Comentario de 1 Timoteo 1:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel al ponerme en el ministerio,

1:12

— Doy gracias al que me fortaleció — Habiendo mencionado su comisión divina (ver. 11), ahora Pablo se siente compelido a dar gracias a Cristo quien le comisionó (Hch 26:15-18) a predicar el evangelio de la gloria de Dios. Para esta obra Cristo le fortaleció (Flp 4:13; 1Co 15:10; 2Co 12:9; 2Ti 4:17). Puede haber referencia aquí también al poder milagroso que fue dado a los apóstoles (Luc 24:49; Hch 1:8).

— a Cristo Jesús nuestro Señor — Véase Hch 2:36. Dios hizo a Jesús de Nazaret dos cosas: el Ungido de Dios, y el Señor de todos.

— porque me tuvo por fiel — No se hace referencia a ninguna imposibilidad de apostasía de parte de Pablo que Dios hubiera visto de antemano (según el calvinismo), sino a la actitud de fidelidad de parte de Pablo; era digno de confianza, y Cristo lo sabía. Dice la Ver. NVI., «por haberme considerado digno de confianza». Cada quien determina en sí si es digno de confianza, o no. Pablo determinó vivir siempre con conciencia limpia (Hch 23:1). Todo el mundo puede tener la misma determinación. Luego, Dios viendo (o aun sabiendo) esto, nos utiliza según nuestro carácter (2Ti 2:21). Dios apartó a Pablo «desde el vientre» de su madre (Gál 1:15) porque sabía que sería persona digna de confianza (1Co 7:25). En su vida Pablo reconocía que en el servidor se requiere que «sea hallado fiel» (1Co 4:2).

— poniéndome en el ministerio — Esta es la manera en que Cristo expresó su confianza en Pablo.

Siguiendo el texto griego, dice la Ver. B.A., «poniéndome en (su) servicio», y la Ver. P.B., «tomándome en servicio». Hoy en día la palabra «ministerio» tiene sonido eclesiástico. Por eso al ver la palabra aquí, no hemos de pensar en predicadores, mucho menos en «reverendos», sino en servicio. Cristo puso a Pablo en un servicio particular. La misma palabra griega se aplica a gobernantes del mundo (Rom 13:4). Se aplica a cualquier servidor (Mat 20:26). La idea clave es la de servir. Ahora, se admite que el servicio de Pablo en particular fue el de anunciar el evangelio. Pero Pablo fue llamado, no solamente a predicar, sino a sufrir en el servicio de Cristo (Hch 26:17; Flp 3:8; 2Co 12:10).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Doy gracias. Jua 5:23; Flp 2:11; Apo 5:9-14; Apo 7:10-12.

a Cristo Jesús. 1Co 15:10; 2Co 3:5, 2Co 3:6; 2Co 4:1; 2Co 12:9, 2Co 12:10; Flp 4:13; 2Ti 4:17.

me tuvo por fiel. Hch 16:15; 1Co 7:25.

poniéndome en el ministerio. 1Ti 1:11; Hch 9:15; Col 1:25.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Doy gracias … a Cristo Jesús nuestro Señor: No hay arrogancia en Pablo. El mundo es «ingrato». Él no da por concedidos sus privilegios.

me fortaleció (literalmente, «dar fuerzas»): Pablo conocía bien que su «poder se perfecciona en la debilidad» (2Co 12:9).

fiel: Esto se requiere de los administradores (1Co 4:1, 1Co 4:2).

ministerio: Nadie toma para sí esta honra (Heb 5:4) y Pablo no «adultera la palabra de Dios» (2Co 4:2), como hacían los legalistas.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

me tuvo por fiel. El propósito soberano de Dios para Pablo y para todos los creyentes se cumple por medio de la fe personal. Hasta que Pablo fue llevado por el Espíritu Santo de sus propias obras para justificarse a sí mismo (vea Flp 3:4-7) a la fe solo en Cristo, él no pudo ser usado por Dios y estaba en la misma condición que los falsos maestros que eran inútiles para Dios (vv. 1Ti 1:6-7).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

