Comentario de 2 Timoteo 3:14 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Pero persiste tú en lo que has aprendido y te has persuadido, sabiendo de quienes lo has aprendido

3:14 — «Pero». Se introduce un contraste con los «malos hombres» del versículo anterior. — «persiste tú en lo que has aprendido». Los «malos hombres» iban a avanzar de mal en peor, pero se le exhorta a Timoteo a persistir en lo que ha aprendido. Tal es el fuerte consejo de un apóstol de Cristo ya a punto de morir (4:6).

La gramática griega (el modo imperativo, el tiempo presente) en este caso da la idea de «estar continuamente persistiendo».

No basta sencillamente aprender la verdad; hay que persistir en ella. Véanse Jua 8:31-32; 2Ti 1:13. Compárese Efe 4:14; Heb 13:9.

Nótese como 2Jn 1:9 forma un paralelo con lo que se presenta aquí en los vers. 13,14. «Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios…». Los malos hombres se extravían; pero Timoteo persevera.

— «y te persuadiste». El verbo griega en este caso aparece solamente aquí en el Nuevo Testamento. En la Versión Septuaginta (de los setenta) se emplea en 2Sa 7:16 (afirmada) y en Sal 78:37 (firmes). Significa hacer fiable. Otras versiones dicen «has tenido la seguridad» (V.M.), «de las cuales te convenciste» (B.A.), «y en lo que creíste» (B.J.), «y te ha sido confiado» (N.C.), «y te ha sido encomendado» (JTD.), «de lo cual estás convencido» (Pop.), «a las cuales prestaste asentimiento» (S.A.).

Compárese Luc 1:4.

— «sabiendo de quien has aprendido». Pablo aquí enfatiza la fuente de la enseñanza, que es las Sagradas Escrituras (v. 15), siendo presentadas por personas.

Los maestros de Timoteo habían sido su abuela y su madre por medio de las Escrituras (1:5), Pablo por inspiración del Espíritu Santo (1:13; 3:10), y las Escrituras mismas (v. 15). La autoridad de ellas es lo que aseguraba a Timoteo que las cosas que había aprendido eran ciertas.

El único resguardo contra el error es el estar constantemente ocupado en la promoción de la verdad. Hay que persistir en ella.

¡Feliz el niño instruido en las Sagradas Escrituras por sus padres desde temprano en su vida!

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

pero persiste tú en lo que has aprendido. 2Ti 1:13; 2Ti 2:2; 1Ti 4:16.

y te persuadiste. Hch 17:31; Rom 14:5; Col 2:2; 1Ts 1:5; Heb 6:11; Heb 10:22.

sabiendo de quién has aprendido. 2Ti 3:15; 1Ts 2:13.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Timoteo es exhortado a persistir o continuar en las cosas que ha aprendido (2Ti 2:2). Permanecer en la verdad de Dios es esencial para una vida piadosa.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

de quién has aprendido. Vea la nota sobre 2Ti 1:13. Para alentar todavía más a Timoteo a que permaneciera firme, Pablo le recuerda su legado de piedad. La forma plural del pronombre «quién» en el original, sugiere que Timoteo no solo estaba endeudado con Pablo, sino también con otras personas piadosas (2Ti 1:5).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

3:14 — «Pero». Se introduce un contraste con los «malos hombres» del versículo anterior.–«persiste tú en lo que has aprendido». Los «malos hombres» iban a avanzar de mal en peor, pero se le exhorta a Timoteo a persistir en lo que ha aprendido. Tal es el fuerte consejo de un apóstol de Cristo ya a punto de morir (4:6).
La gramática griega (el modo imperativo, el tiempo presente) en este caso da la idea de «estar continuamente persistiendo».
No basta sencillamente aprender la verdad; hay que persistir en ella. Véanse Jua 8:31-32; 2Ti 1:13. Compárese Efe 4:14; Heb 13:9.
Nótese como 2Jn 1:9 forma un paralelo con lo que se presenta aquí en los vers. 13,14. «Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios…». Los malos hombres se extravían; pero Timoteo persevera.
–«y te persuadiste». El verbo griega en este caso aparece solamente aquí en el Nuevo Testamento. En la Versión Septuaginta (de los setenta) se emplea en 2Sa 7:16 (afirmada) y en Sal 78:37 (firmes). Significa hacer fiable. Otras versiones dicen «has tenido la seguridad» (V.M.), «de las cuales te convenciste» (B.A.), «y en lo que creíste» (B.J.), «y te ha sido confiado» (N.C.), «y te ha sido encomendado» (JTD.), «de lo cual estás convencido» (Pop.), «a las cuales prestaste asentimiento» (S.A.).
Compárese Luc 1:4.
–«sabiendo de quien has aprendido». Pablo aquí enfatiza la fuente de la enseñanza, que es las Sagradas Escrituras (v. 15), siendo presentadas por personas.
Los maestros de Timoteo habían sido su abuela y su madre por medio de las Escrituras (1:5), Pablo por inspiración del Espíritu Santo (1:13; 3:10), y las Escrituras mismas (v. 15). La autoridad de ellas es lo que aseguraba a Timoteo que las cosas que había aprendido eran ciertas.
El único resguardo contra el error es el estar constantemente ocupado en la promoción de la verdad. Hay que persistir en ella.
¡Feliz el niño instruido en las Sagradas Escrituras por sus padres desde temprano en su vida!

Fuente: Notas Reeves-Partain

UTILIDAD DE LAS ESCRITURAS

2 Timoteo 3:14-17

Pero por lo que se refiere a ti, manténte leal a las cosas que has aprendido, y en las que se ha confirmado tu fe; porque tú sabes de quién las has aprendido, y que desde la niñez has conocido las Sagradas Escrituras que pueden darte la sabiduría que te traiga la salvación por medio de la fe que ponemos en Jesucristo. Toda Escritura inspirada por Dios es útil para enseñar, para convencer del error, para corregir, y para entrenar en la integridad, para que el hombre de Dios esté completo, plenamente equipado para toda buena obra.

Pablo concluye esta sección con una llamada a Timoteo para que permanezca leal a toda la enseñanza que ha recibido. Timoteo era judío por parte de madre, aunque su padre había sido griego (Hch 16:1 ); y está claro que fue su madre la que le educó en la fe. Era la gloria de los judíos que sus hijos desde la más temprana edad eran entrenados en la Ley. Aseguraban que sus hijos aprendían la Ley desde que llevaban pañales, y la bebían con la leche de su madre. Aseguraban que la Ley estaba tan impresa en el corazón y la mente de un niño judío que antes se olvidaría de su propio nombre que de ella. Así es que Timoteo había conocido las Sagradas Escrituras desde su primera edad. Debemos tener presente que las Escrituras de las que escribe Pablo eran las del Antiguo Testamento; todavía no había llegado a ser el Nuevo Testamento. Si lo que él dice de la Escritura es verdad del Antiguo Testamento; mucho más lo es de las todavía más preciosas palabras del Nuevo.

Debemos notar que Pablo hace aquí una distinción. Habla de » toda Escritura inspirada por Dios.» Los gnósticos tenían sus propios libros fantásticos; todos los herejes se referían a su propia literatura para apoyar sus ideas. Pablo consideraba esas cosas como meramente humanas; pero los grandes libros para el alma humana eran los inspirados por Dios que la tradición y la experiencia de los creyentes había santificado.

Veamos lo que dice Pablo de la utilidad de la Escritura.

(i) Dice que las Escrituras dan la sabiduría que trae la salvación. A. M. Chirgwin en La Biblia en el Evangelismo Mundial cuenta la historia de una enfermera del pabellón de los niños en un hospital de Inglaterra. Hacía tiempo que encontraba la vida, como ella misma decía, inútil y sin sentido. Había leído muchos libros y estudiado muchas filosofías tratando de encontrar satisfacción. Nunca había probado la Biblia, porque una amiga la había convencido con argumentos sutiles de que la razón no podía estar en ella. Cierto día llegó un visitante a la sala y dejó algunos evangelios. Convenció a la enfermera para que leyera un ejemplar de San Juan.

» Brillaba y relucía con la verdad -dijo-, y todo mi ser respondió a ella. Las palabras que acabaron por decidirme fueron las de Jn 18:37 : «Para esto nací y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad oye Mi voz.» Así es que escuché esa voz, y oí la verdad, y encontré a mi Salvador.»

Una y otra vez la Escritura les ha abierto a hombres y mujeres el camino a Dios. A decir verdad, nadie que esté buscando la verdad tiene derecho a prescindir de leer la Biblia. Un libro con ese historial no se puede tomar a la ligera. Hasta un incrédulo no está jugando limpio a menos que trate de leerla. Si lo hace, las cosas más sorprendentes le pueden suceder, porque contiene una sabiduría salvadora que no hay en ningún otro libro.
(ii) Las Escrituras son útiles para enseñar. Solamente en el Nuevo Testamento tenemos una descripción de Jesús, un relato de Su vida y una exposición de su enseñanza. Por esa misma razón es indiscutible que, sea lo que sea lo que se pueda discutir acerca del resto de la Biblia, es imposible para la Iglesia el pasarse sin los Evangelios. Es absolutamente cierto -como hemos dicho a menudo- que el Cristianismo no está fundado sobre un libro impreso sino sobre una Persona viva. El hecho sigue en pie de que el único lugar en todo el mundo en el que obtenemos un informe de primera mano acerca de esa Persona y de Su enseñanza es el Nuevo Testamento. Por eso la Iglesia que no tiene un estudio bíblico es una Iglesia en la que falta un elemento esencial.

(iii) Las Escrituras son valiosas para reprender. No se quiere decir que las Escrituras valgan para sacar faltas; lo que sí se quiere decir es que son valiosas para convencer a una persona de que está en el error e indicarle el camino correcto. A M. Chirgwin tiene una historia tras otra sobre cómo las Escrituras llegaron por casualidad a manos de personas y cambiaron sus vidas.

En Brasil, signor Antonio de Minas compró un Nuevo Testamento, y se lo llevó a casa para quemarlo. Cuando llegó a su casa se encontró con que el fuego estaba apagado. Deliberadamente lo encendió. Echó en él el Nuevo Testamento. No ardía. Abrió las páginas para que ardiera más fácilmente. Lo abrió por el Sermón del Monte. Le echó una ojeada cuando lo echaba al fuego. Le captó la mente. Lo volvió a coger. «Siguió leyendo, olvidándose del tiempo, todas las horas de la noche, y cuando estaba rompiendo la aurora se puso en pie y declaró: «Creo.»»
Vicente Quiroga de Chile encontró unas pocas páginas de un libro que había traído la marea sobre la playa después de un terremoto. Las leyó y ya no pudo descansar hasta que consiguió el resto de la Biblia. No sólo se hizo cristiano; sino que dedicó el resto de su vida a la distribución de las Escrituras en las aldeas olvidadas del Nordeste de Chile.

Una noche oscura en un bosque de Sicilia un bandolero detuvo a un colportor a punta de revólver. Le ordenó que encendiera una hoguera y quemara sus libros. Encendió el fuego y entonces preguntó si podía leer un poco de cada libro antes de arrojarlo a las llamas. Leyó el Salmo 23 para empezar; luego, de otro libro, la parábola del Buen Samaritano; de otro, el Sermón del Monte; de otro, 1 Corintios 13. Al final de cada lectura, el bandolero decía: «Ése es un buen libro; no lo quemaremos; dámelo.» Por último, no se quemó ni un sólo libro; el bandolero dejó al colportor y se internó en la oscuridad con los libros. Años más tarde apareció otra vez en escena aquel mismo bandolero, pero ya no era el mismo. Esta vez era un pastor cristiano, y era a aquella lectura de los libros a lo que atribuía su cambio.

Está fuera de toda duda que las Escrituras pueden convencer a una persona de su error y del poder de Cristo.
(iv) Las Escrituras son útiles para la corrección. El verdadero significado de esto es que todas las teorías, todas las teologías, todas las éticas, han de ponerse a prueba en la piedra de toque de la Biblia. Si contradicen la enseñanza de la Biblia, hay que rechazarlas. Tenemos la obligación de usar la mente y aun de lanzarla a la aventura; pero la prueba siempre debe ser el estar de acuerdo con la enseñanza de Jesucristo como nos la presentan las Escrituras.

(v) Pablo hace una última observación. El estudio de las Escrituras entrena a la persona en integridad hasta equiparla para toda obra buena. Aquí tenemos la conclusión esencial. No se deben estudiar nunca las Escrituras con un fin egoísta, simplemente para hacer bien al alma de cada uno. Una conversión que no hace pensar nada más que en el hecho de que uno es salvo, no es una verdadera conversión. El cristiano debe estudiar las Escrituras para hacerse útil a Dios y a sus semejantes. Nadie es salvo a menos que esté apasionadamente entregado a salvar a otros.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— aprendiste y aceptaste: Tanto del propio Pablo, como de la madre y abuela de Timoteo (ver nota a 2Ti 1:5).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

d 139 2Ti 1:13

e 140 2Ti 2:2

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

14 (1) O, permanece.

14 (2) Las cosas que Timoteo aprendió del apóstol y de las cuales tenía certeza, formaron la porción vital del contenido del Nuevo Testamento, una porción que completó la revelación divina ( Col_1:25). Así que, él tenía una comprensión práctica de gran parte del Nuevo Testamento.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

de quiénes… M↓ registran de quién.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M i registran de quien.

Fuente: La Biblia Textual III Edición