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Comentario de 2 Corintios 4:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 2 Corintios 4:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Con todo, tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.

4:7 — «Pero tenemos… barro». Con este pensamiento Pablo refuta la idea de que sus sufrimientos y aflicciones probaran que no era embajador de Dios. Es cierto, dice Pablo, que el tesoro, que es el evangelio o su ministerio en el evangelio, está en un recipiente muy humilde, en un ser humano como él (un vaso de barro). Pero, hay una razón en particular de por qué es así. Sigue esa razón:

— «para que… de nosotros». Ciertamente los grandes éxitos del evangelio, logrados en las vidas de los conversos (al quitar dicho evangelio las tinieblas del error e iluminar el corazón para la vida eterna), no se debían a ningún poder humano, pues como humano Pablo sufría muchas injusticias. Pero el valor del evangelio que Pablo predicaba, el del «tesoro», se echaba de ver en que siempre el «vaso de barro», débil en sí, salía victorioso sobre los impedimentos y obstáculos. Obviamente, el poder para esto venía de Dios, y no del hombre. Compárese Rom 1:16.

En su propia persona Pablo no era nada poderoso. Véanse 1Co 2:3-4; 2Co 10:10). La debilidad del cuerpo hacía evidente que la fuente del poder del mensaje que predicaba era Dios, y no él mismo. Los que creían a la predicación de Pablo, usando del poder de Dios para confirmar sus mensaje con milagros, tenían su fe fundada, no en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1Co 2:4-5).

Evidentemente los judaizantes en Corinto se gloriaban en su presencia corporal, en sus recomendaciones, y en su excelencia de oración. Pablo aquí se contrasta con ellos, reclamando que su poder venía de Dios. Por eso podía vencer a todo obstáculo, como así se expresa en los versículos siguientes.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

tenemos este tesoro. 2Co 4:1; 2Co 6:10; Mat 13:44, Mat 13:52; Efe 3:8; Col 1:27; Col 2:3.

en vasos de barro. 2Co 5:1; 2Co 10:10; Jue 7:13, Jue 7:14, Jue 7:16-20; Lam 4:2; 1Co 1:28; 1Co 4:9-13; Gál 4:13, Gál 4:14; 2Ti 2:20.

para que la excelencia del poder. 2Co 3:5, 2Co 3:6; 2Co 12:7-9; 2Co 13:4; 1Co 2:3-5; Efe 1:19, Efe 1:20; Efe 2:5, Efe 2:8, Efe 2:9; Col 2:12; 1Ts 1:5.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El tesoro, o la revelación divina de Jesucristo, ¡está dentro de una común vasija de barro! La razón de por qué Dios pone tan valioso tesoro dentro de un humilde vaso es para que pueda ser notorio que el poder del evangelio es de Dios y no del vaso.

 EN FOCO

«Vasos de barro»

(Gr.  ostrakinos skeuos) (2Co 4:7; 2Ti 2:20) # en Strong G3749; G4632: Esta frase griega significa «vasijas de greda». En los tiempos antiguos era una práctica común enterrar los tesoros en jarras de greda. Dos recientes descubrimientos de manuscritos bíblicos, los papiros Chester Beatty y algunos de los pergaminos del Mar Muerto, revelan que estos manuscritos estuvieron escondidos en jarras por casi dos mil años. Así como estos tesoros eran puestos en vasos de barro, así Cristo mora en nuestros cuerpos terrenales.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ESTE TESORO EN VASOS DE BARRO. Los creyentes son «vasos de barro» que a veces experimentan tristeza, llanto, aflicciones, inquietudes, debilidades y temores (cf. 2Co 1:4; 2Co 1:8-9; 2Co 7:5). Pero no están derrotados, porque llevan por dentro un «tesoro» celestial. El cristianismo no consta de la remoción de las debilidades ni de la manifestación de poder divino simplemente, sino de la manifestación de poder divino a través de la debilidad humana (2Co 12:9). De ahí que:

(1) en toda aflicción se puede ser más que vencedor mediante el poder y el amor de Dios (Rom 8:37), y que

(2) las debilidades, los problemas y el sufrimiento se convierten en el medio por el cual se recibe la abundante gracia divina y permiten que la vida de Cristo se manifieste en el cuerpo de los creyentes (vv. 2Co 4:8-11; cf. 2Co 12:7-10).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

este tesoro. Vea la nota sobre el v.2Co 4:1. vasos de barro. La palabra griega significa «barro cocido» y se refiere a vasijas de barro. Eran baratas, rompibles y reemplazables, pero servían para muchas tareas domésticas necesarias. Algunas veces se usaban como depósitos para guardar artículos valiosos como dinero, joyas o documentos importantes, pero con mayor frecuencia eran usados para almacenar desechos orgánicos. Este último uso es el que Pablo tiene en mente y es como el apóstol se veía a sí mismo, como un instrumento prescindible, humilde, común y reemplazable (cp. 1Co 1:20-27; 2Ti 2:20-21). excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. Al usar personas frágiles y prescindibles, Dios deja en claro que la salvación es el resultado de su poder y no de algún poder que sus mensajeros pudieran generar (cp. 2Co 2:16). El gran poder de Dios supera y trasciende a la vasija de barro. La debilidad del mensajero no va en detrimento del mensaje, sino que es esencial para su transmisión exitosa (cp. 2Co 12:9-10).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:7 — «Pero tenemos… barro». Con este pensamiento Pablo refuta la idea de que sus sufrimientos y aflicciones probaran que no era embajador de Dios. Es cierto, dice Pablo, que el tesoro, que es el evangelio o su ministerio en el evangelio, está en un recipiente muy humilde, en un ser humano como él (un vaso de barro). Pero, hay una razón en particular de por qué es así. Sigue esa razón:
–«para que… de nosotros». Ciertamente los grandes éxitos del evangelio, logrados en las vidas de los conversos (al quitar dicho evangelio las tinieblas del error e iluminar el corazón para la vida eterna), no se debían a ningún poder humano, pues como humano Pablo sufría muchas injusticias. Pero el valor del evangelio que Pablo predicaba, el del «tesoro», se echaba de ver en que siempre el «vaso de barro», débil en sí, salía victorioso sobre los impedimentos y obstáculos. Obviamente, el poder para esto venía de Dios, y no del hombre. Compárese Rom 1:16.
En su propia persona Pablo no era nada poderoso. Véanse 1Co 2:3-4; 2Co 10:10). La debilidad del cuerpo hacía evidente que la fuente del poder del mensaje que predicaba era Dios, y no él mismo. Los que creían a la predicación de Pablo, usando del poder de Dios para confirmar sus mensaje con milagros, tenían su fe fundada, no en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1Co 2:4-5).
Evidentemente los judaizantes en Corinto se gloriaban en su presencia corporal, en sus recomendaciones, y en su excelencia de oración. Pablo aquí se contrasta con ellos, reclamando que su poder venía de Dios. Por eso podía vencer a todo obstáculo, como así se expresa en los versículos siguientes.

Fuente: Notas Reeves-Partain

TRIBULACIÓN Y TRIUNFO

2 Corintios 4:7-15

Pero tenemos este tesoro en cacharros de arcilla para que el poder que supera todas las cosas se vea que es de Dios y no nuestro. Estamos atacados por todas partes, pero no acorralados; desbordados, pero no desesperados; perseguidos por los hombres, pero no abandonados por Dios; sobre la lona, pero no fuera de combate. En nuestro cuerpo estamos siempre en peligro de muerte como Le pasó a Jesucristo, para que se manifieste en nuestro cuerpo la misma vida que vivió Jesús. Porque a lo largo de toda nuestra vida se nos entrega a la muerte constantemente por causa de Jesús, para que también la vida que da Jesús la puedan ver todos claramente en nuestra carne mortal. En consecuencia, la muerte actúa en nosotros, pero la vida en vosotros. Como tenemos el mismo espíritu de fe que aparece en el pasaje de la Escritura que empieza por «he creído y por tanto he hablado,» nosotros también creemos y por tanto hablamos; porque sabemos que el Que resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús, y nos presentará con vosotros.
Todo lo que nos sucede es para vuestro bien, para que la gracia abunde más y más y haga que la acción de gracias que se eleva de muchos abunde todavía más para la gloria de Dios.

Pablo empieza este pasaje expresando la idea de que podría ser que los privilegios que disfruta un cristiano le movieran al orgullo. Pero la vida está diseñada para mantenernos libres del orgullo. Por muy grande que sea su gloria, el cristiano vive todavía al nivel mortal, y es víctima de las circunstancias; está sujeto todavía a los azares y avatares de la vida humana, y a la debilidad y el dolor que conlleva un cuerpo mortal. Es como un cacharro de arcilla, frágil y sin ningún valor, en el que se ha guardado un tesoro valiosísimo. Ahora se habla mucho del poder de la persona y las grandes fuerzas que controla; pero lo más característico de la persona humana no es su poder, sino su debilidad. Como decía Pascal: «Una gota de agua o un soplo de aire la pueden matar.»
Ya hemos visto lo grandioso y glorioso que era el triunfo de un general romano. Pero había dos ingredientes diseñados para librar del orgullo al general. Lo primero era que, cuando iba en la carroza con una corona por encima de su cabeza, la gente no sólo gritaba sus vítores sino también, de vez en cuando, «¡Mira detrás de ti y recuerda que eres mortal!» Lo segundo era que al final del desfile llegaban sus mismos soldados y hacían dos cosas mientras desfilaban: cantaban canciones en honor de su general, pero también burlas e insultos para que no se enorgulleciera más de la cuenta.
La vida nos ha cercado de debilidad, aunque Cristo nos ha rodeado de gloria, para que tengamos presente que la debilidad es cosa nuestra y la gloria es de Dios, y reconozcamos nuestra absoluta dependencia de Él.
Pablo prosigue describiendo en una serie de paradojas esta vida cristiana en la que nuestra debilidad se mezcla con la gloria de Dios.
(i) «Estamos atacados por todas partes, pero no acorralados.» Estamos sometidos a toda clase de presiones, pero no estamos nunca tan arrinconados que no tengamos salida. Es característico del cristiano el que, aunque su cuerpo esté confinado en alguna circunstancia angustiosa, su espíritu siempre puede volar libremente por los espacios de Dios en comunión con Cristo.
(ii) «Perseguidos por los hombres, pero no abandonados por Dios.» Una de las cosas más notables en los mártires es que, aun en medio de los más terribles sufrimientos, gozaban de la dulce presencia de Cristo. Como decía Juana de Arco cuando la abandonaron los que deberían haberle sido fieles: «Es mejor estar sola con Dios. Su amistad nunca me fallará, ni Su consejo, ni Su amor. En Su fuerza osaré, y osaré, y osaré hasta la muerte.» Como decía el salmista: «Aunque me abandonaran mi padre y mi madre, el Señor me recogería» Sal 27:10 ). Nada puede alterar la fidelidad de Dios.

(iii) «Desbordados, pero no desesperados.» Hay momentos en los que un cristiano no sabe qué hacer; pero, aun entonces, no duda de que algo se puede hacer. Hay veces cuando no puede ver muy bien hacia dónde va la vida, pero no pone en duda que va hacia alguna parte. Si tiene que «lanzarse al oscuro y tremendo mar de nubes,» sabe que saldrá con bien. Hay veces en que un cristiano tiene que aprender la lección más difícil de todas, la que Jesús aprendió en Getsemaní: a aceptar lo que no puede comprender, pero decir: «Señor, Tú eres amor. Sobre eso edifico mi fe.»

Podemos estar derribados, pero no destruidos, porque entonces, tal vez más que nunca, Cristo está con nosotros.
(iv) «Sobre la lona,, pero no fuera de combate.» La suprema característica del cristiano no es que no puede caer, sino que siempre que cae se levanta otra vez. No es que no acuse los golpes, sino que no es nunca derrotado definitivamente. Puede que pierda una batalla, pero sabe que, a fin de cuentas, no puede perder la guerra. Browning describe en sus Epilogues a un verdadero caballero:

Es uno que jamás volvió la espalda, siempre iba con el pecho por delante; no dudó que las nubes se abrirían, ni soñó, cuando el bien iba perdiendo, que el vencedor final sería el mal; mantuvo que caer y levantarse era como dormir y despertar para poder mejor seguir luchando.

Después de detallar las grandes paradojas de la vida cristiana, Pablo pasa a revelar el secreto de su propia vida y las razones que le permitieron llevar a cabo su obra y soportar las adversidades sin rendirse.
(i) Se daba perfecta cuenta de que si una persona está dispuesta a asumir la vida de Cristo tiene que estarlo también a asumir sus riesgos; y si quiere vivir con Cristo tiene que estar dispuesta a morir con Él. Pablo conocía, reconocía y aceptaba la ley inexorable de la vida cristiana: «No hay Corona sin Cruz.»
(ii) Arrostraba todos los embates teniendo presente el poder de Dios Que levantó a Jesucristo de entre los muertos. Podía hablar con tanto valor y coraje y con tal menosprecio de su seguridad personal porque creía que, aunque le alcanzara la muerte, Dios podía hacer que-eso no fuera su final, sino que le levantaría como levantó a Jesús. Sabía que podía depender de un poder que era suficiente para todas las necesidades de la vida y más fuerte que la muerte.
(iii) Lo soportaba todo con la convicción de que sus sufrimientos y luchas eran el medio para que otros llegaran a participar de la luz y del amor de Dios.
El gran proyecto del pantano de Dam llevó la fertilidad a muchas zonas de América que antes habían sido desiertos. En su construcción fue inevitable el que algunos perdieran la vida. Cuando se completó el pantano, se puso en uno de sus muros una lápida con los nombres de los obreros que habían muerto en la empresa, que acababa con esta inscripción: «Estos murieron para que el desierto se pudiera regocijar y florecer como la rosa.»
Pablo pudo soportar todo aquello porque sabía que no sería un sacrificio inútil, sino que serviría para llevar a otros a Cristo. Cuando una persona tiene la convicción de que todo lo que le sucede está dentro del plan de Dios y forma parte de la causa de Cristo, es capaz de hacerlo y de sufrirlo todo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Tesoro en vasos de barro

