Comentario de 2 Corintios 4:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Por tanto, no desmayamos; más bien, aunque se va desgastando nuestro hombre exterior, el interior, sin embargo, se va renovando de día en día.
4:16 — «Por tanto no desmayamos». Dado que sus sufrimientos en el evangelio trajeron la gracia de Dios a los corintios, y luego daban gracias los corintios a Dios por esa gracia que les trajo la salvación, Pablo no desmayaba. — «antes aunque… en día». El hombre exterior de Pablo (la carne mortal, ver. 11), al padecer persecución y al pasar por las vicisitudes de la vida, se iba desgastando o decayendo. Al mismo tiempo, los mismos sufrimientos y cambios en la vida hacían que el hombre interior (el alma sujeta a Cristo) se renovara diariamente. Considérese 2Ti 1:12. La mente, o corazón, de Pablo diariamente crecía en fe, en perseverancia, y en fortaleza. Considérese 3:18, comentarios.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
por tanto, no desmayamos. 2Co 4:1; Sal 27:13; Sal 119:81; Isa 40:29; 1Co 15:58.
aunque este nuestro hombre exterior. 2Co 12:15; Job 19:26, Job 19:27; Sal 73:26; Isa 57:1, Isa 57:2; Mat 5:29, Mat 5:30.
el interior no obstante. Rom 7:22; Efe 3:16; 1Pe 3:4.
se renueva. Sal 51:10; Isa 40:31; Rom 12:2; Efe 4:23; Col 3:10; Tit 3:5.
de día en día. Luc 11:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo concluyó que los corintios no debieran desmayar, porque Dios los resucitaría con Jesús (v. 2Co 4:14). Aquí hay un gran principio. Un enfoque adecuado de nuestra futura gloria con Cristo nos dará poder para soportar cualquier tipo de problema. El hombre exterior es el cuerpo físico, llamado en esta sección «vaso de barro» (v. 2Co 4:7), «el cuerpo» (v. 2Co 4:10), «carne mortal» (v. 2Co 4:11), «morada terrestre» (v. 2Co 5:1), y «tabernáculo» (2Co 5:1). Las tribulaciones (2Co 4:17) que Pablo encontró colaboraron con el proceso de perecer. Las presiones afligieron su estructura física. El hombre interior es «renovado» diariamente. Aunque el exterior decaiga y muera, el interior no desmaya sino que se renueva, adquiere nuevas energías, y se revitaliza.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
HOMBRE EXTERIOR… EL INTERIOR. «Hombre exterior» se refiere al cuerpo, sujeto al deterioro físico y rumbo a la muerte debido a la mortalidad y a los sufrimientos de la vida (v. 2Co 4:17). Hombre «interior» se refiere al espíritu humano que tiene la vida espiritual de Cristo. Aunque el cuerpo envejece y se desgasta, el creyente experimenta una progresiva renovación mediante la constante comunicación de la vida y el poder de Cristo; su influencia capacita la mente, las emociones y la voluntad para conformarse a su semejanza y su propósito eterno.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
no desmayamos. Vea la nota sobre el v.2Co 4:1. nuestro hombre exterior se va desgastando. El cuerpo físico está en proceso de descomposición y tarde o temprano morirá. En el aspecto superficial Pablo se refería al proceso normal de envejecimiento, pero con el factor adicional de su estilo de vida que aceleraba ese proceso natural. Aunque no era un anciano, Pablo gastó todas sus energías en el ministerio, tanto por sus esfuerzos como por el ritmo que mantuvo, sin contar la gran cantidad de azotes y ataques que recibió de parte de sus enemigos (cp. 2Co 6:4-10; 2Co 11:23-27). el interior. El alma de todo creyente que es una nueva creación y es la parte eterna de su ser (cp. Efe 4:24; Col 3:10). se renueva. El proceso de crecimiento y maduración del creyente ocurre de forma constante. Mientras el cuerpo físico se desgasta, el ser interior del creyente no deja de crecer y madurar en la semejanza a Cristo (cp. Efe 3:16-20).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:16 — «Por tanto no desmayamos». Dado que sus sufrimientos en el evangelio trajeron la gracia de Dios a los corintios, y luego daban gracias los corintios a Dios por esa gracia que les trajo la salvación, Pablo no desmayaba.
