Comentario de 1 Timoteo 1:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
queriendo ser maestros de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman con tanta seguridad.
1:7 — queriendo ser doctores de la ley — Otras versiones dicen: «Queriendo ser maestros de la ley» (B.A., N.M., L.A.), «deseando ser maestros de la ley» (Mod.). Véase en Luc 5:17 y Hch 5:34 la misma frase griega para decir «doctores de la ley».Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
queriendo ser doctores. Hch 15:1; Rom 2:19-21; Gál 3:2, Gál 3:5; Gál 4:21; Gál 5:3, Gál 5:4; Tit 1:10, Tit 1:11.
sin entender. 1Ti 6:4; Isa 29:13, Isa 29:14; Jer 8:8, Jer 8:9; Mat 15:14; Mat 21:27; Mat 23:16-24; Jua 3:9, Jua 3:10; Jua 9:40, Jua 9:41; Rom 1:22; 2Ti 3:7; 2Pe 2:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
doctores de la ley: La frase se deriva del judaísmo y se usa en Luc 5:17 y Hch 5:34 en relación con los fariseos. Ellos eran los individuos a quienes Timoteo debía instruir y corregir. Sus errores provenían de su relación con la Ley. Esos eran hombres sin amor, maestros legalistas con motivaciones y corazones impuros. La enseñanza sin amor promueve el legalismo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
queriendo ser doctores de la ley. Los maestros falsos querían el mismo prestigio que gozaban los rabinos judíos, pero no les interesaba en absoluto el aprendizaje verdadero de la ley ni su enseñanza fiel a otros (cp. 1Ti 6:4; Mat 23:5-7). En lugar de esto, impusieron a los creyentes en Éfeso una herejía legalista que ofrecía una supuesta salvación por obras.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
la ley. Aquí se considera la ley mosaica y no la ley en general. Se trataba de maestros fingidos que querían imponer la circuncisión y el cumplimiento de ceremonias mosaicas en la iglesia como algo necesario para la salvación. Fueron una plaga nociva en la iglesia primitiva (vea las notas sobre Gál 3:1-29 ; Gál 4:1-31 ; Gál 5:1-26; Flp 3:1-8).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:7 — queriendo ser doctores de la ley — Otras versiones dicen: «Queriendo ser maestros de la ley» (B.A., N.M., L.A.), «deseando ser maestros de la ley» (Mod.). Véase en Luc 5:17 y Hch 5:34 la misma frase griega para decir «doctores de la ley».
El contexto indica que Pablo tiene en mente la ley de Moisés.
El motivo de éstos era malo. No es de maravillarse, pues, que se llevaran tan mal. Tenían ideas propias suyas que promover; lo hacían bajo la bandera de maestros de la ley de Moisés.
— sin entender ni lo que hablan — Aunque deseaban ser maestros de la ley de Moisés, y se jactaban de ocupar tal posición religiosa, no entendían el significado verdadero de la ley, pues abogaban más bien por cosas de fábula y de genealogías inciertas y fabricadas, en lugar de presentar el propósito principal de la ley de Moisés. Deseaban obligar a los gentiles a judaizar. Tal cosa nunca fue el propósito de la ley de Moisés.
La ley no fue dada para hacer perfecto al hombre, sino para indicar al judío a Jesucristo, el Salvador. La ley señaló el pecado, y que el judío era responsable de sus pecados. La ley especificó los pecados que ahora Pablo va a mencionar (ver. 9,10) como ejemplos. Los hombres que practican tales cosas son condenados por la ley, pero el cristiano, por hallarse en Cristo, es justo, y no pecador necesitado de la ley de Moisés.
Sobre estos falsos hermanos, véase Notas Sobre Tito, 1:10,11, comentarios. No parecen haber sido iguales a los judaizantes tratados en Gálatas y Hechos 15. Estos últimos querían imponer la circuncisión en los conversos gentiles para que fueran salvos, pero los falsos a quienes Timoteo y Tito habían de atender promovían fábulas y cosas por el estilo (1:4; Tit 1:14; Tit 3:9).
— ni lo que afirman — A esta palabra final, «afirman», la Ver. Valera, revisión 1977, agrega, «categóricamente». Nótense estas versiones que bien dan el sentido según el texto griego: «aunque no entienden ni lo que dicen ni las cosas acerca de las cuales hacen declaraciones categóricas» (B.A.), «…ni las cosas respecto de las cuales hacen enfáticas afirmaciones» (H.A.; L.A.), «…hacen fuertes afirmaciones» (N.M.). El mismo verbo en griego aparece en Tit 3:8. Véase Notas Sobre Tito, 3:8, comentarios.
El maestro falso siempre anuncia su doctrina con toda seguridad y dogmatismo. Muestra mucho orgullo intelectual. Se refiere a sus oponentes con asperezas.
Ellos no entendían la verdadera naturaleza de las fábulas, etc., que enseñaban, pues de otra manera no las habrían enseñado. Eran hombres cegados por lo propio suyo, y como ciegos iban guiando a otros ciegos. Acerca de tales hombres, de entonces como de ahora, dijo Jesús las palabras halladas en Mat 15:14.
Estos supuestos maestros no entendían lo que afirmaban categóricamente, mucho menos lo que la ley de Moisés en realidad significaba. Estos «ciegos» no veían que la ley halló su fin en Cristo (Rom 10:4), y que por El fue quitada (Col 2:14). Con ellos ahora Timoteo tiene que tratar en Efeso, como también Tito en Creta. Compárese Apo 2:9.
Fuente: Notas Reeves-Partain
REFERENCIAS CRUZADAS
r 18 Stg 3:1
s 19 Rom 3:19
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
7 (1) Los maestros de la ley, quienes enseñan a la gente qué hacer y qué no hacer, son diferentes de los ministros de Cristo (4:6), quienes ministran las riquezas de Cristo a otros.
7 (2) O, afirman categóricamente, afirman enfáticamente. La misma palabra se usa en Tit_3:8 . Véase la nota 3.