Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal; en cambio, procurad siempre lo bueno los unos para los otros y para con todos.
5:15 Mirad que ninguno pague (devuelva, LBLA) a otro mal por mal; — Mat 5:38-42; 1Co 4:12-13; 1Co 6:7; 1Pe 2:18-25; 1Pe 3:9. Esto es lo opuesto de la longanimidad (paciencia); el que paga a otro mal por mal tiene un espíritu vengativo. La palabra mirad indica que había peligro de que los hermanos perseguidos siguieran las tendencias del “viejo hombre”, queriendo devolver a otros mal por mal. La palabra venganza quiere decir, “Mal que se hace a alguien para castigarlo o reparar así una injuria o daño recibido; Sinón. Desquite, represalia” (Larousse). La palabra griega es EKDIKESIS, “lo que viene procedente de justicia, no, como sucede tan frecuentemente con la venganza humana, de un sentimiento de agravio o meramente de un sentimiento de indignación… Los juicios de Dios son santos y rectos (Apo 16:7), y libres de cualquier elemento de autogratificación o de resentimiento” (WEV). Nosotros pensamos mucho en nuestros derechos. Los mundanos buscan pretextos para demandar. Quieren nivelar cuentas. Los abogados se hacen muy ricos defendiendo los derechos, verdaderos o supuestos, de los tales, pero el cristiano tiene otro objetivo, pues busca el bienestar de todos. Por eso, no paga a otro mal por mal, sino bien por mal. Busca la debilidad o necesidad de su enemigo y considera cómo le puede ayudar. Si le vuelve mal por mal no habrá esperanza de ganarlo por Cristo, pero haciéndole bien por mal es muy posible que esto abra camino a su corazón. El cristiano quiere “destruir” al enemigo en el sentido de convertirle en amigo. Si le gana por Cristo, ya no será su enemigo, sino su mejor amigo. Rom 12:20, “pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza”. Es posible que esta figura se refiera a los hornos de fundición. Ascuas de fuego se amontonan sobre el metal duro hasta que se ablandara. El pagar bien por mal, con toda la bondad que lo acompaña, amontona ascuas de fuego sobre la cabeza (la mente) del enemigo, causando dolor (remordimiento) para la conciencia, para que se sienta avergonzado. Compárese 1Pe 3:16, “para que en lo que murmuran de vosotros… sean avergonzados”. En la cuestión de la venganza humana, el que gana pierde. El cristiano siempre sale del conflicto victorioso si pelea solamente con armas espirituales (2Co 10:3-5). Los mansos heredarán la tierra (Mat 5:5).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Mirad que ninguno. Gén 45:24; 1Co 16:10; Efe 5:15, Efe 5:33; 1Pe 1:22; Apo 19:10; Apo 22:9.
pague a otro mal por mal. Éxo 23:4, Éxo 23:5; Lev 19:18; 1Sa 24:13; Sal 7:4; Pro 17:13; Pro 20:22; Pro 24:17, Pro 24:29; Pro 25:21; Mat 5:39, Mat 5:44, Mat 5:45; Luc 6:35; Rom 12:17-21; 1Co 6:7; 1Pe 2:22, 1Pe 2:23; 1Pe 3:9.
antes seguid siempre lo bueno. 1Ts 2:12; Deu 16:20; Sal 38:20; Rom 14:19; 1Co 14:1; 1Ti 6:11; Heb 12:14; 1Pe 3:11-13; 3Jn 1:11.
y para con todos. Rom 12:17, Rom 12:18; Gál 6:10; 2Ti 2:24; Tit 3:2; 1Pe 2:17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
pague … mal por mal: Que un cristiano trate de vengarse es una negación del amor cristiano fundamental (Rom 12:17; 1Pe 3:9) y va contra la enseñanza de Jesús (Mat 5:38-42; Mat 18:21-35).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
5:15 Mirad que ninguno pague (devuelva, LBLA) a otro mal por mal; — Mat 5:38-42; 1Co 4:12-13; 1Co 6:7; 1Pe 2:18-25; 1Pe 3:9. Esto es lo opuesto de la longanimidad (paciencia); el que paga a otro mal por mal tiene un espíritu vengativo. La palabra mirad indica que había peligro de que los hermanos perseguidos siguieran las tendencias del “viejo hombre”, queriendo devolver a otros mal por mal. La palabra venganza quiere decir, “Mal que se hace a alguien para castigarlo o reparar así una injuria o daño recibido; Sinón. Desquite, represalia” (Larousse). La palabra griega es EKDIKESIS, “lo que viene procedente de justicia, no, como sucede tan frecuentemente con la venganza humana, de un sentimiento de agravio o meramente de un sentimiento de indignación… Los juicios de Dios son santos y rectos (Apo 16:7), y libres de cualquier elemento de autogratificación o de resentimiento” (WEV).
Nosotros pensamos mucho en nuestros derechos. Los mundanos buscan pretextos para demandar. Quieren nivelar cuentas. Los abogados se hacen muy ricos defendiendo los derechos, verdaderos o supuestos, de los tales, pero el cristiano tiene otro objetivo, pues busca el bienestar de todos. Por eso, no paga a otro mal por mal, sino bien por mal. Busca la debilidad o necesidad de su enemigo y considera cómo le puede ayudar. Si le vuelve mal por mal no habrá esperanza de ganarlo por Cristo, pero haciéndole bien por mal es muy posible que esto abra camino a su corazón. El cristiano quiere “destruir” al enemigo en el sentido de convertirle en amigo. Si le gana por Cristo, ya no será su enemigo, sino su mejor amigo. Rom 12:20, “pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza”. Es posible que esta figura se refiera a los hornos de fundición. Ascuas de fuego se amontonan sobre el metal duro hasta que se ablandara. El pagar bien por mal, con toda la bondad que lo acompaña, amontona ascuas de fuego sobre la cabeza (la mente) del enemigo, causando dolor (remordimiento) para la conciencia, para que se sienta avergonzado. Compárese 1Pe 3:16, “para que en lo que murmuran de vosotros… sean avergonzados”. En la cuestión de la venganza humana, el que gana pierde. El cristiano siempre sale del conflicto victorioso si pelea solamente con armas espirituales (2Co 10:3-5). Los mansos heredarán la tierra (Mat 5:5).
En esto el cristiano muestra claramente ante los ojos del mundo que se ha transformado, que el “viejo hombre” quedó crucificado, pero si el hermano o la hermana todavía se irrita, se deja provocar y se enoja al igual que los demás y habla o actúa carnalmente, el nombre de Cristo es profanado por ellos. Sin embargo, si los mundanos se dan cuenta de que con sus tonterías no pueden provocar al cristiano, entonces sabrán que Cristo está en medio de ellos. Tal cristiano es la luz del mundo, la sal de la tierra. El sí puede invitar a sus parientes y amigos a los servicios, pero el hermano que sigue con su mal genio, sus corajes y su espíritu de pagar mal por mal no debe andar invitando a otros a la iglesia, porque los hombres juzgan el evangelio que predicamos según la vida de los que lo profesamos.
Durante su vida aquí en la tierra Jesús practicaba lo que enseñaba sobre este tema, y después de todo lo que hicieron los judíos y los romanos contra El, dijo desde la cruz, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Luc 23:34). Pablo exhorta a los tesalonicenses, y a nosotros, a seguir el ejemplo del Maestro. Esteban lo siguió, como vemos en Hecho 7:58, “Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. 59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”. Los hermanos de José lo maltrataron y después pidieron perdón; Gén 50:17, “Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. 18 Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. 19 Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?” Aunque el rey Saúl trató de matar a David, éste le dijo (1Sa 24:10), “He aquí han visto hoy tus ojos cómo Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y me dijeron que te matase, pero te perdoné”.
La venganza pertenece a Dios, Rom 12:17-21; 1Pe 2:14. Bajo la ley de Moisés los textos que hablaban de “ojo por ojo, etc.” tenían que ver con el castigo administrado por los jueces y magistrados (Éxo 21:24-25; Lev 24:20; Deu 19:21). Esa venganza no era, pues, personal, sino de Dios. El es perfectamente justo; por eso, hay que dejar la venganza en sus manos. Si dejamos el asunto en sus manos y reflejamos sobre la severidad del castigo eterno, tal vez podremos compartir algo de la compasión de Dios y su deseo de perdonar. Dios no es como nosotros. Su mente no puede ser nublada por la pasión o el prejuicio, y no puede ser engañado por las apariencias falsas, ni por el testimonio mentiroso. No es caprichoso; el juicio del hombre es a veces determinado por su estado de ánimo (su buen humor o su mal humor), pero Dios no es como el hombre (Sal 50:21; Isa 55:8-9).
En Rom 13:1-4 Pablo explica que el gobierno es el agente de Dios para tomar venganza. Bajo la ley de Moisés había jueces que administraban la venganza de Dios, y según Rom 13:1-14 y 1Pe 2:1-25 el gobierno civil lo hace. Desde luego, cuando Cristo venga la segunda vez, será “para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (2Ts 1:8).
— antes seguid siempre lo bueno (con espíritu de amor, longanimidad, bondad) unos para con otros, y para con todos (Gál 6:10) . — Pablo no da solamente una prohibición (un mandamiento negativo); el no pagar mal por mal es solamente la mitad del mandamiento. Agrega un mandamiento positivo. Hay una acción prohibida y otra acción requerida (véase Luc 6:27-30). Esta exhortación nos da una definición del amor: “seguid siempre lo bueno unos para con otros”. El amor siempre busca el bienestar de otros, aun el de los enemigos (Mat 5:44-48). En esta carta Pablo enfatiza la actitud correcta que los santos deben tener para con los de afuera (3:12; 4:12). Compárese 2Re 6:20-23.
Fuente: Notas Reeves-Partain
Pro 20:22; Rom 12:17; 1Pe 3:9.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
j 170 Pro 20:22; Mat 5:39; Rom 12:19
k 171 Rom 12:17
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
ninguno devuelva…mal por mal. El mandato de Pablo contra la venganza personal está basado en las enseñanzas de Cristo mismo (Mt 5:44– 48; Ro 12:17; Pr 20:22).
Fuente: La Biblia de las Américas
15 super (1) Esto significa que no importa la manera en que nos traten otros, por muy mala que sea, debemos seguir lo bueno para con ellos.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
B206 La cláusula de complemento directo se puede introducir mediante el simple negativo μή (como ocurre aquí), en vez de las palabras ὅπως μή, porque sigue a un verbo que significa: poner atención.