El testimonio de Pablo sobre su propia salvación en estos versículos suministra un contraste entre su entendimiento correcto de la ley y las elucubraciones erróneas de los falsos maestros, así como entre la gloria del evangelio verdadero y la vacuidad de la doctrina falsa.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:12 — Doy gracias al que me fortaleció — Habiendo mencionado su comisión divina (ver. 11), ahora Pablo se siente compelido a dar gracias a Cristo quien le comisionó (Hch 26:15-18) a predicar el evangelio de la gloria de Dios. Para esta obra Cristo le fortaleció (Flp 4:13; 1Co 15:10; 2Co 12:9; 2Ti 4:17). Puede haber referencia aquí también al poder milagroso que fue dado a los apóstoles (Luc 24:49; Hch 1:8).
— a Cristo Jesús nuestro Señor — Véase Hch 2:36. Dios hizo a Jesús de Nazaret dos cosas: el Ungido de Dios, y el Señor de todos.
— porque me tuvo por fiel — No se hace referencia a ninguna imposibilidad de apostasía de parte de Pablo que Dios hubiera visto de antemano (según el calvinismo), sino a la actitud de fidelidad de parte de Pablo; era digno de confianza, y Cristo lo sabía. Dice la Ver. NVI., «por haberme considerado digno de confianza». Cada quien determina en sí si es digno de confianza, o no. Pablo determinó vivir siempre con conciencia limpia (Hch 23:1). Todo el mundo puede tener la misma determinación. Luego, Dios viendo (o aun sabiendo) esto, nos utiliza según nuestro carácter (2Ti 2:21). Dios apartó a Pablo «desde el vientre» de su madre (Gál 1:15) porque sabía que sería persona digna de confianza (1Co 7:25). En su vida Pablo reconocía que en el servidor se requiere que «sea hallado fiel» (1Co 4:2).
— poniéndome en el ministerio — Esta es la manera en que Cristo expresó su confianza en Pablo.
Siguiendo el texto griego, dice la Ver. B.A., «poniéndome en (su) servicio», y la Ver. P.B., «tomándome en servicio». Hoy en día la palabra «ministerio» tiene sonido eclesiástico. Por eso al ver la palabra aquí, no hemos de pensar en predicadores, mucho menos en «reverendos», sino en servicio. Cristo puso a Pablo en un servicio particular. La misma palabra griega se aplica a gobernantes del mundo (Rom 13:4). Se aplica a cualquier servidor (Mat 20:26). La idea clave es la de servir. Ahora, se admite que el servicio de Pablo en particular fue el de anunciar el evangelio. Pero Pablo fue llamado, no solamente a predicar, sino a sufrir en el servicio de Cristo (Hch 26:17; Flp 3:8; 2Co 12:10).

Fuente: Notas Reeves-Partain

SALVADOS PARA SERVIR

1 Timoteo 1:12-17

Doy gracias a Jesucristo, nuestro Señor, que me ha llenado de Su poder. Que ha demostrado que cree que puede confiar en mí al nombrarme para Su servicio, aunque yo fui antes blasfemo, perseguidor y hombre de violencia insolente y brutal. Pero El tuvo misericordia de mí, porque fue por ignorancia por lo que actué de esa manera en los días de mi incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor se elevó por encima de mi pecado, y yo la encontré en la fe y el amor de aquellos que viven sus vidas en Jesucristo. Este es un dicho del que nos podemos fiar y que estamos totalmente obligados a aceptar: Que Jesucristo vino al mundo para salvar pecadores, de los cuales yo soy el primero. Por eso fui yo recibido con misericordia, para que Jesucristo pudiera desplegar en mi toda su paciencia, para que yo pudiera ser el primer boceto de los que algún día llegarían a creer en Él, para que ellos puedan encontrar la vida eterna. Al Rey, eterno, inmortal, invisible, al Dios único, sea honor y gloria por siempre jamás. Amén.

Este pasaje empieza con un himno de acción de gracias. Había cuatro cosas tremendas por las que Pablo quería dar gracias a Jesucristo.
(i) Le daba gracias porque le había escogido. Pablo no había tenido nunca la impresión de que había sido él el que había escogido a Cristo, sino siempre que había sido Cristo Quien le había escogido a él. Fue como si, cuando iba lanzado hacia su propia destrucción, Jesucristo le hubiera puesto la mano en el hombro y le hubiera arrestado. Fue como si, cuando él estaba empeñado en tirar su vida por la borda, Jesucristo le hubiera devuelto a la sensatez de pronto. En los días de la guerra conocía un piloto polaco. Había coleccionado más escapadas de la muerte y de cosas peores por los pelos en unos pocos años de los que la mayoría de los hombres experimentan en toda una vida. Algunas veces contaba la historia de su escapada de la Europa ocupada, de tirarse en paracaídas, de ser rescatado del mar y al final de su odisea alucinante siempre acababa diciendo con un gesto de admiración en sus ojos: «¡Y ahora soy un hombre de Dios!» Ese era el sentimiento de Pablo, era un hombre de Cristo, porque Cristo le había escogido.