–«antes aunque… en día». El hombre exterior de Pablo (la carne mortal, ver. 11), al padecer persecución y al pasar por las vicisitudes de la vida, se iba desgastando o decayendo. Al mismo tiempo, los mismos sufrimientos y cambios en la vida hacían que el hombre interior (el alma sujeta a Cristo) se renovara diariamente. Considérese 2Ti 1:12. La mente, o corazón, de Pablo diariamente crecía en fe, en perseverancia, y en fortaleza. Considérese 3:18, comentarios.
Este pasaje desmiente la afirmación del materialista que niega la existencia del alma. Hay algo en el hombre mortal, aparte de su cuerpo físico, que no se envejece con el cuerpo físico. Compárese Rom 7:22
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL SECRETO DE LA RESISTENCIA
2 Corintios 4:16-18
Esa es la razón de que no nos rindamos. Pero, por supuesto: si nuestra armazón exterior se va desgastando, nuestra personalidad interior se renueva de día en día. Porque la leve aflicción que tenemos que soportar de momento nos reporta, de una manera que es imposible exagerar, un peso eterno de gloria, en tanto en cuanto no demos una importancia suprema a las cosas que se ven, sino alas que no se ven. Y es que las que se ven son pasajeras, mientras que las que no se ven son eternas.
Aquí expone Pablo el secreto de la resistencia.
(i) A lo largo de toda la vida es inevitable que la fuerza física de la persona se vaya desgastando; pero también a lo largo de toda la vida debe seguir creciendo y fortaleciéndose el alma. Los sufrimientos que dejan a una persona con un cuerpo debilitado puede que contribuyan a fortalecer los tendones de su alma. La oración del poeta era: «Hazme crecer en simpatía como crezco en edad.» Desde el punto de vista físico, la vida es un lento pero inevitable deslizamiento ladera abajo hacia la muerte; pero, desde el punto de vista espiritual, la vida es una constante escalada de la colina que conduce a la presencia de Dios. Nadie tiene por qué temer a los años; porque le acercan, no a la muerte, sino a Dios.
(ii) Pablo estaba convencido de que lo que tuviera que sufrir en este mundo sería insignificante en comparación con la gloria que disfrutaría en el mundo venidero. Estaba seguro de que Dios nunca quedaría en deuda con la humanidad. Alistair Maclean, pastor y padre del autor de H. M. S. Ulyses y otras obras, cuenta de una anciana de las Highlands de Escocia que tuvo que ausentarse del aire puro y de las aguas azules y las colinas purpúreas para vivir en los suburbios de una gran
ciudad. Seguía viviendo cerca de Dios, y un día dijo: «Dios me lo compensará, y me dejará ver las flores otra vez.»
En Christmas Eve -Nochebuena-, Browning escribe la historia de un mártir, tomándola de la tablilla de un cementerio cristiano antiguo:
Nací débil, y no teniendo nada, un pobre esclavo; pero la miseria no podía guardarnos de la envidia del César a los que Dios había dado en Su gracia la perla de gran precio. Por tanto, con las fieras en el circo luché dos veces, y otras tres sus leyes crueles sobre mis hijos se ensañaron. Pero, por fin, mi libertad obtuve, aunque tardaron en quemarme vivo. Entonces una Mano descendió, y sacando mi alma de las llamas la condujo de Cristo a la presencia, a Quien ahora veo en plena gloria. Mi hermano Sergio es el que ha escrito en la pared este mi testimonio. En cuanto a mí, ya lo he olvidado todo.
Los sufrimientos de la Tierra se olvidan en la gloria del Cielo.
Es una hecho evidente que, en toda la historia evangélica, Jesús nunca predijo Su muerte sin predecir al mismo tiempo Su Resurrección. El que sufra con Cristo compartirá Su gloria. Dios ha comprometido Su honor en esta promesa.
(iii) Esta es la razón por la que debemos fijar nuestra mirada, no en las cosas que se ven sino en las que no se ven. Las cosas que se ven, las de este mundo, duran un tiempo y dejan de ser; las cosas que no se ven, las del Cielo, permanecen para siempre.
Hay dos formas de considerar la vida. Podemos verla como un lento pero inexorable viaje cada vez más lejos de Dios.
Wordsworth, en su Oda sobre las intuiciones de la Inmortalidad, expone la idea de que, cuando nace un niño, trae en la memoria los recuerdos del Cielo, que va perdiendo paulatinamente a medida que va creciendo:
Dejando una estela nebulosa de gloria a este mundo venimos de Dios, que es nuestro Hogar.
Pero
Las sombras de la cárcel empiezan a cerrarse en torno del muchacho conforme va creciendo.
Y el hombre acaba por estar tan encasillado en la Tierra que olvida el Cielo. El mismo sentimiento expresaba Gaspar Núñez de Arce en su oda Tristezas:
Cuando recuerdo la piedad sincera con que en mi edad primera entraba en nuestras viejas catedrales, donde postrado ante la Cruz de hinojos, alzaba a Dios mis ojos, soñando en las venturas celestiales; hoy, que mi frente atónito golpeo, y con febril deseo busco los restos de mi fe perdida, por hallarla otra vez, radiante y bella, como en la edad aquella, ¡desgraciado de míl, diera la vida.
¡Oh anhelo de esta vida transitoria! ¡Oh perdurable gloria! ¡Oh sed inextinguible del deseo! ¡Oh Cielo, que antes para mí tenías fulgores y armonías, y hoy tan oscuro y desolado veo!
Ya no templas mis íntimos pesares, ya al pie de tus altares
como en mis años de candor no acudo.
Para llegar a ti perdí el camino, y errante peregrino entre tinieblas desespero y dudo.
Esa es nuestra suerte cuando pensamos sólo en las cosas que se ven. Pero hay otra manera de vivir. El autor de Hebreos decía de Moisés: «Se mantenía como si viera al Que es invisible» (He 11:27 ).
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— nuestro ser interior: Ver nota a Rom 7:22. En este pasaje de 2 Co, Pablo utiliza la expresión con un sentido en cierto modo distinto. Ver también 1Co 12:2; Efe 4:22-24; Col 3:9-10, donde se emplean una serie de fórmulas que, sin ser del todo equivalentes, expresan todas ellas el cambio que la acción de Dios produce en el ser humano.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La esperanza fundamental de Pablo. Aunque exteriormente Pablo se estaba desgastando (cf. vv. 7-12), no desmayaba, ya que interiormente se iba renovando día a día. Y de todos modos, los problemas exteriores eran una momentánea y leve tribulación comparados con el peso y el carácter eterno de la gloria que experimentaría como resultado. Pablo soportaba las aflicciones en el mundo visible actual, manteniendo delante de sí las glorias del mundo aún invisible.
5:1-10 Es a la luz de este concepto que Pablo pasa a explicar qué es lo que él espera para cuando nuestra casa terrenal, esta tienda temporal, se deshaga. 1 La forma en que interpretemos este versículo determinará en gran medida la forma en que interpretaremos la totalidad del bloque 5:1-10. En el contexto general de 4:16-5:10, la destrucción de la casa terrenal en la que vivimos se refiere a la destrucción del cuerpo en la muerte. Pablo preveía que sus aflicciones podrían intensificarse tanto que llegarán a la muerte. Consciente de que esta tienda temporal podía destruirse tan fácilmente, les recuerda a sus lectores que tenemos un edificio de parte de Dios, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos. Un factor importante para determinar lo que Pablo quiere decir aquí es el paralelismo que se observa en el versículo. Lo que es terrenal y amenazado de destrucción (1a) será reemplazado por algo correspondiente a ello pero que es eterno (1b). Si el primero se refiere al cuerpo terrenal del creyente, parece ser que el último se refiere a otro cuerpo, es decir, el cuerpo resucitado del creyente (cf. Rom. 8:18-23). 2-5 Pablo habla de su anhelo de ser librado de la cargas que experimenta en su cuerpo terrenal. No es que anhele una existencia incorpórea, como los gnósticos, sino que espera ansiosamente la vida en el cuerpo resucitado. Esto es lo que quiere decir con las palabras porque no quisiéramos ser desvestidos, sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Dios nos ha hecho para este propósito, y les da su Espíritu a los creyentes como garantía de que su propósito se concretará. 