7 Aquellos que llevan la gloriosa luz del evangelio son comparados con vasos de barro, económicos y fácilmente rompibles; esto sirve para mostrar que el poder que se libera a través de la predicación del evangelio es de Dios, y no de nosotros. 8-12 Pablo ilustra este principio con una serie de afirmaciones (atribulados en todo, pero no angustiados … ) y lo utiliza para mostrar que el poder de Dios no sólo lo sostiene, sino que obra a través de él para dar vida a otros (en nosotros actúa la muerte, pero en vosotros actúa la vida). Las referencias a muerte y vida aquí no deben ser interpretadas místicamente, sino en forma muy concreta, eso es, en el curso de su ministerio Pablo estuvo continuamente expuesto a la muerte (cf. 1:8-10; Rom. 8:36), pero al mismo tiempo experimentó el poder de la vida de Cristo obrando en y a través de él.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

NOTAS

(1) Lit.: “en vasos de arcilla cocida”.

REFERENCIAS CRUZADAS

r 151 2Co 4:1

s 152 Hch 9:15; 1Ts 4:4

t 153 Sal 8:4; Isa 64:8; 1Co 15:47

u 154 Efe 1:19

v 155 1Co 2:5

w 156 2Co 12:9; Flp 4:13

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

este tesoro. Es decir, el evangelio de Jesucristo.

en vasos de barro. O sea, en cuerpos humanos frágiles.

Fuente: La Biblia de las Américas

7 super (1) El resplandor de Dios en nuestros corazones introduce en nosotros un tesoro, el Cristo de gloria, quien es la corporificación de Dios para ser nuestra vida y nuestro todo. Pero los que contenemos este tesoro somos vasos de barro, sin valor y frágiles. ¡Un tesoro inestimable está dentro de vasos sin valor! Esto ha hecho que los vasos sin valor sean ministros del nuevo pacto, con un ministerio inestimable. Esto ha sido llevado a cabo por el poder divino en resurrección. La excelencia del poder ciertamente es de Dios y no de nosotros mismos. Los apóstoles, al hablar de su ministerio, el cual realiza el nuevo pacto de Dios, usaron cinco metáforas significativas y expresivas para describir la manera en que ellos como ministros del nuevo pacto, junto con su ministerio, fueron constituidos, cómo se comportaban y vivían, y cómo su ministerio era llevado a cabo: (1) Cautivos en una procesión triunfal para celebrar la victoria de Cristo (2:14a); (2) Portadores de incienso para esparcir el grato olor de Cristo (2:14b-16); (3) Cartas escritas con Cristo como su contenido (3:1-3); (4) Espejos que miran y reflejan la gloria de Cristo a fin de ser transformados en Su imagen gloriosa (3:18); (5) Vasos de barro para contener al Cristo de gloria como el tesoro excelente (v.7). Estos vasos son como una cámara moderna, en los cuales la figura de Cristo entra por medio del destello del resplandor de Dios (vs.4,6).

7 super (2) Este tesoro, el Cristo que mora en nosotros los vasos de barro, es la fuente divina de la provisión para la vida cristiana. Es por medio del poder excelente de este tesoro que los apóstoles, como ministros del nuevo pacto, pudieron vivir una vida crucificada, de tal modo que se manifestara la vida de resurrección de Cristo, a quien ministraban. De esta manera, ellos manifestaban la verdad (v.2) para que resplandeciera el evangelio.

7 super (3) O, eminencia, grandeza incomparable, grandeza que lo excede todo.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

este tesoro. I.e., el glorioso evangelio de Jesucristo, en vasos de barro. I.e., en nuestros frágiles cuerpos humanos.

la excelencia del poder. Pablo deja bien claro que este poder pertenece a Dios, no a ningún líder dentro de la iglesia (cp. 1Co 1:12).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

vasos de barro… Es decir, cuerpos frágiles, mortalesGén 2:7; Jer 18:4; Jer 18:6.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R1413 Cuando la construcción con ἵνα continúa en una cláusula posterior con μή, este μή solo se repite, pero se mantiene el sentido de ἵνα (comp. 1Co 1:10).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Es decir, cuerpos frágiles. g Gén_2:7; Jer 18:4, Jer 18:6.

Fuente: La Biblia Textual III Edición