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Comentario de 1 Reyes 3:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Reyes 3:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Salomón emparentó con el faraón, rey de Egipto, porque tomó a la hija del faraón y la trajo a la Ciudad de David, mientras acababa de edificar su casa, la casa de Jehovah y los muros alrededor de Jerusalén.

Año 1014 a.C.

Hizo parentesco. 2Cr 18:1; Esd 9:14.

tomó. 1Re 7:8; 1Re 9:24; 1Re 11:1.

la ciudad. 2Sa 5:7; 1Cr 11:7.

su. 1Re 7:1-12.

la casa. 1Re 6:1-38; 1Re 7:13-15; 2Cr 2:1-18; 2Cr 3:1-17; 2Cr 4:1-22; Esd 5:11.

los muros. 1Re 9:15-19.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Salomón toma como esposa la hija de Faraón, 1Re 3:1.

Los lugares altos en uso, Salomón sacrifica en Gabaón, 1Re 3:2-4.

Salomón en Gabaón, en la elección que Dios le dá, prefiriendo sabiduría, obtiene sabiduría, riquezas, y honor, 1Re 3:5-15.

La sabiduría de Salomón es reconocida por todos, 1Re 3:16-28.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

1Re 4:1-34

Esta sección destaca que Dios aprueba a Salomón como sucesor de David, al otorgarle el don de la sabiduría, el cual haría que gobernara su reino de manera eficiente. Esta sección cuenta con cuatro partes:

(1) El deseo de Salomón por tener sabiduría (1Re 3:1-15); la sabiduría de Salomón en un juicio (1Re 3:16-28);

(3); la sabiduría de Salomón en la administración (1Re 4:1-28); y

(4) la fama de Salomón como sabio (1Re 4:29-34).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

tomó: En el antiguo Medio Oriente, las alianzas políticas se ratificaban a menudo con el matrimonio del hijo de un rey con la hija de otro. Salvo circunstancias especiales, los faraones de Egipto no seguían esta costumbre (vea 1Cr 4:17, 1Cr 4:18). Por lo tanto, el que Salomón recibiera una hija del Faraón daba fe del creciente prestigio e importancia que gozaba el rey de Israel frente al mandatario egipcio. El Faraón obsequió la importante ciudad de Gezer a la pareja como regalo de matrimonio (1Re 9:16). No obstante, la decadencia moral y espiritual en sus últimos años se debió, en gran medida, a sus numerosos matrimonios con esposas extranjeras. Cada una de ellas venía con su propio séquito de sirvientes y sacerdotes de sus religiones paganas. Vea el capítulo 1Re 11:1-43 donde se profundiza sobre este penoso tema.

casa de Jehová: Se llamaba casa tanto al palacio como al Templo. Debido a que Salomón ocupó el palacio, se consideraba que el Señor estaba presente únicamente con su pueblo en el Templo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Matrimonio de Salomón (3:1).
1 Emparentó Salomón con el faraón, rey de Egipto, tomando a una hija del faraón por mujer. Trájola a la ciudad de David, hasta acabar de edificar su casa, la casa de Yahvé, y las murallas de Jerusalén en derredor.

Tras de haber narrado el autor inspirado la elevación de Salomón al trono y el cumplimiento de la última voluntad de su padre, entra de lleno a hablar de su reinado, fijándose en tres aspectos principales: 1) Prudencia y sabiduría del nuevo monarca (3:1; 5:14)·2) Salomón constructor (5:15; 9:25). 3) Política comercial (9:26-10, 29). A estos tres cuadros luminosos sigue un apéndice en que se anota la parte sombría del reinado de Salomón (11:1-43).
En contra del carácter dinámico del reinado anterior, el de Salomón es estático: conserva, organiza y saca provecho de las circunstancias 1. A la muerte de David hubo conatos de rebelión por parte de Hadad, rey de Moab (11:21), y de Rezón, el arameo que creó la dinastía de Damasco (11:23-25). Para proteger la ruta comercial nordeste, vióse obligado Salomón a enfrentarse con Rezón en Soba (2Cr 8:3). Pero, a pesar de estos intentos de independencia, el imperio de David se mantuvo intacto durante todo el reinado de Salomón. Para afianzarlo modernizó el ejército con armamento nuevo y carros de combate, fortificó las ciudades clave y creó una línea de plazas fuertes a lo largo de la gran vía comercial que unía Egipto con Siria: Hasor, Megiddo, Betorón, Guezer. Por el sur, las fortalezas de Baalat y Tamar protegían las rutas de los metales, que Salomón extraía de las minas de Asiongaber, junto al moderno puerto ¿el golfo de Aqaba.
En vez de velar las armas, creyó Salomón que el método más seguro para asegurar la paz era la vía diplomática. De ahí su política de las uniones matrimoniales. Después de una larga ausencia de Egipto de la historia de Palestina, reaparece ahora acogiendo a Hadad fugitivo en el palacio del faraón y apoyando su causa en contra de los israelitas (2Sa 8:13-14; 1Re 11:14-22). Salomón se apresuró a pactar con el faraón egipcio, obteniendo de él el privilegio de llegar a ser yerno (yithhatten) suyo. No es fácil determinar de qué faraón se trata, pero los autores modernos están acordes en admitir que fue uno de los últimos monarcas de la XXI dinastía, de Tanis, muy probablemente Psusenne II, cuya tumba ha sido encontrada en Tanis y que reinó hacia los años 984-950 a.C.
El reinado de Salomón abarca aproximadamente los años 970-930 a.C. Como dote entregó el faraón a su hija la ciudad de Guezer, que conquistó, “incendiándola y matando a los cananeos que habitaban en la ciudad” (1Re 9:16). Parece que el faraón se apoderó de Guezer en los primeros años del reinado de Salomón, poco después de la muerte de David y del regreso de Hadad a su patria. Una de las razones en apoyo de lo dicho está en que, al cuarto año de su reinado, estableció Salomón relaciones comerciales con Hiram, rey de Tiro, en virtud de las cuales la madera de cedro era transportada por mar hasta el puerto de Jafa, y de allí, en arrastre, a Jerusalén, por el camino que pasaba junto a Guezer (2Cr 2:115). Ninguna dificultad ponen los de esta ciudad al arrastre de la madera por su territorio, lo que induce a creer que estaba entonces bajo el poder de Salomón. El texto que comentamos añade que Salomón condujo a su esposa egipcia provisionalmente (2Cr 9:24) al palacio real que existía en la ciudad de David, en espera de que se terminaran las tres grandes construcciones salomónicas: palacio real, el templo y la muralla de la ciudad. Los matrimonios de israelitas con extranjeros, aunque no estaban expresamente prohibidos por la Ley (Exo 34:16; Deu 7:3), eran poco conformes con el espíritu religioso de Israel. Estos enlaces matrimoniales torcieron el corazón de Salomón (Deu 11:3).

El sueño de Gabaón (Deu 3:2-15).
2 El pueblo sacrificaba en los altos, porque no había sido hasta entonces edificada casa a Yahvé. 3 Salomón amaba a Yahvé y marchaba según las órdenes de David, su padre, pero sacrificaba y quemaba perfumes en los altos. 4 Fue el rey a sacrificar a Gabaón, que era uno de los principales altos. Mil holocaustos ofreció Salomón en aquel altar. 5 Yahvé se le apareció en Gabaón durante la noche, en sueños, y le dijo: “Pídeme lo que quieras que te dé.” 6 Salomón respondió: “Tú hiciste gran misericordia a David, mi padre, conforme marchaba él en tu presencia en la fidelidad, en la justicia y en la rectitud de corazón ante ti; le has guardado esta misericordia, dándole un hijo φάε se sentara sobre su trono, como lo está hoy. 7 Ahora, pues, ¡oh Yahvé! mi Dios, que has hecho reinar a tu siervo en el lugar de David, mi padre, no siendo yo más que un jovencito, que no sabe por dónde ha de entrar y por dónde ha de salir, 8 y que está tu siervo en medio del pueblo que tú te elegiste, un pueblo grande, que por su muchedumbre no puede contarse ni numerarse, 9 da a tu siervo un corazón prudente para juzgar a tu pueblo y poder discernir entre lo bueno y 10 malo; porque ¿quién, si no, podrá gobernar a un pueblo tan grande?” 10 Agradó al Señor que Salomón le hiciera esta petición; 11 y Dios le dijo: “Por haberme pedido esto y no haber pedido para ti ni vida larga, ni muchas riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino haberme pedido entendimiento para hacer justicia, 12yo te concedo lo que me has pedido y te doy un corazón sabio e inteligente, tal como antes de ti no ha habido otro ni lo habrá en adelante después de ti. 13 Y aún te añado lo que no has pedido: riquezas y gloria tales, que no habrá en tus días rey alguno como tú; 14y si andas por mis caminos, guardando mis leyes y mis mandamientos, como lo hizo David, tu padre, prolongaré tus días.” 15Despertóse Salomón de su sueño, y, de vuelta a Jerusalén, se presentó ante el arca de la alianza de Yahvé y ofreció holocaustos y sacrificios eucarísticos y dio un banquete a todos sus servidores.

La Ley de unidad de altar, que tanto encarece el Deu 12:4-14, no estaba en vigor en tiempos de Salomón; la urgió el rey Josías hacia el año 621 a.C. Vimos que dos eran los santuarios nacionales en tiempos de David: el de Gabaón, con Sadoc al frente, y el de Jerusalén, que presidía el sumo sacerdote Abiatar (Deu 2:26). Era Gabaón una ciudad levítica, de la tribu de Benjamín (Jos 9:3; Jos 10:2; Jos 18:25; Jos 21:17).
Había allí una piedra célebre (2Sa 20:8), que quizá era un monumento conmemorativo. No lejos de Gabaón se levantaba la colina llamada hoy día Nebí Samuil, donde, según 1Cr 16:40; 1Cr 21:29, se encontraba el tabernáculo de Moisés y el antiguo altar de los holocaustos. A este lugar iba Salomón para ofrecer sacrificios al Señor (2Cr 1:1-6); por este lugar debía también de tener sus preferencias Sadoc. El autor sagrado, al mismo tiempo que pone de relieve la piedad y munificencia de Salomón, le disculpa de ir a Gabaón y ofrecer allí sacrificios, “porque no había sido hasta entonces edificada casa a Yahvé.” De ahí que el monarca siguiera la costumbre antigua de sacrificar “en los lugares altos” (Exo 20:24), por creer el pueblo que, por razón de su altura, los montes estaban más cerca de los cielos y en comunicación más estrecha con la divinidad, con el Dios “que marcha por las alturas de la tierra” (Amo 4:13).
Fueron acaso razones políticas las que aconsejaron a Salomón a desplazarse a Gabaón, por mirar las tribus del Norte con recelo el centralismo de Judá (Sanda). El número de sacrificios cruentos ofrecidos parece excesivo, si consideramos que en tales sacrificios la víctima era consumida totalmente por el fuego. Pero no parece fuera de lugar entender la expresión “mil holocaustos ofreció” (oloth yh aleh) de los sacrificios pacíficos, en los cuales parte de la víctima era consumida y otra servida a los que intervenían en el banquete sagrado. También el número crecido de víctimas puede significar la piedad y munificencia del rey.
Durante aquella fiesta, Dios habló a Salomón en sueños (Gen 20:3-6; Gen 31:10-11; Gen 28:12-15). Deja entrever el texto que Salomón dormía en una de las dependencias del santuario, lugar propicio para recibir comunicaciones celestiales por residir Dios allí (Gen 28:10-11; 1Sa 3:1ss). Agradecido Dios por tanto sacrificio, concedió a Salomón la gracia que le pidió. Discreta y juiciosa fue la petición que le hizo el monarca. Le concedió Dios un corazón que “entienda” (leb shomeah; 2 Sam 1:6-:17), a fin de poder juzgar rectamente las causas del pueblo. Según las promesas de Dios a Abraham, el pueblo de Israel será de una extension incalculable , como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tal vez el v.8 aluda al pecado de David al hacer el censo de la población (2Sa 24:1-9) que estaba bajo sus dominios.
Fue proverbial la sabiduría de Salomón, que ya admiraban sus contemporáneos, israelitas y paganos (2Sa 5:9-14; 2Sa 10:1-10). La ciencia extraordinaria que poseía es de origen divino, es un don de Dios. De ahí que la tradición le haya atribuido los libros llamados sapienciales. Anota Dhorme que esta petición de bienes espirituales por parte del rey es única en la antigüedad semítica 2. Los reyes de Babilonia y de Asiría pedían a sus dioses larga vida, seguridad nacional, un ejército invencible, país próspero, un poder duradero, etc. Da a entender Dios en su respuesta que también sus servidores de Israel le pedían preferentemente larga vida, derrota de los enemigos, grandes riquezas, gracias que también concedía Dios graciosamente a los que le servían (Deu 5:33; Deu 11:9; Deu 17:20). De vuelta a Jerusalén ofreció nuevos sacrificios, cruentos y pacíficos, en el santuario donde se albergaba el arca de la alianza (2Sa 6:1-19). No convenía al rey indisponerse con los de Judá.

Juicio salomónico (2Sa 3:16-28).
16 Vinieron por entonces al rey y se presentaron ante él dos mujeres de mala vida. 17 Dijo una de ellas: “Escucha, mi señor: Yo moraba con esta mujer en la misma casa y allí di a luz a un niño. 18A los tres días dio también ella a luz un niño. Habitábamos juntas, y ningún extraño había entrado en la casa, no había allí más que las dos. 19El hijo de esta mujer murió una noche por haberse ella acostado sobre él; 20y ella, levantándose en medio de la noche, me quitó de mi lado a mi hijo, mientras tu sierva dormía, y púsolo a su lado, dejando al mío a su hijo muerto. 21 Cuando yo me levanté por la mañana para dar el pecho a mi hijo, hállele muerto; mas, mirándole atentamente a la mañana, vi que no era mi hijo, el que yo había parido.” 22 La otra mujer dijo: “No; mi hijo es el que vive; es el tuyo el que ha muerto.” Y la primera replicaba: “No; tu hijo es el muerto, y el mío el vivo.” Y así disputaban en presencia del rey. 23 Tomó entonces el rey la palabra: “La una dice: Mi hijo es el que vive, el tuyo ha muerto; y la otra dice: No; es el tuyo el que ha muerto, y el mío vive”; 24 y añadió: “Traedme una espada.” Trajeron al rey la espada, 25 y él dijo: “Partid por el medio al niño vivo, y dad la mitad de él a la una y la otra mitad a la otra.” 26 Entonces la mujer cuyo era el niño vivo dijo al rey, pues se le conmovían todas las entrañas por su hijo: “¡Oh señor rey, dale a ésa el niño, pero vivo; que no le maten.” Mientras que la otra decía: “Ni para mí ni para ti: que le partan.” 27 Entonces dijo el rey: “Dad a la primera el niño vivo, sin matarle; ella es su madre.” 28 Todo Israel supo la sentencia que el rey había pronunciado, y todos temieron al rey, viendo que había en él una sabiduría divina para hacer justicia.

El autor sagrado cita un ejemplo en prueba de la sabiduría de Salomón. El relato tiene analogías con otras narraciones similares de la antigüedad. Gressmann señala veintidós 3, de lo cual no se sigue que el presente relato no sea histórico. Además, los hechos similares que se aducen son posteriores a nuestra época.
No se toleraban las meretrices en Israel (Deu 23:17), pero a menudo se camuflaban presentándose como sirvientas en los bares y casas de bebidas (Jos 1:17). El hombre que frecuenta una prostituta disipa sus bienes y pierde su vigor (Pro 29:3; Pro 31:3), pero no comete un delito que la Ley castigaba. Lo que prohíbe el citado texto del Deuteronomio es la prostitución sagrada de los dos sexos (qadesh, qedesha; 1Re 14:24; 1Re 15:12; 1Re 22:47). El código de Hammurabi (§ 101-111) prohibía a las mujeres abrir cervecerías y aun entrar en ellas (Montgomery).

Fuente: Biblia Comentada

parentesco con Faraón. Este Faraón fue probablemente Siamún, el penúltimo gobernante de la débil 21a dinastía. El tratado de Salomón con Faraón significaba que tenía una elevada posición en el mundo de su época. La hija de Faraón fue la esposa de mayor importancia política de las setecientas esposas que tuvo (cp. 1Re 7:8; 1Re 9:16; 1Re 11:1).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1Re 7:8.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— el faraón rey de Egipto: Aunque no aparece su nombre, el faraón aludido podría ser Psusenas II, último rey de la dinastía XXI, o Sisac I, primer faraón de la dinastía XXII. Este matrimonio pone de relieve el prestigio internacional del nuevo rey y contrasta con otros emparentamientos internacionales que serán enjuiciados negativamente (1Re 11:1-2).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Alianza con Egipto. Para poner énfasis sobre el hecho que Salomón también estaba estableciéndose en el área de política internacional, el autor cuenta acerca de la alianza con Egipto la cual fue sellada con su casamiento con la hija del faraón (probablemente Siamun de la vigésima primera dinastía; ver la Introducción). Una alianza matrimonial con la antigua superpotencia del Cercano Oriente debe haber acrecentado considerablemente la reputación de Salomón. Al mismo tiempo hay que considerar el otro aspecto de esta maniobra política: su matrimonio con una mujer no israelita desobedecía lo mandado en Deut. 7:3. También adelanta el pecado que se verá multiplicado en 1 Rey. 11:1-6.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

3.1 El matrimonio entre familias reales era una práctica común en el antiguo Cercano Oriente debido a que aseguraba la paz. Aun cuando las alianzas matrimoniales de Salomón construyeron amistad con las naciones circunvecinas, también fueron el comienzo de su caída. Estas relaciones se volvieron incursiones de ideas y prácticas paganas. Las esposas extranjeras de Salomón trajeron sus ídolos a Jerusalén y a la larga lo tentaron para que cayera en la idolatría (11.1-6).Es muy fácil minimizar las diferencias religiosas para poder alentar el desarrollo de una amistad, pero igualmente las pequeñas diferencias pueden tener un gran impacto en una relación. Dios nos ha dado estándares que seguir en todas nuestras relaciones, incluso en el matrimonio. Si seguimos la voluntad de Dios, no nos veremos arrastrados de nuestro verdadero punto central.3.2, 3 La ley de Dios dice que los israelitas podían hacer sacrificios sólo en lugares específicos (Deu 12:13-14). Esto era con el fin de prevenir que la gente instituyera sus propios métodos de adoración permitiendo de esa manera las prácticas paganas. Pero muchos israelitas, incluyendo al rey Salomón, hicieron sacrificios en las colinas circundantes. Salomón amaba a Dios, pero este acto fue pecado. Sacó las ofrendas del cuidado de los sacerdotes y ministros leales a Dios y abrió el camino para que la falsa enseñanza se vinculara con estos sacrificios. Dios se le apareció a Salomón para otorgarle sabiduría, pero de noche, no durante los sacrificios. Dios honró su petición pero no perdonó el sacrificio.3.6-9 Cuando se le dio la oportunidad de tener lo que deseara más en el mundo, Salomón pidió sabiduría («corazón entendido») para poder guiar bien al pueblo y para tomar decisiones correctas. Nosotros también podemos pedir esta misma sabiduría (Jam 1:5). Note que Salomón pidió sabiduría para llevar a cabo su trabajo. No pidió a Dios que hiciera el trabajo por él. No debemos pedir a Dios que haga por nosotros lo que El quiere hacer a través de nosotros. Por el contrario debemos pedirle que nos dé sabiduría para saber qué hacer y el valor para continuar en ello.3.11-14 Salomón pidió sabiduría («entendimiento»), no riqueza, pero Dios también le dio riquezas y una larga vida. A pesar de que Dios no promete riquezas a aquellos que lo sigan, nos da lo que necesitamos si ponemos su reino, sus intereses, y sus principios en primer lugar en nuestra vida (Mat 6:31-33). El poner su vista en las riquezas sólo lo dejará insatisfecho, porque aun cuando usted las obtenga, siempre deseará algo más. Pero si pone a Dios y a su obra en primer lugar, El satisfará sus necesidades más profundas.3.12 Salomón recibió «corazón sabio y entendido» por parte de Dios, pero dependía de él aplicar esa sabiduría a todas las áreas de su vida. Obviamente fue sabio al gobernar a la nación, pero fue necio en sus asuntos domésticos. La sabiduría es tanto el discernimiento para saber lo que es mejor como la fuerza de carácter para actuar sobre ese conocimiento. Aun cuando Salomón permaneció sabio toda su vida, no siempre actuó conforme a su sabiduría (11.6).3.13-18 La solución que Salomón dio a esta disputa fue un clásico ejemplo de su sabiduría. Este fallo sabio fue la comprobación de que Dios había respondido la petición de Salomón y le había dado discernimiento de corazón. La sabiduría de Dios también está disponible para nosotros si se la pedimos en oración. Pero, al igual que Salomón, debemos ponerla en acción. Nuestro discernimiento se manifiesta al aplicar sabiduría en la vida.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 236 Esd 9:2; Esd 9:14

b 237 Deu 7:4; 1Re 7:8; 1Re 9:24; 1Re 11:1; Esd 10:10; Neh 13:27

c 238 2Sa 5:7; 1Cr 11:7

d 239 1Re 7:1

e 240 1Re 8:19

f 241 1Re 9:15

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

se emparentó. En el antiguo Oriente Medio las alianzas entre naciones se ratificaban muchas veces con el matrimonio de la hija del rey de una nación con el príncipe de la otra nación. Gezer, importante centro comercial situado en el cruce de dos rutas comerciales bien conocidas, fue dada por Faraón a su hija como regalo de bodas (9:16).

Fuente: La Biblia de las Américas

[=] *2Sam 5:7

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] Parece que la hija del faraón abrazó la religión de los hebreos. Sal 45 (44), 11-12.[3] Los hebreos veneraban lugares como Betel, Siquem, Hebrón, Galgal y Gabaón, porque el arca del Señor había estado en ellos. Después de erigido el Tabernáculo, no se podían ofrecer sacrificios fuera de él.[12] Sab 7, 17; Eclo 47, 14.[16] Jos 2, 1; 6, 22.

Fuente: Notas Torres Amat