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Comentario de Apocalipsis 19:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Apocalipsis 19:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Sus ojos son como llama de fuego. En su cabeza tiene muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él mismo.

19:12 — sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo

— sus ojos… fuego — Véanse 1:14; 2:18. Su visión penetrante (omnisciencia) le capacita para juzgar al enemigo con justicia.

— y había… diademas — Véase 12:3, comentario. Mientras que el dragón tiene siete diademas, y la bestia diez, Cristo tiene muchas. Les supera en poder real.

— y tenía… mismo — Puede haber referencia en este simbolismo:

(a) a aspectos de la naturaleza de Cristo no revelados y por eso no entendidos por el hombre (Mat 11:27), o

(b) al hecho de que el nombre de Cristo «es sobre todo nombre» (Filipenses 2:9), y que ningún hombre puede conocer (experimentar u ocupar) tal posición de autoridad y poder. Nadie posee su poder.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y sus ojos. Apo 1:14; Apo 2:18.

en su cabeza. Apo 6:2; Apo 12:3; Apo 13:1; Sal 8:5; Cnt 3:11; Isa 62:3; Zac 9:16; Mat 21:5; Mat 28:18; Heb 2:9.

un nombre escrito. Apo 19:16; Apo 2:17; Apo 3:12; Gén 32:29; Éxo 23:21; Jue 13:18; Isa 9:6; Mat 11:27; Luc 10:22.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

ojos … como llama de fuego es semejante a la descripción de Cristo glorificado en Apo 1:14.

muchas diademas demuestran a Cristo mucho más poderoso que Satanás (Apo 12:3) o la bestia (Apo 13:1). En la sociedad antigua, un nombre era más que un título. Revelaba el carácter de una persona.

ninguno conocía sino él mismo aparentemente significa que hay partes del carácter eterno y sin límites de Dios (1Ti 6:15, 1Ti 6:16) que únicamente conoce el Señor, aunque Cristo puede revelar tales cosas en su Segunda Venida.

 EN PROFUNDIDAD

Interpretación de Apocalipsis

Interpretar el Apocalipsis ha causado mucho debate, y por lo menos se han desarrollado cuatro métodos de interpretar el libro. La perspectiva preterista del libro se refiere casi exclusivamente a los acontecimientos del primer siglo. La perspectiva histórica del libro se refiere al despliegue de la historia de la Iglesia hasta la Segunda Venida de Cristo. El idealista ve el libro como simbolizando el conflicto eterno entre el bien y el mal. El futurista ve el libro la mayor parte alrededor del fin de los tiempos. Algunas veces los intérpretes combinan dos o más de estos enfoques.

Además, los «mil años» de Apo 20:2-6 son la base de tres posiciones diferentes del milenio (la palabra en latín para los «mil años»). La interpretación amilenarista (no milenio) ve a Cristo reinar espiritualmente en la Iglesia ahora; Satanás ha sido atado o por lo menos estorbado durante este período de la Iglesia actual. Según esta perspectiva, no hay un reino literal de mil años; en vez de eso, Cristo reina por medio de la Iglesia por un número desconocido de años antes de que regrese. La interpretación posmilenarista (después del milenio) comprende que por la difusión del evangelio el mundo llegará a ser progresivamente más cristiano. Cuando el mundo se convierta completamente a Cristo habrá un milenio, entonces Jesús volverá en gloria. La premilenarista (antes del milenio) mantiene que Jesucristo regresará a la tierra para establecer su Reino visible. Al mismo tiempo se atará a Satanás por mil años.

Aquellos que aceptan la posición premilenarista toman perspectivas específicas sobre cuándo Cristo moverá a los cristianos de la tierra antes que Él vuelva (Apo 19:11-21). Una comparación del común simbolismo de Daniel y Apocalipsis, así como también las referencias del tiempo en Dan 7:25; Dan 9:27; Dan 12:7 junto a aquellas en Apo 11:2, Apo 11:3; Apo 12:6, Apo 12:14; Apo 13:5, parece indicar que un período de siete años (Dan 9:24-27), con frecuencia llamado la tribulación, precederá el regreso de Cristo. Cinco perspectivas distintas han intentado explicar el tiempo entre el arrebatamiento de la Iglesia y la tribulación. (La palabra arrebatamiento proviene de la traducción del latín de «arrebatar» en 1Ts 4:17). La pretribulacionista espera que el arrebatamiento suceda antes de los siete años de la tribulación. Los mediotribulacionistas dicen que el arrebatamiento ocurrirá en la mitad del período de los siete años. La perspectiva postribulacionista establece que la Iglesia sufrirá la tribulación, pero será removida al tiempo de la Segunda Venida de Cristo. La perspectiva preira sitúa el arrebatamiento entre los puntos medio y posterior de la tribulación, antes de la ira culminante de Dios.

Cada una de estas posiciones se apoya en una perspectiva diferente de cómo debiera interpretarse el texto de Apocalipsis. Es una buena idea tener presente esto cada vez que se intente comprender una posición o conversar con los demás. La idea central sobre la cual todas estas opiniones están de acuerdo es que Cristo volverá en algún tiempo futuro, y que su venida será para su pueblo un espectáculo bien recibido. Nuestra esperanza y oración es la misma que la del apóstol Juan «Ven, Señor Jesús» (Apo 22:20).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Sus ojos eran como llama de fuego. Nada escapa de su visión penetrante, así que sus juicios siempre son justos y exactos (vea las notas sobre Apo 1:14; Apo 2:18). un nombre … que ninguno conocía. Juan pudo ver el nombre pero fue incapaz de comprenderlo (cp. 2Co 12:4). Hay misterios insondables de la deidad que ni siquiera los santos glorificados podrán captar en toda su magnitud.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

19:12 — sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo —
— sus ojos… fuego — Véanse 1:14; 2:18. Su visión penetrante (omnisciencia) le capacita para juzgar al enemigo con justicia.
— y había… diademas — Véase 12:3, comentario. Mientras que el dragón tiene siete diademas, y la bestia diez, Cristo tiene muchas. Les supera en poder real.
— y tenía… mismo — Puede haber referencia en este simbolismo:
(a) a aspectos de la naturaleza de Cristo no revelados y por eso no entendidos por el hombre (Mat 11:27), o
(b) al hecho de que el nombre de Cristo «es sobre todo nombre» (Filipenses 2:9), y que ningún hombre puede conocer (experimentar u ocupar) tal posición de autoridad y poder. Nadie posee su poder.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL NOMBRE INCÓGNITO

Apocalipsis 19:12

Sus ojos son una llama de fuego; tiene en la cabeza muchas coronas reales, y un nombre escrito que nadie conoce excepto Él mismo.

Empieza la descripción de Cristo el Conquistador.

Sus ojos son una llama de fuego. Ya hemos encontrado este detalle en 1:14 y 2:18. Representa el poder irresistible de Cristo el Conquistador. Tiene en la cabeza muchas coronas: La palabra original que se usa aquí es diádéma, que es la corona real, distinta de stéfanos, que es la corona de la victoria. El estar coronado con más de una corona puede que nos parezca extraño, pero en el tiempo de Juan era completamente natural. No era extraño que un monarca llevara más de una corona para mostrar que era rey de más de un país. Por ejemplo: cuando Tolomeo entró en Antioquía llevaba dos coronas o diademas -una para mostrar que era el señor de Asia, y la otra para mostrar que era el señor de Egipto (1 Macabeos 11:13). En la cabeza de Cristo el Vencedor hay muchas coronas, que muestran que Él es el Rey de reyes.

Tiene un nombre que no lo conoce nadie más que Él mismo. Este es un pasaje que tiene un sentido oscuro. ¿Cuál es ese nombre? Parecería inútil preguntarlo, porque ya se nos dice que solo Él lo conoce; pero se han hecho muchas sugerencias.
(i) Se ha sugerido que ese nombre es Kyrios, Señor. En Fil 2:9 -I1 leemos acerca del Nombre que es sobre todo nombre que Dios Le ha dado a Jesucristo por Su total obediencia; y ahí el nombre es casi seguramente Señor.

(ii) Se ha sugerido que el nombre es YHWH. Ese es el tetragrámaton, el nombre inefable, impronunciable, de cuatro letras. En la escritura hebrea, como en las otras lenguas semíticas, no se representan corrientemente las vocales. No se sabe con absoluta certeza las vocales que iban con las cuatro
consonantes, ya que ese nombre no se pronunciaba nunca. Solemos transcribirlo por Jehová, pero podemos estar seguros de que esa no era su pronunciación. Las vocales de Yehówáh corresponden a la palabra adónay, por la que se sustituía corrientemente en la lectura, y que quiere decir Señor, lo mismo que Kyrios, que es la palabra que traduce el tetragrámaton en la Septuaginta, y Dominus, en la Vulgata.

(iii) Puede ser que el Nombre se haya de revelar solamente en la unión final entre Cristo y la Iglesia. En la Ascensión de Isaías (9:5) se dice: «Tú no puedes soportar Su Nombre hasta que hayas ascendido fuera del cuerpo.» Los judíos creían que nadie podía conocer el nombre de Dios hasta que hubiera entrado en la vida del Cielo.

(iv) Puede ser que tengamos aquí los restos de una reliquia de la idea antigua de que conocer el nombre de un ser divino es adquirir cierto poder sobre él. En dos historias del Antiguo Testamento, la de la lucha de Jacob con el ángel en Peniel (Ge 32:29 ), y la de la aparición del mensajero angélico a Gedeón (Jue 13:18 ), el divino visitante se niega a revelar su nombre.

(v) Puede que nunca sepamos el simbolismo del nombre desconocido, pero H. B. Swete tiene la idea sutil de que en la esencia del ser de Cristo siempre habrá algo que esté más allá de la comprensión humana. «A pesar de la ayuda dogmática que ofrece la Iglesia, la mente fracasa al intentar captar el significado íntimo de la Persona de Cristo, que elude todo esfuerzo encaminado a encasillarla en los términos del conocimiento humano. Solamente el Hijo de Dios puede entender el misterio de Su propio Ser.» «Nadie conoce al Hijo, sino el Padre» (Mt 11:27 ; Lc 10:22 ).

LA PALABRA DE DIOS EN ACCIÓN

Apocalipsis 19:13

Estaba vestido con una ropa empapada de sangre, y el nombre por el que se Le conoce es La Palabra de Dios.

Aquí hay otras dos figuras más. del Cristo guerrero.

(i) Está vestido con una ropa empapada de sangre, no la Suya propia, sino la de Sus enemigos. Como dice R. H. Charles, hemos de tener presente que el Jefe Celestial no es en esta escena el Inmolado, sino el Inmolador. Como de costumbre, Juan toma esta imagen del Antiguo Testamento, de la escena terrible de Isa 63:1-3 , donde el profeta describe a Dios volviendo de destruir a Edom: «Los aplasté con ira, los pisoteé con furor; su sangre salpicó Mis vestidos y manché todas Mis ropas.» Este es el Mesías de la esperanza apocalíptica judía mucho más que el Mesías que dijo ser Jesús.

(ii) Su nombre es La Palabra de Dios. Aunque las palabras son las del capítulo primero del Cuarto Evangelio, el sentido es completamente diferente y mucho más sencillo. Aquí tenemos la idea puramente judía de la Palabra de Dios. Para un judío una palabra no era simplemente un sonido; hacía cosas. Como dice el doctor John Paterson en The Book that is Alive -El Libro que está vivo: «La palabra hablada era en hebreo aterradoramente viva. No era simplemente un vocablo o un sonido que se deja caer descuidadamente de los labios. Era una unidad de energía cargada de poder. Está cargada para bien o para mal.» Podemos ver esto en la vieja historia de cuando Jacob le birló a Esaú la bendición de Isaac (Génesis 27). La bendición, una vez dada, no se podía revocar.

Si es así con las palabras humanas, ¡cuánto más lo será con las divinas! Por la Palabra de Dios fueron creados los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos. Y dijo Dios es la frase que se repite en el relato de la Creación (Ge 1:3; Ge 1:6; Ge 1:9; Ge 1:14; Ge 1:26 ). La Palabra de Dios, como dijo gráficamente el profeta Jeremías, es como un fuego, y como un martillo que quebranta la piedra (Jer 23:29 ).

En el Libro de la Sabiduría hay una descripción de las plagas de Egipto, y especialmente de la de la muerte de los primogénitos de los egipcios: «Tu Palabra Todopoderosa saltó hacia abajo desde el Cielo, desde Tu regio trono, como un feroz hombre de guerra, en medio de una tierra de destrucción, blandiendo Tu indiscutible mandamiento como espada aguda, y poniéndose en pie lo llenó todo de muerte; y tocaba el Cielo, pero estaba de pie sobre la tierra» (Sabiduría de SalomóNm 18:1

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

REFERENCIAS CRUZADAS

h 938 Rev 1:14; Rev 2:18

i 939 Rev 19:16

j 940 Rev 2:17

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Sus ojos son una llama de fuego. Cristo revela su deidad y su omnisciencia en la llama de la gloria visible.

Fuente: La Biblia de las Américas

12 (1) Los ojos de Cristo, que son como llama de fuego, ejecutan Su juicio.

12 (2) Cristo tiene muchas diademas, puesto que ha sido coronado con muchas glorias ( Heb_2:9 ; 1Pe_1:11 y la nota 6). Cada gloria es una diadema. Estas coronas de gloria son el resultado de lo que Cristo ha logrado. En los gloriosos resultados de Sus logros, El peleará por Dios y destruirá a todos los que se rebelen contra Dios, y los dejará avergonzados por la eternidad.

12 (3) Indica que existen ciertos aspectos de Cristo que no hemos experimentado y que sólo El conoce. También denota que el Cristo a quien hemos experimentado es inagotable.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Sus ojos eran como llama de fuego. Cp. Apo 1:14; Apo 2:18.

tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Este es quizás el mismo nombre que Él escribirá sobre el que venza (Apo 2:17; Apo 3:12).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Sus ojos…Dan 10:6.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O, coronas

Fuente: La Biblia de las Américas

g Dan 10:6.

Fuente: La Biblia Textual III Edición