EN PERSONA

Azarías

Aunque el relato del segundo libro de los Reyes narra brevemente el reinado de Azarías (2Re 15:1), el segundo libro de las Crónicas ofrece una gama mayor de información sobre sus hazañas y logros. Conocido en 2 Cr por Uzías, se le recuerda por la implementación de políticas internas y de innovaciones en las medidas para la preparación militar (2Cr 26:9, 2Cr 26:11-15), su interés por la política y la economía relacionado con los límites sur y este (2Cr 26:2, 2Cr 26:7, 2Cr 26:8, 2Cr 26:10-16; Joe 3:19; Amó 1:11, Amó 1:12) y la solución de los problemas eternos con los filisteos en la frontera occidental (2Cr 26:6, 2Cr 26:7; Joe 3:3, Joe 3:4; Amó 1:6-8). Al igual que Jeroboam II en el norte, Azarías llevó a Judá a un tiempo de recuperación y crecimiento. El reino del norte durante estos cincuenta y dos años de reinado alcanzó un poder y prosperidad que no se conocía desde los tiempos de Salomón.

Azarías agradó a Dios durante los primeros días de su reinado; sin embargo, se volvió orgulloso como consecuencia de sus éxitos. Además hizo lo que muchos de sus antecesores de ambos reinos, no retiró los numerosos símbolos de idolatría existentes en el país. Sin embargo, su peor error fue ir al Templo a quemar incienso en el altar, un acto que sólo podía llevar a cabo el sacerdote indicado. Esta arrogancia provocó que Dios lo castigará con lepra hasta el fin de sus días.

En un abrir y cerrar de ojos, este poderoso rey se convirtió en un desterrado social. El Señor le dio a Azarías una dura lección de humildad. Nadie es tan grande como para no tener que responderle a Dios.