Comentario de 1 Tesalonicenses 4:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los demás que no tienen esperanza.
4:13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis — Compárense Rom 1:13 (“muchas veces he propuesto ir a vosotros”); 11:25 (“no quiero… que ignoréis este misterio” acerca del rechazo de Israel y la aceptación de los gentiles); 1Co 10:1 (las lecciones que debemos aprender de la historia de Israel); 11:3 (“que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”); 12:1 (“acerca de los dones espirituales”); 2Co 1:8 (“acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia”); Flp 1:12 (“que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio”); Col 2:1 (“cuan gran lucha sostengo por vosotros”). Pablo quiere que todos los cristianos estén bien enterados y bien doctrinados. Dios quiere que entendamos su voluntad (Efe 5:17, “no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”), y si leemos los escritos de los apóstoles, podemos entenderlos (Efe 3:3-4). Tenemos la Biblia en nuestro propio idioma. Se puede leer en muchos dialectos. Por lo tanto, los que no están bien enterados de la voluntad de Dios no tienen excusa.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Tampoco queremos hermanos, que ignoréis. Rom 1:13; 1Co 10:1; 1Co 12:1; 2Co 1:8; 2Pe 3:8.
acerca de los que duermen. 1Ts 4:15; 1Ts 5:10; 1Re 1:21; 1Re 2:10; Dan 12:2; Mat 27:52; Luc 8:52, Luc 8:53; Jua 11:11-13; Hch 7:60; Hch 13:36; 1Co 15:6, 1Co 15:18; 2Pe 3:4.
no os entristezcáis. Gén 37:35; Lev 19:28; Deu 14:1, Deu 14:2; 2Sa 12:19, 2Sa 12:20; 2Sa 18:33; Job 1:21; Eze 24:16-18; Jua 11:24; Hch 8:2.
como los otros que no tienen esperanza. Efe 2:12; Job 19:25-27; Pro 14:32; Eze 37:11; 1Co 15:19.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
los que duermen: Esta es una metáfora de la muerte. Aunque Pablo enseñó a los tesalonicenses sobre la Segunda Venida de Cristo cuando estuvo con ellos, al parecer Timoteo encontró más preguntas sobre el tema, posiblemente como resultado de la muerte de algunos nuevos conversos. En respuesta a esas preguntas, Pablo afirma que quería que estuvieran informados y también consolados con la esperanza de volver a ver a sus seres queridos. Sus vecinos paganos no tenían esta esperanza.
EN PROFUNDIDAD
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Cuadros del tiempo del fin
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La «voz de un arcángel» y la «trompeta de Dios» (1Ts 4:16) destacan la autoridad divina tras la descripción de Pablo de la venida de Jesús. Las imágenes y descripciones que Pablo utiliza para el tiempo del fin coinciden en parte con las de los judíos de su tiempo, aunque omite la mayoría de los elementos que se encuentran en las descripciones judías contemporáneas. Lo que Pablo describe encaja especialmente con la imagen que Cristo hace del tiempo del fin (trompeta, nubes, ángeles, tiempos y sazones, destrucción repentina).
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Los lectores judíos familiarizados con el AT. reconocen la importancia de las trompetas al reunir las asambleas, a veces para la guerra. Los lectores gentiles probablemente sabían que los romanos usaban las trompetas para reunir las tropas o para enviar señales en la batalla. Mucho más relevante, la tradición judía, como lo enfatiza la oración diaria en una sinagoga, describe a Israel reuniéndose en el tiempo del fin acompañado por el sonido de una trompeta.
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El arcángel de mayor rango, según la tradición judía, era Miguel (Dan 10:13), quien era también el patrono especial para Israel. Cada nación tenía un ángel guardián, pero Miguel era especialmente poderoso, como el guardián del pueblo elegido por Dios. Las tradiciones judías solían dar a Miguel prominencia especial en la batalla final, aunque, para Pablo, Jesús mismo cumple esa función (1Ts 4:16).
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La «voz de mando» junto con la trompeta quizás represente el grito de batalla dado por un comandante. El AT. suele describir a Dios como un guerrero divino y a veces menciona su grito de guerra (Isa 42:13).