(ii) Daba gracias a Jesucristo porque había confiado en él. Era para Pablo una cosa alucinante el que se le hubiera escogido a él, siendo el superperseguidor, para ser misionero de Cristo. No era solamente que Jesucristo le hubiera perdonado; era que Jesucristo había puesto Su confianza en él. Algunas veces perdonamos a una persona que ha cometido alguna equivocación o que ha sido culpable de algún pecado pero dejamos bien claro que por su pasado es imposible confiar en ella otra vez para asignarle ninguna responsabilidad. Pero Cristo, no solo había perdonado a Pablo, sino le había confiado un trabajo en el que El tenía mucho interés. El que había sido perseguidor de Cristo fue hecho embajador de Cristo.

(iii) Le daba gracias porque le había nombrado. Debemos tener cuidado de fijarnos en para qué sentía Pablo que se le había nombrado. Se le había nombrado para. servir. Pablo no creyó nunca que se le había elegido para un honor, o para un puesto de autoridad en la Iglesia. Había sido salvado para servir. Plutarco cuenta que, cuando un espartano obtenía una victoria en los juegos, su recompensa era el poder estar al lado del rey en la guerra. A un luchador espartano en los juegos olímpicos le ofrecieron un soborno muy considerable para que se retirara de la contienda, pero él se negó. Finalmente, después de un esfuerzo imponente, obtuvo la victoria. Alguien le dijo: «Bien, espartano, ¿qué has ganado con la costosa victoria que has obtenido?» Él contestó: » He ganado el privilegio de estar delante de mi rey en el campo de batalla.» Su recompensa era servir a su rey y, si llegaba la ocasión, morir por él. Fue para el servicio, no para el honor, para lo que Pablo sabía que había sido elegido.

(iv) Le daba las gracias porque le había dotado de poder. Pablo había descubierto y experimentado que Jesucristo nunca le da a una persona una tarea sin darle también el poder para realizarla. Pablo no habría dicho nunca: «¡Fijaos en lo que he hecho!,» sino siempre: «¡Mirad lo que Jesucristo me ha capacitado para hacer!» No hay nadie que sea suficientemente bueno, o fuerte, o puro, o sabio, para ser siervo de Cristo; pero, si se entrega a Cristo, irá, no en su propia fuerza, sino en la fuerza de su Señor.

MEDIOS PARA LA CONVERSIÓN

1 Timoteo 1:12-17 (continuación)

Hay otras dos cosas interesantes en este pasaje.
Resalta el trasfondo judío de Pablo. Dice Pablo que Jesucristo había tenido misericordia de él porque él había cometido sus pecados contra Cristo y Su Iglesia en los días de su ignorancia. A menudo se piensa que los judíos creían que el sacrificio expiaba el pecado: uno pecaba, su pecado quebrantaba su relación con Dios, y entonces el sacrificio se ofrecía y Dios se apaciguaba y se restauraba la relación.
Puede que fuera esa la opinión popular y vulgar del sacrificio; pero el pensamiento judío más elevado insistía en dos cosas. Primera, insistía en que el sacrificio no podía nunca expiar por el pecado deliberado, sino solamente por los pecados que uno cometiera por ignorancia o arrastrado por la pasión. La segunda, el pensamiento judío más elevado insistía en que ningún sacrificio podía expiar por ningún pecado a menos que hubiera contrición en la persona que lo ofrecía. Aquí Pablo está hablando desde su trasfondo judío. La misericordia de Cristo le había quebrantado el corazón; sus pecados los había cometido en los días antes de conocer a Cristo y Su amor; y por estas razones tenía la convicción de que había alcanzado misericordia.
Hay un asunto todavía más interesante, que señala E. F. Brown. El versículo 14 es difícil. En la versión Reina-Valera dice: «La gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.» La primera parte no es difícil: quiere decir sencillamente que la gracia de Dios se elevó por encima del pecado de Pablo, cubriéndolo. Pero, ¿qué es lo que quiere decir exactamente «con la fe y el amor que es en Cristo Jesús»? E. F. Brown sugiere que es que la obra de la gracia de Cristo en el corazón de Pablo fue ayudada por la fe y el amor que él encontró en los miembros de la Iglesia Cristiana, cosas como la simpatía y la comprensión y la amabilidad que le mostraron hombres como Ananías, que le devolvió la vista y le llamó » hermano» (Hch 9:10-19 ), y Bernabé, que se puso a su lado cuando el resto de la Iglesia le miraba con fría, y razonable, sospecha (Hch 9:26-28 ). Esta es una idea muy preciosa; y, si es correcta, podemos ver que hay tres factores que cooperan en la conversión de cualquier persona.

(i) Primero, está Dios. Fue la oración de Jeremías: «Haz que nos convirtamos a Ti, Señor, y nos convertiremos» (Lm 5:21 ). Como decía Agustín, no habríamos nunca empezado a buscar a Dios si no fuera porque Él ya nos había encontrado. El Primer Motor es siempre Dios; por detrás del primer deseo de bondad que podamos sentir nosotros, está Su amor buscándonos.

(ii) Está la propia persona. La Versión Autorizada inglesa traduce Mt 18:3 totalmente en pasiva: «Except ye be converted and become as little children, ye will never enter the kingdon of heaven» que podríamos traducir: «A menos que se os convierta y se os vuelva como niñitos, nunca entraréis en el reino del cielo.» En las versiones españolas se usa la forma reflexiva, más idiomática en nuestra lengua: «Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino del Cielo.» Debe haber una respuesta humana a la invitación divina. Dios le da a cada uno libre albedrío, que puede usar para aceptar o para rechazar Su ofrecimiento.

(iii) Está la intervención de alguna persona cristiana. Pablo estaba convencido de que había sido enviado para abrirles los ojos a los gentiles, para que se volvieran de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios, para que recibieran el perdón de sus pecados (Hch 26:18 ). Y Santiago creía que cualquier persona que convierta al pecador del error de su camino «salvará un alma de la muerte y cubrirá una multitud de pecados» (Stg 5:19 s). Así que se nos impone una doble obligación. Se ha dicho que un santo es alguien que hace a otros más fácil creer en Dios, y alguien en quien Cristo vive otra vez. Debemos dar gracias por los que nos mostraron a Cristo, cuyas palabras y ejemplo nos trajeron a Él; y debemos esforzarnos para ser la influencia que traiga a otros a Él.

En esta cuestión de la conversión, se combinan la iniciativa de Dios, la respuesta de la persona, y la influencia de los cristianos.

LA VERGÜENZA INOLVIDABLE Y
LA INSPIRACIÓN CONSTANTE

1 Timoteo 1:12-17 (conclusión)

Lo que resalta en este pasaje es la insistencia con que Pablo recuerda su propio pecado. Se remonta con un verdadero clímax de palabras para demostrar lo que él Le hizo a Cristo y a la Iglesia. El insultó a la Iglesia; les había dirigido palabras ardientes y airadas a los cristianos, acusándolos de crímenes contra Dios; había sido perseguidor; había echado mano de todos los medios a su alcance bajo la ley judía para aniquilar la Iglesia Cristiana; y entonces viene una terrible palabra: había sido un hombre de violencia insolente y brutal. En griego usa la palabra hybristés, que indica una clase de sadismo arrogante, y describe a un hombre que se dedica a infligir dolor por el simple placer de infligirlo. El nombre abstracto correspondiente es hybris, que Aristóteles definía: «Xybris quiere decir hacer daño y afligir a las personas de tal manera que se apila vergüenza sobre el que es herido y afrentado, sin que la persona que inflige el daño y la injuria gane nada más de lo que ya posea, sino que lo haga por el placer que encuentra en su propia crueldad y en el sufrimiento ajeno.»

Así había sido Pablo en relación con la Iglesia Cristiana. No contento con palabras de insulto, llegó al límite de la persecución legal; y no contento con la persecución legal, llegó al límite de la brutalidad sádica en su intención de erradicar la fe cristiana. Recordaba aquello; y hasta el fin de su vida se consideraba el primero de los pecadores. No es que había sido

el primero de los pecadores; lo seguía siendo. Es verdad que no podía olvidar nunca que era un pecador perdonado; pero tampoco podía olvidar nunca que era un pecador. ¿Por qué había de recordar su pecado tan vivamente?

