Biblia

Comentario de 2 Corintios 5:20 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 2 Corintios 5:20 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo; y como Dios os exhorta por medio nuestro, rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconciliaos con Dios!

5:20 — «Así que somos embajadores en nombre de Cristo». Un embajador es un oficial enviado a otro país para hablar oficialmente por su nación. Como el turista en otro país no es embajador en esos países que visite, tampoco son «embajadores» de Dios algunos, o todos los cristianos, hoy en día.

A los apóstoles se les encargó la tarea de hablar al hombre de parte de Dios; a ellos se les dio credenciales (12:12). Es totalmente incorrecto referirse ciertas personas a sí mismas como «embajadores de Cristo». ¡No lo son! les falta la inspiración para serlo.

— «como si Dios… nosotros». La palabra de los apóstoles inspirados es la misma palabra de Dios. Véanse 1Ts 2:13; Mat 10:40; Luc 10:16. Con razón el cristiano tiene que continuar en la doctrina de los apóstoles (Hch 2:42), que es la misma doctrina de Cristo (2Jn 1:9; Apo 14:12), porque si no lo hace, es a Dios a quién está rechazando.

— «os rogamos… con Dios». Los apóstoles sufrieron mucho en su ministerio de rogar a los hombres a que se reconciliaran con Dios. Lo hacían en vista de todo lo que es Cristo y lo que ha hecho por el hombre pecador. Su trabajo apostólico fue hecho por la autoridad que tiene Cristo como el Salvador del mundo.

Lo que el hombre pecador necesita, para escapar de la ira de Dios, es ser reconciliado con El.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

somos embajadores en nombre de Cristo. 2Co 3:6; Job 33:23; Pro 13:17; Mal 2:7; Jua 20:21; Hch 26:17, Hch 26:18; Efe 6:20.

como si Dios rogase por medio de nosotros. 2Co 5:11; 2Co 6:1; 2Re 17:13; 2Cr 36:15; Neh 9:29; Isa 55:6, Isa 55:7; Jer 44:4; Eze 18:31, Eze 18:32.

os rogamos en nombre de Cristo. Job 33:6; Luc 10:16; 1Co 4:4, 1Co 4:5; 1Ts 4:8.

Reconciliaos con Dios. Job 22:21; Pro 1:22; Isa 27:5; Jer 13:16, Jer 13:17; Jer 38:20; Luc 14:23.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los embajadores son más que mensajeros. Ellos son los representantes de la soberanía que los envía. En el Imperio Romano, había dos clases de provincias, la senatorial y la imperial. Las provincias senatoriales eran generalmente pacíficas y amigables con Roma. Se sometieron a la autoridad romana y estaban bajo el control del senado. Las provincias imperiales, sin embargo, fueron adquiridas después, y no eran tan pacíficas. Estas provincias estaban bajo la autoridad del mismo emperador. Siria, que incluía Judea, era una provincia imperial. El emperador envió embajadores a estas provincias, para gobernar y mantener la paz. Los cristianos fueron llamados por su Rey para servir como embajadores en un mundo que está en rebelión contra Él. Sin embargo, Dios entregó a sus representantes un mensaje de paz y de reconciliación. Por este lado, los creyentes son embajadores de Dios, cuya misión es rogar a los hombres que se reconcilien con Dios, para escuchar la voz de perdón de su Creador.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

embajadores. Un término que se relaciona con la palabra griega más frecuente que se traduce «anciano». Describía a un hombre de edad y más experimentado que servía como representante de un rey en otros países. Pablo describió así su función y la función de todos los creyentes, como mensajeros que representan en la tierra al Rey del cielo con el evangelio, para rogar a las personas de todo el mundo que se reconcilien con Dios, quien es su Rey verdadero y por derecho propio (cp. Rom 10:13-18). como si Dios rogase. A medida que los creyentes presentan el evangelio, Dios habla (lit. «llama» o «ruega) a través de ellos para urgir a los pecadores incrédulos que se acerquen a Él con actitud de fe y acepten el evangelio, lo cual significa que se arrepientan de sus pecados y crean en Jesús (cp. Hch 16:31; Stg 4:8).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:20 — «Así que somos embajadores en nombre de Cristo». Un embajador es un oficial enviado a otro país para hablar oficialmente por su nación. Como el turista en otro país no es embajador en esos países que visite, tampoco son «embajadores» de Dios algunos, o todos los cristianos, hoy en día.
A los apóstoles se les encargó la tarea de hablar al hombre de parte de Dios; a ellos se les dio credenciales (12:12). Es totalmente incorrecto referirse ciertas personas a sí mismas como «embajadores de Cristo». ¡No lo son! les falta la inspiración para serlo.
–«como si Dios… nosotros». La palabra de los apóstoles inspirados es la misma palabra de Dios. Véanse 1Ts 2:13; Mat 10:40; Luc 10:16. Con razón el cristiano tiene que continuar en la doctrina de los apóstoles (Hch 2:42), que es la misma doctrina de Cristo (2Jn 1:9; Apo 14:12), porque si no lo hace, es a Dios a quién está rechazando.
–«os rogamos… con Dios». Los apóstoles sufrieron mucho en su ministerio de rogar a los hombres a que se reconciliaran con Dios. Lo hacían en vista de todo lo que es Cristo y lo que ha hecho por el hombre pecador. Su trabajo apostólico fue hecho por la autoridad que tiene Cristo como el Salvador del mundo.
Lo que el hombre pecador necesita, para escapar de la ira de Dios, es ser reconciliado con El.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EMBAJADOR DE CRISTO

2 Corintios 5:20 – 6:2

Así es que nosotros estamos actuando como embajadores de Cristo, porque Dios os hace llegar Su invitación por medio de nosotros. Por tanto, os rogamos de parte de Cristo: ¡Reconciliaos con Dios! Él hizo que el Que no tenía nada que ver con el pecado fuera la ofrenda por nuestros pecados para que nosotros pudiéramos entrar en la debida relación con Dios. Porque lo que estamos tratando de hacer nosotros es ayudarle a ganar a las personas es por lo que os exhortamos a que no recibáis el ofrecimiento de la gracia de Dios para luego no hacerle ningún caso. Porque por eso dice la Escritura: «En el momento oportuno te oí, y en el día de la salvación te ayudé.» ¡Pues ahora es ese «momento oportuno»! ¡Ahora es «el día de la salvación»!

El cargo que Pablo dice que Dios le ha asignado para su gloria y trabajo es el de embajador de Cristo. El término griego que usa (presbeutés) es una gran palabra. Tenía dos acepciones que correspondían a la palabra latina de la que era traducción (legatus).

(i) Las provincias romanas se dividían en dos clases. Algunas estaban bajo el control directo del senado, y otras bajo el del emperador. La diferencia dependía de lo siguiente: las provincias pacíficas en las que no había tropas romanas eran las senatoriales; las levantiscas, en las que se estacionaban tropas, eran las imperiales. En estas últimas, el que administraba cada una de ellas de parte del emperador era el legatus o presbeutés. Así es que la palabra representaba en primer lugar a la figura del que había sido comisionado personalmente por el emperador, y Pablo se consideraba designado por Jesucristo para la obra de la Iglesia.

(ii) Pero presbeutés y legatus tenían un sentido todavía más interesante. Cuando el senado romano decidía que un país había de convertirse en provincia, le enviaban de entre sus miembros a diez legati o presbeutai, es decir, delegados, que, juntamente con el general victorioso, concertaban los términos de la paz con el país vencido, fijaban los límites de la nueva provincia, trazaban una constitución para su nueva administración, y por último volvían para someter sus acuerdos a la ratificación final del senado. Eran responsables de introducir nuevos pueblos en la familia del imperio romano. Así era como se consideraba Pablo: el que presentaba a otros las condiciones de Dios para que entraran a formar parte como ciudadanos de Su Reino y como miembros de Su familia.

No hay mayor responsabilidad que la del embajador.

(i) Un embajador de España es un español que reside en otro país. Pasa la vida entre personas que en muchos casos hablan una lengua diferente, tienen tradiciones diferentes y tienen otra manera de vivir. El cristiano se encuentra en ese caso: vive en el mundo; toma parte en la vida y las actividades del mundo; pero es ciudadano del Cielo. En este sentido, es un extranjero. El que no esté dispuesto a ser diferente no puede ser cristiano.
(ii) El embajador habla en nombre de su propio país. Cuando el embajador español habla como tal, su voz es la voz de España. Hay situaciones en las que un cristiano tiene que hablar en nombre de Cristo. En las decisiones y consejos del mundo, la suya debe ser la voz de Cristo que presenta Su mensaje en aquella situación.
(iii) El honor de su país está en las manos del embajador. Por él se juzga a su país. Se escuchan sus palabras y se observan sus acciones y se dice: «Eso es lo que dice y hace tal o cual país.» Lightfoot, el famoso obispo de Durham, dijo en un culto de ordenación: «El embajador cuando actúa, no actúa sólo como agente, sino como representante de su Soberano… El deber del embajador no se limita a comunicar un mensaje determinado o a seguir una cierta política, sino que también está obligado a vigilar las coyunturas, a estudiar los caracteres, a buscar las oportunidades, para presentárselas a su audiencia de la manera más atractiva posible.» La gran responsabilidad del embajador es representar y presentar a su país a aquellos entre los que vive.
Aquí tenemos el privilegio más honroso del cristiano y su responsabilidad más sobrecogedora. El honor de Cristo y de Su Iglesia están en sus manos. Con sus palabras y con sus acciones puede hacer que se estime -o desestime- a su Iglesia y a su Soberano.
Tenemos que fijarnos en el mensaje de Pablo: » ¡Reconciliaos con Dios!» El Nuevo Testamento nunca nos habla de que Dios tenga que reconciliarse con la humanidad, sino siempre de que la humanidad tiene que reconciliarse con Dios. No se trata de aplacar a un Dios airado. Todo el plan de salvación tiene su origen en Dios. Fue porque Dios amaba al mundo de tal manera por lo que envió a Su Hijo. No es que Dios no tenga interés en la humanidad, sino viceversa. El mensaje de Pablo, el Evangelio, es la invitación de un Padre amante a Sus hijos descarriados para que vuelvan a casa, donde los espera el amor.

Pablo les suplica que no acepten el ofrecimiento de la gracia de Dios sin sentido. Hay tal cosa como -y es la tragedia de la eternidad- la frustración de la gracia. Pensemos en términos humanos. Supongamos que un padre o una madre se sacrifican y trabajan para darles a sus hijos las mejores oportunidades, rodearlos de amor, planificar su futuro con cuidado y hacen, en fin, todo lo posible para equiparlos para la vida. Y supongamos que esos hijos no sienten lo más mínimo su deuda de gratitud ni ninguna obligación de devolver algo de lo mucho que han recibido siendo dignos de ello. Y supongamos que los hijos fracasan, no por falta de capacidad, sino por falta de interés y de voluntad, porque no consideran el amor que les dio tanto. Eso es lo que quebranta el corazón de los padres. Cuando Dios le da a la humanidad toda Su gracia, y la humanidad la pisotea para seguir su propio camino equivocado, frustrando la gracia que podía haberla renovado y recreado, una vez más Cristo es crucificado, y quebrantado el corazón de Dios.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

NOTAS

(1) O: “en vez de; en el nombre de”.

REFERENCIAS CRUZADAS

t 224 Flp 3:20

u 225 Efe 6:20

v 226 Mat 25:40

w 227 2Co 2:14

x 228 Rev 22:17

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

20 (1) Los apóstoles fueron comisionados con un ministerio específico, el de representar a Cristo para realizar el propósito de Dios.

20 (2) En el versículo anterior el mundo es reconciliado con Dios; mientras que en este versículo los creyentes son reconciliados con Dios y han de ser más reconciliados con El. Esto indica claramente que se requieren dos pasos para que los hombres sean completamente reconciliados con El. El primer paso es reconciliar a los pecadores con Dios, separándolos del pecado. Con este propósito Cristo murió por nuestros pecados ( 1Co_15:3) para que Dios nos los perdonara. Este es el aspecto objetivo de la muerte de Cristo. En este aspecto, El llevó nuestros pecados en la cruz para que Dios los juzgara en El por nosotros. El segundo paso consiste en reconciliar con Dios a los creyentes que viven en la vida natural, apartándolos de la carne. Con este propósito Cristo murió por nosotros para que vivamos para El en la vida de resurrección (vs.14-15). Este es el aspecto subjetivo de la muerte de Cristo. En este aspecto El fue hecho pecado por nosotros para ser juzgado y eliminado por Dios a fin de que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en El. Por medio de los dos aspectos de Su muerte El ha reconciliado completamente con Dios al pueblo escogido de Dios. Estos dos pasos de reconciliación son representados claramente por los dos velos del tabernáculo. El primer velo es llamado «la cortina» (Éxo_26:37). Un pecador que era traído a Dios a través dé la reconciliación de la sangre propiciatoria entraba en el Lugar Santo pasando esta cortina. Esto tipifica el primer paso de la reconciliación. El segundo velo (Éxo_26:31-35 ; Heb_9:3) todavía lo separaba de Dios, quien estaba en el Lugar Santísimo. Este velo tenía que ser rasgado para que el pecador pudiera ser traído a Dios al Lugar Santísimo. Este es el segundo paso de la reconciliación. Los creyentes corintios habían sido reconciliados con Dios, habiendo pasado el primer velo y entrado en el Lugar Santo. No obstante, todavía vivían en la carne. Tenían que pasar el segundo velo, el cual ya había sido rasgado ( Mat_27:51 ; Heb_10:20), para entrar en el Lugar Santísimo y vivir con Dios en su espíritu ( 1Co_6:17). La meta de esta epístola era traerlos allí para que fueran personas en el espíritu ( 1Co_2:15), en el Lugar Santísimo, Esto era lo que el apóstol quería decir con la expresión: «Reconciliaos con. Dios». En esto consistía presentarlos perfectos en Cristo ( Col_1:28).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Rogamos… TR registra os rogamos, lo cual es incorrecto. Los destinatarios ya estaban reconciliados con Dios → 2Co 1:1.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

B445 Ὡς con los participios se usa con la idea de manera: Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios estuviera rogando por medio de nosotros.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

El pronombre os no está en el original y es incorrecto suplirlo. Los fieles de Corintio ya estaban reconciliados con Dios.

Fuente: La Biblia Textual III Edición