Comentario de Apocalipsis 7:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Después de esto, vi a cuatro ángeles que estaban de pie sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra, y que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.

El gobierno moral demanda que los sellos de persecución sean seguidos de las trompetas de juicio. Parece que ahora deberían seguirse las trompetas, pero primero se presenta el capítulo 7 que nos asegura que los redimidos están sellados. Este capítulo presenta, pues, el sellado de los siervos de Dios (para protección), y la felicidad de ellos por la eternidad.

Hay dos visiones, o cuadros, en este capítulo. Los versículos 1 al 8 presentan el sellado de los redimidos. Después de esto, Juan vio otro cuadro (versículos 9 al 17). Vio a la misma gente, pero es otro punto el que está bajo consideración: su felicidad a través de la eternidad. Juan no vio a dos grupos distintos en un mismo cuadro, o visión. (Los Testigos de Jehová enseñan que los «144,000» van a estar en el cielo, y la «gran multitud» va a estar en esta tierra «renovada». Se basan en este capítulo). Pero la «gran multitud» se presenta como en el cielo, «delante del trono de Dios» (versículo 15).

7:1 — Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol

— Después de esto — o sea las cosas de los sellos mencionados en el capítulo anterior. Esa expresión introduce otro aspecto del mensaje revelado en este gran libro. Es una frase que se repite mucho en este libro (4:1; 7:9; 18:1; 19:1). Así es que en el versículo 9 un cuadro nuevo y diferente es visto (aunque del mismo pueblo).

— vi a cuatro… ningún árbol — La presentación de los juicios de Dios sobre la tierra es detenida por un tiempo para permitir que sean sellados los cristianos. En este simbolismo vemos que estos juicios son para los injustos y que los justos son sellados por Dios y por eso no serán dañados por dichos juicios.

Dios hace uso de sus siervos, los ángeles, para controlar su gran universo. Nada se mueve sin su permiso y órdenes.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

después de esto. Apo 4:1-11; Apo 5:1-14; Apo 6:1-17.

vi cuatro ángeles. Apo 4:6; Apo 9:14; Eze 7:2; Eze 37:9; Zac 1:18-20; Zac 6:1; Mat 24:31; Mar 13:27.

deteniendo los cuatro vientos. Isa 27:8; Jer 49:36; Dan 7:2; Dan 8:8; Jon 1:4; Mat 8:26, Mat 8:27; Mat 24:31.

que no soplase viento alguno. Apo 6:6; Apo 9:4; Isa 27:3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Un ángel sella a los siervos de Dios en sus frentes, Apo 7:1-3.

El número de los que fueron sellados: 12,000 de cada tribu de Israel, Apo 7:4-8.

De todas las otras naciones una innumerable multitud, quienes están ante el trono, vestidos con vestiduras blancas, y palmas en sus manos, Apo 7:9-13.

Sus vestiduras fueron lavadas en la sangre del Cordero, Apo 7:14-17.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

En este capítulo se ven dos visiones: los 144.000 siervos de Dios (vv. Apo 7:1-8) y la innumerable multitud ahora en el cielo (vv. Apo 7:9-17). Los cuatro ángeles parecen ser agentes divinos de Dios que se relacionan con los juicios. Los cuatro vientos representan las fuerzas destructivas en cada dirección.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

VI A CUATRO ÁNGELES. El cap. Apo 7:1-17 es un interludio entre el sexto y el séptimo sello, que revela a los que permanecieron fieles a Cristo durante la gran tribulación. Entre los que se mantuvieron en pie en defensa del evangelio (Apo 6:17) hay judíos (vv. Apo 6:3-8) y no judíos (vv. Apo 6:9-10; Apo 6:13-15). Ellos aceptan el evangelio eterno proclamado por los ángeles (Apo 14:6).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Capitulo 7.

Preservación de los justos de los azotes, 7:1-8.
1 Después de esto vi cuatro ángeles, que estaban en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, y retenían los cuatro vientos de ella para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2 Vi otro ángel que subía del naciente del sol, y tenía el sello de Dios vivo, y gritó con voz fuerte a los cuatro ángeles, a quienes había sido encomendado dañar a la tierra y al mar, diciendo: 3 No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes. 4 Oí que el número de los sellados era de ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel: 5 De la tribu de Judá, doce mil sellados; de la tribu de Rubén, doce mil; de la tribu de Gad, doce mil; 6 de la tribu de Aser, doce mil; de la tribu de Neftalí, doce mil; de la tribu de Manases, doce mil; 7 de la tribu de Simeón, doce mil; de la tribu de Le vi, doce mil; de la tribu de Isacar, doce mil; 8 de la tribu de Zabulón, doce mil; de la tribu de José, doce mil; de la tribu de Benjamín, doce mil.

Todo el capítulo séptimo está íntimamente ligado al sexto sello. Es como una respuesta al grito desesperado de los enemigos del Cordero: ¿Quién podrá mantenerse en pie? El autor sagrado quiere infundir aliento y esperanza a los fieles ante la gran catástrofe anunciada en el capítulo anterior. Hasta aquí los azotes divinos no hacían distinción entre los siervos de Dios y los impíos habitantes de la tierra. En adelante, los fieles serán preservados. Por eso, antes de abrir el séptimo sello, un ángel de Dios marca a los escogidos con una señal en la frente, que los distinguirá de los paganos.
El profeta ve cuatro angeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra (v.1). La tierra antiguamente era concebida como plana y cuadrada 2. Los cuatro ángulos de la tierra equivalían a los cuatro puntos cardinales: norte, sur, este y oeste. Los cuatro ángeles tenían como misión el retener los cuatro vientos de la tierra. En la tradición judía, todos los elementos materiales del mundo estaban regidos por ángeles que vigilaban su funcionamiento. Aquí, los cuatro vientos corresponden a los cuatro azotes del capítulo precedente. Los cuatro ángeles rectores de ellos les impiden soplar sobre la tierra y arrojar sobre ella los castigos decretados por la justicia divina. Con esto, San Juan afirma con bastante claridad que todos los elementos que componen el cosmos y las condiciones meteorológicas de él dependen totalmente de la voluntad de Dios.
Además de estos cuatro ángeles, San Juan ve un quinto ángel, que viene del oriente (v.2). El oriente es el lado de donde viene la luz, lo que corresponde bien a este ángel portador y anunciador de la salvación 3. El ángel que ve Juan lleva el sello (σφραγίβ) de Dios vivo, con el cual marcará a los siervos de Dios. Se trata, según parece, de un sello negativo que, al ser aplicado, deja marcada una imagen. En la antigüedad era frecuente llevar piedras entalladas con las cuales se marcaban los objetos, las cartas, etc. Y esta marca servía de firma. El objeto o la persona sellados, es decir, marcados con el sello, indicaban con esto que pertenecían al dueño del sello. Los esclavos y las personas pertenecientes al culto de los templos eran sellados frecuentemente a fuego, para significar de una manera indeleble su procedencia y propietario. El ángel portador del sello grita a los otros cuatro ángeles que no hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles hasta que marque en la frente, con el sello de Dios, a los siervos del Señor (v.3). Una vez hecho esto, ya podrán cumplir su oficio justiciero. El signo sobre la frente indica la protección divina y la pertenencia a Dios y al Cordero 4. La imagen del signo o del sello religioso era también conocida en Israel. En el éxodo 5 se narra que la noche en que se había de ejecutar la décima plaga, mandó Dios un ángel para que con la sangre del cordero pascual señalase las casas de los hebreos. De este modo fueron librados los israelitas de la décima plaga. En el mismo libro del éxodo 6 se manda que en el turbante del sumo sacerdote había de haber una placa con la inscripción: le – Yahweh – “propiedad de Yahvé.” El profeta Isaías 7 habla de los paganos convertidos a la religión de Yahvé, que tendrían sobre la mano la inscripción: le – Yahweh = “De Yahvé,” “propiedad de Yahvé.” Pero es sobre todo Ezequiel el que sirvió de modelo al autor del Apocalipsis. El profeta Ezequiel 8 ve un ángel, con pluma y tintero, que va señalando con una tau en la frente a los que no se habían contaminado con las abominaciones idolátricas que se cometían en Jerusalén. De esta manera, los sellados con la tau son preservados de la matanza de los otros seis ángeles. La visión del Apocalipsis corresponde perfectamente a esta de Ezequiel. A los marcados con el sello de Dios no les alcanzarán los azotes que van a descargar sobre el mundo los cuatro vientos. Probablemente, la señal con que eran sellados los siervos de Dios debía de ser el nombre de Dios y del Cordero, pues éste es el signo que distingue a los predestinados en Rev 14:1.
Lo cierto es que los marcados con el sello pasaban a estar bajo una protección especial de Dios. Ya hemos indicado más arriba que en la antigüedad pagana era corriente marcar a los esclavos con una señal, que indicaba ser propiedad de un determinado señor. Herodoto habla del templo egipcio de Hierápolis, en donde existía la costumbre de señalar con el sello sagrado a todos los esclavos que se refugiaban en el templo, con el fin de consagrarlos al servicio del dios. Después de lo cual, a nadie estaba permitido poner la mano sobre ellos 9. En Rev 13:16 también se dice que los seguidores de la Bestia llevarán su sello sobre la frente. El bautismo cristiano, que era administrado en nombre de Cristo y por el cual el fiel pasaba a ser como propiedad de Cristo, fue llamado σφραγίβ: sello 10. Aquí, sin embargo, no parece que se trate ni se aluda al bautismo. La señal es algo metafórico, como lo será la señal de la Bestia 11.
El número de los marcados en la frente es de 144.000 (v.4). Es éste un número simbólico, resultado de la suma de doce mil escogidos de cada una de las doce tribus de Israel (=12 X 12 X 1000), que designa una inmensa multitud. ¿A quiénes representan estos 144.000 sellados? Creemos que la opinión que tiene mayor probabilidad es la que ve en esta multitud de marcados a toda la Iglesia cristiana. Se identificaría con la ingente muchedumbre de que nos va a hablar San Juan en Rev 7:9-17. Pero San Juan presenta a esta inmensa multitud ya en el plano glorioso del cielo. Según Rev 3:9-10, las doce tribus de Israel designan a la Iglesia militante, en cuanto que los cristianos son considerados como formando el verdadero pueblo de Israel, que sucede al antiguo 12. Y los 144.000 vírgenes de Rev 14:1-5 que siguen al Cordero, pudieran también identificarse con la inmensa multitud de nuestro texto. Sin embargo, es más probable que revistan matices un tanto distintos esos dos grupos de 144.000: el grupo inmenso de sellados de Rev 7:4 representaría a la totalidad de los cristianos; mientras que los 144.000 vírgenes de Rev 14:4 designaría a la totalidad de los elegidos 13. Orígenes, Primasio, San Beda, Beato de Liébana, y autores modernos, como Renán, Swete y otros, ven en esta cifra simbolizada la multitud de los fieles de Cristo, que serán librados de los azotes en el día de la cólera de Dios contra los impíos. Otros escritores, siguiendo a Victorino Pettau y a Andrés de Cesárea, creen más bien que el número 144.000 representa a los cristianos convertidos del judaismo, desde los días apostólicos hasta la entrada en masa de Israel en la Iglesia 14. Y, finalmente, ciertos autores, como, por ejemplo, el P. S. Bartína 15, identifican esa muchedumbre inmensa de 144.000 con un grupo escogido que había de quedar excluido de las calamidades que se abatirían sobre la tierra, y que sería el que prolongase la Iglesia en la historia.
El vidente de Patmos coloca la tribu de Judá en primer lugar, por ser la tribu de la cual había salido el Mesías, Jesucristo 16. La tribu de Dan no es nombrada, tal vez porque una tradición judía la consideraba como maldita, por suponer que de ella había de salir el anticristo 17. Pero con el fin de que subsista el número 12 – número sagrado de las tribus de Israel – el hagiógrafo nombra a la tribu de Leví, y desdobla la tribu de José en las de Efraím (en lugar de Efraím es nombrado José) y de Manases.

Triunfo de los elegidos en el cielo,Rev 7:9-17.
9 Después de esto miré y vi una muchedumbre grande, que nadie podía contar, de toda nación, tribu, pueblo y lengua, que estaban delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con palmas en sus manos. 10 Clamaban con grande voz, diciendo: Salud a nuestro Dios, al que está sentado en el trono, y al Cordero. 11 Υ todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes, y cayeron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios, diciendo: Amén. 12 Bendición, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fortaleza a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén. 13 Tomó la palabra uno de los ancianos y me dijo: Estos vestidos de túnicas blancas, ¿quiénes son y de dónde vinieron? 14 Le respondí: Señor mío, eso tú lo sabes. Y me replicó: Estos son los que vienen de la gran tribulación, y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo, y el que está sentado en el trono extiende sobre ellos su tabernáculo. 16 Ya no tendrán hambre, ni tendrán ya sed, ni caerá sobre ellos el sol, ni ardor alguno, 17 porque el Cordero, que está en medio del trono, los apacentará y los guiará a las fuentes de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.

San Juan, después de contemplar los 144.000 sellados, ve en el cielo una gran muchedumbre de elegidos de todas las naciones, incontables en número, que estaban de pie delante del trono y del Cordero (v.8). Esta multitud innumerable simboliza a toda la Iglesia, compuesta de gentes de toda raza y nación. El Señor había prometido a los patriarcas que en ellos serían bendecidos todos los pueblos de la tierra 18. Los profetas también habían predicho de muy diversas maneras la incorporación de las naciones al pueblo de Dios en los tiempos mesiánicos. Por eso Jesucristo había mandado a los apóstoles a predicar el Evangelio a toda criatura 19. Y San Pablo nos dirá todavía más claramente que en Cristo no hay judío ni gentil, hombre o mujer, siervo o libre, porque todos somos uno en Cristo 20. La gran muchedumbre que ve San Juan parece designar – según el v.14 -, un gran número de mártires cristianos, que vienen de la gran tribulación y ya poseen la bienaventuranza eterna. Los vestidos blancos y las palmas en las manos significan su triunfo y su felicidad celeste. Sin embargo, conviene tener presente que las túnicas blancas y las palmas pueden ser también el símbolo de todo cristiano que ha triunfado del mundo. El cristiano que ha permanecido fiel a su fe en medio de las dificultades de este mundo, consigue una dificilísima victoria, que en mucho se parece a la victoria de los mártires. Además, para San Juan, la vida en el cielo es la prolongación, la expansión de la vida de la gracia recibida en el bautismo. El contempla a los elegidos en una especie de peregrinación, de procesión hacia el cielo, en donde tendrá lugar el último acto de su largo peregrinar. Este último acto consistirá en sumarse al coro celeste de todos los elegidos para alabar a Dios por toda la eternidad21. Por eso, en la perspectiva joánica, la Iglesia militante y la triunfante vienen como a identificarse, a sobreponerse frecuentemente. Esta es la razón que nos ha movido a identificar la muchedumbre innumerable de Rev 7:9 con los 144.000 siervos de Dios sellados en la frente de los versículos precedentes 22.
La inmensa turba toma parte, juntamente con los espíritus celestiales, en la gran liturgia del cielo, en el sacrificio de alabanza, el más grato al Señor (v. 10-12). En su acción de gracias entonan un cántico en el que reconocen que la salvación de que gozan la han recibido del que está sentado en el trono y del Cordero. Porque éstos son los únicos que la pueden dar. El cántico de alabanza va dirigido a ambos, con lo cual confiesan su unidad y – hablando en lenguaje teológico – la consubstancialidad del Padre y del Hijo. La expresión salud (σωτηρία) α nuestro Dios parece ser una traducción del hosanna de los judíos, que era empleado especialmente en las manifestaciones religiosas de la fiesta de los Tabernáculos 23.
Las miríadas de ángeles que estaban en torno al trono de Dios, los veinticuatro ancianos y los cuatro vivientes, se unen a la aclamación de los mártires postrándose en tierra y respondiendo con un solemne amén (v.11). Luego entonan una doxología de alabanza a Dios, que consta de siete términos (v.12). Con este septenario de plenitud y totalidad se celebran la sabiduría y el poder divinos, por haber hecho triunfar a tan inmensa multitud. En primer lugar es la bendición que le ofrecen todas las criaturas. De este colosal cántico de bendición de toda la creación tenemos como un eco lejano en el canto: “Bendecid todas las obras del Señor al Señor” 24. Después es la gloria, es decir, la manifestación de la grandeza de Dios, que invita a la alabanza, de la cual está llena toda la tierra 25. La sabiduría, que el mismo Dios pregona en el libro de Job, describiéndonos las maravillas de la creación, en que resplandece la sabiduría del Creador 26. La acción de gracias, la cual es debida a Dios por los innumerables beneficios que derrama en todas las criaturas, especialmente en los seres racionales, a quienes hace participantes de su propia bienaventuranza. Honor es el reconocimiento de la excelencia de una persona, y ¿quién más excelente que Dios, y a quién es más debido el reconocimiento de esa excelencia? El poder soberano para regir a nadie puede competir mejor que al que por derecho propio reina sobre la creación entera. Finalmente, la fortaleza, o mejor, la fuerza con que subyuga a cuantos se le oponen, sometiéndolos a su ley, conviene de modo especial a aquel que es llamado el todopoderoso. Todos estos atributos los posee Dios, no por algún tiempo determinado, sino por los siglos de los siglos. Así, los cielos y la tierra, los ángeles y los hombres se juntan, en esta solemnísima liturgia celeste, para aclamar a una al Dios soberano, que está sentado en el trono, y al Cordero.
A continuación (v.13-17) San Juan va a determinar mejor quiénes son los que forman esa muchedumbre incontable. Y en un diálogo entre uno de los veinticuatro ancianos y el vidente de Patmos, muy propio del estilo apocalíptico, aquél le responde: Estos son ios que vienen de la gran tribulación, y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero (v.14). La gran tribulación de que se habla aquí no es precisamente la de los últimos tiempos, es decir, la del juicio final, sino que probablemente se refiere a la persecución de Nerón, tipo de todas las persecuciones antirreligiosas de todos los tiempos. La muchedumbre vestida de túnicas blancas, lavadas en la sangre del Cordero, no comprende únicamente a los mártires de la persecución neroniana, sino también a todos los fieles purificados de sus pecados por el bautismo. El sacramento del bautismo recibe de la sangre de Cristo la virtud de lavar y purificar las almas 27. El cristiano, que recibe por el bautismo la gracia de Dios, posee ya en sí mismo la vida. Vive la vida de la gracia, que es comienzo de la vida eterna, aun en medio de las tribulaciones de la vida presente. Después vendrá la plena expansión de esa vida en el cielo. Así entendido este pasaje, se explica bien la expresión un tanto extraña: lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero. Es la sangre de Cristo, que lava y purifica las almas de los pecados contraídos. Esta metáfora de la sangre de Cristo que blanquea, quitando los pecados, se encuentra en otros lugares del Nuevo Testamento 28. La imagen del Apocalipsis debe de provenir de Exo 19:10.14 y Gen 49:11.
La felicidad celestial de los bienaventurados es concebida como una liturgia continua, en donde las almas ejercen día y noche su sacerdocio delante del trono de Dios dentro del templo celeste (v.15). Es la plena expansión de la idea que ve en los cristianos un reino de sacerdotes 29. El Dios omnipotente, que esta sentado en el trono, extenderá sobre ellos su tienda para protegerlos de las inclemencias del tiempo. Yahvé es presentado como un jeque beduino que acoge con suma hospitalidad a los viandantes fatigados por el largo caminar a través del desierto de este mundo. Con la venida de Cristo a este mundo, Dios montó su tienda entre nosotros 30. De la misma manera que Dios protegió a Israel en el desierto con su sombra protectora, o la She-kina, así también ahora Dios protege a sus elegidos habitando en rnedio de ellos 31. Pero la habitación indefectible y eterna de Dios entre los suyos sólo tendrá plena realización en el cielo. Allí los elegidos gozarán de una salud plena y perfecta, pues Dios los librará de todas las miserias de la presente vida. No tendrán hambre ni sed, ni sufrirán los ardores del sol, ni el dolor y la tristeza (v.16) 32. El mismo Cristo ios apacentará como pastor y los conducirá a las fuentes de la vida eterna (v.17), pues Jesucristo es el camino verdadero y único para ir al Padre 33, es la “fuente de la vida” 34. El profeta Isaías se había expresado ya en términos casi idénticos: “No padecerán hambre ni sed, calor ni viento solano que los aflija. Porque los guiará el que de ellos se ha compadecido, y los llevará a aguas manantiales” 35. En el Antiguo Testamento es frecuente comparar a Yahvé con un pastor que apacienta sus ovejas y las conduce a la majada 36. Jesucristo se llama a sí mismo el buen Pastor, que conoce a sus ovejas y las defiende de los lobos rapaces 37. Es también la. fuente de la vida sobrenatural para todos los que creen en El 38. Dios y el Cordero habitarán entre sus ovejas, entre sus elegidos, y serán su templo, su sol y su protección 39. El mismo Dios enjugará las lágrimas de sus ojos (v.17), es decir, los consolará y ya no permitirá que sufran más. Isaías, al hablarnos del festín mesiánico que Yahvé dará en Sión a todos los pueblos, también da realce a la idea de felicidad que experimentarán todos en aquellos tiempos, diciendo: “Y destruirá la muerte para siempre, y enjugará el Señor las lágrimas de todos los rostros, y alejará el oprobio de su pueblo, lejos de toda la tierra” 4°. Estas figuras tan dulces y emocionantes reaparecerán en los dos últimos capítulos del Apocalipsis.

1 Rev 6:17. Cf. M. García Cordero, O.c. p.8s. – 2 Cf. Isa 11:12; Eze 7:2; 37:9- – 3 Cf. Eze 43:2. – 4 Rev 9:4; Rev 14:1; Rev 22:4. – 5 Exo 12:13. – 6 Exo 39:30. – 7 Is 44:5- – 8 Eze 9:4-6. – 9 fií’Stg 2:113. – 10 Cf. Pastor de Hermas, SimíL 9:16:2-4. – 11 Cf. Ap is.ióss; 14:9; 16:2; 19:20; 20:4. – 12 Cf. Gal 6:16; Stg 1:1; 1Pe 1:1. – 13 Cf. T. Martín, Discusión sobre el Apocalipsis. ¿Cuáles son los señalados?: Ilustración del Clero 16 (1922) 308-309.310-312.339-341; J. M. Bover, 144.000 signati: EstEcl n (1932) 535-547; R. E· Murphy, The Epistle for All Saints (Ap 7:2-22): American Ecclesiastical Review 121 (1949) 203-209. – 14 Rom H.25SS. Cf. M. García Cordero, o.c. p.57 – 15 Cf. S. Bartína, o.c., p.6y3. – 16 Cf. Testamento de Dan 5; Strack-Billerbeck o.c. III p.804. – 17 San Ireneo, Adv. haer. 5:30:2; San Hipólito, De antichristo 14: PG 10:737. – 18 Gen 12:3; Gen 28:14. – 19 Mat 28:19. – 20 Gal 3:28. – 21 Cf. M. García Cordero, o.c. p.5g. – 22 Cf. Rev 7:4-8. – 23 La expresión σωτηρία era un término muy usado en las religiones paganas en la épcca en que escribía San Juan. – 24 Dan 3:52ss. – 25 Isa 6:3. – 26 Job 38ss. – 27 Cf. Rev 1:5. – 28 Cf. Heb 9:7ss; 1Jn 1:7. – 29 Cf. Rev 1:6; 5:101 20:6. – 30 Jua 1:14; cf. Eze 37:27; Zac 2:14. – 31 Exo 33:14-18; Exo 34:9; 1Re 8:11-13.27;cf. J. Bonsirven./udai’smepaíest. I p. 130.20655.216. – 32 Gf. Ap21,4- – 33 Jua 6:47; Jua 10:28. – 34 Jua 4:10-14; Jua 7:38; cf. Rev 22:1. – 35 Isa 49:10. – 36 Gf. Isa 40:11; Eze 34:23; Sal 23:1; Sal 80:2; Miq 7:14; Zac 10:2. – 37 Jua 10:14; Heb 13:20; 1Pe 2:25; 1Pe 5:4. – 38 Jua 4:14; 7:37- – 39 Apo 21:3ss; 22:3-5- – 40 Isa 25:8.

Fuente: Biblia Comentada

cuatro ángulos. Los cuatro cuadrantes del compás terrestre. Los ángeles tomarán posiciones estratégicas en la tierra. cuatro vientos. Una expresión figurada para indicar que todos los vientos de la tierra procedentes de los puntos cardinales (S, E, N y O) serán detenidos por los ángeles durante un interludio breve, con lo cual quedará apagado el motor esencial de la atmósfera terrestre.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Esta sección extensa contiene pormenores de los juicios y acontecimientos propios del período de tribulación (vea las notas sobre Apo 3:10) desde su comienzo con la apertura del primer sello (vv. Apo 6:1-2) hasta el séptimo sello y los juicios de trompetas y copas para finalizar con el regreso de Cristo a destruir los impíos (Apo 19:11-21).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

El gobierno moral demanda que los sellos de persecución sean seguidos de las trompetas de juicio. Parece que ahora deberían seguirse las trompetas, pero primero se presenta el capítulo 7 que nos asegura que los redimidos están sellados. Este capítulo presenta, pues, el sellado de los siervos de Dios (para protección), y la felicidad de ellos por la eternidad.
Hay dos visiones, o cuadros, en este capítulo. Los versículos 1 al 8 presentan el sellado de los redimidos. Después de esto, Juan vio otro cuadro (versículos 9 al 17). Vio a la misma gente, pero es otro punto el que está bajo consideración: su felicidad a través de la eternidad. Juan no vio a dos grupos distintos en un mismo cuadro, o visión. (Los Testigos de Jehová enseñan que los «144,000» van a estar en el cielo, y la «gran multitud» va a estar en esta tierra «renovada». Se basan en este capítulo). Pero la «gran multitud» se presenta como en el cielo, «delante del trono de Dios» (versículo 15).

7:1 — Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol —
— Después de esto — o sea las cosas de los sellos mencionados en el capítulo anterior. Esa expresión introduce otro aspecto del mensaje revelado en este gran libro. Es una frase que se repite mucho en este libro (4:1; 7:9; 18:1; 19:1). Así es que en el versículo 9 un cuadro nuevo y diferente es visto (aunque del mismo pueblo).
— vi a cuatro… ningún árbol — La presentación de los juicios de Dios sobre la tierra es detenida por un tiempo para permitir que sean sellados los cristianos. En este simbolismo vemos que estos juicios son para los injustos y que los justos son sellados por Dios y por eso no serán dañados por dichos juicios.
Dios hace uso de sus siervos, los ángeles, para controlar su gran universo. Nada se mueve sin su permiso y órdenes.

Fuente: Notas Reeves-Partain

RESCATE Y RECOMPENSA

Apocalipsis 7:1-3

Después de esto vi a cuatro ángeles que estaban de pie en las cuatro esquinas de la Tierra conteniendo los cuatro vientos de la Tierra para que no soplara ningún viento sobre la Tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. Y vi otro ángel subiendo de donde sale el Sol con un sello que pertenecía al Dios vivo, y les gritó a gran voz a los cuatro ángeles a los que se había otorgado poder para hacer daño ala tierra y al mar:
-¡No hagáis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos a los siervos de nuestro Dios en la frente!

Antes de estudiar este capítulo en detalle conviene que establezcamos el esquema general que presenta.

Juan está contemplando la visión de los últimos días terribles, y en particular la gran tribulación que está para venir, que no es de comparar con ninguna otra que haya habido desde el principio del mundo hasta ahora (cp. Mt 24:21 ; Mr 13:19 ). En esta tribulación que ha de venir tenía que haber un asalto final de todos los poderes del mal y una devastación final en la Tierra. Los vientos estaban esperando para cumplir su misión en esta devastación, para lo cual están siendo retenidos.

Antes que venga este tiempo de terror y devastación, los fieles han de ser marcados con el sello de Dios para que puedan sobrevivir. No es que hayan de ser eximidos, sino que han de superar la situación a salvo.
Este es un cuadro terrible; aun cuando los fieles hayan de superar este tiempo terrible, sin embargo tienen que pasarlo, y esta es una perspectiva que hace temblar hasta al más valiente.
En el versículo 9, la perspectiva de la visión de Juan se amplía todavía más, y ve a los fieles después que ha pasado la gran tribulación. Están en perfecta paz y satisfacción en la misma presencia de Dios. El tiempo del fin les traerá horrores indecibles, pero cuando los hayan pasado entrarán en un gozo igualmente indecible.
Hay realmente tres elementos en este cuadro. (i) Hay una advertencia. El último tiempo sin precedente e inconcebible de tribulación está próximo. (ii) Hay seguridad. En ese tiempo de destrucción los fieles sufrirán terriblemente, pero saldrán a salvo al otro lado porque están marcados con el sello de Dios. (iii) Hay una. promesa. Cuando hayan pasado por ese tiempo, entrarán en la bienaventuranza en la que ya no habrá más dolor ni tristeza, sino solo paz y gozo.

LOS VIENTOS DE DIOS

Apocalipsis 7:1-3 (continuación)

Esta visión se enmarca en conceptos del mundo que eran los de los días en que Juan escribía.
La Tierra es plana y cuadrada; y en las cuatro esquinas hay cuatro ángeles esperando para desatar los vientos de la destrucción. Isaías habla de reunir a los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la Tierra (lsaías 11:12). Para Ezequiel «el fin viene de los cuatro extremos de la Tierra» (Ez 7:2 ).

Los pueblos antiguos creían que los vientos que soplaban del Norte, del Sur, del Este y del Oeste eran todos favorables; pero los que soplaban diagonalmente a través de la Tierra eran perjudiciales. Por eso estaban los ángeles apostados en las cuatro esquinas de la Tierra. Estaban a punto de desatar los vientos que soplan diagonalmente. Era una creencia corriente que todas las fuerzas de la naturaleza estaban a cargo de ángeles; así es que leemos del ángel del fuego (Apocalipsis 14:18) y del ángel de las aguas (Apocalipsis 16:5). Estos ángeles se llamaban «los ángeles del servicio.» Pertenecían al rango más bajo de los ángeles, porque estaban de guardia constantemente, y por tanto no podían guardar el Sábado como día de reposo. Los israelitas piadosos que observaban fielmente la Ley del Sábado se decía que estaban por encima de los ángeles del servicio.

A estos ángeles se había mandado que retuvieran los vientos hasta que se acabara la labor de sellar a los fieles. Esta idea tiene más de un eco en la literatura judía. En Henoc, Dios manda a los ángeles de las aguas que las retengan hasta que Noé haya terminado el arca (Henoc 66:1 s). En 2 Baruc, se manda a los ángeles de las antorchas encendidas que contengan el fuego, cuando los babilonios estaban saqueando Jerusalén, hasta que se hubieran escondido los vasos sagrados del Templo, y estuvieran a salvo del saqueo de los invasores (2 Baruc 6:4). Más de una vez vemos a los ángeles conteniendo las fuerzas de destrucción hasta que se asegura que los fieles están a salvo.

Una de -las ideas interesantes y pintorescas del Antiguo Testamento es la de que los vientos son los siervos y agentes de Dios. Esto se aplicaba especialmente al siroco, el terrible viento del sureste, con ráfagas que eran tan candentes como si salieran de un horno, y que secaban y agostaban la vegetación. Zacarías pinta las carrozas de los vientos que se ponen en marcha después de presentarse ante el Señor de toda la Tierra (Zac 6:1-5 ). Nahúm habla del Señor, Que marcha sobre la tempestad y el torbellino (el siroco) (Nahúm 1:3 ). El Señor avanza entre los torbellinos del Sur (Zac 9:14 ). Los vientos son los carruajes de Dios (Jer 4:13 ). Él usa los torbellinos como Sus carros (Isa 66:15 ). El viento es el soplo de Dios Job 37:9 s). El viento rompe los montes y quiebra las peñas (1R 19:11 ) y agosta la hierba (Isa 40:7; Isa 40:24 ) y seca las fuentes, los ríos y el mar (Nahúm 1:4 ; Sal 18:15 ).

Tan terrible era el efecto del siroco que se le reservó un lugar en los cuadros de los últimos días. Uno de los terrores que habían de preceder al fin era una terrible tormenta. Dios destruiría a Sus enemigos como hojarasca delante del viento (Sal 83:13 ). El Día de Dios sería un día de torbellino (Am 1:14 ). La tempestad del Señor sale con toda su furia y cae sobre la cabeza de los impíos (Jer 23:19 ; Jer 30:23 ). El viento del Señor, el siroco, vendrá del desierto y destruirá la fertilidad de la tierra (Os 13:15 ). Dios enviará Sus cuatro vientos sobre Elam y diseminará al pueblo (Jer 49:36 ).

Esto nos es difícil de entender a muchos; el que vive en un clima templado no conoce el terror del viento. Pero hay algo aquí mucho más trascendental y característico del pensamiento judío. Los judíos no sabían nada de causas secundarias. Nosotros decimos que las condiciones atmosféricas, los cambios de temperatura, el relieve de la tierra y la montaña, producen ciertas consecuencias. Los judíos lo atribuían todo a la intervención directa de Dios. Sencillamente decían que Dios enviaba la lluvia, soplaba el viento, tronaba y enviaba Su rayo.
Sin duda ambos puntos de vista son correctos, porque puede que nosotros creamos que Dios obra por medio de las leyes por las que se gobierna Su universo.

EL DIOS VIVIENTE

Apocalipsis 7:1-3 (conclusión)

Antes de que la gran tribulación azote la Tierra, los fieles tienen que ser marcados con el sello de Dios. Hay aquí dos cosas que señalar.
(i) El ángel con el sello viene de donde nace el Sol, del Oriente. Todas las figuras de Juan quieren decir algo, y puede que haya dos significados detrás de esta. (a) Es en el Este donde nace el Sol, el supremo proveedor material de la luz y de la vida; y el ángel puede que represente la vida y la luz que Dios da a Su pueblo aun cuando acechan la muerte y la destrucción. (b)
También es posible que Juan recuerde algo de la historia del nacimiento de Jesús. Los magos llegaron a Palestina buscando al Rey que había de nacer, porque » Su estrella hemos visto en el Oriente» (Mt 2:2 ). Es natural que el ángel liberador surgiera en la misma parte del cielo que la estrella que anunció el nacimiento del Salvador.

(ii) El ángel tiene el sello que pertenece al Dios viviente. El Dios viviente es una expresión en la que se complacían mucho los autores de la Escritura, y cuando la usan tienen en mente ciertas cosas.

(a) Están pensando en el Dios viviente en contraposición a los dioses muertos de los paganos. Isaías tiene un pasaje tremendo de sublimé ironía refiriéndose a los gentiles y a los dioses que se han hecho con sus propias manos (Isa 44:917 ). El herrero toma una masa de metal, y la trabaja sirviéndose del fuego, de la maza, de las tenazas y de la fuerza de su brazo, sudando y cansándose en la tarea de hacer un dios. El carpintero tala un árbol, trabaja con la regla, los cepillos y el compás; usa parte de la madera para hacerse un fuego para calentarse o para cocer el pan y asar la carne, y otra parte la usa para hacer un dios. Los dioses de los paganos están muertos y son hechura humana; nuestro Dios está vivo y es el Creador de todas las cosas.

(b) La idea del Dios viviente se usa para dar ánimo. En medio de sus luchas, Josué le recuerda al pueblo que está con ellos el Dios viviente, Que mostrará Su poder en todos los enfrentamientos con el enemigo (Jos 3:10 ). Cuando un creyente se encuentra en aprietos insuperables, sabe que el Dios viviente está a su lado.

(c) Solamente se puede tener verdadera satisfacción en el Dios viviente. Es al Dios viviente al que el alma del salmista anhela y de Quien tiene sed Sal 42:2 ). No se puede encontrar satisfacción en las cosas, sino solo en la relación con las personas; por ello no se puede encontrar la más alta satisfacción sino en la comunión con el Dios viviente.

(d) Los autores bíblicos hacen hincapié en el privilegio de conocer y pertenecer al Dios viviente. Oseas recuerda al pueblo de Israel que hubo un tiempo en que ellos no eran ningún pueblo, pero por la misericordia de Dios habían llegado a ser hijos del Dios viviente Os 1:10 ). Nuestro privilegio es que se nos ofrece la amistad, la relación, la ayuda, el poder y la presencia del Dios viviente.

(e) En la idea del Dios viviente se dan al mismo tiempo una promesa y una amenaza. 2 Reyes nos cuenta gráficamente la historia de cuando el gran rey Senaquerib mandó a su mensajero Rabsaces a decirle a Ezequías que tenía intención de acabar con la nación de Israel.. Hablando humanamente, el pequeño reino de Judá no tenía esperanza de sobrevivir si se le echaba encima el poder de Asiria. Pero con Israel estaba el Dios viviente, Que era una amenaza para los no-dioses de Asiria y una promesa para los fieles de Israel (2R 18:17-37 ).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

CAPÍTULO 7

4. PRIMER INTERMEDIO (Ap/07/01-17)

El transcurso del acontecer escatológico parecía, tras la apertura del sexto sello, haber llegado a tocar muy de cerca el fin. En este momento de la mayor tensión tiene lugar una interrupción con intermedio, que en una visión doble da para los fieles una respuesta a la pregunta que habían hecho los impíos al final de la sexta visión de los sellos: «¿Y quién puede tenerse en pie?» (6,17). Al desamparo y desesperación de los «que moran sobre la tierra» (6,10) se contrapone la preservación y la gozosa perspectiva de esperanza de los fieles. El motivo de estímulo y de consolación que recorre la entera estructura del Apocalipsis, se formula aquí con especial fuerza en medio de esa atmósfera de ruina (cf. también Luc 21:28).

A esta pregunta: ¿Cuál será la suerte de los elegidos en esos tiempos de catástrofe?, sigue la respuesta: Con la especial protección de Dios no perecerán en la tierra, y a través de la turbulenta caducidad de este mundo perecedero serán conducidos a su meta junto al trono de Dios. Estas promesas se hacen patentes en dos cuadros estrechamente relacionados entre sí: la Iglesia en medio del caótico tiempo del mundo, y la misma Iglesia en la luz y en la paz junto a Dios en la eternidad.

a) Los elegidos en la tierra (Luc 7:1-8).

1 Después de esto vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que retenían los cuatro vientos de la tierra para que no soplara viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2 Y vi a otro ángel que subía de la parte de oriente y que tenía el sello de Dios viviente. Y gritó con gran voz a los cuatro ángeles a quienes se dio poder para dañar a la tierra y al mar, 3 diciendo: «No dañéis a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que no hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.»

Cuatro ángeles 31 retienen a los poderes de destrucción, que como huracanes han de consumar la devastación de la tierra (cf. Jer 49:36; Dan 7:2S), teniéndolos en los cuatro ángulos de la tierra como perros furiosos amarrados a una cadena. A la Iglesia, en cambio, sucede algo especial antes de que ella, en el mundo y con el mundo, se vea azotada y sacudida por estos torbellinos. Aparece un ángel, que promete bienes por el mero hecho de venir del oriente, por donde sale el sol, donde la expectativa judía creía hallarse el paraíso del tiempo final; lleva en las manos el sello de Dios, con el cual debe marcar de antemano a los elegidos antes del comienzo de nuevas tribulaciones. En la antigüedad se marcaban con fuego los animales y los esclavos como propiedad de su amo; también los adeptos de ciertos cultos especiales se marcaban con fuego la señal de su dios (por ejemplo, los adeptos del culto de Dionisos se grababan una hoja de yedra).

Por lo demás, lo que aquí describe Juan tiene su modelo en Ezequiel (Eze 9:2-7); el profeta ve cómo los habitantes de Jerusalén temerosos de Dios son marcados por un ángel con la letra tau en la frente, a fin de que queden a salvo del castigo que Dios tiene intención de descargar sobre la ciudad apóstata. Estar marcados con un sello significa, pues, pertenencia y promesa de protección. Con esta acción simbólica del ángel promete Dios a los suyos que serán preservados, no de las tempestades, pero sí en las tempestades, y que a través de ellas serán salvados (cf. Jua 17:15).

……………

31. La representación: ángel de los vientos, ángel del fuego (Jua 14:18), ángel del agua (Jua 16:15) tiene sus raíces en la creencia pagana en los espíritus de los elementos. Es significativo que al ser incorporadas estas representaciones al mundo de imágenes del judaísmo monoteísta, los dioses autónomos de la naturaleza se conviertan en espíritus sujetos a la soberanía de Dios su creador, en ángeles.

……………

4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 5 De la tribu de Judá, doce mil sellados; de la tribu de Rubén, doce mil; de la tribu de Gad, doce mil; 6 de la tribu de Aser, doce mil; de la tribu de Neftalí, doce mil; de la tribu de Manasés, doce mil; 7 de la tribu de Simeón, doce mil; de la tribu de Leví, doce mil; de la tribu de Isacar, doce mil, 8 de la tribu de Zabulón, doce mil; de la tribu de José, doce mil; de la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

Se indica el número simbólico de los sellados: 144.000 (= 12 X 12 X 1000); el producto del cuadrado del número de perfección, doce, y del símbolo de cantidad mil, quiere decir que se ha alcanzado el número completo de los elegidos y que éstos representan una cantidad imponente. Los sellados se reparten homogéneamente entre las doce tribus del pueblo de la antigua alianza, pues en Dios no hay acepción de personas. Judá, la tribu mesiánica, va en cabeza; falta Dan, en cuyo lugar se nombra a Manasés, hijo de José. La mención de las doce tribus debe también entenderse simbólicamente (cf. Stg 1:1); en el nuevo pueblo de Dios no hay ya diferencia entre judíos y gentiles (cf. Rom 10:12; Efe 2:11-22); «el Israel según la carne» (1Co 10:18) no desempeña ya ningún papel especial en el nuevo «Israel de Dios» (Gal 6:16), compuesto de judíos y gentiles con igualdad de derechos; así también en la visión de la ciudad de Dios consumada en el cielo se hallan todavía sobre sus puertas los nombres de las doce tribus (Gal 21:12), mientras que los nombres de los doce apóstoles se leen sobre las piedras fundamentales de sus muros (Gal 21:14).

b) Los elegidos en el cielo (Gal 7:9-17)

9 Después de esto, miré, y apareció una muchedumbre inmensa que nadie podía contar, de toda nación, tribus, pueblos y lenguas, que estaban de pie ante el trono y ante el Cordero, vestidos con túnicas blancas y con palmas en las manos. 10 Y gritan con gran voz, diciendo: «La salvación se debe a nuestro Dios, al que está sentado en el trono, y al Cordero.» 11 Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, y se postraron ante el trono y adoraron a Dios, 12 diciendo: «Amén. La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.»

La visión de los elegidos en la tierra va seguida de otra, en la que se muestra a Juan la misma muchedumbre que ha llegado ya a la meta. No tanto con el fin de completar el tema, como por una intención pastoral, se dirige ya en este lugar una mirada a la consumación, que por razón de la materia sólo debía ofrecerse en la sección 21, 1-22,5 (32). Esta visión es un complemento necesario de la primera, por cuanto que en ella se presenta realizada en sus dimensiones totales y definitivas la salvación que se había anunciado en la primera. Sólo con este complemento se realiza plenamente la intención de la pieza intermedia, a saber, la de suscitar la convicción de la protección de que gozan los elegidos y animarlos a la confesión de la fe, si es preciso hasta el sacrificio de la vida.

Del símbolo de los 144.000 se pasa al plano de la realidad al indicar que es incontable la muchedumbre de los elegidos de todas las naciones, los cuales están de pie, glorificados («túnicas blancas») ante el trono de Dios, después de haber combatido victoriosamente (la palma, símbolo de la victoria) con la ayuda de Dios y bajo su protección a través de todas las tribulaciones de la tierra. Su cántico de alabanza contiene el gozoso reconocimiento de que la salvación y la bienaventuranza la deben a Dios y al Cordero, que se han mostrado fieles en sus promesas.

Todos los ángeles del cielo y los dos grupos que rodean el trono confirman esto con una liturgia muy parecida a la de 5,12 y casi con las mismas palabras de ésta; allí la alabanza iba dirigida al Cordero, aquí se dirige a Dios, origen último de toda salvación. Los elegidos no se han dejado doblegar por ningún poder de la tierra, sólo delante de Dios dobla la rodilla con profunda gratitud la humanidad redimida.

……………

32. La integridad del enunciado teológico que constituye el núcleo central de las imágenes apocalípticas y orienta su tenor, fuerza diversamente a tales anticipaciones (cf. también 11,5 ss)

……………

13 Y uno de los ancianos tomó la palabra y me dijo: «Estos que están vestidos con túnicas blancas, ¿quiénes son y de dónde vinieron?» 14 Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabes.» Y me dijo: «éstos son los que vienen de la gran tribulación, lavaron sus vestidos y los blanquearon en la sangre del Cordero.»

El objetivo parenético de la doble visión viene a continuación destacado expresamente en una escena especial con una doble interrogación. Uno de los ancianos pregunta al vidente quiénes son los que él ve glorificados ante el trono de Dios y cómo han llegado allá. Juan no osa responder, sobrecogido como está de emoción y de reverencia («Señor mío»); así el anciano, que lo sabe mejor que hombre alguno en la tierra, puede explicar lo que está viendo Juan.

Contempla la inmensa muchedumbre de los que «vienen de la gran tribulación», es decir, los que con la ayuda de Dios (como «sellados») superaron los conflictos y las pruebas del tiempo final, por lo cual se les ha podido entregar la túnica blanca del vencedor (cf. 3,5). Su obra no fue en primera línea mérito propio; el camino de la glorificación debía antes abrírseles con la muerte expiatoria del Cordero, la cual causó el perdón y la readmisión a la comunidad con Dios; sin embargo, su acción personal les es propia por cuanto que ellos respondieron al impulso de la gracia y aceptaron la oferta de salvación de Dios; ambas cosas se expresan aquí sin ambages en función del símbolo en una imagen que, por tanto, resulta algo contradictoria: la de blanquear las vestiduras en la sangre del Cordero.

15 Por eso están ante el trono de Dios, y le dan culto día y noche en su santuario, y el que está sentado en el trono tenderá su tienda sobre ellos. 16 No tendrán más hambre ni tendrán más sed; ni caerá sobre ellos el sol ni ardor alguno. 17 Porque el Cordero, que está en medio del trono, los apacentará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y enjugará Dios toda lágrima de sus ojos.

La gloria y la bienaventuranza junto al trono de Dios se basa («por eso», v. 15) en la gracia de la redención por un lado y en la libre aceptación y cooperación con la oferta de salvación de Dios por otro; esto último lo han demostrado ellos con su perseverancia en la fe y en la paciencia en las tribulaciones y persecuciones en la tierra. Así han merecido volver a vivir, como el primer hombre en el paraíso, con Dios y ante Dios ininterrumpidamente y para siempre («día y noche»). En la comunidad con Dios han quedado también completamente libres de toda clase de ansiedad, de tentación y de necesidad; viven en Dios y así moran en su bienaventuranza (Dios «extenderá su tienda sobre ellos», v. 15). Su servicio ante él no es ya el cumplimiento de un deber, sino el reconocimiento beatificante de la criatura, que precisamente ahora se ha hallado a sí misma en su Creador, y en su amor ve ahora cumplidos por encima de toda ponderación todos sus deseos insatisfechos. Como conclusión y, por tanto, de manera especialmente destacada, se menciona al Cordero como mediador de esta bienaventuranza; con la imagen del buen pastor había ilustrado una vez el Señor mismo su solicitud por los suyos (Jua 10:1-18); la promesa que hizo seguir a esta presentación de sí mismo rezaba así: «Yo les doy vida eterna, y jamás perecerán» (Jua 10:27 s). Esta promesa la ha cumplido: los ha conducido a los pastos de eterna felicidad y a las fuentes de vida eterna.

Con este segundo cuadro realiza plenamente su intención la pieza intermedia; la seguridad dada en el primer cuadro: «Yo os conduciré a la meta», trataba de suscitar ánimo y confianza, mientras que la descripción de la espléndida meta en el segundo cuadro apunta a proporcionar decisión y entusiasmo para afrontar el combate ineludible. Así, tras esta mirada a la eternidad nos vemos llamados de nuevo a la dura realidad del tiempo; en éste se decide nuestra eternidad; por eso nuestra existencia terrestre no se ve en modo alguno desvirtuada por esa esperanza, sino que precisamente con ella ha alcanzado un peso que por ella misma no se habría podido descubrir ni razonar.

Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje

Jer 49:36; Eze 7:2; Eze 37:9; Dan 7:2; Zac 6:5.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Intervalo entre el sexto y el séptimo sellos

El sexto sello anuncia el fin de la historia con la venida de Dios y del Cordero. Uno queda a la espera de que se abra ahora el séptimo sello y sea revelado el reino de gloria. Por lo contrario, Juan relata dos visiones del pueblo de Dios en los últimos días. La primera se relaciona con el período anterior a los juicios descriptos en el cap. 6; la segunda revela a los redimidos en la gloria que seguirá. El propósito de Juan es el de asegurar a sus lectores cristianos (¡y a sus oyentes!; 1:3) que no hay por qué tener temor de los juicios en los últimos tiempos, ya que Dios les protegerá.

A menudo se piensa que las dos mitades del capítulo se refieren a dos grupos diferentes de personas, dado que los vv. 1-8 muestran el cuidado de Dios por Israel en los últimos tiempos, o por lo menos de los judíos cristianos, mientras que los vv. 9-17 describen a los salvados de las naciones del mundo. Esta es una interpretación dudosa. Si el “sellado” de la primera visión describe la protección de Dios de los juicios destructores que vienen sobre la tierra, entonces todo el pueblo de Dios lo necesita y no una parte limitada de ellos (y eso es lo que se hace; ver 9:4). Además, la expresión los siervos de nuestro Dios, que son sellados (3) aparece varias veces en el Apoc. y regularmente indica a todo el conjunto de los redimidos (ver 2:10; 11:18; 19:2, 5; 22:3, 6). Es probable que Juan haya sido guiado a emplear una profecía que originalmente estaba dirigida a asegurar a los judíos de la certidumbre de su herencia en el reino de Dios. Lo aplica a la iglesia como el nuevo Israel, dado que su simbolismo llega allí a su perfecta realización (para la iglesia como nuevo Israel véase Rom. 2:28, 29; Gál. 3:29; 6:16; Fil. 3:3; 1 Ped. 1:1; 2:9).

1 Después de esto señala una nueva visión; no es una indicación de tiempo en relación con los hechos que son narrados en el cap. 6, sino que introduce una nueva revelación dada a Juan. Los cuatro ángeles … que detenían los cuatro vientos de la tierra son un símbolo alternativo de los cuatro jinetes del capítulo anterior (como en Zac. 6:5). La furia destructora de los vientos representa toda la manifestación de juicio simbolizada por los sellos, las trompetas y las copas de ira. 2, 3 El cuadro del sello del Dios viviente se aplica a los siervos de Dios y proviene de la visión de Ezequiel de un hombre con un equipo de escribir, al que se le dice que atraviese Jerusalén y ponga una señal en las frentes de los justos para que puedan ser preservados por los agentes de destrucción (Eze. 9:1-6).

4-8 La enumeración de las tribus una por una sirve para enfatizar lo completo del número de los santos de Dios por los que cuida durante el juicio venidero. La lista es inusual en varios aspectos. Judá aparece primero, en vez de Rubén, el primogénito de Jacob (Gén. 29:32; cf. Núm. 13:4-15; Deut. 33:6); esto se debe al reconocimiento de que Judá es la tribu del Mesías. Dan se omite, pero Manasés aparece, aunque éste debiera estar incluido en José. Ciertamente esto es deliberado. Los maestros judíos asociaban persistentemente a Dan con la idolatría. En los Testamentos de los Doce Patriarcas, se dice a Dan: “Tu príncipe es Satanás.” Desde Ireneo en adelante entre los cristianos se afirmó que el nombre de Dan se omitió porque el anticristo saldría de esa tribu. Por supuesto, éste era el concepto judío, pero en realidad las descripciones del anticristo en el Apoc. son irreconciliables con esto.

9 La visión de los 144.000 sellados para evitar los efectos del juicio es reemplazada por la de una gran multitud que nadie podía contar, de pie delante de Dios y del Cordero en la gloria de su reino. A. M. Farrer consideró que este contraste señala dos temas complementarios de las Escrituras: por un lado, que Dios conoce el número de sus elegidos y, por el otro, que aquellos que heredan la bendición de Abraham son sin número como las estrellas. Sus vestiduras blancas significan pureza y gloria de resurrección y las palmas en sus manos la victoria y la alegría después de la guerra.

10 La salvación pertenece a nuestro Dios … y al Cordero es un eco del Sal. 3:8 (ver también Apoc. 19:1). Los vencedores atribuyen su redención a Dios y al Cordero. 12 La alabanza de las huestes angelicales refleja la de la multitud redimida.

13, 14 La respuesta de Juan a la pregunta de los ancianos implica: “Yo también quisiera saber.” La gran tribulación de la cual ha salido la multitud no es una designación general de las pruebas que son la suerte normal de los cristianos, sino la tribulación que tiene lugar al fin de los tiempos. La visión describe la escena después del cese de los juicios del Señor en la historia, y de los sufrimientos de los cristianos a manos de los enemigos de Dios, por lo cual tiene en vista a la última generación. Sin embargo, la declaración de los ancianos en los vv. 14b-17 describe la bendición de toda la iglesia. La dificultad se alivia si recordamos que Juan profetizaba de un día que para él está casi en el horizonte; no se le permitió ver el período intermedio antes del fin. La última persecución puede venir en cualquier momento. Aquellos que se han ido antes, habiendo dado un buen testimonio, por supuesto están incluidos en esta multitud, pero era superfluo señalarlo. Lo que está en vista es la iglesia del presente y su situación llena el marco de Juan. Para nosotros, casi dos milenios después, la iglesia está principalmente en el cielo, pero podemos saber que todos los creyentes, incluyéndonos a nosotros, estaremos en esa multitud.

Han lavado sus vestidos y los han emblanquecido en la sangre del Cordero (14) es una expresión simbólica sobre el perdón de los pecados por medio de la fe en el Cristo que murió por todos. La frase la sangre del Cordero es una forma abreviada para referirse a la muerte de Cristo, considerada como un sacrificio por los pecados; así las figuras del v. 14 presentan la eficacia de la redención del Señor en las vidas de su pueblo. Incluye la derrota del pecado en la vida en virtud del poder de la expiación de Cristo y de ese modo cubre toda la peregrinación de la vida, así como también el evento de la conversión. Los vv. 16, 17 utilizan un lenguaje tomado de Isa. 29:8 y 49:10: Cristo aplaca la sed de la gente proveyendo en sí mismo el antídoto para su inquietud, que es la contraparte plena de sus deseos insatisfechos. Las fuentes de agua viva en la visión final de la ciudad de Dios se convierten en un río de agua viva (22:1, 2), o sea más de lo que es suficiente para las necesidades de todos.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

7.1ss Se ha abierto el sexto sello y el pueblo de la tierra ha intentado ocultarse de Dios, diciendo: «¿Quién podrá sostenerse en pie?» (6.12-17). Cuando toda esperanza parece perdida, cuatro ángeles detienen los cuatro vientos del juicio hasta que el pueblo de Dios sea marcado como suyo. Solo entonces Dios abrirá el séptimo sello (8.1).7.2 Un sello sobre un rollo o documento identifica y protege su contenido. Dios pone su gran sello sobre sus seguidores, identificándolos como suyos y garantizando la protección de sus almas. Eso muestra cuán valiosos somos para El. Nuestro cuerpo puede ser herido, mutilado o incluso destruido, pero nada podrá dañar nuestra alma cuando hemos sido sellados por Dios. Véase Eph 1:13 referente al sello del Espíritu Santo.7.3 El sello de Dios puesto en la frente de sus siervos es exactamente lo opuesto a la marca de la bestia explicada en 13.16. Estas dos marcas ubican a la gente en dos categorías diferentes: los que pertenecen a Dios y los que pertenecen a Satanás.7.4-8 El número 144,000 es 12 x 12 x 1,000, lo que simboliza totalidad: todos los seguidores de Dios serán llevados a El a salvo; ninguno será pasado por alto ni olvidado. Dios sella a estos creyentes, ya sea retirándolos de la tierra (esto se conoce como el arrebatamiento) o dándoles fortaleza y valor especiales para pasar por ese tiempo de gran persecución. Aunque muchos creyentes deben sufrir la persecución, el sello no necesariamente garantiza protección de daño físico -muchos morirán (véase 6.11)- pero Dios los protegerá de daño espiritual. Sin que importe lo que suceda, recibirán su recompensa de vida eterna. Su destino está asegurado. Estos creyentes no se apartarán de Dios ni siquiera cuando tengan que soportar persecución intensa. No dice que 144,000 personas serán selladas antes que venga la persecución, sino que cuando empiece, podemos saber que los fieles han sido sellados (marcados por Dios) y permanecerán fieles a El hasta el fin.7.4-8 Esta es una lista diferente de las que mencionan las doce tribus en el Antiguo Testamento, porque esta es una lista simbólica de los verdaderos seguidores de Dios. (1) A Judá se le menciona primero porque es tanto la tribu de David como de Jesucristo el Mesías (Gen 49:8-12; Mat 1:1). (2) Leví no tenía asignación tribal debido a la tarea para Dios de los levitas en el templo (Deu 18:1), pero aquí a la tribu se le ha dado un lugar como recompensa a su fidelidad. (3) No se menciona a Dan porque se le reconoce por su rebeldía e idolatría, características inaceptables en los seguidores de Dios (Gen 49:17). (4) Las dos tribus que representan a José (por lo general llamadas Efraín y Manasés, en honor a los hijos de José) aquí se les llama José y Manasés, por causa de la rebeldía de Efraín. Véase Génesis 49 para enterarse de la historia del comienzo de estas doce tribus.7.9 ¿Quiénes forman «la gran multitud»? Aunque algunos dicen que son los mártires descritos en 6.9, pudiera ser también el mismo grupo mencionado como los 144,000 (7.4-8). Los 144,000 fueron sellados por Dios antes del tiempo de persecución; la gran multitud recibió la vida eterna, tal como Dios lo prometió. Antes estaban siendo preparados; ahora son victoriosos. Esta multitud en los cielos está compuesta por todos los que se mantuvieron fieles a Dios a través de las generaciones. Ningún creyente verdadero necesita preocuparse por el grupo al que pertenecerá. Dios incluye y protege a cada uno de nosotros, y también nos garantiza un lugar en su presencia.7.10 La gente emplea diferentes métodos para quitar la culpa del pecado: buenas obras, búsqueda intelectual e incluso el culpar a los demás. La multitud en el cielo, sin embargo, alaba a Dios diciendo: «La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono y al Cordero». La salvación del castigo del pecado puede venir solo por medio de Jesucristo. ¿Se ha quitado la culpa de su pecado de la única forma posible?7.11 Más información acerca de los ancianos se halla en la nota de 4.4. Se describe con mayor amplitud a los cuatro seres vivientes en la nota de 4.6, 7.7.14 Se ha explicado «la gran tribulación» de diversas maneras. Algunos creen que se refiere al sufrimiento de los creyentes a través de los siglos; otros creen que vendrá un tiempo específico de tribulación intensa. En uno u otro caso, estos creyentes vienen pasando por períodos de sufrimiento por mantenerse fieles a Dios. Como se mantuvieron fieles, Dios les dará vida eterna con El.7.14 Es difícil imaginar cómo la sangre puede emblanquecer cualquier ropa, pero la sangre de Jesucristo es la que purifica más que ninguna, porque quita la mancha del pecado. El color blanco simboliza la perfección inmaculada o santidad, que recibimos solo por la muerte del Cordero inmolado de Dios. Esta es una figura de cómo somos salvos por la fe (véanse Isa 1:18, Rom 3:21-26).7.16, 17 Dios suplirá para las necesidades de sus hijos en su hogar eterno, donde no habrá hambre, sed ni dolor, y El secará toda lágrima. Cuando usted sufra o se sienta desgarrado por el dolor, encuentre consuelo en esta promesa de completa protección y alivio.7.17 En los versículos 1-8 vemos a los creyentes recibiendo un sello para protegerlos en el tiempo de la gran tribulación y sufrimiento; en los versículos 9-17 vemos a los creyentes finalmente con Dios en el cielo. Todos los que han sido fieles a través de los siglos cantan delante del trono de Dios. Sus tribulaciones y penurias han pasado: no hay más lágrimas por causa del pecado porque todos han sido perdonados; no hay más lágrimas por el sufrimiento porque todo sufrimiento ha terminado; no hay más lágrimas por la muerte porque todos los creyentes han resucitado para no volver a morir.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) O: “extremos”.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 341 Mat 25:31

b 342 Jer 25:32

c 343 Sal 37:35

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

cuatro ángeles…cuatro extremos…cuatro vientos. Los extremos se refieren a los cuatro puntos cardinales, i.e. universalmente. Los cuatro ángeles están colocados de manera tal que pueden controlar los cuatro vientos de toda la tierra.

cuatro vientos. En las Escrituras el viento a veces es símbolo del juicio divino (Jer 49:36; 51:1; Zac 6:5).

Fuente: La Biblia de las Américas

Este capítulo sirve de paréntesis o interludio, enfocándose en los ciento cuarenta y cuatro mil del remanente fiel de Israel. El sexto sello se introduce en 6:12, pero el séptimo se presenta en 8:1.

Fuente: La Biblia de las Américas

1 (1) Este capítulo es una inserción entre el sexto sello (6:12-17) y el séptimo (8:1), que muestra cómo Dios cuida Su pueblo mientras está a punto de ejecutar Su juicio sobre la tierra.

1 (2) Aquí los vientos son usados en el juicio de Dios ( Jon_1:4 ; Isa_11:15 ; Jer_22:22 ; 49:36; 51:1).

1 (3) La apertura del séptimo sello introducirá las siete trompetas (8:1-2). En la primera trompeta, la tercera parte de la tierra y la tercera parte de los árboles se quemarán (8:7). En la segunda trompeta, la tercera parte del mar será destruida (8:8-9). Antes de que todo esto ocurra, Dios sellará a todos los israelitas a quienes El desea preservar (v.3).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

34 (e) Inserción de dos visiones (7,1-17). El quinto sello predice la persecución de los creyentes, y el sexto el castigo de los persegui­dores. En estas visiones se expresa el tercero de los temas principales: la salvación de los discípulos del cordero. La falta de conexión entre ambas visiones y la enumeración de los sellos les dan relevancia.
(1’) 144.000 sellados (7,1-8). 1. cuatro ánge­les: Para el pensamiento judío del Segundo Templo, Dios rige los elementos naturales me­diante la intervención de seres angélicos (1 Hen 60,11-22; Jub 2,2). los cuatro vientos de la tierra: Los cuatros vientos son agentes del cas­tigo divino (cf. Jr 49,36). Esta función queda explícita en el v. 2. 3. hasta que marquemos a los servidores de nuestro Dios: Esta marcación simbólica está inspirada por Ez 9, donde un ángel marca en la frente a quienes han evitado la idolatría, una marca por la que se les per­dona la vida. Según la visión de las almas ba­jo el altar, al menos algunos de los creyentes morirán. En el Ap, la marcación no simboliza la protección «de» la muerte, sino la protec­ción en, y a través de, la muerte (véase co­mentario sobre 3,10). en la frente: El sello pue­de equivaler al nombre de Dios escrito sobre la frente de los creyentes (cf. 3,12; 14,1; 22,4). 4. Ciento cuarenta y cuatro mil: El número de los sellados incluye 12.000 por cada una de las tri­bus de Israel. El empleo del tradicional ele­mento de las doce tribus nos da la impresión de elección. El número 12.000 de cada tribu intensifica este sentido de elección; un resto sobrevive, una minoría es fiel. Estos números no pretenden ser entendidos literalmente, sino que son utilizados por sus connotaciones sim­bólicas. Probablemente, la pertenencia a las doce tribus se entiende también simbólica­mente, no literalmente; la pertenencia al pue­blo judío no es principalmente una cuestión de nacimiento (2,9; 3,9). El uso de un número, sin embargo, sugiere que se está pensando en un grupo limitado, no en todos los cristianos. La identidad de este grupo se hará más clara en 14,1-5. 5-8. Una característica de esta lista es la ausencia de Dan, probablemente por ra­zones teológicas. Al parecer, el AT describe la tribu de Dan como idólatra (Jue 18; 1 Re 12,28-30). Según la forma actual del TestXII, el príncipe de Dan es Satanás (TestDan 5,6). En Jr 8,16-17, hay una profecía de juicio contra Dan. Estas tradiciones pueden haber sido el fundamento del desarrollo de la tradición cris­tiana según la cual el anticristo vendría de es­ta tribu (Ireneo, Ad. Haer 5.30.2; véase Swete, Apocalypse 98).
35 (2’) La salvación de una muchedumbre (7,9-17). La segunda visión insertada describe la salvación definitiva de los justos con mayor claridad y dramatismo que la primera (7,1-8). Es el clímax de los siete sellos. 9. una muche­dumbre enorme que nadie podía contar, proce­dente de toda nación: La gente en esta visión es deliberadamente puesta en contraste con la del relato anterior; el primer grupo está meticulo­samente numerado, mientras que el segundo es innumerable. El primero procede del pueblo de Israel; el segundo, de todas las naciones. Aunque no podemos forzar los detalles, parece implicarse que el segundo grupo está formado por todos los creyentes que son fieles hasta el final, mientras que el primero está formado por un grupo seleccionado de otro más grande (véase el comentario sobre 14,1-5). llevaban palmas en las manos: Las palmas son un dis­tintivo de victoria (LSJ 1948). 10. la victoria pertenece a nuestro Dios: El término gr. soteria, normalmente traducido por «salvación», signi­fica victoria en este contexto. Su equivalente heb, yesü a, tiene los matices de bienestar, li­beración, salvación y victoria. En muchos pa­sajes significa «victoria» (1 Sm 14,45; Hab 3,8; Sal 20,6; 44,5 [BDB 447]). La muchedumbre innumerable canta un cántico de victoria a Dios y al Cordero (cf. Ex 15; Jue 5). Esta esce­na se corresponde con la del cap. 5. Allí al con­sejo divino se le planteaba un dilema: quién abriría el rollo, es decir, quién iniciaría los acontecimientos finales mediante los que se­rían vencidos y castigados los adversarios de Dios. Los primeros seis sellos describen esos acontecimientos. Aquí se celebra el triunfo de Dios y del Cordero, el agente de Dios. 13-17. Sigue una breve interpretación de la visión en forma de diálogo entre Juan y uno de los 24 an­cianos, que asume aquí la función hermenéuti­ca del ángel común en los textos apocalípticos (→ Apocalíptica del AT, 19:4.20). 14. gran tri­bulación: La crisis del final, que implica la per­secución de los creyentes (cf. 1,9; 3,10). blan­queado sus túnicas en la sangre del Cordero: La túnica simboliza la vida interior o espiritual, como en la primera mitad de 3,4. La transfor­mación de la persona desde su estar manchado (pecador) a estar limpio (santo) se relaciona estrechamente con la muerte de Jesús entendi­da como sacrificio (cf. 1,5; 5,6.9). Parece que aquí se alude, fundamentalmente, al arrepenti­miento, a la conversión y al bautismo, conside­rados conjuntamente como transformación de la persona. La referencia a la tribulación im­plica que la perseverancia en este proceso de transformación es también fundamental para quienes quieran tomar parte en la victoria de Dios y del Cordero. La perseverancia puede conducir a la muerte (martirio), pero no pare­ce implicar que todos los cristianos deban se­guir al Cordero de este modo, 15-17. Una des­cripción poética de la salvación. 15. ante el trono de Dios: La bendición más grande es es­tar en presencia de Dios (cf. 22,3-4). en el tem­plo de Dios: El servicio en el templo simboliza la cercanía a Dios (cf. 3,12). 16-17. Se emplean varias metáforas para expresar el significado de la salvación; la satisfacción de todas las ne­cesidades físicas y emocionales significa la ple­nitud personal.

Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo

los cuatro vientos…Zac 6:5; §170 (Número 4).

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R752 Μὴ πᾶς significa: ningún.

R1413 Cuando la construcción con ἵνα se continúa en una cláusula posterior por medio de μή, sólo se repite el negativo (pero el sentido se retiene; comp. Apo 3:18).

BD233(1) La frase prepositiva ἐπὶ τῆς γῆς (y θαλάσσης) significa: sobre la faz de la tierra (y el mar), mientras que ἐπὶ πᾶν δένδρον significa: sobre cada árbol.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., las cuatro esquinas; i.e., puntos cardinales

Fuente: La Biblia de las Américas

g Zac 6:5.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[1] Estos no son 144,000 Judíos, ya que todas las 12 tribus están representadas. Estos 144,000 tampoco son “Billy Grahams Judíos,” ya que a diferencia de esta gente, estos Israelitas todos usan los Nombres verdaderos y están sellados con él, como se ve en Rev 14:1. Ellos son sellados para proclamar el Nombre y Su reino durante la Gran Tribulación.

[2] José es substituido por Efrayím y Dan. Por Efrayím porque la Escritura seguido usa a José y a Efrayím de manera intercambiable, y Dan es reemplazado por José porque de Dan vino mucha idolatría en el pasado. Éste es el jucio de YHWH sobre Dan, al rehuzarse sellar a sus hijos durante un tiempo de juicio, cuando Dan mismo será juzgado y no sellado. No obstante, en la edad venidera, o el milenio, Dan sí reconsituye su heredad tribal en la tierra de Israel, al igual que en la Nueva Jerusaleñ saliendo de los cielos a la tierra. Así que el juicio aparece solamente por un breve punto y tiempo.

[3] Obviamente las diez tribus no están perdidas, y ésta es la prueba que YHWH sabe quiénes son y en dónde están.

[4] Creyentes que fueron martirizados – no raptados – durante la Gran Tribulación.

[5] Véase la nota a pie de página para Rev 7:9.

Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero

[9] En señal de la pureza de su vida y símbolo de su triunfo.[17] Is 25, 8.

Fuente: Notas Torres Amat

* En tiempos antiguos, se creía que la tierra tenía cuatro esquinas, desde donde soplaban los vientos.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento