Comentario de 1 Tesalonicenses 5:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, hermanos, no tenéis necesidad de que os escriba.
5:1 Pero acerca de los tiempos ( CHRONOS, un período extendido, ATR) y de las ocasiones (épocas, LBLA ; KAIROS, un lapso de tiempo definido, ATR ), no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. — Pablo sigue hablando de la segunda venida de Cristo. En los versículos anteriores consolaba a los hermanos con respecto a sus seres queridos que ya murieron; ahora les exhorta a ellos y a nosotros para que estemos listos para ese gran evento. No tenían necesidad de que Pablo les escribiera sobre el tiempo de la segunda venida de Cristo, porque ya les había instruido, pero se puede agregar que los fieles no tienen necesidad de saber cuándo Cristo vendrá porque siempre están listos. En cuanto a los tiempos y las épocas, compárese Hch 1:7, “Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones (épocas, LBLA), que el Padre puso en su sola potestad”. Nota importante: Jesús dice (Mar 13:32), “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”. Algunos hermanos citan este texto para probar que durante su vida en la tierra Jesús no era omnisciente, pero este texto no enseña tal cosa. Más bien, de acuerdo a lo que dice en Hch 1:7, no es el papel del Hijo, ni el de los ángeles, ni el del Espíritu Santo, revelar “aquel día”. Si Mar 13:32 enseña que Jesucristo no era omnisciente, entonces enseña que el Espíritu Santo no es omnisciente. Ose 8:4 dice, “Ellos constituyeron príncipes, mas yo no lo supe”. ¿Este texto enseña que Dios no es omnisciente? Claro que no. Tampoco enseña Mar 13:32 que durante su vida terrenal Cristo no era omnisciente. Es necesario dejar que la Escritura explique la Escritura.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
pero acerca de los tiempos. Mat 24:3, Mat 24:36; Mar 13:30-32; Hch 1:7.
no tenéis necesidad … os escriba. 1Ts 4:9; 2Co 9:1; Jud 1:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo continúa con la descripción del juicio de Cristo, 1Ts 5:1-15;
y da varios preceptos, 1Ts 5:16-22;
y concluye la epístola, 1Ts 5:23-28.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pero acerca: Es característico que esta expresión introduzca un tema diferente. Del punto sobre el arrebatamiento el apóstol se vuelve al día del Señor.
de los tiempos y de las ocasiones: Esta frase nos recuerda la misma expresión que utilizó el Señor en (Hch 1:7). Tiempos recalca probablemente la cantidad, duración o medición, mientras que ocasiones centra la atención en la calidad, el carácter o naturaleza crítica de los tiempos.
no tenéis necesidad … de que os escriba: En los versículos previos (1Ts 4:13-18) Pablo habla de un tema desconocido; ahora lo hace referente a uno conocido. No les está informando, sino exhortando a vivir a la luz de lo que ya saben.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
DE LOS TIEMPOS Y DE LAS OCASIONES. Habiendo descrito el retorno de Cristo para arrebatar a sus seguidores de la tierra (1Ts 4:13-18), ahora Pablo vuelve al asunto del juicio final de Dios sobre todos los que rechazan la salvación en Cristo en los días finales, ese tiempo terrible llamado «el día del Señor» (v. 1Ts 5:2). El arrebatamiento de los creyentes (1Ts 4:17) debe coincidir con el comienzo del «día del Señor» para que el retorno de Cristo sea inminente e inesperado, como enseñó Cristo mismo (véanse Mat 24:42; Mat 24:44, notas).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Incertidumbre sobre el tiempo de la parusía, 5:1-11.
1 Cuanto al tiempo y momento preciso, no hay, hermanos, por qué escribir. 2 Sabéis bien que el día del Señor llegará como ladrón en la noche. 3 Guando se dicen: “Paz y seguridad,” entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores del parto a la preñada, y no escaparán. 4 Cuanto a vosotros, hermanos, no viváis en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como ladrón; 5 porque todos sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas. 6 Por consiguiente, no durmamos como los otros, antes bien, velemos y vivamos sobriamente. 7 Los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8 Pero nosotros, hijos del día, seamos sobrios, revestidos de la coraza de la fe y de la caridad y del yelmo de la esperanza en la salvación. 9 Que no nos destina Dios a la ira, sino a la salvación por nuestro Señor Jesucristo, 10 que murió por nosotros para que, en vida o en muerte, vivamos unidos a El. 11 Así, pues, consolaos mutuamente y edifícaos unos a otros, como ya lo hacéis.
Esta perícopa es esencialmente práctica. Es posible que los tesalonicenses, a través de Timoteo, hubiesen preguntado expresamente a Pablo sobre el tiempo de la parusía. Tal parece insinuar la fórmula “cuanto al tiempo y momento preciso” (v.1), muy semejante a “no queremos que ignoréis,” que introduce la naarracion anterior (cf. 4:13). Pablo, sin embargo, no da una respuesta directa. Afirma, sí, indirectamente que lo ignora (cf. v.2 y 10); pero en lo que directamente insiste es en la vigilancia y sobriedad con que debemos vivir, como soldados siempre en guardia, a fin de que ese día ignorado no nos coja de sorpresa. Es exactamente la misma doctrina que, referente a este punto de la parusía, había inculcado ya Jesucristo (cf. Mat 24:36-44; Mat 25:13).
La expresión “cuanto al tiempo y momento preciso” (περί δε των χρόνων και των καιρών ), con que el Apóstol introduce la cuestión (v.1), era una fórmula más o menos ya estereotipada (cf. Dan 2:21; Hec 1:7), propia de la literatura escatológica, cuando se trataba de inquirir el tiempo en que el hecho tendría lugar 316. Pablo responde que de eso no es necesario escribir, pues “saben bien que el día del Señor llegará como el ladrón en la noche., como los dolores del parto a la embarazada” (v.2-3). Evidentemente ese “día del Señor” está refiriéndose a la parusía y juicio final (cf. 1Co 1:8; 2Co 1:14; Flp 1:6; 2Te 2:2). Lo de “saben bien” indica que los tesalonicenses ya habían sido instruidos suficientemente en este punto durante su evangelización. En cuanto a las imágenes “ladrón en la noche” y “dolores de parto,” usadas ya por Jesús (cf. Mat 24:43; Jua 16:21), son muy frecuentes en el estilo apocalíptico, del que se consideran adorno obligado, y ciertamente muy aptas para expresar la incertidumbre y sorpresa de la venida del Señor y la necesidad de estar siempre preparados. Es posible que la segunda imagen, además de la idea de sorpresa, insinúe también la idea de dolor, con alusión a los grandes males que precederán esa venida (cf. Mat 24:8).
Claro que la “sorpresa” será más bien para los impíos, quienes no piensan más que en los goces materiales (v.3; cf. Mat 24:37). Respecto de los fieles, Pablo les pide que se comporten de manera que ese día “no les coja de sorpresa” (v.4), haciendo luego (v.5~7) una serie de consideraciones en que juega con las palabras “tinieblas,” “luz,” “día,” “noche,” “dormir,” “velar,” que de ordinario toma en sentido metafórico, pero a veces también propio, con no pequeña dificultad de interpretación concreta en algunos casos. Lo normal es que entienda por “tinieblas” y “noche” las tinieblas de la infidelidad con su cortejo obligado de vicios; y lo mismo se diga del término “dormir,” con referencia a la falta de fe y obras correspondientes (cf. v.6). Sin embargo, en el v.y, lo mismo el término “dormir” que el término “noche” se toman en sentido propio, aunque sobrentendiendo la misma idea moral de antes, como diciendo: aunque se puede dormir durante el día, pero la noche es su tiempo propio, lo mismo que para los excesos de la crápula; no es, pues, extraño que “duerman” (sentido metafórico) y “se embriaguen” los gentiles, pero sería extraño que lo hicieran los cristianos, que son hijos de la “luz” y del “día.” Estos términos “luz” y “día” (v.5) se contraponen a “tinieblas” y “noche” de antes, e indican la vida de fe con su floración de todas las virtudes; igual se diga del término “velar” (v.6), contrapuesto a “dormir,” y de la expresión “vivir sobriamente” (v.6-8), contrapuesta a “embriagarse.”
Para más recalcar la idea de vigilancia y sobriedad, San Pablo, valiéndose de imágenes tomadas de la vestimenta militar, describe la panoplia o armadura espiritual de que debe revestirse el cristiano (v.8). Esta misma imagen, desarrollada con más amplitud, la encontramos en Efe 6:11-17, y alusión a ella en Rom 13:12. El motivo o acicate que nos debe alentar en este combate espiritual, es el saber que Dios no nos ha destinado a la ira con que castigará a los impíos (cf. i, i o; Rom 5:3), sino que nos ha llamado a la salvación, y, consiguientemente, estará con nosotros en la adquisición de la misma (v.9). Ni se olvida el Apóstol de recordar a los tesalonicenses que, en este negocio de nuestra salvación, el mérito principal se lo hemos de agradecer a Jesucristo, que “murió por nosotros para que, en vida o en muerte, vivamos unidos a El” (v.10). Nótese la antítesis: murió él para que vivamos nosotros, idea muy cara al Apóstol (cf. 2Co 5:14-15; Gal 2:21). La expresión “en vida o en muerte” (είτε γρηγο -ρώμεν είτε κο &εύδωμεν ), literalmente “ya velemos, ya durmamos,” no parece que pueda referirse a “velar” o “dormir” en el sentido que tienen estos términos en los versículos anteriores, sino a pasar o no pasar por la muerte temporal, como en 4:16-17. San Pablo vendría a decir: lo importante no es el vivir hasta la parusía o el morir antes, sino lo importante es el que, vivos o muertos cuando venga Cristo, hemos de vivir unidos a El (cf. 4:18). Con esto, el Apóstol, en la conclusión de lo referente a la parusía, vuelve a la idea central de la narracion anterior. Y nótese que, mientras en 4:15 y 17 se había colocado en la categoría de los vivientes, aquí admite como posible, tanto para él como para sus lectores, el tránsito de la categoría de los vivientes a la de los muertos.
La conclusión final es que no hay motivos para inquietarse (v.11). Notemos la expresión “edifícaos,” imagen corriente en San Pablo y sumamente significativa: cada cristiano es un “edificio” en construcción continua (cf. Flp 3:12-16), cuyo fundamento es Cristo y cuyas piedras que se van poniendo en el muro son las obras buenas de cada uno (cf. 1Co 3:9-12; Efe 2:20-21), pudiendo no sólo contribuir a la “edificación” de nosotros mismos, sino también a la de los demás (cf. Efe 4:12-15). A esa “edificación” se opone el “escándalo,” con que tratamos de quitar piedras del muro del prójimo (cf. 1Co 8:8-13).
Amonestaciones varias,1Co 5:12-22.
12 Os rogarnos, hermanos, que acatéis a los que laboran con vosotros presidiéndoos en el Señor y amonestándoos, 13 y que tengáis con ellos la mayor caridad por su labor. Vivid en paz entre vosotros. 14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los que viven fuera de orden, alentéis a los pusilánimes, acojáis a los débiles y seáis sufridos con todos. 15 Mirad que ninguno vuelva a nadie mal por mal, sino que en todo tiempo os hagáis el bien unos a otros y a todos. ló Estad siempre gozosos, 17 orad sin cesar, 18 dad gracias a Dios por todo; pues tal es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto a vosotros. 19 No apaguéis al Espíritu, 20 no despreciéis las profecías; 21 pero examinadlo todo y quedaos con lo bueno. 22 Absteneos hasta de la apariencia de mal.
San Pablo termina su carta dando a los tesalonicenses una serie de consejos que podemos distinguir en tres grupos: comportamiento con los superiores jerárquicos (v.12-13), en las relaciones mutuas (v.14-18), en las asambleas litúrgicas (v. 19-22).
Respecto del primer grupo, referente a los superiores jerárquicos, pide respeto y amor para con ellos, en atención al trabajo que se toman por la comunidad (v.12-13). San Pablo habla de los superiores en general, sin especificación alguna; pero es de suponer que esos superiores se correspondan con los “obispos” y “diáconos,” de que se habla en Flp 1:1. Es importante señalar los tres términos con que designa sus funciones: trabajar (por el bien espiritual de los fieles), presidir, amonestar.
