Biblia

Comentario de 2 Tesalonicenses 2:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 2 Tesalonicenses 2:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

y con todo engaño de injusticia entre los que perecen, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

2:10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, — El inicuo no sólo vino con gran poder y señales, sino también con “todo engaño de iniquidad”, porque a través de los siglos el sistema papal ha sido el enemigo de las Escrituras, pues ha privado al pueblo del conocimiento de la verdad y les engañan con doctrinas de los hombres. Las iglesias protestantes han perpetuado este mal al enseñar el calvinismo y otros errores. La doctrina más popular de las iglesias “evangélicas” es la supuesta salvación por la fe sola. Otra es que no importa lo que uno crea sólo que sea sincero. Otra es que todas las iglesias son buenas y que cada quien debería escoger la que le convenga (que todas van al cielo, nada más por distintas rutas).

El engaño del error evita que le gente entienda la verdad: p. ej., (1) enseñamos la necesidad de ser bautizados para la remisión de los pecados (Hch 2:38; Mar 16:16), y, por eso, nos dicen que queremos salvarnos solos, y nos acusan de no confiar en Cristo sino en el agua, etc.; (2) enseñamos que la Biblia dice que hay una sola iglesia (Mat 16:18, Efe 1:22-23; Efe 4:4) y, por eso, nos llaman fariseos y dicen que creemos que somos los únicos que irán al cielo.

Pablo explica el problema: por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. — La verdad es el evangelio, la enseñanza de Cristo y sus apóstoles. Después de morir los apóstoles, muchos dejaron de perseverar en la doctrina de los apóstoles. Dejaron de practicar la enseñanza de Hch 2:42; Hch 14:23; Hch 20:7, etc. Muchos textos describen esta apostasía (1Ti 4:1-3; Col 2:18-23; 2Ti 3:1-7; 2 Pedro; Judas, etc.). Si la iglesia deja de recibir el amor de la verdad y substituye la verdad por mentiras, el resultado es la apostasía.

Es indispensable, pues, que recibamos el amor de la verdad y que rechacemos toda mentira. 1) “Dios es verdad” (Deu 32:4) y el ídolo es una mentira (“cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador”, Rom 1:19-25). Véase también 1Co 8:4. El ídolo es una mentira (Sal 115:3-8). La astrología es una mentira. La hechicería es una mentira. Dios es verdad; entonces, ¿es angosta o ancha la verdad? ¿es relativa o absoluta?

(2) Puesto que Dios es verdad, la creación registrada en Gén 1:1-31 y 2 es la verdad, pues “toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios” (Heb 3:4). La supuesta evolución es una mentira. No es verdad porque no es científica, pues ni siquiera se puede examinar científicamente y, por eso, no se puede comprobar. Se nos dice que aceptamos la creación de Gén 1:1-31 y 2 por fe; esto es cierto, pero es fe basada en evidencia verdadera (Rom 1:19-20; Sal 19:1-4). Los que creen en la evolución creen sin evidencia alguna. La creación es una verdad angosta y no admite de ninguna forma de evolución.

(3) Jesucristo es la verdad (Jua 14:6). “Este es el verdadero Dios” (1Jn 5:20). Algunos sirven a los falsos cristos (Mat 24:24). El “cristo” del catolicismo no existe. El “cristo” de los testigos del Atalaya no existe. El “cristo” de los “Sólo Jesús” no existe. El “cristo” predicado por algunos hermanos, el que se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (o que nunca los mostró) cuando vino a la tierra, no existe (predican “otro Jesús”; compárese 2Co 11:4).

(4) El Espíritu Santo “es la verdad” (1Jn 5:7). Por lo tanto, la palabra de Dios revelada por el Espíritu Santo es verdad: “la suma de tu palabra es verdad” (Sal 119:160). “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jua 17:17). La verdad es “la verdad del evangelio” (la verdadera enseñanza del evangelio, Gál 2:5). El evangelio verdadero es el poder de Dios para salvarnos. De esto vemos muchos ejemplos en el libro de Hechos de los Apóstoles. Pero los hombres han introducido muchos evangelios falsos (Gál 1:6-9; Col 2:20-23; 1Ti 4:1-3). El “evangelio” predicado por el catolicismo es una mentira. El calvinismo (la teología básica de los evangélicos) es una mentira. El evangelio del mormonismo es una mentira. El evangelio de los testigos del Atalaya es una mentira. El mundo religioso propaga infinitos evangelios falsos.

