Comentario de 1 Timoteo 5:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Honra a las viudas que realmente sean viudas.
5:3 — Honra a las viudas — Aquí la palabra «honra» quiere decir más que respetar; involucra sostenimiento financiero. Véanse ver. 17; Mat 15:5; Hch 28:10. Considérese también Efe 6:2.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Honra. 1Ti 5:2, 1Ti 5:17; Éxo 20:12; Mat 15:6; 1Ts 2:6; 1Pe 2:17; 1Pe 3:7.
a las viudas. 1Ti 5:9; Deu 10:18; Deu 14:29; Deu 16:11, Deu 16:14; Deu 27:19; Job 29:13; Job 31:16; Sal 68:5; Sal 94:6; Sal 146:9; Jer 49:11; Mat 23:14; Luc 7:12; Hch 6:1; Hch 9:39; Stg 1:27.
que en verdad lo son. 1Ti 5:4, 1Ti 5:5, 1Ti 5:9-11, 1Ti 5:16; Luc 2:37; Jua 1:47.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Honra es una orden a mostrar respeto, un respeto que se demuestra por la actitud y a través de la ayuda financiera (vv. 1Ti 5:4, 1Ti 5:8). Las viudas son aquellas que tienen familia que las ayudan (vv. 1Ti 5:4, 1Ti 5:16); pero las que en verdad son viudas son las que no tienen apoyo familiar.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Honra. Significa «dar respeto o cuidado», «sostener» o «tratar con gracia y misericordia». Aunque incluye la satisfacción de todo tipo de necesidades, Pablo no solo tenía en mente la definición amplia, sino ante todo el apoyo económico (cp. Éxo 20:12; Mat 15:1-6; Mat 27:9). viudas que en verdad lo son. No todas las viudas están solas y sin recursos en absoluto. El sostenimiento económico de la iglesia solo es obligatorio para viudas que no tengan medios para cubrir sus necesidades diarias.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta sección respalda el mandato bíblico de que las mujeres que hayan perdido el sustento de su esposo reciban cuidado especial (cp. Éxo 22:22-24; Deu 27:19; Isa 1:17). La compasión continua de Dios por las viudas también refuerza la importancia de este mandato (cp. Sal 68:5; Sal 146:9; Mar 12:41-44; Luc 7:11-17).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
5:3 — Honra a las viudas — Aquí la palabra «honra» quiere decir más que respetar; involucra sostenimiento financiero. Véanse ver. 17; Mat 15:5; Hch 28:10. Considérese también Efe 6:2.
La palabra griega para decir «viuda» (kera) significa «privada, despojada, desposeída». La viuda ha sido privada de marido.
A todo el mundo se debe respeto; así que la viuda, aunque desamparada, también merece respeto. No es correcto considerarle como si fuera una pobre mendiga.
Dios siempre ha cuidado de las viudas, y nos manda a nosotros tener el mismo cuidado. Véanse Éxo 22:22-24; Deu 10:18; Sal 68:5; Luc 7:12-15; Stg 1:27.
Hch 6:1-3 trata del cuidado de viudas en la iglesia en Jerusalén. Estas no eran necesariamente «realmente viudas».
— que en verdad lo son — Los ver. 3-16 tratan el asunto de alistar (de incluir en una lista), para cuidado continuo, a las viudas que realmente lo son.
En lugar de «en verdad», otras versiones dicen, «realmente» (NTP., RVA., N.M.); «verdaderamente» (S.A., B.J., JTD.); «de verdad» (N.C.). La ASV. dice, «de veras», o «de hecho».
El texto griego dice literalmente: «Honra (a) viudas que siendo viudas»; o «honra (a) despojadas que siendo despojadas».
La palabra griega para decir «en verdad» es ontos, del participio del verbo «ser». Aparece en los ver. 5,16; Mar 11:32 (verdadero); Luc 23:47; Luc 24:34; Jua 8:36; 1Co 14:25; Gál 3:21 (en cada caso, «verdaderamente»).
Nótese la ver. NVI.: «que están completamente solas». Este es un comentario muy bueno (véase ver. 5), pero ¡no es nada de traducción!
Veremos (ver. 9) que éstas deben ser cuidadas por la iglesia, porque están solas y privadas de todo mantenimiento. No tienen fuente de ganancia,; no tienen hijos ni nietos que las cuiden (ver. 4), ni oportunidad de casarse de nuevo, pero sí se han entregado al servicio del Señor (ver. 9,10).
Fuente: Notas Reeves-Partain
DEBERES CON LA IGLESIA Y LA FAMILIA
1 Timoteo 5:3-8
Honra a las viudas que se encuentran de veras en la situación de viudas necesitadas. Pero si una viuda tiene hijos y nietos, que aprendan sus hijos a empezar a cumplir los deberes de la religión en sus propios hogares; y que aprendan a devolver a sus padres algo de lo que sus padres han hecho por ellos; porque esta es la clase de conducta que obtiene la aprobación de Dios. Ahora bien, la que se encuentra genuinamente en la posición de una viuda, y que se ha quedado totalmente sola, tiene puesta su esperanza en Dios, y se dedica noche y día a las intercesiones y oraciones. Pero la que vive en una libertad desmadrada está muerta aunque parezca estar muy viva. Comparte estas instrucciones para que los demás sean irreprochables. Si alguno deja de proveer para su propio pueblo, y especialmente para los miembros de su propia familia, ha negado la fe y es peor que un no creyente.
La Iglesia Cristiana heredó una preciosa tradición de beneficencia para con los necesitados. Ningún pueblo se ha cuidado más de sus necesitados y ancianos que los judíos. Aquí se dan consejos acerca del cuidado de las viudas. Puede que se trate de dos clases de mujeres. Había sin duda mujeres que se habían quedado viudas por la muerte de sus maridos. Pero no era extraño en el mundo pagano, en ciertos lugares, el que un hombre tuviera más de una mujer. Cuando un hombre se hacía cristiano, no podía seguir practicando la poligamia, y por tanto tenía que escoger con qué mujer iba a vivir. Eso suponía que algunas esposas tenían que ser despedidas y se encontraban en una posición muy desafortunada. Puede ser que tales mujeres también se consideraran como viudas y la Iglesia las ayudara.
La ley judía establecía que en el momento del matrimonio un hombre tenía que hacer provisión para su mujer en caso de que quedara viuda. Los primeros servidores que nombró la Iglesia Cristiana tenían entre sus deberes el de cuidarse fielmente de las viudas (Hch 6:1 ). Ignacio estableció: «Que no se vean abandonadas las viudas. Después del Señor sé tú su guardián.» Las Constituciones Apostólicas exhortan al obispo: «Oh obispo, ten cuidado de los necesitados tendiéndoles una mano de ayuda y haciendo provisión para ellos como mayordomo de Dios, distribuyendo las ofrendas a su tiempo para cada uno de ellos, a las viudas, los huérfanos, los solitarios y los que pasan por aflicción.» El mismo libro contiene una instrucción interesante y amable: «Si alguno recibe algún servicio para llevar a una viuda o mujer pobre… que se lo dé el mismo día.» Como dice el proverbio: «Da dos veces el que da sin demora,» y la Iglesia se preocupaba de que los que padecían pobreza no tuvieran que esperar y padecer necesidad porque uno de los servidores de la iglesia se retrasara.
Ha de notarse que la Iglesia no se proponía asumir responsabilidad por las personas mayores que tenían hijos capaces de mantenerlos. El mundo antiguo era muy claro en cuanto al deber que tenían los hijos de mantener a sus padres ancianos y, como E. K. Simpson ha dicho muy bien: «Una confesión religiosa que caiga por debajo del nivel de deber reconocido por el mundo es un triste fraude.» La Iglesia no habría reconsentido nunca que su caridad se convirtiera en una excusa para que los hijos evadieran su responsabilidad.
Era ley griega desde los tiempos de Solón el que los hijos y las hijas estaban obligados, no sólo moralmente, sino también legalmente a mantener a sus padres. Cualquiera que incumpliera ese deber perdía sus derechos de ciudadanía. Esquines, el orador ateniense, dice en uno de sus discursos: » ¿Y a quién condenó al silencio en la Asamblea del pueblo nuestro legislador (Solón)? ¿Y dónde deja esto claro? «Que se haga dice un escrutinio de los oradores públicos, en caso de que haya alguien que hable en la Asamblea del pueblo que golpea a su padre o a su madre, o que incumple su deber de mantenerlos o darles un hogar.»» Demóstenes dice: «Considero al hombre que abandona a sus padres como incrédulo y aborrecedor de los dioses tanto como de los hombres.» Filón, escribiendo acerca del mandamiento de honrar a los padres dice: «Cuando las cigüeñas viejas ya no pueden volar, se quedan en sus nidos y las alimentan sus hijos, que se someten a duros trabajos para proveerles el alimento a causa de su piedad.» Para Filón estaba claro que hasta la creación animal reconocía su obligación para con los padres ancianos, y ¡cuánto más deben hacerlo así los seres humanos! Aristóteles, en la Ética a Nicómaco, establece: «Se pensaría que en lo referente al alimento debemos ayudar a nuestros padres antes que a todos los demás, puesto que les debemos nuestra nutrición a ellos, y es más honorable ayudar en este sentido a los autores de nuestro ser, aun antes que a nosotros mismos.» Según lo veía Aristóteles uno debe antes morirse de hambre que dejar padecer necesidad a sus padres. Platón en Las Leyes expresa la misma convicción de la deuda que se tiene con los padres: «Seguidamente viene el honor de los padres amantes, a los cuales, como es debido, tenemos que pagar la primera y la más grande y más antigua de las deudas, considerando que todo lo que tiene una persona pertenece a aquellos que le dieron nacimiento y la criaron, y que debe hacer todo lo que pueda para ministrarle; primero, con sus propiedades; segundo, con su persona; y tercero, con su alma; pagando las deudas que les debe por el cuidado y trabajo que ellos le otorgaron antiguamente en los días de su infancia, y que ahora se le ofrece la oportunidad de devolverles cuando ellos son ancianos y se encuentran en una necesidad extrema.»
Lo mismo encontramos en los poetas griegos. Cuando Ifigenia estaba hablando con su padre Agamenón en la Ifigenia en Aulis de Eurípides, dice:
Yo fui la primera que te llamé padre, y tú a mí hija. Yo fui la que en un principio descansé mi cuerpo en tus rodillas y te di y recibí de ti dulces caricias. Y ésta era tu palabra: » Ah, mi chiquilla, me consideraré bendito cuan do te vea en la casa de tu marido viviendo y floreciendo de una manera digna de mí.» Y entretejiendo mis dedos en tu barba, a la que ahora me aferro, así te respondía yo: c»¿Y qué será de ti? ¿Le daré la bienvenida a tus canas, padre, amorosamente en mi casa, compensándote por todo el esfuerzo que tú has derramado conmigo?»
El gozo del hijo era esperar el día en que pudiera compensar a sus padres todo lo que habían hecho por él.
Cuando Eurípides cuenta cómo descubrió Orestes que un hado cruel le había hecho matar involuntariamente a su propio padre, le hace decir:
Él me crió cuando yo era un bebé y me prodigó sus besos. ¡Oh desgraciado corazón y alma míos! ¡He devuelto una paga miserable! ¿Qué velo de tinieblas puedo ponerme a la cara? Ojalá ante mí se extendiera alguna nube para esconderme de la mirada escrutadora del anciano.
Para Eurípides el más acuciante pecado del mundo era el fracaso en los deberes para con los padres.
Los escritores éticos del Nuevo Testamento estaban seguros de que el sostenimiento de los padres era una parte esencial de los deberes del cristiano. Es algo que hay que tener presente. Vivimos en un tiempo cuando hasta los deberes más sagrados se dejan de lado o se deja que los cumpla el Estado, y cuando esperamos en tantos casos que la beneficencia pública haga lo que debería hacer la piedad privada. Como lo veían las Pastorales, la ayuda que se presta a los padres tiene dos vertientes. Primera es honrar a los que la reciben. Es la única manera en que un hijo puede manifestar la estima de su corazón. Segunda es un reconocimiento de las exigencias del amor. Es devolver el amor que se recibió en tiempo de necesidad con amor dado en tiempo de necesidad; y sólo con amor se puede pagar el amor.
Todavía nos queda una cosa por decir, y no estaría bien pasarla por alto. Este preciso pasaje pasa a establecer algunas de las cualidades de las personas a las que la Iglesia es llamada a sostener. Lo que es verdad de la Iglesia es verdad dentro de la familia. Si hay que mantener a una persona, esa persona tiene que dejarse mantener. Si se lleva a un padre a la casa de su hijo y con su conducta desconsiderada no causa más que problemas, surge otra situación. Aquí hay una doble obligación; la que tiene el hijo de mantener al padre, y el deber del padre de ser tal que ese mantenimiento sea posible dentro de la estructura del hogar.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— viudas, siempre que lo sean de verdad: Es decir, las que están privadas de todo apoyo familiar (que en aquella época eran con frecuencia numerosas) y que, por tanto, necesitan la ayuda de la comunidad cristiana.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Viudas necesitadas. Pablo está interesado primeramente en las viudas que no tienen medios para su sostén. En un tiempo cuando no existía be neficencia por parte del Estado, el aliviar la pobreza era un problema real, y Pablo reconocía que los cristianos tenían una responsabilidad en esto. Pero si una viuda tenía un familiar que la sostuviera habría sido un error que la iglesia interviniera. Verdaderamente, la responsabilidaad por el sostén de la familia le agrada a Dios; es considerado un requisito religioso. La enseñanza aquí está de acuer do con el quinto mandamiento, que requiere el honrar a los padres. En el v. 5 Pablo describe a una viuda necesitada, de una clase especialmente devota, que está preparada para depender de Dios. Esta descripción intenta, sin duda, contrastar vívidamente con la viuda que se entrega a los placeres del v. 6.
Pablo sabía que había viudas que vivían para el placer. No esperaba que la iglesia proveyera para tal estilo de vida, particularmente si cualquier elemento de inmoralidad está implicado por las palabras. La idea de viviendo está muerta es paradójica, pero el morir es de índole espiritual. Timoteo tiene que dar claras instrucciones en tales temas a fin de ayudar a tales mujeres a evitar la culpa. En este asunto esencialmente práctico Pablo está interesado no tan sólo en el individuo, sino en el im pacto que pueda producir un mal ejemplo en los creyentes como un todo (vv. 7 y 8). El fracaso de los cristianos de proveer para su propia familia trae consecuencias desastrosas, p. ej. una negación de la fe y un ejemplo peor que el de los incrédulos. Pablo no podría haber expresado en términos más fuertes la importancia de las responsabilidades sociales dentro de las familias cristianas.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
d 186 1Ti 5:16
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
3 super (1) Aquí se pone énfasis en el suministro de cosas materiales.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Las viudas, que ordinariamente no tendrían medios económicos para su propio mantenimiento, debían de ser atendidas por sus familias, si era posible (v. 1Ti 5:4). Si no podían ser sostenidas por sus familiares, entonces la iglesia debía atenderlas (en tales casos, se las llama viudas que en verdad lo son, v. 1Ti 5:3), Las viudas jóvenes son animadas a que se vuelvan a casar (v. 1Ti 5:14), pero las que sobrepasan la edad de 60 años y están sin amparo pueden ser inscritas en la lista oficial de socorros de la iglesia (v. 1Ti 5:9), Estas «viudas enlistadas» constituían una especie de «orden de viudas», de quienes se esperaba que se dedicasen a la oración y a las buenas obras (vv. 1Ti 5:5; 1Ti 5:10).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
realmente… Es decir, que sean ya mayores y no tengan familiares que las sostengan; viudas… M↓ omiten.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Es decir, que sean ya mayores y no tengan familiares que las sostengan.
5.3 M i omiten viudas.