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La enseñanza de Jesús sobre el tiempo del fin (Mat 24:1-51) probablemente sea la información previa para la propia enseñanza de Pablo, la cual él afirmó que fue por la «palabra del Señor» (1Ts 4:15). Cuando Jesús describe la venida del Hijo del Hombre, se aplica a sí mismo una variedad de descripciones del tiempo del fin que el AT. y el judaísmo normalmente reservaban sólo para Dios (Mat 24:30, Mat 24:31). De manera similar, Pablo aplica las mismas descripciones a la venida de Cristo.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
ACERCA DE LOS QUE DUERMEN. Esta frase se refiere a creyentes que habían muerto y cuyas almas estaban en el cielo; eso no quiere decir que los muertos estén como si fuera en un sueño del alma (cf. Flp 1:21, nota). Los tesalonicenses no entendían cómo la resurrección de los creyentes que ya habían muerto se relacionaba con el arrebatamiento de los creyentes vivos en el momento de la segunda venida de Cristo (véase Jua 14:3, nota). Al parecer pensaban que los que murieran antes del tiempo del retorno de Cristo por la iglesia (vv. 1Ts 4:16-17) no serían resucitados sino hasta un tiempo mucho más tarde. Pablo les dice que los muertos en Cristo resucitarán en el mismo instante en que Jesucristo se lleve a su iglesia (véase el ARTÍCULO EL ARREBATAMIENTO, P. 1724. [1Ts 4:16-17]).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
los que duermen. El sueño es un eufemismo en el NT para aludir a la muerte porque describe la condición aparente de la persona difunta (vea la nota sobre 1Co 11:30). Describe el cuerpo que yace muerto mas no el alma (cp. 2Co 5:1-9; Flp 1:23). Se emplea con referencia a la hija de Jairo (Mat 9:24) a quien Jesús levantó de los muertos y a Esteban quien murió apedreado (Hch 7:60; cp. Jua 11:11; 1Co 7:39; 1Co 15:6; 1Co 15:18; 1Co 15:51; 2Pe 3:4). Los que mueren en Cristo se identifican en el v. 1Ts 4:16 como «los que durmieron en él». Muchos en su ignorancia habían llegado a la conclusión de que los que mueren se pierden el regreso del Señor y los creyentes guardaban luto por ellos debido a su ausencia en ese acontecimiento tan glorioso. Por eso la partida de un ser querido les traía una tristeza profunda al alma. Sin embargo, no hay razón alguna para que los cristianos se lamenten así cuando muere un hermano en la fe, como si esa persona hubiera sufrido una gran pérdida.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Aunque el ministerio de Pablo en Tesalónica fue breve, es evidente que muchos de sus habitantes creyeron en la realidad del regreso de su Salvador y lo esperaban en cualquier momento (cp. 1Ts 1:3; 1Ts 1:9-10; 1Ts 2:19; 1Ts 5:1-2; 2Ts 2:1; 2Ts 2:5). Vivían en expectación constante de su venida y aguardaban con amor y entusiasmo la manifestación de Cristo. El versículo 1Ts 4:13 (cp. 2Ts 2:1-3) indica que incluso estaban agitados por algunas de las cosas que les sucedieron que podrían afectar su participación en el gozo de su venida. Sabían que el regreso de Cristo era el acontecimiento definitivo en la historia de la redención y no querían perdérselo. Su pregunta principal era: «¿Qué sucede a los cristianos que mueren antes de que Él venga? ¿Van a perderse el regreso de Él?» Es evidente que tenían una visión inminente del regreso de Cristo y Pablo había dejado la impresión de que podía suceder en su tiempo. La confusión vino porque habían comenzado a ser perseguidos y creyeron que serían librados de esa experiencia desagradable mediante el regreso del Señor (cp. 1Ts 3:3-4).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis — Compárense Rom 1:13 (“muchas veces he propuesto ir a vosotros”); 11:25 (“no quiero… que ignoréis este misterio” acerca del rechazo de Israel y la aceptación de los gentiles); 1Co 10:1 (las lecciones que debemos aprender de la historia de Israel); 11:3 (“que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”); 12:1 (“acerca de los dones espirituales”); 2Co 1:8 (“acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia”); Flp 1:12 (“que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio”); Col 2:1 (“cuan gran lucha sostengo por vosotros”). Pablo quiere que todos los cristianos estén bien enterados y bien doctrinados.
Dios quiere que entendamos su voluntad (Efe 5:17, “no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”), y si leemos los escritos de los apóstoles, podemos entenderlos (Efe 3:3-4). Tenemos la Biblia en nuestro propio idioma. Se puede leer en muchos dialectos. Por lo tanto, los que no están bien enterados de la voluntad de Dios no tienen excusa.
