Comentario de 2 Corintios 5:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Conociendo, entonces, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pues a Dios le es manifiesto lo que somos, y espero que también lo sea a vuestras conciencias.
5:11 — «Conociendo, pues,… los hombres». En este pasaje, como en Pro 1:7; Pro 10:9; Hch 9:31; Efe 5:21, la palabra «temor» significa respeto reverente y la devoción subsecuente. Pablo siempre procuraba agradar al Señor porque va a haber un juicio final en que Cristo será el Juez. Teniendo gran respeto por Cristo, y reconociendo que el Juez castigará al pecador (Heb 10:31; Heb 12:29), Pablo persuadía a los hombres (por ej., Hch 18:4; Hch 28:23). No persuadía con «palabras persuasivas» (1Co 2:4), sino con la verdad del evangelio (Hch 17:2-3; véase 26:19-23). Con este versículo Pablo ahora comienza a hablar en particular de su ministerio como apóstol, al predicar un mensaje de reconciliación con Dios. (Esta sección serviría para desmentir el descrédito de los judaizantes en la iglesia en Corinto. Pablo no iba a abandonar su ministerio, solamente porque otros le calumniaran). — «pero a Dios… vuestras conciencias». Compárese 4:2. Pablo dice que ya hace tiempo que Dios sabe de su integridad y motivación de temor del Señor, al ocuparse en el ministerio apostólico. Ahora expresa el deseo de que los hermanos corintios las reconozcan, y esto en vista de la oposición injusta de los falsos maestros en la iglesia allí. Lo que Pablo era estaba patente a Dios, y debía estar patente también a los corintios.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
el temor del Señor. Gén 35:5; Job 6:4; Job 18:11; Job 31:23; Sal 73:19; Sal 76:7; Sal 88:15, Sal 88:16; Sal 90:11; Isa 33:14; Nah 1:6; Mat 10:28; Mat 25:46; Mar 8:35-38; Mar 9:43-50; Luc 12:5; Heb 10:31; Jud 1:23; Apo 20:15.
persuadimos a los hombres. 2Co 5:20; 2Co 6:1; Luc 16:31; Hch 13:43; Hch 18:4, Hch 18:13; Hch 19:26; Hch 20:18-27; Hch 26:26; Hch 28:23; Gál 1:10; Col 1:28, Col 1:29; 2Ti 2:24-26.
pero a Dios somos manifiesto. 2Co 1:12-14; 2Co 2:17; 2Co 4:1, 2Co 4:2; 1Co 4:4, 1Co 4:5; 1Ts 2:3-12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Tanto la certeza del juicio (v. 2Co 5:11) y el amor de Cristo por nosotros (vv. 2Co 5:12-15) motivaron a Pablo a proclamar la obra transformadora (vv. 2Co 5:16, 2Co 5:17, 2Co 5:21) y reconciliadora (vv. 2Co 5:18-20) de Cristo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
pues indica que este versículo es una conclusión que se saca del versículo anterior. El temor del Señor es el temor de estar ante el Señor y que se exponga y evalúe nuestra vida. La realidad de dar un informe al Señor motivó a Pablo a persuadir a los hombres, que en este contexto significa convencer a los corintios de su sinceridad e integridad.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
el temor del Señor. No se refiere a tener miedo, sino a la reverencia a Dios con actitud de adoración exclusiva que Pablo mantuvo como su motivación esencial para vivir de tal modo que honrara a su Señor y aumentara al máximo su recompensa para gloria de su Señor (cp. 2Co 7:1; Pro 9:10; Hch 9:31). persuadimos a los hombres. La palabra griega para «persuade» significa buscar el favor de alguien para que vea algo con buenos ojos, al punto de considerarlo deseable (cp. Gál 1:10). Este término puede corresponder a la predicación del evangelio (Hch 18:4; Hch 28:23), pero en este caso Pablo persuadía a otros no sobre la salvación, sino sobre su propia integridad. El galardón eterno de los corintios se vería afectado si ellos desertaban para seguir a los falsos maestros y abandonaban la enseñanza divina que Pablo les había impartido. le es manifiesto. La condición espiritual verdadera de Pablo era sinceridad e integridad delante de Dios y de los hombres (vea las notas sobre 2Co 1:12; cp. Hch 23:1; Hch 24:16), y el apóstol quería que los corintios también creyeran la verdad acerca de él.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
5:11 — «Conociendo, pues,… los hombres». En este pasaje, como en Pro 1:7; Pro 10:9; Hch 9:31; Efe 5:21, la palabra «temor» significa respeto reverente y la devoción subsecuente. Pablo siempre procuraba agradar al Señor porque va a haber un juicio final en que Cristo será el Juez. Teniendo gran respeto por Cristo, y reconociendo que el Juez castigará al pecador (Heb 10:31; Heb 12:29), Pablo persuadía a los hombres (por ej., Hch 18:4; Hch 28:23). No persuadía con «palabras persuasivas» (1Co 2:4), sino con la verdad del evangelio (Hch 17:2-3; véase 26:19-23). Con este versículo Pablo ahora comienza a hablar en particular de su ministerio como apóstol, al predicar un mensaje de reconciliación con Dios. (Esta sección serviría para desmentir el descrédito de los judaizantes en la iglesia en Corinto. Pablo no iba a abandonar su ministerio, solamente porque otros le calumniaran).
–«pero a Dios… vuestras conciencias». Compárese 4:2. Pablo dice que ya hace tiempo que Dios sabe de su integridad y motivación de temor del Señor, al ocuparse en el ministerio apostólico. Ahora expresa el deseo de que los hermanos corintios las reconozcan, y esto en vista de la oposición injusta de los falsos maestros en la iglesia allí. Lo que Pablo era estaba patente a Dios, y debía estar patente también a los corintios.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA NUEVA CREACIÓN
2 Corintios 5:11-19
Por tanto, es porque sabemos lo que es el temor de Dios por lo que seguimos haciendo lo posible por persuadir a las personas; pero Dios ya nos conoce totalmente, y espero que también vosotros nos llegaréis a conocer igualmente en conciencia. No estamos tratando otra vez de recomendarnos a nosotros mismos, sino de daros ocasión para que estéis orgullosos de nosotros, para que podáis responder a los que se enorgullecen de las apariencias externas y no de las cosas del corazón.
Porque, si nos hemos comportado como locos, ha sido por causa de la obra de Dios; y si como personas sensatas, ha sido por mor de vosotros. Porque lo que nos controla es el amor de Dios; porque hemos llegado a la conclusión de que, si Uno murió por todos, eso no puede querer decir más que que todos hemos muerto. Y es indudable que Él murió por todos para que los que viven no sigan viviendo para sí mismos sino para Aquel Que murió y resucitó.
En consecuencia, desde ahora en adelante no apreciamos a las personas según la escala de valores del mundo. Hubo un tiempo cuando aplicamos ese estándar a Cristo; pero ahora ya no es así como Le conocemos. Por tanto, si una persona es cristiana -es decir, está en Cristo-, ha sido creada totalmente de nuevo. Todo lo viejo ha desaparecido; y, ¡fijaos!, todo se ha hecho nuevo. Y todo esto ha sido obra de Dios, Que nos ha reconciliado consigo mismo por medio de Cristo y nos ha confiado el ministerio de la reconciliación, cuyo mensaje es que Dios, por medio de Cristo, estaba reconciliando el mundo consigo mismo, no imputándole sus pecados, y nos ha confiado la proclamación de esta reconciliación.
Este pasaje continúa directamente el pensamiento del anterior. Pablo ha estado hablando de comparecer ante el tribunal de Cristo. Toda la vida mantuvo esa perspectiva a la vista. No es del terror a Cristo de lo que nos habla, sino del santo temor y reverencia que Él debe inspirarnos. En el Antiguo Testamento aparece con frecuencia la idea del temor purificador. Job habla del «temor del Señor que es la sabiduría» (Job 28:28 ). «¿Qué pide el Señor tu Dios de ti -pregunta el autor del Deuteronomio, y contesta-,sino que temas al Señor tu Dios?» Dt 10:12 ). «El temor del Señor -dice Proverbios- es el principio de la sabiduría» (Pr 1:7 ; Pr 9:10 ). «Con el temor del Señor los hombres se apartan del mal» Pr 16:6 ). No se trata del miedo al castigo que puede sentir un esclavo, sino del sentimiento que puede hacer que hasta una persona insensata se abstenga de profanar un lugar santo, o que nos hace evitar una acción que sabemos que ha de quebrantar el corazón de alguien a quien amamos. «El temor del Señor es limpio» (Sal 19:9 ). Hay un temor purificador sin el que no es posible vivir como es debido.
Pablo está tratando de convencer a sus lectores de su sinceridad. No tiene la menor duda de que, a los ojos de Dios, tiene las manos limpias y el corazón puro; pero sus enemigos han hecho todo lo posible para desacreditarle, y ahora quiere darles muestras de su sinceridad a sus amigos corintios. No por ningún deseo de vindicación egoísta, sino porque sabe que, si se pone en duda su sinceridad, se dañará el impacto de su mensaje. El mensaje de una persona se escuchará siempre en el contexto de su carácter. Por eso tienen que estar libres de toda sospecha los pastores y los maestros. Tenemos que evitar, no sólo el mal, sino todo lo que se le parezca, para que nada haga que nadie piense mal, no de nosotros, sino del Evangelio que predicamos o enseñamos.
En el versículo 13, Pablo insiste en que detrás de su conducta no ha habido nunca nada más que un motivo: servir a Dios y ayudar a los hermanos corintios. En más de una ocasión tomaron a Pablo por loco (Hch 26:24 ). Había sido objeto del mismo malentendido que Jesús Mr 3:21 ). El entusiasmo auténtico siempre corre peligro de parecer locura a los observadores tibios.
Kipling nos cuenta que, en uno de sus viajes, el general Booth del Ejército de Salvación se embarcaba en cierto puerto, y fue a despedirle una banda de tamborileros salvacionistas. Todo aquello le reventaba a Kipling, que tenía una idea más solemne de la religión. Más tarde conoció al General, y le dijo lo mucho que desaprobaba ese tipo de cosas.
-Joven -le contestó Booth-, si creyera que puedo ganar algún alma para Cristo haciendo el pino y tocando los platillos con los pies, aprendería a hacerlo.»
El entusiasmo auténtico no se preocupa de que le tomen por loco. Si uno quiere seguir la enseñanza de Cristo sobre la generosidad, el perdón o la lealtad suprema, siempre habrá «sabios-según-el-mundo» que no tengan pelos en la lengua para llamarle chiflado. Pablo sabía que hay un tiempo para la conducta sensata y tranquila, y también para el comportamiento que el mundo toma por locura; y estaba dispuesto a seguir cualquiera de los dos por causa de Cristo y de las personas.
Pablo llega, como acostumbraba, de una situación concreta y determinada a un principio básico de toda la vida cristiana: Cristo murió por todos. Para Pablo, un cristiano es, en su frase favorita, una persona en Cristo; y por tanto, la vieja personalidad del cristiano murió con Cristo en la Cruz y resucitó con Él a una nueva vida, de forma que ahora es una nueva persona, tan nueva como si Dios la acabara de crear. En esta novedad de vida, el cristiano ha adquirido una nueva escala de valores. Ya no aplica a las cosas el baremo del mundo. Hubo un tiempo en el que Pablo mismo había juzgado a Cristo según su tradición, y se había propuesto eliminar Su recuerdo del mundo. Pero ya no. Ahora tenía una escala de valores diferente. Ahora, el Que había tratado de borrar era para él la Persona más maravillosa del mundo, porque le había dado la amistad de Dios que había anhelado toda la vida.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
El ministerio de la reconciliación. En esta sección central de la carta, Pablo llama a los corintios a reconciliarse con Dios y a abrir sus corazones a él, como su apóstol. Aclara los fundamentos para hacer este llamado, respondiendo primero a las críticas sobre el estilo de su ministerio (5:11-15), y luego estableciendo la base teológica sobre la que descansa la reconciliación (5:16-21). Además, hace sus apelaciones (6:1-13; 7:2-4) e intercala entre ellas un llamado a la vida santa (6:14-7:1).
11 Pablo declara que actúa con integridad en todos sus intentos por persuadir a las personas sobre la verdad del evangelio. Está motivado por un sano temor del Señor, y lo que él es está claramente a la vista de Dios. 12 Anticipándose a que sus opositores podrían decir que él simplemente está comenzando a elogiarse a sí mismo una vez más, dice que su propósito al explicar sus motivos es permitir que sus lectores contesten sus críticas. 13 Además, afirma que si les parece que está demente, eso es algo entre él y Dios, pero cuando habla cosas comprensi bles, es para beneficio de sus oyentes. 14, 15 Aquí argumenta que no podría hacer otra cosa que no fuera servir a Cristo, luchando por hacerlo con la mayor integridad, ya que lo constriñe el amor de él. Está convencido de que Cristo murió en su lugar, y ahora él quiere vivir para Jesús. Vemos aquí dos aspectos de la motivación de Pablo para el ministerio, cada uno de los cuales debería reflejarse en nuestra propia motivación en nuestro servicio al Señor. Por un lado, Pablo es consciente de que es responsable (de rendir cuentas), y por tanto siente un santo temor (11), y por el otro, conoce el gran amor de Cristo y por eso no puede hacer otra cosa que vivir para aquel que murió y resucitó por él (14, 15).
16, 17 Un de los resultados de la muerte de Cristo y su resurrección es que Pablo tiene un nuevo punto de vista: De manera que nosotros, de aquí en adelante, a nadie conocemos según la carne. Los atributos y logros que anteriormente podían haber resultado muy valiosos para él, son ahora insignificantes a sus ojos (cf. Fil. 3:4-8). También significa que ve a Cristo de una manera nueva. Antes de su conversión, él juzgaba a Cristo usando criterios del mundo, y llegó a conclusiones equivocadas, pero ya no lo hace más. Algo de la tremenda importancia de Cristo se ve en el hecho de que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, por eso puede decirse que las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Estar en Cristo es estar ya participando de la nueva creación. Es cierto que por ahora todavía persiste lo viejo y que lo nuevo no se ha manifestado plenamente (cf. Rom. 8:18-25; Gál. 5:16-26). Pero en este pasaje es la novedad de vida en Cristo ahora lo que se subraya, no la tensión propia de participar de la nueva creación mientras seguimos viviendo como parte de la vieja.
18-20 De esta nueva creación en la que los creyentes ya participan, Pablo dice que todo esto proviene de Dios, porque fue Dios quien tomó la iniciativa en Cristo para reconciliarnos consigo mismo, sin tener en cuenta nuestros pecados. Habiéndonos reconciliado, Dios nos ha dado el ministerio de la reconciliación, de modo que a través de nosotros como embajadores suyos él exhorta a otros a que se reconcilien con él. Ellos deben responder a esa exhortación para poder también experimentar la reconciliación. Este es el lenguaje que se utiliza en la evangelización, pero sorprendentemente Pablo lo dirige a sus hijos espirituales (os … rogamos), algo que se hace aun más claro en 6:1, 2, 11-13 y 7:2-4.
21 Antes de continuar con su exhortación a los corintios, Pablo hace una afirmación extremadamente profunda a pesar de ser muy concisa, sobre la obra de Cristo: Al que no conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado. Se han sugerido varias interpretaciones al respecto: que Cristo fue hecho pecador; que fue hecho ofrenda por el pecado; que debió cargar con las consecuencias de nuestros pecados. La primera sugerencia es justamente re chazada por ser totalmente incorrecta. La segunda puede ser apoyada considerando el uso que Pablo hace de la terminología de los sacrificios en otros lugares (cf. Rom. 3:25; 1 Cor. 5:7) y el hecho de que en la versión gr. de Lev. 4:24 y 5:12 la palabra que aquí se traduce como pecado se utiliza para significar “ofrenda por el pecado”. La tercera interpretación se apoya en lo que Pablo dice en Gál. 3:13, al hablar de la muerte de Cristo en términos de soportar las consecuencias de nuestros pecados: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero).” Esta interpretación se apoya, además, en el hecho de que la aseveración al que no conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado queda equilibrada por la aseveración opuesta, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él. Si convertirse en la justicia de Dios significa que Dios ha pronunciado un juicio a nuestro favor y nos pone en la relación correcta con él, entonces, convertirse en pecado, como opuesto a eso, significaría que Dios pronunció juicio contra Cristo (porque éste tomó sobre sí mismo la carga de nuestros pecados; cf. Isa. 53:4-6, 12) con la consecuencia de que, por nosotros, su relación con Dios quedó cortada momentánea pero terriblemente más allá de toda comprensión humana (cf. Mat. 27:46). Entonces, no es extraño que el amor de Cristo fuera una fuerza motivadora tan grande en la vida de Pablo; y una vez que comprendemos la significación del amor de Cris to por nosotros, también será una enorme fuerza motivadora en nuestras propias vidas.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
t 197 Heb 10:31; 1Pe 1:17
u 198 Hch 18:4
v 199 2Co 4:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
conociendo el temor del Señor, persuadimos a los hombres. Conociendo la justicia de Dios y la realidad del juicio (vers. 10), Pablo apremia a sus oyentes a reconciliarse con Dios (2 Co 5:20).
Fuente: La Biblia de las Américas
11 (1) Es decir, estando conscientes de temer al Señor. La palabra pues indica que estar conscientes así, se debe al tribunal de Cristo mencionado en el v. 10.
11 (2) No se refiere a que el Señor infunda temor, sino a que nosotros tememos al Señor.
11 (3) Los apóstoles, conscientes de que debían temer al Señor, persuadieron a los hombres con respecto a su integridad, en cuanto a la clase de hombres que eran para con Dios y para con el hombre. No necesitaban persuadir a Dios, porque para Dios ya era manifiesto lo que ellos eran; no obstante, los apóstoles esperaban que esto también fuera manifiesto en la conciencia de los creyentes.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
el temor. O, pavor reverencial del Señor (Cristo), a la vista del juicio que nos va a hacer.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
temor del Señor… Esto es, cómo debe ser temido el Señor.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R500 Κυρίου se usa como un genitivo de complemento directo en τὸν φόβον τοῦ κυρίου: el temor dirigido hacia el Señor.
R880 El conato de presente πείθομεν se refiere a una acción comenzada pero interrumpida (con la idea de que no está completa: intentamos persuadir, comp. T63).
BD350 Ἐλπίζω con el perfecto de infinitivo indica una desviación del concepto de esperanza hacia el concepto del pensamiento.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Es decir, como el que debe ser temido.