La verdad es angosta, porque es absoluta. No es relativa, como muchos creen. No es subjetiva, sino objetiva; es decir, la verdad no es la verdad solamente para algunas personas en particular y bajo ciertas circunstancias, sino que es la verdad para todos, bajo cualquier circunstancia, en cualquier tiempo. Por lo tanto, es absurdo decir que “no importa lo que uno crea con tal que sea sincero”. Insultan al Espíritu Santo los que dicen que la verdad revelada in la Biblia no es absoluta, sino que su significado depende de la interpretación de cada persona. Según esto la mentira es tan buena como la verdad.

Muchos creen y enseñan que la verdad no es absoluta. Creen, pues, que se debe ser muy tolerante de las creencias de otros. Los tales afirman que la verdad se encuentra “entre los extremos”; es decir, que siempre habrá creencias o enseñanzas opuestas, y que la verdad se encontrará en medio de los dos lados. Este es un concepto muy común. Desde luego, es casi siempre necesario entre los partidos políticos, comerciales, industriales, educacionales, etc., pues cada lado insiste mucho en su posición para ganar todo lo que pueda y luego acepta ciertas modificaciones para poder finalizar un acuerdo con la oposición. Muchos religiosos se clasifican a sí mismos como muy tolerantes, muy liberales y comprensivos.

Pero no es así la verdad de Dios. El plan de Dios para salvarnos no tiene dos “extremos”, sino que es un solo plan objetivo (Rom 1:16) y no admite de modificaciones. Cristo estableció una sola iglesia (Mat 16:18; Efe 1:22-23; Efe 4:4). El Nuevo Testamento ha revelado que los discípulos se reúnen el primer día de la semana para partir el pan (Hch 2:42; Hch 20:7) y para ofrendar (1Co 16:2); otro día no está autorizado. La iglesias de Cristo del primer siglo no tocaban instrumentos mecánicos de música en el culto. La mujer no predicaba, porque la verdad dice que ella debe estar en sujeción (1Ti 2:11-12; 1Co 14:33). Esta es la verdad con respecto al culto de la iglesia, y es angosta y absoluta. Además, cada iglesia es autónoma (Hch 14:23) y los ancianos deben supervisar solamente la congregación de la cual son miembros (Hch 20:28-29; 1Pe 5:2-3). Esta verdad también es angosta y absoluta. No se debe modificar para agradar a los hombres. En estos asuntos claramente revelados por las Escrituras, no hay “extremos” que discutir y no hay modificaciones que se puedan aceptar. Cuando enseñamos la verdad sobre estos temas, el mundo religioso (y aun algunos de nuestros hermanos) nos tildan de “extremistas” e insisten en que seamos más tolerantes.

La verdad con respecto a cosas materiales se aprende por medio de experimentos y la verdad con respecto a la historia se aprende por medio del testimonio, pero la verdad de Dios ha sido revelada por el Espíritu Santo (Jua 14:26; Jua 16:13; 1Co 2:11-13).

(5) Jesús estableció una sola iglesia (Mat 16:18). Es su cuerpo (Efe 1:22-23) y, desde luego, El tiene un solo cuerpo (Efe 4:4), pero los hombres la han substituido por muchas iglesias, habiendo cambiado y corrompido su culto, gobierno, obra y todo aspecto de ella, como hemos observado en este capítulo 2 de 2 Tesalonicenses. Los obispos de la Iglesia Católica Romana no son obispos verdaderos, sino falsos. Los apóstoles del mormonismo no son verdaderos sino falsos (compárese Apo 2:2).

Es indispensable que recibamos el amor de la verdad si queremos ser salvos. De Jesús dijeron, “sabemos que eres amante de la verdad, que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres (no buscas el favor de nadie — lit., no te preocupas de nadie — porque eres imparcial, LBLA)” (Mat 22:16). “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1Pe 2:2). “Bienaventurados los que tienen hambre y sed 5.6:— Isa 55:1-2. de justicia, porque ellos serán saciados” (Mat 5:6). Debemos amar la verdad como algunos aman el primer lugar (3Jn 1:9-10), como muchos aman el dinero (1Ti 6:10).

Lamentablemente muchos no aman la verdad, sino la mentira. Dice el Sal 52:3, “Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad”. Nos conviene amar la verdad y aborrecer la mentira. Es indispensable que amemos la verdad.

Los que verdaderamente aman la verdad aman toda verdad. Algunos aman solamente ciertas verdades: (1) Son como los judíos que apelaban a Moisés cuando les convenía (Jua 8:5), pero en realidad no respetaban a Moisés (Jua 5:46). No amaban toda la verdad.

(2) Muchos de los que aman la verdad con respecto a una vida moral no aman la verdad con respecto a mandamientos positivos: p. ej., el bautizarse, el asistir a las reuniones para participar de la cena del Señor, etc.

(3) Muchos aman la verdad con respecto a ciertas prácticas inmorales (tales como el matar, el robar, el adulterar, el embriagarse, etc.) pero no aman la verdad con respecto a la necesidad de cambiar de carácter (p. ej., dejar la ira, los corajes, la malicia, la amargura, los celos y envidias).

(4) Stg 2:1; Stg 2:9-10. El discriminar quiere decir “diferenciar, separar … distinguir. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad” (Larousse). Los que discriminan a otros lo hacen por distintos motivos, pero sea lo que sea el motivo, es pecado. Por ejemplo, si los de la raza blanca discriminan a los de la raza negra — o viceversa — tendrán sus razones que les satisfacen, pero sean lo que sean sus razones, pecan los unos contra los otros. También si los anglosajones discriminan a los hispanos — o viceversa — , tendrán sus razones, pero sean lo que sean los motivos, pecan los unos contra los otros. Los tales no aman toda la verdad.

(5) Un número alarmante de hermanos no aman la verdad con respecto al matrimonio, el divorcio y segundas nupcias, pues siguen inventando salidas y pretextos para escapar de la fuerza de lo que Jesús enseña.

(6) Amamos la verdad que hemos obedecido (p. ej., el bautismo), o la verdad que actualmente practicamos (p. ej., la asistencia, la participación de la cena y la ofrenda, etc.), pero ¿amamos también la verdad que no obedecemos? ¿Amamos la verdad que nos exhorta, amonesta y reprende con respecto a chismear y murmurar? ¿o con respecto a la indiferencia, la negligencia, o la falta de responsabilidad? ¿Aman las hermanas la verdad respecto a la modestia? ¿Amamos las leyes civiles (las del gobierno)? ¿aman los maridos la verdad de que ellos deben amar a sus esposas como a sus mismos cuerpos? ¿aman las esposas la verdad de que ellas deben estar sujetas a sus maridos? ¿aman los hijos la verdad de que deben estar sujetos a sus padres? O ¿solamente amamos la verdad que nos agrada y nos hace sentir bien (Isa 30:9-10; 2Ti 4:3-4)? ¿Amamos la verdad que nos transforma (Rom 8:29; 2Co 3:18; Efe 4:22)? O en lugar de cambiar nuestra vida, ¿preferimos cambiar la verdad? ¿Amamos la verdad controversial al igual que la verdad que casi todos aceptan (“Dios es amor”)?

¿Cómo mostramos que amamos la verdad?

(1) Por conocerla : Jesús dice, “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jua 8:32). Lamentablemente algunos “están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2Ti 3:7). Sin embargo, es posible hacerlo, pues Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1Ti 2:4).

(2) Por aceptarla. Dice Pro 23:23, “Compra la verdad (cueste lo que cueste), y no la vendas” (compárense Mat 13:44-46; Mat 16:24). Es imposible exagerar el valor de la verdad. Muchas veces decimos acerca de algún articulo, “Me gustaría comprarlo, pero no puedo hacerlo”, pero todo el mundo puede “comprar” la verdad. Como dice Isa 55:1, “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed”.

(3) No ser oidores olvidadizos (Stg 1:22), sino obedientes a la verdad: Rom 2:8-9; Gál 5:7; 1Pe 1:22.

(4) Seguir la verdad, o aferrarse a ella, en amor (Efe 4:15). Dice LBLA, “hablando la verdad en amor”.

(5) No detener la verdad con injusticia (Rom 1:18).

(6) No substituir la verdad por fábulas (2Ti 4:3-4).

(7) Usar bien la palabra de verdad (2Ti 2:15).

(8) Como soldado de Cristo, tomar la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (Efe 6:17), para defender la verdad (Gál 2:5; Flp 1:16).

(9) Proclamarla (1Ts 1:8).

(10) Sufrir por la verdad (Mat 5:10-12; 1Pe 4:16).

(11) Andar en la verdad (3Jn 1:4).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y con todo engaño de iniquidad. Rom 16:18; 2Co 2:17; 2Co 4:2; 2Co 11:13, 2Co 11:15; Efe 4:14; 2Pe 2:18; Heb 3:13.

para los que se pierden. 1Co 1:18; 2Co 2:15; 2Co 4:3; 2Pe 2:12.

por cuanto no recibieron el amor de la verdad. Pro 1:7; Pro 2:1-6; Pro 4:5, Pro 4:6; Pro 8:17; Mat 13:11; Jua 3:19-21; Jua 8:45-47; Rom 2:7, Rom 2:8; Rom 6:17; 1Co 16:22; Stg 1:16-18.

para ser salvos. Jua 3:17; Jua 5:34; Rom 10:1; 1Ts 2:16; 1Ti 2:4.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La condenación del hombre de pecado incluye a los que lo siguen, los que no recibieron el amor de la verdad para que pudieran ser salvos. Aunque muchos vendrán a Cristo después del arrebatamiento, los que lo rechazaron antes no lo recibirán después del arrebatamiento. Sin duda, muchos que han oído superficialmente el evangelio y se han alejado, todavía pueden salvarse después del arrebatamiento, pero los que estaban bajo la convicción del Espíritu y se apartaron deliberadamente no podrán.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

EL AMOR DE LA VERDAD. Desde el comienzo mismo de la creación el asunto central en las relaciones de la humanidad con Dios ha sido su descuido de la Palabra y de la verdad de Dios o su amor por ellas. Ese es también un asunto fundamental en los últimos días de esta época. Sólo se salvarán los que mediante la fe en Cristo ferviente y sinceramente amen la verdad, crean sin dudar lo que Dios ha dicho y rechacen toda nueva revelación o enseñanza que esté en conflicto con esa verdad (véanse Mat 24:5; Mat 24:11, notas, y el ARTÍCULO LA GRAN TRIBULACIÓN, P. 1328. [Mat 24:21]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

los que se pierden. Su influencia se limitará al engaño de los no salvos que creerán sus mentiras (cp. Mat 24:24; Jua 8:41-44). Ellos perecerán en el engaño a causa de la ceguera que Satanás les ha impuesto frente a la verdad del evangelio de salvación. Cp. Jua 3:19-20; 2Co 4:4.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, — El inicuo no sólo vino con gran poder y señales, sino también con “todo engaño de iniquidad”, porque a través de los siglos el sistema papal ha sido el enemigo de las Escrituras, pues ha privado al pueblo del conocimiento de la verdad y les engañan con doctrinas de los hombres. Las iglesias protestantes han perpetuado este mal al enseñar el calvinismo y otros errores. La doctrina más popular de las iglesias “evangélicas” es la supuesta salvación por la fe sola. Otra es que no importa lo que uno crea sólo que sea sincero. Otra es que todas las iglesias son buenas y que cada quien debería escoger la que le convenga (que todas van al cielo, nada más por distintas rutas).
El engaño del error evita que le gente entienda la verdad: p. ej., (1) enseñamos la necesidad de ser bautizados para la remisión de los pecados (Hch 2:38; Mar 16:16), y, por eso, nos dicen que queremos salvarnos solos, y nos acusan de no confiar en Cristo sino en el agua, etc.; (2) enseñamos que la Biblia dice que hay una sola iglesia (Mat 16:18, Efe 1:22-23; Efe 4:4) y, por eso, nos llaman fariseos y dicen que creemos que somos los únicos que irán al cielo.
Pablo explica el problema: por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. – La verdad es el evangelio, la enseñanza de Cristo y sus apóstoles. Después de morir los apóstoles, muchos dejaron de perseverar en la doctrina de los apóstoles. Dejaron de practicar la enseñanza de Hch 2:42; Hch 14:23; Hch 20:7, etc. Muchos textos describen esta apostasía (1Ti 4:1-3; Col 2:18-23; 2Ti 3:1-7; 2 Pedro; Judas, etc.). Si la iglesia deja de recibir el amor de la verdad y substituye la verdad por mentiras, el resultado es la apostasía.
Es indispensable, pues, que recibamos el amor de la verdad y que rechacemos toda mentira. 1) “Dios es verdad” (Deu 32:4) y el ídolo es una mentira (“cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador”, Rom 1:19-25). Véase también 1Co 8:4. El ídolo es una mentira (Sal 115:3-8). La astrología es una mentira. La hechicería es una mentira. Dios es verdad; entonces, ¿es angosta o ancha la verdad? ¿es relativa o absoluta?
(2) Puesto que Dios es verdad, la creación registrada en Gén 1:1-31 y 2 es la verdad, pues “toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios” (Heb 3:4). La supuesta evolución es una mentira. No es verdad porque no es científica, pues ni siquiera se puede examinar científicamente y, por eso, no se puede comprobar. Se nos dice que aceptamos la creación de Gén 1:1-31 y 2 por fe; esto es cierto, pero es fe basada en evidencia verdadera (Rom 1:19-20; Sal 19:1-4). Los que creen en la evolución creen sin evidencia alguna. La creación es una verdad angosta y no admite de ninguna forma de evolución.
(3) Jesucristo es la verdad (Jua 14:6). “Este es el verdadero Dios” (1Jn 5:20). Algunos sirven a los falsos cristos (Mat 24:24). El “cristo” del catolicismo no existe. El “cristo” de los testigos del Atalaya no existe. El “cristo” de los “Sólo Jesús” no existe. El “cristo” predicado por algunos hermanos, el que se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (o que nunca los mostró) cuando vino a la tierra, no existe (predican “otro Jesús”; compárese 2Co 11:4).
(4) El Espíritu Santo “es la verdad” (1Jn 5:7). Por lo tanto, la palabra de Dios revelada por el Espíritu Santo es verdad: “la suma de tu palabra es verdad” (Sal 119:160). “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jua 17:17). La verdad es “la verdad del evangelio” (la verdadera enseñanza del evangelio, Gál 2:5). El evangelio verdadero es el poder de Dios para salvarnos. De esto vemos muchos ejemplos en el libro de Hechos de los Apóstoles. Pero los hombres han introducido muchos evangelios falsos (Gál 1:6-9; Col 2:20-23; 1Ti 4:1-3). El “evangelio” predicado por el catolicismo es una mentira. El calvinismo (la teología básica de los evangélicos) es una mentira. El evangelio del mormonismo es una mentira. El evangelio de los testigos del Atalaya es una mentira. El mundo religioso propaga infinitos evangelios falsos.
La verdad es angosta, porque es absoluta. No es relativa, como muchos creen. No es subjetiva, sino objetiva; es decir, la verdad no es la verdad solamente para algunas personas en particular y bajo ciertas circunstancias, sino que es la verdad para todos, bajo cualquier circunstancia, en cualquier tiempo. Por lo tanto, es absurdo decir que “no importa lo que uno crea con tal que sea sincero”. Insultan al Espíritu Santo los que dicen que la verdad revelada in la Biblia no es absoluta, sino que su significado depende de la interpretación de cada persona. Según esto la mentira es tan buena como la verdad.
Muchos creen y enseñan que la verdad no es absoluta. Creen, pues, que se debe ser muy tolerante de las creencias de otros. Los tales afirman que la verdad se encuentra “entre los extremos”; es decir, que siempre habrá creencias o enseñanzas opuestas, y que la verdad se encontrará en medio de los dos lados. Este es un concepto muy común. Desde luego, es casi siempre necesario entre los partidos políticos, comerciales, industriales, educacionales, etc., pues cada lado insiste mucho en su posición para ganar todo lo que pueda y luego acepta ciertas modificaciones para poder finalizar un acuerdo con la oposición. Muchos religiosos se clasifican a sí mismos como muy tolerantes, muy liberales y comprensivos.
Pero no es así la verdad de Dios. El plan de Dios para salvarnos no tiene dos “extremos”, sino que es un solo plan objetivo (Rom 1:16) y no admite de modificaciones. Cristo estableció una sola iglesia (Mat 16:18; Efe 1:22-23; Efe 4:4). El Nuevo Testamento ha revelado que los discípulos se reúnen el primer día de la semana para partir el pan (Hch 2:42; Hch 20:7) y para ofrendar (1Co 16:2); otro día no está autorizado. La iglesias de Cristo del primer siglo no tocaban instrumentos mecánicos de música en el culto. La mujer no predicaba, porque la verdad dice que ella debe estar en sujeción (1Ti 2:11-12; 1Co 14:33). Esta es la verdad con respecto al culto de la iglesia, y es angosta y absoluta. Además, cada iglesia es autónoma (Hch 14:23) y los ancianos deben supervisar solamente la congregación de la cual son miembros (Hch 20:28-29; 1Pe 5:2-3). Esta verdad también es angosta y absoluta. No se debe modificar para agradar a los hombres. En estos asuntos claramente revelados por las Escrituras, no hay “extremos” que discutir y no hay modificaciones que se puedan aceptar. Cuando enseñamos la verdad sobre estos temas, el mundo religioso (y aun algunos de nuestros hermanos) nos tildan de “extremistas” e insisten en que seamos más tolerantes.
La verdad con respecto a cosas materiales se aprende por medio de experimentos y la verdad con respecto a la historia se aprende por medio del testimonio, pero la verdad de Dios ha sido revelada por el Espíritu Santo (Jua 14:26; Jua 16:13; 1Co 2:11-13).
(5) Jesús estableció una sola iglesia (Mat 16:18). Es su cuerpo (Efe 1:22-23) y, desde luego, El tiene un solo cuerpo (Efe 4:4), pero los hombres la han substituido por muchas iglesias, habiendo cambiado y corrompido su culto, gobierno, obra y todo aspecto de ella, como hemos observado en este capítulo 2 de 2 Tesalonicenses. Los obispos de la Iglesia Católica Romana no son obispos verdaderos, sino falsos. Los apóstoles del mormonismo no son verdaderos sino falsos (compárese Apo 2:2).
Es indispensable que recibamos el amor de la verdad si queremos ser salvos. De Jesús dijeron, “sabemos que eres amante de la verdad, que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres (no buscas el favor de nadie – lit., no te preocupas de nadie — porque eres imparcial, LBLA)” (Mat 22:16). “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1Pe 2:2). “Bienaventurados los que tienen hambre y sed 5.6:- Isa 55:1-2. de justicia, porque ellos serán saciados” (Mat 5:6). Debemos amar la verdad como algunos aman el primer lugar (3Jn 1:9-10), como muchos aman el dinero (1Ti 6:10).
Lamentablemente muchos no aman la verdad, sino la mentira. Dice el Sal 52:3, “Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad”. Nos conviene amar la verdad y aborrecer la mentira. Es indispensable que amemos la verdad.
Los que verdaderamente aman la verdad aman toda verdad. Algunos aman solamente ciertas verdades: (1) Son como los judíos que apelaban a Moisés cuando les convenía (Jua 8:5), pero en realidad no respetaban a Moisés (Jua 5:46). No amaban toda la verdad.
(2) Muchos de los que aman la verdad con respecto a una vida moral no aman la verdad con respecto a mandamientos positivos: p. ej., el bautizarse, el asistir a las reuniones para participar de la cena del Señor, etc.
(3) Muchos aman la verdad con respecto a ciertas prácticas inmorales (tales como el matar, el robar, el adulterar, el embriagarse, etc.) pero no aman la verdad con respecto a la necesidad de cambiar de carácter (p. ej., dejar la ira, los corajes, la malicia, la amargura, los celos y envidias).
(4) Stg 2:1; Stg 2:9-10. El discriminar quiere decir “diferenciar, separar … distinguir. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad” (Larousse). Los que discriminan a otros lo hacen por distintos motivos, pero sea lo que sea el motivo, es pecado. Por ejemplo, si los de la raza blanca discriminan a los de la raza negra – o viceversa – tendrán sus razones que les satisfacen, pero sean lo que sean sus razones, pecan los unos contra los otros. También si los anglosajones discriminan a los hispanos – o viceversa –, tendrán sus razones, pero sean lo que sean los motivos, pecan los unos contra los otros. Los tales no aman toda la verdad.
(5) Un número alarmante de hermanos no aman la verdad con respecto al matrimonio, el divorcio y segundas nupcias, pues siguen inventando salidas y pretextos para escapar de la fuerza de lo que Jesús enseña.
(6) Amamos la verdad que hemos obedecido (p. ej., el bautismo), o la verdad que actualmente practicamos (p. ej., la asistencia, la participación de la cena y la ofrenda, etc.), pero ¿amamos también la verdad que no obedecemos? ¿Amamos la verdad que nos exhorta, amonesta y reprende con respecto a chismear y murmurar? ¿o con respecto a la indiferencia, la negligencia, o la falta de responsabilidad? ¿Aman las hermanas la verdad respecto a la modestia? ¿Amamos las leyes civiles (las del gobierno)? ¿aman los maridos la verdad de que ellos deben amar a sus esposas como a sus mismos cuerpos? ¿aman las esposas la verdad de que ellas deben estar sujetas a sus maridos? ¿aman los hijos la verdad de que deben estar sujetos a sus padres? O ¿solamente amamos la verdad que nos agrada y nos hace sentir bien (Isa 30:9-10; 2Ti 4:3-4)? ¿Amamos la verdad que nos transforma (Rom 8:29; 2Co 3:18; Efe 4:22)? O en lugar de cambiar nuestra vida, ¿preferimos cambiar la verdad? ¿Amamos la verdad controversial al igual que la verdad que casi todos aceptan (“Dios es amor”)?
¿Cómo mostramos que amamos la verdad?
(1) Por conocerla : Jesús dice, “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jua 8:32). Lamentablemente algunos “están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2Ti 3:7). Sin embargo, es posible hacerlo, pues Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1Ti 2:4).
(2) Por aceptarla. Dice Pro 23:23, “Compra la verdad (cueste lo que cueste), y no la vendas” (compárense Mat 13:44-46; Mat 16:24). Es imposible exagerar el valor de la verdad. Muchas veces decimos acerca de algún articulo, “Me gustaría comprarlo, pero no puedo hacerlo”, pero todo el mundo puede “comprar” la verdad. Como dice Isa 55:1, “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed”.
(3) No ser oidores olvidadizos (Stg 1:22), sino obedientes a la verdad: Rom 2:8-9; Gál 5:7; 1Pe 1:22.
(4) Seguir la verdad, o aferrarse a ella, en amor (Efe 4:15). Dice LBLA, “hablando la verdad en amor”.
(5) No detener la verdad con injusticia (Rom 1:18).
(6) No substituir la verdad por fábulas (2Ti 4:3-4).
(7) Usar bien la palabra de verdad (2Ti 2:15).
(8) Como soldado de Cristo, tomar la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (Efe 6:17), para defender la verdad (Gál 2:5; Flp 1:16).
(9) Proclamarla (1Ts 1:8).
(10) Sufrir por la verdad (Mat 5:10-12; 1Pe 4:16).
(11) Andar en la verdad (3Jn 1:4).

Fuente: Notas Reeves-Partain

1Co 1:18; Jua 3:19; Jua 8:44.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) Lit.: “seducción”.

REFERENCIAS CRUZADAS

w 48 Mat 24:11; 2Co 11:13

x 49 Jer 17:13; Rev 22:15

y 50 Mat 24:12; Jud 1:19

z 51 1Ti 2:4

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

la verdad. Es decir, el evangelio (cp. vers. 12, 13).

Fuente: La Biblia de las Américas

la Verdad…Jua 14:6.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R499 Τῆς ἀληθείας se usa como un genitivo de complemento directo: amar la verdad.

M71 Ἀνθʼ ὧν significa: ya que, o porque (posiblemente por influencia semítica).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego