Comentario de 2 Timoteo 4:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Te requiero delante de Dios y de Cristo Jesús, quien ha de juzgar a los vivos y a los muertos, tanto por su manifestación como por su reino:

4:1 — Pablo sabe que no va a ser libertado esta vez, sino que el fin de su carrera terrenal ha llegado (v.6). Por eso ahora da a Timoteo este solemne encargo final.

— ”Te encarezco”. Véase Notas Sobre 1 Timoteo, 5:21, comentarios. Es decir, solemnemente te encargo (como estando yo en la presencia de Dios y de Jesucristo, y en vista de tres cosas: 1. del juicio venidero de parte de Cristo, 2. de la primera venida de Cristo a este mundo y su obra en él, 3. del reino, o iglesia, de Cristo que él estableció). Este encargo se da en el versículo siguiente: “que prediques la palabra”.

Las versiones ASV., N.M., B.A., P.79, Pop., dicen “encargo”. Otras dicen “requiero” (Mod., 1906, RVA.).

— ”delante de Dios y del Señor Jesucristo”. El caso es serio, pues el ojo de ellos nos mira. Véase Notas Sobre 1 Timoteo, 5:21, comentarios.

— ”que juzgará a los vivos y a los muertos”. Considérense 1Pe 4:5; 1Ts 4:16-17; Jua 5:22; Hch 10:42; Hch 17:31; Rom 2:16; 1Co 4:5; 2Co 5:10; Heb 12:23. Los juzgará en el “día postrero”(Jua 6:39-40), cuando suceda la resurrección de todo el mundo de una vez (Jua 5:28-29). No va a haber un supuesto período de mil años antes de la segunda venida de Cristo (Heb 9:28) y la resurrección de los malos para el juicio final, según afirman los premilenaristas.

— ”en su manifestación (epiphaneia)”. Debe decirse: “ por su manifestación y por su reino”, según dicen las versiones ASV., B.A., 1977, B.J., H.A., RVA. Sobre la palabra “manifestación” (aparición, venida), véanse 1:10, comentarios, Notas Sobre 1 Timoteo, 6:14, comentarios, y Notas Sobre Tito, 2:11, comentarios. Es en parte en vista de la obra que hizo Jesucristo en su primera aparición, o venida a este mundo, que Pablo ahora solemnemente encarga a Timoteo.

— ”y en su reino”, o más bien, por su reino. El reino de Cristo es la iglesia de Cristo (Mat 16:18-19; Col 1:13; Heb 12:28). La iglesia, o sea el conjunto de los salvos, es el único pueblo en el mundo que de corazón se somete a la voluntad del Rey, Jesucristo. Ahora, en parte en vista de este reino Pablo está para encargar a Timoteo que predique la palabra (ver. 2). Lo que logró el establecimiento de la iglesia (la predicación de la palabra) es lo que debe seguir predicándose para la salvación de otros ahora y para confirmar la fe de los salvos (véase ver. 3).

Algunos comentaristas aplican esta “manifestación” a la segunda de Cristo (Heb 9:28) y dicen que entonces él establecerá su reino, pero no es así. Cristo reina ahora, y en la segunda venida va a entregar el reino a Dios (1Co 15:23-26). Ellos se basan en la traducción, “ en su manifestación y en su reino”, como si se dijera, “cuando venga la segunda vez y luego establezca su reino’. Pero la traducción correcta no es “en”, sino “por”. (Aunque fuera correcta la traducción “en”, siempre las conclusiones que los premilenaristas sacan son antibíblicas porque contradicen muchos otros pasajes claros de la Biblia).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

te encargo, o encarrezco delante de Dios. 2Ti 2:14; 1Ti 5:21; 1Ti 6:13.

que juzgará a los vivos y a los muertos. Sal 50:6; Sal 96:13; Sal 98:9; Mat 16:27; Mat 25:31; Jua 5:22-27; Hch 10:42; Hch 17:31; Rom 2:16; Rom 14:9-11; 1Co 4:4, 1Co 4:5; 2Co 5:9, 2Co 5:10; 2Ts 1:7-10; 1Pe 4:5; Apo 20:11-15.

en su manifestación. 2Ti 4:8; Col 3:4; 1Ts 4:15, 1Ts 4:16; 1Ti 6:14; Tit 2:13; Heb 9:27, Heb 9:28; 1Pe 1:7; 1Pe 5:4; 1Jn 2:28; Apo 1:7.

y en su reino. Luc 19:12, Luc 19:15; Luc 23:42; 2Pe 1:11, 2Pe 1:17.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Pablo le exhorta a cumplir con su deber con todo cuidado y diligencia, 2Ti 4:1-5;

le confirma la cercanía de su muerte, 2Ti 4:6-8;

Le pide que vaya a él rápido y que traiga a Marcos, y las cosas que se olvidó, 2Ti 4:9-13;

le advierte que tenga cuidado de Alejandro el calderero, 2Ti 4:14, 2Ti 4:15.

le informa lo que le ha acontecido en su primera defensa, 2Ti 4:16-18;

saludos finales, 2Ti 4:19-22.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Esos versículos son el clímax de la carta. Pablo da a Timoteo un encargo final para cumplir su ministerio (vv. 2Ti 4:1-5) y refuerza este encargo con su propio testimonio de fidelidad al enfrentar el inminente martirio (vv. 2Ti 4:6-8).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

encarezco: Pablo subraya la importancia de su orden a Timoteo al llamar a Dios y a Jesús a ser testigos de esto. Él le recuerda a Timoteo que Jesús volverá a juzgar. El encargo de Pablo a Timoteo es predicar la palabra. El fundamento de cualquier ministerio es la Palabra de Dios. Predicar la verdad de Dios es una tarea sagrada, que requiere perseverancia y coraje.

instes quiere decir tomar una posición. Timoteo debía estar alerta en todo momento a sus responsabilidades, aún cuando esto fuera inconveniente. Este tipo de ministerio no es para un novicio (Stg 3:1).

paciencia y doctrina: La paciencia y la instrucción son dos componentes necesarios para un efectivo ministerio. El desarrollo de la verdad espiritual sucede en un período de tiempo, a través de enseñanzas y a través de la aplicación de la Palabra de Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Solemne exhortación final a Timoteo, 4:1-8.
1 Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, por su aparición y por su reino: 2 Predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, enseña, exhorta con toda longanimidad y doctrina; 3 pues vendrá un tiempo en que no sufrirán la sana doctrina, antes, deseosos de novedades, se rodearán de maestros conforme a sus pasiones, 4 y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas. 5 Pero tú vela en todo, soporta los trabajos, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. 6 Cuanto a mí, a punto estoy de derramarme en libación, siendo ya inminente el tiempo de mi partida. 7 He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe. 8 Ya me está preparada la corona de la justicia, que me otorgará aquel día el Señor, justo Juez, y no sólo a mí, sino a todos los que aman su venida.

Este final de la carta es de lo más dramático y solemne que salió de la pluma del Apóstol. Pablo, que prevé próximo su fin, insiste con redoblada energía sobre su predilecto discípulo Timoteo para que cumpla con valentía y decisión su deber de ministro de Cristo. Es como su testamento.
Primeramente le pone ante la vista el gran día del juicio final, cuando aparecerá Cristo para juzgar a “vivos y muertos” e inaugurar su reino (v.1; cf. Hec 10:42; 1Co 15:24; 2Co 5:10; 1Ti 6:14). La expresión “vivos y muertos,” que ha entrado en nuestros símbolos de fe, refleja la doctrina expuesta en varios lugares por San Pablo de que los que se hallen con vida en el momento de la parusía no pasarán por la muerte (cf. 1Co 15:51; 2Co 5:3; 1Te 4:17).
Después de esta como introducción, con cinco vibrantes imperativos (v.2), seguidos luego de otros cuatro (v.5), Pablo conjura a Timoteo a que se entregue de lleno a su ministerio, pues se acercan tiempos difíciles y adversarios muchos (v.3-4; cf. 3:1; 1Ti 4:1-2).
Cerrando la exhortación, presenta el cuadro o balance de su vida, a punto de “derramarse en libación” (v.6-8). Evidentemente, Pablo prevé ya casi como seguro un resultado adverso en su proceso. El lenguaje es muy distinto del empleado cuando la primera cautividad romana, no obstante aludir también entonces a posible “libación” (cf. Flp 2:17). La imagen de “libación” es muy significativa. Pablo no quiere decir solamente que ha llegado al término de su vida, sino que deja entender, además, que su muerte es en cierto modo una ofrenda “sacrificial,” unida a la de Cristo (cf. Col 1:24; Rom 12:1).
Las imágenes de “combate” y “carrera,” tomadas de las competiciones atléticas, nos son ya conocidas (cf. 2:5; 1Ti 4:7-8). Feliz el apóstol del Evangelio que al final de sus años de apostolado pueda exclamar con San Pablo: “He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe” (v.7), esa “fe” (πίστις ) que, en este contexto, parece estar equivaliendo a fidelidad a la fe, no omitiendo ninguna de sus exigencias, como no debe omitir las suyas el atleta en el combate, si quiere recibir la corona de la victoria (cf. 2:5; Tit 2, i o; 2Te 1:4).

Noticias personales,2Te 4:9-18.
9 Date prisa a venir a mí, 10 porque Demás me ha abandonado por amor de este siglo, y se marchó a Tesalónica; Crescente a Galacia y Tito a Dalmacia. 11 Sólo Lucas está conmigo. A Marcos tómale y tráele contigo, que me es muy útil para el ministerio. 12 A Tíquico lo mandé a Efeso. 13 El capote que dejé en Tróade, en casa de Carpió, tráelo al venir, y asimismo los libros, sobre todo los pergaminos. 14 Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho mal. El Señor le dará la paga según sus obras. 15 Tú guárdate de él, porque ha mostrado gran resistencia a nuestras palabras. 16 En primera defensa nadie me asistió, antes me desampararon todos. No les sea tomado en cuenta. 17 El Señor me asistió y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación y todas las naciones la oigan. Así fui librado de la boca del león. 18 El Señor me librará de todo mal y me guardará para su reino celestial. A El sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

En la rigurosa cárcel de Roma, Pablo se encuentra aislado. De los que le acompañaban, unos, como Crescente y Tito, han tenido que partir para diversas misiones (v.10b); otros, como Demás, le han abandonado “por amor de este siglo” (v.10a). Sólo Lucas está con él (v.11). Por eso, encarga a su fiel y querido Timoteo que se dé prisa a ir a él (v.9), y que lleve también a Marcos (v.11). Para sustituirle mientras tanto en Efeso, le envía a Tíquico (v.12). De estos nombres, la mayoría nos son ya conocidos (cf. Gal 2:1; Col 4:7.10.14); únicamente de Crescente no tenemos ningún otro dato.
Pablo encarga también a Timoteo que le lleve el “capote” (φε -λόνην ) que dejó en Tróade, en casa de Carpió, así como los “libros” (escritos en papiro) y los “pergaminos” (v.13). Este dato, desde el punto de vista histórico, creemos que reviste gran importancia. En efecto, esa precipitada salida de una casa amiga, como la de Carpió, hasta el punto de no recoger siquiera el capote y los libros, permite conjeturar que Pablo fuera arrestado precisamente ahí por las autoridades romanas, siendo luego conducido a Efeso, al tribunal del procónsul de la provincia, y, finalmente, a Roma, por su condición de ciudadano romano. El Alejandro tan duramente aludido en los v.14-15 es probable que sea uno de los testigos que depusieron contra Pablo, sea en Efeso, sea también en Roma, adonde habría acudido prosiguiendo su tarea de acusador.
La “primera defensa” (τη πρώτη μου απολογία ) a que el Apóstol alude (v.15) parece que se refiere a la comparecencia o prima ac-tio ante el tribunal romano. Dice que todos le abandonaron, sin que se presentase nadie como testigo en su ayuda. Pero el Señor le “dio fuerzas,” y en su autodefensa, que ya en tiempos anteriores había tenido que hacer varias veces (cf. Hec 23:1-10; Hec 24:10-23; Hec 25:8-12; Hec 26:1-32), aprovechó la ocasión para dar a conocer el Evangelio (v.17a). No obstante las circunstancias adversas, esa primera defensa resultó bien, y de momento no tuvo lugar la condena. Eso parece significar la expresión “fui librado de la boca del león” (v.17b; cf. Sal 22:22). Seguramente el tribunal terminó su sesión con el ritual non liquet, pidiendo más información (amplius), y dejando la resolución definitiva para la secunda actio.
La situación no tardaría en cambiar, cosa que a Pablo no cogía de sorpresa (cf. v.6). Lo importante no era la vida material, sino la consecución del “reino celeste” (v.18).

Saludos y bendición final,Sal 4:19-22.
19 Saluda a Frisca y a Aquila y a la casa de Onesiforo. 20 Erasto quedó en Corinto. A Trófimo le dejé enfermo en Mileto. 21 Date prisa a venir antes del invierno. Te saludan Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. 22 El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros.

Tampoco en esta carta se olvida Pablo de mandar saludos para personas conocidas y dar noticias sobre otras.
Frisca y Aquila (v.16) es un matrimonio, muy viajero, que ya nos es conocido (cf. Hec 18:2.18; Rom 16:3; 1Co 16:19). También nos es conocido Onesiforo (v.19; cf. 1:16-18). Erasto (v.20) probablemente es el mismo mencionado en Rom 16:23; Y quizá se haya de identificar con el de Hec 19:22. De Τϊόβπιο (ν .20) se ha hablado ya en Hec 20:4 y 21:29. En cuanto a Eubulo, Pudente, Lino y Claudia (v.21) no hay nada seguro. Según San Ireneo y Eusebio, este Lino habría sido obispo en Roma. Es de notar la insistencia de Pablo en que Timoteo “se dé prisa” a ir a él (v.21; cf. v.9), diciéndole que vaya “antes del invierno,” cuando la navegación era peligrosa y casi imposible (cf. Hec 27:9). Probablemente teme que, si no se pone pronto en camino, llegue demasiado tarde, dado como se iban presentando las cosas de su proceso.
La bendición final (v.22) es semejante a la de otras cartas (cf. Gal 6:18; Flp 4:23), y va dirigida a Timoteo y a todos los demás de la comunidad de Efeso.

339 Cf. Hist. eccl 3:4. – 340 L. gerfaux, art. gnose: Dict. Bibl.-SuppL, col. 659-701. – 341 Cf. J. daniélou, La communauté de Qumran et l’organization de l’église ancienne: La Bible et l’Orient (París 1955) p.noss; J. colson, Les fonctions ecclésiales aux deux pre-miers siecles (París 1956); P. benoit, Les origines de l’épiscopat dans le N.T.: Exégese et théologie, II, (París 1961) p.23? 46; J. dauvil ier, Les temps apostoliques. i.er siécle: Hist. du Droit et des Institutions de l’église en Occident, II (París 1970); A. lemaire, Les minis-téres aux orí gines de l’église (París 1971); A. descamps, Aux origines du ministére. La pen-sée de Jesús: Rev. theol. de Louv. 2 (1971) 3-45 y (1972) 121-159. – 342 Sobre el uso de estos títulos: apóstoles-profetas-doctores-evangelistas, cf. L. turrado, Carisma y ministerio en San Pablo: Salmant. 19 (1972) 336-340. Es de notar que en las Pastorales no aparecen estos títulos, sino de modo muy indirecto (cf. 1Ti 1:3; 1Ti 2:7; 2 Tim ifii; 1Ti 4:5); quizás se deba a que esas categorías ministeriales comenzaban ya a desaparecer. Además, tengamos en cuenta que en gran parte esas funciones son las asignadas a Tito y Timoteo, posiblemente incluidas terminológicamente en alguna o varias de dichas categorías. – 343 Cf. ign. ant., Eph. 6:1; Magn. 2; 6:1; Trall 1:1; Philard. 4. – 344 Cf. A. javierre, Orientación en la doctrina clasica sobre la sucesión apostólica: Concil. (1968), II, p.ig-30. – 345 Gf. vatic. II, Const. Lumen gentium, n.° 20. – 346 Creemos muy acertado lo que escribe S. Dix: “Es evidente que el episcopado, tal como es conocido en el siglo n, es un ministerio de origen complejo, cuyas funciones derivan de más de una fuente del primer siglo, y el apostolado es una de ellas. Tito en Creta y Timoteo en Asia Menor, llámense apóstoles ρ no, realizan ciertas funciones específicamente apostólicas. Su autoridad cuasi-monárquica, lo mismo que el territorio delimitado en el cual ellos la ejercen, anuncian ya al obispo del siglo u” (G. Dix, Le ministére dans l’Eglise ancienne [París 1955] p.20 y 73). – 347 Si Pablo habla de “reyes” en plural, ello no significa que suponga reinando entonces en Roma varios emperadores asociados; pues, más que de personas concretas, habla de categorías. Además, el término “reyes” puede también designar otros personajes fuera del emperador; v.gr., todos aquellos monarcas que, estando sujetos al emperador, ejercían un poder real en las provincias. – 348 .Cf. J. murphy O’CoNNOR, La “verité” chez S. Paul et Qumran: Rev. Bibl. 72 (1965) 29-76. – 349 La frase paulina “Dios quiere que todos los hombres se salven” (v.4) es el texto, como con razón se ha escrito, más claramente anticalvinista de todo el Nuevo Testamento. A nadie absolutamente se excluye, sin que haya lugar para esa predestinación al infierno, anteriormente a la previsión de los deméritos, de que hablaba Calvino. – 350 El término que hemos traducido por “rescate” es en griego άντίλυτρον , y sólo se encuentra en este pasaje del Nuevo Testamento. La idea es prácticamente la misma que la de “redención” (άπολτύρωσιβ ), y ya la explicamos ampliamente al comentar Rom 3:24. – 351 Cf. tertul., De orat. 14 y 17. – 352 Comentando este pasaje, dice San Juan Crisóstomo: “Ella (la mujer) enseñó una vez al hombre, y todo se perdió. Por esto Dios la sujetó, porque había usado mal de su autoridad, o por mejor decir, de su igualdad” (Hom. 9:1: PG 62:542). – 353 El texto griego no tiene “permaneciere,” en singular (v. 15), sino “permanecieren” (μεί -νωσιν ), por lo que algunos autores ponen como sujeto a los “hijos,” de cuya conducta dependería la salvación de la madre. Sin embargo, no parece probable esa interpretación, condicionando la salvación de la madre a la perseverancia de los hijos. Lo más sencillo es considerar como colectivo el nombre “mujer,” con lo que no ofrece ya dificultad alguna el verbo en plural, – 353* Hay autores, como C. Lattey y S. Lyonnet, que interpretan de modo distinto la frase marido de una sola mujer. Pablo no estaría refiriéndose a las segundas nupcias, sino más bien a que el “obispo,” y lo mismo los “diáconos,” deben vivir castamente en el matrimonio, evitando todo lo que pueda manchar la vida conyugal. De hecho, las otras cualidades exigidas por Pablo al “obispo” no sobrepasan el nivel medio de la moral común, ¿a qué vendría, pues, esa condición que no exige al resto de los fieles? La interpretación tradicional, más que tener en cuenta las condiciones de vida de las comunidades cristianas del siglo i, estaría influenciada por la legislación eclesiástica posterior. Así piensa Lyonnet (cf. S. lyonnet, Uniux uxoris vir: Verb. Dom. 45, 1967, p.3-10). – Sin embargo, sigo creyendo más fundada la interpretación tradicional. Si a lo que en realidad apuntaba Pablo era a la infidelidad conyugal o al divorcio ¿por qué no emplea pa labras más claras, como vemos que hace en otras ocasiones al tocar estos temas? Y en cuanto a la legislación eclesiástica, ¿no será más bien al revés, es decir, que la legislación eclesiástica está influenciada por los textos y pensamiento de Pablo? – 354 Seguimos aquí la interpretación más generalizada entre los exegetas. Hay algunos autores, capitaneados por el P. Galtier, que interpretan esa “imposición de manos” del v.22, no con referencia a la ordenación de presbíteros, sino con referencia a la reconciliación de pecadores arrepentidos. A estos pecadores en general, no ya precisamente a los presbíteros’, aludiría San Pablo a partir ya del v.20. Creemos, sin embargo, que está más en conformidad con todo el contexto la interpretación tradicional, pedida también por el paralelismo con 3:10 y 5:9. Además, en el resto de las pastorales, el rito de la “imposición de manos,” que ciertamente puede tener otros sentidos (cf. Mat 19:15; Hec 8:17; Hec 13:3), va siempre ligado al sacramento del orden (cf. 1Ti 4:14; 2Ti 1:6). – 355 Cf. hipocr., Vet. medie. 13. – 357 Los nombres de “Jannes” y “Mambres” (v.8), a los que Pablo compara esos hombres perversos que se oponen al Evangelio, son desconocidos de la Biblia, que simplemente habla de “magos” (cf. Exo 7:11.22). Sin embargo, así son nombrados en multitud de escritos rabí-nicos. Probablemente Pablo no depende de ningún determinado texto rabínico, sino de la tradición judía oral, aprendida por él en la escuela de Gamaliel (cf. Hec 22:3). Tenemos aquí un caso parecido a otras muchas alusiones, relacionadas con el judaismo tardío: ley dada por ángeles (Gal 3:10), piedra que acompañaba a los israelitas (1Co 10:4) disputa sobre el cuerpo de Moisés (Jud 1:9).

Fuente: Biblia Comentada

Te encarezco. La traducción más correcta es «te mando». El término griego alude a dar una orden o prescripción de cumplimiento obligatorio (cp. 2Ti 2:14; 1Ti 1:18; 1Ti 5:21). delante de Dios y del Señor Jesucristo. La construcción gramatical permite la traducción «en la presencia de Dios, de Cristo Jesús mismo», que es la mejor interpretación porque Él será presentado a continuación como el Juez (cp. Jua 5:22). Todos los que ministran la Palabra de Dios están bajo el escrutinio omnisciente de Cristo (vea las notas sobre 2Co 2:17; Heb 13:17). Jesucristo, que juzgará. La construcción gramatical indica cierta inminencia en el sentido de que Cristo se dispone a juzgar. Pablo hace hincapié en la responsabilidad única que tienen todos los creyentes, en especial los que ministran la Palabra de Dios, para rendir cuentas a Cristo como su juez. El servicio a Cristo se presta bajo su mirada vigilante y a sabiendas de que Él como Juez determinará un día el valor de las obras hechas por cada creyente (vea las notas sobre 1Co 3:12-15 ; 1Co 4:1-5; 2Co 5:10). No es un juicio de condenación, sino de evaluación. En cuanto a la salvación, los creyentes ya han sido sometidos al juicio de Dios y declarados justos, porque ya no están sujetos a la condenación del pecado (Rom 8:1-4). a los vivos y a los muertos. En últimas, Cristo juzgará a todos los hombres en tres escenarios distintos: 1) el juicio de los creyentes tras el arrebatamiento (1Co 3:12-15; 2Co 5:10), 2) el juicio de las ovejas y los cabritos o juicio de las naciones, en el que los creyentes serán separados de los incrédulos (Mat 25:31-33, que determina la entrada al reino milenario) y 3) el juicio ante el gran trono blanco que solo se aplica a los no creyentes (Apo 20:11-15). Aquí el apóstol se refiere a juicio en un sentido general que abarca todos estos aspectos y situaciones diferentes. su manifestación. El significado literal de la palabra griega que se traduce «aparición» es «refulgir en presencia de todos» y los griegos antiguos la utilizaron para aludir a la supuesta aparición ante los hombres de un dios pagano. Aquí Pablo se refiere en general a la segunda venida de Cristo, cuando Él «juzgará a los vivos y a los muertos» (vea la nota sobre 1Ti 6:14).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:1 — Pablo sabe que no va a ser libertado esta vez, sino que el fin de su carrera terrenal ha llegado (v.6). Por eso ahora da a Timoteo este solemne encargo final.
–”Te encarezco”. Véase Notas Sobre 1 Timoteo, 5:21, comentarios. Es decir, solemnemente te encargo (como estando yo en la presencia de Dios y de Jesucristo, y en vista de tres cosas: 1. del juicio venidero de parte de Cristo, 2. de la primera venida de Cristo a este mundo y su obra en él, 3. del reino, o iglesia, de Cristo que él estableció). Este encargo se da en el versículo siguiente: “que prediques la palabra”.
Las versiones ASV., N.M., B.A., P.79, Pop., dicen “encargo”. Otras dicen “requiero” (Mod., 1906, RVA.).
–”delante de Dios y del Señor Jesucristo”. El caso es serio, pues el ojo de ellos nos mira. Véase Notas Sobre 1 Timoteo, 5:21, comentarios.
–”que juzgará a los vivos y a los muertos”. Considérense 1Pe 4:5; 1Ts 4:16-17; Jua 5:22; Hch 10:42; Hch 17:31; Rom 2:16; 1Co 4:5; 2Co 5:10; Heb 12:23. Los juzgará en el “día postrero”(Jua 6:39-40), cuando suceda la resurrección de todo el mundo de una vez (Jua 5:28-29). No va a haber un supuesto período de mil años antes de la segunda venida de Cristo (Heb 9:28) y la resurrección de los malos para el juicio final, según afirman los premilenaristas.
–”en su manifestación (epiphaneia)”. Debe decirse: “ por su manifestación y por su reino”, según dicen las versiones ASV., B.A., 1977, B.J., H.A., RVA. Sobre la palabra “manifestación” (aparición, venida), véanse 1:10, comentarios, Notas Sobre 1 Timoteo, 6:14, comentarios, y Notas Sobre Tito, 2:11, comentarios. Es en parte en vista de la obra que hizo Jesucristo en su primera aparición, o venida a este mundo, que Pablo ahora solemnemente encarga a Timoteo.
–”y en su reino”, o más bien, por su reino. El reino de Cristo es la iglesia de Cristo (Mat 16:18-19; Col 1:13; Heb 12:28). La iglesia, o sea el conjunto de los salvos, es el único pueblo en el mundo que de corazón se somete a la voluntad del Rey, Jesucristo. Ahora, en parte en vista de este reino Pablo está para encargar a Timoteo que predique la palabra (ver. 2). Lo que logró el establecimiento de la iglesia (la predicación de la palabra) es lo que debe seguir predicándose para la salvación de otros ahora y para confirmar la fe de los salvos (véase ver. 3).
Algunos comentaristas aplican esta “manifestación” a la segunda de Cristo (Heb 9:28) y dicen que entonces él establecerá su reino, pero no es así. Cristo reina ahora, y en la segunda venida va a entregar el reino a Dios (1Co 15:23-26). Ellos se basan en la traducción, “ en su manifestación y en su reino”, como si se dijera, “cuando venga la segunda vez y luego establezca su reino’. Pero la traducción correcta no es “en”, sino “por”. (Aunque fuera correcta la traducción “en”, siempre las conclusiones que los premilenaristas sacan son antibíblicas porque contradicen muchos otros pasajes claros de la Biblia).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LAS BASES PARA
LA LLAMADA DE PABLO

2 Timoteo 4:1-5

Te encargo delante de Dios y de Jesucristo, Que va a juzgar a los vivos y a los muertos -te encargo por su aparición y por Su Reino- proclama la Palabra; sé insistente en sazón y en desazón; convence, reprende, exhorta, y hazlo todo con una paciencia y una enseñanza que no fallen nunca. Porque vendrá un tiempo cuando las personas se negarán a escuchar la sana doctrina, y que más bien, por tener oídos que tienen que estar vibrando constantemente con novedades, se enterrarán bajo una montaña de maestros cuya enseñanza esté de acuerdo con sus propios deseos de cosas prohibidas. Apartarán el oído de la verdad y lo prestarán a historias extravagantes. En cuanto a ti, sé estable en todas las cosas; acepta los sufrimientos que se te echen encima; haz el trabajo de un evangelista; no dejes sin cumplir ningún acto de servicio.

Conforme Pablo se aproxima al final de su carta, quiere animar y desafiar a Timoteo para que cumpla con su tarea. Para ello le recuerda tres cosas acerca de Jesús.
(i) Jesús es el Juez de los vivos y de los muertos. Algún día se someterá a prueba la obra de Timoteo, por nadie más que por Jesús mismo. Un cristiano debe hacer todo su trabajo de tal manera que se lo pueda ofrecer a Cristo. No le deben preocupar ni la crítica ni el veredicto de la gente. La única cosa que anhela es el » ¡Bien hecho!» de Jesucristo. Si todos nosotros hiciéramos nuestro trabajo en ese espíritu la diferencia sería incalculable. Nos libraría de ese espíritu suspicaz que se ofende ante la crítica; nos libraría del espíritu superimportante que se preocupa del prestigio y de los derechos personales; nos libraría del espíritu egocéntrico que exige gracias y alabanzas por cada acción; y nos libraría aun de darnos por ofendidos por la ingratitud humana.
(ii) Jesús es el Conquistador Que ha de volver. » Te encargo -dice Pablo- por Su aparición. La palabra original es epifáneia. Epifáneia se usaba de dos maneras. Se usaba de la intervención manifiesta de algún dios; y se usaba especialmente en relación con el emperador romano. Su entronización era su epifaneia; y en particular -y éste es el trasfondo del pensamiento de Pablo aquí- se usaba de su visita a cualquier provincia o ciudad. Está claro que cuando el emperador iba a visitar algún lugar, todo se ponía en perfecto orden. Se barrían las calles y se adornaban las casas y se ponían al día todos los trabajos para que el lugar estuviera apto para la epifáneia. Así es que Pablo le dice a Timoteo: «Tú sabes lo que sucede cuando una ciudad está esperando la epifáneia del emperador; tú estás esperando la epifáneia de Jesucristo. Haz tu trabajo de tal manera que todas sus partes estén dispuestas para cuando El aparezca.» El cristiano debe ordenar su vida de tal manera que en cualquier momento esté dispuesto para la venida de Cristo.

(iii) Jesús es el Rey. Pablo exhorta a Timoteo a actuar recordando el Reino de Jesucristo. Llega el día cuando los reinos del mundo serán el Reino del Señor; así que Pablo le dice a Timoteo: » Vive y trabaja de tal manera que quedes como un ciudadano fiel cuando venga el Rey.»
Nuestro trabajo debe ser tal que pueda resistir el escrutinio de Cristo. Nuestras vidas deben ser tales que reciban la aparición del Rey. Nuestro servicio debe ser tal que demuestre la realidad de nuestra ciudadanía en el Reino de Dios.

EL DEBER DEL CRISTIANO

2 Timoteo 4:1-5 (continuación)

Puede que haya pocos pasajes en el Nuevo Testamento en los que se presenten los deberes del maestro cristiano tan claramente como aquí.
El maestro cristiano debe ser insistente. El mensaje que presenta es literalmente una cuestión de vida o muerte. Los maestros que consiguen de veras que su mensaje haga impacto son los que tienen esta nota de seriedad en su voz. Spurgeon sentía una admiración tremenda por Martineau, que era un unitario y por tanto negaba la divinidad de Jesucristo en la que Spurgeon creía con intensidad apasionada. Alguien le dijo en una ocasión a Spurgeon: «¿Cómo puede usted admirar a Martineau? Usted no cree lo que él predica.» «No -dijo Spurgeon- pero él sí.» Cualquier persona con esta nota de urgencia en su voz demanda, y captará, la atención de su audiencia.

El maestro cristiano debe ser insistente. Ha de presentar las prerrogativas de Cristo «en sazón y en desazón.» Como ha dicho alguien: «Aprovecha o crea tu oportunidad.» Como decía Teodoro de Mopsuesto: «El cristiano debe considerar cada momento una oportunidad para hablar de Cristo.» Se decía de George Morrison, de la Iglesia de Wellington en Glasgow, que para él, empezara la conversación donde empezara llegaba directamente a Cristo. Esto no quiere decir que no escojamos nuestro tiempo para hablar, porque debe haber cortesía en la evangelización lo mismo que en cualquier otro contacto humano; pero sí quiere decir que tal vez seamos demasiado tímidos para hablarles a otros de Jesucristo.

Pablo pasa a hablar del efecto que debe producir el testimonio cristiano.
Debe convencer. Debe hacer que el pecador se dé cuenta de su pecado. Walter Bagehot dijo una vez: «El camino a la perfección pasa por una serie de disgustos.) De una manera u otra hay que hacer que el pecador sienta disgusto por su pecado. Epicteto traza un contraste entre el filósofo falso, que no busca más que la popularidad, y el filósofo verdadero, cuya única meta es el bien de los oyentes. El filósofo falso maneja la adulación y fomenta la autoestima. El verdadero filósofo dice: «Venid a que se os diga que vais por mal camino.» «La clase del filósofo -decía- es un quirófano; cuando sales de ella no debieras sentir placer, sino dolor.» Alcibíades, el joven de moda brillante pero mimado en Atenas, solía decirle a Sócrates: «Sócrates, te odio porque cada vez que me encuentro contigo me haces verme tal como soy.» La primera cosa esencial es hacer que una persona se vea tal como es.

Debe reprender. En los grandes días de la Iglesia había una magnífica intrepidez en su voz; y por eso sucedían cosas. E. F. Brown cuenta un incidente de la India. Cierto noble joven en los apartamentos del virrey en Calcuta se hizo famoso por su mala vida. El obispo Wilson cierto día se puso sus vestiduras rituales, se dirigió a la casa del gobierno y le dijo al virrey: «Excelencia: Si el señor… no se marcha de Calcuta antes del domingo que viene, le denunciaré desde el púlpito de la Catedral.» Antes que llegara el domingo aquel joven había desaparecido.

Ambrosio de Milán fue una de las grandes figuras de la Iglesia Primitiva. Era amigo íntimo del emperador Teodosio, que era cristiano pero tenía un genio de mil demonios. Ambrosio no tenía pelos en la lengua para decirle la verdad al emperador. «¿Quién -preguntaba- se atreverá a deciros la verdad si no lo hace un sacerdote?» Teodosio había nombrado a uno de sus amigos íntimos, Botérico, gobernador de Tesalónica. Botérico, un buen gobernador, tuvo ocasión de meter en la cárcel a un famoso auriga por conducta infame. La popularidad de aquellos aurigas era increíble y el populacho armó un alboroto y mató a Boterich. Teodosio estaba loco de ira. Ambrosio intercedió con él para que fuera justo en su castigo, pero Rufino, el Ministro de Estado, atizó aposta su ira de tal manera que Teodosio envió órdenes de que se hiciera una masacre de venganza. Más tarde retiró la orden, pero demasiado tarde para que la nueva orden llegara a Tesalónica a tiempo. El teatro estaba abarrotado con las puertas cerradas y los soldados de Teodosio fueron abriéndose paso por el interior matando hombres mujeres y niños durante tres horas. Más de siete mil personas fueron muertas. La noticia de la masacre llegó a Milán, y cuando Teodosio se presentó en el culto de la Iglesia el domingo siguiente, Ambrosio le negó la entrada. El Emperador pidió perdón. Ocho meses después volvió a la Iglesia, y de nuevo Ambrosio le negó la entrada. Por último el emperador de Roma tuvo que postrarse en el suelo con los penitentes antes de que se le permitiera participar del culto con la Iglesia otra vez. En sus grandes días la Iglesia era intrépida para reprender.
En nuestras relaciones personales, una palabra de advertencia o de reprensión salvaría a menudo a un hermano del pecado y del naufragio. Pero, como ha dicho alguien, esa palabra tiene que darse como «de un hermano corrigiendo a su hermano.» Tiene que darse con la conciencia de una común culpabilidad. No nos corresponde colocámos por encima de nadie como Jueces; pero es nuestro deber dar la palabra de advertencia cuando se necesita.
Debe exhortar. Aquí tenemos la otra cara de la moneda. Ninguna reprensión debe ser nunca tal que deje al otro en la desesperación y sin coraje y esperanza. No sólo se ha de reprender; también se ha de aniMarcos

Además, el deber cristiano de convencer, de reprender y de animar ha de llevarse a cabo con una paciencia incansable. La palabra original es makrothymía que describe el espíritu que nunca se irrita, nunca desespera y nunca considera a nadie incapaz de salvarse. El cristiano cree pacientemente en las personas porque cree invenciblemente en el poder transformador de Cristo.

UNA AUDIENCIA ESTÚPIDA

2 Timoteo 4:1-5 (conclusión)

Pablo pasa a describir la audiencia estúpida. Advierte a Timoteo de que se está llegando a que la gente se niegue a escuchar la sana doctrina y se amontone maestros que le hagan cosquillas en los oídos con precisamente las cosas fáciles y cómodas que quieren oír.
En los días de Timoteo era trágicamente fácil encontrar tales maestros. Se llamaban sofistas, y vagaban de ciudad en ciudad ofreciéndose a enseñar cualquier cosa por dinero. Y Sócrates decía de ellos: «Tratan de atraerse discípulos cobrando poco y prometiendo mucho.» Estaban dispuestos a enseñar la totalidad de la virtud por 1,500 o 2,000 pesetas. Le enseñaban a uno a discutir con sutileza y a usar las palabras con tal astucia que hicieran lo peor parecer lo mejor. Platón los describía sin ambages: «Andan cazando jóvenes ricos y de posición, con una educación descafeinada como cebo, y una matrícula como su objetivo para hacer dinero mediante un uso seudocientífico de los sofismas en la conversación privada, dándose cuenta de que lo que estaban enseñando era basura.»

Competían por clientes. Dión Crisóstomo describía así las ferias de las grandes ciudades: «Se puede oír a muchos desgraciados sofistas dándose voces e insultándose entre sí, y a sus discípulos, como ellos los llaman, discutiendo, y muchos autores de libro leyendo sus estúpidas composiciones, y muchos poetas cantando sus poemas, y muchos juglares exhibiendo sus trucos, y muchos magos revelando el significado de prodigios, y miríadas de retóricos enrevesando pleitos, y un sin número de comerciantes ofreciendo sus mercancías.»
En los días de Timoteo había por todas partes maestros falsos pregonando conocimientos de pacotilla. Su táctica era ofrecer argumentos por los que una persona se pudiera justificar por hacer lo que quisiera. Cualquier maestro, hasta el mismo día de hoy, cuya enseñanza tienda a hacer que las personas den menos importancia al pecado es una amenaza para el Cristianismo y para la humanidad.
En oposición a aquello, había que imponerle a Timoteo ciertas obligaciones.
Tenía que ser estable en todas las cosas. La palabra original (néfein) quiere decir que ha de ser sobrio y controlado como un atleta que tiene sus pasiones y apetitos y nervios bien bajo control. Hort dice que esa palabra describe » un estado mental libre de toda perturbación y obsesión… con todas las facultades plenamente controladas, para mirar a la cara todos los Hechos y todas las circunstancias.» El cristiano no ha de ser víctima de modas; el equilibrio ha de ser su norma en un mundo desequilibrado y a menudo insensato.

Ha de aceptar cualquier sufrimiento que le sobrevenga. El Cristianismo costará algo, y el cristiano ha de pagar el precio sin murmuraciones ni reparos.

Ha de hacer la labor de evangelista. A pesar de la acusación y de las burlas el cristiano es esencialmente portador de buenas noticias. Si insiste en la disciplina y la autonegación es porque se puede obtener una felicidad más grande que la que aportan los placeres baratos.

No ha de dejar ningún acto de servicio sin cumplir. El cristiano no debe tener más que una ambición: ser útil a la Iglesia de la que forma parte y a la sociedad en la que vive. La oportunidad que no dejará pasar por nada no es la de un provecho barato sino la de ser de servicio a su Dios, su Iglesia y sus semejantes.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

CAPÍTULO 4

5. SERVICIO A LA VERDAD SIN DESMAYAR (4/01-08).

a) Primera exhortación a anunciar la palabra de Dios (4,14).

1 Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y a muertos, y por su aparición y por su reino: 2 Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, increpa, exhorta, con toda comprensión y sin cejar en la enseñanza.

Cuanto más se va acercando la carta a su fin, tanto más apremiantes se hacen las exhortaciones del Apóstol. Se van sucediendo unas a otras en frase muy breves (4,2.5), lo que es señal de cómo le asedia la preocupación. Timoteo debe mostrarse hombre animoso, penetrado del deseo de cumplir fielmente su deber, a la altura de las tareas de la comunidad. San Pablo le conjura con los términos más solemnes, poniéndole ante los ojos todo el alcance de su responsabilidad (cf. 1Ti 5:21). Se sitúa juntamente con Timoteo ante el supremo juez de los últimos tiempos, que ha de decidir sobre toda acción humana, ante Dios y Jesucristo, el Señor exaltado a la gloria. El Señor aparecerá para celebrar el juicio final y así inaugurar su eterno señorío regio. El Apóstol recuerda a Timoteo el juicio imparcial, insobornable de Jesucristo, que ha de juzgar «a vivos y a muertos», a los hombres que todavía estén en vida en el momento de su segunda manifestación, como también a los que hayan dejado ya de existir y hayan de ser resucitados a una nueva vida 32. También sobre Timoteo y su comunidad pronunciará Jesucristo su sentencia definitiva. En presencia de los dos jueces supremos se exhorta ahora a Timoteo a proclamar la «palabra», la revelación divina, con ardor e intrepidez varonil. Ninguna consideración humana deberá nunca poner trabas a su proclamación, sin tener en cuenta si este anuncio de la buena nueva del Evangelio cae bien a los hombres o no, si son o no apropiadas el tiempo, la manera y las circunstancias de la predicación del Evangelio, si los hombres están o no dispuestos a abrirse a este mensaje y a inclinársele, o si, por el contrario, lo rechazan. Pablo mismo dice de sí: «Anunciar el Evangelio… es necesidad que pesa sobre mí. ¡Y ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (/1Co/09/16). Según las circunstancias debe Timoteo enderezar y corregir a los hombres que yerran y faltan, y, para ello, recurrir a censuras, serios reproches y estimulantes exhortaciones. Pero al mismo tiempo debe mostrar paciencia y comprensión y esforzarse por lograr su fin con palabras bondadosas, no con impaciencias ni brusquedades. Para esto se requiere ese amor del que Pablo dice que es «paciente… benigno; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es indecoroso ni busca su interés; no se irrita ni lleva cuenta del mal; no se alegra de la injusticia, sino que se goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1Co 13:4-7).

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32. Cf. 1Te 4:16 s; 1Co 15:21 s. El autor emplea aquí una fórmula que tenía ya forma fija, tomada de algún símbolo de la fe de la Iglesia primitiva, que luego fue incluida en el símbolo de los apóstoles.

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3 Porque vendrá tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que, llevados del propio capricho, se rodearán de maestros para que les halaguen el oído, 4 y dejarán de escuchar la verdad, volviéndose de nuevo a los mitos.

Ahora es más necesaria que nunca tal fidelidad inquebrantable en la predicación de la palabra de Dios, porque se acercan tiempos difíciles (cf. 3,1). En realidad se están iniciando ya con la aparición de falsos maestros33, pues la «enseñanza sana» se ve rechazada por los hombres, que se descargan de ella como de un yugo insoportable, se hace intolerable la predicación seria sobre el pecado y el juicio, sobre la redención y la santificación, porque no responde o no se adapta al gusto natural de los hombres. Estos, guiados por el egoísmo y el capricho, buscarán la propia satisfacción intelectual, sólo querrán oír cosas ingeniosas, interesantes y sensacionales, e irán pasando de un maestro a otro, de una doctrina a otra. Se hallarán en gran número maestros que de esta manera cosquilleen y halaguen el oído.

¿Cuál será el resultado de tal comportamiento? Dejarán de escuchar la verdad, cambiarán la verdad de Dios por mitos y fábulas humanas sin fundamento y por vanas charlatanerías 34. En rudo contraste contrapone el Apóstol la verdad de la palabra revelada y las ideas humanas de los falsos maestros. ¡Qué peligro representa esto para la comunidad, con qué fidelidad en el cumplimiento del deber y con qué servicio incansable debe Timoteo anunciar la palabra de Dios! De ahí la apremiante preocupación del Apóstol.

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33.Cf. 3,1, 1Ti 1:4, 1Ti 1:4, 1Ti 1:7.

34.Cf.ITim 1,4; 4,7

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b) Plena dedicación al servicio de la verdad (4,5-8).

5 Pero tú conserva en todo la serenidad, soporta las contrariedades, cumple la tarea de evangelista, lleva a cabo tu servicio.

En vista de todas las fantasías y caprichos de los falsos maestros debe Timoteo conservar la serenidad y proceder con clara reflexión en la predicación del Evangelio. Cierto que el anuncio de la palabra de Dios va acompañado de sufrimientos y oprobios. él mismo lo sabe por la vida y las persecuciones del Apóstol (cf. 3,119. Como «verdadero hijo» (1Ti 1:2; cf. 2Ti 1:2) debe soportar con valor toda animosidad.

Como «evangelista», como pregonero del Evangelio, cuya influencia no está restringida a una determinada Iglesia local, sino que se extiende a la Iglesia universal, debe poner en juego todas sus energías para desempeñar este servicio plena y totalmente. Así debe mostrar su fidelidad como «administrador de los misterios de Dios» (1Co 4:1); en efecto, en los administradores se busca «que cada cual sea fiel» (1Co 4:2).

6 Porque yo estoy ya a punto de ser ofrecido en libación, y es inminente la hora de mi partida.

La peligrosa situación de la comunidad es para el Apóstol un motivo apremiante para exigir a Timoteo plena fidelidad y dedicación en el cumplimiento del quehacer que le impone su vocación. Pero también su situación personal le mueve a lo mismo. Por esto le escribe mirando fijamente a la muerte, porque sabe que ha llegado al término de su vida, que se halla seguramente en vísperas de morir. Con dos imágenes35 se habla del desenlace de su vida. Como en las libaciones paganas el devoto griego o romano derramaba parte del vino, como ofrenda sacrificial a la divinidad, sobre la mesa, sobre el hogar, sobre el altar o sobre el fuego del sacrificio, como en las libaciones judías se vertía el vino en el fuego del altar 36 así ahora que la sentencia de muerte puede pronunciarse cualquier día, su sangre es derramada en el martirio como oblación a Dios. Con estas palabras quiere expresar el Apóstol que su martirio tiene el valor de un sacrificio ofrecido a Dios (cf. Rev 6:9), que sus sufrimientos y su muerte aprovechan a los pecadores, que él, efectivamente, «todo lo sufre por amor a los elegidos» (2,10).

En la segunda imagen compara su muerte, que de todos modos es inminente, con su regreso a la casa del Señor, a la casa paterna (cf. Flp 1:23). A esto se refiere cuando habla de su «partida». Ambas imágenes expresan la pronta y gozosa disposición a morir del Apóstol. Es que sabe que con la muerte se pone en marcha «para estar con el Señor» (Flp 1:23) y sabe que «muere en el Señor» (Rom 14:8).

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35. Análogas imágenes en Flp 1:23; Flp 2:17.

36.Cf. Exo 29:40 s; Num 15:5.7; Num 28:7.

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7 He combatido el buen combate, he realizado plenamente la carrera, he guardado la fe. 8 Y ahora está ya preparada para mí la corona de justicia, con la que me retribuirá en aquel día el Señor, el juez justo, y no sólo a mí, sino también a todos los que hayan mirado con amor su aparición.

Tocando ya al término de su existencia, dirige una mirada retrospectiva a la pista que ha recorrido en su vida. Ha alcanzado la meta. Puede con tranquila conciencia mirar a su vida pasada, que ha sido un combate magnífico al servicio de la fe (cf. 1Ti 6:12). En todos sus trabajos, fatigas y sufrimientos ha guardado y conservado fielmente el último apoyo y sostén de su vida entera, su fe en Cristo, el Señor. En su vida fue realmente «servidor de Cristo y administrador de los misterios de Dios» (1Co 4:1). Ha realizado de hecho «lo que se busca en los administradores», a saber, «que cada cual sea fiel» (1Co 4:2). Así puede ahora, como un atleta que ha llegado victorioso a la meta, esperar con seguridad la corona de la victoria. Cristo, el Señor exaltado y el justo juez, «en aquel día», en el día de su manifestación gloriosa, otorgará a Pablo la corona de la victoria por una vida que tiene consistencia a los ojos de Dios. Es el remate de la salvación que como última gracia aguarda Pablo del «justo juez» (Gal 5:5). Pero Pablo sabe que no recibirá él solo esta corona de la victoria. Por eso añade, por lo menos para animar y consolar a su discípulo, que con él recibirán también este premio de la victoria todos los que con su vida se hayan preparado para la «aparición» del juez celestial y hayan suspirado por ella con amor. Pablo, penetrado de fuerte fe, se encamina impertérrito y lleno de confianza a la muerte. Para él, como para todo cristiano, ha perdido la muerte su horror, pues sólo es un tránsito, un retorno a la casa del Señor. Todo cristiano que al final de su vida pueda mirar atrás a una vida pasada en el servicio del Señor, podrá esperar con la misma seguridad la corona de victoria de manos del justo juez.

CONCLUSIÓN 4,9-22

El texto propiamente dicho de la carta ha terminado. Lo que todavía sigue son noticias sobre colaboradores del Apóstol (4,9-12), un encargo a Timoteo (4,13) y un aviso sobre Alejandro, el herrero (4,14-15). Una vez más se hace presente toda la gravedad de la situación del Apóstol (4,16-18), y se acaba con los últimos saludos (4,19-21). La carta del Apóstol termina con unas breves palabras de bendición (4,22), que no sin razón se designan como el testamento de san Pablo.

1. NOTICIAS SOBRE LOS COLABORADORES (4/09-12).

9 Haz lo posible por venir a verme cuanto antes; 10 pues Demas me abandonó por amor de este mundo, y se fue a Tesalónica; Crescente, a Galacia; Tito, a Dalmacia. 11 Lucas es el único que está conmigo. Recoge de paso a Marcos y tráelo contigo, porque me es muy útil para el ministerio. 12 A Tíquico lo mandé a éfeso.

Pablo vive en la cárcel en Roma en gran aislamiento. Por eso llama a su querido discípulo, al que va frecuentemente su pensamiento, su nostalgia y su oración (1,3-4). Debe venir lo antes posible, antes de que sea ya tarde. De todos modos teme el Apóstol que si se retrasa, es posible que no lo halle ya entre los vivos. Quizá es también tanto más apremiante esta llamada por cuanto Pablo ha experimentado en su prisión amargos desengaños por parte de los hombres. Antes había escrito ya: «Han desertado de mi lado todos los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes» (1,15). Ahora explicará: «En la primera vista de mi causa nadie se presentó a favor mío, sino que todos me abandonaron» (4,16).

Demas, colaborador del Apóstol, que había estado con él en la primera prisión 37, se ha dejado arrastrar completamente por los negocios de este mundo, por lo cual se ha retraído del Apóstol prisionero y se ha marchado al rico emporio comercial de Tesalónica. Quizá le abandonó también por cobardía y por miedo al sacrificio, puesto que conocía los peligros que le amenazaban por sus relaciones con el Apóstol y así se puso a tiempo en seguridad. Crescente, del que no tenemos otras noticias, fue probablemente a dedicarse a la predicación a «Galacia», que debe querer decir «las Galias», no la provincia de Asia Menor. El Apóstol de las gentes había, en efecto, con gran probabilidad anunciado el Evangelio en España. Así se comprende que ahora enviara todavía al Oeste a uno de sus colaboradores.

Tito, que dejando su quehacer en Creta, había entre tanto regresado a Roma cerca de Pablo (Tit 3:12), marchó a Dalmacia con un nuevo encargo del Apóstol (cf. Rom 15:19). Sólo Lucas, «el médico querido» (Col 4:14) y fiel compañero de Pablo en sus viajes apostólicos y durante su primera prisión romana38, se quedó con él y está ahora también a su lado.

Todavía cita Pablo a otro colaborador. Este es Marcos, que aunque en años anteriores había decepcionado al Apóstol 39, después había borrado completamente esta mala impresión y durante la primera prisión había perseverado fielmente juntamente con Lucas al lado de Pablo 40. Le es ahora necesario para el ministerio, sin duda para que se dedique a tareas apostólicas en Roma. Había sido enviado a Asia Menor (Col 4:10). Ahora debe llevarlo consigo Timoteo, caso que él mismo vaya a Roma.

De Tíquico, también colaborador del Apóstol, se informa que ahora ha sido enviado a éfeso, su patria (Hec 20:4), seguramente para reemplazar a Timoteo durante su ausencia. Tíquico era, en efecto, un hombre de su especial confianza. Había acompañado a Pablo en su viaje de Grecia a Jerusalén (Hec 20:4), se mantuvo fiel junto al Apóstol durante su primera prisión y por encargo suyo llevó a Efeso y a Colosos sus respectivas cartas (Efe 6:21 s; Col 4:7 s). Ahora lo echa de menos en su soledad.

Aquí se nos muestra con especial fuerza la gran personalidad humana del Apóstol de las gentes. Aun ahora, en vísperas de su muerte, se siente íntimamente unido en amor y fidelidad con sus colaboradores. Sufre por su ausencia, siente hondamente su infidelidad (Col 4:10) y los envía a predicar la buena nueva; porque a pesar de su prisión se va propagando la buena nueva del Evangelio, ya que «la palabra de Dios no está encadenada» (Col 2:9).

El gran amor que Pablo siente por Cristo no ha dejado enfriarse el amor a sus colaboradores, sino que lo ha ennoblecido y profundizado todavía más, elevándolo a un plano superior. Así el Apóstol, al final de su vida, nos aparece como un hombre grande y noble, como una personalidad fuerte y acabada, que hasta la muerte permanece estrechamente unido en amor y fidelidad con sus colaboradores.

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37Col 4:14; Flm 1:24.

38.Cf. Hec 16:10; Hec 20:5-7; Hec 27:1; Flm 1:24.

39.Cf. Hec 13:13, Hec 13:1, Hec 13:37-39.

40.Cf. Col 4:10; Flm 1:24.

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2. ENCARGO A TIMOTEO (4/13).

13 Cuando vengas, trae la capa que me dejé en Tróade en casa de Carpo, y los libros, sobre todo los pergaminos.

Pablo llama a Timoteo. Con esta ocasión puede también llevarle algunos objetos que en su último viaje a Tróade se había dejado Pablo en casa de un cristiano, llamado Carpo, que nos es desconocido. En efecto, en su viaje a Roma tiene Timoteo que pasar por Tróade para seguir desde allí por la vía Egnatia. Así puede satisfacer fácilmente el deseo del prisionero y puede llevarle la capa que se había dejado allí: un grueso manto de viaje que envolvía todo el cuerpo y que en aquel tiempo sólo lo llevaban las gentes pobres, pero que en el frío de la cárcel puede prestar buenos servicios a Pablo durante el próximo invierno (Col 4:21). Debe llevarle también los «libros», es decir, rollos de papiro, y los «pergaminos», o rollos de pergamino, que probablemente contenían escritos del Antiguo Testamento. Aparte la compañía de fieles amigos y colaboradores, en la soledad de la cárcel busca el apóstol consuelo y alivio en sus «libros», en la palabra de Dios de la Sagrada Escritura.

3. ALEJANDRO, EL HERRERO (4/14-15).

14 Alejandro, el herrero, me ha perjudicado mucho: el Señor le dará lo merecido por sus obras 41. 15 Tú también ten cuidado con él, porque se opone fuertemente a nuestra predicación.

En la memoria del Apóstol emergen dos tristes experiencias del pasado, que ahora comunica a Timoteo. Un herrero llamado Alejandro había causado sinsabores al Apóstol -cuándo y dónde es cosa que no podemos ya averiguar- con una encarnizada hostilidad y una oposición apasionada a la predicación del Evangelio. No resulta claro si se trata del mismo Alejandro al que había tenido que entregar a Satán (1Ti 1:20). Quizá habría participado también en forma decisiva en los sucesos que dieron lugar al encarcelamiento del Apóstol y quizá compareciera en Roma como acusador contra Pablo. De todos modos el daño que infligió a san Pablo debió de ser considerable, puesto que el Apóstol, usando una fórmula del Antiguo Testamento, lo entrega al juicio de Dios. El Apóstol no se deja llevar a excitación e irritación personal, y mucho menos de resentimiento y hostilidad: él mismo no pronuncia sentencia alguna. Sabe que Dios es justo juez en este asunto, él «le dará lo merecido por sus obras». él tiene la última palabra en el juicio final. Al mismo tiempo pone también a Timoteo muy en guardia contra él. Quizá él mismo lo conoce por su actividad en éfeso.

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41.Sal 28(27),4; 62(61),13.

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4. NOTICIAS DEL PROCESO (4/16-18).

16 En la primera vista de mi causa nadie se presentó a favor mío, sino que todos me abandonaron. ¡Que no se les tome en cuenta! 17 Pero el Señor me asistió y me dio fuerzas, de tal manera que, por medio de mí, la proclamación quedó plenamente realizada y llegó a oídos de todos los gentiles; y yo mismo fui rescatado de las fauces del león42. 18 El Señor me rescatará de todo mal y me salvará para su reino celestial. A él, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Un segundo recuerdo triste surge en la mente del Apóstol. Es la primera vista de la causa que ha tenido ya lugar en el tribunal romano. En ella sufrió Pablo un grande y amargo desengaño: Todos me abandonaron. Todos: los miembros de la comunidad cristiana de Roma, que hubieran podido favorecerle como testigos, sus colaboradores, que por temor de los peligros que a ellos mismos les amenazaban, «por amor de este mundo» (4,10), le habían abandonado. En aquella hora decisiva del peligro apareció tremendamente claro que ningún amigo valeroso estaba a su lado. Pero también este amargo desengaño presenta al Apóstol como auténtico discípulo de su Señor Jesucristo, que en presencia de la muerte perdona a sus enemigos (Luc 23:34). Tampoco él sabe hacer otra cosa que rogar por sus amigos infieles: «¡Que no se les tome en cuenta!»

Si los hombres fallaron en aquella hora decisiva para Pablo, no así el Señor, que cumplió la predicción de Jesús: «Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de antemano de lo que habéis de decir, sino que aquello que se os dé en aquel momento, eso diréis. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo» (Mar 13:11; cf. Mat 10:19-20). Dios, el Señor mismo, se constituyó en abogado defensor del Apóstol. Su defensa fue un triunfo. Y aun ahora en la prisión está tan penetrado y animado de su ministerio apostólico, que reduce su propia defensa de vida o muerte a un solo argumento: transmite el mensaje de Cristo. Así también él procede ahora conforme a lo que habla escrito una vez a la comunidad de Corinto: Porque «es necesidad que pesa sobre mí. Y ¡ay de mí si no anuncio el evangelio!» (1Co 9:16). Esta defensa fue el remate de su actividad apostólica. Aquí tuvo ocasión de anunciar el Evangelio ante el tribunal pagano y ante numerosos testigos de todos los pueblos, y así pudo desempeñar su encargo divino literalmente hasta el fin de su vida. En efecto, una vez, cuando tuvo lugar la conversión de Pablo, había dicho el Señor por boca de Ananías: «Porque éste es mi instrumento escogido, para ser portador de mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuántas cosas deberá padecer por mi nombre» (Hec 9:15 s). Con la asistencia divina fue liberado una vez más de las «fauces del león», de la situación más apurada con peligro de la vida. Pero el Apóstol sabe demasiado bien que esta liberación de la sentencia de muerte no es sino una dilación. Aguarda todavía una segunda vista y no tiene la menor duda sobre el resultado del proceso. Ya no cuenta con una sentencia absolutoria. Pero al mismo tiempo está convencido de que es inminente una mayor liberación, más espléndida que la preservación de la pena de muerte. Dios lo liberará y rescatará «de todo mal» y, librándolo de la miseria de la tierra, lo trasladará al reino del cielo. Así su martirio le abrirá las puertas del reino de Dios y así verá satisfecho su gran anhelo, que una vez había expresado escribiendo a la comunidad de Filipos: «Aspiro a irme y estar con Cristo, lo que, sin duda, sería lo mejor» (Flp 1:23). La mención del poder y de la gracia de Dios remata en el Apóstol, como en los piadosos israelitas, en un canto de alabanza a Dios 43. Los lectores deben asociarse a esta oración con el «amén». Al igual que en 3,6-8, nos aparece el Apóstol con los ojos fijos en la muerte que le aguarda de un momento a otro.

Penetrado como está de profunda fe y de la convicción de su íntima unión con su Señor Jesucristo exaltado, la muerte no es para él sino un tránsito a los gozos eternos, la entrada en la gloria junto al Padre.

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42.Sal 22,22; Dan 6:21.28.

43.Cf. Rom 9:5; Rom 11:35-36; Gal 1:5; Flp 4:20; Efe 3:21; 1Ti 1:17.

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5. SALUDOS FINALES (4/19-21).

19 Saludos a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo. 20 Erasto se quedó en Corinto; a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. 21 Haz lo posible por venir antes del invierno. Te saludan Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.

Como en casi todas las cartas de Pablo 44, siguen ahora los saludos: primeramente a Prisca y Aquila, fieles colaboradores del Apóstol en su actividad misionera 45, que una vez salvaron a Pablo con peligro de la propia vida (Rom 16:13 s). Como antes (Rom 1:16-18), se menciona la «casa», la familia del fiel Onesíforo, pues éste no cuenta ya seguramente entre los vivos. No parece claro si a la sazón en que Pablo escribía esta carta se hallaban todavía en éfeso Timoteo y las demás personas mencionadas (cf. 4,12).

Completando una noticia que antes ha dado (4,912), añade todavía Pablo noticias sobre dos de sus colaboradores. Erasto -probablemente el tesorero de Corinto mencionado en Rom 16,23- se quedó en su ciudad natal, Corinto. Una vez había sido enviado por Pablo a Macedonia juntamente con Timoteo (Hec 19:22). Otro colaborador del Apóstol, Trófimo, originario de éfeso (Hec 21:29), había acompañado al Apóstol en su viaje de Grecia a Jerusalén (Hec 20:4). En este su último viaje antes de su arresto, en el que se había dirigido a Mileto pasando por Tróade (Hec 4:13), había dejado enfermo en aquella ciudad a su fiel camarada.

Por segunda vez ruega a Timoteo que vaya cuanto antes a Roma (cf. 4,9). Corre prisa, porque en el invierno que se aproxima queda suspendida la navegación, y además la sentencia de muerte puede pronunciarse el día menos pensado. De ahí la insistencia en que emprenda el viaje lo antes posible para que el discípulo pueda todavía hallar en vida a su maestro.

Siguen saludos de la comunidad de Roma, que es donde Pablo está prisionero. De los cuatro cristianos mencionados nominalmente, que sin duda son conocidos de Timoteo, Lino es probablemente el mismo que más tarde fue obispo de Roma, primer sucesor del apóstol Pedro. De los demás no sabemos nada cierto.

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44.Cf. Rom 16:1-16; 1Co 16:19-21; 2Co 13:12; Efe 6:23; Flp 4:21 s, Col 4:10-15; 1Te 5:26, Tit 3:15; Flm 1:23 s.

45.Cf. Act 18,2s.18.26; 1Co 6:19.

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6. BENDICIÓN (4/22).

22 El Señor esté con tu espíritu. La gracia esté con vosotros.

La carta se cierra con esta bendición dirigida a su querido discípulo Timoteo46, como también a la entera comunidad47 en que éste despliega su actividad y en la que Pablo piensa incesantemente. El Apóstol les desea lo mejor que pueden desearse los cristianos, «la gracia», la benignidad de Dios, por la que somos salvados (Efe 2:5.8). Ahora está todavía oculta, pero en los «siglos venideros» (Efe 2:7) se manifestará en toda su riqueza y amplitud.

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46. Una bendición semejante en Gal 6:18; Flp 4:26; Flm 1:25.

47. Cf. la misma bendición en 1Ti 6:21.

Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje

2Ti 4:8; Hch 10:42; Rom 14:9; 1Pe 4:5; 1Ti 6:14.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Un encargo final

En vista del hecho de que está encarando el fin de su vida, Pablo quiere expresarse con la más profunda solemnidad. El encargo está en directa relación con tres hechos: la realidad del juicio de Cristo, la certeza de su regreso y el establecimiento de su reino.

El contenido del encargo aparece en el v. 2 y consta de cinco mandatos, todos ellos aplicables a los ministros del evangelio hoy en día como lo fue pa ra Timoteo. Pablo comienza con la predicación porque reconoció que esto era básico (cf. Rom. 10:14). La necesidad de estar constantemente prepa rado sugiere que el hombre de Dios debe estar siempre ocupado. Los otros tres mandatos (convence, reprende y exhorta) son complementarios uno del otro. Hay una combinación de severidad y gentileza aquí. La obra entera demanda paciencia y cuidado. Pablo desea que Timoteo tenga un cuadro claro de las demandas del servicio cristiano. La figura se completa en el v. 5 donde se dan otros cuatro encargos. Timoteo debe mostrar equilibrio de mente en toda situación y disposición a aceptar aflicciones. El ministerio no es un lecho de rosas. La obra de un evangelista es esencialmente la de predicar el evangelio, mientras que las palabras fi nales del versículo requieren una dedicación a todos los varios aspectos del ministerio.

Los vv. 3 y 4 son una digresión en el pensamiento de Pablo. Lo coloca en una última advertencia respecto de los falsos maestros. Se da cuenta de que muchos no querrán oír la sana doctrina, escuchando sólo lo que quieran escuchar; de allí teniendo comezón de oír. Otra vez Pablo menciona las fábulas que los falsos maestros harán circular.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

4.1, 2 Para Timoteo fue importante predicar el evangelio a fin de que la fe cristiana pudiera difundirse a través del mundo. Nosotros creemos en Cristo hoy porque personas como Timoteo fueron fieles a su misión. Todavía hoy es de vital importancia para los creyentes difundir el evangelio. Hoy día están vivas la mitad de las personas que han vivido en este mundo, y la mayoría no conoce a Cristo. El viene pronto, y quiere hallar a sus fieles creyentes listos para El. Quizás estar a favor de Cristo o hablar a otros de su amor nos pueda causar inconvenientes, pero predicar la Palabra de Dios es la responsabilidad más importante que se ha dado a la iglesia. Manténgase preparado, animoso y sensible a las oportunidades que Dios le dé para contar las Buenas Nuevas.4.2 «A tiempo y fuera de tiempo» significa estar listos para servir a Dios en cualquiera situación, sea o no conveniente. Esté alerta a las oportunidades que le da Dios.4.2 Pablo le dijo a Timoteo «redarguye, reprende, exhorta». Es difícil aceptar la corrección, que se nos diga que tenemos que cambiar. Pero no importa cuánto duela la verdad, debemos estar dispuestos a escucharla de manera que nuestra obediencia a Dios sea más completa.4.5 Para mantener la calma cuando es contrariado o sacudido por personas y circunstancias, no reaccione apresuradamente. En cualquier trabajo o ministerio que realice, mantener la mente clara le permitirá estar moralmente alerta ante la tentación, resistente ante la presión, y vigilante cuando confronte grandes responsabilidades.4.5-8 A medida que se acercaba el fin de su vida, Pablo pudo decir con seguridad que había sido fiel a su llamado. Por eso enfrentó la muerte con calma, sabiendo que sería premiado por Cristo. ¿Lo está preparando su vida para la muerte? ¿Posee la misma seguridad y expectativa de Pablo de encontrarse con Cristo? Las buenas nuevas son que la recompensa celestial no es sólo para los gigantes de la fe, como Pablo, sino también para todos aquellos que esperan con ansias la segunda venida de Cristo. Pablo dijo estas palabras para animar a Timoteo y a nosotros, de que no importa cuán difícil parezca la pelea, hay que seguir peleando. Descubriremos, cuando estemos con Cristo, que todo habrá valido la pena.4.6 La libación consistía en vino derramado en un altar como sacrificio a Dios (véase Gen 35:14; Exo 29:41). Su fragancia era considerada agradable a Dios. Pablo veía su vida como una ofrenda a Dios.4.8 En los juegos atléticos romanos, se daba una guirnalda de laurel a los ganadores. Símbolo de triunfo y honor, era el premio más ansiado en la antigua Roma. Esto es probablemente lo que Pablo tenía en mente cuando habló de una «corona». Pero la suya sería una corona de justicia. Para mayores detalles relacionados con las recompensas que nos aguardan por nuestra fe y obras, véase 2Co 5:10 y la nota sobre Mat 19:27. Aunque Pablo no recibe ninguna recompensa terrenal, sería recompensado en los cielos. Lo que sea que tengamos que enfrentar, desánimo, persecución o muerte, sabemos que nuestra recompensa está con Cristo en los cielos.4.9, 10 Pablo estaba solo y probablemente se sentía solo. Nadie había estado en su juicio para hablar en su defensa (4.16), y Demas había abandonado la fe (4.10). Sólo Lucas había regresado (4.11).4.10 Demas había sido uno de los colaboradores de Pablo (Col 4:14; Phm 1:24), pero había abandonado a Pablo «amando este mundo». En otras palabras, Demas amaba los valores y los placeres de este mundo. Hay dos formas de amar al mundo. Dios ama al mundo tal como lo creó y como podría ser si fuera rescatado del poder del maligno. Otros, como Demas, aman al mundo tal como es, con pecado y todo. ¿Ama usted al mundo como sería si se hiciera justicia, si se saciara al hambriento y la gente se amara entre sí? ¿O ama usted lo que el mundo tiene para ofrecerle -riqueza, poder, placer- a pesar de que ganarlo signifique causar daño a otros y descuidar la obra que Dios le ha confiado?4.11 Crescente y Tito se habían ido, pero no por las mismas razones que Demas. Pablo no los critica ni los condena.4.11, 12 Al mencionar a Demas vinieron a la mente de Pablo los nombres de otros colaboradores más fieles. Sólo Lucas estaba con él y Pablo se estaba sintiendo solo. Tíquico, uno de los acompañantes más fieles (Act 20:4, Eph 6:21; Col 4:7; Tit 3:12), ya había partido rumbo a Efeso. Pablo extrañaba a sus jóvenes ayudantes: Timoteo y Marcos. Marcos había abandonado a Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero y esto había disgustado mucho a Pablo (Act 13:13; Act 15:36-41). Posteriormente, Marcos probó ser una valiosa ayuda y Pablo lo reconoció como un buen amigo y un digno líder cristiano (Col 4:10, Phm 1:24). Marcos escribió el Evangelio de Marcos.4.13 Es probable que el arresto de Pablo haya sido tan sorpresivo que no le fue posible regresar a su casa para recoger sus efectos personales. Porque estaba prisionero en un calabozo húmedo y frío, Pablo pidió a Timoteo que le trajera su capa. Pero más que su capa, él quería sus pergaminos. Estos quizás incluían partes del Antiguo Testamento, los Evangelios, copias de sus propias cartas u otros documentos importantes.4.14, 15 Alejandro debe de haber testificado en contra de Pablo en su juicio. Quizás haya sido el Alejandro mencionado en 1Ti 1:20.4.17 Con su mentor en prisión y su iglesia en problemas, Timoteo probablemente no se sentía muy animado. Pablo pudo haberle dicho sutilmente que el Señor lo había llamado a predicar y El le daría el valor para continuar. Dios siempre nos da la fuerza para hacer lo que nos encomienda. Sin embargo, puede que esta fuerza no sea evidente sino hasta que demos el paso de fe y empecemos a cumplir con la tarea.4.17 Algunos ven esto como una referencia a Nerón echando a los cristianos a los leones en el Coliseo. Lo más probable es que sea la manera de Pablo de describir su liberación en su primera defensa (véase, por ejemplo, Psa 22:21; Dan 6:22).4.18 Aquí Pablo afirma su creencia en la vida eterna después de la muerte. El sabía que el fin estaba cerca, y estaba listo. El confiaba en el poder de Dios aun al enfrentar la muerte. Cualquier persona que tiene que enfrentar una lucha entre la vida y la muerte puede ser consolada al saber que Dios traerá con toda seguridad a cada creyente a través de la muerte a su reino eterno.4.19, 20 Priscila y Aquila era una pareja de líderes cristianos con quienes Pablo había vivido y trabajado (Act 18:2-3). Onesíforo visitó y alentó a Pablo cuando estaba preso. Erasto era uno de los compañeros fieles de Pablo (Act 19:22) tal como lo fue también Trófimo (Act 20:4; Act 21:29).4.19-22 Pablo finaliza el último capítulo de su libro y de su vida saludando a aquellos que eran más cercanos a él. A pesar de que había pasado la mayor parte de su vida viajando, había desarrollado amistades estrechas y duraderas. Con frecuencia, vivimos nuestros días tan apresuradamente, apenas tocando la vida de alguno. Como hizo Pablo, tome tiempo para tejer su vida en otros a través de relaciones profundas.4.22 A medida que Pablo llegaba al final de sus días, pudo mirar atrás y saber que había sido fiel al llamado de Dios. Era el momento de pasar la antorcha a la próxima generación, preparando líderes para que ocuparan su lugar de modo que el mundo siguiera oyendo el mensaje de Jesucristo que cambia la vida. Timoteo fue el legado viviente de Pablo, un producto de su enseñanza fiel, de su discipulado y ejemplo. Gracias al trabajo de Pablo con muchos creyentes, incluyendo a Timoteo, el mundo está lleno de creyentes hoy, que de igual manera llevan adelante la obra. ¿Qué legado dejará usted? ¿A quién está usted entrenando para que continúe con su obra? Es nuestra responsabilidad hacer todo lo que podamos para mantener el mensaje del evangelio vivo para la próxima generación.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Véase Ap. 6E.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 151 Jua 5:22; Hch 17:31; 2Co 5:10

b 152 Jua 5:28; Hch 10:42

c 153 1Ti 6:15; 1Pe 5:4

d 154 Rev 11:15; Rev 12:10

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

1 (1) Dios le dio todo el juicio a Cristo, porque Cristo es un hombre ( Jua_5:22 , Jua_5:27 ; Hch_10:42 ; 17:31; Rom_2:16) . Como Juez justo (v. 8), Cristo juzgará a los vivos en Su trono de gloria, en Su segunda manifestación ( Mat_25:31-46), y El juzgará a los muertos en el gran trono blanco después del milenio ( Rev_20:11-15).

1 (2) Esto comprueba que el incentivo y la meta de Pablo, en su vida y obra, era la manifestación del Señor y Su reino. La manifestación del Señor tiene como fin juzgar, darnos a cada uno nuestro pago ( Mat_16:27 ; Rev_22:12), y Su reino tiene como fin que El reine junto con Sus vencedores ( Rev_20:4 , Rev_20:6). El apóstol no solamente tomó estos dos asuntos como su incentivo y meta, sino que también por medio de estos dos asuntos le encargó a Timoteo, quien estaba bajo su guía, que cumpliera fielmente su ministerio, el ministerio de la palabra.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

en su manifestación y en su reino. Cuando Cristo aparezca, inaugurará el juicio, y Sus fíeles serán reunidos en Su reino.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

53 (C) Exhortación conclusiva (4,1-8). 1. te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús: Una repetición de los términos de 2,14 cierra la unidad de pensamiento, su manifestación: Véa­se Tit. 2,11.13. 2. a tiempo y a destiempo: Se tra­ta de un consejo inusitado, dado que común­mente los antiguos sólo recomendaban hablar «a tiempo». Pero los «tiempos» están en las ma­nos de Dios (véanse Tit. 1,3; 1 Tim 2,6; 6,15) y, por tanto, quien habla puede dejarle a él la «oportunidad» (véase A. Malherbe, JBL 103.[1984] 235-43). 3-4. vendrá un tiempo: cf. 3,15. Este «tiempo» es en realidad parte de la expe­riencia presente de la comunidad, doctrina sa­na: Véanse Tit. 1,13; 2,1. 4. fábulas: Véase Tit. 1,14. 5. pórtate en todo con prudencia: El len­guaje recuerda 3,14. Los vv. 3-5 siguen con la modalidad de exhortación por antítesis, carac­terística de 2 Tim. soporta los sufrimientos, rea­liza la función de evangelizador: En 2,9 Pablo habla de «mi evangelio, por el cual estoy su­friendo hasta llevar cadenas». En 1,8 Timoteo era invitado a «soportar [con Pablo] los sufri­mientos por el evangelio». La responsabilidad respecto al mensaje cristiano se transfiere de Pablo a la generación siguiente de dirigentes eclesiales. tu ministerio: Anteriormente era el «ministerio» de Pablo (1 Tim. 1,12). 6-8. La muerte de Pablo se presenta como inminente, de ahí que éste transmita su legado a Timoteo y a otros futuros dirigentes. Las imágenes se en­cuentran en las propias cartas de Pablo: liba­ción (Flp 2,17), competición y corona (1 Cor. 9,25) , carrera (1 Cor 9,24; Flp 3,12).
54 (V) Situación y necesidades de Pa­blo (4,9-21). Ésta es una de las secciones con­clusivas más largas del corpus paulino (→ Car­tas del NT, 45:8D). Dado que Pablo no escribió las pastorales, la mejor manera de interpretar esta sección probablemente sea entenderla co­mo una serie de estampas de Pablo ofrecidas como modelos dignos de imitación. Sobre el marco geográfico y el curso propuesto de los acontecimientos, → 5 supra.
(A) Timoteo ha de reunirse con Pablo (4,9-13). 10. Demas: En Flm. 24; Col. 4,14, se­guidor fiel de Pablo; pero véase el comentario a 2,18. Crescente: Desconocido en las demás fuen­tes. Galacia: Región de Asia Menor. Algunos mss. leen Gallia, «Galia». 11. Lucas: Véanse Flm. 24; Col. 4,14 («Lucas el médico»). A medida que la muerte se acerca, Pablo padece el abandono de casi todos, igual que le pasó a Jesús (Mt. 26,56; Mc. 14,50). Marcos: Probablemente el Marcos de Flm. 24; Col. 4,10, «primo de Berna­bé». Juan Marcos, compañero de Bernabé (Hch. 12,12.25; 15,37-39), probablemente es la misma persona, aunque de él se dice que abandonó a Pablo en un determinado momento (Hch. 13,13; 15,38). 12. Tíquico: Véase Tit. 3,12. 13. Este ver­sículo pone de manifiesto el modo personal en que Pablo ejercitaba la virtud filosófica de la au­tosuficiencia (véase 1 Tim 6,6-8 y compárese, p.ej., Epicteto, Diss. 3.22.47-48) y su interés por las cosas de la mente y el espíritu más que por las del cuerpo. Lo único material que Pablo ne­cesita es su basta capa de invierno; fuera de eso sólo pide sus libros y pergaminos. Carpo: Des­conocido en las demás fuentes.
55 (B) Situación legal de Pablo (4,14-18). 14-15. La relación entre la hostilidad de Alejandro y la inicial defensa legal de Pablo (v. 16) es incierta, pero el vb. enedeixato, «mostró, ofreció como prueba», puede tener un sentido legal. Si esto es correcto, el v. 15b se debiera traducir: «pues se opuso muy tenazmente a nuestros argumentos». Alejandro, el herrero: ¿El mismo mencionado en 1 Tim. 1,20?. En HchPyT.1, Hermógenes «el herrero» se opone a Pablo (→13 supra). le retribuirá según sus obras: cf. Prov. 24,12; Sal. 62,12. 16-18. En este momento se imagina a Pablo escribiendo 2 Tim. en el in­tervalo entre su primer y su segundo juicio. Aunque abandonado por «todos» (véase el co­mentario a 4,11), no es abandonado por su Se­ñor. Sin embargo, su vida sigue en peligro (véa­se 4,6-8). de la boca del león: Véase Sal 22,22. El Sal 22 cuenta cómo Dios vindica al justo que sufre persecución, me librará: Véase 3,11. ¡Tal «liberación» no excluía la posibilidad de la muerte física de Pablo!
56 (C) Saludos y cuestiones varias (4,19-
21). 19-20. Prisca y Aquila: Matrimonio que co­laboraba estrechamente con Pablo (véanse Rom. 16,3; 1 Cor. 16,19; Hch 18,2.18.26). Erasto: Véanse Rom. 16,23; Hch. 19,22. Trófimo: Proba­blemente Trófimo de Éfeso (Hch. 20,4; 21,29). Mileto está bastante cerca de Éfeso. 21. Los cuatro individuos mencionados son desconoci­dos en las demás fuentes.
(VI) Bendiciones conclusivas a Timoteo y a los lectores (4,22). con tu espíritu: En 2a pers. sg. la gracia con vosotros: Véanse Tit. 3,15; 1 Tim. 6,21; en 2a pers. pl.
[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]

Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo

BD442(16) Καί se usa para coordinar dos ideas, una de las cuales depende de la otra (hendiadis). Esto sirve en el N.T. para evitar una serie de genitivos dependientes: de (o en) su aparición y en su reino. [Editor. Parece que es mejor considear καὶ … καί como una construcción correlativa y traducirla: tanto en su aparición como en su reino.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

[1] Doctrinas adicionales, no basadas en Torah.

[2] Una acción muy encomiable, a diferencia de los muchos líderes inestables de esta epoca, que no terminan su misión.

[3] No es lashon hara/habla malvada el alertar a los hermanos de de lobos verdaderos, si tres testigos íntegros en la Torah pueden establecer su error. Un lobo verdadero sería alguien que niega cualquiera de las bases de la fe, y que no tiene corazón para que la gente conozca la Verdad.

[4] Las naciones Israelitas esparcidas.

Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero

[2] Se puede traducirenseñando con toda paciencia: o sin cansarte jamás de sufrir y de dar instrucciones.[17] De los peligros de muerte o de Nerón, el emperador.

Fuente: Notas Torres Amat