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Comentario de 1 Reyes 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Reyes 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Cuando se acercaban los días de la muerte de David, mandó a su hijo Salomón diciendo:

los días. Gén 47:29; Deu 31:14; Deu 33:1; 2Ti 4:6; 2Pe 1:13-15.

encargó. Núm 27:19; Deu 3:28; Deu 31:23; Hch 20:28-31; 1Ti 1:18; 1Ti 6:13; 2Ti 4:1.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

David, habiendo dado un encargo a Salomón, 1Re 2:1-2,

de religiosidad, 1Re 2:3-4;

de Joab, 1Re 2:5-6;

de Barzillai, 1Re 2:7;

de Simei, 1Re 2:8-9;

muere, 1Re 2:10-11.

Salomón sucede a David, 1Re 2:12.

Adonías, habla con Betsabé para que le den a Abisag, pero es muerto, 1Re 2:13-25.

Abiatar, habiéndole preservado la vida, es privado del sacerdocio, 1Re 2:26-27.

Joab huyendo a los cuernos del altar, es muerto ahí, 1Re 2:28-34.

Benaía es puesto a cargo en lugar de Joab y Sacod en lugar de Abiatar, 1Re 2:35.

Simei, confinado a Jerusalén, por causa de ir de ahí a Gat, es ejecutado, 1Re 2:36-46.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

ordenó a Salomón: David seguía un precedente espiritual, así como una costumbre del antiguo medio oriente de darle instrucciones a los hijos (1Cr 28:1-211Cr 29:1-30). La orden de David a Salomón era una reminiscencia de las palabras de Moisés a los israelitas (Deu 31:6) y de la exhortación de Jehová a Josué (Jos 1:6Jos 1:7Jos 1:9). Estas instrucciones específicas hicieron eco de las normas de rectitud asociadas al pacto de Moisés (Deu 5:33Deu 8:6Deu 8:11Deu 11:1Deu 11:22).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Ultimas instrucciones de David a Salomón (2:1-9).
1 Llegaron los días de la muerte para David, y dio sus instrucciones a Salomón, su hijo, diciéndole: 2 “Yo me voy por el camino de todos; esfuérzate, pues, y sé hombre. 3 Sé fiel a Yahvé, tu Dios, marchando por sus caminos, guardando sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos como están escritos en la ley de Moisés, para que seas afortunado en cuanto hicieres y dondequiera que vayas; 4 de manera que cumpla Yahvé su palabra, la que a mí me ha dado, diciendo: Si tus hijos siguen su camino ante mí en verdad y con todo su corazón y toda su alma, no te faltará jamás un descendiente sobre el trono de Israel. 5 Bien sabes también tú mismo lo que me ha hecho Joab, hijo de Sarvia; lo que hizo con los dos jefes del ejército de Israel, Abner, hijo de Ner, y Amasa, hijo de Jeter, que los mató, derramando en la paz la sangre de la guerra y manchando con la sangre inocente el cinturón que ceñía sus lomos y los zapatos que calzaban sus pies. 6 Haz, pues, con él conforme con tu sabiduría y no dejes que sus canas bajen en paz a la morada de los muertos. 7 Trata con benevolencia a los hijos de Barzilai el galadita y sean de los invitados a tu mesa, pues hicieron así bien conmigo cuando yo iba huyendo de Absa-lón, tu hermano. 8 Ahí tienes también a Semeí, hijo de Güera, benjaminita, de Bajurim, que profirió contra mí violentas maldiciones el día que iba yo a Majanaím. Cuando luego me salió al encuentro al Jordán, yo le juré por Yahvé, diciendo: No te haré morir a espada. 9 Pero tú no le dejes impune, pues, como sabio que eres, sabes cómo has de tratarle, y harás que con sangre bajen sus canas al sepulcro.”

David reconoce que el fin de su carrera mortal se aproxima, y quiere aprovechar los últimos momentos para aconsejar a su hijo empleando los conceptos que utilizó Moisés al hablar a Josué (Deu 31:7-23) y recordarle la venganza de sangre y la eficacia de las maldiciones (v.8). En el v.4 se hace referencia a la promesa hecha a David mediante el profeta Natán (2Sa 7:12-16). Le recuerda los dos homicidios de Joab (2Sa 3:21-27; 2Sa 20:8-12), derramando sangre en época de paz, sangre que a grandes voces pedía venganza. Con estas muertes mancilló Joab el honor del rey y le hizo odioso al pueblo, dándole pie para creer que fue David el instigador de las mismas. El rey o sus descendientes deben vengar tales muertes. No habla de la de Absalón por haberle matado Joab en pleno combate. De Barzilai y de sus buenos servicios al rey hablamos en otro lugar (2Sa 17:27-29; 2Sa 19:32). En cuanto a Semeí (2Sa 16:555; 2Sa 19:1755), no quiere David faltar a su juramento; pero encarga a su hijo que anule los efectos de las maldiciones proferidas por él (2Sa 16:555).

Muerte de David (2Sa 2:10-12).
10 Durmióse David con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David. 11 El tiempo que reinó David sobre Israel fue de cuarenta años: siete años reinó en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. 12 Sentóse Salomón en el trono de David, su padre, y su reino quedó muy firme.

Murió David y fue sepultado en la ciudad que lleva su nombre. Tradiciones recientes colocaban el sepulcro de David en Belén o en una dependencia del Cenáculo (Benjamín De Tudela); pero era natural que sus restos mortales descansaran en un mausoleo levantado en la ciudad que arrebató a los jebuseos, En las excavaciones hechas por R. Weill durante los años 1913-1914 creyóse haberse encontrado el sepulcro de los trece primeros reyes de la dinastía davídica cerca de la piscina de Siloé; pero su optimismo no encontró eco entre los historiadores y exegetas l .
Según los cómputos, murió David a los setenta años de edad (2Sa 5:4), después de un reinado de cuarenta, en cifras redondas. Con su muerte desaparecía el que ha sido llamado modelo de reyes y tipo del Mesías. Son pocos los datos que la historia ha dejado para poder dar un juicio certero y cabal de su obra. La Biblia ha puesto de relieve “que Yahvé estaba con él,” que le asistía en todo momento y que le colmó de bienes. Dios escogió a David por rey de Israel; lo tomó de la majada, de detrás de las ovejas, para ser príncipe en Israel (1Sa 7:8-9). Con el auxilio de Dios y su propio valor y constancia fue venciendo los obstáculos que cerraban sus pasos al trono, llevando una vida arriesgada y errante, con la mirada fija en la meta que debía alcanzar. Muerto Saúl, fue requerido para que reinara sobre Judá (2Sa 2:4), ejemplo que siguieron poco después las tribus del Norte (2Sa 5:1-3). Con este acto, el rey, con poder personal, se convierte en monarca de Judá y de Israel, es decir, de un reino unido bajo el imperio de su persona. Durante toda su vida demuestra David fe y piedad, celo por el arca y por el culto. Quiso edificar un templo a Yahvé, sirviendo de modelo el palacio que había levantado en la ciudad de David para él y su familia; pero si no tuvo este honor, fue él quien adquirió los terrenos y construyó un altar en la era de Areuna (2Sa 24:2255), donde más tarde levantará Salomón el edificio. Pero, a pesar de su piedad, cayó en el pecado, cometiendo un adulterio y un homicidio (2Sa 11:1ss). Si pecó, como puede hacerlo cualquier rey humano, se arrepintió sinceramente de su falta tan pronto como el profeta Natán le echó en cara sus crímenes, en lo que no suelen imitarlo los reyes de este mundo. Durante su vida vivió oprimido por su culpa y recibió con resignación los castigos que le mandó Dios. Menos conocido es el aspecto profano del reinado de David. Sabemos que con su diplomacia supo mantener el equilibrio entre Judá e Israel, turbado más de una vez. Bastaba cualquier pretexto, como el que invocaba Seba (2Sa 20:1), para que se manifestasen las susceptibilidades de ambos reinos. En lo exterior tuvo a raya a los enemigos tradicionales del pueblo hebreo: filisteos, amonitas, moabitas, amalecitas, árameos, etc. A los jebuseos arrebató la ciudad de Jerusalén, que, dadas sus condiciones geográficas, convirtió en capital de su reino. Para llevar a término tantas guerras contaba principalmente con una legión extranjera y tropas mercenarias. A la paz entre las tribus, al menos aparente, acompañó la tranquilidad en las fronteras, dominando a cananeos y jebuseos, sometiendo a tributo a otros pueblos e imponiéndose por su prestigio a todas las naciones colindantes hasta el Introitus Hamat 2. El reino de pavid tuvo atisbos de imperio. Murió David en la brecha, luchando por la grandeza y unidad del reino.
Al desgaste físico se unió el drama de su familia, que aceleró su marcha hacia el sepulcro. En su umbral salvó a Israel de una lucha civil para ocupar su trono vacante. De no ser la imprudencia de Adonías, acaso David hubiera muerto sin arreglar el problema de su descendencia. Murió David hacia el año 970 a.C.

Muerte de Adonías (2Sa 2:13-25).
13 Adonías, hijo de Jaguit, fue en busca de Betsabé, madre de Salomón. Ella le dijo: “¿Vienes de paz?” Y él respondió: “De paz.” 14 El añadió: “Quisiera decirte una palabra.” “Habla,” le dijo ella. 15 Y él dijo: “Tú sabes que el reino era mío y que todo Israel había puesto en mí los ojos para hacerme rey; pero el reino ha sido traspasado y dado a mi hermano, porque Yahvé se lo había destinado. 16 Una sola cosa te pido ahora; no me la niegues.” Ella respondió: “Di.” 17 Y él prosiguió: “Te pido que digas a Salomón, porque él no te lo negará, que me dé por mujer a Abisag la sunamita.” 18 Betsabé dijo: “Bien; yo hablaré por ti al rey.” 19 Betsabé fue a hablar a Salomón por Adonías, y el rey se levantó para salir a su encuentro, la besó, y, sentándose sobre su trono, hizo poner otro para de madre del rey y la sentó a su derecha. 20 Ella le dijo entonces: “Tengo una cosita que pedirte; no me la niegues.” Y el rey la dijo: “Pide, madre mía, que yo no te negaré nada.” 21 Ella le dijo: “Que le des por mujer a Adonías, tu hermano, Abisag la sunamita.” 22 El rey Salomón preguntó a su madre: “¿Por qué pides tú para Adonías a Abisag la sunamita? Pide ya el reino para él, pues que es mi hermano mayor y tiene con él a Abiatar, sacerdote, y a Joab, hijo de Sarvia.” 23 Y juró por Yahvé, diciendo: “Así me haga Yahvé y así me añada si no ha sido pronunciada contra su vida esta palabra de Adonías. 24 Ahora, pues, vive Yahvé, que me ha confirmado y me ha establecido sobre el trono de David, mi padre, y me ha edificado mi casa, según su promesa, que hoy mismo morirá Adonías.” 25El rey Salomón mandó a Banayas, hijo de Jo-yada, que le hirió, y Adonías murió.

A Adonías había Salomón perdonado la vida, imponiéndole, sin embargo, la orden de marcharse a su casa y conducirse lealmente (2Sa 1:52). Enamorado de Abisag la sunamita (2Sa 1:3), quiso desposarla. Sabido es que, a la muerte del rey, el harén pasaba a su sucesor. Si alguien lograba casarse con alguna mujer o concubina del rey, adquiría un título que le daba derecho a la sucesión (2Sa 3:8). De ahí que Absalón abusó de las concubinas de su padre ante todo el pueblo para confirmar sus pretensiones al trono (2Sa 16:22). Abisag no era propiamente del harén de David, pero el pueblo opinaba lo contrario. El monarca comprendió las intenciones malignas de Adonías al pedir la mano de Abisag, y así se lo da a entender a su madre.
Con el apoyo de un gran sector, por su condición de hermano mayor, con la sunamita por esposa tenía Adonías en sus manos títulos suficientes para derrocar a Salomón y ocupar el trono de Judá y de Israel. ¿Había en las palabras de Adonías indicios de una conjura en gran escala? Puede ser. Salomón, con su juramento (1Sa 3:17; 1Sa 14:44), afirma que la mano de Adonías mueve turbiamente a Betsabé a hacerle tal petición, y con igual firmeza decreta su muerte. ¿Puede Salomón proceder con guante blanco en unos momentos decisivos para el trono? ¿No ha manifestado su padre su voluntad? ¿No es manifiesta la voluntad de Dios de que sea él el sucesor de David? En pocas palabras refiere el texto la ejecución de Adonías.

Abiatar, desterrado (1Sa 2:26-27).
26 Luego dijo el rey al sacerdote Abiatar: “Vete a tus tierras de Anatot. Tú merecías la muerte, pero yo no quiero hacerte morir ahora, por haber llevado el arca de Yahvé delante de David, mi padre, y porque participaste en los trabajos de mi padre.” 27Echó, pues, Salomón a Abiatar para que no fuese sacerdote de Yahvé, cumpliéndose así la palabra que había pronunciado Yahvé contra la casa de Helí en Silo.

Entre bastidores apoyaba Abiatar la causa de Adonías. Por haber llevado el arca de Yahvé (2Sa 15:24-29) y por haber compartido las penalidades de su padre, David, desde que escapó de la matanza de Nob (1Sa 22:18-23), Salomón le perdonó la vida, desterrándole a Anatot, ciudad levítica (Jos 21:18), a cuatro kilómetros al nordeste de Jerusalén, famosa por haber nacido allí el profeta Jeremías. Este castigo es, además, el epílogo de la amenaza divina contra la casa de Helí (1Sa 2:30-36; 1Sa 3:10-18).

Muerte de Joab (1Sa 2:28-35).
28 Llegaron estas noticias a Joab, que había seguido el partido de Adonías, aunque no había seguido el de Absalón, y se refugió en el tabernáculo de Yahvé, cogiéndose a los cuernos del altar. 29 Dijeron a Salomón que Joab se había refugiado en el tabernáculo de Yahvé y estaba agarrado a los cuernos del altar; y Salomón mandó decir a Joab: ¿Qué sucedió para que huyeses al altar?” Y contestó Joab: “Es que he temido de ti y me he refugiado cerca del Señor.” Y Salomón mandó a Banayas, hijo de Joyada, diciendo: “Ve y hiérele.” 30 Llegado al tabernáculo de Yahvé, Banayas dijo a Joab: “Así habla el rey: Sal.” Pero él respondió: “No; quiero morir aquí.” Banayas llevó al rey esta respuesta, diciendo: “Esto he dicho a Joab y esto me ha contestado.” 31 El rey dijo a Banayas: “Haz como él dice: Hiérele y sepúltale, y quita hoy de sobre mí y de sobre la casa de mi padre la sangre inocente que Joab ha derramado. 32 Haga caer Yahvé esa sangre sobre su cabeza, pues mató a dos hombres más rectos y mejores que él, dándoles la muerte con la espada, sin que nada supiera mi padre, David: a Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Israel, y a Amasa, hijo de Jeter, jefe del ejército de Judá. 33 Su sangre caerá sobre la cabeza de Joab y sobre la de sus descendientes por siempre, mientras que sobre David y su descendencia, sobre su casa y su trono, dará siempre Yahvé su paz.” 34 Subió entonces Banayas, hijo de Joyada, y le hirió, matándole, y Joab fue sepultado en su sepulcro en el desierto. 35 Puso el rey en su lugar, por jefe del ejército, a Banayas, hijo de Joyada, y al sacerdote Sadoe en el lugar de Abiatar.

Joab temió correr la misma suerte que los otros jefes de la conjuración y trató de salvar su vida buscando asilo en los cuernos del altar del tabernáculo de Yahvé. Pero, conforme a la Ley (Exo 21:14), debía morir. A sangre fría, y por temor a que le suplantara, no temió matar a Abner (2Sa 3:27), aduciendo las leyes de la venganza de sangre por la muerte de su hermano Azael (2Sa 2:22). Mientras besaba a Amasa, le introdujo la espada en sus entrañas, desplomándose (2Sa 20:9). Tanta sangre inocente derramada en tiempo de paz (v.5) debía ser vengada. Por los favores que hizo a su padre, David, se autorizó fuera sepultado en el mausoleo familiar, que se encontraba en las afueras de Belén, al descampado, donde estaba también sepultado su hermano Azael (2Sa 2:32). Banayas le sustituyó en la jefatura del ejército; Sadoc quedó único sumo sacerdote, descendiente de la rama de Eleazar.

Aviso a Semeí (2Sa 2:36-46).
36 Hizo el rey llamar a Semeí y le dijo: “Hazte una casa en Jerusalén y habita en ella, sin salir ni entrar para nada. El día en que salgas y pases el torrente de Cedrón, 37 sabe que con toda certeza morirás; será tu sangre sobre tu cabeza.” 38 Semeí respondió al rey: “La orden es buena. Como lo dice mi señor el rey, así hará tu siervo.” Semeí estuvo mucho tiempo en Jerusalén; 39 pero, al cabo de tres años, dos siervos de Semeí huyeron a refugiarse junto a Aquis, hijo de Maaca, rey de Gat. Le dijeron a Semeí: “Tus siervos están en Gat”; 40 y, levantándose, montó en su asno y se fue a Gat, a Aquis, en busca de sus siervos, y de vuelta, se los trajo con él. 41 Informaron a Salomón de que Semeí había ido de Jerusalén a Gat y estaba ya de vuelta; 42 y mandando llamar a Semeí, le dijo: “¿No te conjuré yo por Yahvé y no te advertí que el día en que salieras acá o allá sería el de tu muerte? Y me dijiste tú: La orden es buena y la obedeceré. 43 ¿Por qué, pues, no has guardado el juramento de Yahvé y la orden que yo te di ?” 44 Y siguió el rey diciendo a Semeí: “Bien sabes tú, tu corazón lo sabe muy bien, todo el mal que hiciste a David, mi padre. Yahvé hace recaer tu maldad sobre tu cabeza, 45 mientras que el rey Salomón será bendecido y el trono de David afirmado por siempre ante Yahvé.” 46 Dio el rey orden a Banayas, hijo de Joyada, que salió e hirió a Semeí, y Semeí murió. El reino se afirmó en las manos de Salomón.

Había David afirmado con juramento a Semeí que no le haría morir a espada (2Sa 19:17); pero encargó a Salomón no le dejara impune a causa de las maldiciones que profirió contra él. Salomón buscó una ocasión propicia para cumplir con una y otra voluntad de su padre. Empezó por someterlo a una libertad vigilada, quizá por estar también comprometido con la causa de Adonías. Se le prohibe salir de Jerusalén e incluso atravesar el torrente Cedrón (2 Sam 15:23) para ir a su casa de Bajurim, en la vertiente oriental del monte Olívete. Buena le pareció a Semeí la propuesta del rey, que se obligó conjuramento a cumplir. Según 1Sa 27:2, Aquis, rey de Gat, era hijo de Maoc. Era Gat una de las cinco grandes ciudades filisteas; dos veces habíase refugiado David allí (1Sa 21:11-16; 1Sa 27:2ss). No atravesó Semeí el torrente Cedrón, pero hizo un recorrido superior a los cuarenta kilómetros en dirección al sudoeste de la capital. En seguida se enteró Salomón de esta salida de Semeí, que, por perjuro y para anular los efectos de sus maldiciones, fue condenado a muerte. Después de la maldición que pronuncia el rey en el v-44, añade inmediatamente una bendición para contrarrestar los efectos de aquélla. Con estas medidas se afirma el reino de Salomón. Muertos los conspiradores, nadie pensó en adelante en disputarle su derecho al trono, que en tres años quedó afianzado (v.39).

Fuente: Biblia Comentada

ordenó a Salomón. Era normal que los dirigentes exhortaran a sus sucesores, como en el caso de Moisés (Deu 31:7-8), Josué (Jos 23:1-6) y Samuel (1Sa 12:1-25). Del mismo modo, David hizo una exhortación final a Salomón.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1Re 2:1-11 : Ante la proximidad de su muerte, David manifiesta sus últimas voluntades a Salomón imitando el testamento de otros grandes personajes, como Jacob, Moisés, Josué o Samuel. Tras las recomendaciones políticas de 1Re 2:5-9 se intuyen propósitos de tipo propagandístico, tendentes a justificar las violentas medidas llevadas a cabo por el nuevo rey (1Re 2:13-46).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La muerte de David. No se nos cuenta cuánto tiempo gobernó Salomón como corregente antes de que David muriera. El relato va directamente a la noche antes de la muerte del anciano rey.

Primero, David le da a Salomón consejos sobre asuntos espirituales. Debe andar en los caminos de Jehovah y guardar sus mandamientos. David entiende que la promesa de Jehovah de una dinastía esta ble para siempre (2 Sam. 7) depende de la fidelidad de sus descendientes (4), un hecho que gana más y más significado al progresar la historia.

En segundo lugar, David instruye a Salomón sobre qué hacer acerca de algunos asuntos que habían quedado pendientes. Los asesinatos de Joab en contra de la voluntad de David deben ser vengados; los hijos de Barzilai deben ser recompensados por su fidelidad; y Simei debe ser castigado por maldecir a David durante la rebelión de Absalón. No da instrucciones específicas sobre Joab y Simei; David solo le dice a Salomón que actúe de acuerdo con su sabiduría (6, 9). El discurso del moribundo que comenzó prometedor con consejos espirituales termina sombrío y con amenazas. Lo sigue la noticia formal de la muerte y sepultura de David, de la misma manera que ocurre a través de los libros de Rey.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

2.3, 4 David le enfatizó a Salomón la necesidad de hacer que Dios y sus leyes fueran el centro de su vida personal y gobierno para poder preservar el reino, como Dios había prometido hacerlo (2 Samuel 7). Esta promesa de Dios constaba de dos partes: una parte era condicional y dependía de las acciones del rey actual. La otra parte era incondicional.La promesa condicional de Dios era que David y sus descendientes permanecerían como reyes solamente si lo honraban y lo obedecían. Cuando los descendientes de David no hicieron esto, perdieron el trono (2 Reyes 25). La promesa incondicional de Dios era que la línea ancestral de David continuaría para siempre. Esto se cumplió con el nacimiento de Jesucristo, un descendiente de David que además fue el Hijo eterno de Dios (Rom 1:3-4). David, cuya vida fue un ejemplo de obediencia, dio un buen consejo a su hijo, el siguiente rey. Dependía de Salomón seguirlo.2.5-7 Joab resume a aquellos que son crueles para alcanzar sus metas. Su fuerza era su único código y el ganar la batalla su única ley. Quería obtener poder de sí mismo y protegerlo. En contraste Barzilai se levanta por aquellos que son leales a Dios y viven por medio de sus normas. Cuando se le ofreció la gloria, por ejemplo, desinteresadamente pidió que se le fuera otorgada a su hijo. ¿Acaso utiliza su puesto de liderazgo para servirse para servir a Dios?2.5-9 David le dio a Salomón un consejo muy severo respecto de sus enemigos. Este consejo estaba designado a ayudar al joven rey a asegurar su trono, y solo estaba dirigido hacia enemigos flagrantes, hacia aquellos que se oponían a Dios oponiéndose al rey designado por El. Legalmente, David le estaba pidiendo a Salomón que otorgara a sus enemigos el castigo que se merecían. Estaba en contra tanto de la ley civil como de la ley de Dios que Simei maldijera al rey (Exo 22:28).2.10 David murió aproximadamente a la edad de setenta años (2Sa 5:4-5). Véase el perfil de David en 1 Samuel 17 para más información acerca de su vida.2.15-22 Este no fue un caso de amor frustrado, aun cuando Adonías probablemente esperaba que Betsabé pensara eso. Adonías quería a Abisag porque ella había sido la última concubina de David. El dormir con la concubina del rey era equivalente a reclamar el trono. Absalón hizo lo mismo cuando se rebeló en contra de David (2Sa 16:20-23). Salomón entendió muy bien lo que Adonías estaba tratando de hacer.2.26, 27 Cuando era joven, Abiatar fue el único que escapó cuando el rey Saúl masacró a todos los sacerdotes en la ciudad de Nob (1Sa 22:11-23). Entonces, Abiatar llegó a ser el sumo sacerdote bajo el gobierno de David y permaneció leal a él a lo largo de su reinado. Cuando apoyó el erróneo reclamo de Adonías al trono después de la muerte de David (1Sa 1:7), Salomón lo forzó a dejar el sacerdocio, cumpliendo así la profecía de 1Sa 2:27-36 de que los descendientes de Elí no continuarían sirviendo como sacerdotes.2.31 Joab había pasado su vida tratando de defender su puesto como general del ejército de David. En dos ocasiones David trató de reemplazarlo, y en ambas ocasiones Joab mató a traición a sus rivales antes de que asumieran el mando (2Sa 3:17-30; 2Sa 19:13; 2Sa 20:4-10). Debido a que Joab estaba a su servicio, David era el responsable de estas muertes sin sentido. Pero por razones políticas y militares (véase la nota a 2Sa 3:39), David decidió no castigar públicamente a Joab. En vez de eso, maldijo personalmente a Joab y a su familia (2Sa 3:29). Salomón, al castigar a Joab, estaba declarando públicamente que David no fue parte de los crímenes de Joab, y así retiraba la culpa de David y la colocaba en Joab, a quien pertenecía.2.35 Abiatar el sumo sacerdote y Joab el comandante del ejército fueron hombres clave para el reinado de David. Pero cuando conspiraron en contra de Salomón, fueron reemplazados por Sadoc y Benaía. Sadoc, descendiente de Aarón, había sido un sacerdote prominente durante el reinado de David y también fue leal a Salomón después de la muerte de David. Se le puso a cargo del arca del pacto (2Sa 15:24ss). Sus descendientes estuvieron a cargo del templo hasta su destrucción. En un momento, Benaía fue uno de los hombres poderosos de David (2 Samuel (2Sa 23:20-23) y capitán de la guardia personal de David.2.46 Salomón ordenó las ejecuciones de Adonías, Joab y Simei, forzó a Abiatar a renunciar al sacerdocio, y luego designó hombres nuevos para que tomaran sus lugares. Llevó a cabo estas cosas rápidamente y aseguró su dominio sobre el reino. Al ejercer la justicia y al atar los cabos sueltos que podrían afectar la estabilidad futura de su reino, Salomón estaba promoviendo la paz y no el derramamiento de sangre. Fue un hombre de paz en dos sentidos: no fue a la guerra, y puso fin a la rebelión interna.¿Quiénes se unieron a la conspiración de Adonías y quiénes permanecieron leales a David?Compare el destino de aquellos que se rebelaron y de aquellos que permanecieron leales a David, el líder designado por Dios. Adonías, el líder de la conspiración, encontró una muerte violenta (2.25). Aquellos que se rebelaron contra los líderes de Dios se rebelaron contra Dios.SE UNIERON A ADONIASJOAB (1.7) Brillante general militar y comandante del ejército de David. Continuamente demostró su creencia de que los asesinatos a sangre fría eran tan aceptables como una batalla justa. Salomón lo mandó a ejecutar más tarde.ABIATAR (1.7) Uno de los dos sumos sacerdotes bajo el reinado de David. Fue hijo de Ahimelec, el que ayudó a David, y este prometió protegerlo. Abiatar pagó la ayuda de David con traición. Salomón se encargó que desapareciera más tarde, cumpliendo así la profecía de que la línea de sacerdocio de Elí terminaría (1Sa 2:31).JONATAN (1Sa 1:42) Hijo de Abiatar. Ayudó a David a detener la rebelión de Absalón (2Sa 17:17-22), pero apoyó esta rebelión hecha por otro de los hijos de David.CONDUCTORES DE CARROS (2Sa 1:5) Contratados por Adonías, aparentemente más leales al dinero que a su rey.PERMANECIERON CON DAVIDSADOC (2Sa 1:8) El otro sumo sacerdote bajo el reinado de David. Su lealtad le confirió el privilegio de coronar a Salomón. Llegó a ser el único sumo sacerdote bajo el reinado de Salomón.BENAIA (2Sa 1:8) Se distinguió a sí mismo como gran guerrero. Comandó una división del ejército de David, más de 24,000 hombres. Uno de los treinta, además también estaba a cargo de la guardia personal de David. Más tarde Salomón lo hizo comandante en jefe del ejército.NATAN (2Sa 1:8) Profeta de Dios prominente durante el reinado de David. La Biblia dice que escribió una historia de David y Salomón.SIMEI (2Sa 1:8) Este hombre fue probablemente el Simei que fue recompensado por Salomón y designado gobernador de distrito de la tribu de Benjamín (2Sa 4:18).REI (2Sa 1:8) Sólo se menciona aquí. Posiblemente fue un oficial del ejército. El nombre significa «y sus amigos».LOS GRANDES HOMBRES DE DIOS (2Sa 1:8, 2Sa 1:10) El ejército de David estaba altamente organizado con siete divisiones de tropas diferentes. Es suficiente saber que muchos de sus líderes permanecieron leales a su rey.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 116 Sal 89:48; Ecl 12:7

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

[.] Guarda las ordenanzas de Yavé, tu Dios (3). Esta es la sabiduría de los profetas si el rey y su pueblo cumplen esas leyes, tendrán prosperidad. Joab… Semeí… (5 y 8). David los había perdonado; ¿por qué, ahora, pide a Salomón que los mate? No se debe a un rencor de David, sino a que es supersticioso como la gente de su tiempo. Para ellos, aquella maldición proferida por Semeí (2 Sam 16,6) o por cualquier otro queda como suspendida en el aire y podría caer de improviso sobre los descendientes de David. Eliminar a Semeí es el medio más eficaz para que la maldición caiga sobre él mismo y se salven los descendientes de David. Asimismo la sangre derramada por Joab (2 Sam 3,28) y es mejor eliminarlo para que la se descargue sobre él y no sobre los hijos de David. Salomón va a ser el ejemplo del hombre dotado por Dios de todo lo que se puede desear. David, con sus victorias, le dejó un pueblo fuerte. La economía era sana y el pueblo dinámico. derrochará todo, siendo en esto la figura de su pueblo colmado de favores por Dios, (Deut 32,15).

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[9] En desagravio de la majestad que ultrajó. David había perdonado las injurias hechas; pero creyó que no podía perdonar los delitos de Estado. Por eso advirtió a su hijo que cumpliese con su deber.[10] Que era una parte de la de Jerusalén que conquistó David a los jebuseos. Hech 2, 29; Eclo 49.[27] 1 Re 2, 31; 3, 11.[31] Joab era reo de dos homicidios voluntarios, traidor y rebelde contra su soberano. Por eso Salomón creyó que podía hacerlo matar aun en el altar.

Fuente: Notas Torres Amat