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Comentario de 1 Samuel 10:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Samuel 10:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Samuel tomó un frasco de aceite, lo derramó sobre la cabeza de Saúl y le besó diciéndole: —¿No te ha ungido Jehovah como el soberano de su heredad?

una redoma de aceite. 1Sa 2:10; 1Sa 9:16; 1Sa 16:13; 1Sa 24:6; 1Sa 26:11; 2Re 9:3-6; Hch 13:21; Apo 5:8.

y lo besó. 2Sa 19:39; 1Re 19:18; Sal 2:12; Ose 13:2; 1Ts 5:26.

por príncipe sobre. 1Sa 8:9, 1Sa 8:19; 1Sa 13:14; Jos 5:14, Jos 5:15; 2Sa 5:2; 2Re 20:5; Heb 2:10.

sobre su heredad. Éxo 19:5, Éxo 19:6; Deu 32:9; Sal 78:71; Sal 135:4; Jer 10:16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Samuel unge a Saúl, 1Sa 10:1.

Lo confirma por la predicción de tres señales, 1Sa 10:2-8.

Saúl, 1Sa 10:9-13.

oculta el asunto del reino de su tío, 1Sa 10:14-16.

Saúl es elegido en Mizpa, 1Sa 10:17-25.

Las diferentes emociones del pueblo, 1Sa 10:26-27.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Un mejor inicio del capítulo podría ser en el versículo anterior (1Sa 9:27). El uso de aceite de olivo en el proceso de ungimiento tiene antiguas bases. Ultimadamente, todos los ungimientos para oficios y funciones especiales apuntan al auténtico Ungido, al Mesías Jesús.

lo besó: Las personas del antiguo Medio Oriente (y también moderno) a menudo se saludan unas a otras con un beso en la mejilla. Aquí el beso podría haber sido una muestra de genuino afecto.

Jehová te ha ungido: Habían dos tipos de ungimientos en el período bíblico. Un ungimiento ceremonial involucraba derramar aceite de olivo sobre la cabeza o cuerpo de la persona que era honrada (Sal 133:2). Un ungimiento oficial usaba el mismo proceso, pero significaba una consagración o establecimiento apartado para servicios religiosos (Éxo 29:7Éxo 30:25Lev 8:12). El ungimiento de un gobernante era un acto religioso. Es por esto que David tenía tanto respeto por Saúl y rehusaba alzar su mano contra «el ungido del Señor».

La herencia de él: La tierra de Israel era un don de Dios para su pueblo, pero volvería al control directo de Dios, ya que el pueblo demostró ser incapaz para manejarla (Deu 27:1-26; Deu 28:1-68; Deu 29:1-29; Deu 30:1-20).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

TE HA UNGIDO JEHOVÁ. El propósito de la unción de Saúl era

(1) dedicarlo a Dios para la tarea especial a la cual se le llamó, e

(2) impartirle gracia y dones capacitadores para su tarea asignada por Dios. El «ungido de Jehová» se convirtió en una frase común y corriente para referirse al rey de Israel (cf. 1Sa 12:3; Lam 4:20). El supremo ungido rey de Israel es Jesucristo, el Mesías (heb. mashíaj, «el ungido»), a quien Él ungió con el Espíritu Santo (Jua 1:32-33). Posteriormente, todos los seguidores de Jesucristo deben ser ungidos con el mismo Espíritu Santo (2Co 1:21; 1Jn 2:20) como sacerdotes y reyes del nuevo pacto (cf. 1Pe 2:5, 1Pe 2:9).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Saúl, ungido rey (10:1).
1 Tomo Samuel una redoma de óleo, la vertió sobre la cabeza de Saúl y le besó, diciendo: “Yahvé te unge por príncipe de su heredad. Tú reinarás sobre el pueblo de Yahvé y le salvarás de la mano de los enemigos que le rodean. Esto te será señal de que Yahvé te ha ungido como jefe de su heredad.

Tiene esta unción un carácter religioso. A la misma acompaña la efusión del Espíritu (10:10; 16:13); en lenguaje moderno, diríamos que se le da la gracia de estado. El rey es el ungido de Yahvé (24:7-11; 26:9; 11; 16; 23; 2Sa 1:14, etc.). Es una persona sagrada, y, por lo mismo, inviolable (2Sa 24:7; 2Sa 26:9-11). David no se atreve a poner las manos sobre Saúl por ser el ungido de Yahvé (2Sa 24:7-11; 2Sa 26:9), y manda ejecutar al que cometió tal crimen (2Sa 1:14-16). La acción de derramar aceite sobre la cabeza del que se ungía como a rey tiene su origen en Egipto. Por una carta de Tell el-Amarna, el rey Nuhase, de Siria, fue rey ungido por Tutmosis III. Los reyes hititas eran consagrados “con el aceite santo de la realeza.” l
Terminada la ceremonia, Samuel besó al nuevo ungido de Yahvé en señal de verdadero vasallaje. Es Dios mismo quien, por mediación de Samuel, ha ungido al que había antes escogido por príncipe (naguid) de su heredad (Deu 4:20; Deu 9:26).

Tres señales confirmativas (Deu 10:2-8).
2 “Cuando hoy me dejes, encontrarás al mediodía dos hombres cerca del sepulcro de Raquel, en tierra de Benjamín, que te dirán: Las asnas que has ido a buscar han aparecido, y tu padre no piensa ya en ellas, sino en vosotros, y dice: ¿Cómo haré yo para saber de mi hijo? 3 Siguiendo tu camino, llegarás a la encina de Tabor, y te encontrarás con tres hombres subiendo a Dios a Betel, y llevando uno tres cabritos, y el otro tres panes, y el otro una bota de vino; 4 después de preguntarte por tu salud, te darán dos de los panes, que tú tomarás de sus manos; 5 luego llegarás a Gueba Elohim, donde hay una guarnición de filisteos; y al entrar en la ciudad te encontrarás con un grupo de profetas bajando del excelso, precedidos de salterios, tímpanos, flautas y arpas, y profetizando. 6 El espíritu de Yahvé se apoderará de ti, y profetizarás con ellos y te transformarás en otro hombre. 7 Cuando todas estas señales se hayan cumplido en ti, haz lo que te venga a mano, pues Dios estará contigo.8 Baja antes que yo a Caígala, adonde iré a reunir-me contigo para ofrecer holocaustos y sacrificios eucarísticos. Espera siete días, hasta que yo vaya y te diga lo que has de hacer.”

La primera señal de la elección de Saúl será el testimonio de dos hombres que le informarán del hallazgo de las asnas y de las ansias de su padre. Habiendo partido de Rama (la actual Rentis) por la mañana, Saúl y su criado caminaron en dirección a Betel y Gueba (Tell el-Ful), llegando a las inmediaciones del sepulcro de Raquel al mediodía. El texto reproduce una antigua tradición según la cual el sepulcro de Raquel se encontraba en la línea de Rama, hacia la parte montañosa (Jer 31:15).
Saúl siguió su camino; al llegar a la encina (elón) de Tabor, se encontró con los tres hombres de que le habló Samuel. Algunos críticos cambian la lección del texto masorético por la de los LXX, y leen: “Llegaron a la encina de Débora,” o “a la encina de la lamentación de Débora.” Además de “encina del llanto de Débora” (Gen 35:8, se le llamó al lugar “encina del Tabor,” en memoria de la victoria ganada por Sisara y Débora en el famoso monte de Galilea (Jue 4:14); la encina se encontraba cerca del lugar de la “palmera de Débora” (Jue 4:5), entre Betel y Rama (er-Ram).
En Gueba debía suceder la tercera y más característica de las señales convenidas. El lugar llamado “Gueba Elohim,” colina de Dios, era conocido antes por Gueba de Benjamín (Jue 19:4) y más tarde por “Gueba de Saúl” (Jue 11:4; Jue 15:34). El texto hebraico dice que había en la ciudad nesibey pelishtim, que los exegetas traducen: “la estela de los filisteos” (De Vaux); otros: “una guarnición de los filisteos” (Vaccari), “el prefecto de los filisteos” (Dhorme), “gobernador” (Ubach, Mediebelle). Otros (Bressan) omiten la frase por considerarla una glosa inspirada en 13:3.
Un tropel (hebel) de profetas que se servían de instrumentos músicos para profetizar le salieron al encuentro. Con su porte externo demostraban que hablaban y se movían a impulsos de un espíritu que les forzaba a tomar actitudes violentas, sacudidos por una intensa excitación interna. Estos profetas vivían en grupos y profetizaban al son de la música, que les producía una especie de arrobamiento o éxtasis contagioso (19:20-21; 1Re 22:10). Se les ha comparado a los modernos derviches. Los cananeos tenían también sus profetas, al estilo de los que encontramos en nuestro texto (1Re 18:25-29). Subsistieron mucho tiempo en Israel, siendo famosos los colegios de profetas que acaudillaba Elíseo (2Re 2:3; 2Re 4:38). La finalidad de estos profetas extáticos era la de cantar las glorias de Yahvé, acompañando sus himnos con danzas frenéticas, capaces de contagiar a los que las presenciaban. Es la primera vez que estas corporaciones de entusiastas yahvistas aparecen en la historia de Israel. Puede ser que los fundara Samuel como valladar para oponerse a las influencias de los cultos de los pueblos paganos en medio de los cuales vivía Israel o que limitaban con sus fronteras.

Saúl llega a su casa (2Re 10:9-16).
9 En cuanto volvió Saúl las espaldas para apartarse de Samuel, se sintió otro, y todas las señales aquellas le sucedieron el mismo día. 10 Cuando llegaron a Gueba, encontráronse con un tropel de profetas, y le arrebató el espíritu de Dios y se puso a profetizar en medio de ellos, n Cuantos de antes le conocían se preguntaban: “¿Qué le ha pasado al hijo de Quis? ¡Saúl entre los profetas!” 12 Uno de los presentes contestó: “¿Y quién es el padre de esos otros?” Por eso ha quedado en proverbio: “¿También Saúl entre los profetas?” 13 Cuando hubo acabado de profetizar, subió a Gueba. 14 Un tío de Saúl preguntó a éste: “¿Adonde habéis ido?” Saúl respondió: “A buscar las asnas, pero no las hemos visto por ninguna parte y fuimos a casa de Samuel.”15 El tío le dijo: “Cuéntame lo que te ha dicho Samuel.” 16 Y Saúl respondió: “Nos dio a saber que las asnas habían aparecido”; pero en cuanto a lo del reino, nada le dijo de lo que le había hablado Samuel,

Cuanto profetizó Samuel cumplióse al pie de la letra. La presencia de Saúl entre los profetas causó extrañeza a cuantos le conocían; dice el texto que el fervor religioso que manifestaba con sus cantos y danzas fue efecto del espíritu de Yahvé, que le impelía a obrar. Su actuación dio lugar a un antiguo proverbio existente en Israel. No podían las gentes comprender que Saúl, hijo de un personaje tan sensato y ecuánime como Quis, se mezclara con estos excéntricos, muchos de ellos de baja condición. Estas cofradías de profetas extáticos no debían gozar de buena fama en ciertos círculos de Israel

Elección de Saúl a la suerte (2Re 10:17-27).
17 Samuel convocó al pueblo ante Yahvé en Masfa, 18 y dijo a los hijos de Israel: “Así habla Yahvé, Dios de Israel: Yo os saqué de Egipto; yo os he librado de la mano de los egipcios y de la de cuantos reyes os oprimieron; 19 y vosotros hoy rechazáis a vuestro Dios, que os ha librado de vuestros males y de vuestras aflicciones, y le decís: ¡No, pon sobre nosotros un rey! Presentaos ahora ante Yahvé por tribus y por familias.” 20 Samuel hizo que se acercasen todas las tribus de Israel, y fue sacada la tribu de Benjamín. 21 Hizo acercarse a la tribu de Benjamín por familias, y salió la familia de Hammatri; e hizo acercar a la familia de Hammatri, por varones, y fue elegido Saúl, hijo de Quis. 22 Buscáronle, pero no le hallaron. Preguntaron entonces de nuevo a Yahvé: “¿Ha venido?” Y Yahvé respondió: “Está escondido entre los bagajes.” 23 Corrieron a sacarle de allí, y cuando estuvo en medio del pueblo, sobresalía de entre todos de los hombros arriba. 24 Samuel dijo al pueblo: “Aquí tenéis al elegido de Yahvé. No hay entre todos otro como él.” Y el pueblo se puso a gritar: “¡Viva el rey!” 25 Entonces expuso Samuel al pueblo el derecho real y lo escribió en un libro, que depositó ante Yahvé; 26 y despidió Samuel al pueblo todo, cada uno a su casa. También Saúl se fue a su casa, a Gueba, acompañado de una tropa de hombres robustos, cuyos corazones había tocado Dios. 27 Sin embargo, algunos perversos decían: “¿Este va a salvarnos?” Y despreciándole, no le hicieron presentes.

Se considera esta sección como parte integrante de la tradición antimonárquica del capítulo octavo. Pero parece que la elección popular por aclamación debe consignarse para evitar toda sospecha de que Samuel eligió por rey al que le plugo. Con esta elección por suertes (14:38-42; Jos 7:14-18) se pondrá de manifiesto que Yahvé confirma como rey al que Samuel había ungido antes. Cuando la suerte cayó sobre Saúl, fue el mismo Yahvé el que, preguntado por los urim y tummim (Jos 14:41), señaló el lugar donde Saúl se había escondido, acaso por modestia (Jos 9:21). El pueblo aclamó con entusiasmo al apuesto rey, reconociéndole como a tal 2. Esta aclamación, hecha al son del cuerno o de las trompetas, no significaba que el pueblo elegia el rey, sino que aceptaba el monarca que había elegido Dios. El grito de “¡Viva el rey!” (2Sa 16:16; 1Re 1:34; 2Re 11:12) no es un deseo, sino más bien una aceptación del mismo.
Dictó Samuel al pueblo el derecho real. Puede entenderse la frase en el sentido de que Samuel habló al pueblo conforme a Deu 17:15-20, o bien de que les recordó lo dicho en 8:11-18. De Vaux duda de que la sentencia “expuso Samuel al pueblo el derecho real y lo escribió en un libro” sea auténtica, sospechando que entró en este lugar por influencia de Jos 24:26; Deu 17:18. Sin embargo, es muy lógico que se escribieran y guardaran en lugar sagrado las leyes del reino (2Re 22:8; 2Re 23:2). Los v.26-27 preparan la renovación de la realeza en Caígala (2Re 11:12-15).
No todo el pueblo de Israel se alegró del advenimiento de la monarquía; a diferencia de los valientes (2Sa 2:7), que reconocieron inmediatamente al nuevo rey, otros, “hijos de Belial” (2Sa 2:12; Deu 13:14), le despreciaron. La Vulgata lee: “Ule vero dissimulabat se audire”; lección que supone el siguiente original hebraico: wayehi kemaharish, “se hizo el sordo.” Los LXX cambiaron el mencionado texto en kemehodesh, cosa de un mes, que unieron al contexto siguiente (Deu 11:1).

Fuente: Biblia Comentada

te ha ungido Jehová por príncipe. El Señor escogió a Saúl como príncipe de Israel y comunicó su elección mediante la unción en privado efectuada por Samuel, lo que significaba su separación para el servicio de Dios (vea 1Sa 2:10). su pueblo. O «su heredad». La heredad era la nación de Dios, Israel, en el sentido de que la nación le pertenecía de una manera peculiar (Deu 4:20; Deu 9:26).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Esta sección del libro se centra en la interacción entre Israel, Samuel y Saúl. Estos capítulos comienzan con la llegada de los ancianos de Israel a Ramá para visitar a Samuel (1Sa 8:4) y concluyen con la marcha de Samuel dejando a Saúl y volviendo a Ramá (1Sa 15:34). Los capítulos 1Sa 8:11Sa 12:25 describen el establecimiento de la monarquía sobre la nación de Israel y la accesión de Saúl como primer rey. Estos capítulos quedan vinculados por la referencia al envejecimiento de Samuel (1Sa 8:1; 1Sa 12:2) y a «oír la voz» del pueblo (1Sa 8:7; 1Sa 8:9; 1Sa 8:19; 1Sa 8:22; 1Sa 12:1; 1Sa 12:14-15). Los caps. 1Sa 13:11Sa 15:35 narran los fracasos de Saúl como rey sobre Israel. Los acontecimientos de estos capítulos presentan intercalaciones de las dos interacciones entre Saúl y Samuel que tuvieron lugar, ambas, en Gilgal (1Sa 13:4; 1Sa 13:7-8; 1Sa 13:12; 1Sa 13:15; 1Sa 15:12; 1Sa 15:21; 1Sa 15:33).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1Sa 9:16; 1Sa 16:12-13.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— El Señor te unge: El rito de ungir la cabeza de alguien con aceite significaba, a la vez, su consagración para una misión especial y su revestimiento de la fuerza o autoridad divinas. Generalmente el rito se aplica a los reyes (ocasionalmente se habla también de la unción de sacerdotes y profetas) (ver Lev 4:3; Lev 4:5 y 1Re 19:16), que pasan a llamarse “ungidos” o “mesías”.

— de su pueblo: Lit. de su heredad. Las versiones griega y latina añaden: de su pueblo, Israel. Tú gobernarás al pueblo del Señor y lo salvarás de sus enemigos circundantes. Y esta será la señal de que el Señor te ha ungido como jefe de su heredad.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El ungimiento. El simple acto de ungir se describe en el v. 1. Un representante de Jehovah, en este caso Samuel, derramó aceite sobre la cabeza del futuro rey. Este acto simbolizaba que Dios estaba marcando a este hombre, aparte de todos los demás, como su escogido para ser rey. No podemos estar del todo seguros de la significación total del ungimiento en Israel. Una posibilidad es que haya sido un símbolo de la relación de pacto; de ser así, mostraba a Dios haciendo un pacto especial con el rey individualmente, prometiendo darle ayuda, fuerza y sabiduría. El aceite era quizá un símbolo del poder dado por Dios. El ungimiento era un ritual bien conocido en el antiguo Medio Oriente, aunque fuera de Israel no era común ungir a los reyes. En Egipto no se ungía a los reyes, pero a sus vasallos sí. Si ese mismo concepto era conocido en Israel, muy bien puede sugerir que el ungimiento convertía a Saúl en el rey-vasallo bajo Jehovah, quien era el gran rey.

El v. 1 describe a Israel como la heredad de Jehovah, su posesión permanente. Esta descripción, que incluye tanto al territorio como al pueblo, es otra declaración importante para el nuevo rey: En ningún sentido es él el dueño de Israel, el cual sigue perteneciendo a Dios.

Por lo tanto, Saúl sería un subordinado de Dios; pero aun así, no sería raro que Saúl todavía tuviera sus dudas. Necesitaba señales de que realmente sería rey y también de que era idóneo para la tarea. Por consiguiente, se le prometieron tres señales. (El v. 7 pone en claro que las predicciones de Samuel tenían la intención de ser señales, y es muy probable que el texto original heb. mencionara señales también en el v. 1; ver nota en la RVA.) La primera señal (2) fue para asegurarle que podía dejar atrás el pasado; su papel en el futuro no sería el de un agricultor. La segunda señal (3, 4) fue para asegurarle que los israelitas lo reconocerían como rey. Las tortas de pan eran parte de las ofrendas que se llevaban al santuario en Betel, así que los hombres no se las darían fácilmente a cualquier extraño que pasaba, sino solamente a alguien de muy alta posición. La tercera señal (5, 6) le daría la seguridad de que tenía los dones y habilidades necesarios para ser líder. Todos los “jueces” antes de él habían sido capacitados por el Espíritu de Jehovah para ser líderes, y Saúl reconocería que estaba siendo capacitado de la misma manera. Una vez que estas señales hubieran acontecido, Saúl podía sentirse totalmente seguro de actuar como rey, porque Dios indiscutiblemente estaría con él.

Gabaa era el pueblo donde vivía Saúl (26), llamado “Gabaa de Saúl” en 11:4. Su nombre completo era Gabaa (o colina) de Dios (5), o Gabaa-elohim. El hecho de que aun en el propio pueblo de Saúl hubiera un destacamento de los filisteos es indicio de la debilidad de Israel en ese momento. Los grupos de profetas eran una característica de los tiempos de peligro político o espiritual (ver también 2 Rey. 2). A diferencia de los grandes profetas que actuaban individualmente, ellos parecen haber formado comunidades, y reaccionaban a la música con éxtasis. Hay evidencias de que Saúl era fácilmente afectado por la música (ver 16:14-23), y Dios aquí planeó hacer uso de esta faceta de la personalidad de Saúl.

El v. 8 contiene las instrucciones finales de Samuel a Saúl en este pasaje, y mira hacia adelante al cap. 13 (ver 13:4, 8). Las palabras de Samuel a Saúl han de haber sido más detalladas que esta breve oración dirigida al lector, la cual da la impresión equivocada de que Saúl debía ir inmediatamente a Gilgal. Este no podía ser el caso, en vista de todos los acontecimientos que tuvieron lugar antes de que Samuel o Saúl fueran a Gilgal. Del cap. 13 podemos deducir que Samuel habría instruido a Saúl que una vez que hubiera asumido el poder como rey, convocara una asamblea israelita en Gilgal para formar un ejército en contra de los filisteos. Pero eso sería en el futuro no inmediato.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

10.1 Cuando un rey israelita ascendía al trono no era sólo coronado sino ungido. La coronación era el acto político para establecer al rey como gobernante, la unción era el acto religioso para hacerlo representante de Dios ante el pueblo. Un rey siempre era ungido por un sacerdote o un profeta. El aceite especial para la unción era una mezcla de aceite de oliva, mirra y de otras especias caras. Era derramado sobre la cabeza del rey para simbolizar la presencia y el poder del Espíritu Santo de Dios en su vida. Esta ceremonia de unción era para recordarle al rey su gran responsabilidad de guiar a su pueblo por medio de la sabiduría de Dios, y no por cuenta propia.10.6 ¿Cómo pudo Saúl estar tan lleno del Espíritu y más tarde cometer esos actos tan perversos? A lo largo del Antiguo Testamento, el Espíritu de Dios venía a una persona de manera temporal para que así Dios lo pudiera utilizar para grandes obras. Esto sucedió con frecuencia a los jueces de Israel cuando fueron llamados por Dios para rescatar a la nación (Jdg 3:8-10). No era una influencia constante ni permanente, sino una manifestación temporal del Espíritu Santo. Incluso, en tiempos del Antiguo Testamento, el Espíritu caía sobre personas que no eran creyentes para capacitarlos para realizar tareas inusuales (Números 24; 2Ch 36:22-23). El Espíritu Santo confería poder a la persona para hacer lo que Dios pedía, pero eso no siempre producía el fruto total del Espíritu, y les faltaba, digamos, dominio propio. En sus primeros años de rey, Saúl fue una persona diferente (2Ch 10:1-10) como resultado de la obra del Espíritu Santo en él. Pero conforme creció en poder, también creció en arrogancia. Después de un tiempo de que se negó a buscar a Dios, el Espíritu lo abandonó (16.14) y se desvaneció su buena a actitud.10.10, 11 Un profeta es alguien que habla las palabras de Dios. Si bien Dios dijo a muchos profetas que predijeran ciertos acontecimientos, lo que Dios más quería era que instruyeran e inspiraran al pueblo para vivir fieles a El. Cuando los amigos de Saúl lo escucharon pronunciando palabras inspiradas exclamaron: «¡Cómo! ¿Saúl también entre los profetas?» Esta fue una expresión de sorpresa, de que el mundano Saúl se estuviera volviendo religioso. Es equivalente a «¿Qué? ¿Se ha hecho religioso?»10.19 El verdadero rey de Israel era Dios, pero la nación demandaba otro. ¡Imagínese querer a un ser humano en lugar de a Dios como su guía y su líder! A lo largo de la historia, hombres y mujeres han rechazado a Dios y lo siguen haciendo en la actualidad. ¿Está usted rechazando a Dios al hacerlo a un lado y al reconocer a otras personas o cosas como su «rey» o su prioridad más alta? Aprenda de estas historias de los reyes de Israel, y no ponga a Dios a un lado.10.20 Los israelitas eligieron a su primer rey echando suerte, o utilizando el Urim y el Tumim, dos piedras lisas que llevaba el sumo sacerdote. El hecho de que Saúl fuera elegido puede parecer cuestión de suerte, pero realmente era lo contrario. Dios había instruido a los israelitas que hicieran el Urim y el Tumim con el propósito específico de consultarlo en momentos como este (Exodo 28; 30; Num 27:12-21). Al utilizar el Urim y el Tumim los israelitas estaban retirando la decisión de sus manos y la estaban pasando a Dios.Sólo el sumo sacerdote podía utilizar el Urim y el Tumim que estaba diseñado para dar exclusivamente sí y no como respuestas.10.22 Cuando los israelitas se reunieron para elegir a un rey, Saúl ya sabía que era él (10.1). Sin embargo, en lugar de pasar al frente, se escondió entre el bagaje. A menudo nos escondemos de las responsabilidades importantes porque tenemos miedo del fracaso, de lo que otros pensarán o quizá porque nos sentimos inseguros de cómo proceder. Prepare ya el próximo paso de sus futuras responsabilidades. Cuente con la provisión de Dios además de sus sentimientos de suficiencia.10.25 Los reyes de Israel, a diferencia de los reyes de las demás naciones, tenían deberes específicos establecidos para ellos (Deu 17:14-20). A los reyes paganos se los consideraba dioses; hacían sus propias leyes y no respondían a nadie. El rey de Israel, por el contrario, tenía que responder ante una autoridad superior: el Dios de la tierra y de los cielos. Ahora los israelitas tenían un rey como todos los demás, exactamente como lo querían. Pero Dios, en su preocupación tanto por el rey como por el pueblo, quería asegurarse de que el rey de Israel gobernara de manera diferente que los equivalentes paganos. «El cual guardó delante de Jehová» significa que Samuel puso el libro como testigo del acuerdo, en un lugar especial de Mizpa.10.26, 27 Algunos hombres se volvieron los acompañantes de toda ocasión de Saúl, mientras que otros lo despreciaron. La crítica siempre irá dirigida contra aquellos que dirigen, ya que se encuentran en un puesto vulnerable. En este momento, Saúl no prestó atención a aquellos que parecían estar contra él, aun cuando más tarde sería consumido por los celos (19.1-3; 26.17-21). Cuando dirija, escuche la crítica constructiva, pero no desperdicie tiempo valioso y energía preocupándose por aquellos que puedan oponerse a usted. En lugar de eso, centre su atención en aquellos que están listos y dispuestos a ayudarlo.LOS PROBLEMAS DE TENER UN REY Problemas (advertidos por Samuel) – Reclutamiento de hombres jóvenes en el ejército – 8.11, 12Cumplimiento – 14.52 «Y a todo el que Saúl veía que era hombre esforzado y apto para combatir, lo juntaba consigo».Problemas (advertidos por Samuel) – A los jóvenes se les destinaría a «ir delante de los carros» (del rey) – 8.11Cumplimiento – 2Sa 15:1 «Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta hombres que corriesen delante de él».Problemas (advertidos por Samuel) – Habría obreros esclavos – 8.12, 17Cumplimiento – 2Ch 2:17, 18 Salomón asignó obreros para construir el templo.Problemas (advertidos por Samuel) – Tomaría lo «mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares» -2Ch 8:14Cumplimiento – 1Ki 21:5-16 Jezabel robó la viña de Nabot.Problemas (advertidos por Samuel) – Usaría sus propiedades para beneficio personal – 8.14-16Cumplimiento – Salomón dio veinte ciudades a Hiram rey de Tiro.Problemas (advertidos por Samuel) – Exigiría la décima parte de la cosecha y del ganado – 8.15, 17Cumplimiento – 1Ki 12:1-19 Roboam iba a pedir mayores impuestos que SalomónCENTROS RELIGIOSOS Y POLITICOS DE ISRAELGILGAL – Jos 4:19; Jdg 2:1; Hos 4:15; Mic 6:5SILO – Jos 18:1-10; Jos 19:51; Jdg 18:31; 1Sa 1:3; Jer 7:12-14SIQUEM – Josué 24.1RAMA – 1Sa 7:17; 8.4 -MIZPA – Jdg 11:11; Jdg 20:1; 1Sa 10:17BET-EL – Jdg 20:18, Jdg 20:26; 1Sa 10:3GABAA (sólo centro político) – 1Sa 10:26GABAON (sólo centro religioso) – 1Ki 3:4; 2Ch 1:2-3JERUSALEN – 1Ki 8:1ss; Psa 51:16-19Durante el período de los jueces, Israel debe de haber tenido más de una capital. Esto explica por qué las Escrituras omiten algunas ciudades.Samuel reunió a los israelitas en Mizpa donde ungiría a Saúl como su primer rey. Hasta este momento, el centro político de la nación parecía ser también el centro religioso. Arriba se encuentran las ciudades que probablemente sirvieron como centros religiosos y políticos de Israel desde los días de Josué. Saúl parece haber sido el primer líder israelita en separar el centro religioso de la nación (probablemente Mizpa en esos momentos) del centro político (Gabaa, 1Sa 11:4; 1Sa 26:1). Por un tiempo, la nación se fortaleció políticamente. Pero cuando Saúl y sus oficiales dejaron de buscar la voluntad de Dios, los celos internos y las rivalidades comenzaron la decadencia de la nación desde adentro. Cuando David se convirtió en rey, trajo de regreso el arca del pacto a Jerusalén, su capital. Posteriormente, el rey Salomón unió completamente los centros religioso y político en Jerusalén.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Aquí el escriba heb. puede haber hecho una omisión (causada por homoyoteleutón). LXX dice: “¿No te ha ungido Jehová por caudillo sobre su pueblo, sobre Israel? Y gobernarás sobre el pueblo de Jehová, y los salvarás de la mano de sus enemigos en derredor. Y esta será la señal para ti de que Jehová”; Vgc es similar.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 390 1Sa 16:13; 2Re 9:3

b 391 Gén 31:55; Gén 48:10; Gén 50:1; 2Sa 19:39

c 392 Gén 49:27; 1Sa 8:9; 1Sa 9:16; Hch 13:21

d 393 Éxo 19:5; Deu 32:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Parablepsis del TM → §199. Se sigue LXX.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., su cabeza

Fuente: La Biblia de las Américas

[1] Engir a los reyes fue en el pueblo hebreo una predicación del Mesías, quien debía ser Rey, Sacerdote y Profeta.[3] Los hebreos veneraban este lugar por la aparición de la misteriosa escala. Gen 28.

Fuente: Notas Torres Amat