Biblia

Comentario de 1 Samuel 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Samuel 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Ana oró y dijo: “Mi corazón se regocija en Jehovah; mi poder se enaltece en Jehovah. Mi boca se ensancha contra mis enemigos, porque me he alegrado en tu salvación.

Y Ana oró. Neh 11:17; Hab 3:1; Flp 4:6.

Mi corazón se regocija. Luc 1:46, Luc 1:47-56; Rom 5:11; Flp 3:3; Flp 4:4; 1Pe 1:8.

mi poder se exalta. Sal 18:2; Sal 89:17; Sal 92:10; Sal 112:8, Sal 112:9; Luc 1:69.

mi boca se ensanchó. Éxo 15:1, Éxo 15:21; Jue 5:1, Jue 5:2; Sal 51:15; Sal 71:8; Apo 18:20.

me alegré en tu salvación. Sal 9:14; Sal 13:5; Sal 20:5; Sal 35:9; Sal 118:14; Isa 12:2, Isa 12:3; Hab 3:18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Ana, 1Sa 2:1-11.

El pecado de Elí, 1Sa 2:12-17.

Samuel, 1Sa 2:18-19.

Elí bendice a Elcana, 1Sa 2:20-21.

y reprueba a sus hijos, 1Sa 2:22-26.

Una profecía contra Elí, 1Sa 2:27-36.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Salmo de alabanza de Ana para Jehová. Ana se regocijaba y alababa a Jehová por la respuesta a su súplica. Esta escena contrasta con la previa visita a Silo (1Sa 1:9-15). Sus palabras de alabanza fueron liberadas en canción como un testimonio personal ante la congregación de adoradores en el tabernáculo. Este pasaje es escrito en el mismo estilo de otros salmos en la Biblia; abundan las metáforas y los símiles. La soberanía de Dios y su gobierno providencial en cada aspecto de la vida es el tema básico de esta canción. La oración es una poderosa afirmación de la profunda fidelidad de esta mujer en el Dios vivo. Ana conocía la salvación de Dios (1Sa 2:1), santidad (1Sa 2:2), sabiduría (1Sa 2:3), gracia (1Sa 2:8), justicia (1Sa 2:10). Nosotros podríamos reconocer a Ana entre los grandes salmistas en el antiguo Israel, como también podríamos reconocer el salmo de María en el NT. (Luc 1:46-55). El salmo de Ana sirvió como base para el salmo de amor Sal 113:1-9, y ambos se usaron y desarrollaron más adelante en el salmo de María en Luc 1:1-80.

Foto de Howard Vos

La moderna aldea de Ramá, sucesora de la ciudad veterotestamentaria en donde nació (1Sa 1:19-20) y fue sepultado el profeta Samuel (1Sa 28:1-25 :1Sa 28:3).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Ana comienza su oración a través del regocijo en Jehová por haberle dado un hijo.

mi cuerno es exaltado: Al usarse figurativamente, el cuerno que representa el poder y la fuerza, como la de un buey (Dan 7:21Zac 1:18-21). Con un cuerno exaltado significa con la cabeza en alto, consciente de su fortaleza. El sentido de fortaleza de Ana estaba en Dios, quien contestó su súplica.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ANA ORÓ. El cántico profético de Ana exalta el cuidado providencial de Dios de los que permanecen fieles a Él (1Sa 2:9; cf. el cántico de María en Luc 1:46-55). Ella también se regocijó en su salvación, porque Él es santo, y sólo Él es Dios (1Sa 2:2). Todos los seguidores del Señor Jesús deben confiar en los métodos del Señor con ellos. Cualquier cosa que Él permita que llegue a la vida de ellos debe llevarse a Él en oración, con plena confianza de que no sólo nada puede separarlos de su amor, sino que también Él finalmente sacará algo bueno de cualquier cosa que les suceda (Rom 8:31-39)

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Cántico de Ana (2:1-10).
1Oró Ana diciendo: Mi alma salta de júbilo en Yahvé; Yahvé ha levantado mi frente y ha abierto mi boca contra mis enemigos, porque esperé de él la salud. 2 No hay santo como Yahvé, no hay fuerte como nuestro Dios. 3Dejaos de hablar altaneramente; no salgan de vuestra boca arrogancias, que Yahvé es Dios sapientísimo y no se ocultan a su vista las maldades. 4Rompióse el arco de los poderosos, ciñéronse los débiles de fortaleza; 5los hartos pusiéronse a servir por la comida, y se holgaron los hambrientos; parió la estéril siete hijos y se marchitó la que muchos tenía, 6que Yahvé da la muerte y da la vida, hace bajar al sepulcro y subir de él. 7A uno empobrece o enriquece, humilla o exalta. 8Levanta del polvo al pobre, de la basura saca al indigente, para hacer que se siente entre los príncipes y darle parte en un trono de gloria; pues suyos son los fundamentos de la tierra, Y El sobre ellos puso el orbe. 9El atiende a los pasos de los piadosos, y los malvados perecerán en las tinieblas. No vence el hombre por su fuerza, 10aterrados serán los enemigos de Yahvé; desde los cielos tronará contra ellos. Yahvé juzga los confines de la tierra; robustecerá a su rey y erguirá la frente de su Ungido.

Muchos problemas plantea el presente cántico, que soslayamos en parte para no engolfarnos en cuestiones cuya solución definitiva no verán nunca los mortales. Se discute el significado del cántico, su autenticidad, su composición poética, tiempo en que fue escrito y cuándo entró a formar parte integrante del libro. Los críticos independientes se aferran en negar su autenticidad; algunos católicos (Dhorme, Desnoyers) los han imitado, otros soslayan la cuestión y los más la defienden (Bressan, Leimbach, Rehm, Ubach, etc.). Cabe distinguir cuidadosamente entre autenticidad jurídica de un libro sagrado o partes del mismo y autenticidad crítica. Todos los católicos admiten la inspiración del cántico, aunque, por razones críticas, niegan algunos que sea de Ana; admiten su autenticidad jurídica, pero no la crítica. De suyo, la cuestión del autor humano de un libro o de una de sus partes no roza directamente con la fe. Ahora bien, si el autor sagrado, con el empleo del verbo wattomer, y dijo, pretende afirmar categóricamente que el cántico salió por primera vez de la boca de Ana, debemos asentir a su testimonio infalible.
Dada la composición heterogénea del libro y la presencia en él de diversas piezas literarias de origen distinto, cabe dudar de la autenticidad humana del canto si existen para ello razones convincentes. Las que aportan los partidarios de la sentencia negativa no carecen de todo valor. En primer lugar, en vez de encontrarse el lector ante un himno improvisado de acción de gracias en boca de una mujer de pueblo, tropieza con un trozo literario esmaltado de ideas sublimes expresadas en forma rítmica, con seis estrofas, dos de cuatro esticos y cuatro de seis. Verdad es que suelen los autores bíblicos entonar un canto de acción de gracias a Dios cuando quieren darle gracias por algún beneficio recibido (2Sa 23:1). Idéntico es el proceder en los cantos del Magníficat y Benedictus, tan afín el primero con el cántico de Ana. En cuanto al fondo teológico de su contenido, ya San Agustín había agudizado su talento para encontrar una solución a tamaña anomalía, viendo en el himno una profecía sobre el cambio del antiguo sacerdocio y sobre la Iglesia de Cristo (De civitate Dei 17:4).
Por todo cuanto hemos insinuado, cabe ya suponer que la cuestión de su autenticidad crítica está al rojo vivo. Unos lo atribuyen a David, otros a un rey de Samaría, otros a la comunidad judaica, etc. Modernamente se tiende a considerarlo como un canto de la época real, a causa, sobre todo, del v.10, en el que se habla del rey. De ahí la creencia de que el himno es de composición algo tardía y que ha sido intercalado en este lugar por la alusión del v.5 a la mujer estéril. Como se ve, graves son las razones que se oponen a la autenticidad del canto de Ana. Aun en el supuesto de que el hagiógrafo atribuyese este cántico a Ana, cabe, sin embargo, admitir que su forma literaria actual es obra de un redactor posterior.

1 Les Institutions 1:45-46.

Dios, Vengador y Sabio (v.1-3).
Después de las palabras de Helí no tenía Ana la cara de antes (1:18); con el hijo ha levantado Dios su frente (qarni = mi cuerno). Los cuernos eran símbolo de fuerza (Jer 48:25), con lo cual se quiere significar que Ana ha superado el peso de la tristeza y del sufrimiento que oprimían su corazón. Por metáfora se llama a Dios roca, peñasco, por ser un baluarte para todos los que buscan refugio en El (2Sa 22:2; 2Sa 23:3; Sal 18:3; Sal 32:47; Isa 30:29, etc.).
Pasa Ana a exaltar la sabiduría divina. Los enemigos abrieron desmesuradamente su boca, profiriendo palabras necias (Sal 31:19; Sal 75:6), pretendiendo dar lecciones al que todo lo sabe.

Dios, Arbitro y Soberano del Mundo (v.4-7).
La situación se ha invertido. Los que se creían fuertes han visto cómo su arco se ha quebrado (Sal 18:33; Sal 18:37; Sal 18:40; 2Sa 1:18); en cambio, los débiles se han hecho fuertes. Los que antes eran hartos hanse puesto a servir para ganar el pan de cada día; los hambrientos de otros tiempos se cruzan ahora de brazos (Sal 34:11); se ha marchitado la que tenía muchos hijos, y la que era estéril pare ahora a placer (Sal 113:9). A Yahvé se debe este cambio en la vida de los mortales; pero hay más: la muerte y la vida las tiene Dios en sus manos, que da y quita a su beneplácito. El sheol es la mansión de los muertos (Gen 37:35), adonde se baja después de la muerte. Dios puede sacar de allí al que le plazca1.

1 Dhorme, L’idée de l’au-dela dans la religión hébraique: “Revue d’Histoire des Reli-gions,” 123 (1941) 113-142; J. Mcnaspv, Sheol in the Oíd Testament: CB 9.6 (1944) 326-333.

Juicio Sobre los Enemigos (v.I0).
Como un arco en tensión que se rompe, así se quebrarán los enemigos de Yahvé, cuya potencia se manifiesta con los truenos que retumban por collados y valles (Sal 18.14). El Paso de Yahvé es señalado por la conmoción de los montes Que 5:4) y el estallido del trueno (Job 37:2-4; 2Sa 22:8-16). De un confín al otro de la tierra se extiende el dominio absoluto de Dios, y nadie puede substraerse a su juicio (Deu 33:17; Joe 4:12). Al final del verso se hace una referencia explícita al ungido de Dios, al rey que preanuncia al Mesías. Son muchas las hipótesis que se han propuesto para determinar a qué personaje en concreto tiene ante su mente el autor. Muchos católicos ven en las palabras una alusión explícita y exclusiva al Mesías; otros, quizá con mayor acierto, creen que el autor habla del rey David, en cuanto que preanuncia la llegada del Ungido (meshiah) y del Rey por antonomasia, Jesucristo.

Pésima conducta de los hijos de Helí (Joe 2:11-17).
11Volvióse Ana a Rama, a su casa, y el niño quedó sirviendo en el ministerio de Yahvé en presencia de Helí, sacerdote. 12Los hijos de Helí eran hombres perversos, que desconocían a Yahvé y las obligaciones de los sacerdotes para con el pueblo. ti Cuando alguno ofrecía sacrificios, mientras estaba cociéndose la carne, venía un criado del sacerdote con un tenedor en la mano; 14lo metía en la caldera, caldero, olla o puchero, y cuanto sacaba con el tenedor era para el sacerdote. 15 Así hacían con cuantos de Israel venían allí, a Silo. Aun antes de que se quemara el sebo, venía el criado del sacerdote y decía al que sacrificaba: “Dame la carne para asársela al sacerdote; no recibirá de ti carne cocida, sino cruda.” 15Y si el hombre le decía: “Espera a que se queme el sebo, como siempre, y luego cogerás lo que tú quieras,” le respondía el criado: “No; tienes que dármela ahora mismo, y si no, la cojo yo por la fuerza.” 17Muy grande era el pecado de aquellos jóvenes ante Yahvé, pues hacían odioso a los hombres el ofrecer ante Yahvé.

Una vez cumplido el sacrificio, volvióse Ana a su casa, dejando al niño en Silo, al servicio (mesharet) del santuario. Los hijos de Helí eran unos rufianes, pues no guardaban el ceremonial propio de los sacrificios. La ley concedía a los sacerdotes el muslo derecho y el pecho de la víctima pacífica (Lev 7:30-34), pero el criado del sacerdote metía el tenedor en la caldera y arramblaba con todo lo que era de su agrado. Tradicionalmente, la carne de los sacrificios era hervida, pero los hijos de Helí la preferían asada. Su pecado era triple: apropiábanse de partes de la víctima que no les pertenecía, daban prioridad al sacerdote sobre Yahvé y hacían odioso el sacrificio o inducían a los peregrinos a que obraran con la misma desenvoltura en cuestión tan sagrada.

El niño Samuel (Lev 2:18-21).
18 Samuel ministraba ante Yahvé vestido de un efod de lino. 19 Hacíale su madre un mantito y se lo traía de año en año, cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio anual. 20 Helí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: “Que te dé Yahvé hijos de esta mujer por el que le prestaste.” Volviéronse ellos a su casa, 21 y Yahvé visitó a Ana, que concibió y parió tres hijos y dos hijas. El joven Samuel iba creciendo en la presencia de Yahvé.

El vestido de Samuel, el efod, no correspondía al objeto que se utilizaba para sacar las suertes, sino a una túnica de lino, ceñida al cuerpo por un cinturón (Lev 22:1; 2Sa 6:14). El manto que traía el niño sobre el efod (Exo 29:5) le protegía del frío en invierno. Pero» el meil que Ana preparaba para Samuel era como un presagio de la importancia que más adelante alcanzaría el niño en los destinos de Israel. únicamente los sacerdotes y príncipes vestían el meil (Exo 18:4; Exo 28:14; Exo 28:3-5).

Helí reprende a sus hijos (Exo 2:22-26).
22 Helí era ya muy viejo, y supo lo que sus hijos hacían a todo Israel y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de la congregación; 23 y les dijo: “¿Por qué hacéis cosas tales y tan malas como las que de vosotros he oído a todo este pueblo ? 24 No, hijos míos, que no es bueno lo que de vosotros oigo. Estáis haciendo que el pueblo de Yahvé se aparte de él. 25 Si un hombre ofende a otro hombre, está de por medio Dios para juzgarle; pero si un hombre ofende a Yahvé, ¿de quién puede esperar la intervención?” No hicieron caso de lo que les decía su padre, pues quería Yahvé matarlos. 26 Entre tanto, el niño Samuel iba creciendo y se hacía grato tanto a Yahvé como a los hombres.

A los crímenes enumerados añade el texto hebraico el de abusar de las mujeres que cuidaban quizá de la limpieza y atendían a la conservación del ajuar del santuario (Exo 35:25; Exo 38:8). Los críticos independientes o bien cancelan las palabras que hacen referencia a estas relaciones ilícitas, por creerlas una glosa redaccional, o las interpretan de la prostitución sagrada cabe al santuario, a imitación de los cultos licenciosos de los cananeos. Tal prostitución era severamente prohibida en la Ley (Deu 23:17-18), pero sabemos que se practicó en épocas de decadencia religiosa (Ose 4:14; 1Re 14:24; 1Re 15:12; 2Re 23:7). Algunos autores católicos (Dhorme, De Vaux) suprimen el inciso. Helí reprende a sus hijos echándoles en cara la mala fama que se han granjeado ante el público. No han pecado contra los hombres, sino contra Dios. En el primer caso, la cuestión se lleva a las autoridades, que en nombre de Dios dictan justicia. Pero, en caso de pecar contra Dios mismo, nadie puede intervenir, por no disponer de los medios de propiciación que la misericordia de Dios puso a nuestro alcance. Pero, por faltarle ya las fuerzas, pues Helí era ya muy viejo, no los castigó. Tampoco a ellos les fue concedida la gracia de escuchar las amonestaciones de su padre y cambiar de vida, pues quería Yahvé matarlos. Endureció Dios su corazón, como hizo en otro tiempo con Faraón y los pueblos de Canaán (Exo 4:21; Jos 11:20). Niega Dios las gracias eficaces para la conversión a los que las rechazan y no cooperan con las mismas.
Mientras Helí caminaba a marchas forzadas hacia el sepulcro y sus hijos se adentraban por los caminos de la perdición, Samuel, como un astro que se levanta en el firmamento, crecía en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres, como se dice también de Jesús (Luc 2:52).

Profecía contra la casa de Helí (Luc 2:27-36).
27 Vino a Helí un hombre de Dios y le dijo: “Así habla Yahvé. Yo me revelé claramente a la casa de tu padre cuando eran esclavos en Egipto, en la casa del Faraón. 28 Yo me le elegí de entre todas las tribus de Israel para sacerdote, para que subiese al altar a quemar el incienso y para que llevase ante mí el efod. Yo di a la casa de tu padre todas las combustiones de los hijos de Israel. 29 ¿Por qué, pues, envidias mis víctimas y mis ofrendas, las que yo mandé se ofreciesen en mi casa, y tienes en más a tus hijos que a mí, engordándoos de lo mejor de todas las oblaciones de Israel, mi pueblo? 30 Por eso he aquí lo que dice Yahvé, Dios de Israel: Yo había dicho y repetido a tu casa y a la casa de tu padre que ministraríais ante mí por siempre; pero ahora dice Yahvé: Lejos de mí eso, porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian. 31 Tiempo vendrá en que yo amputaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que ya no haya nunca ancianos en tu casa 32 y siempre veas ante ti un rival. Aun en las prosperidades de Israel, no habrá nunca ancianos en tu casa. 33 No haré desaparecer de mi altar a todos tus descendientes, de modo que se consuman sus ojos y desfallezca su alma; pero todos los de tu casa morirán por la espada; 34 te servirá de señal lo que sucederá a tus hijos Ofni y Finés; ambos morirán en el mismo día. 35 Yo me suscitaré un sacerdote fiel, que obrará según mi corazón y según mi alma; le edificaré una casa estable, y él andará siempre en presencia de mi ungido; 36 y cuantos de tu casa queden, vendrán a prosternarse ante él, pidiéndole una moneda de plata y un pedazo de pan; y le dirán: Haz el favor de colocarme en alguna de tus funciones sacerdotales, para que tenga un pedazo de pan que comer.”

Un profeta, un hombre de Dios (Deu 33:1; Jos 14:6), se presenta a Helí para comunicarle en estilo profetice (Exo 4:22; Jos 7:13) un mensaje de parte del cielo referente a la suerte de su casa. Dios escogió a Aarón para las funciones sacerdotales de sacrificar sobre el altar, quemar el incienso y llevar el efod. Además, aseguró a los sacerdotes un medio decoroso de vida al otorgarles una porción elegida de la víctima.
A todos estos beneficios han correspondido con ingratitud. De ahí que ha llegado el día del Señor; va a resonar la sentencia de Yahvé contra la casa de Helí. Es Dios quien habla (neum = dicho, oráculo) a Helí. Las promesas que hizo antes a Aarón y Finés las revoca; Helí no ha caminado en la presencia de Yahvé; no ha cumplido lo pactado; luego será denegada en lo venidero la continuación en el ejercicio de sus funciones sacerdotales. Conservará Dios la vida de alguno que otro descendiente de Helí a fin de que, viviendo padezcan, y devore la envidia su corazón al ver que la dignidad sacerdotal ha pasado a otras manos. Gran parte de los descendientes de Helí morirán por la espada, refiriéndose acaso a la matanza de los ochenta y cinco sacerdotes de la familia de Itamar decretada por Saúl (Jos 22:18-19). La pauta de lo que sucederá en los días venideros la dará la muerte en un mismo día de Ofni y Finés (Jos 4:11; Exo 3:12; Jue 6:17).
Al anuncio de la reprobación de Helí sigue la noticia sobre el sacerdote que le reemplazó. El texto se refiere probablemente a Sadoc (1Re 2:27-35), de la familia de Eleazar, que entró en funciones en lugar de Abiatar, de la ascendencia de Itamar, que había abrazado la causa de Adonías. Al nuevo sacerdocio acudirán los de la línea de Helí pidiendo un óbolo (agorat) de plata insignificante, un pedazo de pan o un puesto humilde entre las funciones sacerdotales para asegurar la vida.

Fuente: Biblia Comentada

poder. Símbolo de fuerza, poder (vea Deu 33:17).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1Sa 2:1-10 : El llamado Canto de Ana (un himno independiente y posterior al presente relato) es un canto de victoria por las intervenciones de Dios en favor de su rey o ungido y tiene un evidente parentesco con los salmos reales del Salterio. El cántico tiene un valor añadido por haber servido de inspiración al Canto de María de Luc 1:47-55.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Luc 1:47.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El canto de Ana. Muchos comentaristas opinan que el canto de Ana es un salmo de una fecha posterior puesto en los labios de ella por el escritor bíblico. Parece más un salmo que una oración; pero la razón principal para arribar a esta conclusión es la referencia a un rey en el v. 10. En la época de Ana Israel no tenía rey, y su hijo Samuel no estaba destinado a serlo. El salmo es llamado una oración, no un oráculo profético, así que no sería de esperar que incluyera una predicción de largo alcance. Pareciera entonces, que es muy posible que las palabras originales de Ana hayan sido aumentadas. Por cierto que el autor bíblico usó el poema como un todo para mirar hacia adelante y dar un propósito teológico al relato de los acontecimientos descritos en 1 y 2 Sam. El nacimiento de Samuel fue el primer paso en los planes de Dios para dar a Israel salvación de sus enemigos filisteos (1). Desde su humilde origen y difíciles circunstancias David obtendría poder como el ungido de Dios, el rey de Dios sobre Israel (10). En su contexto, la mención de hostilidad (1) y esterilidad (5) nos recuerda las experiencias personales de la propia Ana, pero el poema tiene una perspectiva mucho más amplia. Quiere mostrar cómo Dios puede trastornar los valores y cálculos humanos y muchas ve ces lo hace. Vida y muerte, riqueza y pobreza están totalmente dentro de su control; también lo están el apogeo y la decadencia de las naciones porque la autoridad y el poder de Dios llegan a los confines de la tierra (10). Pero Dios no derroca al poderoso y da fortaleza al débil en una forma vengativa ni injusta. Dios se había vinculado con los israelitas (nación pequeña y débil) como su Dios. Así que el poema desde el principio expresa fe en nuestro Dios, descrito como la roca (2), una ilustración clara de seguridad y estabilidad. Vea notas en la RVA correspondientes a la palabra poder en los vv. 1, 10. El cuerno era una señal visible de fortaleza o éxito.

Nota. 10 Todos los reyes de Israel eran ungidos con aceite al comienzo de sus reinados (ver 10:1 y 16:13 y las notas sobre estos versículos).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

2.1-10 Ana alabó a Dios por la respuesta a su oración por un hijo. El tema de su oración poética fue su confianza en la soberanía de Dios y su agradecimiento por sus bendiciones. María, la madre de Jesús, utilizó la oración de Ana como modelo de su propia canción de alabanza llamada Magnificat (Lucas 12Ki 46:55). Como Ana y María, debemos confiar en que Dios tiene el control último sobre los hechos de nuestras vidas, y debemos estar agradecidos por la manera en que nos ha bendecido. Al alabarlo por todas las cosas buenas, estamos reconociendo su control definitivo sobre todos los asuntos de la vida.2.2 Ana alaba a Dios por ser una Roca firme, fuerte e inmutable. En nuestro agitado mundo, los amigos van y vienen y las circunstancias cambian. Es difícil encontrar una base sólida que no cambie. Aquellos que dedican sus vidas a lograr causas o posesiones tengan la seguridad que son cosas finitas y transitorias. Las posesiones por las que trabajamos tan duro perecerán. Pero, Dios siempre está presente. Espere en El. El nunca falla.2.3 Por la forma en que Ana dice estas palabras, no hay duda que se refiere a la arrogancia y los regaños de Penina. Sin embargo, Ana no tenía que pagarle con la misma moneda, ya que ella sabía que Dios lo sabe todo, y que juzgará todo pecado y orgullo. Sabiamente, Ana dejó a Dios el juicio. Resista la tentación de hacer justicia por su propia mano. Dios juzgará sus obras, así como las de aquellos que le han hecho mal.2.10 Vivir en un mundo donde la amenaza de un holocausto nuclear siempre está presente y donde el mal abunda puede hacernos olvidar que Dios es soberano sobre todas las cosas. Ana vio a Dios (1) sólido como una roca (2.2); (2) como uno que ve lo que hacemos (2.3); (3) soberano sobre todos los asuntos de la gente (2.4-8); y (4) el juez supremo que administra justicia perfecta (2.10). Recuerde que el control soberano de Dios nos ayuda a poner en perspectiva los hechos del mundo y las circunstancias personales.2.11 Samuel «ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí». En otras palabras, Samuel era el ayudante o asistente de Elí. En ese rol, las responsabilidades de Samuel debieron haber incluido abrir todas las mañanas las puertas del tabernáculo (3.15) y limpiar el mobiliario y barrer los pisos. Cuando creció, Samuel debió haber ayudado a Elí a ofrecer los sacrificios. El hecho de que usara un efod de lino (una vestidura usada por los sacerdotes) significa que era un aprendiz de sacerdote (2.18). Debido a que Samuel era el ayudante de Elí, también era ayudante de Dios. Cuando uno sirve a otros, incluso en tareas ordinarias, está sirviendo a Dios. Ya que en última instancia servimos a Dios, todo trabajo tiene su dignidad. ANALa oración de Ana nos muestra que todo lo que tenemos y recibimos es un préstamo de Dios. Ana pudo haber tenido muchas razones para ser una madre posesiva. Pero cuando Dios contestó su oración, ella cumplió su promesa de dedicar a Samuel al servicio de El.Ella descubrió que el gozo más grande en tener un hijo es regresárselo total y libremente a Dios. Ella entró en la maternidad preparada para hacer lo que todas las madres deberán hacer a la larga: dejar ir a sus hijos.Cuando los niños nacen, son completamente dependientes de sus padres para todas sus necesidades básicas. Esto hace que algunos padres se olviden que esos mismos niños crecerán hacia la independencia dentro de unos pocos años. Estar consciente de las diferentes etapas de este saludable proceso fortalecerá en gran manera las relaciones familiares;este proceso ocasionará gran dolor. Gradualmente debemos dejar ir a nuestros hijos para poder permitirles que lleguen a ser adultos maduros e interdependientes.Puntos fuertes y logros :– Madre de Samuel, el más grande juez de Israel– Ferviente creyente; eficaz en la oración– Dispuesta a cumplir un muy costoso compromisoDebilidades y errores :– Luchó con su autoestima porque no podía tener hijosLecciones de su vida :– Dios escucha y contesta las oraciones– Nuestros hijos son regalos de Dios– Dios está preocupado por el oprimido y el afligidoDatos generales :– Dónde: Efraín– Ocupación: Ama de casa– Familiares: Esposo: Elcana. Hijo: Samuel. Más tarde, otros tres hijos y dos hijas– Contemporáneos: Elí, el sacerdoteVersículos clave :»Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues,lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová»(1Sa 1:26-28).Su historia se relata en 1 Samuel 1-2. 2.12ss La ley estipulaba que todas las necesidades de los levitas fueran satisfechas por medio de los diezmos del pueblo (Num 18:20-24; Jos 13:14, Jos 13:33). Ya que los hijos de Elí eran sacerdotes, debían usar este medio para satisfacer sus necesidades. Pero los hijos de Elí se aprovecharon de su posición para satisfacer su lujuria de poder, de posesiones y de control. Su desprecio y arrogancia hacia el pueblo y el culto socavaron la integridad de todo el sacerdocio.Elí sabía que sus hijos eran malos, pero hizo muy poco para corregirlos o detenerlos, incluso cuando la integridad del santuario de Dios se veía amenazada. Como sumo sacerdote, Elí debió haber ejecutado a sus hijos (Número 15.22-31). Como era de esperar, Elí no quiso enfrentar la situación. Al ignorar sus acciones egoístas, Elí permitió que sus hijos arruinaran sus vidas y las de muchos otros. Hay momentos en los que debemos enfrentar los problemas serios, aun cuando las consecuencias puedan ser dolorosas.2.13, 14 Este tenedor era un utensilio usado en el tabernáculo para ofrecer los sacrificios. Hecho de bronce (Exo 27:3) usualmente tenía tres dientes para engarfiar la carne que sería ofrecida en el altar. Los hijos de Elí usaban el tenedor para sacar más carne del caldero de lo que debían.2.13-17 ¿Qué era lo que estaban haciendo mal los hijos de Elí? Estaban tomando partes del sacrificio antes de que fueran ofrecidas a Dios en el altar. Además estaban comiendo carne antes de que se quemara la grosura. Esto era contra la ley de Dios (Lev 3:3-5). En efecto, los hijos de Elí estaban tratando con desprecio las ofrendas de Dios. Las ofrendas se ofrecían para expresar a Dios honor y respeto mientras se buscaba el perdón por los pecados, pero los hijos de Elí estaban pecando mientras hacían las ofrendas, demostrando a Dios una irreverencia descarada. Y como si esos pecados no fueran suficientes, se acostaban con las mujeres que servían allí (Lev 2:22).Como los hijos de Elí, actualmente algunas personas tratan la fe que otros tienen en Dios y sus «ofrendas» con desprecio. Dios juzga severamente a aquellos que descarrían al pueblo o menosprecian lo que se dedica a El (Num 18:32).2.18 Samuel usaba un efod de lino. Un efod era un chaleco largo sin mangas hecho de lino puro que usaban los sacerdotes. El efod del sumo sacerdote tenía un significado especial. Estaba bordado con una variedad de colores brillantes. Unido a él estaba el pectoral, una pieza parecida a un babero con hombreras bordadas en oro. Había doce piedras preciosas unidas al pectoral, las que representaban a cada una de las tribus de Israel. Unido al efod había un saquito que contenía el Urim y el Tumim, dos pequeños objetos que se usaban para determinar la voluntad de Dios en ciertos asuntos nacionales.2.21 Dios honró los deseos de la fiel Ana. Nunca más volvimos a saber de Penina ni de sus hijos, pero Samuel fue utilizado poderosamente por Dios. Además, Dios le dio a Ana otros cinco hijos además de Samuel. A menudo Dios nos bendice en formas que no esperamos. Ana nunca esperó tener un hijo a su edad, ¡mucho menos seis! No se resienta por el tiempo que Dios se toma en contestar. Quizá las bendiciones de Dios no sean inmediatas, pero llegarán si somos fieles a lo que El dice en su Palabra.2.23-25 Los hijos de Elí sabían lo que debían hacer, pero continuaron desobedeciendo a Dios deliberadamente al engañar, seducir y robar al pueblo. Por lo tanto, Dios planeó quitarles la vida. Cualquier pecado es malo, pero el pecado realizado deliberada y engañosamente es de la peor clase. Cuando pecamos por ignorancia, merecemos castigo, pero cuando pecamos intencionalmente, las consecuencias serán más severas. No ignore las advertencias de Dios acerca del pecado. Abandone el pecado antes que este se convierta en un estilo de vida.2.25 ¿Acaso un Dios amoroso hace planes para matar a la gente? Observe la situación que había en el tabernáculo. Una persona ofrecía una ofrenda para el perdón de sus pecados, y los hijos de Elí robaban las ofrenda y hacían una farsa de la actitud de arrepentimiento de esa persona. Dios, en su amor por Israel, no podía tolerar esta situación. Por eso permitió que ellos murieran como resultado de su propia presunción jactanciosa. Llevaron el arca a la batalla, pensando que los protegería. Pero Dios retiró su protección y murieron los malvados hijos de Elí (4.10, 11).2.29 Elí tuvo muchos problemas al tratar de criar a sus hijos. Cuando se dio cuenta de su maldad, aparentemente no aplicó ninguna acción disciplinaria fuerte a sus hijos. Pero Elí no era solo un padre tratando de vérselas con hijos rebeldes. Era el sumo sacerdote que pasaba por alto el pecado de los sacerdotes que estaban bajo su jurisdicción. Por ello, el Señor tomó las medidas disciplinarias necesarias que Elí evadió.Elí fue culpable por honrar a sus hijos por encima de Dios al permitirles que continuaran en pecado. ¿Hay algo en su vida, familia o trabajo que usted sigue permitiendo que suceda aun cuando sabe que está mal? Si es así, puede ser tan culpable como aquellos que están involucrados en esa mala acción.2.31, 35, 36 Para el cumplimiento de esta predicción véase 1Ki 2:26-27. Esta es cuando Salomón quitó a Abiatar de su posición, terminando así con la línea de Elí. Después Dios levantó a Sadoc, un sacerdote bajo el reinado de David y luego sumo sacerdote bajo Salomón. La línea de Sadoc probablemente continuó en su lugar hasta los días de Esdras.2.35 «Mi ungido» se refiere al rey (véase 2.10). Dios estaba diciendo que su fiel sacerdote serviría a su rey para siempre.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) “En Jehová”, MVg; LXX y 27 mss heb.: “en mi Dios”.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 60 Flp 4:6

b 61 Sal 13:6; Luc 1:46; Rom 5:11

c 62 Sal 18:2; Sal 89:17; Sal 92:10

d 63 Sal 9:14; Sal 13:5

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

fortaleza. (lit., cuerno ). Ana se regocija de que el S eñor la ha exaltado y la ha librado de su baja condición de mujer estéril (cp. 75:4, 5, 10; 112:8, 9). Nótese que el salmo de David emplea cuerno en sus primeras líneas (2 S 22:3).

Fuente: La Biblia de las Américas

La narración del nacimiento de Samuel y el cántico de Ana marcan el comienzo de los libros de Samuel, que terminan con un salmo de David (2 S 22) seguido de unas secciones narrativas (2 S 23, 24). Existen semejanzas entre el asunto del cántico de Ana y el salmo de David. Para cánticos semejantes en el N.T., véanse el cántico de María (Lc 1:46– 55) y el de Zacarías (Lc 1:68– 79), en respuesta a un nacimiento milagroso.

Fuente: La Biblia de las Américas

Mi poder. Lit., cuerno. Una figura de fortaleza invencible (cp. Dan 7:21).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Se sigue LXX; Mi fuerza… Lit. mi cuerno.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., cuerno

Lit., mi boca se ensancha

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. mi cuerno.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[=] *Is 61:10 *Lc 1:46

[.] En su canto de gratitud, Ana se hace intérprete de todos los despreciados de su pueblo y del mundo. Yavé es el Dios que salva a los desamparados. Rechaza a los que confían en su brazo en su arco en el pan asegurado para su casa, es decir, en lo que son y en lo que tienen. Pone su gloria en invertir las diferencias que existen entre los hombres (como en la parábola del rico y de Lázaro, Lc 16,25). Este texto condena al que construye su vida con la sola ambición de asegurar el porvenir de su familia. Grandes cambios se están produciendo en el mundo, y solamente el que hace causa común con los débiles , o sea que construye el mundo que lo rodea y se construye a sí mismo junto con Dios. Es Yavé quien da muerte y vida (6). Esta fórmula abrupta, que nos choca hoy en día, expresa en un lenguaje diferente al nuestro que la vida del hombre está en las manos de Dios. El creyente sabe que los pobres y los hambrientos contribuyen a la salvación del mundo; porque les es más fácil comprender que no hay otro mundo digno del hombre sino aquel en el que haya pan y dignidad para todos.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[3] Se puede traducir Porque el Señor es Dios que sabe todas las cosas que hacemos y castiga a los orgullosos. Son evidentes las semejanzas con el Magnificat de María Santísima. Luc 1, 46.[10] El sentido profético de estas palabras se refiere al Mesías y a su reino espiritual en la tierra. En este verso se lee por primera vez el nombre de Mesías o Cristo.[11] Servía en el templo en todo aquello que permitía su edad.[12] Según Pablo, eran de aquellos que profesan conocer a Dios; pero le niegan con sus hechos. Tit 1, 16.[14] Sin contentarse con la parte que le correspondía.[15] Iba contra la Ley exigir la porción sacerdotal, antes que se hubiese quemado sobre el altar la grasa de la víctima pacífica. Lev 7, 31-33.[18] El efod es un ornamento en forma de túnica corta usado por los levitas y sacerdotes en las ceremonias sagradas.[22] El texto hebreo dice que militaban o servían, es decir, se ocupaban de las labores con que podían servir al templo; pasaban sus días trabajando en cosas de uso sagrado, en la lectura de la ley y orando.[23] En lugar de castigarlos severamente.[25] En castigo de sus pecados les negó la gracia de la conversión.[31] Privándola de su poder. Por el brazo de Helí entienden algunos sus dos hijos, Ofni y Finees. Aquitob, Aquías y Aquimelec, sucesores de Helí, vivieron muy poco tiempo. Abiatar, último sumo sacerdote descendiente de Helí, fue despojado de su investidura.[35] Este sacerdote fue Sadoc, sumo sacerdote después de Abiatar.

Fuente: Notas Torres Amat