6-8 Hasta este punto Pablo ha hablado de que la destrucción del cuerpo terrenal será compensada con la provisión de un cuerpo resucitado, pero sin hacer indicación alguna de que lo primero sucederá antes que lo segundo. Aquí, quizá debido a una creciente conciencia de que él personalmente podría experimentar la muerte antes de la resurrección general, vuelve su atención a este tema. Primero, afirma nuevamente su confianza en Dios que hace que no se desanime (cf. 2:14; 3:4, 12; 4:1, 16), y luego reconoce claramente que su situación actual deja latente un deseo: Durante nuestra estancia en el cuerpo peregrinamos ausentes del Señor. En el v. 7 descubrimos lo que esto significa, ya que allí Pablo agrega: Andamos por fe, no por vista. Esto sugiere que durante nuestra estancia en el cuerpo Dios no es accesible a nuestra vista (y en ese sentido estamos ausentes del Señor), pero que es accesible solamente por fe. Prosigue diciendo que es preferible estar ausentes del cuerpo, y estar presentes delante del Señor, porque en esa condición el Señor sería accesible por vista, y ya no solamente por fe. Así Pablo parece reconocer que tendrá que experimentar una existencia no corpórea si muere antes de la segunda venida de Cristo. No nos brinda claves de lo que él cree que sería este estado “no corpóreo”. Lo que hace en los vv. 9, 10 es subrayar algo mucho más importante que eso.
9-10 En última instancia, lo que más importa no es especular sobre nuestro estado futuro, sino el decidirnos a ser agradables a Dios sin importar en qué estado nos encontremos. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, y entonces cada uno recibirá lo que le corresponde según lo que haya hecho por medio del cuerpo, sea bueno o malo. En este contexto, lo que [cada uno] haya hecho por medio del cuerpo, solamente puede referirse a lo que una persona hace en esta vida. Ante el Señor, tendremos que dar cuenta de nuestras acciones, y seremos recompensados o sufriremos pérdida, según corresponda.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
l 171 Rom 7:22; Col 3:10
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
hombre exterior…hombre interior. Aquí se establece un contraste entre la existencia física y la vida espiritual del creyente (cp. Ro 12:2; 2 Co 3:18).
Fuente: La Biblia de las Américas
16 (1) El hombre exterior se compone del cuerpo como su órgano físico y del alma como su vida y persona. El hombre interior consta del espíritu regenerado como su vida y persona, y del alma renovada como su órgano. La vida del alma debe ser negada ( Mat_16:24-25), pero las facultades del alma, es decir, la mente., la parte emotiva y la voluntad, deben ser renovadas y llevadas a un nivel más alto al ser sometidas (10:4-5), con el fin de que el espíritu, la persona del hombre interior, pueda usarlas.
16 (2) O, consumiendo, desmoronando, acabando. Por el efecto continuo, o sea, la operación, de la muerte, nuestro hombre exterior, es decir, nuestro cuerpo material con su alma, de la cual procede su vigor ( 1Co_15:44 y la nota), se va consumiendo y desgastando.
16 (3) Al ser nutrido con el suministro fresco de la vida de resurrección. Mientras nuestro cuerpo mortal, nuestro hombre exterior, está siendo consumido por la operación de la muerte, nuestro hombre interior, es decir, nuestro espíritu regenerado, junto con las partes interiores de nuestro ser ( Jer_31:33 ; Heb_8:10 ; Rom_7:22 , Rom_7:25), de día en día está siendo renovado metabólicamente con el suministro de la vida de resurrección.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
B284 La construcción ‘αλλʼ εἰ καί introduce una cláusula concesiva: aunque.
T243 Ἡμέρᾳ καὶ ἡμέρᾳ significa: todos los días (semítico).
BD448(5) La repetición de ἀλλά después de ἀλλʼ εἰ, significa: sin embargo, ciertamente, por lo menos.