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Comentario de 1 Samuel 12:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Samuel 12:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Samuel dijo a todo Israel: —He aquí que he escuchado vuestra voz en todo lo que me habéis dicho, y he constituido un rey sobre vosotros.

He aquí, yo he oído. 1Sa 8:5-8, 1Sa 8:19-22.

os he puesto rey. 1Sa 10:1, 1Sa 10:24; 1Sa 11:14, 1Sa 11:15.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Samuel testifica de su integridad, 1Sa 12:1-5.

Reprueba la ingratitud del pueblo, 1Sa 12:6-15.

Los atemoriza con truenos en tiempo de la cosecha, 1Sa 12:16-19.

Los consuela en Dios, 1Sa 12:20-25.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El capítulo 1Sa 12:1-25 registra la despedida de Samuel en Gilgal, y la entrega del liderazgo de las doce tribus a Saúl. Este es un momento dulce y a la vez amargo para Samuel, lo que informa al lector de lo íntimo del corazón y las luchas personales de este hombre de Dios. Es notable que caracteres fundamentales en la Biblia se debatan entre la esperanza y la duda, el triunfo y la frustración, y la aceptación y el reto de la voluntad divina.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

vuestro rey va delante de vosotros: Saúl guiaba a Israel y atendía a las necesidades de la nación. Samuel se refirió a las dos razones citadas por los líderes de Israel en sus demandas de un rey:

(1) La vejez de Samuel y

(2) sus hijos, que habían demostrado su incapacidad para oficios públicos (1Sa 8:5).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Samuel, a la reserva (12:1-25).
1 Dijo Samuel a todo Israel: “Ya veis que os he oído en cuanto me habéis dicho y que he puesto sobre vosotros un rey. 2 Ahora, pues, tenéis ya rey que marche a vuestra cabeza. Yo ya soy viejo y he encanecido, y mis hijos ahí los tenéis entre vosotros, como unos de tantos, He estado al frente de vosotros desde mi juventud hasta hoy. 3 Aquí me tenéis. Dad testimonio de mí ante Yahvé y ante su ungido. ¿He quitado a nadie un buey? ¿He quitado anadie un asno? ¿He oprimido a nadie? ¿He perjudicado a nadie? ¿He aceptado de nadie presentes, ni aun un par de sandalias? Dad testimonio contra mí y yo responderé.” 4 Ellos respondieron: “No nos has perjudicado, no nos has oprimido, de nadie has aceptado nada.” 5 El les dijo: “Testigo Yahvé contra vosotros, y lo es también hoy su ungido, de que nada habéis hallado en mis manos.” El pueblo respondió: “Testigo.” 6 Samuel añadió: “Yahvé, que hizo a Moisés y Aarón y sacó a vuestros padres de Egipto, es testigo. 7 Ahora, pues, poneos delante de Yahvé, que quiero juzgaros ante Yahvé por los beneficios que os ha hecho a vosotros y a vuestros padres. 8 Cuando Jacob con sus hijos entró en Egipto y los humillaron los egipcios, y vuestros padres clamaron a Yahvé, Yahvé les mandó a Moisés y Aarón, que los sacaron de Egipto y los establecieron en este lugar. 9 Pero se olvidaron de Yahvé, su Dios, y éste los entregó en manos de Sisara, jefe del ejército de Jasor; en manos de los filisteos, en manos del rey de Moab, que les hicieron la guerra.10 Clamaron a Yahvé diciendo: “Hemos pecado, porque hemos abandonado a Yahvé y herrros servido a los baales y a las astartés. Líbranos ahora y nosotros te serviremos.” 11 Mandóles Yahvé a Jerobaal, Abdón, Jefté y Samuel, y os libró de manos de los enemigos que teníais en torno vuestro, y habéis habitado vuestras casas en seguridad. 12 Y ahora, cuando habéis visto que Najas, rey de los hijos de Amón, se ponía en marcha contra vosotros, me habéis dicho: No, que reine un rey sobre nosotros, cuando Yahvé, vuestro Dios, era vuestro rey. 13 Ahí tenéis, pues, el rey que habéis querido y habéis pedido; Yahvé le ha puesto por rey vuestro. 14Si teméis a Yahvé, si le servís y obedecéis; si no sois rebeldes a los mandamientos de Yahvé, viviréis vosotros y vuestro rey, que reinará sobre vosotros. 15 Pero, si no obedecéis a Yahvé, si sois rebeldes a sus mandatos, tendréis contra vosotros la mano de Yahvé y contra vuestro rey para destruiros. 16 Quedaos todavía para que veáis el prodigio que va a obrar Yahvé a vuestros ojos. 17 ¿No estamos en el tiempo de la siega de los trigos? Pues yo voy a invocar a Yahvé, y Yahvé tronará y lloverá, y veréis así cuan grande es a los ojos de Yahvé el mal que habéis hecho pidiendo un rey.” 18 Invocó Samuel a Yahvé, y aquel mismo día dio Yahvé truenos y lluvia, y todo el pueblo tuvo gran temor de Yahvé y de Samuel; 19 y dijeron a éste: “Ruega por tus siervos a Yahvé, tu Dios, para que no muramos, pues a todos nuestros pecados hemos añadido el de pedirnos un rey.” 20 Samuel les dijo: “No temáis; habéis hecho todo ese mal, pero no ceséis de seguir a Yahvé y servirle con todo vuestro corazón. 21 No os apartéis de él, porque será ir tras vanidades que no os darían provecho ni ayuda alguna, porque de nada sirven. 22 Yahvé, por la gloria de su nombre, no abandonará a su pueblo, ya que ha querido haceros el pueblo suyo. 23 Lejos también de mí pecar contra Yahvé, dejando de rogar por vosotros; yo os mostraré el camino bueno y derecho. 24 Temed sólo a Yahvé, servidle fielmente y con todo vuestro corazón, pues ya habéis visto los prodigios que ha hecho en medio de vosotros. 25 Pero, si perseveráis en el mal, pereceréis vosotros y vuestro rey.”

Las aclamaciones populares al nuevo rey dejaban en segundo plano al que hasta entonces fue juez en Israel, Samuel. Comprendió este venerable anciano que su ocaso había llegado; que el rey que en nombre del Señor había elegido le deshancaba. Mejor era retirarse a tiempo. Pero, en aquella atmósfera de jolgorio y victoria, temió que el pueblo pronto le olvidara y juzgara severamente sus actos. En previsión, quiso arrancar del pueblo un testimonio unánime que le absolviera de cuantas imputaciones pudieran hacérsele en lo sucesivo, testimonio que debía darse ante Yahvé y su ungido, el rey (9:16; 16:6; 24:7).
En primer lugar, parece decirles: “Queríais un rey, pues ahí lo tenéis. Anhelabais un caudillo; está en medio de vosotros. En este punto he seguido la voluntad popular. Por lo que a mí atañe, debo decir que mi misión ha terminado; yo soy viejo ya y encanecido; me sucede un rey apuesto y joven. Tampoco me dejé llevar del sentimiento paternal entronizando a uno de mis hijos; ahí están, como unos de tantos. Porque se portaban mal (8:3), les quité sus atribuciones. He obrado, como veis, siempre a la vista de todo el mundo; nada he tratado de ocultar. ¿Alguien puede achacarme algo?” Todo el mundo reconoció su santidad, su amor a Israel, su administración honesta; se despedía del pueblo con el alma rebosante de méritos, pero con los bolsillos vacíos.
Samuel, antes de marcharse, tiene que objetar algo al pueblo: echarle en cara su ingratitud para con Yahvé, cuyo último brote fue haber pedido un rey, cuando Yahvé es el verdadero y único rey de Israel. Vosotros, sigue diciendo al pueblo, habéis pedido un rey, y Yahvé, bondadoso, ha abdicado de sus derechos para daros gusto. En el conspecto histórico que traza el autor sagrado y pone en boca de Samuel no se sigue el orden cronológico de los hechos (Jue c.4-5; c. 13-16; 3:12-30). El discurso es muy parecido a la recapitulación que hace Josué antes de morir (Jos c.24).
La profunda impresión que causaron en el pueblo las palabras de Samuel creció al desencadenarse una tempestad, con truenos y lluvia, en los días de la siega (mayo-junio), fenómeno que no se da en Palestina por aquel tiempo. El milagro está, además, en presentarse el fenómeno atmosférico como efecto de la oración de Samuel. Estando el pueblo aterrado, humillado ante la superioridad de los elementos y del poder de Samuel, escuchó la recriminación que le hizo éste de haber pedido a Dios un rey. No es que Samuel pretenda retirar al rey que ungió en nombre del Señor, pero le recuerda que, con rey o sin él, la salvación de Israel estriba únicamente en servir a Dios y temerle.

Fuente: Biblia Comentada

yo he oído vuestra voz. Samuel había obedecido la voluntad del Señor y del pueblo y había establecido sobre ellos al rey escogido por Dios, a pesar de sus reservas personales tocantes a la monarquía.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Esta sección del libro se centra en la interacción entre Israel, Samuel y Saúl. Estos capítulos comienzan con la llegada de los ancianos de Israel a Ramá para visitar a Samuel (1Sa 8:4) y concluyen con la marcha de Samuel dejando a Saúl y volviendo a Ramá (1Sa 15:34). Los capítulos 1Sa 8:11Sa 12:25 describen el establecimiento de la monarquía sobre la nación de Israel y la accesión de Saúl como primer rey. Estos capítulos quedan vinculados por la referencia al envejecimiento de Samuel (1Sa 8:1; 1Sa 12:2) y a «oír la voz» del pueblo (1Sa 8:7; 1Sa 8:9; 1Sa 8:19; 1Sa 8:22; 1Sa 12:1; 1Sa 12:14-15). Los caps. 1Sa 13:11Sa 15:35 narran los fracasos de Saúl como rey sobre Israel. Los acontecimientos de estos capítulos presentan intercalaciones de las dos interacciones entre Saúl y Samuel que tuvieron lugar, ambas, en Gilgal (1Sa 13:4; 1Sa 13:7-8; 1Sa 13:12; 1Sa 13:15; 1Sa 15:12; 1Sa 15:21; 1Sa 15:33).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1Sa 12:1-25 : Este discurso de despedida de Samuel pertenece al género literario “testamentos” que recoge los discursos de despedida puestos en boca de los grandes personajes. En realidad se trata de dos discursos: en el primero (1Sa 12:1-5) Samuel hace balance de su actuación como gobernante o juez y defiende la integridad de su comportamiento; en el segundo (1Sa 12:6-25) vuelve a denunciar la petición de un rey como pecado del pueblo contra Dios y sitúa la aparición de la monarquía en el marco de la alianza.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Discurso de Samuel. No es seguro que este discurso corresponda al mismo contexto que el final del cap. 11, o sea la asamblea en Gilgal, o a una asamblea nacional posterior hacia el final de la vida de Samuel. En cierta forma, el discurso pareciera una despedida, pero su breve introducción en el v. 1 no nos da ningún indicio. En cualquier caso, el discurso es apropiado en esta disyuntiva. El escritor bíblico lo coloca aquí para dar al lector una oportunidad de reflexionar sobre el principio de la historia de la monarquía. El cap. 11 había terminado con una nota de alegría y emoción, al celebrar los israelitas una victoria y mirando con confianza a un futuro de victorias sobre los filisteos. Ahora tenían un rey, y uno que ya había dado pruebas de ser un soldado capaz. Así que se sentían muy bien. Pero el discurso de Samuel analizó la situación del presente y del pasado, a fin de brindar dirección para el futuro. El discurso aclaraba bien que el futuro no dependía de la existencia de un rey, ni de sus habilidades, sino de la voluntad de Dios. Esta, a su vez, dependería de la lealtad del pueblo a Dios.

Primero, Samuel pidió que se rindieran cuentas de su propia administración ahora que había cedido el liderazgo político a Saúl (1-5). Sus oyentes tenían que coincidir en que él les había brindado un liderazgo bueno y justo en todo sentido a través de los años. (No se dice nada de las quejas anteriores sobre sus dos hijos en 8:1-5; pero su referencia a sus dos hijos aquí en el v. 2 puede ser que sugiera que los había despedido de sus puestos en Beerseba y los había traído de vuelta a casa.) Hay un énfasis en el hecho de que Samuel no había tomado nada de nadie injustamente. Esta descripción de Samuel ofrece un fuerte contraste con su propia descripción de los reyes en 8:11-18, donde los muestra tomando una cosa tras otra de sus súbditos. Hay una perspectiva más amplia que quiere hacer notar el autor bíblico. El discurso está presentando un contraste entre los jueces del pasado y los reyes del presente y del futuro. Los líderes del pasado habían sido individuos escogidos por Dios, por lo que habían brindado un buen gobierno; pero ahora los israelitas estaban empezando a elegir sus propios líderes y ese era un paso muy peligroso. Era cierto que Dios había escogido a Saúl, y que más adelante escogería también a David, pero en el reino del norte después de la muerte de Salomón, muchos reyes serían elegidos por un sector u otro de la población.

Los vv. 8-11 recuerdan a los israelitas varios hechos importantes de su pasado. Primero, Dios se había ocupado constantemente de sus necesidades, rescatándolos de muchos enemigos. Segundo, Dios había escogido y provisto los líderes humanos que los habían llevado a la victoria. Tercero, sus derrotas habían sido debido a su propia pecaminosidad, ya que se habían apartado repetidamente de Jehovah y se habían dado a la idolatría. El v. 11 presenta una lista de los líderes capaces que Dios les había dado. No sería raro que Samuel incluyera su propio nombre como el último de los jueces, o quizá lo agregó el autor bíblico; también es posible que en cambio aquí debiera leerse “Sansón” en vez de “Salomón”.

El v. 12 renueva la acusación de 8:7, 8 en el sentido de que al demandar tener un rey humano, los israelitas rechazaban el reinado de Jehovah sobre ellos. Este versículo, que insinúa que Najas ha de haber hostigado a los israelitas en la Transjordania mucho antes de su ataque sobre Jabes en Galaad, muestra con qué facilidad Israel reaccionaba equivocadamente a las situaciones que se presentaban. Cuando Najas los hostigaba, debían haberse dado cuenta que su propia deslealtad a Dios causaba tal situación; en lugar de arrepentirse (como en el pasado) ellos mismos se encargaron de la situación, rechazaron el gobierno de Dios y demandaron tener un rey. Pero al menos habían pedido al Señor que escogiera al hombre que sería su rey, y quizá por eso, Jehovah ahora estaba dispuesto a darles otra oportunidad antes de cualquier castigo. Todo dependía de su obediencia y la obediencia del rey al Señor.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

12.1ss Samuel siguió sirviendo al pueblo como su sacerdote, profeta y juez, pero Saúl ejercía más y más control político y militar sobre las tribus (véase 7.15).12.1-3 En su discurso de despedida, Samuel les pidió a los israelitas que señalaran cualquiera equivocación que hubiera cometido durante su período como juez. Con esta actitud, Samuel les estaba recordando que podían confiar en que él diría la verdad. Además les estaba recordando que la idea de tener un rey había sido del pueblo, no de él. Samuel estaba montando el escenario para la milagrosa tormenta registrada en 12.16-19 para que así el pueblo no pudiera culparlo cuando Dios los castigara por sus actitudes egoístas.12.10 Los baales y Astarot eran dioses paganos. Para más información véase la nota a 7.412.11 Jerobaal era el nombre que se le puso a Gedeón cuando destruyó el altar de Baal (véase Jdg 6:32).12.12-15 Dios concedió la petición de la nación por un rey, pero sus mandamientos y requerimientos para sus vidas permanecieron iguales. Dios tendría que ser su verdadero rey, y tanto Saúl como el pueblo tendrían que estar sujetos a su ley. Ninguna persona está exenta jamás de la ley de Dios. Ningún compromiso humano está fuera de la jurisdicción de Dios. El es el verdadero rey de cada una de las áreas de la vida. Debemos reconocer su reinado y someternos a El en obediencia.12.17 La cosecha del trigo llegaba cerca del final de la estación seca, durante los meses de mayo y junio. Debido a que la lluvia caía muy raramente durante este período, una gran tormenta era considerada como un suceso milagroso. Pero la lluvia durante la cosecha del trigo podía dañar las cosechas y hacer que se pudriera rápidamente. Este suceso inusual demostró el descontento de Dios con la petición que hizo Israel de un rey.12.22 ¿Por qué Dios hizo de Israel «su pueblo»? Dios no los escogió porque se lo merecieran (Deu 7:7-8), sino para que pudieran ser el medio por el cual Dios bendijera a todas las personas a través del Mesías (Gen 12:1-3), Dios nunca abandonaría a su pueblo, pero debido a que era su nación especial, a menudo los castigaría por su desobediencia a fin de traerlos nuevamente a una correcta relación con El.12.23 ¿Es pecado el dejar de orar por otros? Las palabras de Samuel parecen indicar que sí. Las acciones de Samuel ilustran dos responsabilidades de las que debía preocuparse el pueblo de Dios: (1) orar de manera constante por otros (Eph 6:18) y (2) enseñar a otros el camino correcto hacia Dios (2Ti 2:2). Samuel no estaba de acuerdo con la demanda de los israelitas de un rey, pero les aseguró que continuaría orando por ellos y enseñándoles. Podemos estar en desacuerdo con alguien, pero no debemos dejar de orar por esa persona.12.24 Esta es la segunda vez en el discurso de despedida que Samuel recordaba al pueblo que dedicara un tiempo para considerar cuán grandes cosas había hecho Dios por ellos (véase 12.7). Dedicar tiempo para la reflexión nos permite centrar nuestra atención en la bondad de Dios y fortalece nuestra fe. En ocasiones estamos tan orientados hacia el progreso y el futuro que no nos damos el tiempo para reflexionar sobre todo lo que Dios ya hizo. Haga un hábito el recordar lo que Dios ha hecho por usted para que pueda seguir adelante con agradecimiento.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 480 1Sa 8:5; 1Sa 8:21

b 481 1Sa 10:24; 1Sa 11:14

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

En su discurso de despedida, Samuel defendió su administración como juez y entregó el liderazgo de las tribus a Saúl. Sin embargo, Samuel continuó con sus actividades sacerdotales y proféticas.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

[.] Le cuesta a Samuel retirarse para dejarle el lugar a Saúl, asemejándose así a muchos fundadores o responsables que no saben dejar a otros, más jóvenes o más competentes, el cuidado de prolongar y de desarrollar la obra que crearon. Samuel aprovecha la oportunidad para recordar que ninguna autoridad puede sustraerse a la ley de Dios, más aún cuando esa autoridad está encargada de llevar a la práctica esa ley. Ojalá que ustedes y el rey que reine sobre ustedes lo sigan… (14) Para Samuel el rey al igual que sus súbditos deberá obedecer fielmente las exigencias de la Alianza; pero la historia nos mostrará que muy pronto los reyes de Israel se creyeron dispensados de esa fidelidad. Apenas ascendido al trono, Salomón dejará el palacio de su padre David, construido en la ciudad baja en medio de las casas del pueblo, e irá a instalarse al lado del templo de Yavé. En adelante, en la parte baja estará el pueblo y en la montaña santa Dios y el rey. ¡Todo un símbolo! Incluso en la Iglesia se podrá ver a responsables que se comportan como y confunden responsabilidad con abuso de autoridad. Pablo retomará palabras de este discurso en Hechos 20,33.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] Este capítulo recoge una alocución de Samuel al pueblo, acompañada de truenos y lluvia. Sus palabras evocan la época en que Dios era el rey de Israel e invitan a sus oyentes a servir a Dios y guardar sus mandamientos.

Fuente: Notas Torres Amat