Comentario de 2 Reyes 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Después de la muerte de Acab, Moab se rebeló contra Israel.

RESUMEN DEL SEGUNDO LIBRO DE REYES

Los eventos detallados en estos libros (Reyes) son muy interesantes e importantes. El relato de la sabiduría, la magnificencia y el comercio extendido de Salomón; la conducta imprudente y temeraria de Roboam; el profeta desobediente; la viuda de Sarepta; Elías y los profetas de Baal; El orgullo y la derrota de Ben-hadad; La Asunción de Elías al cielo; La sucesión de Eliseo a su ministerio, y la serie de ilustres milagros que realizó; el pánico y la huida de los sirios; la historia de Ben-hadad y Hazael; y la muerte predicha de Acab y Jezabel, y sus hijos, están todos muy significativo con la instrucción, y han proporcionado temas para disertaciones frecuentes. Percibimos en estas impresionantes historias los caracteres y cualidades de los hombres descritos con la máxima fidelidad, y los atributos de Dios mostrados con gran efecto contemplamos el cumplimiento exacto de las promesas y juicios de Dios, la sabiduría de sus dispensaciones y la mezcla de justicia y misericordia de su gobierno. Los detalles y las circunstancias se esbozan con una descripción breve y animada, y la imaginación se queda con el placer de llenar los llamativos contornos presentados a nuestra vista. La autenticidad de estos libros está atestiguada por las profecías que contienen, que posteriormente se cumplieron; por la cita de nuestro Salvador y sus Apóstoles; por su recepción universal por las congregaciones judías y cristianas; y por los testimonios correspondientes de autores profanos y esculturas antiguas.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Moab. Núm 24:7; 2Sa 8:2; 1Cr 18:2; Sal 60:8.

después de la muerte. 2Re 3:4, 2Re 3:5; 2Re 8:20, 2Re 8:22.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Moab se rebela, 2Re 1:1.

Ocozías, cayendo enfermo consulta con Baal-zebub, pero recibe palabras de juicio de Elías, 2Re 1:2-4.

Elías hace caer fuego del cielo dos veces sobre quienes vienen a tomarlo preso, 2Re 1:5-12.

Elías tiene compasión del tercer capitán, y aconsejado por un ángel, desciende con él y anuncia al rey su muerte, 2Re 1:13-16.

Joram sucede a Ocozías, 2Re 1:17-18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

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DESDE LA ASCENSIÓN DEL PROFETA ELÍAS AL CIELO, ADEMÁS DE LA eventual caída de Israel y Judá, el segundo libro de los Reyes continúa la historia comenzada en 1 Reyes, de un pueblo y dos reinos. La narración no celebra simplemente a los israelitas. En lugar de eso, muestra los puntos altos y bajos en la historia de Israel y Judá. Aunque es verdad que de pocos de los reyes del reino del norte de Israel se ha hablado muy bien, los reyes del reino del sur de Judá no lo han pasado mucho mejor. Primero y Segundo de Reyes son más que un recuento de nombres y hechos. Los libros describen un pueblo sin dirección, líderes que fracasaron en gobernar, y un Dios que estaba forzado a disciplinar la rebelión de su pueblo.

El segundo libro de los Reyes continúa la historia del reino dividido desde el punto donde el libro primero de los Reyes finaliza, con el reinado de Ocozías en el reino del norte (853-852 a.C. y Josafat en el reino del sur (872-847 a.C. Esto traza los eventos en el resto de la tercera dinastía, junto con los correspondientes detalles de Judá durante el reinado de Joram y Ocozías. Este libro describe detalles especialmente relevantes de los ministerios proféticos de Elías y Eliseo (2Re 1:1-18; 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37). Durante este período, el reino del norte enfrentó continua presión de Aram (Siria) bajo sus reyes Benadad II y Hazael, así como también nuevas amenazas de la renaciente Asiria con su poderoso rey Salmanasar III (858-824 a.C.

La cuarta dinastía en Israel comienza con una purga de la floreciente adoración de Baal que plagó las primeras tres dinastías (2Re 10:1-36; 2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Re 13:1-25; 2Re 14:1-29; 2Re 15:1-12). Desafortunadamente, el fundador de esta dinastía, Jehú, fue un oportunista que usó el ataque sobre la adoración de Baal para favorecer sus propias causas. En vez de mantener completamente la Ley, él perpetuó el estado religioso de apostasía iniciado a través de Jeroboam I; la adoración de terneros en Bet-el y Dan. Sus sucesores en la cuarta dinastía probaron ser un poco mejor. Los gobernantes correspondientes al reino del sur ordenados desde el malvado Atalía a Josías y Amasías, permitieron una suave recomendación divina. Externamente, la amenaza Aramea finalizaba por la campaña militar de Adad Nirari III de Asiria. Sin embargo, Asiria misma pasó un período de declinación que se extendió desde la primera mitad del siglo octavo a.C.

Con la muerte de Zacarías en el 752 a.C. el reino del norte entró en un período de rápida declinación que reflejó su condición espiritual. Los efectos combinados de apostasía espiritual y corrupción moral, junto con una política insensata con Asiria, llevaron al reino del norte a su final en el 722 a.C. Entretanto, Jotám y su corrupto hijo Acaz fueron dominando el reino del sur de Judá. Acaz era tan perverso que aun el devoto Isaías tuvo poco efecto sobre la condición espiritual del rey. Las Escrituras atribuyen la defunción final de Judá a la idolatría de este rey (2Cr 28:23).

El resto de 2 Reyes trata de la cambiante fortuna y peregrinaje espiritual del reino del sur, traza la historia de Judá desde el recto Ezequías (caps. 2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21) a los perversos hijos de Josías, bajo los cuales Jerusalén pasó tres invasiones y deportaciones, la última en el año 586 a.C. Judá creció y alcanzó los complejos eventos internacionales que tomaron lugar desde finales del octavo siglo hasta los comienzos del sexto siglo antes de Cristo.

Las habilidades de Judá para mantener su identidad en medio de sus poderosos vecinos vinieron de la mano de Dios, quien era fiel a su pacto con la casa de David, y por otro lado de las ganancias espirituales hechas durante los reinados de sus dos reyes fieles, Ezequías (729-699 a.C. y Josías (640-609 a.C. Las fuerzas de apostasía que llevaron al colapso del reino del norte también jugaron su papel en el reino del sur. Judá fue conducida lejos en cautiverio, y su destierro duraría setenta años. Segunda de Reyes finaliza en esta trágica nota. Sólo la palabra final dada por Joaquín provee un rayo de esperanza en la oscuridad del cautiverio (2Re 25:27-30). El simbólico mensaje es claro: Jehová aún cumpliría su promesa de restaurar su pueblo (1Re 8:46-53).

Como 1 y 2 Samuel y 1-2 Reyes fueron originalmente un libro en hebreo. El libro se dividió en dos partes cuando el AT. se tradujo al Griego en el 150 a.C.

Por ello, se debate sobre el autor de 1 Reyes y 2 Reyes. Muchos eruditos bíblicos evangélicos afirman la visión tradicional de que Jeremías escribió los libros de los Reyes. Ellos apuntan al origen sacerdotal de Jeremías, su actividad profética, su acceso a las autoridades gubernamentales en el nivel más elevado, y su cercanía personal a los acontecimientos religiosos, sociales y políticos que ocurrieron durante el colapso y caída de Judá a principios del siglo sexto a.C. Jeremías estaba ciertamente en una posición que conocía la situación espiritual del momento. Y tenía acceso a los registros de estado, información histórica, y otros materiales necesarios para escribir tal libro. Jeremías podría bien haber escrito y compilado el libro durante el período de reforma religiosa conducido por el rey Josías (2Re 22:8).

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Bosquejo

(continuación del bosquejo de 1 Reyes)

I. El reino dividido 2Re 1:1-18; 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36; 2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Re 13:1-25; 2Re 14:1-29; 2Re 15:1-38; 2Re 16:1-20; 2Re 17:1-41

A. La tercera dinastía 2Re 1:1-18; 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37

1. El reinado Ocozías en Israel 2Re 1:1-18

2. La transición de Elías a Eliseo 2Re 2:1-25

3. El ministerio de Eliseo 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-15

4. Los reinados de Ocozías y Joram en Judá 2Re 8:16-29

5. El ungimiento de Jehú y la masacre de la familia de Acab 2Re 9:1-37

B. La cuarta dinastía 2Re 10:1-36; 2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Re 13:1-25; 2Re 14:1-29; 2Re 15:1-12

1. El reinado de Jehú en Israel 2Re 10:1-36

2. Los reinados de Atalía y Joás en Judá 2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21

3. Los reinados de Joacaz y Joás en Israel 2Re 13:1-25

4. El reinado de Amasías en Judá 2Re 14:1-22

5. El reinado de Jeroboam II en Israel 2Re 14:23-29

6. El reinado de Azarías en Judá 2Re 15:1-7

7. El reinado de Zacarías en Israel 2Re 15:8-12

C. La declinación y caída de Israel 2Re 15:13-38; 2Re 16:1-20; 2Re 17:1-41

1. Los reinos de Salum, Manahem, Pekaía y Peka en Israel 2Re 15:13-31

2. Los reinos de Jotam y Acaz en Judá 2Re 15:32-38; 2Re 16:1-20

3. El reinado de Oseas y la caída del reino del norte 2Re 17:1-23

4. La repoblación de Samaria 2Re 17:24-41

II. El reino del sur solo 2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Re 21:1-26; 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-37; 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-30

A. El reinado de Ezequías 2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21

B. Los reinos de Manasés y Amón 2Re 21:1-26

C. El reino de Josías 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-30

D. El último rey de Judá y la caída de Jerusalén 2Re 23:31-37; 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-21

1. El reino y cautividad de Joacaz 2Re 23:31-34

2. El reino de Joacim 2Re 23:35-37; 2Re 24:1-7

3. El reino y cautividad de Joaquín 2Re 24:8-16

4. El reino de Sedequías 2Re 24:17-20

5. La caída de Jerusalén y la cautividad de Judá 2Re 25:1-21

E. Dos apéndices históricos 2Re 25:22-30

1. Gedalías hecho gobernador de Judá 2Re 25:22-26

2. Joaquín libertado de la prisión en Babilonia 2Re 25:27-30

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37

La primera sección de 2 Reyes traza la continuación espiritual y degeneración moral de Israel en la era de la tercera dinastía del reino del norte, a pesar de las advertencias divinas de juicio que entregó el profeta Eliseo. Eventos contemporáneos en el reino del sur durante los reinados de Josafat, Joram y Ocozías influencian en la narración.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Moab se rebela: Esta nota cronológica relata la rebelión de Mesa, el bien conocido rey de Moab. Su establecimiento aquí puede servir meramente como un indicador de los problemas que próximamente caerían sobre Israel.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Introducción a 2 Reyes

Bosquejo

I. El reino dividido: Israel y Judá (2Re 1:1-18; 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36; 2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Re 13:1-25; 2Re 14:1-29; 2Re 15:1-38; 2Re 16:1-20; 2Re 17:1-41)

A. Continuación del reinado de Ocozías (Israel) (2Re 1:1-18; cf. 1Re 22:51-53)

B. Reinado de Joram (Israel) (2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-15)

1. Transición profética de Elias a Eliseo (2Re 2:1-25)

2. Evaluación de Joram (2Re 3:1-3)

3. Joram derrota a Moab (2Re 3:4-27)

4. El ministerio milagroso de Eliseo (2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-15)

C. Reinado de Joram (Judá) (2Re 8:16-24)

D. Reinado de Ocozías (Judá) (2Re 8:25-29)

E. Reinado de Jehú (Israel) (2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36)

1. Jehú es ungido por Eliseo (2Re 9:1-10)

2. La purga sangrienta de Jehú a Israel (2Re 9:11-37; 2Re 10:1-36)

F. Reinado de Atalía (Judá) (2Re 11:1-16)

G. Reinado de Joás (Judá) (2Re 11:17-21; 2Re 12:1-21)

H. Reinado de Joacaz (Israel) (2Re 13:1-9)

I. Reinado de Joás (Israel) (2Re 13:10-25)

J. Reinado de Amasias (Judá) (2Re 14:1-22)

K. Reinado de Jeroboam II (Israel) (2Re 14:23-29)

L. Reinado de Azarías (Judá) (2Re 15:1-7)

M. Reinado de Zacarías (Israel) (2Re 15:8-12)

N. Reinado de Salum (Israel) (2Re 15:13-15)

Ñ. Reinado de Manahem (Israel) (2Re 15:16-22)

O. Reinado de Pekaía (Israel) (2Re 15:23-26)

P. Reinado de Peka (Israel) (2Re 15:27-31)

Q. Reinado de Jotam (Judá) (2Re 15:32-38)

R. Reinado de Acaz (Judá) (2Re 16:1-20)

S. Reinado de Oseas (Israel) (2Re 17:1-41)

1. Evaluación y prisión de Oseas (2Re 17:1-4)

2. Ruina final de Israel (2Re 17:5-23)

3. Cautividad de Israel y recuperación de la tierra (2Re 17:24-41)

II. El único reino: Judá después de la ruina de Israel (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Re 21:1-26; 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-37; 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-21)

A. Reinado de Ezequías (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21)

1. Avivamiento y reforma (2Re 18:1-8)

2. Repaso de la caída de Israel y la liberación de Dios a Judá de dos invasiones asirias (2Re 18:9-37; 2Re 19:1-37)

3. Enfermedad y sanidad de Ezequías (2Re 20:1-11)

4. Necedad y muerte de Ezequías (2Re 20:12-21)

B. Reinado de Manases (2Re 21:1-18)

C. Reinado de Amón (2Re 21:19-26)

D. Reinado de Josías (2Re 22:1-20; 2Re 23:1-30)

1. Avivamiento y reforma (2Re 22:1-20; 2Re 23:1-25)

2. La ira de Dios postergada pero no apartada y la muerte de Josías (2Re 23:26-30)

E. Reinado de Joacaz (2Re 23:31-33)

F. Reinado de Joacim (2Re 23:34-37; 2Re 24:1-7)

G. Reinado de Joaquín (2Re 24:8-16)

H. Reinado de Sedequías (2Re 24:17-20; 2Re 25:1-21)

1. Caída de Jerusalén (2Re 25:1-7)

2. Destrucción del templo y los muros de la ciudad (2Re 25:8-10; 2Re 25:13-17)

3. Deportación final del pueblo a Babilonia (2Re 25:11-21)

III. Postludio (2Re 25:22-30)

Autor : Anónimo

Tema : Reyes de Israel y Judá

Fecha : ca. 560-550 a.C.

Trasfondo

Puesto que 1 y 2 Reyes son una historia continua, la introducción a 1 Reyes contiene importante información de trasfondo de 2 Reyes. 2 Reyes continúa trazando la decadencia de Israel y Judá, comenzando cerca de 852 a.C. Registra las dos grandes calamidades nacionales que produjeron la disolución de los reinos de Israel y Judá:

(1) La destrucción de la capital de Israel, Samaria, y la deportación de esa nación a Asiria en 722 a.C.; y

(2) la destrucción de Jerusalén y la deportación de Judá a Babilonia en 586 a.C. 2 Reyes cubre los últimos 130 años de los 345 años de la historia de Judá. La mayor inestabilidad de Israel (i.e., las diez tribus del norte) se evidencia por su constante cambio de reyes (diecinueve) y dinastías (nueve) en 210 años, en comparación con los veinte reyes y una dinastía (con una interrupción breve) durante 345 años.

Muchos profetas escritores del AT ministraron durante el tiempo registrado en 2 Reyes. Recordaban, advertían y exhortaban a los reyes en lo concerniente a sus responsabilidades con Dios como sus representantes teocráticos. Amos y Oseas profetizaron en Israel, mientras que Joel, Isaías, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías y Jeremías profetizaron en Judá. Los libros de estos profetas proveen importantes revelaciones históricas y teológicas que no se incluyen en 2 Reyes en lo concerniente a la decadencia espiritual y moral de ambas naciones.

Propósito

2 Reyes tiene el mismo propósito de 1 Reyes (véase introducción a 1 Reyes). En breve, el propósito original fue dar al pueblo hebreo, especialmente a los exiliados en Babilonia, la interpretación y comprensión profética de su historia durante la monarquía dividida, para que no repitieran los pecados de sus antepasados.

Visión panorámica

La historia de 2 Reyes se divide en dos épocas principales:

(1) La historia de ambos reinos antes de la caída de Israel (las diez tribus) en 722 a.C. (caps. 2Re 1:1-18; 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36; 2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Re 13:1-25; 2Re 14:1-29; 2Re 15:1-38; 2Re 16:1-20; 2Re 17:1-41), y

(2) la historia de Judá después de la ruina de Israel hasta su caída en 586 a.C. (caps. 2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Re 21:1-26; 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-37; 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-30). Por un lado, Israel tenía una sucesión ininterrumpida de reyes que hicieron «lo malo ante los ojos de Jehová» (e.g., 2Re 3:2). 2 Reyes registra que en medio de la terrible apostasía de Israel, Dios levantó profetas poderosos tales como Elias y Eliseo para llamar a la nación y sus líderes a que volvieran a Dios y su pacto (caps. 2Re 1:1-18; 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37).

Judá, por otro lado, a veces tenía un alivio temporal de reyes malos en gobernantes piadosos como Ezequías (caps. 2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Re 21:1-26) y Josías (caps. 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-37), que procuraban volver el corazón de la nación hacia Dios. No obstante, tales reyes eran incapaces de alterar permanentemente la marea prevaleciente de idolatría, inmoralidad y violencia. Después de la muerte de Josías (cap. 2Re 23:1-37), la caída de Judá hacia la destrucción fue rápida y culminó con el saqueo de Jerusalén por Nabucodonosor en 586 a.C. (cap. 2Re 25:1-30).

Características especiales

Cinco aspectos o énfasis principales caracterizan 2 Reyes:

(1) Pone énfasis (como 1 Reyes) en la importancia de los profetas y su revelación como el medio principal de Dios para dar su mensaje a los reyes y al pueblo de Israel y Judá, e.g., Elias y Eliseo (caps. 2Re 1:1-18; 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36; 2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Re 13:1-25), Jonás (2Re 14:25), Isaías (2Re 19:1-7; 2Re 19:20-34), y Huida (2Re 22:14-20).

(2) Destaca el ministerio milagroso de Eliseo en gran parte de la primera mitad del libro (caps. 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36; 2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Re 13:1-25).

(3) Sólo a dos reyes de toda Israel y Judá da completa aprobación como fieles a Dios y al pueblo: Ezequías (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21) y Josías (2Re 22:1-20; 2Re 23:1-29).

(4) Revela que los líderes impíos llevarán, por fin, al pueblo a la ruina, e ilustra el principio permanente de que «la justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones» (Pro 14:34).

(5) Contiene muchas historias bíblicas bien conocidas, tales como la ascensión de Elias al cielo en un torbellino (cap. 2Re 2:1-25), la resurrección del hijo de la sunamita por Eliseo (cap. 2Re 4:1-44), la sanidad de Naamán (cap. 2Re 5:1-27), el hacha que flotó en el agua (cap. 2Re 6:1-33), la muerte violenta de Jezabel como había profetizado Elias (cap. 2Re 9:1-37), los grandes avivamientos durante los reinados de Ezequías (cap. 2Re 18:1-37) y Josías (cap. 2Re 23:1-37), y la enfermedad grave de Ezequías y su sanidad (cap. 2Re 20:1-21).

Cumplimiento en el Nuevo Testamento

2 Reyes aclara que el pecado y la infidelidad de los reyes de Judá (i.e., los descendientes de David) dieron como resultado la destrucción de Jerusalén y del reino davídico. Sin embargo, el NT también aclara que Dios en su fidelidad cumplió su promesa del pacto a David por medio de Jesucristo, el «Hijo de David» (Mat 1:1; Mat 9:27-31; Mat 21:9), cuyo reinado y reino no tendrán fin (Luc 1:32-33; cf. Isa 9:7).

Diagramas

REYES DE ISRAEL Y JUDA

Este diagrama describe los reinos de los reyes de Israel y de Judá desde Jeroboam de Israel y Roboam de Judá hasta la caída de Jerusalén. Hasta donde se puede determinar, las fechas revelan el reino oficial de cada rey y no los años de corregencia con otro rey. La columna central esta divida en secuencias de veinte años; las columnas exteriores dan los pasajes en 1 y 2 Reyes y 2 Crónicas en los que se describen los reinos de cada rey. Al usar este diagrama, se puede observar de un vistazo tanto la duración de cada reino como los reyes de Israel y Judá que fueron contemporáneos. La Última columna de la derecha indica cuando vivieron y ministraron los profetas más importantes.

PASAJES

REYES DE ISRAEL

FECHA a. C

REYES DE JUDA

PASAJES

PASAJES

PROFETAS

1 Reyes

1 Reyes

2 Crónicas

1Re 12:25-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-20

Jeroboam I

930

Roboam

1Re 12:1-24

2Cr 10:1-19; 2Cr 11:1-23; 2Cr 12:1-16

1Re 14:21-31

Abiam

1Re 15:1-8

2Cr 13:11-22; 2Cr 14:1

1Re 15:25-31

Nadab

910

Asa

1Re 15:9-24

2Cr 14:2-15; 2Cr 15:1-19; 2Cr 16:1-14

1Re 15:32-34; 1Re 16:1-7

Baasa

890

1Re 16:8-17

Ela

1Re 16:15-22

Zimri, Tibni / Omri

1Re 16:23-28

Omri

1Re 16:29-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-40

Acab

Josafat

1Re 22:41-50

2Cr 17:1-19; 2Cr 18:1-34; 2Cr 19:1-11; 2Cr 20:1-37; 2Cr 21:1-3

Elías

870

2 Reyes

2Re 1:1-18

Ocozias

2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-15

Joram

2 Reyes

Eliseo

850

Joram

2Re 8:16-24

2Cr 21:4-20

2Re 9:30-37; 2Re 10:1-36

Jehu

Ocozias

2Re 8:25-29

2Cr 22:1-9;

Atalía

2Re 11:1-21

2Cr 22:10-12; 2Cr 23:1-21

Joas

2Re 12:1-21

2Cr 24:1-27

830

2Re 13:1-9

Joacaz

810

Amasias

2Re 14:1-22

2Cr 25:1-28

2Re 13:10-25

Joas

790

Jonás

2Re 14:23-29

Jeroboam II

Azarías (Uzias)

2Re 15:1-7

2Cr 26:1-23

Amos

REYES DE ISRAEL Y JUDA

PASAJES

REYES DE ISRAEL

FECHA a. C

REYES DE JUDA

PASAJES

PASAJES

PROFETAS

2 Reyes

770

2 Reyes

2 Crónicas

2Re 15:8-15

Zacarías

Oseas

Salum

Jonás

2Re 15:16-22

Manahem

750

Amos

2Re 15:23-26

Pekaia

Jotam

2Re 15:32-38

2Cr 27:1-8

Isaias

Miqueas

2Re 15:27-31

Peka

730

Acaz

2Re 16:1-20

2Cr 28:1-27

2Re 17:1-6

Oseas

Caída de

2Re 18:1

2Cr 29:1-36; 2Cr 30:1-27; 2Cr 31:1-21; 2Cr 32:1-33

Samaria

Ezequías

20:21

710

690

Manases

2Re 21:1-18

2Cr 33:1-20

670

650

Amón

2Re 21:19-26

2Cr 33:21-25

Josías

2Re 22:1-20; 2Re 23:1-30

2Cr 34:1-33; 2Cr 35:1-27

Sofonías

Nahúm

630

Jeremías

610

Joacaz

2Re 23:31-33

2Cr 36:1-4

Joacim

2Re 23:36-37; 2Re 24:1-7

2Cr 36:5-8

Habacuc

Joaquín

2Re 24:8-17

2Cr 36:9-10

Daniel

Sedequias

2Re 24:18-20; 2Re 25:1-21

2Cr 36:11-21

Ezequiel

590

586

Caída de

2Re 25:8-17

2Cr 36:15-19

Jerusalén

570

550

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

1. Historia Sincrónica de los Reyes (c.1-17).

Enfermedad de Ocozías (1:1-8).
l Después de la muerte de Ajab, Moab se rebeló contra Israel. 2 Ocozías se cayó por una ventana del piso superior de su casa en Samaría y se hirió; y envió mensajeros, diciéndoles: “Id a consultar a Baalzebub, dios de Acarón, si curaré de estas mis heridas”; 3 pero el ángel de Yahvé dijo a Elías tisbita: “Levántate y sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaría y diles: ¿No hay Dios en Israel, para que vayáis a consultar a Baalzebub, dios de Acarón? 4 Por eso así dice Yahvé: No bajarás del lecho en que has subido, pues morirás,” Y Elías se fue. 5 Volvieron los mensajeros a Ocozías, y él les preguntó: “¿Cómo os habéis vuelto?” 6 Y ellos respondieron: “Ha salido a nuestro encuentro un hombre y nos ha dicho: Id y volveos al rey que os ha mandado y decidle: Así habla Yahvé: ¿No hay Dios en Israel, para que mandes tú a consultar a Baalzebub, dios de Acarón? Por eso no bajarás tú del lecho a que has subido, pues morirás.” 7 Ocozías les preguntó: “¿Qué trazas tenía el hombre que ha salido a vuestro encuentro y ha dicho eso?” 8 Ellos le respondieron: “Era un hombre vestido de pieles y con un cinturón de cuero a la cintura.” Ocozías dijo: “Es Elías tisbita.”

De Ocozías se ocupó brevemente el libro I de los Reyes (22:52-54), enjuiciándolo desde el punto de vista religioso. Por un lado conservaba el culto a Yahvé; por otro entregóse a la idolatría, rindiendo culto a Baal. En castigo de su conducta permitió Dios que se rebelara el rey de Moab, Mesa, negándose a pagar los tributos que le había impuesto Omri (1Re 16:28) y buscando la independencia total (2Re 3:455). Fue también efecto de su conducta idolátrica la caída que sufrió en su palacio, y que le acarreó la muerte.
En todo trance difícil iban los hebreos a consultar a Yahvé. El impío Ocozías consultó al dios de Acarón (Jos 13:3; Jue 1:18; 1 Sara 5:10). El nombre del dios es una forma de Baal (1Sa 7:4) 1.
Por orden de Dios, comunicó Elías a los enviados del rey que su monarca moriría de aquella caída. Ante aquella noticia regresaron precipitadamente a palacio. A los enviados les había llamado la atención la manera de vestir de aquel hombre, al que llaman baal sear – maestro del pelo, por llevar vestidos de piel. La capa de Elías flotaba al aire, no estando atada a la cintura por un cinturón de cuero (Mat 3:4; Me 1:6). Debajo de la misma llevaba un vestido de piel, que sujetaba alrededor de la cintura para marchar mejor (1Re 18:46). Este vestido, característico en un principio del profeta Elías, fue adoptado posteriormente por otros profetas 2.

En basca de Elías (1:9-16).
9 Mandó a él un quincuagenario con sus cincuenta hombres. Subió el jefe a Elías, que estaba sentado en la cumbre de la montaña, y le dijo: “Hombre de Dios, el rey dice: Baja.” 10 Elías respondió al jefe de los cincuenta: “Si soy hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te abrase a ti y a tus cincuenta hombres.” Y bajó fuego del cielo y le devoró con sus cincuenta hombres. 11 Ocozías mandó a él a otro quincuagenario con sus cincuenta hombres. El quincuagenario habló a Elías y le dijo: “Hombre de Dios, he aquí lo que dice el rey: Baja en seguida.” 12 Elías le respondió: “Si soy hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus cincuenta hombres.” Y bajó del cielo fuego que le devoró a él y a sus cincuenta hombres. 13 Mandó de nuevo Ocozías, por tercera vez, a un quincuagenario con sus cincuenta hombres. Este tercero subió, y a su llegada se prosternó ante Elías suplicándole, y le dijo: “Hombre de Dios, sea preciosa a tus ojos mi vida y la vida de tus siervos. 14 Fuego del cielo ha bajado y ha devorado a los dos primeros quincuagenarios y a sus cincuenta hombres; pero ahora sea a tus ojos preciosa mi vida.” 15 El ángel de Yahvé dijo a Elías: “Baja con él. Nada temas de él.” Elías se levantó y bajó con él para dirigirse al rey; 1 6 y dijo a éste: “Así habla Yahvé: Por haber mandado mensajeros para consultar a Baalzebub, dios de Acarón, como si no hubiera en Israel Dios a quien poder consultar, no bajarás del lecho a que has subido, pues morirás.”

No sabemos sobre qué montaña se encontraba Elías, pero es de suponer que estaba sobre un altozano de los alrededores de Samaría. El jefe que estaba al mando de los cincuenta hombres (Isa 3:3) llama a Elías “hombre de Dios” (1Re 17:17-24). La expresión “hombre de Dios” debía de ser entre los soldados, gente descreída, una expresión despectiva. El profeta, tomando pie de la misma, demuestra que de verdad es varón de Dios, pues Yahvé obra por él prodigios terribles. La historia que aquí se narra es análoga a la de 1Re 13:24; 2Re 7:2-27, destinadas ambas narraciones a inculcar el respeto que se debe a los representantes de Dios. En lenguaje bíblico, el rayo es llamado “fuego del cielo” (Num 11:1; Num 16:351 1Re 18:38).

Muerte de Ocozías (1Re 1:17-18).
17 Ocozías murió, según la palabra de Yahvé por medio de Elías, y le sucedió su hermano Joram, el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá, pues aquél no tenía hijos.18 El resto de los hechos de Ocozías, lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

Al no tener hijos, Ocozías dejó a su hermano Joram (852-841) como sucesor suyo. El reino de Israel hundíase cada vez más en la idolatría. En las Ostrakas de Samaría aparece muchas veces el nombre de Yahvé y se citan personajes con nombres teóforos, lo que demuestra que todavía existían allí personas adictas a la religión de sus padres. Pero el hecho de llevar un nombre compuesto con la palabra Yahvé no indica necesariamente un yahvismo auténtico, ya que el mismo Ajab lo impuso a su hija Atalía y a sus dos hijos (Mediebelle).

1 Según los textos hallados en Rash Shamra, el nombre primitivo del dios era Baal-Zebul, Que aparece en el Nuevo Testamento como sinónimo de “príncipe de los demonios” (Mat 10:25 ; Mat 12:24-27; Luc 11:15), cuyo significado originario era de Baal el sublime, o el príncipe. El texto hebraico, por menosprecio a esta falsa divinidad, transformó aquel nombre en Baal de las Coscas. Los LXX y Flavio Josefo traducen el dios mosca. Por el mismo Rash Shamra sabemos que zebul significaba también habitación, morada. Los cananeos rendían culto a un dios que tenia su morada en las profundidades de la tierra, de donde su título de Beel Zebul o Beel Ars, el maestro de la tierra (R. Dussaud, Les découvertes de Ras Shamra et V anclen Testament paris 1937]; W. H. Albright: “Basor” 42 [1932] 17)·
2 De Vaux, Elie; P. Jouon, La cosíame d’Elie et celui dejean Baptiste: Β ιό (1935) 74-8

Fuente: Biblia Comentada

El segundo libro de los Reyes

Ver Introducción a El primer libro de los Reyes.

Una armonía de los libros de Samuel, Reyes y Crónicas

I) El reinado de Dios (1Sa 1:1-28; 1Sa 2:1-36; 1Sa 3:1-21; 1Sa 4:1-22; 1Sa 5:1-12; 1Sa 6:1-21; 1Sa 7:1-17 ; 1Cr 1:1-54; 1Cr 2:1-55; 1Cr 3:1-24; 1Cr 4:1-43; 1Cr 5:1-26; 1Cr 6:1-81; 1Cr 7:1-40; 1Cr 8:1-40; 1Cr 9:1-44 )

A) Tablas genealógicas (1Cr 1:1-54; 1Cr 2:1-55; 1Cr 3:1-24; 1Cr 4:1-43; 1Cr 5:1-26; 1Cr 6:1-81; 1Cr 7:1-40; 1Cr 8:1-40; 1Cr 9:1-44)

1. Genealogías de los patriarcas (1Cr 1:1-54; 1Cr 2:1-2)

2. Genealogías de las tribus de Israel (1Cr 2:3-55; 1Cr 3:1-24; 1Cr 4:1-43; 1Cr 5:1-26; 1Cr 6:1-81; 1Cr 7:1-40; 1Cr 8:1-40; 1Cr 9:1-44)

B) El fin de la teocracia (1Sa 1:1-28; 1Sa 2:1-36; 1Sa 3:1-21; 1Sa 4:1-22; 1Sa 5:1-12; 1Sa 6:1-21; 1Sa 7:1-17)

1. La vida temprana de Samuel (1Sa 1:1-28; 1Sa 2:1-36; 1Sa 3:1-21; 1Sa 4:1 a)

a. Nacimiento e infancia de Samuel (1Sa 1:1-28; 1Sa 2:1-11)

b. Samuel en Silo (1Sa 2:12-36; 1Sa 3:1-21; 1Sa 4:1 a)

2. El período de desastre nacional (1Sa 4:1 b 1Sa 7:2)

a. La derrota de Israel y la pérdida del arca (1Sa 4:1 b 1Sa 4:11 a)

b. Caída de la casa de Elí (1Sa 4:11 b 1Sa 4:22)

c. El arca de Dios (1Sa 5:1-12; 1Sa 6:1-21; 1Sa 7:1-2)

3. Samuel, el último de los jueces (1Sa 7:3-17)

II) El reinado de Saul (1Sa 8:1-22; 1Sa 9:1-27; 1Sa 10:1-27; 1Sa 11:1-15; 1Sa 12:1-25; 1Sa 13:1-23; 1Sa 14:1-52; 1Sa 15:1-35; 1Sa 16:1-23; 1Sa 17:1-58; 1Sa 18:1-30; 1Sa 19:1-24; 1Sa 20:1-42; 1Sa 21:1-15; 1Sa 22:1-23; 1Sa 23:1-29; 1Sa 24:1-22; 1Sa 25:1-44; 1Sa 26:1-25; 1Sa 27:1-12; 1Sa 28:1-25; 1Sa 29:1-11; 1Sa 30:1-31; 1Sa 31:1-13 ; 1Cr 10:1-14 )

A) Establecimiento de Saúl como el primer rey de Israel (1Sa 8:1-22; 1Sa 9:1-27; 1Sa 10:1-27)

B) El reinado de Saúl hasta su rechazo (1Sa 11:1-15; 1Sa 12:1-25; 1Sa 13:1-23; 1Sa 14:1-52; 1Sa 15:1-35)

C) El declive de Saúl y el ascenso de David (1Sa 16:1-23; 1Sa 17:1-58; 1Sa 18:1-30; 1Sa 19:1-24; 1Sa 20:1-42; 1Sa 21:1-15; 1Sa 22:1-23; 1Sa 23:1-29; 1Sa 24:1-22; 1Sa 25:1-44; 1Sa 26:1-25; 1Sa 27:1-12; 1Sa 28:1-25; 1Sa 29:1-11; 1Sa 30:1-31; 1Sa 31:1-13)

i. La historia temprana de David (1Sa 16:1-23)

ii. El avance de David y el celo creciente de Saúl (1Sa 17:1-58; 1Sa 18:1-30; 1Sa 19:1-24; 1Sa 20:1-42)

One. David y Goliat (1Sa 17:1-51)

b. David en la corte de Saúl (1Sa 18:1-30; 1Sa 19:1-24; 1Sa 20:1-42)

2. La vida de David en el exilio (1Sa 21:1-15; 1Sa 22:1-23; 1Sa 23:1-29; 1Sa 24:1-22; 1Sa 25:1-44; 1Sa 26:1-25; 1Sa 27:1-12; 1Sa 28:1-2)

a. La huída de David (1Sa 21:1-15; 1Sa 22:1-5)

b. La venganza de Saúl en contra de los sacerdotes de Nob (1Sa 22:6-23)

c. El rescate de David de Keila (1Sa 23:1-13)

d. La última reunión de David con Jonatán (1Sa 23:14-18)

e. La traición de los zifitas en contra de David (1Sa 23:19-24 a)

f. El escape de David de Saúl en el desierto de Maón (1Sa 23:24 b 1Sa 23:28)

g. La huída de David de Saúl; la misericordia de David para con la vida de Saúl en la cueva (1Sa 23:29; 1Sa 24:1-22)

h. La muerte de Samuel (1Sa 25:1)

i. David se casa con Abigail (1Sa 25:2-44)

j. La misericordia de David para con la vida de Saúl una vez más (1Sa 26:1-25)

k. La unión de David con los filisteos (1Sa 27:1-12; 1Sa 28:1-2)

3. La caída de Saúl en la batalla contra los filisteos (1Sa 28:3-25; 1Sa 29:1-11; 1Sa 30:1-31; 1Sa 31:1-13; 1Cr 10:1-14)

a. El temor de Saúl de los filisteos (1Sa 28:3-6)

b. La visita de Saúl a la adivina de Endor (1Sa 28:7-25)

c. David deja a los filisteos; derrota a los amalecitas (1Sa 29:1-11; 1Sa 30:1-31)

d. Saúl y sus hijos muertos (1Sa 31:1-13; 1Cr 10:1-14)

III) El reinado de David (2Sa 1:1-27; 2Sa 2:1-32; 2Sa 3:1-39; 2Sa 4:1-12; 2Sa 5:1-25; 2Sa 6:1-23; 2Sa 7:1-29; 2Sa 8:1-18; 2Sa 9:1-13; 2Sa 10:1-19; 2Sa 11:1-27; 2Sa 12:1-31; 2Sa 13:1-39; 2Sa 14:1-33; 2Sa 15:1-37; 2Sa 16:1-23; 2Sa 17:1-29; 2Sa 18:1-33; 2Sa 19:1-43; 2Sa 20:1-26; 2Sa 21:1-22; 2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-39; 2Sa 24:1-25 ; 1Re 1:1-53; 1Re 2:1-11 ; 1Cr 10:14; 1Cr 11:1-47; 1Cr 12:1-40; 1Cr 13:1-14; 1Cr 14:1-17; 1Cr 15:1-29; 1Cr 16:1-43; 1Cr 17:1-27; 1Cr 18:1-17; 1Cr 19:1-19; 1Cr 20:1-8; 1Cr 21:1-30; 1Cr 22:1-19; 1Cr 23:1-32; 1Cr 24:1-31; 1Cr 25:1-31; 1Cr 26:1-32; 1Cr 27:1-34; 1Cr 28:1-21; 1Cr 29:1-30 )

A) Las victorias de David (2Sa 1:1-27; 2Sa 2:1-32; 2Sa 3:1-39; 2Sa 4:1-12; 2Sa 5:1-25; 2Sa 6:1-23; 2Sa 7:1-29; 2Sa 8:1-18; 2Sa 9:1-13; 2Sa 10:1-19; 1Cr 10:14; 1Cr 11:1-47; 1Cr 12:1-40; 1Cr 13:1-14; 1Cr 14:1-17; 1Cr 15:1-29; 1Cr 16:1-43; 1Cr 17:1-27; 1Cr 18:1-17; 1Cr 19:1-19; 1Cr 20:1-8)

1. Los triunfos políticos de David (2Sa 1:1-27; 2Sa 2:1-32; 2Sa 3:1-39; 2Sa 4:1-12; 2Sa 5:1-25; 1Cr 10:14; 1Cr 11:1-47; 1Cr 12:1-40)

a. David es rey de Judá (2Sa 1:1-27; 2Sa 2:1-32; 2Sa 3:1-39; 2Sa 4:1-12; 1Cr 10:14; 1Cr 11:1-47; 1Cr 12:1-40)

b. David es rey sobre todo Israel (2Sa 5:1-25)

2. Los triunfos espirituales de David (2Sa 6:1-23; 2Sa 7:1-29; 1Cr 13:1-14; 1Cr 14:1-17; 1Cr 15:1-29; 1Cr 16:1-43; 1Cr 17:1-27)

a. El arca del pacto (2Sa 6:1-23; 1Cr 13:1-14; 1Cr 14:1-17; 1Cr 15:1-29; 1Cr 16:1-43)

b. El templo y el pacto davídico (2Sa 7:1-29; 1Cr 17:1-27)

3. Los triunfos militares de David (2Sa 8:1-18; 2Sa 9:1-13; 2Sa 10:1-19; 1Cr 18:1-17; 1Cr 19:1-19; 1Cr 20:1-8)

B) Los pecados de David (2Sa 11:1-27)

1. El adulterio de David con Betsabé (2Sa 11:1-5)

2. El asesinato por parte de David de Urías heteo (2Sa 11:6-27)

C) Los problemas de David (2Sa 12:1-31; 2Sa 13:1-39; 2Sa 14:1-33; 2Sa 15:1-37; 2Sa 16:1-23; 2Sa 17:1-29; 2Sa 18:1-33; 2Sa 19:1-43; 2Sa 20:1-26; 2Sa 21:1-22; 2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-39; 2Sa 24:1-25; 1Cr 21:1-30; 1Cr 22:1-19; 1Cr 23:1-32; 1Cr 24:1-31; 1Cr 25:1-31; 1Cr 26:1-32; 1Cr 27:1-34)

1. La casa de David sufre (2Sa 12:1-31; 2Sa 13:1-36)

a. La profecía de Natán en contra de David (2Sa 12:1-14)

b. El hijo de David muere (2Sa 12:15-25)

c. La lealtad de Joab a David (2Sa 12:26-31)

d. El incesto de Amnón (2Sa 13:1-20)

e. El asesinato de Amnón (2Sa 13:21-36)

2. El reino de David sufre (2Sa 13:37-39; 2Sa 14:1-33; 2Sa 15:1-37; 2Sa 16:1-23; 2Sa 17:1-29; 2Sa 18:1-33; 2Sa 19:1-43; 2Sa 20:1-26; 2Sa 21:1-22; 2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-39; 2Sa 24:1-25; 1Cr 21:1-30; 1Cr 22:1-19; 1Cr 23:1-32; 1Cr 24:1-31; 1Cr 25:1-31; 1Cr 26:1-32; 1Cr 27:1-34)

a. La rebelión de Absalón (2Sa 13:37-39; 2Sa 14:1-33; 2Sa 15:1-37; 2Sa 16:1-23; 2Sa 17:1-29)

b. La muerte de Absalón (2Sa 18:1-33)

c. La restauración de David como rey (2Sa 19:1-43; 2Sa 20:1-26)

d. El reinado de David evaluado (2Sa 21:1-22; 2Sa 22:1-51; 2Sa 23:1-39)

e. El censo del pueblo por parte de David (2Sa 24:1-25; 1Cr 21:1-30)

D) La preparación y organización de David para el templo (1Cr 22:1-19; 1Cr 23:1-32; 1Cr 24:1-31; 1Cr 25:1-31; 1Cr 26:1-32; 1Cr 27:1-34)

E) Los últimos días de David (1Re 1:1-53; 1Re 2:1-11; 1Cr 28:1-21; 1Cr 29:1-30)

i. La salud decadente de David: Abisag sunamita (1Re 1:1-4)

2. El intento de Adonías por apoderarse del reino (1Re 1:5-9)

3. La unción de Salomón como rey (1Re 1:10-40; 1Cr 29:20-25)

4. La sumisión de Adonías (1Re 1:41-53)

5. Las ultimas palabras de David (1Re 2:1-9; 1Cr 28:1-21; 1Cr 29:1-25)

a. Las palabras de David para Israel (1Cr 28:1-8)

b. Las palabras de David para Salomón (1Re 2:1-9; 1Cr 28:9-21; 1Cr 29:1-19)

c. La dedicación de David al templo (1Cr 29:1-20)

6. La muerte de David (1Re 2:10-11; 1Cr 29:26-30)

IV) El reinado de Salomón (1Re 2:12-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43 ; 1Cr 29:21-30; 2Cr 1:1-17; 2Cr 2:1-18; 2Cr 3:1-17; 2Cr 4:1-22; 2Cr 5:1-14; 2Cr 6:1-42; 2Cr 7:1-22; 2Cr 8:1-18; 2Cr 9:1-31 )

A) Comienza el reinado de Salomón (1Re 2:12-46; 1Re 3:1-28; 1Re 4:1-34; 1Cr 29:21-30; 2Cr 1:1-17)

1. El reinado de Salomón establecido (1Re 2:12; 1Cr 29:21-30; 2Cr 1:1-17)

2. Los adversarios de Salomón quitados (1Re 2:13-46)

3. El matrimonio de Salomón con la hija de Faraón (1Re 3:1)

4. La condición espiritual de Salomón (1Re 3:2-3)

5. El sacrificio de Salomón en Gabaón (1Re 3:4; 2Cr 1:2-6)

6. El sueño y oración de Salomón por sabiduría (1Re 3:5-15; 2Cr 1:7-12)

7. El juicio por parte de Salomón de las rameras con la sabiduría de Dios (1Re 3:16-28)

8. Los oficiales de Salomón, su poder, riqueza y sabiduría (1Re 4:1-34; 2Cr 1:13-17)

B) El esplendor de Salomón (1Re 5:1-18; 1Re 6:1-38; 1Re 7:1-51; 1Re 8:1-66; 2Cr 2:1-18; 2Cr 3:1-17; 2Cr 4:1-22; 2Cr 5:1-14; 2Cr 6:1-42; 2Cr 7:1-22)

1. Preparativos para la construcción del templo (1Re 5:1-18; 2Cr 2:1-18)

2. La construcción del templo (1Re 6:1-38; 2Cr 3:1-14)

3. La construcción del palacio real (1Re 7:1-12)

4. La manufactura de los vasos para el templo (1Re 7:13-51; 2Cr 3:15-17; 2Cr 4:1-22; 2Cr 5:1)

5. La dedicación y término del templo (1Re 8:1-66; 2Cr 5:2-14; 2Cr 6:1-42; 2Cr 7:1-22)

C) La caída de Salomón (1Re 9:1-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-43; 2Cr 8:1-18; 2Cr 9:1-31)

1. El pacto davídico repetido (1Re 9:1-9)

2. La desobediencia de Salomón al pacto (1Re 9:10-28; 1Re 10:1-29; 1Re 11:1-8; 2Cr 8:1-18; 2Cr 9:1-28)

3. La disciplina de Salomón por quebrantar el pacto (1Re 11:9-40)

4. La muerte de Salomón (1Re 11:41-43; 2Cr 9:29-31)

V) El reino dividido (1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 1Re 15:1-34; 1Re 16:1-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-53 ; 2Re 1:1-18; 2Re 2:1-25; 2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36; 2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Re 13:1-25; 2Re 14:1-29; 2Re 15:1-38; 2Re 16:1-20; 2Re 17:1-41 ; 2Cr 10:1-19; 2Cr 11:1-23; 2Cr 12:1-16; 2Cr 13:1-22; 2Cr 14:1-15; 2Cr 15:1-19; 2Cr 16:1-14; 2Cr 17:1-19; 2Cr 18:1-34; 2Cr 19:1-11; 2Cr 20:1-37; 2Cr 21:1-20; 2Cr 22:1-12; 2Cr 23:1-21; 2Cr 24:1-27; 2Cr 25:1-28; 2Cr 26:1-23; 2Cr 27:1-9; 2Cr 28:1-27 )

A) El reino se divide (1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31)

1. La causa de la división (1Re 12:1-24)

2. Jeroboam, rey de Israel (1Re 12:25-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-20)

3. Roboam, rey de Judá (1Re 14:21-31; 2Cr 10:1-19; 2Cr 11:1-23; 2Cr 12:1-16)

B) Los dos reyes de Judá (1Re 15:1-24; 2Cr 13:1-22; 2Cr 14:1-15; 2Cr 15:1-19; 2Cr 16:1-14)

1. Abiam o Abías, rey de Judá (1Re 15:1-8; 2Cr 13:1-22)

2. Asa, rey de Judá (1Re 15:9-24; 2Cr 14:1-15; 2Cr 15:1-19; 2Cr 16:1-14)

C) Los cinco reyes de Israel (1Re 15:25-34; 1Re 16:1-28)

1. Nadab, rey de Israel (1Re 15:25-31)

2. Baasa, rey de Israel (1Re 15:32-34; 1Re 16:1-7)

3. Ela, rey de Israel (1Re 16:8-14)

4. Zimri, rey de Israel (1Re 16:15-20)

5. Omri, rey de Israel (1Re 16:21-28)

D) Acab, rey de Israel (1Re 16:29-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-40)

1. El pecado de Acab (1Re 16:29-34)

2. Elías el profeta (1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21)

3. Guerras con Siria (1Re 20:1-43)

4. Nabot calumniado y asesinado (1Re 21:1-16)

5. La muerte de Acab (1Re 21:17-29; 1Re 22:1-40)

E) Josafat, rey de Judá (1Re 22:41-50; 2Cr 17:1-19; 2Cr 18:1-34; 2Cr 19:1-11; 2Cr 20:1-37; 2Cr 21:1-3)

F) Ocozías, rey de Israel (1Re 22:51-53; 2Re 1:1-18)

G) Joram, rey de Israel (2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-15)

H) Joram, rey de Judá (2Re 8:16-24; 2Cr 21:4-20)

I) Ocozías, rey de Judá (2Re 8:25-29; 2Re 9:1-29; 2Cr 22:1-9)

J) Jehú, rey de Israel (2Re 9:30-37; 2Re 10:1-36)

K) Atalía, reina de Judá (2Re 11:1-16; 2Cr 22:10-12; 2Cr 23:1-21)

L) Joás, rey de Judá (2Re 11:17-21; 2Re 12:1-21; 2Cr 24:1-27)

M) Joacaz, rey de Israel (2Re 13:1-9)

N) Joás, rey de Israel (2Re 13:10-25)

O) Ñ. Amasías, rey de Judá (2Re 14:1-22; 2Cr 25:1-28)

P) Jeroboam II, rey de Israel (2Re 14:23-29)

Q) Uzías, o Azarías, rey de Judá (2Re 15:1-7; 2Cr 26:1-23)

R) Zacarías, rey de Israel (2Re 15:8-12)

S) Salum, rey de Israel (2Re 15:13-15)

T) Manahem, rey de Israel (2Re 15:16-22)

U) Pekaía, rey de Israel (2Re 15:23-26)

V) Peka, rey de Israel (2Re 15:27-31)

W) Jotam, rey de Judá (2Re 15:32-38; 2Cr 27:1-9)

X) W. Acaz, rey de Judá (2Re 16:1-20; 2Cr 28:1-27)

Y) X. Oseas, rey de Israel (2Re 17:1-41)

VI) El reino sobreviviente de Judá (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Re 21:1-26; 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-37; 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-30 ; 2Cr 29:1-36; 2Cr 30:1-27; 2Cr 31:1-21; 2Cr 32:1-33; 2Cr 33:1-25; 2Cr 34:1-33; 2Cr 35:1-27; 2Cr 36:1-23 )

A) Ezequías, rey de Judá (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Cr 29:1-36; 2Cr 30:1-27; 2Cr 31:1-21; 2Cr 32:1-33)

B) Manasés, rey de Judá (2Re 21:1-18; 2Cr 33:1-20)

C) Amón, rey de Judá (2Re 21:19-26; 2Cr 33:21; 2Cr 33:25)

D) Josías, rey de Judá (2Re 22:1-20; 2Re 23:1-30; 2Cr 34:1-33; 2Cr 35:1-27)

E) Joacaz, rey de Judá (2Re 23:31-34; 2Cr 36:1-3)

F) Joacim, rey de Judá (2Re 23:35-37; 2Re 24:1-7; 2Cr 36:4-8)

G) Joaquín, rey de Judá (2Re 24:8-16; 2Cr 36:9-10)

H) Sedequías, rey de Judá (2Re 24:17-20; 2Re 25:1-21; 2Cr 36:11-21)

I) Gedalías, gobernador de Judá (2Re 25:22-26)

J) Joaquín liberado en Babilonia (2Re 25:27-30)

K) Ciro decreta la reconstrucción de Jerusalén (2Cr 36:22-23)

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

se rebeló Moab. Vea las notas sobre Gén 19:37-38; Introducción a Rut: Contexto; cp. Rut 3:4-18.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO

INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO

(1Re 12:1-331Re 22:1-53; 2Re 1:1-182Re 17:1-41; 2Re 18:1-372Re 25:1-30; 2Cr 10:1-192Cr 36:1-23; Abdías; Joel; Jonás; Amos; Oseas; Miqueas; Isaías; Nahum; Sofonías; Habacuc; Jeremías; Lamentaciones)

1. Esta etapa cubre un período de unos 325 años, desde el 930 a.C. hasta el 605 a.C. Los sucesos más importantes tienen lugar en Jerusalén y en Samaria.

2. La etapa comienza con la tragedia de una guerra civil que divide a la nación en dos reinos antagónicos. Termina con la caída de ambos reinos en poder de dos naciones gentiles enemigas (1Re 12:1-33; 2Re 17:1-41; 2Re 25:1-30).

3. En este período se destacan los siguientes hechos:

a. Un rey (Josías) descubre la Palabra de Dios en el templo y otro rey (Joacim) intenta destruirla quemándola (2Re 22:1-20; Jer 36:1-32).

b. Son escritos al menos doce libros del Antiguo Testamento por once autores humanos. Son: Abdías, Joel, Jonás, Amós, Oseas, Miqueas, Isaías, Nahum, Sofonías, Habacuc y Jeremías (que escribió también Lamentaciones).

c. Tiene lugar el segundo de uno de los cuatro grandes períodos de milagros en la Biblia.

(1) El primero fue durante el tiempo de Moisés y Josué.

(2) El segundo aconteció durante el ministerio de Elías y Eliseo.

(3) El tercero fue durante los días de Daniel y Ezequiel.

(4) El cuatro tuvo lugar en los días de Cristo y los apóstoles.

d. Las tres personas que fueron resucitadas de entre los muertos durante el Antiguo Testamento:

(1) 1Re 17:1-24,

(2) 2Re 4:1-44, y

(3) 2Re 13:1-25.

e. Se habla de Naamán, el único hombre leproso del Antiguo Testamento que fue sanado de la enfermedad (2Re 5:1-27).

f. La salvación de Samaria (la capital del norte) por cuatro leprosos, y la salvación de Jerusalén (la capital del sur) por el Ángel de Jehová (2Re 7:1-20; 2Re 19:1-37).

g. El comienzo de la raza de los samaritanos (2Re 17:1-41).

h. Suceden la segunda y la tercera de tres veces que Dios separa las aguas del río Jordán (2Re 2:1-25). (Para la primera vez, véase Jos 3:1-17.)

i. El relato de cómo un coro que cantando derrotó al enemigo en el campo de batalla.

«Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros» (2Cr 20:20-22).

j. La señal de agua consumida por el fuego (1Re 18:1-46). «Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja» (1Re 18:38).

k. La escena de un hacha flotando en el agua (2Re 6:1-33).

l. La visión del segundo de dos hombres que partieron al cielo sin previamente morir (2Re 2:1-25). «Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino» (2Re 2:11).

m. La única vez en el Antiguo Testamento que le es permitido a los hombres ver el ejército de ángeles de Dios (2Re 6:1-33).

«Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo; ¡Ha, señor mío! ¿Qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos, para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Elíseo» (2Re 6:15-17).

n. Leemos acerca de siete oraciones en un monte, siete inmersiones en un río, y de siete estornudos en una cama (1Re 18:1-46; 2Re 5:1-27; 2Re 4:1-44).

Elías hizo las siete oraciones en el monte Carmelo.

Naamán se sumergió siete veces en el Jordán.

Un niño resucitado estornudó siete veces en Sunem.

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO

Esta etapa nos ofrece el período más entretejido, dinámico y detallado de toda la Biblia. La vamos a considerar bajo tres divisiones principales.

I. Una introducción a la etapa del reino dividido.

II. Los reyes que reinaron en esta etapa. En su presentación emplearemos un método doble:

A. La visión de conjunto. El reinado de cada rey será brevemente bosquejado.

B. El método de mirar con la lupa. El reinado de cada uno de los reyes importantes será examinado más en detalle.

III. Los libros del Antiguo Testamento que fueron escritos durante esta etapa.

I. Una introducción a la etapa del reino dividido. Después de la muerte de Salomón, una trágica guerra civil dividió a Israel en dos reinos rivales, el reino del norte y el del sur.

A. El reino del norte:

1. Empezó en el 931 a.C. y permaneció 210 años.

2. El primer rey fue Jeroboam.

3. El último rey fue Oseas.

4. El total de reyes fue diecinueve y ninguno de ellos agradó al Señor.

5. Estuvo compuesto de diez tribus.

6. La capital del reino fue Samaria.

7. Fue capturado por los asirios en el 721 a.C.

8. Nunca volvieron de la cautividad

B. El reino del sur:

1. Empezó en el 931 a.C. y duró 325 años.

2. El primer rey fue Roboam.

3. El último rey fue Sedequías.

4. El total de reyes fue veinte: diecinueve reyes y una reina. Ocho de ellos fueron hombres piadosos que agradaron al Señor.

5. Estaba compuesto de dos tribus: Judá y Benjamín.

6. Su capital continuó siendo Jerusalén.

7. Fue capturado por los babilonios en el 606 a.C.

8. Volvieron de la cautividad tres grupos separados.

Nota: La etapa del reino dividido puede a su vez ser dividida en dos períodos:

a. El reino dividido (refiriéndonos tanto al reino del norte como el del sur) (931-721 a.C.).

b. El reino del sur solo (721605 a.C.).

II. Los reyes de esta etapa del reino dividido.

La visión de conjunto

Reyes del norte:

A. Jeroboam (1Re 11:26-43; 1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-20; 2Cr 9:29-31; 2Cr 10:1-19; 2Cr 11:1-23; 2Cr 12:1-16; 2Cr 13:1-22).

1. Fue miembro del consejo de ministros de Salomón, pero tuvo que huir a Egipto por un tiempo para librarse de la ira del rey (1Re 11:28; 1Re 11:40).

2. Dirigió la rebelión de las diez tribus en Siquem.

3. Su religión falsa llevó a Israel a pecar.

4. El altar que levantó fue destruido, su brazo quedó paralizado, y su hijo murió, todo a consecuencia de su pecado.

5. Fue derrotado en la guerra que tuvo con Abiam el segundo rey del reino del sur.

6. Fue atacado por una plaga de parte de Dios y murió.

7. Reinó durante veintidós años (931-909 a.C.).

B. Nadab (1Re 15:25-28).

1. Era el hijo de Jeroboam.

2. Fue asesinado por un rebelde llamado Baasa.

3. Nadab fue el primero de seis reyes del norte que murieron asesinados mientras reinaban.

4. Reinó durante dos años. (910908 a.C.).

C. Baasa (1Re 15:271Re 16:7; 2Cr 16:1-6).

1. Cumplió sin saberlo la profecía que el profeta Ahías había dado a la esposa de Jeroboam en cuanto a la muerte de Nadab y toda su familia. (Cp. 1Re 14:14 con 1Re 15:29.)

2. Le declaró la guerra a Asa (tercer rey de Judá) y empezó a fortificar la ciudad de Ramá para controlar la carretera que llevaba a Judá, en la esperanza de cortar la comunicación y el comercio con Jerusalén (2Cr 16:1).

3. Fue rechazado por Dios a causa de su pecado. El profeta Jehú predijo que los descendientes de Baasa sufrirían el mismo juicio que Dios había traído sobre Jeroboam.

4. Baasa reinó durante veinticuatro años (909885 a.C.).

Nota: Ya hemos podido observar que a veces los reinados coincidían. Es decir, que en ocasiones el padre y el hijo pudieron estar reinando al mismo tiempo. Esto explica la diferencia en el total de años en los reyes del norte tal como los da la Biblia, que es 252 años, cuando en realidad el verdadero número es alrededor de 208 años (empezando con Jeroboam en el 931 a.C. y terminando con Oseas en el 721 a.C.).

D. Ela (1Re 16:6-14).

1. Era hijo de Baasa.

2. Fue asesinado por Zimri, el capitán de la guardia real.

3. Estaba embriagado cuando le mataron.

4. Reinó durante dos años (885883 a.C.).

E. Zimri (1Re 16:9-20).

1. Cumplió la profecía de Jehú matando a todos los miembros de la familia de Baasa. (Comparar 1Re 16:7 con 1Re 16:12.)

2. Zimri fue poco después cercado en el palacio por Omri, el nuevo jefe del ejército, y murió suicidándose.

3. Reinó solamente siete días (885 a.C.).

F. Omri (1Re 16:15-28).

1. Trasladó la capital del norte de Tirsa a Samaria.

2. Arregló el matrimonio político de su hijo Acab con Jezabel, la hija de Et-baal, rey de los sidonios.

3. Reinó durante doce años (885873 a.C.).

G. Acab (1Re 16:28-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-40; 2Cr 18:1-34).

1. Se casó con Jezabel.

2. Se le concedió derrotar a los sirios en dos ocasiones.

3. Fue amonestado frecuentemente por Elías:

a. Por estimular el culto a Baal.

b. Por su participación en el asesinato de Nabot.

c. Por perdonarle la vida al impío rey sirio.

4. Metió al piadoso rey Josafat (cuarto rey de Judá) en un doble compromiso:

a. Una alianza matrimonial, por la cual dio a su hija Atalía, una mujer impía, como esposa a Joram, hijo de Josafat.

b. Una alianza militar, mediante la que logró que Josafat se uniera con él en guerra contra Siria.

5. La muerte de su malvada esposa fue predicha por Elías.

6. Su propia muerte fue predicha tanto por Elías como por el profeta Micaías.

7. Fue herido y murió en guerra contra los sirios.

8. Reinó durante veintidós años (874852 a.C.).

H. Ocozías (1Re 22:402Re 1:18; 2Cr 20:35-37).

1. Era el hijo mayor de Acab y Jezabel.

2. Convenció a Josafat de que se asociara con él para la construcción de una flota mercante en Ezión-geber (2Cr 20:35-37).

3. Sufrió una grave caída, que resultó fatal, estando en su palacio en Samaria.

4. Buscó la sanidad consultando al dios pagano Baal-zebub, pero recibió inmediata condenación de parte de Elías, a quien procuró arrestar sin conseguirlo.

5. Reinó durante dos años (853851 a.C.).

I. Joram (2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-25; 2Cr 22:5-7).

1. Era el hijo más joven de Acab y hermanos de Ocozías.

2. Al igual que su padre y hermano, persuadió a Josafat para que se aliara con él, esta vez para pelear contra los moabitas. El profeta Elíseo obró un milagro en esta ocasión, por amor de Josafat, que resultó en la victoria de los aliados sobre Moab.

3. Elíseo más tarde ayudó al rey Joram previniéndole de algunas emboscadas que los sirios planeaban contra él.

4. Después Eliseo le impidió que matase a unos soldados enemigos sirios que Dios había cegado.

5. Joram todavía reinaba cuando Dios usó a cuatro leprosos para librar a la ciudad de Samaría de morir de hambre.

6. Él era también el rey con quien se entrevistó el general sirio Naamán que estaba leproso.

7. Fue después asesinado por Jehú en Jezreel.

8. Reinó durante doce años (852840 a.C.).

J. Jehú (2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36; 2Cr 22:7-12).

1. Fue ungido por Eliseo y se le encomendó que ejecutara a todos los miembros de la dinastía de Acab, incluyendo a Joram y Jezabel.

2. Montado en su carro se dirigió al valle de Jezreel, donde mató tanto a Joram como a Ocozías, el sexto rey de Judá (que no hay que confundir con el Ocozías que fue hermano mayor de Joram).

3. Después marchó a la ciudad de Jezreel y mató a Jezabel.

4. A continuación, demandó que le entregaran las cabezas de setenta familiares de Acab que vivían en la ciudad de Samaría.

5. Continuó con la purga matando incluso a los descendientes y amigos de Acab.

6. Finalmente, reunió, mediante engaño, a todos los sacerdotes de Baal en una gran asamblea en Jezreel y mandó matarlos a todos.

7. Reinó durante veintiocho años (841813 a.C.).

K. Joacaz (2Re 13:1-9).

1. Era el hijo de Jehú.

2. Estuvo sometido durante todo su reinado a Hazael, rey de Siria. Su ejército quedó reducido a cincuenta soldados de caballería, diez carros de guerra, y diez mil soldados de infantería.

3. Mostró en una ocasión remordimiento, por poco tiempo (como una vez lo había hecho Acab, véase 1Re 21:27-29), pero aparentemente no fue un verdadero arrepentimiento.

4. Reinó durante diecisiete años (814797 a.C.).

L. Joás (2Re 13:10-25; 2Re 14:1-16; 2Cr 25:17-24).

1. Era el hijo de Joacaz.

2. Visitó a Eliseo en su lecho de muerte.

3. Derrotó a Amasias en el campo de batalla (octavo rey de Judá).

4. Relató la segunda de las fábulas del Antiguo Testamento para ridiculizar las pretensiones de Amasias.

5. Tomó cautivo a Amasias y lo llevó a Jerusalén, marchándose después de la ciudad con rehenes y mucha riqueza.

6. Reinó durante dieciséis años (798782 a.C.).

M. Jeroboam II (2Re 14:23-29).

1. Era hijo de Joás.

2. Reinó más que ningún otro rey del norte.

3. Fue también el más poderoso de los reyes del norte.

4. Recuperó los territorios que Israel había perdido alrededor del mar Muerto. Dios le permitió prosperar y ensanchar su reino a pesar de sus malos caminos, porque Dios tuvo misericordia de la pobre condición de Israel en este tiempo (2Re 14:25-26).

5. El profeta Jonás vivió y ministró durante esta época.

6. Jeroboam II reinó durante cuarenta y un años (793753 a.C.).

N. Zacarías (2Re 14:29; 2Re 15:1-12).

1. Era el hijo de Jeroboam II.

2. Fue asesinado por un rebelde llamado Salum.

3. Zacarías era tataranieto de Jehú y cuarto rey de esta familia. Con su muerte terminó esta dinastía, cumpliéndose así la profecía de Dios acerca de Jehú. (Véase 2Re 10:30; 2Re 14:29; 2Re 15:8-12.)

4. Reinó durante seis meses (753 a.C.).

Ñ. Salum (2Re 15:10-15).

1. Fue asesinado por un soldado muy cruel llamado Manahem.

2. Reinó solamente un mes (752 a.C.).

O. Manahem (2Re 15:14-22).

1. Fue uno de los reyes más brutales que se sentaron en el trono del reino del norte.

2. Pagó con la muerte toda oposición de parte de sus súbditos, abriendo incluso el vientre a las mujeres encinta.

3. Compró la protección del rey asirio Pul (Tiglat-pileser), que en este tiempo había invadido Israel, con mil talentos de plata (equivalente a unos treinta y tres mil kilos).

4. Reinó durante diez años (752742 a.C.)

P. Pekaía (2Re 15:22-26).

1. Fue el hijo de Manahem

2. Fue asesinado por Peka, el jefe de su ejército.

3. Reinó durante dos años (742741 a.C.).

Q. Peka (2Re 15:27-31; 2Cr 28:5-8).

1. Se unió con Siria para atacar al rey Acaz, de Judá, pero no tuvieron éxito. La razón de esta guerra fue castigar al reino del sur por no haberse sumado a Siria e Israel en un esfuerzo unido para frenar la creciente amenaza de Asiria.

2. Durante su reinado, el rey asirio Tiglat-pileser invadió Israel y se apoderó de varias ciudades en la parte norte y este del país.

3. Peka fue asesinado por Oseas.

4. Reinó durante veinte años (740732 a.C.).

Nota: En este cómputo sólo aparecen ocho años (740732). Se piensa que los primeros doce años (752740) pudieron estar compartídos en una corregencia con Manahem y Pekaía.

R. Oseas (2Re 15:20-38; 2Re 16:1-20; 2Re 17:1-6).

1. Él fue el último rey del reino del norte.

2. Después de convertirse en vasallo de Salmanasar, rey de Asiria, Oseas se unió con Egipto en una rebelión contra Asiria.

3. Por esta causa fue hecho prisionero y el pueblo deportado a Asiría (2Re 17:4-6). Con Oseas terminó el reino del norte. Diez reyes murieron de muerte natural, siete fueron asesinados, uno se suicidó, otro murió en una batalla, otro por juicio de Dios, y otro falleció por una caída. Ninguno de estos reyes se volvió a Dios. Las diez tribus que fueron deportadas nunca regresaron a Palestina. En realidad, pronto perdieron su identidad tribal, aunque no su linaje. La futura restauración de las diez tribus perdidas de Israel se consumará al tiempo de la Segunda Venida de Cristo. (Véase Mat 24:27-31.) El Dios justo tuvo que castigar a Israel por sus pecados. (Véase 2Re 17:7-18.)

a. El rey de Asiria trasladó gente de pueblos extranjeros a la tierra despoblada del reino del norte (2Re 17:24).

b. Poco después de llegar estos nuevos pobladores, Dios envió leones que los aterrorizaban y mataban. En su desesperación, los nuevos colonos enviaron un mensajero al rey de Asiría solicitando la ayuda de un profeta de Jehová, para que parase aquella plaga de leones (2Re 17:25-26). Esto había sido profetizado por Moisés siglos antes. (Véase Éxo 23:29; Lev 26:21-22.)

c. Fue enviado un sacerdote que empezó a ministrarles desde Bet-el. Los leones desaparecieron, y a la vez fue apareciendo una cierta forma de adoración de Jehová, pero sólo en forma, porque aquellas gentes siguieron adorando a sus antiguos ídolos (2Re 17:27-34). Este es el comienzo de la raza y religión samaritanas que todavía existían en los tiempos de Jesús. (Véase Jua 4:1-54.)

4. Oseas reinó durante nueve años (732-723 a.C.).

Reyes del sur:

A. Roboam (1Re 11:42-43; 1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 2Cr 9:31; 2Cr 10:1-19; 2Cr 11:1-23; 2Cr 12:1-16).

1. Era hijo de Salomón.

2. Su necedad provocó la guerra civil de Israel.

3. Tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas, que le dieron veintiocho hijos y sesenta hijas.

4. Su esposa favorita fue Maaca, la impía hija de Absalón.

5. Su reino fue invadido por Sisac rey de Egipto.

6. Reinó durante diecisiete años (931914 a.C.).

B. Abiam (1Re 14:31; 1Re 15:1-8; 2Cr 13:1-22)

1. Derrotó a Jeroboam, rey del norte, en el campo de batalla, mediante una intervención sobrenatural de Dios.

2. A pesar de la ayuda que recibió de Dios en esta ocasión, más tarde degeneró en un rey impío.

3. Reinó durante tres años (914911 a.C.).

C. Asa (1Re 15:8-14; 2Cr 14:1-15; 2Cr 15:1-19; 2Cr 16:1-14).

1. Fue el primer rey justo y piadoso de Judá.

2. Dirigió a Judá en un avivamiento y fue un gran constructor.

3. Dios respondió a su oración y le libró de una invasión masiva etíope.

4. Llegó a desposeer a su abuela Maaca de sus privilegios a causa de su idolatría.

5. Tiempo después fue reprendido por un profeta y respondió arrojándolo en la cárcel.

6. Murió de una enfermedad de los pies, rehusando buscar su curación en Dios.

7. Reinó durante cuarenta y un año (911870 a. C.).

D. Josafat (1Re 22:41-50; 2Cr 17:1-19; 2Cr 18:1-34; 2Cr 19:1-11; 2Cr 20:1-37).

1. Fue el segundo de los reyes justos de Judá.

2. Inició un programa nacional de educación bíblica.

3. Comprometió su testimonio al asociarse con Acab y sus dos hijos, Ocozías y Joram.

4. Reinó durante veinticinco años (873848 a.C.).

E. Joram (2Re 8:26-29; 2Cr 21:1-20).

1. Se casó con Atalía la hija de Acab y Jezabel.

2. Empezó su reinado matando a sus seis hermanos.

3. Recibió un mensaje póstumo del profeta Elías prediciendo el juicio de Dios sobre él a causa de su malvada conducta.

4. Fue atacado y derrotado por los filisteos y los árabes.

5. Murió de una horrible enfermedad y nadie lo lamentó en su funeral.

6. Reinó durante ocho años (853845 a.C.).

F. Ocozías (2Re 8:24-29; 2Re 9:1-29; 2Cr 22:1-9).

1. Lo mató Jehú (el décimo rey del norte).

2. Reinó durante un año (841 a.C.).

G. Atalía (2Re 11:1-20; 2Cr 22:1-12; 2Cr 23:1-21).

1. Era la madre del fallecido Ocozías.

2. A la muerte del rey, ella mató a todos sus hijos, excepto a uno que fue librado de ella y escondido.

3. Ella misma fue más tarde ejecutada.

4. Reinó durante seis años (841835 a.C.)

H. Joás (2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Cr 22:10-12; 2Cr 23:1-21; 2Cr 24:1-27).

1. Fue el único sobreviviente de la matanza de Atalía.

2. Por un tiempo vivió agradando a Dios, pero después degeneró en un líder cruel.

3. Sancionó la lapidación de Zacarías, el piadoso sumo sacerdote judío que había reprendido a Judá por su pecado y hecho un llamamiento nacional al arrepentimiento.

4. Fue asesinado por su propia guardia de palacio.

5. Reinó durante cuarenta años (835795 a.C.).

I. Amasias (2Re 14:1-20; 2Cr 25:1-28).

1. Fue un buen rey por un tiempo. Mandó ejecutar a los asesinos de su padre, pero no mató a sus hijos, obedeciendo la ley de Moisés que dice que los hijos no pagarían por los pecados de sus padres (Deu 24:16; Eze 18:4; Eze 18:20). (Véanse 2Cr 25:1-4; 2Re 12:21; 2Re 14:1-6.)

2. Amasias organizó el ejército de Judá y encontró que disponía de 300.000 soldados. Después contrató los servicios de 100.000 soldados mercenarios experimentados por la suma de cien talentos de plata (equivalentes a tres mil trescientos kilos de plata), para que le ayudaran a luchar contra Edom (2Cr 25:5-6).

3. Un profeta le aconsejó que no usara a estos soldados y al rey le costó seguir este consejo, quedando resentido por la pérdida del dinero que había pagado por ellos. Pero el profeta le aseguró: «… Jehová puede darte mucho más que esto» (2Cr 25:9). Aquí tenemos una valiosa lección espiritual que deberíamos tener en cuenta cada vez que Dios nos pide que, por amor y obediencia a él, dejemos cualquier cosa que nos sea muy íntima y querida. Leer las conmovedoras palabras de Jesús a Pedro en Mat 19:27-29.

4. Los soldados de Israel se volvieron a casa, pero ellos también se marcharon frustrados y enojados. En su camino de regreso entraron por la fuerza en varios pueblos judíos y mataron a 3.000 personas (2Cr 25:13).

5. Amasias entró en guerra contra Edom contando solamente con su ejército y derrotó completamente a los edomitas, matando de ellos a 20.000 soldados (2Cr 26:11). Pero cometió la necedad de traer consigo algunos ídolos edomitas y empezó a adorarlos. Dios le advirtió por medio de un profeta de que este acto provocaba la ira divina, pero Amasias rehusó escuchar y despidió de mala manera al profeta. Antes de retirarse, el profeta le predijo el juicio de Dios (2Cr 25:14-16)

6. El temerario y arrogante Amasias declaró entonces la guerra a Joás de Israel, a causa probablemente de la vergonzosa acción del regreso de los mercenarios a su tierra (2Cr 25:17). Joás, el rey del norte, respondió al desafío de Amasias relatándole la segunda (y última) fábula que encontramos en el Antiguo Testamento. (Véase Jue 9:8-15 para la primera.) Notemos el lenguaje de la fábula: «Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasias rey de Judá: El cardo que estaba en el Líbano envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu hija a mi hijo por mujer. Y he aquí que las fieras que estaban en el Líbano pasaron, y hollaron el cardo» (2Cr 25:18).

7. Joás le estaba advirtiendo a Amasias que no permitiera que la victoria contra Edom le cegara a la realidad, sino que retirara su declaración de guerra. Pero el ruego cayó en oídos sordos. Amasias fue completamente derrotado por Joás en Bet-semes y lo llevaron como un prisionero común a Jerusalén, su propia ciudad capital. Allí Joás ordenó la destrucción de 60 pies (180 m) de muro para reafirmar y celebrar su victoria. Después se marchó llevándose los tesoros del templo y del palacio real, y tomando muchos rehenes (2Cr 25:21-24).

8. Reinó durante veintinueve años (796767 a.C.).

J. Uzías. (2Re 15:1-7; 2Cr 26:1-23).

1. Fue un soldado victorioso y un gran constructor.

2. Intentó entrometerse en las funciones de los sacerdotes.

3. Fue castigado por este pecado con la enfermedad de la lepra.

4. Reinó durante cincuenta y dos años (792740 a. C.).

K. Jotam (2Re 15:32-38; 2Cr 27:1-9).

1. Fue un buen rey (2Cr 27:6).

2. Construyó la puerta superior del templo y edificó torres y fortalezas para protección.

3. Derrotó a los amonitas y recibió un cuantioso tributo anual de ellos en plata y trigo.

4. Reinó durante dieciséis años (750732 a.C.).

L. Acaz (2Re 16:1-20; 2Cr 28:1-27).

1. Fue quizá el segundo peor rey de Judá.

2. Sacrificó a sus propios hijos a ídolos paganos diabólicos.

3. Fue la primera persona que supo acerca del nacimiento virginal del Mesías.

4. Reinó durante dieciséis años (732716 a.C.).

M. Ezequías (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Cr 29:1-36; 2Cr 30:1-27; 2Cr 31:1-21; 2Cr 32:1-33).

1. Fue el segundo mejor rey de Judá.

2. Fue también el más rico de todos.

3. Organizó la más grande celebración de la Pascua desde los días de Salomón.

4. Vio como el Ángel de Jehová derrotaba al ejército enemigo asirio cuando tenían cercada Jerusalén.

5. El Señor le sanó de manera sobrenatural de una enfermedad y le concedió quince años más de vida.

6. Gobernó durante veintinueve años (716687 a. C.).

N. Manasés (2Re 21:1-18; 2Cr 33:1-20).

1. Reinó más tiempo que ningún otro rey del Norte o del sur.

2. Fue el peor de todos los reyes.

3. Experimentó el nuevo nacimiento antes de su muerte.

4. Reinó durante cincuenta y dos años (697642 a. C.).

Ñ. Amón (2Re 21:19-26; 2Cr 33:21-25).

1. Fue, como su padre, un hombre impío y depravado.

2. Nunca se arrepintió como lo hizo su padre.

3. Sus sirvientes le mataron en su propia casa.

4. Reinó durante dos años (643641 a.C.).

O. Josías (2Re 22:1-20; 2Re 23:1-20; 2Cr 34:1-33; 2Cr 35:1-27).

1. Fue el mejor rey desde los tiempos de David.

2. El libro de Moisés fue descubierto en el templo durante su reinado.

3. Dirigió al pueblo en un gran avivamiento.

4. Fue el último de los reyes de Judá que agradó a Dios.

5. Murió en una batalla contra los egipcios.

6. Reinó durante treinta y un años. (641610 a. C.).

P. Joacaz (2Re 23:31-33; 2Cr 36:1-4).

1. Este hijo intermedio de Josías tuvo un reinado corto (2Re 23:30-31) y corrupto (2Re 23:32). Fue destronado por el faraón Necao (quien anteriormente había matado a su padre Josías en el campo de batalla) cuando apenas llevaba noventa días reinando. Necao le impuso un tributo de cien talentos de plata y uno de oro (equivalente a 3.300 de plata y 33 kilos de oro). Fue finalmente traslado a Egipto donde murió en cautividad (2Re 23:34).

2. Eliaquim, hermano menor de Joacaz, (Necao le cambió el nombre y le llamó Joacim) fue elegido por el faraón egipcio para reinar en Judá en lugar de Joacaz (2Re 23:34). La situación estaba realmente mala, como lo demuestra el hecho de que un rey pagano podía imponer un rey sobre el pueblo de Dios.

3. Reinó durante tres meses (609 a.C.).

Q. Joacim (2Re 23:34-37; 2Re 24:1-5; 2Cr 36:5-7).

1. Era el hermano de Joacaz.

2. Fue probablemente el tercer peor rey de Judá.

3. Persiguió al profeta Jeremías.

4. Experimentó la primera de las atemorizantes visitas de Nabucodonosor.

5. Fue en este tiempo cuando Daniel y otros jóvenes hebreos fueron llevados a Babilonia por Nabucodonosor.

6. Murió y, como había predicho Jeremías, fue enterrado como un asno y no hubo quien lo llorara.

7. Reinó durante once años (609598 a.C.).

R. Joaquín (2Re 24:6-16; 2Cr 36:8-10).

1. Era el hijo de Joacim y nieto de Josías. Joaquín fue también llamado Conías (Jer 22:24; Jer 22:28; Jer 37:1).

2. Empezó a reinar a los dieciocho años (2Re 24:8).

Nota: tenemos aquí un problema textual, porque 2Cr 36:9 nos dice que tenía ocho años.

3. Fue un rey impío (2Re 24:9). A causa de ello: a. Ezequiel (Eze 19:5-9) y Jeremías (Jer 22:24-26) predijeron que sería llevado cautivo

a. Babilonia.

b. Debía ser considerado como si no tuviera hijos, porque ninguno de sus hijos se sentaría en el trono de David y reinaría sobre Judá.

La New Scofield Bible dice: «Esta declaración no significa que no tendría hijos, porque en 1Cr 3:17-18 se nombra a varios (cp. Mat 1:12). A causa del juicio divino este rey sería considerado como si no hubiera tenido hijos, lo que quiere decir que ningún descendiente físico estaría en la lista de los reyes de Israel. En consecuencia, si nuestro Señor Jesucristo, quien va a ocupar el trono de David (Luc 1:32-33), hubiera sido engendrado por José, el esposo de María, que era de la línea de Jeconías (Mat 1:12; Mat 1:16), habría contradicho esta predicción divina. Los derechos dinásticos de Cristo al trono venían a través de José, su padre adoptivo, de Jeconías; pero la descendencia física de Jesús de la línea de David vino por medio de María, cuya genealogía se traza hasta David por medio de Natán, en vez de por medio de Salomón (cp. Luc 3:31 con Mat 1:17)» (pp. 793, 794).

4. Joaquín fue capturado durante el año octavo del reinado de Nabucodonosor (2Re 24:12) y llevado cautivo a Babilonia, junto con otros 10.000 prisioneros judíos (Jer 24:1; Jer 29:1-32; 2Re 24:14-15). Ezequiel fue también deportado en esta fecha.

5. Después nombró a Sedequías (tío de Joaquín) para que ocupara el trono de Judá (2Re 24:17).

6. Joaquín fue encerrado en una cárcel en Babilonia, donde permaneció durante treinta y seis años, hasta la muerte de Nabucodonosor. Evil-merodac, el nuevo rey de Babilonia le concedió la libertad, le permitió comer con él en la mesa real y le dio una pensión diaria para su sostenimiento (2Re 25:27-30; Jer 52:31-34).

7. Reinó durante tres meses (598 a.C.).

S. Sedequías (2Re 24:17-20; 2Re 25:1-30; 2Cr 36:11-21).

1. Era el hijo más joven de Josías.

2. Se rebeló contra Nabucodonosor. Por esta causa le sacaron los ojos y le llevaron cautivo a Babilonia.

3. Reinó durante once años (597586 a.C.).

El método de mirar con la lupa

La etapa del reino dividido puede ser estudiada y resumida mediante un examen un tanto minucioso de la vida de veinte personas. Este número no incluye a los profetas que escribieron tales como Jonás, cuya vida la consideraremos junto con su libro. De los veinte, seis son reyes del norte, doce son reyes del sur, y dos son profetas. Son: Jeroboam, Omri, Acab, Jehú, Jeroboam II, Oseas (norte), Roboam, Asa, Josafat, Atalía, Joás, Uzías, Acab, Ezequías, Manasés, Josías, Joaquín, Sedequías (sur), Elías y Eliseo (profetas).

Los reyes importantes del norte

A. Jeroboam (el primer rey).

Empezó a reinar en el 930 d.C. y reinó durante veintidós años. A fin de considerar propiamente el reinado de Jeroboam es necesario que conozcamos algo de las circunstancias que le llevaron al poder. Todo empezó con la arrogancia y falta de tacto de Roboam, el hijo de Salomón.

1. Roboam fue a Siquem para ser coronado rey sobre todo Israel (1Re 12:1; 2Cr 10:1).

2. Allí una delegación encabezada por Jeroboam (que había regresado de Egipto después de la muerte de Salomón) le presenta un ultimátum mediante el cual el pueblo le exige una mejor vida bajo su reinado que la que habían conocido bajo Salomón (1Re 12:3-4; 2Cr 10:2-4).

3. Roboam solicita tres días de receso para considerar sus demandas. Durante este período consultó a los ancianos que habían servido con su padre y también a los jóvenes amigos que se habían criado con él. Aceptó el consejo de los jóvenes y a los tres días, respondió: «… Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, más yo os castigaré con escorpiones» (1Re 12:14).

4. Al escuchar esta respuesta, diez de las tribus dieron oído al grito de Jeroboam que les incitaba a regresar a sus casas, y así comenzó la triste historia de la división del reino (1Re 12:16).

5. Adoram, el encargado de recoger los impuestos para el rey, es apedreado hasta morir, y el atemorizado Roboam tiene que huir a Jerusalén para salvar su vida (1Re 12:18). Pretende recuperar por la fuerza lo que ha perdido, pero Dios le amonesta a que no lo haga (1Re 12:21-24); Roboam desobedeció continuamente este mandamiento a lo largo de su reinado. (Véase 1Re 15:6.)

6. Jeroboam, el nuevo líder de la confederación de las diez tribus, se enfrenta inmediatamente a una seria amenaza. Tres veces al año, tal como lo mandaba la ley de Dios (véase Lev 23:1-44; Éxo 23:17), el pueblo subía a Jerusalén para adorar a Dios. Jeroboam sabía que los sacerdotes usarían sin duda esta oportunidad para cambiar la opinión de la gente y hacer volver al pueblo al redil de Roboam. Jeroboam intenta resolver esta situación mediante el siguiente plan:

a. Cambia los símbolos religiosos de Israel. En vez de tener los dos querubines de oro que había sobre el arca, ahora tendrían dos becerros de oro. Da base a su acción citando el ejemplo histórico del sumo sacerdote Aarón (En realidad, usó las palabras de Aarón para presentar a Israel estos becerros de oro. Cp. Éxo 32:4 con 1Re 12:28.)

b. Cambia el centro religioso de adoración de Jerusalén a Bet-el y Dan. Esto es una manifiesta desobediencia del claro mandamiento que Dios le dio. (Véase 1Re 11:36.)

c. Degradó el sacerdocio levítico haciendo «sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví» (1Re 12:31). A causa de esto, la gran mayoría de los sacerdotes y levitas se marcharon a Judá, dejando detrás de ellos una situación de casi total apostasía. (Véase 2Cr 11:13-17.) Esto explica el hecho trágico de que ninguno de los diecinueve reyes del norte, empezando con Jeroboam y terminando con Oseas, en un período de 210 años aproximadamente, volvió su corazón ni reino a Dios.

d. Cambió el calendario religioso de octubre a noviembre. Según Lev 23:1-44, Israel debía observar seis fiestas principales, comenzando en abril y terminando en octubre. Estas seis fiestas, tres de las cuales caían en octubre, anticipaban la cruz (panes sin levadura), la resurrección (primeros frutos), Pentecostés (fiesta de los cincuenta días), el rapto (fiesta de las trompetas), la tribulación (el día de la expiación), y el milenio (la fiesta de los tabernáculos). Es evidente, sin embargo, que Jeroboam tenía muy poco interés en estas fiestas, porque se nos dice que él ideó esta fiesta de noviembre inventándola a su antojo. (Véase 1Re 12:33.)

7. Jeroboam visitó el altar en Bet-el para quemar incienso. Aquí tenemos al segundo de los reyes de Israel que tuvieron el atrevimiento de asumir también el oficio de sacerdote. Todos ellos fueron castigados severamente. Los otros dos fueron: a. Saúl (1Sa 13:9-14). b. Uzías (2Cr 26:16-21).

8. Por su idolatría Jeroboam recibió una profecía y un castigo por medio de un varón de Dios.

a. La profecía. Que vendría un día cuando un rey de Judá llamado Josías destruiría totalmente la falsa religión de Jeroboam, quemando incluso los huesos de sus sacerdotes muertos sobre el mismo altar donde Jeroboam estaba sacrificando. Esta sorprendente profecía se cumplió exactamente 300 años después. (Cp. 1Re 13:2 con 2Re 23:15-16.)

b. El castigo. El altar de Jeroboam fue destruido y su mano quedó paralizada mediante una acción sobrenatural de Dios (1Re 13:3-6). El profeta después oró y la mano del rey quedó restaurada.

9. En su camino de regreso a casa, el profeta tontamente prestó atención a las palabras de un viejo profeta de Bet-el que le mintió y por su desobediencia a Dios perdió su vida.

a. Dios le había dicho que se volviera a casa inmediatamente.

b. El viejo profeta le dijo que Dios había cambiado de idea y que ahora deseaba que se quedara y comiera en Bet-el.

c. Cuando finalmente emprendió el camino para volver a su casa, le atacó un león y lo mató.

10. Poco después de este triste evento, Abías, el hijo de Jeroboam, se puso muy enfermo. El profeta Ahías transmite un terrible mensaje de Dios a la esposa de Jeroboam (quien había intentado disfrazarse), que debido a su gran impiedad el juicio de Dios vendría sobre él (1Re 14:10-14). Todo esto sucedió realmente. Este niño murió pronto (1Re 14:17) y pocos años después, Nadab, el hijo de Jeroboam que le había sucedido en el trono, fue asesinado con toda su familia por un rebelde llamado Baasa, usurpándole el trono (1Re 15:29). En este momento Dios dio el escalofriante primer aviso de la futura cautividad a manos de los asirios, la cual ocurrió 200 años después (1Re 14:15).

11. Dios castiga a Jeroboam con una plaga y muere, después de un depravado reinado de veintidós años. Leemos más de veinte veces la frase de que «él hizo pecar a Israel». Le sucedió en el trono su hijo Nadab (1Re 14:20; 2Cr 13:20). Nadab fue asesinado por un rebelde llamado Baasa después de reinar solamente dos años. Él fue el primero de seis reyes del norte que fueron asesinados, los cuales son: (2) Ela, (3) Joram, (4) Zacarías, (5) Salum, y (6) Pekaía. Baasa, al matar a Nadab y sus familiares, cumplió sin saberlo la profecía que había sido dada por Ahías a la esposa de Jeroboam. (Cp. 1Re 14:14 con 15:29.)

B. Omri (sexto rey).

1. Subió al trono en el 885 a.C. y reinó durante doce años.

2. Hizo de la ciudad de Samaria la nueva capital del reino del norte (1Re 16:24).

3. Fue el más impío de los reyes del norte hasta esa fecha.

C. Acab (séptimo rey).

1. Empezó a reinar en el 874 y reinó durante veintidós años.

2. Se casó con Jezabel y edificó un templo a Baal en Samaria (1Re 16:31-32).

3. Fue más malvado que Omri, su padre (1Re 16:33). (Véase también 1Re 21:25-26.)

4. Al comienzo de su reino se cumplió una profecía pronunciada 500 años antes, relacionada con la reedificación de Jericó (comparar 1Re 16:34 con Jos 6:26).

5. Es confrontado por el profeta Elías quien le advierte que a causa de su pecado y de la impiedad de Israel, habría hambre en la tierra por tres años y medio (1Re 17:1; Stg 5:17).

6. Acab es testigo de la denota y ejecución de sus sacerdotes de Baal a manos de Elías en el monte Carmelo (1Re 18:40).

7. Le es permitido por Dios derrotar dos veces a los arrogantes sirios para demostrar un hecho, la realidad de que Jehová es Señor por encima de todos (1Re 20:23; 1Re 20:28). En este momento, Ben-adad, rey de Siria, le declaró la guerra a Acab, que en principio trató de aplacarlo sobornando al codicioso monarca sirio, pero cuando esto falló, Acab determinó luchar (1Re 20:1-11). Un profeta anónimo (quizá Elías) le reafirma a Acab que vencerá a los sirios, y dicha victoria tiene lugar muy pronto (1Re 20:13-19). Después de su derrota, los sirios llegan a la conclusión de que ha sido debido a un factor geográfico, porque la batalla se desarrolló en una zona montañosa, lo cual había dado al ejército israelita una gran ventaja. Los sirios creían que el Dios de Israel era un Dios de montañas. De manera que planean luchar otra vez contra Israel, pero en esta ocasión será en la llanura. No podían estar más equivocados, pues el Dios de Israel es ciertamente Dios de las montañas, pero también es Dios de:

a. El Dios del valle (Éxo 17:8-13; 1Sa 17:3; 1Sa 17:49).

b. El Dios de la montaña (1Re 18:19; 1Re 18:40).

c. El Dios del llano (Jue 11:33).

d. El Dios del agua (Éxo 14:27-28). e. El Dios del fuego (Dan 3:19-26). Los sirios atacan otra vez y son derrotados completamente, perdiendo 127.000 soldados de infantería. El victorioso Acab desobedece el mandamiento de Dios y le perdona la vida a Ben-adad (como Saúl hizo una vez con Agag, 1Sa 15:31-33). El profeta de Dios le anuncia entonces que a causa de lo que Acab había hecho, Dios demandaría su vida por la vida de Ben-adad (1Re 20:32-43, lo cual ocurrió tres años más tarde (véase 1Re 22:29-37).

8. Acab intenta adquirir sin lograrlo una viña escogida ubicada cerca de su palacio en Samaría, cuyo propietario era un hombre de Jezreel llamado Nabot. Samuel había advertido al principio de la monarquía acerca del riesgo de que los reyes quisieran apoderarse de las tierras de sus súbditos (1Sa 8:14). Aunque Nabot hubiera querido vender la viña, la ley levítica se lo prohibía. (Véanse Lev 25:23; Núm 36:7; Eze 46:18.)

Acab regresa a casa malhumorado. Jezabel se entera de la negativa de Nabot y le dice a su marido que se alegre y coma, que ella le dará la viña. Decide entonces escribir cartas en nombre de Acab, dirigidas a los líderes de Jezreel, donde Nabot vivía, y sellarlas con el sello real. En las cartas les manda que convoquen a los israelitas del lugar para una reunión de oración y ayuno, que se aseguren que Nabot esté presente y que paguen a dos testigos falsos para que le acusen de maldecir a Dios y al rey, y, en consecuencia, le mataran a pedradas. Esta orden horrible es ejecutada al pie de la letra (1Re 21:4-14). Sus hijos son también apedreados. (Véase 2Re 9:26.) La malvada Jezabel, ella misma una rabiosa adoradora de Baal, apela ahora astutamente a la ley de Moisés para obtener dos testigos contra el acusado (Lev 24:17).

Este juicio falso tendría su imitación final nueve siglos después, en las primeras horas de un viernes del mes de abril, cuando el Creador Todopoderoso es juzgado por sus miserables criaturas (Mat 26:59-68). Jezabel es informada del resultado de su intriga y Acab jubiloso va a la viña para reclamarla (1Re 21:15-16). Dios le ordena a Elías que vaya y confronte a Acab en la viña de Nabot y pronuncie maldición divina sobre él y su familia. Un Acab enojado y, sin duda, atemorizado, escucha el juicio de Dios sobre él (1Re 21:19; 1Re 21:21-24). Todo lo dicho por Elías llegó a ser literalmente cierto.

a. Los perros lamieron la sangre de Acab como habían lamido la de Nabot (1Re 22:38).

b. Sus descendientes fueron destruidos. Su hijo mayor Ocozías murió de una caída (2Re 1:17), y Joram su hijo más joven, fue asesinado por Jehú (2Re 9:24), y su cuerpo arrojado en el mismo campo donde Nabot había sido enterrado.

c. Jezabel, su depravada mujer, fue devorada por los perros salvajes de Jezreel (2Re 9:30-36).

Nada más escuchar estas terribles profecías, Acab se humilla, y Dios le permite que al menos no vea la muerte de sus hijos. Pero su arrepentimiento es superficial y temporal (1Re 21:27-29).

9. En este tiempo Acab desea que el monarca reinante en Judá (cuyo nombre es Josafat) se una a él para combatir a Ben-adad de Siria, que ha incumplido un pacto de tres años (1Re 22:1) y sigue acuartelando tropas en Ramot de Galaad. Si Acab le hubiera ejecutado como Dios le mandó hacerlo, está situación no se habría producido ahora. Josafat no tenía nada material que ganar y sí mucho que perder moralmente. Su respuesta es trágica:

«… Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos» (1Re 22:4).

Josafat evidentemente tuvo sus dudas acerca de esta alianza, porque le pidió a Acab: «… Te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová» (2Cr 18:4).

Acab inmediatamente convocó a 400 profetas, todos los cuales comían de su mesa y no dudaban en decirle al rey lo que a él le gustaba escuchar. Todos ellos predijeron la victoria y animaban al rey a ir a la guerra (2Cr 18:5-6). Esta era la clase de hombres de los que Jeremías habló años más tarde (Jer 23:21). Josafat, que todavía se sentía asediado por las dudas, preguntó si no había algún otro profeta de Dios al que pudieran preguntar. Acab amargamente le responde diciendo: «… Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías, hijo de Imla; más yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal…» (1Re 22:8). Quizá el mayor elogio que podría recibir Micaías es que era aborrecido por Acab. Aquel rey insensato y malo odiaba al profeta como un necio puede aborrecer al médico que le diagnostica cáncer.

Ante la insistencia amable del rey de Judá, Acab ordena a regañadientes que vayan a buscar a Micaías a la prisión, pero instruye privadamente a los mensajeros para que le adviertan al profeta que no contradiga la profecía de la mayoría. Micaías escucha lo que le dicen, pero replica: «… Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré» (1Re 22:14).

Mientras que los dos reyes esperan la llegada de Micaías, Sedequías, el portavoz de aquellos profetas títeres, desarrolla una escena intentando dramatizar para Acab cómo logrará la victoria sobre los sirios. Quizá había aprendido aquello sacando completamente fuera de contexto a Deu 33:17. Finalmente Micaías aparece delante de Acab, y sin duda, con un guiño en sus ojos y sarcasmo en su voz, imita a los otros profetas: «… Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en manos del rey» (1Re 22:15). Este sarcasmo debió ser dolorosamente evidente para los dos, porque Acab lívido por la ira, le gritó: «… ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová» (1Re 22:16)? Acab quería escuchar la verdad tanto como un criminal culpable desea oír a un juez pronunciar sentencia sobre él. Esas palabras fueron dichas indudablemente para impresionar a Josafat.

El guiño desaparece repentinamente de los ojos de Micaías y el tono burlón se transforma en sobrias palabras de juicio al decir: «… Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz» (1Re 22:17).

Nada más oírle, Acab explota otra vez y le dice a Josafat: «¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal» (1Re 22:18).

Micaías, no obstante, continúa y declara que Dios ha permitido que un espíritu de mentira engañe a los profetas de Acab, a fin de matar al depravado rey en la batalla. Al terminar esta verdadera profecía, es abofeteado por Sedequías, el profeta títere de Acab. Este punzante insulto sería más tarde experimentado tanto por nuestro Señor (Jua 18:22) como por el apóstol Pablo (Hch 23:2). Acab ordena que vuelvan a Micaías a la prisión y que le tengan a pan y agua hasta que él regrese de la guerra sano y salvo. Cuando sale, Micaías agrega que si Acab regresa con bien significará que Dios no había hablado por medio de él (1Re 22:28).

10. Acab y Josafat se apresuran para marchar a Ramot de Galaad. En la víspera de la batalla, Acab sugiere que Josafat se ponga las ropas reales de Acab y él usaría el uniforme de un soldado de infantería. El rey del sur acepta el plan. Algunas veces parece como si Josafat fuera un tonto (1Re 22:29-30).

Josafat es inmediatamente visto por los sirios, que le confunden con Acab. El atemorizado y necio rey de Judá clama a Dios por protección, y los soldados sirios le dejan sin tocarle cuando se dan cuenta de que no es Acab (1Re 22:31-33; 2Cr 18:30-32). Sin embargo, uno de los soldados sirios disparó su arco al azar contra las filas israelitas e hirió de muerte al disfrazado Acab, clavándole la fiecha entre las juntas de la armadura. Al darse cuenta de que estaba gravemente herido, Acab ordenó al conductor de su carro que lo sacara del campo de batalla. Cuando el sol se ponía por el occidente, el rey murió (1Re 22:34-37; 2Cr 18:33-34). Acab es enterrado en Samaria y su carro lleno de sangre es llevado a un estanque cercano para lavarlo, donde los perros lamen la sangre, exactamente como Elías había predicho (1Re 22:38-39). Acab es sucedido en el trono por Ocozías, su hijo mayor, quien siguió en los malos caminos de su padre (1Re 22:52-53).

D. Jehú (décimo rey).

1. Empezó a reinar en el 841 a.C. y reinó durante veintiocho años.

2. Dios había mandado a Elías a que ungiera a Jehú como rey (1Re 19:16), pero por alguna razón no lo había hecho, sino que lo hizo Eliseo por medio de un joven profeta (2Re 9:1).

3. Jehú llegó a ser notorio por la manera de conducir su carro (2Re 9:20) y por la sangre que derramó. Ejecutó a

a. Ocozías, rey de Judá y nieto de Josafat (2Re 9:27).

b. Joram, rey del norte, que estaba en el trono en ese tiempo (2Re 9:24).

c. Jezabel (2Re 9:30-37). d. Los setenta hijos de Acab (2Re 10:1; 2Re 10:11).

e. Cuarenta y dos príncipes de Judá (2Re 10:14).

f. A los adoradores de Baal (2Re 10:25). Dios le ordenó que ejecutara a todos los miembros de la familia de Acab, incluida Jezabel, cuyo cuerpo se lo comieron los perros más tarde (2Re 9:1-10), pero no sancionó los demás asesinatos. Examinemos brevemente sus sangrientas actividades.

Nada más ser ungido, Jehú monta en su carro y se encamina a toda velocidad hacia Jezreel para matar al rey Joram, el hijo más joven de Acab, que en estos momentos se estaba recuperando de las heridas que había sufrido en una batalla reciente. En aquel funesto día le acompañaba un visitante, el rey Ocozías de Judá, que era el nieto de Josafat y sobrino de Joram. Es dudoso que hallemos en la historia que dos jefes de estado reunidos en conferencia tuvieran madres más impías que estos dos. La madre de Joram era Jezabel, y la madre de Ocozías era Atalía.

Jehú es avistado mientras estaba todavía en el camino en el valle, y tanto Joram como Ocozías, temiendo una rebelión inminente, salen a su encuentro confiando en poder arreglar las cosas de una manera pacífica. Jehú rechaza los intentos de negociación de Joram y mata a los dos reyes, tío y sobrino, mediante una lluvia de flechas. El cuerpo sin vida de Joram es arrojado en el campo de Nabot, donde Acab (el fallecido padre del rey) tiró una vez el cuerpo de Nabot. Se cumplía la enseñanza bíblica de que «lo que el hombre sembrare, eso también segará» (2Re 9:25-29).

Al entrar Jehú en Jezreel vio a Jezabel, la maquillada hechicera, que se burlaba de él asomada a una ventana alta, y ordena que la echen por la ventana, lo cual hacen y muere en la caída. Los penos salvajes devoraron su cuerpo, dejando solamente su calavera, los pies y las manos. Así se cumplió literalmente la terrible profecía dada a Acab. (Cp. 1Re 21:23 con 2Re 9:30-36.)

Jehú después escribe una carta a las autoridades de la ciudad de Samaría demandando las cabezas (literalmente) de los setenta hijos de Acab que vivían en la ciudad. Los atemorizados oficiales obedecen inmediatamente la sangrienta orden, echan las cabezas en canastas y se las envían a Jehú a Jezreel (2Re 10:11-14).

Jehú prosigue con su sangrienta purga matando a todo descendiente o amigo de Acab, incluyendo a cuarenta y dos familiares de Ocozías de Judá que acababan de llegar a Jezreel para visitar a Jezabel (2Re 10:11-14). Aquel brutal guerrero ordena después a todos los sacerdotes de Baal que acudan a una convocatoria religiosa especial en Jezreel, fingiendo ser él también un adorador de Baal. Sin embargo, tiene el plan secreto de matarlos a todos una vez que estén congregados en el lugar de reunión acordado.

Al poco tiempo, el templo de Baal en Jezreel se llenó de sacerdotes paganos. Es entonces cuando Jehú da la orden de matarlos y aquel falso dios fenicio se manifiesta impotente mientras sus adoradores van siendo sistemáticamente exterminados. Jehú seguidamente ordena que saquen las estatuas del templo y las quemen, que destruyan el altar y el templo. Todo quedó convertido en una letrina pública. A causa de su obediencia al mandamiento de Dios de destruir la dinastía de Acab, se le promete la permanencia de su propia dinastía en el trono hasta la cuarta generación (2Re 10:30).

4. A pesar de sus reformas, Jehú continúa adorando los becerros de oro establecidos por Jeroboam (2Re 10:29-31) y muere sin arrepentirse.

E. Jeroboam II (decimotercer rey).

1. Empezó a reinar en el 793 y reinó durante cuarenta y un años.

2. Jeroboam II llegó a ser el más poderoso de los reyes del norte.

3. Recuperó gran parte del territorio de Israel que los sirios les habían arrebatado (2Re 3:5; 2Re 14:25-27).

4. Esto fue profetizado por el profeta Jonás, que vivió durante el reinado de Jeroboam II (2Re 14:25).

F. Oseas (decimonoveno rey).

1. Empezó a reinar en el 732 y reinó nueve años.

2. Después de quedar sometido como vasallo al rey Salmanasar de Asiria, Oseas se alió con Egipto en una rebelión contra Asiria.

3. A causa de ello fue apresado y encarcelado por Salmanasar (2Re 17:4-5).

4. Samaria cayó en este tiempo y el pueblo del reino fue deportado a Asiria (2Re 17:6).

Los reyes importantes del sur

A. Roboam (primer rey).

1. Empezó a reinar en el 930 a.C. y reinó diecisiete años.

2. Su falta de tacto y crueldad al responder a las demandas de algunos líderes ayudó a que se desatara la trágica guerra civil (1Re 12:1-16).

3. Fue ayudado inconscientemente por Jeroboam cuando éste provocó que los fieles sacerdotes y levitas del norte huyeran a Jerusalén. Estos hombres piadosos fueron en buena medida responsables de que el reino de Judá permaneciera en pie durante un siglo más después de la caída del reino del norte (2Cr 11:16-17).

4. El fracaso de Roboam empezó, sin duda, con su vida polígama, que le llevó a tener dieciocho mujeres y sesenta concubinas; estas mujeres le dieron veintiocho hijos y sesenta hijas. Otro factor contribuyente a su caída fue Maaca, su esposa favorita, hija de Absalón, quien aparentemente ejerció una funesta influencia sobre el rey y sobre Abías, el hijo de ambos, que le sucedió en el trono. El rey Asa, nieto de Maaca, pudo al fin doblegar su nefasto poder y la desposeyó de todos sus privilegios por su adoración idolátrica (2Cr 11:18-23; 2Cr 12:1; 2Cr 12:14; 2Re 15:13). A medida que creció el poder de este rey también creció su maldad. Aparecieron en Judá templos, pilares e ídolos paganos en cada monte alto y debajo de cada árbol verde. Además, se extendió la homosexualidad en la tierra. Esta perversión sexual fue probablemente introducida entre los habitantes de Palestina por medio de Canaán, nieto de Noé. (Véase Gén 9:20-25.)

El pueblo de Israel había permitido ahora que esta perversión les degradara. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo habla contra el pecado de sodomía quizá más fuerte que contra ningún otro pecado. (Rom 1:18-32).

5. En el año quinto de Roboam, Sisac de Egipto invadió Judá con un poderoso ejército. A causa de la debilidad de Roboam, Judá es ahora invadida por primera vez en 100 años por una potencia extranjera. Sisac conquista las ciudades fortificadas de Judá y asedia Jerusalén. El profeta Semaías dirige a Roboam y a los atemorizados habitantes de Jerusalén en un avivamiento espiritual. Dios perdona a Jerusalén, pero permite que la ciudad tenga que pagar tributos a Sisac a fin de que se den cuenta de que es mucho mejor servir a su Rey celestial que a uno terrenal. Sisac despojó de sus tesoros al templo y del palacio real, incluyendo los escudos de oro que Salomón había hecho. Roboam los reemplazó después con escudos de bronce, simbolizando el rápido deterioro de la condición espiritual de Judá. Se podía ver ya el rastro de Icabod en la vida del reino del sur (2Cr 12:2-12; 1Sa 4:21).

6. Después de reinar durante diecisiete años, muere Roboam y es sucedido en el trono por su hijo Abías (1Re 14:31).

7. Abías encuentra pronto una excusa para declararle la guerra a Jeroboam, el viejo enemigo de su padre. Se encuentran en el campo de batalla, Abías con 400.000 soldados y Jeroboam con 800.000. Antes de empezar el combate, Abías pronuncia un largo discurso dirigido a Jeroboam y a sus tropas sobre la necedad de rebelarse contra la casa de David y la impiedad de su adoración del becerro de oro, comparándolo con el verdadero templo y la verdadera adoración que se lleva a cabo en Jerusalén. Sin embargo, nada más terminar su discurso se da cuenta de que Jeroboam había enviado secretamente parte de su ejército a su retaguardia y que ahora los de Judá se encontraban rodeados por el enemigo. Abías clamó inmediatamente a Jehová y los sacerdotes tocaron las trompetas, y Jehová tomó en victoria lo que parecía una derrota irremediable. Jeroboam quedó derrotado y perdió 500.000 soldados (2Cr 13:1-7).

8. A pesar de esta victoria dada por Dios en el campo de batalla, Abías degeneró en un rey que hizo lo malo ante los ojos de Jehová (1Re 15:3-4). Después de tres años de reinado, murió y le sucedió en el trono su hijo Asa (1Re 15:8).

B. Asa (tercer rey).

1. Empezó su reinado en el 911 a.C. y reinó cuarenta y un años.

2. Durante los primeros diez años de su reinado hubo paz en Judá y Asa usó sabiamente este tiempo.

a. Dirigió al pueblo en un gran avivamiento (2Cr 14:2-5).

b. Edificó ciudades y las fortificó con murallas, torres y puertas (2Cr 14:6-7).

3. Esta paz quedó de repente amenazada cuando un ejército de un millón de etíopes avanza para invadirlos (2Cr 14:9).

4. Asa se siente impotente ante un ejército tan numeroso y clama a Dios: «… ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti hombre» (2Cr 14:11).

5. Dios respondió esta oración y personalmente deshizo a los etíopes (2Cr 14:12).

6. Asa vuelve a casa agradecido y continúa con sus reformas (2Cr 15:8-15). «Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma» (2Cr 15:12).

7. El celoso rey llega incluso a desposeer de sus privilegios de reina madre a Maaca, la esposa de su abuelo Roboam, a causa de su idolatría (1Re 15:13).

8. En el año treinta y seis de su reinado, Baasa, rey del norte, le declaró la guerra y empezó a fortificar a Ramá para controlar la carretera que llevaba a Jerusalén y cortar así el tráfico y el comercio con la ciudad (2Cr 16:1). En vez de confiar en Dios como hizo cuando la invasión etíope, procuró comprar la ayuda de Ben-adad, rey de Siria (2Cr 16:2-6).

9. Asa es reprendido severamente por el profeta Hanani y le advierte que a partir de ese momento se vería plagado de guerras a causa de su infidelidad. Le recuerda elocuentemente lo que pasó con los reyes insensatos de los tiempos pasados (2Cr 16:8-9).

Hanani le dice entonces: «Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti» (2Cr 16:9).

Asa respondió enojándose contra Hanani y arrojándole en la cárcel (2Cr 16:10). Este es el truco favorito pero inútil de los monarcas pecadores contra siervos de Dios que no cooperan. Acab lo había hecho contra Micaías (2Cr 18:7). Sedequías lo hizo también con Jeremías (Jer 32:3), y Herodes con Juan el Bautista (Mat 14:3). Así terminó Asa su buen reinado y empezó a oprimir al pueblo. Dos años antes de su muerte enfermó gravemente de sus pies, pero rehusó llevar su necesidad al Señor. Después de reinar durante cuarenta y un años, falleció y fue sucedido en el trono por su hijo Josafat (2Cr 16:10-14; 2Cr 17:1).

C. Josafat (cuarto rey).

1. Empezó a reinar en el 873 a.C. y reinó veinticinco años.

2. Empezó prosiguiendo con las reformas morales y proyectos de edificaciones que Asa su padre había iniciado (2Cr 17:3-6).

3. Durante su tercer año en el poder, instituyó un programa nacional de educación religiosa, enviando maestros a todas las ciudades importantes de Judá para instruir al pueblo en la ley de Moisés (2Cr 17:7-9).

4. Vio aumentar su poder y recibió tributo de los filisteos (2Cr 17:11).

5. En los últimos años de su reinado, sin embargo, malogró su testimonio comprometiéndose con los inicuos reyes del norte, Acab y sus dos hijos Ocozías y Oram.

a. Su alianza matrimonial con Acab: permitió torpemente que su hijo Joram se casara con Atalía, la impía hija de Acab y Jezabel (2Cr 18:1).

b. Su alianza militar con Acab en contra de Siria (2Cr 18:2-3).

c. Su alianza mercantil con Ocozías, el hijo mayor de Acab, (2Cr 20:35-37).

d. Su alianza militar con Joram, el hijo menor de Acab, contra Moab (2Re 3:6-7).

6. Josafat regresó a casa después del fiasco sirio y es reprendido severamente por el profeta Jehú por su necedad en comprometerse con los reyes del norte (2Cr 19:1-3). El humillado Josafat reasumió una vez más sus reformas espirituales, involucrándose ahora directamente, visitando a su pueblo y animándolos a adorar a Dios, y nombrando hombres piadosos para juzgarles. Es verdaderamente digna de notarse su exhortación a estos jueces judíos (2Cr 19:6-7).

7. También nombra a Amarías como sumo sacerdote para servir como último tribunal de apelación en asuntos religiosos, y a Zebadías, un anciano líder de Judá, para intervenir en todos los casos civiles importantes. Aquí tenemos otro ejemplo del principio de la «separación de iglesias y estado» que encontramos frecuentemente en el Antiguo Testamento (como también en el Nuevo Testamento) (2Cr 19:11).

8. En este tiempo los moabitas y sus aliados le declaran la guerra a Judá, y llega la información a Jerusalén de que un fuerte ejército marcha hacia la Ciudad Santa. Josafat tiembla ante esta terrible noticia y convoca un tiempo nacional de ayuno y oración. Gente procedente de todo el país acude a Jerusalén para unirse al rey cuando este dirige personalmente la oración al lado del santuario. Ora diciendo:

«… Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? … ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos» (2Cr 20:6; 2Cr 20:12).

9. Repentinamente el Espíritu de Dios descendió sobre un levita llamado Jahaziel que transmitió el siguiente mensaje:

«… Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios…. No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros» (2Cr 20:15; 2Cr 20:17).

10. El rey Josafat cayó sobre sus rodillas y dirigió al pueblo en un servicio de adoración y alabanza a Dios. El servicio termina con la participación del coro levítico cantando himnos gozosos de agradecimiento al Señor (2Cr 20:18-19).

A la mañana siguiente temprano el ejército de Judá sale a enfrentarse al enemigo. Después de consultar con sus consejeros, Josafat determina dejar que el coro inicie la marcha revestido con sus vestiduras santas y cantando: «Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre» (v. 2Cr 20:21). Y así se encuentran con el enemigo. El Señor inmediatamente interviene causando consternación entre las tropas enemigas, y éstos empiezan a luchar entre sí, matándose unos a otros. Ninguna otra batalla se ha ganado, sin duda alguna, como esta en toda la historia. Los cantos ganaron a las espadas y los hosannas demostraron ser más fuertes que los caballos. Cuatro días después de la batalla, cuando habían recogido ya todo el botín que el enemigo había dejado (dinero, ropas, joyas), todos los de Judá se congregaron en un valle liamado Beraca, que significa «bendición», y de nuevo tuvieron un tiempo de alabanza a Dios (2Cr 20:26-30).

D. Atalía (séptima cabeza reinante).

1. Empezó a reinar en el 841 a.C. y reinó durante seis años.

2. Ya hemos indicado que Atalía (la hija de Jezabel) se había casado con Joram, el hijo de Josafat. Tuvieron un hijo a quien llamaron Ocozías; cuando éste fue asesinado por Jehú, Atalía usurpó el trono (2Cr 22:10).

3. Esta mujer asesina ordenó entonces la ejecución de todos los miembros de la casa real de Judá.

4. Pero Josabet, la propia hija de Atalía (junto con esposo Joiada, que era el sumo sacerdote en esos días) escondió a Joás, un pequeño niño y único sobreviviente de aquella matanza (2Cr 22:11).

5. Después de ocultar al niño durante seis años, Joiada planeó un golpe de estado para destronar a Atalía, la única reina de Judá. Joiada estaba apoyado por el ejército y los sacerdotes levitas. Cuando todo estaba preparado Joás fue sacado de donde estaba escondido, presentado en público y proclamado rey. Cuando la sorprendida y enfurecida reina corrió para aplastar la revuelta, fue detenida y ejecutada. Es irónico notar que esta madre asesina, que había intentado una vez eliminar la simiente de David, fue ella misma ejecutada con las lanzas de David (2Re 11:4-6).

E. Joás (octavo rey).

1. Subió al trono en el 835 a.C. y reinó durante cuarenta años.

2. El joven rey cooperó con el sumo sacerdote Joiada en la promoción de un tiempo de renovación, que incluyó, entre otras cosas, la destrucción de los templos de Baal (2Cr 23:16-21; 2Cr 24:1-2).

Joás determinó después que el templo de Dios necesitaba reparaciones y le ordenó a Joiada que las llevara a cabo. El sumo sacerdote construyó una caja especial de ofrendas para financiar las obras (2Re 12:4-16). Esta es la primera ofrenda voluntaria levantada entre el pueblo desde la construcción del tabernáculo por Moisés. (Véanse Éxo 35:1-35 y Núm 7:1-89.)

3. Después de la muerte de Joiada, Judá experimentó otra vez momentos difíciles. Mientras que el sumo sacerdote vivió, Joás caminó con rectitud, pero en cuanto que falleció tuvo lugar una trágica transformación. Fue sin duda una manifestación de la gracia de Dios que Joiada viviera 130 años como llegó a vivir; pero ahora estaba muerto y Joás estaba sin él tan perdido como Lot sin Abraham (2Cr 24:2; 2Cr 24:15-16).

4. Notemos los tristes sucesos que tuvieron lugar en los últimos años de Joás:

a. Poco después de los funerales de Joiada, los líderes de Judá indujeron al rey a que dejara la adoración a Dios y adorara los ídolos paganos. Joás comete ahora el mismo error, necio y fatal, que cometió Roboam, su antepasado en el trono: permitir que le aconsejen los corrompidos. (Véanse 1Re 12:8; 2Cr 24:17-19.)

b. El rey sirio Hazael empezó una campaña de engrandecimiento de su reino mediante la toma de la ciudad de Gat. Seguidamente emprendió la marcha hacia Jerusalén, pero fue contentado por Joás cuando este con urgencia le envió el oro y los tesoros del templo (2Re 12:17-18).

c. Entonces el Espíritu de Dios descendió sobre Zacarías, hijo de Joiada, y denunció con osadía la idolatría de Judá e hizo un llamamiento al arrepentimiento nacional. No aceptaron esta palabra de amonestación y finalmente Joás ordenó que lo apedrearan hasta matarlo. Este es quizá el momento más negro de la historia de Judá: el asesinato de su propio sumo sacerdote. Nuestro Señor se referiría a ello ocho siglos y medio después (Mat 23:35).

Zacarías viene a ser el Esteban del Antiguo Testamento, pues ambos hombres fueron lapidados por decir la verdad. (Véase Hch 7:51-59.) Sus últimas palabras fueron: «… Jehová lo vea y lo demande» (2Cr 24:22).

Zacarías está pidiendo que su muerte sea vengada por Dios. Ya hemos señalado la favorable comparación entre Zacarías y Esteban, pero se da una diferencia significativa en que el sumo sacerdote muere demandando que Dios juzgue a sus asesinos, mientras que Esteban pide que el Señor los perdone (véase Hch 7:60). La gracia del Nuevo Testamento va más allá que la ley del Antiguo Testamento.

5. Unos pocos meses después de la muerte de Zacarías, el ejército sirio volvió y Dios permitió que Jerusalén fuera capturada, los principales líderes ejecutados y la ciudad saqueada. Joás mismo fue mal herido en esta guerra y finalmente asesinado por sus siervos que conspiraron contra él.

F. Uzías (décimo rey).

1. Empezó a reinar en el 790 a.C. y reinó durante cincuenta y dos años.

2. Uzías es el segundo de los reyes de Judá en la duración de su reinado. Fue un buen rey y fue ayudado mucho por un piadoso profeta de Dios llamado Zacarías (2Cr 26:5). Nos maravillamos de los logros que alcanzó:

a. Reconstruyó la ciudad de Elat y la recuperó para Judá.

b. Sometió a su dominio las ciudades fuertes de los filisteos.

c. Venció a los árabes. d. Hizo que los amonitas le entregaran un tributo anual.

e. Su fama se extendió hasta Egipto y otras naciones.

f. Construyó torres fuertes en Jerusalén.

g. Edificó también torres en el desierto.

h. Abrió muchos pozos.

i. Crio mucha ganadería.

j. Cultivó muchas viñas y huertas.

k. Organizó su ejército en regimientos. Su ejército consistió de 307.500 soldados bien entrenados, que estaban mandados por 2.600 capitanes.

l. Los equipó con el mejor equipo de guerra conocido. m. Construyó ingeniosas máquinas de guerra para lanzar muchas flechas y grandes piedras desde las torres (2Cr 26:6-15).

3. Pero cuando estaba en el apogeo de su prosperidad el orgullo le arruinó. Se nos dice: «Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina» (2Cr 26:16). La primera criatura de la creación de Dios que pecó escuchó palabras parecidas en contra suya. (Véanse Isa 14:12-15; Eze 28:12-17.)

4. Su pecado fue entremeterse en las funciones del sacerdocio quemando incienso en el altar del incienso.

5. En el mismo momento que lo hacía fue confrontado y reprendido por el sumo sacerdote Azarías y otros ochenta sacerdotes valientes. Fue advertido de que dicha tarea estaba únicamente asignada a los descendientes de Aarón. Uzías se enfureció y no estuvo dispuesto a ceder. Allí mismo y cuando todavía tenía en su mano el incensario, Dios le castigó con lepra (2Cr 26:17-21). Uzías fue el tercero y último de los reyes bíblicos que cometió el error fatal de asumir funciones que correspondían a los sacerdotes. Dios rechazó al primero (Saúl, 1Sa 13:11-14), le quitó el hijo al segundo (Jeroboam, 1Re 14:17), y ahora castiga al tercero con lepra.

6. Uzías murió tiempo después en esta trágica condición. «Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa de Jehová…» (2Cr 26:21).

G. Acaz (duodécimo rey).

1. Empezó a reinar en el 735 a.C. y reinó dieciséis años.

2. Este joven y arrogante rey de veinte años enfrentó dificultades desde el comienzo de su reinado.

a. Se vio amenazado por la alianza de Rezín, rey de Siria, y Peka, rey de Israel (2Re 15:37; 2Re 16:5-6), que le atacaron por separado y conjuntamente. Querían castigarle porque rehusó unirse a ellos para formar un frente común a fin de frenar el creciente poder del rey de Asiría. (2Cr 28:5-6; 2Re 16:5).

b. Isaías visitó al aterrorizado rey y le aseguró que no tenía que preocuparse porque la conspiración de Siria e Israel no prosperaría, y que ambas naciones serían pronto destruidas (en sesenta y cinco años) (Isa 7:1-9).

c. Dios entonces invitó a Acaz, por medio de Isaías, a que le pidiera una señal divina para probarle que sus enemigos serían de verdad destruidos como se había profetizado. El incrédulo rey rehusó hacerlo (aparentemente porque se había decidido a unirse a Israel); Isaías a pesar de todo predijo que una señal vendría de parte de Dios mismo para toda la casa de David (no sólo para Acaz) que demostraría el poder y el amor de Dios para toda la simiente de Abraham. Notemos el elocuente lenguaje:

«Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel» (Isa 7:14).

¡Así predijo Isaías el nacimiento virginal de Cristo! Siete siglos después el ángel Gabriel le recordaría estas palabras a un angustiado carpintero de Nazaret (Mat 1:18-25).

d. Acaz no sólo rehusó prestar atención a la palabra de Dios, sino que volvió su corazón a la adoración de Baal, ofreciendo incluso a sus propios hijos en sacrificio a esta deidad diabólica en el valle de Hinom, a las afueras de Jerusalén (2Cr 28:1-4).

e. Debido a esto, Dios permitió que muchos enemigos avasallaran y despojaran el reino de Acaz.

f. Acaz desesperado se volvió en busca de ayuda al rey Tiglat-pileser de Asiría. Trató de comprar su protección enviándole junto con la solicitud de ayuda el oro y la plata del templo (2Cr 28:16-21; 2Re 16:7-8).

g. Tiglat-pileser accedió y atacó a Siria, capturando Damasco y matando al rey Rezín, uno de los enemigos de Acaz. El rey de Judá viajó hasta Damasco para besar la mano del rey asirio. Mientras que estaba allí vio un altar pagano que le llamó la atención, copió su diseño y lo envió junto con la descripción y medidas al sacerdote Urías, con la orden de que se lo tuviera listo para su regreso. Este altar pagano reemplazó el viejo altar de bronce en el templo (2Re 16:10-16) De esa manera continuó con esta viciosa adoración pagana (2Cr 28:22).

h. Tiglat-pileser prosiguió con sus conquistas deportando al pueblo de algunas ciudades del norte de Israel y de la tierra al este del Jordán (2Re 15:29).

H. Ezequías (decimotercer rey).

1. Empezó su reinado en el 715 a.C. y reinó durante veintinueve años.

2. Sus reformas. Ezequías fue en la opinión de Dios el mejor rey de Judá hasta este momento. Sus logros espirituales serían sólo superados por su nieto Josías (2Re 18:5). Quitó los santuarios paganos, rompió las piedras sagradas, destruyó las representaciones de Asera, y la serpiente de bronce que hizo Moisés (Núm 21:9), que era adorada por el pueblo.

3. Su riqueza. Fue más rico que todos los otros reyes del norte o del sur, sus vastas riquezas fueron solamente superadas por Salomón (2Cr 32:27-30).

4. Su servicio en el templo. Durante el primer mes de su reinado, Ezequías ordenó el restablecimiento de los sacrificios de animales, dándose cuenta de la gran ley mosaica que establece: «… y la misma sangre hará expiación de la persona» (Lev 17:11; véase también Heb 9:22). El rey organizó entonces la orquesta del templo, compuesta de arpas, salterios, címbalos, y un grupo especial de sacerdotes con trompetas. Fue también formado un coro de levitas que tenía en su repertorio los salmos de David. Cuando todo estuvo listo, el pueblo fue invitado a acudir al templo (2Cr 29:20-30). Este tuvo que ser uno de los grandes servicios de adoración de todos los tiempos.

5. Su gran celebración de la Pascua. Ezequías empezó a planear la más grande celebración de la pascua que habían tenido desde la dedicación del templo con Salomón hacía ya tres siglos (2Cr 30:26). La noticia corrió por toda Judá y se enviaron cartas a distintos lugares de Israel invitando a la gente al arrepentimiento y al gozo de la comunión con Dios, lo cual podrían alcanzar participando en la Pascua. Muchos del reino del norte se rieron e hicieron burla de semejante invitación (para un ejemplo del Nuevo Testamento, véase Luc 14:16-24), pero otros respondieron gozosamente (2Cr 30:3-11).

Se programó originalmente que la celebración durara siete días, pero se decidió unánimemente continuarla durante otros siete días. Se ofreció durante estos días una cantidad grande de animales, que incluía 20.000 novillos y 17.000 ovejas (2Cr 30:21-27). Cuando al fin los fieles regresaron a sus casas continuaron creciendo en el avivamiento, a medida que los ídolos familiares eran destruidos (2Cr 31:1). Ezequías también organizó a los sacerdotes y levitas en distintos cuerpos de servició, nombrando a unos para ofrecer los sacrificios de animales y a otros para la alabanza (2Cr 31:2-3). Años atrás, David había nombrado a 288 para dedicarse exclusivamente para la alabanza y la acción de gracias al Señor (1Cr 16:4; 1Cr 6:31-32). Una y otra vez leemos acerca de este consagrado coro:

a. Cuando el templo fue dedicado en el reinado de Salomón (2Cr 5:12-13).

b. Cuando el Señor derrotó a una coalición de enemigos de su pueblo en tiempos de Josafat (2Cr 20:21).

c. Cuando la inicua reina Atalía fue destronada bajo la dirección del sumo sacerdote Joiada (2Cr 23:13).

d. Durante el avivamiento de Ezequías (2Cr 29:25-28).

e. Durante la celebración de la Pascua en el tiempo de Josías (2Cr 35:15-16).

f. Cuando el remanente que volvió puso los fundamentos del templo en el tiempo de Esdras (Esd 3:11; Esd 3:13).

El avivamiento espiritual del pueblo se mostró también en que entregaban los diezmos para las necesidades del templo. El sumo sacerdote Azarías depositó el excedente en cuartos especialmente preparados en el templo. Notemos su testimonio:

«… Desde que comenzaron a traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho, porque Jehová ha bendecido a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de provisiones» (2Cr 31:10). Esta gloriosa verdad aparece ampliada en el último de los libros del Antiguo Testamento (Mal 3:8-10).

6. Sus logros militares. Judá estuvo pagando tributos a Asiria durante el reinado de Acaz, pero Ezequías se rebeló contra el rey Salmanasar de Asiria en el cuarto año de su reinado y nunca más pagó el tributo (2Re 18:7). También dirigió con éxito una campaña contra los filisteos en este tiempo (2Re 18:8).

7. Su enfermedad y recuperación. Ezequías cayó azotado por una enfermedad mortal, probablemente algún tipo de tumor, y Dios le comunicó por medio de Isaías que no se recuperaría. La razón para la enfermedad pudo ser su orgullo (2Cr 32:24-25; Isa 38:17).

El afligido rey se humilló ante Dios y le rogó que le perdonara. El Señor le escuchó y le prometió que le añadiría quince años más a su vida (2Re 20:1-6). En consecuencia, Ezequías fue el único ser humano que jamás vivió que pudo (durante quince años) contar con seguridad que volvería a ver amanecer el día cuando se retiraba a dormir.

Isaías preparó una masa de higos para ponerla sobre la llaga de Ezequías. Aquel emplasto no tenía, por supuesto, más poder sanador que tenía el barro que Jesús usó para untar los ojos del hombre ciego (Jua 9:6). Ambos milagros de sanidad fueron el resultado de la fe en la promesa y poder de la Palabra de Dios (2Re 20:7). Ezequías pidió una señal sobrenatural que probara que el tratamiento realmente funcionaría. Dios se lo concedió y, a petición del rey mismo, la sombra del reloj de sol del rey retrocedió diez grados (2Re 20:8-11). El doctor John Davis escribe lo siguiente acerca de este milagro:

«La señal que Dios dio a Ezequías fue ciertamente uno de los más espectaculares milagros en la historia del Antiguo Testamento. En el patio del palacio había aparentemente una serie de gradas (no necesariamente un reloj de sol como solemos imaginárnoslo) arregladas de tal manera que la sombra que el sol proyectaba sobre ellas daría una noción aproximada del tiempo. A petición del rey, y probablemente en presencia de un buen grupo de sirvientes y funcionarios (¿y embajadores extranjeros, tal vez?), la sombra retrocedió diez gradas (o grados) ¿Cómo pudo Dios realizar realmente este milagro? ¿Hizo que la tierra se parara en su rotación y retrocediera un poco? Todos los verdaderos cristianos estaríamos de acuerdo en que Dios puede hacer tal cosa, porque él es el origen de todas las cosas y por él subsisten (Col 1:17). Pero la Biblia nos da a entender claramente que este no fue el método que Dios usó; porque al referirse a este milagro, 2Cr 32:24 declara que Ezequías oró a Jehová, él le respondió y le dio una señal (hebreo: mopheth). Pero en el versículo 2Cr 32:31 se nos dice que Babilonia envió embajadores a Ezequías para inquirir acerca de este portento (mopheth) que había sido hecho en el país (2Cr 32:31). Fue, entonces, un milagro bien localizado geográficamente, que no involucró una paralización y retroceso de la rotación de la tierra, lo que implicaría que habría ocurrido en toda la zona del Cercano Oriente. En su lugar, el milagro sucedió en el “país” (Judá), y para ser más específico fue solamente en el patio de la casa del rey que la sombra retrocedió diez grados (Isa 38:8). Es la convicción de este escritor que la comprensión correcta de este milagro nos ayuda a entender lo que sucedió en aquel largo día del tiempo de Josué (Jos 10:12-14). En razón de que lo que Josué necesitaba era una prolongación de la luz solar (no que la rotación de la tierra se hiciera más lenta), su necesidad podía ser satisfecha mediante una continuación sobrenatural de la luz del sol y de la luna en Palestina durante un día completo hasta que el ejército de Josué pudiera alzarse con la victoria y derrotar por completo al enemigo.» (Solomon to the Exile, pp. 128, 129.)

El profeta Isaías incluye en su libro para nosotros una página del diario de Ezequías, escrito durante la agonía de aquella terrible enfermedad. Es un relato bien sombrío en verdad (Isa 38:9-20). Algunos creen que Ezequías pasó los últimos quince años de su vida poniendo en orden las Escrituras del Antiguo Testamento, debido a que se encuentran con frecuencia las letras hebreas «H Z K» al final de muchos libros del Antiguo Testamento en los manuscritos hebreos.

8. Sus visitantes babilonios. Ezequías recibió la visita de los enviados de una creciente potencia, que pronto se enfrentaría y derrotaría a la poderosa Asiría. Los babilonios pudieron haberle visitado por varias razones:

a. Presentar sus respetos a un rey que hacía poco se había recuperado de una enfermedad mortal.

b. Para saber cómo había sucedido. Los babilonios estaban realmente fascinados con la astrología, toda su vida nacional giraba alrededor del movimiento de los astros. (Véanse Isa 47:13; Dan 2:27; Jer 10:2.)

c. Para determinar cuánto podrían sacar de Jerusalén cuando alcanzaran el poderío mundial (2Re 20:12-13).

Ezequías actuó neciamente mostrándoles todos sus tesoros y fue por ello reprendido severamente por el profeta Isaías. El profeta predijo entonces que tiempo después de la muerte del rey, Judá sería llevada en cautiverio por los babilonios, en parte para hacerse con los tesoros que Ezequías les había mostrado. La respuesta del rey manifiesta un gran egoísmo:

«… La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días» (2Re 20:19). (Véase también Rom 7:18.) Nos dice la Escritura que Dios permitió la visita de los babilonios para probar a Ezequías, pero él no pasó el examen 2Cr 32:31.

9. Su dura prueba con Senaquerib. Como ya hemos observado, Ezequías se había rebelado contra el pago de tributo a Asiria durante el cuarto año de su reinado. Pero al empezar su décimo cuarto año de reinado, el poderoso sucesor de Salmanasar empezó a amenazar a Jerusalén. Ezequías intenta componer las cosas aceptando el tributo que el rey asirio le impone de trescientos talentos de plata y treinta de oro (nueve mil novecientos kilos de plata y novecientos noventa de oro). Este triste intento de aplacar al ambicioso Senaquerib nos recuerda a Neville Chamberlain, el primer ministro británico, que acudió mansamente a Munich al final de los años treinta para entregarle a Hitler media Europa. Pero la táctica no funcionó como muy pronto descubrieron Ezequías y Chamberlain.

Senaquerib subió contra Jerusalén y la sitió 2Re 18:17; Isa 36:1. Ezequías hizo un desesperado esfuerzo por defenderse reforzando los muros y reclutando un ejército, e incluso motivándoles con arengas desafiantes. Pero parece que el mismo rey tenía serias dudas en cuanto al resultado final de la crisis 2Cr 32:1-8.

Senaquerib había enviado con el ejército a su Rabsaces (título para su más alto oficial), quien primeramente intentó rendir la ciudad mediante el poder de sus palabras de amenaza. Lanzó sus terribles amenazas desde las fuentes de agua que abastecían a la ciudad, un lugar donde él sabía estaban concentrados el mayor número de judíos. Les dio siete razones por las que Jerusalén debería de rendirse inmediatamente 2Re 18:17-35.

a. Egipto, su aliado, era incapaz de auxiliarles (2Re 18:21).

b. Habían «ofendido» a Jehová su Dios al destruir todos los lugares de adoración excepto el de Jerusalén (2Re 18:22).

Los judíos que oyeron este argumento debieron de reírse mucho ante semejante estupidez. Es cierto que Ezequías había eliminado los santuarios paganos (2Re 18:4), pero sólo porque eran centro de adoración de Baal.

c. Jerusalén tenía un ejército débil (2Re 18:23).

Rabsaces ofrece incluso entregarles 2.000 caballos si ellos disponen de jinetes para montarlos.

d. Era la voluntad de Dios que él conquistara Jerusalén (2Re 18:25). Era cierto que Isaías había predicho la invasión asiria de Palestina Isa 10:5-6, pero no porque ésta fuera su perfecta voluntad, sino como un castigo divino por sus pecados.

e. Asiria disponía de un gran ejército (2Re 18:24).

f. Les ofreció condiciones aceptables de rendición (2Re 18:31). Nadie en sus cabales se tragaría esa mentira, porque los asirios eran conocidos por no tratar bien a sus prisioneros.

g. Señaló también la total imposibilidad de que Jehová les pudiera salvar (2Re 18:35). Este bocazas aprendería muy pronto por experiencia personal cuán «débil» era en realidad Jehová.

Durante toda esta manifestación de arrogancia de los asirios, la delegación judía, compuesta de tres hombres, sólo interrumpió una vez a Rabsaces. Tímidamente le pidieron que las «conversaciones de paz» se llevaran a cabo en arameo (siriaco), y no en hebreo, para evitar que lo entendiera la multitud que escuchaba. Los negociadores judíos temían que cundiera el pánico si la gente del pueblo se daba cuenta de la seriedad de la situación. Rabsaces no sólo lo rechazó sino que incluso elevó todavía más la voz para que todos pudieran escuchar. Pero no cundió el pánico sino que el pueblo se mantuvo en silencio. Esto fue sabio porque, ¿cómo responde una oveja a los gruñidos y ladridos de un perro salvaje? 2Re 18:27-28; 2Re 18:36.

10. Su oración por la ciudad de Jerusalén. La delegación judía informó inmediatamente a Ezequías de todas las amenazas del Rabsaces. El rey buscó a Dios fervientemente en oración y pronto supo por medio del gran profeta Isaías que él ya había determinado la muerte de Senaquerib, y que nada tenía que temer de las amenazas asirias 2Re 19:1-7 y Flp 4:6-7.

11. La respuesta de parte del Señor. En este momento Dios se dirige tanto a Ezequías como a Senaquerib por medio del profeta Isaías 2Re 19:20-33.

A Ezequías le dijo:

a. «He oído» (2Re 19:20). Esto solo era ya suficiente para confortar el corazón del rey.

Sal 20:1; Sal 34:4; Sal 120:1; Jon 2:2; 1Jn 5:14. Cuán diferentes son los ídolos sordos del paganismo. Sal 115:2-7; Sal 135:15-21.

b. Volvería a plantar, sembrar y cosechar en los campos que los asirios habían destruido (2Re 19:29).

c. El ciclo normal de la agricultura volvería a funcionar para el tercer año (2Re 19:29).

d. Este tiempo de prueba produciría un fuerte remanente de creyentes fieles en Jerusalén (2Re 19:31).

A Senaquerib le dijo:

e. Sión no te tiene miedo (2Re 19:21).

f. Te escarnece y menosprecia (2Re 19:21).

g. La única razón por la que has logrado algunos éxitos es porque yo te lo he permitido (2Re 19:25).

h. Conozco todas las cosas que piensas, dices y haces (2Re 19:27).

i. Te pondré argolla en la nariz y freno en tu boca y te haré salir de Jerusalén (2Re 19:28).

Nota: Esta era una crueldad que los asirios solían infligir sobre sus cautivos.

Otra nación pagana sufrirá la misma clase de juicio durante la tribulación. Eze 38:4.

j. No entraría en Jerusalén ni siquiera dispararía su arco contra la ciudad (2Re 19:32).

k. El mismo sería asesinado por miembros de su propia familia (2Re 19:7).

Nota: Los descubrimientos arqueológicos indican que Senaquerib murió aplastado por sus propios hijos. Lo hicieron deslizándose dentro de su capilla privada de oración y dejando caer sobre él la gigantesca estatua del dios Nisroc, ¡su dios! El doctor John Davis escribe: «Y así, el orgulloso y gran rey de Asiría, que se había jactado ante Ezequías de que Dios era impotente, no solamente perdió su ejército con un simple movimiento del dedo de Jehová, sino también él mismo murió aplastado por la imagen de un dios inexistente a quien había dedicado su vida.» (Solomon to the Exile, p. 124.)

l. Salvaría la ciudad por amor de sí mismo y de su siervo David (v. 2Re 19:34).

m. Todo esto será así porque cuando te burlaste de Jerusalén, te mofaste también de mí.

Dios no solamente prometió salvar Jerusalén, sino que aseguró al rey que ni una flecha enemiga caería dentro de la ciudad. Aquella misma noche el Ángel del Señor mató a 185.000 soldados asirios y en la mañana se vieron los cuerpos muertos a todo lo largo del horizonte. Algunos creen que este ángel era Cristo mismo. En cualquier caso, el poder de un ángel es tremendo. Nuestro Señor nos dice en Mat 26:53 que él podía, si lo deseara, llamar a doce legiones de ángeles para ayudarle.

En aquellos días una legión estaba compuesta de 6.000 hombres. Eso significa que Cristo tenía a su disposición al menos 72.000 guerreros celestiales. Los asirios experimentaron ahora lo que los egipcios habían sufrido unos ocho siglos antes Éxo 12:29. Senaquerib volvió inmediatamente a Nínive y allí fue asesinado, tal como Dios lo había profetizado 2Re 19:36-37. Ezequías murió después de un glorioso reinado de veintinueve años y fue sucedido en el trono por su hijo Manasés 2Re 20:20-21; 2Cr 32:32-33.

I. Manasés (decimocuarto rey).

1. Empezó a reinar en el 695 a.C. y reinó durante cincuenta y cinco años.

2. El decimocuarto rey de Judá fue, sin duda, único entre todos los reyes del norte y del sur.

Notemos lo siguiente:

a. Reinó más tiempo que ningún otro rey.

b. Tuvo el padre más piadoso, hasta ese momento, de todos los reyes de Judá.

c. Su nieto Josías fue el mejor de todos.

d. Fue el único rey impío que se arrepintió genuinamente de sus pecados antes de su muerte.

e. Fue el peor de todos los reyes hasta antes de su arrepentimiento.

3. El reinado de Manasés antes de su conversión tal como se registra en 2Re 21:2-6, 2Cr 33:1-20) probablemente sobrepasaría en maldad los gobiernos de Hitler y Stalin. Consideremos las siguientes acciones:

a. Reconstruyó todos los altares de Baal que su padre había destruido 2Cr 33:3.

b. Levantó altares para la adoración pagana de los astros del cielo (Zodiaco) en los atrios de la casa de Dios (2Cr 33:4-5).

c. Sacrificó a sus propios hijos en altares de dioses diabólicos en el valle de Hinom como lo había hecho su abuelo Acaz (2Cr 33:6).

d. Consultó a espíritus de adivinación y hechicería (2Cr 33:6).

e. La tradición dice que mató a Isaías cortándole en partes con una sierra Heb 11:37.

f. Dios dijo que cometió más infamias y maldades que las naciones paganas que vivieron anteriormente en Palestina 2Re 21:11.

g. Derramó sangre inocente por todas partes 2Re 21:16.

h. Ignoró por completo varios avisos de parte del Señor en relación con todo esto 2Cr 33:10.

i. Fue hecho prisionero temporalmente por el rey de Asiría.

j. Se arrepintió mientras estaba en la prisión y Dios le perdonó.

k. Le fue permitido reinar otra vez sobre Judá.

l. Reinó durante cincuenta y cinco años y fue sucedido en el trono por su hijo Amón.

J. Josías (decimosexto rey).

1. Empezó a reinar en el 640 a.C. y reinó durante treinta y un años.

2. Josías fue el mejor de los reyes desde Salomón. «No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual» 2Re 23:25. Sus logros nos asombran. Nos preguntamos cómo se las arregló para comer y dormir.

3. Las reformas de Josías.

a. Comenzó a buscar a Dios siendo muy joven, de dieciséis años 2Cr 34:3.

b. A la edad de veinte años empezó su gran obra de reforma (2Cr 34:3).

c. Destruyó todos los altares de Baal (2Cr 34:4).

d. Deshizo todas las imágenes y esculturas convirtiéndolas en polvo y esparciéndolo sobre los sepulcros de aquellos que habían sacrificado a ellas (2Cr 34:4).

e. Quemó los huesos de los sacerdotes paganos sobre sus propios altares (2Cr 34:5).

f. Llevó esto a cabo en ciudades distantes de Israel y en su propio reino (2Cr 34:6).

g. A la edad de veintiséis empezó a reparar el templo (2Cr 34:8).

h. Dirigió al pueblo en un «servicio multitudinario de arrepentimiento» como resultado del descubrimiento del libro de la ley de Moisés 2Re 23:1-3; 2Re 23:18-21, 2Re 23:29-32. Después hizo que se leyera a todo el pueblo.

i. Planeó y presidió una de las celebraciones de la Pascua más grandes de todos los tiempos 2Cr 35:1; 2Cr 35:18.

j. Mató a los sacerdotes paganos que antes habían nombrado otros reyes de Judá 2Re 23:5.

k. Sacó fuera de Jerusalén la imagen de Asera que estaba en el templo 2Re 23:6.

l. Derribó los lugares de prostitución masculina (2Re 23:7).

m. Mandó venir a Jerusalén a los sacerdotes de Dios que vivían en otras ciudades de Judá (2Re 23:8).

n. Destruyó el altar de Tofet que estaba en el valle de Hinom para que no se ofrecieran sacrificios humanos sobre él (2Re 23:10).

ñ. Quitó también las esculturas de caballos y carros (dedicadas al dios sol) que estaban instaladas cerca de la entrada del templo (2Re 23:11).

o. Derribó los altares de Acaz que estaban sobre el tejado del palacio (2Re 23:12).

p. También quitó los altares que Manasés había ordenado levantar en los atrios del templo (2Re 23:12).

q. Derribó los santuarios paganos de Astoret (dios de Sidón), Quemos (dios de Moab), y Milcom (dios de Amón) que Salomón había edificado para sus muchas mujeres (2Re 23:13).

r. También quebró el altar de Bet-el que había levantado Jeroboam I (2Re 23:15), cumpliéndose así una profecía de 300 años de antigüedad. (1Re 13:1-2.)

s. Demolió todos los santuarios paganos que había en los montes de Samaria (2Re 23:19).

t. Exterminó también a todos los brujos y adivinos (2Re 23:24).

4. El ministerio bíblico de Josías.

a. Al limpiar el templo, el sumo sacerdote Hilcías descubrió un viejo rollo que resultó ser una copia de la ley de Moisés 2Re 22:8.

b. Josías fue informado y rasgó sus vestiduras de horror al darse cuenta de cuánto habían sido ignoradas y ridiculizadas las Escrituras del Antiguo Testamento durante el reinado tanto de su padre como de su abuelo (2Re 22:9-13). Aparentemente, durante el reinado del inicuo Manasés la Palabra de Dios había sido completamente destruida, y probablemente sería un delito grave poseer un ejemplar de la ley de Dios. Pero algunos sacerdotes fieles habían ocultado un ejemplar en el templo esperando días mejores.

c. El joven rey ordenó a Hilcías buscar el consejo de una piadosa mujer, la profetisa Hulda, acerca de todo este asunto. Esta mujer bien pudo ser una tía carnal de Jeremías. 2Re 22:14; Jer 32:7.

Dios había hablado a veces a su pueblo por medio de una mujer, y lo haría otras veces después de esta ocasión (2Re 22:14).

(1) Habló por medio de Miriam, la hermana de Moisés Éxo 15:20.

(2) Obró por medio de Débora Jue 5:1-31.

(3) La esposa de Zacarías era una profetisa Luc 2:36.

(4) Las cuatro hijas de Felipe eran tenidas por profetisas Hch 21:9.

d. El mensaje de Huida fue una doble profecía. Dijo:

(1) Que a causa del trágico y vergonzoso fracaso espiritual de Judá, Dios ya había determinado juzgar a su pueblo. Pronunció sobre la Santa Ciudad las terribles palabras del Señor (2Re 22:17).

(2) Que a causa del amor de Josías por el Señor, él no vería todo esto y que el juicio vendría después que él muriera. «… serás llevado a tu sepulcro en paz…» 2Re 22:20. No debemos entender estas palabras en el sentido de que Josías moriría de forma tranquila en su lecho real (porque en realidad murió en el campo de batalla), sino que él sería librado del dolor de la cautividad a manos de los babilonios y de la subsiguiente destrucción de Jerusalén.

e. Josías entonces convocó al pueblo en el templo y él personalmente leyó la ley de Moisés en voz alta y les instó a que obedecieran la Palabra de Dios 2Re 23:1-3.

5. La gran celebración de la Pascua de Josías. Esta fiesta que había empezado en Egipto hacía casi 900 años Éxo 12:1-51, no se había evidentemente vuelto a celebrar desde los días de Ezequías, hacía unos sesenta años. Pero Josías estaba ahora determinado a enmendar el olvido. Notamos con sorpresa el gran número de animales sacrificados en esta ocasión 2Cr 35:7-8.

a. Animales:

(1) Treinta mil corderos.

(2) Tres mil novillos.

(3) Seis mil setecientas ovejas.

(4) Trescientos bueyes.

b. El arca del pacto.

Según 2Cr 35:18 esta fue la más grande celebración pascual de todos los tiempos. Durante esta celebración de la pascua, Josías subió la sagrada arca del testimonio a su lugar propio en el templo 2Cr 35:3. Esta es la última mención que se hace en el Antiguo Testamento del mueble más sagrado que jamás se haya construido. Su historia es realmente fascinante.

(1) Es primeramente mencionada en Éxo 25:10.

(2) Fue depositada en el tabernáculo por Moisés Éxo 40:21.

(3) Fue transportada por el pueblo de Israel durante los cuarenta años de su peregrinación en el desierto Núm 10:35; Núm 14:44.

(4) Siguió al pueblo de Israel cuando cruzaron el río Jordán Jos 4:5.

(5) Fue llevada alrededor de Jericó Jos 6:13.

(6) Fue puesta al lado de Josué en el monte Ebal mientras que él leía la ley a todo el pueblo Jos 8:33.

(7) La instalaron formalmente en el nuevo tabernáculo levantado en Silo Jos 18:1.

(8) Fue llevada al campo de batalla por los impíos Ofni y Finees 1Sa 4:4.

(9) Fue capturada por los filisteos y retenida durante siete meses 1Sa 4:11; 1Sa 6:1.

(a) La trasladaron a Asdod donde derrotó a Dagón 1Sa 5:1.

(b) La llevaron después a Ecrón donde causó una gran plaga 1Sa 5:10.

(10) Fue llevada a Bet-semes por dos vacas que criaban, pero allí el Señor castigó a algunos de la ciudad por mirar dentro del arca 1Sa 6:12.

(11) Luego la trasladaron a Quiriat-jearim donde permaneció durante veinte años 1Sa 7:1.

(12) Fue llevada por Saúl a Gabaa. Aquí dio la victoria a los israelitas sobre los filisteos 1Sa 14:18.

(13) David quiso trasladarla desde Baala a Jerusalén en un carro nuevo. Uza murió en el camino por tocarla 2Sa 6:3.

(14) Descansó durante tres meses en la casa de Obed-edom 2Sa 6:11.

(15) David la trasladó definitivamente a Jerusalén 2Sa 6:16.

(16) El sumo sacerdote Sadoc se la llevó a David, cruzando el torrente de Cedrón, cuando escapaba de la rebelión de Absalón 2Sa 15:24.

(17) La devolvieron a Jerusalén por orden de David 2Sa 15:25; 2Sa 15:29.

(18) Fue instalada en el templo de Salomón 1Re 8:1.

(19) No sabemos lo que sucedió al final con ella.

6. La trágica muerte de Josías.

a. Necao, rey de Egipto, planeó dirigir un ejército a través de Judá para presentar un frente unido con Babilonia frente a Asiria en Carquemis 2Cr 35:20.

b. A causa de esto Josías le declaró la guerra a Necao. El Faraón egipcio intentó en vano convencer al rey de Judá de que no tenía pleito con él, y le advirtió de que no interviniera, no fuera que Dios le destruyera en la guerra (2Cr 35:20-21).

c. Josías rechazó la oferta de paz y atacó a Necao en el valle de Meguido. El campo de Meguido, localizado en la llanura de Esdraelón (Jezreel), había sido ya escenario de muchas batallas:

(1) Débora y Barac derrotaron aquí a los cananeos Jue 4:1-24; Jue 5:1-31.

(2) Gedeón derrotó aquí a los madianitas Jue 7:1-25.

(3) David derrotó aquí a Goliat 1Sa 17:1-58.

(4) Fue aquí donde los filisteo mataron a Saúl 1Sa 31:1-13.

(5) Fue aquí donde Josías fue herido de muerte 2Cr 35:22.

(6) Será en este campo donde un día tendrá lugar la gran batalla del Armagedón Zac 12:11; Apo 16:16.

d. Josías fue herido mortalmente por los flecheros de Necao a pesar de entrar disfrazado en la batalla (como lo hizo otro rey en otra ocasión). Véase 1Re 22:30. Lo llevaron a Jerusalén donde lo sepultaron en medio de una gran ceremonia y dolor. El profeta Jeremías estuvo presente en el funeral 2Cr 35:23-25. Judá no volvió a tener más reyes buenos. De aquí en adelante el país cayó en un gran declive espiritual. Josías fue sucedido en el trono por su hijo Joacaz (2Cr 36:1).

K. Joacim (decimoctavo rey).

1. Empezó a reinar en el 609 a.C. y reinó durante once años.

2. Con la excepción de su tatarabuelo Manasés, Joacim puede ser catalogado como el peor de los reyes de Judá. Veamos su nefasto historial:

a. Se construyó un gran palacio, de grandes recámaras, con muchas ventanas, cubierto con panel de madera de cedro y pintado de rojo. Se aprovechó para hacerlo del trabajo de esclavos, mientras que su propio pueblo sufría Jer 22:13-14.

b. Estaba lleno de egoísmo, codicia y deshonestidad (Jer 22:17).

c. Mató a los inocentes, oprimió a los pobres y reinó con crueldad (Jer 22:17).

d. Ordenó matar al profeta Urías, un hombre de Dios que denunció sus excesos. Mandó perseguirle y buscarlo en Egipto, trayéndole prisionero a Jerusalén Jer 26:20-22.

e. Intentó frecuentemente silenciar al profeta Jeremías (Jer 26:24; Jer 36:19; Jer 36:26).

f. Quemó en una ocasión un rollo que contenía los escritos y profecías inspiradas de Jeremías. Pero no le dio resultado, porque el profeta volvió a escribir todo lo que el rey había destruido y añadió una escalofriante profecía contra Joacim (Jer 36:22-23; Jer 36:27-32).

3. Joacim se convirtió en vasallo de Nabucodonosor después que los babilonios derrotaron a los asirios y egipcios en la batalla de Carquemis. En los últimos años de su reinado Nabucodonosor capturó Jerusalén y se llevó algunos de sus vasos sagrados a Babilonia. Encadenó a Joacim para llevárselo prisionero, pero aparentemente, por alguna razón, lo restauró en el trono de Judá como un rey vasallo 2Re 24:1; Jer 25:1; 2Cr 36:6-7. Sí se llevó, sin embargo, algunos jóvenes judíos de la aristocracia, uno de los cuales fue Daniel Dan 1:3-4.

4. Pasados tres años, Joacim fue convencido por el grupo pro Egipto de su corte para que se revelara contra Babilonia.

5. Aunque Nabucodonosor no pudo aparentemente aplastar la rebelión en forma rápida en este tiempo, Dios castigó al inicuo rey de Judá permitiendo que la tierra fuera invadida por bandas de sirios, moabitas y amonitas 2Re 24:2-3.

6. Joacim murió y, como fue profetizado por Jeremías Jer 22:18-19; Jer 36:30, fue sepultado como un animal salvaje. Su cadáver fue sacado de Jerusalén y arrojado en un vertedero de basura, no fue llorado ni por su propia familia. Le sucedió en el trono su hijo Joaquín 2Re 24:5-6.

L. Sedequías (vigésimo rey).

1. Empezó a reinar en el 597 a.C. y reinó durante once años. Este fue el hijo más joven del piadoso rey Josías, y a semejanza de sus hermanos Joacim y Joaquín, Sedequías hizo lo malo ante los ojos de Jehová. Fue conocido como el «rey marioneta». 2Re 24:18-19; 2Cr 36:12.

2. Sedequías mostró al principio señales de querer obedecer la ley de Moisés Jer 34:8-10.

3. En el cuarto año de su reinado hizo un viaje a Babilonia, seguramente para reafirmar su lealtad a Nabucodonosor Jer 51:59.

4. Cuando volvió se vio forzado a imponer silenció al profeta Jeremías, quien hablaba mucho en voz alta en público Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32.

5. Jeremías sufrió mucho bajo el reinado de Sedequías.

a. Fue aborrecido y conspiraron contra él a causa de su mensaje de juicio divino Jer 11:8-10.

b. Fue arrestado por Pasur, el sacerdote del templo, golpeado y sujetado en el cepo durante una noche Jer 20:1-3.

c. Casi lo matan después de uno de sus mensajes en un violento tumulto de sacerdotes y profetas falsos de Judá (Jer 26:7-9).

d. En el año cuarto del reinado de Sedequías, un falso profeta llamado Hananías refutó públicamente a Jeremías, diciendo que Jehová iba a romper el yugo de Babilonia en dos años (Jer 28:1-4).

e. Fue arrestado y arrojado en la cárcel acusado de traición (Jer 27:11-16).

f. Lo sacaron de allí y lo pusieron en una celda del palacio por orden del voluble Sedequías (Jer 37:21).

g. Sin embargo, pronto fue sacado de allí por judíos violentos que lo metieron en la cisterna del patio de la cárcel. No había agua en la cisterna y Jeremías se hundió en el lodo (Jer 38:1-6).

h. Lo liberaron otra vez y de nuevo trató de convencer a Sedequías, sin lograrlo, de que se sometiera al dominio babilonio como castigo de Dios (Jer 38:14-26).

i. Fue otra vez encarcelado durante los dos años últimos del triste y pervertido reinado de Sedequías. Dios le ordenó en este tiempo que comprara un campo de su primo Hanameel (Jer 32:6-15).

6. Sedequías rechazó neciamente el consejo de Jeremías y se rebeló contra Nabucodonosor, incluso aunque le había jurado lealtad 2Cr 36:13. El rey de Babilonia respondió yendo contra Jerusalén y sitiándola. La ciudad resistió durante treinta meses, pero en julio del 586 a.C. se rindió cayendo en manos de los babilonios. En la última noche Sedequías trató de escapar, pero fue capturado cerca de Jericó y llevado a la presencia de Nabucodonosor, quien le castigó a ver la ejecución de sus propios hijos y después le sacaron a él los ojos. Fue finalmente encadenado y llevado cautivo a Babilonia donde murió Jer 52:4-11; Jer 39:1-7.

Nota: Jeremías le había advertido de que tendría que mirar cara a cara al rey de Babilonia (Jer 32:4; Jer 34:3), pero Ezequiel profetizó que no vería Babilonia con sus propios ojos (Eze 12:6; Eze 12:12-13). Estas terribles profecías se cumplieron.

7. Durante los últimos días de julio del 587, Nebuzaradán, capitán de la guardia de Nabucodonosor, prendió fuego al templo, junto con la mayoría de los edificios públicos y privados. Las murallas de la ciudad fueron destruidas (Jer 52:12-13).

8. Nabucodonosor ordenó también la ejecución del sumo sacerdote Serías, además de otros setenta y tres altos funcionarios. El exilio de Judá quedó ahora completado Jer 52:24-27. Desde este momento y hasta el 14 de mayo de 1948 d.C., Israel cesó de existir como nación.

Los profetas orales importantes

A. Elías.

Vamos a considerar el ministerio de Elías, uno de los profetas más interesantes y valerosos que jamás viviera, siguiendo primeramente un bosquejo de temas y después en estricto orden cronológico. Una consideración bosquejada de su vida por asuntos:

1. Elías y el rey Acab:

a. Anuncio de la sequía de tres años y medio 1Re 17:1.

b. El desafío del monte Carmelo (1Re 18:17-20).

c. Predicción del final de la sequía (1Re 18:41-46)

d. La sentencia de muerte del rey y su esposa (1Re 21:17-24).

2. Elías y los cuervos en el arroyo de Querit (1Re 17:2-7).

3. Elías y la viuda de Sarepta (1Re 17:8-15).

4. Elías y Abdías (1Re 18:1-16).

5. Elías y el pueblo de Israel (1Re 18:20-24).

6. Elías y los sacerdotes de Baal (1Re 18:25-40).

7. Elías y Dios (1Re 19:1-18).

8. Elías y Elíseo

a. Llamándole a un servicio especial 1Re 19:19-21.

b. Preparándole para un servicio especial 2Re 2:1-10.

9. Elías y Ocozías 2Re 1:1-17.

10. Elías y el carro de fuego 2Re 2:11.

Un estudio cronológico de su vida

1. El doctor John Whitcomb presenta a este poderoso tisbita de la siguiente manera:

«A semejanza de un meteoro que aparece como una ráfaga repentina de luz en el oscuro cielo, Elías aparece en escena sin trasfondo histórico y sin previo aviso.» (Solomon to the Exile, p. 50.)

2. Anuncia al malvado rey Acab que iban a padecer una gran sequía como castigo por el pecado 1Re 17:1. Santiago, el escritor del Nuevo Testamento, se refiere a esta terrible sequía como una prueba del tremendo poder de la oración Stg 5:17. Santiago dice que la sequía duró tres años y medio. La falta de agua fue un castigo divino por el pecado. (Véanse Deu 11:13-17; Deu 28:24; 2Cr 7:12-15.)

3. Dios le ordena después a su profeta que vaya a esconderse (de la ira del rey) al arroyo de Querit, en el lugar donde se une al Jordán (1Re 17:2). Allí sería alimentado de manera sobre natural por algunos cuervos.

4. Elías es después enviado a una ciudad ubicada en la misma región de donde procedía Jezabel, llamada Sarepta, donde Dios había encomendado a una viuda que le alimentara.

Después de lo que le pudo haber parecido una eternidad (un año o más), Elías al fin se graduó del I.A.S. (Instituto del Arroyo Seco). La experiencia del arroyo seco casi siempre precede, en el plan de Dios para sus siervos escogidos, al desafío del monte Carmelo. Pablo pasó tres años en el I.B.A. (Instituto Bíblico de Arabia, Gál 1:18) y Moisés paso unos cuarenta años en I.B.S. (Instituto Bíblico del Sinaí). (Véanse Éxo 3:1; 1Re 17:8-9.)

Una vez más Dios lleva a cabo lo inesperado. Su profeta que había sido alimentado por unos cuervos, es ahora cuidado por una anciana viuda, solitaria y pobre. Elías le pide a esta viuda y a su hijo, carentes de recursos, que compartan con él los últimos alimentos de que disponen, y les promete que Dios va a hacer que sus vasijas de aceite y harina estén siempre llenas hasta que termine la sequía y puedan cosechar otra vez. La viuda comparte con él por fe y encuentra que la promesa de Dios es verdadera (1Re 17:10-16).

5. De repente, sin ninguna indicación previa, el hijo de la viuda fallece. La viuda, en sus expresiones de dolor en este momento, señala dos cosas significativas 1Re 17:18 :

a. El testimonio de Elías. Notemos la expresión: «Varón de Dios». Aquí tenemos a una mujer que había visto al profeta fuera del púlpito y antes de que tomara su primera taza de café en la mañana. Ella le vio tal como era y todavía le pudo llamar «varón de Dios». La mayor prueba de la religión de un hombre es la prueba del hogar.

b. Su propia inquietud de conciencia. Le preguntó si había ido a su casa para hacerla recordar sus pecados. Quizá había algo secreto y vergonzoso en su pasado que intranquilizaba constantemente su conciencia.

6. Elías tomó al niño en sus brazos y lo subió al cuarto donde estaba alojado, se echó tres veces sobre el cuerpo sin vida del muchacho y oró a Dios pidiendo que el Señor le devolviera a la vida. Dios escuchó su oración. Esta es la primera de ocho resurrecciones corporales que aparecen en la Biblia (sin contar la resurrección de Cristo). Son:

a. Elías resucitó al hijo de la viuda 1Re 17:22.

b. Eliseo resucitó al hijo de la sunamita 2Re 4:35.

c. Los huesos de Eliseo resucitaron a un hombre cuyo cuerpo muerto tocó los restos del profeta durante un funeral 2Re 13:21.

d. Cristo resucitó a la hija de Jairo Mat 9:25.

e. Cristo resucitó al hijo de la viuda Lev 7:14.

f. Cristo resucitó a Lázaro Jua 11:43-44.

g. Pedro resucitó a Dorcas Hch 9:40-41.

h. Pablo resucitó a Eutico Hch 20:12.

7. Dios promete a Elías que pronto enviará lluvia y ordena a su profeta que confronte a Acab otra vez. En el camino hacia el palacio, Elías se encuentra con Abdías, un creyente apóstata que servía como mayordomo del rey. Abdías intenta impresionar a Elías con sus buenas obras (había ocultado a 100 profetas en una cueva para protegerlos de la ira asesina de Jezabel), y con resistencia y temor accede a informar a Acab de la presencia de Elías 1Re 18:1-16.

8. En el encuentro Acab culpa a Elías de todas las dificultades que padece Israel.

9. Elías, por supuesto, rechaza las necias acusaciones de Acab y desafía al rey y a todos sus sacerdotes paganos a una prueba de fuego en el monte Carmelo, bajo las siguientes reglas:

a. Dos bueyes serían sacrificados y puestos sobre dos altares, uno dedicado a Baal y otro a Dios.

b. Se oraría a ambas deidades, y el verdadero dios demostraría que lo era enviando fuego del cielo que consumiera su sacrificio 1Re 18:23-25.

10. Los sacerdotes de Baal oran primero, agonizando, gritando, danzando y sajándose para atraer la atención de su dios, pero todo fue en vano. Durante este tiempo Elías estuvo mofándose de ellos. Leemos que sobre el mediodía Elías se burlaba de ellos:

«Ustedes tienen que gritar más fuerte para atraer la atención de su dios. Quizás está conversando con alguien, o quizás está sentado meditando, o quizás está de viaje, o se ha dormido y necesita ser despertado» 1Re 18:27, (LBD).

11. Al atardecer le llegó el turno a Elías. Tomó doce piedras y reconstruyó un viejo altar de Jehová que estaba en aquel lugar. Luego hizo una zanja alrededor del altar y mandó que echaran doce cántaros de agua sobre el altar y el sacrificio, de forma que se llenó la zanja de agua. Finalmente, Elías se acercó y oró (1Re 18:36-37).

12. Cayó fuego inmediatamente del cielo y consumió el sacrificio. Notemos el orden en que las cosas se consumieron en el altar:

a. El holocausto. Esto habla de nosotros mismos (Rom 12:1-3).

b. La madera. Esto habla de nuestros esfuerzos. Es trágicamente posible para un pastor experimentar el domingo en el culto fuego sin madera o madera sin fuego. Lo primero sucede cuando no ha estudiado y lo segundo cuando no ha orado.

c. Las piedras. Hablan de las cosas difíciles en nuestras vidas.

d. El polvo. Habla de las cosas inútiles en nuestras vidas.

e. El agua. Esto habla de las cosas imposibles en nuestras vidas (1Re 18:38).

13. Seguidamente Elías ejecutó a los profetas de Baal.

14. Finalmente, después de orar siete veces, hubo un gran aguacero (1Re 18:45). Dios a veces obra en forma indirecta, lo hace así para lograr ciertas cosas específicas. A través de esto:

a. Elías recibió una valiosa capacitación para su futuro ministerio.

b. Un rey irrespetuoso supo lo que es el temor de Jehová.

c. Una mujer pagana creyó en el nombre del Señor.

d. Un joven fue resucitado.

e. Un apóstata fue restaurado a la comunión espiritual.

f. La nación de Israel experimentó un avivamiento temporal.

g. Un gran número de enemigos de Dios fueron destruidos.

15. Jezabel, al enterarse de lo que había hecho Elías, juró matarlo antes de veinticuatro horas, y Elías escapó para salvar su vida (1Re 19:2). Este hecho nos muestra dos verdades espirituales importantes:

a. La infalibilidad de la Palabra de Dios.

Ningún autor humano hubiera incluido el triste relato que leemos aquí. Esta experiencia en la vida de un siervo de Dios tan audaz y valeroso habría sido ignorada o negada.

b. La falibilidad del hombre de Dios. Elías, al igual que David, fue un hombre que le falló a Dios en lo que supuestamente era su punto más fuerte. En el caso de David era la pureza y en la situación de Elías era el valor; pero ambos fallaron. Los dos necesitaron aprender la lección que Pablo enseña en 2Co 12:1-10.

16. Elías huyó hacia el este y después de un día de camino cayó agotado debajo de un enebro, y le pidió a Dios que le quitara la vida (1Re 19:4).

Esta oración fue hecha hace veintiocho siglos y Dios todavía no la ha contestado. Elías, a semejanza de Enoc, fue llevado en vida al cielo para que no muriera. Gén 5:24 con 2Re 2:11. Pero algún día el Señor va a permitir a su profeta que ponga su vida por Jesús. (Comparar Mal 4:5-6 con Apo 11:3-12. También Moisés Núm 11:15 y Jon 4:3 oraron de esta manera desesperada.

17. Después de un buen descanso, un ángel de Dios le tocó y le ofreció alimentos (1Re 19:5). Dios frecuentemente permite a sus ángeles participar en sus asuntos con el hombre. (Véase Hch 1:14; 1Pe 1:12).

Elías se encontraba completamente agotado después de haber caminado unas 150 millas (aproximadamente 240 km) desde Jezreel hasta Beerseba; necesitaba ahora descanso y alimento. Nuestras naturalezas física y espiritual están tan íntimamente entrelazadas que se afectan automáticamente la una a la otra. Parte de la terrible depresión que Elías sufría se debía al maltrato que había dado a su cuerpo.

El estómago puede afectar al alma. Sal 127:2.

18. Finalmente, Dios mismo le habló con un sonido suave y delicado cuando se encontraba en una cueva, quizá la misma cueva desde la que Moisés pudo ver la gloria de Dios unos cinco siglos antes. (1Re 19:9 con Éxo 33:21-23.) A pesar de su resistencia a hacer lo que Dios le indicaba, el Señor ordenó a Elías que llevara a cabo inmediatamente cuatro tareas:

a. Que volviera y empezara a predicar de nuevo. Además, no estaba solo como él pensaba, porque el Señor tenía todavía 7.000 en Israel que no se habían arrodillado ante Baal ni lo habían besado (1Re 19:15; 1Re 19:18).

b. Que ungiera a un hombre llamado Hazael como rey de Siria (1Re 19:15).

c. Que ungiera a un hombre llamado Jehú como rey de Israel (1Re 19:16).

d. Que empezara a entrenar a Eliseo para que le sucediera como profeta (1Re 19:16).

Notemos de pasada que la oración de Elías aquí (1Re 19:10) es la única oración de un creyente israelita que intercede en contra de su amado Israel. Pablo dice específicamente que este era el caso (Rom 11:1-4). Es innecesario decir que Dios nunca ha respondido, ni responderá, a esta clase de oración. Juan y Santiago manifestaron el mismo espíritu vengativo acerca de ciertos samaritanos incrédulos Luc 9:55.

19. Elías retornó y encontró a Eliseo arando. Se acercó a él y le echó su capa encima de sus hombros. Eliseo pidió permiso para hacer una fiesta de despedida para sus padres y criados y después siguió a Elías (1Re 19:19-21).

20. Elías confrontó al inicuo Acab en el viñedo de Nabot. Allí predijo el juicio divino de muerte para el rey y su esposa Jezabel por el asesinato a sangre fría del piadoso Nabot (1Re 21:17-24).

21. Tiempo después, Ocozías, el impío rey del norte (hijo mayor de Acab), sufrió una caída desde una ventana en el piso alto de su palacio en Samaria y quedó muy lastimado. Temiendo lo peor, envió mensajeros al templo pagano dedicado a Baal-zebub, dios de Ecrón, en tierra de los filisteos, para preguntar si se recuperaría 2Re 1:1-3. Este inicuo hijo de Acab aparentemente ignoraba la historia de Israel, porque si la hubiera conocido no habría confiado en un dios pagano que se mostró totalmente impotente para proteger a sus adoradores contra la ira del Arca de Dios 1Sa 5:10-12. Elías fue instruido por Dios para que saliera al encuentro de estos mensajeros y los hiciera volver a Ocozías con su profecía, de que debido a la idolatría del rey, él ciertamente moriría pronto 2Re 1:3-6.

Ocozías identificó correctamente la identidad de aquel varón osado, vestido con una capa peluda y ceñida con un cinturón de cuero, y ordenó a un capitán y cincuenta soldados que fueran a arrestarlo. Cuando los soldados se le acercaban, Elías pidió que descendiera fuego del cielo y fueron consumidos. El rey envió otros cincuenta y les sucedió lo mismo. El capitán del tercer grupo de cincuenta se arrodilló ante el profeta y le rogó que respetara sus vidas y les acompañara. Elías accedió y pronto estuvo frente al rey, a quien repitió palabras semejantes a las que una vez había dicho a su padre Acab. Ocozías murió poco después y fue sucedido en el trono por Joram, su hermano más joven 2Re 1:7-17. Apenas reinó dos años.

22. El extraordinario ministerio de Elías se acerca ahora a su fin y pronto sería llevado en un torbellino al cielo sin morir. Recorrió rápidamente por última vez los lugares donde solía ministrar, desde Gilgal a Bet-el y desde Jericó al Jordán. Aprovechó las tres primeras paradas para probar la determinación de Eliseo, sugiriéndole que quizá él quisiera dejar aquella clase de vida que llevaba un profeta y volver a la tranquilidad de su hacienda. Rehusó hacerlo en cada ocasión (2Re 2:2; 2Re 2:4; 2Re 2:6), afirmándolo con las convincentes palabras: «Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.» Eliseo, al igual que Rut, demostró que era digno de las bendiciones de Dios Rut 1:15-17. Elías habló tanto en Bet-el como en Jericó con los hijos de los profetas que vivían en estos lugares. Estos hombres probablemente habrían podido ligar su herencia profética a las escuelas de profetas de los días de Samuel 1Sa 19:20. Pero ahora no formaban un grupo muy entusiasta.

a. Estaban atemorizados 1Re 18:4.

b. Intentaron desanimar a Eliseo 2Re 2:3; 2Re 2:5.

c. Carecían de fe 2Re 2:16-18.

Cuando llegaron al río Jordán, Elías dobló su manto y golpeó el agua con él; las aguas se separaron y ellos pudieron cruzar en seco (2Re 2:8).

23. Elías entonces le preguntó a Eliseo qué quería que hiciera por él antes de que separados. Elíseo pidió que le otorgara una doble porción de su espíritu. Elías le respondió que aquello era difícil, pero que le sería concedido si estaba presente cuando él partiera (2Re 2:9-10).

24. Repentinamente un carro de fuego, tirado por caballos de fuego, apareció ante ellos y Elías fue arrebatado al cielo en un torbellino (2Re 2:11). Así se convirtió en la segunda persona que vio la gloria sin pasar por el sepulcro. (Véase Gén 5:24 para la otra persona.)

B. Eliseo.

1. Separación de las aguas del Jordán 2Re 2:14.

Cuando Elías desapareció de su vista, Eliseo recogió el manto de su maestro y volvió a la orilla del Jordán para comprobar si su petición de poder le había sido concedida. Golpeó las aguas con el manto de Elías y gritó: «¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías?» Las aguas del río se apartaron inmediatamente. Esta fue la tercera vez que semejante milagro ocurrió en la historia de Israel. Jos 3:17; 2Re 2:8; 2Re 2:14. En nuestro mundo de hoy, el grito es: «¿Dónde están los Elías del Señor Dios?»

Todo esto fue observado por los estudiantes del I.B.J. (Instituto Bíblico de Jericó), pero estos profetas pesimistas encontraron difícil creer que Elías realmente había sido llevado al cielo. Por consiguiente, sugirieron que algunos de sus hombres más fuertes se organizaran en un equipo de rescate. «… quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis» 2Re 2:16. Como le insistieron repetidas veces, Eliseo estuvo de acuerdo en ir a buscarle; pero después que cincuenta hombres le buscaron durante tres días se dieron por vencidos 2Re 2:17-18.

Elíseo usó su poder sobrenatural en toda su amplitud. Ningún otro en el Antiguo o Nuevo Testamento (aparte de Cristo), con la posible excepción de Moisés, se le puede comparar en sus milagros.

2. La purificación de las aguas de Jericó (2Re 2:19-22).

En Jericó Eliseo purificó las aguas de un pozo de la ciudad que estaban contaminadas y que las gentes creían que producía abortos. El las sanó echando un tazón de sal en las dañinas aguas (2Re 2:19-22). Siglos antes Moisés había realizado un milagro similar en Mara Éxo 15:23-25.

3. Juicio sobre algunos maleantes en Bet-el (2Re 2:23-24).

En su camino a Bet-el le salió al encuentro una banda de jóvenes maleantes de aquella ciudad que se burlaban de su calvicie y del reciente arrebatamiento al cielo de Elías. Eliseo hizo que aparecieran dos osos que despedazaron a cuarenta y dos de aquellos muchachos como castigo divino 2Re 2:23-25. La palabra hebrea yeled que se ha traducido a veces como «niños pequeños», debe sin duda traducirse como muchachos o jóvenes. La misma palabra la encontramos en 1Sa 16:11, refiriéndose a David, y para ese entonces David ya tenía bien establecida su reputación de «guerrero valiente» 1Sa 16:18, habiendo matado a un león y a un oso (1Sa 17:34-37). Notemos las palabras de mofa que usaban: «¡Calvo, sube! ¡Calvo, sube!», un esfuerzo obvio por ridiculizar el arrebatamiento de Elías. Véase Lev 26:21-22.

4. Hizo que se llenaran de agua unos estanques vacíos 2Re 3:16-27.

Este milagro tuvo lugar en los días de Josafat rey de Judá. Josafat había sido otra vez arrastrado por la dinastía de Acab a una alianza profana. Esta vez (la cuarta y la última), el rey Joram, el hijo más joven de Acab, le persuadió a ser parte de una alianza para derrotar a Moab, que se había rebelado contra Israel, rehusando pagar tributo después de la muerte de Acab (2Re 3:1-8).

Los dos ejércitos aliados se encontraron en el desierto de Edom y pronto se enfrentaron con el problema del agua. En su desesperación los dos reyes se propusieron consultar con Eliseo cuando descubrieron que se encontraba secretamente entre ellos. Eliseo no hizo caso de los ruegos del malvado Joram, pero accedió a ayudar por amor de Josafat. Siguiendo sus instrucciones cavaron grandes estanques y al día siguiente Dios los llenó de agua (2Re 3:9-20).

Los moabitas se habían ya dado cuenta del inminente ataque y juntaron todas sus tropas tomando posiciones en la frontera. En el día de la batalla, los moabitas fueron confundidos por los rayos del sol que brillaban sobre el agua de los estanques, creyendo que era sangre; se lanzaron inmediatamente al ataque convencidos de que sus enemigos se habían enzarzado en un combate sangriento entre ellos (2Re 3:21-23).

Esta acción precipitada les hizo caer en una trampa que les llevó a una completa derrota. El rey de Moab se refugió en una ciudad y cuando vio la situación desesperada en que se encontraba trató de romper el cerco dirigiendo a 700 hombres que manejaban espada.

Cuando esto le falló, tomó a su hijo mayor y, ante el horror de los soldados aliados que lo observaban, le sacrificó a su dios como ofrenda quemada (2Re 3:22-27).

5. Llenó de aceite vasijas vacías (2Re 4:1-7).

En Samaria rescató a la viuda de un profeta temeroso de Dios que estaba azotada por la pobreza de manos de su acreedor, que la amenazaba con llevarse como esclavos a sus dos hijos por falta de pago. Eliseo ordenó a la mujer que pidiera prestadas a sus vecinas todas las vasijas que pudiera encontrar y que luego vaciara su jarro de aceite en las vasijas. Así lo hizo y todas las vasijas quedaron llenadas de forma sobrenatural, resolviéndose así su problema de deudas (2Re 4:1-7). A Dios le encanta usar las cosas pequeñas:

a. Usó la vara de Moisés Éxo 4:2.

b. Usó la vara de Aarón Núm 17:8.

c. Usó la honda de David 1Sa 17:49.

d. Usó la trompeta de Gedeón Jue 7:18.

e. Usó el puñado de harina de la viuda 1Re 17:12.

f. Usó la comida de un jovencito Jua 6:9-11.

6. Resucitó en Sunem a un niño muerto (2Re 4:18-21; 2Re 4:32-37).

Una mujer prominente de la ciudad y su esposo le habían dado un lugar para descansar.

Para recompensarla por su amabilidad, Eliseo le prometió que tendría un hijo. El hijo nació pero años después enfermó y murió. La madre en su desesperación buscó a Eliseo y le rogó que hiciera algo por su hijo. Él entonces envió a Giezi, su poco piadoso siervo, para que pusiera el báculo del profeta sobre el rostro del niño, pero fue en vano. Entonces llegó Eliseo, se tumbó sobre el niño en la cama, lo estrechó sobre su cuerpo; el niño entró en calor, estornudó siete veces y abrió sus ojos 2Re 4:8-37. Más tarde Eliseo advirtió a esta mujer de que habría de parte de Dios un período de siete años de hambre y la aconsejó que se fuera con su familia a otro lugar. Al volver fue al rey Joram del norte para reclamarle su tierra. Sucedió que Giezi estaba allí contándole al rey cómo una vez Elíseo había resucitado a un niño, y en ese preciso momento la mujer entró. El rey quedó tan impresionado que ordenó se le restablecieran a la mujer sus propiedades 2Re 8:1-6.

7. Purificación de la olla de comida en Gilgal (2Re 4:38-41).

El Gilgal, un estudiante de los hijos de los profetas echó por ignorancia en la olla de comida que estaba preparando Giezi, calabazas envenenadas. Nada más descubrirlo Eliseo lo purificó echando harina en la olla 2Re 4:38-41.

8. Alimentó a 100 hombres de manera sobrenatural haciendo que veinte piezas de pan y un saco de trigo se multiplicaran y sobrara (2Re 4:42-44).

Estando cerca de Baal-salisa alimentó de forma sobrenatural a 100 hombres usando un saco de trigo y veinte piezas de pan de cebada. Una vez más Giezi, el sirviente del profeta mostró su naturaleza carnal dudando de que se pudiera hacer. Actuó él aquí como lo hicieron años después Felipe y Andrés antes del milagro de la alimentación de los 5.000 que Cristo realizó según Jua 6:5-13 (2Re 4:42-44).

9. La curación de Naamán (2Re 5:1-19).

El rey de Siria tenía en este tiempo un general de su ejército que se llamaba Naamán. Este general era un hombre honorable, valiente y exitoso, pero era también leproso 2Re 5:1.

Una joven criada hebrea que servía en casa de Naamán le habló a su amo acerca del milagroso poder del profeta Eliseo en Israel. Actuando en base del testimonio de esta joven esclava, el rey de Siria envió a Naamán al rey Joram de Israel, llevándole un regalo de treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro, y diez mudas de ropa, además de una carta personal de recomendación, solicitando la sanidad de su súbdito (2Re 5:2-6).

Joram se llenó a la vez de ira y de temor ante semejante petición y llegó a la conclusión de que esta demanda de Siria era una excusa para invadirles de nuevo. Eliseo, por otra parte, se enteró pronto del propósito de la visita de Naamán e invitó al leproso general a que le visitara (2Re 5:7-8). Naamán llegó a la casa del profeta y esperó a la puerta, allí fue instruido por un criado para que fuera hasta el Jordán y se lavara siete veces en el río, a fin de curarse de la lepra. El soldado sirio se enfureció ante un «trato tan impersonal», pero fue finalmente convencido por sus siervos para que obedeciera quedando inmediatamente sanado al hacerlo (2Re 5:9-14).

Naamán volvió a la casa de Eliseo y esta vez el profeta le saludó, pero rehusó aceptar su regalo. Giezi, el criado de Eliseo, codició el regalo y poco después fue tras Naamán para decirle que su amo había cambiado de opinión acerca del obsequio. Naamán le dio seis mil monedas de plata y dos mudas de ropa nuevas. Elíseo lo descubrió y Giezi fue castigado a padecer la misma clase de lepra de la que Naamán había sido curado (2Re 5:15-27).

10. Predijo el juicio de lepra sobre Giezi 2Re 5:15-27.

11. La recuperación de un hacha perdida (2Re 6:1-7).

Eliseo hizo que un hacha que había caído accidentalmente al río Jordán flotara en el agua 2Re 6:1-7.

12. Reveló el plan secreto de guerra de Siria (2Re 6:8-12).

El profeta Eliseo, que se negó una vez a ayudar a Joram del reino del norte, le ayuda ahora avisándole de varios planes sirios de tenderle emboscadas 2Re 6:8-10.

El rey de Siria llegó a pensar que tenía un traidor en sus propias filas que informaba al rey de Israel de todos sus proyectos, pero uno de sus oficiales le informó que era Elíseo el que conocía y revelaba sobrenaturalmente todos los planes (2Re 6:11-12). En consecuencia, envió soldados de caballería e infantería a Dotán para prenderlo. Al despertarse al día siguiente, Eliseo se encontró cercado en la ciudad por el ejército sirio (2Re 6:13-15).

13. Oró para que su siervo pudiera ver a un invisible ejército celestial y para que fueran cegados los soldados sirios (2Re 6:15-23).

El criado de Eliseo estaba aterrado, pero el profeta pronto le reafirmó:

«Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Elíseo» (2Re 6:16-18).

Entonces Eliseo guió a estos soldados sirios ciegos a Samaria, donde sus ojos fueron abiertos. El rey Joram (del reino del norte) estaba determinado a matar a estos incapacitados soldados enemigos, pero el profeta se lo impidió (2Re 6:19-23). Este pequeño relato refuta por sí mismo la denuncia diabólica de liberales e incrédulos de que el Antiguo Testamento es solamente un relato sangriento de matanzas bajo la ley de «ojo por ojo y diente por diente». Aquí todo un ejército sirio fue derrotado mediante la compasión. Véase Rom 12:20-21; Pro 25:21-22; Mat 5:43-45.

14. Cegó a todo un ejército sirio (2Re 6:18-23.

15. Predijo que Samaria no perecería de hambre 2Re 7:1

Algunos años después (quizá después de la muerte de Naamán, los sirios invadieron otra vez el reino del norte y sitiaron a Samaria, la capital, causando que en la ciudad se pasara mucha hambre. Debió ser algo horrible e indescriptible, al punto de que una cabeza de asno llegó a costar ochenta monedas de plata, y un cuarto de litro de estiércol de paloma cinco monedas de plata. Llegó a ser tan desesperada la situación que practicaron incluso el canibalismo (2Re 6:29).

Moisés había profetizado cinco siglos antes que estas llegarían a ser las consecuencias si desobedecían al Señor Lev 26:27-29. El reino de Judá en el sur sufrió situaciones parecidas de desesperación durante la destrucción de Jerusalén. (Comparar Deu 28:53 con Lam 4:10; véase 2Re 6:25-29. El rey Joram de Israel recordó con resentimiento cómo Eliseo le había impedido años atrás destruir al ejército sirio cuando estaba ciego a su merced, y juró ejecutar al profeta, culpándole por la terrible situación que ahora sufrían (2Re 6:31). El imperturbable profeta ignoró las amenazas del rey y predijo que el alimento sería tan abundante que al día siguiente se podrían comprar en el mercado de Samaria siete litros de harina o quince litros de cebada por una moneda de plata. También predijo que el ayudante personal del rey, un hombre muy arrogante, vería el alimento pero no viviría para comerlo (2Re 7:1-2).

Fuera de las puertas de la ciudad se hallaban sentados cuatro leprosos hambrientos que decidieron en su desesperación rendirse al rey de Siria, y a ese fin se encaminaron hacia el campamento enemigo (2Re 7:3-4). Pero el Señor hizo que sus propios pasos resonaran como ruido de carros de combate, caballería y gran ejército. Los sirios pensaron que el rey de Israel había contratado a los hititas y a los egipcios para atacarlos (2Re 7:5-7).

Dios ya había empleado este método antes (2Sa 5:23-24; Jue 7:16-21; 2Cr 20:20-25).

Después de saquear el campamento, fueron y llevaron las buenas nuevas a Samaría. No tardando mucho, miles de personas, frenéticas y felices, salían corriendo por la puerta camino del campamento sirio. El rey ordenó a su ayudante personal que controlara la situación en la puerta, pero la gente ansiosa por salir le atropelló y murió, tal como Eliseo había profetizado. Aquel mismo día se compraban a la puerta de Samaria siete litros de harina o quince litros de cebada por una moneda de plata (2Re 7:8-20).

16. Predijo la muerte de Ben-adad rey de Siria, y el subsiguiente reinado de Hazael (2Re 8:7-15). Eliseo marchó a Damasco a visitar al rey Ben-adad de Siria que estaba enfermo. Hazael salió a su encuentro para saludarle y entregarle un presente de parte de Ben-adad de los mejores productos de la tierra que llevaba cargado en cuarenta camellos. Hazael llevaba el encargo de preguntarle si el rey sirio se recuperaría de su enfermedad. Eliseo le dio la extraña respuesta de que sí se sanaría, pero que todos modos moriría 2Re 8:7-10.

Eliseo también predijo que Hazael sería el siguiente rey de Siria y que durante su reinado se derramaría mucha sangre israelita. Hazael lo negó, pero al día siguiente asfixió con una manta a su señor 2Re 8:11-15. Hazael tiempo después oprimiría a Israel sin compasión 2Re 13:22. Eliseo instruyó a uno de los hijos de los profetas para que fuera a buscar a Ramot de Galaad a un soldado llamado Jehú y le ungiera como rey de Israel. Así lo hizo y Dios le encomendó que ejecutara a todos los miembros de la dinastía de Acab, incluida Jezabel, cuyo cadáver lo devorarían los perros después 2Re 9:1-10. Nota: Dios había ordenado a Elías que ungiera tanto a Hazael como a Jehú, pero por alguna razón que ignoramos no lo hizo. Véase 1Re 19:15-16.

17. Predijo las tres victorias de Israel sobre Siria 2Re 13:14-19. Eliseo fue visitado en su lecho de muerte por Joás, el impío rey del norte, quien a pesar de todas sus iniquidades tenía aparentemente cierto afecto por el profeta. Al visitarle lloró ante su muerte inminente. Siguiendo las extrañas indicaciones de Eliseo, Joás arrojó una flecha a través de la ventana del cuarto, lo cual simbolizaba la victoria de Israel sobre los sirios. Después le pidió que golpeara el suelo con unas flechas, lo que hizo tímidamente tres veces, enojándose Eliseo por ello, pues si hubiera golpeado el suelo cinco o seis veces se habría asegurado otras tantas victorias sobre Siria 2Re 13:14-19.

Durante los años que siguieron Joás recuperó las ciudades que su padre había perdido anteriormente a manos de los sirios, y los derrotó en tres ocasiones, tal como Eliseo había predicho (2Re 13:22-25).

18. Resucitó a un hombre años después de haber muerto (2Re 13:20-21). Eliseo murió y fue enterrado. Varios años después, cuando estaban sepultando un cadáver cerca de la tumba del profeta, dicho cadáver tocó accidentalmente los huesos de Eliseo y revivió, poniéndose en pie (2Re 13:20-21).

Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO

INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO

(1Re 12:1-331Re 22:1-53; 2Re 1:1-182Re 17:1-41; 2Re 18:1-372Re 25:1-30; 2Cr 10:1-192Cr 36:1-23; Abdías; Joel; Jonás; Amos; Oseas; Miqueas; Isaías; Nahum; Sofonías; Habacuc; Jeremías; Lamentaciones)

1. Esta etapa cubre un período de unos 325 años, desde el 930 a.C. hasta el 605 a.C. Los sucesos más importantes tienen lugar en Jerusalén y en Samaria.

2. La etapa comienza con la tragedia de una guerra civil que divide a la nación en dos reinos antagónicos. Termina con la caída de ambos reinos en poder de dos naciones gentiles enemigas (1Re 12:1-33; 2Re 17:1-41; 2Re 25:1-30).

3. En este período se destacan los siguientes hechos:

a. Un rey (Josías) descubre la Palabra de Dios en el templo y otro rey (Joacim) intenta destruirla quemándola (2Re 22:1-20; Jer 36:1-32).

b. Son escritos al menos doce libros del Antiguo Testamento por once autores humanos. Son: Abdías, Joel, Jonás, Amós, Oseas, Miqueas, Isaías, Nahum, Sofonías, Habacuc y Jeremías (que escribió también Lamentaciones).

c. Tiene lugar el segundo de uno de los cuatro grandes períodos de milagros en la Biblia.

(1) El primero fue durante el tiempo de Moisés y Josué.

(2) El segundo aconteció durante el ministerio de Elías y Eliseo.

(3) El tercero fue durante los días de Daniel y Ezequiel.

(4) El cuatro tuvo lugar en los días de Cristo y los apóstoles.

d. Las tres personas que fueron resucitadas de entre los muertos durante el Antiguo Testamento:

(1) 1Re 17:1-24,

(2) 2Re 4:1-44, y

(3) 2Re 13:1-25.

e. Se habla de Naamán, el único hombre leproso del Antiguo Testamento que fue sanado de la enfermedad (2Re 5:1-27).

f. La salvación de Samaria (la capital del norte) por cuatro leprosos, y la salvación de Jerusalén (la capital del sur) por el Ángel de Jehová (2Re 7:1-20; 2Re 19:1-37).

g. El comienzo de la raza de los samaritanos (2Re 17:1-41).

h. Suceden la segunda y la tercera de tres veces que Dios separa las aguas del río Jordán (2Re 2:1-25). (Para la primera vez, véase Jos 3:1-17.)

i. El relato de cómo un coro que cantando derrotó al enemigo en el campo de batalla.

«Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros» (2Cr 20:20-22).

j. La señal de agua consumida por el fuego (1Re 18:1-46). «Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja» (1Re 18:38).

k. La escena de un hacha flotando en el agua (2Re 6:1-33).

l. La visión del segundo de dos hombres que partieron al cielo sin previamente morir (2Re 2:1-25). «Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino» (2Re 2:11).

m. La única vez en el Antiguo Testamento que le es permitido a los hombres ver el ejército de ángeles de Dios (2Re 6:1-33).

«Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo; ¡Ha, señor mío! ¿Qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos, para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Elíseo» (2Re 6:15-17).

n. Leemos acerca de siete oraciones en un monte, siete inmersiones en un río, y de siete estornudos en una cama (1Re 18:1-46; 2Re 5:1-27; 2Re 4:1-44).

Elías hizo las siete oraciones en el monte Carmelo.

Naamán se sumergió siete veces en el Jordán.

Un niño resucitado estornudó siete veces en Sunem.

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO

Esta etapa nos ofrece el período más entretejido, dinámico y detallado de toda la Biblia. La vamos a considerar bajo tres divisiones principales.

I. Una introducción a la etapa del reino dividido.

II. Los reyes que reinaron en esta etapa. En su presentación emplearemos un método doble:

A. La visión de conjunto. El reinado de cada rey será brevemente bosquejado.

B. El método de mirar con la lupa. El reinado de cada uno de los reyes importantes será examinado más en detalle.

III. Los libros del Antiguo Testamento que fueron escritos durante esta etapa.

I. Una introducción a la etapa del reino dividido. Después de la muerte de Salomón, una trágica guerra civil dividió a Israel en dos reinos rivales, el reino del norte y el del sur.

A. El reino del norte:

1. Empezó en el 931 a.C. y permaneció 210 años.

2. El primer rey fue Jeroboam.

3. El último rey fue Oseas.

4. El total de reyes fue diecinueve y ninguno de ellos agradó al Señor.

5. Estuvo compuesto de diez tribus.

6. La capital del reino fue Samaria.

7. Fue capturado por los asirios en el 721 a.C.

8. Nunca volvieron de la cautividad

B. El reino del sur:

1. Empezó en el 931 a.C. y duró 325 años.

2. El primer rey fue Roboam.

3. El último rey fue Sedequías.

4. El total de reyes fue veinte: diecinueve reyes y una reina. Ocho de ellos fueron hombres piadosos que agradaron al Señor.

5. Estaba compuesto de dos tribus: Judá y Benjamín.

6. Su capital continuó siendo Jerusalén.

7. Fue capturado por los babilonios en el 606 a.C.

8. Volvieron de la cautividad tres grupos separados.

Nota: La etapa del reino dividido puede a su vez ser dividida en dos períodos:

a. El reino dividido (refiriéndonos tanto al reino del norte como el del sur) (931-721 a.C.).

b. El reino del sur solo (721605 a.C.).

II. Los reyes de esta etapa del reino dividido.

La visión de conjunto

Reyes del norte:

A. Jeroboam (1Re 11:26-43; 1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-20; 2Cr 9:29-31; 2Cr 10:1-19; 2Cr 11:1-23; 2Cr 12:1-16; 2Cr 13:1-22).

1. Fue miembro del consejo de ministros de Salomón, pero tuvo que huir a Egipto por un tiempo para librarse de la ira del rey (1Re 11:28; 1Re 11:40).

2. Dirigió la rebelión de las diez tribus en Siquem.

3. Su religión falsa llevó a Israel a pecar.

4. El altar que levantó fue destruido, su brazo quedó paralizado, y su hijo murió, todo a consecuencia de su pecado.

5. Fue derrotado en la guerra que tuvo con Abiam el segundo rey del reino del sur.

6. Fue atacado por una plaga de parte de Dios y murió.

7. Reinó durante veintidós años (931-909 a.C.).

B. Nadab (1Re 15:25-28).

1. Era el hijo de Jeroboam.

2. Fue asesinado por un rebelde llamado Baasa.

3. Nadab fue el primero de seis reyes del norte que murieron asesinados mientras reinaban.

4. Reinó durante dos años. (910908 a.C.).

C. Baasa (1Re 15:271Re 16:7; 2Cr 16:1-6).

1. Cumplió sin saberlo la profecía que el profeta Ahías había dado a la esposa de Jeroboam en cuanto a la muerte de Nadab y toda su familia. (Cp. 1Re 14:14 con 1Re 15:29.)

2. Le declaró la guerra a Asa (tercer rey de Judá) y empezó a fortificar la ciudad de Ramá para controlar la carretera que llevaba a Judá, en la esperanza de cortar la comunicación y el comercio con Jerusalén (2Cr 16:1).

3. Fue rechazado por Dios a causa de su pecado. El profeta Jehú predijo que los descendientes de Baasa sufrirían el mismo juicio que Dios había traído sobre Jeroboam.

4. Baasa reinó durante veinticuatro años (909885 a.C.).

Nota: Ya hemos podido observar que a veces los reinados coincidían. Es decir, que en ocasiones el padre y el hijo pudieron estar reinando al mismo tiempo. Esto explica la diferencia en el total de años en los reyes del norte tal como los da la Biblia, que es 252 años, cuando en realidad el verdadero número es alrededor de 208 años (empezando con Jeroboam en el 931 a.C. y terminando con Oseas en el 721 a.C.).

D. Ela (1Re 16:6-14).

1. Era hijo de Baasa.

2. Fue asesinado por Zimri, el capitán de la guardia real.

3. Estaba embriagado cuando le mataron.

4. Reinó durante dos años (885883 a.C.).

E. Zimri (1Re 16:9-20).

1. Cumplió la profecía de Jehú matando a todos los miembros de la familia de Baasa. (Comparar 1Re 16:7 con 1Re 16:12.)

2. Zimri fue poco después cercado en el palacio por Omri, el nuevo jefe del ejército, y murió suicidándose.

3. Reinó solamente siete días (885 a.C.).

F. Omri (1Re 16:15-28).

1. Trasladó la capital del norte de Tirsa a Samaria.

2. Arregló el matrimonio político de su hijo Acab con Jezabel, la hija de Et-baal, rey de los sidonios.

3. Reinó durante doce años (885873 a.C.).

G. Acab (1Re 16:28-34; 1Re 17:1-24; 1Re 18:1-46; 1Re 19:1-21; 1Re 20:1-43; 1Re 21:1-29; 1Re 22:1-40; 2Cr 18:1-34).

1. Se casó con Jezabel.

2. Se le concedió derrotar a los sirios en dos ocasiones.

3. Fue amonestado frecuentemente por Elías:

a. Por estimular el culto a Baal.

b. Por su participación en el asesinato de Nabot.

c. Por perdonarle la vida al impío rey sirio.

4. Metió al piadoso rey Josafat (cuarto rey de Judá) en un doble compromiso:

a. Una alianza matrimonial, por la cual dio a su hija Atalía, una mujer impía, como esposa a Joram, hijo de Josafat.

b. Una alianza militar, mediante la que logró que Josafat se uniera con él en guerra contra Siria.

5. La muerte de su malvada esposa fue predicha por Elías.

6. Su propia muerte fue predicha tanto por Elías como por el profeta Micaías.

7. Fue herido y murió en guerra contra los sirios.

8. Reinó durante veintidós años (874852 a.C.).

H. Ocozías (1Re 22:402Re 1:18; 2Cr 20:35-37).

1. Era el hijo mayor de Acab y Jezabel.

2. Convenció a Josafat de que se asociara con él para la construcción de una flota mercante en Ezión-geber (2Cr 20:35-37).

3. Sufrió una grave caída, que resultó fatal, estando en su palacio en Samaria.

4. Buscó la sanidad consultando al dios pagano Baal-zebub, pero recibió inmediata condenación de parte de Elías, a quien procuró arrestar sin conseguirlo.

5. Reinó durante dos años (853851 a.C.).

I. Joram (2Re 3:1-27; 2Re 4:1-44; 2Re 5:1-27; 2Re 6:1-33; 2Re 7:1-20; 2Re 8:1-29; 2Re 9:1-25; 2Cr 22:5-7).

1. Era el hijo más joven de Acab y hermanos de Ocozías.

2. Al igual que su padre y hermano, persuadió a Josafat para que se aliara con él, esta vez para pelear contra los moabitas. El profeta Elíseo obró un milagro en esta ocasión, por amor de Josafat, que resultó en la victoria de los aliados sobre Moab.

3. Elíseo más tarde ayudó al rey Joram previniéndole de algunas emboscadas que los sirios planeaban contra él.

4. Después Eliseo le impidió que matase a unos soldados enemigos sirios que Dios había cegado.

5. Joram todavía reinaba cuando Dios usó a cuatro leprosos para librar a la ciudad de Samaría de morir de hambre.

6. Él era también el rey con quien se entrevistó el general sirio Naamán que estaba leproso.

7. Fue después asesinado por Jehú en Jezreel.

8. Reinó durante doce años (852840 a.C.).

J. Jehú (2Re 9:1-37; 2Re 10:1-36; 2Cr 22:7-12).

1. Fue ungido por Eliseo y se le encomendó que ejecutara a todos los miembros de la dinastía de Acab, incluyendo a Joram y Jezabel.

2. Montado en su carro se dirigió al valle de Jezreel, donde mató tanto a Joram como a Ocozías, el sexto rey de Judá (que no hay que confundir con el Ocozías que fue hermano mayor de Joram).

3. Después marchó a la ciudad de Jezreel y mató a Jezabel.

4. A continuación, demandó que le entregaran las cabezas de setenta familiares de Acab que vivían en la ciudad de Samaría.

5. Continuó con la purga matando incluso a los descendientes y amigos de Acab.

6. Finalmente, reunió, mediante engaño, a todos los sacerdotes de Baal en una gran asamblea en Jezreel y mandó matarlos a todos.

7. Reinó durante veintiocho años (841813 a.C.).

K. Joacaz (2Re 13:1-9).

1. Era el hijo de Jehú.

2. Estuvo sometido durante todo su reinado a Hazael, rey de Siria. Su ejército quedó reducido a cincuenta soldados de caballería, diez carros de guerra, y diez mil soldados de infantería.

3. Mostró en una ocasión remordimiento, por poco tiempo (como una vez lo había hecho Acab, véase 1Re 21:27-29), pero aparentemente no fue un verdadero arrepentimiento.

4. Reinó durante diecisiete años (814797 a.C.).

L. Joás (2Re 13:10-25; 2Re 14:1-16; 2Cr 25:17-24).

1. Era el hijo de Joacaz.

2. Visitó a Eliseo en su lecho de muerte.

3. Derrotó a Amasias en el campo de batalla (octavo rey de Judá).

4. Relató la segunda de las fábulas del Antiguo Testamento para ridiculizar las pretensiones de Amasias.

5. Tomó cautivo a Amasias y lo llevó a Jerusalén, marchándose después de la ciudad con rehenes y mucha riqueza.

6. Reinó durante dieciséis años (798782 a.C.).

M. Jeroboam II (2Re 14:23-29).

1. Era hijo de Joás.

2. Reinó más que ningún otro rey del norte.

3. Fue también el más poderoso de los reyes del norte.

4. Recuperó los territorios que Israel había perdido alrededor del mar Muerto. Dios le permitió prosperar y ensanchar su reino a pesar de sus malos caminos, porque Dios tuvo misericordia de la pobre condición de Israel en este tiempo (2Re 14:25-26).

5. El profeta Jonás vivió y ministró durante esta época.

6. Jeroboam II reinó durante cuarenta y un años (793753 a.C.).

N. Zacarías (2Re 14:29; 2Re 15:1-12).

1. Era el hijo de Jeroboam II.

2. Fue asesinado por un rebelde llamado Salum.

3. Zacarías era tataranieto de Jehú y cuarto rey de esta familia. Con su muerte terminó esta dinastía, cumpliéndose así la profecía de Dios acerca de Jehú. (Véase 2Re 10:30; 2Re 14:29; 2Re 15:8-12.)

4. Reinó durante seis meses (753 a.C.).

Ñ. Salum (2Re 15:10-15).

1. Fue asesinado por un soldado muy cruel llamado Manahem.

2. Reinó solamente un mes (752 a.C.).

O. Manahem (2Re 15:14-22).

1. Fue uno de los reyes más brutales que se sentaron en el trono del reino del norte.

2. Pagó con la muerte toda oposición de parte de sus súbditos, abriendo incluso el vientre a las mujeres encinta.

3. Compró la protección del rey asirio Pul (Tiglat-pileser), que en este tiempo había invadido Israel, con mil talentos de plata (equivalente a unos treinta y tres mil kilos).

4. Reinó durante diez años (752742 a.C.)

P. Pekaía (2Re 15:22-26).

1. Fue el hijo de Manahem

2. Fue asesinado por Peka, el jefe de su ejército.

3. Reinó durante dos años (742741 a.C.).

Q. Peka (2Re 15:27-31; 2Cr 28:5-8).

1. Se unió con Siria para atacar al rey Acaz, de Judá, pero no tuvieron éxito. La razón de esta guerra fue castigar al reino del sur por no haberse sumado a Siria e Israel en un esfuerzo unido para frenar la creciente amenaza de Asiria.

2. Durante su reinado, el rey asirio Tiglat-pileser invadió Israel y se apoderó de varias ciudades en la parte norte y este del país.

3. Peka fue asesinado por Oseas.

4. Reinó durante veinte años (740732 a.C.).

Nota: En este cómputo sólo aparecen ocho años (740732). Se piensa que los primeros doce años (752740) pudieron estar compartídos en una corregencia con Manahem y Pekaía.

R. Oseas (2Re 15:20-38; 2Re 16:1-20; 2Re 17:1-6).

1. Él fue el último rey del reino del norte.

2. Después de convertirse en vasallo de Salmanasar, rey de Asiria, Oseas se unió con Egipto en una rebelión contra Asiria.

3. Por esta causa fue hecho prisionero y el pueblo deportado a Asiría (2Re 17:4-6). Con Oseas terminó el reino del norte. Diez reyes murieron de muerte natural, siete fueron asesinados, uno se suicidó, otro murió en una batalla, otro por juicio de Dios, y otro falleció por una caída. Ninguno de estos reyes se volvió a Dios. Las diez tribus que fueron deportadas nunca regresaron a Palestina. En realidad, pronto perdieron su identidad tribal, aunque no su linaje. La futura restauración de las diez tribus perdidas de Israel se consumará al tiempo de la Segunda Venida de Cristo. (Véase Mat 24:27-31.) El Dios justo tuvo que castigar a Israel por sus pecados. (Véase 2Re 17:7-18.)

a. El rey de Asiria trasladó gente de pueblos extranjeros a la tierra despoblada del reino del norte (2Re 17:24).

b. Poco después de llegar estos nuevos pobladores, Dios envió leones que los aterrorizaban y mataban. En su desesperación, los nuevos colonos enviaron un mensajero al rey de Asiría solicitando la ayuda de un profeta de Jehová, para que parase aquella plaga de leones (2Re 17:25-26). Esto había sido profetizado por Moisés siglos antes. (Véase Éxo 23:29; Lev 26:21-22.)

c. Fue enviado un sacerdote que empezó a ministrarles desde Bet-el. Los leones desaparecieron, y a la vez fue apareciendo una cierta forma de adoración de Jehová, pero sólo en forma, porque aquellas gentes siguieron adorando a sus antiguos ídolos (2Re 17:27-34). Este es el comienzo de la raza y religión samaritanas que todavía existían en los tiempos de Jesús. (Véase Jua 4:1-54.)

4. Oseas reinó durante nueve años (732-723 a.C.).

Reyes del sur:

A. Roboam (1Re 11:42-43; 1Re 12:1-33; 1Re 13:1-34; 1Re 14:1-31; 2Cr 9:31; 2Cr 10:1-19; 2Cr 11:1-23; 2Cr 12:1-16).

1. Era hijo de Salomón.

2. Su necedad provocó la guerra civil de Israel.

3. Tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas, que le dieron veintiocho hijos y sesenta hijas.

4. Su esposa favorita fue Maaca, la impía hija de Absalón.

5. Su reino fue invadido por Sisac rey de Egipto.

6. Reinó durante diecisiete años (931914 a.C.).

B. Abiam (1Re 14:31; 1Re 15:1-8; 2Cr 13:1-22)

1. Derrotó a Jeroboam, rey del norte, en el campo de batalla, mediante una intervención sobrenatural de Dios.

2. A pesar de la ayuda que recibió de Dios en esta ocasión, más tarde degeneró en un rey impío.

3. Reinó durante tres años (914911 a.C.).

C. Asa (1Re 15:8-14; 2Cr 14:1-15; 2Cr 15:1-19; 2Cr 16:1-14).

1. Fue el primer rey justo y piadoso de Judá.

2. Dirigió a Judá en un avivamiento y fue un gran constructor.

3. Dios respondió a su oración y le libró de una invasión masiva etíope.

4. Llegó a desposeer a su abuela Maaca de sus privilegios a causa de su idolatría.

5. Tiempo después fue reprendido por un profeta y respondió arrojándolo en la cárcel.

6. Murió de una enfermedad de los pies, rehusando buscar su curación en Dios.

7. Reinó durante cuarenta y un año (911870 a. C.).

D. Josafat (1Re 22:41-50; 2Cr 17:1-19; 2Cr 18:1-34; 2Cr 19:1-11; 2Cr 20:1-37).

1. Fue el segundo de los reyes justos de Judá.

2. Inició un programa nacional de educación bíblica.

3. Comprometió su testimonio al asociarse con Acab y sus dos hijos, Ocozías y Joram.

4. Reinó durante veinticinco años (873848 a.C.).

E. Joram (2Re 8:26-29; 2Cr 21:1-20).

1. Se casó con Atalía la hija de Acab y Jezabel.

2. Empezó su reinado matando a sus seis hermanos.

3. Recibió un mensaje póstumo del profeta Elías prediciendo el juicio de Dios sobre él a causa de su malvada conducta.

4. Fue atacado y derrotado por los filisteos y los árabes.

5. Murió de una horrible enfermedad y nadie lo lamentó en su funeral.

6. Reinó durante ocho años (853845 a.C.).

F. Ocozías (2Re 8:24-29; 2Re 9:1-29; 2Cr 22:1-9).

1. Lo mató Jehú (el décimo rey del norte).

2. Reinó durante un año (841 a.C.).

G. Atalía (2Re 11:1-20; 2Cr 22:1-12; 2Cr 23:1-21).

1. Era la madre del fallecido Ocozías.

2. A la muerte del rey, ella mató a todos sus hijos, excepto a uno que fue librado de ella y escondido.

3. Ella misma fue más tarde ejecutada.

4. Reinó durante seis años (841835 a.C.)

H. Joás (2Re 11:1-21; 2Re 12:1-21; 2Cr 22:10-12; 2Cr 23:1-21; 2Cr 24:1-27).

1. Fue el único sobreviviente de la matanza de Atalía.

2. Por un tiempo vivió agradando a Dios, pero después degeneró en un líder cruel.

3. Sancionó la lapidación de Zacarías, el piadoso sumo sacerdote judío que había reprendido a Judá por su pecado y hecho un llamamiento nacional al arrepentimiento.

4. Fue asesinado por su propia guardia de palacio.

5. Reinó durante cuarenta años (835795 a.C.).

I. Amasias (2Re 14:1-20; 2Cr 25:1-28).

1. Fue un buen rey por un tiempo. Mandó ejecutar a los asesinos de su padre, pero no mató a sus hijos, obedeciendo la ley de Moisés que dice que los hijos no pagarían por los pecados de sus padres (Deu 24:16; Eze 18:4; Eze 18:20). (Véanse 2Cr 25:1-4; 2Re 12:21; 2Re 14:1-6.)

2. Amasias organizó el ejército de Judá y encontró que disponía de 300.000 soldados. Después contrató los servicios de 100.000 soldados mercenarios experimentados por la suma de cien talentos de plata (equivalentes a tres mil trescientos kilos de plata), para que le ayudaran a luchar contra Edom (2Cr 25:5-6).

3. Un profeta le aconsejó que no usara a estos soldados y al rey le costó seguir este consejo, quedando resentido por la pérdida del dinero que había pagado por ellos. Pero el profeta le aseguró: «… Jehová puede darte mucho más que esto» (2Cr 25:9). Aquí tenemos una valiosa lección espiritual que deberíamos tener en cuenta cada vez que Dios nos pide que, por amor y obediencia a él, dejemos cualquier cosa que nos sea muy íntima y querida. Leer las conmovedoras palabras de Jesús a Pedro en Mat 19:27-29.

4. Los soldados de Israel se volvieron a casa, pero ellos también se marcharon frustrados y enojados. En su camino de regreso entraron por la fuerza en varios pueblos judíos y mataron a 3.000 personas (2Cr 25:13).

5. Amasias entró en guerra contra Edom contando solamente con su ejército y derrotó completamente a los edomitas, matando de ellos a 20.000 soldados (2Cr 26:11). Pero cometió la necedad de traer consigo algunos ídolos edomitas y empezó a adorarlos. Dios le advirtió por medio de un profeta de que este acto provocaba la ira divina, pero Amasias rehusó escuchar y despidió de mala manera al profeta. Antes de retirarse, el profeta le predijo el juicio de Dios (2Cr 25:14-16)

6. El temerario y arrogante Amasias declaró entonces la guerra a Joás de Israel, a causa probablemente de la vergonzosa acción del regreso de los mercenarios a su tierra (2Cr 25:17). Joás, el rey del norte, respondió al desafío de Amasias relatándole la segunda (y última) fábula que encontramos en el Antiguo Testamento. (Véase Jue 9:8-15 para la primera.) Notemos el lenguaje de la fábula: «Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasias rey de Judá: El cardo que estaba en el Líbano envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu hija a mi hijo por mujer. Y he aquí que las fieras que estaban en el Líbano pasaron, y hollaron el cardo» (2Cr 25:18).

7. Joás le estaba advirtiendo a Amasias que no permitiera que la victoria contra Edom le cegara a la realidad, sino que retirara su declaración de guerra. Pero el ruego cayó en oídos sordos. Amasias fue completamente derrotado por Joás en Bet-semes y lo llevaron como un prisionero común a Jerusalén, su propia ciudad capital. Allí Joás ordenó la destrucción de 60 pies (180 m) de muro para reafirmar y celebrar su victoria. Después se marchó llevándose los tesoros del templo y del palacio real, y tomando muchos rehenes (2Cr 25:21-24).

8. Reinó durante veintinueve años (796767 a.C.).

J. Uzías. (2Re 15:1-7; 2Cr 26:1-23).

1. Fue un soldado victorioso y un gran constructor.

2. Intentó entrometerse en las funciones de los sacerdotes.

3. Fue castigado por este pecado con la enfermedad de la lepra.

4. Reinó durante cincuenta y dos años (792740 a. C.).

K. Jotam (2Re 15:32-38; 2Cr 27:1-9).

1. Fue un buen rey (2Cr 27:6).

2. Construyó la puerta superior del templo y edificó torres y fortalezas para protección.

3. Derrotó a los amonitas y recibió un cuantioso tributo anual de ellos en plata y trigo.

4. Reinó durante dieciséis años (750732 a.C.).

L. Acaz (2Re 16:1-20; 2Cr 28:1-27).

1. Fue quizá el segundo peor rey de Judá.

2. Sacrificó a sus propios hijos a ídolos paganos diabólicos.

3. Fue la primera persona que supo acerca del nacimiento virginal del Mesías.

4. Reinó durante dieciséis años (732716 a.C.).

M. Ezequías (2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21; 2Cr 29:1-36; 2Cr 30:1-27; 2Cr 31:1-21; 2Cr 32:1-33).

1. Fue el segundo mejor rey de Judá.

2. Fue también el más rico de todos.

3. Organizó la más grande celebración de la Pascua desde los días de Salomón.

4. Vio como el Ángel de Jehová derrotaba al ejército enemigo asirio cuando tenían cercada Jerusalén.

5. El Señor le sanó de manera sobrenatural de una enfermedad y le concedió quince años más de vida.

6. Gobernó durante veintinueve años (716687 a. C.).

N. Manasés (2Re 21:1-18; 2Cr 33:1-20).

1. Reinó más tiempo que ningún otro rey del Norte o del sur.

2. Fue el peor de todos los reyes.

3. Experimentó el nuevo nacimiento antes de su muerte.

4. Reinó durante cincuenta y dos años (697642 a. C.).

Ñ. Amón (2Re 21:19-26; 2Cr 33:21-25).

1. Fue, como su padre, un hombre impío y depravado.

2. Nunca se arrepintió como lo hizo su padre.

3. Sus sirvientes le mataron en su propia casa.

4. Reinó durante dos años (643641 a.C.).

O. Josías (2Re 22:1-20; 2Re 23:1-20; 2Cr 34:1-33; 2Cr 35:1-27).

1. Fue el mejor rey desde los tiempos de David.

2. El libro de Moisés fue descubierto en el templo durante su reinado.

3. Dirigió al pueblo en un gran avivamiento.

4. Fue el último de los reyes de Judá que agradó a Dios.

5. Murió en una batalla contra los egipcios.

6. Reinó durante treinta y un años. (641610 a. C.).

P. Joacaz (2Re 23:31-33; 2Cr 36:1-4).

1. Este hijo intermedio de Josías tuvo un reinado corto (2Re 23:30-31) y corrupto (2Re 23:32). Fue destronado por el faraón Necao (quien anteriormente había matado a su padre Josías en el campo de batalla) cuando apenas llevaba noventa días reinando. Necao le impuso un tributo de cien talentos de plata y uno de oro (equivalente a 3.300 de plata y 33 kilos de oro). Fue finalmente traslado a Egipto donde murió en cautividad (2Re 23:34).

2. Eliaquim, hermano menor de Joacaz, (Necao le cambió el nombre y le llamó Joacim) fue elegido por el faraón egipcio para reinar en Judá en lugar de Joacaz (2Re 23:34). La situación estaba realmente mala, como lo demuestra el hecho de que un rey pagano podía imponer un rey sobre el pueblo de Dios.

3. Reinó durante tres meses (609 a.C.).

Q. Joacim (2Re 23:34-37; 2Re 24:1-5; 2Cr 36:5-7).

1. Era el hermano de Joacaz.

2. Fue probablemente el tercer peor rey de Judá.

3. Persiguió al profeta Jeremías.

4. Experimentó la primera de las atemorizantes visitas de Nabucodonosor.

5. Fue en este tiempo cuando Daniel y otros jóvenes hebreos fueron llevados a Babilonia por Nabucodonosor.

6. Murió y, como había predicho Jeremías, fue enterrado como un asno y no hubo quien lo llorara.

7. Reinó durante once años (609598 a.C.).

R. Joaquín (2Re 24:6-16; 2Cr 36:8-10).

1. Era el hijo de Joacim y nieto de Josías. Joaquín fue también llamado Conías (Jer 22:24; Jer 22:28; Jer 37:1).

2. Empezó a reinar a los dieciocho años (2Re 24:8).

Nota: tenemos aquí un problema textual, porque 2Cr 36:9 nos dice que tenía ocho años.

3. Fue un rey impío (2Re 24:9). A causa de ello: a. Ezequiel (Eze 19:5-9) y Jeremías (Jer 22:24-26) predijeron que sería llevado cautivo

a. Babilonia.

b. Debía ser considerado como si no tuviera hijos, porque ninguno de sus hijos se sentaría en el trono de David y reinaría sobre Judá.

La New Scofield Bible dice: «Esta declaración no significa que no tendría hijos, porque en 1Cr 3:17-18 se nombra a varios (cp. Mat 1:12). A causa del juicio divino este rey sería considerado como si no hubiera tenido hijos, lo que quiere decir que ningún descendiente físico estaría en la lista de los reyes de Israel. En consecuencia, si nuestro Señor Jesucristo, quien va a ocupar el trono de David (Luc 1:32-33), hubiera sido engendrado por José, el esposo de María, que era de la línea de Jeconías (Mat 1:12; Mat 1:16), habría contradicho esta predicción divina. Los derechos dinásticos de Cristo al trono venían a través de José, su padre adoptivo, de Jeconías; pero la descendencia física de Jesús de la línea de David vino por medio de María, cuya genealogía se traza hasta David por medio de Natán, en vez de por medio de Salomón (cp. Luc 3:31 con Mat 1:17)» (pp. 793, 794).

4. Joaquín fue capturado durante el año octavo del reinado de Nabucodonosor (2Re 24:12) y llevado cautivo a Babilonia, junto con otros 10.000 prisioneros judíos (Jer 24:1; Jer 29:1-32; 2Re 24:14-15). Ezequiel fue también deportado en esta fecha.

5. Después nombró a Sedequías (tío de Joaquín) para que ocupara el trono de Judá (2Re 24:17).

6. Joaquín fue encerrado en una cárcel en Babilonia, donde permaneció durante treinta y seis años, hasta la muerte de Nabucodonosor. Evil-merodac, el nuevo rey de Babilonia le concedió la libertad, le permitió comer con él en la mesa real y le dio una pensión diaria para su sostenimiento (2Re 25:27-30; Jer 52:31-34).

7. Reinó durante tres meses (598 a.C.).

S. Sedequías (2Re 24:17-20; 2Re 25:1-30; 2Cr 36:11-21).

1. Era el hijo más joven de Josías.

2. Se rebeló contra Nabucodonosor. Por esta causa le sacaron los ojos y le llevaron cautivo a Babilonia.

3. Reinó durante once años (597586 a.C.).

El método de mirar con la lupa

La etapa del reino dividido puede ser estudiada y resumida mediante un examen un tanto minucioso de la vida de veinte personas. Este número no incluye a los profetas que escribieron tales como Jonás, cuya vida la consideraremos junto con su libro. De los veinte, seis son reyes del norte, doce son reyes del sur, y dos son profetas. Son: Jeroboam, Omri, Acab, Jehú, Jeroboam II, Oseas (norte), Roboam, Asa, Josafat, Atalía, Joás, Uzías, Acab, Ezequías, Manasés, Josías, Joaquín, Sedequías (sur), Elías y Eliseo (profetas).

Los reyes importantes del norte

A. Jeroboam (el primer rey).

Empezó a reinar en el 930 d.C. y reinó durante veintidós años. A fin de considerar propiamente el reinado de Jeroboam es necesario que conozcamos algo de las circunstancias que le llevaron al poder. Todo empezó con la arrogancia y falta de tacto de Roboam, el hijo de Salomón.

1. Roboam fue a Siquem para ser coronado rey sobre todo Israel (1Re 12:1; 2Cr 10:1).

2. Allí una delegación encabezada por Jeroboam (que había regresado de Egipto después de la muerte de Salomón) le presenta un ultimátum mediante el cual el pueblo le exige una mejor vida bajo su reinado que la que habían conocido bajo Salomón (1Re 12:3-4; 2Cr 10:2-4).

3. Roboam solicita tres días de receso para considerar sus demandas. Durante este período consultó a los ancianos que habían servido con su padre y también a los jóvenes amigos que se habían criado con él. Aceptó el consejo de los jóvenes y a los tres días, respondió: «… Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, más yo os castigaré con escorpiones» (1Re 12:14).

4. Al escuchar esta respuesta, diez de las tribus dieron oído al grito de Jeroboam que les incitaba a regresar a sus casas, y así comenzó la triste historia de la división del reino (1Re 12:16).

5. Adoram, el encargado de recoger los impuestos para el rey, es apedreado hasta morir, y el atemorizado Roboam tiene que huir a Jerusalén para salvar su vida (1Re 12:18). Pretende recuperar por la fuerza lo que ha perdido, pero Dios le amonesta a que no lo haga (1Re 12:21-24); Roboam desobedeció continuamente este mandamiento a lo largo de su reinado. (Véase 1Re 15:6.)

6. Jeroboam, el nuevo líder de la confederación de las diez tribus, se enfrenta inmediatamente a una seria amenaza. Tres veces al año, tal como lo mandaba la ley de Dios (véase Lev 23:1-44; Éxo 23:17), el pueblo subía a Jerusalén para adorar a Dios. Jeroboam sabía que los sacerdotes usarían sin duda esta oportunidad para cambiar la opinión de la gente y hacer volver al pueblo al redil de Roboam. Jeroboam intenta resolver esta situación mediante el siguiente plan:

a. Cambia los símbolos religiosos de Israel. En vez de tener los dos querubines de oro que había sobre el arca, ahora tendrían dos becerros de oro. Da base a su acción citando el ejemplo histórico del sumo sacerdote Aarón (En realidad, usó las palabras de Aarón para presentar a Israel estos becerros de oro. Cp. Éxo 32:4 con 1Re 12:28.)

b. Cambia el centro religioso de adoración de Jerusalén a Bet-el y Dan. Esto es una manifiesta desobediencia del claro mandamiento que Dios le dio. (Véase 1Re 11:36.)

c. Degradó el sacerdocio levítico haciendo «sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví» (1Re 12:31). A causa de esto, la gran mayoría de los sacerdotes y levitas se marcharon a Judá, dejando detrás de ellos una situación de casi total apostasía. (Véase 2Cr 11:13-17.) Esto explica el hecho trágico de que ninguno de los diecinueve reyes del norte, empezando con Jeroboam y terminando con Oseas, en un período de 210 años aproximadamente, volvió su corazón ni reino a Dios.

d. Cambió el calendario religioso de octubre a noviembre. Según Lev 23:1-44, Israel debía observar seis fiestas principales, comenzando en abril y terminando en octubre. Estas seis fiestas, tres de las cuales caían en octubre, anticipaban la cruz (panes sin levadura), la resurrección (primeros frutos), Pentecostés (fiesta de los cincuenta días), el rapto (fiesta de las trompetas), la tribulación (el día de la expiación), y el milenio (la fiesta de los tabernáculos). Es evidente, sin embargo, que Jeroboam tenía muy poco interés en estas fiestas, porque se nos dice que él ideó esta fiesta de noviembre inventándola a su antojo. (Véase 1Re 12:33.)

7. Jeroboam visitó el altar en Bet-el para quemar incienso. Aquí tenemos al segundo de los reyes de Israel que tuvieron el atrevimiento de asumir también el oficio de sacerdote. Todos ellos fueron castigados severamente. Los otros dos fueron: a. Saúl (1Sa 13:9-14). b. Uzías (2Cr 26:16-21).

8. Por su idolatría Jeroboam recibió una profecía y un castigo por medio de un varón de Dios.

a. La profecía. Que vendría un día cuando un rey de Judá llamado Josías destruiría totalmente la falsa religión de Jeroboam, quemando incluso los huesos de sus sacerdotes muertos sobre el mismo altar donde Jeroboam estaba sacrificando. Esta sorprendente profecía se cumplió exactamente 300 años después. (Cp. 1Re 13:2 con 2Re 23:15-16.)

b. El castigo. El altar de Jeroboam fue destruido y su mano quedó paralizada mediante una acción sobrenatural de Dios (1Re 13:3-6). El profeta después oró y la mano del rey quedó restaurada.

9. En su camino de regreso a casa, el profeta tontamente prestó atención a las palabras de un viejo profeta de Bet-el que le mintió y por su desobediencia a Dios perdió su vida.

a. Dios le había dicho que se volviera a casa inmediatamente.

b. El viejo profeta le dijo que Dios había cambiado de idea y que ahora deseaba que se quedara y comiera en Bet-el.

c. Cuando finalmente emprendió el camino para volver a su casa, le atacó un león y lo mató.

10. Poco después de este triste evento, Abías, el hijo de Jeroboam, se puso muy enfermo. El profeta Ahías transmite un terrible mensaje de Dios a la esposa de Jeroboam (quien había intentado disfrazarse), que debido a su gran impiedad el juicio de Dios vendría sobre él (1Re 14:10-14). Todo esto sucedió realmente. Este niño murió pronto (1Re 14:17) y pocos años después, Nadab, el hijo de Jeroboam que le había sucedido en el trono, fue asesinado con toda su familia por un rebelde llamado Baasa, usurpándole el trono (1Re 15:29). En este momento Dios dio el escalofriante primer aviso de la futura cautividad a manos de los asirios, la cual ocurrió 200 años después (1Re 14:15).

11. Dios castiga a Jeroboam con una plaga y muere, después de un depravado reinado de veintidós años. Leemos más de veinte veces la frase de que «él hizo pecar a Israel». Le sucedió en el trono su hijo Nadab (1Re 14:20; 2Cr 13:20). Nadab fue asesinado por un rebelde llamado Baasa después de reinar solamente dos años. Él fue el primero de seis reyes del norte que fueron asesinados, los cuales son: (2) Ela, (3) Joram, (4) Zacarías, (5) Salum, y (6) Pekaía. Baasa, al matar a Nadab y sus familiares, cumplió sin saberlo la profecía que había sido dada por Ahías a la esposa de Jeroboam. (Cp. 1Re 14:14 con 15:29.)

B. Omri (sexto rey).

1. Subió al trono en el 885 a.C. y reinó durante doce años.

2. Hizo de la ciudad de Samaria la nueva capital del reino del norte (1Re 16:24).

3. Fue el más impío de los reyes del norte hasta esa fecha.

C. Acab (séptimo rey).

1. Empezó a reinar en el 874 y reinó durante veintidós años.

2. Se casó con Jezabel y edificó un templo a Baal en Samaria (1Re 16:31-32).

3. Fue más malvado que Omri, su padre (1Re 16:33). (Véase también 1Re 21:25-26.)

4. Al comienzo de su reino se cumplió una profecía pronunciada 500 años antes, relacionada con la reedificación de Jericó (comparar 1Re 16:34 con Jos 6:26).

5. Es confrontado por el profeta Elías quien le advierte que a causa de su pecado y de la impiedad de Israel, habría hambre en la tierra por tres años y medio (1Re 17:1; Stg 5:17).

6. Acab es testigo de la denota y ejecución de sus sacerdotes de Baal a manos de Elías en el monte Carmelo (1Re 18:40).

7. Le es permitido por Dios derrotar dos veces a los arrogantes sirios para demostrar un hecho, la realidad de que Jehová es Señor por encima de todos (1Re 20:23; 1Re 20:28). En este momento, Ben-adad, rey de Siria, le declaró la guerra a Acab, que en principio trató de aplacarlo sobornando al codicioso monarca sirio, pero cuando esto falló, Acab determinó luchar (1Re 20:1-11). Un profeta anónimo (quizá Elías) le reafirma a Acab que vencerá a los sirios, y dicha victoria tiene lugar muy pronto (1Re 20:13-19). Después de su derrota, los sirios llegan a la conclusión de que ha sido debido a un factor geográfico, porque la batalla se desarrolló en una zona montañosa, lo cual había dado al ejército israelita una gran ventaja. Los sirios creían que el Dios de Israel era un Dios de montañas. De manera que planean luchar otra vez contra Israel, pero en esta ocasión será en la llanura. No podían estar más equivocados, pues el Dios de Israel es ciertamente Dios de las montañas, pero también es Dios de:

a. El Dios del valle (Éxo 17:8-13; 1Sa 17:3; 1Sa 17:49).

b. El Dios de la montaña (1Re 18:19; 1Re 18:40).

c. El Dios del llano (Jue 11:33).

d. El Dios del agua (Éxo 14:27-28). e. El Dios del fuego (Dan 3:19-26). Los sirios atacan otra vez y son derrotados completamente, perdiendo 127.000 soldados de infantería. El victorioso Acab desobedece el mandamiento de Dios y le perdona la vida a Ben-adad (como Saúl hizo una vez con Agag, 1Sa 15:31-33). El profeta de Dios le anuncia entonces que a causa de lo que Acab había hecho, Dios demandaría su vida por la vida de Ben-adad (1Re 20:32-43, lo cual ocurrió tres años más tarde (véase 1Re 22:29-37).

8. Acab intenta adquirir sin lograrlo una viña escogida ubicada cerca de su palacio en Samaría, cuyo propietario era un hombre de Jezreel llamado Nabot. Samuel había advertido al principio de la monarquía acerca del riesgo de que los reyes quisieran apoderarse de las tierras de sus súbditos (1Sa 8:14). Aunque Nabot hubiera querido vender la viña, la ley levítica se lo prohibía. (Véanse Lev 25:23; Núm 36:7; Eze 46:18.)

Acab regresa a casa malhumorado. Jezabel se entera de la negativa de Nabot y le dice a su marido que se alegre y coma, que ella le dará la viña. Decide entonces escribir cartas en nombre de Acab, dirigidas a los líderes de Jezreel, donde Nabot vivía, y sellarlas con el sello real. En las cartas les manda que convoquen a los israelitas del lugar para una reunión de oración y ayuno, que se aseguren que Nabot esté presente y que paguen a dos testigos falsos para que le acusen de maldecir a Dios y al rey, y, en consecuencia, le mataran a pedradas. Esta orden horrible es ejecutada al pie de la letra (1Re 21:4-14). Sus hijos son también apedreados. (Véase 2Re 9:26.) La malvada Jezabel, ella misma una rabiosa adoradora de Baal, apela ahora astutamente a la ley de Moisés para obtener dos testigos contra el acusado (Lev 24:17).

Este juicio falso tendría su imitación final nueve siglos después, en las primeras horas de un viernes del mes de abril, cuando el Creador Todopoderoso es juzgado por sus miserables criaturas (Mat 26:59-68). Jezabel es informada del resultado de su intriga y Acab jubiloso va a la viña para reclamarla (1Re 21:15-16). Dios le ordena a Elías que vaya y confronte a Acab en la viña de Nabot y pronuncie maldición divina sobre él y su familia. Un Acab enojado y, sin duda, atemorizado, escucha el juicio de Dios sobre él (1Re 21:19; 1Re 21:21-24). Todo lo dicho por Elías llegó a ser literalmente cierto.

a. Los perros lamieron la sangre de Acab como habían lamido la de Nabot (1Re 22:38).

b. Sus descendientes fueron destruidos. Su hijo mayor Ocozías murió de una caída (2Re 1:17), y Joram su hijo más joven, fue asesinado por Jehú (2Re 9:24), y su cuerpo arrojado en el mismo campo donde Nabot había sido enterrado.

c. Jezabel, su depravada mujer, fue devorada por los perros salvajes de Jezreel (2Re 9:30-36).

Nada más escuchar estas terribles profecías, Acab se humilla, y Dios le permite que al menos no vea la muerte de sus hijos. Pero su arrepentimiento es superficial y temporal (1Re 21:27-29).

9. En este tiempo Acab desea que el monarca reinante en Judá (cuyo nombre es Josafat) se una a él para combatir a Ben-adad de Siria, que ha incumplido un pacto de tres años (1Re 22:1) y sigue acuartelando tropas en Ramot de Galaad. Si Acab le hubiera ejecutado como Dios le mandó hacerlo, está situación no se habría producido ahora. Josafat no tenía nada material que ganar y sí mucho que perder moralmente. Su respuesta es trágica:

«… Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos» (1Re 22:4).

Josafat evidentemente tuvo sus dudas acerca de esta alianza, porque le pidió a Acab: «… Te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová» (2Cr 18:4).

Acab inmediatamente convocó a 400 profetas, todos los cuales comían de su mesa y no dudaban en decirle al rey lo que a él le gustaba escuchar. Todos ellos predijeron la victoria y animaban al rey a ir a la guerra (2Cr 18:5-6). Esta era la clase de hombres de los que Jeremías habló años más tarde (Jer 23:21). Josafat, que todavía se sentía asediado por las dudas, preguntó si no había algún otro profeta de Dios al que pudieran preguntar. Acab amargamente le responde diciendo: «… Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías, hijo de Imla; más yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal…» (1Re 22:8). Quizá el mayor elogio que podría recibir Micaías es que era aborrecido por Acab. Aquel rey insensato y malo odiaba al profeta como un necio puede aborrecer al médico que le diagnostica cáncer.

Ante la insistencia amable del rey de Judá, Acab ordena a regañadientes que vayan a buscar a Micaías a la prisión, pero instruye privadamente a los mensajeros para que le adviertan al profeta que no contradiga la profecía de la mayoría. Micaías escucha lo que le dicen, pero replica: «… Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré» (1Re 22:14).

Mientras que los dos reyes esperan la llegada de Micaías, Sedequías, el portavoz de aquellos profetas títeres, desarrolla una escena intentando dramatizar para Acab cómo logrará la victoria sobre los sirios. Quizá había aprendido aquello sacando completamente fuera de contexto a Deu 33:17. Finalmente Micaías aparece delante de Acab, y sin duda, con un guiño en sus ojos y sarcasmo en su voz, imita a los otros profetas: «… Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en manos del rey» (1Re 22:15). Este sarcasmo debió ser dolorosamente evidente para los dos, porque Acab lívido por la ira, le gritó: «… ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová» (1Re 22:16)? Acab quería escuchar la verdad tanto como un criminal culpable desea oír a un juez pronunciar sentencia sobre él. Esas palabras fueron dichas indudablemente para impresionar a Josafat.

El guiño desaparece repentinamente de los ojos de Micaías y el tono burlón se transforma en sobrias palabras de juicio al decir: «… Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz» (1Re 22:17).

Nada más oírle, Acab explota otra vez y le dice a Josafat: «¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal» (1Re 22:18).

Micaías, no obstante, continúa y declara que Dios ha permitido que un espíritu de mentira engañe a los profetas de Acab, a fin de matar al depravado rey en la batalla. Al terminar esta verdadera profecía, es abofeteado por Sedequías, el profeta títere de Acab. Este punzante insulto sería más tarde experimentado tanto por nuestro Señor (Jua 18:22) como por el apóstol Pablo (Hch 23:2). Acab ordena que vuelvan a Micaías a la prisión y que le tengan a pan y agua hasta que él regrese de la guerra sano y salvo. Cuando sale, Micaías agrega que si Acab regresa con bien significará que Dios no había hablado por medio de él (1Re 22:28).

10. Acab y Josafat se apresuran para marchar a Ramot de Galaad. En la víspera de la batalla, Acab sugiere que Josafat se ponga las ropas reales de Acab y él usaría el uniforme de un soldado de infantería. El rey del sur acepta el plan. Algunas veces parece como si Josafat fuera un tonto (1Re 22:29-30).

Josafat es inmediatamente visto por los sirios, que le confunden con Acab. El atemorizado y necio rey de Judá clama a Dios por protección, y los soldados sirios le dejan sin tocarle cuando se dan cuenta de que no es Acab (1Re 22:31-33; 2Cr 18:30-32). Sin embargo, uno de los soldados sirios disparó su arco al azar contra las filas israelitas e hirió de muerte al disfrazado Acab, clavándole la fiecha entre las juntas de la armadura. Al darse cuenta de que estaba gravemente herido, Acab ordenó al conductor de su carro que lo sacara del campo de batalla. Cuando el sol se ponía por el occidente, el rey murió (1Re 22:34-37; 2Cr 18:33-34). Acab es enterrado en Samaria y su carro lleno de sangre es llevado a un estanque cercano para lavarlo, donde los perros lamen la sangre, exactamente como Elías había predicho (1Re 22:38-39). Acab es sucedido en el trono por Ocozías, su hijo mayor, quien siguió en los malos caminos de su padre (1Re 22:52-53).

D. Jehú (décimo rey).

1. Empezó a reinar en el 841 a.C. y reinó durante veintiocho años.

2. Dios había mandado a Elías a que ungiera a Jehú como rey (1Re 19:16), pero por alguna razón no lo había hecho, sino que lo hizo Eliseo por medio de un joven profeta (2Re 9:1).

3. Jehú llegó a ser notorio por la manera de conducir su carro (2Re 9:20) y por la sangre que derramó. Ejecutó a

a. Ocozías, rey de Judá y nieto de Josafat (2Re 9:27).

b. Joram, rey del norte, que estaba en el trono en ese tiempo (2Re 9:24).

c. Jezabel (2Re 9:30-37). d. Los setenta hijos de Acab (2Re 10:1; 2Re 10:11).

e. Cuarenta y dos príncipes de Judá (2Re 10:14).

f. A los adoradores de Baal (2Re 10:25). Dios le ordenó que ejecutara a todos los miembros de la familia de Acab, incluida Jezabel, cuyo cuerpo se lo comieron los perros más tarde (2Re 9:1-10), pero no sancionó los demás asesinatos. Examinemos brevemente sus sangrientas actividades.

Nada más ser ungido, Jehú monta en su carro y se encamina a toda velocidad hacia Jezreel para matar al rey Joram, el hijo más joven de Acab, que en estos momentos se estaba recuperando de las heridas que había sufrido en una batalla reciente. En aquel funesto día le acompañaba un visitante, el rey Ocozías de Judá, que era el nieto de Josafat y sobrino de Joram. Es dudoso que hallemos en la historia que dos jefes de estado reunidos en conferencia tuvieran madres más impías que estos dos. La madre de Joram era Jezabel, y la madre de Ocozías era Atalía.

Jehú es avistado mientras estaba todavía en el camino en el valle, y tanto Joram como Ocozías, temiendo una rebelión inminente, salen a su encuentro confiando en poder arreglar las cosas de una manera pacífica. Jehú rechaza los intentos de negociación de Joram y mata a los dos reyes, tío y sobrino, mediante una lluvia de flechas. El cuerpo sin vida de Joram es arrojado en el campo de Nabot, donde Acab (el fallecido padre del rey) tiró una vez el cuerpo de Nabot. Se cumplía la enseñanza bíblica de que «lo que el hombre sembrare, eso también segará» (2Re 9:25-29).

Al entrar Jehú en Jezreel vio a Jezabel, la maquillada hechicera, que se burlaba de él asomada a una ventana alta, y ordena que la echen por la ventana, lo cual hacen y muere en la caída. Los penos salvajes devoraron su cuerpo, dejando solamente su calavera, los pies y las manos. Así se cumplió literalmente la terrible profecía dada a Acab. (Cp. 1Re 21:23 con 2Re 9:30-36.)

Jehú después escribe una carta a las autoridades de la ciudad de Samaría demandando las cabezas (literalmente) de los setenta hijos de Acab que vivían en la ciudad. Los atemorizados oficiales obedecen inmediatamente la sangrienta orden, echan las cabezas en canastas y se las envían a Jehú a Jezreel (2Re 10:11-14).

Jehú prosigue con su sangrienta purga matando a todo descendiente o amigo de Acab, incluyendo a cuarenta y dos familiares de Ocozías de Judá que acababan de llegar a Jezreel para visitar a Jezabel (2Re 10:11-14). Aquel brutal guerrero ordena después a todos los sacerdotes de Baal que acudan a una convocatoria religiosa especial en Jezreel, fingiendo ser él también un adorador de Baal. Sin embargo, tiene el plan secreto de matarlos a todos una vez que estén congregados en el lugar de reunión acordado.

Al poco tiempo, el templo de Baal en Jezreel se llenó de sacerdotes paganos. Es entonces cuando Jehú da la orden de matarlos y aquel falso dios fenicio se manifiesta impotente mientras sus adoradores van siendo sistemáticamente exterminados. Jehú seguidamente ordena que saquen las estatuas del templo y las quemen, que destruyan el altar y el templo. Todo quedó convertido en una letrina pública. A causa de su obediencia al mandamiento de Dios de destruir la dinastía de Acab, se le promete la permanencia de su propia dinastía en el trono hasta la cuarta generación (2Re 10:30).

4. A pesar de sus reformas, Jehú continúa adorando los becerros de oro establecidos por Jeroboam (2Re 10:29-31) y muere sin arrepentirse.

E. Jeroboam II (decimotercer rey).

1. Empezó a reinar en el 793 y reinó durante cuarenta y un años.

2. Jeroboam II llegó a ser el más poderoso de los reyes del norte.

3. Recuperó gran parte del territorio de Israel que los sirios les habían arrebatado (2Re 3:5; 2Re 14:25-27).

4. Esto fue profetizado por el profeta Jonás, que vivió durante el reinado de Jeroboam II (2Re 14:25).

F. Oseas (decimonoveno rey).

1. Empezó a reinar en el 732 y reinó nueve años.

2. Después de quedar sometido como vasallo al rey Salmanasar de Asiria, Oseas se alió con Egipto en una rebelión contra Asiria.

3. A causa de ello fue apresado y encarcelado por Salmanasar (2Re 17:4-5).

4. Samaria cayó en este tiempo y el pueblo del reino fue deportado a Asiria (2Re 17:6).

Los reyes importantes del sur

A. Roboam (primer rey).

1. Empezó a reinar en el 930 a.C. y reinó diecisiete años.

2. Su falta de tacto y crueldad al responder a las demandas de algunos líderes ayudó a que se desatara la trágica guerra civil (1Re 12:1-16).

3. Fue ayudado inconscientemente por Jeroboam cuando éste provocó que los fieles sacerdotes y levitas del norte huyeran a Jerusalén. Estos hombres piadosos fueron en buena medida responsables de que el reino de Judá permaneciera en pie durante un siglo más después de la caída del reino del norte (2Cr 11:16-17).

4. El fracaso de Roboam empezó, sin duda, con su vida polígama, que le llevó a tener dieciocho mujeres y sesenta concubinas; estas mujeres le dieron veintiocho hijos y sesenta hijas. Otro factor contribuyente a su caída fue Maaca, su esposa favorita, hija de Absalón, quien aparentemente ejerció una funesta influencia sobre el rey y sobre Abías, el hijo de ambos, que le sucedió en el trono. El rey Asa, nieto de Maaca, pudo al fin doblegar su nefasto poder y la desposeyó de todos sus privilegios por su adoración idolátrica (2Cr 11:18-23; 2Cr 12:1; 2Cr 12:14; 2Re 15:13). A medida que creció el poder de este rey también creció su maldad. Aparecieron en Judá templos, pilares e ídolos paganos en cada monte alto y debajo de cada árbol verde. Además, se extendió la homosexualidad en la tierra. Esta perversión sexual fue probablemente introducida entre los habitantes de Palestina por medio de Canaán, nieto de Noé. (Véase Gén 9:20-25.)

El pueblo de Israel había permitido ahora que esta perversión les degradara. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo habla contra el pecado de sodomía quizá más fuerte que contra ningún otro pecado. (Rom 1:18-32).

5. En el año quinto de Roboam, Sisac de Egipto invadió Judá con un poderoso ejército. A causa de la debilidad de Roboam, Judá es ahora invadida por primera vez en 100 años por una potencia extranjera. Sisac conquista las ciudades fortificadas de Judá y asedia Jerusalén. El profeta Semaías dirige a Roboam y a los atemorizados habitantes de Jerusalén en un avivamiento espiritual. Dios perdona a Jerusalén, pero permite que la ciudad tenga que pagar tributos a Sisac a fin de que se den cuenta de que es mucho mejor servir a su Rey celestial que a uno terrenal. Sisac despojó de sus tesoros al templo y del palacio real, incluyendo los escudos de oro que Salomón había hecho. Roboam los reemplazó después con escudos de bronce, simbolizando el rápido deterioro de la condición espiritual de Judá. Se podía ver ya el rastro de Icabod en la vida del reino del sur (2Cr 12:2-12; 1Sa 4:21).

6. Después de reinar durante diecisiete años, muere Roboam y es sucedido en el trono por su hijo Abías (1Re 14:31).

7. Abías encuentra pronto una excusa para declararle la guerra a Jeroboam, el viejo enemigo de su padre. Se encuentran en el campo de batalla, Abías con 400.000 soldados y Jeroboam con 800.000. Antes de empezar el combate, Abías pronuncia un largo discurso dirigido a Jeroboam y a sus tropas sobre la necedad de rebelarse contra la casa de David y la impiedad de su adoración del becerro de oro, comparándolo con el verdadero templo y la verdadera adoración que se lleva a cabo en Jerusalén. Sin embargo, nada más terminar su discurso se da cuenta de que Jeroboam había enviado secretamente parte de su ejército a su retaguardia y que ahora los de Judá se encontraban rodeados por el enemigo. Abías clamó inmediatamente a Jehová y los sacerdotes tocaron las trompetas, y Jehová tomó en victoria lo que parecía una derrota irremediable. Jeroboam quedó derrotado y perdió 500.000 soldados (2Cr 13:1-7).

8. A pesar de esta victoria dada por Dios en el campo de batalla, Abías degeneró en un rey que hizo lo malo ante los ojos de Jehová (1Re 15:3-4). Después de tres años de reinado, murió y le sucedió en el trono su hijo Asa (1Re 15:8).

B. Asa (tercer rey).

1. Empezó su reinado en el 911 a.C. y reinó cuarenta y un años.

2. Durante los primeros diez años de su reinado hubo paz en Judá y Asa usó sabiamente este tiempo.

a. Dirigió al pueblo en un gran avivamiento (2Cr 14:2-5).

b. Edificó ciudades y las fortificó con murallas, torres y puertas (2Cr 14:6-7).

3. Esta paz quedó de repente amenazada cuando un ejército de un millón de etíopes avanza para invadirlos (2Cr 14:9).

4. Asa se siente impotente ante un ejército tan numeroso y clama a Dios: «… ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti hombre» (2Cr 14:11).

5. Dios respondió esta oración y personalmente deshizo a los etíopes (2Cr 14:12).

6. Asa vuelve a casa agradecido y continúa con sus reformas (2Cr 15:8-15). «Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma» (2Cr 15:12).

7. El celoso rey llega incluso a desposeer de sus privilegios de reina madre a Maaca, la esposa de su abuelo Roboam, a causa de su idolatría (1Re 15:13).

8. En el año treinta y seis de su reinado, Baasa, rey del norte, le declaró la guerra y empezó a fortificar a Ramá para controlar la carretera que llevaba a Jerusalén y cortar así el tráfico y el comercio con la ciudad (2Cr 16:1). En vez de confiar en Dios como hizo cuando la invasión etíope, procuró comprar la ayuda de Ben-adad, rey de Siria (2Cr 16:2-6).

9. Asa es reprendido severamente por el profeta Hanani y le advierte que a partir de ese momento se vería plagado de guerras a causa de su infidelidad. Le recuerda elocuentemente lo que pasó con los reyes insensatos de los tiempos pasados (2Cr 16:8-9).

Hanani le dice entonces: «Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti» (2Cr 16:9).

Asa respondió enojándose contra Hanani y arrojándole en la cárcel (2Cr 16:10). Este es el truco favorito pero inútil de los monarcas pecadores contra siervos de Dios que no cooperan. Acab lo había hecho contra Micaías (2Cr 18:7). Sedequías lo hizo también con Jeremías (Jer 32:3), y Herodes con Juan el Bautista (Mat 14:3). Así terminó Asa su buen reinado y empezó a oprimir al pueblo. Dos años antes de su muerte enfermó gravemente de sus pies, pero rehusó llevar su necesidad al Señor. Después de reinar durante cuarenta y un años, falleció y fue sucedido en el trono por su hijo Josafat (2Cr 16:10-14; 2Cr 17:1).

C. Josafat (cuarto rey).

1. Empezó a reinar en el 873 a.C. y reinó veinticinco años.

2. Empezó prosiguiendo con las reformas morales y proyectos de edificaciones que Asa su padre había iniciado (2Cr 17:3-6).

3. Durante su tercer año en el poder, instituyó un programa nacional de educación religiosa, enviando maestros a todas las ciudades importantes de Judá para instruir al pueblo en la ley de Moisés (2Cr 17:7-9).

4. Vio aumentar su poder y recibió tributo de los filisteos (2Cr 17:11).

5. En los últimos años de su reinado, sin embargo, malogró su testimonio comprometiéndose con los inicuos reyes del norte, Acab y sus dos hijos Ocozías y Oram.

a. Su alianza matrimonial con Acab: permitió torpemente que su hijo Joram se casara con Atalía, la impía hija de Acab y Jezabel (2Cr 18:1).

b. Su alianza militar con Acab en contra de Siria (2Cr 18:2-3).

c. Su alianza mercantil con Ocozías, el hijo mayor de Acab, (2Cr 20:35-37).

d. Su alianza militar con Joram, el hijo menor de Acab, contra Moab (2Re 3:6-7).

6. Josafat regresó a casa después del fiasco sirio y es reprendido severamente por el profeta Jehú por su necedad en comprometerse con los reyes del norte (2Cr 19:1-3). El humillado Josafat reasumió una vez más sus reformas espirituales, involucrándose ahora directamente, visitando a su pueblo y animándolos a adorar a Dios, y nombrando hombres piadosos para juzgarles. Es verdaderamente digna de notarse su exhortación a estos jueces judíos (2Cr 19:6-7).

7. También nombra a Amarías como sumo sacerdote para servir como último tribunal de apelación en asuntos religiosos, y a Zebadías, un anciano líder de Judá, para intervenir en todos los casos civiles importantes. Aquí tenemos otro ejemplo del principio de la «separación de iglesias y estado» que encontramos frecuentemente en el Antiguo Testamento (como también en el Nuevo Testamento) (2Cr 19:11).

8. En este tiempo los moabitas y sus aliados le declaran la guerra a Judá, y llega la información a Jerusalén de que un fuerte ejército marcha hacia la Ciudad Santa. Josafat tiembla ante esta terrible noticia y convoca un tiempo nacional de ayuno y oración. Gente procedente de todo el país acude a Jerusalén para unirse al rey cuando este dirige personalmente la oración al lado del santuario. Ora diciendo:

«… Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? … ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos» (2Cr 20:6; 2Cr 20:12).

9. Repentinamente el Espíritu de Dios descendió sobre un levita llamado Jahaziel que transmitió el siguiente mensaje:

«… Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios…. No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros» (2Cr 20:15; 2Cr 20:17).

10. El rey Josafat cayó sobre sus rodillas y dirigió al pueblo en un servicio de adoración y alabanza a Dios. El servicio termina con la participación del coro levítico cantando himnos gozosos de agradecimiento al Señor (2Cr 20:18-19).

A la mañana siguiente temprano el ejército de Judá sale a enfrentarse al enemigo. Después de consultar con sus consejeros, Josafat determina dejar que el coro inicie la marcha revestido con sus vestiduras santas y cantando: «Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre» (v. 2Cr 20:21). Y así se encuentran con el enemigo. El Señor inmediatamente interviene causando consternación entre las tropas enemigas, y éstos empiezan a luchar entre sí, matándose unos a otros. Ninguna otra batalla se ha ganado, sin duda alguna, como esta en toda la historia. Los cantos ganaron a las espadas y los hosannas demostraron ser más fuertes que los caballos. Cuatro días después de la batalla, cuando habían recogido ya todo el botín que el enemigo había dejado (dinero, ropas, joyas), todos los de Judá se congregaron en un valle liamado Beraca, que significa «bendición», y de nuevo tuvieron un tiempo de alabanza a Dios (2Cr 20:26-30).

D. Atalía (séptima cabeza reinante).

1. Empezó a reinar en el 841 a.C. y reinó durante seis años.

2. Ya hemos indicado que Atalía (la hija de Jezabel) se había casado con Joram, el hijo de Josafat. Tuvieron un hijo a quien llamaron Ocozías; cuando éste fue asesinado por Jehú, Atalía usurpó el trono (2Cr 22:10).

3. Esta mujer asesina ordenó entonces la ejecución de todos los miembros de la casa real de Judá.

4. Pero Josabet, la propia hija de Atalía (junto con esposo Joiada, que era el sumo sacerdote en esos días) escondió a Joás, un pequeño niño y único sobreviviente de aquella matanza (2Cr 22:11).

5. Después de ocultar al niño durante seis años, Joiada planeó un golpe de estado para destronar a Atalía, la única reina de Judá. Joiada estaba apoyado por el ejército y los sacerdotes levitas. Cuando todo estaba preparado Joás fue sacado de donde estaba escondido, presentado en público y proclamado rey. Cuando la sorprendida y enfurecida reina corrió para aplastar la revuelta, fue detenida y ejecutada. Es irónico notar que esta madre asesina, que había intentado una vez eliminar la simiente de David, fue ella misma ejecutada con las lanzas de David (2Re 11:4-6).

E. Joás (octavo rey).

1. Subió al trono en el 835 a.C. y reinó durante cuarenta años.

2. El joven rey cooperó con el sumo sacerdote Joiada en la promoción de un tiempo de renovación, que incluyó, entre otras cosas, la destrucción de los templos de Baal (2Cr 23:16-21; 2Cr 24:1-2).

Joás determinó después que el templo de Dios necesitaba reparaciones y le ordenó a Joiada que las llevara a cabo. El sumo sacerdote construyó una caja especial de ofrendas para financiar las obras (2Re 12:4-16). Esta es la primera ofrenda voluntaria levantada entre el pueblo desde la construcción del tabernáculo por Moisés. (Véanse Éxo 35:1-35 y Núm 7:1-89.)

3. Después de la muerte de Joiada, Judá experimentó otra vez momentos difíciles. Mientras que el sumo sacerdote vivió, Joás caminó con rectitud, pero en cuanto que falleció tuvo lugar una trágica transformación. Fue sin duda una manifestación de la gracia de Dios que Joiada viviera 130 años como llegó a vivir; pero ahora estaba muerto y Joás estaba sin él tan perdido como Lot sin Abraham (2Cr 24:2; 2Cr 24:15-16).

4. Notemos los tristes sucesos que tuvieron lugar en los últimos años de Joás:

a. Poco después de los funerales de Joiada, los líderes de Judá indujeron al rey a que dejara la adoración a Dios y adorara los ídolos paganos. Joás comete ahora el mismo error, necio y fatal, que cometió Roboam, su antepasado en el trono: permitir que le aconsejen los corrompidos. (Véanse 1Re 12:8; 2Cr 24:17-19.)

b. El rey sirio Hazael empezó una campaña de engrandecimiento de su reino mediante la toma de la ciudad de Gat. Seguidamente emprendió la marcha hacia Jerusalén, pero fue contentado por Joás cuando este con urgencia le envió el oro y los tesoros del templo (2Re 12:17-18).

c. Entonces el Espíritu de Dios descendió sobre Zacarías, hijo de Joiada, y denunció con osadía la idolatría de Judá e hizo un llamamiento al arrepentimiento nacional. No aceptaron esta palabra de amonestación y finalmente Joás ordenó que lo apedrearan hasta matarlo. Este es quizá el momento más negro de la historia de Judá: el asesinato de su propio sumo sacerdote. Nuestro Señor se referiría a ello ocho siglos y medio después (Mat 23:35).

Zacarías viene a ser el Esteban del Antiguo Testamento, pues ambos hombres fueron lapidados por decir la verdad. (Véase Hch 7:51-59.) Sus últimas palabras fueron: «… Jehová lo vea y lo demande» (2Cr 24:22).

Zacarías está pidiendo que su muerte sea vengada por Dios. Ya hemos señalado la favorable comparación entre Zacarías y Esteban, pero se da una diferencia significativa en que el sumo sacerdote muere demandando que Dios juzgue a sus asesinos, mientras que Esteban pide que el Señor los perdone (véase Hch 7:60). La gracia del Nuevo Testamento va más allá que la ley del Antiguo Testamento.

5. Unos pocos meses después de la muerte de Zacarías, el ejército sirio volvió y Dios permitió que Jerusalén fuera capturada, los principales líderes ejecutados y la ciudad saqueada. Joás mismo fue mal herido en esta guerra y finalmente asesinado por sus siervos que conspiraron contra él.

F. Uzías (décimo rey).

1. Empezó a reinar en el 790 a.C. y reinó durante cincuenta y dos años.

2. Uzías es el segundo de los reyes de Judá en la duración de su reinado. Fue un buen rey y fue ayudado mucho por un piadoso profeta de Dios llamado Zacarías (2Cr 26:5). Nos maravillamos de los logros que alcanzó:

a. Reconstruyó la ciudad de Elat y la recuperó para Judá.

b. Sometió a su dominio las ciudades fuertes de los filisteos.

c. Venció a los árabes. d. Hizo que los amonitas le entregaran un tributo anual.

e. Su fama se extendió hasta Egipto y otras naciones.

f. Construyó torres fuertes en Jerusalén.

g. Edificó también torres en el desierto.

h. Abrió muchos pozos.

i. Crio mucha ganadería.

j. Cultivó muchas viñas y huertas.

k. Organizó su ejército en regimientos. Su ejército consistió de 307.500 soldados bien entrenados, que estaban mandados por 2.600 capitanes.

l. Los equipó con el mejor equipo de guerra conocido. m. Construyó ingeniosas máquinas de guerra para lanzar muchas flechas y grandes piedras desde las torres (2Cr 26:6-15).

3. Pero cuando estaba en el apogeo de su prosperidad el orgullo le arruinó. Se nos dice: «Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina» (2Cr 26:16). La primera criatura de la creación de Dios que pecó escuchó palabras parecidas en contra suya. (Véanse Isa 14:12-15; Eze 28:12-17.)

4. Su pecado fue entremeterse en las funciones del sacerdocio quemando incienso en el altar del incienso.

5. En el mismo momento que lo hacía fue confrontado y reprendido por el sumo sacerdote Azarías y otros ochenta sacerdotes valientes. Fue advertido de que dicha tarea estaba únicamente asignada a los descendientes de Aarón. Uzías se enfureció y no estuvo dispuesto a ceder. Allí mismo y cuando todavía tenía en su mano el incensario, Dios le castigó con lepra (2Cr 26:17-21). Uzías fue el tercero y último de los reyes bíblicos que cometió el error fatal de asumir funciones que correspondían a los sacerdotes. Dios rechazó al primero (Saúl, 1Sa 13:11-14), le quitó el hijo al segundo (Jeroboam, 1Re 14:17), y ahora castiga al tercero con lepra.

6. Uzías murió tiempo después en esta trágica condición. «Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa de Jehová…» (2Cr 26:21).

G. Acaz (duodécimo rey).

1. Empezó a reinar en el 735 a.C. y reinó dieciséis años.

2. Este joven y arrogante rey de veinte años enfrentó dificultades desde el comienzo de su reinado.

a. Se vio amenazado por la alianza de Rezín, rey de Siria, y Peka, rey de Israel (2Re 15:37; 2Re 16:5-6), que le atacaron por separado y conjuntamente. Querían castigarle porque rehusó unirse a ellos para formar un frente común a fin de frenar el creciente poder del rey de Asiría. (2Cr 28:5-6; 2Re 16:5).

b. Isaías visitó al aterrorizado rey y le aseguró que no tenía que preocuparse porque la conspiración de Siria e Israel no prosperaría, y que ambas naciones serían pronto destruidas (en sesenta y cinco años) (Isa 7:1-9).

c. Dios entonces invitó a Acaz, por medio de Isaías, a que le pidiera una señal divina para probarle que sus enemigos serían de verdad destruidos como se había profetizado. El incrédulo rey rehusó hacerlo (aparentemente porque se había decidido a unirse a Israel); Isaías a pesar de todo predijo que una señal vendría de parte de Dios mismo para toda la casa de David (no sólo para Acaz) que demostraría el poder y el amor de Dios para toda la simiente de Abraham. Notemos el elocuente lenguaje:

«Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel» (Isa 7:14).

¡Así predijo Isaías el nacimiento virginal de Cristo! Siete siglos después el ángel Gabriel le recordaría estas palabras a un angustiado carpintero de Nazaret (Mat 1:18-25).

d. Acaz no sólo rehusó prestar atención a la palabra de Dios, sino que volvió su corazón a la adoración de Baal, ofreciendo incluso a sus propios hijos en sacrificio a esta deidad diabólica en el valle de Hinom, a las afueras de Jerusalén (2Cr 28:1-4).

e. Debido a esto, Dios permitió que muchos enemigos avasallaran y despojaran el reino de Acaz.

f. Acaz desesperado se volvió en busca de ayuda al rey Tiglat-pileser de Asiría. Trató de comprar su protección enviándole junto con la solicitud de ayuda el oro y la plata del templo (2Cr 28:16-21; 2Re 16:7-8).

g. Tiglat-pileser accedió y atacó a Siria, capturando Damasco y matando al rey Rezín, uno de los enemigos de Acaz. El rey de Judá viajó hasta Damasco para besar la mano del rey asirio. Mientras que estaba allí vio un altar pagano que le llamó la atención, copió su diseño y lo envió junto con la descripción y medidas al sacerdote Urías, con la orden de que se lo tuviera listo para su regreso. Este altar pagano reemplazó el viejo altar de bronce en el templo (2Re 16:10-16) De esa manera continuó con esta viciosa adoración pagana (2Cr 28:22).

h. Tiglat-pileser prosiguió con sus conquistas deportando al pueblo de algunas ciudades del norte de Israel y de la tierra al este del Jordán (2Re 15:29).

H. Ezequías (decimotercer rey).

1. Empezó su reinado en el 715 a.C. y reinó durante veintinueve años.

2. Sus reformas. Ezequías fue en la opinión de Dios el mejor rey de Judá hasta este momento. Sus logros espirituales serían sólo superados por su nieto Josías (2Re 18:5). Quitó los santuarios paganos, rompió las piedras sagradas, destruyó las representaciones de Asera, y la serpiente de bronce que hizo Moisés (Núm 21:9), que era adorada por el pueblo.

3. Su riqueza. Fue más rico que todos los otros reyes del norte o del sur, sus vastas riquezas fueron solamente superadas por Salomón (2Cr 32:27-30).

4. Su servicio en el templo. Durante el primer mes de su reinado, Ezequías ordenó el restablecimiento de los sacrificios de animales, dándose cuenta de la gran ley mosaica que establece: «… y la misma sangre hará expiación de la persona» (Lev 17:11; véase también Heb 9:22). El rey organizó entonces la orquesta del templo, compuesta de arpas, salterios, címbalos, y un grupo especial de sacerdotes con trompetas. Fue también formado un coro de levitas que tenía en su repertorio los salmos de David. Cuando todo estuvo listo, el pueblo fue invitado a acudir al templo (2Cr 29:20-30). Este tuvo que ser uno de los grandes servicios de adoración de todos los tiempos.

5. Su gran celebración de la Pascua. Ezequías empezó a planear la más grande celebración de la pascua que habían tenido desde la dedicación del templo con Salomón hacía ya tres siglos (2Cr 30:26). La noticia corrió por toda Judá y se enviaron cartas a distintos lugares de Israel invitando a la gente al arrepentimiento y al gozo de la comunión con Dios, lo cual podrían alcanzar participando en la Pascua. Muchos del reino del norte se rieron e hicieron burla de semejante invitación (para un ejemplo del Nuevo Testamento, véase Luc 14:16-24), pero otros respondieron gozosamente (2Cr 30:3-11).

Se programó originalmente que la celebración durara siete días, pero se decidió unánimemente continuarla durante otros siete días. Se ofreció durante estos días una cantidad grande de animales, que incluía 20.000 novillos y 17.000 ovejas (2Cr 30:21-27). Cuando al fin los fieles regresaron a sus casas continuaron creciendo en el avivamiento, a medida que los ídolos familiares eran destruidos (2Cr 31:1). Ezequías también organizó a los sacerdotes y levitas en distintos cuerpos de servició, nombrando a unos para ofrecer los sacrificios de animales y a otros para la alabanza (2Cr 31:2-3). Años atrás, David había nombrado a 288 para dedicarse exclusivamente para la alabanza y la acción de gracias al Señor (1Cr 16:4; 1Cr 6:31-32). Una y otra vez leemos acerca de este consagrado coro:

a. Cuando el templo fue dedicado en el reinado de Salomón (2Cr 5:12-13).

b. Cuando el Señor derrotó a una coalición de enemigos de su pueblo en tiempos de Josafat (2Cr 20:21).

c. Cuando la inicua reina Atalía fue destronada bajo la dirección del sumo sacerdote Joiada (2Cr 23:13).

d. Durante el avivamiento de Ezequías (2Cr 29:25-28).

e. Durante la celebración de la Pascua en el tiempo de Josías (2Cr 35:15-16).

f. Cuando el remanente que volvió puso los fundamentos del templo en el tiempo de Esdras (Esd 3:11; Esd 3:13).

El avivamiento espiritual del pueblo se mostró también en que entregaban los diezmos para las necesidades del templo. El sumo sacerdote Azarías depositó el excedente en cuartos especialmente preparados en el templo. Notemos su testimonio:

«… Desde que comenzaron a traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho, porque Jehová ha bendecido a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de provisiones» (2Cr 31:10). Esta gloriosa verdad aparece ampliada en el último de los libros del Antiguo Testamento (Mal 3:8-10).

6. Sus logros militares. Judá estuvo pagando tributos a Asiria durante el reinado de Acaz, pero Ezequías se rebeló contra el rey Salmanasar de Asiria en el cuarto año de su reinado y nunca más pagó el tributo (2Re 18:7). También dirigió con éxito una campaña contra los filisteos en este tiempo (2Re 18:8).

7. Su enfermedad y recuperación. Ezequías cayó azotado por una enfermedad mortal, probablemente algún tipo de tumor, y Dios le comunicó por medio de Isaías que no se recuperaría. La razón para la enfermedad pudo ser su orgullo (2Cr 32:24-25; Isa 38:17).

El afligido rey se humilló ante Dios y le rogó que le perdonara. El Señor le escuchó y le prometió que le añadiría quince años más a su vida (2Re 20:1-6). En consecuencia, Ezequías fue el único ser humano que jamás vivió que pudo (durante quince años) contar con seguridad que volvería a ver amanecer el día cuando se retiraba a dormir.

Isaías preparó una masa de higos para ponerla sobre la llaga de Ezequías. Aquel emplasto no tenía, por supuesto, más poder sanador que tenía el barro que Jesús usó para untar los ojos del hombre ciego (Jua 9:6). Ambos milagros de sanidad fueron el resultado de la fe en la promesa y poder de la Palabra de Dios (2Re 20:7). Ezequías pidió una señal sobrenatural que probara que el tratamiento realmente funcionaría. Dios se lo concedió y, a petición del rey mismo, la sombra del reloj de sol del rey retrocedió diez grados (2Re 20:8-11). El doctor John Davis escribe lo siguiente acerca de este milagro:

«La señal que Dios dio a Ezequías fue ciertamente uno de los más espectaculares milagros en la historia del Antiguo Testamento. En el patio del palacio había aparentemente una serie de gradas (no necesariamente un reloj de sol como solemos imaginárnoslo) arregladas de tal manera que la sombra que el sol proyectaba sobre ellas daría una noción aproximada del tiempo. A petición del rey, y probablemente en presencia de un buen grupo de sirvientes y funcionarios (¿y embajadores extranjeros, tal vez?), la sombra retrocedió diez gradas (o grados) ¿Cómo pudo Dios realizar realmente este milagro? ¿Hizo que la tierra se parara en su rotación y retrocediera un poco? Todos los verdaderos cristianos estaríamos de acuerdo en que Dios puede hacer tal cosa, porque él es el origen de todas las cosas y por él subsisten (Col 1:17). Pero la Biblia nos da a entender claramente que este no fue el método que Dios usó; porque al referirse a este milagro, 2Cr 32:24 declara que Ezequías oró a Jehová, él le respondió y le dio una señal (hebreo: mopheth). Pero en el versículo 2Cr 32:31 se nos dice que Babilonia envió embajadores a Ezequías para inquirir acerca de este portento (mopheth) que había sido hecho en el país (2Cr 32:31). Fue, entonces, un milagro bien localizado geográficamente, que no involucró una paralización y retroceso de la rotación de la tierra, lo que implicaría que habría ocurrido en toda la zona del Cercano Oriente. En su lugar, el milagro sucedió en el “país” (Judá), y para ser más específico fue solamente en el patio de la casa del rey que la sombra retrocedió diez grados (Isa 38:8). Es la convicción de este escritor que la comprensión correcta de este milagro nos ayuda a entender lo que sucedió en aquel largo día del tiempo de Josué (Jos 10:12-14). En razón de que lo que Josué necesitaba era una prolongación de la luz solar (no que la rotación de la tierra se hiciera más lenta), su necesidad podía ser satisfecha mediante una continuación sobrenatural de la luz del sol y de la luna en Palestina durante un día completo hasta que el ejército de Josué pudiera alzarse con la victoria y derrotar por completo al enemigo.» (Solomon to the Exile, pp. 128, 129.)

El profeta Isaías incluye en su libro para nosotros una página del diario de Ezequías, escrito durante la agonía de aquella terrible enfermedad. Es un relato bien sombrío en verdad (Isa 38:9-20). Algunos creen que Ezequías pasó los últimos quince años de su vida poniendo en orden las Escrituras del Antiguo Testamento, debido a que se encuentran con frecuencia las letras hebreas «H Z K» al final de muchos libros del Antiguo Testamento en los manuscritos hebreos.

8. Sus visitantes babilonios. Ezequías recibió la visita de los enviados de una creciente potencia, que pronto se enfrentaría y derrotaría a la poderosa Asiría. Los babilonios pudieron haberle visitado por varias razones:

a. Presentar sus respetos a un rey que hacía poco se había recuperado de una enfermedad mortal.

b. Para saber cómo había sucedido. Los babilonios estaban realmente fascinados con la astrología, toda su vida nacional giraba alrededor del movimiento de los astros. (Véanse Isa 47:13; Dan 2:27; Jer 10:2.)

c. Para determinar cuánto podrían sacar de Jerusalén cuando alcanzaran el poderío mundial (2Re 20:12-13).

Ezequías actuó neciamente mostrándoles todos sus tesoros y fue por ello reprendido severamente por el profeta Isaías. El profeta predijo entonces que tiempo después de la muerte del rey, Judá sería llevada en cautiverio por los babilonios, en parte para hacerse con los tesoros que Ezequías les había mostrado. La respuesta del rey manifiesta un gran egoísmo:

«… La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días» (2Re 20:19). (Véase también Rom 7:18.) Nos dice la Escritura que Dios permitió la visita de los babilonios para probar a Ezequías, pero él no pasó el examen 2Cr 32:31.

9. Su dura prueba con Senaquerib. Como ya hemos observado, Ezequías se había rebelado contra el pago de tributo a Asiria durante el cuarto año de su reinado. Pero al empezar su décimo cuarto año de reinado, el poderoso sucesor de Salmanasar empezó a amenazar a Jerusalén. Ezequías intenta componer las cosas aceptando el tributo que el rey asirio le impone de trescientos talentos de plata y treinta de oro (nueve mil novecientos kilos de plata y novecientos noventa de oro). Este triste intento de aplacar al ambicioso Senaquerib nos recuerda a Neville Chamberlain, el primer ministro británico, que acudió mansamente a Munich al final de los años treinta para entregarle a Hitler media Europa. Pero la táctica no funcionó como muy pronto descubrieron Ezequías y Chamberlain.

Senaquerib subió contra Jerusalén y la sitió 2Re 18:17; Isa 36:1. Ezequías hizo un desesperado esfuerzo por defenderse reforzando los muros y reclutando un ejército, e incluso motivándoles con arengas desafiantes. Pero parece que el mismo rey tenía serias dudas en cuanto al resultado final de la crisis 2Cr 32:1-8.

Senaquerib había enviado con el ejército a su Rabsaces (título para su más alto oficial), quien primeramente intentó rendir la ciudad mediante el poder de sus palabras de amenaza. Lanzó sus terribles amenazas desde las fuentes de agua que abastecían a la ciudad, un lugar donde él sabía estaban concentrados el mayor número de judíos. Les dio siete razones por las que Jerusalén debería de rendirse inmediatamente 2Re 18:17-35.

a. Egipto, su aliado, era incapaz de auxiliarles (2Re 18:21).

b. Habían «ofendido» a Jehová su Dios al destruir todos los lugares de adoración excepto el de Jerusalén (2Re 18:22).

Los judíos que oyeron este argumento debieron de reírse mucho ante semejante estupidez. Es cierto que Ezequías había eliminado los santuarios paganos (2Re 18:4), pero sólo porque eran centro de adoración de Baal.

c. Jerusalén tenía un ejército débil (2Re 18:23).

Rabsaces ofrece incluso entregarles 2.000 caballos si ellos disponen de jinetes para montarlos.

d. Era la voluntad de Dios que él conquistara Jerusalén (2Re 18:25). Era cierto que Isaías había predicho la invasión asiria de Palestina Isa 10:5-6, pero no porque ésta fuera su perfecta voluntad, sino como un castigo divino por sus pecados.

e. Asiria disponía de un gran ejército (2Re 18:24).

f. Les ofreció condiciones aceptables de rendición (2Re 18:31). Nadie en sus cabales se tragaría esa mentira, porque los asirios eran conocidos por no tratar bien a sus prisioneros.

g. Señaló también la total imposibilidad de que Jehová les pudiera salvar (2Re 18:35). Este bocazas aprendería muy pronto por experiencia personal cuán «débil» era en realidad Jehová.

Durante toda esta manifestación de arrogancia de los asirios, la delegación judía, compuesta de tres hombres, sólo interrumpió una vez a Rabsaces. Tímidamente le pidieron que las «conversaciones de paz» se llevaran a cabo en arameo (siriaco), y no en hebreo, para evitar que lo entendiera la multitud que escuchaba. Los negociadores judíos temían que cundiera el pánico si la gente del pueblo se daba cuenta de la seriedad de la situación. Rabsaces no sólo lo rechazó sino que incluso elevó todavía más la voz para que todos pudieran escuchar. Pero no cundió el pánico sino que el pueblo se mantuvo en silencio. Esto fue sabio porque, ¿cómo responde una oveja a los gruñidos y ladridos de un perro salvaje? 2Re 18:27-28; 2Re 18:36.

10. Su oración por la ciudad de Jerusalén. La delegación judía informó inmediatamente a Ezequías de todas las amenazas del Rabsaces. El rey buscó a Dios fervientemente en oración y pronto supo por medio del gran profeta Isaías que él ya había determinado la muerte de Senaquerib, y que nada tenía que temer de las amenazas asirias 2Re 19:1-7 y Flp 4:6-7.

11. La respuesta de parte del Señor. En este momento Dios se dirige tanto a Ezequías como a Senaquerib por medio del profeta Isaías 2Re 19:20-33.

A Ezequías le dijo:

a. «He oído» (2Re 19:20). Esto solo era ya suficiente para confortar el corazón del rey.

Sal 20:1; Sal 34:4; Sal 120:1; Jon 2:2; 1Jn 5:14. Cuán diferentes son los ídolos sordos del paganismo. Sal 115:2-7; Sal 135:15-21.

b. Volvería a plantar, sembrar y cosechar en los campos que los asirios habían destruido (2Re 19:29).

c. El ciclo normal de la agricultura volvería a funcionar para el tercer año (2Re 19:29).

d. Este tiempo de prueba produciría un fuerte remanente de creyentes fieles en Jerusalén (2Re 19:31).

A Senaquerib le dijo:

e. Sión no te tiene miedo (2Re 19:21).

f. Te escarnece y menosprecia (2Re 19:21).

g. La única razón por la que has logrado algunos éxitos es porque yo te lo he permitido (2Re 19:25).

h. Conozco todas las cosas que piensas, dices y haces (2Re 19:27).

i. Te pondré argolla en la nariz y freno en tu boca y te haré salir de Jerusalén (2Re 19:28).

Nota: Esta era una crueldad que los asirios solían infligir sobre sus cautivos.

Otra nación pagana sufrirá la misma clase de juicio durante la tribulación. Eze 38:4.

j. No entraría en Jerusalén ni siquiera dispararía su arco contra la ciudad (2Re 19:32).

k. El mismo sería asesinado por miembros de su propia familia (2Re 19:7).

Nota: Los descubrimientos arqueológicos indican que Senaquerib murió aplastado por sus propios hijos. Lo hicieron deslizándose dentro de su capilla privada de oración y dejando caer sobre él la gigantesca estatua del dios Nisroc, ¡su dios! El doctor John Davis escribe: «Y así, el orgulloso y gran rey de Asiría, que se había jactado ante Ezequías de que Dios era impotente, no solamente perdió su ejército con un simple movimiento del dedo de Jehová, sino también él mismo murió aplastado por la imagen de un dios inexistente a quien había dedicado su vida.» (Solomon to the Exile, p. 124.)

l. Salvaría la ciudad por amor de sí mismo y de su siervo David (v. 2Re 19:34).

m. Todo esto será así porque cuando te burlaste de Jerusalén, te mofaste también de mí.

Dios no solamente prometió salvar Jerusalén, sino que aseguró al rey que ni una flecha enemiga caería dentro de la ciudad. Aquella misma noche el Ángel del Señor mató a 185.000 soldados asirios y en la mañana se vieron los cuerpos muertos a todo lo largo del horizonte. Algunos creen que este ángel era Cristo mismo. En cualquier caso, el poder de un ángel es tremendo. Nuestro Señor nos dice en Mat 26:53 que él podía, si lo deseara, llamar a doce legiones de ángeles para ayudarle.

En aquellos días una legión estaba compuesta de 6.000 hombres. Eso significa que Cristo tenía a su disposición al menos 72.000 guerreros celestiales. Los asirios experimentaron ahora lo que los egipcios habían sufrido unos ocho siglos antes Éxo 12:29. Senaquerib volvió inmediatamente a Nínive y allí fue asesinado, tal como Dios lo había profetizado 2Re 19:36-37. Ezequías murió después de un glorioso reinado de veintinueve años y fue sucedido en el trono por su hijo Manasés 2Re 20:20-21; 2Cr 32:32-33.

I. Manasés (decimocuarto rey).

1. Empezó a reinar en el 695 a.C. y reinó durante cincuenta y cinco años.

2. El decimocuarto rey de Judá fue, sin duda, único entre todos los reyes del norte y del sur.

Notemos lo siguiente:

a. Reinó más tiempo que ningún otro rey.

b. Tuvo el padre más piadoso, hasta ese momento, de todos los reyes de Judá.

c. Su nieto Josías fue el mejor de todos.

d. Fue el único rey impío que se arrepintió genuinamente de sus pecados antes de su muerte.

e. Fue el peor de todos los reyes hasta antes de su arrepentimiento.

3. El reinado de Manasés antes de su conversión tal como se registra en 2Re 21:2-6, 2Cr 33:1-20) probablemente sobrepasaría en maldad los gobiernos de Hitler y Stalin. Consideremos las siguientes acciones:

a. Reconstruyó todos los altares de Baal que su padre había destruido 2Cr 33:3.

b. Levantó altares para la adoración pagana de los astros del cielo (Zodiaco) en los atrios de la casa de Dios (2Cr 33:4-5).

c. Sacrificó a sus propios hijos en altares de dioses diabólicos en el valle de Hinom como lo había hecho su abuelo Acaz (2Cr 33:6).

d. Consultó a espíritus de adivinación y hechicería (2Cr 33:6).

e. La tradición dice que mató a Isaías cortándole en partes con una sierra Heb 11:37.

f. Dios dijo que cometió más infamias y maldades que las naciones paganas que vivieron anteriormente en Palestina 2Re 21:11.

g. Derramó sangre inocente por todas partes 2Re 21:16.

h. Ignoró por completo varios avisos de parte del Señor en relación con todo esto 2Cr 33:10.

i. Fue hecho prisionero temporalmente por el rey de Asiría.

j. Se arrepintió mientras estaba en la prisión y Dios le perdonó.

k. Le fue permitido reinar otra vez sobre Judá.

l. Reinó durante cincuenta y cinco años y fue sucedido en el trono por su hijo Amón.

J. Josías (decimosexto rey).

1. Empezó a reinar en el 640 a.C. y reinó durante treinta y un años.

2. Josías fue el mejor de los reyes desde Salomón. «No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual» 2Re 23:25. Sus logros nos asombran. Nos preguntamos cómo se las arregló para comer y dormir.

3. Las reformas de Josías.

a. Comenzó a buscar a Dios siendo muy joven, de dieciséis años 2Cr 34:3.

b. A la edad de veinte años empezó su gran obra de reforma (2Cr 34:3).

c. Destruyó todos los altares de Baal (2Cr 34:4).

d. Deshizo todas las imágenes y esculturas convirtiéndolas en polvo y esparciéndolo sobre los sepulcros de aquellos que habían sacrificado a ellas (2Cr 34:4).

e. Quemó los huesos de los sacerdotes paganos sobre sus propios altares (2Cr 34:5).

f. Llevó esto a cabo en ciudades distantes de Israel y en su propio reino (2Cr 34:6).

g. A la edad de veintiséis empezó a reparar el templo (2Cr 34:8).

h. Dirigió al pueblo en un «servicio multitudinario de arrepentimiento» como resultado del descubrimiento del libro de la ley de Moisés 2Re 23:1-3; 2Re 23:18-21, 2Re 23:29-32. Después hizo que se leyera a todo el pueblo.

i. Planeó y presidió una de las celebraciones de la Pascua más grandes de todos los tiempos 2Cr 35:1; 2Cr 35:18.

j. Mató a los sacerdotes paganos que antes habían nombrado otros reyes de Judá 2Re 23:5.

k. Sacó fuera de Jerusalén la imagen de Asera que estaba en el templo 2Re 23:6.

l. Derribó los lugares de prostitución masculina (2Re 23:7).

m. Mandó venir a Jerusalén a los sacerdotes de Dios que vivían en otras ciudades de Judá (2Re 23:8).

n. Destruyó el altar de Tofet que estaba en el valle de Hinom para que no se ofrecieran sacrificios humanos sobre él (2Re 23:10).

ñ. Quitó también las esculturas de caballos y carros (dedicadas al dios sol) que estaban instaladas cerca de la entrada del templo (2Re 23:11).

o. Derribó los altares de Acaz que estaban sobre el tejado del palacio (2Re 23:12).

p. También quitó los altares que Manasés había ordenado levantar en los atrios del templo (2Re 23:12).

q. Derribó los santuarios paganos de Astoret (dios de Sidón), Quemos (dios de Moab), y Milcom (dios de Amón) que Salomón había edificado para sus muchas mujeres (2Re 23:13).

r. También quebró el altar de Bet-el que había levantado Jeroboam I (2Re 23:15), cumpliéndose así una profecía de 300 años de antigüedad. (1Re 13:1-2.)

s. Demolió todos los santuarios paganos que había en los montes de Samaria (2Re 23:19).

t. Exterminó también a todos los brujos y adivinos (2Re 23:24).

4. El ministerio bíblico de Josías.

a. Al limpiar el templo, el sumo sacerdote Hilcías descubrió un viejo rollo que resultó ser una copia de la ley de Moisés 2Re 22:8.

b. Josías fue informado y rasgó sus vestiduras de horror al darse cuenta de cuánto habían sido ignoradas y ridiculizadas las Escrituras del Antiguo Testamento durante el reinado tanto de su padre como de su abuelo (2Re 22:9-13). Aparentemente, durante el reinado del inicuo Manasés la Palabra de Dios había sido completamente destruida, y probablemente sería un delito grave poseer un ejemplar de la ley de Dios. Pero algunos sacerdotes fieles habían ocultado un ejemplar en el templo esperando días mejores.

c. El joven rey ordenó a Hilcías buscar el consejo de una piadosa mujer, la profetisa Hulda, acerca de todo este asunto. Esta mujer bien pudo ser una tía carnal de Jeremías. 2Re 22:14; Jer 32:7.

Dios había hablado a veces a su pueblo por medio de una mujer, y lo haría otras veces después de esta ocasión (2Re 22:14).

(1) Habló por medio de Miriam, la hermana de Moisés Éxo 15:20.

(2) Obró por medio de Débora Jue 5:1-31.

(3) La esposa de Zacarías era una profetisa Luc 2:36.

(4) Las cuatro hijas de Felipe eran tenidas por profetisas Hch 21:9.

d. El mensaje de Huida fue una doble profecía. Dijo:

(1) Que a causa del trágico y vergonzoso fracaso espiritual de Judá, Dios ya había determinado juzgar a su pueblo. Pronunció sobre la Santa Ciudad las terribles palabras del Señor (2Re 22:17).

(2) Que a causa del amor de Josías por el Señor, él no vería todo esto y que el juicio vendría después que él muriera. «… serás llevado a tu sepulcro en paz…» 2Re 22:20. No debemos entender estas palabras en el sentido de que Josías moriría de forma tranquila en su lecho real (porque en realidad murió en el campo de batalla), sino que él sería librado del dolor de la cautividad a manos de los babilonios y de la subsiguiente destrucción de Jerusalén.

e. Josías entonces convocó al pueblo en el templo y él personalmente leyó la ley de Moisés en voz alta y les instó a que obedecieran la Palabra de Dios 2Re 23:1-3.

5. La gran celebración de la Pascua de Josías. Esta fiesta que había empezado en Egipto hacía casi 900 años Éxo 12:1-51, no se había evidentemente vuelto a celebrar desde los días de Ezequías, hacía unos sesenta años. Pero Josías estaba ahora determinado a enmendar el olvido. Notamos con sorpresa el gran número de animales sacrificados en esta ocasión 2Cr 35:7-8.

a. Animales:

(1) Treinta mil corderos.

(2) Tres mil novillos.

(3) Seis mil setecientas ovejas.

(4) Trescientos bueyes.

b. El arca del pacto.

Según 2Cr 35:18 esta fue la más grande celebración pascual de todos los tiempos. Durante esta celebración de la pascua, Josías subió la sagrada arca del testimonio a su lugar propio en el templo 2Cr 35:3. Esta es la última mención que se hace en el Antiguo Testamento del mueble más sagrado que jamás se haya construido. Su historia es realmente fascinante.

(1) Es primeramente mencionada en Éxo 25:10.

(2) Fue depositada en el tabernáculo por Moisés Éxo 40:21.

(3) Fue transportada por el pueblo de Israel durante los cuarenta años de su peregrinación en el desierto Núm 10:35; Núm 14:44.

(4) Siguió al pueblo de Israel cuando cruzaron el río Jordán Jos 4:5.

(5) Fue llevada alrededor de Jericó Jos 6:13.

(6) Fue puesta al lado de Josué en el monte Ebal mientras que él leía la ley a todo el pueblo Jos 8:33.

(7) La instalaron formalmente en el nuevo tabernáculo levantado en Silo Jos 18:1.

(8) Fue llevada al campo de batalla por los impíos Ofni y Finees 1Sa 4:4.

(9) Fue capturada por los filisteos y retenida durante siete meses 1Sa 4:11; 1Sa 6:1.

(a) La trasladaron a Asdod donde derrotó a Dagón 1Sa 5:1.

(b) La llevaron después a Ecrón donde causó una gran plaga 1Sa 5:10.

(10) Fue llevada a Bet-semes por dos vacas que criaban, pero allí el Señor castigó a algunos de la ciudad por mirar dentro del arca 1Sa 6:12.

(11) Luego la trasladaron a Quiriat-jearim donde permaneció durante veinte años 1Sa 7:1.

(12) Fue llevada por Saúl a Gabaa. Aquí dio la victoria a los israelitas sobre los filisteos 1Sa 14:18.

(13) David quiso trasladarla desde Baala a Jerusalén en un carro nuevo. Uza murió en el camino por tocarla 2Sa 6:3.

(14) Descansó durante tres meses en la casa de Obed-edom 2Sa 6:11.

(15) David la trasladó definitivamente a Jerusalén 2Sa 6:16.

(16) El sumo sacerdote Sadoc se la llevó a David, cruzando el torrente de Cedrón, cuando escapaba de la rebelión de Absalón 2Sa 15:24.

(17) La devolvieron a Jerusalén por orden de David 2Sa 15:25; 2Sa 15:29.

(18) Fue instalada en el templo de Salomón 1Re 8:1.

(19) No sabemos lo que sucedió al final con ella.

6. La trágica muerte de Josías.

a. Necao, rey de Egipto, planeó dirigir un ejército a través de Judá para presentar un frente unido con Babilonia frente a Asiria en Carquemis 2Cr 35:20.

b. A causa de esto Josías le declaró la guerra a Necao. El Faraón egipcio intentó en vano convencer al rey de Judá de que no tenía pleito con él, y le advirtió de que no interviniera, no fuera que Dios le destruyera en la guerra (2Cr 35:20-21).

c. Josías rechazó la oferta de paz y atacó a Necao en el valle de Meguido. El campo de Meguido, localizado en la llanura de Esdraelón (Jezreel), había sido ya escenario de muchas batallas:

(1) Débora y Barac derrotaron aquí a los cananeos Jue 4:1-24; Jue 5:1-31.

(2) Gedeón derrotó aquí a los madianitas Jue 7:1-25.

(3) David derrotó aquí a Goliat 1Sa 17:1-58.

(4) Fue aquí donde los filisteo mataron a Saúl 1Sa 31:1-13.

(5) Fue aquí donde Josías fue herido de muerte 2Cr 35:22.

(6) Será en este campo donde un día tendrá lugar la gran batalla del Armagedón Zac 12:11; Apo 16:16.

d. Josías fue herido mortalmente por los flecheros de Necao a pesar de entrar disfrazado en la batalla (como lo hizo otro rey en otra ocasión). Véase 1Re 22:30. Lo llevaron a Jerusalén donde lo sepultaron en medio de una gran ceremonia y dolor. El profeta Jeremías estuvo presente en el funeral 2Cr 35:23-25. Judá no volvió a tener más reyes buenos. De aquí en adelante el país cayó en un gran declive espiritual. Josías fue sucedido en el trono por su hijo Joacaz (2Cr 36:1).

K. Joacim (decimoctavo rey).

1. Empezó a reinar en el 609 a.C. y reinó durante once años.

2. Con la excepción de su tatarabuelo Manasés, Joacim puede ser catalogado como el peor de los reyes de Judá. Veamos su nefasto historial:

a. Se construyó un gran palacio, de grandes recámaras, con muchas ventanas, cubierto con panel de madera de cedro y pintado de rojo. Se aprovechó para hacerlo del trabajo de esclavos, mientras que su propio pueblo sufría Jer 22:13-14.

b. Estaba lleno de egoísmo, codicia y deshonestidad (Jer 22:17).

c. Mató a los inocentes, oprimió a los pobres y reinó con crueldad (Jer 22:17).

d. Ordenó matar al profeta Urías, un hombre de Dios que denunció sus excesos. Mandó perseguirle y buscarlo en Egipto, trayéndole prisionero a Jerusalén Jer 26:20-22.

e. Intentó frecuentemente silenciar al profeta Jeremías (Jer 26:24; Jer 36:19; Jer 36:26).

f. Quemó en una ocasión un rollo que contenía los escritos y profecías inspiradas de Jeremías. Pero no le dio resultado, porque el profeta volvió a escribir todo lo que el rey había destruido y añadió una escalofriante profecía contra Joacim (Jer 36:22-23; Jer 36:27-32).

3. Joacim se convirtió en vasallo de Nabucodonosor después que los babilonios derrotaron a los asirios y egipcios en la batalla de Carquemis. En los últimos años de su reinado Nabucodonosor capturó Jerusalén y se llevó algunos de sus vasos sagrados a Babilonia. Encadenó a Joacim para llevárselo prisionero, pero aparentemente, por alguna razón, lo restauró en el trono de Judá como un rey vasallo 2Re 24:1; Jer 25:1; 2Cr 36:6-7. Sí se llevó, sin embargo, algunos jóvenes judíos de la aristocracia, uno de los cuales fue Daniel Dan 1:3-4.

4. Pasados tres años, Joacim fue convencido por el grupo pro Egipto de su corte para que se revelara contra Babilonia.

5. Aunque Nabucodonosor no pudo aparentemente aplastar la rebelión en forma rápida en este tiempo, Dios castigó al inicuo rey de Judá permitiendo que la tierra fuera invadida por bandas de sirios, moabitas y amonitas 2Re 24:2-3.

6. Joacim murió y, como fue profetizado por Jeremías Jer 22:18-19; Jer 36:30, fue sepultado como un animal salvaje. Su cadáver fue sacado de Jerusalén y arrojado en un vertedero de basura, no fue llorado ni por su propia familia. Le sucedió en el trono su hijo Joaquín 2Re 24:5-6.

L. Sedequías (vigésimo rey).

1. Empezó a reinar en el 597 a.C. y reinó durante once años. Este fue el hijo más joven del piadoso rey Josías, y a semejanza de sus hermanos Joacim y Joaquín, Sedequías hizo lo malo ante los ojos de Jehová. Fue conocido como el «rey marioneta». 2Re 24:18-19; 2Cr 36:12.

2. Sedequías mostró al principio señales de querer obedecer la ley de Moisés Jer 34:8-10.

3. En el cuarto año de su reinado hizo un viaje a Babilonia, seguramente para reafirmar su lealtad a Nabucodonosor Jer 51:59.

4. Cuando volvió se vio forzado a imponer silenció al profeta Jeremías, quien hablaba mucho en voz alta en público Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32.

5. Jeremías sufrió mucho bajo el reinado de Sedequías.

a. Fue aborrecido y conspiraron contra él a causa de su mensaje de juicio divino Jer 11:8-10.

b. Fue arrestado por Pasur, el sacerdote del templo, golpeado y sujetado en el cepo durante una noche Jer 20:1-3.

c. Casi lo matan después de uno de sus mensajes en un violento tumulto de sacerdotes y profetas falsos de Judá (Jer 26:7-9).

d. En el año cuarto del reinado de Sedequías, un falso profeta llamado Hananías refutó públicamente a Jeremías, diciendo que Jehová iba a romper el yugo de Babilonia en dos años (Jer 28:1-4).

e. Fue arrestado y arrojado en la cárcel acusado de traición (Jer 27:11-16).

f. Lo sacaron de allí y lo pusieron en una celda del palacio por orden del voluble Sedequías (Jer 37:21).

g. Sin embargo, pronto fue sacado de allí por judíos violentos que lo metieron en la cisterna del patio de la cárcel. No había agua en la cisterna y Jeremías se hundió en el lodo (Jer 38:1-6).

h. Lo liberaron otra vez y de nuevo trató de convencer a Sedequías, sin lograrlo, de que se sometiera al dominio babilonio como castigo de Dios (Jer 38:14-26).

i. Fue otra vez encarcelado durante los dos años últimos del triste y pervertido reinado de Sedequías. Dios le ordenó en este tiempo que comprara un campo de su primo Hanameel (Jer 32:6-15).

6. Sedequías rechazó neciamente el consejo de Jeremías y se rebeló contra Nabucodonosor, incluso aunque le había jurado lealtad 2Cr 36:13. El rey de Babilonia respondió yendo contra Jerusalén y sitiándola. La ciudad resistió durante treinta meses, pero en julio del 586 a.C. se rindió cayendo en manos de los babilonios. En la última noche Sedequías trató de escapar, pero fue capturado cerca de Jericó y llevado a la presencia de Nabucodonosor, quien le castigó a ver la ejecución de sus propios hijos y después le sacaron a él los ojos. Fue finalmente encadenado y llevado cautivo a Babilonia donde murió Jer 52:4-11; Jer 39:1-7.

Nota: Jeremías le había advertido de que tendría que mirar cara a cara al rey de Babilonia (Jer 32:4; Jer 34:3), pero Ezequiel profetizó que no vería Babilonia con sus propios ojos (Eze 12:6; Eze 12:12-13). Estas terribles profecías se cumplieron.

7. Durante los últimos días de julio del 587, Nebuzaradán, capitán de la guardia de Nabucodonosor, prendió fuego al templo, junto con la mayoría de los edificios públicos y privados. Las murallas de la ciudad fueron destruidas (Jer 52:12-13).

8. Nabucodonosor ordenó también la ejecución del sumo sacerdote Serías, además de otros setenta y tres altos funcionarios. El exilio de Judá quedó ahora completado Jer 52:24-27. Desde este momento y hasta el 14 de mayo de 1948 d.C., Israel cesó de existir como nación.

Los profetas orales importantes

A. Elías.

Vamos a considerar el ministerio de Elías, uno de los profetas más interesantes y valerosos que jamás viviera, siguiendo primeramente un bosquejo de temas y después en estricto orden cronológico. Una consideración bosquejada de su vida por asuntos:

1. Elías y el rey Acab:

a. Anuncio de la sequía de tres años y medio 1Re 17:1.

b. El desafío del monte Carmelo (1Re 18:17-20).

c. Predicción del final de la sequía (1Re 18:41-46)

d. La sentencia de muerte del rey y su esposa (1Re 21:17-24).

2. Elías y los cuervos en el arroyo de Querit (1Re 17:2-7).

3. Elías y la viuda de Sarepta (1Re 17:8-15).

4. Elías y Abdías (1Re 18:1-16).

5. Elías y el pueblo de Israel (1Re 18:20-24).

6. Elías y los sacerdotes de Baal (1Re 18:25-40).

7. Elías y Dios (1Re 19:1-18).

8. Elías y Elíseo

a. Llamándole a un servicio especial 1Re 19:19-21.

b. Preparándole para un servicio especial 2Re 2:1-10.

9. Elías y Ocozías 2Re 1:1-17.

10. Elías y el carro de fuego 2Re 2:11.

Un estudio cronológico de su vida

1. El doctor John Whitcomb presenta a este poderoso tisbita de la siguiente manera:

«A semejanza de un meteoro que aparece como una ráfaga repentina de luz en el oscuro cielo, Elías aparece en escena sin trasfondo histórico y sin previo aviso.» (Solomon to the Exile, p. 50.)

2. Anuncia al malvado rey Acab que iban a padecer una gran sequía como castigo por el pecado 1Re 17:1. Santiago, el escritor del Nuevo Testamento, se refiere a esta terrible sequía como una prueba del tremendo poder de la oración Stg 5:17. Santiago dice que la sequía duró tres años y medio. La falta de agua fue un castigo divino por el pecado. (Véanse Deu 11:13-17; Deu 28:24; 2Cr 7:12-15.)

3. Dios le ordena después a su profeta que vaya a esconderse (de la ira del rey) al arroyo de Querit, en el lugar donde se une al Jordán (1Re 17:2). Allí sería alimentado de manera sobre natural por algunos cuervos.

4. Elías es después enviado a una ciudad ubicada en la misma región de donde procedía Jezabel, llamada Sarepta, donde Dios había encomendado a una viuda que le alimentara.

Después de lo que le pudo haber parecido una eternidad (un año o más), Elías al fin se graduó del I.A.S. (Instituto del Arroyo Seco). La experiencia del arroyo seco casi siempre precede, en el plan de Dios para sus siervos escogidos, al desafío del monte Carmelo. Pablo pasó tres años en el I.B.A. (Instituto Bíblico de Arabia, Gál 1:18) y Moisés paso unos cuarenta años en I.B.S. (Instituto Bíblico del Sinaí). (Véanse Éxo 3:1; 1Re 17:8-9.)

Una vez más Dios lleva a cabo lo inesperado. Su profeta que había sido alimentado por unos cuervos, es ahora cuidado por una anciana viuda, solitaria y pobre. Elías le pide a esta viuda y a su hijo, carentes de recursos, que compartan con él los últimos alimentos de que disponen, y les promete que Dios va a hacer que sus vasijas de aceite y harina estén siempre llenas hasta que termine la sequía y puedan cosechar otra vez. La viuda comparte con él por fe y encuentra que la promesa de Dios es verdadera (1Re 17:10-16).

5. De repente, sin ninguna indicación previa, el hijo de la viuda fallece. La viuda, en sus expresiones de dolor en este momento, señala dos cosas significativas 1Re 17:18 :

a. El testimonio de Elías. Notemos la expresión: «Varón de Dios». Aquí tenemos a una mujer que había visto al profeta fuera del púlpito y antes de que tomara su primera taza de café en la mañana. Ella le vio tal como era y todavía le pudo llamar «varón de Dios». La mayor prueba de la religión de un hombre es la prueba del hogar.

b. Su propia inquietud de conciencia. Le preguntó si había ido a su casa para hacerla recordar sus pecados. Quizá había algo secreto y vergonzoso en su pasado que intranquilizaba constantemente su conciencia.

6. Elías tomó al niño en sus brazos y lo subió al cuarto donde estaba alojado, se echó tres veces sobre el cuerpo sin vida del muchacho y oró a Dios pidiendo que el Señor le devolviera a la vida. Dios escuchó su oración. Esta es la primera de ocho resurrecciones corporales que aparecen en la Biblia (sin contar la resurrección de Cristo). Son:

a. Elías resucitó al hijo de la viuda 1Re 17:22.

b. Eliseo resucitó al hijo de la sunamita 2Re 4:35.

c. Los huesos de Eliseo resucitaron a un hombre cuyo cuerpo muerto tocó los restos del profeta durante un funeral 2Re 13:21.

d. Cristo resucitó a la hija de Jairo Mat 9:25.

e. Cristo resucitó al hijo de la viuda Lev 7:14.

f. Cristo resucitó a Lázaro Jua 11:43-44.

g. Pedro resucitó a Dorcas Hch 9:40-41.

h. Pablo resucitó a Eutico Hch 20:12.

7. Dios promete a Elías que pronto enviará lluvia y ordena a su profeta que confronte a Acab otra vez. En el camino hacia el palacio, Elías se encuentra con Abdías, un creyente apóstata que servía como mayordomo del rey. Abdías intenta impresionar a Elías con sus buenas obras (había ocultado a 100 profetas en una cueva para protegerlos de la ira asesina de Jezabel), y con resistencia y temor accede a informar a Acab de la presencia de Elías 1Re 18:1-16.

8. En el encuentro Acab culpa a Elías de todas las dificultades que padece Israel.

9. Elías, por supuesto, rechaza las necias acusaciones de Acab y desafía al rey y a todos sus sacerdotes paganos a una prueba de fuego en el monte Carmelo, bajo las siguientes reglas:

a. Dos bueyes serían sacrificados y puestos sobre dos altares, uno dedicado a Baal y otro a Dios.

b. Se oraría a ambas deidades, y el verdadero dios demostraría que lo era enviando fuego del cielo que consumiera su sacrificio 1Re 18:23-25.

10. Los sacerdotes de Baal oran primero, agonizando, gritando, danzando y sajándose para atraer la atención de su dios, pero todo fue en vano. Durante este tiempo Elías estuvo mofándose de ellos. Leemos que sobre el mediodía Elías se burlaba de ellos:

«Ustedes tienen que gritar más fuerte para atraer la atención de su dios. Quizás está conversando con alguien, o quizás está sentado meditando, o quizás está de viaje, o se ha dormido y necesita ser despertado» 1Re 18:27, (LBD).

11. Al atardecer le llegó el turno a Elías. Tomó doce piedras y reconstruyó un viejo altar de Jehová que estaba en aquel lugar. Luego hizo una zanja alrededor del altar y mandó que echaran doce cántaros de agua sobre el altar y el sacrificio, de forma que se llenó la zanja de agua. Finalmente, Elías se acercó y oró (1Re 18:36-37).

12. Cayó fuego inmediatamente del cielo y consumió el sacrificio. Notemos el orden en que las cosas se consumieron en el altar:

a. El holocausto. Esto habla de nosotros mismos (Rom 12:1-3).

b. La madera. Esto habla de nuestros esfuerzos. Es trágicamente posible para un pastor experimentar el domingo en el culto fuego sin madera o madera sin fuego. Lo primero sucede cuando no ha estudiado y lo segundo cuando no ha orado.

c. Las piedras. Hablan de las cosas difíciles en nuestras vidas.

d. El polvo. Habla de las cosas inútiles en nuestras vidas.

e. El agua. Esto habla de las cosas imposibles en nuestras vidas (1Re 18:38).

13. Seguidamente Elías ejecutó a los profetas de Baal.

14. Finalmente, después de orar siete veces, hubo un gran aguacero (1Re 18:45). Dios a veces obra en forma indirecta, lo hace así para lograr ciertas cosas específicas. A través de esto:

a. Elías recibió una valiosa capacitación para su futuro ministerio.

b. Un rey irrespetuoso supo lo que es el temor de Jehová.

c. Una mujer pagana creyó en el nombre del Señor.

d. Un joven fue resucitado.

e. Un apóstata fue restaurado a la comunión espiritual.

f. La nación de Israel experimentó un avivamiento temporal.

g. Un gran número de enemigos de Dios fueron destruidos.

15. Jezabel, al enterarse de lo que había hecho Elías, juró matarlo antes de veinticuatro horas, y Elías escapó para salvar su vida (1Re 19:2). Este hecho nos muestra dos verdades espirituales importantes:

a. La infalibilidad de la Palabra de Dios.

Ningún autor humano hubiera incluido el triste relato que leemos aquí. Esta experiencia en la vida de un siervo de Dios tan audaz y valeroso habría sido ignorada o negada.

b. La falibilidad del hombre de Dios. Elías, al igual que David, fue un hombre que le falló a Dios en lo que supuestamente era su punto más fuerte. En el caso de David era la pureza y en la situación de Elías era el valor; pero ambos fallaron. Los dos necesitaron aprender la lección que Pablo enseña en 2Co 12:1-10.

16. Elías huyó hacia el este y después de un día de camino cayó agotado debajo de un enebro, y le pidió a Dios que le quitara la vida (1Re 19:4).

Esta oración fue hecha hace veintiocho siglos y Dios todavía no la ha contestado. Elías, a semejanza de Enoc, fue llevado en vida al cielo para que no muriera. Gén 5:24 con 2Re 2:11. Pero algún día el Señor va a permitir a su profeta que ponga su vida por Jesús. (Comparar Mal 4:5-6 con Apo 11:3-12. También Moisés Núm 11:15 y Jon 4:3 oraron de esta manera desesperada.

17. Después de un buen descanso, un ángel de Dios le tocó y le ofreció alimentos (1Re 19:5). Dios frecuentemente permite a sus ángeles participar en sus asuntos con el hombre. (Véase Hch 1:14; 1Pe 1:12).

Elías se encontraba completamente agotado después de haber caminado unas 150 millas (aproximadamente 240 km) desde Jezreel hasta Beerseba; necesitaba ahora descanso y alimento. Nuestras naturalezas física y espiritual están tan íntimamente entrelazadas que se afectan automáticamente la una a la otra. Parte de la terrible depresión que Elías sufría se debía al maltrato que había dado a su cuerpo.

El estómago puede afectar al alma. Sal 127:2.

18. Finalmente, Dios mismo le habló con un sonido suave y delicado cuando se encontraba en una cueva, quizá la misma cueva desde la que Moisés pudo ver la gloria de Dios unos cinco siglos antes. (1Re 19:9 con Éxo 33:21-23.) A pesar de su resistencia a hacer lo que Dios le indicaba, el Señor ordenó a Elías que llevara a cabo inmediatamente cuatro tareas:

a. Que volviera y empezara a predicar de nuevo. Además, no estaba solo como él pensaba, porque el Señor tenía todavía 7.000 en Israel que no se habían arrodillado ante Baal ni lo habían besado (1Re 19:15; 1Re 19:18).

b. Que ungiera a un hombre llamado Hazael como rey de Siria (1Re 19:15).

c. Que ungiera a un hombre llamado Jehú como rey de Israel (1Re 19:16).

d. Que empezara a entrenar a Eliseo para que le sucediera como profeta (1Re 19:16).

Notemos de pasada que la oración de Elías aquí (1Re 19:10) es la única oración de un creyente israelita que intercede en contra de su amado Israel. Pablo dice específicamente que este era el caso (Rom 11:1-4). Es innecesario decir que Dios nunca ha respondido, ni responderá, a esta clase de oración. Juan y Santiago manifestaron el mismo espíritu vengativo acerca de ciertos samaritanos incrédulos Luc 9:55.

19. Elías retornó y encontró a Eliseo arando. Se acercó a él y le echó su capa encima de sus hombros. Eliseo pidió permiso para hacer una fiesta de despedida para sus padres y criados y después siguió a Elías (1Re 19:19-21).

20. Elías confrontó al inicuo Acab en el viñedo de Nabot. Allí predijo el juicio divino de muerte para el rey y su esposa Jezabel por el asesinato a sangre fría del piadoso Nabot (1Re 21:17-24).

21. Tiempo después, Ocozías, el impío rey del norte (hijo mayor de Acab), sufrió una caída desde una ventana en el piso alto de su palacio en Samaria y quedó muy lastimado. Temiendo lo peor, envió mensajeros al templo pagano dedicado a Baal-zebub, dios de Ecrón, en tierra de los filisteos, para preguntar si se recuperaría 2Re 1:1-3. Este inicuo hijo de Acab aparentemente ignoraba la historia de Israel, porque si la hubiera conocido no habría confiado en un dios pagano que se mostró totalmente impotente para proteger a sus adoradores contra la ira del Arca de Dios 1Sa 5:10-12. Elías fue instruido por Dios para que saliera al encuentro de estos mensajeros y los hiciera volver a Ocozías con su profecía, de que debido a la idolatría del rey, él ciertamente moriría pronto 2Re 1:3-6.

Ocozías identificó correctamente la identidad de aquel varón osado, vestido con una capa peluda y ceñida con un cinturón de cuero, y ordenó a un capitán y cincuenta soldados que fueran a arrestarlo. Cuando los soldados se le acercaban, Elías pidió que descendiera fuego del cielo y fueron consumidos. El rey envió otros cincuenta y les sucedió lo mismo. El capitán del tercer grupo de cincuenta se arrodilló ante el profeta y le rogó que respetara sus vidas y les acompañara. Elías accedió y pronto estuvo frente al rey, a quien repitió palabras semejantes a las que una vez había dicho a su padre Acab. Ocozías murió poco después y fue sucedido en el trono por Joram, su hermano más joven 2Re 1:7-17. Apenas reinó dos años.

22. El extraordinario ministerio de Elías se acerca ahora a su fin y pronto sería llevado en un torbellino al cielo sin morir. Recorrió rápidamente por última vez los lugares donde solía ministrar, desde Gilgal a Bet-el y desde Jericó al Jordán. Aprovechó las tres primeras paradas para probar la determinación de Eliseo, sugiriéndole que quizá él quisiera dejar aquella clase de vida que llevaba un profeta y volver a la tranquilidad de su hacienda. Rehusó hacerlo en cada ocasión (2Re 2:2; 2Re 2:4; 2Re 2:6), afirmándolo con las convincentes palabras: «Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.» Eliseo, al igual que Rut, demostró que era digno de las bendiciones de Dios Rut 1:15-17. Elías habló tanto en Bet-el como en Jericó con los hijos de los profetas que vivían en estos lugares. Estos hombres probablemente habrían podido ligar su herencia profética a las escuelas de profetas de los días de Samuel 1Sa 19:20. Pero ahora no formaban un grupo muy entusiasta.

a. Estaban atemorizados 1Re 18:4.

b. Intentaron desanimar a Eliseo 2Re 2:3; 2Re 2:5.

c. Carecían de fe 2Re 2:16-18.

Cuando llegaron al río Jordán, Elías dobló su manto y golpeó el agua con él; las aguas se separaron y ellos pudieron cruzar en seco (2Re 2:8).

23. Elías entonces le preguntó a Eliseo qué quería que hiciera por él antes de que separados. Elíseo pidió que le otorgara una doble porción de su espíritu. Elías le respondió que aquello era difícil, pero que le sería concedido si estaba presente cuando él partiera (2Re 2:9-10).

24. Repentinamente un carro de fuego, tirado por caballos de fuego, apareció ante ellos y Elías fue arrebatado al cielo en un torbellino (2Re 2:11). Así se convirtió en la segunda persona que vio la gloria sin pasar por el sepulcro. (Véase Gén 5:24 para la otra persona.)

B. Eliseo.

1. Separación de las aguas del Jordán 2Re 2:14.

Cuando Elías desapareció de su vista, Eliseo recogió el manto de su maestro y volvió a la orilla del Jordán para comprobar si su petición de poder le había sido concedida. Golpeó las aguas con el manto de Elías y gritó: «¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías?» Las aguas del río se apartaron inmediatamente. Esta fue la tercera vez que semejante milagro ocurrió en la historia de Israel. Jos 3:17; 2Re 2:8; 2Re 2:14. En nuestro mundo de hoy, el grito es: «¿Dónde están los Elías del Señor Dios?»

Todo esto fue observado por los estudiantes del I.B.J. (Instituto Bíblico de Jericó), pero estos profetas pesimistas encontraron difícil creer que Elías realmente había sido llevado al cielo. Por consiguiente, sugirieron que algunos de sus hombres más fuertes se organizaran en un equipo de rescate. «… quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis» 2Re 2:16. Como le insistieron repetidas veces, Eliseo estuvo de acuerdo en ir a buscarle; pero después que cincuenta hombres le buscaron durante tres días se dieron por vencidos 2Re 2:17-18.

Elíseo usó su poder sobrenatural en toda su amplitud. Ningún otro en el Antiguo o Nuevo Testamento (aparte de Cristo), con la posible excepción de Moisés, se le puede comparar en sus milagros.

2. La purificación de las aguas de Jericó (2Re 2:19-22).

En Jericó Eliseo purificó las aguas de un pozo de la ciudad que estaban contaminadas y que las gentes creían que producía abortos. El las sanó echando un tazón de sal en las dañinas aguas (2Re 2:19-22). Siglos antes Moisés había realizado un milagro similar en Mara Éxo 15:23-25.

3. Juicio sobre algunos maleantes en Bet-el (2Re 2:23-24).

En su camino a Bet-el le salió al encuentro una banda de jóvenes maleantes de aquella ciudad que se burlaban de su calvicie y del reciente arrebatamiento al cielo de Elías. Eliseo hizo que aparecieran dos osos que despedazaron a cuarenta y dos de aquellos muchachos como castigo divino 2Re 2:23-25. La palabra hebrea yeled que se ha traducido a veces como «niños pequeños», debe sin duda traducirse como muchachos o jóvenes. La misma palabra la encontramos en 1Sa 16:11, refiriéndose a David, y para ese entonces David ya tenía bien establecida su reputación de «guerrero valiente» 1Sa 16:18, habiendo matado a un león y a un oso (1Sa 17:34-37). Notemos las palabras de mofa que usaban: «¡Calvo, sube! ¡Calvo, sube!», un esfuerzo obvio por ridiculizar el arrebatamiento de Elías. Véase Lev 26:21-22.

4. Hizo que se llenaran de agua unos estanques vacíos 2Re 3:16-27.

Este milagro tuvo lugar en los días de Josafat rey de Judá. Josafat había sido otra vez arrastrado por la dinastía de Acab a una alianza profana. Esta vez (la cuarta y la última), el rey Joram, el hijo más joven de Acab, le persuadió a ser parte de una alianza para derrotar a Moab, que se había rebelado contra Israel, rehusando pagar tributo después de la muerte de Acab (2Re 3:1-8).

Los dos ejércitos aliados se encontraron en el desierto de Edom y pronto se enfrentaron con el problema del agua. En su desesperación los dos reyes se propusieron consultar con Eliseo cuando descubrieron que se encontraba secretamente entre ellos. Eliseo no hizo caso de los ruegos del malvado Joram, pero accedió a ayudar por amor de Josafat. Siguiendo sus instrucciones cavaron grandes estanques y al día siguiente Dios los llenó de agua (2Re 3:9-20).

Los moabitas se habían ya dado cuenta del inminente ataque y juntaron todas sus tropas tomando posiciones en la frontera. En el día de la batalla, los moabitas fueron confundidos por los rayos del sol que brillaban sobre el agua de los estanques, creyendo que era sangre; se lanzaron inmediatamente al ataque convencidos de que sus enemigos se habían enzarzado en un combate sangriento entre ellos (2Re 3:21-23).

Esta acción precipitada les hizo caer en una trampa que les llevó a una completa derrota. El rey de Moab se refugió en una ciudad y cuando vio la situación desesperada en que se encontraba trató de romper el cerco dirigiendo a 700 hombres que manejaban espada.

Cuando esto le falló, tomó a su hijo mayor y, ante el horror de los soldados aliados que lo observaban, le sacrificó a su dios como ofrenda quemada (2Re 3:22-27).

5. Llenó de aceite vasijas vacías (2Re 4:1-7).

En Samaria rescató a la viuda de un profeta temeroso de Dios que estaba azotada por la pobreza de manos de su acreedor, que la amenazaba con llevarse como esclavos a sus dos hijos por falta de pago. Eliseo ordenó a la mujer que pidiera prestadas a sus vecinas todas las vasijas que pudiera encontrar y que luego vaciara su jarro de aceite en las vasijas. Así lo hizo y todas las vasijas quedaron llenadas de forma sobrenatural, resolviéndose así su problema de deudas (2Re 4:1-7). A Dios le encanta usar las cosas pequeñas:

a. Usó la vara de Moisés Éxo 4:2.

b. Usó la vara de Aarón Núm 17:8.

c. Usó la honda de David 1Sa 17:49.

d. Usó la trompeta de Gedeón Jue 7:18.

e. Usó el puñado de harina de la viuda 1Re 17:12.

f. Usó la comida de un jovencito Jua 6:9-11.

6. Resucitó en Sunem a un niño muerto (2Re 4:18-21; 2Re 4:32-37).

Una mujer prominente de la ciudad y su esposo le habían dado un lugar para descansar.

Para recompensarla por su amabilidad, Eliseo le prometió que tendría un hijo. El hijo nació pero años después enfermó y murió. La madre en su desesperación buscó a Eliseo y le rogó que hiciera algo por su hijo. Él entonces envió a Giezi, su poco piadoso siervo, para que pusiera el báculo del profeta sobre el rostro del niño, pero fue en vano. Entonces llegó Eliseo, se tumbó sobre el niño en la cama, lo estrechó sobre su cuerpo; el niño entró en calor, estornudó siete veces y abrió sus ojos 2Re 4:8-37. Más tarde Eliseo advirtió a esta mujer de que habría de parte de Dios un período de siete años de hambre y la aconsejó que se fuera con su familia a otro lugar. Al volver fue al rey Joram del norte para reclamarle su tierra. Sucedió que Giezi estaba allí contándole al rey cómo una vez Elíseo había resucitado a un niño, y en ese preciso momento la mujer entró. El rey quedó tan impresionado que ordenó se le restablecieran a la mujer sus propiedades 2Re 8:1-6.

7. Purificación de la olla de comida en Gilgal (2Re 4:38-41).

El Gilgal, un estudiante de los hijos de los profetas echó por ignorancia en la olla de comida que estaba preparando Giezi, calabazas envenenadas. Nada más descubrirlo Eliseo lo purificó echando harina en la olla 2Re 4:38-41.

8. Alimentó a 100 hombres de manera sobrenatural haciendo que veinte piezas de pan y un saco de trigo se multiplicaran y sobrara (2Re 4:42-44).

Estando cerca de Baal-salisa alimentó de forma sobrenatural a 100 hombres usando un saco de trigo y veinte piezas de pan de cebada. Una vez más Giezi, el sirviente del profeta mostró su naturaleza carnal dudando de que se pudiera hacer. Actuó él aquí como lo hicieron años después Felipe y Andrés antes del milagro de la alimentación de los 5.000 que Cristo realizó según Jua 6:5-13 (2Re 4:42-44).

9. La curación de Naamán (2Re 5:1-19).

El rey de Siria tenía en este tiempo un general de su ejército que se llamaba Naamán. Este general era un hombre honorable, valiente y exitoso, pero era también leproso 2Re 5:1.

Una joven criada hebrea que servía en casa de Naamán le habló a su amo acerca del milagroso poder del profeta Eliseo en Israel. Actuando en base del testimonio de esta joven esclava, el rey de Siria envió a Naamán al rey Joram de Israel, llevándole un regalo de treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro, y diez mudas de ropa, además de una carta personal de recomendación, solicitando la sanidad de su súbdito (2Re 5:2-6).

Joram se llenó a la vez de ira y de temor ante semejante petición y llegó a la conclusión de que esta demanda de Siria era una excusa para invadirles de nuevo. Eliseo, por otra parte, se enteró pronto del propósito de la visita de Naamán e invitó al leproso general a que le visitara (2Re 5:7-8). Naamán llegó a la casa del profeta y esperó a la puerta, allí fue instruido por un criado para que fuera hasta el Jordán y se lavara siete veces en el río, a fin de curarse de la lepra. El soldado sirio se enfureció ante un «trato tan impersonal», pero fue finalmente convencido por sus siervos para que obedeciera quedando inmediatamente sanado al hacerlo (2Re 5:9-14).

Naamán volvió a la casa de Eliseo y esta vez el profeta le saludó, pero rehusó aceptar su regalo. Giezi, el criado de Eliseo, codició el regalo y poco después fue tras Naamán para decirle que su amo había cambiado de opinión acerca del obsequio. Naamán le dio seis mil monedas de plata y dos mudas de ropa nuevas. Elíseo lo descubrió y Giezi fue castigado a padecer la misma clase de lepra de la que Naamán había sido curado (2Re 5:15-27).

10. Predijo el juicio de lepra sobre Giezi 2Re 5:15-27.

11. La recuperación de un hacha perdida (2Re 6:1-7).

Eliseo hizo que un hacha que había caído accidentalmente al río Jordán flotara en el agua 2Re 6:1-7.

12. Reveló el plan secreto de guerra de Siria (2Re 6:8-12).

El profeta Eliseo, que se negó una vez a ayudar a Joram del reino del norte, le ayuda ahora avisándole de varios planes sirios de tenderle emboscadas 2Re 6:8-10.

El rey de Siria llegó a pensar que tenía un traidor en sus propias filas que informaba al rey de Israel de todos sus proyectos, pero uno de sus oficiales le informó que era Elíseo el que conocía y revelaba sobrenaturalmente todos los planes (2Re 6:11-12). En consecuencia, envió soldados de caballería e infantería a Dotán para prenderlo. Al despertarse al día siguiente, Eliseo se encontró cercado en la ciudad por el ejército sirio (2Re 6:13-15).

13. Oró para que su siervo pudiera ver a un invisible ejército celestial y para que fueran cegados los soldados sirios (2Re 6:15-23).

El criado de Eliseo estaba aterrado, pero el profeta pronto le reafirmó:

«Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Elíseo» (2Re 6:16-18).

Entonces Eliseo guió a estos soldados sirios ciegos a Samaria, donde sus ojos fueron abiertos. El rey Joram (del reino del norte) estaba determinado a matar a estos incapacitados soldados enemigos, pero el profeta se lo impidió (2Re 6:19-23). Este pequeño relato refuta por sí mismo la denuncia diabólica de liberales e incrédulos de que el Antiguo Testamento es solamente un relato sangriento de matanzas bajo la ley de «ojo por ojo y diente por diente». Aquí todo un ejército sirio fue derrotado mediante la compasión. Véase Rom 12:20-21; Pro 25:21-22; Mat 5:43-45.

14. Cegó a todo un ejército sirio (2Re 6:18-23.

15. Predijo que Samaria no perecería de hambre 2Re 7:1

Algunos años después (quizá después de la muerte de Naamán, los sirios invadieron otra vez el reino del norte y sitiaron a Samaria, la capital, causando que en la ciudad se pasara mucha hambre. Debió ser algo horrible e indescriptible, al punto de que una cabeza de asno llegó a costar ochenta monedas de plata, y un cuarto de litro de estiércol de paloma cinco monedas de plata. Llegó a ser tan desesperada la situación que practicaron incluso el canibalismo (2Re 6:29).

Moisés había profetizado cinco siglos antes que estas llegarían a ser las consecuencias si desobedecían al Señor Lev 26:27-29. El reino de Judá en el sur sufrió situaciones parecidas de desesperación durante la destrucción de Jerusalén. (Comparar Deu 28:53 con Lam 4:10; véase 2Re 6:25-29. El rey Joram de Israel recordó con resentimiento cómo Eliseo le había impedido años atrás destruir al ejército sirio cuando estaba ciego a su merced, y juró ejecutar al profeta, culpándole por la terrible situación que ahora sufrían (2Re 6:31). El imperturbable profeta ignoró las amenazas del rey y predijo que el alimento sería tan abundante que al día siguiente se podrían comprar en el mercado de Samaria siete litros de harina o quince litros de cebada por una moneda de plata. También predijo que el ayudante personal del rey, un hombre muy arrogante, vería el alimento pero no viviría para comerlo (2Re 7:1-2).

Fuera de las puertas de la ciudad se hallaban sentados cuatro leprosos hambrientos que decidieron en su desesperación rendirse al rey de Siria, y a ese fin se encaminaron hacia el campamento enemigo (2Re 7:3-4). Pero el Señor hizo que sus propios pasos resonaran como ruido de carros de combate, caballería y gran ejército. Los sirios pensaron que el rey de Israel había contratado a los hititas y a los egipcios para atacarlos (2Re 7:5-7).

Dios ya había empleado este método antes (2Sa 5:23-24; Jue 7:16-21; 2Cr 20:20-25).

Después de saquear el campamento, fueron y llevaron las buenas nuevas a Samaría. No tardando mucho, miles de personas, frenéticas y felices, salían corriendo por la puerta camino del campamento sirio. El rey ordenó a su ayudante personal que controlara la situación en la puerta, pero la gente ansiosa por salir le atropelló y murió, tal como Eliseo había profetizado. Aquel mismo día se compraban a la puerta de Samaria siete litros de harina o quince litros de cebada por una moneda de plata (2Re 7:8-20).

16. Predijo la muerte de Ben-adad rey de Siria, y el subsiguiente reinado de Hazael (2Re 8:7-15). Eliseo marchó a Damasco a visitar al rey Ben-adad de Siria que estaba enfermo. Hazael salió a su encuentro para saludarle y entregarle un presente de parte de Ben-adad de los mejores productos de la tierra que llevaba cargado en cuarenta camellos. Hazael llevaba el encargo de preguntarle si el rey sirio se recuperaría de su enfermedad. Eliseo le dio la extraña respuesta de que sí se sanaría, pero que todos modos moriría 2Re 8:7-10.

Eliseo también predijo que Hazael sería el siguiente rey de Siria y que durante su reinado se derramaría mucha sangre israelita. Hazael lo negó, pero al día siguiente asfixió con una manta a su señor 2Re 8:11-15. Hazael tiempo después oprimiría a Israel sin compasión 2Re 13:22. Eliseo instruyó a uno de los hijos de los profetas para que fuera a buscar a Ramot de Galaad a un soldado llamado Jehú y le ungiera como rey de Israel. Así lo hizo y Dios le encomendó que ejecutara a todos los miembros de la dinastía de Acab, incluida Jezabel, cuyo cadáver lo devorarían los perros después 2Re 9:1-10. Nota: Dios había ordenado a Elías que ungiera tanto a Hazael como a Jehú, pero por alguna razón que ignoramos no lo hizo. Véase 1Re 19:15-16.

17. Predijo las tres victorias de Israel sobre Siria 2Re 13:14-19. Eliseo fue visitado en su lecho de muerte por Joás, el impío rey del norte, quien a pesar de todas sus iniquidades tenía aparentemente cierto afecto por el profeta. Al visitarle lloró ante su muerte inminente. Siguiendo las extrañas indicaciones de Eliseo, Joás arrojó una flecha a través de la ventana del cuarto, lo cual simbolizaba la victoria de Israel sobre los sirios. Después le pidió que golpeara el suelo con unas flechas, lo que hizo tímidamente tres veces, enojándose Eliseo por ello, pues si hubiera golpeado el suelo cinco o seis veces se habría asegurado otras tantas victorias sobre Siria 2Re 13:14-19.

Durante los años que siguieron Joás recuperó las ciudades que su padre había perdido anteriormente a manos de los sirios, y los derrotó en tres ocasiones, tal como Eliseo había predicho (2Re 13:22-25).

18. Resucitó a un hombre años después de haber muerto (2Re 13:20-21). Eliseo murió y fue enterrado. Varios años después, cuando estaban sepultando un cadáver cerca de la tumba del profeta, dicho cadáver tocó accidentalmente los huesos de Eliseo y revivió, poniéndose en pie (2Re 13:20-21).

Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz

VER 1 REYES.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

2Re 3:5.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Ocozías y Elías. El anuncio sobre la rebelión de Moab (1) anticipa la historia que ocupará todo el cap. 3. Aquí sugiere la corrupción y la ruina de la dinastía de Omri que de acuerdo con lo que se predijo ocurriría durante el reinado del hijo de Acab (1 Rey. 21:29).

No se atribuye el accidente de Ocozías al juicio de Dios sobre él. Lo que trajo la condenación profética fue su acción de pedir un oráculo de un dios extranjero. El autor ridiculiza a este dios de Ecrón al cambiarle el nombre del original Baal-zebul (“Príncipe Baal”) a Baal-zebub (“Señor de las moscas”). (Zebul también ocurre en el nombre de Jezabel que significa “¿Dónde está el Príncipe?”) En vez de regresar con un oráculo de Baal-zebub de Ecrón, los mensajeros de Ocozías regresaron con un oráculo de Jehovah por medio de Elías. Por no querer buscar a Jehovah durante su enfermedad Ocozías hizo que el Señor demostrara su poder sobre la vida y la muerte.

El fin horrible de los dos capitanes y sus compañías en los vv. 9-12 es difícil de explicar. Puede ser que la vida de Elías haya estado en peligro por lo que hacía Ocozías tal como fue el caso anteriormente con Acab y Jezabel. (Las palabras del ángel a Elías en el v. 15 -no le tengas miedo- apoyan esta opinión.) O quizá Ocozías debía aprender que a una persona de Dios, lo mismo que a Dios mismo, no se le dice qué es lo que debe hacer. Desde luego, las palabras de súplica usadas por el tercer capitán produjeron una respuesta muy diferente.

Aunque no se sabe lo que Ocozías esperaba lograr al mandar a buscar a Elías, todo lo que recibió fue escuchar exactamente lo mismo que ya se había profetizado, que moriría sin recuperarse de sus heridas (16).

En vista de la profecía anterior de Elías a Acab (1 Rey. 21:29) esperaríamos que Ocozías fuera el último rey de la dinastía de Omri. Pero después de la muerte de Ocozías, Joram, otro hijo de Acab (2 Rey. 3:1) empezó a reinar. El cumplimiento de las palabras de Elías se debe aguardar aún más.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

1.1 Ya que 1 y 2 Reyes fueron originalmente un solo libro, 2 Reyes continúa donde 1 Reyes termina. La que en un tiempo fue la gran nación de Israel ahora está dividida en dos, ya que se olvidaron de Dios. El libro comienza con Elías, un profeta de Dios, cuando es llevado a los cielos. Termina cuando el pueblo de Israel y Judá son llevados en cautiverio. En 1 Reyes, fue construido el hermoso templo de Dios. En 2 Reyes, es profanado y destruido.En la actualidad nuestro mundo es muy similar al mundo descrito en 2 Reyes. Los gobiernos nacionales y locales no buscan a Dios, y los países se ven atormentados por la guerra. Mucha gente sigue a los falsos profetas de la ciencia, del materialismo y de la guerra. Es muy rara la verdadera adoración a Dios en la tierra.En nuestro caótico y corrupto mundo, podemos volvernos a los ejemplos de David, Elías y Eliseo, dedicados a dar gran honor a Dios y a su ley moral y a promover el avivamiento y el cambio en sus días. Más importante aún, podemos ver a Jesucristo, el modelo perfecto. Para que las naciones puedan llevar a cabo la voluntad de Dios, necesitan individuos que hagan su obra. Si su corazón está comprometido a Dios, El puede obrar por medio de usted para llevar a cabo la obra a la que lo ha llamado.1.2 Baal-zebub no era el mismo dios que Baal, el dios cananeo adorado por Acab y Jezabel (1Ki 16:31-33). Baal-zebub era otro dios popular cuyo templo estaba en la ciudad de Ecrón. Ya que se creía que este dios tenía el poder de la profecía, el rey Ocozías envió mensajeros a Ecrón para saber acerca de su futuro. Se asociaba a este dios poder sobrenatural y misterio. La acción de Ocozías mostró una falta de respeto a Dios.1.8 Para más información acerca de Elías, véase su perfil en 1 Reyes 18.1.13-15 Fíjese cómo ante Elías fue el tercer capitán. A pesar de que los primeros dos capitanes llamaron a Elías «varón de Dios», no fueron genuinos: Dios no figuraba en sus corazones. El tercer capitán también lo llamó «varón de Dios», pero humildemente imploró misericordia. Su actitud, que mostró respeto por Dios y su poder, salvó la vida de sus hombres. Una vida efectiva comienza con una actitud correcta hacia Dios. Antes que vengan palabras religiosas a su boca, asegúrese de que provienen de su corazón. Dejemos que el respeto, la humildad y el servicio caracterice nuestra actitud hacia Dios y hacia los demás.1.18 Las crónicas de los reyes de Israel y las crónicas de los reyes de Judá (8.23) eran libros históricos. El autor inspirado de 2 Reyes seleccionó hechos de estos libros para volver a narrar la historia de Israel y Judá desde la perspectiva de Dios. Dios dirigió los pensamientos y el proceso de selección del escritor para asegurarse de que su verdadera Palabra fuera escrita.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 0 Gén 19:37; Núm 24:17; Sal 60:8

b 1 2Re 3:5; 2Re 8:22

c 2 2Re 3:5

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Moab. Este territorio estaba al este del Mar Muerto. Rut era de Moab (Rt 1:4).

Fuente: La Biblia de las Américas

INTRODUCCIÓN AL SEGUNDO LIBRO DE REYES

AUTOR: Jeremías

Fecha: ca. 550. a.C.

Título, autor y fecha Por haber sido 1 y 2 Reyes originalmente un solo libro, véase la INTRODUCCIÓN a 1 Reyes para discusión de estos asuntos.

Contenido El Segundo Libro de Reyes continua donde concluye 1 Reyes (con Ocozías). El libro describe el deterioro y los cautiverios de Israel y Judá. Israel sufrió una sucesión de reyes malvados por un período de 130 años hasta el cautiverio en Asiría. Se relata brevemente la historia de Judá, culminando con el cautiverio en Babilonia. El libro también registra el ministerio y los milagros de Elíseo. Entre los pasajes conocidos, sobresalen la resurrección del hijo de la sunamita (cap. 2Re 4:1-44), la curación de Naamán el general sirio (cap. 2Re 5:1-27), la muerte de Jezabel (cap. 2Re 9:1-37), los avivamientos en tiempos de Ezequías (cap. 2Re 18:1-37) y Josias (cap. 2Re 23:1-37).

Durante este período Amós y Oseas profetizaron en Israel y Abdias, Joel, Isaías, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías y Jeremías lo hicieron en Judá.

BOSQUEJO DE 2 REYES

I) El reino dividido, 2Re 1:12Re 17:41

A) El reinado de Ocozías en Israel (853-852), 2Re 1:1-18

B) El reinado de Joram en Israel (852-841), 2Re 2:12Re 8:15

1. Arrebatamiento de Elías, 2Re 2:1-11

2. El comienzo del ministerio de Elíseo, 2Re 2:12-25

3. La expedición de Joram contra Moab, 2Re 3:1-27

4. El ministerio de Eliseo, 2Re 4:12Re 8:15

a. Eliseo ayuda a una viuda, 2Re 4:1-27

b. Eliseo y la mujer sunamita, 2Re 4:8-37

c. Eliseo en Gilgal, 2Re 4:38-44

d. Eliseo y Naamán el leproso, 2Re 5:1-27

e. Eliseo recupera el hacha, 2Re 6:1-7

f. Eliseo obstruye la invasión Siria, 2Re 6:82Re 8:6

g. Eliseo en Damasco, 2Re 8:7-15

C) El reinado de Joram en Judá (848-841; 2Cr 21:1-20), 2Re 8:16-24

D) El reinado de Ocozías en Judá (841; 2Cr 22:1-9), 2Re 8:25-29

E) El reinado de Jehú en Israel (841-814), 2Re 9:12Re 10:36

1. Jehú es ungido por Eliseo, 2Re 9:1-10

2. Jehú derrota a Joram de Israel, 2Re 9:112Re 10:17

3. Jehú destruye a los adoradores de Baal, 2Re 10:18-36

F) El reinado de Atalía en Judá (841-835; 2Cr 22:10-12; 2Cr 23:1-15), 2Re 11:1-16

G) El reinado de Joás en Judá (835-796; 2Cr 23:16-21; 2Cr 24:1-27), 2Re 11:172Re 12:21

H) El reinado de Joacaz en Israel (814-798), 2Re 13:1-9

I) El reinado de Joás en Israel (798-782; 2Cr 22:10-12; 2Cr 23:1-15), 2Re 13:10-25

J) El reinado de Amasias en Judá (796-767; 2Cr 25:1-28), 2Re 14:1-22

K) El reinado de Jeroboam II en Israel (794-753), 2Re 14:23-29

L) El reinado de Azarías (Uzías) en Judá (790-739; 2Cr 26:1-23), 2Re 15:1-7

M) El reinado de Zacarías en Israel (753), 2Re 15:8-12

N) El reinado de Salum en Israel (752), 2Re 15:13-15

O) El reinado de Manahem en Israel (752-742), 2Re 15:16-22

P) El reinado de Pekaía en Israel (742-740), 2Re 15:23-26

Q) El reinado de Peka en Israel (752-732), 2Re 15:27-31

R) El reinado de Jotam en Judá (750-731; 2Cr 27:1-9), 2Re 15:32-38

S) El reinado de Acaz en Judá (731-715; 2Cr 28:1-27), 2Re 16:1-20

T) El reinado de Oseas en Israel (732-722), 2Re 17:1-41

1. La derrota de Israel, 2Re 17:1-6

2. Los pecados de Israel, 2Re 17:7-23

3. La repoblación de Israel, 2Re 17:24-41

II) El reino sobre viviente de Judá, 2Re 18:12Re 25:30

A) El reinado de Ezequías (715-686; 2Cr 29:1-36; 2Cr 30:1-27; 2Cr 31:1-21; 2Cr 32:1-33), 2Re 18:12Re 20:1

1. Sus reformas, 2Re 18:1-12

2. Su liberación de las dos invasiones de Senaquerib, 2Re 18:132Re 19:37

3. Su enfermedad y recuperación, 2Re 20:1-11

4. Su insensatez frente a los babilonios, 2Re 20:12-21

B) El reinado de Manasés (695-642; 2Cr 33:1-20), 2Re 21:1-18

C) El reinado de Amón (642-640; 2Cr 33:21-25), 2Re 21:19-26

D) El reinado de Josías (640-609; 2Cr 34:1-33; 2Cr 35:1-27), 2Re 22:12Re 23:30

1. La reparación del Templo, 2Re 22:1-7

2. El hallazgo de la ley, 2Re 22:8-20

3. La renovación del pacto, 2Re 23:1-3

4. La reforma de la nación, 2Re 23:4-30

E) El reinado de Joacaz (609; 2Cr 36:1-4), 2Re 23:31-33

F) El reinado de Joacim (Eliaquim; 609-598; 2Cr 36:5-8), 2Re 23:342Re 24:7

G) El reinado de Joaquín (597; 2Cr 36:9-10), 2Re 24:8-16

H) El reinado de Sedequías (Matanías; 597-586; 2Cr 36:11-21), 2Re 24:172Re 25:21

1. Rebelión contra Babilonia y la destrucción del Templo, 2Re 24:172Re 25:10

2. La tercera deportación a Babilonia, 2Re 25:11-21

I) Gedalías, el gobernado títere (586), 2Re 25:22-26

J) La liberación de Joaquín en Babilonia, 2Re 25:27-30

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

[8] Se puede traducir de mucho cabello y barba, otros interpretan vestido con pieles.[11] Habló con tono insolente, insultando a Dios en su profeta.[17] Se emplea la fórmula acostumbrada de sucesión.

Fuente: Notas Torres Amat