— acerca de los que duermen, — Luc 8:52; Jua 11:11; Hch 7:16; 1Co 15:18; 1Co 15:51. Cuando el espíritu sale, parece que el cuerpo está dormido. También esta figura se emplea porque cuando Cristo venga, los “dormidos” se despertarán (4:16; Jua 5:28-29; 1Co 15:50-57). Sin embargo, estos textos no enseñan que el alma duerme (Ecl 7:12; Luc 16:22-23; Luc 23:43; Flp 1:23).
— para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza (Efe 2:12) . — En este país sabemos algo de las ceremonias funerales de los indios, con sus gritos y lamentaciones y el ruido interminable de los tambores. De manera semejante todos los que no conocen a Dios expresan su tristeza y desesperación, dando rienda suelta a sus emociones.
Al parecer algunos de los tesalonicenses pensaban que Cristo volvería pronto y que sólo los vivos podrían disfrutar de las bendiciones de su venida. Pablo no se refiere a la tristeza normal que se sufre cuando muere un ser querido (Jua 11:35; Hch 8:2; Flp 2:27). Desde luego, aun los más fieles se entristecen, pero lo importante es que no se entristecen como los otros que no tienen esperanza. Al meditar en la condición verdadera de los seres queridos que mueren en Cristo, los cristianos no persisten en llorar como los del mundo, porque la esperanza del cristiano disminuye el pesar. Los griegos no creían que había esperanza para los muertos, y no esperaban volver a verlos, pero el cristiano sabe que la muerte no es el fin de todo, sino la puerta por la cual pasamos para estar con Cristo. El cristiano tiene una esperanza verdadera: 5:8; Rom 5:5; Rom 8:24; Rom 12:12; 1Co 13:13; Efe 4:4; Heb 6:18-20; 1Pe 1:3.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EN CUANTO A LOS QUE YA DUERMEN
1 Tesalonicenses 4:13-18
No queremos que estéis en la ignorancia, hermanos, en cuanto a los que ya duermen; porque no queremos que estéis tristes como los demás, que no tienen ninguna esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, lo mismo podemos estar seguros de que Dios traerá con Él a los que ya han quedado dormidos mediante Jesús. Y esto que os decimos, no depende de nuestra propia autoridad sino de la Palabra del Señor: Que nosotros que estamos vivos, que sobrevivamos hasta la venida del Señor, no les llevaremos ninguna ventaja a los que ya hayan caído dormidos; porque el mismo Señor descenderá del Cielo con una fuerte voz de mando, con la voz de un arcángel y con la trompeta de Dios; y los que estén muertos en Cristo resucitarán primero; y luego nosotros, los que estemos vivos, los supervivientes, seremos asumidos por las nubes juntamente con ellos para salir al encuentro del Señor en el aire. Y a partir de entonces ya estaremos siempre con el Señor. Así es que animaos mutuamente con estas palabras.
La esperanza de la Segunda Venida les había traído otro problema a los de Tesalónica. Esperaban que se produjera inmediatamente; esperaban estar vivos cuando ocurriera, pero estaban preocupados por los cristianos que ya habían muerto. No podían estar seguros de que también participaran de la gloria de ese Día. Pablo les responde que tendrán una misma gloria los que ya hayan muerto y los que estén vivos.
Les dice que no deben tener tristeza como los que no tienen ninguna esperanza. Ante la muerte, el mundo pagano se encontraba sumido en la desesperación. Se enfrentaban con ella con una sombría resignación y una árida desesperanza. Esquilo escribió: «Una vez que un hombre muere, no hay esperanza de que resucite.» Y Teócrito: «Mientras hay vida hay esperanza, pero no la hay para los muertos.» Y Catulo: «Una vez que se pone nuestra breve lumbrera, no nos queda más que una perpetua noche en la que no podemos hacer más que dormir.» En sus lápidas aparecían lúgubres epitafios: «No era; llegué a ser; ya no soy; no me importa nada.» Una de las cartas en papiro más patéticas que han llegado hasta nosotros es una carta de pésame que dice: «De Irene a Taonofis y Filón: Consolaos. Lo sentí y lloré por el difunto como había llorado por Dídimas. Todo lo que se podía hacer lo hice, como todos los míos. Epafrodito y Termutión y Filión y Apolonio y Plantas. Pero a pesar de todo no se puede hacer nada contra tales cosas. Por tanto, consolaos como podáis.»
Pablo establece un gran principio: La persona que ha vivido y muerto en Cristo sigue estando en Cristo y resucitará en Él. Entre Cristo y la persona que Le ama hay una relación que nada puede romper, que sobrepasa la muerte. Como Cristo murió y resucitó, así la persona que está unida con Cristo resucitará.
El cuadro que traza Pablo del Día de la Segunda Venida de Cristo es pura poesía, un intento de describir lo indescriptible. En la Segunda Venida Cristo descenderá del Cielo a la Tierra; dará una voz de mando, a la cual la voz de un arcángel y la trompeta de Dios despertarán a los muertos; entonces los muertos y los vivos serán asumidos igualmente en las carrozas de las nubes para darle la bienvenida a Cristo; y a partir de entonces ya estarán siempre con el Señor. No se pretende que tomemos lo que es una visión espiritual con un literalismo crudo e insensible. No son los detalles lo importante, sino que tanto en la vida como después de la muerte el cristiano está en Cristo, y esa es una unión que nada puede romper.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Efe 2:12.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— han muerto: Lit. los que están dormidos. Tanto entre los judíos como entre los griegos, el sueño era una imagen frecuente de la muerte (ver Jua 11:11). La palabra “cementerio” significa, etimológicamente, “dormitorio”.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
los lectores pensaron que las personas que duermen (eso es, aquellas de su grupo que ya habían muerto y otras que podrían mo rirse) antes de la segunda venida, permanecerían en sus tumbas y no participarían del evento. Esto sugeriría que ellos no habían oído de la resurrección de los muertos (lo cual no es muy probable, ya que la resurrección de Jesús fue parte del evangelio primitivo), o que ellos no habían comprendido correctamente lo que les había sido enseñado. Faltándoles este conocimiento pleno de la esperanza cristiana, ellos eran como los incrédulos, “sin esperanza y sin Dios” (Ef. 2:12).
14 La contestación básica al problema es la doctrina fundamental de la enseñanza cristiana de que Jesús murió y resucitó. Se sigue que el Dios que levantó a Jesús de entre los muertos traerá con él a las personas por quienes murió, y que murieron creyendo en él. Pablo no dice nada aún sobre la resurrección de los muertos para compartir este evento, pero es obvio que, si ellos han de compartirlo, de ben ser resucitados en función de ese propósito. En realidad, lejos de ser dejado fuera de los gloriosos eventos asociados con la segunda venida del Señor, ellos tendrán precedencia sobre aquellos que están vivos aún. (Pablo habla de nosotros que vivimos; este uso de palabras indica que él consideró la posibilidad de que el Señor vendría durante su vida, pero no necesariamente pensaba que fuese una conclusión asegurada de antemano.)
15-18 La confirmación de esta declaración está dada por la referencia a la palabra del Señor, la cual se entiende mejor como la enseñanza de Jesús semejante a Mat. 24:30, 31 en vez de una revelación del Señor resucitado a un profeta o a Pablo mismo (Pablo también se refiere a esto en 1 Cor. 15:52). El mandato, la voz angélica y la trompeta se interpretan como el medio de despertar a aquellos que habían muerto y levantarlos para estar con el Señor (Juan 5:25-29). Ellos se levantan primero, es decir, antes de que aquellos que están todavía vivos sean arrebatados … para el encuentro con el Señor en el aire. El cuadro es el de un grupo de ciudadanos saliendo de una ciudad a encontrar a un dignatario visitante y a acompañarlo de regreso. Esto implica que el Señor regresa con su pueblo a la tierra. (¡Ellos ciertamente no se quedarán permanentemente en las nubes tocando el arpa!) Este lenguaje probablemente nunca tuvo la intención de ser comprendido en forma absolutamente lit.; más bien describe cosas que van más allá de las palabras. Lo importante es que esos cre yentes, sea que estén muertos o vivos, están desde entonces siempre con el Señor.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
z 119 Jua 11:11; Hch 7:60; 1Co 15:6
a 120 1Co 15:32; Efe 2:12
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
13 (1) Es decir, están muertos (v.16; Jua_11:11-14 ; 1Co_11:30). Tanto el Señor como el apóstol consideraban que la muerte de los creyentes era dormir.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
los que duermen. El cuerpo (no el alma) del creyente que ha muerto es el que se llama dormido durante el tiempo que media entre la muerte y la resurrección.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
La pregunta es ésta: Si un creyente muere antes de que venga el Señor, ¿le hace la muerte perder toda esperanza de participar en el reino glorioso de Cristo? La respuesta de Pablo es que, sin duda alguna, los muertos resucitarán y participarán en el reino.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
I.e., los que están muertos
Fuente: La Biblia de las Américas
‡ Literalmente, “duermen”.
Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento
Biblia Peshitta 2006 Notas:
[1] 4.13 Literalmente, dormido.
Fuente: Peshitta en Español