(i) El recuerdo de su pecado era la manera más segura de guardarse del orgullo. No podía haber tal cosa como orgullo espiritual para un hombre que había hecho las cosas que había hecho Pablo. John Newton fue uno de los grandes predicadores y autores de himnos de la Iglesia; había caído en lo más bajo a que puede llegar un hombre en los días que navegaba los mares en un barco de tráfico de esclavos. Así es que, cuando se convirtió y llegó a ser predicador del Evangelio escribió un texto en letras grandes, y lo colocó en la parte de su despacho donde no podía por menos de verlo: «Te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que el Señor tu Dios te rescató» (Dt 15:15 ). Y él también escribió su propio epitafio: «John Newton, empleado, antaño infiel y libertino, traficante de esclavos en Africa, fue por la misericordia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo preservado, restaurado, perdonado y nombrado para predicar la Fe que tanto había tratado de destruir.» John Newton nunca olvidó que era un pecador perdonado; y tampoco Pablo. Y tampoco debemos olvidarlo nosotros. Es bueno para una persona recordar sus pecados; la libra del orgullo espiritual.

(ii) El recuerdo de su pecado era la manera más segura de mantener la llama de su gratitud. El recordar que hemos sido perdonados es la manera más segura de mantener vivo nuestro amor a Jesucristo. F. W. Boreham cita una carta que le escribió el antiguo puritano Thomas Goodwin a su hijo: «Cuando yo amenazaba con enfriarme en mi ministerio, y cuando sentía llegar el domingo por la mañana y que no tenía lleno el corazón con la maravilla de la gracia de Dios, o cuando me estaba disponiendo a administrar la Cena del Señor, ¿sabes lo que solía hacer? Solía darme un repaso arriba y abajo por todos los pecados de mi vida pasada, y siempre volvía con el corazón contrito y humillado, dispuesto a predicar como se predicaba antes, el perdón de los pecados.» «No creo -lecíaque he subido nunca las escaleras del púlpito sin detenerme un momento al pie de ellas y darme un repaso por los pecados de mis años pasados. No creo que he preparado nunca un sermón sin darme una vuelta alrededor de mi mesa de despacho mirando atrás a los pecados de mi juventud y de toda mi vida hasta el presente; y muchas mañanas de domingo, cuando estaba con el alma fría y seca por falta de oración durante la semana, volvía a dar un repaso a mi vida pasada antes de entrar en el púlpito, quebrantaba mi duro corazón y me aplicaba el Evangelio a mi propia alma antes de empezar a predicar.» Cuando recordamos como hemos herido a Dios y a los que nos aman y a nuestros semejantes, y cuando recordamos cómo nos han perdonado Dios y los hombres, ese recuerdo debe despertar la llama de la gratitud en nuestros propios corazones.
(iii) El recuerdo de su pecado era un acicate constante para realizar un mayor esfuerzo. Es absolutamente cierto que un hombre no puede ganar nunca la aprobación de Dios, o merecer Su amor; pero es igualmente cierto que no puede nunca dejar de tratar de hacer algo para mostrar hasta qué punto aprecia el amor y la misericordia que le han hecho lo que es. Siempre que amamos a una persona no podemos evitar el tratar siempre de demostrar nuestro amor. Cuando recordamos cuánto nos ama Dios, y lo poco que lo merecemos, cuando recordamos que fue por nosotros por lo que Jesucristo pendió de la Cruz y murió en el Calvario debe impulsarnos a un esfuerzo que Le diga a Dios que nos damos cuenta de lo que ha hecho por nosotros, y que Le muestre a Jesucristo que Su Sacrificio no fue en vano.
(iv) El recuerdo de su pecado no podía por menos de ser un aliento constante para otros. Pablo usa una imagen plástica. Dice que lo que le sucedió a él era una especie de boceto de lo que les iba a suceder a los que aceptaran a Cristo en los días por venir. La palabra que usa es hypotyposis, que quiere decir un croquis, bosquejo, esquema, esbozo, apunte, proyecto. Es como si Pablo dijera: «¡Fijaos en lo que Cristo ha hecho por mí! Si uno como yo se puede salvar, hay esperanza para todo el mundo.» Supongamos que un hombre está sumamente grave, y tiene que someterse a una operación peligrosa; sería el máximo ánimo que se le pudiera dar si hablara con alguien que había pasado aquella operación y había quedado totalmente curado. Pablo no ocultaba tímidamente su pasado; se lo presentaba claramente a otros para que tuvieran coraje y se llenaran de esperanza de que la gracia que le había cambiado a él podía cambiarlos igualmente a ellos.

El gran-corazón de El Peregrino les decía a los chicos: «Tenéis que saber que el Prado del Olvido es el lugar más peligroso de todos estos parajes.» El pecado de Pablo era algo que él se negaba a olvidar; porque cada vez que recordaba la grandeza de su pecado recordaba la aún mayor grandeza de Jesucristo. No era que estuviera obsesionado de una manera enfermiza con su pecado; era que lo recordaba para regocijarse en la maravilla de la gracia de Jesucristo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

La experiencia personal de Pablo con Cristo

Pablo quiere que Timoteo sepa cuánto estima su llamado al servicio de Cristo. Esto habría sido un aliento para él. Las cartas de Pablo están llenas de repentinas erupciones de adoración a Dios. Este agradecimiento era espontáneo. Aquí hay una manifestación de la misericordia de Dios contra el trasfondo del pasado. Una vez fue un hombre blasfemo y violento, Pablo ahora se regocija de que Dios lo ha elegido para su servicio (vv. 12, 13). El libro de Hech. provee el comentario aquí, porque describe la salvaje persecución de Pablo en contra de los cristianos antes de su dramática conversión (Hech. 8-9). El nunca se olvidó de lo maravilloso de que Dios lo hubiera elegido a él. La palabra utilizada aquí para ministerio es muy general y cubre los muchos aspectos del trabajo del Apóstol. Su recuerdo de lo que había hecho siendo ignorante … en incredulidad sirvió para intensificar su conciencia de la misericordia y gracia de Dios. Lo que lo maravillaba era la abundancia de aquella misericordia. Nos recuerda que Dios no tiene en cuenta nuestro pasado cuando estamos en Cristo Jesús.

Algunos han encontrado dificultad en la apelación de Pablo aquí a fiel es esta palabra (v. 15), ya que no utiliza esta frase fuera de las cartas pastorales. Sin embargo, no hay nada aquí que sea una variación de las enseñanzas de Pablo en otro lugar. El hecho de que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores es la médula del evangelio. Pero cuando Pablo se refiere a sí mismo como de los pecadores … soy el primero (v. 15) ¿acaso está dramatizando sobremanera? No hay necesidad de pensar así a la luz de la mención previa de su violenta persecución a la iglesia. Su apreciación de la misericordia de Dios se profundizó por su propia experiencia como un perseguidor del pueblo de Dios. Aquellos que son más conscientes de su oposición previa a Dios generalmente se convierten en los más conspicuos voceros de toda su clemencia. Tales personas llegan a ser ejemplos de lo que Dios puede hacer. El Apóstol no pudo haberse dado cuen ta del alcance cabal al cual la misericordia de Dios para con él guiaría a otros a la fe en Cristo, pero sí muestra un vistazo de ello. Fiel es esta palabra y aun es digna de toda aceptación, como un resumen conciso del principal tesoro del evangelio.

La inesperada doxología del v. 17 es digna de mención, porque tiene varias características significativas. Sólo en este lugar Pablo llama a Dios Rey de los siglos. La frase puede provenir de la idea judía de las dos eras, la presente y la por venir. Los otros adjetivos usados, inmortal e invisible, ponen su atención en la naturaleza exaltada de Dios y la descripción único resalta su absoluta unicidad.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

e 31 1Co 4:2

f 32 Hch 9:15; 2Co 3:6

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

12 super (1) El Señor no sólo designó al apóstol para el ministerio y le comisionó la economía de Dios exteriormente, sino que también lo revistió de poder interiormente para que llevara a cabo Su ministerio y cumpliera Su comisión. Todo esto se lleva a cabo exclusivamente por la vida en el Espíritu.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

servicio… Gr. diakonía → §314.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R1035 Ὅτι tiene un sentido declarativo. [Editor. En este contexto ὅτι no expresa el contenido del verbo anterior, sino más bien la razón de la acción de ese verbo. Así que tiene un sentido causal.]

T80 Es más adecuado interpretar θέμενος como una acción que coincide con el verbo principal: me consideró fiel, al designarme.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego