Comentario de Colosenses 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Quiero, pues, que sepáis cuán grande conflicto tengo por vosotros, por los de Laodicea y por todos los que nunca me han visto personalmente;

2:1 Porque (este versículo está conectado con 1:29) quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea (4:16, ellos leerán esta carta; Apo 3:14) , y por todos los que nunca han visto mi rostro (p. ej., los de Hierápolis, 4:13). — Recuérdese Pablo sostenía esta lucha como preso en Roma. «Se trata de una lucha interior de ansiedad, como el MERIMNA para todas las iglesias, 2a Colossians 11:28», (ATR). Sin duda Pablo luchaba por ellos en sus oraciones (compárese 4:12), pero también en esta carta él está luchando al instruir, exhortar y amonestar a estos hermanos acerca de los peligros de la herejía que se había introducido entre ellos. En ese momento no podía estar seguro de la condición espiritual de estos hermanos; sólo sabía que había problema en las iglesias causado por quienes les querían engañar con una filosofía hueca (2:8).

Probablemente los colosenses no se imaginaban cómo Pablo se preocupaba por ellos, como también por todas las iglesias. El gran amor y preocupación de los evangelistas, ancianos y otros hermanos maduros siempre fortalece a los hermanos débiles. Es desastroso cuando los débiles piensan que nadie se preocupa por ellos («ni hay quien cuide de mi alma», Sal 142:4 LBLA). Pablo dijo de Timoteo, «pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros» (Flp 2:20). Todos los cristianos deben preocuparse los unos por los otros (1Co 12:25-27).

Pablo ora por los hermanos, pues, para suplir la falta de su presencia entre ellos.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

sepáis cuán gran lucha. Col 1:24, Col 1:29; Col 4:12; Gén 30:8; Gén 32:24-30; Ose 12:3, Ose 12:4; Luc 22:44; Gál 4:19; Flp 1:30; 1Ts 2:2; Heb 5:7.

en Laodicea. Col 4:13, Col 4:15, Col 4:16; Apo 1:11; Apo 3:14-22.

nunca han visto mi rostro. Col 2:5; Hch 20:25, Hch 20:38; 1Pe 1:8.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Pablo exhorta para que sean constantes en Cristo, Col 2:1-7;

que se cuiden de la filosofía y de vanas tradiciones, Col 2:8-17;

de la adoración a angeles, Col 2:18, Col 2:19;

y ceremonias legalistas que no tienen ningun valor, Col 2:20-23.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El ministerio de Pablo comprende a cristianos que como a los colosenses, nunca ha visto. Libra una gran lucha por ellos en el cuidado, el deseo y la oración (vv. Col 2:1-3). Está preocupado para que nadie los engañen (v. Col 2:4) y también está gozándose en la firmeza de ellos (v. Col 2:5). Pablo es un modelo de la preocupación pastoral.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Laodicea era la ciudad hermana de Colosas, la cual se encontraba aproximadamente a 17 kilómetros de distancia. Las dos iglesias debían compartir sus cartas de Pablo (Col 4:16).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Preocupación de Pablo por la fe de los colosenses, 2:1-15.
1 Pues quiero que sepáis qué lucha sostengo por vosotros y por los de Laodicea y por cuantos no han visto mi rostro en carne, 2 para que sean confortados sus corazones y, estrechamente unidos en la caridad, alcancen todas las riquezas de la plena inteligencia y conozcan el misterio de Dios, que es Cristo, 3 en el que se hallan escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia” 4 Esto os digo para que nadie os engañe con argumentos capciosos; 5 pues aunque estoy ausente en la carne, en el espíritu estoy en medio de vosotros, alegrándome de vuestro buen concierto y de la firmeza de vuestra fe en Cristo. 6 Pues como habéis recibido al Señor Cristo Jesús, andad en El, 7 arraigados y fundados en El, corroborados por la fe, según la doctrina que habéis recibido, abundando en acción de gracias. 8 Mirad que nadie os engañe con filosofías falaces y vanas, fundadas en tradiciones humanas, en los elementos del mundo y no en Cristo. 9 Pues en El habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente, 10 y estáis llenos en El, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11 En El fuisteis circuncidados con una circuncisión no de mano de hombre, con la eliminación del cuerpo carnal, con la circuncisión de Cristo. 12 Con El fuisteis sepultados en el bautismo y en El asimismo fuisteis resucitados por la fe en el poder de Dios, que le resucitó de entre los muertos. 13 Y a vosotros, que muertos estabais por vuestros delitos y por el prepucio de vuestra carne, os vivificó con El, perdonándoos todos vuestros delitos, 14 borrando el acta de los decretos que nos era contraria, que era contra nosotros, quitándola de en medio y clavándola en la cruz; 15 y despojando a los principados y a las potestades, los sacó valientemente a la vergüenza, triunfando de ellos en la cruz.

En íntima conexión con lo que acaba de escribir sobre su misión para predicar el “misterio” de Cristo, Pablo habla ahora de su inquietud por la fe de los colosenses y laodicenses, bien instruidos por Epafras, pero que se hallan en peligro de ser seducidos por las doctrinas “falaces y vanas” (v.8) de falsos maestros.
Les da cuenta primeramente del vivo interés que tiene por ellos y de cómo lucha y se esfuerza, a fin de que sean confortados sus corazones y, estrechamente unidos por la caridad, alcancen plena inteligencia del misterio de Cristo, fuera del cual no hay más que ignorancia y oscuridad intelectual (v.1-3). De esta preocupación que sentía por la suerte de las diversas comunidades cristianas ya habló con términos ardientes en 2Co 11:28-29; aquí concreta esa preocupación en colosenses y laodicenses, quienes no le conocían personalmente (v.1; cf. 1:7), pero no por eso sentía por ellos menos preocupación que por las iglesias fundadas directamente por él. Extraña un poco la expresión “misterio de Dios” (v.2), en lugar de la fórmula más corriente “misterio de Cristo” o simplemente “misterio” (cf. 1:26; Efe 1:9; Efe 3:4). Pero Pablo no está obligado a usar siempre la misma fórmula. Por lo demás, al decir “misterio de Dios, que es Cristo,” la cosa queda suficientemente clara. Ese “en el cual” (εν φ ) del ν .3 puede referirse bien a “Cristo,” que es el sustantivo más inmediato, bien a “misterio,” como parece más probable, aludiendo a los tesoros de sabiduría y ciencia esgrimidos por Dios Padre en la concepción y realización del misterio de Cristo (cf. Rom 11:33). En realidad, la idea apenas cambia, pues la esencia del “misterio” está condensada en Cristo (cf. 1:27), que es “sabiduría” de Dios (cf. 1Co 1:24.30) y fuente de “inagotables riquezas” para nosotros (cf. Efe 3:8). Lo que San Pablo quiere hacer resaltar es que fuera de Cristo, centro y eje del plan divino de salud, no es necesario ir a buscar nada, pues ahí se hallan contenidos todos los tesoros de sabiduría y de ciencia con que orientar debidamente nuestra vida religiosa y moral.
Hecha esta introducción, alude ya directamente a los adversarios, cuyas doctrinas califica de “argumentos capciosos” (v.4). Alaba el “buen concierto” y “firmeza en la fe” de los colosenses, “arraigados” y “fundados” en Cristo, a manera de árboles o de edificios, dos metáforas muy usadas por San Pablo (v.5-7; cf. 1Co 3:9-11; Efe 2:20-22; 1Co 3:17), para prevenirles luego de las “filosofías falaces y vanas, fundadas en tradiciones humanas, en los elementos del mundo y no en Cristo,” con que tratan de engañarles (v.8). Es probable que ese término “filosofía,” que parece estar insinuando alto conocimiento y sabiduría, fuera el empleado corrientemente por los judaizantes de Colosas para designar sus doctrinas, con lo que más fácilmente creían poder influir sobre la buena fe de los colosenses. San Pablo califica esas doctrinas de “tradiciones humanas” (παράδοσιν των ανθρώπων ) y “elementos del mundo” (στοιχεία του κόσμου ). No es difícil entender lo de “tradiciones humanas,” es decir, sin el respaldo de la luz de la revelación por parte de Dios; pero ¿qué quiere significar el Apóstol con la expresión “elementos del mundo”? Se ha discutido mucho sobre esto. La misma expresión vuelve a usar luego en el v.20, y ya antes en Gal 4:3. Como ya explicamos en la introducción a la carta, lo más probable es que se aluda a las potencias o espíritus angélicos, a los que tanta importancia atribuían los judaizantes de Golosas, considerándolos como animadores y rectores de las fuerzas cósmicas y en especial de los astros, cuyo curso regulaba los tiempos sagrados de los judíos, con sus fiestas anuales y neomenias y sábados. San Pablo no especifica qué admita y qué no admita él de todo eso. Ciertamente admite la existencia y actividad, buena y mala, de los espíritus celestes (cf. 1:16; 2:15; Gál 3:19; Efe 1:21; Efe 2:2; Efe 3:10; Efe 6:12), y eso le basta para poder llevar la lucha al terreno de sus adversarios, diciéndoles que una doctrina fundada en eso y no en Cristo es una “filosofía falaz y vana”; pues conduce a negar la posición predominante y única de Cristo, como cabeza de todos los seres creados y redimidos.
Es en Cristo, y solamente en Cristo, donde “habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente” (παν το πλήρωμα τήβ 3εότητοβ σωματικώβ ), y de El están “llenos” (πεπληρωμένοι ) los colosenses, y El es “la cabeza” (ή κεφαλή ) de toda potencia angélica (v.q-10). Con estas tres afirmaciones trata San Pablo de deshacer la “filosofía falaz” de los judaizantes de Colosas. Primeramente, respecto de Cristo: en El “habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente.” Ha sido corriente interpretar esta frase, como si el Apóstol estuviese refiriéndose a que en Cristo se hallan la totalidad de perfecciones y atributos propios de la naturaleza divina, y se hallan “corporalmente,” es decir, de manera real y entitiva, como interpretan unos, o habitando en un cuerpo, como interpretan otros. Sin embargo, más bien creemos que también aquí, como en 1:19, el término “plenitud” (πλήρωμα ) alude al cosmos o mundo universo lleno de Dios, que está “recapitulado” en Cristo (cf. Efe 1:10), donde habita como en un cuerpo. San Pablo trataría de hacer resaltar que todo el cosmos, sin excluir las potencias angélicas, está colocado en Cristo, a fin de reducirlo a la unidad y a la armonía. De esta primera afirmación serían ya consecuencia las dos siguientes: puesto que los cristianos, por su incorporación a Cristo, están “llenos” de El, participando de la plenitud de la vida divina de su Señor (cf. Efe 2:13-22; Efe 3:19), y Cristo es “la cabeza” o jefe nato de todas las potencias angélicas, sigúese que no necesitan ir a buscar nada en ellas. La salvación del mundo proviene solamente de Cristo; otorgar a los “elementos del mundo” una misión salvadora, es menoscabar gravemente la posición única de Cristo.
A continuación, afirmada ya la primacía de Cristo y nuestra incorporación a El, el Apóstol describe con más detalle cómo se ha realizado esa incorporación (v.11-15). Dice primeramente, pensando quizás en que los judaizantes de Colosas exigían la circuncisión, que los cristianos no necesitamos el rito de la circuncisión material, pues tenemos otra más perfecta: “eliminación del cuerpo carnal, circuncisión de Cristo” (v.11). Cuál sea esta circuncisión de Cristo lo explica en el v.12, con evidente alusión al rito del bautismo. Es en el bautismo donde resucitamos a nueva vida, despojándonos 110 de un pequeño trozo de piel, como en la circuncisión mosaica, sino del “cuerpo carnal” o “cuerpo del pecado” u “hombre viejo,” que de todas estas maneras llama San Pablo al hombre viciado por el pecado y esclavo de la concupiscencia (cf. 3:9; Rom 6:3-11; Efe 4:22). Luego, en los v.13-15, sigue insistiendo en la misma idea de cómo se efectuó nuestra incorporación a Cristo; pero lo hace en forma más dramática. Dice que la condonación de nuestros delitos y resurrección a nueva vida (v.13), la hizo Dios “borrando el acta (χειρό -γραφον ) que nos era contraria y clavándola en la cruz” (v.14). Evidentemente, es una alusión a la pasión y muerte de Cristo, causa de nuestra salud (cf. Rom 3:24-25). Pero ¿de qué “acta” se trata? Hay autores que suponen aquí la misma metáfora que cuando se habla del “libro de la vida” (cf. Flp 4:3), y se aludiría a esa especie de acta o registro en que se supondrían anotadas nuestras deudas con Dios y que habría sido clavado, y anulado, en la cruz de Jesús, al igual que lo eran las culpas de un ajusticiado, anotadas en el letrero de su cruz (cf. Jua 19:19-22). Sin embargo, lo más probable, conforme interpreta la mayoría de los autores, es que se aluda a la Ley mosaica, documento escrito contrario a nosotros, pues al prohibir el pecado sin dar fuerzas para evitarlo lo hacía abundar más, manteniéndonos en esclavitud y llevándonos a la muerte (cf. Rom 5:20; Jua 7:5-13; 2Co 3:5; Gal 5:1). Esta sentencia de muerte que pesaba sobre nosotros, quedó anulada con la muerte de Cristo, a quien Dios hizo “pecado” y “maldito” y “sujeto a la Ley,” para de ese modo destruir en su persona el documento que nos condenaba (cf. 2Co 5:21; Gal 3:13; Gal 4:4). San Pablo, hablando en forma dramática, contempla a Dios clavando en la cruz victoriosa el documento, como indicando que queda abrogado, junto con todas sus exigencias. Y continuando en la misma forma dramática, aunque cambiando de imagen, contempla asimismo a las potencias angélicas o poderes supraterrenos, de que tanto hablaban los judaizantes de Colosas, como formando parte, en concepto de capitanes enemigos derrotados, del cortejo triunfal de Dios con la cruz como trofeo principal (v.15). Se ha discutido si San Pablo, bajo los términos “principados” y “potestades,” está aludiendo sólo a los ángeles malos o también a los buenos, los cuales, por haber sido mediadores de la Ley mosaica y considerados como guardianes de su régimen de prescripciones (cf. Gal 3:19), eran venerados con culto supersticioso por muchos, y ahora, abolida la Ley, perdían la razón de ser de su culto. Más bien creemos que alude sólo a los ángeles o espíritus malos, como en Efe 6:12, pues es difícil concebir que de los ángeles buenos diga que Dios los “despoja., saca a la vergüenza., triunfa de ellos.”

El falso ascetismo que quieren imponerles,Efe 2:16-23.
16 Que ninguno, pues, os juzgue por la comida o la bebida, por las fiestas, los novilunios o los sábados, 17 sombra de lo futuro, cuyo cuerpo es Cristo. 18 Que nadie con afectada humildad o con el culto de los ángeles os prive del premio, haciendo alarde de visiones, hinchándose sin fundamento de su inteligencia carnal, 19 y no asiéndose a la cabeza, por la cual el cuerpo entero, alimentado y trabado por las coyunturas y ligamentos, crece con crecimiento divino. 20 Pues si con Cristo estáis muertos a los elementos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os dejáis subyugar? 21 “No cojas, no gustes, no toques.” 22 Todos éstos, ¿no son preceptos y enseñanzas humanas de cosas que con el uso se consumen? 23 Son preceptos que implican cierta especie de sabiduría, de afectada piedad, humildad y severidad con el cuerpo, pero sin valor alguno, si no es para satisfacción de la carne.

Es consecuencia de lo anterior. Los colosenses, que deben su salvación a Cristo (cf. v.9-15), no tienen por qué someterse a observancias religiosas y prácticas ascéticas, que están separadas de Cristo y consiguientemente no tienen valor alguno.
Estas observaciones prácticas ascéticas las concreta San Pablo en tres puntos: observancia de determinadas fiestas, abstención de ciertos alimentos y culto a los ángeles (v. 16.18.21). Tales parece que eran las principales prácticas que trataban de exigir a los colosenses los agitadores judaizantes cuyas doctrinas ataca San Pablo. Respecto de fiestas y de alimentos, cosas bastante detalladas en la Ley mosaica (cf. Lev 10:9; Lev 11:1-47; Num 6:3; Num 28:1-26; Ose 2:13) y que ocasionaron no pocas dificultades en la iglesia primitiva (cf, Hec 10:14-15; Hec 15:19-21), San Pablo dice (v.17) que todo eso era “sombra de lo futuro, cuyo cuerpo es Cristo” (σκιά των μελλόντων , το δε σώμα του Χρίστου ). La comparación entre “sombra” y “cuerpo” no puede ser más expresiva. La Ley mosaica, con todas sus prescripciones, no era más que una “sombra” que estaba señalando la presencia de un “cuerpo,” que contenía la razón de su existencia; o, dicho de otra manera, era simplemente para preparar el nuevo orden de cosas que iba a establecer Cristo, sin que tuviera otra solidez que la que recibía de Cristo, que era la realidad, perdiendo esa razón de ser una vez venido éste (cf. Heb 9:9-10:1-9). Por lo que respecta al culto a los ángeles, cosa en que parece insistían mucho los agitadores de Colosas, San Pablo dice a los fieles que no les engañen “con afectada humildad., haciendo alarde de visiones, hinchándose sin fundamento de su inteligencia carnal” (v.18). Son tres expresiones bastante enigmáticas 292* con que el Apóstol refleja el proceder de esos agitadores. Parece ser, en efecto, que ese culto a los ángeles lo fundaban en que los seres humanos somos demasiado poca cosa para acercarnos directamente a Dios, y necesitamos de seres intermedios; ello parecía ser humildad, pero en realidad no era sino fruto de una inteligencia carnal, que andaba buscando tales explicaciones y alardeaba de ilusorias visiones. Se creían elevados a sublime sabiduría, pero se hallaban en un crasísimo error, pues no se preocupaban de Cristo, el único Mediador y Cabeza, del cual todo el cuerpo recibe vida, cohesión y crecimiento (v.19; cf. 1:18; Efe 4:15-16). Notemos las expresiones “coyunturas y ligamentos,” que indican que Pablo, al dar a Cristo el título de “cabeza,” está en terreno fisiológico y piensa en categorías orgánicas.
En los V.20-23 insiste el Apóstol en las mismas ideas, recordando a los colosenses que, si han muerto con Cristo a los elementos del mundo en el bautismo (v.20; cf. v.8-15), no tienen por qué sujetarse a esas restricciones que ahora tratan de imponerles. Las expresiones “no cojas, no gustes, no toques” (v.21), como suponiendo que en tales contactos había peligro de contaminaciones o influjos supra-terrenos, parece que están recogidas, no sin cierta ironía, del lenguaje de los judaizantes. Los v.22-23, en cambio, serían una reflexión del Apóstol apostillando esos preceptos y diciendo que son preceptos humanos sobre cosas creadas por Dios para el ser humano y ser consumidas con el uso (v.21; cf. Rom 14:17; 1Co 6:13); no tienen valor alguno, y aunque implican cierta especie de sabiduría, sólo sirven para complacer en su vanagloria al hombre carnal (v.22; cf. v.18). Con todas esas prescripciones, mezcla de elementos judíos y paganos, el mensaje cristiano era despojado de sus características y de su fuerza.

Fuente: Biblia Comentada

gran lucha. La palabra viene de la misma raíz que se traduce «luchando» en Col 1:29. Los creyentes en Colosas y Laodicea se contaban entre todos aquellos por quienes Pablo luchaba con tanta tenacidad para ayudarlos a crecer hasta alcanzar la madurez espiritual. Laodicea. La ciudad principal de Frigia en la provincia romana de Asia, ubicada al S de Hierápolis en el valle del río Lico (vea la Introducción: Contexto histórico; vea la nota sobre Apo 3:14; cp. Col 4:13).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:1 Porque (este versículo está conectado con 1:29) quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea (4:16, ellos leerán esta carta; Apo 3:14) , y por todos los que nunca han visto mi rostro (p. ej., los de Hierápolis, 4:13). — Recuérdese Pablo sostenía esta lucha como preso en Roma. «Se trata de una lucha interior de ansiedad, como el MERIMNA para todas las iglesias, 2a Colossians 11:28», (ATR). Sin duda Pablo luchaba por ellos en sus oraciones (compárese 4:12), pero también en esta carta él está luchando al instruir, exhortar y amonestar a estos hermanos acerca de los peligros de la herejía que se había introducido entre ellos. En ese momento no podía estar seguro de la condición espiritual de estos hermanos; sólo sabía que había problema en las iglesias causado por quienes les querían engañar con una filosofía hueca (2:8).
Probablemente los colosenses no se imaginaban cómo Pablo se preocupaba por ellos, como también por todas las iglesias. El gran amor y preocupación de los evangelistas, ancianos y otros hermanos maduros siempre fortalece a los hermanos débiles. Es desastroso cuando los débiles piensan que nadie se preocupa por ellos («ni hay quien cuide de mi alma», Sal 142:4 LBLA). Pablo dijo de Timoteo, «pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros» (Flp 2:20). Todos los cristianos deben preocuparse los unos por los otros (1Co 12:25-27).
Pablo ora por los hermanos, pues, para suplir la falta de su presencia entre ellos.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA CONTIENDA DEL AMOR

Colosenses 2:1

Quiero que sepáis lo tremenda que es la contienda que estoy librando por vosotros, y por los de Laodicea, y por todos los que no me han visto nunca en persona.

Aquí se levanta el telón un momento, y se tiene una vislumbre impactante del corazón de Pablo: está pasando una gran lucha por aquellos cristianos a los que amaba aunque no los conocía personalmente.
Asocia a los laodicenses con los Colosenses, y habla de todos los que no le han visto nunca. Está pensando en los cristianos de aquel grupo de ciudades del valle de Lico: Laodicea, Hierápolis y Colosas (ver página 119), figurándoselos con la mirada de su corazón.
La palabra que usa para contienda es muy gráfica: agón, emparentada con nuestra palabra agonía. Pablo está peleando una dura batalla por sus amigos. Debemos recordar que cuando escribió esta carta estaba preso en Roma, esperando presentarse a juicio ante el Emperador, que era muy probable que le condenara a muerte. ¿Cuál era entonces su lucha?
(i) Era la lucha de la oración. Debe de haber deseado ardientemente ir a Colosas en persona. Tiene que haber deseado enfrentarse cara a cara con los falsos maestros para refutar sus razonamientos y recuperar a los que se estaban desviando de la verdad. Pero estaba preso. Se encontraba en una situación en la que no podía hacer más que orar; lo que no podía hacer por sí mismo se lo dejaba a Dios. Así es que Pablo se debatía en oración por todos aquellos a los que no podía ver. Cuando el tiempo y la distancia y las circunstancias nos separan de aquellos a los que queremos ayudar nos queda siempre una manera de ayudarlos: mediante la oración.
(ii) Puede que se estuviera produciendo otra lucha en la mente de Pablo: era un ser humano con todos los problemas de tal. Estaba preso, esperando que le juzgara Nerón y muy probablemente la sentencia de muerte. Siempre podría desmarcarse de la verdad para salvar la vida; pero Pablo sabía muy bien que esa cobardía traería unas consecuencias desastrosas a las iglesias jóvenes. Si se enteraban de que Pablo había negado a Cristo, se habrían desanimado, y muchos se habrían perdido- para el Evangelio. La lucha de Pablo no era exclusivamente por sí mismo, sino también por todos los que tenían puesta la mirada en él como su campeón y padre en la fe. Haremos siempre bien en recordar que en cualquier situación hay quienes nos están observando, y que nuestra acción confirmará o destruirá su fe. Nuestra lucha no es nunca solo nuestra; siempre está en nuestras manos el honor de Cristo, y a nuestro cuidado la fe de otros.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

CAPÍTULO 2

6. LA LUCHA POR LAS COMUNIDADES (1/29-2/07).

1 Pues quiero que sepáis qué clAse de combate estoy librando por vosotros, y por los de Laodicea, y por cuantos no me han visto personalmente,…

El Apóstol escribe estas líneas pensando en el combate espiritual que libra por las comunidades: el combate de la oración (1,3.9) y de la advertencia apostólica (1,28), que lleva a cabo por ellas. Porque la oración es una lucha con Dios contra Satán en favor de las almas. El Apóstol combate para que las comunidades alcancen pleno conocimiento del misterio de Cristo.

b) para que lleguen al pleno conocimiento del misterio (2,2-3).

2 … para que se consuelen sus corazones, caminando unidos en amor y tendiendo hacia toda la riqueza de la plenitud de la inteligencia, al profundo conocimiento del misterio de Dios, Cristo, 3 en quien se encuentran, escondidos, todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Pablo pone a los colosenses en conocimiento de su lucha en la oración (2,1a) para que se consuelen sus corazones. Esto lo dice claramente en vista de las peligrosas herejías que se propagan en Colosas (2,8.16-23). Se requiere valor para oponerse a ellas y a sus defensores, porque la herejía se presenta con pretensiones de dominio, en la esperanza de que los antiguos creyentes se dejen intimidar. Para resistir a la herejía, los colosenses tienen que mantenerse unidos con firmeza, tienen que formar una estrecha solidaridad de vida. Porque solamente una comunidad unida con auténtico amor fraternal puede resistir a la herejía. En una comunidad en que no hay amor la puerta y la entrada están abiertas a los herejes y sectarios.

Puesto que en la herejía de Colosas se trataba sobre todo del misterio de salvación de Cristo, Pablo combate con su carta y sus oraciones para que los colosenses logren su profunda inteligencia y el conocimiento de este misterio divino, que es Cristo. Porque una fe débil e inmadura, que oscila entre la verdad y el error (cf. Efe 4:14), con demasiada facilidad y rapidez es víctima de la herejía, que quiere pasar por profunda sabiduría y conocimiento.

Para el Apóstol, Cristo es en términos absolutos «el misterio de Dios», porque en él «se encuentran, escondidos, todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento». Seguramente Pablo quiere que se recalque el adjetivo «todos»: Cristo es la plenitud de toda sabiduría y conocimiento. Eso tiene validez con respecto a la herejía (2, 4.8). «Por él fuisteis enriquecidos en todo: en toda clase de palabra y de conocimiento» (1Co 1:5). El que realmente ha conocido a Cristo, ya no desea ninguna otra sabiduría ni otros tesoros. Porque el que lo ha conocido con la fe, conoce el misterio de Cristo en la creación y en la historia (1Co 1:15-20; 1Co 1:26 s; Efe 1:10; Efe 3:3-12) y también el supremo misterio del hombre, que se mostró en el «segundo Adán»: «Como hemos llevado la imagen del hombre terreno (Adán), llevaremos también la imagen del celestial» (1Co 15:49). Cristo es la solución de todos los enigmas del mundo. Los «tesoros» de la sabiduría y del conocimiento ahora todavía están «ocultos» en él; pero ya son accesibles al conocimiento del creyente, porque la fe hace comprender. Pero siguen ocultos para el mundo incrédulo. El corazón del Redentor es aquel lugar en que están escondidos para el creyente todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia… El Apóstol lucha además para preservar de los herejes las comunidades.

c) para preservar de los herejes las comunidades (1Co 2:4-5)

4 Esto os digo: que ninguno os engañe con discursos especiosos; 5 pues si estoy ausente corporalmente, en espíritu estoy presente entre vosotros, y con alegría veo vuestra disciplina y la solidez de vuestra fe en Cristo.

Pablo va orientando su discurso cada vez más claramente a la finalidad concreta que persigue con su carta a los Colosenses. Es evidente que en su comunidad hay algunos que engendran la confusión mediante «discursos especiosos». El Apóstol está muy preocupado por estos sucesos. Aunque con el cuerpo ha de estar ausente, pero con el espíritu está allí38, y con su autoridad y su amor apostólicos puede ver si todo está en orden. Su palabra, oral o escrita, es una palabra competente para la comunidad, y mientras ésta viva vinculada al Apóstol, puede asegurarse la posición de su fe. Se supone que Pablo fue puesto en antecedentes por épafras. El Apóstol puede comprobar «con alegría» que la fe de los colosenses en Cristo está dotada de orden y firmeza. Esto tiene un aspecto casi militar: todavía no se ha roto el frente de batalla de los fieles, la fe apostólica todavía es una muralla firme.

……………

38.Cf. también 1Co 5:3; 1Te 2:17.

……………

d) Exhortación a vivir en Cristo (1Te 2:6-7).

6 Así pues, tal como habéis recibido a Cristo Jesús, el Señor, caminad en él,…

La fe en Cristo no es para Pablo el producto de «espíritus libres», sino el contenido de la tradición apostólica, que los colosenses también han conocido y acertado en la predicación misional 39. El verdadero contenido de la tradición apostólica es el mismo Jesucristo; con la fe han recibido a Cristo (cf. también Efe 3:17), sobre todo como su «Señor», a cuyo servicio están ahora y que les hace participar en su gloria y sabiduría.

Por eso deben los colosenses caminar también en él, orientar hacia él toda su vida religiosa y moral. Así pues, hay un determinado estilo de vida cristiana que tiene su origen en el mismo Evangelio y que en las comunidades cristianas es transmitido con la fe de generación en generación. Este estilo les preserva de falsas concesiones al respectivo espíritu del tiempo.

……………

39. Cf. también Luc 1:2; Rom 6:17; 1Co 11:2.23; 1Co 15:1.3; Flp 4:9; 1Te 4:1; 2Te 2:15; 2Te 3:6; 2Pe 2:21; Jud 1:3; 1Ti 6:20; 2Ti 1:12.14.

……………

7a … arraigados y sobreedificados en él…

La raíz tiene que penetrar profundamente en la tierra, para poder dar sostén y alimento al árbol. El terreno de la comunidad cristiana es Cristo, en él arraigó la comunidad como en su suelo vital. También está sobreedificada en él como un «templo santo en el Señor» (Efe 2:21). Este fundamento está puesto para siempre, no puede ponerse ya ningún otro (1Co 3:11).

7b … y asidos en la fe, según se os enseñó,…

Los colosenses tienen que estar asidos en la fe, para que ésta pueda resistir a los herejes; pero la fe se mantendrá firme en los colosenses, si perseveran en ella, según se les «enseñó». Objeto de la enseñanza es la tradición.

Se desarrolla la tradición en la enseñanza, y se la muestra en sus consecuencias para la vida cristiana (1Co 1:28; Efe 4:20 s). Quien ha aceptado dócil y razonablemente la enseñanza, está asido en la fe e inmune contra la herejía.

7c … prodigando la acción de gracias.

La fe verdadera y auténtica tiene que perfeccionarse en la acción de gracias, y prodigarla sin reserva. Porque la fe incluye en sí la inteligencia, que según el contexto directo de la carta es inteligencia del misterio salvífico de Cristo. El creyente sabe que ha sido salvado (Rom 8:24; Efe 2:5.8), y por eso nunca cesa de dar gracias (Efe 1:11 s). ¿Dónde podría hacerlo mejor que en la celebración de la eucaristía?

7. PRIMERA ADVERTENCIA CONTRA LA HEREJÍA (2/08).

Una vez que Pablo ha preparado suficientemente a los colosenses, habla de su verdadero objetivo: de la herejía que se difunde entre ellos. Seguramente ha sido informado de ello por épafras. Ahora Pablo da una primera y breve advertencia contra la herejía.

8 Cuidad de que no haya nadie que haga de vosotros fácil presa por medio de la filosofía y de vanos enredos según la tradición de los hombres, según los elementos del mundo, y no según Cristo.

El hereje en las comunidades pretende robar en cierto modo, intenta adquirir un botín. A este fin, los herejes de Colosas propagan sus opiniones como «filosofía». Esto impresionaba a determinadas personas, porque llevaba en sí el aroma de una alta sabiduría y conocimiento. Y así como Pablo y sus colaboradores se remiten a la tradición apostólica de la primitiva Iglesia (Efe 2:6), así también los herejes se remiten a la tradición, que el Apóstol desenmascara como «tradición de los hombres», porque no está respaldada por ninguna autoridad divina ni apostólica. Por eso toda la llamada «filosofía» de los herejes, según el competente juicio de Pablo son «vanos enredos», por los que las comunidades no deberían dejarse engañar.

El Apóstol caracteriza luego con mucha brevedad el contenido de la herejía como adoración de los elementos del mundo. Aunque ya no podamos reconocer con mucha precisión en qué consistían estos elementos, en cualquier caso esta adoración condujo a negar la posición predominante de Cristo como cabeza de todos los seres creados y redimidos. No en vano ha insistido tanto el Apóstol, en el «himno a Cristo» de 1,15-20, en que todas las cosas fueron creadas y redimidas por medio de Cristo, sin que haya ninguna excepción. La salvación del mundo proviene solamente de él. Evidentemente no creen los herejes tal cosa, sino que otorgan a los «elementos del mundo» (que en todo caso son elementos de la creación) una misión salvadora, con lo cual se menoscaba gravemente la posición de Cristo en el mundo de la creación y de la redención. Esto no es «según Cristo», como Pablo hace constar brevemente, y una vez más lo apoya luego con razones más directas.

El modo de ver de la herejía colosense, en último término resulta de la tentación permanente de ceder ante la gran impresión que causa la potencia del mundo, de su imponente grandeza, visibilidad y aparente eternidad. Por eso, la advertencia del Apóstol a los colosenses es válida para todos los tiempos.

8. SOLO CRISTO PUEDE REDIMIRNOS Y SALVARNOS (2/09-15).

Pablo, en la carta a los Colosenses, hace resaltar con tanta fuerza la posición de Cristo, porque los herejes de Colosas negaban la destacada posición de Cristo, y reclamaban que se adorasen los «elementos deI mundo». Ya lo había recalcado Pablo en el «himno a Cristo» de 1, 15-20, Y ahora lo hace una vez más en 2,9-15 presentando nuevos argumentos.

a) Cristo, plenitud de la divinidad (2,9).

9 Porque en él reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente,…

Si hay que tributar a los «elementos del mundo» una adoración religiosa, como reclaman los herejes, detrás de esta exigencia está la idea de que dichos elementos participan de la naturaleza divina, de la «plenitud» de Dios, y por eso tienen para el mundo una importancia ineludible en orden a la salvación. Pablo rechaza esta idea con toda decisión, haciendo hincapié en que toda la plenitud de la divinidad reside en Cristo «corporalmente», es decir efectiva y esencialmente. Cristo no tiene que compartir su divina plenitud con los elementos del mundo, como afirman los herejes. El mundo sólo es creación y como tal no tiene una naturaleza divina, sino profana. Por eso, la adoración religiosa de tales elementos o es una exaltación o una idolatría, que puede tomar formas muy diferentes.

b) «Colmados» en él (2,10).

10 … y vosotros habéis sido colmados en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

Pablo puede escribir que también los colosenses han sido «colmados en él (Cristo)», porque la comunidad cristiana en Colosas y en todas partes forma parte de la Iglesia, pero ésta según Efe 1:23 es el «cuerpo» de Cristo, y en ella halla «la plenitud» aquel «que lo lleva todo en todo». Los colosenses, sobre todo por medio de los santos sacramentos, participan provechosamente de la plenitud de la vida divina de su Señor celestial. Desde el bautismo han formado una unión de vida con Cristo (Efe 2:5); él es la cabeza, «de la cual todo el cuerpo, bien provisto y unido… obtiene el crecimiento de Dios» ( Col 2:19). Así, los colosenses están en condiciones, en Cristo y por medio de él, de sustraerse a la fatalidad de la muerte, que pesa sobre todo el mundo.

Por esta causa, pueden prescindir ellos de los «elementos del mundo», con los cuales en realidad no se logra superar la muerte. Los colosenses viven unidos con aquel sobre quien la muerte no tiene dominio (Rom 6:9), antes bien él es Señor de la muerte 40, más aún, es la cabeza de todo principado y potestad, como el Apóstol escribe a los colosenses. Como cabeza, Cristo es el Señor de todos los principados, ya que desde su exaltación al trono celestial de Dios está colocado «por encima de todo principado, y potestad, y virtud, y dominación» (Efe 1:21-22). Los bautizados ya no han de temer a los poderes demónicos y por esta causa tampoco tienen que adorarlos. El temor de los démones es pagano. El cristiano está protegido contra ellos por Cristo, con tal que esté asido al que es su «cabeza» (v. 19).

……………

40Rom 8:2; 1Co 15:26; Rev 1:18.

……………

c) «Circuncidados» en él (Rev 2:11).

11 En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha a mano por despojo del cuerpo carnal, por la circuncisión de Cristo,…

Según Gen 17:11-13, Abraham recibió de Dios la siguiente orden: «Circuncidaréis la carne de vuestro prepucio, es señal de la alianza contraída entre mí y vosotros. Todos vuestros varones, a los ocho días de nacidos, serán circuncidados de generación en generación…, y mi pacto estará en vuestra carne, para alianza perpetua». En la nueva alianza, que fue establecida en la sangre de Cristo (Luc 22:20; 1Co 11:25) la circuncisión interior espiritual de Cristo, que se efectúa en el bautismo, sustituye a la circuncisión exterior en la carne. En el bautismo, se despoja el cuerpo carnal, es decir, «nuestro hombre viejo» es «crucificado junto con Cristo, a fin de que fuera destruido el cuerpo del pecado, para que no seamos esclavos del pecado nunca más» (Rom 6:6). Así pues, en el bautismo nace un «hombre nuevos (Col 3:10; Efe 2:15), que pertenece por completo a Cristo y a su dominio.

d) Sepultados y resucitados con él (Efe 2:12-13).

12a … sepultados juntamente con él en el bautismo,…

Según la doctrina del Apóstol, el bautismo, en primer lugar, es una muerte, pero no una muerte solitaria, privada, sino «juntamente con él», es decir con Cristo. «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos sumergidos por el bautismo en Cristo Jesús, fue en su muerte donde fuimos sumergidos?» (Rom 6:3 s). Así pues, en el bautismo participa el creyente de una manera misteriosa en el destino de muerte de Jesús, en cierto modo es colocado en el sepulcro juntamente con él. Así lo entiende Pablo con respecto a «nuestro hombre viejo», que era víctima del pecado y de la muerte (Rom 6:6). Por eso, los poderes que causan la muerte ya no tienen dominio sobre el bautizado, si éste no se les entrega de nuevo voluntariamente por medio del pecado.

Esta doctrina sobre el bautismo, como bautismo relacionado con la muerte del Señor, hace comprender de una forma completamente nueva la vida y el destino del hombre. La verdadera muerte acaece poco después de empezar la vida terrena, tiene lugar en el bautismo. Todos los padecimientos y dolores de la vida y especialmente la muerte física, al fin de la vida, solamente son la realización personal de aquel acontecimiento destructor del comienzo de la vida. La vida del cristiano es una muerte continua en Cristo. De este modo, los padecimientos en la vida del creyente pierden la apariencia de lo absurdo, y sobre todo la muerte física, al fin de la vida, pierde la apariencia de una catástrofe. La muerte del creyente no es una catástrofe, antes bien, cuando se acepta con resignación, es el último consentimiento del cristiano a lo que ya sucedió fundamentalmente en el bautismo. Esto ofrece una visión enteramente nueva de la vida humana… «Pues para mí, el vivir es Cristo, y el morir, una ganancia» (/Flp/01/21). «Como si fuéramos moribundos, aunque seguimos viviendo» (2Co 6:9). Así puede hablar el Apóstol porque no solamente hemos muerto con Cristo, sino porque también fuimos resucitados.

12b … y por su acción fuisteis con él resucitados por medio de la fe en la acción de Dios que lo resucitó de entre los muertos.

La muerte verdadera y esencial ocurre al comienzo de la vida creyente; pero al mismo tiempo esta muerte engendra la verdadera vida. Porque el bautismo significa también una misteriosa resurrección de entre los muertos juntamente con Cristo (cf. también 3,1; Efe 2:6). Pero sabemos que «Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre él» (Rom 6:9). Desde el bautismo, los fieles participan ya en esta vida indestructible de su Señor celestial, y así, el mundo futuro de la vida de Dios, el «cielo», penetra ya en la vida terrena de los bautizados; también esta idea ilumina con luz enteramente nueva la vida terrena del cristiano.

Cristo ha venido a ser la verdadera realidad del cristiano. Todo sucede en Cristo y juntamente con Cristo. Pablo tiene preferencia por expresar con estas fórmulas el misterio de la existencia cristiana: «y ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mí» (Gal 2:20). «Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Lo viejo pasó. Ha empezado lo nuevo» (/2Co/05/17). Ahora bien: la nueva vida, que se da al cristiano en el bautismo, de momento está todavía «oculta, juntamente con Cristo, en Dios» (/Col/03/03b). Pero la fe conoce la realidad de la nueva vida y el prodigio del poder divino, que acaece en el bautismo, aunque nuestro cuerpo terreno sea aún víctima de la muerte física. La fe sobrepasa la frontera de la muerte porque conoce y reconoce como realidad la maravillosa acción de Dios en el bautismo. «Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él» (Rom 6:8).

13 Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros pecados y en vuestra carne incircuncisa, os vivificó juntamente con él, después de perdonarnos todas las faltas.

Para que los colosenses tengan plena conciencia de que en el bautismo realmente han sido resucitados de entre los muertos, el Apóstol les dice una vez más, aunque presentándolo con mayor claridad, en qué consistía su anterior estado de muerte: estabais muertos por causa de vuestros pecados. «Porque la paga del pecado es muerte» (Rom 6:23), incluso la temporal (cf. Rom 5:12.15.17). Pero el Apóstol piensa sobre todo en la verdadera muerte, que fue causada por medio del pecado: la separación de Dios y de su vida indestructible. Los colosenses, cuando todavía eran paganos, eran víctimas de esta muerte. Pero en el bautismo Dios les ha compensado la incircuncisión de su carne y los «vivificó», y así han sido resucitados de entre los muertos (Rom 6:13), porque ahora participan en la vida divina de Jesús resucitado.

Pero la condición para el otorgamiento de la vida era el perdón de los pecados, que Dios en su bondad concedió en atención a la muerte de Cristo en la cruz. De este modo, se eliminó la causa de que el hombre estuviera bajo el poder de la muerte. El hombre podía ser acogido en el ámbito de la vida de Dios.

e) Anulación de nuestra deuda (Rom 2:14).

14 Borró la nota de nuestra deuda escrita en las ordenanzas, la cual era desfavorable a nosotros; la anuló al clavarla en la cruz.

Pablo emplea una metáfora: los pecados de los hombres en cierto modo han sido anotados en una cuenta de deudas, que hablaba contra nosotros. Pero Dios ha clavado esta cédula de deuda en la cruz de Jesús, así como se podía leer en un letrero la culpa de los condenados al suplicio de la cruz (cf. Jua 19:19-22). Jesús, como cordero de Dios, que soporta la culpa de todo el mundo, tomó sobre sí nuestros pecados en la cruz y fue a la muerte en lugar de nosotros. Dios «al que no conoció pecado lo hizo pecado por nosotros» (2Co 5:21). La cédula que contenía nuestros pecados fue anulada por medio de Cristo en su cruz. «Este es el cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo».

f) Despojo de los principados y potestades (2Co 2:15).

15 Habiendo despojado a los principados y potestades, los exhibió en público espectáculo, incorporándolos a su cortejo triunfal.

La muerte de Jesús en la cruz tiene consecuencias universales. No solamente anula los pecados de los hombres, sino que los principados y potestades también fueron despojados por medio de Cristo. De este modo, el Apóstol vuelve otra vez a su verdadera finalidad. A los 2,16-23colosenses todavía les daban miedo, como cuando eran paganos, las potestades demónicas en el mundo, aunque Cristo ya es «la cabeza de todo principado y potestad» (2,10). Todavía no lo han comprendido del todo; de lo contrario no se dejarían engañar por los herejes.

En realidad, las potestades y principados han sido «exhibidos en público espectáculo»; su impotencia se ha mostrado cuando Jesús crucificado resucitó de entre los muertos. Así fue cómo Dios triunfó en Cristo sobre las potestades de Satán. Desde entonces, la cruz es la gran señal de la victoria de Dios en el mundo.

9. SEGUNDA ADVERTENCIA CONTRA LA HEREJÍA (2,16-23).

Ya en 2,8 hizo el Apóstol una primera advertencia contra la herejía, y la mayor parte de sus anteriores declaraciones las había escrito con la mirada puesta en la herejía, especialmente las que se referían a la posición de Cristo en el mundo de la creación y de la redención, pero también las que se referían a la salvación que ha sido otorgada por Dios a los colosenses. Ahora habla detenidamente de la herejía que amenaza a la comunidad. épafras debió informar del peligro al Apóstol y también le debió comunicar pormenores de la herejía. Porque Pablo, en 2,16-23, hace indicaciones que nos permiten reconocer algunos rasgos de la herejía, aunque otros muchos quedan en la oscuridad. En todo caso, la herejía parece haber sido una extraña mezcla de elementos judíos y paganos, con lo que el mensaje cristiano era despojado de sus características y de su fuerza.

Pertenece al oficio de vigilancia que ejerce la Iglesia, custodiar en las comunidades cristianas la verdad del Evangelio y preservarla de las herejías.

a) Prácticas supersticiosas de los herejes (2,16-17).

16 Así pues, que nadie os juzgue en asuntos de comida o bebida, o a propósito de una fiesta, de una luna nueva o de un sábado.

El Apóstol empieza ya la polémica directa contra la herejía. Indica algunas de sus exigencias. En primer lugar se refieren a comida o bebida. Es probable que los herejes declararan impuros algunos manjares, siendo así que Cristo los declara todos puros (Mar 7:18 s) y ha enseñado que «nada hay externo al hombre que, al entrar en el, pueda contaminarlo; son las cosas que salen del interior del hombre las que lo contaminan», como son «las malas intenciones, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, maldades, engaño, lujuria, envidia, injuria, soberbia, desatino» (Mar 7:15.21s).

Además, los herejes prescriben la observancia de determinados días y tiempos, tal vez en relación con la adoración de los «elementos del mundo». Quizás habían dividido supersticiosamente los días en saludables y funestos, como hacen muchos incluso hoy día; porque la superstición no se extingue. La presunción de los herejes radica especialmente en que «juzgan» a los miembros de la comunidad que no comparten sus opiniones. El hereje siempre actúa con arrogancia.

17 Estas cosas son sombra de las futuras; pero el cuerpo pertenece a Cristo.

Todo lo que es pasajero y transitorio, como la comida y la bebida, no es lo futuro, lo que ha de suceder más tarde. Para Pablo, lo venidero por antonomasia es Cristo (cf. 3,9). A él pertenece también el cuerpo del cristiano (cf. 1Co 6:15), en cambio la comida y la bebida están solamente destinadas a la alimentación del hombre (1Co 6:13), pero no tienen ningún significado para la salvación venidera. Lo mismo puede aplicarse a los días y tiempos que los herejes relacionan supersticiosamente con la salvación o la desgracia del hombre. «Estas cosas son sombra», no son la realidad de la salvación que está vinculada por completo a Cristo.

b) Carácter mistérico del culto practicado por los herejes (1Co 2:18).

18 Que nadie os anule el premio apelando a la mortificación y al culto a los ángeles, intentando penetrar en las cosas que cree haber visto, tontamente hinchado por el pensamiento de lo que realiza en su carne,…

Pablo se limita nuevamente a algunas indicaciones sobre las opiniones de los herejes. Pero de ellas se puede deducir que se trata de una clase de culto mistérico, que entonces estaba muy difundido en las formas más diversas. Los adictos a esta herejía estaban iniciados en este culto mistérico y creían que con él se alcanzaban superiores conocimientos sobre los seres y cosas celestiales. No cabe duda de que en la modalidad colosense era muy importante la consigna de la «mortificación», sin que lleguemos a conocer con precisión a qué se hacía referencia con esta palabra. También ocupaba una posición relevante un exagerado y singular «culto a los ángeles», en el que se supone que se tributaba a los ángeles un honor más alto que a Cristo. Los herejes se remitían, como pasa con frecuencia en tales casos, a supuestas visiones, en las cuales habrían adquirido el conocimiento superior.

El Apóstol no aprueba estas opiniones; solamente ve en ellas una hinchazón provocada por el pensamiento de lo que el hereje realiza en su carne (la «mortificación»). Esta soberbia no quiere contentarse con el evangelio usual. El Evangelio no es una doctrina oculta, antes bien es proclamada al mundo en público: «Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; lo que escucháis al oído, proclamadlo desde las terrazas» (Mat 10:27). Y además es un asunto que se ha de tratar todos los días, en ellos se ha de acreditar, especialmente en el servicio al prójimo. No puede ser confiado a los visionarios, estetas, fanáticos esotéricos o gente parecida.

c) Separados de la «cabezas (Mat 2:19).

19 … y no asiéndose a la cabeza, de la cual todo el cuerpo, bien provisto y unido de articulaciones y ligamentos, obtiene el crecimiento de Dios.

La doctrina del Evangelio nos enseña que la salvación proviene única y exclusivamente de Cristo. Esto lo niegan los herejes de Colosas, porque hacen depender la salvación del hombre de prácticas ilusorias. No se asen a la «cabeza», Cristo, que es el único del que fluyen al cuerpo de la Iglesia, las fuerzas celestiales que causan el crecimiento 41. Todo el cuerpo lo provee Cristo. Por eso, no es necesario buscar otros manantiales de fuerzas salvadoras que en realidad no existen o, en caso de existir, viven por Cristo, como los ángeles.

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41.Cf. también Efe 2:21; Efe 4:16; Efe 5:29.

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d) «Ordenanzas» de los herejes (Efe 2:20-21).

20 Si con Cristo habéis muerto a los elementos del mundo, ¿cómo es que, cual si vivierais en este mundo, os dejáis imponer ordenanzas? 21 «No tomes, no gustes, no toques…»

Los herejes de Colosas imponen a sus seguidores ordenanzas minuciosas, reglas estrictas. Pablo nombra algunas de ellas, y se nota su tono irónico: «No tomes, no gustes, no toques…». Con estos verbos se alude claramente a determinados manjares (Efe 2:16a), pero además, en general, a una relación mágica o supersticiosa con determinadas materias («no toques…»), quizá también en el terreno de la sexualidad. Se supone que en tales contactos se temen «contaminaciones» o influencias y «hechicerías» demónicas.

Para el cristiano, el mundo está libre de ídolos y magias, porque lo ve tal como es en realidad: creación de Dios, en la cual no hay nada impuro. «Y vio Dios todas las cosas que había hecho; y eran en gran manera buenas» (Gen 1:31) 42. Además, todas las cosas fueron creadas por medio de Cristo y con miras a él, como el Apóstol advirtió ya a los colosenses (1,16). Cristo es Señor de todas las cosas. Pablo recuerda a los colosenses que en el bautismo «han muerto con Cristo a las elementos del mundos, de los cuales esperaban la salvación, cuando aún eran paganos. Ahora su Señor y Salvador sólo es Cristo, en el cual reside substancialmente toda la plenitud de la divinidad. Si ahora se dejan imponer las «ordenanzas» de los herejes, vuelven al terreno del que se han apartado en su bautismo. Dejan entrar de nuevo al paganismo por la puerta trasera, y así frustran el Evangelio y niegan la fuerza del bautismo.

El Evangelio atribuye al mundo un carácter profano, porque Dios y el mundo no pueden mezclarse.

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42.Cf. también Eco 39:16.21.33; Sal 104:24-30,

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e) Sólo son preceptos de los hombres (Sal 2:22-23).

22a Todas estas cosas están destinadas a la destrucción por el uso.

Los dones de la creación no son de naturaleza demónica; no son sospechosos, sino buenos, y están a disposición del hombre: «Ved que os he dado todas las hierbas que producen simiente sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen simiente de su especie, para que os sirvan de alimento» (Gen 1:29). «¿No comprendéis que nada de lo externo que entra en el hombre puede contaminarlo, porque no entra en el interior de su corazón, sino que pasa al vientre y luego va a parar a la cloaca?:* (Mar 7:18 s). Así es de sobrio el pensamiento de Jesús, y con la misma sobriedad debe pensar también el cristiano.

22b Son preceptos y enseñanzas de los hombres. 23 Tales cosas, sin valor alguno, poseen cierta apariencia de sabiduría por lo que tienen de piedad afectada de mortificación y de represión del cuerpo, pero miran a la satisfacción de la carne.

Los preceptos y enseñanzas de los herejes, aunque sin valor alguno, quieren pasar por singular sabiduría -los herejes creen que siguen la verdadera pista de los enigmas del universo-, y sobre todo, difunden alrededor de sí el olor de una gran piedad. Tanto ellos como sus secuaces, practicaban evidentemente una exagerada mortificación en lo que concierne al cuerpo, y esto siempre causa la impresión de una gran piedad 43. De este modo, la herejía resultaba más seductora para determinada gente de Colosas. Pero al Apóstol no le impresiona. Al contrario, designa las opiniones y reglas de los herejes como preceptos y enseñanzas de hombres a quienes falta toda clase de autoridad divina semejante a la que el Apóstol puede reivindicar para sus instrucciones. Por eso, los preceptos y enseñanzas de los herejes son cosas sin valor alguno y, al fin y al cabo, se apoyan en una piadosa ilusión; porque en realidad solamente «miran a la satisfacción de la carne», es decir, de la tendencia terrena y pagana. No tienen nada que ver con el Evangelio.

Hay una gran diferencia entre piedad y piedad auténtica, y la ilusión religiosa también es un peligro permanente del cristianismo. Aunque la herejía, tal como se mostró antiguamente en Colosas en el Asia Menor, pertenezca al tiempo pasado, sin embargo, contiene los elementos que en una u otra forma pueden aparecer siempre en el cristianismo, y pueden poner en peligro la verdad del Evangelio. Tiene una importancia permanente para la Iglesia lo que el Apóstol escribe sobre esta herejía y el combate que traba contra ella. Pablo dirige resueltamente la mirada de la Iglesia hacia Cristo, que es el único Salvador y la única esperanza del mundo.

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43. Compárese también la manera cómo Jesús caracteriza la piedad farisaica en Mt 23 y 1Co 13:3 : «Y si entrego mi cuerpo a las llamas, pero no tengo caridad, de nada me sirve».

Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje

— Laodicea: Ciudad de la región de Frigia en Asia Menor. Ver segunda nota a Hch 16:6. Se menciona también en Col 4:13; Col 4:16 y en Apo 1:11 y Apo 3:14.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Quiero, pues, que sepáis. Habiendo hablado en términos generales de su servicio apostólico (1:24-29), Pablo ahora se dirige a los colosenses en forma directa. Trata de fortalecer los lazos con ellos y les informa que su conflicto por el evangelio tenía referencia especial a ellos y a otros cristianos de la zona, aunque no conocía personalmente a la mayoría de ellos (las iglesias de Colosas, Laodicea y Hierápolis habían sido fundadas por su colega Epafras, 1:7, cf. 4:12).

2, 3 El propósito de su actividad apostólica era que sus vidas pudieran ser fortalecidas. Unidos en amor sugiere que como el amor los une, así alcanzarían la plena comprensión y conocimiento. Pero el verbo podría significar “instruidos” como en la LXX. Ya que el contexto enfatiza el conocimiento y la sabiduría, y que Pablo estaba menos preocupado por la unidad de los colosenses que por su instrucción en la fe contra los falsos maestros, “enseñados” o “instruidos” es mejor traducción. Amor, en su sentido más extenso, se refiere al fundamento de la vida cristiana. Toda la riqueza de la plena certidumbre de entendimiento: la misma pa labra para “riquezas” se usa en 1:27 para referirse a la riqueza espiritual, pero aquí consiste de una sólida convicción que es el resultado de un discernimiento, eso es, la habilidad de distinguir lo verda dero de lo falso. Así, ellos llegarán a un conocimiento personal más profundo de Cristo. Probablemente echando un vistazo a las falsas enseñanzas en boga, Pablo anima a los lectores a mirar a Cristo como el único lugar don de están disponibles todos los tesoros de la sabiduría. Escondidos no significa “encubiertos”, sino “depositados” o “almacenados (ver 1:26). El buscar en otras fuentes el conocimiento aparte de Cristo es inútil.

4 Por primera vez se mencionan expresamente los peligros que encara la iglesia. Nadie se usa generalmente para denotar “ninguno”, en vez de indicar una persona en particular que fuera la fuente de la falsa enseñanza mientras que el peligro podría venir a través de argumentos que pueden parecer verdaderos, pero en realidad son falsos. 5 Pablo está físicamente ausente de la congregación; si estuviera presente trataría este asunto personalmente. Sin embargo, el Espíritu de Dios los ha unido tanto a él como a los colosenses a Cristo (cf. 1 Cor. 5:3-5). En razón de que ambos viven con Cristo, Pablo está en espíritu … con ellos. Los anima con las buenas noticias que ha recibido de ellos: la conducta cristiana ordenada que ellos llevan, junto con la firmeza de su fe dinámica dirigida a Cristo solamente, constituían la base del gozo del Após tol. Estas palabras de alabanza indican que la congregación era básicamente sana y que la enseñanza falsa no había realizado progresos significativos.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

2.1 Laodicea se hallaba a pocos kilómetros al noroeste de Colosas. Como la iglesia de Colosas, la de Laodicea tal vez fue fundada por uno de los convertidos de Pablo mientras este último estuvo en Efeso (Act 19:10). La ciudad era un rico centro comercial, pero más tarde el apóstol Juan criticaría a los creyentes por su tibieza en cuanto a su consagración a Cristo (Rev 3:14-22). El hecho de que Pablo quisiera que esta carta pasara a la iglesia en Laodicea (Rev 4:16) indica que la falsa doctrina había llegado hasta allí. Pablo anhelaba que las iglesias fueran unidas por lazos de amor para enfrentarse a esta herejía y para que se animaran unos a otros a permanecer fieles al plan de salvación de Dios en Cristo. Nuestras iglesias deberían ser comunidades unidas que animen, consagradas a cumplir la obra de Cristo.2.4ss El problema que Pablo combatía en la iglesia de Colosas era similar al gnosticismo (conocimiento, en griego). Esta herejía (una enseñanza contraria a la doctrina cristiana), atacaba al cristianismo en varias formas: (1) Insistía en que el importante conocimiento secreto estaba escondido para la mayoría de los creyentes; Pablo, en cambio, manifestaba que Cristo nos provee todo el conocimiento que necesitamos. (2) Enseñaba que el cuerpo era maligno; Pablo declaraba que Dios mismo se hizo carne, o sea, se encarnó en Cristo Jesús. (3) Decían que Cristo solo parecía ser humano, pero que no lo era; Pablo insistía en que Jesús es completamente humano y divino.El gnosticismo se estableció en el segundo siglo. Aun en los días de Pablo, estas ideas fueron atractivas para muchos y la exposición de tales enseñanzas podía seducir a una iglesia que no conocían bien la doctrina de Cristo. Enseñanzas similares aún son un problema. El antídoto para las ideas heréticas es un conocimiento concienzudo de la Palabra de Dios mediante el estudio personal y la enseñanza sana de la Biblia.2.6, 7 Aceptar a Cristo como Señor de su vida es el comienzo de la vida con Cristo. Pero debe continuar siguiendo a sus líderes para arraigarse, edificarse y fortalecerse en su fe. Cristo desea guiarlo y ayudarlo cada día en sus problemas. Usted puede vivir para Cristo al: (1) dedicar su vida y someterse a su voluntad (Rom 12:1-2); (2) buscar aprender de El, de su vida y de sus enseñanzas (Rom 3:16); y (3) reconocer el poder del Espíritu Santo en usted (Act 1:8; Gal 5:22).2.7 Pablo usa la ilustración de estar arraigados a Cristo. Así como las plantas reciben nutrición del suelo a través de sus raíces, recibimos fortaleza de Cristo. Cuanto más dependan nuestras vidas de El, menos serán las posibilidades de que seamos engañados por aquellos que falsamente claman tener respuestas para la vida. Si Cristo es nuestra fortaleza, seremos libres de las regulaciones humanas.2.8 Pablo escribe contra cualquier filosofía de vida basada solo en ideas humanas. El mismo era un filósofo dotado, por lo tanto no condenaba la filosofía. Condenaba las enseñanzas que dan mayor crédito a la humanidad, no a Cristo, como la respuesta para los problemas de la vida, al grado que se conviertan en una falsa religión. Hay muchas propuestas del hombre para enfrentar los problemas que no toman en cuenta a Dios. Para resistir la herejía usted debe usar su mente, fijar sus ojos en Cristo y estudiar la Biblia.2.9 Una vez más Pablo enfatiza la deidad de Cristo. «En El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» significa que la totalidad de Dios estaba en el cuerpo humano de Jesucristo. Cuando tenemos a Cristo tenemos todo lo que necesitamos para salvarnos y vivir correctamente. Véase la nota a 1.15, 16 para más información acerca de la naturaleza divina de Cristo.2.10 Cuando conocemos a Jesucristo, no necesitamos buscar a Dios por medio de otras religiones, cultos o filosofías no bíblicas como lo estaban haciendo los de Colosas. Cristo solo tiene las respuestas para el verdadero significado de la vida, porque El es vida. Es la única fuente de conocimiento y poder para la vida cristiana. Los creyentes no necesitan ningún agregado a lo que Cristo ya ha provisto para nuestra salvación. Estamos completos en El.2.11 Los judíos varones eran circuncidados en señal de su pacto con Dios (Gen 17:9-14). Con la muerte de Cristo, la circuncisión ya no era necesaria. Nuestra entrega a Dios está escrita en nuestros corazones, no en el cuerpo. Cristo nos hizo libres de los malos deseos a través de una operación espiritual, no una operación física. Dios quita nuestra vieja naturaleza y nos da una nueva.2.11, 12 En este pasaje la circuncisión está relacionada con el bautismo, por lo tanto, algunos lo ven en el Nuevo Testamento como una señal del pacto, identificando a la persona con el pacto de la comunidad. El bautismo es un paralelo con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, y también una semblanza de la muerte y sepultura de nuestra vieja manera de vivir en pecado seguida por la resurrección a una nueva vida en Cristo. Recordar nuestra vida pasada y pecaminosa como muerta y sepultada con Cristo nos da una motivación poderosa para resistir al pecado. Al rechazar la perversa vida pasada, podemos conscientemente escoger tratarla como muerta. Luego seguimos disfrutando de nuestra maravillosa vida con Jesús (véanse Gal 3:27 y Col 3:1-4).2.13-15 Antes de creer en Cristo, nuestra naturaleza era mala. Desobedecíamos, nos rebelábamos e ignorábamos a Dios (no podíamos amarlo con todo el corazón. El cristiano, no obstante, tiene una nueva naturaleza. Dios ha crucificado la antigua naturaleza rebelde (Rom 6:6) y la reemplaza con una nueva naturaleza amorosa (Rom 3:9-10). La paga del pecado se cumplió con Cristo en la cruz. Dios nos declara no culpables y no necesitamos vivir bajo el poder del pecado. Dios no nos saca del mundo para convertirnos en robots, todavía nos seguiremos sintiendo pecadores y algunas veces pecaremos. La diferencia radica en que antes de que fuéramos salvos fuimos esclavos de nuestra naturaleza pecaminosa, pero ahora somos libres de vivir para Cristo (véase Gal 2:20).2.14 El acta de los decretos que fue cancelada trataba de la demanda de las leyes del Antiguo Testamento. La Ley impuesta demandaba el pago de nuestros pecados. Aunque ninguno podía ser salvo por guardar meramente esos decretos, la verdad moral y los principios del Antiguo Testamento aún hoy nos enseñan y guían.2.14 Podemos disfrutar de nuestra vida en Cristo porque nos hemos unido a El en su muerte y su resurrección. Nuestros malos deseos, nuestra esclavitud al pecado y nuestro amor por el pecado murieron con El. Unidos con Cristo en su resurrección, podemos disfrutar de compañerismo inquebrantable con Dios y libertad del pecado. Nuestra deuda por el pecado ha sido pagada completamente, nuestros pecados han sido puestos a un lado y olvidados por Dios; y podemos ser limpios y nuevos. Para ampliar lo relacionado con la diferencia entre la nueva vida en Cristo y la vieja naturaleza pecaminosa, véanse Eph 4:23-24 y Col 3:3-15.2.15 ¿Quiénes son estos principados y potestades? Se han hecho varias sugerencias, como son: (1) poderes demoníacos, (2) los dioses de las naciones poderosas, (3) ángeles (muy bien conceptuado por los maestros heréticos), o (4) los gobernantes de Roma. Estos principados y potestades posiblemente no sean las fuerzas demoníacas de 2.10. Se asemeja más a los ángeles mediadores de la ley (Gal 3:19). Los falsos maestros de Colosas incentivaron la adoración a los ángeles. Pero en su muerte, Cristo sobrepasó la autoridad y posición de cualquier ángel. Así que, antes que asustarnos o adorarlos, debemos verlos como gobernantes depuestos. Pablo no quiso faltar el respeto a los ángeles, pero demostró que no son comparables con Jesucristo. Algunos estudiosos piensan que estos poderes se refieren a Roma. Por su resurrección, Cristo quitó el poder a un imperio mundial que pareció poder vencerlo temporalmente.2.16 «En comida o en bebida» probablemente se refiera a la dieta de las leyes judías. Los festivales mencionados son fiestas judías santas que se celebraban cada año, mes (luna nueva) y semana (el día de reposo). Estos rituales diferenciaban a los judíos de sus vecinos paganos. Fallar en su observancia podría ser notado con facilidad por aquellos que seguían la pista de lo que los otros hacían. Pero no deberíamos dejarnos juzgar por las opiniones de otros porque Cristo nos ha hecho libres.2.16, 17 Pablo amonesta a los cristianos en Colosas a no permitir que otros los critiquen por su dieta o ceremonias religiosas. En vez de enfatizar en su observancia, debieran enfocar su atención en Cristo solo. Nuestra adoración, tradiciones y ceremonias nos pueden ayudar a acercarnos a Dios, pero nunca debemos criticar a aquellos cristianos cuyas ceremonias y tradiciones difieran de las nuestras. Es más importante adorar a Cristo que la forma en que se hace. No permita que nadie lo juzgue. Usted es responsable ante Dios.2.17 El propósito de las leyes del Antiguo Testamento y las festividades era simplemente señalar a Cristo. Pablo las llama «sombra de lo que ha de venir»: Cristo mismo. Una vez que Cristo vino, las sombras se disiparon. Si tenemos a Cristo, poseemos lo que necesitamos conocer y agradamos a Dios.2.18 ¡Los falsos maestros estaban orgullosos de su humildad! Esta falsa humildad centró la atención y alabanza hacia ellos mismos antes que a Dios. La humildad verdadera es vernos a nosotros mismos tal como en realidad somos desde la perspectiva de Dios y actuar según ella. La gente de hoy practica la falsa humildad cuando habla en forma negativa de sí misma, buscando que los demás piensen que son espirituales. La falsa humildad es egocéntrica, la verdadera humildad tiene a Dios como centro.2.18 Los falsos maestros proclamaban que Dios estaba demasiado lejos y que podrían acercarse sólo a través de varios niveles de ángeles. Enseñaban que el pueblo tenía que adorar a los ángeles progresivamente hasta alcanzar a Dios. Esto no es bíblico, la Biblia enseña que los ángeles son siervos de Dios y está prohibido adorarlos (Exo 20:3-4; Rev 22:8-9). En la medida que usted crezca en su fe cristiana, permita que la Palabra de Dios sea su guía, no la opinión de la gente.2.18 La expresión «mente carnal» significa que ellos tenían una religión hecha por el hombre. Los falsos maestros trataban de marginar al cuerpo manifestando que era maligno pero su deseo por ganar la atención de otros mostraba que estaban obsesionados por este.2.19 El problema fundamental con los falsos maestros radicaba en que no estaban relacionados con Cristo, la cabeza del cuerpo de los creyentes. Si lo hubieran estado, no habrían enseñado doctrinas falsas o vivido en forma inmoral. Cualquier persona que enseña acerca de Cristo sin haberse relacionado con El por la fe, no es confiable.2.20 Los «rudimentos del mundo» son las creencias de los paganos. Véase 2.8 para más información acerca del punto de vista de Pablo de los filósofos no cristianos.2.20; 3.1 ¿Cómo morimos con Cristo y cómo resucitamos con El? Cuando una persona se convierte en cristiana, recibe vida nueva por medio del poder del Espíritu Santo. Véanse las notas a 2.11, 12 y 2.13-15 para ampliar la información.2.20-23 La gente debería ver una diferencia entre la forma en que viven los cristianos y los incrédulos. Sin embargo, no debiéramos esperar una madurez instantánea en los cristianos nuevos. El crecimiento espiritual es un proceso de por vida. Aunque tenemos una nueva naturaleza, no llegamos a adquirir automáticamente todos las actitudes y pensamientos buenos cuando venimos a ser nuevas criaturas en Cristo. Pero si nos mantenemos atentos a Dios, cambiaremos todo el tiempo. Al pensar en el año pasado, ¿qué cambios positivos ha notado en sí mismo relacionados con sus pensamientos y actitudes? Los cambios pueden ser lentos, pero su vida cambiará significativamente si confía en Dios para que lo cambie.2.20-23 No podemos acercarnos a Dios por seguir normas y rituales o por practicar una religión. Pablo no dice que todas las normas son malas (véase la nota a Gal 2:15-16). Pero no obtendremos salvación por guardar leyes o normas. Las buenas nuevas dicen que Dios buscó al hombre y nosotros respondemos. Las religiones hechas por el hombre enfatizan el esfuerzo humano. El cristianismo destaca la obra de Cristo. Los creyentes deben poner a un lado sus deseos pecaminosos, pero esto es el producto de nuestra vida nueva en Cristo, no su causa. La salvación no depende de nuestra autodisciplina o la observancia de normas, sino del poder de la muerte y la resurrección de2.22, 23 Podemos protegernos de cualquier grupo religioso creado por el hombre, planteándonos las siguientes preguntas: (1) ¿Destaca normas humanas y prohibiciones antes que la gracia de Dios? (2) ¿Alienta un espíritu crítico acerca de otros o ejercitan disciplina con discreción y amabilidad? (3) ¿Enfatiza fórmulas, conocimiento secreto o visiones especiales más que la Palabra de Dios? (4) ¿Exalta la justicia propia, dando honor a los que guardan las reglas, antes que a Cristo? (5) ¿Menosprecia la Iglesia universal, al declarar que es un grupo especial? (6) ¿Enseña la humillación de la carne o del cuerpo como un medio para lograr un crecimiento espiritual antes que enfocar el desarrollo total de la persona? (7) ¿Menosprecia la familia en lugar de tenerla en alta estima, como lo hace la Biblia?2.23 Para los colosenses, la disciplina exigida por los falsos maestros parecía buena, y el legalismo todavía atrae a muchas personas hoy. Seguir una larga lista de normas religiosas requiere una firme autodisciplina y puede hacer que una persona aparente ser moral, pero las normas religiosas no pueden cambiar el corazón de la persona. Solo el Espíritu Santo lo puede hacer.SALVACION POR FEMetaAgradar a Dios con nuestras buenas obrasConfiar en Cristo y luego vivir para agradarleMediosPráctica, servicio diligente, disciplina y obediencia, en espera de la recompensaConfiese, sométase y sujétese al control de CristoPoderEsfuerzo bueno y sincero por medio de la autodeterminaciónEl Espíritu Santo en nosotros nos ayuda a hacer buenas obras para el reino de CristoControlAuto motivación; autocontrolCristo en mí; yo en CristoResultadosCulpa crónica, apatía, depresión, fracasos, deseo constante de aprobaciónGozo, gratitud, amor, dirección, servicio, perdónLa salvación por fe parece muy fácil para mucha gente. Pensarán que necesitan hacer algo de su parte para salvarse. Su religión viene a ser un auto esfuerzo que conduce ya sea al desaliento o al orgullo y por último a la muerte eterna. El camino simple de Cristo es la única vía que conduce a la vida eterna.DE MUERTE A VIDALa Biblia usa muchas ilustraciones para enseñarnos lo que sucede cuando decidimos permitir que Jesús sea el Señor de nuestras vidas. A continuación hallará algunas de las figuras más vívidas: 1.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 83 Flp 1:30

b 84 Col 4:16

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Laodicea. La herejía de Colosas parece haber afectado a esta iglesia. Esta fue una de las siete iglesias mencionadas en Apocalipsis (Ap 3:14– 18).

Fuente: La Biblia de las Américas

18 (C) Aplicación y transición (2,1-5). 1. quiero que sepáis: Esta enérgica afirmación inicia la transición hacia una confrontación directa con el error colosense (cf. formulacio­nes parecidas: Rom 11,25; 1 Cor 10,1; 11,3; 1 Tes 4,13). Esta sección repite los temas del amor (cf. 1,4.10); la sabiduría, la inteligencia y el conocimiento (cf. 1,9); Cristo como misterio de Dios; el gozo del apóstol (1,24); y la fe de la comunidad (1,4.23).
19 (IV) La vida en el cuerpo de Cristo en teoría (2,6-3,4). La principal enseñanza cristológica de la carta (2,6-15) va seguida por la refutación de la falsa doctrina de Colosas (2,16-23). Tras una transición (w. 6-8) que ex­horta a la comunidad a mantenerse firme en la enseñanza recibida, y le advierte del peligro del error, la sección cristológica desarrolla los temas del himno (la plenitud de la divinidad habita en Cristo; Cristo como cabeza) y alcan­za su punto culminante en los w. 11-15 con la enseñanza sobre el bautismo, gran parte de la cual está sacada de material bautismal tradi­cional (Schille, Cannon, Lohse, Kasemann). En el encontronazo con los adversarios en los w. 16-23, lemas, reglas y prácticas de éstos se entretejen con la respuesta que les da el autor.
20 (A) La tradición de Cristo Jesús (2,6-15). 6. así pues: La partícula oun marca la transición, lo mismo que en 2,16; 3,1.5.12. ya que habéis recibido a Cristo Jesús, el Señor: el vb. paralambanô es un término técnico que se aplica a la recepción de una tradición, y la elección de esta palabra en este punto resulta significativa. Sigue la sección sobre el minis­terio de Pablo, que establece la autoridad de la cual han recibido la tradición. Además, el contenido de dicha tradición es Cristo Jesús el Señor, en contraste con la tradición humana de los adversarios (2,8). vivid en él: El resulta­do de recibir la tradición es práctico: los cre­yentes «caminarán», es decir, manifestarán en su conducta, la íntima unión descrita como estar «en Cristo» (–> 10 supra). 8. estad alerta: A la comunidad se le advierte en este momen­to del peligro, y a los adversarios se les des­cribe con un vb. raro, sylagôgeô, como perso­nas que «capturan» a los miembros de la comunidad y «se los llevan como botín», ele­mentos del universo: El significado de stoicheia tou kosmou es muy discutido; véase el comentario a Gál 4,3. En el sincretismo hele­nístico, esta expresión hacía referencia a espí­ritus concebidos como poderes personales, y éste debía de ser uno de los rasgos del error colosense. Estos «elementos» eran considera­dos poderes angélicos que realizaban alguna función de mediación entre Dios y el mundo y que tenían algún control sobre el orden cós­mico (Lohse, Commentary 96-98; A. J. Bandstra, The Law and the Elements of the World [Kampen 1964]). En Col, estos poderes se si­túan en contraposición a Cristo. 9-10. en él: Esta expresión se encuentra en posición enfá­tica, y así conecta con energía la proclama­ción con el contraste expresado inmediata­mente antes entre «los elementos» y Cristo. La misma expresión se repite varias veces en la enseñanza bautismal de los w. 11-15. la pleni­tud de la divinidad: Mientras que en el himno la plenitud quería habitar en Cristo, «pleni­tud» se explica aquí como plenitud divina, ha­béis sido colmados: En Rom 15,13 Pablo pide que la comunidad sea colmada (en el futuro). Aquí, lo que Pablo pedía en su oración se ha cumplido, cabeza: En el himno (1,18) Cristo es la cabeza del cuerpo, la Iglesia; aquí es la ca­beza de todo mando y potestad. Todos los es­píritus que la filosofía reverenciaba están so­metidos a Cristo. 11-15. Un dato admitido generalmente es que tras estos versículos subyace algún tipo de formulación litúrgica o hímnica (Lohse, Cannon, Schille, Martin, Gnilka, Kasemann). El tema es la participa­ción en la muerte y resurrección de Cristo por medio del bautismo. El v. 11 identifica bautis­mo con circuncisión, ecuación figurada que no se hace en ningún otro lugar del NT. La cir­cuncisión se utiliza en sentido figurado en el AT (Dt 10,16; Jr 4,4; Ez 44,7), en la LQ (1QS 5,5) y en el NT (Rom 2,28.29; Flp 3,3). La cir­cuncisión cristiana de la que habla el autor de Col no se hace con las manos; es un desnu­darse o un despojarse de la corporalidad hu­mana. Esta idea de «despojarse» puede aludir a prácticas de los cultos mistéricos en los cua­les las ropas de quien iba a ser iniciado se de­jaban a un lado durante el rito (Lohse). Una práctica parecida pudo formar parte del ritual bautismal (Gál 3,27 [véase el comentario co­rrespondiente]). 12. sepultados con él en el bautismo… resucitados con él por la fe: Véase el comentario a Rom 6,3-6. Mientras que en Rom 6,5 quienes han muerto con Cristo en el bautismo estarán en el futuro unidos con él en la resurrección, en Col esta resurrección ya ha tenido lugar. 13. y vosotros: Un cambio a la 2a pers. pl. dirige la proclamación cristológica a los miembros de la comunidad, describiendo el resultado de estar unidos con Cristo, el perdón de los pecados (1,14; cf. Hch 2,38, donde el per­dón de los pecados se conecta con el bautismo; véase también Mt 6,9-15 par.). 14. canceló el documento de nuestra deuda con sus cláusulas adversas a nosotros: El sujeto es Dios, que ha causado la unión con Cristo. Cheirographon, «nota manuscrita», no aparece en ningún otro lugar del NT. Introduce la imagen del deudor y el acreedor, utilizada frecuentemente en el AT y el NT para describir la relación entre Dios y los hombres. Tal vez sea una formulación tra­dicional (Lohse), y la frase «con sus cláusulas adversas a nosotros» tal vez sea una interrup­ción redaccional cuya finalidad sea centrar el significado de la fórmula concretamente en la situación colosense. Las cláusulas, los requeri­mientos de la filosofía, serán atacadas en los w. 16 y 20. 15. Las vigorosas imágenes de vic­toria de este versículo -despojamiento de prin­cipados y potestades, exposición de éstos en público espectáculo y marcha en cabeza de un desfile triunfal recuerdan la imagen bélica del peligro con que empezaba esta sección (v. 8), el de que la filosofía podía capturarlos y llevárse­los como botín.
21 (B) La tradición humana (2,16-23). De nuevo la partícula oun, «así pues», marca la transición a una nueva sección. 17. sombra de las cosas que han de venir, a saber, el cuerpo de Cristo: El criterio para juzgar en el v. 16, la observancia de reglas, es una sombra de lo ve­nidero, que es el criterio último para juzgar, a saber, la pertenencia al cuerpo de Cristo (cf. 1 Cor 13,10). Esto se va intensificando hasta el v. 19, donde se acusa a los adversarios de no aga­rrarse a la cabeza. (El uso explicativo de la partícula de tiene paralelos en Rom 3,22; 9,30; Flp 2,8). La segunda mitad de este versículo se suele traducir «pero la sustancia (sôma) perte­nece a Cristo». El versículo se interpreta como un ejemplo del contraste entre sombra y sus­tancia, bien documentado en los escritos filo­sóficos helenísticos. Tal vez se juegue aquí con este contraste, pero, puesto que el cuerpo de Cristo es un tema importante de la carta, el significado principal del versículo se debe bus­car en el desarrollo de ese tema (Láhnemann, Kolosserbrief 135-37). Se trata, pues, de una vi­gorosa afirmación escatológica acerca de la comunidad, afirmación que posteriormente se explica con más detalle en 2,19, donde se ha­bla del crecimiento del cuerpo, y en 3,4, cuan­do se dice a los creyentes que aparecerán glo­riosos con Cristo (cf. Rom 5,14). 18. que nadie os condene, insistiendo en la humildad y en una religión de ángeles: En 3,12 «humildad» es una de las virtudes cristianas, pero aquí tiene algo que ver con las prácticas inaceptables de la fi­losofía. Lohse traduce la palabra por «disposi­ción a servir», señalando que se trata de una actitud cultual. También podría significar el ayuno o algún tipo de mortificación. La hu­mildad era una de las prácticas requeridas por los esenios (1QS 2,24; 3,8; 4,3; 5,3.25; N. Kehl, ZKT 91 [1969] 364-94). religión de ángeles: La cuestión planteada por este gen., «de ángeles», es si los adversarios creían o no unirse a los ángeles en el culto de la divinidad. La mayoría lo consideran un gen. objetivo y lo vinculan con la importancia de los seres celestiales en la falsa doctrina -los espíritus elementales, los principados y potestades-. Esto indicaría que los adeptos de esa filosofía daban culto a esos seres-. La expresión se toma en el presente trabajo como un gen. subjetivo que hace refe­rencia a la unión con los ángeles en el culto (véase F. O. Francis, «Humility and Angelic Worship in Col 2:18», Conflict at Colossae [–> 8 supra] 163-95). Existen pruebas de que en Qumrán se creía en jerarquías de ángeles que daban culto a Dios (véase C. Newsom, Songs of the Sabbath Sacrifice [HSS 27, Atlanta 1985]). Este versículo denuncia que los adver­sarios practicaban ciertas disciplinas con el fin de conseguir acceder al cielo para unirse al culto angélico (F. O. Francis, LTQ 2 [1967] 71-81; C. Rowland, JSNT 19 [1983] 73-83). 20-23. Las restricciones de la filosofía se contrastan con la libertad de los creyentes, que han sido liberados de la tradición humana de las reglas al morir con Cristo en el bautismo.

Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo

en persona… Lit. en carne.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R886 Note la fuerza del tiempo presente en θέλω (un deseo continuo).

R908 El infinitivo εἰδέναι se usa en el discurso indirecto: porque yo deseo que ustedes sepan.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., mi rostro en la carne

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. mi rostro en carne.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[1] Uno de los misterios del Israel del Pacto Renovado es que El Padre e Hijo forman el único YHWH.

[2] Lo recibimos en júbilo y confianza, no dejando que ningún hombre nos seduzca para apartarnos de El.

[3] Nuestra plenitud es en Yahshua y no en ninguna rama de religión.

[4] Todos los Israelitas del Pacto Renovado han sido circuncidados de corazón por Yahshua, a medida que nuestra vieja naturaleza y cuerpo fueron cortados por una nueva naturaleza y cuerpo para ser dados en Su regreso. Ahora que ésto está hecho, la circuncisión física sigue en un tiempo posterior, no al revés como se practica en el Judaísmo tradicional y en la herejía Gálata.

[5] Levantados en una vida nueva, o una nueva naturaleza.

[6] Ésta no es la Torah sino las maldiciones de la mujer adúltera, o Israel, siendo clavadas a la estaca de ejecución como el cumplimiento completo y final de Num 5:23, donde las maldiciones se guardaban en una lista en un libro. Todas las ordenanzas de la Torah que nosotros como Israel quebrantamos, fueron clavadas a la estaca. Además la Torah de YHWH, o cualquier otra parte de Su palabra, no pueden ser contra el hombre sino para el hombre, por cuanto en la Torah misma ella declara que la Torah fue dada para el bien del hombre. Además, si la Torah fue clavada a la estaca, eso significa por definición que el pecado no existe más, ya que donde no hay Torah, el pecado no puede ser cargado. Agradecidamente, sólo la lista de las ordenanzas Israelitas quebrantadas fueron clavadas al madero de el Adon.

[7] Ya que se espera que Israel siga todos los caminos eternos de YHWH, cuando hacemos las ordenanzas eternas, nadie fuera del cuerpo del Israel del Pacto Renovado puede, o tiene el derecho de, juzgar la manera en que celebramos. La premisa aquí no es si celebramos, sino la guía apropiada cuando celebramos. Nadie sino la congregación de Israel, puede guiarnos en la manera en que celebramos. Más aún, el verso 17 establece que cuando hacemos estas fiestas eternas, manifestamos el reino futuro que ha de venir, no cuestiones en el pasado. Así que si la celebración por sí misma es un presagio profético de cosas que vendrán, cómo es que la celebración de ellas lleva a cualquiera de regreso a, o de vuelta “bajo la ley”, cuando Pablo establece justo lo contrario.

[8] Nadie sino Moshiaj y Su pueblo escogido puede guiarnos en abordar las fiestas, ya que otras religiones paganas hacen cosas extrañas tales como adorar la creación, o la autoflagelación.

[9] Las carnales mencionadas en el verso 18. Israel había intercambiado la verdad en la Torah por leyendas Colosenses y “obras de la ley”, i.e., leyes del hombre, tales como la adoración a los ángeles y la falsa humildad, como un metodo de expiación.

Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero

[15] Del dominio que había ejercido en nosotros por el pecado.[19] Los sacramentos son conductos por donde se comunica la vida de la gracia al cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia.

Fuente: Notas Torres Amat