toda la sección referente al ciclo de Elías. Como veremos más tarde (2Re 8:7-15), Jazael sucedió a Ben Hadad en el trono de Siria 1.

Vocación de Elíseo (2Re 19:19-21).
19 Partió de allí y halló a Elíseo, hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas, una de las cuales era la suya; y pasando Elías junto a él, echóle su manto; 20 y él, dejando los bueyes, se vino corriendo tras Elías y le dijo: “Déjame ir a abrazar a mi padre y a mi madre, y te seguiré.” Elías le respondió: “Ve y vuelve, pues ya ves lo que he hecho contigo.” 21 Alejóse de Elías, y, cuando volvió, cogió el par de bueyes y los ofreció en sacrificio; con el yugo y arado de los bueyes coció la carne e invitó a comer al pueblo, y, levantándose, siguió a Elías y se puso a su servicio.

De este viaje de regreso nada cuenta el texto. Acaso desde el Sinaí marchó Elías a tierras de Madián, y de allí, por TransJordania, subió hasta Galaad. Abel Mejola (1Sa 18:19; 1Re 4:12), al sur de Betsán, era la patria de Elíseo, de profesión labrador. En vez de ungirlo por profeta, lo llamó a su servicio echándole encima su manto, adquiriendo con ello un derecho sobre él. El vestido era considerado como parte de la personalidad (1Sa 18:4); el manto de Elías tenía poder sobrenatural (2Re 2:8-14). Elíseo pidió a Elías le concediera autorización para ir a su casa y abrazar a su parentela, lo que le fue concedido. Elíseo renuncia a su vida de terrateniente para enrolarse a las órdenes de Elías.

Fuente: Biblia Comentada

Elías en el monte Horeb. Aquí vemos otro aspecto del carácter de Elías, un aspecto más humano, frágil y falible. Le tuvo tanto terror a Jezabel que huyó al desierto ubicado al sur de Beerseba, que no solo quedaba fuera de la frontera de Israel sino más allá del límite sureño con Judá. Allí, en profunda depresión y desconsuelo, oró que se le dejara morir. No hay ninguna indicación de que hubiera pensado viajar más que hasta allí. La jornada que emprendió luego se hizo posible gracias a un ángel (o tal vez simplemente “un mensajero”) quien vino a ministrarle. El fin de la jornada era el monte Horeb, el mismo lugar donde Dios había comisionado a Moisés (Exo. 3) y luego apareció en densa nube, en fuego y en trueno para darle los Diez Mandamientos a Israel (Exo. 19-20).

En el monte Carmelo vimos a Elías, el gran líder espiritual, salvando a Israel con su fe y fidelidad. En el monte Horeb lo vemos débil, equivocado y con la necesidad de ser disciplinado. La primera pregunta de Dios muestra que aunque el mismo mensajero de Dios le ayudó a hacer el viaje, en verdad, Elías no debería haber ido. La respuesta de Elías desvalora completamente lo que aconteció en el monte Carmelo. El ignoró la victoria de Dios sobre Baal como si no hubiera logrado nada; y lo que implica es que el pueblo no valía la pena debido a su falta de fe. Prefirió olvidarse del fiel Abdías y de la posibilidad de que hubiera muchos otros como él. Tal vez interpretó la posición de Abdías en el palacio real como señal de debilidad y tolerancia al pecado. Una vez más declaró que era el único profeta de Jehovah que quedaba vivo (ver 18:22), y de esa manera desvaloraba a los 100 profetas que él sabía que Abdías había escondido en cuevas. Se supone que dado que no salieron en su defensa se les podía ignorar por ser totalmente inútiles. Lo irónico del caso es que Elías está ahora resguardándose en una cueva, y convenientemente pasa por alto el hecho que él mismo vivió escondiéndose por tres años y ya había mostrado su propia debilidad al huir.

Mientras Elías estaba de pie a la entrada de la cueva, Dios pasaba. Viento, terremoto y fuego se manifestaron en sucesión, pero se dice que Dios no estaba en ninguno de ellos. Después sucedió un fenómeno distinto. La traducción un sonido apacible y delicado no hace justicia a la expresión heb. enigmática que tal vez se debería traducir “un corto sonido de silencio”. Aunque el texto no lo dice explícitamente, sí sugiere que al fin Dios pasaba en el silencio que seguía a la tormenta.

Estos acontecimientos demuestran vívidamente que Dios no siempre trabaja en manera visible y dramática; puede elegir estar presente silenciosamente. Esto pone en tela de juicio el diagnóstico de la situación que Elías había dejado, porque Dios puede obrar en maneras que ni sus siervos pueden detectar.

Sin embargo, cuando Dios repitió la primera pregunta, Elías respondió de la misma manera. Dios no repitió la lección sino que le dio a Elías instrucciones de ungir a tres personas quienes, en diferentes maneras, llevarían a cabo la obra de purificar a Israel. ¡Las instrucciones concluyeron con la información que Dios tenía no menos de 7.000 seguidores fieles en Israel (18)! La lección del silencio se impuso por la reprimenda final. Elías había desechado la fe de todos excepto la de él mismo; no había querido apreciar la manera en que Dios estaba obrando. Esta es una actitud que frecuentemente lleva a una arrogancia divisiva y aun fanatismo entre el pueblo de Dios en la actualidad.

Con frecuencia se sugiere que Elías sufría de depresión. La depresión puede tener varias causas distintas (desde la ira reprimida hasta una deficiencia de vitaminas) y no debemos asumir que cuando estamos deprimidos nuestro problema es el mismo que el de Elías, o que el de él es el mismo que el nuestro. En su caso, la depresión y el desánimo parecen haberse originado en la perspectiva errada que tenía. El subestimó sus propios éxitos y también menospreció la contribución de los demás. La solución, al menos en parte, fue que él pudiera vislumbrar la situación desde el punto de vista de Dios. Lo mismo vale para nosotros cuando enfrentamos desalientos en la vida cristiana.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

19.2 Jezabel estaba furiosa por la muerte de sus profetas porque le habían dicho todo lo que ella quería escuchar, profetizando su futuro de poder y gloria. El trabajo de ellos era deificar al rey y a la reina, y ayudar a perpetuar su reino. Jezabel también estaba enojada porque la gente que la apoyaba había sido eliminada, y su orgullo y autoridad habían sido dañados. El dinero que había invertido en estos profetas estaba ahora perdido.Elías, el que causó la muerte de los profetas, era una espina clavada en Jezabel porque siempre estaba prediciendo oscuridad y fatalidad. Debido a que no pudo controlar sus acciones, hizo un voto para matarlo. Mientras el profeta de Dios estuvo ahí, ella no pudo llevar a cabo todo el mal que quería.19.3ss Elías experimentó la intensidad de la fatiga y del desaliento después de sus dos grandiosas victorias espirituales: la derrota de los profetas de Baal y la respuesta a su oración por lluvia. A menudo, después de grandes victorias espirituales, llega el desaliento, especialmente aquellas que requieren esfuerzo físico o que producen una gran emoción. Para sacarlo de la depresión, Dios permitió primero que Elías comiera y descansara. Luego, lo confrontó con la necesidad de regresar a su misión en la vida: hablarle de parte de Dios a Israel. Las batallas de Elías no se habían terminado, todavía había trabajo que realizar. Cuando se sienta deprimido después de una gran experiencia espiritual, recuerde que el propósito de Dios para su vida todavía no se ha terminado.19.8 Cuando Elías huyó al monte Horeb, estaba regresando al lugar sagrado donde Dios le dio a Moisés sus leyes para la humanidad. Obviamente, Dios le dio a Elías una fuerza especial para viajar esta gran distancia (casi 320 km) sin comida adicional. Como Moisés antes que él y como Jesús después de él, Elías ayunó cuarenta días y cuarenta noches (Deu 9:9; Mat 4:1-2). Siglos más tarde, Moisés, Elías y Jesús estarían juntos en la cima de una montaña (Luk 9:28-36).19.10 Elías pensó que era la única persona que todavía seguía leal a Dios. Después de experimentar una gran victoria en el monte Carmelo, tuvo que huir para salvar su vida. En su soledad y desaliento, se olvidó de que había otros que permanecieron fieles a Dios en medio de la maldad de la nación. Cuando se vea tentado a sentir que es el único que permanece fiel a una tarea, no se detenga para sentir lástima por usted mismo. La autocompasión diluirá lo bueno que está haciendo. Esté seguro que, aunque no sepa quiénes son, hay otros que están obedeciendo fielmente a Dios y llevando a cabo sus deberes.19.11-13 Elías conocía el susurro gentil de la voz de Dios. Se dio cuenta de que Dios no se revela a sí mismo solamente en formas milagrosas y poderosas. Buscar a Dios sólo en cosas grandes (reuniones populares, iglesias, conferencias, líderes muy reconocidos) puede significar perderlo, porque a menudo se encuentra en un susurro, en la tranquilidad de un corazón humilde. ¿Escucha usted a Dios? Retírese del ruido y de la actividad de su vida ocupada, y escuche humilde y tranquilamente la dirección de El. Puede llegar cuando menos la espere.19.15, 16 Dios le pidió a Elías que ungiera a tres personas diferentes. El primero fue Hazael, como rey de Siria. Elías tenía que ungir a un rey enemigo porque Dios iba a usar a Siria como instrumento para castigar a Israel por sus pecados. Siria fue el castigo externo.El castigo interno provino de Jehú, el siguiente hombre que Elías ungió. Como rey de Israel, Jehú destruiría a aquellos que adoraran al dios falso Baal (2 Reyes 9, 10).La tercera persona que Elías ungió fue Eliseo, el profeta que lo sucedería. La tarea de Eliseo fue trabajar en Israel, el reino del norte, y ayudar a dirigir al pueblo de regreso a Dios. El reino del sur estaba gobernado en este tiempo por Josafat, un rey dedicado a Dios.19.18 Besar a Baal significaba besar a algún objeto que lo representaba para mostrarle lealtad.19.19 La túnica era el artículo más importante que una persona podía poseer. Se usaba para protegerse del clima, como lecho, para sentarse y como maleta. Podía darse como garantía por una deuda o podía ser hecha tiras para mostrar pesar. Elías puso su manto en los hombros de Eliseo para mostrar que él sería su sucesor. Más tarde, cuando hubo terminado la transmisión de poder. Elías dejó su manto para Eliseo (2Ki 2:11-14). ACABLos reyes de Israel, tanto buenos como malos, tenían profetas enviados por Dios para aconsejarlos, enfrentarlos y ayudarlos. El rey David tuvo un gran amigo en la persona del profeta de Dios, Natán; Acab pudo haber tenido igualmente un amigo en Elías. Pero si bien David escuchó a Natán, y estuvo dispuesto a arrepentirse de sus pecados, Acab vio a Elías como enemigo. ¿Por qué? Porque Elías siempre le traía malas nuevas. Pero Acab se negó a reconocer que era su constante desobediencia a Dios y su persistente idolatría lo que había acarreado el mal a la nación y no las profecías de Elías. Culpó a Elías por llevar las profecías de juicio, en vez de aceptar su consejo y volverse de sus malos caminos.Acab quedó atrapado por sus propias decisiones y no estuvo dispuesto a tomar la acción correcta. Como rey, era responsable ante Dios y su profeta Elías, pero estaba casado con una mujer malvada que lo incitó a la idolatría. Era un hombre infantil que rezongaba durante días si no podía salirse con la suya. Aceptó el consejo de su malvada esposa, escuchó sólo a los «profetas» que le traían buenas nuevas, y se rodeó de gente que lo animaba a hacer lo que quería. Pero el valor del consejo no puede ser juzgado por el número de personas que estén a favor o en contra. Acab decidió con firmeza seguir la opinión de la mayoría que lo rodeaba, y eso lo llevó a la muerte.Puede parecer agradable tener a alguien que nos anime a hacer lo que queremos, porque el consejo que va en contra de nuestros deseos es difícil de aceptar. Sin embargo, nuestras decisiones deben estar basadas en la calidad del consejo, no en la opinión de la mayoría de nuestros amigos. Dios nos alienta a obtener consejos de gente sabia, ¿pero cómo podemos evaluar el consejo que recibimos? El consejo que va de acuerdo con la Palabra de Dios es confiable. Siempre debemos separar el consejo de nuestros propios deseos, de la opinión de la mayoría o de cualquier cosa que parezca «mejor» a nuestra perspectiva limitada, y enfrentarlo a los mandatos de Dios. Nunca nos llevará a que hagamos lo que está prohibido en su Palabra. No debemos actuar como Acab, sino que debemos confiar en consejeros santos y tener el valor de levantarnos en contra de aquellos que quisieran hacernos ir en contra de los mandatos de Dios.Puntos fuertes y logros :– Octavo rey de Israel– Líder capaz y estratega militarDebilidades y errores :– El rey más malvado de Israel– Se casó con Jezabel, una mujer pagana, y permitió que promoviera la adoración aBaal– Se encaprichó por no poder apropiarse de un pedazo de tierra, por eso su esposa mandó matar a su dueño Nabot.– Estaba acostumbrado a salirse con la suya, y se deprimía cuando no lo lograbaLecciones de su vida :– La elección de la pareja tendrá un efecto significativo en la vida: en lo físico, espiritual y emocional– El egoísmo, si no se lo controla, puede llevar a una gran maldadDatos generales :– Dónde: Reino del norte de Israel– Ocupación: Rey– Familiares: Esposa: Jezabel. Padre: Omri. Hijos: Ocozías, Joram– Contemporáneos: Elías, Nabot, Jehú, Ben-adad y JosafatVersículos clave :»Y Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes que él[…] y tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró. E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria. Hizo también Acab una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel» (1Ki 16:30-33)La historia de Acab se relata en 1 Reyes 16.28-22.40. Además se menciona en 2 Crónicas 18-22; Mic 6:16. 19.21 Al matar a sus bueyes, Eliseo hizo un compromiso fuerte de seguir a Elías. Sin ellos, no podría regresar a su vida de rico granjero. Esta comida fue algo más que una fiesta típica entre granjeros. Era una ofrenda de agradecimiento a Dios, el que había elegido a Elías como profeta suyo.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1454 1Re 16:29; 1Re 21:25

b 1455 1Re 16:31

c 1456 1Re 18:40

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Así en algunas versiones antiguas; en el T.M., y todo lo que

Fuente: La Biblia de las Américas

[=] *1Re 18:40

[.] Elías tuvo miedo y huyó para salvar su vida. Así, pues, el milagro no solucionó milagrosamente los problemas de la fe. Se puede ver en el mapa cómo Elías atraviesa de norte a sur los dos reinos de Israel y de Judá. El Carmelo dista 250 kilómetros de Bersebá, último pueblo antes del desierto, en el sur de Judá. El camino será demasiado largo para ti (7). Elías iba solamente a la entrada del desierto para ponerse a salvo, pero Dios lo lleva mucho más allá. Se le da un pan misterioso que recuerda el maná de los hebreos en el desierto y el pan eucarístico que dará Jesús para nuestro camino espiritual (Juan 6,8). Caminó cuarenta días y cuarenta noches… (8). (Ver Ex 24,18). Elías va al encuentro de Yavé. Jesús mismo irá al desierto como a una prueba necesaria, y nosotros también necesitamos en ciertos momentos , o que Dios, a la fuerza, nos ponga en el desierto, es decir, a solas con nuestra pobreza, para saber mejor cuánta falta nos hace él. (Ver también Os 2,16.) El camino solitario de Elías anuncia el itinerario que habrán de emprender los que buscan a Dios. Por más que necesitemos el apoyo del cónyuge, de los compañeros, de la Iglesia, cada uno sigue su propio camino, y encuentra a Dios a solas.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[3] Dios lo deja a sus propias fuerzas.[4] Eclo 30, 17.[17] Armado de celo contra mis enemigos.

Fuente: Notas Torres Amat