Por lo que toca a las relaciones mutuas, San Pablo recomienda sobre todo la paz y la caridad (v. 13^15), insistiendo también en la alegría, la oración y la acción de gracias (v. 17-18). Recomendaciones semejantes encontramos en otros lugares de sus cartas (cf. Rom 14:19; 2Co 13:11; Efe 5:20; Flp 4:4-7). No está claro quiénes son esos “fuera de orden” (άτάκτουβ ), a que se alude en el v.14. San Pablo vuelve a usar la misma expresión en 2Te 3:6-7. Lo más probable es que se trate de fieles que, ante la soñada inminente parusía, no querían trabajar, llevando una vida ociosa, fuera del común orden social 317. Tampoco es claro si la expresión: “tal es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto a vosotros” (v.18), ha de referirse sólo a “dad gracias por todo,” que es lo que precede inmediatamente, o al conjunto de las tres recomendaciones: gozo-oración-acción de gracias. Quizás sea más probable esto último. Lo de en Cristo Jesús trata de señalar o que Dios nos ha manifestado su voluntad en Cristo y por medio de Cristo (así unos), o que quiere nuestra santificación, no aisladamente, sino unidos a Cristo cabeza (así otros).
Finalmente, por lo que se refiere a los consejos para las asambleas litúrgicas, San Pablo recomienda: que no impidan a los carismáticos la libre manifestación de lo que el Espíritu les inspira (v.19; cf. 1Co 12:7-11; 1Co 14:26-33); que, de modo particular, tengan en la debida estima las profecías (v.20; cf. 1Co 14:1-3), pero examinando antes todo y viendo si los que hablan son de verdad profetas o solamente ilusos (v.ai; cf. 1Co 12:3; 1Co 14:29; Gal 1:8-9); que se abstengan de todo mal y de todo lo que se le parezca (v.22; cf. 2:3; Rom 14:15; 1Co 8:13). Probablemente este último consejo, aunque enunciado en forma general, está aludiendo al justo discernimiento de los carismas, donde tan fácilmente pueden entrar las ilusiones y el error.
Epilogo,1Co 5:23-28.
Oración por los tesalonicenses,1Co 5:23-24.
23 El Dios de la paz os santifique cumplidamente, y que todo vuestro espíritu, vuestra alma y vuestro cuerpo se conserven sin mancha para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama, y que también lo cumplirá.
El Apóstol sabe muy bien que los tesalonicenses, con sus solas fuerzas, no podrán poner en práctica cuanto les ha venido aconsejando, pues la santificación, dejada a salvo nuestra libertad, es obra principalmente de Dios. Por eso pide para ellos que Dios los “santifique cumplidamente” (άγιάσαι Ομάς όλοτελεΐβ ), de modo que en todo su ser (espíritu-alma-cuerpo) se mantengan irreprochables, y así aparezcan luego cuando llegue el momento solemne de la pa-rusía o segunda venida de Jesucristo (v.23). Ni deben jamás desconfiar de Dios, pues es El quien les ha llamado a la fe y, consiguientemente, se ha como obligado a cumplir todo lo que sea necesario para llevar hasta su término esa primera llamada (v.24; cf. Rom 4:20-21; 1Co 1:9; Flp 1:6).
Aunque la idea general del pasaje, conforme acabamos de exponer, es clara, no así esa enumeración de “espíritu-alma-cuerpo,” en que el Apóstol descompone el ser del hombre (v.23). Es evidente que no pretende proponer ninguna teoría filosófica sobre si la constitución del ser humanoes unitaria o dicotómica o tricotómica; pero también es evidente que algo pretende indicar con esas tres palabras y que alguna diferencia establece entre el significado de cada una de ellas. La diferencia entre cuerpo y alma es fácilmente explicable; pero ¿en qué se diferencian el espíritu y el alma? Parece ser, a juzgar por el modo de hablar en otros muchos lugares de sus cartas (cf. Rom 8:1-11; 1Co 2:13-15; 1Co 15:44-46; Gal 5:16-17), que, para San Pablo, el “espíritu” y el “alma” son la misma realidad, aunque connotando aspectos diferentes. Esa parte más íntima y noble del hombre, contrapuesta al cuerpo, se llama [“espíritu” (πνεύμα ) en cuanto principio motor de acciones morales y campo de acción del Espíritu Santo (cf. Rom 8:4-11) y se llama “alma” (ψυχή ) en cuanto principio de vida sensitiva con su cortejo de pasiones y concupiscencias.
Ultimas recomendaciones y bendición final,Rom 5:25-28.
25 Hermanos, orad por nosotros. 26 Saludad a todos los hermanos con el ósculo santo. 27 Os conjuro por Jesucristo que esta epístola sea leída a todos los hermanos. 28 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
Tres cosas pide San Pablo a los tesalonicenses: que rueguen por él (v.25; cf. Col 4:3; 2Te 3:1), que se saluden con el ósculo santo (v.26; cf. Rom 16:16; 1Co 16:20; 2Co 13:12), y que lean la carta públicamente (v.27). Esta última recomendación la hace con toda solemnidad y en nombre de Jesucristo. Ello es debido probablemente a que teme que surjan tergiversaciones y si dijo o dejó de decir esto o aquello. Que tenía razón en sus sospechas lo vemos por su segunda carta (cf. 2Te 2:2; 2Te 3:17).
La bendición final (v.28) es la acostumbrada en sus cartas (cf. Rom 16:20; 1Co 16:23; Col 4:18).
294 Que Timoteo, por encargo de Pablo, había realizado una visita a los tesalonicenses, no cabe duda (cf. 1Te 3:1-2). Sin embargo, no es claro si para esa visita partió de Atenas, adonde se habría juntado ya con el Apóstol, o, por el contrario, recibió el encargo estando todavía en Berea, cuando el Apóstol estaba en Atenas. De esta cuestión ya tratamos al comentar Act ι ?,ΐ 5· – 295 Cf. A. Deissmann, Licht vom Oslen (Tübingen 1909) p.279-283, donde recoge los principales textos de papiros e inscripciones en que aparece el término “parusía” con este sentido técnico. Sabemos que esa “parusía” de los soberanos helenísticos era una fiesta emi- ‘ nentemente popular, cuidadosamente preparada y reglamentada. He aquí cómo se describe la preparación para la “parusía” del rey átalo III (138-133 a. C.) en una ciudad del reino de Pérgamo: “Al acercarse el soberano a la ciudad, todos los estefanóforos de los doce dioses. tomarán su corona, los sacerdotes y las sacerdotisas abrirán los templos de los dioses, esparcirán incienso, recitarán las oraciones rituales para que ahora y siempre sea dada al rey átalo. salud, victoria, poderío en la tierra y en el mar. Deben salir a su encuentro los antedichos sacerdotes y sacerdotisas, los estrategas, los arcontes y los vencedores de los juegos con las coronas que han ganado, el gimnasiarca seguido de los efebos y de los cadetes, el pedagogo a la cabeza de sus niños, luego los ciudadanos y las mujeres y las jóvenes todas y todos los habitantes con vestidos blancos y con coronas. Será un día de fiesta.” (Cf. W. Dittenberger, Onentis Graeci Inscript., n.332:1:26-39). – 296 Cf. L. Cerfaux, El cristiano en San Pablo (Madrid 1965) p.12. – 297 Gf. J. B. Orchard, Thessaloníans and the Synoptic Gospels: Bibl. 19 (1938) 19-42; F. Spadafora, L’escatologia in San Paolo (Roma 1957); J. renié, L’eschatologie des deux építres aux Thess.: Div. Th. 40 (1937) 350-360; A. Feuillet, art. parousie: Dict. Bibl.-Suppl., vol.6, 001.1362-1366; E. Cothenet, La U ¿pitre aux Thess. et l’apocalypse synoptique: Redi. Sr. Relig. 42 (1954) 5-39- – 298 Gf. Denz. n.2179-2081. – 299 Refiriéndose a esta expresión paulina, dice San Agustín: lili quos hic viventes inven-turus est Christus, quorum personam in se. transfigurabat apostolus” (De Civit Dei 20:20:2: PL 41:688). – 300 Cf. O. Cullmann, Chríst et le temps (Neuchatel 1957) ρ .6ι -62; Ρ . Βενοιτ, ¿Resurrección al final de los tiempos o inmediatamente después de la muerte?: Goncil. (1970) IV, p. 103-105; J. Alonso Díaz, La resurrección corporal en el Ν . Τ .: Est. Bibl. 32 (1973) 43-56. – 301 Cf. L. Cerfaux. El cristiano en San Pablo (Madrid 1965) p.ióo. – 302 Cf. J. Dupont, Σύν Χριστώ . L’unión avec le Christ suivant S. Paul (París 1952) p.iSs. Insistiendo en ese cambio que se habría operado en San Pablo, escribe M. Goguel: “Si morir es para el fiel estar en Cristo, como se dice en Flp 1:21-23, no puede ser al mismo tiempo entrar en la nada provisional de la tumba, para no salir sino en la parusía. Ninguna habilidad dialéctica podrá armonizar estas dos escatologías. La primera es una herencia del apocalipsis judío, mientras que la segunda deriva de la experiencia mística del Apóstol” (M. goguel, La naissance de Christianisme [París 1946] p.298). – 303 A este respecto, creemos muy acertado lo que escribe Cerfaux: “Eftá de moda hablar de la visión sintética que los semitas tenían del hombre. y, por tanto, que Pablo, hebreo e hijo de hebreos, no podía concebir una parte superior del hombre, distinta del cuerpo, a la que llamará inteligencia (voOs) con Platón y espíritu (πνεύμα ) con los Estoicos. Desde luego, nadie pretende sostener que el Apóstol fuera dualista a la manera de los griegos platonizantes; pero. viviendo en un medio penetrado de las concepciones del dualismo griego, con las esperanzas del más allá que llevaban consigo, ¿cómo un espíritu tan desembarazado y que quiere ser griego con los griegos no había de experimentar su influencia?., Precisamente la línea de pensamiento platonizante que hemos ya advertido en sus confidencias sobre el hombre interior (cf. 2Co 4:16-18), le proporciona también ahora (2Co 5:6-8) las palabras necesarias para pintarse una vida futura independiente de la resurrección material. La existencia después de la muerte no depende del cuerpo: el hombre interior, la verdadera personalidad, sostenido por el amor y el poder de Cristo, subsistirá después de la muerte, aguardando todavía conscientemente la venida gloriosa. De esta manera San Pablo se desentiende de la estrechez de la concepción del judaismo para abrazar, en un momento de intensa iluminación intelectual, la perspectiva del dualismo griego. Adoptó, precisó, cristianizó la sabiduría de los antiguos” (L. cerfaux, Itinerario espiritual de San Pablo [Barcelona 1968] p.111 y 115)· – 304 Cf. S. Lyonnet, Les etapes de l’histoire du salut selon Vépítre aux Romains (París 1969) p.21o. Puede verse también: P. Hoffmann, Die Toten tn Chrtstus (Münster 1969) p.296-301. – 305 Cf. J. Dupont, L’aprés-mort dans Voeuvre de Lúe: Rev. Theol. de Louv. 3 (1971) 3-21. – 305* La exposición que acabamos de hacer trata de reflejar con la mayor fidelidad posible el pensamiento de Pablo sobre la parusía, pensamiento que evidentemente está encuelto en formas ρ categorías espacio-temporales: dos venidas de Cristo, resurrección corporal al final de los tiempos, juicio universal, transformación del cosmos. Es sabido, sin embargo, que no pocos autores actuales, apoyándose en la filosofía como hermenéutica, dicen que todo ese montaje escatológico en formas espacio-temporales, que procede de la apocalíptica judía, debemos trasladarlo a nuestro lenguaje; y en nuestro lenguaje “no hay razón para el desdoblamiento de un juicio particular y un juicio universal; tampoco es necesario distinguir dos venidas de Cristo al mundo. La muerte de cada hombre, lo mismo que su resurrección, serían contemporáneas en la duración crística de la muerte y resurrección del mismo Señor. Esos conceptos de venida, resurrección, glorificación, transformación del cosmos, vistos desde la perspectiva del tiempo, pueden estar separados por distancias largas de siglos o milenios; pero en el ritmo del tiempo de Cristo son momentos inmediatos en los que va desembocando la historia humana” (J. Losada, Escatología y mito: Est.Bibl. 28, 1969, p.94-95). – 306 Las palabras “ante nuestro Dios y Padre” (v.3), que en nuestra traducción hemos unido a “haciendo sin cesar. memoria” (αδιαλείπτως μνημονεύοντες ), otros prefieren ponerlas al final del versículo, con referencia a las tres virtudes teologales ahí mencionadas, practicadas “bajo la mirada de nuestro Dios y Padre.” Sería un nuevo aspecto de la unión de los tesalonicenses con Dios, a que se hizo referencia en el v.1: mientras en el v.1 se consideraba a Dios como algo en que los tesalonicenses estaban sumergidos, aquí es considerado como un Padre que mira constantemente a sus hijos y les ayuda poderosamente en sus dificultades. Grama-ticalmente, ambas interpretaciones son posibles. – 307 La frase “no fue υαηα” (κενή ) podría de suyo interpretarse en el sentido de que la predi -cación de Pablo en Tesalónica no había sido “sin fruto” (cf. 3:5); sin embargo, parece más en consonancia con el contexto darle el sentido, también posible, de “desprovista de fuerza o valor” (cf. 1Co 15:10). – 307* claro qué quiera significar el Apóstol al decir que su predicación no procedía de concupiscencia (εξ άκαβαρσ{αβ ). Bastantes autores (Buzy, Amiot, Rigaux) creen que alude a la impureza o licencia sexual, que es el significado ordinario de la palabra (cf. Rom 1:24; 2Co 12:21, Col 3:5), dando a entender que sus doctrinas no favorecían las pasiones carnales, como a veces otras religiones. Sin embargo, más bien parece (Knabenbauer, Steinmann, Toussaint) que en este contexto (cf. v.5-6) hemos de dar a la palabra “concupiscencia” un sentido general, significando toda clase de motivos no confesables, como lucro, ambición, vanagloria, etc. – 308 En lugar de “pequeñuelos” (νήτποι ), algunos códices tienen “mansos” (ήτποι ). Parece que debe preferirse la lección νήτποι , más apoyada en los códices, cambiada por algún amanuense en ήττιοι , para evitar la incoherencia de imágenes que resulta de que el Apóstol se llame “pequeñuelo” y “nodriza” en un mismo versículo. Sin embargo, la incoherencia y cambio rápido de imágenes es muy del estilo de San Pablo. Poco después, en el v.1 i, se compara a un “padre.” – 309 Esta última expresión alude al orgullo de los judíos, con desprecio para todos los demás, resultándoles odioso que el reino mesiánico no fuese en adelante monopolio suyo. Es la misma idea, en el fondo, que expresa también el historiador romano Tácito: “Apud ipsos fides obstinata, misericordia in promptu; sed adversus omnes alios, hostile odium (Hist. 5:5). – 310 Es interesante hacer notar que el verbo “dirigir” (v.1 i), cuyo sujeto es Dios Padre y Jesucristo, va construido en singular (κατευ ^ύναι ), teniendo aplicación también aquí lo que ya dijimos al comentar 1:1, de que ninguna manera mejor, en lo que puede hacerlo una fórmula literaria, para expresar la unidad sustancial de Padre e Hijo. – 310 * Donde nosotros, siguiendo a gran número de autores (Knabenbauer, Zorell, M. Sales, Vosté), hemos traducido “su mujer” (v.4), traducen otros “su cuerpo,” con referencia a que el cristiano debe conservar puro su cuerpo, sin dejarse arrastrar por la concupiscencia. Desde luego, la expresión paulina no es clara. El Apóstol no dice “mujer” ni “cuerpo,” sino σκευοβ que literalmente significa vaso, instrumento. Pero ¿cuál es el sentido real? No negamos que el término οκεϋοβ es usado con frecuencia para designar el cuerpo, considerado como instrumentó o vaso que aprisiona al alma; y el mismo San Pablo parece usar este lenguaje (cf. 2Co 4:7). Sin embargo, la frase toda: “adquirir su propio cuerpo” (το έοα /τοΰ σκεί /os κτασ 3αι ), resultaría muy extraña. Más obvio parece darle el sentido de “mujer,” frecuentemente designada con este término, que corresponde al hebreo keli en la literatura rabínica. Valga este testimonio: “Dixit Asuerus: vas (= uxor) quo ego utor nec medicum nec persicum est.” (Me-gilla lib. Esther 1:11). También San Pedro usa el término οκεΰος en el mismo sentido (cf. 1Pe 3:7), De esta forma, el verbo “adquirir” (κτασ 3αι ) conservaría su propio significado: adquirir mujer, es decir, casarse. El consejo sería muy parecido al de 1Co 7:2 : para evitar la fornicación, que cada uno tenga su propia mujer, con la cual viva santa y honestamente. Tampoco es del todo clara en el texto griego la expresión del v.6: “que en esta materia ninguno haga injuria a su hermano” (το μη υπερβαίνειν και πλεονεκτεϊν εν τω πράγματι τον άδελφόν αυτού ). Literalmente habría que traducir: “que ninguno atrepelle ni, llevado de la codicia (para abundar más que él), engañe a su hermano en el negocio.” Hay quienes creen que el Apóstol, con esta recomendación, se refiere a la probidad en los negocios, sin injusticias ni trampas, vicio que seguramente estaba bastante extendido en Tesalónica, ciudad de fuerte movimiento comercial. De suyo, ése es el sentido corriente de πλεονεκτεϊν , como vemos en 2Co 7:2 y 12:17, usado por San Pablo para decir que nunca, con pretexto de la predicación del Evangelio, ha tratado de enriquecerse a expensas de nadie.^ Sin embargo, en este contexto parece claro que se alude al “negocio” o materia de que se viene hablando, es decir, a la lujuria, dado que todo el pensamiento tiende a la impureza lujuriosa del v.7 (cf. P. rossano, De concepta “p/eonexia” in Ν . T.: Verb. Dom. 32 (iQ54) 257-265). – 312 En el texto griego, solamente en el v.16 usa San Pablo la palabra “muertos” (νεκροί ); en Jos demás versículos (13.14.15) usa siempre los que se durmieron” (των κοιμωμένων . τον /s κοιμη 3ένταβ ). El verbo “dormir,” para significar la muerte, es corriente en la Escritura (cf. Gen 47:30; 2Sa 7:12; Jn ι2Sa 1:1ι ; Hec 7:6o), y muy conforme con el dogma de la resurrección. Sin embargo, sería urgir demasiado las cosas querer probar el dogma de la resurrección por la sola palabra “durmientes”; pues esta metáfora la encontramos también en los autores paganos, sin que haya indicio alguno de que con ella intentasen expresar su esperanza en la resurrección (cf. Iliada 16:681-683; Eneida 6:278). – 313 La fórmula “muertos en Cristo” (v.16), para indicar la muerte de los justos, unidos a Cristo por la fe y la caridad, es normal. Sin embargo, es de notar que en el v.14 literalmente no se dice “los que durmieron en Jesús, sino por Jesús (τοι /s κοιμηθέντας δια του Μησοΰ ); Se trata de una frase elíptica, cuyo sentido, desarrollada la fórmula, sería: “los muertos y resucitados por (δια ) Jesús” los llevará Dios con El, es decir, con Jesús. Quiere dar a entender el Apóstol que la muerte de los justos no es algo estático, sino que Jesús seguirá actuando en ellos, como la vid en el sarmiento, hasta que los lleve a la resurrección gloriosa. Puede pues, decirse que es causa de nuestra muerte; no de la muerte en general, sino de tal muerte, a la que se debe una resurrección gloriosa, precisamente en virtud del influjo y acción de Cristo. Creemos menos probable la opinión de algunos autores, como Prat y Bover, que suprimen la dificultad uniendo ese “por Jesús,” no con “los que se durmieron,” sino con el verbo “llevará.” Gramaticalmente ello sería posible; pero, además de que destruiría el paralelismo con “muertos en Cristo” del v.16, resultaría una redundancia decir que Dios por mediación de Jesús llevará con El (con Jesús) a los justos. – 314 El Apóstol lo da como “palabra del Señor” (εν λόγω Κυρίου ), es decir, que no se trata de doctrina o elucubración humana, sino de algo revelado por Dios. El concretar más es difícil. Algunos autores hablan de revelación hecha por Cristo y conservada en la tradición escrita (cf. Mat 24:30; Jua 6:39-40); otros hablan de un agraphon, como en Hec 20:35; otros creen que se trata de una revelación especial hecha a Pablo, de quien sabemos que tuvo tales revelaciones (cf. 1Co 15:51; 2Co 12:4; Gal 1:12). Lo cierto es que lo da como “palabra del Señor” y, por tanto, perteneciente al “depósito” revelado (cf. 1Ti 6:20). No está claro, sin embargo, si Pablo está mirando al hecho mismo de la resurrección o incluye también directamente esa consecuencia que aquí deduce, es a saber, que los muertos no estarán en peor condición que los que se hallen en vida. – 315 No se da el nombre del arcángel. Quizá se aluda al arcángel Miguel, inspirándose en Dan 12:1 (cf. Jud 1:9). Pero, como el texto griego no lleva artículo (εν φωνή αρχαγγέλου ), es dudosa la identificación. – 316 Como advierte F. Zorell (Lex. gracc. Ν . Τ ., ν . καιρός ) los términos καιρόβ y χρόνος “fere ita differunt ut locus [determinatus] a spatio [indeterminato aut inmenso].” En nuestro caso, χρόνος indicaría tiempo en general (qué época o período), mientras que καιρός indicaría tiempo concreto y determinado (qué día y fecha). Añadamos, por lo que respecta a καιρός , que este término es el que suele emplearse en el uso profano para designar la ocasión particularmente propicia para una determinada empresa, lo que en lenguaje moderno llamaríamos “el día J.” Generalmente es en virtud de consideraciones humanas cómo un momento determinado nos parece particularmente propicio para la realización de tal o cual proyecto, convirtiéndose en un καιρός . En ese sentido dice Félix a Pablo: “cuando llegue el momento (καιρός ) ya te llamaré” (Hec 24:26). Pues bien, con referencia a la historia de la salud, el Nuevo Testamento sigue usando este término en el mismo sentido, pero con esta diferencia: no son las apreciaciones humanas, sino un decreto divino el que hace de tal o tal fecha un καιρός , y esto en vista de la realización del plan divino de salud (cf. O. Cullmann, Christ et le temps [Neuchátel 1957] p.27-28). – 317 En su origen, el término άτακτος parece que fue una voz de la terminología militar, y designaba al soldado que en las filas no está en el puesto (τάξις ) que se le señala, manteniéndose “fuera de orden.” Para este pasaje paulino, la interpretación tradicional ha sido la de “revoltoso” ρ “inquieto,” como traduce la Vulgata latina. Sin embargo, como resulta de los papiros griegos recientemente descubiertos, donde con frecuencia encontramos ese término, parece que en los tiempos de San Pablo más bien significaba “perezoso,” “que no quiere trabajar,” que es el sentido que le hemos dado nosotros, y que cuadra perfectamente con el que tiene en 2Te 3:7. Es probable que los “pusilánimes” (que se abaten fácilmente ante los contratiempos) y los “débiles” (flacos en la fe: cf. Rom 14:1) se refieran a los mismos “fuera de orden” de antes, quizá demasiado abatidos por sus muertos y por el retraso de la parusía, con peligro de flaquear en la fe. Con ello damos unidad a estas recomendaciones, que parecen tan dispares.
Fuente: Biblia Comentada
Pero. Pablo empleó palabras griegas conocidas para indicar algunos cambios temáticos dentro del mismo tema general de la profecía (cp. 1Ts 4:9; 1Ts 4:13; 1Co 7:1; 1Co 7:25; 1Co 8:1; 1Co 12:1; 1Co 16:1). La expresión en este primer versículo apunta a la noción de que dentro del contexto amplio de la venida del Señor Jesús al final de los tiempos, el tema pasa de una discusión sobre las bendiciones del arrebatamiento de los creyentes al juicio de los no creyentes. tiempos y de las ocasiones. Ambos términos aluden en su orden respectivo a la medición del tiempo y al carácter de los tiempos (cp. Dan 2:21; Hch 1:7). Muchos de ellos esperaban que el Señor viniera durante su vida terrenal y estaban confundidos y acongojados al ver que sus hermanos en la fe habían muerto antes de su venida (vea las notas sobre 1Ts 4:13-18). Les preocupaba la supuesta tardanza divina porque tenían toda la información que Dios se había propuesto dar a los creyentes acerca del juicio venidero, y lo que les faltaba en el conocimiento de la doctrina Pablo se los acababa de dar al enseñarles acerca del orden del arrebatamiento (1Ts 4:13-18). Por esa razón Pablo los exhortó a llevar una vida piadosa a la luz del juicio venidero sobre el mundo, en lugar de distraerse en cálculos inútiles de los tiempos proféticos. Los tesalonicenses no podían conocer el tiempo del juicio final de Dios pero sabían muy bien que vendría de forma repentina e inesperada (v. 1Ts 5:2).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
5:1 Pero acerca de los tiempos ( CHRONOS, un período extendido, ATR) y de las ocasiones (épocas, LBLA ; KAIROS, un lapso de tiempo definido, ATR ), no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. — Pablo sigue hablando de la segunda venida de Cristo. En los versículos anteriores consolaba a los hermanos con respecto a sus seres queridos que ya murieron; ahora les exhorta a ellos y a nosotros para que estemos listos para ese gran evento. No tenían necesidad de que Pablo les escribiera sobre el tiempo de la segunda venida de Cristo, porque ya les había instruido, pero se puede agregar que los fieles no tienen necesidad de saber cuándo Cristo vendrá porque siempre están listos.
En cuanto a los tiempos y las épocas, compárese Hch 1:7, “Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones (épocas, LBLA), que el Padre puso en su sola potestad”. Nota importante: Jesús dice (Mar 13:32), “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”. Algunos hermanos citan este texto para probar que durante su vida en la tierra Jesús no era omnisciente, pero este texto no enseña tal cosa. Más bien, de acuerdo a lo que dice en Hch 1:7, no es el papel del Hijo, ni el de los ángeles, ni el del Espíritu Santo, revelar “aquel día”. Si Mar 13:32 enseña que Jesucristo no era omnisciente, entonces enseña que el Espíritu Santo no es omnisciente. Ose 8:4 dice, “Ellos constituyeron príncipes, mas yo no lo supe”. ¿Este texto enseña que Dios no es omnisciente? Claro que no. Tampoco enseña Mar 13:32 que durante su vida terrenal Cristo no era omnisciente. Es necesario dejar que la Escritura explique la Escritura.
No tenemos necesidad de saber cuándo Cristo vendrá. Lo importante es que estemos listos todo el tiempo. Compárese Luc 13:23 “Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24 Esforzaos (luchar; castellano, agonizar, WEV) a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. 25 Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26 Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. 28 Allí será el llanto y el crujir de dientes”. Lo importante no es especular en cuanto al número de los salvos; más bien nos conviene preocuparnos por la cuestión vital: ¿estaré yo listo?
“Hay actividades que no se pueden dejar hasta el último momento. Es demasiado tarde para prepararse para un examen cuando llega el momento de escribir. Es demasiado tarde para asegurar una casa cuando ha estallado la tormenta. Hay cosas que deben hacerse a tiempo… Un viejo escocés a quien alguien le ofrecía palabras de consuelo porque le había llegado la hora, replicó: ‘¡Ya teché mi casa cuando el tiempo era bueno!’” (WB).
Si el Señor nos hubiera dicho exactamente cuando vendría, ¿cuántos estarían verdaderamente preparados para su venida? El Señor quiere que dediquemos la vida a la práctica de sus enseñanzas para nuestro propio bien y para transformarnos a su imagen (Rom 8:28; Rom 12:2; 2Co 3:18; Efe 4:24; Col 3:10). Por lo tanto, el Señor no nos dice el tiempo de su venida, pero sí nos dice, (Rom 13:11), “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. Pedro dice, “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles” (1Pe 4:3).
No sabemos cuándo el Señor vendrá, pero Pablo dice, “Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30 y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31 y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa. 32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja” (1Co 7:29-32). Si Cristo viene primero o si morimos primero, el tiempo es corto. Debemos hacer todos los planes de la vida teniendo presente siempre que el tiempo es corto. No conviene que ninguna relación o actividad de la vida nos estorbe espiritualmente. “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración” (1Pe 4:7).
También Pablo dice, “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2Co 6:2).
Fuente: Notas Reeves-Partain
COMO LADRÓN EN LA NOCHE
1 Tesalonicenses 5:1-11
No tenéis ninguna necesidad, hermanos, de que se os escriba acerca de los tiempos y las sazones; porque ya sabéis muy bien que, como un ladrón en la noche, así vendrá el Día del Señor. Cuando se diga: «¡No hay novedad! ¡Todo está a salvo!», entonces, se les vendrá encima una destrucción repentina, como los dolores del parto a una mujer encinta, y no se librarán. Pero vosotros, hermanos, no estáis en la oscuridad. No estáis en un situación en la que el Día, como un ladrón, os sorprenda. Porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. No pertenecemos a la noche ni a la oscuridad. Así que no nos durmamos como el resto de las personas, sino mantengámonos sobrios y alerta. Porque los que duermen, duermen de noche; y los que se emborrachan, se emborrachan de noche; pero por lo que se refiere a nosotros, porque pertenecemos al día, seamos sobrios y pongámonos la coraza de la fe y el amor, y tomemos como yelmo la esperanza de la salvación; porque Dios no nos ha destinado ‘a la ira, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, Que murió por nuestros pecados para que, ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos con Él. Así es que animaos y edificaos mutuamente -como de hecho ya lo estáis haciendo.
No conseguiremos entender las imágenes que encontramos en el Nuevo Testamento de la Segunda Venida a menos que recordemos que tienen el trasfondo del Antiguo Testamento. La concepción del Día del Señor es muy corriente en el Antiguo Testamento; y todas las figuras y la trama del Día del Señor se han aplicado a la Segunda Venida.
Para los judíos, la historia del tiempo se dividía en dos edades. Estaba esta edad presente, que era total e incurablemente mala; y la edad por venir, que sería la edad de oro de Dios. Entre las dos estaba el Día del Señor, que sería un día terrible en el que un mundo sería destruido y otro nacería.
Muchas de las más terribles descripciones del Antiguo Testamento se refieren al Día del Señor (Isa 22:5 ; Isa 13:9 ; Sof 1:14-16 ; Am 5:18 ; Jer 30:7 ; Mal 4:1 ; Jl 2:31 ). Sus principales características son las siguientes. (i) Se produciría repentina y inesperadamente. (ii) Implicaría un cataclismo cósmico en el que el universo sería sacudido desde sus cimientos. (iii) Sería un tiempo de juicio.
Como es natural, los autores del Nuevo Testamento identificaron para todos los propósitos el Día del Señor con la Segunda Venida de Jesucristo. Haremos bien en tener presente que estas son lo que podríamos llamar figuras tradicionales. No se supone que se deben tomar literalmente. Son visiones pictóricas de lo que sucederá cuando Dios intervenga en el tiempo.
Naturalmente, se quería saber cuándo llegaría ese Día. El mismo Jesús había dicho claramente que nadie sabía el día ni la hora cuando se produciría, ni siquiera Él mismo, sino sólo el Padre (Mr 13:32 ; cp. Mt 24:36 ; Hch 1:7 ). Pero aquello no hizo que algunos dejaran de especular, como se sigue haciendo, aunque es casi blasfemo el buscar conocimientos que no poseía Jesús. De esas especulaciones Pablo tiene dos cosas que decir.
Ratifica que la llegada de ese Día será repentina. Vendrá como ladrón en la noche. Pero también insiste en que eso no es razón para que nos pille desapercibidos. Será sólo a los que vivan en las tinieblas y cuyas obras sean malas a los que los sorprenda desprevenidos. El cristiano vive a la luz; y no importa cuándo se produzca ese Día, si está vigilante y sobrio le encontrará preparado. Andando o durmiendo, el cristiano ya vive con Cristo, y por tanto está siempre preparado.
Nadie sabe cuándo le llamará Dios, y hay ciertas cosas que no se deben dejar para el último momento. Ya es demasiado tarde para preparar un examen cuando se le presenta el tema a desarrollar. Ya es tarde para asegurar la casa cuando ha empezado a derrumbarse. Cuando la reina María de Orange estaba muriendo, su capellán quería hacerle una lectura. Ella le replicó: » No he aplazado esa cuestión hasta ahora.» Lo mismo sucedió con un viejo escocés a quien alguien ofrecía palabras de consuelo ya cerca del final, que dijo: «Yo ya trencé mi soga cuando hacía buen tiempo.» Si una llamada llega repentinamente, no tiene por qué pillarnos desprevenidos. La persona que ha vivido toda la vida con Cristo está siempre dispuesta para entrar a Su más íntima presencia.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 5
IV. LO QUE NOS EXIGE LA INCERTIDUMBRE DE LA HORA (5/01-11).
La espera del fin constituye la melodía de fondo de toda la carta. Pero la consideración de la parusía de Cristo tiene consecuencias para la vida cristiana. En medio de toda nuestra incertidumbre en torno al fin, una cosa es cierta: nadie conoce «el día ni la hora» (Mat 25:13). Nadie puede, pues, decir: «Mi amo va a tardar» (Mat 24:48). La incertidumbre de la hora nos obliga a vigilar. Y nadie puede decir tampoco: «El día del Señor ya está ahí» (2Te 2:2). La incertidumbre de la hora nos exige que seamos sobrios.
1. 1NTRODUCCION: NADIE CONOCE EL DÍA NI LA HORA (2Te 5:1-3).
1 Acerca de los tiempos y momentos, hermanos, no necesitáis que os escribamos. 2 Vosotros mismos sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche.
«Si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora iba a llegar el ladrón, no le habría dejado perforar las paredes de su casa» (/Lc/12/39). Pero ya se sabe que un ladrón llega siempre cuando menos se le espera. Así sucederá con el advenimiento de Cristo. Sobre el momento en que se producirá el fin sólo sabemos una cosa con certeza, que por desgracia es tal que fácilmente se olvida: sabemos, sin necesidad de que se nos explique nada más, que el Señor llegará de repente, cuando menos se le espere. Nadie sabe cuándo, pero puede llegar cualquier día. Toda nuestra certeza es ésta: la hora es incierta. Hemos de ser conscientes de esta incertidumbre y tomarla en serio.
3 Cuando la gente esté hablando de paz y seguridad, caerá de repente sobre ellos la calamidad, algo así como los dolores de parto sobre una mujer encinta, y no habrá manera de escapar.
El día del Señor caerá de repente, con todo su horror, sobre aquellos que viven despreocupados, en paz y seguridad. Caerá de repente sobre ellos como una gran calamidad, como un gran dolor. El Hijo del hombre vendrá cuando todos estén ocupados, como en los días de Noé, que «todos comían y bebían, tomaban marido, tomaban mujer…», y como en los días de Lot, que «comían y bebían, compraban y vendían, plantaban y edificaban…» (cf. Luc 17:26-30). Les sucederá a muchos lo que a aquel insensato que se decía a sí mismo: «Alma mía, ya tienes muchos bienes almacenados para muchos años; ahora descansa, come, bebe y pasarlo bien» (/Lc/12/16-20). Se nos advierte del peligro que representa vivir despreocupados, «en paz», y acostarnos con «seguridad». La incertidumbre incluye una gracia: la llamada a estar siempre preparados. La incertidumbre nos aconseja estar siempre preparados.
2. HIJOS DE LA LUZ (Luc 5:4-5a).
4 Vosotros, hermanos, no estáis en las tinieblas, para que el día os coja de sorpresa como un ladrón. 5a Todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día.
En el sur, la claridad del día llega de repente. Así sucederá también en el día del Señor. Ya mientras viven en la tiniebla de la tierra, los cristianos están marcados por la luz del día futuro de Cristo. Tienen ya en sí algo de esa luz de Cristo, algo de aquello que es propio del día futuro del Señor. Quien vive en la luz, es también él luz. Dios nos libertó ya «del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor» (Col 1:13); por eso puede Pablo decir más tarde, con toda claridad: «En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor: proceded, pues, como hijos de la luz» (/Ef/05/08). El final no puede sorprender ni encontrar sin preparar a aquellos que, como hijos de la luz e hijos del día, están ya circuncidados por la luz del Señor futuro y viven esperando con nostalgia encontrarse con él. Vivir en la luz significa, ante todo, mantener los ojos fijos en el futuro, velar y proceder sobriamente. Sin esta luz de la esperanza, la vida queda envuelta en la tiniebla de este mundo, y el hombre sucumbe ante las «obras de las tinieblas» (Efe 5:11).
