Comentario de 2 Corintios 6:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Y así nosotros, como colaboradores, os exhortamos también que no recibáis en vano la gracia de Dios;
6:1 — «Así, pues,… suyos». Pablo, como apóstol, colaboraba con Dios en el ministerio del evangelio (1Co 3:9). Pablo va a advertir a los corintios contra la apostasía (v.1,14-18), pero primero establece su autoridad para hacerlo (v.3 — 13). El que advierte es uno por el cual Dios ruega (5:20). Su advertencia, pues, no ha de ser tomada ligeramente.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
como colaboradores suyos. 2Co 5:18-20; 1Co 3:9.
os exhortamos. 2Co 5:20; 2Co 10:1; Mat 23:37; Rom 12:1; Gál 4:11, Gál 4:12.
que no recibáis en vano. Jer 8:8; Gál 3:4; Heb 12:15, Heb 12:25.
la gracia de Dios. 2Co 8:1, 2Co 8:2; Hch 14:3; Gál 2:21; Tit 2:11; 1Pe 4:10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo, un fiel ministro de la gracia de Dios, 2Co 6:1, 2Co 6:2,
se encomienda a ellos por su integridad de vida, 2Co 6:3,
y por soportar con paciencia toda clase de aflicciones y oprobios por el evangelio, 2Co 6:4-9.
De lo cual habla más denodadamente entre ellos porque su corazón les está abierto, 2Co 6:10-12,
y él espera el mismo afecto de ellos una vez más, 2Co 6:13;
exhortándolos a que huyan de la compañía y contaminaciones de los idolatras, por ser ellos mismos templos del Dios viviente, 2Co 6:14-18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
exhortamos: En 2Co 5:20, Pablo describe a Dios como si rogara a los hombres que se reconciliaran con Él. Aquí Pablo ruega (la misma palabra griega que aparece en 2Co 5:20) a los corintios también.
en vano: Si los creyentes viven para sí mismos (2Co 5:15), recibirán la gracia de Dios, pero perderán una recompensa celestial por su servicio hacia Él (2Co 5:10; 1Co 3:15). En Flp 2:12 Pablo anima a los que son salvos para ejercer o desarrollar su salvación. Los corintios fallaron en este punto. Fueron salvos y se quedaron ahí, por decirlo de alguna manera, sin hacer nada. No continuaron desarrollando su salvación. Pablo los anima a examinar sus vidas y a realinearse más cerca de Cristo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
NO RECABÁIS EN VANO LA GRACIA DE DIOS. Es indudable que Pablo creía que el creyente podía recibir la gracia de Dios y ser salvo (v. 2Co 6:2), y después, debido al descuido espiritual o al pecado deliberado, abandonar la fe y la vida del evangelio de modo que volvía a perderse. Se debe exhortar a todos a reconciliarse con Dios y a recibir su gracia (2Co 5:20). A los que reciben la gracia de Dios se les debe exhortar a no recibirla en vano (cf. vv. 2Co 6:14-18).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Azares apostólicos de Pablo, 6:1-10.
1 Cooperando, pues, con El, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios, 2 porque dice: “En el tiempo propicio te escuché y en el día de la salud te ayudé.” Este es el tiempo propicio, éste el día de la salud* 3 Por nuestra parte, en nada damos motivo alguno de escándalo, para que no sea vituperado nuestro ministerio, 4 sino que en todo nos mostramos como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, 5 en azotes, en prisiones, en tumultos, en fatigas, en desvelos, en ayunos, 6 en santidad, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en Espíritu Santo, en caridad sincera, 7 en palabras de veracidad, en el poder de Dios, en armas de justicia ofensivas y defensivas, 8 en honra y deshonra, en mala o buena fama; cual seductores, siendo veraces; 9 cual desconocidos, siendo bien conocidos; cual moribundos, bien que vivamos; cual castigados, mas no muertos; 10 como tristes, pero siempre alegres; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como quienes nada tienen, poseyéndolo todo.
Aletea aquí el espíritu del sermón de la montaña, tomando carne en San Pablo. Junto a un impresionante recuento de tribulaciones y debilidades, otro no menos impresionante de alegrías y actos de fortaleza. Es la conocida paradoja del cristianismo. Desde el punto de vista literario, es un pasaje de subido tono lírico y uno de los más hermosos que salieron de la pluma del Apóstol. Nada hay, sin embargo, que huela a rebuscado o artificial; todo fluye espontáneo.
La perícopa está estrechamente ligada a los últimos versículos del capítulo anterior, donde el Apóstol se refirió a la obra de “reconciliación” de Dios con los hombres, para cuya difusión en el mundo fueron ellos, los apóstoles, nombrados “embajadores.” Por eso, en su condición de tal, debe “cooperar” con Dios en la obra de salud, exhortando a los hombres a que “no reciban en vano” la gracia de Dios (v.1; cf. 1Co 3:9). Parece que el Apóstol se refiere sobre todo a la gracia de la conversión a la fe, a la que los corintios deben cooperar, a fin de que produzca en ellos los frutos de renovación y santificación que está destinada a producir. Para más urgir su exhortación, les dice que no hay tiempo que perder, pues estamos “en el tiempo propicio, en el día de la salud” (v.2). La cita es de Isa 49:8, y el profeta alude a los tiempos mesiánicos. Para San Pablo, ese “tiempo propicio” y “día de salud” es el tiempo intermedio entre la primera venida de Cristo (cf. Rom 3:21-26; Gal 4:4-5) y la segunda (cf. 1Co 1:8; Flp 1:10), tiempo destinado al arrepentimiento y conversión (cf. Rom 13:11-14; Hec 3:18-21). Que ese tiempo sea corto o largo, San Pablo lo ignora (cf. 5:3; 1Te 5:1-3; Mat 24:36), aunque en ocasiones manifiesta sus deseos de que sea corto (cf. 5:2; 1Co 16:22).
Hecha esa exhortación general (v.1-2), pasa a hablar de su conducta personal en el ejercicio del ministerio, que es el modo como ha tratado de llevar a la práctica la “cooperación” con Dios que le exige su condición de apóstol (v.3-10). Ante todo, su empeño en “no dar motivo alguno de escándalo,” a fin de no desacreditar la labor apostólica con perjuicio de las almas (v.3). Y, en verdad, ¡cuánto daño se puede hacer si la conducta no responde a la doctrina que se predica! Luego mostrarse siempre cual corresponde a los “ministros de Dios,” sin rehuir las penalidades (v.4-5), aprovechando los dones de Dios (v.6-7), sin perder el dominio de la voluntad por el juicio erróneo de los demás (v.8-10). ¡Magnífico ideal para todo hombre apostólico! Entre las penalidades (v.4-5), muchas provienen de sucesos fortuitos o de la malicia humana, pero otras (ayunos) se las impone voluntariamente el Apóstol. Al hablar de las virtudes y dones de Dios, San Pablo pone, como si fuera uno más, “en Espíritu Santo” (v.6). Parece que es una alusión a los carismas, cuyo dador es el Espíritu (cf. 1Co 12:11), y que San Pablo ciertamente poseía. Las “armas de justicia” (v.7) son las virtudes propias de la lucha cristiana, en orden a promover (ofensivas) y defender (defensivas) la justicia, que San Pablo gusta de comparar a la armadura de un guerrero (cf. 10:4; Efe 6:11-17; 1Te 5:8). Por lo que respecta a los v.8-10, constituyen una serie de antítesis, con las que el tono lírico del pasaje llega a su punto culminante. Nada ha logrado quebrar el ánimo del Apóstol. Ha seguido impertérrito su camino, sin dejarse afectar por los mueras o por los hosannas, sabiendo que no seremos más ni menos de lo que nuestras obras digan.
Vibrante llamada a la reconciliación y a la enmienda,1Te 6:11-18.
11 Os abrimos, oh corintios!, nuestra boca, ensanchamos nuestro corazón; 12 no estáis al estrecho en nosotros, lo estáis en vuestras entrañas; 13 pues para corresponder de igual modo, como a hijos os hablo, ensanchaos también vosotros. 14 No os unáis en yunta desigual con los infieles” ¿Qué consorcio hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué comunidad entre la luz y las tinieblas? 15 ¿Qué concordia entre Cristo y Belial? ¿Qué parte del creyente con el infiel? 16 ¿Qué concierto entre el templo de Dios y los ídolos? Pues vosotros sois templo de Dios vivo, según Dios dijo: “Yo habitaré y andaré en medio de ellos y seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo cual, salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor; y no toquéis cosa inmunda, y yo os acogeré 18 y seré vuestro padre, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas, dice el Señor todopoderoso.”
Pablo no sabe ya qué otra cosa añadir para ganarse de nuevo la confianza de los corintios. Les ha contado con absoluta franqueza cuál ha sido su proceder para con ellos, siempre limpio y desinteresado, sin reparar en dificultades ni fatigas. Les sigue amando extraordinariamente. ¿Qué más puede hacer?
Los v.11-13 responden a esa situación psicológica. Pide el Apóstol reciprocidad: amistad por amistad. Los corintios no están “al estrecho” y mal tolerados en su corazón “ensanchado”; pues que ellos hagan lo mismo con él, “ensanchando” también su corazón y dándole allí cabida a él. La expresión “ensanchar” el corazón viene a equivaler prácticamente a amar con intensidad, conforme a la manera de hablar corriente de que el amor intenso dilata el corazón.
No es fácil explicar la ilación que tengan con todo esto los v. 14-18, que siguen, en los que el Apóstol exhorta a los corintios a que estén en guardia contra las infiltraciones del paganismo. Como ya hicimos notar en la introducción a esta carta, no faltan autores que creen que estos versículos no están aquí en su lugar y que la continuación de la carta habría que buscarla en 7:2. Se aduce en confirmación el hecho de que en estos seis versículos hay varios hapax legome-na en relación con el resto de las cartas paulinas, y el hecho no menos sorprendente de que Pablo mande evitar el contacto con los gentiles, siendo así que en la primera carta les había dicho lo contrario (cf. 1Co 5:9-10; 1Co 10:27). Sin embargo, dado que se hallan en todos los códices y versiones, creemos que no hay motivo para sacarlos de aquí. Cierto que parecen romper el contexto, pero tengamos en cuenta que estos saltos de pensamiento no son infrecuentes en San Pablo, quien a veces interrumpe el hilo regular para exponer conceptos complementarios que acuden a su mente, reanudando luego el hilo cuando ha expresado esos conceptos. Por lo demás, es posible que el Apóstol, pensando en las causas profundas del porqué de la “estrechez” de corazón de los corintios hacia él, las encontrase en la excesiva familiaridad de trato con los infieles. En los v. 14-18 iría, pues, al fondo del problema. Tampoco las otras razones alegadas son decisivas, búsquese una u otra explicación. Desde luego, este pasaje muestra una gran afinidad con la literatura de Qumrán, recalcando la lucha entre la luz y la oscuridad; pero eso no es obstáculo para que sea de Pablo.
Lo que en estos versículos dice a los corintios es que huyan de contactos peligrosos con los paganos. Ya en otras partes había aludido a este tema, que constituyó un problema delicado en el cristianismo primitivo, pues ciertos contactos eran inevitables (cf. 1Co 5:9-13; 1Co 10:27). Lo difícil era saber mantenerse en el punto justo. La expresión “yunta desigual” (v.14) está sugerida probablemente por el precepto de la Ley mosaica, prohibiendo uncir bajo el mismo yugo animales de diversa especie (cf. Deu 22:10; Lev 19:19). Con cinco certeras preguntas, recalcando las diferencias fundamentales entre cristianismo y paganismo, San Pablo pone en guardia a los corintios contra esa “yunta desigual” entre fieles e infieles. El yugo ata a dos para una obra común, y ¿qué puede haber de común entre justicia e iniquidad, luz y tinieblas, Cristo y Belial 207, creyentes e incrédulos, templos de Dios 208 e ídolos? La cita de Escritura de los v.16-18 está formada bastante libremente a base de diversos textos del Antiguo Testamento, principalmente Lev 26:11-12 e Isa 52:11. La finalidad de San Pablo es mostrar que la unión de los fieles con Dios implica apartarse de las religiones falsas.
Fuente: Biblia Comentada
recibáis en vano la gracia de Dios. La mayoría de los corintios eran salvos pero se habían dejado obstaculizar por enseñanzas legalistas acerca de la santificación (vea las notas sobre 2Co 11:3; Gál 6:1). También es posible que algunos de ellos no fueran salvos de verdad, sino que estaban engañados por un falso evangelio de obras (cp. 2Co 13:5; Gál 5:4), que era enseñado por los maestros falsos. En cualquiera de los dos casos, la proclamación del evangelio de gracia por parte de Pablo no habría tenido su efecto deseado y por eso el apóstol habría tenido motivo para preocuparse en gran manera, de que todos los meses de ministerio que había invertido en Corinto se perdieran. Ambos casos también prevenían que la gente asumiera eficazmente cualquier «ministerio de reconciliación».
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
6:1 — «Así, pues,… suyos». Pablo, como apóstol, colaboraba con Dios en el ministerio del evangelio (1Co 3:9).
Pablo va a advertir a los corintios contra la apostasía (v.1,14-18), pero primero establece su autoridad para hacerlo (v.3–13). El que advierte es uno por el cual Dios ruega (5:20). Su advertencia, pues, no ha de ser tomada ligeramente.
–«os exhortamos… de Dios». Siempre que hay problemas, hay necesidad de exhortar. El que anda mal no quiere la exhortación, porque implica que hay error en alguna parte. Por eso es necesario a veces aun exhortar a que se acepte la exhortación (Heb 13:22, «Y os EXHORTO, hermanos, que admitáis la palabra de EXHORTACION»–Ver. Moderna).
La apostasía (desviación de la verdad) es una posibilidad continua, a pesar de las reclamaciones del calvinismo de que es imposible. La gracia de Dios puede ser recibida en vano. Véanse 1Co 15:1-2; Gál 5:4; Heb 3:12; Heb 6:6; 2Pe 2:20-22).
La gracia de Dios, que trae salvación a los hombres (Tit 2:11, Ver. Biblia de las Américas), trajo salvación a los corintios (1Co 15:2). Ahora corrían el riesgo de perder esa salvación debido a los falsos maestros en la iglesia local. Los judaizantes deshacían la gracia de Dios (compárese Gál 2:21). Prestar atención a ellos, dejando así la doctrina apostólica, les llevaría a la apostasía (recibir en vano la gracia de Dios). Véase 11:4.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EMBAJADOR DE CRISTO
2 Corintios 5:20 – 6:2
Así es que nosotros estamos actuando como embajadores de Cristo, porque Dios os hace llegar Su invitación por medio de nosotros. Por tanto, os rogamos de parte de Cristo: ¡Reconciliaos con Dios! Él hizo que el Que no tenía nada que ver con el pecado fuera la ofrenda por nuestros pecados para que nosotros pudiéramos entrar en la debida relación con Dios. Porque lo que estamos tratando de hacer nosotros es ayudarle a ganar a las personas es por lo que os exhortamos a que no recibáis el ofrecimiento de la gracia de Dios para luego no hacerle ningún caso. Porque por eso dice la Escritura: «En el momento oportuno te oí, y en el día de la salvación te ayudé.» ¡Pues ahora es ese «momento oportuno»! ¡Ahora es «el día de la salvación»!
El cargo que Pablo dice que Dios le ha asignado para su gloria y trabajo es el de embajador de Cristo. El término griego que usa (presbeutés) es una gran palabra. Tenía dos acepciones que correspondían a la palabra latina de la que era traducción (legatus).
(i) Las provincias romanas se dividían en dos clases. Algunas estaban bajo el control directo del senado, y otras bajo el del emperador. La diferencia dependía de lo siguiente: las provincias pacíficas en las que no había tropas romanas eran las senatoriales; las levantiscas, en las que se estacionaban tropas, eran las imperiales. En estas últimas, el que administraba cada una de ellas de parte del emperador era el legatus o presbeutés. Así es que la palabra representaba en primer lugar a la figura del que había sido comisionado personalmente por el emperador, y Pablo se consideraba designado por Jesucristo para la obra de la Iglesia.
(ii) Pero presbeutés y legatus tenían un sentido todavía más interesante. Cuando el senado romano decidía que un país había de convertirse en provincia, le enviaban de entre sus miembros a diez legati o presbeutai, es decir, delegados, que, juntamente con el general victorioso, concertaban los términos de la paz con el país vencido, fijaban los límites de la nueva provincia, trazaban una constitución para su nueva administración, y por último volvían para someter sus acuerdos a la ratificación final del senado. Eran responsables de introducir nuevos pueblos en la familia del imperio romano. Así era como se consideraba Pablo: el que presentaba a otros las condiciones de Dios para que entraran a formar parte como ciudadanos de Su Reino y como miembros de Su familia.
No hay mayor responsabilidad que la del embajador.
(i) Un embajador de España es un español que reside en otro país. Pasa la vida entre personas que en muchos casos hablan una lengua diferente, tienen tradiciones diferentes y tienen otra manera de vivir. El cristiano se encuentra en ese caso: vive en el mundo; toma parte en la vida y las actividades del mundo; pero es ciudadano del Cielo. En este sentido, es un extranjero. El que no esté dispuesto a ser diferente no puede ser cristiano.
(ii) El embajador habla en nombre de su propio país. Cuando el embajador español habla como tal, su voz es la voz de España. Hay situaciones en las que un cristiano tiene que hablar en nombre de Cristo. En las decisiones y consejos del mundo, la suya debe ser la voz de Cristo que presenta Su mensaje en aquella situación.
(iii) El honor de su país está en las manos del embajador. Por él se juzga a su país. Se escuchan sus palabras y se observan sus acciones y se dice: «Eso es lo que dice y hace tal o cual país.» Lightfoot, el famoso obispo de Durham, dijo en un culto de ordenación: «El embajador cuando actúa, no actúa sólo como agente, sino como representante de su Soberano… El deber del embajador no se limita a comunicar un mensaje determinado o a seguir una cierta política, sino que también está obligado a vigilar las coyunturas, a estudiar los caracteres, a buscar las oportunidades, para presentárselas a su audiencia de la manera más atractiva posible.» La gran responsabilidad del embajador es representar y presentar a su país a aquellos entre los que vive.
Aquí tenemos el privilegio más honroso del cristiano y su responsabilidad más sobrecogedora. El honor de Cristo y de Su Iglesia están en sus manos. Con sus palabras y con sus acciones puede hacer que se estime -o desestime- a su Iglesia y a su Soberano.
Tenemos que fijarnos en el mensaje de Pablo: » ¡Reconciliaos con Dios!» El Nuevo Testamento nunca nos habla de que Dios tenga que reconciliarse con la humanidad, sino siempre de que la humanidad tiene que reconciliarse con Dios. No se trata de aplacar a un Dios airado. Todo el plan de salvación tiene su origen en Dios. Fue porque Dios amaba al mundo de tal manera por lo que envió a Su Hijo. No es que Dios no tenga interés en la humanidad, sino viceversa. El mensaje de Pablo, el Evangelio, es la invitación de un Padre amante a Sus hijos descarriados para que vuelvan a casa, donde los espera el amor.
Pablo les suplica que no acepten el ofrecimiento de la gracia de Dios sin sentido. Hay tal cosa como -y es la tragedia de la eternidad- la frustración de la gracia. Pensemos en términos humanos. Supongamos que un padre o una madre se sacrifican y trabajan para darles a sus hijos las mejores oportunidades, rodearlos de amor, planificar su futuro con cuidado y hacen, en fin, todo lo posible para equiparlos para la vida. Y supongamos que esos hijos no sienten lo más mínimo su deuda de gratitud ni ninguna obligación de devolver algo de lo mucho que han recibido siendo dignos de ello. Y supongamos que los hijos fracasan, no por falta de capacidad, sino por falta de interés y de voluntad, porque no consideran el amor que les dio tanto. Eso es lo que quebranta el corazón de los padres. Cuando Dios le da a la humanidad toda Su gracia, y la humanidad la pisotea para seguir su propio camino equivocado, frustrando la gracia que podía haberla renovado y recreado, una vez más Cristo es crucificado, y quebrantado el corazón de Dios.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 6
1 Siendo, pues, colaboradores suyos, también os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
Pablo pone fin a sus palabras sobre la obra salvífica de Dios con una exhortación. Exhorta como apóstol, llamado a colaborar (1,24; 3,9) en la obra de la reconciliación. Dios ofrece la gracia de la reconciliación, el don de la salvación y de la paz. Que nadie la reciba en vanos. Se puede recibir la gracia de Dios y también por supuesto, aceptarla, al menos exteriormente. Pero esto pudiera no servir de nada. El don de Dios puede permanecer estéril. Esta grave afirmación previene contra toda presuntuosa seguridad demasiado precipitada. Se amonesta a los cristianos a examinarse a sí mismos para ver si su talento cristiano es auténtico y su conducta fructífera. Y si alguno tuviera que confesarse a sí mismo que todo había sido en vano, este tal debe aceptar el Evangelio otra vez, desde el principio.
2 Pues dice: «En tiempo favorable te escuché y en día de salvación te presté ayuda» (Isa 49:8). Ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación.
La exhortación se apoya en una sentencia del profeta Isaías. Isaías habla de un tiempo, todavía lejano para el, en el que vendrá el Mesías prometido. En las palabras del profeta percibe Pablo la advertencia de que Dios da a los hombres un tiempo de gracia, que ya no retorna. Ahora es el tiempo de que habla el profeta. Pablo da un paso más. Isaías habla de un tiempo favorable; Pablo dice que es un tiempo sumamente favorable.
7. POBREZA Y RIQUEZA DEL MINISTERIO (6/03-10).
El apóstol continúa su propia defensa. Se ha esforzado siempre por ejercer su servicio sin provocar escándalo. A lo largo de una serie de palabras y frases; que se suceden in crescendo demuestra cuán honda entrega encerraba este servicio. La enumeración abarca las antítesis y tensiones de pobreza y riqueza, de renuncia y gloria contenidas en el ministerio apostólico 47.
3 No damos en nada motivo de tropiezo a nadie, para que no sea censurado este servicio nuestro. 4 Por el contrario, nos acreditamos en toda ocasión como servidores de Dios, con mucha constancia, en tribulaciones, en necesidades, en aprietos…
El apóstol sabe que aquello de que se acusa a la persona del que desempeña el ministerio recae sobre el ministerio mismo, con razón o sin ella. Por tanto, debe procurar que su conducta no sea motivo de tropiezo o escándalo para nadie.
Pablo rechaza, repetidas veces, la acusación de que se recomienda a sí mismo en sus palabras (3,1; 5,12; 10,12). Aquí emprende una recomendación de sí mismo basada en su comportamiento irreprochable ante todo el mundo. Hay lugar para dicha recomendación. En la descripción de luchas, cargas y penalidades que sigue, pueden distinguirse cuatro secciones. Los primeros miembros están caracterizados por el «en» repetido y enumeran situaciones de servicio y sufrimiento (6,4b.5); siguen después los dones carismáticos acreditados en el servicio y las virtudes morales ejercitadas en el mismo, acompañadas de la preposición «con» (6,..7a). Sigue una lista, unida con la expresión «mediante», que enumera las circunstancias y los modos del servicio (6,7b.8a); se concluye con una lista de pequeñas frases, cada una de las cuales comienza con un «como», en las que se describen las actitudes fundamentales del servicio (6,8b-10). Finalmente, el apóstol testifica que ha podido soportar todo esto gracias a la posesión indestructible de la alegría y a la abundancia de los bienes espirituales (6,10).
Los apóstoles son servidores de Dios en dos sentidos: como cristianos y como apóstoles. En las parábolas de Jesús se presenta, con frecuencia, al discípulo como el siervo fiel; así, por ejemplo, en la parábola de los obreros de la viña (Mat 20:1-16) o en la del siervo vigilante (Mt 24-45-51). La actitud del discípulo es, por antonomasia, actitud de servicio, de acuerdo con la sentencia del Señor: «El que quiera ser grande entre vosotros, sea servidor vuestro» (Mar 10:43). Pablo es servidor de Dios, además, por su calidad de apóstol y se llama a sí mismo «servidor» del Evangelio (Col 1:23). Como apóstol está tan consagrado al servicio de Dios que ya no puede disponer de sí mismo. La precedente calificación de servidor de Dios define la renuncia radical y dolorosa del apóstol, que se integra en el todo de un tercero, a cuyo fatigoso servicio está. De aquí se derivan todas y cada una de las cargas y sufrimientos que enumera a continuación.
Se enumeran, en primer lugar, las situaciones dolorosas. Constancia es traducción del término griego hypomone, cuyo significado fundamental es «permanecer debajo». Es resistir y aguantar con firmeza y confianza en la ayuda de Dios y en la salvación final. Es ésta una de las posturas fundamentales del cristiano. Las tribulaciones forman parte de la vida cristiana en el mundo48. Son una participación en la pasión de Cristo, que padece tribulación en sus miembros (2Co 4:10 s). Estas tribulaciones son una característica del tiempo presente en cuanto tiempo final. Los sufrimientos son como los dolores de parto de la salvación ya cercana (Mat 24:1; Rev 1:9).
……………
47. Listas semejantes sobre las cargas y la gracia del servicio apostólico se encuentran en Rom 8:35-39; 1Co 4:9-13; 2Co 4:8-12; 2Co 6:4-10; 2Co 11:32-33. Deberían leerse todas estas listas como formando un conjunto.
……………
5 .. en palizas, en cárceles, en tumultos, en fatigas, en desvelos, en ayunos…
Se enumeran ahora los trabajos y sufrimientos concretos que se deben soportar en el servicio apostólico: palizas, como las que acaso el Apóstol hubo de sufrir en los tumultos callejeros, en la sinagoga, en la cárcel o ante los jueces, tanto judíos como paganos (2Co 11:24 s). Las cárceles fueron una experiencia frecuente de los apóstoles, pero sobre todo de Pablo. Los tumultos pueden referirse a las agitaciones y revueltas, en algunas de las cuales el Apóstol fue golpeado y amenazado de muerte 49. Las fatigas son los trabajos inherentes a su vocación en todas las comunidades, acrecentados en las comunidades tibias o desobedientes y multiplicados por la oposición de los enemigos. El Apóstol tuvo que soportar vigilias, acaso en las mismas cárceles (Hec 16:25), o también cuando, por el exceso de trabajo, no había ni tiempo para dormir, o porque ejercía el servicio apostólico también durante la noche (como en Hec 20:31, en la celebración litúrgica de Tróade), o porque el Apóstol se dedicaba, durante el día, a trabajos manuales, para ganarse el sustento, y dedicaba la noche al ministerio pastoral (cf. el comentario a 11,7; 1Co 4:11; 1Te 2:9). Los ayunos no eran, precisamente, voluntarios, sino carencia forzosa de alimentos y bebida en las cárceles, en los viajes, en el trabajo o, sencillamente, como consecuencia de su pobreza.
……………
48. Tanto los Evangelios (Mat 10:22; Lc 8-15; Mat 21:19) como las cartas paulinas (Rom 5:3 s; Rom 8:25; Col 1:11; 2Te 1:4) exigen, con frecuencia, esta constancia. Sobre la tribulaci6n, cf. Mat 13:21; Jua 16:33; Hec 14:22; 2Co 1:4, Rom 8:35; Rom 12:2; 1Co 7:28.
49. Sobre los encarcelamientos de Pablo, véase Hec 16:23; Hec 23:35; Hec 28:16; Efe 3:1; Flp 1:7; Col 4:18; Flm 1:1; 2Ti 1:8. Sobre los tumultos, véase Hec 13:50; Hec 14:19; Hec 16:19 s; Hec 19:28 s.
……………
6 …con pureza, con conocimiento, con comprensión, con bondad, con Espíritu Santo, con amor sincero, 7a con palabra de verdad, con poder de Dios…
Hasta aquí se hablaba del testimonio que los trabajos del Apóstol dan en favor de él, ahora se aduce el testimonio de sus dones espirituales y de sus virtudes. La pureza no significa aquí castidad en sentido estricto, sino pureza y santidad de vida, en su sentido total. El portador del Espíritu habla a la Iglesia con conocimiento e inteligencia (1Co 14:6). Extender el conocimiento es la tarea del apóstol (1Co 2:14). El apóstol debe ejercitar una y otra vez la comprensión y la bondad, virtudes emparentadas entre sí, si, a pesar de todas las dificultades, quiere ganar a los hombres para Cristo. Se insiste con frecuencia en que el amor sea sincero 50. La palabra de verdad puede entenderse como una alusión al lenguaje sincero y verdadero que Pablo se atribuye a sí mismo. Pero podría referirse también a la palabra del Evangelio, en cuanto que es mensaje de verdad, que transmite y crea la verdad ( Efe 1:13; Col 1,S; 2Ti 2:15). El poder de Dios es el poder del Evangelio que salva aquí y ahora; pero es también el poder milagroso de Dios, concedido al apóstol (2Co 12:12; Rom 15:19).
……………
50. Rom 12:9; 1Ti 1:5; 1Pe 1:22.
……………
7 …mediante las armas de la justicia, las de la derecha y las de la izquierda…
Se recurre aquí a imágenes de la vida militar. Las armas de la mano derecha del soldado son la espada y la lanza, como armas ofensivas; en la mano izquierda se lleva el escudo, como arma defensiva. Ambas maneja el apóstol. Pero ataca y se defiende no con la injusticia, sino con la justicia. Unas son las armas de la injusticia al servicio del pecado (Rom 6:13) y de la carne (2Co 10:4), y otras las armas de la luz (Rom 13:12) 51. Así, el apóstol aparece ante el mundo como un guerrero de la justicia, armado con todas sus armas.
……………
51. El armamento del cristiano se describe con todo detalle en 2Co 10:3 s y también en Efe 6:13-17.
……………
8a…mediante la gloria e ignominia, mediante buena y mala fama…
En 6,8-10 el lenguaje produce un gran efecto debido a que en cada par de expresiones se concentra la tensión entre la apariencia externa y la realidad interna, y se establece entre ellas una relación de contraste y unidad.
Los hombres tienen juicios fluctuantes y divergentes acerca del apóstol. Pero estos juicios no pueden apartarle de su camino ni del cumplimiento de su ministerio. De parte de sus amigos y de los cristianos recibe Pablo honra y buena fama; de parte de sus enemigos soporta la ignominia y mala fama. Los paganos y los judíos le arrastran ante los tribunales, le golpean y le arrojan a la cárcel. También los enemigos que tiene en la Iglesia, los falsos apóstoles (11,5), los falsos hermanos (11,26) le calumnian y procuran estorbar su trabajo. Hay, también, en fin, cristianos que le denigran. La deshonra ante los hombres es una carga abrumadora (1Co 4:9-11).
8 …como embusteros, aunque sinceros; 9 como desconocidos, aunque somos conocidos de sobra; como si fuéramos moribundos, aunque seguimos viviendo; como castigados, aunque todavía no muertos…
Ante el mundo, los apóstoles pasan muchas veces por embusteros, seductores y engañadores. Los paganos calificaban así a los cristianos, pero fueron sobre todo los judíos quienes lanzaron acusaciones de este género contra los testigos del Mesías Jesús (Mat 27:63 s). Con todo, los apóstoles se saben sinceros ante el tribunal de su propia conciencia. Dios y la Iglesia les confirman en esta convicción personal. Los apóstoles son, sin ninguna duda, los que predican la verdad y los que la manifiestan ante el mundo. Son desconocidos en el mundo. Al igual que los cristianos en general, tampoco ellos forman parte de los «sabios según la carne», «poderosos» y «de cuna noble» (1Co 1:26). El gran mundo, la literatura, la política y la ciencia no saben nada de ellos. No se les busca, como a las celebridades famosas y rectoras de la época. Pero son bien conocidos y comprendidos en la Iglesia y están al descubierto ante Dios (2Co 5:11). En el cielo están inscritos en los libros eternos (Luc 10:20; Flp 4:3). Es cierto que los apóstoles están marcados por la pasión y muerte de Cristo (2Co 4:10 s). Pero del estado aparente de muerte brota no la fuerza vital humana, sino la fuerza de Dios, de la que los apóstoles tienen conciencia cuando experimentan cómo superan todos los sufrimientos y son salvados de los más graves peligros de muerte (2Co 1:8-10). Los castigos que el apóstol soporta se refieren, en general, a las pruebas del sufrimiento. Pero pudiera tratarse también de los castigos impartidos por el antiguo derecho penal, tales como azotes y tormentos (11,24s), que podían incluso acarrear la muerte. Con todo, aunque los apóstoles eran azotados hasta límites mortales, no morían.
Pablo sigue el salmo 118. El fiel que ora en este salmo concibe sus tribulaciones y sufrimientos como castigos: «No, no he de morir, que viviré… me castigó, me castigó Yahveh, pero no me entregó a la muerte» (Sal 118:17-18). Del mismo modo, Pablo entiende sus sufrimientos como castigos de un Dios que, con todo, sigue amando. «Cuando el Señor nos juzga, nos corrige, para que no seamos condenados con el mundo» (1Co 11:32).
10…como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como quienes nada tienen, pero todo lo poseen.
Las necesidades y tribulaciones interiores y exteriores engendran tristeza. Pero los atribulados están siempre llenos de un gozo indestructible, que brota de la esperanza de la salvación futura. En efecto, «el reino de Dios es justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo» (Rom 14:17). Desde la dura prisión exhorta Pablo a los cristianos atribulados en el mundo: «Gozaos siempre en el Señor; os lo repito, gozaos» (Flp 4:4).
Los apóstoles son pobres en bienes exteriores, pero tienen una riqueza interior que también ha sido brindada a otros muchos. Esta riqueza consiste en la plenitud de los dones del Espíritu. «Por él fuisteis enriquecidos en todo: en toda clase de palabra y de conocimiento» (1Co 1:5). Forma también parte de su riqueza la recompensa prometida, pues a ellos se les ha ofrecido la vida: «Quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la encontrará» (Mat 16:25). A ellos se les ha aseverado: «Alegraos en aquel día y saltad de gozo; porque mirad: vuestra recompensa será grande en el cielo» (Luc 6:23). De la Iglesia de Esmirna dice el vidente Juan: «Conozco tu tribulación: la pobreza, sin embargo, eres rico» (Rev 2:9). De su riqueza reparten los apóstoles instrucción y consuelo (Rev 1:4; 1Co 4:13). Transmiten la reconciliación de Dios (2Co 5:18.20), la gracia (2Co 1:5) y la salvación (2Co 1:6).
Parte cuarta
RECONCILIACIÓN CON LOS CORINTIOS 6,11-7,16
El deseo de Pablo de llegar a un acuerdo con la iglesia de Corinto y restablecer de nuevo la paz llega en esta parte de la carta a su objetivo. El Apóstol rechaza una vez más las acusaciones injustificadas y pide, de nuevo, el restablecimiento de la comunión (6,11-13; 7,2-4). Las buenas noticias que Tito ha traído de Corinto dan al Apóstol la certeza de que se ha conseguido, otra vez, un clima de confianza.
I. RESTABLECIMIENT0 DE LA COMUNIÓN (6,11-7,4).
Las dos pequeñas perícopas 6,11-13 y 7,2-4 constituyen, por su forma y contenido, una unidad Con palabras cordiales busca Pablo la comunión con la Iglesia de Corinto. Junto con la petición puede expresar ya la seguridad de que esta comunión está restablecida.
a) Estrechez y amplitud (6/11-13).
11 Os hemos hablado con toda franqueza, oh corintios, y nuestro corazón se ha dilatado.
Después de algunas palabras de reprensión y de unas profundas enseñanzas sobre el ministerio apostólico, Pablo continúa en un tono coloquial lleno de confianza. Hasta llegar aquí no se encuentra, en la carta, la cálida expresión: ¡oh corintios! Pablo emplea en primer lugar la imagen, netamente veterotestamentaria, de que el corazón del hombre, que ama y se preocupa, se ha dilatado, para recibir a todo y a todos. «Has dilatado mi corazón» (Sal 119:32). Así, Pablo se abre totalmente a toda la comunidad. En su corazón se reserva un amplio espacio para los corintios. Su servicio apostólico los abarca a todos sin apreturas ni opresiones. El ancho amor de su corazón se expresa en sus palabras, cordiales y conmovidas. Se citan juntos el corazón y la boca, como en la sentencia del Señor: «DeI rebosar del corazón habla la boca» (Mat 12:34).
12 No es en nosotros donde os falta amplio espacio: es en vuestras propias entrañas donde os falta.
Continúa desarrollando la imagen iniciada. Los corintios tienen un amplio espacio en el corazón del apóstol, pero reservan en el suyo poco sitio para Pablo. La estrechez de su corazón no deja entrar al apóstol. Lo que hace estrecho el corazón e incluso lo cierra es la suspicacia, la desconfianza, el prestar oídos a las palabras calumniosas sobre el apóstol.
13 Os pido la misma correspondencia -os hablo como a hijos-: dilataos también vosotros.
Pablo exhorta a su comunidad como un padre y en su calidad de padre. Pide a los corintios que, en correspondencia, tengan un corazón tan abierto y dilatado como el suyo mismo.
El apóstol es un padre respecto de la comunidad: «No para avergonzaros os escribo esto, sino para haceros una advertencia como a hijos míos queridos. Pues, aunque tengáis diez mil pedagogos en Cristo, padres no tenéis muchos; porque yo os engendré en Cristo Jesús por el Evangelio» (1Co 4:14-15). Así pues, a través de la predicación, el apóstol es padre de su comunidad. Por lo demás, la relación del apóstol con la Iglesia puede describirse, asimismo, con la imagen del amor materno: «Hijitos míos, de nuevo siento por vosotros dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros» (Gal 4:19).
Ahora bien, la Iglesia ha transmitido también la sentencia del Señor: «A nadie en la tierra llaméis «Padre» vuestro, porque uno sólo es vuestro Padre: el del cielo» (/Mt/23/09). En su contexto general este pasaje amonesta a que no se den en la Iglesia títulos tales como maestro, doctor o padre, a los que enseñan y dirigen. Es posible que ya entonces hubieran intentado algunos introducir estos títulos en la comunidad, implantando tal vez la costumbre judía en virtud de la cual aI maestro hay que hablarle con toda veneración, como a un padre. El título y tratamiento de padre (santo padre, pater) se ha hecho ya común en la Iglesia (lo mismo que el título de maestro, pues a esto equivale el título de doctor). Es casi seguro que Pablo no permitió que se le llamara padre. Existe siempre una cierta tensión entre la citada sentencia del Señor y los pasajes en que Pablo se llama padre de la comunidad. Y lo mismo puede decirse también respecto de nuestra costumbre actual. Nadie va a reprochárselo a Pablo, ni se pretende tampoco reformar nuestros usos lingüísticos. Pero, en todo caso, la sentencia del Señor marca unos límites. Dios tiene, respecto de todo hombre, y del creyente en especial, una intimidad y exclusividad en la que ningún otro ser humano puede entrar ni le es lícito inmiscuirse. En realidad, sólo el Dios viviente y vivificante puede ser Padre de la vida verdadera de un hombre.
b) La separación del mundo (6/14-07/01).
14 No forméis con los infieles una yunta desigual. Pues ¿qué relación cabe entre la justicia y la impiedad? ¿Qué de común la luz con las tinieblas?
El diálogo confidencial con los corintios se rompe, aunque se reanudará en 7,2. La conexión entre 7,2 y 6,11-13 es tanto más evidente cuanto que Pablo emplea en ambos pasajes la misma imagen de la amplitud del corazón. Por tanto, 6,14-7,1 es una perícopa que se ha deslizado en medio. Se trata de una exhortación -cerrada en sí misma en cuanto a contenido y forma- al apartamiento del mundo, a la purificación y santificación. El texto previene contra las uniones con infieles y amonesta a elegir unos compañeros igualados para yunta. Los infieles que aquí se mencionan son, de acuerdo con 6,16, los paganos, no los judíos. Se describe la vida cristiana como un estar y caminar bajo un yugo, al cual pueden aplicarse las palabras del Señor: «Mi yugo es llevadero y mi carga ligera» (Mat 11:30). En 6,14b-16a cinco breves sentencias, expuestas en forma de interrogantes, ponen bien en claro que es imposible caminar a una con los infieles. Con arte estilístico se describe cinco veces, con diferentes palabras, tanto el concepto de comunión como la antítesis de fe e incredulidad 52. Esta oposición entre fe e incredulidad es, en primer término, la correspondiente a la justicia y la impiedad. Esta era, originalmente, la contraposición entre judaísmo y paganismo. El judío intenta conseguir la justificación ante Dios mediante la fatigosa observancia de la ley. El pagano, que no tiene ley (escrita), es impío. Pero ahora, al cristiano se le ha concedido la justificación como un regalo de Dios (/Rm/03/24), aunque siempre con la obligación de hacer realidad este don en su propia vida. Así, la antigua oposición entre justicia e impiedad, que separó en otro tiempo al judaísmo del paganismo, es ahora, en un sentido nuevo, oposición entre Iglesia y paganismo, o entre fe e incredulidad.
Esta oposición es, también, parecida a la que se da entre la luz y las tinieblas. Las palabras y conceptos tomados del mundo natural se trasladan al mundo de lo espiritual y lo moral. La luz es el reino de Dios (Luc 16:8) o el reino de Satán (Luc 22:53). El Evangelio de Juan emplea repetidas veces la antítesis: «Esta luz resplandece en las tinieblas, pero las tinieblas no la recibieron» (Jua 1:5; cf. 3,19; 12,35). De donde se sigue una exhortación para aquellos que han sido llamados a la luz: «En otro tiempo erais tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Andad, pues, como hijos de la luz» (Efe 5:8; cf. Rom 13:12; 1Jn 2:9).
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52. Sorprende la interrupción de la línea de pensamiento entre 6,13 y 7,2, así como el hecho de que la perícopa 6,14-7,1 aparezca como cerrada en sí misma. La exégesis ha discutido muchas veces el tema de si esta perícopa no habrá sido tomada de algún otro lugar de la segunda carta a los Corintios, o de alguna otra carta paulina, e insertada posteriormente en nuestro pasaje. Además, hay algo aquí que es singular en Pablo. Sólo en este lugar (6,15) de las cartas paulinas se le llama al diablo Beliar. En 7,1 se exhorta a la purificación de la carne y del espíritu. Espíritu significa, pues, aquí el espíritu humano, mientras que Pablo entiende por espíritu, casi exclusivamente, el Espíritu Santo, dado por Dios, que no necesita purificación. A esto se debe que, recientemente, algunos hayan admitido que esta perícopa no procede de Pablo, sino que ha sido insertada por algún otro en la carta. Es difícil conseguir una certeza por algún caso, el texto contiene una exhortación de la Iglesia apostólica.
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15 ¿Qué acuerdo puede haber entre Cristo y Beliar, o qué participación entre un creyente y un infiel?
La oposición entre fe e infidelidad equivale a la que existe entre Cristo y Beliar, es decir, Satán 53. Cristo y Satán aparecen, con frecuencia, enfrentados como dos enemigos. En el episodio de las tentaciones son como dos reyes adversarios que, puestos sobre una gran montaña que domina el mundo, combaten entre sí por él (Mat 4:8-10). Ningún hombre puede servir a la vez a estos dos señores (Mat 6:24; cf. Heb 2:14, 1Jn 3:10).
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53. En todo el Nuevo Testamento sólo en este pasaje se le da este nombre a Beliar, que, con todo, era muy usual en aquella época. La palabra hebrea significa maldad, inanidad.
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16a ¿Qué compatibilidad entre el templo de Dios y los ídolos?
La oposición es también de tipo cúltico, como la que existe entre el templo de Dios y los ídolos. Esta valoración se hace de acuerdo con la fe y la estimación de Israel, según las cuales la oposición entre el templo de Dios y las imágenes de los cielos era la más radical que pudiera pensarse. En el Antiguo Testamento la suprema monstruosidad es colocar imágenes de ídolos en el templo de Dios 54. El templo santo de Dios es ahora la comunidad cristiana, consagrada por el Espíritu Santo. El mismo Cristo había comparado a su Iglesia con una casa construida sobre un cimiento roqueño (Mat 16:18). La imagen es empleada repetidas veces por el apóstol. La Iglesia es «labranza de Dios» y «edificación de Dios» (1Co 3:9); «templo de Dios» (1Co 3:16) o edificio espiritual, construido de piedras vivas, sobre la preciosa piedra angular Cristo (1Pe 2:5).
Entre este nuevo y verdadero templo de Dios y los Ídolos paganos no puede haber ningún contacto común. Desde luego, las religiones paganas podían reconocer a los otros dioses; así, Roma aceptó dioses extranjeros en el «templo consagrado a todos los dioses» (panteón). Pero la fe cristiana exige una separación absoluta. El concilio apostólico exigió que los cristianos se mantuvieran apartados de las ofrendas a los ídolos (Hec 15:29). Pablo recuerda a los cristianos que aquellos que han participado en la mesa del Señor Cristo, no pueden tomar parte en la mesa de Satán, que no pueden beber en la copa del Señor y en la copa del demonio (1Co 10:19-22).
En oposición a los dioses paganos, el Dios de los cristianos es el Dios viviente. Los dioses paganos están muertos. En el Antiguo Testamento se llama a los ídolos «dioses de mentira» y «nada». Los judíos se burlaban de los ídolos paganos, porque eran un trozo de madera o una piedra insensible. De un mismo tronco de árbol una parte va al fuego y de la otra se hace un ídolo 55. A este propósito Pablo recuerda a los tesalonicenses que se han apartado de los ídolos para volverse hacia el Dios viviente y verdadero (1Te 1:9).
Pablo toca pocas veces en sus cartas el tema del monoteísmo de los cristianos, opuesto a los muchos dioses del paganismo, debido a que todas sus cartas van dirigidas a comunidades sólidamente asentadas, en las que se da por supuesto que la conversión de los ídolos al único Dios es ya un hecho del pasado. Pero afirmaciones como la de 6,14-16, en conexión con otras como Mat 6:7 s; Mat 10:14-22 ofrecen un testimonio de cuán difícil fue, en realidad, la lucha con el paganismo. Tanto en los antiguos cultos a los dioses como en el refinamiento y la orientación del pensamiento artístico y filosófico, el paganismo seguía siendo la fuerza inquebrantada lo mismo en las manifestaciones públicas del Estado y de la sociedad que en la vida de los individuos. Ahora bien, al cristiano se le exige una negación radical a todo ello.
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54. Véase 2Re 21:7; 2Re 23:6; Dan 9:27, Dan 9:55. Cf. Amo 2:4; Jer 2:5.11; Jer 5:7; Isa 44:9-20; Sb 13 y 14.
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16b Porque nosotros somos templo del Dios viviente, como lo dijo Dios: «Habitaré y caminaré en medio de ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo» (Lev 26:11 s; Eze 37:27).
El apóstol confirma y corrobora sus afirmaciones personales con sentencias del Antiguo Testamento, que sabe relacionar entre sí gracias a su familiaridad con la Biblia. La Iglesia es templo de Dios. Ya del pueblo de la salvación de la antigua alianza dice Dios: «Habitaré y caminaré en medio de vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.» También, y con mayor razón que del Israel del Antiguo Testamento, puede decirse del puebIo de Dios de la alianza nueva que es como el templo en el que Dios habita.
17 Por eso añade: «Salid de entre ellos y vivid aparte, dice el Señor. Y no toquéis nada impuro, y yo os acogeré» (Isa 52:11).
Como pueblo santo de Dios, los cristianos no pueden contaminarse con las abominaciones paganas. Deben apartarse del mundo de los infieles, aunque tengan que permanecer en medio de ellos. Deben despedirse y separarse de Ios pecados y vicios de los gentiles. La carta expone esta exigencia, una vez más, con una sentencia de los profetas del Antiguo Testamento. En Isaías se trata de una instrucción a Israel para que salga de la ciudad pagana y, por tanto, impura de Babilonia. En el sentido de nuestra carta producen impureza la lujuria, la codicia y el culto a los ídolos (Efe 5:3.5; Col 3:5). Esta impureza se opone a la santidad de la Iglesia (1Te 4:7). Los que han abandonado el mundo encuentran en Dios refugio y acogida. «Nadie que haya dejado por mí y por el Evangelio, casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, dejará de recibir cien veces más ahora, en este mundo… y en el mundo venidero, vida eterna» (Mar 10:29-30).
18 «Y seré para vosotros padre, y vosotros seréis para mí hijos e hijas, dice el Señor todopoderoso» (2Sa 7:14).
En su pasaje original esta sentencia es una promesa de bendición del profeta Natán al rey David y a su hijo. En ella garantiza Dios que será siempre, para el hijo de David y futuro rey de Israel, un padre y que el rey puede saberse siempre hijo de Dios. La carta atribuye a todos los cristianos en general esta promesa divina. Dios es su Padre amado y todos ellos son hijos e hijas de Dios. éste es justamente el Evangelio de Jesús: que Dios es el Padre de sus hijos. La predicación y la catequesis transmiten esta sentencia de Jesús como la más preciosa posesión de la Iglesia. Así, Pablo dice que el cristiano puede clamar con espíritu filial: ¡Padre!, y que esto es lo que constituye el ser cristiano (Rom 8:17; Gal 4:7).
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
Pablo exhorta a sus lectores a no recibir la gracia de Dios … en vano, es decir, a no dejar que su respuesta al evangelio sea arruinada por permitir críticas al evangelio o a aquel que se lo trajo. Para subrayar la gravedad de su ruego, Pablo les recuerda que éste es el tiempo favorable de Dios e implica que no deberían recibir este favor de Dios en vano.
3-10 Pablo insiste en que la forma en que ha conducido su propio ministerio no constituye una piedra de tropiezo que pueda ser obstáculo para que los corintios reciban la gracia de Dios en la forma adecuada. En cambio, él ha intentado de todas las maneras posibles reconocerse como un siervo de Dios, soportando privaciones (4b, 5) y actuando con integridad (6, 7), sin importar si sus propias experiencias en el ministerio eran agradables o dolorosas (8-10). En todos los altibajos de la vida y del ministerio como cristianos debemos actuar con integridad. Si no lo hacemos, nuestras vidas pueden convertirse en piedras de tropiezo para aquellos con quienes queremos compartir el evangelio.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
6.1 ¿Cómo pudieron los creyentes de Corinto poner a un lado el mensaje de Dios («recibir en vano la gracia de Dios»)? Quizás dudaban de las palabras de Pablo, confundidos por los falsos maestros que enseñaban un mensaje diferente. La gente oyó el mensaje de Dios, pero no permitieron que afectara lo que decían y hacían. ¿Cuántas veces ha sido en vano, en su caso, el mensaje de Dios?6.2 Dios ofrece salvación a todo el mundo. Mucha gente aplaza su decisión por Cristo, pensando que vendrán tiempos mejores, pero pueden perder la oportunidad para siempre. No hay tiempo como el presente para recibir el perdón de Dios. No permita que cualquier cosa le dificulte venir a Cristo.6.3, 4 En todo lo que hizo, Pablo consideró qué comunicaban sus acciones acerca de Jesucristo. Si usted es creyente, es un ministro de Dios. Cada día, los incrédulos lo observan. No permita que sus acciones descuidadas e indisciplinadas sean otra excusa para que alguien rechace a Dios.6.7 Véanse Rom 13:2; 2Co 10:3-5 y Eph 6:10-18 para obtener mayor información acerca de las armas de justicia. Las armas para la mano derecha son las ofensivas, las que son para la mano izquierda son defensivas. Ningún soldado está listo para la batalla si no tiene ambas.6.8-10 ¡Qué diferencia marca conocer a Jesús! El nos cuida sin importar lo que el mundo piense de nosotros. Los cristianos no necesitan ceder a la presión o a la opinión pública. Pablo se mantuvo fiel a Dios tanto cuando la gente lo aclamaba como cuando lo condenaba. Se mantuvo activo, gozoso y contento aun en las situaciones más difíciles. No permita que las circunstancias o las expectativas de la gente lo controlen. Manténgase firme delante de Dios y niéguese a comprometer sus normas de vida.6.11-13 «Nuestro corazón se ha ensanchado» y «No estáis estrechos en nosotros» significa que Pablo les expresó a los creyentes de Corinto sus verdaderos sentimientos hacia ellos, revelando con claridad cuánto los amaba. Los corintios reaccionaron con frialdad a las palabras de Pablo, pero él les explicó que sus palabras fuertes provenían del amor que les tenía. Es fácil reaccionar en contra de aquellos que Dios ha puesto ante nosotros como líderes en vez de aceptar sus exhortaciones como un signo de su amor hacia nosotros. Requerimos un corazón dispuesto antes que un corazón cerrado cuando enfrentamos a los mensajeros de Dios.6.14-18 Pablo amonesta a los creyentes a no establecer vínculos con los incrédulos, porque podrían debilitar su entrega a Cristo, así como su integridad o sus normas. Esto era un error. Anteriormente, Pablo había explicado que eso no significaba aislarse de los no creyentes (véase 1Co 5:9-10). Inclusive dijo que debían seguir unidos a sus cónyuges no creyentes (1Co 7:12-13). El apóstol quería que los creyentes estuvieran activos en su testimonio por Cristo entre los incrédulos sin necesidad de comprometer su fe mediante ataduras personales o comerciales. Los creyentes deberían evitar situaciones que motiven la división de su lealtad.6.15 Belial es el nombre que Pablo utilizó para referirse a Satanás. Para aquellos que han descubierto la luz de Dios, no hay compañerismo o compromiso con las tinieblas (1Co 10:20-21).6.17 La separación del mundo involucra más que mantener distancia con los pecadores, significa permanecer cerca de Dios (véase 7.1, 2). Implica más que evitar diversiones que nos lleven a pecar, también tiene que ver con la forma de utilizar nuestro tiempo y dinero. En este mundo caído, no hay forma de separarnos totalmente de los efectos del pecado. Sin embargo, debemos resistir el pecado que está a nuestro alrededor, no hay que ceder ni rendirse.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 232 Mat 28:20; 2Co 5:20
b 233 Rom 2:4; Heb 12:15
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
la gracia…en vano. Esto sucedería si el creyente no llevara una vida a plenitud y de testimonio conforme a las bendiciones recibidas por la gracia de Dios (5:17).
Fuente: La Biblia de las Américas
1 (1) Aquí pues indica una continuación. En la última parte del cap.5 (5:16-21) el apóstol nos dijo que a ellos, como ministros del nuevo pacto, se les había encomendado el ministerio de la reconciliación para la nueva creación del Señor. A partir de este versículo y hasta el final del cap.7, él pasa a decirnos cómo ellos laboraban. Ellos laboraban junto con Dios por medio de una vida (no por medio de algún don), la cual es todo suficiente y madura, capaz de adaptarse a todas las situaciones, es decir, capaz de resistir cualquier tipo de trato, de aceptar cualquier clase de medio ambiente, de obrar bajo cualquier clase de, condiciones, y de aprovechar cualquier oportunidad, con el fin de llevar a cabo su ministerio.
1 (2) Los apóstoles no sólo habían sido comisionados por Dios en su ministerio, sino que también laboraban junto con El. Ellos eran colaboradores de Dios ( 1Co_3:9).
1 (3) Esta es la obra de reconciliación, según 5:20.
1 (4) Véase la nota 10 (1) de 1co 15. La gracia de Dios siempre nos hace volver a El. Según el contexto, no recibir la gracia de Dios en vano significa ser conducido de nuevo a El y no permanecer en nada que nos distraiga de Dios.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
27 6,1. trabajamos junto con él: Pablo, Timoteo y Apolo son colaboradores de Dios (1 Cor 3,9; 1 Tes 3,2). no recibáis en vano la gracia de Dios: La cooperación humana es esencial para que la fuerza del evangelio (Rom 1,16) actúe eficazmente (1 Cor 15,10). Para kenos, véase el comentario a 1 Cor 15,14. La advertencia implícita se desarrolla en 1 Cor 10,1-13. 2. La cita reproduce exactamente Is 49,8 LXX. El carácter parentético de este versículo queda subrayado por la serie de ptcs. de los w. 3-10 que depende del «os suplicamos» del v. 1. 3. tropiezo: Los ministros pueden anular la fuerza del evangelio (véase 1 Cor 1,17). 4a. La recomendación que Pablo hace de sí mismo (3,1; 4,2) es la antítesis de la de sus adversarios (5,12): en ella se subrayan el sufrimiento (véase 4,10-11) y las actitudes interiores, y no los elementos exteriores que acompañan al poder espiritual (→ 5 supra). 4b-10. Otro catálogo de penalidades apostólicas (véase 4,8-9) dividido en cuatro estrofas (w. 4b-5.6-7a.7b-8a.8b-10). En la última estrofa resulta particularmente clara una nota apologética. 8b. impostores: Véase el comentario a 1,15-2,2. 9. desconocidos: Véase 3,1; cf. 1 Cor 4,13. moribundos, pero vivos: Esto compendia 4,7-5,10. 10. tristes: Véase el comentario a 2,1-4. pobres: La negativa de Pablo a aceptar apoyo económico de los corintios había sido utilizada por sus adversarios para probar que no era un apóstol (véase el comentario a 1 Cor 9,1-18; 2 Cor 11,7-11; 12,14-18; cf. W. Schrage, «Leid, Kreuz und Eschaton», EvT 34 [1974] 141-75).
28 (IV) Parte tercera: Relaciones con Corinto (6,11-7,16). Pablo vuelve sobre el tema de 1,1-2,13. Dado que han sido reconciliados con Dios, los corintios debieran estar reconciliados con quienes les trajeron el evangelio.
(A) Un llamamiento a la franqueza (6,11-7,4) . El razonamiento se complica con el entrelazamiento de dos temas. El llamamiento salvífico de 6,1-2 se prolonga en 6,11 y 6,14-7,1, donde la atención se centra en la relación de los corintios con Dios, quien tan misericordiosamente ha actuado en favor de ellos. En los vv. 12-13, Pablo llega por asociación de ideas a decir que se siente agraviado; este tema se retoma en 7,2-4. La índole de 6,14-7,1 es objeto de controversia (Furnish, II Corinthians 375-383), pero estudios recientes (Fee, Lambrecht, Murphy-O’Connor, Thrall) concluyen que no es antipaulino (Betz) ni no paulino (Fitzmyer) pero citado por el apóstol (Furnish); tampoco es parte de la carta mencionada en 1 Cor 5,9 (Hurd). Pablo lo escribió para este lugar de 2 Cor.
(Betz, H. D., «2 Cor 6:14-7:1: An Anti-Pauline Fragment?», JBL 92 [1973] 88-108. Derrett, J. D. M., «2 Cor 6:14ff: A Midrash on Dt 22:10», Bib 59 [1978] 231-50. Fee, G. D., «2 Cor 6:14-7:1 and Food Offered to Idols», NTS 23 [1976-77] 140-61. Fitzmyer, J. A., «Qumran and the Interpolated Fragment in 2 Cor 6:14-7:1», ESBNT 205-17. Hurd, J. C„ The Origin of I Cor [Nueva York 1965] 235-39. Lambrecht, J., «The Fragment 2 Cor 6:14-7,1: A Plea for Its Authenticity», Miscellanea Neotestamentica [ed. T. Baarda et al., NovTSup 48, Leiden 1978] 2. 143-61. MurphyO’Connor, J., «Relating 2 Cor 6:14-7,1 to Its Context», NTS 33 [1987] 272-75. Thrall, M. E., «The Problem of 2 Cor 6:14-7:1 in Some Recent Discussion», NTS 24 [1977-78] 132-48.)
29 11. Pablo habla francamente (3,12) y con un corazón generoso (Dt 11,16 LXX). corintios: cf. Gál 3,1; Flp 4,15. 12. Cualquier estrechez en la relación procede de los sentimientos de ellos respecto a él. 13. como a hijos pequeños: Esto podría ser una crítica (1 Cor 3,1; 14,20) o una expresión de afecto (12,14-15; 1 Cor 4,14). 14-16a. La respuesta a Dios debe ser exclusiva. También aquí puede haber una crítica implícita del modo en que los corintios usan criterios mundanos para juzgar a los ministros (→ 5 supra). 14. con incrédulos: Los «espirituales» (→ 5 supra) manifestaban incredulidad práctica al entrar en relación con la iniquidad, los ídolos y los demonios (1 Cor 5,1; 8,10; 10,20). Filón utiliza las mismas antítesis (De spec. leg. 1.279; 2.204) y aplica Lv 19,19 en De spec. leg. 4.204. 15. Beliar: Un espíritu maligno (TestXIILev 19,1). creyente/incrédulo: Véase Filón, Her. 93-94; De Abr. 269. 16a. templo de Dios: Véase 1 Cor 3,16; 6,19 (cf. 1QS 2,11; 8,5-9). 16b-18. La afirmación del v. 16b se respalda con una recopilación de textos del AT (Lv 26,12 o Ez 37,17; Is 52,11; Jr 51,45; Ez 20,34; 2 Sm 7,14.27; Romanos, 51:35).
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
colaboradores… TR registra colaboradores suyos, lo cual oscurece el sentido del pasaje. En efecto, Pablo no colaboraba con Dios, sino con otros hermanos en una obra que es exclusiva de Dios → 1Co 3:9 nota.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
La palabra suyos no está en el original y oscurece el sentido del pasaje. En efecto, Pablo no colaboraba con Dios, sino con otros hermanos en una obra exclusiva de Dios g 1Co 3:9 nota.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[1] Una referencia a Israel- Efraím, a medida que Pablo parafraséa Ose 2:23.
[2] Si nosotros como Israel salimos de entre las naciones de exilio, y las religiones paganas de exilio, YHWH seguramente nos restaurará y nos recibirá de vuelta, individualmente y como un a nación a la vez. ¿Cómo es que Israel consigue esa separación? Al no tocar, o tomar parte de todas las cosas inmundas prohibidas en la Torah, al igual que al salir fuera de las muchas catedrales de error y anti-nomianismo, que la Escritura llama “Babilonia.”
[2] Is 49, 8.[10] Pues poseemos a Dios, dueño de todo.[16] Lev 26, 12; 1 Cor 3, 16; 6, 19.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat