Cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo; más bien, en todo fuimos atribulados: de fuera conflictos, de dentro temores.
7:5 — «Porque de cierto… nuestro cuerpo». «Nuestra carne no tuvo sosiego» (Ver. Moderna). El texto griego dice «carne». Aquí no significa la sede del pecado, sino la de las emociones en el hombre, tales como el temor, las ansiedades, y las aflicciones sufridas. En 2:12,13 habló de la angustia mental que sufrió cuando, al llegar a Troas, no encontró a Tito. Pero allí no sufrió tribulación en la carne (en el cuerpo); al contrario, se le presentó una gran oportunidad para predicar.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
cuando vinimos a Macedonia. 2Co 1:16, 2Co 1:17; 2Co 2:13; Hch 20:1; 1Co 16:5.
nuestro cuerpo. 2Co 4:8-12; 2Co 11:23-30; Gén 8:9; Isa 33:12; Jer 8:18; Jer 45:3; Mat 11:28-30.
en todo fuinos atribulados. 2Co 4:8; Job 18:11; Jer 6:25; Jer 20:10.
de fuera, conflictos. Deu 32:25; 1Co 15:31.
de dentro, temores. 2Co 2:3, 2Co 2:9; 2Co 11:29; 2Co 12:20, 2Co 12:21; Gál 4:11, Gál 4:19, Gál 4:20; 1Ts 3:5.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo se preocupó mucho por los corintios.
ningún reposo tuvo nuestro cuerpo: Antes escribió, «no tuve reposo en mi espíritu» en Troas (2Co 2:12, 2Co 2:13).
en todo fuimos atribulados: La misma expresión, aunque traducida diferente, se usa en (2Co 4:8) para expresar los sufrimientos de Pablo por el ministerio.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
ATRIBULADOS… TEMORES. Una vez más las palabras y las experiencias de Pablo ilustran que los problemas externos y los temores internos pueden afectar también al que ha nacido de nuevo y se ha consagrado al servicio de Dios.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Aquí Pablo continuó la narración que dejó en 2Co 2:13. Al llegar a Macedonia tras salir de Troas, él no tuvo descanso de «conflictos» externos. La palabra griega se usaba para aludir a peleas y contiendas, y puede referirse a la persecución constante que enfrentó Pablo. El apóstol también se sentía acosado por «temores» internos, su preocupación por la iglesia y la facción prevaleciente que se oponía a él. Macedonia. Vea la nota sobre 2Co 2:13.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Estos versículos catalogan la restauración del gozo de Pablo por el arrepentimiento de los creyentes corintios.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
7:5 — «Porque de cierto… nuestro cuerpo». «Nuestra carne no tuvo sosiego» (Ver. Moderna). El texto griego dice «carne». Aquí no significa la sede del pecado, sino la de las emociones en el hombre, tales como el temor, las ansiedades, y las aflicciones sufridas.
En 2:12,13 habló de la angustia mental que sufrió cuando, al llegar a Troas, no encontró a Tito. Pero allí no sufrió tribulación en la carne (en el cuerpo); al contrario, se le presentó una gran oportunidad para predicar.
Pero cuando llegó a Macedonia, aparte de la angustia mental sobre el caso en Corinto, experimentó problemas también físicos, pero no dijo en qué consistían.
–«sino que en todo… temores». Menciona dos clases de tribulaciones: los conflictos, u oposiciones, de parte de gente inconversa, y los temores mentales que entre ellos posiblemente se contaban los que concernían al caso en Corinto.
Fuente: Notas Reeves-Partain
PREOCUPACIÓN Y GOZO CRISTIANOS
2 Corintios 7:5-16
Cuando llegamos a Macedonia, no teníamos tranquilidad en el cuerpo, sino estábamos dolorosamente oprimidos por todos lados. Teníamos guerras por fuera y temores por dentro. Pero Quien conforta a los humildes, quiero decir Dios, nos confortó con la llegada de Tito. Y nos confortó, no sólo con su venida, sino con la confortación que él había experimentado entre vosotros; porque trajo noticias de las ganas que tenéis de verme, de vuestra pesadumbre por lo del pasado, y de vuestro celo en darme muestras de vuestra fidelidad. El resultado fue que la alegría fue mayor de lo que habían sido los problemas. Porque, aunque os di un disgusto con la carta que os envié, no siento el habérosla mandado, aunque sí es verdad que entonces lo sentí; porque ahora veo que esa carta, aunque fuera sólo por cierto tiempo, os causó mucho pesar. Ahora me alegro, no de que os llevarais un disgusto, sino de que aquel disgusto os condujera al arrepentimiento. Fue un piadoso pesar el que sentisteis; así que no habéis salido perdiendo en nada en el trance, porque el pesar piadoso produce un arrepentimiento que conduce a la salvación y que no hay por qué lamentar. El pesar del mundo es el que produce la muerte.
Todo este asunto, este pesar piadoso, ¡fijaos qué anhelo auténtico os ha producido, qué deseo de rectificar, qué aflicción por lo que habíais hecho, qué temor, qué ansiedad, qué celo, qué medidas para imponer un justo castigo al que se lo tenía merecido! Habéis dejado bien clara vuestra limpieza en todo este asunto.
Si es verdad que os escribí, no fue para meterme con el que había cometido la fechoría, ni tampoco para darme por ofendido; sino para que quedara bien clara delante de Dios la seriedad con que os portáis con nosotros
Esto es lo que nos ha confortado. Además de esta confortación que recibimos, todavía nos llenamos más, hasta rebosar, de alegría, al ver la que sentía Tito; y es que le había refrescado el espíritu la manera como le tratasteis. Porque si yo presumí un poco acerca de él ,no he quedado mal; sino que, como en todo lo demás os hemos dicho la verdad, también en lo que presumimos acerca de Tito se demostró que era la verdad. EL corazón se le sale rebosando hacia vosotros cuando se acuerda de la obediencia que le mostrasteis, cómo le recibisteis con temor y temblor. Estoy contento de estar animado en todos los sentidos en cuanto a vosotros.
El tema de este pasaje enlaza realmente con 2:12s, donde Pablo dice que no tuvo tranquilidad en Tróade porque no sabía cómo se había desarrollado la situación en Corinto, y que había salido para Macedonia al encuentro Tito para recibir las noticias lo más pronto posible. Recordemos otra vez las circunstancias. Las cosas habían ido mal en Corinto. En un intento para remediarlas, Pablo les había hecho una visita que puso las cosas peor y casi le rompió el corazón. Después de aquel fracaso, mandó a Tito con una carta excepcionalmente seria y severa. Pablo estaba tan preocupado con el resultado de todo aquel asunto tan desagradable que no pudo estar tranquilo en Tróade, aunque había mucho allí que se podía hacer; así que se puso en camino otra vez para salirle al encuentro a Tito y recibir las noticias lo antes posible. Se encontró con Tito en algún lugar de Macedocia, y comprobó lo desbordantemente feliz que venía, y que el problema se había resuelto, la herida se había cerrado y todo estaba bien. Ese era el trasfondo de acontecimientos que iluminan la lectura de este pasaje.
En él se nos dicen algunas cosas acerca del método de Pablo y acerca de la reprensión cristiana.
(i) Está claro que había llegado el momento en que era necesaria la reprensión. Cuando se deja pasar ese momento para mantener una paz inestable no se cosechan más que problemas. Cuando se deja desarrollar una situación peligrosa por no enfrentarse con ella -cuando los padres no imponen disciplina para evitar disgustos, cuando uno se resiste a coger la ortiga del peligro porque sólo quiere las florecillas de la seguridad-, no se hace más que almacenar disgustos. Los problemas son como las enfermedades: si se tratan a tiempo, a menudo se erradican; si no, se hacen incurables.
(ii) Aun admitiendo todo eso, lo que menos quería Pablo era reprender. Lo hacía sólo por obligación, y no se complacía en infligir dolor. Hay algunos que experimentan un placer sádico al contemplar los gestos de los que reciben los latigazos de su lengua viperina, y que presumen de ser justos cuando en realidad están siendo crueles. Es un hecho que la reprensión que se da con regodeo no es tan efectiva como la que se administra con amor y por necesidad.
(iii) Además, el único objetivo de Pablo al reprender era capacitar a esas personas para ser como debían. Mediante su reprensión quería que los corintios vieran lo profunda que era su relación con ellos a pesar de su desobediencia e indisciplina. Tal sistema podría de momento causar dolor, pero no era éste su fin último; no era dejarlos fuera de combate, sino ayudarlos a levantarse; no desanimarlos, sino animarlos; erradicar el mal, pero dejar crecer el bien.
Aquí se nos descubren también tres grandes alegrías.
(i) Todo este pasaje respira el gozo de la reconciliación, de la brecha restañada y de la pelea remediada. Todos recordamos momentos de nuestra niñez en que habíamos hecho algo que no estaba bien y que levantaba una barrera entre nosotros y nuestros padres. Todos sabemos que eso puede pasar otra vez entre nosotros y los que amamos. Y todos conocemos el alivio y la felicidad que nos inundan cuando las barreras desaparecen y nos encontramos otra vez en paz con nuestros seres queridos. El que se complace en la amargura se hace daño a sí mismo.
(ii) Está el gozo de ver que alguien en quien creemos confirma nuestra confianza. Pablo había elogiado a Tito, y Tito había ido a enfrentarse con una situación difícil. Pablo estaba encantado de que Tito hubiera justificado su confianza y demostrado que estaba bien fundada. Nada nos produce más satisfacción que el comprobar que nuestros hijos en la carne o en la fe van bien. La alegría más profunda que pueden proporcionar un hijo o una hija, un estudiante o un discípulo, es demostrar que son tan buenos como sus padres o maestros los consideran. Una de las más dolorosas tragedias de la vida son las esperanzas fallidas, y una de sus mayores alegrías, las esperanzas que se hacen realidad.
(iii) Está el gozo de ver que se recibe y se trata bien a alguien que amamos. Es un hecho que la amabilidad que se tiene con nuestros seres queridos nos conmueve aún más que la que se tiene con nosotros. Y lo que es verdad en nosotros es verdad en Dios. Por eso podemos mostrar el amor que Le tenemos a Dios amando a nuestros semejantes. Deleita el corazón de Dios el ver que tratan amablemente a Sus hijos. Cuando se lo hacemos a uno de ellos, Se lo hacemos a Él.
Este pasaje traza una de las más importantes distinciones de la vida: la que hay entre el pesar piadoso y el mundano.
(i) El pesar piadoso produce arrepentimiento verdadero, y el verdadero arrepentimiento se demuestra por sus obras. Los corintios mostraron su arrepentimiento haciendo todo lo posible para remediar la terrible situación que había producido su insensatez. Aborrecían el pecado que habían cometido, y procuraban deshacer sus consecuencias.
(iii) El pesar del mundo no es pesar por el pecado o por el dolor que causa a otros, sino porque se ha descubierto. Si se tuviera oportunidad de hacerlo otra vez sin sufrir consecuencias, se haría. El pesar piadoso ve el mal que se ha cometido, y no lo lamenta sólo por sus consecuencias, sino aborrece la acción. Debemos tener cuidado con que nuestro pesar por el pecado no sea sólo porque se ha descubierto, sino porque vemos su maldad, y nos proponemos no hacerlo nunca más y expiarlo el resto de nuestra vida por la gracia de Dios.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
2Co 4:8-12; 2Co 6:4-5; 2Co 11:23-27; 1Co 4:11-12.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— a Macedonia: Ver segunda nota a 2Co 2:13; en cuanto a la provincia de Macedonia, ver nota a Rom 15:26.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— llegué… pude… me… mi: Lit. están en primera persona plural (ver nota a 2Co 6:11).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Gozo de Pablo por la resolución de la crisis
En esta sección Pablo retoma el hilo de lo que dejó en 2:13. No habiendo podido dedicarse a la evangelización en Troas sin Tito, Pablo había cruzado a Macedonia, esperando encontrarse con su amigo allí. 5-7 En Macedonia Pablo se encontró con que en todo fuimos atribulados, teniendo de fuera conflictos, de dentro temores. Los conflictos eran, muy pro bablemente, disputas acaloradas con no creyentes (cf. Hech. 17:5-14) o con cristianos opositores (cf. Fil. 3:2), mientras que los temores eran, o a la persecución (cf. Hech. 18:9), o a las pérdidas es pirituales que se producirían si los corintios no reaccionaban positivamente a su carta anterior. No obstante, Dios le dio a Pablo una gran consolación con la llegada de Tito. Junto con la consolación por la presencia de Tito, estaban las buenas noticias que éste le trajo sobre las renovadas expresiones por parte de los corintios de sus deseos de volver a verlo y de su preocupación por él.
8-11 Pablo habla de la tristeza que sintió por haber escrito esta carta “severa”, pero que al enterarse de su resultado ya no lo lamenta más (8). Está feliz porque la carta llevó a un arrepentimiento genuino de parte de los corintios, produciendo mucha diligencia, muchas disculpas (por haber sido cómplices del ataque a Pablo), indignación (contra el ofensor) y temor (al haberse dado cuenta de lo que pasaba), ansiedad y celo (por restaurar su relación con Pablo, cf. v. 7) y vindicación (el deseo de hacer justicia llevando a cabo una acción disciplinaria contra el ofensor). Pablo dice que la consecuencia de esta vigorosa respuesta fue que en todo os habéis mostrado limpios en el asunto.
12, 13a A la luz de esta respuesta Pablo puede decir a sus lectores que su propósito fundamental al escribir esa carta “severa” no era por causa del que cometió la ofensa (es decir, no simplemente pa ra hacer que actuaran en contra del ofensor), ni por causa del que la padeció (es decir, no simplemente para ser reivindicado), sino para que vuestra solicitud por nosotros se manifestara entre vosotros. Pablo, en consecuencia, concluye: Por tanto, hemos sido consolados. Este final feliz subraya la importancia de tratar las situaciones conflictivas en el amor de Dios, en lugar de ignorarlas y esperar que desaparezcan.
13b Pablo explica con mayor detalle las razones de su gozo al encontrarse con Tito. Nos gozamos por el gozo de Tito, por ver cuán feliz lo habían hecho los corintios. 14 Antes de enviar a Tito a Corinto, Pablo se había jactado ante él con respecto a los corintios (probablemente se había jactado de su verdadera actitud como congregación, a pesar de que anteriormente no hubieran defendido a su apóstol cuando el ofensor lo atacó), y todo lo que Pa blo dijo, Tito pudo comprobar que era cierto.15, 16 Como resultado, aun el afecto de Tito por los corintios había aumentado, y Pablo puede decir: Me gozo de que en todo puedo confiar en vosotros.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
k 282 Hch 20:1
l 283 2Co 2:13
m 284 2Co 4:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
5 super (1) Se refiere al hombre exterior, que incluye el cuerpo y el alma (véase la nota 16 super (1) del cap.4); los conflictos por fuera y los temores por dentro tienen que ver con el cuerpo y el alma. No tener reposo en la carne es diferente de no tener reposo en el espíritu (2:13).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
(2Co 7:13 a) resume la discusión del viaje de Pablo a Macedonia, introducida en 2Co 2:13. Describe su alivio a causa de las buenas noticias que Tito le trajo (vv. 2Co 7:5-7), sus reflexiones sobre la severa carta que les había escrito, y las consecuencias de esta carta.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Macedonia… → 2Co 2:13.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
T28 Los plurales μάχαι y φόβοι implican casos de … (comp. 2Co 1:10 y 2Co 6:4).
BD468(1) El participio θλιβόμενοι se usa como un verbo conjugado en modo personal (equivale a un verbo indicativo; comp. 2Co 4:12): fuimos afligidos.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., nuestra carne
Fuente: La Biblia de las Américas
g 2Co 2:13.