3. CONSECUENCIAS MORALES (Efe 5:5b-8).
a) Vigilancia y sobriedad (Efe 5:5b-8a).
5b No somos de la noche ni de las tinieblas. 6 Por tanto, no durmamos, como los demás, antes bien velemos y seamos sobrios.
Quien no sabe nada del día de Cristo vive en tinieblas y como quien duerme. Los infieles, dormidos y envueltos en sus sueños, pasan de largo ante la verdadera realidad. Quien no conoce nada del fin del mundo y no sabe nada de la segunda venida de Cristo, no puede tampoco conocer el mundo. Puesto que ha llegado la mañana, hemos de velar. La luz del Señor, que viene, a iluminarnos, nos despierta y nos llama a estar alerta. Quien mira con fe hacia el Señor, que viene, permanece en vela y puede mantener su sobriedad ante la realidad del mundo. Quien sabe cuál es la meta de la creación y de la historia, puede obrar como conviene a la creación y a la historia. Quien conoce cuál es la meta de su vida, puede disponer todas las cosas como es debido, porque ve con claridad cuál es el factor realmente importante a la hora de dar cuenta de su vida. La exigencia fundamental, pues, que la hora en que vivimos impone a los cristianos es ésta: estar siempre preparados, mantenerse siempre en vela, con sobriedad.
7 Porque los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8a Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios…
En la antigüedad, los festines eran casi siempre nocturnos; de día, no es tan fácil embriagarse 40. El día exige sobriedad: «Andemos con decencia, como durante el día: no en comilonas y borracheras, no en deshonestidades y disoluciones, no en contiendas y envidias…» (/Rm/13/13).
He aquí un retrato perfecto del desenfreno de los festines de la antigÜedad. Pero no es a esta sobriedad a la que aquí alude Pablo. Los hombres sobrios ven las cosas obJetivamente, tales como son. No persiguen fantasías ni se embriagan construyendo castillos en el aire. Quien conoce a Cristo no sucumbe a estas cosas. Está inmunizado contra ese idealismo que vuelve la espalda a la realidad, que crea una cortina de humo y de confusión en torno a la realidad del mundo. Quien conoce a Cristo, que es la realidad de todas las realidades, se mantiene siempre en una postura de sobrio realismo.
……………
40. Cf. Hec 2:15.
……………
b) Estar armados (Hec 5:8b).
8b …revistiéndonos con la coraza de la fe y del amor, y con el yelmo de la esperanza de la salvación.
Cuando llega el día hemos de estar, además, vestidos como conviene: «Mirad que vengo como ladrón. Bienaventurado el que está velando y guardando sus vestidos…» (Rev 16:15). Pero no basta estar vestidos y ceñidos. Estamos en tiempo de guerra y, por tanto, hay que armarse, pues «ha pasado la noche y llega el día. Desechemos, pues, las obras de la tiniebla y vistámonos con Ias armas de la luz» (Rom 13:12). «Vestíos la armadura de Dios, para poder resistir contra las asechanzas del diablo. Porque no va nuestra lucha contra carne y sangre… Por tanto, tomad las armas de Dios para poder resistir en el día malo…» (/Ef/06/11 ss).
En tiempo de asedio hay que usar armas defensivas: coraza y yelmo. Una comunidad asediada debe defenderse. ¿Qué es lo que protege, apoya y da fuerzas a una comunidad asediada y en peligro? Ya sabemos qué es lo que Pablo considera más importante en la vida de la comunidad: fe y caridad (Rom 3:6.10.12), y sobre todo esperanza (Rom 1:10; Rom 4:13). Quien tiene una fe viva e impregnada de amor está armado con una armadura sólida, en la que rebotan todos los proyectiles. El amor es sólido (Rom 3:12 s). Quien fija su vista en el Señor y en su salvación, yergue su cabeza hacia la luz del Señor y esta luz le circunda y protege su cabeza como un yelmo. En tiempo de asedio no hay que andar buscando remedios de circunstancias; lo importante es esto: fe, caridad, esperanza (cf. 1,3).
4. FUNDAMENTO DE LA EXHORTACI6N DE PABLO (5,9-10).
9 Porque Dios no nos ha destinado a un castigo, sino a alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10a que murió por nosotros…
Los cristianos no tienen que temer el castigo del final de los tiempos, porque el Señor, que ha de volver, les librará de él (1,10), arrebatándolos a su encuentro (4,17) de un modo admirable. Los cristianos saben que también a ellos puede alcanzarlos el castigo de Dios, pues «ha llegado el tiempo de comenzar el juicio por la casa de Dios» (1Pe 4:17). Sin embargo, quien vive su vida con fe amorosa y espera en el Señor no sufrirá el castigo de Dios, la reprobación eterna. Los cristianos pueden tener confianza en alcanzar la salvación final. Tienen razones para suponer que están destinados a la salvación (1Pe 1:4; 1Pe 2:12). Esto les da una enorme confianza, que ninguna desgracia terrena puede minar.
¿En qué se apoya esta confianza? No cabe duda de que está íntimamente relacionada con el hecho de vivir con fe, caridad y esperanza, de estar armados y de velar con sobriedad (1Pe 5:1-8). Pero esta confianza no se apoya en sí misma; se apoya sólo en Cristo. él es quien nos salvará en el momento de su advenimiento y quien nos trae la salvación. ¿Cómo lo sabemos? Sabemos que nos ama, pues ha entregado su vida por nosotros, ha muerto por nosotros. «¿Quién se atreverá a condenarlos? Jesucristo, que murió por nosotros, más aún, que fue resucitado y que está sentado a la derecha de Dios Padre, es el que intercede a favor nuestro» (Rom,1Pe 8:34). Nuestra confianza en alcanzar la salvación se apoya en una base sólida: en el amor de Cristo. Si ha muerto por nosotros, no hay duda de que pondrá también todo su empeño en salvarnos.
Quien ha comprendido el amor de Jesús, amor hasta la muerte, hace de él la realidad fundamental de su vida: «Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me ha amado y se ha entregado por mí» (Gal 2:20).
10b …para que, ya nos coja despiertos o dormidos, lleguemos a vivir en compañía suya.
Pablo vuelve de nuevo a lo que había dicho en 4,13-18: los cristianos que ya han muerto no serán menos que los demás, ni serán excluidos de la salvación. ¿En qué consiste la salvación eterna? En vivir junto a Cristo (4,14.17), en una unión y una comunión íntimas con Cristo. él es el cielo y la vida. La bienaventuranza eterna consiste en vivir en comunión con él. A aquel cuyo amor está centrado totalmente en Cristo, no es necesario decirle nada más sobre la salvación futura…
5. EXHORTACIÓN FINAL (5,11).
11 Por lo tanto, consolaos mutuamente y edificaos unos a otros, como ya lo estáis haciendo.
En la edificación de la Iglesia, lo primordial es la palabra. «Según la gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como buen arquitecto, he puesto el fundamento. Otro levanta sobre él el edificio. Pero mire cada cual cómo edifica… el fuego verificará la calidad de la obra de cada uno» (1Co 3:10-13). No es posible edificar la Iglesia con una palabra que es «paja» o «caña». Hay palabras vacías y discursos que destruyen y dejan tras sí un montón de escombros. La palabra debe ser de «edificación» (cf. ICor 14), aprovechar (Mat 12:36 s). Las palabras de consuelo son las que pueden edificar (cf. 3,2); son capaces de despertar la esperanza y dar confianza para la eternidad futura. Los cristianos viven de esas palabras de esperanza. Uno debe decir a otro lo que nos espera, y éste debe contárselo a los demás. Cuando en una comunidad sucede esto, se construye realmente comunidad, la cual edifica como casa de Dios. La perspectiva de la salvación futura da consuelo (cf. 4,13.18). La promesa de comunión eterna de amor con Cristo da aliento en medio de la tristeza y del cansancio. Quien, con esperanza, «tiene ánimo y levanta la cabeza» (Luc 21:28), queda a salvo de las flechas del desaliento y del veneno de la desesperanza, con los cuales el maligno intenta dañar continuamente la vida de la fe y de la caridad.
V. VIDA COMUNITARIA CRISTIANA (5/12-22).
En las Lineas siguientes muestra Pablo cómo ha de ser la comunidad. Para que la vida comunitaria se mantenga sana, hay que prestar atención a cinco puntos. El alma de la vida comunitaria es el amor fraterno (Luc 4:9 s); él es quien permite encontrar solución adecuada a todos los problemas.
1. MANTENER LA ARMONÍA CON AMOR (Luc 5:12-13).
12 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y que, en el Señor, os gobiernan y os amonestan. 13 Tened hacia ellos el mayor afecto, por lo que están haciendo. Procurad la paz entre vosotros.
No puede haber vida comunitaria sin que haya algunos que trabajen con especial ardor y se preocupen de regular los asuntos de la comunidad. También en Tesalónica había algunos que se afanaban por los demás: se preocupaban de todo y se esforzaban ante todo por atender pastoralmente a sus hermanos, les hablaban al corazón, les amonestaban y les exhortaban. Se trataba probablemente de los dirigentes de la comunidad, constituidos por Pablo como tales antes de su huida 41, o bien puestos en tal cargo por Timoteo, por encargo de Pablo. Este trabajo comunitario encierra una gran dignidad: en esos «servicios» actúa el mismo Señor; son «dones», en los que actúa el Espíritu; «operaciones» mediante las cuales se ejerce el poder de Dios (1Co 12:4 ss). Cuando en una comunidad se dan servicios de este tipo, inspirados por la gracia y eficaces, el Señor mismo está en acción. No importa que esos hombres tengan o no un cargo oficial: en todo caso, tienen una gran autoridad, que les ha sido dada por el Señor. Hay que agradecer y apreciar esa actividad, porque es actividad «en el Señor». Debemos estar atentos para ver cuándo alguien actúa así, «en el Señor», cuándo se da un servicio, porque tenemos que apreciarlo, ya que se hace «en el Señor».
Una comunidad cristiana es una comunidad fraterna. En ella es el amor fraterno quien regula la vida (d. 3,12; 4,9s; 5,15).
El amor no ignora que debe subordinarse y a quién tiene que subordinarse. En el amor, uno está «subordinado a otro por el temor de Cristo» (Efe 5:21). De esa forma es imposible que surjan contiendas y la paz está asegurada.
Con el amor, que busca siempre la unidad, muchas cosas se resuelven por sí mismas.
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41. Cf. Flp 1:1; cf. también lo que se dice en Hec 14:23 sobre el nombramiento de presbíteros en el sur de Galacia.
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2. PACIENCIA CON LOS HERMANOS DéBILES (Hec 5:14).
14a Os exhortamos, hermanos, a que corrijáis a los poco dóciles, estimuléis a los pusilánimes, sostengáis a los débiles…
La exhortación del Apóstol a preocuparse pastoralmente por los poco dóciles, por los pusilánimes y por los débiles no va dirigida sólo a los dirigentes de la comunidad, sino (como 5,11) a todos los hermanos, a todos los miembros de la comunidad. La comunidad es como una familia, como círculo pastoral en el que cada uno es responsable de la salvación de los demás. Todos los servicios y actividades particulares de una comunidad deben ensamblarse en la estructura total de la vida espiritual de la comunidad, en el seno de la cual cada uno sirve y actúa a su manera…
Lo primero es hacer una llamada a la conciencia de los que son poco dóciles. En Tesalónica, como en cualquier comunidad, siempre hay algunos que no participan con celo en la vida de la comunidad y que son negligentes en su vida moral. Cuando en una comunidad reina un amor fraterno vivo, se vence al pecado gracias a la ayuda mutua (cf. el ejemplo de 2Te 3:6-15). Uno se preocupa por los demás y todos crecen juntos. Todas las prácticas penitenciales de la Iglesia se fundan en esa preocupación fraterna, se basan en esa hermandad espiritual.
La vida de los fieles, que esperan el advenimiento del Señor, es vida en el Espíritu del Señor, es vida diligente y decidida. Cuando a un hermano le falta esa decisión tranquila, alegre y esperanzada, cuando es pusilánime, es necesario estimularle. Claro está que para eso son necesarios dones del Espíritu, ya que sólo ellos pueden despertar en los corazones ese valor confiado (cf. 3,2S).
En una comunidad hay por último un tercer tipo de hermanos necesitados de ayuda: los débiles, a quienes hay que instruir, ayudar y apoyar continuamente para que puedan participar en la vida comunitaria. Hay que sostener a los débiles en la vida cotidiana, con amor continuo e incesante. Es necesario tenerlos en cuenta en todo momento; no pueden ser los «fuertes» quienes determinen el aspecto y el estilo de la comunidad. «Nosotros, como más fuertes, debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no buscar complacernos a nosotros mismos. Cada uno de vosotros procure dar gusto a su prójimo en lo que es bueno y puede edificarle» (Rom 15:1S).
14b y tengáis paciencia con todos.
Esta exhortación es una especie de resumen. En las primeras comunidades cristianas la vida comunitaria era muy intensa. Ahora bien, vivir en comunidad significa soportarse unos a otros, tener paciencia con el hermano, darle siempre nuevas posibilidades, sin impacientarse ni destruir la comunidad. Es necesario tener paciencia si se quiere convivir fraternalmente con personas poco dóciles, pusilánimes y débiles. «Con paciencia, soportaos unos a otros en caridad» (Efe 4:2). Pablo es realista y ve las cosas como son. Tratar con hombres poco dóciles, con pusilánimes, con débiles, exige paciencia. El amor es quien nos hace pacientes (1Co 13:4).
3. VENCER EL MAL CON AMOR (1Co 5:15).
13 Procurad que nadie devuelva mal por mal, sino buscad siempre lo bueno entre vosotros y con todos.
No es sólo la falta de docilidad y de ánimo, y la debilidad de los hermanos lo que pone a prueba la paciencia y el amor fraterno en la comunidad. El mal constituye un problema especial, que puede destruir el amor y acabar con la comunidad. Esta es la prueba de fuego del amor fraterno; a ello se refiere la exhortación de /Rm/12/21: «No te dejes vencer por el mal, antes procura vencer al mal con el bien», como el Señor nos ha ordenado 42. El amor, si es paciente, puede soportar todas las faltas y las flaquezas de los hermanos, pera cuando el mal se alza contra uno, no bastan la comprensión ni la paciencia. Entonces, la mejor defensa es el ataque. El amor ataca haciendo el bien. Busca siempre la que es provechoso al otro, el verdadero bien del hermano. El amor recoge el mal, lo introduce en su corazón, lo transforma, y luego reacciona bien. Sólo cuando el amor fraterno es capaz de hacer esto puede construir una comunidad fraterna y hacer realidad la unión de los hermanos.
Pero el verdadero amor no permite que se le encierre dentro de los límites de la comunidad. Es amor para todos (cf. también 3,12). En la escuela del amor fraterno se aprende el amor al prójimo. «Siempre que sea posible, y en todo lo que esté de vuestra parte, vivid en paz con todos los hombres» (Rom 12:18). Pero esto no es suficiente: debemos buscar el bien de nuestro prójimo incluso cuando no es hermano nuestro en Cristo. EI deseo de hacer el bien a los demás no ha de reducirse al simple ámbito de la comunidad. «Procurad hacer el bien ante todos los hombres» (Rom 12:17b).
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42. Cf. Luc 6:27-36.
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4. SERVIR A DIOS CONTINUAMENTE (Luc 5:16-18).
16 Estad siempre alegres. 17 No dejéis nunca de orar. 18 Dad gracias en toda circunstancia: esto es lo que Dios quiere de vosotros en Cristo Jesús.
No es casual el hecho de que estas tres exhortaciones estén tan íntimamente unidas. La alegría continua, la oración incesante y la acción de gracias en toda circunstancia son flores que nacen de una misma raíz: el Espíritu de Dios, que está en nosotros y que continuamente, sin cesar y en toda circunstancia mantiene nuestra alma junto a Dios. El mundo, con sus iniquidades, no nos permite estar siempre alegres; y luego está también el sufrimiento. Las necesidades de la vida no nos permiten orar continuamente, y los numerosos acontecimientos desagradables que encontramos en nuestra vida de cada día no favorecen precisamente que la acción de gracias brote en nuestros corazones. Pero el cristiano, que vive en el Espíritu de Dios, no vive sólo esta vida terrena; vive también una vida espiritual. Esta vida espiritual, como si fuera un fuego de holocausto, asume nuestra vida terrena y la convierte en un acto alegre de culto. ¿Qué es lo que Dios quiere ahora de los cristianos? Ya no es, como en la antigua alianza, que practiquen la ley, sino que se santifiquen (4,3). Y la vida sagrada culmina en esa vida espiritual que consiste en una acción de gracias continua y alegre. Para los hombres que se esfuerzan por alcanzar la santificación, es importante saber qué es lo que Dios quiere de ellos. Aquí se nos dice en pocas palabras: que vivamos siempre alegres, orando sin cesar y dando gracias por todo. La vida de las primitivas comunidades cristianas se manifestaba en la comunidad; se reunían por la tarde, en un ágape, escuchaban la palabra de Dios y celebraban la eucaristía, orando (Hec 2:42). He aquí la raíz y la cúspide de toda la vida cristiana. En estas asambleas es donde debe manifestarse sobre todo la alegría y la «sencillez de corazón» (Hec 2:46). Cuando la comunidad se reúne, una alegría sincera debe reinar mientras dure la asamblea; la oración en común, y sobre todo la acción de gracias, que culmina en la oración eucarística, deben llenar todo el tiempo. «Dejaos llenar por el Espíritu, hablándoos mutuamente con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y salmodiando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro señor Jesucristo» (Efe 5:18 ss). La nueva vida, que es vida en el Espíritu Santo, mueve a los cristianos a reunirse en asamblea y actúa en ella, y, a su vez, saca de la asamblea de la comunidad nueva fuerza, como de una fuente. La asamblea es la escuela en que aprendemos a vivir en el Espíritu Santo, en alegría continua y en oración incesante y agradecida.
5. VIVIR EN EL ESPÍRITU (Efe 5:19-22).
19 No extingáis el Espíritu; 20 no despreciéis la profecía.
Contra lo que sucedía en Corinto, donde Pablo tuvo que llamar la atención sobre el exceso de carismas, parece ser que en Tesalónica no se supravaloraban precisamente los dones del Espíritu. La comunidad de Tesalónica no era fervorosa de Espíritu (Rom 12:11). Es una comunidad aún joven y la vida espiritual está aún en sus comienzos. Probablemente se daban en Tesalónica algunos carismas místicos aislados, que se manifestaban extáticamente como don de lenguas 43. Pero los cristianos recién convertidos no sabían valorar como convenía estos y otros dones del Espíritu.
Aquí Pablo habría podido escribir también: «Aspirad a los dones del Espíritu, sobre todo la profecía» (1Co 14:1). Los cristianos deben estimar, sobre todo, el don de profecía. Su objetivo no es sólo iluminar el futuro, pues «el que profetiza, edifica a la Iglesia» (1Co 14:4), «habla a los hombres palabras de edificación, consuelo y estímulo» (1Co 14:3), y lo hace movido a menudo por una revelación especial (1Co 14:30). Quien tiene este don puede, en el Espíritu Santo, convencer de su error a los pecadores, juzgarlos, hacer «patentes los sentimientos ocultos de su corazón» (1Co 14:25). La Iglesia no está construida solamente sobre los apóstoles, está construida también sobre los profetas (Efe 2:20). Hoy día ya no hay en la Iglesia apóstoles, pero sí hay «seguidores de los apóstoles». De igual manera, tampoco hoy existen ya profetas cristianos, que reciban la revelación directamente, pero sí hay cristianos que «les siguen» y que, como ellos, poseen en forma especial el Espíritu Santo. Allí donde actúa el Espíritu Santo en la forma arriba descrita se construye Iglesia en forma especialmente activa. En toda comunidad cristiana hay que tener en cuenta los dones del Espíritu.
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43. A este respecto, cf., sobre todo, 1Co 14:1-28.
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21 Examinadlo todo: quedaos con lo bueno; 22 apartaos de toda manifestación perversa.
El espíritu profético se sirve, para hablar, del espíritu del hombre. Por eso hay que examinar si todo lo que dice un profeta procede realmente de Dios, pues la comunidad debe mantenerse siempre alejada del mal, incluso cuando éste se presenta bajo la apariencia de discurso espiritual. Los cristianos poseen el don de discernimiento de espíritu 44. El Espíritu Santo da a los fieles un sentido espiritual. Lo que conserva sana la vida de fe de la Iglesia no es sólo el magisterio apostólico con sus decisiones, sino también ese sentido espiritual de los fieles que es capaz de distinguir el bien del mal. Nuestro amor debe «aumentar cada vez más en conocimiento perfecto y en sensibilidad, para poder discernir los verdaderos valores» (Flp 1:9 s) y «cuál es la voluntad de Dios» (Rom 12:2). Ese don espiritual de discernimiento no sólo nos capacita para entender teóricamente qué es lo que Dios manda; nos capacita también para conocer práctica y concretamente qué es y qué no es voluntad de Dios en cada situación concreta. El Espíritu Santo debe ayudar a los cristianos a distinguir entre la verdad y el error, y a encontrar en cada situación histórica lo que conviene y lo que Dios quiere.
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44. Cf. 1Co 12:10.
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RESUMEN FINAL (5/23-24).
23a El Dios de la paz os santifique totalmente…
Ya hemos visto (1Co 4:3; cf. 5,18) que la voluntad de Dios es nuestra santificación. La santificación es, por entero, obra de Dios. Esta obra no queda concluida con el bautismo; Pablo sabe que sus tesalonicenses no han llegado aún a la plenitud (cf. 3,10.12) y que Cristo debe seguir actuando en ellos después del bautismo, santificándolos (3,13). Dios debe completar la obra que ha comenzado, hasta que todo el hombre llegue a la pIenitud.
23b …y todo vuestro ser -el espíritu, el alma y el cuerpo- sea mantenido irreprochable hasta el advenimiento de nuestro Señor Jesucristo.
La preocupación por la perseverancia de los tesalonicenses empapa todas y cada una de las líneas de esta carta (cf., sobre todo, 3,5-6). La santificación, que Dios ha obrado ya en los hombres, está amenazada, de forma que Dios debe custodiar su obra.
En primer lugar y ante todo, Dios debe custodiar los dones del Espíritu Santo, la nueva vida espiritual que nos ha dado. Si Dios hace esto, el hombre permanecerá irreprochable en cuerpo y alma.
El hombre, que es débil, no puede mantenerse irreprochable hasta encontrarse con el Señor, si Dios no fortalece su corazón (3,13). Pablo nos desea aquí algo que también nosotros debemos desear con todo ardor: el don de la perseverancia final.
24 Fiel es el que os llama y lo hará.
Al final, Dios nos llamará, a cada uno en particular, a su lado. Pero este final ya ha llegado; Dios nos ha llamado ya y sigue llamándonos en este momento. Precisamente por eso la hora en que vivimos es tan importante. Toda nuestra vida depende de la última llamada de Dios. Dios nos llama, por medio de sus enviados, a su reino y a su gloria (2,2). Quien ha oído esta llamada, no podrá ya cerrar nunca sus oídos a ella, no tendrá ya un momento de reposo…
Dios es fiel. Lo es, ante todo, consigo mismo. «El que comenzó en vosotros la obra buena, la irá consumando hasta el día de Jesucristo» (Flp 1:6). Esta idea nos da seguridad, confianza, una confianza que sólo puede apoyarse en Dios (cf. 4,9s). La comunidad está en peligro; por fuera está amenazada y perseguida, por dentro es débil. Sin embargo, Dios lo hará. Esta es la última palabra de la carta del Apóstol, empapada de una gran confianza desde el principio hasta el fin.
CONCLUSIÓN DE LA CARTA 5/25-28
1. PABLO SE ENCOMIENDA A LA ORACIÓN DE SUS FIELES (5,25).
25 Hermanos, orad por nosotros también.
El Apóstol les pide un favor. La comunidad debe ayudarle en su trabajo apostólico (2Te 3:1). Pablo atribuye valor al hecho de que los tesalonicenses se acuerden de él (2Te 3:6). Pero este recuerdo se consuma sólo en la oración, sobre todo en la oración comunitaria que tiene lugar en los actos de culto. En esa oración se manifiesta claramente la comunión eclesial. Por esa razón se dirige a ellos llamándolos hermanos.
2. SALUDO. LA CARTA ES PARA TODA LA COMUNIDAD (2Te 5:26-27).
26 Saludad a todos los hermanos con el ósculo santo.
En las comunidades de origen pagano de la era apostólica surgió la costumbre 45 de despedirse después del ágape con un ósculo santo 46, el «ósculo de caridad» (1Pe 5:14). Es un signo muy elocuente del amor fraterno de la comunidad.
Los cristianos lo llamaban ósculo santo para distinguirlo y también porque mediante él se comunicaban los dones del Espíritu Santo, sobre todo cuando, como aquí, se daba a cada hermano por encargo de un apóstol. Es un saludo activo, que nos trae gracia, pues cuando los cristianos están unidos entre si por auténtico amor fraterno, pueden dispensarse unos a otros diversas gracias. Cuando los cristianos forman una unidad, se establece entre ellos un contacto, a través del cual se derraman y actúan los dones de gracia del Espíritu Santo.
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45. Cf 1Co 16:20; 2Co 13:12; Rom 16:16.
46. Cuando -sobre todo los domingos- se celebraba la eucaristía después del ágape, se conservaba la costumbre de dar el ósculo santo (1Co 16 20 ss podría ser un testimonio de esto) y así no fue difícil llegar a considerarlo como una introducción a la celebración de la eucaristía. De ahí surgió la práctica del ósculo antes de la distribución de la comunión.
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27 Os conjuro por el Señor que déis a leer esta carta a todos los hermanos.
Pablo quiere que su carta sea leída públicamente en la asamblea de la comunidad. Todos deben oírla, ya que no se trata de una carta privada. Consciente de su responsabilidad apostólica, quiere que su palabra llegue a todos y cada uno, incluso hoy. Las cartas apostólicas hay que leerlas públicamente. Mediante sus escritos inspirados, los apóstoles siguen viviendo en la Iglesia. Mediante sus escritos siguen hablando a la Iglesia de todos los tiempos y a todos los hombres. A la palabra apostólica no se le puede poner nunca una mordaza en las comunidades.
3. BENDICIÓN (Rom 5:28).
28 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
Pablo se despide con un deseo. Tal vez era esto mismo lo que les deseaba a todos al final de las asambleas cultuales de la comunidad. Pero un apóstol no sólo desea la gracia del Señor, sino que también la comunica 47. Todas las gracias espirituales que la palabra de Pablo ha comunicado quedan resumidas aquí en este deseo: la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Podemos estar seguros de que este deseo de Pablo se extiende a todos los que lean su carta y no sólo a la comunidad de Tesalónica. Como miembros de la Iglesia sabemos que este deseo del Apóstol, que es medio eficaz de comunicarnos la gracia, se refiere también a nosotros, a los que hemos leído su carta hasta el fin.
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47. Cf. Luc 10:5 s.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
Mat 24:36; Hch 1:7.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Instruccion y Animo Sobre la Segunda Venida de Jesus
1-5 La otra pregunta sobre la segunda venida surgió de la preocupación de los lectores en el sentido de que ellos pudieran no estar preparados para el evento cuando este suceda: ¿podría encontrarlos desprevenidos? ¿Sería posible que Pablo pudiera decir algo de cuándo ocurrirían éste y otros eventos asociados? Pablo replicó que no necesitaba escribirles nada más que lo que ya les había enseñado, concretamente que el día del Señor (cf. el día del Hijo del Hombre, Luc. 17:24, 30) se parecería a la llegada de un ladrón inesperado y no bienvenido, tal como Jesús había dicho (Mat. 24:43; Luc. 12:39, 40). La gente podría pensar que estaba viviendo en la seguridad de que no había nada que molestara su existencia terrenal, pero entonces vendrá la destrucción de repente sobre ellos (cf. Luc. 21:34). Aquí Pablo está siguiendo lo que Jesús dijo al advertir a la gente. Pero el punto particular que él necesitaba subrayar aquí era que este lenguaje de advertencia sobre un evento amenazador era para los incrédulos, no para los creyen tes. El pensamiento del día del Señor está asociado no sólo con el juicio sino también con el amanecer de la luz, lo cual simboliza la revelación divina y su justicia. Los creyentes son los que ya viven en la luz; ya no están en la oscuridad del pecado y la ignorancia. Por lo tanto, para ellos el día del Señor no vendrá como una luz brillante que escudriña y revela los pecados cometidos en la oscuridad, y que hace que los incrédulos deseen es conderse o huir. Al contrario, le darán la bienvenida a la plena luz de ese día, y no serán como personas tomadas de improviso porque no estarán haciendo la clase de cosas que conducen a juicio.
6-11 Sin embargo, es posible que aun los creyentes puedan ser tentados a vivir como incrédulos. Lo que necesitan en este caso no es información sobre cuándo vendrá el día (en la esperanza ingenua de que puedan rápidamente poner sus vidas en orden en el último minuto) pero sí necesitan instrucciones fuertes para vivir como personas que pertenecen al día. Ellos no deben hacer lo que otras personas hacen de noche, sea durmiendo o emborrachándose, sino que deben estar alertas y listos para el Señor. Que sean en realidad como soldados de guardia, y que se armen (Pablo aquí amplía más la comparación) con las tres características cristianas básicas (ver 1:3). La más importante de estas que está en el contexto actual es la esperanza de la salvación, y descansa en la convicción de que los creyentes no han sido destinados por Dios para la ira que enfrenta a los pecadores sino para recibir la salvación, aquí comprendida primariamente como la experiencia futura de liberación de la ira divina. Esta liberación es posible a causa de la muerte de Jesús por ellos. Pablo no explica cómo se produce este efecto, pero en otros lugares es claro que Jesús ha cargado con sus pecados y ha soportado el juicio a favor de ellos (Rom. 3:24-26; 2 Cor. 5:19-21). Consecuentemente, ellos compartirán su vida y esto será cierto tanto para los creyentes que todavía viven cuando él venga, como para aquellos que murieron confiando en Cristo. Con esta esperanza delante de ellos los lectores deberán ayudarse unos a otros, ofreciendo ánimo mutuo y haciendo cualquier otra cosa que contribuya a fortalecer su fe.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
5.1-3 Los esfuerzos por determinar la fecha del regreso de Cristo son necios. No se deje engañar por alguno que dice saberlo. Aquí se menciona que nadie sabe el día ni la hora y que aun los creyentes serán sorprendidos. El Señor volverá sorpresivamente, advierte Pablo, ¡así es que esté preparado! Ya que nadie sabe cuándo Jesús volverá a la tierra, deberíamos estar siempre listos. Suponga que El volviera hoy. ¿Cómo lo encontraría viviendo? ¿Está listo para encontrarse con El? Viva cada día preparado para dar la bienvenida a Cristo?5.8 Para mayores detalles relacionados con la armadura del cristiano, véase Eph 6:13-17.5.9-11 A medida que usted se acerca al final de una larga carrera le duelen los pies, su garganta le arde y todo su cuerpo clama para que se detenga. Este es el momento cuando el aliento de amigos y admiradores es más apreciado. Su estímulo le ayuda a sobreponerse al dolor para cruzar la meta. De igual manera, los cristianos deben animarse mutuamente. Una palabra de aliento dada en el momento oportuno puede establecer la diferencia entre terminar bien y quedarse en el camino. Mire a su alrededor. Sea sensible a las necesidades de otros y pronuncie palabras de apoyo y acciones apropiadas.5.12 «Los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor», probablemente se refiera a los ancianos y diáconos de la iglesia.5.12, 13 ¿Cómo puede honrar y tener en «mucha estima» a su pastor y a los demás líderes de su congregación? Expréseles su aprecio, dígales cuánta ayuda está recibiendo por su liderazgo y enseñanza, y agradézcales por su ministerio en su vida. Si usted no dice nada, ¿cómo pueden saber lo que usted opina? Recuerde, ellos necesitan y merecen su apoyo y amor.5.14 No se una a los ociosos, amonéstelos. No grite a los de poco ánimo (tímidos y débiles), aliéntelos. Es difícil distinguir entre flojera y temor. Dos personas pudieran no hacer nada, uno porque es ocioso y el otro por temor a cometer errores. La clave para ministrar es sensibilidad: captar la condición de cada persona y ofrecer el remedio apropiado para cada situación. Usted no puede dar ayuda efectiva hasta que no conozca el problema. No puede aplicar el medicamento hasta que no sepa dónde está la herida.5.16-18 Nuestro gozo, oraciones y agradecimiento a Dios no debieran fluctuar con nuestras circunstancias o estados de ánimo. Obedecer estos tres mandamientos -estad siempre gozosos, orad sin cesar y dad gracias en todo- generalmente va contra nuestra inclinación natural. Cuando hacemos una decisión consciente para hacer lo que Dios dice, empezamos a ver a la gente desde una nueva perspectiva. Cuando hacemos la voluntad de Dios, descubrimos que es fácil estar gozoso y ser agradecido.5.17 No podemos pasar todo el tiempo sobre nuestras rodillas, pero es posible asumir una actitud de oración todo el tiempo. Esta actitud se construye sobre el reconocimiento de nuestra dependencia de Dios, tomando en cuenta que está con nosotros y con la determinación de obedecerle en todo. Luego hallaremos que es natural orar con frecuencia, espontaneamente, oraciones cortas. Una actitud de oración no debe sustituir al tiempo dedicado a la oración en sí, sino que debiera ser una consecuencia del mismo.5.18 Pablo no enseña que debemos dar gracias a Dios por cada cosa que nos sucede sino en todo. Lo malo no viene de Dios, por lo tanto, no debiéramos agradecerle por lo malo. Pero cuando lo malo nos ataca, podemos sentirnos agradecidos a Dios por su presencia y por lo bueno que puede darnos a través del sufrimiento.5.19 La advertencia de Pablo de no apagar al Espíritu, significa que no debemos ignorar o restar importancia a los dones del Espíritu Santo. Aquí menciona la profecía (5.20); en 1Co 14:39, menciona las lenguas; algunas veces los dones espirituales son controversiales y pueden causar división en la iglesia. En lugar de procurar resolver los problemas, algunos cristianos prefieren apagar los dones. Esto empobrece la iglesia. No debiéramos sofocar la obra del Espíritu Santo en la vida de alguno sino que debiéramos estimular la expresión total de estos dones para beneficiar a todo el cuerpo de Cristo.5.20, 21 No deberíamos burlarnos de aquellos que no están de acuerdo con lo que creemos («no menospreciéis las profecías»), sino examinarlo todo y confrontar sus palabras con lo que dice la Biblia. Estamos en un terreno peligroso si nos mofamos de una persona que habla la verdad. En cambio si confrontamos con cuidado lo que la gente dice, aceptaremos lo verdadero y rechazaremos lo falso.5.22-24 Como cristianos no podemos evitar todo lo malo porque vivimos en un mundo pecaminoso. Podemos, sin embargo, asegurarnos de no darle al enemigo un lugar donde apoyarse, evitando situaciones de tentación y concentrándonos en obedecer a Dios.5.23 El espíritu, alma y cuerpo no se refiere tanto a las diferentes partes de una persona como a todo el ser de una persona. Esta expresión es la forma de Pablo de decir que Dios debe estar involucrado en cada aspecto de nuestras vidas. Es un error pensar que podemos separar nuestras vidas espirituales de todo lo demás, obedeciendo a Dios sólo en algunos sentidos etéreos o viviendo para El sólo un día a la semana. Cristo debe controlar todo de nosotros, no sólo la parte «religiosa».5.27 Para que cada cristiano oyera esta carta, tuvo que ser leída en una reunión pública, porque no habían copias suficientes para circular. Pablo quiso asegurarse de que cada persona tuviera la oportunidad de oír su mensaje porque contestaba preguntas importantes y les daba el ánimo que necesitaban.5.28 La iglesia de Tesalónica era nueva, y sus miembros necesitaban ayuda y aliento. Tanto la persecución que enfrentaban como las tentaciones de su cultura pagana eran problemas potenciales para estos nuevos cristianos. Pablo escribió, por lo tanto, para fortalecer su fe y reforzar su resistencia a la persecución y a la tentación. Nosotros también tenemos una responsabilidad de ayudar a los nuevos creyentes, y asegurarnos que continúen en su fe y no lleguen a ser desviados por creencias y prácticas erróneas. Primera Tesalonicenses puede equiparnos mejor para ayudar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo. DIFERENTES FORMAS DE ANIMAR A OTROSEl mandato de «alentarse mutuamente» se halla en toda la Biblia. En 5.11-23, Pablo da varios ejemplos específicos de cómo podemos animar a otros.5.11 : Edificarse unos a otrosResalte la cualidad de alguien.5.12 : Respetar a los líderesBusque formas de cooperar.5.13: Tener a los líderes en alta estimaRetenga su próximo comentario crítico en relación con alguien que está en autoridad. Agradezca a sus líderes por su esfuerzo.5.13: Vivir en pazBusque formas de llevarse bien con otros.5.14 : Amonestar al ociosoDesafíe a alguien para que se le una en algún proyecto.5.14 : Alentar al de poco ánimoAnime a aquellos que están temerosos recordándoles las promesas de Dios.5.14 : Sostener al débilApoye a los débiles, con amor y oración.5.14: Ser pacientePiense en una situación que pruebe su paciencia y planifique por anticipado la forma en que pueda actuar con calma.5.15: Rechazar la venganzaEn lugar de planear y hacerles mal a los que lo tratan mal, hágales bien.5.16: Estar siempre gozosoRecuerde que aún en medio de la tormenta, Dios está en control.5.17 : Orar sin cesarDios siempre está con usted, háblele.5.18 : Dar gracias en todoHaga una lista de todos los dones que Dios le ha dado, dé gracias a Dios por cada uno de ellos.5.19: No apagar al EspírituCoopere con el Espíritu la próxima vez que lo inste a participar en una reunión cristiana.5.20: No despreciar las profecíasReciba la palabra de Dios de los que hablan en su nombre.5.22: Abstenerse de toda especie de malEvite situaciones en las que podría caer en tentación.5.23: Depender de la ayuda constante de DiosTome nota de que la vida cristiana no debe ser vivida dependiendo de nuestros propios esfuerzos, sino del poder de Dios.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) O: “los tiempos señalados”. Gr.: kai·rón.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 134 Dan 2:21; Dan 7:25; Hch 1:7; Rom 13:11
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
1 (1) Estos son los tiempos y las sazones con respecto a la venida del Señor, lo cual es confirmado por la expresión el día del Señor en él v.2.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
34 (B) Segunda revelación apocalíptica: existencia escatológica (5,1-11)La perícopa se puede dividir fácilmente en tres subunidades: (a) anuncio del tema (vv. 1-3); (b) parénesis (vv. 4-10); (c) exhortación final (v. 11). Debido a que esta perícopa parece ser un doblete de 4,13-18, si bien es cierto que desde una perspectiva algo diferente, algunos autores consideran que es una rectificación interpolada en la carta por un autor posterior (→ 8 supra). Es mejor interpretar la perícopa como un complemento instructivo de 4,13-18. Allí Pablo encomienda el destino de los difuntos a Dios; aquí reflexiona sobre las consecuencias del eschaton para quienes están vivos.
35 1-3. Anuncio del tema. 1. Pablo utiliza una preterición para introducir su tema: el día del Señor. 2. el día del Señor: Imagen bíblica tomada de la tradición profética (Am 5,18; Jl. 2,1; Sof. 1,7) y usada en el NT (Hch. 2,20; 1 Cor. 5,5). En escritos paulinos posteriores se presenta como el día del Señor Jesús (Flp. 1,6.10). La índole tradicional de «día del Señor» entraña que kyrios = Dios, y no Jesús. Las conjeturas acerca de la llegada de los últimos tiempos son características de una cosmovisión apocalíptica; algunos escritos apocalípticos se centran en esta llegada mediante la división de la historia humana en períodos (Dn. 9,2.24-27; 2 Esd. 14,5). un ladrón en plena noche: Esta imagen tradicional (Mt. 24,43-44; Lc. 12,39-40) simboliza lo repentino del acontecimiento. 3. paz y seguridad: El dicho tiene un tono proverbial (Jr. 6,14; Ez. 13,10.16) y tal vez sea un motivo apocalíptico tradicional recogido por Pablo (B. Rigaux). mujer embarazada: En contraste con la autocomplacencia insinuada por el dicho, el motivo de la mujer embarazada añade a la llegada del día del Señor la dimensión de lo súbito, precario e inevitable.
36 4-10. Parénesis. 4-5. luz, tinieblas: La descripción metafórica que Pablo hace de la condición cristiana utiliza el tema de la luz v las tinieblas (común en la literatura religiosa, p.ej., Job 22,11; 1QS 3,13-14; 1QM passim, TestXIINef 2,7-10) y del día y la noche (quizás de su propia cosecha), hijos de la luz: Se usa un semitismo para separar la condición cristiana de la de los demás (hijos de las tinieblas); este lenguaje excluyente se encuentra también en la LQ (1QS 1,9-10; 3,13-22; 1QM 1). 6-8. En los vv. 6-7 Pablo echa mano de un lenguaje típicamente apocalíptico para exhortar a los cristianos a la vigilancia, los que duermen, los que se emborrachan: Metáforas tradicionales.
8. coraza, casco: Las imágenes tomadas de la panoplia del guerrero son una acomodación de Is 59,17 (cf. Sab 5,17-23; Ef. 6,14). Al caracterizar la existencia cristiana por la fe, el amor y la esperanza, la imagen puede indicar que los cristianos están envueltos en una confrontación definitiva, escatológica. Muchos especialistas creen que esta exhortación (w. 4-8) refleja una catequesis bautismal cristiana. 9. nos ha destinado: En esta exposición del fundamento cristológico de la existencia cristiana, Pablo utiliza una expresión semítica para indicar que los cristianos están destinados (no predestinados) a la salvación (lo opuesto de la ira escatológica). La salvación es efectuada por medio del Señor Jesucristo (1,10). La especial relación entre los cristianos y el Señor es el fundamento de su salvación. 10. Pablo utiliza otra fórmula confesional fragmentaria (véase 4,14.16-17). 11. confortaos unos a otros: La exhortación conclusiva de la perícopa es parecida a 4,18, pero añade dos cosas: una reflexión (que el consuelo mutuo edifica la comunidad) y una aprobación pastoral (4,1.10).
37 (V) Exhortación final (5,12-22).
(A) Primer período: llamamiento al orden en la comunidad (5,12-13). 12-13. Estos versículos se relacionan con la edificación de la comunidad (v. 11). quienes trabajan (3,6), atienden (Rom. 12,8), amonestan: Aunque muchos comentaristas distinguen entre estas tres funciones y las atribuyen a los jefes de la comunidad tesalonicense, J. Hainz (Ekklesia [BU
9, Múnich 1972] 37-42) sostiene que hablan acumulativamente del ministerio de cuidado de la comunidad y dan a entender que todos los miembros de la comunidad participan en dicho ministerio, en el Señor: La autoridad y norma del ministerio (4,1-2). 13. amor: Dimensión de la philadelphia (véase comentario a 4,9). paz: Denota la noción bíblica de completo bienestar, no simplemente la ausencia de disensión dentro de la comunidad.
38 (B) Segundo período: llamamiento a diversas funciones (5,14-22). Se da una serie de instrucciones en forma breve e inconexa (C. Roetzel: «parénesis apresurada»), 14. los perezosos: Un tipo genérico de conducta, más que un vicio concreto (= indisciplinados, C. Spicq). los apocados: Hapax legomenon en el NT. los débiles: Es decir, quienes necesitan firmeza en medio de las tribulaciones y son exhortados a la vigilancia en los w. 1-11 (D. A. Black). La paciencia es fruto del Espíritu (Gál. 5,22). 15. Una exhortación parecida a no devolver mal por mal se encuentra en Rom. 12,17 (Mt. 5,44-48; Lc. 6,27-36). La caridad cristiana se ha de poner en práctica (1,3; 4,10-11); tiene como destinatarios, tanto a los miembros de la comunidad, como a los de fuera (3,12; 4,9-10). 16-18. Exhortaciones genéricas sobre la vida cristiana (la voluntad de Dios, cf. 4,3). 16. estad siempre alegres: Véase Flp. 4,4; el gozo es fruto del Espíritu (Gál. 5,22; cf. Rom. 14,17). 17. orad en todo momento: Véanse Lc. 18,1; Ef. 6,18; la oración procede del Espíritu (Rom. 8,15-16). dad gracias: Acción de gracias y oración están estrechamente relacionadas (3,9-10); véase Flp. 4,6; cf. Col 2,7; 3,15-17. 19-22. Exhortaciones acerca de los carismas y el discernimiento. 19-20. Espíritu, don de profecía: Los paralelos judíos y helenísticos indican que estas frases se refieren a la actividad carismática propia y ajena. La comunidad de Tesalónica tal vez estuviera ordenada «carismáticamente», pero Pablo todavía no usa el término técnico «carisma» para describir los dones del Espíritu (1 Cor. 12,4-11). 21-22. examinad: El discernimiento de carismas es como tal una actividad carismática (1 Cor. 12,10). bueno, malo: Algunos autores interpretan los w. 21b-22 aplicándolos a la verdadera y falsa profecía, mientras que otros creen que a lo que se hace referencia es al discernimiento moral (Is. 1,16.17).
39 (VI) Deseos y salutación finales (5,23-28). 23. Una segunda oración que expresa deseos (véase 3,11-13) presenta la forma de bendición homilética. Sus dos partes está caracterizadas por un paralelismo sinonímico; es decir, el contenido básico es el mismo en cada una de las dos. Dios de la paz: Epíteto tradicional (Jue. 6,24) recogido por Pablo (Rom. 15,33; 1 Cor. 6,24). Todas las bendiciones proceden de Dios, incluida la santificación última (4,1-8). os conserve íntegros e irreprochables: La segunda parte de la oración utiliza la pasiva «teológica» (ZBG § 236) para hablar de la salvación última (es decir, en la parusía). espíritu, alma, cuerpo: Algunos comentaristas, tanto antiguos como modernos, han indicado que Pablo expresaba así una modalidad tripartita de antropología. Más corriente es la opinión de que esos tres términos designan la totalidad de la persona humana bajo diversos aspectos. Esto concordaría con la antropología judía habitual (véase el comentario a 3,13), donde «espíritu» presenta a la persona fundamentalmente como criatura; «alma», como ser lleno de vida; y «cuerpo», como ser corporal y social. Otros comentaristas (p.ej., P. A. van Stempvoort, J. O’Callaghan) ven a la persona humana presentada como «alma y cuerpo», y dan un matiz independiente a «espíritu».
40 24. Afirmación de la fidelidad de Dios, ya implícita en el epíteto «Dios de la paz». 25. orad por nosotros: Lo mismo que Pablo ha orado por los tesalonicenses (1,2; 3,11-13; 5,23), pide también las oraciones de éstos (Rom. 15,30-32; Flp. 1,19; Flm. 22). 26. beso santo: Véase el comentario a Rom. 16,16. todos: Tal vez esto sea objeto de una atención especial si, en efecto, la comunidad estaba empezando a dividirse, como piensan algunos autores (véase el comentario sobre el entusiasmo gnóstico a propósito de 4,11). 27. os pido encarecidamente: Por tercera vez (2,18; 3,5), Pablo escribe en sg., y su modo de hablar supone autoridad. Al parecer, la lectura de un texto cristiano era una práctica nueva en la asamblea cristiana (cf. Col 4,16; véase Collins, Studies 365-70). 28. Un saludo solemne cierra todas las cartas paulinas auténticas (→ Cartas del NT, 45:8D).
[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
tiempos… Gr. jrónos. Tiempo en sentido general; tiempos señalados… Gr. kairós = acontecimiento, ocasión específica, tiempo señalado → §183.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
T27 El sustantivo plural καιρῶν se refiere a un período de tiempo (el período mesiánico).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Gr. kronon = período de tiempo.
5.1 Gr. kairon = tiempo seu241?alado, ocasión.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[5] Para incrédulos.
[6] “Paz y seguridad,” como en los procesos de paz del Medio Oriente de hoy.
[7] En el pensamiento Hebraico, ésto es llamado los dolores del parto de el Moshiach, o shivlai ha Moshiaj que preceden Su llegada anticipada. La mujer en parto es Israel, como se ve en esta carta a una congregación Efrayimita.
[8] Ninguna cosa tal como un regreso inminente, sino más bien uno que es anticipado.
[9] Peshitta Aramea.
[10] Liberación de la hora de pruebas, no un traslado de la hora de pruebas. Experimentaremos Sus pruebas, no Su ira, la cual es derramada completamente a Su regreso. Véase: Jua 17:15.
[1] Todas las tres partes son consideradas una.
[5] Sino de Dios, que nos ilumina con su gracia.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat